CONTRATAMOS UN NUEVO GUÍA
-Hola- dijo Percy, Annabeth lo miró con una ceja alzada y con la insinuación de una sonrisa -¿Vas a golpearme?
-He estado deseándolo durante todo el capítulo- admitió Annabeth
Percy le dio una sonrisa -Nada de llaves de judo
Annabeth lo golpeó en el brazo -¿Faltan más capítulos así?
Percy se encogió de hombros -Es una sorpresa
-Perseus Jackson- dijo Annabeth dándole otro golpe
Después de tan incómodo capítulo cada uno de los chicos se retiró a descansar, Jason interceptó a Leo cuando ya todos se habían ido y Calipso les dio un momento a solas
-Así que ese capítulo...- dijo Jason -¿Calipso y tú han peleado?
-Superman rubio, no sé si pelear sea la palabra adecuada, solo hemos recordado algunas cosas- dijo Leo
-Como cuando caíste en su isla- supuso Jason
-Sí- Leo se pasó una mano por el cabello -no fue el mejor capítulo, pero no pasa nada, por fin acabó y Cali está conmigo
-De acuerdo- dijo Jason no muy convencido -Si necesitas hablar...
-Ya sé dónde encontrarte Superman, está bien- dijo Leo
En el palacio de Atenea, la diosa de la sabiduría estaba dando un sermón del por qué su hija no debería salir con el engendro de Poseidón
-No entiendo que es lo que ves en él- bufó Atenea -es impredecible y peligroso, Afrodita siempre metiéndose en la vida de todos, podrías ser cazadora... El chico no quería regresar de la isla
-Madre... Él regresó- ese monólogo de su madre comenzaba a irritar a Annabeth
-Tal vez un hijo de Zeus- sugirió Atenea
Annabeth rodó los ojos, fingió que la oía mientras a la diosa continuaba con su sermón
En el palacio de Ares:
-¡En vez de entrenar vas y te besuqueas con el mocoso de Hermes! ¡Así no es como serás una gran guerrera! ¡Me pones un vergüenza!- gritó Ares
Clarisse lo miraba con expresión aburrida y Frank con expresión de horror
-¡Me avergüenza!- dijo el dios -pero no podemos hacerles nada por el estúpido juramento- masculló
En el palacio de Poseidón:
-¿Annabeth está molesta?- preguntó el dios
-Nah, un poco celosa nada más- dijo Percy
-Annabeth es linda- dijo Tyson
-Lo sé- dijo Percy -el que me preocupa es Leo
-El chico fuego- asintió Tyson
-¿Por qué?- preguntó Poseidón
Percy se encogió de hombros -el capítulo fue incómodo, y bueno, él no habló mucho sobre su estancia en la isla
-Tiempo para reflexionar y dejar cosas claras- murmuró Tyson
Por la mañana el desayuno fue más tranquilo que las veces anteriores, se sentía un poco de incomodidad en el ambiente y por supuesto, hubo algunas miradas asesinas
Ya en la sala, Afrodita tomó el libro -Debemos seguir con esta fascinante lectura- dijo con una risita -¿Quién va a leer?
Todos tomaron sus lugares
-Yo lo haré- dijo Frank -Contratamos un nuevo guía
Unas horas más tarde, la balsa me depositó en la playa del Campamento Mestizo.
-Ya era hora- dijo Connor
-Te estabas tardando- asintió Travis
No tengo la menor idea de cómo llegué allí. En algún punto, el agua del lago se convirtió en agua marina.
-La balsa es mágica, te llevaría a donde quieras- comentó Hermes
-Ya quiero oír el feliz recibimiento- dijo Thalia
Percy le sacó la lengua
Las costas tan familiares de Long Island se dibujaron en el horizonte y un par de tiburones blancos salieron a la superficie y amistosamente me empujaron hasta la playa.
-Los tiburones van a hacer los más amigables- anunció Apolo
-Siento el amor- rió Percy
-Bueno, también te tardaste dos semanas- masculló Annabeth
Cuando toqué tierra, el campamento parecía desierto. Era media tarde, pero en el campo de tiro al arco no había nadie. El muro de escalada seguía rugiendo y arrojando lava para nadie. En el pabellón, nada. Las cabañas, vacías...
-¡Porque llevabas desaparecido dos semanas y creímos que habías muerto!- masculló Annabeth
-Sí Percy, eso no fue divertido- dijo Will -preparamos tu sudario
-No lo vuelvas a hacer- dijo Poseidón
Entonces reparé en una columna de humo que se elevaba del anfiteatro. Demasiado temprano para una fogata. Y no creía que estuvieran asando malvaviscos. Corrí hacia allá.
-Debiste imaginar lo que estaba pasando, Prissy- dijo Clarisse
Aún no había llegado, cuando oí que Quirón hacía un anuncio. Al comprender lo que decía, me detuve en seco.
-No fueron las mejores dos semanas- dijo Travis -pero llegaste justo a tiempo
—... aceptar que ha muerto —expuso—. Después de un silencio tan largo, no es probable que nuestras plegarias sean atendidas. Le he pedido a su mejor amiga que haga los honores finales.
-Owww que lindo- dijo Afrodita
-No cuando son los honores finales- dijo Poseidón
-Todos sabíamos que era la indicada- dijo Travis
Llegué a la parte trasera del anfiteatro. Nadie reparó en mí. Todos me daban la espalda y miraban a Annabeth, que tomó un largo sudario de seda verde con un tridente bordado y le prendió fuego. Estaban quemando mi sudario.
-¿Cómo lo dedujiste?- bromeó Nico
Annabeth volvió a golpear a Percy -Más te vale que no vuelva a pasar, Perseus
-Aunque era un bonito sudario- dijo Percy
-No es gracioso, Perseus- dijo Poseidón
Ella volvió su rostro hacia la audiencia. Tenía los ojos hinchados de llorar, pero acertó a decir:
—Era seguramente el amigo más valeroso que he tenido. Él...
-El estúpido que nos hizo creer que estaba muerto- dijo Clarisse
-Ay, yo sé que extrañaste- dijo Percy
-Ni en mis peores pesadillas, Jackson- dijo Clarisse
—Entonces me vio —. ¡Está allí!
-Yo solo espero que lo golpee- dijo Connor
Todas las cabezas se volvieron. La gente sofocó un grito.
-Un reencuentro dramático- dijo Apolo -me gusta
— ¡Percy! —exclamó Beckendorf con una gran sonrisa. Un montón de chavales me rodearon y empezaron a darme palmadas en la espalda.
-Ese día empezó mal, pero terminó bien- comentó Travis
-Aunque tal vez no para ti- dijo Connor mirando a Percy
También oí varias maldiciones procedentes de los chicos de la cabaña de Ares; Clarisse se limitó a poner los ojos en blanco, como si no pudiese creer que yo hubiera tenido la cara dura de sobrevivir.
-Solo a ti se te ocurre- bufó Clarisse
-Yo sé que querías que pasara- dijo Percy
Quirón se acercó a medio galope y todos le abrieron paso.
—Bueno —dijo con un suspiro de alivio—. Creo que nunca me había alegrado tanto al ver regresar a un campista.
-Eh- se quejaron todos los demás campistas
-Se siente el favoritismo- dijo Piper
-Traición- dijo Leo dramáticamente
-Muchachos, saben que no...- dijo Quirón
-Nos quiere como a Percy- añadió Travis
-Tampoco es que hayan leído algo diferente durante los libros- bromeó Apolo
-Chicos...- murmuró Quirón
-Hagamos un club, pero no hay que invitar a Percy- dijo Connor
-Ni a Annabeth- dijo Thalia
-Ustedes son muy dramáticos- señaló Percy
Pero tienes que contarme...
— ¿Dónde has estado? —lo interrumpió Annabeth, apartando a los demás campistas.
-Abran paso, ha llegado su chica- canturreó Travis
-Los demás no tienen derecho a estar ahí- dijo Connor
Creí que iba a darme un puñetazo, pero lo que hizo fue abrazarme con tal fuerza que casi me rompió las costillas.
-Un beso hubiera estado mejor- dijo Perséfone
-Después de dos semanas, hubiera sido lo mejor- suspiró Afrodita
Los demás enmudecieron. Ella pareció darse cuenta de que estaba haciendo una escena y se separó de mí—.
-¿Desde cuándo te importa hacer escenas?- preguntó amablemente Thalia
-De hecho, nosotros esperábamos una escena- dijo Connor
Yo... ¡pensábamos que habías muerto, sesos de alga!
—Lo siento —dije—. Me perdí.
-No seas mentiroso, Perseus, ya leímos el capítulo- comentó Apolo con diversión
— ¿Que te perdiste? —aulló—. ¿Dos semanas? ¿Dónde demonios...?
-Golpéalo- gritaron los Stoll -es lo que estábamos esperando
—Annabeth —la interrumpió Quirón—. Quizá deberíamos discutir esto en privado, ¿no crees? Los demás, regresad a vuestras ocupaciones.
-Queríamos saber lo que pasaba- se quejaron los Stoll
-Al fin lo van a saber- dijo Hermes
Sin darnos tiempo a protestar siquiera, nos agarró a Annabeth y a mí con la misma facilidad que si fuéramos dos gatitos,
-Unos gatitos peleoneros- dijo Thalia
-Pero a veces adorables- suspiró Perséfone
nos colocó sobre su lomo y nos llevó al galope hacia la Casa Grande.
-¡Terapia de pareja!- gritó Connor
-Y con eso ¿Cómo se sienten?- preguntó Travis "seriamente"
-No fue terapia de pareja- dijo Percy
No les conté la historia entera: no tenía fuerzas para hablar de Calipso.
-Ya empezamos con los secretos- dijo Travis negando con la cabeza -muy mal
-Ustedes son muy malvados- dijo Hazel
Sí les expliqué cómo había provocado la explosión en el monte Saint Helens y cómo había salido disparado del volcán.
-Lo cual debemos admitir que fue increíble- dijo Hermes
-Pudo haber muerto- bufó Poseidón
-Pero eso no le quita lo increíble- dijo Apolo chocando los cinco con Hermes
Les dije que me había quedado confinado en una isla. Que más tarde Hefesto me había encontrado y me había indicado cómo partir. Y que una balsa mágica me había llevado hasta el campamento.
-Los dioses vemos como ocultas información- bromeó Apolo
Era todo cierto, pero mientras lo contaba noté que me sudaban las palmas de las manos.
-Pues tenías a Annabeth delante de ti mientras ocultas información- dijo Thalia
-Además, no eres un buen mentiroso- dijo Nico
-No era mentira- dijo Percy
-Era ocultar información- aceptó Apolo
—Has estado desaparecido dos semanas. —Ahora Annabeth hablaba con voz más firme, pero aún se la veía conmocionada—. Cuando oí la explosión, pensé...
Percy le dio una sonrisa adorable y luego abrazó a su novia, Afrodita y Perséfone suspiraron, Atenea rodó los ojos
—Ya —asentí—. Lo siento. Pero ya he averiguado cómo cruzar el laberinto. Hablé con Hefesto.
-Ahí van las buenas noticias- dijo Rachel riendo
Annabeth se sonrojó
— ¿Te dio él la clave?
—Bueno, vino a decirme que yo ya sabía cómo hacerlo. Y es cierto. Ahora lo entiendo.
-Ya era hora- bufó Atenea
-Se estaba tardando- asintió Dionisio
Le conté mi idea.
Annabeth se quedó boquiabierta.
— ¡Eso es una locura, Percy!
-Generalmente eso es una buena señal- comentó Piper
Quirón se arrellanó en su silla de ruedas y se acarició la barba.
—Hay un precedente, no obstante. Teseo contó con la ayuda de Ariadna.
-Y vean como le pagó- bufó Dionisio
-Eso pasó hace mucho tiempo- dijo Poseidón
—Pero esta búsqueda es mía —protestó Annabeth—. He de dirigirla yo.
-Pero necesitas ayuda- dijo Hestia amablemente
Quirón parecía incómodo.
—Querida, la búsqueda es tuya, pero necesitas ayuda.
-Es la mejor manera- dijo Apolo
-Además tienen que evitar la invasión de su campamento- comentó Artemisa
— ¿Y se supone que eso va a representar una ayuda? ¡Por favor! Es un error. Es cobarde. Es...
-¿Debería ofenderme?- preguntó Rachel
—Cuesta tener que admitir que necesitamos la ayuda de un mortal —admití—.
Pero es cierto.
-Que amable- dijo Rachel
Annabeth me lanzó una mirada fulminante.
-Les dije que no le iba a gustar la idea- dijo Percy
-Pero lo que tiene que importar es salvar el campamento- dijo Poseidón
-Además de que estaba celosa y enojada porque desapareciste dos semanas- señaló Perséfone
-No estaba celosa- comentó Annabeth
Los chicos y algunos dioses le dieron miradas incrédulas
— ¡Eres la persona más odiosa que he conocido! —dijo, y salió de la habitación hecha una furia.
-Y según eras su amigo más valeroso- dijo Piper divertida
Me quedé mirando la puerta. Tenía ganas de romper algo de un puñetazo.
-No puedo creer que después de ese beso sigan así- bufó Afrodita
— ¡Ya ves de qué me ha servido ser el amigo más valeroso que ha tenido!
-Eso te ganas por estar desaparecido- dijo Annabeth burlona
-Estoy de acuerdo- dijo Thalia
—Ya se calmará —aseguró Quirón—. Está celosa, chico.
-Que no estaba celosa- dijo Annabeth
-Ajá- murmuraron los chicos
—Eso es absurdo. Ella no... No es como si...
-Ay, tan tierno- dijo Hazel
-Entonces... ¿Por qué crees que te besó?- preguntó Piper
Percy se encogió de hombros riéndose, Annabeth rodó los ojos
Quirón rió entre dientes.
—Eso no importa. Annabeth tiene un sentido bastante territorial de la amistad, por si no lo habías notado.
-Claro... Sentido de la amistad- dijo Jason
-Ahora así se le llama- dijo Nico
-Exactamente, es como el sentido de la amistad que tienes con Will- agregó Percy
Estaba muy preocupada por ti. Y ahora que has vuelto, creo que sospecha dónde te quedaste aislado.
-Bastante tiempo, por cierto- dijo Annabeth
Lo miré a los ojos y comprendí que había adivinado lo de Calipso. Es difícil ocultarle algo a un tipo que lleva tres mil años entrenando a héroes. Ya lo ha visto prácticamente todo.
-Muchísimas cosas, muchacho- suspiró Quirón
—No vamos a ocuparnos de tus preferencias —dijo—. Has vuelto y eso es lo que importa.
-De tus preferencias te puedes ocupar tú solo- dijo Afrodita con un guiño
—Díselo a Annabeth.
-Ha vuelto y eso es lo que importa- dijo Connor a Annabeth
Quirón sonrió.
—Por la mañana haré que Argos os lleve a los dos a Manhattan. Podrías parar un momento para ver a tu madre, Percy. Está muy... trastornada, lógicamente.
-Es obvio- dijo Hestia -no ha sabido nada de su hijo
El corazón me dio un brinco. Durante todo aquel tiempo en la isla de Calipso ni siquiera se me había ocurrido pensar en lo que sentiría mi madre.
-Y el hijo coqueteando en una isla lejana- dijo Travis negando con la cabeza
-Muy mal- dijo Connor
-¿Podrían callarse?- preguntó Calipso
-No- dijeron los chicos
Sin duda, creería que había muerto. Debía de estar destrozada. ¿Qué me pasaba? ¿Cómo no se me había ocurrido pensar en eso siquiera?
-Porque estabas muy cómodo- bufó Atenea
—Quirón —dije—, ¿qué hay de Grover y Tyson? Tú crees...
—No lo sé, muchacho. —Miró fijamente la chimenea vacía—. Enebro está muy afectada. Todas sus ramas se han vuelto amarillas.
-Al menos Grover no se quedó coqueteando con alguien- dijo Will
-¿Tú también?- preguntó Percy
-Todos únanse al movimiento "molestar a Percy y a todos los involucrados"- gritaron los Stoll
-Así se habla- dijo Hermes
-Son tan malos- murmuró Rachel
-No te preocupes, creo que ya llegará el momento de cada uno de ustedes- comentó Apolo
Los chicos se miraron horrorizados
El Consejo de los Sabios Ungulados ha revocado in absentia el permiso de buscador de Grover. Aun suponiendo que regrese vivo, lo condenarán a un exilio vergonzoso. —Suspiró—. Grover y Tyson tienen muchos recursos, sin embargo. Todavía podemos albergar esperanzas.
-Confiamos en ti, niño cabra- dijo Travis
—No debería haber permitido que se fueran.
-Era necesario, era mi destino- dijo Grover
—Grover tiene su propio destino y Tyson fue lo bastante valiente para seguirlo. Si Grover corriera un peligro mortal lo sabrías, ¿no crees?
-Hacíamos lo mejor que podíamos- dijo Grover
—Supongo. La conexión por empatía. Pero...
—He de contarte otra cosa, Percy. En realidad, dos cosas desagradables.
-Vaya, faltaba la subida de ánimo- dijo Leo
—Genial.
—Chris Rodríguez, nuestro invitado...
-Ay no- murmuró Chris
Recordé lo que había visto en el sótano, cuando sorprendí a Clarisse habiéndole mientras él no paraba de farfullar incoherencias sobre el laberinto.
— ¿Ha muerto?
Clarisse le dio una mirada asesina a Percy
-Lo siento- dijo Percy -pero me dijeron que eran malas noticias ¿Qué más podía pensar?
-Cualquier otra cosa- bufó Clarisse
—Aún no —respondió Quirón con gravedad—. Pero está mucho peor. Lo hemos trasladado a la enfermería; no le quedan fuerzas para moverse.
-Dionisio ¿Por qué aún no regresas? Te estás tardando- dijo Hermes
Dionisio le dio una mirada de "duh"
Tuve que ordenar a Clarisse que regresara a sus actividades normales, porque se pasaba el día junto a su cabecera.
Ares masculló una especie de maldición en griego
El enfermo no responde a ningún tratamiento. No acepta comida ni bebida. Ninguna de mis medicinas le ha servido. Ha perdido las ganas de vivir, sencillamente.
Hermes miró a su hijo con preocupación y Luke también miraba a su hermano con arrepentimiento
Me estremecí. A pesar de todas mis trifulcas con Clarisse, me sentía fatal por ella.
Clarisse bufó -No lo hagas
Había tratado de ayudarlo con todas sus fuerzas. Pero ahora que habíamos estado en el laberinto comprendía por qué al fantasma de Minos le había resultado tan fácil volver loco a Chris.
-Estaba solo- dijo Hades mirando a su hijo
-Se acerca cuando están solos y vulnerables- asintió Hermes
Si yo hubiera vagado solo por aquellos túneles sin ningún amigo que me ayudara, nunca habría salido de allí.
-Lo bueno es que no estabas solo- suspiró Poseidón
-No es recomendable- dijo Chris
—Lamento decir que la otra noticia es aún más desagradable —continuó Quirón—.
Quintus ha desaparecido.
-Era de esperarse- dijo Atenea
— ¿Que ha desaparecido? ¿Cómo?
—Hace tres noches entró en el laberinto. Enebro lo vio. Parece que tenías razón sobre él.
-Algo así- murmuró Percy
—Es un espía de Luke.
-Pues al parecer en su campamento hay algún otro espía- comentó Artemisa -el ejército parece saberlo todo
—Le hablé del Rancho Triple G y le conté que Quintus había comprado sus escorpiones allí y que Gerión se había dedicado a proporcionar suministros al ejército de Cronos—. No puede ser una coincidencia.
-Las coincidencias no existen- dijo Apolo -todo pasa por algo
-Por idiota, por ejemplo- dijo Nico
Quirón respiró hondo.
— ¡Cuántas traiciones! Confiaba en que Quintus demostraría ser un amigo. Por lo visto, me equivocaba.
-Típico en nuestras vidas- dijo Piper
— ¿Y la Señorita O'Leary? —pregunté.
—El perro del infierno sigue en el ruedo de arena. No deja que se acerque nadie. No tuve valor para encerrarla en una jaula... ni para sacrificarla.
-¿Quién podría? Es adorable- comentó Nico
-Wow, el señor de la oscuridad ampliando su vocabulario- bromeó Will
-La señorita O'Leary es adorable, tú sin embargo no lo eres- dijo Nico
-Sigue negándolo, sombritas- dijo Will
—Quintus no la habría dejado así como así.
—Cómo te he dicho, Percy, por lo visto nos equivocamos con él. Y ahora deberías prepararte para mañana. Os queda aún mucho que hacer a ti y a Annabeth.
-Si es que Annabeth te quiere hablar en ese momento- dijo Connor -yo la vi muy celosa
Annabeth bufó
Lo dejé en su silla de ruedas, contemplando con tristeza la chimenea. Me pregunté cuántas veces habría permanecido allí sentado, esperando la vuelta de unos héroes que jamás habrían de regresar.
-Muchas veces, muchacho, el tiempo no lo hace más fácil- dijo Quirón
-A veces no es fácil ser inmortal- dijo Hestia
Antes de la cena, me pasé un momento por la arena. La Señorita O'Leary, en efecto, estaba allí acurrucada, como una montaña negra y peluda, masticando con desgana la cabeza de un maniquí de combate.
-La pobre criatura está triste- dijo Perséfone -tal vez debería ir a jugar con Cerbero
-Cariño, la perra del infierno no se encuentra aquí- dijo hades
Perséfone suspiró -Harían buena pareja
-Creo que te estas juntando demasiado con Afrodita- dijo Hades
-Creí que no se caían bien desde aquel pleito...- susurró Piper
-Dioses...- murmuró Annabeth
En cuanto me vio se puso a ladrarme y se me acercó dando saltos. Creí que era hombre muerto. Sólo me dio tiempo a decir « ¡Vaya!» antes de que me tirase al suelo y empezara a lamerme la cara.
-Hasta los perros del infierno lo adoran- suspiró Afrodita
-No estoy seguro si eso es bueno- dijo Poseidón
Normalmente, siendo como soy el hijo de Poseidón, yo sólo me mojo si quiero, pero mis poderes al parecer no incluían la saliva de perro, porque me quedé completamente bañado en babas.
-Todo quieres Percy- dijo Travis -así no se puede
— ¡Vaya, chica! —grité—. No puedo respirar. ¡Deja que me levante!
-Que linda perrita- dijo Hazel
Finalmente, logré quitármela de encima. Le rasqué las orejas y le di una gigantesca galleta para perros.
— ¿Dónde está tu amo? —le pregunté—. ¿Cómo es que te dejó aquí?, ¿eh?
-¿Cómo la pudo dejar si es tan linda?- preguntó Rachel
-Tal vez no quería que sufriera un destino cruel- dijo Thalia
Ella lloriqueó, como si también le hubiera gustado saberlo.
-Creo que a ella también le hubiera gustado saberlo- asintió Perséfone
Estaba dispuesto a creer que Quintus era un enemigo, pero aún no acababa de comprender por qué había dejado allí a la Señorita O'Leary. Si de algo estaba convencido era de que su mega perra le importaba de verdad.
-A veces las personas hacen cosas que no comprendemos- dijo Hazel
Estaba pensando en ello y secándome las babas de la cara cuando oí la voz de una chica:
—Tienes suerte de que no te haya arrancado la cabeza.
-Creo que esa es Clarisse- dijo Connor -era la única que quería acercarse
Era Clarisse, que estaba al otro lado del ruedo con su espada y su escudo.
—Vine a practicar ayer —gruñó— y trató de morderme.
-Que perra tan inteligente- dijo Connor
Chris le lanzó una mala mirada
—Es una perra inteligente —comenté.
—Qué gracioso.
-Son unos idiotas- anunció Clarisse
Percy y Connor chocaron los cinco
Se acercó a nosotros. La Señorita O'Leary soltó un gruñido, pero le di unas palmaditas en la cabeza y la calmé.
-Es mi toque especial- dijo Percy
—Ese estúpido perro del infierno —masculló Clarisse— no va a impedirme que practique.
-Así se habla- dijo Ares -ya era hora de que pusieras en orden tus prioridades
-¿Que estas tratando de decir?- preguntó Afrodita -¿El amor no es importante?
-Uhhh- dijo Apolo -alguien está en problemas
-Mejor continúa leyendo- gruñó Ares
Hermes simuló estornudar y murmuró -Cobarde
—Me he enterado de lo de Chris —dije—. Lo siento.
Clarisse dio unos pasos por la arena. Al pasar junto al maniquí más cercano, lo atacó con crueldad, le arrancó la cabeza de un tajo y le atravesó las tripas con la espada.
Luego sacó el arma y continuó caminando.
-Esa es como una señal de "corre"- dijo Travis
-No para Percy- dijo Frank
—Ya, bueno, a veces las cosas salen mal. —Le temblaba la voz—. Los héroes quedan malheridos. Se... se mueren y los monstruos, en cambio, regresan una y otra vez.
-La justicia de la vida- dijo Luke
-Tú mejor ni hables- gruñó Clarisse
Tomó una jabalina y la lanzó al otro extremo del ruedo. Fue a clavarse en otro maniquí, justo entre los dos orificios para los ojos del casco.
Había llamado héroe a Chris, como si nunca se hubiera pasado al bando del titán.
Clarisse le lanzó una mirada asesina
-Como ya he dicho muchas veces... ¡Yo no pedí que leyeran mis pensamientos!- dijo Percy
Me recordó el modo que a veces tenía Annabeth de hablar de Luke. Decidí no mencionar el tema.
-Y menos después de que clavó su jabalina entre los ojos de aquel maniquí-. Comentó Piper
—Chris era valiente —dije—. Espero que se mejore.
Me lanzó una mirada furiosa, como si yo fuera su próxima diana.
-Percy siendo aventurero- dijo Connor
La Señorita O'Leary gruñó.
—Hazme un favor —murmuró Clarisse.
-Jamás creí que oiría esas palabras- dijo Travis fingiendo secar una lagrima
—Sí, claro.
—Si encuentras a Dédalo, no te fíes de él. No le pidas ayuda. Mátalo, simplemente.
-Que buena clase de favor- dijo Bianca
—Clarisse...
—Porque una persona capaz de construir una cosa como el laberinto... es la maldad en persona. La maldad sin más.
-Pero necesitaban su ayuda- dijo Atenea -de otra forma no resistirían el ataque
-Ya lo saben- dijo Poseidón con fastidio
Por un instante me recordó a Euritión, el pastor, que no dejaba de ser un hermanastro suyo, aunque muchísimo más viejo. Ella también tenía una expresión muy dura en los ojos, como si la hubiesen utilizado durante los últimos dos mil años y ya estuviera harta.
-No se le puede culpar- dijo Thalia
-Ser semidiós es fácil- dijo Luke
-Y menos si empiezas una guerra- gruñó Atenea
Envainó la espada.
—Se acabaron las prácticas. A partir de ahora va en serio.
-Monstruos temed- gritó Leo quitándole un poco de tensión al asunto
Esa noche dormí en mi propia litera y, por primera vez desde hacía semanas, desde que había despertado en la isla de Calipso, los sueños volvieron a encontrarme.
-Isla 1, campamento 0- dijo Connor
-En realidad creo que sería isla 1, campamento 1000- dijo Thalia
-Solo conté lo de los sueños- refunfuñó Connor
Me hallaba en la corte de un rey: una espaciosa sala blanca en la que destacaban unas columnas de mármol y un trono de madera en el que se sentaba un tipo rollizo con el pelo rizado y rojizo, tocado por una corona de laurel.
-En cada momento tus sueños me sorprenden más- dijo Artemisa
-Se supera a sí mismo- estuvo de acuerdo Apolo
-No sean tan exagerados- bufó Zeus
-El rey de la exageración ha hablado- dijo Poseidón
Había tres chicas a su lado que parecían sus hijas, todas pelirrojas como él y con túnicas azules.
Las puertas se abrieron con un crujido y un heraldo se adelantó y anunció:
— ¡Minos, rey de Creta!
Me puse alerta, pero el hombre del trono se limitó a sonreír a sus hijas.
—Me muero de impaciencia por ver la expresión de su cara.
-Vaya, que buen rey- dijo Rachel
Minos, el siniestro monarca en persona, entró majestuosamente. Era tan alto y tenía
un aire tan serio que el otro rey parecía ridículo comparado con él. La barba puntiaguda de Minos se había vuelto gris. Estaba más delgado que la última vez que lo había visto en sueños y tenía las sandalias manchadas de barro, pero en sus ojos habitaba la crueldad de siempre.
-Hay cosas que nunca cambian- dijo Hestia
-Siempre fue un hombre despreciable- dijo Artemisa
Se inclinó rígidamente ante el hombre del trono.
—Rey Cócalo, tengo entendido que habéis resuelto mi pequeño enigma.
-Es una trampa para Dédalo- dijo Atenea
-¿Enserio?- preguntó Afrodita con sarcasmo
Atenea rodó los ojos
Éste sonrió.
—Yo no lo llamaría pequeño, rey Minos. Sobre todo cuando vos mismo habéis anunciado a los cuatro vientos que estáis dispuesto a pagar mil talentos de oro a quien sea capaz de resolverlo. ¿Es auténtica esa oferta?
-Con esa oferta hasta yo lo resuelvo- dijo Leo
-Una oferta tentadora- dijo Travis
Minos dio una palmada. Aparecieron dos guardias fornidos, que a duras penas lograban sostener una enorme caja de madera. La pusieron a los pies de Cócalo y la abrieron.
-Al parecer sí era una oferta autentica- dijo Connor -ojalá alguien me ofreciera tanto
Un sinfín de barras de oro perfectamente apiladas refulgía en su interior.
Aquello debía de valer tropecientos millones de dólares.
-Perfectamente bien calculado- dijo Apolo riendo
Cócalo silbó, admirado.
—Habréis dejado vuestro reino en la bancarrota para reunir semejante recompensa, amigo mío.
-Como si eso le importara- bufó Nico
-Eso ya pasó, sombritas- dijo Will amablemente
—Eso no es asunto vuestro.
Cócalo se encogió de hombros.
—El enigma era bastante sencillo, en realidad. Uno de mis criados lo resolvió.
-No debió decir eso- comentó Deméter -y menos si sabía que estaba buscando a Dédalo
—Padre —le dijo una de las chicas, en señal de advertencia. Era algo más alta que sus hermanas y parecía la mayor.
Pero él hizo caso omiso.
-Eso es tan típico- dijo Apolo
De los pliegues de sus ropas, sacó un caparazón de molusco en espiral. Lo habían atravesado con un hilo plateado, de tal manera que colgaba como si fuese la abultada cuenta de un collar.
-¿Hacer el collar era la prueba?- preguntó Piper
Dionisio bufó -Por supuesto que no, Phoebe
-En realidad mi nombre es Piper
-Lo que sea, Prue- bufó Dionisio
Piper se limitó a suspirar
Minos se adelantó y tomó el caparazón.
— ¿Uno de vuestros criados, decís? ¿Cómo pasó el hilo sin romper el caparazón?
-Con mucha imaginación- dijo Frank
—Usó una hormiga, lo creáis o no. Ató un hilo de seda a esa criatura diminuta y la espoleó para que cruzara todo el caparazón poniendo miel en el otro extremo.
-Inteligente- dijo Reyna
-Por eso supo que se trataba de Dédalo- dijo Zoë -también el rey fue astuto
—Un hombre ingenioso —comentó Minos.
—Ya lo creo. Es el tutor de mis hijas. Ellas lo aprecian mucho.
-Debieron aprender mucho- suspiró Annabeth
Minos lo miró con ojos glaciales.
—Yo en vuestro lugar me andaría con cuidado.
-Cuidado deberían tener con él- bufó Nico
Habría deseado advertir a Cócalo: « ¡No te fíes de este tipo! ¡Enciérralo en una mazmorra con varios leones devoradores de hombres!»
-Estoy de acuerdo- dijo Piper
-Todo lo estamos- asintió Hermes
Pero el rey pelirrojo se limitó a reírse.
—No hay de qué preocuparse, Minos. Mis hijas son más sabias de lo que corresponde a su edad. En cuanto a mi oro...
-Sí, sí- dijeron los Stoll -primero lo que importa
—Sí —dijo Minos—. Pero, veréis, el oro es para el hombre que ha solventado el enigma. Y sólo existe un hombre capaz de hacerlo. Estáis ocultando a Dédalo.
-Que tramposo- dijo Connor -tendría que haber pagado
-Hablando estrictamente, no hizo trampa- señaló Annabeth
Cócalo se removió incómodo en su trono.
— ¿Cómo es que conocéis su nombre?
-Pudo haberlo negado, pero simplemente lo confirmó- dijo Hades
-No hubiera servido de nada negarlo- habló Atenea
—Es un ladrón —respondió Minos—. En otro tiempo trabajó en mi corte y volvió a mi hija contra mí. Ayudó a un usurpador a ponerme en ridículo en mi propio palacio. Y luego huyó de la justicia. Llevo diez años persiguiéndolo.
-Wow, ni a Percy lo persiguen durante tanto tiempo- comentó Connor
-Gracias a los dioses- dijo Percy
—No sabía nada. Pero yo le he ofrecido a ese hombre mi protección. Ha sido extraordinariamente...
-Interesante- dijo Piper
—Os propongo una cosa —lo interrumpió Minos—. Entregadme al fugitivo y el oro será vuestro. De lo contrario, debéis arriesgaros a convertiros en mi enemigo. No querréis tener en contra a Creta.
-No le queda otra más que aceptarlo- dijo Perséfone
-El chantaje muchas veces es la respuesta- dijo Ares
-Espero que el chantaje te sirva con Afrodita- dijo riendo Hefesto
Cócalo palideció. Pensé que era absurdo que pareciese tan asustado en su propia sala del trono. Podría haber llamado a su ejército o algo así. Minos sólo tenía dos guardias.
-Pero no le convendría- dijo Apolo
-O tal vez tenía otro plan- dijo Artemisa
Pero Cócalo permaneció sudando en su trono.
—Padre —dijo su hija mayor—, no podéis...
—Silencio, Aelia. —El rey se retorcía la barba.
-Estaba pensando en el oro que obtendría- dijo Hermes
Volvió a echar un vistazo al oro reluciente—. Esto me causa un gran dolor, Minos. Los dioses no aman a un hombre que rompe sus promesas de hospitalidad.
-Buen punto- dijo Apolo
—Los dioses tampoco aman a quienes dan cobijo a los criminales.
-Touché- dijo Hermes
-Ambos tienen algo de razón- dijo Dionisio
Cócalo asintió.
—Muy bien. Os entregaré encadenado a vuestro hombre.
-Al parecer no le quedaba otra opción- dijo Hazel
-Pues no quiere a Creta de enemigo- dijo Piper -no puede hacer mucho más
— ¡Padre! —intervino Aelia otra vez. Luego se dominó y habló con un tono más dulce—. Al menos... dejad que obsequiemos primero a nuestro invitado.
-Pues tal vez el rey no podía hacer nada, pero sus hijas sí- comentó Zoë
Después de un viaje tan largo, deberíamos ofrecerle un baño caliente, ropa limpia y una comida digna.
Será para mí un gran honor prepararle el baño personalmente.
Todos hicieron una mueca de asco
Sonrió con gracia a Minos y el viejo rey soltó un gruñido.
—Supongo que no me vendría mal un baño. —Miró a su anfitrión—. Os veré en la cena. Con el prisionero.
-No se podía resistir a la oferta de una chica- dijo Zoë con repugnancia
-Típico- bufó Atenea
—Por aquí, majestad —dijo la joven, y en compañía de sus hermanas, condujo a Minos fuera de la sala.
-Aquí vamos- murmuró Percy
Los seguí hasta un gran baño decorado con mosaicos.
-Dioses Percy, seguiste al rey mientras se daba un baño- dijo Connor
-Que acosador- dijo Travis
El vapor inundaba el aire. Un grifo de agua caliente iba llenando la bañera. Aelia y sus hermanas arrojaron pétalos de rosa y algún producto que debía de ser el equivalente al gel Burbujitas de la antigua Grecia, porque el agua quedó cubierta enseguida de una espuma multicolor.
-Esa sí eran buenas burbujas de baño- suspiró Apolo
-Eran muy relajantes- estuvo de acuerdo Hermes
-Ya no se parecen a las de antes- dijo Afrodita
Las chicas se dieron la vuelta cuando Minos se despojó de su túnica y se deslizó en la bañera.
-¿Y tú te diste la vuelta?- preguntó Travis con una sonrisa irónica
-Si no lo hiciste no queremos que nos cuentes- dijo Connor con una mueca
—¡Aahh! —Suspiró con una sonrisa—. Un baño excelente. Gracias, queridas. El viaje ha sido muy largo, en verdad.
-Hasta en los sueños te toca vivir momentos incómodos- dijo Piper
— ¿Y habéis seguido a vuestra presa durante diez años, mi señor? —Preguntó Aelia, con mucho juego de pestañas—. Debéis de ser un hombre muy decidido.
-Lo están halagando mucho- comentó Afrodita
-Es definitivo que algo trama- dijo Artemisa
—Nunca olvido una deuda —respondió Minos, sonriendo—. Vuestro padre ha actuado sabiamente accediendo a mis deseos.
-¿Que más podía hacer?- preguntó Bianca
—Ya lo creo, mi señor —convino Aelia. Me pareció que se estaba pasando con la adulación, pero el viejo se lo tragaba todo sin sospechar.
-Típico- dijo Artemisa
-Se creen los mejores y ni siquiera sospechan- dijo Zoë
-Pero eso da ventaja- dijo Thalia
Las otras dos hermanas rociaron la cabeza del rey con aceites perfumados—. ¿Sabéis, mi señor? —Prosiguió ella—, Dédalo pensaba que vendríais. Sospechaba que el enigma podía ser una trampa, pero no pudo resistir la tentación de resolverlo.
-Hijo de Atenea al fin de cuentas- señaló Perséfone
Atenea bufó
Minos frunció el ceño.
— ¿Dédalo os habló de mí?
—Sí, mi señor.
—Es una mala persona, princesa. Mi propia hija cayó bajo su hechizo. No le prestéis oídos.
-Pero miren quien habla- dijo Perséfone
—Es un genio —replicó Aelia—. Y considera que una mujer es tan inteligente como un hombre. Él fue el primero en enseñarnos como si tuviéramos mente propia. Quizá vuestra hija sintió lo mismo.
-Por supuesto que sí- dijo Artemisa -las mujeres podemos hacer las mismas cosas
-Y todas queremos libertad- asintió Zoë
Minos trató de incorporarse, pero las hermanas de Aelia lo empujaron para que permaneciese en el agua.
-Eso no va a terminar bien- dijo Bianca
La mayor se situó detrás de él. Tenía tres esferas diminutas en la palma de la mano.
-Y no, no eran más perlas de baño- dijo Percy al ver la confusión en la cara de los chicos
Al principio creí que serían perlas de baño, pero cuando las arrojó en el agua brotaron de ellas unos hilos de cobre que empezaron a envolver el cuerpo del rey, atando sus tobillos, amarrándole las muñecas a los costados y rodeándole el cuello.
-¡Por los dioses!- dijo Hazel con una mueca de horror
Aunque yo odiaba a Minos, contemplar aquello resultaba horrible.
-Oírlo es horrible, no me imagino presenciarlo- dijo Piper
El gritó y se debatió, pero las chicas eran mucho más fuertes y muy pronto quedó totalmente indefenso, tendido en el fondo de la bañera y con la barbilla justo por encima del agua.
-Que horror- dijo Rachel
-Tus sueños son sorprendentes y aterradores- dijo Apolo
Las hebras de bronce seguían envolviendo firmemente su cuerpo como un capullo metálico. — ¿Qué pretendéis? —Protestó Minos—. ¿Por qué hacéis esto?
-Un hombre tan inteligente y aún no lo ha descubierto- dijo Perséfone
Aelia sonrió.
—Dédalo ha sido muy bueno con nosotras, majestad. Y no me gusta que nadie amenace a nuestro padre.
-Hay personas que saben la importancia de la familia- masculló Hera
-Y dale con lo mismo- dijo Hefesto
-Deberían aprender- dijo Hera
—Decídselo a Dédalo —rugió el rey—. ¡Decidle que lo acosaré incluso después de muerto! Si hay justicia en el inframundo, ¡mi alma lo atormentará durante toda la eternidad!
-Mantuvo su palabra- masculló Nico
—Valerosas palabras, majestad —dijo la joven—. Os deseo suerte en vuestra búsqueda de justicia en el inframundo.
-A veces la hay y a veces no- murmuró Hazel
Frank le dio una sonrisa tranquilizadora
Y apenas hubo pronunciado estas palabras, los hilos de bronce envolvieron el rostro de Minos y lo convirtieron en una momia de bronce.
-Eso es horrible- dijo Bianca
-Al menos Dédalo está a salvo ¿no?- comentó Piper
-Algo así- dijo Annabeth
Se abrió la puerta del baño. Dédalo entró con una bolsa de viaje en las manos. Llevaba el pelo muy corto y tenía la barba completamente blanca. Parecía frágil y entristecido.
-Estuvo escondiéndose durante mucho tiempo- dijo Atenea
Se agachó y tocó la frente de la momia. Los hilos se desenredaron y se hundieron en el fondo de la bañera. Bajo ellos no había nada. Era como si el rey Minos se hubiera disuelto.
-Es lo más probable- estuvo de acuerdo Annabeth -era un gran inventor
-Podría ser el crimen perfecto- dijo Clarisse
—Una muerte indolora —musitó Dédalo—. Más de lo que merecía. Gracias, mis princesas.
Aelia lo abrazó.
—No podéis quedaros aquí, maestro. Cuando nuestro padre descubra...
-Momento de volver a esconderse- suspiró Atenea
—Sí —convino Dédalo—. Me temo que os he traído problemas.
—Oh, no os preocupéis por nosotras. Nuestro padre se quedará con mucho gusto el oro de ese viejo.
-Bien pensado- dijo Hermes -pero eso no hará que no lo culpe
Y Creta está muy lejos de aquí. Pero él os acusará de la muerte de Minos. Tenéis que huir a un lugar seguro.
—Un lugar seguro —repitió el anciano—. Durante años he huido de reino en reino, buscando un sitio seguro. Me temo que Minos decía la verdad. La muerte no impedirá que siga acosándome.
-Eso es tener claras las prioridades- dijo Leo
-Y vaya que era aplicado con eso- dijo Nico
En cuanto corra la voz de este crimen, no habrá ningún lugar bajo el sol donde cobijarme.
— ¿Adónde iréis, entonces? —preguntó Aelia.
—A un lugar al que juré no volver jamás. Mi prisión será quizá mi único santuario.
-Volviendo a donde todo empezó- dijo Hestia
—No os entiendo.
—Mejor así.
— ¿Y en el inframundo? —Preguntó otra de las hermanas—. ¡Os aguarda un terrible juicio! Y todos los hombres deben morir.
-Pues se supone que así debería ser- masculló Hades -ya no hay respeto
—Tal vez —dijo Dédalo. Sacó un rollo de su bolsa de viaje: el mismo rollo que había visto en mi sueño anterior, con las notas de su sobrino—. O tal vez no.
Hades soltó una serie de maldiciones en griego
-Hades, hay niños- regañó Hestia
-Ya vimos quien te instruye en el arte del lenguaje, sombritas- dijo Will
Le dio a la mayor una palmadita en el hombro y luego bendijo a las tres hermanas.
Echó una última mirada a los hilos de cobre que brillaban en el fondo de la bañera.
—Encuéntrame si te atreves, rey de los fantasmas.
-¡Hey! Es título es de sombritas- dijo Will
Se volvió hacia la pared de mosaico y presionó un azulejo. Surgió una marca resplandeciente —una A griega— y la pared se deslizó hacia un lado.
-De regreso a su prisión- murmuró Annabeth
-De otra manera no habría podido vivir en paz- dijo Thalia
Las princesas sofocaron un grito.
— ¡Nunca nos hablasteis de pasadizos secretos! —Exclamó Aelia—. ¡Cuánto habéis trabajado!
-Más bien obra del laberinto- comentó Atenea
—Cuánto ha trabajado el laberinto, más bien —la corrigió Dédalo—. No tratéis de seguirme, mis queridas princesas, si apreciáis vuestra cordura.
-Y lo decía en serio- dijo Chris
Mi sueño cambió de escenario.
-Acabó un sueño maravilloso- comentó Reyna con sarcasmo
-Era momento de empezar otro sueño igual de maravilloso- dijo Apolo con un guiño
Reyna se sonrojó un poco
Artemisa le dio un golpe a su hermano -No empieces- masculló
Me hallaba en una cámara subterránea de piedra.
Luke y otro guerrero mestizo estudiaban un mapa con una linterna.
-Y vamos de nuevo- dijo Leo
El primero soltó una maldición.
—Debía de ser por el último desvío. —Arrugó el mapa y lo tiró.
— ¡Señor! —protestó su compañero.
-No les va a servir de nada el mapa- se mofó Dionisio
—Los mapas aquí son inútiles. No te preocupes. Lo encontraré.
—Señor, ¿es cierto que cuanto más grande es el grupo...?
-Mayores son las probabilidades de perderse- completó Hermes
— ¿Mayores son las probabilidades de perderse? Sí, es cierto. ¿Por qué crees que los primeros exploradores que enviamos iban solos?
-Pues tampoco es como que hubiera ayudado en algo- dijo Chris
Luke se removió incómodo
Aunque no debes preocuparte. En cuanto tengamos el hilo, podremos guiar a la vanguardia de nuestro ejército sin problemas.
—Pero ¿cómo vamos a conseguirlo?
-Esa es la pregunta que todos nos hemos estado haciendo- dijo Leo
Calipso asintió -Pero dijeron que no iban a revelar información
Luke se levantó y flexionó los dedos.
—Ah, Quintus nos lo proporcionará. Lo único que debemos hacer es llegar a la pista de combate.
-¿Pista de combate?- se quejó Poseidón -Esto se pone cada vez peor
Está en una encrucijada. No se puede ir a ninguna parte sin pasar por allí. Por eso hemos de hacer un trato con su dueño. Tenemos que mantenernos con vida hasta que...
-Me molesta cuando interrumpen y no me dan la información importante- dijo Percy
— ¡Señor! —Ahora era una voz que procedía del pasadizo. Enseguida apareció un tipo con armadura griega y una antorcha—. ¡Las dracaenae han encontrado a un mestizo!
-¿Nico?- preguntó Perséfone
-Necio- dijo Will
Luke frunció el ceño.
— ¿Solo? ¿Vagando por el laberinto?
— ¡Sí, señor! Será mejor que venga enseguida. Están en la cámara siguiente. Lo tienen acorralado.
-Lo que faltaba- dijo Hades
-Lo necio también es de familia- comentó Perséfone
— ¿Quién es?
—Nunca lo había visto, señor.
Luke asintió.
—Una bendición de Cronos. Quizá podamos utilizar a ese mestizo. ¡Vamos!
-Tienen que rescatarlo- dijo Hades
Echaron a correr por el pasadizo y yo desperté de repente en mitad de la oscuridad. «Un mestizo vagando solo por el laberinto.» Me costó mucho volver a dormirme.
-Porque aquel mestizo es demasiado necio para quedarse en un solo lugar- bufó Will
A la mañana siguiente me ocupé personalmente de que la Señorita O'Leary tuviera suficientes galletas y le pedí a Beckendorf que no la perdiese de vista, cosa que no pareció hacerle mucha gracia.
-Eras el único que le caía bien a la perrita- dijo Connor -no queríamos arriesgarnos
Luego crucé a pie la Colina Mestiza y me encontré en la carretera con Argos y Annabeth.
Subimos a la furgoneta. Ella y yo permanecimos en silencio.
-IN-CÓ-MO-DO- canturrearon los Stoll
Argos nunca hablaba, tal vez porque tenía ojos por todo el cuerpo, incluida —según decían— la punta de la lengua, y no quería hacer alarde de ello.
Annabeth parecía mareada, como si hubiese dormido incluso peor que yo.
-Fue una larga noche- admitió Annabeth
— ¿Pesadillas? —le pregunté por fin.
Meneó la cabeza.
—Un mensaje Iris de Euritión.
— ¡Euritión! ¿Le ha pasado algo a Nico?
—Abandonó el rancho anoche y entró en el laberinto.
-Ay Di Angelo- murmuró Will
-Tienes que ser más prudente- dijo Hades
Los dioses le dieron a Hades una sonrisa irónica
— ¿Qué? ¿Euritión no intentó detenerlo?
—Nico se había ido antes de que despertara. Ortos siguió su rastro hasta la rejilla de retención. Euritión me ha dicho que en las últimas noches había oído a Nico hablando solo. Aunque ahora cree que hablaba con el fantasma de Minos.
-Nico...- comenzó Bianca
-Eso ya pasó- se quejó Nico
—Corre un gran peligro.
—Ya lo creo. Minos es uno de los jueces de los muertos, pero su crueldad es increíble. No sé lo que querrá de Nico, pero...
-Si es tan malo ¿Por qué es juez del inframundo?- preguntó Rachel
Todas las miradas fueron a Hades, el dios removió incómodo -Creí que sería imparcial
—No me refería a eso. He tenido un sueño esta noche... —Le conté todo lo que le había oído decir a Luke, incluida su alusión a Quintus, y también que sus hombres habían encontrado a un mestizo que andaba solo por el laberinto.
-Una buena noticia para empezar bien el día- dijo Thalia con sarcasmo
Annabeth apretó los dientes.
—Es una noticia terrible.
— ¿Qué vamos a hacer?
Ella arqueó una ceja irónicamente.
—Menos mal que tú tienes un plan para guiarnos, ¿no?
-Celosa- dijo Piper riendo
-Siempre con los buenos comentarios- dijo Thalia
Era sábado y había mucho tráfico para entrar en la ciudad. Llegamos al apartamento
de mi madre hacia mediodía. Nada más abrir la puerta, se abalanzó sobre mí y me dio un abrazo un poco menos abrumador —sólo un poco— que las muestras de afecto de la Señorita O'Leary.
-No era para menos- dijo Poseidón
-La tenías preocupada- dijo Hestia
—Ya les decía yo que estabas bien —dijo mi madre, aunque parecía como si se hubiera quitado de encima todo el peso del cielo (y, créeme, conozco la sensación por experiencia).
-Ni me lo recuerdes- dijo Poseidón dándole una mirada asesina a Luke
Nos hizo sentar a la mesa de la cocina e insistió en servirnos sus galletas azules de chocolate mientras la poníamos al día sobre nuestra búsqueda. Como siempre, procuré suavizar las partes más terroríficas (o sea, casi todas).
-No lo lograste- comentó Annabeth -solo sonaba más peligroso
Pero, por algún motivo, así sólo conseguía que sonaran más peligrosas.
-Awww, incluso piensan igual- chilló Afrodita
Cuando llegué a la parte de Gerión y los establos, mi madre hizo ademán de estrangularme.
—No hay forma de que limpie su habitación y, en cambio... ¡está dispuesto a limpiar las toneladas de estiércol de los establos de un monstruo!
-Eso no se dice frente a la futura novia- se quejó Perséfone
Annabeth se echó a reír. Era la primera vez que oía su risa en mucho tiempo y la sensación resultaba agradable.
-Solo por eso valió la pena- dijo Percy
Afrodita soltó un gritito
—En resumen —dijo mi madre, cuando terminé de contarle la historia—, has destrozado la isla de Alcatraz, has hecho saltar por los aires el monte Saint Helens y provocado el desplazamiento de medio millón de personas, pero por lo menos estás sano y salvo.
-Es lo que importa- dijo Poseidón
Así es ella: siempre sabe ver el lado positivo de las cosas.
—Sí —admití—. Eso lo resume todo más o menos.
—Ojalá estuviera Paul aquí —dijo, en parte hablando consigo misma—. Quería charlar un poco contigo.
-Cierto, se me había olvidado que eras buscado por la justicia- bromeó Connor
—Ya, vale. El colegio.
Habían pasado tantas cosas desde entonces que ya casi se me había olvidado la sesión de orientación de la escuela Goode; o, más exactamente, el hecho de que yo hubiera abandonado la sala de música en llamas y de que el novio de mi madre me hubiese visto huir por una ventana.
-Hasta yo lo olvidé- dijo Percy
-Es comprensible- dijo Hestia
— ¿Qué le contaste? —pregunté.
Mi madre meneó la cabeza.
— ¿Qué podía decirle? Él es consciente de que hay algo diferente en ti, Percy. Es un hombre inteligente. Y está convencido de que no eres mala persona.
-Eso es un avance- dijo Piper
Pero no entiende lo que ocurre y la escuela lo está presionando. Al fin y al cabo, Paul logró que te admitieran. Tiene que convencerlos de que el incendio no fue culpa tuya.
-Pero lamentablemente huiste- bufó Zeus
-No va a ser fácil- dijo Poseidón
Pero, como huiste, va a resultarle difícil.
Annabeth me observaba. Parecía compadecerme: ella había pasado por situaciones similares. Para un mestizo es difícil desenvolverse en el mundo de los mortales.
-Bastante difícil- comentó Piper
-Y que lo digas- murmuró Leo
—Hablaré con él —le prometí—. En cuanto hayamos terminado la búsqueda.
Incluso le contaré la verdad, si quieres.
Mi madre me puso la mano en el hombro.
— ¿En serio?
-Es lo mejor- dijo Hestia mirando con ternura a Poseidón que fruncía el ceño
—Bueno, sí. Aunque pensará que estamos locos.
—Ya lo piensa.
—Entonces no tenemos nada que perder.
-Básicamente todo o nada- dijo Piper -típico
—Gracias, Percy. Le diré que vendrás a casa... —Arrugó la frente—. Pero ¿cuándo? ¿Qué ha de suceder ahora?
-Buena pregunta- dijo Apolo
Annabeth partió una galleta en dos.
—Percy tiene una especie de plan.
Se lo conté a mi madre de mala gana y ella asintió lentamente.
—Suena peligroso. Pero quizá funcione.
-Cuando mi mamá está de acuerdo en mis planes locos, funcionan mejor- dijo Percy
—Tú tienes esa misma capacidad, ¿verdad? —le pregunté—. Puedes ver a través de la Niebla.
Mi madre suspiró.
—Ya no tanto. Cuando era más joven me resultaba fácil. Pero sí, siempre he sido capaz de ver más de lo que me hubiera convenido.
-Lo entiendo- dijo Rachel
Es una de las cosas que le llamó la atención a tu padre cuando nos conocimos. Tú ve con cuidado.
Poseidón se sonrojó un poco
Prométeme que no os pasará nada.
—Lo intentaremos, señora Jackson —dijo Annabeth—. Aunque mantener a salvo a su hijo es una tarea abrumadora.
-En eso tienes razón- dijo Piper
-Groseras- dijo Percy
-Bro, tiene razón- dijo Jason
Percy se hizo el ofendido
—Cruzó los brazos y miró airada por la ventana de la cocina, mientras yo desmenuzaba mi servilleta de papel, procurando mantenerme calladito.
Mi madre frunció el ceño.
-Pelea de pareja- dijo Thalia
-Lo peor es que dejaron a la señora Jackson en el medio- dijo Piper
— ¿Qué os pasa? ¿Os habéis peleado?
Ninguno de los dos respondió.
—Ya veo —dijo mi madre, y yo me pregunté si no sólo sería capaz de ver a través de la Niebla. Daba la impresión de que entendía lo que nos pasaba, aunque a mí me resultara incomprensible—.
-Ay, sesos de alga- suspiró Annabeth
-Ya lo comprendí- dijo Percy con una sonrisa
Bueno, recordad que Grover y Tyson cuentan con vosotros. Con los dos.
—Lo sé —respondimos Annabeth y yo al unísono, cosa que aún me resultó más embarazosa.
-Awwww- son tan adorables- dijo Perséfone
Mi madre sonrió.
—Será mejor que uses el teléfono del vestíbulo, Percy. Buena suerte.
Me sentí aliviado al salir de la cocina, aunque por otra parte me inquietara lo que estaba a punto de hacer.
-Y a Annabeth le inquietaba aún más- dijo Rachel divertida
Annabeth se sonrojó
Tomé el teléfono y llamé. El número se me había borrado de la mano hacía mucho, pero no importaba. Sin proponérmelo, me lo había aprendido de memoria.
-Era el destino de ambos- comentó Apolo
Habíamos quedado en Times Square. Rachel Elizabeth Dare nos aguardaba delante del hotel Marriot Marquis y estaba completamente pintada de color dorado.
-Una buena elección de color- asintió Apolo
Quiero decir, su cara, su pelo, su ropa: todo. Parecía que la hubiese tocado el rey Midas.
-No es algo que recomiende- dijo Piper
Afrodita la miró con sorpresa
Se hallaba de pie como una estatua con otros cinco chavales, todos pintados con colores metálicos —cobre, bronce, plata— y todos congelados en distintas posturas, mientras los turistas pasaban por delante a toda prisa o se detenían a contemplarlos.
-Es siempre me ha encantado- dijo Apolo sonriendo -sobre todo cuando los mortales querían representar mi gloria
Algunos lanzaban unas monedas a una lona extendida sobre la acera.
El cartel, a los pies de Rachel, ponía: «ARTE URBANO PARA NIÑOS. SE AGRADECEN LOS DONATIVOS.»
Annabeth y yo permanecimos unos cinco minutos observando a Rachel sin que ella diera muestras de haber reparado en nosotros.
-Los había visto, pero estaba en una representación- dijo Rachel
No se movió ni pestañeó. Yo, con mi THDA, habría sido incapaz de quedarme tanto tiempo inmóvil. Me habría vuelto loco.
-Absolutamente- dijeron los chicos
-Es un suplicio- dijo Leo
Era muy raro ver a Rachel dorada, además. Parecía la estatua de un personaje famoso:
una actriz o algo así. Sólo sus ojos tenían su color verde normal.
Frank miró divertido a Annabeth antes de leer
—Quizá si le damos un empujón... —sugirió Annabeth.
-¡Por los dioses!- exclamó Hazel
-Que maliciosa nos saliste- dijo Piper riendo
-Estaba bastante celosa- señaló Thalia
Me pareció un poco malicioso por su parte, pero Rachel no respondió. Al cabo de unos minutos, un chico pintado de plata se acercó desde la parada de taxis del hotel, donde se había tomado un pequeño descanso.
-Eso es tener verdadera vocación, algún día me representaré a mí mismo- dijo Apolo
Se situó junto a Rachel y adoptó postura de orador, como si estuviera pronunciando un discurso. Ella se descongeló y salió de la lona.
-Buena decisión- dijo Thalia
-Estuvo bien que lo hicieras antes de que Annabeth te empujara- dijo Piper
-No iba a empujarla- dijo Annabeth
—Hola, Percy —saludó con una sonrisa—. ¡Llegas en el momento justo! Vamos a tomar un café.
Caminamos hasta un local llamado El Alce de Java, en la calle Cuarenta y tres Este.
-Percy entre dos lindas chicas, que afortunado- dijo Apolo
Artemisa lo golpeó
Rachel pidió un expreso extreme, el tipo de brebaje que le gustaría a Grover; Annabeth y yo, zumo de frutas.
-Así se inicia una bonita charla- dijo Hermes
Fuimos a sentarnos a una mesa situada justo debajo del alce disecado. A pesar de su disfraz dorado, nadie miró a Rachel dos veces.
-No es como que a la gente le interese lo que haces- dijo Rachel encogiéndose de hombros
—Bueno —dijo—, ¿ella es Annabell, verdad?
-Esa conversación no va a salir bien- dijo Afrodita
—Annabeth —la corrigió la interesada—. ¿Siempre vas así?
-No, no va a ser una conversación linda- dijo Piper
—Normalmente no. Estamos recaudando dinero para nuestro grupo. Trabajamos como voluntarios en proyectos de arte para niños, porque están suprimiendo el arte en los colegios, ¿lo sabías?
-Un proyecto muy interesante- dijo Apolo -me encanta el arte y más cuando el arte se trata de mí
Lo hacemos una vez al mes y llegamos a sacarnos quinientos dólares en un buen fin de semana. Aunque supongo que no has venido a hablar de esto. ¿Tú también eres una mestiza?
-No puedes gritarlo a los cuatro vientos- gruñó Atenea -los pones en peligro
-Si nadie se fijó en su atuendo ¿Que te hace pensar que va a poner atención a lo que dice?- preguntó Hermes
—¡Chist! —dijo Annabeth, mirando alrededor—. ¿Por qué no lo proclamas a los cuatro vientos?
-De tal madre tal hija- masculló Hera
—Vale. —Rachel se puso de pie y dijo en voz alta—. ¡Oigan todos! ¡Estos dos no son humanos! ¡Son semidioses griegos!
-No son los mortales los que me preocupan- gruñó Atenea
-Hay que admitir que mi pequeño oráculo es genial- dijo Apolo
Nadie se molestó en volverse siquiera. Rachel se encogió de hombros y se sentó otra vez.
—No les interesa.
—No tiene gracia —protestó Annabeth—. Esto no es un juego, niña mortal.
-Uy se enojó- dijo Connor
-¿Ya ves lo que provocas, Percy?- bromeó Travis
Percy y las chicas se sonrojaron
—Parad las dos —intervine—. Un poco de calma.
—Yo estoy calmada —aseguró Rachel—. Cada vez que te tengo cerca nos ataca un monstruo. ¿Por qué iba a ponerme nerviosa?
-Descanso ahorita vamos con el round 2- dijo Connor
-Van bastante empatadas- aseguró Travis
-Cállense- dijeron Annabeth y Rachel al unísono
—Mira —dije—, siento lo de la sala de música. Espero que no te expulsaran ni nada parecido.
-Ay no- murmuró Annabeth
Percy miró divertido a su novia
—Qué va. Me formularon un montón de preguntas sobre ti. Yo me hice la tonta.
— ¿Te costó mucho? —preguntó Annabeth.
-Annabeth- gritaron los chicos
-Annabeth ganó este round- bromeó Travis
-Todo por un chico- dijo Artemisa
-Pero ve que clase de chico- dijo Afrodita
-Además Percy ni entendía lo que hacían- dijo Perséfone
Los tres involucrados se sonrojaron
-Lo siento- dijo Annabeth
Rachel hizo un gesto para quitarle importancia
— ¡Vale ya! —corté—. Rachel, tenemos un problema. Y necesitamos tu ayuda.
Ella miró a Annabeth con los ojos entornados.
— ¿Tú necesitas mi ayuda?
-Adiós orgullo- dijo Travis
Annabeth les lanzó una mala mirada
Mi amiga revolvió el zumo con su pajita.
—Pse —dijo a regañadientes—. Es posible.
-Lo que uno tiene que hacer para que no ataquen el campamento- dijo Travis dramáticamente
Recibió miradas irónicas
Le hablé a Rachel del laberinto, le expliqué que necesitábamos encontrar a Dédalo y le conté lo que había sucedido cuando nos habíamos internado por los pasadizos.
-Bonita forma de convencimiento- dijo Hazel
—O sea, que queréis que os guíe —concluyó—. Por un lugar en el que nunca he estado.
-Básicamente- dijo Hermes
-Divertido ¿no?- dijo Apolo
—Tú puedes ver a través de la Niebla —expliqué—. Igual que Ariadna. Apostaría a que eres capaz de distinguir el camino correcto. A ti el laberinto no podrá confundirte tan fácilmente.
— ¿Y si te equivocas?
-Entonces es posible que mueran- dijo Hera
-Me agrada su positivismo- dijo Poseidón con sarcasmo
—Entonces nos perderemos. De un modo u otro, será peligroso. Muy peligroso.
— ¿Podría morir?
—Sí.
-Bueno chicos, un placer conocerlos, pero por favor no vuelva a buscarme- bromeó Leo
—Creía que habías dicho que a los monstruos no les interesan los mortales. Esa espada tuya...
—Exacto —asentí—. El bronce celestial no hiere a los mortales. Y la mayoría de los monstruos no te harán ni caso.
-Con eso me convenciste- bromeó Rachel
Pero eso a Luke le tiene sin cuidado. Él es capaz de utilizar a los mortales, a los semidioses, a los monstruos. A quien sea. Y matará a cualquiera que se interponga en su camino.
Luke se mostró avergonzado
—Un tipo simpático —comentó Rachel.
-No debiste decir eso frente a Annabeth- dijo Travis
—Se halla bajo la influencia de un titán —dijo Annabeth, a la defensiva—. Ha sido engañado.
Rachel nos miró a los dos varias veces.
-Eran argumentos interesantes- dijo Rachel
—Vale —accedió—. Me apunto.
Parpadeé, perplejo. No me había imaginado que fuese a resultar tan fácil.
-Tampoco yo- dijeron algunos dioses y chicos
— ¿Estás segura?
—Bueno, el verano se presentaba bastante aburrido. Ésta es la mejor oferta que he recibido. ¿Qué tengo que buscar?
-Debiste haber estado muy aburrida- comentó Apolo
—Hemos de encontrar una entrada al laberinto —dijo Annabeth—. Hay una en el Campamento Mestizo, pero allí no puedes entrar. Está prohibido el acceso a los mortales.
-Annabeth dándose importancia- bromeó Thalia
Annabeth se puso aún más roja
Pronunció la palabra «mortales» como si fuera una especie de enfermedad horrible, pero Rachel se limitó a asentir.
-No me perece tan malo ser mortal- dijo Rachel
—Vale. ¿Qué pinta tiene una entrada al laberinto?
—Podría ser cualquier cosa —respondió Annabeth—. Una parte de un muro. Una puerta. Una alcantarilla. Pero debe tener la marca de Dédalo. Una delta griega con un resplandor azulado.
-Con la chica les va a resultar más fácil encontrarla- dijo Atenea entre dientes
— ¿Así? —Rachel dibujó una delta en la mesa.
—Exacto —asintió Annabeth—. ¿Sabes griego?
—No. —Rachel se sacó del bolsillo un cepillo de plástico azul y empezó a quitarse el dorado del pelo—.
-No se metan con Rachel cuando está armada con su cepillo- dijo Percy de manera dramática
-Es peligrosa- murmuró Luke
Rachel se puso roja
Dejad que me cambie. Aunque será mejor que vengáis al Marriot conmigo.
— ¿Por qué? —preguntó Annabeth.
—Porque hay una entrada como ésa en el sótano del hotel, donde guardamos los disfraces. Tiene la marca de Dédalo.
-Fin del capítulo- anunció Frank
-Conseguir la marca fue fácil- dijo Artemisa
-Es hora de volver a aquel lugar de pesadilla- dijo Poseidón
-Además el drama con esta pareja se pone cada vez mejor- chilló Afrodita
-¿Quién va a leer?- preguntó Frank
No hay comentarios:
Publicar un comentario