LEO XXXV, XXXVI
Leo
—¿A quién le paso el libro?— preguntó Esperanza
—Yo voy a leer— dijo Hazel —capítulo 35, Leo
Leo creía que él era el que tenía peor suerte del grupo, lo cual era decir mucho.
—Claro— dijo Percy
—Por supuesto que sí— asintió Leo
—Haremos un debate de las peores suertes— dijo Travis —estén atentos
—Lo estaremos— dijo Connor
¿Por qué no tenía él una hermana a la que había perdido hacía mucho tiempo o un padre que era una estrella de cine y necesitaba que lo rescatara?
—Eso no es exactamente buena suerte— señaló Piper
—Eso depende de cómo lo veas— dijo Leo
—No es buena suerte— dijo Piper
Lo único que él tenía era un cinturón portaherramientas y un dragón que se había averiado en mitad de la misión. Tal vez fuera la estúpida maldición de la cabaña de Hefesto, pero Leo no lo creía.
—Estúpida maldición— dijo Leo
—Pero no crees en la estúpida maldición— señaló Connor
—Pero sigue siendo estúpida— dijo Leo
—Qué no crea, no cambia eso— asintió Percy
La mala suerte le había acompañado desde mucho antes de llegar al campamento.
Leo hizo una mueca
—Eso es muy típico— asintió Percy
Al cabo de mil años, cuando se relatara esa misión en torno a una fogata, se imaginaba que la gente hablaría del valiente Jason, la hermosa Piper y su compinche Valdez el Llameante,
—Antorcha humana— señaló Travis
—Chico fuego— dijo Connor
—Charmander— dijo Percy
—Vaya, esos están mejor— comentó Leo con sarcasmo
que los acompañaba armado de un cinturón con destornilladores mágicos y de vez en cuando preparaba hamburguesas de tofu.
—¡Leo!— se quejó Hazel antes de leer lo siguiente
—En mi defensa, eso fue hace mucho tiempo— dijo Leo
Y por si no fuera suficiente, Leo se enamoraba de cada chica que veía, siempre que ella estuviera totalmente fuera de su alcance.
Calipso volteó a ver a Leo quien se sonrojó
—No me digas que...— murmuró Thalia con una ceja levantada
Leo se sonrojó aún más
Cuando vio por primera vez a Thalia, supo en el acto que era demasiado guapa para ser la hermana de Jason.
—¡Oye!— se quejó Jason
—Bueno, eso es cierto— bromeó Thalia
—Muchas gracias— dijo Jason
Entonces pensó que sería mejor no decirlo o se metería en líos.
—Tampoco sería bueno que lo dijeras enfrente de tu novia— señaló Katie
—Técnicamente yo no lo dije— comentó Leo
—¿Ese te parece un argumento razonable, Calipso?— preguntó Connor
—No realmente— dijo Calipso
Leo le dio una sonrisa inocente
—Tienes que seguir buscando argumentos— dijo Connor
Le gustó su cabello moreno, sus ojos azules y su actitud llena de seguridad. Parecía la clase de chica que podría machacar a cualquiera en la cancha o en el campo de batalla, y que ni se fijaría en Leo: ¡justo su tipo de chica!
—Dioses— murmuró Leo
—Qué bueno que no leí ese capítulo— dijo Esperanza aliviada —es incómodo
—Sí lo es— asintió Zoé
—Y con ustedes lo hacen aún más incómodo— señaló Bianca
Durante un minuto, Jason y Thalia se quedaron el uno frente al otro, anonadados. Entonces ella echó a correr y lo abrazó.
—¡Dioses míos! ¡Ella me dijo que estabas muerto! —
Thalia hizo una mueca
—¿Quién es ella? ¿Hera?— preguntó Apolo
—¿Por qué habría de ser yo?— masculló Hera
Apolo le dio una mirada de "¿No es obvio?"
Tomó la cara de Jason entre sus manos y la miró como si estuviera inspeccionando todos sus rasgos—. Gracias a Artemisa, ¡eres tú! La pequeña cicatriz del labio: ¡intentaste comerte una grapadora cuando tenías dos años!
—Excelente elección de comida— dijo Grover
—Las grapadoras son amigos, no comida— dijo Percy
—Las grapadoras, siendo una fuente de absoluto terror desde tiempos ancestrales— dijo Zoé
—¿Te estás burlando?— preguntó Thom con su adorable ceño fruncido
—Jamás— dijo Zoé
—No estoy seguro si debo ofenderme por eso de "tiempos ancestrales"— comentó Jason
Zoé sonrió con inocencia
Leo se echó a reír.
—¿En serio?
—Sí— asintió Thalia —como dijo Zoé, fue una fuente de terror absoluto
—¡Thalia!— chilló Jason
—Es la verdad, hermanito— dijo Thalia
Hedge asintió como si aprobara el gusto de Jason.
—Grapadoras: una excelente fuente de hierro.
—E… espera —dijo Jason tartamudeando—. ¿Quién te dijo que estaba muerto? ¿Qué pasó?
—Por favor, esto es bastante extraño— dijo Apolo
—De alguna manera lo es— dijo Hermes
Uno de los lobos blancos ladró en la entrada de la cueva. Thalia se volvió hacia el animal y asintió con la cabeza, pero no soltó la cara de Jason, como si temiera que desapareciese.
—Podría pasar— murmuró Thalia
—No lo hará— dijo Jason con una sonrisa
Thalia sonrió, pero no pudo evitar pensar que un día eventualmente lo haría. Ella es inmortal, Jason no lo era y realmente no sabían lo que les preparaba el futuro, pero con las últimas visitas al Olimpo se hacía una buena idea y no pudo evitar pensar que es horrible encontrar a alguien solo para perderlo de nuevo.
—Mi loba me dice que no tengo mucho tiempo, y tiene razón. Pero tenemos que hablar. Sentémonos.
Piper hizo más que eso. Se desplomó.
—Haciendo las cosas en grande, como siempre— asintió Leo
—Si vas a hacer las cosas, hazlas en grande— bromeó Piper
—Eso reina de belleza, ya estás aprendiendo— dijo Leo
Se habría partido la cabeza con el suelo de la cueva si Hedge no la hubiera cogido.
—Se lo agradezco— dijo Piper —me gusta mi cabeza entera
—Como a todos— coincidió Percy
Thalia se acercó a ella corriendo.
—¿Qué le pasa? Ah, no te preocupes. Ya veo. Hipotermia. El tobillo —miró al sátiro con la frente arrugada—. ¿Conoces métodos curativos naturales?
—Es su hobby— dijo Jason
—Sí claro, debí adivinarlo— dijo Thalia
—Sí, debiste— asintió Piper
Hedge se burló.
—¿Por qué crees que tiene tan buen aspecto? ¿No hueles a bebida isotónica?
Thalia miró a Leo por primera vez;
—Acababa de reencontrarse con su hermano— señaló Katie
—Pero a Leo le gusta Thalia y no es divertido que no te noten— dijo Travis
—No me gusta Thalia— masculló Leo
—Acabamos de leer la confesión— dijo Travis
naturalmente, una mirada acusadora en plan « ¿Por qué has dejado que la cabra haga de médico?» . Como si fuera culpa de Leo.
—No pude haberlo evitado— dijo Leo
—El entrenador hace lo que quiere, cuando quiere— asintió Percy
—Y si intentas detenerlo vas a conocer a su porra de cerca— dijo Leo
—Y nadie quiere eso— asintió Frank
—Tú y el sátiro —ordenó Thalia—, llevad a esta chica con mi amiga de la entrada. Phoebe es una magnífica curandera.
—¡Fuera hace frío! —protestó Hedge—. Me helaré los cuernos.
—Uno siempre tiene que tener prioridades— asintió Connor
—Piper como sea, pero los cuernos— dijo Travis
—Claro, es muy cierto— admitió Piper
Pero Leo sabía cuándo estaba de más.
—Vamos, Hedge. Estos dos necesitan tiempo para hablar.
—No necesitan darme las gracias por intervenir, chicos— dijo Leo
—Está bien, no te las daremos— comentó Jason con una sonrisa
—Eso está bien— asintió Leo
—Bah. Está bien —murmuró el sátiro—. Ni siquiera he podido partirle la crisma a alguien.
—Eso es muy triste— dijo Travis
—Me sentí muy mal por él— dijo Leo
—Espero que lo haya superado— comentó Travis
Hedge llevó a Piper a la entrada. Leo se disponía a seguirlo cuando Jason gritó:
—En realidad, ¿podrías…, ejem…, quedarte, tío?
Leo vio algo en los ojos de Jason que no esperaba: le estaba pidiendo ayuda.
Jason se sonrojó
—Y como soy una increíble persona...— dijo Leo
—Sí lo eres— asintió Jason
Quería que hubiera alguien con él. Tenía miedo.
—Es que imagina quedarte a solas con Thalia— dijo Percy
—Cállate sesos de alga— dijo Thalia rodando los ojos
Leo sonrió.
—Quedarme en los sitios es mi especialidad.
Thalia no se alegró tanto de oírlo,
—Sí, me di cuenta— dijo Jason
—Lo siento— dijo Thalia
—Está bien, yo también me sentí incómodo— comentó Leo
pero los tres se sentaron frente al fuego. Durante unos minutos, nadie dijo nada. Jason examinaba a su hermana como si se tratara de un artefacto temible que pudiera explotar si se manipulaba incorrectamente.
—Bueno, técnicamente es cierto— dijo Percy
—Por supuesto que no lo es— dijo Thalia
—Claro que sí lo es— comentó Percy
—Claro que no— dijo Thalia
—Lo que digas— murmuró Percy
Thalia parecía más cómoda, como si estuviera acostumbrada a tropezarse con cosas más raras que un pariente al que había perdido hacía mucho tiempo.
—Algo así— dijo Thalia —fueron muchas cosas
Jason hizo una mueca
Aun así observaba a Jason en una especie de trance lleno de estupor, recordando tal vez al niño de dos años que había intentado comerse una grapadora.
Thalia sonrió
—Pero al menos aprendiste que las grapadoras son amigos, no comida— asintió Percy
—Por lo menos— comentó Jason
—Aun así no te vas a acercar a las grapadoras— bromeó Thalia
—Cualquier grapadora será retirada inmediatamente de su presencia— dijo Percy
Leo sacó unos cables de cobre de los bolsillos y se puso a retorcerlos.
Al final, no pudo soportar más el silencio.
—Ya había pasado mucho tiempo— dijo Leo
—Y lo volvían más incómodo para él— asintió Katie
—Vaya que supiste romper el silencio— dijo Hazel recorriendo el libro con la mirada
—Entonces…, ese rollo de no salir con nadie que os gastáis las Cazadoras de Artemisa…, ¿es así siempre o es algo temporal?
—Si sigues así no vas a llegar al próximo capítulo— dijo Connor
—Eso fue hace muchísimo tiempo— comentó Leo mirando con una sonrisa a Calipso
Calipso hizo una mueca —¿Faltan muchos así?
—¿No?— murmuró Leo
Calipso resopló. Esperanza hizo una mueca incómoda
Thalia se lo quedó mirando como si acabara de desarrollarse a partir de unas algas. Sí, decididamente le gustaba esa chica.
—Ya nos dimos cuenta— comentó Katie riendo
—Dioses— murmuró Thalia
Luke le dió una mirada rara a Leo. Leo se sonrojó
—Esto se pone cada vez más interesante— suspiró Afrodita
Jason le dio una patada en la espinilla.
—No hagas caso a Leo. Solo intenta romper el hielo. Thalia… ¿qué le pasó a nuestra familia? ¿Quién te dijo que yo estaba muerto?
—Era para romper el hielo— asintió Leo
—Era broma, pero podía no ser broma— dijo Connor
—Era broma— asintió Leo mirando a Calipso
—Claro que lo era— bufó Calipso
—Sí bueno, pero necesitamos saber quién le dijo esas cosas sobre Jason a Thalia— dijo Apolo
Thalia tiró de una pulsera de plata que llevaba en la muñeca. A la luz del fuego, vestida con el camuflaje invernal, casi parecía Quíone, la princesa de la nieve: igual de fría y hermosa.
—Okaay— murmuró Thalia
—¿Eso por qué necesita venir en el libro?— preguntó Leo a nadie en particular
—Ninguno de nosotros tiene idea— dijo Piper
—Nadie nos ha dicho por qué— comentó Percy
—¿Recuerdas algo? —preguntó.
Jason negó con la cabeza.
—Hace tres días me desperté en un autobús con Leo y Piper.
—No fue culpa nuestra —añadió Leo apresuradamente—.
—Ya me estaba empezando a mirar como si yo fuera el responsable— dijo Leo
—Entiendo esa mirada— dijo Percy
Thalia rodó los ojos
Hera le robó los recuerdos.
Thalia se puso tensa.
—¿Hera? ¿Cómo lo sabéis?
—Porque nosotros lo sabemos todo— dijo Leo moviendo las manos de forma misteriosa
—Excepto lo que no sabemos— dijo Percy
—Sí obviamente eso tiene mucho sentido— dijo Connor
Jason le habló de su misión: la profecía en el campamento, el encarcelamiento de Hera, el secuestro del padre de Piper por parte del gigante y la fecha tope del solsticio.
—No podía faltar la fecha tope— dijo Leo
—Esas jamás pueden faltar— dijo Percy
—No sería lo mismo sin las fechas límite— asintió Leo —eso le da más adrenalina
—Por supuesto que sí— dijo Percy
Leo metió baza para añadir los detalles importantes: que él había arreglado el dragón de bronce y que podía lanzar bolas de fuego y preparar deliciosos tacos.
—Lo que todo el mundo necesita saber— asintió Travis
—Estoy de acuerdo, los tacos jamás pueden faltar— dijo Piper
—Y menos los preparados por Leo— dijo Miranda
—Gracias, gracias— comentó Leo
Thalia sabía escuchar. Nada parecía sorprenderla: los monstruos, las profecías, los muertos resucitados.
—Te acostumbras— dijo Thalia
Los chicos hicieron muecas, pero estaban completamente de acuerdo, los dioses se removieron con incomodidad
Pero cuando Jason mencionó al rey Midas, maldijo en griego antiguo.
—Sabía que debería haber incendiado su mansión —dijo—. Ese hombre es un peligro.
—Para la otra la incendias— dijo Piper
—Claro que sí— dijo Thalia —aunque realmente espero que no haya ninguna otra
—Yo también, pero para estar prevenidas— dijo Piper
—Claro, tienes razón— asintió Thalia
Pero estábamos tan empeñadas en seguir a Licaón… Bueno, me alegro de que escaparais. Entonces, ¿Hera ha estado… escondiéndote todos estos años?
—Entendemos que es una línea razonable de pensamiento— dijo Hermes
—Sobretodo porque de alguna manera puede ser cierto— comentó Apolo
Hera les dió una mirada asesina
—No lo sé —Jason sacó la foto de su bolsillo—. Me dejó la memoria justa para reconocer tu cara.
—Lo que en realidad fue muy bueno— comentó Jason
Thalia le dió una pequeña sonrisa
Thalia miró la fotografía, y su expresión se suavizó.
—Me había olvidado de ella. La dejé en la cabaña uno, ¿verdad?
Jason asintió.
—Donde Annabeth casi mata a Jason por decir que es tu hermano— asintió Leo
—No le iba a hacer nada— dijo Annabeth rodando los ojos
—Ya lo leímos Annabeth, sabemos que sí— bromeó Piper
—Ya lo leímos Annabeth, sabemos que sí— repitió Percy riendo
—Percy— dijo Annabeth
—Creo que Hera quería que nos encontráramos. Cuando aterrizamos aquí, en esta cueva… tuve la sensación de que era importante. Como si supiera que tú andabas cerca. ¿Te parece absurdo?
—No lo es— dijo Percy
—Para nada— dijo Rachel —todo pasa por algo
—Todo tiene un sentido— comentó Apolo
—No —le aseguró Leo—. Estábamos destinados a encontrarnos con el pibón de tu hermana.
—Calipso, ya golpealo— dijo Connor
—Tienes el permiso de todos aquí para golpearlo— asintió Travis
—Gracias, son unos increíbles amigos— dijo Leo
—Lo sabemos— dijo Travis
Calipso resopló
Thalia no le hizo caso. Probablemente no quería decir lo mucho que Leo la impresionaba.
—Claro— dijo Thalia rodando los ojos
—Obviamente fue por eso— dijo Katie
—Chicos— masculló Zoë
—Jason —dijo—, cuando tratas con los dioses, nada es absurdo. Pero no te puedes fiar de Hera, sobre todo teniendo en cuenta que somos hijos de Zeus. Ella odia a los hijos de Zeus.
Hera bufó. Zeus lucía ligeramente incómodo ante la lectura, aunque no podía decir que no le causaba intriga saber qué era lo que había pasado en la historia de sus hijos.
—Pero dijo que Zeus le había ofrecido mi vida como ofrenda de paz. ¿Tiene eso algún sentido?
Thalia se quedó pálida.
—Creo que sí lo tiene— dijo Katie
—Sí eso creo— dijo Jason con una mueca
—Me parece muy probable— asintió Miranda
—Oh, dioses. Madre no habría… Tú no te acuerdas… No, claro que no.
—¿De qué? —preguntó Jason.
Daba la impresión de que las facciones de Thalia envejecían rápidamente a la luz del fuego, como si su inmortalidad no estuviera funcionando bien.
—No me vayas a golpear— dijo Leo
—Aunque suena tentador realmente— comentó Thalia
—No lo golpees, deja que su novia lo haga— señaló Connor
—Mejor sin golpes, gracias— dijo Leo
—Jason… no sé cómo decir esto. Nuestra madre no era precisamente estable. Llamó la atención de Zeus porque era actriz de televisión y era muy guapa, pero no llevaba la fama muy bien. Bebía y hacía tonterías.
Se hizo el silencio en la sala, nadie sabía realmente qué decir o hacer, muchos se empezaban a sentir como si no debieran escuchar la conversación. Thalia y Jason se veían un poco incómodos
Siempre aparecía en la prensa amarilla. No se cansaba de recibir atención. Antes de que tú nacieras, ella y yo discutíamos continuamente. Ella… ella sabía que mi padre era Zeus, y creo que le costó asimilarlo.
—A veces es muy difícil para los mortales lograr aceptarlo— comentó Afrodita —es por eso que debemos andarnos con cuidado sobre a quién le decimos lo que somos
Piper hizo una mueca
—No todos los mortales reaccionan de la misma manera— coincidió Apolo
Era como si para ella el triunfo definitivo fuera atraer al señor del cielo, y cuando él se marchó no pudo aceptarlo. Los dioses… no se quedan.
Leo se acordó de su madre, de que le aseguraba repetidamente que su padre volvería algún día.
—De acuerdo ¿A quién se le ocurrió poner esto?— murmuró Leo
—Ya sabes a quien, puedes echarle la culpa a ellas— dijo Apolo —aunque probablemente no sería una buena idea
—Está bien, entonces me seguiré quejando con ustedes— comentó Leo
Pero nunca se había enfadado por ello. No parecía que quisiera a Hefesto para ella; solo para que Leo pudiera conocer a su padre.
Hefesto se sonrojó, lo que fue un poco raro para todos los presentes. Poseidón miró de manera discreta a cierta mortal que se había sonrojado.
Había superado el hecho de tener un trabajo sin porvenir, de vivir en un piso diminuto, de no tener nunca suficiente dinero… y no parecía que supusiera ningún problema para ella. Mientras tuviera a Leo, decía siempre, todo iría bien.
Leo sonrió un poco. Aunque el estado de ánimo en general comenzaba a ser un poco deprimente pues todos los chicos tenían algo con lo que lidiar y a pesar de las bromas, los libros lo recordaban constantemente.
Observó la cara de Jason —que parecía cada vez más desolado mientras Thalia describía a su madre— y, por una vez, no tuvo envidia de su amigo.
—Lo siento— dijo Leo
—No tienes por qué— dijo Jason de manera solemne
Puede que Leo hubiera perdido a su madre. Puede que hubiera pasado momentos difíciles. Pero al menos se acordaba de ella.
Y cada vez se sentía un ánimo un poco más oscuro, algunos de los dioses también se veían levemente afectados aunque trataban de no demostrarlo tanto.
Se sorprendió enviando un mensaje en morse con la mano sobre la rodilla: « Te quiero» .
Casi inconscientemente volteó a ver a Esperanza recordando que ella también sabía utilizar el Código Morse
Le sabía mal por Jason que no tuviera ese tipo de recuerdos, que no tuviera nada a lo que recurirr.
—Bueno…
Jason parecía incapaz de acabar la frase.
—Jason, tienes amigos —le dijo Leo—. Ahora tienes una hermana. No estás solo.
—Gracias— dijo Jason
—No hay de qué— murmuró Leo —es la verdad
Los chicos se sonrieron entre ellos
Thalia le tendió la mano, y Jason la cogió.
—Cuando tenía siete años más o menos —dijo—, Zeus empezó a visitar a mamá otra vez.
Hera le dio una mirada envenenada a Zeus, que Zeus fingió no ver o no le importó y lucía "concentrado" en la lectura
Creo que le sabía mal que estuviera arruinando su vida y parecía… diferente de alguna manera. Un poco mayor y más severo, más paternal conmigo.
—Su parte romana— dijo Apolo
—En serio Apolo, eres un genio— comentó Artemisa con sarcasmo
—Lo sé— asintió Apolo —debes dejar de ser tan celosa, hermanita
Mamá mejoró por un tiempo. Le encantaba tener a Zeus, que le trajera regalos, que hiciera retumbar el cielo… Siempre quería más atención. Ese fue el año que naciste tú.
Hazel hizo una mueca, las situaciones por supuesto que no eran las mismas, pero de alguna manera le hacía recordar lo que había pasado con su mamá. Frank notó el cambio en ella y le apretó la mano en señal de apoyo.
Mamá… En fin, nunca me llevé bien con ella, pero tú me diste un motivo para quedarme. Eras una monada.
—Eras un bebé adorable— dijo Thalia
Jason se sonrojó
—Excepto cuando te comes las grapadoras— dijo Thalia
Y no me fiaba de cómo te cuidaba. Por supuesto, con el tiempo, Zeus dejó de visitarla. Probablemente ya no aguantaba las exigencias de mamá, que siempre le estaba dando la lata para que le dejara visitar el Olimpo o para que la hiciera inmortal o eternamente hermosa.
Zeus hizo una mueca y ahora se veía incómodo, mientras Hera le daba una mirada totalmente envenenada
Jason y Thalia intercambiaron miradas incómodas entre ellos
Eso fue en la época en que empezaron a atacarme los monstruos. Mamá le echaba a Hera la culpa. Decía que la diosa también venía a por ti; que a Hera ya le había costado soportar mi nacimiento, pero que dos hijos semidioses de la misma familia era un insulto demasiado grande.
Hera resopló, miró a su esposo con indignación y luego miró a los hermanos Grace con irritación
Incluso decía que ella no había querido llamarte Jason, pero que Zeus había insistido para contentar a Hera porque a la diosa le gustaba ese nombre.
—Es un buen nombre— masculló la diosa
—Y Jason era muy sexy— señaló Afrodita —igual que tú
—Mamá— se quejó Piper
Jason se sonrojó —Gracias
Yo no sabía qué creer.
Leo jugueteaba con los cables de cobre. Se sentía como un intruso. No debería escuchar la conversación,
—Pero Jason me pidió que me quedara— dijo Leo
—Y eres un buen amigo— dijo Jason
—Soy el mejor— asintió Leo —y me encanta estar en los lugares que no debo
pero también sentía que estaba llegando a conocer a Jason por primera vez: como si el hecho de estar allí compensara los cuatro meses en la Escuela del Monte, cuando Leo se había imaginado que habían mantenido una amistad.
—Pero ahora ya no son imaginaciones— dijo Jason con una sonrisa
—Gracias a los dioses— dijo Piper
Leo, Piper y Jason se sonrieron entre sí
—Awww que bonita es la amistad— dijo Connor
—Sí lo es— asintió Piper
—¿Cómo os separasteis? —preguntó.
Thalia apretó la mano de su hermano.
—Si hubiera sabido que estabas vivo… Dioses, las cosas habrían sido muy distintas.
Thalia hizo una mueca
—Pero eso ya no importa, ahora estamos aquí— señaló Jason
—Lo sé— dijo Thalia con una sonrisa
Pero, cuando tenías dos años, mamá nos metió en el coche para ir de vacaciones en familia. Fuimos al norte, en dirección a la tierra del vino, a un parque que quería enseñarnos.
—El peor parque al que he ido— masculló Thalia con una mueca
Recuerdo haber pensado que era raro, porque mamá nunca nos llevaba a ninguna parte, y se comportaba como si estuviera muy nerviosa. Yo te llevaba de la mano y te estaba acompañando a un gran edificio que había en medio del parque cuando…
Thalia apretó los puños, y suspiró recordando ese horrible día que realmente había cambiado toda su vida, tenía los puños tan apretados que sus nudillos se pusieron blancos
—Respiró de forma trémula—. Mamá me dijo que volviera al coche a por la cesta de la merienda. Yo no quería dejarte a solas con ella, pero solo iban a ser unos minutos.
—Solo fueron unos minutos— suspiró Thalia —unos minutos bastante caros
—Pero eso no fue tu culpa, no sabías lo que podía pasar— añadió Luke
Thalia miró a Luke con algo de sorpresa
—Él tiene razón— asintió Jason —no podrías saber que pasaría
Thalia hizo una mueca
Cuando volví…, mamá estaba arrodillada en la escalera de piedra, abrazándose y llorando. Dijo… dijo que te habías ido. Dijo que Hera te había reconocido y que era como si te hubieras muerto.
Y por fin las cosas tuvieron más sentido para los dioses y sobre lo que realmente había pasado con los hermanos Grace
Yo no sabía lo que había hecho. Tenía miedo de que se hubiera vuelto loca del todo. Corrí por todo el parque buscándote, pero habías desaparecido. Ella tuvo que llevarme a rastras, pataleando y gritando.
—Lo que cualquiera haría si desapareciese su hermano— susurróCharles
Bianca asintió, ella no tenía hermanos, pero entendía el punto, los días antes de llegar al Olimpo ellos dos habían estado tan alerta, tan temerosos que cuando se tuvieron que ir a diferentes palacios fue un poco difícil, por lo menos ella tenía a Thom
Durante los días siguientes estuve histérica. No me acuerdo de todo, pero llamé a la policía para que investigaran a mamá y la interrogaron durante mucho tiempo.
—Dioses— murmuró Hazel
—Pero por supuesto no consiguieron nada— dijo Thalia con una mueca
—De ninguna manera podrían haberlo conseguido— comentó Artemisa
Luego nos peleamos. Me dijo que la había traicionado, que debía apoyarla, como si ella fuera la única que importara. Al final, no pude soportarlo. Tu desaparición fue la gota que colmó el vaso.
—No pude soportarlo más— dijo Thalia con una mueca
—Es totalmente comprensible— asintió Hestia con una sonrisa de apoyo
Me escapé de casa y no volví nunca, ni siquiera cuando mamá murió hace unos años. Creía que te habías ido para siempre. Nunca le he hablado de ti a nadie, ni siquiera a Annabeth o Luke, mis dos mejores amigos. Era demasiado doloroso.
Luke, Annabeth y Thalia se miraron entre ellos
—¿Así que a eso se refería ese semidiós?— preguntó Luke
Thalia se encogió de hombros — Eso creo, aunque ese día no veía de qué manera lo iba a lograr
Luke asintió —Bueno, ahora eso tiene sentido
Todos los demás los miraron con confusión
—Quirón lo sabía —la voz de Jason sonaba ausente—. Cuando llegué al campamento, me miró y dijo: « Deberías estar muerto» .
—No tiene sentido —insistió Thalia—. Nunca se lo he contado.
—No hacía falta— dijo Quirón con un suspiro
Thalia hizo una mueca
—Eh —dijo Leo—. Lo importante es que ahora os tenéis el uno al otro, ¿no? Tenéis suerte.
Thalia asintió.
—Leo tiene razón. Qué cambiado estás. Eres de mi edad. Has crecido.
—Pero sigo sigo siendo la mayor— dijo Thalia con una sonrisa
—-No lo sé, técnicamente yo seré el mayor— dijo Jason
—No hermanito, eso nunca sucederá, soy más sabia y por lo tanto la mayor— señaló Thalia
—Eso es bastante razonable— asintió Leo
—Pero ¿dónde he estado? —preguntó Jason—. ¿Cómo es posible que haya estado desaparecido todo este tiempo? Y el rollo romano…
Thalia entornó los ojos. —¿El rollo romano?
—El rollo romano— asintió Piper
—El rollo romano sigue a tu hermano— dijo Leo
—Sí ya lo noté— comentó Thalia
—Tu hermano habla en latín —dijo Leo—. Llama a los dioses por sus nombres romanos y tiene tatuajes.
—Y puedes regañarlo por los tatuajes— dijo Leo
—Lo dejaré sin grapadoras un mes— dijo Thalia
—Thalia— se quejó Jason
—Sin grapadoras es un castigo muy fuerte— comentó Percy
Leo señaló las marcas del brazo de Jason. A continuación, informó a Thalia de las otras cosas raras que habían pasado: la conversión de Bóreas en Aquilón, la forma en que Licaón se refería a Jason como « hijo de Roma» y la retirada de los lobos cuando Jason les había hablado en latín.
—Te contaré las cosas raras que haga tu hermano— dijo Leo
—Muchas gracias, eso vendría muy bien— dijo Thalia
—Eso no estaría bien— dijo Jason
—Eso estaría muy bien— asintió Leo
Thalia pulsó la cuerda de su arco.
—Latín. La segunda vez que Zeus estuvo con mamá, a veces hablaba en latín. Como ya he dicho, parecía distinto, más formal.
Zeus hizo una mueca pensando que de alguna manera esa mortal había sido lo suficientemente poderosa para llamar la atención de su parte griega y su parte romana.
—¿Crees que estaba en su forma romana? —preguntó Jason—. ¿Y que por eso me considero hijo de Júpiter?
—Es posible —contestó Thalia—.
—Thalia siempre teniendo las respuesta— dijo Piper
—Lo sé, soy genial— dijo Thalia
—Alguien tiene mucho ego— comentó Piper
—Porque lo soy— dijo Thalia con una sonrisa
Nunca había oído algo parecido, pero eso podría explicar por qué piensas en términos romanos y por qué sabes hablar latín en lugar de griego antiguo. Eso te haría único.
—Somos únicos— dijo Frank
—Lo somos al parecer— asintió Jason
Hazel y Reyna asintieron
Aun así, no explica cómo has sobrevivido sin el Campamento Mestizo. Siendo hijo de Zeus, o de Júpiter, o como quieras llamarlo, deberías haberte visto perseguido por monstruos.
—Genial— dijo Jason
—Y muchos monstruos— comentó Percy —del tipo malo
—De los peores tipos— asintió Thalia
—Eso suena increíble— comentó Jason con sarcasmo
Si has estado solo, deberías haber muerto hace años. Yo no habría podido sobrevivir sin amigos. Habrías necesitado formación, un refugio seguro…
—Los refugios siempre son de gran ayuda— asintió Annabeth
—Y vaya que sí— asintió Thalia
—No estaba solo —le espetó Leo—. Hemos oído hablar de otros como él.
Thalia lo miró de forma extraña.
—Me estaba acostumbrando a esa mirada— dijo Leo
—Qué bueno porque casi siempre da esa mirada— asintió Percy
—Por supuesto que no— dijo Thalia
—Por supuesto que sí— dijo Percy
—¿Qué quieres decir?
Leo le habló de la camiseta morada llena de cortes que habían encontrado en los grandes almacenes de Medea y de la historia que les habían contado los cíclopes sobre el hijo de Mercurio que hablaba latín.
—Nos acordamos de eso— dijo Travis
—Fue bastante horrible, pero al menos les dio un poco de información— comentó Katie
—Y con eso de que casi íbamos a ciegas...— murmuró Piper
Leo asintió de acuerdo
—¿No hay ningún otro sitio para los semidioses? —preguntó Leo—. ¿Además del Campamento Mestizo? A lo mejor un profesor de latín chiflado ha estado secuestrando a hijos de dioses y haciéndoles pensar como si fueran romanos.
—Podría pasar— dijo Connor
—Hay personas locas— admitió Miranda
—Pero eso suena demasiado ¿No?— preguntó Piper
—Nunca lo sabes— dijo Connor
Tan pronto como lo dijo, Leo se dio cuenta de lo estúpido que sonaba. Los deslumbrantes ojos azules de Thalia lo observaron fijamente y le hicieron sentirse como un sospechoso en una rueda de reconocimiento.
—Sí, eso también pasa seguido— dijo Percy
—Sesos de alga ¿Qué sucede hoy contigo?— preguntó Thalia
—No sé— dijo Percy —llevaba un tiempo sin molestarte
—Vaya, muchas gracias— dijo Thalia
—He estado por todo el país —meditó Thalia—. No he visto pruebas de la existencia de un profesor de latín chiflado ni de semidioses con camisetas moradas.
—Por supuesto que no— dijo Artemisa
—Lo raro sería que las hubieras visto— dijo Apolo
—Eso es muy cierto— asintió Deméter
Aun así…
Su voz se fue apagando, como si se le acabara de ocurrir una idea perturbadora.
—¿Qué? —preguntó Jason.
Thalia negó con la cabeza.
—Tendré que hablar con la diosa. Tal vez Artemisa nos oriente.
Thalia masculló una maldición
—¿Sigue hablando contigo? —preguntó Jason—. La mayoría de los dioses se han quedado callados.
—Artemisa sigue sus propias normas —dijo Thalia—.
—¿Tus propias normas?— preguntó Zeus
—Padre— dijo Artemisa con calma —yo no puedo abandonar a mis cazadoras y cerrar el Olimpo no era una buena idea
—Todos ustedes parecen creer que las reglas del Olimpo no tienen validez— gruñó Zeus
—Porque precisamente esa regla es absurda— señaló Poseidón
Tiene que andarse con cuidado de que Zeus no se entere, pero cree que se está comportando de forma ridícula al cerrar el Olimpo.
—Artemisa— masculló Zeus
—Padre, Artemisa tiene razón el Olimpo no puede estar cerrado cuando más falta hace y sobretodo con los peligros que acechan— comentó Atenea de manera diplomática
Ella es la que nos puso sobre la pista de Licaón. Dijo que encontraríamos una pista de un amigo desaparecido.
—Percy Jackson —aventuró Leo—. El chico que está buscando Annabeth.
—Bueno, en cierto modo encontraste la pista— dijo Annabeth
—Al igual que tú— asintió Thalia
—Pero a Annabeth la pista no le hizo gracia— señaló Piper
Annabeth rodó los ojos
—Creo que fue la peor pista que pudo a ver podido encontrar— dijo Leo
—Gracias— comentó Jason
Thalia asintió; su rostro estaba lleno de preocupación.
Leo se preguntó si alguien se había preocupado tanto todas las veces que él había desaparecido. Lo dudaba bastante.
—Sí, las veces que te desapareciste— señaló Piper —lo recuerdo y quiero golpearte
—Todos queremos golpearlo— asintió Percy
—Gracias, pero no gracias— dijo Leo —hoy todos quieren golpearme
—¿Por qué será?— preguntó Piper
—No tengo la más mínima idea— dijo Leo encogiéndose de hombros
—¿Qué tiene que ver Licaón con esto? —preguntó Leo—. ¿Y qué relación tiene con nosotros?
—Muy buenas preguntas que no podíamos contestar— dijo Piper
—Le quitaría lo divertido a la vida— señaló Leo
—Sí claro, es super divertido— dijo Piper
—Tenemos que averiguarlo pronto —reconoció Thalia—. Si vuestro plazo vence mañana, estamos perdiendo el tiempo. Eolo podría decirte…
La loba blanca apareció de nuevo en la boca de la cueva y se puso a aullar insistentemente.
—Es tiempo— dijo Zoë
—Necesitaba seguir el camino— suspiró Thalia
—Tengo que ponerme en marcha —Thalia se levantó—. Si no, perderé el rastro de las otras cazadoras. Pero primero os llevaré al palacio de Eolo.
—Si no puedes, no hay problema —dijo Jason, aunque parecía un poco inquieto.
—Un poco nada más— dijo Jason
—Casi ni se te notó— dijo Leo
—Para nada— dijo Thalia
—Por favor —Thalia sonrió y lo ayudó a levantarse—. He estado sin hermano durante años. Creo que podré aguantar unos minutos contigo antes de que te pongas pesado. ¡Venga, vamos!
—Eso es lo que diría una hermana— asintió Miranda con una sonrisa
—Típico de los hermanos mayores creerse mejores que nosotros— bromeó Zoé mirando a su hermano
Charles la miró de vuelta con una sonrisa
—Es que no nos creemos mejores, somos mejores— señaló Travis
—Por supuesto que no— dijo Connor con indignación
—Todos saben que lo somos— argumentó Apolo
—Apolo, tú ni siquiera eres el mayor— señaló Artemisa
—Claramente lo somos— asintió Thalia
—Por supuesto que no— dijo Jason
—¿Quien les ha hecho tanto daño para que crean esa mentira?— preguntó Zoé
—Básicamente todo el mundo sabe que somos mejores— dijo Travis
—Todo el mundo está de acuerdo en eso— dijo Thalia
—Es mejor ser mayor— dijo Helena
Y con eso empezó una pelea entre casi todos los hermanos para saber quiénes eran mejores, como si de esa manera pudieran dejar atrás la primer parte del capítulo
—Y así es como Zoé inicia una pelea con una simple frase— dijo Bianca
—No me sorprende— dijo Charles —pero claramente está equivocada
Bianca le dió una mirada burlona, mientras todos los demás seguían con su pelea, bueno casi todos los demás, los hermanos di Angelo no participaban en la pelea. Bianca sabía parte de la historia, pero tenía mucha curiosidad por saber qué más había pasado
Pasaron unos momentos antes de poder seguir la lectura.
XXXVILeo
Cuando Leo vio lo bien que estaban siendo tratados Piper y Hedge, se sintió muy ofendido.
—Ofendete con Jason— dijo Thalia
—Haré que próximamente me compre un chocolate— dijo Leo
—Esa es una forma de pago muy buena— dijo Percy
Se los había imaginado con el trasero helado en la nieve, pero Phoebe, la cazadora, había montado un pabellón plateado justo delante de la cueva. Leo no tenía ni idea de cómo lo había hecho tan rápido,
—Porque somos geniales— dijo Thalia
—Es una de las mejores cosas hechas con magia que tenemos— asintió Zoë
—Es increíble— dijo Thalia
pero dentro había una estufa de queroseno que los mantenía calentitos y un montón de cómodos cojines.
—Estuvo fabuloso— dijo Piper —gracias
—Sí, lucía muy fabuloso— dijo Leo
Jason asintió de acuerdo
Piper parecía haber vuelto a su estado normal, vestida con un anorak, unos guantes y unos pantalones de camuflaje nuevos al estilo de las cazadoras. Ella, Hedge y Phoebe estaban pasando un buen rato y bebiendo chocolate caliente.
Thalia hizo una mueca al recordar a Phoebe
—No me lo puedo creer —dijo Leo—. ¿Nosotros hemos estado sentados en una cueva y a vosotros os ofrecen una tienda de lujo? Que alguien me contagie la hipotermia. ¡Quiero chocolate caliente y un anorak!
—Por favor— dijo Leo
—Lamento decirte que la hipotermia no se contagia— señaló Travis
—Qué mal, pero que bueno que no la necesité— comentó Leo
Phoebe inspiró con fuerza.
—Chicos —dijo, como si fuera el peor insulto que se le ocurriera.
—Lo era— dijo Thalia
—Sí, ya entendí— dijo Leo
Thalia se encogió de hombros
—Tranquila, Phoebe —intervino Thalia—. Necesitarán abrigos de sobra. Y creo que podemos ofrecerles chocolate.
—Gracias, sí nos hacía falta— dijo Jason
—Además el chocolate estaba maravilloso— dijo Leo
—El mejor chocolate que he probado— comentó Piper
Phoebe se quejó, pero al poco rato Leo y Jason también estaban vestidos con una ropa de invierno plateada increíblemente ligera y cálida. El chocolate caliente era de primera.
—Excelente chocolate— dijo Leo —ojalá alguien nos pasara la receta
—No lo creo— dijo Thalia —las recetas de chocolate no se comparten así como así
—Thalia tiene un punto bastante razonable— señaló Percy
Leo asintió —No puedo argumentar contra eso
—¡Salud! —dijo el entrenador Hedge.
Masticó su taza térmica de plástico.
—Eso no puede ser bueno para sus intestinos —dijo Leo.
—Al contrario— dijo Grover —es muy nutritivo
—Dicen que aporta mucha energía— asintió Connor
—No me imagino cómo puede hacerlo, pero bueno— dijo Leo
Thalia le dio a Piper una palmadita en la espalda.
—¿Te ves con ganas de moverte?
Piper asintió con la cabeza.
—Sí, gracias a Phoebe. Se os da muy bien la supervivencia en la naturaleza.
—Debe ser así— dijo Artemisa
—Es cierto, es realmente necesario— dijo Zoë
Me siento como si pudiera correr veinte kilómetros.
Thalia guiñó el ojo a Jason.
—Es dura para ser hija de Afrodita. Me gusta.
—Que tienes el permiso de tu hermana para andar con ella— dijo Travis
—Muy bien Piper te ganaste a su hermana en un solo día— dijo Katie
Jason y Piper se sonrojaron
—Eh, yo también puedo correr veinte kilómetros —terció Leo—. Aquí tienes a un hijo de Hefesto duro como él solo. Vamos.
Naturalmente, Thalia no le hizo caso.
Thalia se rió
—Supongamos que eso nunca pasó— murmuró Leo
—Lastima que está plasmado en un libro— dijo Piper
Phoebe tardó seis segundos exactos en levantar el campamento, algo increíble para Leo. La tienda se plegó sola en un cuadrado del tamaño de un paquete de chicles. Leo quería preguntarle por el diseño, pero no tenían tiempo.
—Su diseño está increíble— dijo Leo
—Tenemos cosas increíbles— asintió Thalia
—Es super guay— dijo Leo
Thalia echó a correr cuesta arriba a través de la nieve, por un pequeño sendero en la ladera de la montaña, y Leo pronto se arrepintió de haberse hecho el macho, ya que las cazadoras lo dejaron atrás.
—Para que no vuelvas a alardear— dijo Piper
—No lo haré… Tanto— dijo Leo
—Lección de hoy, nunca es bueno alardear— señaló Chris
—Gracias— dijo Leo
El entrenador Hedge daba brincos como una cabra montesa feliz, animándolos a seguir como solía hacer cuando practicaban atletismo en el colegio.
—¡Vamos, Valdez! ¡Aprieta el paso!
—Di algo de ánimo— dijo Leo
—Eso es cierto— dijo Piper
—Ahí está, sigo siendo genial— señaló Leo
—Claro que sí— dijo Piper riendo
Cantemos: « Yo tengo una chica en Kalamazoo…» .
—Nada de cantar —soltó Thalia.
De modo que corrieron en silencio.
—Cantar habría estado bien— asintió Leo —tengo una gran cantidad de canciones aprendidas
—No, cantar no habría estado bien— dijo Thalia
Leo se quedó junto a Jason en la parte de atrás del grupo.
—¿Cómo lo llevas, tío?
La expresión de Jason bastaba como respuesta: « No muy bien» .
Jason suspiró
—Thalia se lo ha tomado con mucha calma —dijo Jason—. Como si el hecho de que yo haya aparecido no importara. No sé lo que estaba esperando, pero… ella no es como yo. Parece mucho más equilibrada.
—Sí claro— dijo Percy
—Por supuesto que sí— dijo Thalia
—Es mentira— dijo Percy
—No lo es— señaló Thalia
—Vamos de nuevo— masculló Dionisio
—Eh, ella no tiene que luchar contra la amnesia —repuso Leo—. Además, ha tenido más tiempo para acostumbrarse a la movida de semidiós.
—De alguna manera— dijo Thalia
—Hay muchas cosas a las que acostumbrarse— dijo Percy
—y vaya que sí— dijo Annabeth
Cuando lleves un tiempo luchando contra monstruos y hablando con dioses, probablemente te acostumbrarás a las sorpresas.
—Pues no tanto— dijo Jason
—Siempre llega algo más raro— asintió Percy
—Percy, esta es la segunda vez que les dices raros— señaló Apolo
—Pero esta segunda vez tampoco lo decía por ellos— murmuró Percy sonrojado
—Tal vez —dijo Jason—. Ojalá entendiera lo que pasó cuando tenía dos años y por qué mi madre se deshizo de mí. Thalia se escapó por mí.
—Pero de ninguna manera es tu culpa— dijo Thalia
Jason asintió medio de acuerdo
—Oye, pasara lo que pasase, no fue culpa tuya. Y tu hermana es muy guay. Se parece mucho a ti.
—Yo soy más guay— dijo Thalia
—Podría estar a discusión— comentó Jason con una sonrisa
—No peleen de nuevo chicos— dijo Hermes
—Dejalos, les gusta pelear— señaló Apolo
Jason se quedó en silencio. Leo se preguntó si había dicho lo correcto. Quería que Jason se sintiera mejor, pero no era un terreno en el que se moviera bien.
Leo se encogió de hombros
Leo deseó poder meter la mano en su cinturón y sacar la llave inglesa adecuada para reparar la memoria de Jason —tal vez un pequeño martillo—, golpear el punto de fricción y hacer que todo funcionara bien.
—Gracias, no te preocupes no es necesario— dijo Jason
—Si algún día llega a ser necesario, te puedo ayudar— dijo Leo
—Lo tomaré en cuenta— prometió Jason
Eso sería mucho más fácil que intentar solucionarlo hablando.
—¿La violencia primero?— preguntó Connor
—Por supuesto que no, solo que sería más fácil— dijo Leo
« No se me dan bien las formas de vida orgánicas» . Gracias por ese rasgo heredado, papá.
—De nada— dijo Hefesto
Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que las cazadoras se habían parado. Chocó contra Thalia
—Sí claro, un choque accidental— dijo Travis
—Así se le llama ahora— dijo Connor
—¡Sí fue un accidente!— se defendió Leo
—No lo sé, es muy sospechoso— comentó Travis
y estuvo a punto de hacer que los dos se despeñaran por la ladera de la montaña. Afortunadamente, la cazadora era rápida y los equilibró a los dos, y a continuación señaló con el dedo.
—Gracias— dijo Leo
—De nada— dijo Thalia —siempre he tenido fascinación por no despeñarme por una ladera
—Al igual que yo— asintió Leo
—Esa roca es muy grande —dijo Leo con voz ahogada.
Estaban cerca de la cima de Pikes Peak. Debajo de ellos, el mundo estaba cubierto de nubes. El aire estaba tan enrarecido que Leo apenas podía respirar.
—Usted casi ha llegado a su destino— dijo Leo
—¡Por fin!— dijeron los Stoll
—Una buena noticia— dijo Rachel
Se había hecho de noche, pero brillaba la luna llena y las estrellas eran increíbles. Extendiéndose hacia el norte y el sur, los picos de otras montañas sobresalían de las nubes como islas… o dientes.
—Dientes— asintió Piper
—Dientes— confirmó Jason
—Sabía que no estaba tan loco— comentó Leo
—No, no tanto— dijo Piper
Sin embargo, el verdadero espectáculo estaba encima de ellos. Elevándose en el cielo a casi medio kilómetro de distancia, había una enorme isla flotante de reluciente piedra púrpura.
—Se veía genial— dijo Leo
—Aunque le daba un aspecto un poco tétrico— dijo Piper
—Por eso se veía más genial— dijo Leo
Era difícil estimar su tamaño, pero Leo calculó que como mínimo era tan ancha como un estadio de fútbol americano e igual de alta. En los lados tenía precipicios escarpados plagados de cuevas,
—Suena increíble— dijo Miranda
—Increíble de una manera un poco aterradora— añadió Piper
—De una manera asombrosa— dijo Leo
—De una manera impresionante— mencionó Jason
—Entendimos perfectamente a que se refieren— dijo Miranda
y de vez en cuando salía una ráfaga de aire que sonaba como un órgano de tubos. En lo alto de la roca, unos muros de latón rodeaban una especie de fortaleza.
—Sí suena cool— dijo Travis
—Para que nadie pase sin ser invitado— dijo Connor
—Algo así— dijo Piper
Lo único que conectaba Pikes Peak con la isla flotante era un estrecho puente de hielo que brillaba a la luz de la luna.
—No me gustó el puente— dijo Leo
—Tampoco a mí— murmuró Thalia
Entonces Leo se dio cuenta de que el puente no era exactamente de hielo, pues no era sólido. Cuando el viento cambió de dirección, el puente empezó a ondular: se volvió borroso y se estrechó,
—Suena al puente que todos quisiéramos cruzar— dijo Katie
—Necesitamos uno de esos puentes en el campamento— dijo Travis
—¿No es suficiente con el muro de lava?— preguntó Chris
—Un puente de esos en el muro de lava— señaló Travis
y en algunos puntos incluso se rompió en una línea de puntos como la estela de vapor de un avión.
—No iremos a cruzar eso en serio, ¿verdad? —dijo Leo.
—No creo que sea un adorno— comentó Miranda
—Preferiría que fuera un adorno— dijo Leo
—Ojalá, pero no lo era— dijo Thalia
Thalia se encogió de hombros.
—Lo reconozco, no soy muy aficionada a las alturas.
—Te aterrorizan— señaló Percy
—No soy muy aficionada— dijo Thalia
—Porque te aterrorizan— dijo Percy
Pero si queréis llegar a la fortaleza de Eolo, es el único camino.
—¿La fortaleza siempre está ahí flotando? —preguntó Piper—. ¿Cómo es posible que la gente no se fije en que está encima de Pikes Peak?
—Sucede lo de siempre que los mortales ven algo que no pueden explicar— dijo Apolo encogiéndose de hombros
—La Niebla —contestó Thalia—. Aun así, los mortales sí que se fijan de forma indirecta. Algunos días Pikes Peak parece de color púrpura. La gente dice que es una ilusión óptica, pero en realidad es el color del palacio de Eolo,
—Vaya— comentó Rachel
—Ya no vamos a creer en las ilusiones ópticas— bromeó Travis
—Son malas— asintió Connor
que se refleja en la ladera de la montaña.
—Es enorme —comentó Jason.
Thalia se echó a reír.
—Deberías ver el Olimpo, hermanito.
—Es cierto, nosotros somos increíbles— dijo Apolo
—Esta vez no puedo estar en desacuerdo con él— dijo Hermes
—Tampoco yo— dijo Afrodita
—¿En serio? ¿Has estado allí?
Thalia hizo una mueca como si no conservara un buen recuerdo.
—Debemos cruzar en dos grupos distintos. El puente es delicado.
—Puente y delicado, no deberían ir juntas en una misma oración— señaló Percy
—Las dos palabras que peor combinan— asintió Thalia
—Es muy tranquilizador —dijo Leo—. Jason, ¿no puedes llevarnos volando allí arriba?
Thalia se echó a reír. A continuación pareció darse cuenta de que la pregunta de Leo no era una broma.
—A veces digo cosas en serio— dijo Leo
—Bueno lo siento— dijo Thalia —no creí que realmente fuera posible
—Espera… Jason, ¿puedes volar?
Jason contempló la fortaleza flotante.
—Bueno… más o menos. Más bien, puedo controlar el viento.
—Qué es como volar— dijo Leo
—Qué es como volar— admitió Jason
Pero allí arriba el viento sopla con tanta fuerza que no estoy seguro de querer intentarlo. ¿Quieres decir… que tú no puedes volar, Thalia?
Por un instante, Thalia pareció verdaderamente asustada.
—Tal vez si dejaras atrás tu miedo lo podrías lograr— dijo Artemisa
—¿Otra sesión de ayuda?— preguntó Jason
—No— dijo Thalia —no necesito volar, pero gracias
Acto seguido controló su expresión. Leo se dio cuenta de que las alturas le daban mucho más miedo de lo que aparentaba.
—Es cierto— asintió Percy
Thalia rodó los ojos
—Sinceramente —dijo—, nunca lo he intentado. Será mejor que vayamos por el puente.
El entrenador Hedge dio unos golpecitos a la estela de vapor con la pezuña y a continuación saltó al puente. Sorprendentemente, este aguantó su peso.
—Está hecho para eso— dijo Atenea
—Pues no aguantaba todo— murmuró Leo
—¡Es pan comido! Yo iré primero. Piper, vamos, muchacha. Te echaré una mano.
—No, no hay problema —comenzó a decir Piper, pero el entrenador le agarró la mano y la arrastró hasta el puente.
—No tuve mucha opción— dijo Piper
—La mejor manera de hacer las cosas es cuando alguien te arrastra consigo— dijo Travis
—Así como cuando Percy tacleó a Thalia para hacer snowboard —dijo Katie
Thalia resopló
Cuando estaban en la mitad, el puente aún parecía aguantar sin problemas.
Thalia se volvió hacia su amiga cazadora.
—Phoebe, no tardaré. Ve a buscar a las otras. Diles que voy para allá.
—¿En serio vas a cruzarlo?— preguntó Percy sorprendido
—Lo que una hace por los hermanos— dijo Thalia de manera un poco dramática
—Y los hermanos menores nunca lo aprecian— señaló Apolo
—Cállate Apolo, tú eres el menor— dijo Artemisa
—¿Estás segura?
Phoebe miró a Leo y a Jason con los ojos entornados, como si fueran a secuestrar a Thalia o algo parecido.
—Un poco irónico— murmuró Reyna
Thalia le dio una mirada un poco apenada, casi todos los demás miraron a ambas chicas con confusión
—No pasa nada —le aseguró Thalia.
Phoebe asintió a regañadientes y echó a correr por el sendero de la montaña, seguida de cerca por los lobos blancos.
—Jason, Leo, id con cuidado al poner los pies —dijo Thalia—. Casi nunca se rompe.
—Casi— señaló Apolo
—Casi— asintió Leo
—Este puente todavía no sabe quién soy yo —murmuró Leo, pero él y Jason avanzaron hacia él.
En mitad de la ascensión las cosas se torcieron y, por supuesto, la culpa fue de Leo.
—Por supuesto— dijo Thalia
—Lo siento— dijo Leo —pero debemos admitir que hubo una buena razón
—Eso es cierto— admitió Jason
Piper y Hedge ya habían llegado a la cima sin ningún percance y estaban animándolos a seguir subiendo, pero Leo se distrajo.
—¿Pues quien diría que el puente es tan susceptible?— preguntó Leo
—¿Cualquiera que lo viera?— preguntó Miranda
—Creo que tiene que contratar otro arquitecto de puentes de hielo— dijo Leo
—El último arquitecto de los puentes de hielo los estafó al parecer— dijo Connor
Estaba pensando en puentes: cómo diseñaría algo más estable que aquella superficie movediza de vapor helado si el palacio fuera suyo. Estaba meditando sobre abrazaderas y columnas de apoyo cuando, de repente, tuvo una revelación que le hizo pararse en seco.
—La revelación del siglo— dijo Leo
—Y vaya que sí lo fue— dijo Thalia
—Les dije que soy genial— dijo Leo
—¿Por qué tienen un puente? —preguntó.
Thalia frunció el entrecejo.
—Leo, este no es un buen sitio para pararse.
—Ningún sitio era bueno en realidad— dijo Thalia
—No le temo a las alturas, pero estoy de acuerdo— dijo Piper —gracias a los dioses el entrenador no hizo nada así
¿A qué te refieres?
—Son espíritus del viento —dijo Leo—. ¿No pueden volar?
—Sí, pero a veces necesitan una forma de conectarse con el mundo de abajo.
—No entiendo a donde va esto— dijo Connor
—Espera, la revelación del siglo necesita su momento— dijo Leo —no puede ser como cualquier otra revelación
—claro, lo siento— dijo Connor
—Debes ser paciente— dijo Rachel
—Entonces, ¿el puente no siempre está aquí? —preguntó Leo.
Thalia negó con la cabeza.
—A los espíritus del viento no les gusta anclarse a la tierra, pero a veces es necesario. Como ahora. Saben que venís.
—Eso tiene sentido— dijo Katie
—Sí, pero eso no explica la revelación— dijo Apolo
—Tal vez si se callaran...— masculló Dionisio
Los pensamientos invadían la mente de Leo. Estaba tan excitado que casi notó como le aumentaba la temperatura corporal.
—Dioses— dijo Hazel
—Oh sí— dijo Leo —pero ya quedamos que quedo perdonado por esa revelación
—¿Cuando quedamos?— bromeó Thalia
—En este momento— dijo Leo
No era capaz de expresar sus ideas con palabras, pero sabía que había descubierto algo importante.
—Porque soy increíble— dijo Leo
—Ya dejen de interrumpir— se quejó Dionisio
—¿Leo? —dijo Jason—. ¿En qué estás pensando?
—¡Oh, dioses! —exclamó Thalia—. No te pares en este momento. Mira tus pies.
—No puede ser— dijo Katie
Hefesto miro a su hijo con una mueca
Leo retrocedió arrastrando los pies. Se dio cuenta con horror de que su temperatura corporal estaba aumentando realmente, como le había ocurrido hacía años en una mesa de picnic debajo de una pacana, cuando había perdido el control de su ira.
Leo hizo una mueca ante ese recuerdo
Ahora la excitación le estaba provocando la misma reacción. Sus pantalones desprendían vapor en el aire frío. Sus zapatos echaban humo, y al puente no le gustaba. El hielo se estaba deshaciendo.
—Pero hice un buen descubrimiento— dijo Leo
—El hielo no importa, lo que importa es el descubrimiento— asintió Miranda
—El hielo como sea— dijo Katie
—Lo bueno es que Jason puede volar— dijo Rachel
—Lo malo que Thalia le teme a las alturas— señaló Percy
—Para, Leo —le advirtió Jason—. Vas a derretirlo.
—Lo intentaré —contestó Leo, pero su cuerpo estaba recalentado y se movía tan deprisa como sus pensamientos—. Oye, Jason, ¿cómo te llamó Hera en aquel sueño? Te dijo que eras un puente.
—Y ese es el descubrimiento— dijo Piper
Muchos hicieron muecas de sorpresa
—En serio, Leo, cálmate —dijo Thalia—. No sé de lo que estás hablando, pero el puente es…
—Escuchad —insistió Leo—. Si Jason es un puente, ¿qué es lo que une?
—Gracias gracias, pueden agradecerme con un sacrificio, acepto helado, papas fritas, tacos— dijo Leo
—Chocolates— pidió Esperanza
—También acepto chocolates ¿Algo más?— preguntó Leo a Esperanza
—Galletas y pastel— dijo Esperanza
—Chocolates, galletas y pastel, pueden empezar cuando quieran— dijo Leo
A lo mejor une dos sitios distintos que normalmente no se llevan bien, como el palacio del aire y el suelo. Tenías que estar en alguna parte antes de todo esto, ¿no? Y Hera dijo que eras un intercambio.
—Pausa dramática— dijo Apolo
—Apolo— mascullaron algunos de los dioses
—Necesitaba la pausa dramática— dijo Apolo
—Un intercambio —los ojos de Thalia se abrieron como platos—. Oh, dioses.
—Sorpresa— dijo Percy
Annabeth le dio una mala mirada
—Me lo imaginaba— dijo Poseidón
Sally suspiró
Jason enarcó las cejas, sorprendido.
—¿De qué estáis hablando?
Thalia murmuró algo parecido a una oración.
—Lo era— dijo Thalia
—Ahora entiendo por qué Artemisa me mandó aquí. Jason, me dijo que buscara a Licaón y que encontraría una pista sobre Percy. Tú eres la pista.
—Una pista andante— asintió Leo
—Las pistas se pueden encontrar donde menos se lo esperan— dijo Piper —esa es la otra lección de hoy
—Lecciones aprendidas— dijo Leo
Artemisa quería que nos encontráramos para que pudiera oír tu historia.
—No lo entiendo —protestó él—. Yo no tengo ninguna historia. No me acuerdo de nada.
—Pero eso también es una historia— dijo Artemisa
—De cierto modo lo era— asintió Thalia
Jason hizo una mueca
—Pero Leo tiene razón —dijo Thalia—. Todo está relacionado. Si supiéramos dónde…
Leo chasqueó los dedos.
—Para más dramatismo— dijo Leo
—Te salió muy bien— dijo Jason
—Gracias— dijo Leo
—Jason, ¿cómo llamaste a aquel sitio que apareció en tu sueño? La casa en ruinas. ¿La Casa del Lobo?
Thalia estuvo a punto de atragantarse.
Thalia hizo una mueca
—¿La Casa del Lobo? ¿Por qué no me lo has dicho antes, Jason? ¿Es allí donde tienen a Hera?
—¿Sabes dónde está? —preguntó Jason.
Entonces el puente se deshizo.
—El puente no aguantó un buen descubrimiento — dijo Travis
—El puente no aguantó el estilo Leo— señaló Leo
—Puente muy mal construido, cero estrellas— dijo Percy
—Qué mal servicio de puente— dijo Travis
Leo habría sufrido una caída mortal, pero Jason lo agarró del abrigo y lo puso a salvo.
—Gracias— dijo Leo
—De nada— dijo Jason
Los dos subieron al puente con dificultad y, cuando se volvieron, vieron a Thalia al otro lado de un abismo de casi diez metros. El puente seguía derritiéndose.
—Estúpido puente— dijo Thalia
—El más estúpido de los puentes— asintió Leo
—No sé, siempre puede haber un puente más estúpido— dijo Percy
—¡Marchaos! —gritó Thalia, retrocediendo por el puente a medida que se desmoronaba—. Averiguad dónde tiene el gigante al padre de Piper.
Piper suspiró
¡Salvadlo! Yo llevaré a las cazadoras a la Casa del Lobo y esperaré a que lleguéis.
¡Podemos hacer las dos cosas!
—Optimista siempre— dijo Percy
—Claro que sí, siempre lo soy— dijo Thalia
—La más optimista del mundo— dijo Percy con sarcasmo
—Por supuesto, todos lo sabemos— dijo Thalia
—Claro— dijo Percy
—Pero ¿dónde está la Casa del Lobo? —gritó Jason.
—¡Ya sabes dónde está, hermanito! —Thalia estaba ahora tan lejos que apenas podían oír su voz por encima del viento. Leo estaba convencido de que dijo—: Te veré allí. Te lo prometo.
—Lo dije— asintió Thalia
Jason sonrió
Entonces se volvió y echó a correr por el puente mientras se derretía.
Leo y Jason no tenían tiempo para quedarse de brazos cruzados.
—Para procesar la información— dijo Jason
—Para darme más palmaditas por mi super descubrimiento— dijo Leo
—Claro que sí, eso era muy necesario— asintió Jason
Ascendieron para salvar el pellejo mientras el vapor de hielo se disolvía bajo sus pies. Jason agarró a Leo varias veces y utilizó los vientos para mantenerlos en alto, pero, más que volar, parecía que hicieran puenting.
—Estuvo divertidísimo, lo recomiendo— dijo Leo
—¿Cuanto cobras, Jason?— dijo Connor
—Cobra 1200 dracmas y me pueden pagar a mí, yo soy su manager— comentó Leo
Jason rodó los ojos
Cuando llegaron a la isla flotante, Piper y el entrenador Hedge los ayudaron a subir al mismo tiempo que desaparecía lo poco que quedaba de vapor. Se quedaron jadeando al pie de una escalera de piedra labrada en la cara del precipicio que subía hasta la fortaleza.
—Pero subieron, que es lo importante— dijo Piper
—Eso es cierto— dijo Leo —no quería quedar como tortita de Leo
—No habría estado bien— dijo Jason
Leo miró hacia abajo. La cima de Pikes Peak flotaba debajo de ellos en un mar de nubes, pero no había ni rastro de Thalia. Y Leo acababa de quemar su única salida.
—De nada— dijo Leo con una sonrisa inocente —ya les dije como agradecer
—Haremos lo posible— comentó Percy
—¿Qué ha pasado? —preguntó Piper—. Leo, ¿por qué te echa humo la ropa?
—Me he acalorado un poco —respondió él con voz entrecortada—.
—Un poco nada más— asintió Leo
—Super poquito— dijo Travis
—Un grado o dos nada más— dijo Miranda
—Nada que no se pudiera resolver— dijo Leo
Lo siento, Jason. De verdad. Yo no…
—No pasa nada —dijo Jason, pero tenía una expresión seria—.
—Pero no era por ti— dijo Jason
—Bueno, gracias —dijo Leo
Tenemos menos de veinticuatro horas para rescatar a una diosa y al padre de Piper. Vamos a ver al rey de los vientos.
—Fin del capítulo— dijo Hazel
—Vamos a seguir— dijo Hermes
—¡Por mí!— exclamó Dionisio —¿No creen que ya me aburrí de estos niños?
—Pero hemos avanzado mucho con los capítulos— señaló Apolo
—Ya fue demasiado tiempo con estos mocosos del jardín de niños— se quejó Dionisio
—¿Jardín de niños? Yo me considero niña de primaria, gracias— comentó Bianca en tono irónico
Dionisio la miró con irritación, Apolo intentó ocultar su risa con un tos. Hades miró de Apolo a Bianca, esos dos se habían estado mandado miradas durante todo el capítulo. Hades aún no podía creer que iba a dar su bendición a la chica, no le parecía mal, solo que era sumamente intrigante, él sabía que sus hijos casi nunca tenían un final feliz, pero al parecer Nico lo había logrado, al menos en parte y eso le daba algo de satisfacción.
—Estoy completamente de acuerdo con ella— dijo Leo —yo también me considero de primaria
—Creo que somos lo suficientemente maduros para ser niños de primaria— asintió Connor
—¿Ven a lo que me refiero?— preguntó Dionisio —me dan ganas de convertirlos en delfines
—Mi hija no se vería bien como delfín— señaló Afrodita
—De acuerdo, de acuerdo. Vamos a dejar que los chicos tengan el resto del día libre— dijo Apolo
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