-De acuerdo- dijo Luke -¿Quien lee?
-yo- anunció Hefesto tomando el libro -mi profesora de mates me pone por las nubes
-Qué buena profesora- dijo Connor con sarcasmo
-Espera... - comentó Poseidón -¿Qué profesora de mates? La única que recuerdo es...- Poseidón gruñó al darse cuenta -¡HADES!
-No puedes culparme, ni siquiera sé de qué trata- dijo Hades con indiferencia
Aparecimos en Central Park, al norte del Pond, el lago con forma de coma.
-Un buen lugar para llegar- comentó Grover
-Y vaya que lo fue- murmuró Grover
La Señorita O'Leary parecía muy cansada cuando se detuvo cojeando junto a un grupo de rocas. Se puso a olisquear alrededor y temí que fuese a marcar el territorio allí mismo, pero Nico me tranquilizó.
-Conocimientos básicos sobre un perro- masculló Nico
-Aunque sea tan grande como un camión, sigue siendo un perro- estuvo de acuerdo Will
-Lamento no saber sobre perros- dijo Percy con sarcasmo
—No pasa nada —dijo—. Ha olido el camino a casa.
Fruncí el entrecejo.
— ¿Entre las rocas?
-Es cuestión de sentido común- masculló Atenea -si te ha dicho que conoce una entrada más cercana para el inframundo, es obvio que ella olería su casa
-No todos somos dioses de la sabiduría- masculló Hermes
-no se trata de eso- dijo Atenea -si no de simple lógica
Hermes rodó los ojos
—El inframundo tiene dos entradas principales —repuso—. Tú ya conoces la de Los Ángeles.
—La barca de Caronte.
-Y no fue algo que me agradara mucho- dijo Percy
-Dímelo a mí- masculló Grover -qué lugar tan oscuro y tenebroso
-Exactamente como debe ser- dijo Hades
-Has estado ahí más veces de las que me gustaría- masculló Poseidón
Percy le dio una sonrisa
Asintió.
—La mayoría de las almas entran por allí, pero hay un camino más estrecho y más difícil de encontrar. La Puerta de Orfeo.
-Bueno, ahora ya no será tan difícil de encontrar- dijo Apolo -gracias a estos agradables libros
-No le veo lo agradable por ningún lado- dijo Percy
-Y más les valdría mantenerse alejados de esa entrada- gruñó Hades al ver una que otra mirada traviesa
—El tipo del arpa.
-Lira- masculló Apolo -no sé por qué los mortales la siguen confundiendo
-Lo siento- murmuró Percy
—El tipo de la lira —me corrigió—. Pero sí, él. Orfeo usó la música para hechizar la tierra y abrir una nueva entrada al inframundo. Avanzó cantando hasta el palacio de Hades y estuvo a punto de rescatar el alma de su esposa y salirse con la suya.
-No es algo que haga a menudo- dijo Hades -y aun así fue capaz de desperdiciar su oportunidad
-Oh cariño, pero era una historia completamente romántica- dijo Perséfone -debías darle la oportunidad
-Cosa que no sirvió de nada- dijo Artemisa
-Es una historia maravillosa- opinó Afrodita -no siempre puedes obtener una historia tan trágica
Recordaba bien la historia.
-Wow, debiste darle una galleta por eso- bromeó Thalia
-No lo dijo, solo lo pensó- señaló Nico
-Además no acepto galletas que no sean azules- dijo Percy
-Acabas de...
-No listilla, no digas nada- dijo Percy
Orfeo no debía mirar atrás mientras conducía a su esposa hacia el mundo de los vivos, pero, por supuesto, desobedeció y se volvió a mirarla.
-Y por eso chicos, si algún día un dios les dice que no miren para atrás... No miren- dijo Apolo
-Espero que en ningún momento nos digan eso- murmuró Percy
-De todas maneras hagan caso- dijo Apolo encogiéndose de hombros
Vamos, el típico mito en plan « y así fue como murieron, fin de la historia» que nos cuentan en el campamento al amor de la lumbre mientras nos vamos quedando dormidos.
-Un hermoso cuento para dormir- dijo Connor con un suspiro fingido
-Para provocar dulces sueños- estuvo de acuerdo Piper
-Es una linda historia- dijo Katie
-Hubiera sido mejor si no hubiera volteado- bufó Piper
—Así que ésta es la Puerta de Orfeo. —Fingí estar impresionado, aunque aquello seguía pareciéndome un montón de rocas—. ¿Cómo se abre?
-Si es la puerta de Orfeo ¿Cómo crees que se abre?- preguntó Apolo con una sonrisa
-Ahora tiene lógica- dijo Percy
-Y por cierto, no fingiste muy bien- dijo Nico
—Nos hace falta un poco de música. ¿Qué tal se te da cantar?
-No le sale- dijo Tyson negando con la cabeza -y menos mientras está en la ducha
-¡Tyson!- murmuró Percy sonrojado
-Es la verdad- dijo Tyson -la otra vez estabas cantando una de uh... ¿Ariel?
-Pero no tenías que decirlo, grandullón- murmuró Percy
-Tengo que argumentar que es cierto- dijo Poseidón -estos días en mi palacio...
-¡Papá!- se quejó Percy
-Lo bueno es que jamás en tu vida habías visto la Sirenita- dijo Thalia
Percy le sacó la lengua
—Hum, no muy bien. ¿No puedes decirle, bueno, que se abra sin más? Eres hijo de Hades...
-¡Ábrete sésamo!- gritaron los Stoll
—No es tan fácil. Necesitamos música.
-Hicimos lo que pudimos- dijeron Travis y Connor
-Solo ignórenlos- dijo Chris
-Vaya, gracias- murmuró Travis
Yo tenía claro que si me ponía a cantar sólo conseguiría provocar una avalancha.
-Ya no digan nada- murmuró Percy
—Se me ocurre algo mejor. —Me volví y grité—: ¡Grover!
-Gracias a los dioses por esa idea- dijo Grover -quién saber qué habría pasado si no lo hubieras hecho
-A veces tengo buenas ideas- dijo Percy con una sonrisa
Esperamos un buen rato. La Señorita O'Leary se hizo un ovillo y se echó una siesta.
-Dichosa ella que podía hacerlo- dijo Rachel
-A veces tengo envidia de ella- bromeó Percy
-y que lo digas- murmuró Leo -ella no tiene tantas misiones espeluznantes
Entre los árboles, oía el canto de los grillos y también el ulular de una lechuza. El zumbido del tráfico llegaba amortiguado desde West Central Park.
-Quedaba perfecto con la escena- dijo Connor
-Era el detalle que hacía falta- estuvo de acuerdo Rachel
También oí ruido de cascos en un sendero cercano, quizá una patrulla de la policía montada. Seguro que les encantaría encontrar a dos críos merodeando por el parque a la una de la madrugada.
-Es muy optimista pensar que era la policía montada- dijo Piper
-Y con tu suerte...- dijo Jason
—No funciona —susurró Nico por fin.
-el optimista- dijo Thalia con sarcasmo
-Mira quien lo dice- masculló Nico
Pero yo tenía un presentimiento. Por primera vez en muchos meses notaba el hormigueo de mi conexión por empatía,
-Por fin el niño cabra da señales de vida- dijo Annabeth
-Creí que ya habíamos superado eso- dijo Grover
-No aún no- mascullaron Annabeth y Percy
cosa que podía significar dos cosas: que un montón de gente había encendido de golpe el canal Naturaleza, o que Grover andaba cerca.
-No, casi nadie enciende el canal Naturaleza- dijo Grover con tristeza
-De todas maneras me gustaba más la opción de que andabas cerca- dijo Percy
Cerré los ojos y me concentré. « Grover».
Estaba en algún rincón del parque, seguro.
-Grover, aparece antes de que Nico obligue a Percy a cantar- dijo Travis con tono de tragedia
-Ni siquiera yo soy tan masoquista- dijo Nico
-Genial, gracias- respondió Percy
Entonces, ¿por qué no podía percibir sus emociones? Lo único que me llegaba era un ligero zumbido en el fondo de mi cerebro.
-Eso es todo lo que podía decir- dijo Grover -al menos tu plan funcionó
-Fue un gran avance- sonrió Percy
« Grover», pensé con insistencia.
« Hum-hum», me pareció oír.
-al menos ya dio señales de vida- dijo Annabeth
-Creí que ya estábamos bien con eso de no dar señales de vida- murmuró Grover
-Por supuesto que no- dijeron Percy y Annabeth
Grover les dio una mirada irónica
Me vino una imagen a la cabeza. Un olmo gigantesco en lo más profundo del bosque, lejos de los senderos principales; unas raíces retorcidas aferradas a la tierra que formaban una especie de lecho.
-Por lo menos está en un buen lugar- dijo Leo -eso es una especie de buena noticia
-Así como estaban las cosas, era una noticia excelente- dijo Rachel
Y allí, tendido de brazos cruzados y con los ojos cerrados, un sátiro.
-Me alegro de que te la estés pasando bien- bromeó Travis
-Eh, que no fue mi culpa- dijo Grover
-Travis, no seas grosero- dijo Katie
Al principio no supe si era Grover. Estaba cubierto de hojas y ramitas, como si llevara mucho tiempo durmiendo. Las raíces parecían estar rodeándolo y hundiéndolo poco a poco en la tierra.
-Bueno hermano, no creo que hayan sido vacaciones las que vivió Grover- dijo Chris mirando a Travis
-Llegaste justo a tiempo, Percy- dijo Grover
-No fue nada G-man- sonrió Percy
« Grover —dije—. Despierta».
« Hum... zzzzz».
-Qué rara debió ser esa conversación- murmuró Leo
-Suena más rara de lo que en realidad fue- anunció Percy
« Estás cubierto de mugre, colega. ¡Despierta!», lo arengué.
« Sueño...», murmuró su mente.
« Comida —sugerí—. Crepés».
-Palabra mágica- gritaron los Stoll
-Debí haberla usado primero- dijo Percy
Grover se sonrojó
Abrió los ojos de golpe y capté una borrosa secuencia de pensamientos, como si de pronto se le hubiera puesto la mente en avance rápido.
-Lo siento Percy, fue un brusco despertar- dijo Grover
-No te preocupes- dijo Percy con una sonrisa
-al menos despertaste- murmuró Annabeth
La imagen se hizo añicos y no me caí de bruces por poco.
-habría sido un buen espectáculo- dijo Nico encogiéndose de hombros
-Lo habría sido- asintió Thalia
-Ustedes son unas personas muy groseras- dijo Percy sacándoles la lengua
— ¿Qué ha pasado? —preguntó Nico.
—He conectado con él. Ya... ya viene hacia aquí.
-Te dije que mi plan iba a funcionar- dijo Percy
-Yo dije lo mismo del mío y te las has pasado quejándote- bufó Nico
-Eso es cierto- dijo Thalia
Un minuto más tarde el árbol que teníamos al lado se estremeció y Grover cayó de sus ramas. De cabeza.
-Ouch- murmuraron los chicos
-Uno siempre debe caer con estilo- dijo Apolo
-Eso es cierto- dijo Afrodita -y eso no fue para nada caer con estilo
— ¡Grover! —grité.
— ¡Guau! —La Señorita O'Leary levantó la cabeza. Quizá se preguntaba si íbamos a jugar a lanzarnos el sátiro como un hueso.
-Por favor no- dijo Grover -eso no es un juego que me agrade mucho, es más, no me agrada para nada
— ¡Beee-eee! —baló Grover.
— ¿Estás bien?
—Oh, sí —dijo, y se rascó la cabeza.
-bueno, no debió ser muy cómoda esa caída- dijo Apolo
-No lo fue- dijo Grover con tristeza
Los cuernos le habían crecido tanto que le sobresalían un par de centímetros entre su pelo ensortijado—. Estaba en la otra punta del parque. Las dríadas han tenido la gran idea de pasarme de un árbol a otro para llegar aquí. No acaban de comprender el factor altura.
-Una verdadera lástima- suspiró Apolo
-Pero al menos te han ayudado a llegar- dijo Rachel
-Fueron muy amables- dijo Grover
-Se lo diré a Enebro- bromeó Katie
Grover la miró horrorizado
Sonrió de oreja a oreja y se puso de pie... bueno, quiero decir sobre sus pezuñas. Desde el verano anterior, Grover había dejado de disfrazarse de humano.
-Ya no era necesario- suspiró Grover
-Ahora es el momento de enseñar a súper Grover- dijo Percy -sin disfraces
Ya no se ponía una gorra para disimular los cuernos ni zapatos con pies postizos. Ni siquiera llevaba tejanos para cubrirse las patas peludas y los cuartos traseros.
-Es más cómodo así- dijo Apolo ojalá todos pudiéramos hacerlo
-Ni lo pienses- masculló Artemisa
Iba, eso sí, con una camiseta estampada con un dibujo del libro titulado Donde viven los monstruos, aunque estaba manchada de tierra y savia.
-Definitivamente eso no tiene estilo- dijo Afrodita con una mueca
-Se cayó de un árbol- masculló Artemisa
Tenía su barbita de chivo más poblada (todo un hombre ya, ¿o un macho cabrío?) y me había igualado en estatura.
-Gracias por la broma, Percy- dijo Grover
-No era una broma- dijo Percy -era una pregunta seria
-Yo también quiero saber- dijo Connor
Grover rodó los ojos
—Me alegro de verte, Grover —le dije—. ¿Te acuerdas de Nico?
-¿Cómo no voy a recordarlo?- preguntó Grover
Percy se encogió de hombros
Grover lo saludó con un gesto y luego me dio un fuerte abrazo. Olía a césped recién cortado.
— ¡Peeeercy! —baló—. ¡Te he echado de menos! ¡Y también el campamento! Las enchiladas que sirven en las tierras vírgenes no son muy buenas, que digamos.
-no lo son- dijo apolo -aún no conocen el término de comida exquisita
-Las tierras vírgenes no están para servirte enchiladas- dijo Artemisa
—Me tenías preocupado —le dije—. ¿Dónde te has metido en los dos últimos meses?
-Oh wow, eso es demasiado tiempo- murmuró Frank
—Los dos últimos... —La sonrisa se le desdibujó—. ¿Los dos últimos meses? Pero ¿qué demonios dices?
-Exactamente eso, estuviste desaparecido dos meses- dijo Annabeth
-No era mi intención- se disculpó Grover
—No hemos tenido noticias tuyas. Enebro está muy angustiada. Te enviamos mensajes Iris, pero...
—Aguarda un segundo. —Alzó los ojos hacia las estrellas, como si pretendiera calcular su posición—. ¿En qué mes estamos?
—En agosto.
Percy suspiró
-El mes que más ama Percy y no solo por su cumpleaños- bromeó Thalia
Percy y annabeth se sonrojaron
Se le fue el color de la cara.
— ¡Imposible! Estamos en junio. Me he tumbado un ratito a dormir la siesta...
-Un ratito que duró dos meses- murmuró Thalia
-Pero no fue mi intención- dijo Grover
—De pronto, me agarró con fuerza—. ¡Ahora lo recuerdo! Me dejó fuera de combate. ¡Hemos de detenerlo, Percy!
-Bueno, esto se complica aún más- dijo Piper
-como siempre- se quejó Percy
—Eh, calma —dije—. No corras tanto. Cuéntamelo todo.
Inspiró hondo.
—Yo estaba... caminando por el bosque, cerca del lago de Harlem, y noté un temblor en el suelo, como si se aproximara algo muy poderoso.
— ¿Tú percibes esas cosas? —preguntó Nico.
-Nico, no puedes ir preguntando a la gente que percibe- dijo Will
-Claro que puedo- dijo Nico -ya lo hice
Grover asintió.
—Desde la muerte de Pan, noto si algo va mal en la naturaleza. Es como si se me aguzasen la vista y el oído cuando estoy en la naturaleza.
-Eso es de gran ayuda- asintió Grover
Bueno, el caso es que me puse a seguir el rastro. El hombre caminaba por el parque con un largo abrigo negro y me fijé en que no tenía sombra. Era un día soleado, pero su cuerpo no arrojaba ninguna sombra.
-Y eso cada vez es peor- murmuró Poseidón
-El libro se trata de tu mocoso- dijo Dionisio -¿Qué esperabas?
Y su imagen parecía temblar al moverse.
— ¿Cómo un espejismo? —preguntó Nico.
—Sí —contestó Grover—. Y cada vez que se cruzaba con humanos...
—Los humanos se desmayaban —adivinó Nico—. Se acurrucaban en el suelo y se ponían a dormir.
-Wow, completan las oraciones del otro- bromeó Thalia
-Que romántico- dijo Percy
-¿Se cayeron de cabeza cuando eran pequeños?- masculló Nico
— ¡Exacto! Y cuando ya se había marchado, la gente se levantaba y seguía
Con sus asuntos como si nada.
Miré a Nico.
— ¿Tú conoces a ese tipo del abrigo negro? —le pregunté.
-Nico es como el periódico informativo de los semidioses- dijo Connor
-Pues a veces no tan informativo- murmuró Percy
-Ya supéralo- dijo Nico rodando los ojos
—Me temo que sí. ¿Y qué pasó, Grover?
—Seguí al tipo. Él no paraba de mirar los edificios que hay alrededor del parque, como si estuviera calculando algo.
-Probablemente porque lo estaba haciendo- bufó Nico
Luke se removía incómodo en su asiento
Pasó una señora en chándal trotando y, al llegar a su altura, se tendió en un lado del sendero y empezó a roncar.
-Al menos la señora solo se quedó dormida- dijo Will - y no fue algo peor
El tipo de negro le puso la mano en la frente como si le tomara la temperatura. Luego siguió andando.
-Es tipo sería como el villano de la película de terror- dijo Connor
-Ese no es el peor que van a encontrar- suspiró Hermes
Para entonces, ya sabía que era un monstruo o algo peor.
-No, no es un monstruo- comentó Atenea
Lo seguí por una arboleda hasta el pie de un olmo gigante. Iba a llamar a las dríadas para que me ayudaran a capturarlo cuando dio media vuelta y... —Tragó saliva —. Su cara, Percy. No pude distinguir su cara porque no paraba de modificarse.
-Oh, eso es malo- dijo Apolo
-no pueden estar sorprendidos- dijo Dionisio -ya sabíamos que no estaba de nuestra parte
-Eso es cierto- murmuró Hermes con una mueca
Sólo de mirarlo me entraba sueño. « ¿Qué estás haciendo?», le dije. « Sólo echando un vistazo», respondió. « Siempre hay que explorar el campo de batalla antes del combate».
-En eso tiene razón- dijo Atenea
-Vas de nuevo- masculló Apolo rodando los ojos
Contesté algo tremendamente inteligente, tipo: « Este bosque está bajo mi protección. ¡Y no vas a librar aquí ninguna batalla!».
-Bastante inteligente, considerando de quien se trata- dijo Hermes
-No lo sabía- se disculpó Grover
-confirmado el hecho de que la imprudencia se pega- dijo Thalia
Se echó a reír y me dijo: « Tienes suerte de que esté ahorrando energías para el número principal, pequeño sátiro. Sólo te voy a conceder una pequeña siesta. Dulces sueños». Eso es lo último que recuerdo.
-Qué tipo tan agradable- bufó Connor
-al menos solo te mandó a dormir- dijo Travis
-Por dos meses- masculló Grover
Nico suspiró.
—Era Morfeo, Grover, el dios de los sueños. Tienes suerte de haber despertado.
-El chico tiene razón- comentó Perséfone con una mueca desdeñosa -no es alguien demasiado amable
—Dos meses —gimió—. ¡Me dejó dormido dos meses!
Traté de asimilar todo aquello. Ahora se entendía por qué no habíamos podido contactar con Grover durante tanto tiempo.
-Bueno, eso lo explica todo- murmuró Frank
-Ahora solo falta que se lo expliquen a los demás, sobre todo a Enebro- dijo Afrodita
— ¿Por qué no han intentado despertarte las ninfas?
Él se encogió de hombros.
—La mayor parte de las ninfas no se aclaran mucho con el tiempo —explicó —. ¿Qué son dos meses para un árbol? Nada. Seguramente no creían que me pasara nada raro.
-Para cada criatura el tiempo es diferente- comentó Deméter
-Y dos meses no son lo suficiente para los espíritus de la naturaleza- asintió Perséfone
—Debemos averiguar qué estaba haciendo Morfeo en el parque —dije, pensativo—. No me gusta ese « número principal» del que te habló.
-Y no me gustó- dijo Percy
-Pero por otro lado, la mayoría de los mortales estuvieron a salvo, por lo menos un momento- dijo Thalia -además no interfirieron
-Depende de las perspectivas- dijo Rachel
—Trabaja para Cronos —observó Nico—, como muchos otros dioses menores. Cosa que ya sabemos. Esto sólo demuestra que va a haber invasión.
Hay que seguir con el plan, Percy.
-Por si ya te había arrepentido- bromeó Rachel
-Me arrepentí desde el momento en que me lo dijo- murmuró Percy
Nico rodó los ojos -¿Hasta cuándo te vas a seguir quejando?
-No lo sé- dijo Percy con un encogimiento de hombros
—Un momento —intervino Grover—. ¿Qué plan?
Se lo explicamos rápidamente. Grover empezó a arrancarse pelos de la pata izquierda.
— ¡No hablarás en serio! —exclamó—. ¡Otra vez el inframundo no!
-De todo lo que el chico dijo, solo le importó la parte de regresar al inframundo- bromeó Apolo
-Tiene prioridades- comentó Will
-No, por supuesto que no- dijo Grover -pero el inframundo no es un lugar agradable
—No te estoy pidiendo que vengas, colega —le aseguré—. Ya sé que acabas de levantarte. Pero necesitamos un poco de música para abrir la puerta. ¿Podrías tocar algo?
-Pues eso es mejor que bajar- murmuró Leo
-Mil veces mejor- dijo Jason
Grover sacó sus flautas de junco.
—Vale, puedo intentarlo. Conozco algunas canciones de Nirvana capaces de partir por la mitad una roca.
-Oye- se quejó Thalia
-Es la verdad- se defendió Grover
Pero, Percy, ¿seguro que quieres hacerlo?
—Vamos, hombre —le dije—. Te lo agradecería mucho. Por los viejos tiempos, ¿de acuerdo?
-En los viejos tiempos estuvieron a punto de morir., muchas veces- dijo Jason
Grover asintió -Los viejos tiempos no eran tan divertidos cuando estábamos a punto de morir
Él gimoteó.
—En los viejos tiempos, que yo recuerde, estábamos a punto de morir cada dos por tres. Pero qué remedio, vamos allá. Tampoco va a servir de nada.
-Es un buen punto, y menos con este par de necios- señaló Will
-Oye Solace ¿De qué lado estás?- masculló Nico
-Sombritas, no podemos negar la verdad- dijo Will
Se puso las flautas en los labios y tocó una melodía estridente y animada. Las rocas temblaron. Unas cuantas estrofas más y se resquebrajaron del todo, mostrando una grieta triangular.
-Y así chicos es como se abre una entrada al inframundo, no lo intente en cada- dijo Leo
-Yo que quería hacerlos- dijo Connor con tono sarcástico
Atisbé el interior. Había unos peldaños que se hundían en la oscuridad. Olía a moho y a muerto,
-Es el inframundo- señaló Nico
-Pero podrían permitirse un poco más de clase- dijo Afrodita
Hades la ignoró
Lo cual me traía malos recuerdos del viaje por el Laberinto del año pasado, pero este túnel parecía más peligroso. Conducía directamente al reino de Hades, y ese viaje era casi siempre sólo de ida.
-Espero que no lo sea- gruñó Poseidón
Nico se sonrojó
Muchos de los chicos vieron esa reacción con curiosidad
Me volví hacia Grover.
—Gracias... o eso creo —le dije.
—Peeeercy, ¿de veras crees que Cronos va a invadirnos?
-Sí- murmuraron todos
-no es de los que amenaza y no lo cumple- dijo Hera -como otros
—Ojalá pudiera decirte otra cosa. Pero sí. Lo hará.
Creí que iba a masticar sus flautas de pura angustia, pero se irguió y se sacudió la hojarasca de la camiseta. No pude evitar pensar en lo distinto que era del viejo y orondo Leneo.
-Pues claro, nuestro niño cabra ha crecido- dijo Thalia
-Crecen tan rápido- dijo Percy con voz fingida
—Entonces debo reunir a los espíritus de la naturaleza —contestó—. Quizá podamos echar una mano. ¡Miraré si podemos localizar a ese Morfeo!
—Será mejor que llames a Enebro para decirle que estás bien —le aconsejé.
-Uhhhh problemas en el paraíso- bromeó Travis
-Pues pudo haber sido peor- comentó Grover
-¿En serio pudo ser peor?- bromeó ¨Percy
Abrió los ojos como platos.
— ¡Enebro! Ay, me va a matar.
Echó a correr, retrocedió bruscamente y me dio otro abrazo.
— ¡Ve con cuidado ahí abajo! ¡Y regresa vivo!
-Es lo que esperamos todos- dijo Apolo
-Está aquí- señaló Atenea
-Y varios de ellos también- dijo Apolo
Cuando lo perdimos de vista, Nico y yo despertamos a la Señorita O'Leary de su siesta.
Se removió excitada al olfatear el túnel y enseguida abrió la marcha por las escaleras.
-Es viaje sí le gustaba- dijo Piper
-Regreso a casa- comentó Frank
Entraba casi a presión. Confiaba en que no se quedara atascada. No quería ni imaginarme la cantidad de líquido desincrustante que habría que echar para desatascar a un perro del infierno empotrado en medio de un túnel del inframundo.
-Está a punto de entrar otra vez al inframundo y se pone a pensar en eso- dijo Nico rodando los ojos
-Es mejor que pensar cosas deprimentes- asintió Percy
-Y vaya que ambos son los reyes de los 'pensamientos deprimentes- dijo Thalia
— ¿Listo? —Preguntó Nico—. Todo irá bien, no te preocupes.
Sonaba como si quisiera convencerse a sí mismo.
Nico volvió a sonrojarse
-De acuerdo sombritas ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó Will
Solace, estoy seguro de que lo vas a saber- dijo Nico con una mueca
Levanté la vista hacia las estrellas, preguntándome si volvería a verlas. Y luego me zambullí en la oscuridad.
-Y aquí vamos- gruñó Poseidón -cada que pienso que algo no puede ser peor, se pone peor
-Ha sido básicamente la esencia de todos los libros- dijo Apolo -y no creo que hayamos llegado a lo peor
Las escaleras seguían y seguían, interminables: estrechas, empinadas, resbaladizas. Estaban totalmente a oscuras, salvo por el fulgor de mi espada.
-Eso es mejor que nada- dijo Hazel
-viéndolo de esa manera, tienes razón- dijo Percy
Yo procuraba ir despacio, pero por lo visto la perra tenía otras ideas y avanzaba dando saltos y ladrando con alegría.
-No como yo- dijo Percy con un puchero
-mientras más rápido acabe, mucho mejor- dijo Bianca
El eco de los ladridos rebotaba por el túnel como cañonazos. Desde luego, no pillaríamos a nadie por sorpresa cuando llegáramos al final.
-amala suerte- dijo Connor
-Ya será para la próxima- dijo Thalia
-Espero que no haya próxima- gruñó Poseidón
Nico tendía a quedarse rezagado, cosa rara.
— ¿Estás bien? —le pregunté.
—Perfecto. —Tenía una expresión peculiar. ¿De duda tal vez?—. Tú no te pares —añadió.
-No puedo creer que eso vaya a parecer- masculló Nico
-Eso es lo que yo digo la mayoría del tiempo- dijo Percy
Los demás observaban con curiosidad
No tenía muchas alternativas, así que seguí a la Señorita O'Leary hacia las profundidades. Después de dos horas, empecé a oír el rugido tumultuoso de un río.
Poseidón suspiró y agarró con fuerza su trono
Emergimos al pie de un risco que se abría a una llanura de arena volcánica. A nuestra derecha, el río Estigio salía a borbotones de las rocas y se lanzaba rugiendo por una cascada llena de rápidos.
-Por favor califique su estancia en el inframundo- bromeó Thalia
-Una experiencia nada recomendable- dijo Percy
Hades bufó
A nuestra izquierda, al fondo de la penumbra, ardían hogueras en los baluartes del Erebo: las grandes murallas negras del reino de Hades.
Hades sonrió con arrogancia
-Y dice que no le gusta el dramatismo- dijo Apolo
Me estremecí de pies a cabeza. Había estado allí por primera vez cuando tenía doce años, y sólo la presencia de Annabeth y Grover me había dado valor para seguir adelante.
-Awwww- chillaron los chicos para molestar
-No tienes que mentir- bromeó Grover -todos sabemos que solo fue la presencia de Annabeth
Annabeth y Percy se sonrojaron
No parecía que Nico fuera a ser de gran ayuda en ese sentido, porque él mismo estaba pálido y muy inquieto.
-Tenía razones, Percy- masculló Nico
-Lo sé- dijo Percy -pero habría sido de gran ayuda aunque sea una pequeña advertencia
-¿De acuerdo, alguien entiende lo que pasa aquí?- preguntó Miranda
Hubo solo un par de chicos que asintieron
Sólo la Señorita O'Leary se movía la mar de contenta. Correteó por la orilla, pescó entre las fauces una tibia humana que encontró por allí y regresó trotando. Me la dejó a los pies y aguardó a que se la lanzara.
-Vaya, que bonito regalo- dijo Frank
-Un gran regalo- dijo Percy
—Hum, quizá luego, chica —dije, mirando las aguas oscuras y procurando no amilanarme—. Bueno, Nico, ¿cómo seguimos?
—Primero tenemos que cruzar las puertas.
-¿Por qué deberían hacerlo si ya llegaron al río?- preguntó Poseidón
-No creo que la respuesta a eso sea de tu agrado- dijo Apolo viendo como Nico enrojecía de nuevo
—Pero si el río está aquí...
—Necesito una cosa —murmuró—. Es la única manera.
Y echó a andar sin más.
Fruncí el entrecejo. No me había dicho que hubiera que entrar.
Los chicos miraban a Nico con incredulidad
-Eso es muy sospechoso y sobretodo viniendo de nuestro pequeño primo- dijo Thalia
Nico resopló -cállate cara de pino
Pero ya estábamos allí y no podía hacer otra cosa, así que lo seguí a regañadientes por la orilla hacia las enormes puertas negras.
-Más te vale que no hagas nada- gruñó Poseidón a Hades
-Yo ni siquiera sé por qué está ahí- dijo Hades -así que no puedes culparme por lo que sea que pase
Fuera, había largas colas de muertos esperando su turno. Debía de haber sido un día ajetreado en las funerarias, porque incluso la fila de « MUERTE RÁPIDA» estaba a tope.
Hades suspiró con fastidio -No hay ni un solo momento en el que pueda descansar sin tener tanto trabajo
— ¡Guau! —ladró la Señorita O'Leary. Y antes de que pudiera detenerla echó
A correr hacia la barrera de seguridad.
Cerbero, el perro guardián de Hades, surgió entre las sombras: un rottweiler de tres cabezas tan descomunal que, a su lado, la Señorita O'Leary parecía un caniche de peluche.
-Awwwww amor perruno- dijo Connor con sarcasmo -yo quiero un cachorro
-¿Y dónde lo vas a meter?- preguntó Chris -¿Bajo tu cama?
-Esa me parece una excelente idea- dijo Connor
Percy hizo una mueca
Cerbero es medio transparente y apenas puedes verlo hasta que está lo bastante cerca para matarte. Pero en esta ocasión no nos hizo caso.
-Ustedes no eran tan importantes como la señorita O'Leary- dijo Rachel
Estaba muy ocupado saludando a nuestra perra del infierno.
— ¡No, Señorita O'Leary! —le grité—. No lo olisquees... Ay, dioses.
-Oh dioses- murmuraron en broma algunos chicos
-¿Que esperabas que sucediera?- preguntó Hermes con una sonrisa
-No eso- dijo Percy
Nico sonrió un instante. Luego me miró otra vez con expresión seria, como si acabara de recordar algo desagradable.
—Vamos —dijo—. No nos pondrán ningún problema en la cola. Tú vienes conmigo.
-Ventajas de tener a Nico como primo- dijo Thalia
-Depende de en qué momento- dijo Percy
-Cállate Percy- dijo Nico
No me hacía mucha gracia, pero nos deslizamos entre los demonios de seguridad y entramos en los Campos de Asfódelos. Tuve que silbar tres veces para que la Señorita O'Leary dejara tranquilo a Cerbero y viniera corriendo.
-Agradece que te siguió- murmuró Perséfone - así como estaban las cosas bien pudo dejarte seguir tu camino
Caminamos a través de unos campos negros de hierba, salpicados de chopos negros. Si de verdad moría en unos pocos días como afirmaba la profecía, quizá acabase allí eternamente, aunque procuré no pensar en ello.
-Y vamos con los pensamientos deprimentes- dijo Leo
Hazel hizo una mueca
Nico iba delante, avanzando con dificultad y llevándonos cada vez más cerca del palacio de Hades.
Poseidón soltó una maldición en griego
Los demás chicos miraban a Nico con confusión
—Eh —dije—, ya hemos cruzado las puertas. ¿Dónde estamos...?
La perra soltó un gruñido y una sombra apareció por encima de nuestras cabezas: una cosa oscura, fría y apestosa como la muerte, que descendió en picado y fue a posarse en lo alto de un chopo.
-Mi profesora favorita- resopló Percy
-Como si no hubieras tenido suficiente de ella- dijo Grover
-Más que suficiente- gruñó Poseidón con una mirada asesina dirigida a Hades
Por desgracia, la reconocí. Tenía la cara marchita y llevaba un horrible gorro azul de punto y un vestido de terciopelo arrugado. De la espalda le salían unas correosas alas de murciélago. Sus pies acababan en garras afiladas, y en las zarpas metálicas de las manos sostenía un látigo llameante y un bolso de cachemir.
—Señorita Dodds —dije.
-¡Hades!- gruñó Poseidón -espero que no se te ocurra hacer ninguna tontería o me las pagarás
-Como dije, no puedes culparme por lo que sea que haya pasado- dijo Hades
Poseidón gruñó
Ella me enseñó sus colmillos.
—Bienvenido de nuevo, cariño.
Sus dos hermanas —las otras Furias— descendieron bruscamente y se colocaron a su lado, en las ramas del chopo.
-¿¡LAS TRES!?- gruñó Poseidón
-Mantengamos la calma- dijo Perséfone -aún no sabemos para qué están ahí
-¿Para qué puede ser?- masculló Poseidón
— ¿Conoces a Alecto? —me preguntó Nico.
—Si te refieres a la bruja del medio, sí —contesté—. Era mi profesora de Matemáticas.
-Una horrible maestra- dijo Grover
-Terrible- dijo Percy
Nico asintió, como si no le sorprendiera. Alzó los ojos hacia las Furias e inspiró hondo.
—Ya he hecho lo que me pidió mi padre —anunció—. Llevadnos al palacio.
-Nico- chillaron Hazel, Jason y Thalia
-Mi primo pequeño- dijo Percy
-Deja de decirme así- masculló Nico
Me erguí, alarmado.
—Un momento, Nico. ¿Qué demonios...?
—Me temo que ésa es mi nueva pista, Percy. Mi padre prometió darme información sobre mi familia, pero quiere verte antes de que entremos en el río. Lo siento.
-Utilizaste a tu hijo- gruñó Poseidón -no es que me sorprenda viniendo de ti
Hades resopló -Déjale los numeritos dramáticos a Zeus
Zeus le do una mirada asesina
— ¿Me has engañado? —Estaba tan furioso que me arrojé sobre él sin pensarlo.
-Lo siento por eso- dijo Percy
-yo habría hecho lo mismo- dijo Nico -supongo que... Te debo una disculpa por eso
-Eso ya pasó- dijo Percy -no hay problema
Pero las Furias eran muy rápidas. Dos de ellas se lanzaron desde lo alto, me agarraron por los brazos (la espada se me escurrió de la mano) y, antes de que pudiera reaccionar, me encontré suspendido a veinte metros del suelo.
-Ahí es mejor si no intentas nada-. Dijo apolo -no querrás quedar como una mancha en el piso
—No te resistas, cariño —me gritó al oído mi antigua profe de Mates—. No me gustaría tener que soltarte.
La perra ladraba rabiosa y daba saltos tratando de alcanzarme, pero estábamos demasiado alto.
La tierra empezó a temblar por la furia de Poseidón
-No puedo creer que hayas usado a tu hijo para 'perseguir al mío- masculló Poseidón
-Debo tener buenas razones- dijo Hades con indiferencia
—Dile a la Señorita O'Leary que se tranquilice —me advirtió Nico, que se balanceaba a mi lado en las garras de la tercera Furia—. No quiero que le hagan daño, Percy. Mi padre nos espera. Sólo quiere hablar.
-Hades no quiere hablar- gruñó Poseidón
Nico miró con incomodidad el piso
-Oye sombritas, eso ya pasó- dijo Will -tranquilo
Me habría gustado decirle a la Señorita O'Leary que atacara a Nico,
-No pensé que eso apareciera- dijo Percy en tono de disculpa
-Está bien- masculló Nico -supongo que tenías derecho a estar enojado
Pero no habría servido de nada. Y él tenía razón en una cosa: podía salir malparada en una pelea con las Furias.
Apreté los dientes.
— ¡Basta de saltos, Señorita O'Leary! ¡Tranquila, no pasa nada!
-Eso no sonó nada convincente- dijo Grover
-Pero al menos sirvió para calmarla- dijo Percy
Ella gimió y se puso a dar vueltas sobre sí misma sin dejar de mirarme.
—Muy bien, traidor —refunfuñé—. Ya tienes tu presa. Llévame a tu maldito palacio.
-Nico, hiciste enojar a Percy- dijo Thalia con tono de broma
Nico lucía avergonzado
Alecto me soltó como si fuera un saco de nabos en medio del jardín del palacio.
Era bonito en su estilo espeluznante.
-Eh- se quejó Perséfone -es un hermoso jardín
-Claro que lo es, cariño- dijo Hades
Deméter rodó los ojos
Había esqueléticos árboles blancos en macetas de mármol y macizos de flores que rebosaban de plantas de oro y piedras preciosas.
-No se te ocurra tomar algo- dijo Poseidón
-O terminarás conviviendo con este secuestrador de hijas por mucho tiempo- dijo Deméter
-¡Madre!- gritó Perséfone
-Estás siendo exagerada- dijo Hades mirando a Deméter
En una terraza desde la que se dominaban los Campos de Asfódelos vi un par de tronos: uno de esqueletos y el otro de plata.
Deméter resopló, Hades y Perséfone sonrieron
Habría sido un sitio ideal para pasar la mañana del domingo, de no ser por el olor sulfuroso y los alaridos de las almas torturadas que resonaban a lo lejos.
-Pequeños detalles- dijo Hades -pero te acostumbras
-Oh cállate- gruñeron Deméter y Poseidón
La única salida estaba custodiada por guerreros-esqueleto, vestidos con uniformes andrajosos del ejército estadounidense y armados con fusiles M16.
-Eso es solo para apantallar- bufó Zeus
-Puedes probarlos cuando quieras- comentó Hades
Zeus soltó una risa sarcástica -Por favor
La tercera Furia depositó a Nico a mi lado. Luego las tres fueron a posarse en lo alto del trono de esqueletos. Me resistí al impulso de estrangular a Nico allí mismo.
-No te podría culpar- dijo Thalia
-A veces no sé de qué lado estás- dijo Annabeth
-Depende de la situación- dijo Thalia
Me lo habrían impedido. Tendría que esperar para vengarme.
-Por favor Percy, nadie cree eso- murmuró Leo
-Es cierto Percy- dijo Hazel eres muy bueno
Percy se sonrojó
Miré los tronos vacíos, expectante. Entonces el aire se agitó con una luz trémula y aparecieron tres figuras: Hades y Perséfone,
Perséfone alzó una ceja
-no vayas a pensar nada estúpido- dijo Nico
-Creo que es un poco tarde para eso- dijo Percy riendo
Sentados en sus tronos, y una mujer más vieja, de pie entre ambos. Parecían enfrascados en una discusión.
-Qué raro- bufó Deméter
— ¡Te dije que era un inútil! —gritó la mujer mayor.
— ¡Madre! —replicó Perséfone.
-Y tengo que estar de acuerdo con lo de inútil- dijo Zeus
-Miren quien habla- masculló Hades
—Tenemos visitas —ladró Hades—. ¡Por favor!
-Visita que secuestraste- dijo Poseidón
-Visita que mi hijo amablemente me llevó- dijo Hades
Nico resopló
Hades, uno de mis dioses menos predilectos, se alisó la túnica negra, cubierta con imágenes de caras aterrorizadas de condenados. En su tez lívida resaltaban los ojos intensos de un demente.
-Exacto- dijo Deméter -¿Ves querida? No soy la única que piensa que es un demente
-Madre por favor- murmuró Perséfone
—Percy Jackson —dijo satisfecho—. Por fin.
La reina Perséfone me estudió con curiosidad. La había visto una vez en invierno, pero ahora, en pleno verano, parecía una diosa completamente distinta.
Perséfone sonrió con orgullo, Afrodita rodó los ojos
Tenía el pelo negro y lustroso y unos ojos castaños muy cálidos. Su vestido relucía con un brillo cambiante y las flores del estampado —rosas, tulipanes, madreselvas— se transformaban y florecían constantemente.
La mujer que permanecía entre ellos era obviamente la madre de Perséfone.
-¿cómo lo descubriste?- bromeó Leo
-Creo que fue por el hecho de que la llamó "mamá"
-En realidad fue mi sexto sentido- bromeó Percy
El pelo y los ojos los tenía iguales, pero se la veía mucho mayor y también más severa. Iba con un vestido dorado, del color de los campos de trigo, y llevaba el pelo trenzado con hierbas secas, semejante a una cesta de mimbre. Me imaginé que si alguien encendía a su lado una cerilla, la pobre mujer correría serio peligro.
-¡Percy!- chillaron Katie y miranda
-Lo siento- dijo Percy sonrojado
Deméter resopló
-Te dije que no pensaras nada estúpido- dijo Nico
—Hum —murmuró—. Semidioses. Vaya. Lo que nos faltaba.
Nico se arrodilló junto a mí. Me habría gustado tener a mano mi espada para cortarle su estúpida cabeza de chorlito.
-Percy, cuanta violencia- dijo Hazel
-Lo siento, Hazel- dijo Percy con una sonrisa inocente
Por desgracia, Contracorriente seguía en algún rincón del campo donde nos habían sorprendido las Furias.
-Técnicamente solo te sorprendieron a ti- dijo Will -Nico ya sabía
—Padre —dijo Nico—. He hecho lo que me pediste.
—Has tardado demasiado —refunfuñó Hades—. Tu hermana lo habría hecho mejor.
-¡Padre!- chillaron Bianca y Hazel al mismo tiempo
-Hades... ¿Cómo puedes decir reo?- regañó Hestia
-no me volveré a quejar de mi padre- susurró Will
Hades tuvo la decencia de parecer avergonzado, ni él mismo sabía cómo pudo haber dicho eso, se removió incómodo al ver las miradas, pero no emitió ninguna palabra
Nico bajó la cabeza. Si no hubiera estado tan furioso con el maldito renacuajo, quizá lo habría compadecido.
-No necesito tu compasión, Jackson- gruñó Nico
-Oye sombritas, tranquilo- dijo Will
-bueno, al parecer Nico tienen un nuevo apodo- dijo Thalia
-Atrévete a usarlo y lo lamentarás- masculló Nico
-Tranquilo renacuajo- dijo Thalia ganándose una mirada furiosa, a la que ella no hizo caso
Miré airadamente al dios de los muertos.
— ¿Qué queréis, dios Hades? —inquirí.
—Hablar, desde luego. —Retorció la boca en una sonrisa cruel—. ¿No te lo ha dicho Nico?
-Sí te lo dijo- señaló Nico
—Así que toda esta búsqueda era sólo una artimaña. Nico me ha traído aquí abajo para que me matéis.
—Oh, no. Me temo que Nico fue bastante sincero cuando se ofreció a ayudarte.
-Tiene derecho a dudar- dijo Artemisa
-Por supuesto que lo tiene- masculló Poseidón
Es un muchacho tan honrado como duro de mollera.
-Por supuesto que sí- dijo Will con una sonrisa
Yo simplemente lo convencí para que diera un rodeo y te trajera primero aquí.
-Lo chantajeaste- dijo Hermes -eso es lo que hiciste
—Padre —intervino Nico—, me prometiste que Percy no sufriría ningún daño. Dijiste que si te lo traía me hablarías de mi pasado... de mi madre.
Se hizo un silencio sumamente incómodo en la sala, Nico se sonrojó furiosamente, Bianca se removió incómoda en su asiento
Hefesto se aclaró la garganta antes de seguir leyendo
La reina Perséfone suspiró con aire teatral.
-Siempre tan dramática- dijo Afrodita
-Mira quien lo dice- contestó Perséfone
— ¿Podríais absteneros de mencionar a esa mujer en mi presencia, por favor?
Y el ambiente de incomodidad se hizo más fuerte
-al menos tampoco te tocó unas madrastra tan sanguinaria- dijo Apolo
-apolo cállate- dijo Artemisa
—Perdona, palomita —murmuró Hades—. Algo tenía que prometerle al chico.
La otra dama carraspeó ruidosamente.
—Te lo advertí, hija. Este canalla de Hades es una birria de marido. Podrías haberte casado con el dios de los médicos o el dios de los abogados. Pero no.
Deméter suspiró con dramatismo
Tuviste que comerte esa granada...
—Madre...
— ¡Y te quedaste atrapada en el inframundo!
— ¡Por favor, madre!
—Y resulta que llega agosto y tú no vienes a casa como deberías. ¿Acaso piensas alguna vez en tu pobre y solitaria madre?
-Definitivamente el dramatismo viene de familia- dijo Apolo
-Pero nadie te gana- bufó Artemisa
-Por supuesto que no hermanita, yo soy el mejor en todos- dijo Apolo
— ¡Deméter! —La cortó Hades—. Ya basta. Eres una invitada en mi casa.
—Ah, pero ¿es una casa? —replicó ella—. ¿A este vertedero lo llamas una casa? Hacer vivir a mi hija en esta oscura pocilga...
-Esto es interesante- dijo Hefesto antes de seguir leyendo
— ¡Ya te lo he dicho! —Bramó Hades, haciendo rechinar los dientes—. Hay una guerra en el mundo exterior. Tú y Perséfone estáis más seguras aquí.
Todos los dioses miraron a Hades, Perséfone y Deméter con incredulidad
-Me alegra que estén disfrutando mientras todos los demás estamos en guerra- masculló Zeus
—Disculpad —los interrumpí—. Pero si vais a matarme, ¿no podríais aligerar y hacerlo cuanto antes?
-Percy, eso no es de ayuda- murmuró Poseidón
Los tres dioses me miraron estupefactos.
—Vaya, pues sí que tiene carácter —observó Deméter.
—En efecto —asintió Hades—. Me encantaría matarlo.
-Y a mí me encantaría matarte a ti, pero no a todos se nos cumplen los sueños- gruñó Poseidón -así que espero que lo dejes en paz
— ¡Padre! —Exclamó Nico—. ¡Lo prometiste!
—Esposo, ya te lo he dicho otras veces —lo reprendió Perséfone—. No puedes andar incinerando a cada héroe con el que te tropiezas. Además, éste es valiente, lo cual me gusta.
Percy se sonrojó
Hades puso los ojos en blanco.
—También te gustaba el tal Orfeo. Y fíjate cómo salió aquello. Déjame matarlo, aunque sólo sea un poquito.
-¿Cómo puedes matarlo aunque sea solo un poquito?- preguntó Apolo
-Soy el dios del inframundo- señaló Hades con obviedad
-Sí, pero...- dijo Apolo
-Ya casi acabamos el capítulo- dijo Hefesto - se pelean después
— ¡Padre, lo prometiste! —Insistió Nico—. Dijiste que sólo querías hablar con él. Que si te lo traía, me explicarías...
Hades frunció el entrecejo y alisó de nuevo los pliegues de su túnica.
-Nico, estás siendo inoportuno- murmuró Bianca
Nico se sonrojó, pero no dijo nada
—Y así lo haré. Tu madre... ¿qué puedo decirte? Era una mujer maravillosa. —Le echó un vistazo incómodo a Perséfone—. Perdona, querida. Quiero decir, para ser una mortal, claro. Se llamaba Maria di Angelo.
Perséfone tenía una expresión perfectamente neutral, pero se podía sentir en la sala la incomodidad de los implicados
Era de Venecia, pero su padre trabajaba de diplomático en Washington. Allí la conocí. Cuando tú y tu hermana erais pequeños, la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de desatarse.
Zeus resopló
Un mal momento para ser hijos de Hades. Algunos... hum... de mis otros hijos se habían colocado al frente del bando perdedor. Me pareció que lo mejor sería poneros a los dos fuera de peligro.
-Cosa que no debiste haber ó Zeus
-Sí sí, lo que sea que digas- masculló Hades
— ¿Por eso nos escondiste en el Hotel Casino Loto?
Hades se encogió de hombros.
—Así no envejecisteis ni os disteis cuenta del paso del tiempo. Esperé a que llegara el momento oportuno para liberaros.
-No puedes estar hablando en serio- dijo Atenea
-¿Podemos acabar este capítulo de una vez?- masculló Hades
— ¿Y qué pasó con nuestra madre? ¿Por qué no la recuerdo?
—Eso no importa —le soltó Hades.
— ¿Qué? Claro que importa. Tú tenías otros hijos. ¿Por qué sólo nosotros fuimos enviados lejos del conflicto? ¿Y quién era el abogado que vino a sacarnos de allí?
-Hablas demasiado- murmuró Hades -haces muchas preguntas
Nico se encogió de hombros
Hades hizo rechinar los dientes.
—Harías bien en hablar menos y escuchar más, muchacho. En cuanto al abogado...
Chasqueó los dedos. En el respaldo de su trono, Alecto empezó a transfigurarse hasta adoptar la apariencia de un hombre de media edad con un traje a rayas y un maletín.
Nico y Bianca hicieron una mueca
Allí agazapada, o bueno... agazapado junto al hombro de Hades, tenía un aspecto extrañísimo.
— ¡Tú! —exclamó Nico.
La Furia chilló:
— ¡Los abogados y los profesores me salen muy bien!
-¿Por qué será?- masculló] Poseidón
-Deja los dramas, tú mocoso está bien- dijo Hades
Nico temblaba de pies a cabeza.
—Pero ¿por qué nos sacaste del casino?
—Tú ya sabes por qué —replicó Hades—. Es imposible que este idiota, hijo de Poseidón, sea la criatura de la profecía.
-Pues es lo que yo quisiera- masculló Poseidón -que mi hijo no fuera el de la profecía
Arranqué un rubí de la planta más cercana y se lo arrojé al dios con rabia, aunque se hundió en su túnica sin causarle el menor daño.
-Que falta de respeto- bufó Hera -el chico necesita modales
— ¡Deberíais estar ayudando al Olimpo! —le espeté—. Todos los demás dioses se encuentran luchando ahora mismo contra Tifón y vos permanecéis aquí sentado tranquilamente...
-Bastantes modales- dijo Dionisio
-Ese chico me agrada cada vez más- dijo apolo
—Esperando a ver qué pasa —completó mi frase—. Sí, exacto. ¿Cuándo fue la última vez que el Olimpo me ayudó a mí, mestizo? ¿Cuándo fue la última vez que uno de mis hijos recibió el trato de un héroe? ¡Bah! ¿Por qué habría de apresurarme a socorrerlos? No, yo me quedaré aquí con todas mi fuerzas intactas.
-Eso no servirá de nada- dijo Atenea -¿Crees que no va air por ti?
Hades se removió en su trono
— ¿Y cuándo Cronos venga por vos?
—Que lo intente. Estará muy debilitado. Y mi hijo aquí presente, Nico... — Hades lo observó con desagrado—. Bueno, no es que sea gran cosa ahora mismo, lo reconozco.
-¿Lo ha visto bien?- masculló Will
-solace, no- dijo Nico negando con la cabeza -ya una vez acabaste convertido en un pavo real
Habría sido mejor que Bianca hubiera seguido viva.
-¡Padre!- gritó Bianca
-Eso fue muy cruel Hades- dijo Hestia
-Definitivamente no fuiste el padre más simpático ¿Cierto?- comentó Deméter
-Y el padre del año es...- murmuró Apolo
Pero imagínatelo con cuatro años más de entrenamiento... Sin duda podremos resistir todo ese tiempo. Nico tendrá dieciséis, como dice la profecía, y entonces será él quien tome la decisión que salvará al mundo. Y yo seré el rey de los dioses.
-Otro con delirios de grandeza- murmuró Hefesto negando con la cabeza
—Estáis loco —le dije—. Cronos os aplastará en cuanto termine de pulverizar el Olimpo.
Hades extendió la palma de las manos.
—Bueno, tú mismo tendrás la oportunidad de comprobarlo, mestizo. Porque te vas a pasar esta guerra en mis mazmorras.
-¡Hades!- gruñó Poseidón -tus delirios de grandeza te están volviendo aún más loco
-Tienen que admitir que era un buen plan- dijo Hades con indiferencia
Una ola casi lo moja, pero Hades reaccionó a tiempo -Te estás volviendo lento, marisco
— ¡No! —Gritó Nico—. Eso no fue lo que acordamos, padre. ¡Y no me lo has contado todo!
—Te he contado lo que necesitas saber —replicó Hades—. En cuanto a nuestro acuerdo, he hablado con Jackson, no le he hecho daño, y tú ya tienes tu información. Si querías un acuerdo mejor, tendrías que haberme hecho jurar por el Estigio. ¡Y ahora, vete a tu habitación! —Hizo un ademán y Nico se desvaneció.
-Lo mandó a su habitación- murmuraron los Stoll con asombro
-ni siquiera el renacuajo se salva- - dijo Thalia
-Basta de eso, cara de pino- gruñó Nico
—Ese chico debería comer más —rezongó Deméter—. Está demasiado enclenque. Le hacen falta más cereales.
-Es cierto- dijo Deméter
Perséfone puso los ojos en blanco.
—Deja ya lo de los cereales, madre. Mi señor Hades, ¿seguro que no podemos soltar a este pequeño héroe? Tiene un valor increíble.
—No, querida. Ya le he perdonado la vida. Con eso basta.
-Que amable- dijo Hermes con sarcasmo
-mejor lo hubieras matado- gruñó Ares
-Ya déjenlo en paz- masculló Poseidón
Estaba convencido de que ella me defendería. La bella y valerosa Perséfone me sacaría de aquel aprieto.
Pero no: se limitó a encogerse de hombros.
Perséfone se sonrojó un poco
—Bueno... ¿Qué hay para desayunar? —Preguntó a continuación—. Me muero de hambre.
—Cereales —repuso Deméter.
-Los cereales son una gran fuente de vitaminas- dijo Deméter -todos aquí deberían comer más cereales
— ¡Madre! —Las dos mujeres desaparecieron en un torbellino de flores y trigo.
—No te deprimas, Percy Jackson —me advirtió Hades—. Mis fantasmas me mantienen informado de los planes de Cronos. Y puedo asegurarte que no tenías ninguna posibilidad de detenerlo a tiempo.
-Ya vimos de dónde sacó Nico lo optimista- dijo Apolo
-Es otro rasgo de familia- murmuró Will
Esta misma noche será demasiado tarde para tu precioso monte Olimpo. La trampa ya se habrá accionado para entonces.
Los dioses le lanzaron miradas molestas a Hades
— ¿Qué trampa? ¡Si sabéis de qué se trata, haced algo! ¡Al menos, dejadme avisar a los demás dioses!
-Ay, es una lindura- chilló Afrodita
-Tiene agallas- dijo Artemisa
Hades sonrió.
—Tienes arrestos, no lo niego. Disfruta de mi mazmorra. Pasaremos a ver cómo estás dentro de... cincuenta o sesenta años.
-fin del capítulo- dijo Hefesto ahora sí pueden seguir peleando
-Más te vale que liberes a mi hijo- dijo Poseidón
-Está libre- señaló Hades
-Dejen de actuar como críos- dijo Hera -leamos otro capítulo para terminar con esto de una vez
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