JASON LV, LVI
Jason
—Un capítulo más y terminamos— comentó Apolo —¿Quién va a leer?
cYo leo— dijo Miranda —capítulo final, Jason
—Me alegra mucho que sea el capítulo final— dijo Leo
—No puede ser peor que todo lo demás ¿No?— preguntó Jason
—No lo sé, son tus pensamientos— señaló Leo —así que espero que no hayas pensado nada malo
Jason esperaba a solas en la cabaña uno.
—Se empieza con todo— dijo Percy
—Es el capítulo final, tiene que llegar con todo— señaló Leo
Annabeth y Rachel tenían que llegar en cualquier momento para la reunión de líderes, y Jason necesitaba tiempo para pensar.
—Una increíble reunión— dijo Travis
—Excepto la parte en la que Lou se pone a jugar contigo— masculló Miranda
Los que estaban en esa reunión le dieron una mirada burlona
Los sueños de la noche anterior habían sido peores de lo que había querido compartir, incluso con Piper.
—Nos dimos cuenta— asintió Leo
—Sí lo hicimos— dijo Piper
Todavía tenía la memoria borrosa, pero estaba empezando a recordar fragmentos.
—Pero aún así era mejor que nada— señaló Apolo
—De cierta manera— murmuró Jason
—Esa es la mejor manera— dijo Percy
La noche que Lupa lo había puesto a prueba en la Casa del Lobo para decidir si sería un cachorro o si le serviría de comida. Luego el largo viaje al sur, a… No se acordaba,
—Sí, también he viajado ahí, es súper cool— comentó Leo
—Ese es el destino preferido por todos— asintió Connor
—No le podías decir que no a ese tipo de destino— dijo Leo
pero recordaba instantes de su vida anterior. El día que le habían hecho el tatuaje. El día que lo habían levantado sobre un escudo y lo habían proclamado pretor.
Jason se sonrojó. Los dioses lo miraron con sorpresa, excepto Zeus, para él estaba bastante claro que su hijo debía ser pretor, no podía ser de otra forma
Las caras de sus amigos: Dakota, Gwendolyn, Hazel, Bobby. Y Reyna. Decididamente, había una chica llamada Reyna.
Hazel sonrió, mientras Reyna se sonrojaba un poco y Jason aún más cuando notó la mirada de Afrodita sobre él
—Ay dioses— murmuró Miranda negando con la cabeza —odio mi capacidad para encontrar capítulos incómodos. Lo siento mucho, chicos
—Esa suena como una perfecta advertencia— dijo Connor
No estaba seguro de lo que significaba para él, pero el recuerdo le había hecho dudar de lo que sentía por Piper, y se preguntaba si estaba haciendo algo mal. El problema era que Piper le gustaba mucho.
—Uhhh— murmuró Travis
—Cállate— masculló Katie dándole un golpecito
Se hizo un silencio incómodo en la sala. Afrodita miró al trío con interés
Reyna ocultó perfectamente bien sus sentimientos, ella ya había superado a Jason, pero definitivamente fue incómodo, les dió una mirada a todos para que se quedarán callados.
—Tenía un comentario increíble— murmuró Connor —pero Reyna me da miedo
Por otro lado, Piper miró a Jason con una ceja alzada. Jason parecía querer estar en cualquier otro lugar, mientras miraba a su novia sonrojado
—Yo...— empezó Jason. Piper negó con la cabeza
—No te pelees con él, los mellizos nos caen bien— dijo Travis, como si fuera necesario volver más incómodo el momento
Algunos de sus amigos rieron
Jason y Piper se sonrojaron más, al igual que los mellizos. Piper se movió incómoda, era cierto que hace no tanto tiempo había estado celosa de Reyna, pero en algún lugar en el transcurso de la misión a Grecia lo había superado y estaba segura de Jason, como si los mellizos no fueran suficiente prueba y tampoco podía tomarla contra Jason, eso había sido antes de todo. Jason le dió una sonrisa apenada
Jason llevó sus cosas al hueco del rincón en el que había dormido su hermana. Colocó de nuevo la fotografía de Thalia en la pared para no sentirse solo.
—Esa es una buena forma de no hacerlo— dijo Thalia
—Sí lo era— murmuró Jason todavía contrariado por lo anterior
Se quedó mirando la estatua ceñuda de Zeus, imponente y orgulloso, pero la imagen ya no le daba miedo. Solo le hacía sentirse triste.
Jason se volvió a sonrojar
—Al parecer tu suerte es bastante mala como para terminar así el libro— señaló Leo
—Ya me di cuenta— murmuró Jason —nos podíamos haber saltado todo esto hasta llegar a la reunión del consejo
—Eso te pasa por estarte juntando tanto con Percy— señaló Leo
—¡Oye!— se quejó Percy —no me necesita a mí para tener mala suerte
—Muchas gracias, bro— resopló Jason
Percy sonrió
—Sé que puedes oírme —dijo a la estatua.
La estatua no dijo nada. Sus ojos pintados parecían mirarlo fijamente.
—No todas las estatuas hablan— señaló Thalia
—Gracias a los dioses, sería horrible que eso pasara— dijo Percy
—Sí, imagina ir caminando normal y que de repente una estatua te salude— argumentó Leo
—Ojalá pudiera hablar contigo en persona —continuó Jason—, pero entiendo que no puedes hacerlo. A los dioses romanos no les gusta interactuar mucho con los mortales y… En fin, eres un rey. Tienes que dar ejemplo.
—Sí claro, dar el ejemplo— masculló Hades
—Es lo que mejor hace— bufó Poseidón
Zeus resopló molesto
Más silencio. Jason había esperado algo: el estruendo de un trueno más fuerte de lo habitual, una luz brillante, una sonrisa. No, daba igual. Una sonrisa le habría dado escalofríos.
—Habría sido bastante raro— dijo Apolo
—Habría sido como para una escena de película de terror— señaló Leo
—No fue mi mejor idea— comentó Jason
—En este capítulo nos estamos dando cuenta de eso— dijo Leo
—Recuerdo algunas cosas —dijo. Cuanto más hablaba, menos cohibido se sentía—. Recuerdo que es difícil ser hijo de Júpiter.
—¿Por qué tenía que venir eso también?— murmuró Jason
—Porque estos libros nos odian— dijo Percy
—Estoy de acuerdo con él— asintió Leo
—Definitivamente— dijo Piper
Todo el mundo siempre me está mirando para que me comporte como un líder, pero siempre me siento solo.
—¿Ya lo podemos acabar?— preguntó Jason incómodo
—Lo siento, todavía falta… Bastante— dijo Miranda
—Genial— masculló Jason
—¿Todavía lo haces?— preguntó Piper en un susurro —¿Te sientes así?
—No, no lo hago— dijo Jason sonriéndole un poco
Supongo que tú te sientes igual en el Olimpo. Los otros dioses cuestionan tus decisiones. A veces tienes que tomar decisiones difíciles, y los demás te critican. Y no puedes acudir en mi ayuda como sí que pueden hacer otros dioses.
Los demás dioses se vieron un poco incómodos ante esas palabras, lo cierto era que sí,casi siempre cuestionaban las decisiones de Zeus, pero era porque esas tantas veces las decisiones no eran las mejores, como el simple hecho de no poder ver a sus hijos
Tienes que mantenerme a distancia para que no parezca que tienes favoritismos.
Supongo que solo quería decir…
Jason respiró hondo.
—Dioses— murmuró Jason
Sus amigos le dieron una mirada de apoyo
—Lo entiendo todo. No pasa nada. Voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Intentaré hacerte sentir orgulloso. Pero no me vendría mal un poco de orientación, papá.
Zeus miró impresionado y un poco incómodo a Jason, ninguno de sus hijos había hecho algo parecido y aún así a pesar de que el chico decía entender, se había mudado al lado de Apolo casi de inmediato y solamente por qué él no había tenido el tiempo para hacer cosas mundanas con él, estaban en el Olimpo ¿Qué otra cosa esperaba el chico? Y realmente también pensaba lo mismo de los mellizos, siendo el rey de los dioses no se podía permitir una debilidad así y menos con la advertencia de Las Moiras.
Los pensamientos de Jason iban por el mismo camino, pues se sentía como un hipócrita cuando dijo eso y ahora ni siquiera estaba en el palacio de su padre, pero ver a los demás chicos tener una especie de relación con sus padres divinos se sintió como una bofetada para él y después de todo, Apolo se había portado increíble.
Si hay algo que puedas hacer, ayúdame para que yo pueda ayudar a mis amigos. Me temo que los voy a llevar a la tumba. No sé cómo protegerlos.
—No necesitabas protegernos— señaló Piper, aunque todavía se veía incomoda por lo que Jason había pensado de Reyna, pero eso había sido antes de todo lo demás que vivieron en la misión
—Ahora lo sé— dijo Jason con una sonrisa
Notó un cosquilleo en la nuca. Se dio cuenta de que había alguien detrás de él. Se volvió y encontró a una mujer con una túnica con capucha negra,
—Es mejor que la sonrisa de una estatua— señaló Hermes
—La sonrisa de la estatua ya no sonaba tan buena idea— murmuró Jason
—Definitivamente no— dijo Hermes
con una capa de piel de cabra sobre los hombros y una espada romana envainada —un gladius— entre sus manos.
—Hera —dijo.
—Nunca adivinaríamos que era ella— murmuró Apolo
Hera le dio una mirada asesina
La mujer se quitó la capucha.
—Para ti, siempre he sido Juno. Y tu padre ya te ha orientado, Jason. Te mandó a Piper y a Leo.
—Somos el mejor regalo que podías recibir— dijo Leo
—No puedo estar en desacuerdo con eso— dijo Piper riendo
—Ese es el claro ejemplo de la modestia— comentó Thalia
—Miren quién habla— señaló Nico
Ellos no solo son responsabilidad tuya. También son tus amigos. Escúchales y te irá bien.
—Es cierto, no somos tu responsabilidad— señaló Piper
—Cierto, además ya escuchaste que debes escucharnos— dijo Leo
—Claro, no lo olvidaré— dijo Jason con una sonrisa
—Eso es bueno— asintió Leo
—¿Os ha mandado Júpiter a decirme eso?
—Nadie me manda a ninguna parte, héroe —dijo ella—. No soy una mensajera.
—Si no le quitaría el trabajo a Hermes— dijo Apolo
—Y me gusta mi trabajo— asintió Hermes
Hera resopló
—Pero vos me metisteis en esto. ¿Por qué me mandasteis a este campamento?
—Creía que ya lo sabías —dijo Juno—. Era necesario un cambio de líderes.
Era la única forma de llenar el vacío.
Jason y Percy se miraron con el ceño fruncido
—Yo no lo he aceptado en ningún momento.
—No, pero Zeus me ofreció tu vida, y te estoy ayudando a cumplir tu destino.
Thalia resopló
—Y debías hacerlo de la mejor manera— señaló Hera
—Sí, aunque no tengo idea de cuál es esa— murmuró Jason
—Ninguno lo sabemos— comentó Percy
Jason trató de controlar la ira. Se miró la camiseta naranja del campamento y los tatuajes del brazo, y supo que ambas cosas no debían mezclarse.
—No, no hasta ese momento— dijo Apolo
Helena hizo una mueca y volteó a ver a sus amigos,pues todos ellos había vivido en "las cosas que no debían mezclarse"
Se había convertido en una contradicción: una combinación tan peligrosa como cualquiera de las pócimas de Medea.
—Pero no todas las cosas deben de quedarse igual por siempre— señaló Afrodita
—Además creo que las pócimas eran menos peligrosas— dijo Hermes
—Es probable que eso sea cierto— comentó Artemisa
—Por supuesto que es cierto— dijo Hermes
—No me habéis devuelto todos mis recuerdos —dijo—. Aunque lo prometisteis.
—La mayoría volverán a su debido tiempo —le informó Juno—. Pero tú deberás encontrar el camino de vuelta.
Jason hizo una mueca, pues sí había encontrado ese camino de vuelta, pero igual había descubierto que después de todo ese no era el camino con el que se sentía mejor
Necesitas los próximos meses con tus amigos y tu nuevo hogar. Te estás ganando su confianza. Cuando zarpéis en vuestro barco, serás un líder en el campamento. Y estarás listo para hacer de concilidador entre dos grandes fuerzas.
Jason bufó —Sí claro
—Bueno, hubo algunos detalles en esa plan— murmuró Leo sonrojado
—Bastantes detalles— masculló Reyna
—Diría que me sorprende, pero la verdad es que no— comentó Apolo —ahora solo necesitamos saber cuales son esos detalles
—Recuerda que es sin spoilers— señaló Hermes
—¿Y si no me estáis diciendo la verdad? —preguntó él—. ¿Y si estáis haciendo esto para provocar otra guerra civil?
La expresión de Juno era indescifrable: ¿diversión?, ¿desdén?, ¿afecto?
Okay, esa última había tomado por sorpresa a todos en la sala. Hera ignoró todas las miradas
Posiblemente, las tres cosas. Pese a que parecía humana, Jason sabía que no lo era. Todavía podía ver aquella luz cegadora: la auténtica forma de la diosa, que se le había quedado grabada en el cerebro.
—No nos lo recuerdes— dijo Leo —o te vamos a golpear de nuevo
—Y desde que empezó el capítulo, yo creo que Piper tiene ganas de golpearte— comentó Travis
Piper rodó los ojos
Era Juno y Hera. Existía en muchos lugares al mismo tiempo. Sus motivos para hacer algo nunca eran simples.
—Es cierto— dijo Deméter
Hera estuvo de acuerdo con eso, pues los motivos jamás podían ser simples
—Soy la diosa de la familia —dijo—. Mi familia lleva demasiado tiempo dividida.
—Nos dividieron para que no nos matáramos los unos a los otros —replicó Jason—. Me parece un motivo muy bueno.
—Un excelente motivo— asintió Percy
—Los excelente motivos me encantan— dijo Leo
—A todos— asintió Piper
—Y que lo digan— murmuró Frank
—La profecía exige que cambiemos. Los gigantes se alzarán. Solo un dios colaborando con un semidiós puede matar a cada gigante. Esos semidioses deben ser los siete mejores de la época.
Los siete se sonrojaron y casi todas las miradas de los dioses progenitores mostraban cierto orgullo
Tal como están las cosas, se encuentran divididos entre dos lugares. Si permanecen divididos, no podremos ganar.
—Y nos gusta ganar— dijo Leo
—Es mejor que la opción de que destruyan todo el mundo— dijo Piper
—sí, esa opción a nadie nos gustó— comentó Percy
—Definitivamente no— dijo Jason
Gaia cuenta con ello. Debéis uniros a los héroes del Olimpo y partir juntos al encuentro de los gigantes en los antiguos campos de batalla de Grecia. Solo entonces los dioses se convencerán y te acompañarán.
Los dioses se pusieron un poco incómodos con esa afirmación, pues iban a participar en la batallas hasta que los semidioses los "convencieran", algunos de ellos sabían que no era del todo correcto, pero eran dioses ¿Qué más podían hacer?
Será la misión más peligrosa y el viaje más importante jamás emprendido por los hijos de los dioses.
—Pero tomenlo con calma— murmuró Leo
—Obviamente, siempre lo tomamos con calma— dijo Percy
—Mucha calma— asintió Leo
Jason miró de nuevo la ceñuda estatua de su padre.
—No es justo —dijo—. Podría arruinarlo todo.
—Sí —respondió Juno—.
—Eso me hace sentir mejor— murmuró Jason
Hera le dio una mirada que parecía casi de ¿Simpatía?
Pero los dioses necesitan a los héroes. Siempre ha sido así.
—¿Incluso vos? Creía que odiabais a los héroes.
La diosa le dedicó una sonrisa insípida.
—Quien sabe por qué tendrá esa fama— dijo Apolo
—Apolo, cállate— masculló Artemisa
—De acuerdo— murmuró Miranda —esto tampoco me lo esperaba
—Tengo esa fama. Pero si quieres saber la verdad, Jason, a menudo envidio a los demás dioses sus hijos mortales. Los semidioses podéis cruzar los dos mundos.
Los dioses voltearon a ver a Hera con la incredulidad plasmada en sus rostros, era un poco difícil creer eso. Hera les dio a todos una mirada asesina
Creo que eso ayuda a vuestros padres divinos (incluso a Júpiter, maldito sea) a entender el mundo de los mortales mejor que a mí.
Hera suspiró, era cierto. No es que le gustara que todo el mundo lo supiera, pero no iba a negarlo.
Juno suspiró con tal tristeza que Jason casi se compadeció de ella.
—Soy la diosa del matrimonio —dijo—. Ser infiel no es propio de mí. Solo tengo dos hijos divinos, Ares y Hefesto, y los dos me han decepcionado.
Ares y Hefesto resoplaron. Hera les dió una mirada irritada
No tengo héroes mortales que cumplan mis órdenes, y por eso a menudo estoy resentida con los semidioses: Heracles, Eneas, todos ellos.
—Bueno, eso tendría más sentido— murmuró Percy a su novia
Annabeth hizo una mueca
Pero por eso también favorecí al primer Jasón, un mortal puro que no tenía ningún padre divino que lo guiara. Y por eso me alegro de que Zeus te entregara a mí. Serás mi campeón, Jason.
Hera había elegido a ese chico como campeón y él la estaba impresionando de una buena manera, casi se sentía como si le tuviera cariño
Serás el más grande de los héroes y traerás la unidad a los semidioses y, de ese modo, al Olimpo.
Jason se sonrojó.
Zeus pensó que si el chico lo lograba (que al parecer así era) entonces fue una buena decisión entregarle su vida a Hera
Sus palabras descendieron sobre él, pesadas como sacos de arena. Hacía dos días le asustaba la idea de conducir a los semidioses a una Gran Profecía y de zarpar para luchar contra los gigantes y salvar al mundo.
—Sí, eso asusta— murmuró Percy
—Y vaya que lo hace— suspiró Jason —pero no había mucha opciones
—Raramente las hay— señaló Annabeth
Todavía estaba asustado, pero algo había cambiado. Ya no se sentía solo. Tenía amigos y un hogar por el que luchar.
Sus amigos le sonrieron
Incluso tenía una patrona divina que cuidaba de él, lo que tenía que servirle de algo, aunque no pareciera muy de fiar.
—Ese tira y afloja que provoca Jason con sus palabras muy pocos lo logran— dijo Apolo
—Lo siento— dijo Jason
—Y tan serio que se ve— dijo Leo negado con la cabeza
Jason se volvió a sonrojar
Jason tenía que mantenerse firme y aceptar su destino, como había hecho cuando se había enfrentado a Porfirio sin armas. Sí, parecía imposible. Podía morir. Pero sus amigos contaban con él.
—Y por eso te ganas otro caramelo— dijo Leo
—Muchas gracias— dijo Jason
—¿Quieres hacer otra apuesta?— preguntó Connor
—Muchas gracias, pero no— dijo Jason
—No quiere volverlo a perder— bromeó Leo
—No me importaría— murmuró Jason sonrojado
—¿Por qué lo perdió?— susurró Helena a Zoé
—Porque Thom y tú se durmieron— susurró Zoé tratando de no reírse ante la expresión de la niña
—Debes un caramelo— dijo Bianca seriamente
—No seas así— dijo Zoé riendo
—¿Y si fracaso? —preguntó.
—Una gran victoria exige un gran riesgo —reconoció ella—. Si fracasas, habrá una masacre como no se ha visto jamás.
—Sin presiones— murmuró Jason
—No las hay— dijo Percy
—Claramente— dijo Jason
Los semidioses os destruiréis entre vosotros. Los gigantes invadirán el Olimpo. Gaia despertará, y la tierra sacudirá todo lo que hemos construido a lo largo de cinco milenios. Será el fin de todos nosotros.
—Así que sería mejor que no lo hicieras— dijo Apolo
—Suena como una buena idea que no lo hicieras— asintió Hermes
Los chicos griegos y romanos de esa época se miraron entre ellos y a los dioses no les pasó desapercibida esa reacción
—Genial. Simplemente genial.
Alguien llamó a la puerta de la cabaña.
—Era hora de interrumpir— murmuró Piper
—Ya lo notamos— dijo Katie
Juno se volvió a cubrir la cara con la capucha. A continuación entregó a Jason el gladius enfundado.
—Acepta esto a cambio del arma que has perdido.
—Bueno, así no tendrás que volver a pelear con un pedazo de madera— dijo Connor
—Es cierto— asintió Jason —gracias— añadió poco después
Hera asintió
Volveremos a hablar. Te guste o no, soy tu madrina, Jason, y tu vínculo con el Olimpo. Nos necesitamos mutuamente.
La diosa desapareció en el preciso instante en que las puertas se abrieron
—Así se desaparece con estilo— dijo Apolo
Hera rodó los ojos
crujiendo y Piper entró.
—Annabeth y Rachel están aquí —dijo—. Quirón ha reunido al consejo.
—Aquí vamos— dijo Leo
—Excelente consejo— dijo Travis
—No me gustó tanto— masculló Miranda
—A Annabeth tampoco— señaló Piper
Annabeth resopló
LVIJason
El consejo no era como Jason se lo había imaginado. En primer lugar, se celebró en la sala de recreo de la Casa Grande, alrededor de una mesa de ping-pong, y uno de los sátiros estaba sirviendo nachos y refrescos.
—Oye, nuestro consejo es increíble— dijo Travis
—Lo sé, es que no había visto un consejo así— se disculpó Jason
—Te la pasamos solo por eso— dijo Travis
—Gracias— dijo Jason
Alguien había sacado a Seymour, la cabeza de leopardo, de la sala de estar y lo había colgado en la pared. De vez en cuando, un líder le arrojaba una galleta para perros.
—También tenía derecho a comer— señaló Rachel
—Es cierto Jason, no seas envidioso— dijo Leo negando con la cabeza
—No era por eso— se defendió Jason
Jason echó un vistazo a la sala e intentó acordarse del nombre de todos.
—No te preocupes, tampoco nosotros sabemos el nombre de todos— bromeó Travis
—Parece que es chiste, pero en realidad es anécdota— dijo Katie riendo
—Pero luego nos disculpamos, no te preocupes— comentó Travis
—Si a eso llamas disculpa— señaló Clarisse
—Es bueno saberlo— dijo Jason
Afortunadamente, Leo y Piper estaban sentados junto a él: era la primera reunión a la que asistían como líderes. Clarisse, la jefa de la cabaña de Ares, tenía las botas puestas encima de la mesa, pero a nadie parecía importarle.
—Mejor dicho, nadie se atrevía a decirle nada— murmuró Connor
—Y tampoco nos importaba— dijo Miranda —la mesa es de todos
—Y a ti no te importaba porque estabas muy ocupada— señaló Travis con una carcajada
—Cállate— masculló Miranda sonrojada
Clovis, de la cabaña de Hipnos, estaba roncando en el rincón mientras Butch, de la cabaña de Iris, comprobaba cuántos lápices podía meterle a Clovis en los agujeros de la nariz.
—Aprendimos cuántos se podían meter— señaló Leo
—Era algo que todos necesitábamos saber— asintió Travis
—Obviamente— dijo Piper
—¿Cuántos se pueden meter?— preguntó Esperanza
—20— respondió Leo
—Un buen número— dijo Esperanza
Helena miró casi con horror a Esperanza, ella había sido con la que más tiempo había pasado y sabía las cosas raras que se le ocurrían
Travis Stoll, de la cabaña de Hermes, sostenía un encendedor debajo de una pelota de ping-pong para ver si ardía,
—Un experimento que me quedaba bastante bien— dijo Travis
Quirón suspiró
y Will Solace, de la cabaña de Apolo, se enrollaba y desenrollaba distraídamente una venda alrededor de la muñeca.
—Estaba practicando— murmuró Will
Apolo asintió —Cualquier lugar es bueno para practicar
El líder de la cabaña de Hécate, Lou Ellen No-sé-qué, estaba jugando con Miranda Gardiner, de la cabaña de Deméter,
Miranda resopló. Deméter miró a su hija con una mueca, Perséfone la miró con sorpresa
—Y es por eso que Miranda estaba tan ocupada— dijo Travis
a atraparle la nariz, solo que Lou Ellen había conseguido desacoplar mágicamente la nariz de Miranda, y esta estaba tratando de recuperarla.
—Y por si se lo estaban preguntando, no es divertido— masculló Miranda
—¿Por qué lo hizo?— preguntó Katie
—¿Qué le hiciste?— bromeó Percy
—¡Nada!— se defendió Miranda —dijo que si quería que me enseñara un juego y mi error fue decirle que sí ¡Y no me gustó el juego!
—Fue bastante raro— dijo Piper
—Pero si le decías que no a Lou podría terminar igual o peor— señaló Connor
—De cualquier manera ibas a perder algo— dijo Katie riendo
Miranda resopló
Jason esperaba que Thalia apareciera en cualquier momento. Al fin y al cabo, lo había prometido, pero no se la veía por ninguna parte.
—Lo siento— dijo Thalia —estaba un poco ocupada
—Está bien— asintió Jason con una pequeña sonrisa
Quirón le había dicho que no se preocupara. Thalia solía despistarse luchando contra monstruos o llevando a cabo misiones para Artemisa, y probablemente no tardaría en llegar. Pero, aun así, Jason se sentía preocupado.
—Claro, a ti nadie te dice qué hacer— señaló Leo
—Es un rebelde— dijo Percy
—Por supuesto que sí, es mi hermano— comentó Thalia
Jason sonrió, al igual que Helena
Rachel Dare, el oráculo, estaba sentada junto a Quirón a la cabecera de la mesa. Llevaba puesto su uniforme de la Academia Clarion, lo que resultaba un tanto raro, pero sonreía a Jason.
—Mortal de día, oráculo de noche — dijo Percy
—Mi trabajo preferido— dijo Rachel
—Un oráculo con todo el estilo del mundo— dijo Apolo
—Aunque no es que me gustara mucho ese uniforme— comentó Rachel
Annabeth no parecía tan relajada. Llevaba una armadura sobre la ropa del campamento, con su cuchillo a un lado y el cabello rubio recogido en una cola de caballo. Tan pronto como Jason entró, le clavó una mirada expectante, como si estuviera intentando sacarle información simplemente con su fuerza de voluntad.
—Yo creo que algún día lo podría lograr— asintió Percy
Zoé y Charles intercambiaron miradas
—Según la mirada que acaban de darse ambos chicos, creo que Annabeth sí lo va a lograr— señaló Apolo mirando a los hermanos Jackson, haciendo que los mencionados se sonrojaran
—Se los dije— señaló Percy riendo
—Se abre la sesión —dijo Quirón—. Lou Ellen, devuélvele la nariz a Miranda,
—Si no es mucha molestia— masculló Miranda
—Y así Miranda aprendió que no debe sentarse cerca de Lou— bromeó Travis
—Otra que aprende las cosas por las malas— dijo Katie negando con la cabeza
—Muchas gracias, hermana— dijo Miranda recalcando la última palabra
por favor. Travis, haz el favor de apagar esa pelota de ping-pong,
—Se estaba viendo increíble— se quejó Travis
—Y podría acabar como la última vez— señaló Quirón
—Fue un incendio chiquito— dijo Travis —y Percy lo apagó
—Pero Percy no estaba esta vez— dijo Percy riendo
y Butch, creo que veinte lápices son demasiados para cualquier orificio nasal humano. Gracias. Como podéis ver, Jason, Piper y Leo han regresado con éxito… más o menos. Algunos de vosotros ya habéis oído fragmentos de su historia, pero dejaré que os pongan al corriente.
—Nos encantó la historia— dijo Travis
—Me alegra— dijo Leo —nos esforzamos mucho por obtenerla
—Se notó— dijo Miranda
—Y también somos increíbles narrando historias— dijo Leo
—La narró Jason— señaló Travis
Todo el mundo miró a Jason. Él carraspeó y comenzó a relatar la historia. Piper y Leo intervenían de vez en cuando, aportando los detalles de los que él no se acordaba.
—Claro, para eso estamos— comentó Leo
—Éramos el coro— bromeó Piper
—Y nos quedó increíble también— dijo Leo
—Y vaya que sí— dijo Jason
Solo le llevó unos minutos, pero le pareció más tiempo porque todos lo estaban mirando. Había un intenso silencio, y Jason sabía que la historia debía de sonar bastante disparatada para que tantos semidioses con déficit de atención se quedaran quietos escuchando.
—Pues sí— asintió Miranda
—Era bastante interesante— comentó Will
—No todas las historias captan de esa manera nuestra atención— señaló Travis —eso debe decirte mucho
—Además de que también era bastante aterrorizante— dijo Miranda
Acabó con la visita de Hera que había tenido lugar justo antes de la reunión.
—Así que Hera ha estado aquí —dijo Annabeth—. Hablando contigo.
—Yo digo que es hora de que corras, Jason— bromeó Connor
—Yo también digo lo mismo— dijo Percy riendo
—Sesos de alga— masculló Annabeth
—¿No quedamos en que ibas a mantener callado?— preguntó Thalia
Percy fingió pensarlo —Nop
Jason asintió.
—Oye, no estoy diciendo que me fíe de ella…
—Muy inteligente —dijo Annabeth.
Hera le dió una mirada asesina
—… pero no se ha inventado lo de que hay otro grupo de semidioses. Yo vengo de allí.
—Fue bastante impactante— dijo Miranda
—Más que la historia— dijo Travis
—No sé, creo que estuvieron al mismo nivel— señaló Will
—Romanos —Clarisse arrojó una galleta para perros a Seymour—. ¿Esperas que creamos que hay otro campamento de semidioses, pero que obedecen a las formas romanas de los dioses? ¿Y nunca hemos oído hablar de ellos?
—Básicamente— asintió Travis
—De la forma en que lo dice suena poco creíble— comentó Bianca
—Sí, por un momento también nos parecía poco creíble— dijo Miranda
Piper se inclinó hacia delante.
—Los dioses han mantenido a los dos grupos separados porque cada vez que se ven intentan matarse.
—Lo respeto —dijo Clarisse—.
Clarisse se encogió de hombros
Aun así, ¿por qué no nos hemos encontrado en nuestras misiones?
—Sí que os habéis encontrado —dijo Quirón tristemente—. Muchas veces.
—Vaya— murmuró Connor
—Y ahí ya no nos sonó poco creíble— señaló Travis
—Ya veo por qué— comentó Bianca
Pero siempre acaba en tragedia, y los dioses siempre hacen todo lo posible por borrar los recuerdos de los que se ven implicados. La rivalidad que existe entre los dos grupos se remonta a la guerra de Troya, Clarisse.
—Me suena lógico— asintió Rachel
—Como olvidar esa guerra— dijo Artemisa
—Como olvidar a Paris y Helena— suspiró Afrodita
—¿En serio?— preguntó Artemisa rodando los ojos
—Hacían una pareja divina— dijo Afrodita con ensoñación
Los griegos invadieron Troya y la redujeron a cenizas. Eneas, el héroe troyano, escapó y llegó a Italia, donde fundó la raza que un día se convertiría en Roma.
—¿Así que básicamente le tenemos que dar las gracias a mi madre por eso?— susurró Piper a Jason
—Creo que sí— dijo Jason de vuelta en el mismo tono
Los romanos se volvieron más y más poderosos, adorando a los mismos dioses pero con distintos nombres y con personalidades también ligeramente distintas.
Atenea bufó
—No tan ligeramente— murmuró Annabeth con una mueca
—Más guerreros —dijo Jason—. Más unidos. Más centrados en la expansión, la conquista y la disciplina.
—Qué horror —terció Travis.
—Si quieren que me arrepienta, no lo voy a hacer— señaló Travis al darse cuenta de las miradas
—No esperábamos que lo hicieras— dijo Katie
Los romanos hicieron una mueca
Varios líderes más se mostraron igual de incómodos, pero Clarisse se encogió de hombros como si le pareciera bien.
—Puedo respetar eso— dijo Clarisse
Ares miró a la chica con cierto orgullo, lo había estado haciendo desde que supo cómo mató al drakón
Annabeth hizo girar su cuchillo sobre la mesa.
—Y los romanos odiaban a los griegos. Se vengaron al conquistar las islas griegas y las incorporaron al Imperio romano.
Los chicos se removieron incómodos
—No los odiaban exactamente —la corrigió Jason—. Los romanos admiraban la cultura griega y, hablando claro, la envidiaban un poco. Por su parte, los griegos pensaban que los romanos eran unos bárbaros, pero respetaban su poderío militar.
—Es cierto— asintió Artemisa
—Pero aún así cuando se encontraban todo terminaba muy mal— comentó Dionisio haciendo un gesto vago con la mano
—Y vaya que sí lo hacía— dijo Hades
Así que, durante la época romana, los semidioses empezaron a dividirse: o griegos o romanos.
—Y ha sido así desde entonces —aventuró Annabeth—. Pero es una locura.
—Sí lo es— asintió Reyna
—Pero también es la verdad— suspiró Quirón
—Además la locura es parte de nuestras vidas— señaló Miranda
Quirón, ¿dónde estaban los romanos durante la guerra de los titanes? ¿No querían ayudar?
—Me encantó esa frase de Annabeth— comentó Travis —¿No querían ayudar? Como si estuviéramos hablando de hacer la comida o algo así
—No lo había visto de esa manera— dijo Piper riendo
Annabeth resopló
—Pero por lo que dijo Jason sí querían ayudar— señaló Apolo
Quirón se tiró de la barba.
—Sí que ayudaron, Annabeth. Mientras tú y Percy dirigíais la batalla para salvar Manhattan, ¿quién crees que conquistó el monte Otris, la base de los titanes en California?
—Ah, quién lo diría— murmuró Percy
—Pues Quirón ya lo dijo— señaló Connor
—De acuerdo sí, pero quién lo diría antes— dijo Percy
—Un momento —dijo Travis—. Tú dijiste que el monte Otris se vino abajo cuando vencimos a Cronos.
—Siento el engaño— dijo Travis
—Somos tan fáciles de engañar— dijo Connor negando con la cabeza
—Tan fáciles como Miranda creyendo que Lou "le iba a enseñar un juego"— señaló Travis
—Katie golpea a tu novio o le voy a aventar el libro— advirtió Miranda
—Miranda, los libros no se pueden aventar— dijo Katie rodado los ojos
—No —dijo Jason.
Recordaba fragmentos de la batalla: un gigante con una armadura de estrellas y un yelmo con cuernos de carnero. Recordaba a su ejército de semidioses escalando el monte Tamalpais, luchando entre hordas de monstruos serpiente.
—Ya ves, sí quisieron ayudar— dijo Travis
Annabeth rodó los ojos
—No se cayó sin más. Nosotros destruimos su palacio. Yo mismo vencí al titán Críos.
Annabeth tenía la mirada tormentosa de un ventus.
—Es hora de que huyas— señaló Connor
—Lo siento— dijo Jason —pero su mirada sí era tormentosa
Annabeth lo miró con una ceja enarcada
—Yo creo que sí es mejor que corras— bromeó Percy
Jason casi podía ver sus pensamientos moviéndose, encajando las piezas.
—El Área de la Bahía. A los semidioses siempre nos han dicho que no nos acerquemos allí porque allí está el monte Otris, pero no era el único motivo, ¿verdad?
Quirón suspiró
—Y eso explica la mirada que tenía— señaló Piper
—Casi se parecía a la primera vez que nos vio— comentó Leo
—¿Cuando los quería tirar del carro?— preguntó Percy
—Percy— masculló Annabeth —no los iba a tirar del carro
El campamento romano… tiene que estar en algún sitio cerca de San Francisco. Apuesto a que lo colocaron allí para vigilar el territorio de los titanes.
¿Dónde está?
—La otra pregunta del millón— señaló Will
—Tenemos muchas de esas, pero ninguna respuesta del millón— comentó Leo
—Así no funcionaría— dijo Apolo con el ceño fruncido
Quirón se movió en su silla de ruedas.
—No lo sé. Sinceramente, ni siquiera a mí me han confiado esa información. Mi colega, Lupa, no es precisamente alguien dada a compartir secretos.
—Deberíamos poder hacer un intercambio de secretos— murmuró Connor
—Estaría genial ese tipo de intercambio— aseguró Percy
—Sería de lo mejor— asintió Leo
Y la memoria de Jason también ha sido borrada.
—El campamento está muy oculto por medio de magia —dijo Jason—. Y muy vigilado. Podríamos pasarnos años buscándolo y no encontrarlo.
—¿Por qué el de nosotros no está tan oculto?— preguntó Travis de brazos cruzados
—Pero sí está oculto— señaló Katie
—Pero no "tan"— dijo Travis
—Como te encanta quejarte— dijo Chris negando con la cabeza
Rachel Dare entrecruzó sus dedos. De entre todas las personas de la sala, ella era la única a la que la conversación no parecía ponerla nerviosa.
—Rachel ha hecho cosas más raras— señaló Connor
—Y peligrosas— asintió Reyna
Rachel sonrió
—Y dementes— dijo Percy
—Muchas gracias— dijo Rachel
—Pero lo intentaréis, ¿verdad? Construiréis el barco de Leo, el Argo II. Y, antes de que os dirijáis en él a Grecia, zarparéis hacia el campamento romano. Necesitaréis su ayuda para enfrentaros a los gigantes.
—Así es— dijo Hermes
—La misión del siglo— dijo Percy
—Y vaya que sí— comentó Jason
—Es un mal plan —advirtió Clarisse—. Si esos romanos ven acercarse un buque de guerra, supondrán que vamos a atacarlos.
Los chicos del Argo II y Reyna se miraron obviamente recordando lo mal que había acabado ese plan. Leo se sonrojó de nuevo.
—Probablemente tengas razón —convino Jason—. Pero tenemos que intentarlo. Me mandaron aquí a estudiar el Campamento Mestizo y a tratar de convenceros de que los dos campamentos no tienen por qué ser enemigos. Una prenda de paz.
—Que buena prenda de paz nos enviaron— dijo Travis —pero para la otra mejor que nos envíen chocolates
—O papas fritas— dijo Connor
—Pero azules— señaló Percy
—Muchas gracias— dijo Jason
—Mejor que no haya otra— masculló Annabeth
—Ajá —dijo Rachel—. Porque Hera está convencida de que necesitamos los dos campamentos para ganar la guerra contra los gigantes. Siete héroes del Olimpo: unos griegos y otros romanos.
—Suena a la mejor oportunidad— dijo Artemisa
—Y también como a la única oportunidad— dijo Apolo
Annabeth asintió.
—Tu Gran Profecía. ¿Qué decía el último verso?
—« Y los enemigos en armas ante las Puertas de la Muerte» .
Percy y Annabeth intercambiaron una mirada, Nico hizo una mueca y Will lo tomó de la mano
—Gaia ha abierto las Puertas de la Muerte —dijo Annabeth—. Está dejando salir a los peores villanos del inframundo para que luchen contra nosotros. Medea, Midas… y habrá más, estoy segura. Tal vez ese verso quiere decir que los semidioses romanos y griegos se unirán, que encontrarán las puertas y que las cerrarán.
—Eso suena lógico— dijo Apolo
—Espero que eso sea porque esas puertas no pueden seguir estando abiertas— comentó Hades dándole una mirada a su hijo al ver su reacción
—O puede querer decir que lucharán unos contra otros en las Puertas de la Muerte —apuntó Clarisse—. No dice que vayamos a colaborar.
—La optimista le llaman— comentó Travis
—Eres un idiota— masculló Clarisse
—Sí, me lo has dicho— admitió Travis
—Es que de alguna forma eso también podría pasar— asintió Apolo
—Me gusta más el lado optimista— dijo Travis
Se hizo el silencio mientras los líderes de cada cabaña asimilaban aquella feliz idea.
—Yo iré —dijo Annabeth—. Jason, cuando hayáis construido el barco, déjame ir con vosotros.
Atenea miró a su hija con incredulidad, sabía que había ido a la misión, pero no que fue porque ella lo pidió, por supuesto como esto se trataba también del crío de Poseidón, eso pudo hacer que tomara la decisión
—Esperaba que te ofrecieras —comentó Jason—. Te vamos a necesitar más que a nadie.
—Y nos dimos cuenta que sí— murmuró Piper
—Y vaya que sí— asintió Jason
Annabeth se sonrojó
—Por supuesto que lo hacíamos— dijo Percy con una sonrisa
—Un momento —Leo frunció el entrecejo—. O sea, me parece genial y eso, pero ¿por qué a Annabeth más que a nadie?
—Está bien, pregunta tonta de mi parte— dijo Leo
—Sí, un poco— dijo Piper riendo
Annabeth y Jason se observaron el uno al otro, y Jason supo que ella había atado cabos. Sabía la peligrosa verdad.
—Debimos suponer que lo sabía— dijo Miranda
—Aunque los demás aún no habíamos entendido del todo— comentó Travis
—Cierto, pero es Annabeth— señaló Miranda
—Además se trataba de Percy— dijo Piper
Annabeth se sonrojó
—Hera dijo que vine aquí para que hubiera un intercambio de líderes —dijo Jason—. Una forma de que los dos campamentos se enteraran de la existencia del otro.
—¿Sí? —dijo Leo—. ¿Y qué?
—De acuerdo— Leo alzó los brazos —disculpen por no haber entendido
—Está bien, quedas disculpado— dijo Percy
—Muchas gracias, que amable eres— dijo Leo
—Un intercambio funciona en dos direcciones —explicó Jason—. Cuando llegué aquí tenía la memoria borrada. No sabía quién era ni cuál era mi sitio. Por suerte, vosotros me acogisteis y encontré un nuevo hogar. Sé que no sois mis enemigos. En el campamento romano no son tan amistosos.
Los romanos fruncieron el ceño
Allí o demuestras lo que vales deprisa o no sobrevives. Puede que no sean tan amables con él, y si se enteran de dónde viene, se va a ver en un buen lío.
—¿Él? —dijo Leo—. ¿A quién te refieres?
—Pausa dramática— bromeó Miranda
—Me encanta esta chica— dijo Apolo —así es como se hace, cariño. Eres la única, a parte de Zoé por supuesto, que lo ha sabido hacer, me hacen sentir orgulloso
—Gracias— dijo Miranda riendo
Zoé se sonrojó, aunque se veía un poco abstraída
—A mi novio —contestó Annabeth seriamente—. Desapareció en la misma época en que apareció Jason. Si Jason vino al Campamento Mestizo…
—Exacto —convino Jason—. Percy Jackson está en el otro campamento, y probablemente no se acuerde de quién es.
—¡SORPRESA!— gritó Percy
Poseidón y Sally suspiraron, la verdad es que realmente ya no era sorpresa para nadie, todos habían terminado conectando los puntos
Los amigos de Percy le aventaron cojines
—No te pudiste quedar callado— dijo Thalia negando con la cabeza
—Tenía que decirlo, cara de pino— dijo Percy encogiéndose de hombros y luego les dio una sonrisa inocente a Annabeth y a su mamá
—Me alegra mucho informarles que el libro ha acabado— dijo Miranda
—¡Por fin!— gritó Leo
—Aún nos quedan otros 4— señaló Hefesto
—Y hablando de eso, el nuevo título se está revelando— dijo Apolo y antes de que alguien pudiera hacer algo, lo tomó, momentos después soltó una carcajada —les va a encantar el título de esto
—No sé por qué, pero siento que no nos va a encantar— murmuró Percy
—Di el título Apolo— dijo Artemisa
—Estoy disfrutando el momento, hermanita— señaló Apolo —de acuerdo, el título es… El hijo de Neptuno
Todas las miradas fueron a Percy
—¡Gracias a los dioses!— dijeron Piper, Leo y Jason al mismo tiempo
—Pero puede haber otro hijo de Neptuno ¿No?— preguntó Percy esperanzado
—Sabes que no— comentó Annabeth
—¿Y por qué otra vez yo?— se quejó Percy cruzándose de brazos —no puede ser
—Tiene sentido— comentó Reyna —si esto empezó con la misión de Jason, tienes que contar tu misión
Percy hizo un sonidito de protesta —Pero todos los otros venían desde mi punto de vista, ya es demasiado. No quiero leer
—La buena noticia, es que tú no vas a leer— dijo Apolo
—¿No podía ser sobre alguien más?— preguntó Percy
—Incluso quejándose se ve adorable— dijo Afrodita
Percy se sonrojó —Gracias, pero ¿En serio no se podía tratar de alguien más el libro?... Esperen, en la misión no fui solo— dijo volteando a ver a Hazel y Frank
—Pero el título es sobre ti— dijo Frank
—Podrías tener la misma suerte que Jason y compartirlo con tus acompañantes— señaló Poseidón
—A los acompañantes no les gusta esa opción— murmuró Hazel
—Entonces Percy ¿Empezamos a leer o lo dejamos para mañana?— preguntó Apolo riendo
—Mañana, ayer ya leímos mucho— dijo Percy todavía con el tono de queja —y mis amigos ya no quieren leer
—Sí queremos— dijo Connor riendo
—No quieren— dijo Percy
—De acuerdo— comentó Apolo riendo —vayan y hagan lo que quieran
Ese mismo día unas horas más tarde…
En el palacio de Hades:
Perséfone y Hades se habían ido al Inframundo a "revisar algunas cosas" todos sabían que era un pretexto para estar solos, Bianca estaba con Artemisa y sus cazadoras (cosa que se había vuelto bastante común), pero en el palacio estaban, Nico, Hazel, Will y Sammy. Los primeros tres sentados en la cama y Sammy sentado en el piso, pero mirando a la cama hacía las cartas de mitomagia extendidas en ella
—No— dijo Nico —esta carta tiene 5000 de poder, pero tu oponente te ataca primero
—No, tú tienes que atacar primero— señaló Sammy
Will y Hazel los miraban confundidos
—Creo que no te enseñaron bien— dijo Nico negando con la cabeza
—¡Tío Nico estás cambiando las reglas!— exclamó Sammy realmente sin pensar en lo que decía
Nico y Hazel se sonrojaron ante eso
—Es cierto, el tío Nico puede cambiar las reglas— asintió Will —yo creo que deberías hacer que escriba las reglas
Nico le dió una mirada indignada
—Yo tengo lápiz y papel— comentó Hazel
Antes de que alguien más dijera algo, Bianca di Angelo entró al palacio, miró la escena sorprendida
—Uhh Nico¿Podríamos hablar? — preguntó Bianca
—Dime— murmuró Nico
—Tú y yo— dijo Bianca
Hazel miró a la chica un poco sorprendida, al principio se había llevado muy bien con ella, pero desde que ella y Nico se pelearon algo había cambiado, y ahora Bianca miraba la escena casi como si estuviera ¿Celosa? No, Hazel descartó esa posibilidad, no era posible ¿Cierto?
Nico miró a Hazel, Will y Sammy
—De acuerdo Bianca— murmuró Nico —vayamos
—Te estaré esperando— señaló Will
Nico asintió, no tenía que preguntar dónde lo esperaría. Nico salió del palacio con su hermana.
Katie estaba buscando a su hermana, habían quedado de verse en el palacio de su madre, pero no había llegado, así que decidió buscarla en todo el Olimpo, hasta que llegó al palacio de Hermes no la había encontrado, pero sí encontró una escena muy sospechosa.
Travis parado frente a la puerta del palacio de su padre, Luke y Chris sentados y recargados contra la pared y casualmente se callaron cuando la vieron, ella los miró
—¿Han visto a mi hermana?— preguntó sin rodeos
—No— dijo Travis demasiado rápido
Katie los volvió a mirar —¿Seguro? Espera… ¿Donde está Connor?
—Tampoco sabemos nada— respondió Travis
Katie no le creyó y puso sus manos sobre sus caderas —¿Donde están?
—Te pillaron— dijo Chris desde el suelo
—Adentro— respondió Travis
—¿En serio encerraron a mi hermana ahí?— chilló Katie
—Con Connor— asintió Travis
—¿Por qué?— preguntó Katie
—Vamos Kat, han estado coqueteando el suficiente tiempo— señaló Travis —y mi hermano es un idiota y tu hermana es muy necia, asi que ellos necesitaban un empujón
—Y eso tanto en sentido metafórico como literal— señaló Luke
—Un poco sí— asintió Travis
—De acuerdo ¿Y que está pasando? —preguntó Katie
—Si tenemos suerte se estan besando, si no, probablemente se estén peleando— dijo Travis encogiéndose de hombros
—Genial— dijo Katie —así que ahora tenemos que esperar— comentó tomando asiento en el piso y ahí se quedaron hasta que los chicos encerrados pudieron salir
Bianca y Charles estaban caminando por uno de los jardínes del Olimpo, cuando Bianca se detuvo y se sentó en el pasto, Charles tras ella. Estaban solos, ya que Zoé había pedido estar sola, Esperanza estaba en el palacio de Hestia, Sammy en el de Hades y los mellizos con Afrodita ¿Quién diría que la diosa del amor era tan consentidora?
—¿Entonces?— preguntó Charles
—Estoy de acuerdo— dijo Bianca —pero hacer algo así aquí sería una completa estupidez de nuestra parte
—Obviamente— aceptó Charles de acuerdo
—Además y ¿Si es cierto que algo cambia?— preguntó Bianca —ya no tendremos por qué hacerlo
—¿Crees que eso pueda pasar?— preguntó Charles con incredulidad —no creo que nada los haga cambiar, dicen que nos necesitan, pero en cuanto tienen miedo…
—Lo sé— suspiró Bianca
—Y además fue tu plan— señaló Charles
—Lo sé— repitió Bianca —y si esto no funciona y aparecemos de nuevo en nuestro infierno personal te ayudaré a llevarlo a cabo
—Gracias— dijo Charles
Se hizo un pequeño silencio entre ellos
—¿Lo has intentado siquiera?— preguntó Bianca cambiando de tema —intentar acercarte a ellos, quiero decir
—No— admitió Charles —no estoy seguro de poder hacerlo
Bianca asintió de acuerdo
—Aunque tú lo has hecho mejor— señaló Charles
—Pero tampoco sé cómo hacerlo— dijo Bianca —a veces me gustaría poder ser como Zoé, la está pasando mal, pero ella siempre lo está intentando
—Aún así lo estás haciendo bastante bien— dijo Charles
Bianca suspiró. Se quedaron en silencio por unos momentos —Mejor vayamos a seguir caminando
Charles asintió, levantándose
—Puede que tengamos una oportunidad— dijo Bianca acercándose a abrazar a su amigo, se abrazaron por un momento hasta que Bianca repentinamente lo empujó
—¿Qué sucede?— preguntó Charles poniéndose en guardia, Bianca miraba más allá de él. Charles dirigió su mirada al mismo lugar que la chica, donde se encontraba Bianca y Nico di Angelo, que los miraban a ambos, por su expresión estaban hablando seriamente antes de que los vieran
—Dioses Bianca— dijo Charles —somos amigos y él lo sabe
—En nuestro tiempo lo sabe— señaló Bianca —lo sé, lo sé, estoy siendo ridícula, disculpa por empujarte y también por ser ridícula— murmuró sonrojada —¿Quisieras ir mejor a buscar a tu hermana?
—Vamos— dijo Charles, mientras las miradas los seguían
—Y entonces no estás enfadada con Jason— dijo Annabeth, mientras paseaba con Piper en el Olimpo
—Nop— dijo Piper negando —pero necesitaba su tiempo de chicos— comentó riendo
Annabeth suspiró —Ya hemos acabado otro libro
—Lo que realmente me anima porque ya no quiero que lean sobre mí— dijo Piper —lo siento, será sobre Percy
Annabeth asintió un poco distraída —Aunque solo espero que en los demás libros no venga todo sobre la misión
Piper no necesitó preguntar a qué se refería —¿Cómo lo llevan?
—¿Realmente? No tengo idea— contestó Annabeth —a veces siento que podemos progresar y olvidar y a veces no, aunque últimamente con todo lo que ha pasado aquí hay más cosas en las que distraerme, lo que de alguna forma es mejor
—Y que lo digas— murmuró Piper —sigue siendo tan raro
—Yo creí que conocía la rareza en mi vida— dijo Annabeth
—Creo que no la conocíamos del todo— comentó Piper
Por un momento, ambas siguieron caminando en un silencio muy cómodo, hasta que escucharon los sollozos, ambas se miraron y siguieron el sonido
—Es Zoé— murmuró Piper
Annabeth se sintió incómoda, odiaba las situaciones en las que no sabía que hacer y esta era una de ellas, prefería lo que se podía resolver con lógica y no con emociones, aunque Piper le había demostrado que las emociones también podían resolver cosas. Antes de que Annabeth pudiera tomar cualquier decisión, Piper se adelantó decidiendo por ella, pensó por un momento en no seguirla, pero de todos modos lo hizo
Zoé había decidido darse un tiempo a solas, de nuevo sus sueños no habían sido los mejores y no se sentía tan bien, ni siquiera la playera que había aparecido Artemisa esta mañana para ella la había hecho sentir mejor y sí, era de un panda, lo que agradecía mucho, pero al final de cuentas la había puesto más triste, ni siquiera se había dado cuenta cuando se había puesto a llorar, hasta que alguien la llamó
—Zoé— dijo Piper —¿Estás bien?
Annabeth miró a Piper como si no pudiera creer que había hecho esa pregunta, Piper se sonrojó
—Sí, estoy bien— murmuró Zoé secándose las lágrimas
Annabeth pensó que Percy también decía eso, cuando era obvio que no lo estaba, eso la hizo sonrojarse
—¿Y tus amigos?— preguntó Piper acercándose más a la niña
—No lo sé, los perdí de vista hacer tiempo— dijo Zoé
Se hizo el silencio, mientras Zoé se secaba las últimas lágrimas. Luego Annabeth hizo una pregunta idiota (al menos ella sintió que lo era)
—¿Te gustan los pandas?— preguntó mirando la playera de la niña
Zoé rió —Algunas personas dirían que estoy obsesionada
—Pero esas personas no saben de lo que hablan ¿No?— dijo Piper con una sonrisa
—Por supuesto que no— dijo Zoé un poco más relajada
—Y también te gusta la comida azul— señaló Annabeth
La chica asintió
—Entonces no queremos saber qué pasaría si algún día encuentras un panda azul— bromeó Piper
—Sería mi sueño hecho realidad— comentó Zoé
—¿Por qué no nos sentamos y nos explicas más sobre los pandas?— preguntó Piper volteando a ver a Annabeth para saber si estaba de acuerdo
—¿En serio?— preguntó Zoé insegura
—Sí— asintió Annabeth más segura de lo que se sentía
Las tres se sentaron hablando de un tema tan casual como eran los pandas. Annabeth se alegraba de tener a Piper a su lado, ella sabía hacer que la conversación siguiera fluyendo y el ambiente se hiciera más relajado, y Zoé, hablaba como una experta sobre el tema.
En algún momento Zoé vio a su hermano y a Bianca, parecía que la estaban buscando porque Bianca señaló en su dirección y le dijo algo a Charles. Charles la miró y Zoé le sonrió, él hizo un asentimiento con la cabeza, le dijo algo a Bianca y se fueron. Bueno, Zoé ya le contaría más tarde
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