LEO XLVII, XLVIII
Leo
Así que era bastante obvio que tuviera miedo y ahí en el Olimpo después de todo volvían a reproducirse las palabras de la empusa "ni siquiera la vas a extrañar, ni siquiera es tuya".
—Bianca— susurró Sammy a su prima que se había quedado mirando a la nada
—Lo siento ¿Qué sucede?— preguntó Bianca con una mueca
—Lo volviste a hacer— señaló Charles
—Me estaba acordando de algo— murmuró Bianca
—Claramente— asintió Sammy, al menos ahora casi nadie lo había notado ya que estaban muy ocupados riéndose a costa de Zoé y el tío Percy
Tomó un rato antes de que alguien los dejara de molestar y pudieran seguir con la lectura
—Yo voy a leer— dijo Artemisa, Thalia le pasó el libro — capítulo 47, Leo
¿Pilotar un helicóptero? Claro, ¿por qué no? Leo había hecho cosas mucho más disparatadas esa semana.
— Una más una menos— dijo Leo quitándole importancia
—Una más no te hará ningún daño— dijo Percy
—Después de todo lo que habíamos pasado creo que volar un helicóptero fue lo más seguro que hice— señaló Leo encogiéndose de hombros
—Es es muy cierto— asintió Piper
El sol se estaba poniendo mientras volaban hacia el norte sobre el puente de Richmond, y a Leo le costaba creer que el día hubiera pasado tan rápido.
— Bueno, después de todo lo que pasaron— comentó Katie
—El tiempo pasa muy rápido cuando te diviertes— dijo Leo
—Eso también es cierto— dijo Percy
—El tiempo pasa rápido cuando te quieres matar— dijo Piper
Una vez más, nada como el déficit de atención y una buena pelea a muerte para que el tiempo pasara volando.
— Es lo de todos los días— asistió Percy
—Excelente servicio, ojalá lo mismo aplicara cuando estás en una clase aburrida— comentó Leo
—Ahí parece que el tiempo se detiene— dijo Katie
Pilotaba el helicóptero oscilando entre la confianza y el pánico.
— Pero aun así los puedo llevar de viaje— dijo Leo
—De acuerdo— asintió Zoé
—Sigo sin verla muy arrepentida de esa decisión— señaló Travis
—Es que el arrepentimiento viene después —bromeó Zoé
Percy y Annabeth intercambiaron una mirada
Cuando no pensaba en ello, se veía automáticamente accionando los interruptores correctos, comprobando el altímetro, moviendo con cuidado la palanca de mando y volando recto.
— Vaya— dijo Connor
—Así chicos, es como se debe manejar un helicóptero— dijo Leo orgulloso
—Y no nos matamos, qué es lo importante— comentó Piper
—Qué buen piloto consiguieron— dijo Connor
—Gracias, gracias— dijo Leo con una reverencia
Cuando se permitía pensar en lo que estaba haciendo, empezaba a asustarse. Se imaginaba a su tía Rosa gritándole que era un delincuente chiflado que iba a estrellarse y a arder.
— Bueno, pero cuando nos lleves de viaje no pienses, por favor— dijo Travis
—Normalmente no quisieras escuchar eso cuando vas a viajar, pero estoy de acuerdo— dijo Katie
—Está bien, intentaré no hacerlo— dijo Leo riendo
Una parte de él sospechaba que su tía tenía razón.
—¿Todo va bien? —le preguntó Piper desde el asiento del copiloto.
Parecía más nerviosa que él, de modo que Leo ocultó su temor.
— Lo siento— dijo Piper
—Es solo que no había viajado en aerolíneas Leo— señaló Leo encogiéndose de hombros
—Eso podría ser— asintió Piper —no estaba preparada para una aventura tan extrema
—De película —dijo—. Bueno, ¿qué es la Casa del Lobo?
Jason se arrodilló entre sus asientos.
—Una mansión abandonada en el valle de Sonoma. La construyó un semidiós: Jack London.
— ¿El escritor?— preguntó Rachel
Hermes asintió
—Vaya— murmuraron algunos chicos impresionados
Leo no identificaba el nombre.
—¿Es un actor?
—Un escritor —apuntó Piper—. De novelas de aventuras, ¿verdad? ¿La llamada de lo salvaje? ¿Colmillo blanco?
— Son muy buenas— asintió Rachel
—Sí —dijo Jason—. Era hijo de Mercurio… digo, de Hermes.
— Mercurio está bien— murmuró Hermes
—De acuerdo— dijo Jason
Fue un aventurero que viajó por todo el mundo. Incluso durante una época fue vagabundo. Luego ganó un dineral escribiendo.
— Ojalá algún día pudiéramos ganar tanto dinero— suspiró Connor
—Pero no escribes— señaló Miranda
—Pero podría intentarlo, se llamaría "los secretos del Campamento Mestizo"— bromeó Connor
—Si logras descubrir el secreto de la cabaña de Apolo, yo compro el libro— dijo Katie riendo
—Y yo— asintió Percy —pero también descubre el secreto de los de Atenea
—No tenemos ningún secreto— dijo Annabeth
—Nosotros tampoco— dijo Will
—Está bien, por ustedes intentaré descubrir esos secretos— dijo Connor en un tono un poco dramático
Se compró un gran rancho en el campo y decidió construir una gran mansión: la Casa del Lobo.
—¿Que se llama así porque escribía sobre lobos? —aventuró Leo.
— Era un pregunta perfectamente razonable— señaló Leo
—Nadie dijo nada— comentó Piper
—Por si querían decirlo— argumentó Leo
—En parte —respondió Jason—. Pero el sitio y el motivo por el que escribía sobre lobos… Estaba dando pistas sobre su experiencia personal.
— Bueno, ahora eso tiene sentido— dijo Percy
—Ahí está entonces sí puedo ganar dinero con "los secretos del Campamento Mestizo"— dijo Connor
—Nos avisas como te va, para no quedarnos con la duda— bromeó Miranda
Hay muchas lagunas en su biografía: cómo nació, cómo era su padre, por qué estuvo vagando tanto tiempo; cosas que solo se explican sabiendo que era un semidiós.
— Eso también es muy razonable— asintió Chris
—Sí, eso explica porque siempre había tanto misterio— dijo Rachel
La bahía quedó atrás, y el helicóptero siguió volando hacia el norte. Delante de ellos se extendían colinas amarillas hasta donde a Leo le alcanzaba la vista.
— Las mejores colinas del mundo— comentó Leo
—Excelentes colinas— dijo Percy riendo
—Hacían que la vista fuera bonita— asintió Leo
—Entonces Jack London fue al Campamento Mestizo —conjeturó Leo.
—No —contestó Jason—. No fue al campamento.
— Eso sonó muy misterioso— dijo Travis
—Es que los misterios misteriosos son nuestra especialidad— dijo Leo
—Por supuesto que lo son— asintió Percy "seriamente"
—Colega, me estás asustando con tanto misterio. ¿Te estás acordando de tu pasado o no?
—De fragmentos —dijo Jason—. Solamente fragmentos. Ninguno bueno.
— Gracias por asustarnos más— dijo Leo
—Lo siento— dijo Jason
La Casa del Lobo está en terreno sagrado. Es donde London emprendió su viaje de niño, donde descubrió que era un semidiós. Por eso volvió allí. Pensó que podría vivir en ese lugar, reclamar esa tierra, pero no estaba destinada a él.
— No, no era solamente para él— dijo Artemisa
Thalia y Jason hicieron una mueca
La Casa del Lobo estaba maldita. Se incendió una semana antes de que él y su mujer se mudaran. Años más tarde, London murió y sus cenizas fueron enterradas allí.
—Entonces —dijo Piper—, ¿cómo sabes todo eso?
— Era raro que ya esa información no estaba en internet— comentó Piper
—Me hizo sentir tan inculto— bromeó Leo
—Bueno, pero eso es algo que de cualquier forma ustedes no debían saber— señaló Apolo
En la vida normal de Sammy todos habían escuchado partes muy vagas de la historia de cómo se habían juntado el Campamento Mestizo y el Campamento Júpiter, había muchos detalles perdidos y ahora aquí escuchando todo eso y que había ciertas cosas que los griegos no debían de saber, bueno, eso lo hacía aún más raro
Una sombra cruzó la cara de Jason. Probablemente solo era una nube, pero Leo habría jurado que tenía la forma de un águila.
— Pensé que estaba loca— dijo Piper
—¿O sea que sí lo viste?— preguntó Leo
—Sip, y dudo mucho que haya sido una casualidad— dijo Piper
—Me alegra no estar loco— dijo Leo con un suspiro
—Yo también emprendí mi viaje allí —dijo Jason—. Es un lugar con poder para los semidioses, un lugar peligroso.
— ¿Nadie te ha dicho que no nos deberías asustar mientras estamos a muchos metros de altura?— preguntó Leo
—No, lo siento, nadie lo había comentado— dijo Jason
—Pues ahora te lo comento— dijo Leo
Si Gaia puede reclamarlo y utilizar su poder para sepultar a Hera en el solsticio y resucitar a Porfirio… eso bastaría para despertar del todo a la diosa de la tierra.
— Por eso eligió ese lugar— señaló Hera
—Por supuesto que lo haría— dijo Atenea
—Debimos haberlo visto venir— comentó Artemisa
El padre de Piper lo había llamado héroe antes. Y Leo no podía creer algunas de las cosas que había hecho: pegar a cíclopes, desactivar timbres explosivos, luchar contra ogros de seis brazos con máquinas de construcción…
— Cosas muy geniales— dijo Piper
—Gracias reina de belleza— dijo Leo sonrojado
—Estuviste increíble— asintió Jason
Parecía que le hubiera pasado a otra persona. Él solo era Leo Valdez, un chico huérfano de Houston. Se había pasado la vida huyendo, y una parte de él todavía quería huir.
—Ya no quiero leer— dijo Leo
—Tú no estás leyendo— señaló Travis
—Ese es el detalle— masculló Leo
¿En qué estaba pensando cuando se le había ocurrido volar hacia una mansión maldita para luchar contra más monstruos malvados?
— Nos acabas de decir que no estabas pensando— dijo Connor
—Cierto, yo creo que fue por eso— asintió Leo
—Suele pasar— comentó Percy
La voz de su madre resonó en su cabeza: « Nada es irreparable» .
« Menos el hecho de que tú te has ido para siempre» , pensó Leo.
Muchos de los semidioses que estaban reunidos en la sala habían perdido a algún/algunos seres queridos y esas palabras casi se sintieron como una bofetada, algunos de los dioses se removieron incómodos al ver el cambio de expresión de los chicos
Al ver a Piper y a su padre juntos de nuevo, se había acordado de su hogar. Aunque Leo sobreviviera a la misión y salvara a Hera, no le esperaría ninguna reunión feliz. No volvería junto a una familia que lo quisiera. No vería a su madre.
Leo se removió incómodo
—Pero sí lo harás, algún día— susurró Calipso
—Cómo tú— dijo Leo con una sonrisa
Ambos se sonrieron
El helicóptero vibró. Hubo un chirrido metálico, y Leo se imaginó que los golpes eran un mensaje en morse: « No es el fin. No es el fin» .
— Con los antecedentes, podría ser— comentó Apolo
—No pensé mucho en los antecedentes— dijo Leo —solo creí que tal vez me estaba volviendo loco
—Era lógico— dijo Thalia
Estabilizó el helicóptero, y los chirridos cesaron. Solo estaba creyendo oír cosas. No podía obsesionarse con su madre, ni con la idea que le perseguía insistentemente —que Gaia estaba resucitando almas del inframundo—,
— Odio la poca privacidad que existe en este mundo— masculló Leo
—En el mundo existe privacidad, pero en los libros no— dijo Apolo —quien sabe, tal vez ahora haya alguien que esté viendo sus pensamientos
—Por favor no— se quejó Percy
de modo que ¿por qué no sacaba algo bueno de todo aquello? Si pensaba de esa forma, se volvería loco. Tenía un trabajo que hacer.
— Es cierto— asintió Hades
A pesar de que el ambiente se había puesto un poco triste, muchos de los chicos cambiaron de inmediato la actitud, como si no pudieran dejarse llevar, era increíble la capacidad de adaptación para cambiar esa actitud, por supuesto la mayoría de ellos lo había hecho durante mucho tiempo.
Dejó que su instinto tomara el mando, como al pilotar el helicóptero. Si pensaba demasiado en la misión, o en lo que pasaría después, le entraría el pánico. El secreto era no pensar; simplemente, dejarse llevar.
— Pongan atención al consejo— dijo Leo
—Ese consejo sí me gusta— asintió Percy chocando los puños con él
—No podemos decir que no les da resultados— señaló Apolo
—Gracias— dijo Leo
—Faltan treinta minutos —les dijo a sus amigos, aunque no estaba seguro de cómo lo sabía—. Si queréis descansar, ahora es un buen momento.
—Porque despues ya no habrá tiempo y lo lamentarán— dijo Percy
—Sí lo lamenté un poco— asintió Leo
—Creo que también yo— dijo Piper
Jason se puso el cinturón de seguridad en la parte de atrás del helicóptero y se durmió casi en el acto. Piper y Leo permanecieron totalmente despiertos.
Piper y Leo intercambiaron una mirada
—Tal vez Jason quería descansar de las formas de vida orgánicas— bromeó Rachel
—Creo que sí— dijo Piper riendo
Después de unos minutos de silencio embarazoso, Leo dijo:
—Tu padre estará bien. Nadie va a meterse con él estando con esa cabra loca.
— Nadie en su sano juicio— corrigió Leo
—Cierto, aunque lamentablemente casi no conocemos a personas en su sano juicio— comentó Piper
—Muchas gracias— murmuraron los chicos
Piper lo miró, y Leo se sorprendió de lo mucho que había cambiado. No solo físicamente. Su presencia era más intensa. Parecía estar más… allí.
Piper se sonrojó
—Y tiene bastante lógica mi pensamiento— dijo Leo
—Claro que sí la tiene, querido— asintió Afrodita encantada
En la Escuela del Monte se había pasado el semestre tratando de pasar desapercibida, escondiéndose en la última fila de la clase, en la parte de atrás del autobús, en el rincón de la cafetería lo más alejado posible de los chicos ruidosos.
— De los chicos idiotas, mejor dicho— comentó Piper
—También— asintió Leo
En ese momento sería imposible no verla. Daba igual lo que llevara puesto: tenías que mirarla.
— Gracias— murmuró Piper
—Como si llevaras de nuevo la bendición de Afrodita— asintió Annabeth
—Muchas gracias— masculló Piper
—Mi padre —dijo pensativamente—. Sí, ya lo sé. Estaba pensando en Jason. Me preocupa.
Leo asintió. Cuanto más se acercaban a aquel grupo de nubarrones, más se preocupaba él también.
— En nuestra defensa, esa conversación debió ser privada— comentó Leo
—En nuestra defensa ¿Quién iba a pensar que esto pasaría?— preguntó Piper
Jason los miró con el ceño fruncido
—Está empezando a recordar. Eso tiene que ponerlo un poco nervioso.
—Pero ¿y si… y si es una persona distinta?
— Podría ser— murmuró Piper incómoda
—Ahora entiendo porque dieron esos increíbles argumentos en su defensa— dijo Rachel
—Gracias por lo de "increíbles argumentos"— dijo Leo
Leo había pensado lo mismo. Si la Niebla podía afectar a sus recuerdos, ¿podría ser también la personalidad de Jason una ilusión?
— Por supuesto que no— dijo Hera —si hubiera tenido la sospecha de que podría reaccionar de una mala forma ni siquiera lo hubiera enviado
Si su amigo no era su amigo y se dirigían a una mansión maldita —un lugar peligroso para los semidioses—, ¿qué pasaría si Jason recuperaba toda la memoria en plena batalla?
— Yo que tú, les dejaba de hablar— dijo Travis mirando a Jason
—Lo sentimos— dijeron Leo y Piper al unísono
—Es que con tanto misterio, pues era un poco lógico que pensáramos eso— dijo Leo
—Y no queríamos que fuera verdad— añadió Piper
—No —decidió Leo—. ¿Después de todo lo que hemos pasado? No me lo imagino. Somos un equipo. Jason puede con ello.
Leo levantó los pulgares hacia Jason
Piper alisó su vestido azul, que estaba hecho jirones y quemado de la pelea en el Monte del Diablo.
—Espero que tengas razón. Lo necesito…
— Ya te exhibiste— dijo Thalia riendo
—Y por eso es que también debía ser privada la conversación— murmuró Piper sonrojada
Jason también se sonrojó
—Se aclaró la garganta—. Quiero decir que necesito confiar en él…
— Ay por favor, todos sabemos lo que quisiste decir— bromeó Miranda
—Bueno sí, pero también era verdad lo demás— dijo Piper riendo —sobretodo con lo que había pasado
—Fue una frase con doble sentido— dijo Katie
—Exactamente— asintió Piper
—Lo sé —dijo Leo.
Después de haber visto a su padre venirse abajo, Leo entendía que Piper no se pudiera permitir perder también a Jason.
— Lo peor es que este capítulo ni siquiera es sobre mí— murmuró Piper
—Lo siento reina de belleza ¿Qué puedo decirte? Así es esto de la cero privacidad— comentó Leo
—Sí es así— dijo Percy con una mueca
Acababa de ver a Tristan McLean, la estrella de cine, su elegante y sofisticado padre, sumido casi en la locura. Si a Leo le costaba soportarlo, para Piper debía de ser… Caramba, Leo ni siquiera podía imaginarlo.
— Horrible es una palabra corta para describirlo— suspiró Piper
Se figuraba que eso también le haría sentirse insegura respecto a sí misma. Si la debilidad era hereditaria, estaría preguntándose si ella también podría venirse abajo como su padre.
— ¿Desde cuando lees pensamientos?— preguntó Piper incómoda
—Técnicamente desde que empezamos a leer los otros libros de Percy, ya que literalmente eran sus pensamientos — comentó Leo —desde ahí ya todos podemos leer pensamientos
—Ya lo noté— murmuró Piper
—Genial, yo siempre quise ser lectora de mentes— dijo Esperanza a sus amigos
—Que bueno que solo es por los libros— murmuró Sammy
—Sí sigues así voy a decir el incidente con la araña— advirtió Esperanza
Sammy la miró con incredulidad
—Oye, no te preocupes —dijo Leo—. Piper, eres la reina de la belleza más fuerte y poderosa que he conocido en mi vida. Puedes confiar en ti misma. Y, por si sirve de algo, también puedes confiar en mí.
— Awwwww— chillaron algunos chicos
— Sí bueno, quedó un poco empañada esa bonita frase— dijo Piper riendo
—Al contrario reina de belleza— dijo Leo —era para enfatizar el punto
—Recalcaste muy bien el punto, te salió excelente— asintió Piper
El helicóptero bajó en picado debido a unas turbulencias, y Leo se llevó un susto tremendo. Soltó un juramento y enderezó el helicóptero.
— Y como decía, era parte del plan— dijo Leo
—Por supuesto que lo era— coincidió Piper
—Tengo que decirles que cuando los lleve de viaje, es probable que pase eso— comentó Leo encogiéndose de hombros —debe ser parte de la experiencia
—Gracias por la advertencia— dijo Travis
—Creo que Zoé se está empezando a arrepentir— señaló Connor ante la expresión de la chica
Sammy miró a la chica y no pudo evitar sonreír ante su expresión aterrorizada, a pesar de que era broma eso de viajar en helicóptero y era más broma el hecho de que Zoé se subiera
Piper se rió con nerviosismo.
—Conque confiar en ti, ¿eh?
—Cierra la boca.
— Toda la confianza del mundo— dijo Piper
—Como debe de ser— dijo Leo riendo
Pero sonrió a Piper, y por un segundo se sintió como si estuviera tomando algo tranquilamente con una amiga.
Luego llegaron a los nubarrones.
— Típico— dijo Percy —para que no te vayas acostumbrando a la normalidad
—Entonces tengo que decir que hicieron un trabajo espectacular— comentó Leo
XLVIIILeo
Al principio Leo pensó que estaban lloviendo piedras sobre el parabrisas.
— ¿Cómo van a llover piedras?— preguntó Katie
—Pues no sé Kat, pero sonaba bastante lógico en ese momento— dijo Leo
—Con todo lo que les ha pasado, no dudo que un día les lluevan piedras— dijo Apolo
Luego se dio cuenta de que era aguanieve. Empezó a formarse escarcha alrededor de los bordes del cristal, y unas olas de hielo medio derretido le taparon la vista.
— ¿Hielo?— preguntó Reyna
—Sí, lo que creímos que tal vez era normal— dijo Piper
—Es que podría haber sido algo de todos los días— dijo Leo encogiéndose de hombros —como nunca habíamos estado ahí...
—¿Una tormenta de hielo? —gritó Piper por encima del motor y el viento—. ¿Se supone que en Sonoma hace tanto frío?
Leo no estaba seguro,
— Bueno, pues con todo lo que ya sabemos de cómo se maneja el tiempo— dijo Miranda
—Oye no, nosotros no somos tan horribles— señaló Apolo — a menos que nos hagan enojar, pero es muy difícil
—Dificilísimo— murmuró Leo
—Y aun cuando no lo hacen —masculló Sammy para sí mismo
pero había algo en aquella tormenta que parecía consciente, malévolo, como si estuviera golpeándolos a propósito.
— No sé, como que eso demasiado sospechoso para que sea una casualidad— comentó Katie —¿Pero quién lo podría hacer?
—Solo conocieron a alguien que tenía que ver con el hielo, pero se supone que está de nuestro lado ¿No?— dijo Travis
—No haré spoilers, tienes que descubrirlo ustedes mismos— dijo Leo riendo
—Muchas gracias— dijo Katie
Jason se despertó rápidamente. Avanzó a gatas agarrándose a los asientos para equilibrarse.
— Con todo el estilo— asintió Leo
Jason se sonrojó —Esa fue la manera más elegante que encontré para avanzar
—Maneras elegantes y esa— dijo Percy riendo
—Debemos de estar acercándonos.
Leo estaba demasiado ocupado peleándose con la palanca de mando para contestarle. De repente ya no era tan fácil pilotar el helicóptero.
— Ahí fue cuando las cosas empezaron a salir mal— confirmó Leo —por sí tenían la duda
—Sí la teníamos, muchas gracias por aclararlo— asintió Connor
—De nada, siempre que quieran— dijo Leo
Sus movimientos se volvieron lentos y bruscos. Toda la máquina vibraba con el viento gélido. Probablemente, el helicóptero no estaba preparado para volar con un tiempo frío.
— Probablemente— asintió Hefesto
—Ahora saben que hay ciertos tiempos para ciertas máquinas— señaló Leo
—Esto se pone cada vez más interesante— dijo Travis
Los mandos se negaban a responder, y empezaban a perder altitud.
— Tal vez no sea buena idea después de todo ir en helicóptero— dijo Connor
—Ahora van— dijo Leo —en cuanto Piper consiga el helicóptero
—Les pondremos paracaídas por cualquier cosa— dijo Piper riendo
—Y que Jason vaya a bordo, también por cualquier cosa— añadió Connor
—De acuerdo— dijo Jason
Debajo de ellos, el suelo era una colcha de árboles y niebla. La cresta de una colina apareció delante de ellos, Leo tiró de la palanca y pasó casi rozando las copas de los árboles.
— La emoción extrema— dijo Leo
—¿Quién diría que maneja igual que Thalia?— preguntó Percy negando con la cabeza
—Y aún así Zoé quiere ir con él— señaló Connor
—Pero que al menos nunca se suba a un carro con Nico— dijo Percy
Nico rodó los ojos
—Un poco tarde para eso — murmuró Zoé
—Tú te subiste a un carro con Nico— señaló Piper
—¡Porque no sabía lo que me esperaba!— exclamó Percy
—Qué exagerado eres, sesos de alga— resopló Nico
—O con Bianca— dijo Sammy a Zoé
—Era un carrito de juego, Sam— masculló Bianca
—¡Allí! —gritó Jason.
Un pequeño valle se abrió ante ellos, con la forma oscura de una construcción en medio. Leo dirigió el helicóptero derecho hacia allí.
— Tenemos un excelente lugar para aterrizar— comentó Leo —al menos eso nos salió casi bien
—Casi— señaló Piper
—Un pequeño detalle, reina de belleza— dijo Leo
Alrededor se veían destellos de luz que recordaron a Leo los disparos en el complejo de Midas. Los árboles crujían y estallaban en los bordes del claro. Se movían formas entre la niebla. El combate parecía presente en todas partes.
— Básicamente— asintió Thalia
Dejó el helicóptero en un campo helado a unos cincuenta metros de la casa y apagó el motor. Se disponía a relajarse cuando oyó un silbido y vio una forma oscura que salía de la niebla y se dirigía a ellos a toda velocidad.
— Así que ese es el pequeño detalle— señaló Rachel
—Definitivamente— asintió Leo —pero fuimos más rápidos
—Esa es una buena noticia— dijo Percy
—¡Salid! —gritó Leo.
Saltaron del helicóptero y por poco no tocaron los rotores mientras un enorme BUM sacudía el suelo, derribaba a Leo y lo salpicaba todo de hielo.
— Que bueno que fueran más rápido que esa cosa— dijo Katie
—Espero que esa emoción extrema no venga en nuestro viaje— señaló Travis
—No, no, esa solo es para gente cool como nosotros— dijo Leo
Se levantó con paso vacilante y vio que la bola de nieve más grande del mundo —un montón de nieve, hielo y tierra del tamaño de un garaje— había aplastado por completo el helicóptero.
—Y más nieve y hielo— señaló Hazel
—Y tierra— asintió Leo
—Por supuesto que sí, olvidé la tierra— dijo Hazel
Hazel miró a Sammy, no iba a negarlo el niño a pesar de que se veía bastante tímido era muy lindo, pero ¡Dioses! seguía siendo sumamente vergonzoso y la hacía sonrojarse constantemente, se sentía casi como cuando recién regresó del Inframundo sin saber realmente que estaba viviendo y a veces hasta se sentía incómoda cuando veía a Frank cosa que estaba manejando y probablemente pronto pasara eso y cuando eso resultara iba a conocer mejor al niño, además de todo cómo olvidar que tiene el nombre de Sammy lo que lo hacía un poco más raro aunque no de la manera mala.
—¿Te encuentras bien?
Jason se acercó corriendo a él, acompañado de Piper. Los dos parecían estar bien, salvo por las salpicaduras de nieve y barro.
—Pero al menos esas se quitan— comentó Piper
—Y de cualquier manera ya íbamos cubiertos de barro— dijo Jason
—Sí —Leo estaba tiritando—. Supongo que le debemos a la guardabosques un helicóptero nuevo.
—Mi sueldo de semidiós no alcanza para comprar un helicóptero— bromeó Leo
—¿Tenemos un sueldo? ¿Por qué nadie nos avisó?— preguntó Travis
—A mí tampoco me avisaron— dijo Percy con una mueca
Piper señaló al sur.
—La batalla está por allí —a continuación entornó los ojos—. No…, está por todas partes.
—Y sí, básicamente nos faltaba eso para cerrar un día horrible con broche de oro— dijo Leo
—Sip, pero creo que ese no fue el broche de oro, recuerda el verdadero broche de oro— señaló Piper
Leo volteó a ver a Jason y resopló —Tienes razón, faltaba algo más
Tenía razón. Los sonidos de combate resonaban a través del valle. La nieve y la niebla impedían saberlo con certeza, pero parecía que hubiera un círculo de batalla alrededor de la Casa del Lobo.
—De alguna manera— asintió Thalia —nos tenían acorraladas
—No iban a permitir que fuera tan fácil recatar a Hera— dijo Artemisa
—De ninguna manera— masculló Hera
Detrás de ellos se alzaba la casa de ensueño de Jack London: una enorme ruina de piedras rojas y grises, y vigas de madera toscamente cortadas.
Percy hizo una mueca
Leo se imaginó el aspecto que debía de tener antes de incendiarse: una combinación de cabaña de troncos y castillo, como la vivienda que construiría un leñador millonario.
—No lo había visto de esa manera— murmuró Piper
—Ya sabes reina de belleza, hago las mejores comparaciones— dijo Leo
—Ya lo noté— asintió Piper
Pero, con la niebla y la aguanieve, el lugar tenía un aire solitario y encantado. A Leo no le costaba nada creer que las ruinas estaban malditas.
—Pues lucían así— murmuró Leo ante la mirada de los romanos
—De una manera muy técnica, eso es cierto— comentó Apolo
—¡Jason! —gritó una voz de chica.
Thalia apareció entre la niebla con su anorak cubierto de nieve. Llevaba el arco en la mano, y su carcaj estaba casi vacío.
—Esperamos Leo que esta vez no hayas pensado nada inapropiado— dijo Connor
—Creo que no— murmuró Leo
—Me encanta con cuanto convencimiento lo dijo— bromeó Katie
—A Calipso le encanta más— asintió Travis
—Oye— se quejó Leo
Calipso resopló
Corrió hacia ellos, pero solo logró dar unos cuantos pasos antes de que un ogro de seis brazos —un terrígeno— saliera repentinamente de la tormenta detrás de ella, con una porra en ristre en cada mano.
—Estúpido ogro— masculló Thalia
—Pero lo manejaste genial— dijo Piper
—¡Cuidado! —gritó Leo.
Corrieron a ayudarla, pero Thalia tenía la situación bajo control.
—Claro, aunque era mi última flecha— masculló Thalia
—Solo podemos imaginar qué habría pasado si tuvieras más flechas— dijo Piper
Thalia sonrió
Se lanzó dando una voltereta, cogió una flecha mientras giraba como una gimnasta y cayó de rodillas. El ogro recibió el impacto de una flecha plateada justo en medio de los ojos y se derritió en un montón de barro.
—Así se hace, cara de pino— dijo Percy
—Esa manera de matar a un ogro merece un diez— asintió Connor
—Lo sé, soy increíble— dijo Thalia
—Y modesta— bromeó Percy
—También— coincidió Thalia
Thalia se levantó y recuperó la flecha, pero la punta se había partido.
—Era la última que me quedaba —dio una patada al montón de barro, resentida—. Estúpido ogro.
—Pero al menos hay un ogro menos— señaló Rachel
—Aunque no duró mucho la victoria— dijo Thalia con una mueca
—Aun así, buen disparo —dijo Leo.
Thalia no le hizo caso (lo que sin duda significaba que él le parecía tan enrollado como siempre).
Artemisa miró a Leo con una ceja alzada
—El que no había pensado nada inapropiado— murmuró Calipso
—Eso fue hace mucho tiempo— dijo Leo con incomodidad
Abrazó a Jason y saludó con la cabeza a Piper.
—Justo a tiempo. Mis cazadoras mantienen un perímetro alrededor de la mansión, pero nos invadirán en cualquier momento.
—Una increíble noticia— dijo Piper
—La noticia más genial del momento— asintió Leo
—Lo sé— dijo Thalia —pero era la verdad
—¿Los terrígenos? —preguntó Jason.
—Y los lobos: los secuaces de Licaón —Thalia se quitó un copo de hielo de la nariz soplando—. Y también los espíritus de la tormenta…
—Genial ahí se fue todo nuestro trabajo— refunfuñó Leo
—Y que lo digas— suspiró Piper —pero al menos rescatamos al entrenador
—Y entonces no todo fue en vano— dijo Jason
—¡Pero se los dimos a Eolo! —protestó Piper.
—Que intentó matarnos —le recordó Leo—. A lo mejor está ayudando otra vez a Gaia.
—Cierto, como olvidar que intentó matarlos— asintió Miranda
—Tan bien que había estado la conversación y de repente decide matarlos— dijo Katie negando con la cabeza
—Fue un gran impacto— añadió Leo
—No lo sé —dijo Thalia—. Pero los monstruos no paran de regenerarse casi a la misma velocidad que los matamos.
—Por supuesto que sí— masculló Hades —las Puertas de la Muerte están abiertas
Los semidioses hicieron una mueca
Tomamos la Casa del Lobo sin problemas: sorprendimos a los centinelas y los mandamos directos al Tártaro. Pero luego, de repente, llegó esta extraña tormenta.
—Toda la culpa la tiene la tormenta— dijo Leo
—Lo estamos notando— asintió Rachel
Empezaron a atacarnos una ola de monstruos tras otra. Ahora estamos rodeadas. No sé quién o qué dirige el ataque, pero creo que planearon esto. Era una trampa para matar a quien intentara rescatar a Hera.
—Por supuesto que lo sería— resopló Hera
—Bueno, al menos ya han llegado— señaló Hermes
—Con poco tiempo— bufó Hera
—Pero es mejor que nada— dijo Hermes
—¿Dónde está ella? —preguntó Jason.
—Dentro —contestó Thalia—. Hemos intentado liberarla, pero no sabemos cómo forzar la jaula.
—Porque no era su trabajo— señaló Apolo
—Sí, supongo que fue por eso— masculló Thalia
Solo quedan unos minutos para que se ponga el sol. Hera cree que es el momento en que renacerá Porfirio. Además, la mayoría de los monstruos son más fuertes de noche. Si no liberamos a Hera pronto…
—Todos entendimos que pasará— murmuró Miranda
—Y realmente no es algo que queramos ver— dijo Leo
—Gracias, pero no gracias— dijo Katie
No hizo falta que acabara la frase.
Leo, Jason y Piper la siguieron hasta la mansión en ruinas.
Jason cruzó el umbral e inmediatamente se desplomó.
—Así es como uno entra con estilo— dijo Leo
—Con todo el estilo del mundo —asintió Percy
—Así como cuando te presentaron a nuestra cabaña— comentó Travis
—Por eso mismo— dijo Percy riendo
—¡Eh! —Leo lo cogió—. Eso no, tío. ¿Qué pasa?
—Este sitio… —Jason sacudió la cabeza—. Lo siento… Me he acordado de repente.
—Esa es una buena noticia —dijo Miranda —al menos podría ser de ayuda
Jason asintió
—Así que has estado aquí —dijo Piper.
—Los dos hemos estado —explicó Thalia. Tenía una expresión seria, como si estuviera evocando la muerte de alguien—.
Thalia hizo una mueca
Es el sitio al que nos llevó mi madre cuando Jason era niño. Lo dejó aquí y me dijo que estaba muerto. Simplemente, desapareció.
—Y por supuesto ahí ya no podías encontrarlo— dijo Apolo
—No, no podía— masculló Thalia con los puños apretados
—Me entregó a los lobos —murmuró Jason—. Ante la insistencia de Hera. Me entregó a Lupa.
—Esa parte no la conozco —Thalia frunció el entrecejo—. ¿Quién es Lupa?
—Ahora ya lo sabes— dijo Percy
Ahora fue el turno de Annabeth de hacer una mueca, Percy le sonrió
Una explosión sacudió el edificio. En el exterior, un hongo azul se elevó descargando copos de nieve y hielo como un estallido nuclear hecho de frío y no de calor.
—Fue raro— dijo Leo
—Y que lo digas— murmuró Piper
—Tal vez no sea el mejor momento para preguntas —propuso Leo—. Enséñanos a la diosa.
—Mejor dejen las preguntas para después— asintió Rachel
—Sí, eso sonaba como una buena idea— dijo Piper
—La mejor idea del mundo— dijo Leo
—Por el momento— coincidió Jason
Una vez dentro, Jason pareció orientarse. La casa estaba construida en forma de una U gigantesca, y Jason los llevó por en medio de las dos alas hasta un patio exterior con un estanque vacío.
—Un estanque que no era muy bonito— comentó Leo
—El estanque más horrible que he visto en mi vida— dijo Piper —y he visto muchos
—Sí, también fue el peor estanque que yo vi— asintió Leo
En el fondo del estanque, tal como Jason había descrito a partir del sueño, dos espirales de roca y raíces se habían abierto paso a través de los cimientos agrietándolos.
—Ya entendemos porque no es un bonito estanque— dijo Katie con una mueca de asco
—Y aun no escuchan lo peor— dijo Thalia con una mueca
Una de las espirales era mucho más grande que la otra: una masa oscura y sólida de unos seis metros de altura que a Leo le recordó una bolsa para cadáveres de piedra.
—Gracias por esa imagen mental— dijo Connor
—De nada— dijo Leo —pero simplemente no podemos negar que se parecía
—Ahora que lo dices, creo que tienes razón— asintió Piper
Debajo de la masa de zarcillos fundidos, distinguió la forma de una cabeza, unos anchos hombros, un enorme pecho y unos brazos, como si la criatura estuviera atrapada en la tierra hasta la cintura. No, atrapada no… saliendo de ella.
—Era bastante repugnante— asintió Thalia
—Suena bastante repugnante— dijo Rachel
—Esas cosas tampoco se deberían de ver en la vida— comentó Piper
—Y vaya que no— dijo Thalia
En el lado opuesto del estanque estaba la otra espiral, más pequeña y menos prieta. Cada zarcillo era del grosor de un poste de teléfono, con tan poco espacio entre ellos que Leo dudaba que le cupiera el brazo dentro.
—Cosa que no quería probar— murmuró Leo
—Tampoco yo— dijo Piper
—Ninguno de nosotros realmente— dijo Jason
Aun así, podía ver el interior. Y en el centro de la jaula estaba la tía Callida.
—De la persona que te puso en la chimenea cuando eras un bebé— señaló Hefesto
Hera rodó los ojos —Vas de nuevo con eso, ya te dije que debía tener mis motivos
—Siempre tiene sus motivos— dijo Esperanza en voz baja
—Y que lo digas— suspiró Sammy
Estaba exactamente como Leo la recordaba: el cabello moreno cubierto con un chal, el vestido negro de viuda y una cara arrugada con unos espeluznantes ojos relucientes.
—Es por eso que los pensamientos deberían ser privados— murmuró Leo
No brillaba ni irradiaba ningún tipo de poder. Parecía una mujer mortal normal y corriente, su vieja niñera psicópata.
Hera le dio una mirada asesina
—Ups— murmuró Leo
—¿Qué esperabas después de que lo pusiste en el fuego?— preguntó Poseidón
—¿También tú?— bufó Hera
Leo se metió en el estanque y se acercó a la jaula.
—Hola, tía. ¿Algún problemilla?
—Nada más que está encerrada en una jaula— señaló Hermes
—El problema de todos los días, entonces— comentó Leo
Hera resopló
Ella se cruzó de brazos y suspiró exasperada.
—No me inspecciones como si fuera una de tus máquinas, Leo Valdez. ¡Sácame de aquí!
—No la examiné como una máquina— dijo Leo
—Sí, lo hiciste— asintió Piper
—Entonces tal vez no me di cuenta que lo estaba haciendo— dijo Leo encogiéndose de hombros
Thalia se acercó a él y miró la jaula con repugnancia… o tal vez estaba mirando a la diosa.
—No necesitas responder eso, Thalia— dijo Jason en voz baja a su hermana
Thalia se encogió de hombros
—Hemos probado todo lo que se nos ha ocurrido, Leo, pero tal vez no le he puesto muchas ganas. Si por mí fuera, la dejaría ahí dentro.
Algunos chicos y casi todos los dioses miraron a Thalia con incredulidad, otros (como algunos de los amigos de Sammy) le dieron una mirada que decía que estaban completamente de acuerdo con ella
—Oh, Thalia Grace —dijo la diosa—. Cuando salga de aquí, te arrepentirás de haber nacido.
—¡Ahorráoslo! —le espetó Thalia—.
Hera miró a Thalia con furia asesina. Thalia la ignoró
—¡No puedo creer que tengas semejante falta de respeto!— gruñó Hera
—No empieces Hera, después de todo lo que hiciste...— masculló Poseidón
—Y ustedes todavía fomentan que estos críos sigan con ellas— masculló Hera
Desde hace una eternidad habéis sido una maldición para todos los hijos de Zeus. Vos mandasteis un montón de vacas con problemas intestinales a por mi amiga Annabeth…
Annabeth resopló
—¡Ella me faltó al respeto!
—Me tirasteis una estatua en las piernas.
—¡Fue un accidente!
—Claro que sí, un accidente— masculló Thalia
—Por supuesto que lo fue— bufó Hera — que no lo quiera entender no es mi problema
—¡Y os llevasteis a mi hermano! —La voz de Thalia se quebró de la emoción —. Aquí…, en este sitio. Nos arruinasteis la vida. ¡Deberíamos dejaros en manos de Gaia!
—Thalia, si hacen eso el mundo está condenado— señaló Artemisa
—Si no fuera por eso— masculló Thalia
—Oye —intervino Jason—. Thalia, hermanita, ya lo sé, pero no es el momento. Deberías ayudar a tus cazadoras.
—Antes de que termine peor— asintió Reyna
—Y se queja de mí— dijo Percy negando con la cabeza
—Y luego dicen que no son parecidos— señaló Annabeth
Percy y Thalia hicieron una mueca de horror
Thalia apretó la mandíbula.
—Bien. Lo hago por ti, Jason. Pero para mí no merece la pena.
Thalia se volvió, salió del estanque de un brinco y se marchó del edificio como un huracán.
—Un huracán muy furioso— dijo Piper
—Casi sentí pena por quien se pusiera en su camino— asintió Leo
—Igual yo— coincidió Piper
Leo se giró hacia Hera con respeto, aunque de mala gana.
—¿Vacas con problemas intestinales?
—Céntrate en la jaula, Leo
—De todos modos ahora ya lo sé— murmuró Leo
—Más vale tarde que nunca— asintió Katie
—Y lo supimos de primera mano— dijo Travis
—se quejó ella—. Y tú, Jason, eres más sabio que tu hermana. Conozco bien a mi campeón.
—No soy vuestro campeón, señora —dijo Jason—. Solo os estoy ayudando porque me robasteis los recuerdos y sois preferible a la alternativa.
—Robar los recuerdos de alguien es una manera buena de hacer que la gente haga caso— dijo Apolo
—Es una excelente motivación— comentó Hermes
Hera resopló ¿Cómo era posible que los demás dioses siguieran actuando como idiotas?
Hablando del tema, ¿qué pasa con eso?
Señaló con la cabeza la espiral que parecía una bolsa para cadáveres de granito de tamaño gigante. ¿Eran imaginaciones de Leo o había crecido desde que habían llegado allí?
—Había crecido — asintió Piper con una mueca de asco
—Pensé que solo había sido mi imaginación— dijo Leo —cosa que habría sido mejor
—Miles de veces mejor— dijo Piper
—Eso —dijo Hera— es el rey de los gigantes renaciendo, Jason.
—Qué asco —añadió Piper.
—Ya lo creo —respondió Hera—.
—Esa es otra imagen que no quería— dijo Leo
—Pero tuvimos que verlo— dijo Jason
—Ya sé, que horrible— dijo Leo con una mueca
Porfirio, el más fuerte de su especie. Gaia necesitaba mucho poder para resucitarlo: mi poder. Durante semanas me he ido debilitando mientras mi esencia se utilizaba para darle una nueva forma.
—Así que eres como una lámpara calentadora —conjeturó Leo—. O un fertilizante.
—Vaya, qué forma tan rara tienes de ver las cosas— señaló Hermes
—Voy a tomar eso como un cumplido, gracias— dijo Leo con una sonrisa
—De acuerdo— dijo Hermes
La diosa le lanzó una mirada asesina, pero a Leo le daba igual. Aquella vieja había estado haciéndole la vida imposible desde que era un bebé. Tenía todo el derecho del mundo a tomarle el pelo.
—Él tiene un punto— asintió Apolo
—¿Así que a quién te fastidia la vida le puedes tomar el pelo?— preguntó Travis
—Sip— asintió Leo
—Me lo hubieran dicho antes— murmuró Bianca
—Bromea todo lo que quieras —dijo Hera con tono seco—. Pero cuando se ponga el sol será demasiado tarde. El gigante se despertará. Me dará a elegir entre casarme con él o ser consumida por la tierra. Y no puedo casarme con él.
Todos seremos destruidos. Y cuando muramos, Gaia despertará.
Hera resopló
Leo miró la gigantesca espiral con cara de preocupación.
—¿No podemos volarla o algo por el estilo?
—Habría estado genial— comentó Leo
—No sé, a veces cuando volamos las cosas no sale del todo bien— señaló Piper
—Eso también es cierto, pero al menos habría ayudado— dijo Leo
—Por lo menos les habría ayudado con la tensión— dijo Connor
—Sin mí, no tenéis poder suficiente —contestó Hera—. Antes podríais intentar destruir una montaña.
—Ya lo hemos hecho hoy —dijo Jason.
—Los límites te los pones tú mismo— bromeó Leo
—Qué excelente consejo de vida— dijo Percy riendo
—Lo sé, siempre recuerden ese excelente consejo— dijo Leo
—¡Daos prisa y dejadme salir! —exigió Hera.
Jason se rascó la cabeza.
—¿Puedes hacerlo, Leo?
—Deben hacerlo Leo y Piper, recuerden la profecía— dijo Apolo
—Casi se nos escapaba ese pequeño detalle— comentó Piper
—Pequeñísimo detalle— dijo Rachel
—No lo sé —Leo procuró no dejarse llevar por el pánico—. Además, si es una diosa, ¿por qué no se ha escapado?
—Otra pregunta perfectamente razonable— dijo Leo
Hera empezó a pasearse furiosamente por la jaula, maldiciendo en griego antiguo.
—Utiliza el cerebro, Leo Valdez. Te elegí porque eres inteligente.
—Bueno, gracias— bufó Leo
—¿Estás diciendo que no eres inteligente?— preguntó Percy
—Noo, estoy dando las gracias porque me eligió— dijo Leo
—Ah, por supuesto que sí— dijo Percy
Una vez atrapado, el poder de un dios no sirve de nada. Tu propio padre me atrapó una vez en una silla dorada. ¡Fue humillante! Tuve que suplicarle que me liberara y pedirle disculpas por echarlo del Olimpo.
—Todos nos acordamos de eso— dijo Poseidón
—Era lo menos que podías hacer— bufó Hefesto
—Ya te repetí durante miles de años que fue un accidente— resopló Hera
—Me parece justo —dijo Leo.
Hera le lanzó su mirada fría y amenazadora de diosa.
—¿Que otro tipo de mirada podría lanzarte?— preguntó Apolo
Leo se encogió de hombros
—Te he observado desde que eras niño porque sabía que podrías ayudarme en este momento, hijo de Hefesto. Si alguien puede hallar una forma de destruir esta abominación, eres tú.
—Y la reina de belleza— dijo Leo
—Gracias, pero fue tu idea— señaló Piper
—Pero la abrimos los dos— dijo Leo
—Pero no es una máquina. Es como si Gaia sacara una mano de la tierra y… —Leo se sintió mareado. Recordó el verso de la profecía que decía: « La fragua y la paloma romperán la celda»
—Que bueno que lo recordaras— dijo Percy
—A veces mi memoria no es tan mala— dijo Leo —al menos no al nivel de Jason
—Muchísimas gracias, Leo— resopló Jason
—. Espera. Tengo una idea. Piper, voy a necesitar tu ayuda. Y vamos a necesitar tiempo.
—Lo malo es que no tienen mucho de ese— comentó Katie
—Y lo peor es que nos lo recordaron— masculló Piper
—Y vaya que sí— dijo Leo
El aire se volvió frío y cortante. La temperatura descendió tan rápido que a Leo se le agrietaron los labios y su aliento se convirtió en vaho. La escarcha cubrió las paredes de la Casa del Lobo.
—Y ahí es cuando ves que la nieve no es tan bonita— señaló Connor
—Definitivamente— asintió Jason
Unos venti entraron como una exhalación, pero, en lugar de hombres alados, aquellos tenían forma de caballos, con cuerpo de nubarrones oscuros y crines que relampagueaban. A algunos les asomaban flechas de plata de los flancos. Detrás de ellos llegaron unos lobos con los ojos rojos y los terrígenos de seis brazos.
—Era justo lo que nos faltaba— asintió Piper
—Era para hacer aún mayor la diversión— dijo Leo con sarcasmo
—No se hubieran molestado, nos estábamos divirtiendo bastante— masculló Piper
—Fue la mayor diversión que he tenido en toda mi vida— asintió Leo
Piper sacó la daga. Jason cogió una tabla del suelo del estanque que estaba cubierta de hielo.
—Fue la mejor arma que pude encontrar— murmuró Jason
—Eso era mejor que nada— asintió Thalia
—Y todo por romper tu lanza— dijo Leo negando con la cabeza
Leo metió la mano en el cinturón portaherramientas, pero estaba tan conmocionado que tan solo sacó un estuche metálico de caramelos de menta. Lo guardó de nuevo, con la esperanza de que nadie lo hubiera visto,
—Lastima que ahora todos lo sepamos— dijo Percy
—De cualquier manera sí nos dimos cuenta— comentó Piper
—¿En serio?— preguntó Leo
—Sí, sí lo hicimos— dijo Jason con una sonrisa
—No puede ser, quedé como idiota— bufó Leo
—Bueno, esperamos que los enemigos no lo hubieran visto— dijo Piper
y sacó un martillo.
Uno de los lobos avanzó sin hacer ruido. Arrastraba con la pata una estatua de tamaño real.
—Con que solo sea eso, una estatua— dijo Miranda
—Spoiler, no era solo una estatua— dijo Leo
—Perfecto— dijo Percy
En el borde del estanque, el animal abrió la boca y dejó caer la estatua para que la vieran: una escultura de hielo de una chica, una arquera con el pelo de punta y una expresión de sorpresa en la cara.
—¡Thalia!
Thalia soltó una maldición en griego
—¿Así que a eso te referías anoche cuando dijiste lo de sentirse como paleta de hielo?— preguntó Zoé
—Exactamente, me alegra que hayas puesto atención en la historia— dijo Thalia con una sonrisa
—Por supuesto que sí— dijo Zoé de manera solemne
—Que bueno, porque esta noche la historia la contará Zoë o Rachel— comentó Thalia
—No tengo historias en donde me sienta como una paleta de hielo, pero les puedo contar como le robé su pegaso a Percy— dijo Rachel riendo
Todos los demás veían el intercambio con incredulidad
—Vivimos prácticamente en el mismo palacio, es imposible que no tengamos noche de chicas— bromeó Thalia al percatarse de las miradas
Zoé y Rachel asintieron de acuerdo, incluso la antigua lugarteniente parecía un poco divertida
—¿Por qué nosotros no tenemos una noche de chicos?— preguntó Apolo a sus inquilinos
Jason y Will intercambiaron una mirada
—Porque yo no soy un chico— señaló Bianca
—Sí bueno, tú te podrías esperar afuera— dijo Apolo
—Tal vez me podría esperar en el palacio de Afrodita y contarle cómo fue vuestro primer día— dijo Bianca
—Claro que sí querida, cuando quieras— asintió Afrodita
—Eres una niñita horrible— masculló Apolo
—Apolo, deja de pelearte con la cría— bufó Hera —no los animes a que sigan con sus faltas de respeto
—No nos estamos peleando— señaló Apolo —nos estamos conociendo, además aunque no se le note, es casi encantadora
—¿Casi?— preguntó Bianca
—Cosa que OBVIAMENTE sacó de este lado de la familia— dijo Apolo señalándose a sí mismo
Will le dio una mirada de "te lo dije" a Nico. Hades resopló
Jason echó a correr, pero Piper y Leo tiraron de él. El suelo se había cubierto de hielo alrededor de la estatua de Thalia. Leo temía que, si Jason la tocaba, también se quedara helado.
—Era bastante probable— asintió Thalia
—Gracias por detenerme— suspiró Jason
—Para eso son los amigos— dijo Leo
—¿Quién ha hecho eso? —gritó Jason. Su cuerpo crepitaba de electricidad—. ¡Te mataré con mis propias manos!
—No se metan con Jason, ni con su hermana— señaló Percy —a ambos les gusta electrocutar gente
—La mayoría de las veces se lo merecen— comentó Thalia
Leo oyó una risa de chica, nítida y fría, procedente de algún lugar detrás de los monstruos. La muchacha salió de la niebla ataviada con un vestido blanco como la nieve y una corona de plata sobre su largo cabello moreno.
—Y aquí es donde se descubre el misterio— dijo Leo
—Creo que ya descubrimos el misterio— comentó Katie
—Pero van a fingir que no lo hicieron— dijo Leo
Los contempló con aquellos profundos ojos marrones que tan bonitos le habían parecido a Leo en Quebec.
—Te tenías que enamorar de la psicópata— dijo Connor negando con la cabeza
—No me enamoré— masculló Leo
Calipso resopló
—Bon soir, mes amis —dijo Quíone, la diosa de la nieve. Dedicó a Leo una sonrisa gélida—. Qué pena, hijo de Hefesto. ¿Dices que necesitas tiempo? Me temo que el tiempo es una herramienta que no tienes.
—Me temo que es una herramienta que no tienes— repitió Leo con voz fingida
—Y pensar que le coqueteaste de todas las formas posibles— dijo Travis
—Un error lo comete cualquiera— dijo Leo dándole una sonrisa a Calipso
Sammy miraba todos los intercambios y bromas que se hacían en la sala de Trono y como siempre desde el "día 0" pensaba en su mejor amiga y cuánto la extrañaba, no era que o agradeciera estar con sus demás amigos y teóricamente a salvo, pero le hacía pensar que era lo que había pasado con ella y si estaría bien, desde el día 0 no había sabido nada de ella, desde ese día no sabía nada de Silena.
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