Después de una noche un poco rara, los chicos bajaron a desayunar aún se miraban divertidos y felices, Hestia sonrió ante eso, esos chicos eran una familia y les hacía falta una noche de convivencia

-De acuerdo- dijo Atenea -vamos a seguir leyendo

-¿Quién lo hace?- preguntó Hermes

-Yo- dijo Luke

Nico y Percy intercambiaron miradas

-Recuerda en que acabó el capítulo anterior- dijo Hermes

-Tal vez no sería buena idea- comentó Percy

-Fueron a ver a mi madre ¿No?- dijo Luke- yo voy a leer

Los chicos lo miraron incómodos, pero no dijeron nada más

-Capítulo seis- leyó Luke -mis galletas acaban chamuscadas

-bueno, pobres galletitas- dijo Connor

No te recomiendo un viaje por las sombras si te da miedo: a). La oscuridad.

-De todas formas no quería hacerlo- dijo Travis

-¿Te da miedo la oscuridad?- preguntó Katie

-No- dijo Travis despacio -solo era para agregar algo

-Claro- dijo Chris riendo

b). Los escalofríos que te recorren la columna.

-Cada vez suena más divertido hacer un viaje sombra- dijo Leo con sarcasmo

-hasta dan ganas de intentarlo ahora mismo- dijo Connor en el mismo tono

C. Los ruidos extraños.

-Estoy acostumbrado a eso- dijo Chris

-Como no estarlo si vives con ellos- señaló Miranda

-¡Oye!- se quejó Connor

d). Correr a una velocidad que parece que se te vaya a pelar la piel de la cara.

-Exagerado- murmuró Nico

-Si a Percy que es un suicida no le gustó viajar por las sombras, creo que tampoco deberías hacerlo- comentó Will

-¿Gracias?- murmuró Percy

-Eso fue hace mucho tiempo, Will- dijo Nico

-No es suficiente- contestó Will

En otras palabras, me pareció alucinante.

-Dulce sarcasmo- dijo Piper

-es Percy de quien hablamos- dijo Jason

-Bro- se quejó Percy

No veía absolutamente nada. Sólo notaba el pelaje de la Señorita O'Leary y los eslabones de bronce de su collar, que aferraba con todas mis fuerzas.

-Cien por ciento recomendable- dijo Percy con sarcasmo

-como para una atracción- dijo Leo

-¡Pásele! Viajes sombras por solo 20 dracmas- gritó Connor

-Ni siquiera se les ocurra- masculló Will

Y, de golpe, las sombras se disolvieron para mostrar otro escenario.

-dos escenarios incluidos, definitivamente es una buena opción de diversión- dijo Leo

Estábamos sobre un risco de los bosques de Connecticut. O al menos parecía Connecticut: o sea, montones de árboles, grandes casas y muros bajos de piedra.

-como es el único lugar donde podemos encontrar algo así- bromeó Rachel

-Era Connecticut- afirmó Percy -yo me equivoco, la señorita O'Leary no

-Excelente observación- dijo Apolo

A mis pies se veía por un lado una autopista que cruzaba un barranco y, por el otro, el patio trasero de una finca enorme, aunque parecía más un terreno salvaje que un prado.

-Una buena descripción- dijo Luke

-¿Estás seguro de querer seguir leyendo?- preguntó Hermes

Luke asintió

-De acuerdo- murmuró Hermes

La casa, blanca y de estilo colonial, era de dos pisos.

-suena bastante bien- dijo Connor

-La casa no era el problema- dijo Luke con un estremecimiento

Aunque tuviera la autopista al otro lado de la colina, daba la sensación de estar plantada en medio de la nada.

Nico asintió de acuerdo

-Se oye como un lugar acogedor- murmuró apolo

Se veía luz en la ventana de la cocina. Bajo un manzano, había un columpio viejo y oxidado.

-yo siempre quise uno de esos- dijo Connor -son tan guay

-con todos los monstruos que andan por ahí, no gracias- dijo -miranda

-Podría haber uno en el campamento- dijo Connor

-No creo que a las dríadas les haga mucha gracia y tampoco a muchos de mis hermanos- señaló Miranda

-Pero podríamos divertirnos todos ¿Verdad Quirón?- dijo Connor

-Ya lo veremos, muchacho- dijo el centauro

No me imaginaba a mí mismo en una casa como aquélla, con un patio de verdad y esas cosas.

-Yo también voto por la idea del columpio- dijo Percy -sí, son súper guays y era una bonita casa

Había vivido toda mi vida en un apartamento minúsculo o en internados.

-¿Todo esto tiene que venir?- masculló Percy

-¿Para qué piensas eso?- bromeó Thalia

-Porque nunca creí que a alguien se le ocurriera la fantástica idea de hacer unos libros, cara de pino... De hoy en adelante no voy a pensar- dijo Percy

-No será un gran cambio- comentó Nico

-Nico- murmuró Will

-Solace, vi que también te reíste- dijo Nico

Percy les sacó la lengua

Si realmente aquélla era la casa de Luke, me pregunté por qué habría querido marcharse de allí.

Percy se sonrojó

-Y de nuevo, la casa no era el problema- murmuró Luke con un suspiro

La Señorita O'Leary se tambaleó. Nico ya me había advertido que un viaje por las sombras la dejaría agotada, así que me deslicé por su lomo y bajé.

-Y con eso le quitaste un gran peso de encima- bromeó Leo

-son tan malos conmigo- dijo Percy con un puchero

Ella soltó un bostezo descomunal, con todos los colmillos al aire (habría intimidado incluso a un tiranosaurio Rex),

-Para qué quieres un tiranosaurio rex, teniendo a la señorita O'Leary- dijo Frank

-Oye Frank ¿Podrías...

-no Leo, no voy a intentar ser un tiranosaurio, ni siquiera sé si es posible- dijo Frank

-Pero podrías intentarlo- dijo Leo

-no- dijo Frank

-Amargado- dijo Leo

Los dioses los miraron con confusión, excepto por Poseidón que lo había descubierto en el viaje al mar y con tantas cosas, se le había olvidado informar a los demás dioses... Bueno, ya lo descubrirían... Algún día

giró en redondo y se desmoronó con todo su peso, haciendo temblar el suelo.

-Ese temblor se sintió hasta el campamento Júpiter- bromeó Jason

-y en el Mestizo- dijo Connor -ahora sabemos quién es la culpable

Nico apareció justo a mi lado, como si las sombras se hubieran adensado hasta darle forma. Dio un traspié, pero lo agarré del brazo.

Will miraba a Nico con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados, Nico fingió no darse cuenta.

Estoy bien —acertó a decir, restregándose los ojos.

— ¿Cómo lo has hecho?

Es sólo cuestión de práctica. Unos cuantos porrazos contra un muro, unos cuantos viajes improvisados a China...

-¿A China?- preguntó Will

-No es como que yo hubiese querido ir a China- masculló Nico

-¡¿Hiciste todo el camino en viaje sombra hasta China?!- volvió a decir Will

-Basta- murmuró Nico

-Al menos ahora lo tienes prohibido- dijo Nico

-Tú no me mandas, Solace- dijo Nico

-Soy tu doctor- dijo Will

Los chicos y un par de dioses los miraban divertidos

La Señorita O'Leary empezó a roncar. De no haber sido por el rugido del tráfico que subía de la autopista, seguro que habría despertado a todo el vecindario.

-Y creo que no les habría hecho mucha gracia- dijo Luke

-Pero no habrían sabido de que se trataba- comentó Thalia

-Habrían pensado que tal vez se trataba de un camión demasiado grande- asintió Luke

-O incluso un ferrocarril en medio de la carretera- bromeó Thalia

— ¿Tú también te vas echar una siesta? —le pregunté a Nico.

Negó con la cabeza.

La primera vez que viajé por las sombras estuve inconsciente una semana.

-¡Nico!- dijo Will

-¡Percy!- masculló Nico

-Yo no tengo la culpa- se defendió Percy

-Nico, no puedes abusar así de tus poderes- dijo Reyna

-Y aun así viajaste a China- dijo Will

-Realmente es muy peligroso viajar por las sombras- dijo Hades

Nico lo miró como si le hubiera salido un tercer ojo

-al menos ya lo tiene prohibido- agregó amablemente Hazel

-Gracias- masculló Nico -basta de esa mirada Solace

Ahora sólo me deja un poco adormilado, aunque no puedo hacerlo más de una o dos veces por noche.

-Nada más- murmuró Jason

Nico gruñó

-¿Querías viajar más de dos veces por noche?- preguntó Will seriamente

-No lo dije por eso- se defendió Nico

Los demás chicos trataban de mantener la seriedad, sin mucho éxito

-Basta de esa mirada, Solace- dijo Nico

La Señorita O'Leary no se moverá de aquí en un buen rato.

-Ella no es tan necia como otros- comentó Jason

-¿De qué lado estás?- gruñó Nico

-en este momento, del lado de Will- dijo Jason

-Uhhh- corearon los Stoll

Will le dio a Nico una mirada de suficiencia, Nico rodó los ojos

Así que tenemos tiempo de sobra. —Observé con atención la casa colonial blanca—. Bueno, ¿y ahora qué?

Ahora llamamos al timbre.

-Obviamente Percy ¿Que esperabas?- preguntó Thalia

-Que pudiéramos espiar la casa desde afuera- dijo Percy

-Eso no nos habría ayudado- dijo Nico -teníamos que hacerlo

Si hubiera sido la madre de Luke, no les habría abierto la puerta de noche a dos chicos desconocidos.

-Buen punto- dijo Reyna

-Y mucho menos con su pinta- dijo Rachel

-Espero que hables solo por Percy- dijo Nico

-Vaya gracias- dijo Percy

Pero aquella mujer no se parecía en nada a la madre de Luke.

-¿Y cómo habrías de saberlo si no la conocías?- preguntó Apolo

Percy se encogió de hombros

Eso lo supe incluso antes de llegar a la puerta principal.

-Sentido de semidiós- dijo Connor

-Muy útil a veces- comentó Travis

-y otra no tanto- dijo Percy

En el sendero lateral había una hilera de esos animalitos de peluche que venden en las tiendas de regalos. Leones, cerditos, dragones e hidras en miniatura, e incluso un minotauro diminuto en pañales.

-¿dónde consigo uno de esos?- preguntó Connor

-No tengo ni idea- dijo Luke

-De esa forma el minotauro no da tanto miedo- comentó Percy

-Yo quiero un dragón- dijo Leo

-Ya tienes a Festus- dijo Calipso

-Pero sería como un mini Festus- dijo Leo

Calipso rodó los ojos, pero le dio una pequeña sonrisa

A juzgar por su penoso estado, aquellos muñecos llevaban allí fuera mucho tiempo: al menos desde el deshielo de la última primavera.

-Era para que admiraran el cambio de las estaciones- dijo Travis

Deméter lo miró con una ceja alzada

-bien jugado, hermano- susurró Chris haciendo sonrojar a Travis

Entre los cuellos de una hidra había empezado a brotar un arbusto.

-Es tu turno para decir algo ingenioso- susurró Chris a Connor

-Cállate- murmuró Connor sonrojado

El porche estaba plagado de móviles de campanillas, y sus pedacitos relucientes de vidrio y metal tintineaban al viento.

Luke dio un suspiro

Las cintas de latón producían un murmullo como de gotas de agua y me recordaron que tenía que usar el baño.

-¿Y cómo se te pudo olvidar que tenías que usar el baño?- preguntó Leo

-No lo sé, la presión del momento- comentó Percy

-Es tan normal que eso te pase- bromeó Thalia

-De hecho sí podría ser normal, con todo lo que estaba pasando- dijo Annabeth

-Y aquí viene la chica lista a defender al pringado- dijo Clarisse

No entendía cómo podía soportar la señora Castellan todo aquel ruido.

-Creo que pronto lo vas a entender- dijo Luke

Percy hizo una mueca

La puerta estaba pintada de color turquesa. Arriba aparecía el apellido en inglés —Castellan—, y debajo figuraba en griego: Dioikhthz jrouriou.

Nico me miró.

— ¿Listo?

-En realidad no- dijo Percy -pero no me diste tiempo ni de arrepentirme

-Porque sabía lo que sucedería si te daba tiempo de algo- dijo Nico -aún no estabas seguro del plan

-¡Era un plan muy atemorizante!- dijo Percy

-Pero era bueno- se defendió Nico

En cuanto llamó, la puerta se abrió de par en par.

— ¡Luke! —exclamó alegremente la anciana.

Hermes miró el libro con confusión ¿Por qué la madre de Luke lo confundiría de tal manera?

Tenía el aspecto de una persona aficionada a meter los dedos en los enchufes.

-Lo siento- murmuró Percy

-Está bien- dijo Luke

Su pelo blanco parecía salir disparado en todas direcciones.

Percy se sonrojó

Llevaba un vestido rosa repleto de trozos chamuscados y manchas de ceniza.

-Que observador- comentó Jason

-¿Ya les he dicho que odio esto?- preguntó Percy

-Sí, en realidad lo has dicho como unas dos mil veces- dijo Leo

Al sonreír, el cutis se le ponía tirante, y la luz de alto voltaje que brillaba en sus ojos me hizo preguntarme si sería ciega.

-no, no lo es- murmuró Luke con la voz un poco entrecortada

-¿Seguro que quieres seguir con la lectura?- preguntó Hermes

-Oh déjalo, después de todo lo que ha hecho ¿en qué le puede afectar un capítulo?- bufó Hera

Hermes le dio una mala mirada

— ¡Ay, mi querido muchacho! —dijo, abrazando a Nico. Yo estaba tratando de comprender por qué lo confundía con Luke (no se parecían en nada),

-Obviamente- dijo Will

-estaba claro que tú dirías eso- dijo Afrodita guiñando un ojo

-Si lo piensan de esta manera, todos tienen un aire de familia- comentó Apolo

-Por los dioses- dijo Hazel

-Los dioses no tienen ADN- dijeron Nico, Percy, Annabeth, Jason y Piper

-Que horro- murmuraron los Stoll

Los demás se limitaron a hacer muecas

-Vaya chicos, eso me ofende- dijo apolo

cuando me sonrió y exclamó—: ¡Luke!

Se desentendió de Nico y me dio un abrazo.

-Bueno, Percy y Luke se parecen aún menos- dijo Thalia

-Y Annabeth da gracias a los dioses por ello- bromeó Piper

-¿Es en serio?- masculló Annabeth

Piper le dio una pequeña sonrisa

Olía a galletas carbonizadas. Era tan flaca como un espantapájaros, pero eso no le impidió estrujarme hasta dejarme casi sin aliento.

Percy se sonrojó -Lo lamento, esto es incómodo

-Ya falta menos- dijo Jason

-Gracias a los dioses- dijo Percy

— ¡Vamos, entra! —insistió—. ¡Tengo preparado tu almuerzo!

-Y no necesitó decirlo dos veces- dijo Rachel

Percy sonrió con inocencia

Nos hizo pasar a la sala de estar, que era todavía más extraña que la entrada.

-Ahí no existe una definición exacta de extrañeza- dijo Luke

Hermes lo miró con una ceja alzada

Había espejos y velas por todas partes, hasta en el último rincón. No podías mirar a ningún lado sin verte reflejado.

-Eso suena muy bien para mí- comentó Afrodita

Piper suspiró

-Hay leyendas mortales que dicen que los fantasmas se reflejan en los espejos- comentó Rachel

-no hagas caso- dijo Apolo -es solo Hades tratando de divertirse, no hay de que preocuparse

-Por supuesto que no- bufó Hades -yo no haría eso

-Claro- murmuró Poseidón

Sobre la repisa de la chimenea, un Hermes de bronce se desplazaba con el minutero de un reloj.

-¡Oh, por mí! ¿Tienes un reloj con tu imagen?- gritó Apolo -y díganme ¿Yo que tengo en esa época mortal? Al menos espero unos posters de tamaño natural

-Deja de ser tan dramático- bufó Artemisa

Intenté imaginarme al dios de los mensajeros enamorándose de aquella mujer, pero la idea resultaba demasiado estrafalaria.

-Hermes es estrafalario- dijo Apolo sin mucha importancia

-El dios de lo estrafalario ha hablado- comentó Hermes

Entonces me fijé en la foto enmarcada que había al lado del reloj. Me quedé de piedra.

-Claro, no puedes visitar una casa y no fijarte en las fotos- comentó Connor

-Así como cuando Annabeth y Thalia vieron las tuyas- dijo Piper

-Pero no fue en su casa- dijo Thalia

-Eso lo hizo más divertido- comentó Annabeth

-¡Listilla!- se quejó Percy

Era exactamente igual que el boceto de Rachel: Luke en torno a los nueve años, con el pelo rubio y una amplia sonrisa en la que faltaban dos dientes.

Luke se sonrojó

-Acosadora- canturrearon los Stoll

Rachel también se sonrojó

No tenía todavía la cicatriz en la cara y eso lo hacía parecer otra persona: un chico más feliz y despreocupado.

-Ten en cuenta que tenía nueve años- comentó Chris

Luke no supo si era un cumplido o no

¿Cómo era posible que Rachel conociera aquella fotografía?

-Sexto sentido- canturrearon los Stoll

-Acoso- dijo Leo

-es el oráculo- protestó Apolo

— ¡Por aquí, cariño! —La señora Castellan me llevó hacia la parte trasera—. ¡Ya les había dicho yo que volverías! ¡Lo sabía!

-Ok, la mujer es estrafalaria, pero eso no es motivo suficiente para irte de tu casa- comentó Apolo

-si así fuera, ya te habríamos echado a ti hace muchos años- dijo Artemisa

-Tal vez si dejaran que leyeran sabrían el porqué de las cosas- masculló Atenea

Nos sentó junto a la mesa de la cocina. Amontonados en la encimera, había centenares —no exagero: centenares— de envases de plástico con sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada.

-ahora entiendo por qué casi nunca comías sándwiches de mantequilla de cacahuate y mermelada- dijo Chris

-Son buenos, pero...-Luke se encogió de hombros dejando la idea incompleta

Los de más abajo estaban verdes y enmohecidos, como si llevaran allí una eternidad. El olor me recordó a mi taquilla de sexto curso, lo cual no era muy buena referencia que digamos.

-Eso le abre el apetito a cualquiera- dijo Leo con sarcasmo

-Eso es asqueroso- dijo Afrodita con una mueca

-Tampoco es que Ares huela mejor- comentó Apolo

Ares le dio una mirada asesina

Encima del horno había una serie de bandejas, cada una con una docena de galletas chamuscadas.

-Aunque estén chamuscadas, suelen ser comestibles- dijo Connor

-¿Es en serio?- preguntó Miranda

-nunca hay que dejar una comida si aún es comestible- dijo Connor

-Esa filosofía me gusta, hermano- dijo Travis

Del fregadero asomaba una montaña de envases vacíos de zumo de frutas. Y, apoyada en el grifo, una Medusa de peluche parecía vigilar aquel inmenso desbarajuste.

-La Medusa de peluche sí da tanto miedo como la real- dijo Percy

-Al menos a esta sí la pudiste ver bien- dijo Grover

-Imaginen ir por la noche a buscar un zumo de frutas- murmuró Luke

-Suena como toda una aventura- dijo Connor

La señora Castellan se había puesto a tararear mientras sacaba mermelada y mantequilla de cacahuete y empezaba a preparar un nuevo sándwich. Venía un olorcillo a quemado del horno. Intuí que había más galletas cociéndose.

-Bueno Percy, ahora has hecho que quiera unas galletas- dijo Travis

-En realidad, tengo que estar de acuerdo con eso- dijo Katie

-Acaban de desayunar- protestó Chris

-Yo también quiero- dijo Percy

Hestia los miró con una sonrisa y apareció galletas (no chamuscadas) para todos

-Gracias- corearon los chicos

En la ventana, encima del fregadero, se veían pegadas docenas de fotos pequeñitas, sin duda recortadas de anuncios de revistas y periódicos: imágenes de Hermes sacadas del logo de una empresa de envío de flores y de otra de limpieza a domicilio, y también imágenes de caduceos recortadas de anuncios médicos (la vara rodeada de dos culebras, símbolo del dios y también de la medicina).

-De acuerdo- dijo apolo despacio -eso es raro

-Lo dice el dios que tiene fotos de él mismo por todo su palacio- bufó Artemisa

-Eso es cierto- dijo Will con un estremecimiento

-Es la mejor imagen que puedes ver al irte a dormir y al despertar ¿No es cierto Will?- dijo Apolo

Will se sonrojó -Sí claro

-Ese tono no deja lugar a dudas- se burló Hermes

-¿Van a seguir actuando como críos o podemos seguir leyendo?- bufó Hera

-Yo voto por seguir actuando como críos- dijo Apolo, ganándose una mirada terrible

Se me cayó el alma a los pies. Quería salir corriendo, pero la señora Castellan no paraba de sonreírme mientras me preparaba el sándwich, como para asegurarse de que no me daba a la fuga.

-Has peleado con los peores monstruos y ¿Quieres salir corriendo de ahí?- bufó Dionisio

-No podría culparlo- susurró Luke para sí mismo

Nico tosió discretamente.

-Realmente no fue tan discreto- dijo Percy

-Por supuesto que sí- se defendió Nico -además querías salir de ahí ¿no?

-Salvado por tu primo menor- bromeó Will

Eh... ¿señora Castellan? —dijo.

— ¿Hum?

Hemos de hacerle unas preguntas sobre su hijo.

-Percy es el poli bueno, Nico será el poli malo- dijo Leo con fingida seriedad

-No sé a quién tenerle más miedo- bromeó Travis

-Vaya gracias- murmuró Percy

— ¡Ah, sí! Ellos me dijeron que nunca volvería. Pero yo sabía que no era cierto. —Me dio unas palmaditas cariñosas en la mejilla, dejándomela pringada de mantequilla.

— ¿Cuándo lo vio por última vez? —preguntó Nico.

-Ese interrogatorio suena como el de las series policíacas- dijo Connor

Quirón se aclaró la garganta -¿Y en donde han visto esas series? ¿Estuvieron buscando en la casa grande? Saben lo peligroso que es usar aparatos electrónicos

-Atrapados- gritó Leo

-tenías que decirlo- dijo Travis -sigue leyendo- murmuró

Su mirada pareció desenfocarse.

Era muy joven cuando se fue —dijo con tristeza—. Estaba en tercer curso. ¡Demasiado pronto para fugarse! Me dijo que volvería a almorzar. Y yo esperé.

A Luke le tembló un poco la voz en esa línea

Le gustan los sándwiches de mantequilla de cacahuete, las galletas y el zumo de frutas. —Me miró de repente y sonrió—. Bueno, Luke, ¡y aquí estás! Hay que ver lo guapo que te has vuelto. Tienes los ojos de tu padre.

-Bueno técnicamente en eso tiene razón- dijo Rachel

-¿Tiene razón en que se ha vuelto guapo o que tiene los ojos de su padre?- preguntó Thalia

-Thalia- masculló annabeth

-Me refería a lo de los ojos- murmuró Rachel

-Oh dioses- dijo Hazel -¿Por qué son tan malos?

-Es lo que yo llamo unión familiar- bromeó Thalia

-Yo sí estoy de acuerdo en que el chico se ha puesto muy guapo- dijo Afrodita

-¡Mamá!- se quejó Piper

Se volvió hacia las imágenes de Hermes en la ventana—. Un buen hombre, ya lo creo. Viene a verme, ¿sabes?

Los dioses voltearon a ver con incredulidad a Hermes

El reloj seguía resonando con su tictac en la sala. Me limpié la mantequilla de la cara y miré suplicante a Nico, en plan: « ¿Podemos largarnos ya?».

-Y no me hizo caso- se quejó Percy

-Todavía no habíamos obteniendo la información- se defendió Nico

Señora —dijo él—, ¿qué... hum... qué le pasó en los ojos?

-Y al parecer le has pegado lo impertinente- dijo Will

-Vaya solace, gracias- dijo Nico

-Es el resultado de estar tanto tiempo con Percy- dijo Jason

-Gracias bro- murmuró Percy

Miraba de un modo raro, como si estuviera tratando de enfocarlo a través de un calidoscopio.

Pero, Luke, si tú ya lo sabes... Fue justo antes de que nacieras. Yo siempre había sido especial: veía a través de... esa cosa, como se llame.

Inconscientemente o tal vez no tanto, las miradas fueron hacia Rachel

— ¿La Niebla? —apunté.

Sí, cariño —asintió—. Y ellos me ofrecieron un trabajo muy importante.

¡Fíjate si era especial!

-No- murmuró Hermes mirando mal a Apolo como si fuera su culpa

-yo no soy el culpable- se defendió Apolo -creo

Le eché un vistazo a Nico, que estaba tan perplejo como yo.

-No ves algo así todos los días- murmuró Nico -y tú queriéndote ir

— ¿Qué clase de trabajo? —pregunté—. ¿Y qué sucedió?

La señora Castellan frunció el entrecejo y el cuchillo se detuvo sobre la rebanada de pan.

-¿Por qué siempre haces preguntas cuando alguien sostiene un arma?- preguntó Poseidón

-Es la adrenalina del momento- dijo Percy con una sonrisa inocente

Santo cielo, la cosa no salió bien. Tu padre ya me advirtió que no lo intentara. Me dijo que era demasiado peligroso. Pero yo tenía que hacerlo. ¡Era mi destino!

-Por eso tu reacción cuando dije que lo tenía que hacer- dijo Rachel

Percy asintió con la cabeza

-Yo sigo sin entender- dijo Leo

-Lo harás-. Comentó Percy

Ni siquiera ahora puedo sacarme las imágenes de la cabeza. Hacen que lo vea todo borroso. ¿Queréis unas galletas?

-Esa es una buena frase para acabar con una conversación- dijo Leo

-Hablando de galletas, tienes la barbilla llena de moronas- dijo Calipso riendo

-Eso me hace aún más sexy, nena- dijo Leo

Sacó una bandeja del horno y plantó sobre la mesa una docena de grumos de chocolate carbonizados.

Luke fue muy bueno —musitó la señora Castellan—. Se marchó para protegerme, ¿sabes? Me dijo que si él se marchaba, los monstruos ya no me amenazarían. Pero le dije que los monstruos no son ninguna amenaza. Se pasan el día ahí fuera, en el sendero, y nunca entran. —Tomó la pequeña Medusa de peluche que estaba junto al grifo—. ¿Verdad, señora Medusa? No, ¡qué van a ser una amenaza!

-Si dices que el peluche era tan terrorífico como la de verdad, eso explicaría por qué los monstruos no se acercan- dijo Connor

-Eso sería una buena manera de verlo- dijo Luke -en realidad no sé de donde sacaba tanto muñecos

Me dedicó una sonrisa radiante—. ¡Estoy tan contenta de que hayas vuelto a casa! ¡Sabía que no te avergonzabas de mí!

Luke se sonrojó furiosamente, aun así ningún chico se atrevió a decir nada

Me removí en mi asiento. Me imaginé en la piel de Luke, sentado ante aquella mesa, con ocho o nueve años, y empezando a darme cuenta de que mi madre no estaba en sus cabales.

Hermes miró el libro con una mueca, el hecho de que no se sintiera seguro en su propia casa explicaba todo su resentimiento hacia él

Señora Castellan —le dije.

Mamá —me corrigió.

Sí, eso.

-Qué buena respuesta- dijo Luke

¿Ha visto a Luke desde que se marchó de casa?

— ¡Pues claro!

No podía saber si eran imaginaciones suyas.

-no lo eran- dijo Luke con una mueca

Hermes se removía incómodo en su trono

Al fin y al cabo, cada vez que se presentara el cartero ella debía de creer que era Luke. Pero Nico se echó hacia delante, interesado.

-tú estabas dejando pasar la información- se quejó Nico

-no sabía que estábamos buscando- se defendió Percy

— ¿Cuándo? —preguntó—. ¿Cuándo la visitó por última vez?

Bueno, fue... Ay, cielos... —Una sombra cruzó su rostro—. La última vez se lo veía muy cambiado. Una cicatriz. Una cicatriz terrible y una voz tan dolida...

Luke se aclaró la garganta antes de seguir leyendo

Sus ojos —dije—. ¿Eran de oro?

— ¿De oro? —Parpadeó—. No, qué tontería. Luke tiene los ojos azules. ¡Unos preciosos ojos azules!

-¿Eso es cierto, Annabeth?- preguntó Connor

Annabeth se sonrojó -No lo sé, porque no le preguntas a Thalia... O Miranda

Luke se sonrojó

-¡Annabeth!- chillaron Thalia y Miranda al mismo tiempo

A cierta diosa de la luna no le hizo mucha gracia

-Wow, sí trae consecuencias juntarse con Percy- dijo Travis

Annabeth y Percy chocaron los cinco

Así que Luke había estado allí, y había sido antes del último verano: antes de convertirse en Cronos.

Señora Castellan. —Nico le puso una mano en el brazo—. Esto es muy importante. ¿Luke le pidió algo?

-Eres un buen investigador, sombritas- dijo Nico

-Tengo que hacer el trabajo pesado- murmuró Nico

-De nuevo, yo no sabía que estábamos buscando- dijo Percy

Ella arrugó la frente, tratando de recordar.

Mi... Mi bendición. ¿No lo encontráis bonito? —Nos miró indecisa—. Se iba a un río, y me dijo que necesitaba mi bendición. Yo se la di, por supuesto.

-Luke- murmuró Hermes

Y con la mención del río y su bendición, los dioses que aún no lo habían entendido lo hicieron y los demás confirmaron sus sospechas

-Perseus no puedes seguir los mismos pasos- dijo Poseidón palideciendo -es un horrible plan

-Fue idea de Nico- dijo Percy

-Pero funcionó- se defendió Nico

-Percy...- suspiró Poseidón

Nico me miró con aire triunfal.

Gracias, señora —dijo—. Eso es todo lo que...

Ella sofocó un grito y, bruscamente, se dobló sobre sí misma. La bandeja de las galletas se estampó en el suelo. Nico y yo nos pusimos de pie de un salto.

Luke miró el libro con una mueca, él mismos había visto esa escena a lo largo del tiempo

— ¡Señora Castellan! —exclamé.

— ¡Ah! —La anciana se incorporó.

Me aparté instintivamente y estuve a punto de caerme sobre la mesa de la cocina, porque sus ojos... tenían un intenso resplandor verde.

Un jadeo grupal se oyó en la sala

-apolo- masculló Hermes

-Hey no quieras culparme a mí, tú oíste lo que decía el libro ¡Le advertiste! Además si quieres culpar a alguien que sea a Hades- masculló Apolo

-¿Y por qué esto habría de ser mi culpa?- dijo Hades -mejor culpen al señor melodramático

Zeus fingió no oírlo

-Y al parecer aún no han entendido nada- murmuró Hestia

Mi niño —dijo con una voz ronca y mucho más grave—. ¡Debo protegerlo! ¡Hermes, socorro! ¡Mi niño, no! ¡Ese destino no!

Agarró a Nico de los hombros y empezó a sacudirlo como si quisiera hacérselo comprender.

— ¡Ese destino no! —repitió.

El libro cayó de las manos de Luke -No puede ser- murmuró -¿Ella lo vio?

Nico y Percy asintieron incomodos

-Por los dioses- dijo Hazel

Todos se mantuvieron en silencio durante un momento, Luke volvió a tomar el libro con pesadez y continuó leyendo

Nico emitió un grito ahogado y la apartó. Agarró con firmeza la empuñadura de su espada.

Percy, vámonos de aquí... —dijo.

-Y te quejabas de Percy- dijo Thalia

Nico rodó los ojos

De repente, la anciana empezó a derrumbarse. Me eché hacia delante, la sujeté antes de que se diera con el canto de la mesa y a duras penas conseguí sentarla en una silla.

-Y todo porque Nico solo se quedó viendo- dijo Percy

-Que afán de molestarme- masculló Nico

-solo para no ser el único al que molestan- dijo Percy

Nico bufó

— ¿Señora Castellan?

Murmuró algo incomprensible y sacudió la cabeza.

Cielos... Se me han caído las galletas. Tonta de mí.

Pestañeó y sus ojos recobraron su aspecto normal (o al menos, el que tenían antes). El brillo verde había desaparecido.

-bueno al parecer todo volvió a la normalidad- murmuró Luke -como siempre

— ¿Se encuentra bien?

Claro, querido. Perfectamente. ¿Por qué lo preguntas?

Le eché una mirada a Nico, que me dijo con los labios: « Larguémonos».

-¿Que decías de mí?- se quejó Percy

Nico rodó los ojos

Señora Castellan, nos estaba explicando una cosa —le dije—. Sobre su hijo.

-Siempre llevándose la contraria- dijo Thalia -uno se quiere ir, el otro no

-A veces actúan igual que sus padres- dijo Apolo

-nosotros no somos así- dijeron Poseidón y Hades al mismo tiempo

— ¿De veras? —Murmuró, distraída—. Sí, sus ojos azules. Hablábamos de sus ojos azules. ¡Un chico tan guapo!

Tenemos que irnos —dijo Nico con tono acuciante—. Le diremos a Luke... hum... le daremos recuerdos de su parte.

-Wow Nico, esa fue la frase del año- dijo Thalia

-.Cállate, cara de pino- dijo Nico un poco sonrojado

Pero ¡no podéis marcharos! —Se puso de pie, tambaleante, y retrocedí.

Varios de los chicos le dieron miradas sorprendidas

Me sentía idiota por asustarme de una frágil anciana, pero aquel cambio que había experimentado su voz, y aquella manera de agarrar a Nico...

-y aun así seguías haciendo 'preguntas- bufó Nico

-Al principio era tú el que no quería irse- se defendió -Percy

Hermes vendrá pronto —nos aseguró—. ¡Querrá ver a su hijo!

Quizá la próxima vez —dije—. Gracias por... —Bajé la vista hacia las galletas carbonizadas, que habían quedado esparcidas por el suelo—. Gracias por todo.

Luke suspiró

Ella trató de retenernos, nos ofreció zumo de frutas, pero yo quería salir cuanto antes de allí. En el porche me agarró repentinamente de la muñeca, dándome un susto de muerte.

-Me alteré, lo siento- murmuró Percy

-Nadie te puede culpar por eso- suspiró Luke

Al menos ten cuidado, Luke —suplicó—. Prométeme que te mantendrás a salvo.

Sí... mamá.

-Se lo diré a Sally- dijo Thalia

Percy la miró horrorizado -Ni siquiera lo pienses, cara de pino

Eso le arrancó una sonrisa. Me soltó y, mientras cerraba la puerta, la oí hablar con las velas de la sala.

— ¿Lo habéis oído? Estará a salvo. ¡Ya os lo había dicho!

Todos guardaron un prudente silencio

En cuanto cerró del todo, Nico y yo echamos a correr.

Los animalitos de peluche parecían sonreírnos cuando cruzamos el sendero.

-Lo describes de una manera tan tétrica- murmuró Connor

-Ya no quiero ningún animal de peluche- dijo Travis

Arriba, en lo alto del risco, la Señorita O'Leary había encontrado una amiga.

Percy sonrió

A la luz de una hoguera que chisporroteaba entre un cerco de piedras, vi a una niña de unos ocho años, sentada con las piernas cruzadas, rascándole las orejas a la perra del infierno.

-Espero que no hayas pensado nada imprudente- dijo Nico

-¿No has aprendido que todos los pensamientos de Percy son imprudentes?- preguntó Thalia

-Cierto- dijo Nico

Llevaba un sencillo vestido marrón y un pañuelo en la cabeza que le daba todo el aire de ser la hija de un colono: como un fantasma de La casa de la pradera o algo parecido. Removió con un palo la hoguera, que resplandeció con un rojo más intenso que el fuego normal.

Los dioses miraron a Hestia sorprendidos, no era muy usual que la diosa fuera a visitar a los héroes

Hola —dijo.

Mi primer pensamiento fue: un monstruo.

-Percy- gruñó Nico

-Lo siento- dijo Percy con un sonrojo de vergüenza -no debía quien era

Nico rodó los ojos

Cuando eres un semidiós y te tropiezas con una dulce niña en medio del bosque, lo más recomendable es desenvainar la espada y lanzarte al ataque.

-Tienes razón -comentó Hestia

-Pero no puedes atacar hasta estar seguro de con quienes estás tratando- dijo Quirón

El encuentro con la señora Castellan, además, me había puesto más nervioso de la cuenta.

Nico, sin embargo, le hizo una reverencia.

-De no ser por Nico, Percy habría atacado- dijo Will

-Por supuesto que no- se defendió Percy

Hola de nuevo, señora.

Ella me estudió con unos ojos tan rojos como las llamas. Decidí que lo mejor sería inclinarme también.

-Esa es una buena opción- comentó Apolo

Siéntate, Percy Jackson —dijo—. ¿Te apetece cenar algo?

Después de ver tantos sándwiches mohosos y galletas chamuscadas no tenía demasiado apetito, pero la niña agitó una mano y apareció junto al fuego un picnic completo. Había bandejas de rosbif, patatas asadas, zanahorias cocidas con mantequilla, pan recién hecho y un montón de cosas que hacía mucho que no probaba.

-Y en ese momento se le olvida todo y solo quiere comer- dijo Jason

-Bro, me conoces tan bien- dijo Percy

-ahí ya no le importan los sándwiches mohosos- dijo Thalia

-Era comida- dijo Percy

Mi estómago empezó a rugir. Era el tipo de comida casera que se supone que la gente debería comer pero nunca come.

-Y faltaron los cereales- se quejó Deméter

La niña hizo aparecer también una galleta para perros de metro y medio y se la dio a la Señorita O'Leary, que se apresuró a desmenuzarla alegremente.

-Y así Percy, es cómo se consigue una galleta de metro y medio- dijo Leo

-¿Cómo no lo imaginé antes?- dijo Percy

Me senté junto a Nico y nos servimos. Estaba a punto de ponerme a zampar cuando lo pensé mejor.

-bien hecho- dijo annabeth

Percy sonrió

Arrojé una parte de mi comida a las llamas, como hacía en el campamento, y murmuré:

Por los dioses.

Apolo le guiñó el ojo -Algunos suelen ser muy temperamentales

-Algunos...- murmuró Will

La niña sonrió.

Gracias. Como guardiana de la llama, me llevo una parte de cada sacrificio, ¿sabes?

Ahora la reconozco —le dije—.

-Disculpe, Percy es un 'poco lento- comentó Nico

-Así es siempre- dijo Thalia

La primera vez que entré en el campamento usted estaba sentada junto al fuego, en medio de la zona comunitaria.

No te paraste a hablar conmigo —recordó ella con tristeza—. Como la mayoría.

Todos los chicos se sonrojaron de vergüenza

Nico sí me habló. Fue el primero en muchos años. Todos andan con prisas, no tienen tiempo de visitar a la familia.

Hestia suspiró

-Lo sentimos- dijeron los chicos con vergüenza

Usted es Hestia —dije—. La diosa del hogar.

-Como dije, es un poco lento- dijo Nico

-Bastante lento- dijo Thalia

-Son muy molestos- dijo Percy

Ella asintió.

Vale... así que tenía una apariencia de ocho años. No pregunté por qué. Ya había aprendido que los dioses podían presentar el aspecto que quisieran.

-Al menos no tuviste la imprudencia de preguntar- murmuró Thalia -ya es una avance

— ¿Y cómo es, señora —preguntó Nico—, que no está luchando contra Tifón con los demás olímpicos?

-no podría hacerlo- suspiró Hestia

No estoy hecha para luchar. —Sus ojos rojos destellaron. No sólo reflejaban las llamas de la hoguera, advertí entonces, sino que estaban verdaderamente en llamas. Aunque no como los ojos de Ares.

-Y eso es algo bueno- murmuró Apolo

Los suyos eran cálidos y acogedores—. Además, alguien tiene que mantener encendido el fuego del hogar mientras los dioses están fuera.

— ¿Así que usted está custodiando el monte Olimpo? —proseguí.

« Custodiar» es mucho decir. Pero si alguna vez necesitas un lugar cálido donde reposar y una comida casera, tu visita será bien recibida. Y ahora, come.

-y no necesitó decirlo dos veces- dijo Piper

-Siempre sí tenía hambre- murmuró Percy

Vacié mi plato en un periquete, casi sin darme cuenta. Nico se zampó el suyo igual de rápido.

-Muy bien Nico, debes comer- dijo Will

Estaba buenísimo —dije—. Gracias, señora Hestia.

Volvió a asentir.

— ¿Ha sido agradable la visita a May Castellan?

-Interesante sería la palabra adecuada- dijo Nico

Por un momento, casi se me había olvidado aquella anciana de ojos relucientes y sonrisa demente. Y también el ataque que le había dado, como si estuviera poseída.

— ¿Qué le pasa exactamente? —pregunté.

-Tal vez si le preguntaran a Hades- murmuró Apolo

-Y dale con lo mismo- masculló Hades

Nació con un don. La capacidad de ver a través de la Niebla.

Como mi madre —dije. Y pensé: « Como Rachel» —. Pero ese resplandor que tenía en los ojos...

Rachel le dio una media sonrisa

Algunos sobrellevan mejor que otros el maleficio de la visión —dijo la diosa con tristeza—. Durante un tiempo May Castellan llegó a reunir muchas cualidades. Llamó la atención del mismísimo Hermes. Tuvieron un niño precioso. Durante un breve período, ella conoció la felicidad. Luego fue demasiado lejos.

-Pero ¿Por qué con ella no funcionó y con Rachel sí?- preguntó Leo

-Tengo la sospecha de que lo sabrás- dijo Bianca

Nico le dio una mirada horrorizada -Yo espero que no

Recordé lo que había dicho la señora Castellan: « Me ofrecieron un trabajo muy importante... La cosa no salió bien». ¿Qué clase de trabajo podía dejarte en tal estado?

-Pues no es tan malo el trabajo... A veces- comentó Rachel

O sea, que era la mar de feliz —dije— y, de repente, se encontró muerta de miedo, aterrorizada por el destino de su hijo, como si supiera ya que Luke se convertiría en Cronos. ¿Qué sucedió para... que su vida se partiera en dos de esa manera?

Luke suspiró

El rostro de la diosa se ensombreció.

Es una historia que no me gusta contar. Pero May Castellan vio demasiado. Si quieres comprender a tu enemigo Luke, has de comprender a su familia.

-Ese es un consejo muy bueno- comentó Artemisa -tal vez todos deberíamos utilizarlo

Pensé en las patéticas imágenes de Hermes que había pegadas encima del fregadero. Me pregunté si la señora Castellan ya estaba tan loca cuando Luke era niño.

Luke dio una especie de asentimiento

El resplandor verde que había aparecido en sus ojos le habría dado pánico a un chaval de nueve años. Y si Hermes nunca los visitaba, y si había dejado a

Luke solo con su madre todos aquellos años...

-Eso no es suficiente para iniciar una guerra en contra de sus propios compañeros y amigos- dijo Artemisa -todos ustedes en algún momento pasaron por algo terrible

Luke se sonrojó furiosamente

No es de extrañar que se escapara —comenté—. Bueno, no estuvo bien que abandonara a su madre, pero aun así... era sólo un crío. Hermes no tendría que haberlos abandonado.

El dios abrió la boca para defenderse, pero en ese momento tal vez ninguno de sus argumentos habría sido valido

Hestia rascó a la Señorita O'Leary detrás de las orejas. El animal se puso a menear la cola y derribó un árbol sin querer.

Es fácil juzgar a los demás —me advirtió la diosa—. Pero, dime, ¿seguirás el camino de Luke? ¿Tratarás de conseguir los mismos poderes?

Percy se sonrojó avergonzado

-Pero era necesario- comentó Nico

Nico dejó su plato.

No nos queda más remedio, señora —dijo—. Sólo así tendrá Percy alguna oportunidad.

-Nico siempre tan optimista- murmuró Leo

-Oye, es la verdad- dijo Nico

-Gracias Nico, nos subes el ánimo- dijo Travis

Hum. —Hestia abrió la mano y el fuego rugió repentinamente con unas llamaradas de casi cien metros. Sentí la oleada de calor como una bofetada en la cara. Fue sólo un instante. Enseguida el fuego se apaciguó y volvió a ser como antes.

-Y en ese momento te das cuenta porque ninguno de nosotros se mete con ella- dijo Apolo

-Somos suicidas, pero no tanto- comentó Hermes

Hestia los miró con una sonrisa amable

No todos los poderes son espectaculares. —Hestia me miró—. A veces el poder más difícil de dominar es la capacidad de ceder. ¿Me crees?

Ajá —murmuré. Cualquier cosa con tal de que no se le ocurriera abusar de su control de las llamas.

-Lo siento- murmuró Percy

-No tienes por qué- dijo Hestia

La diosa sonrió.

Eres un buen héroe, Percy Jackson. No demasiado orgulloso. Eso me gusta. Pero todavía tienes mucho que aprender. Cuando Dionisio fue convertido en dios, cedí mi trono para que lo ocupase. Era la única manera de evitar una guerra civil entre los dioses.

Para sorpresa de muchos, los dioses se veían un poco avergonzados, algo muy poco convencional

Así fue como se rompió el equilibrio en el Consejo —recordé—. De repente había siete chicos y cinco chicas.

Varias de las diosas hicieron una mueca

Hestia se encogió de hombros.

Era la mejor solución, aunque no fuera perfecta. Ahora cuido del fuego. Me desvanezco poco a poco en un segundo plano. Nadie escribirá poemas épicos sobre las hazañas de Hestia.

-Pero es una diosa increíble- dijo Percy

-Gracias- dijo Hestia con una sonrisa -pero estoy bien con ello, todos en algún momento necesitamos del calor del hogar

La mayoría de los semidioses ni siquiera se detienen a hablar conmigo. Pero no importa. Yo mantengo la paz. Cedo cuando es necesario. ¿Tú eres capaz de hacerlo?

No sé a qué se refiere.

-Bueno, ahora sí sé a qué se refiere- murmuró Percy

Annabeth le dio una sonrisa nostálgica

Ella me estudió detenidamente.

Quizá no todavía, pero pronto lo sabrás. ¿Vas a proseguir tu búsqueda?

— ¿Por eso está aquí?, ¿para advertirme que no siga adelante?

-Por favor- murmuró Poseidón

-Es su decisión- dijo Hestia

Hestia negó con la cabeza.

Estoy aquí porque cuando falla todo lo demás, cuando los dioses más poderosos se han ido a la guerra, yo soy lo único que queda. El hogar. El fuego del hogar. Yo soy la última de los olímpicos. Debes acordarte de mí cuando encares tu decisión final.

No me gustó nada cómo dijo « final».

-Realmente a mí tampoco- dijo Nico

-Wow, están de acuerdo en algo- dijo Thalia -es un gran momento

Le eché un vistazo a Nico y luego volví a contemplar los ojos cálidos y encendidos de la diosa.

Debo continuar, señora —anuncié—. Tengo que detener a Luke... digo, a Cronos.

Hestia asintió.

-Era completamente su decisión- dijo Hestia

Poseidón suspiró

Muy bien. No puedo ayudarte mucho más, aparte de lo que te he dicho. Pero, como me has dedicado un sacrificio, te devolveré a tu propio hogar. Nos veremos de nuevo, Percy. En el Olimpo.

Lo dijo con un tono de mal agüero, como si nuestro próximo encuentro no fuera a ser muy alegre.

-La guerra se acercaba, no creo que fuera un muy lindo encuentro- comentó Artemisa

-Esa es la esencia de la guerra- dijo Ares

Luego agitó una mano y todo se desvaneció.

-Más práctico que un viaje sombra- comentó Will

-No otra vez- masculló Nico

Me encontré de golpe en mi casa. Nico y yo estábamos sentados en el sofá del apartamento de mi madre, en el Upper East Side. Ésa era la buena noticia. La mala era que el resto del salón estaba ocupado por la Señorita O'Leary.

-Lo peor es que les dimos un susto de muerte- dijo Percy

-Pues solo porque los dejamos encerrados- dijo Nico

-Qué bueno que solo fue eso- comentó Leo con sarcasmo

Oí un berrido amortiguado procedente del dormitorio. Era la voz de Paul:

— ¿Quién ha puesto una pared de pelo en la puerta?

— ¿Percy? —Gritó mi madre—. ¿Estás ahí? ¿Va todo bien?

-Pues digamos que va medio bien- murmuró Percy

-eso es demasiado optimista incluso pata ti- comentó Thalia

-Estaba con Nico, alguno de los dos tenía que ser optimista- dijo Connor

Nico bufó

— ¡Sí, estoy aquí! —respondí.

— ¡Guau! —La Señorita O'Leary intentó darse la vuelta al oír las voces y derribó todos los cuadros de las paredes. Ella sólo había visto a mi madre una vez (es una larga historia), pero la adoraba.

-¿Quién no lo haría?- dijo Thalia

-Eso es cierto- dijo Annabeth

Nos costó un buen rato, pero conseguimos solucionar el problema. Es decir, nos cargamos la mayor parte del mobiliario de la sala de estar y seguramente pusimos de los nervios a todos los vecinos, pero al final rescatamos a mis padres del dormitorio y los llevamos a la cocina, donde nos sentamos los cuatro alrededor de la mesa.

-Espero que los vecinos no se hayan quejado- dijo Percy -ya teníamos demasiados problemas

-Y un vecino quejándose no es el mayor de sus problemas- suspiró Poseidón -eso sería demasiado fácil

La Señorita O'Leary seguía ocupando la sala ella sólita, pero había encajado la cabeza en el umbral de la cocina para vernos, cosa que ya la tenía contenta. Mi madre le lanzó un paquete de cinco kilos de carne picada, que desapareció en el acto entre sus fauces. Paul nos sirvió limonada a los demás mientras yo les contaba nuestro viaje a Connecticut.

-Realmente me habría gustado cinco kilos de carne picada- dijo Percy

-Acabábamos de comer- señaló Nico

-Estaba nervioso- se defendió Percy

Así que es cierto. —Paul me miraba como si me viese por primera vez. Iba con un albornoz blanco, ahora cubierto de pelos de perro del infierno, y con su cabello entrecano de punta debido a la impresión—. Todas esas historias sobre monstruos y semidioses... eran verdad.

-Pues sí- Percy se encogió de hombros -bienvenido a mi mundo

Asentí. Durante el otoño anterior le había explicado quién era. Mi madre me había respaldado. Pero me parece que hasta ese momento no nos había creído.

Bueno —dije—, siento que la Señorita O'Leary haya destrozado la sala de estar.

-Pequeño detalle- dijo Rachel

-Creo que en ese momento era lo de menos- suspiró Hestia

Paul soltó una risita como si estuviera encantado.

— ¿Bromeas? ¡Es impresionante! Cuando vi huellas de cascos en el capó de mi Prius pensé: « Quizá». Pero ¡esto!...

-Porque es muy común encontrar huellas de pegaso en un carro- bufó Poseidón

-Pudo pensar que era un caballo cualquiera- dijo Apolo

-¿En la playa?- preguntó Poseidón

-Todos es posible- dijo Apolo

Le acarició el hocico a la perra. La sala entera retembló como sacudida por un terremoto —bum, bum, bum—, lo cual podía significar que un equipo de operaciones especiales acababa de echar la puerta abajo... o que la Señorita O'Leary estaba meneando la cola.

Pobres de los vecinos, no imagino lo que han de haber pensado- dijo Bianca

No pude reprimir una sonrisa. Paul era un tipo bastante guay, aunque fuese mi profesor de inglés y mi padrastro.

Poseidón rodó los ojos

Te agradezco que no te hayas puesto a flipar —le dije.

Claro que estoy flipando —aseguró con los ojos como platos—. Pero me parece emocionante.

-Que mortal tan interesante- dijo Afrodita

Bueno, a lo mejor no te parece tan emocionante cuando sepas lo que pasa.

Primero les expliqué la situación: lo de Tifón y los dioses, y la batalla que se avecinaba. Luego les conté el plan de Nico.

-Y en ese momento Sally te prohibió juntarte con Nico- bromeó Thalia

-Creo que estuvo a punto de hacerlo- dijo Percy

Mi madre enlazó los dedos alrededor del vaso de limonada. Llevaba su viejo albornoz azul y el pelo recogido. Hacía poco había empezado a escribir una novela, como había deseado durante años, y deduje que se había quedado trabajando hasta tarde, porque las ojeras se le veían más oscuras que de costumbre.

-Que increíble mujer- comentó Apolo

Poseidón le dio una mala mirada

A su espalda, en la ventana de la cocina, un lazo de luna plateado resplandecía en una maceta. El pasado verano había traído aquella planta mágica de la isla de Calipso, y había crecido una barbaridad con los cuidados de mi madre. Su fragancia tenía siempre la virtud de serenarme, pero también me entristecía porque me recordaba viejas amistades perdidas.

Percy y Calipso se sonrojaron

-Y tú solo te pones en situaciones incómodas- bromeó Thalia

-Cállate- dijo Percy

Mi madre respiró hondo, como sopesando la manera de disuadirme.

Es peligroso, Percy —me dijo—. Incluso para ti.

Ya lo sé, mamá. Podría morir, Nico me lo ha explicado. Pero si no lo intento...

Moriremos todos —intervino Nico.

-Nico y su tacto- suspiró Percy

-Era la verdad- dijo Nico

No había tocado su limonada—. Señora Jackson, no tenemos ninguna posibilidad frente a la invasión. Y créame: la invasión se va a producir.

— ¿La invasión de Nueva York? —Dijo Paul—. ¿Cómo va a ser posible? ¿Cómo no íbamos a ver a los... monstruos? —Pronunció la palabra como si todavía no creyera del todo que aquello iba en serio.

-Bueno, es difícil para él creer que algo así pueda hacerse sin que los mortales sepan- dijo Deméter

-Ya es bastante difícil con todo lo que está pasando- coincidió Perséfone

No lo sé —reconocí—. No comprendo cómo podría desfilar Cronos con todo su ejército por Manhattan, pero la Niebla es muy poderosa. Tifón está arrasando el país de punta a punta y los mortales creen que sólo es un gran temporal.

-Nunca deben subestimar la Niebla- comentó Artemisa

Señora Jackson —dijo Nico—, Percy necesita su bendición. El proceso debe empezar así por fuerza. No estaba seguro hasta que hemos hablado con la madre de Luke, pero ahora no me queda ninguna duda. Es algo que sólo se ha hecho dos veces con éxito en el pasado. Y en ambos casos la madre tuvo que dar su bendición. Tenía que estar dispuesta a permitirle correr ese riesgo a su hijo.

-No puedo imaginar lo difícil que fue para ella acceder a una cosa así- dijo Hestia -sabiendo que podías no haberlo logrado

— ¿Pretendes que bendiga una cosa así? —Negó con la cabeza—. Es una locura. Percy, por favor...

Mamá, no puedo hacerlo sin tu ayuda.

Y si sobrevives a ese... proceso, ¿qué?

Entonces lucharé —aseguré—. Yo contra Cronos. Y sólo uno de los dos sobrevivirá.

Los chicos contuvieron el aliento

No le expliqué la profecía entera: lo del alma segada y lo del fin de mis días.

-No necesitaba más preocupaciones- reconoció Percy -ya era suficiente

No hacía falta que supiera que probablemente estaba condenado. Sólo me quedaba la esperanza de detener a Cronos y salvar al resto del mundo antes de morir.

Eres mi hijo —dijo afligida—. No puedo...

Sabía que tendría que presionarla más para que accediera, pero me resistía a hacerlo.

-Creo que es una mujer muy noble y ella acabará cediendo por el bien de todos- suspiró Hestia

Recordé a la pobre señora Castellan en su cocina, esperando eternamente a que regresara su hijo. Y me di cuenta de la suerte que yo tenía. Mi madre siempre había estado a mi lado, siempre había procurado que llevara una vida normal, a pesar de los dioses, los monstruos y demás.

La mayoría de los chicos hizo una mueca nostálgica

Había soportado con paciencia que me fuera cada dos por tres a correr aventuras. Pero lo que ahora estaba pidiéndole era su bendición para hacer una cosa que seguramente acabaría conmigo.

-Y aun así estuvo dispuesta a ceder. Realmente una mujer admirable- dijo Deméter

-Tengo que reconocerlo- dijo Atenea

Percy sonrió con orgullo

Paul y yo nos miramos y entre ambos se produjo una especie de silencioso entendimiento.

Sally —le dijo él, poniendo una mano sobre las de mi madre—. No sé lo que habéis tenido que pasar tú y Percy durante estos años. Pero a mí me parece... me parece que Percy se propone algo muy noble. Me gustaría tener el mismo coraje que él.

-Awwww y ese hombre también es increíble- dijo Afrodita

-Puedes ir por él si quieres- dijo Poseidón

Se me hizo un nudo en la garganta. No recibía muy a menudo cumplidos como aquél.

Mi madre miraba fijamente su limonada. Daba la impresión de estar esforzándose por no llorar. Pensé en lo que me había dicho Hestia, en lo difícil que es ceder, y supuse que mi madre lo estaba descubriendo ahora.

Percy —dijo—, te doy mi bendición.

Percy suspiró -Sabía que lo haría

No me sentí distinto. No hubo un resplandor mágico en la cocina ni nada por el estilo.

Le lancé una mirada a Nico. Parecía más angustiado que nunca, pero asintió.

Ya es la hora.

-Eso suena taan tétrico- se quejó Travis

-Era un momento tétrico- dijo Nico -sobre todo para la señora Jackson

Percy —añadió mi madre—, una última cosa. Si... si sobrevives a la lucha con Cronos, envíame una señal, un mensaje. —Hurgó en el bolso y me tendió su teléfono móvil.

Mamá, ya sabes que los semidioses están reñidos con...

Ya. Pero por si acaso. Y si no puedes llamar... no sé, envía una señal que yo pueda ver desde cualquier punto de Manhattan. Para que sepa que estás bien.

Como Teseo —apuntó Paul—. Se suponía que debía izar unas velas blancas cuando regresara a Atenas.

-Pero a 'le se le olvidó- dijo Poseidón

-Una verdadera lástima- bufó Dionisio

Poseidón rodó los ojos -El punto es que no te debe pasar lo mismo, Percy. Después de la guerra, ganes o pierdas todo es muy confuso

Pero lo olvidó —musitó Nico—. Y su padre, desesperado, se arrojó desde lo alto del palacio. Una gran idea, aparte de eso.

-Nico...- murmuró Will

— ¿Qué me dices de una bandera o una bengala? —Sugirió mi madre—.

Desde el Olimpo, bueno, desde el Empire State.

-Algo azul- corearon los chicos

Algo azul —murmuré.

Durante años habíamos tenido una especie de chiste privado a propósito de la comida azul. Era mi color favorito, y ella se tomaba un montón de molestias para seguirme la corriente. Todo lo que hiciera falta para que mi pastel de cumpleaños, mi cesta de Pascua y mis chucherías de Navidad fuesen azules.

-Cuando lo conoces, crees que realmente está loco- dijo Leo

-Vaya gracias- murmuró Percy

Sí —asintió—. Aguardaré una señal azul. Y procuraré no saltar desde lo alto de ningún rascacielos.

-Gracias a los dioses- dijo Hazel

Me dio un último abrazo. Traté de no sentirme como si estuviera despidiéndome. Le estreché la mano a Paul, y luego Nico y yo nos acercamos a la puerta de la cocina y miramos a la Señorita O'Leary.

Lo siento, chica —le dije—. Otro viaje por las sombras.

Ella gimió y cruzó las pezuñas sobre el morro.

-Es una perra inteligente- dijo Will

-¿Que tratas de decir?- bufó Nico

-Que la señorita O'Leary no abusa de sus poderes- dijo Will

— ¿Adónde vamos ahora? —le pregunté a Nico—. ¿A Los Ángeles?

No hace falta. Hay una entrada al inframundo mucho más cerca.

-Fin del capítulo- anunció Luke

-Y vaya capitulo- murmuró Hermes

-Sigamos con la lectura, necesito saber que pasa- suspiró Poseidón

-De acuerdo- dijo Luke -¿Quién lee?