FRANK XLVII, XLVIII
Frank
—Mañana acabamos el libro y ya pronto podremos empezar con el otro— dijo Apolo
A pesar de que Percy había dicho que "nunca más" se pararía cerca del Palacio de Atenea acompañó a Annabeth hasta allí
—¿Qué te sucede?— preguntó Annabeth que veía a su novio un poco distraído
—Oh, solo estaba pensando— respondió Percy
—¿Acerca de qué?
—¿Recuerdas lo que te dije sobre lo que me dijo Luke el día que llegaron los nuevos chicos?— preguntó Percy
—Lo recuerdo— asintió Annabeth —sobre la mirada que tenían los chicos del Princesa Andrómeda
—Bueno, creo que ya entiendo mejor a qué se refería— dijo Percy y le contó lo que vio, charlaron un largo rato antes de que Annabeth entrara al Palacio
En el Palacio de Hermes:
—¿Y ya nos vas a contar por qué parecía que fuiste atacado con rayos?— preguntó Travis
—Porque fui atacado con rayos— respondió Luke
—¿Le dijiste algo a Thalia?— preguntó Connor —porque si es así, puede que también seas atacado con otra cosa, como no sé, flechas de la Diosa Artemisa
—Por supuesto que no— dijo Luke —ella le estaba enseñando al niño cómo lanzar mejor los rayos y necesitaban un objetivo
—Y te ofreciste— supuso Connor
—Algo así— dijo Luke
—Dioses, que masoquista— dijo Chris
—Lo dice el que anda con una hija de Ares— bromeó Travis
—Katie tampoco se queda atrás— dijo Chris
En el Palacio de Apolo:
—Sé que habíamos quedado en decirte lo que quisieras saber hoy— dijo Will —pero no creímos terminar tan tarde
—Está bien— murmuró Bianca —pero ¿Fue algo muy malo?
—¿No sabes nada acerca de eso?— preguntó Will
Bianca negó con la cabeza —En realidad creo que hay muchas cosas que no conocemos
—Entiendo— dijo Will, en realidad con todo lo que le había contado Nico de esa misión era bastante lógico que ninguno de ellos supiera gran cosa —mañana acabando el libro te contaremos todo lo que se pueda
—De acuerdo— dijo Bianca tocando su collar con nerviosismo, mañana sería la primera conversación real que tendría con ambos —gracias
Will le sonrió
A la mañana siguiente el desayuno fue rápido, ya que todos sentían la tensión de estar a punto de acabar el libro, cuando terminaron fueron directos a la Sala de Trono
—Yo voy a leer— dijo Afrodita tomando el libro
Frank se quedó tan pasmado que Hazel tuvo que gritar su nombre una docena de veces para que se percatara de que Alcioneo estaba volviendo a levantarse.
—Comprendemos esa reacción después de que alguien rompiera el glaciar— dijo Thalia
—Ese alguien se atrevió demasiado— dijo Travis
—Siempre se atreve demasiado al parecer— comentó Apolo
—Y vaya que sí— dijo Poseidón
Golpeó al gigante en la nariz con el escudo hasta que Alcioneo empezó a roncar. Mientras tanto, el glaciar seguía desmoronándose y el borde del abismo se acercaba lentamente más y más.
—Como que se rompió de más— comentó Percy
—Un poquito nada más— dijo Piper
—Claro que solo se iba a romper un poquito— dijo Leo
—Claro que sí— asintió Percy
Tánatos planeó hacia ellos con sus alas negras, luciendo una expresión serena. —Sí, señor —dijo con satisfacción—. Allá van unas cuantas almas, ahogadas.
—Me alegra que lo esté disfrutando— dijo Miranda
—Creo que de hecho fue un buen momento para él— dijo Frank
—Parecía que lo era— asintió Hazel
Más vale que os deis prisa, amigos, o vosotros también os ahogaréis.
—Y no pueden respirar bajo el agua— dijo Percy
—Eso es malo— asintió Connor
Percy asintió de acuerdo
—Pero Percy… —Frank apenas podía pronunciar el nombre de su amigo—. ¿Está…?
—Es pronto para saberlo.
—Creo que eso es bueno— dijo Katie
—Fue una especie de buena noticia— dijo Frank
—Todo era parte del plan— dijo Percy, aunque claramente se acordaba de como se había sentido en ese momento
—Por supuesto que lo era— dijo Thalia con sarcasmo
—Claro— asintió Hazel
En cuanto a este… —Tánatos miró a Alcioneo con expresión de repugnancia—. Aquí no podréis matarlo. ¿Sabéis lo que tenéis que hacer?
—Algo así— murmuró Frank
—Eso es mejor que no saber— comentó Hermes
—Siempre hay que ver el lado positivo— asintió Apolo
Frank asintió con la cabeza aturdido.
—Creo que sí.
—Entonces nuestro asunto ha concluido.
—Bueno, ya váyanse— dijo Will
—Antes de que se acuerde de alguna otra cosa— dijo Miranda
—Otro detallito como cobrar sus vidas o algo así— dijo Connor
—Por ejemplo— asintió Will
—Entre más rápido se vayan, mejor— dijo Piper
Frank y Hazel se cruzaron miradas de nerviosismo.
—Esto… —Hazel titubeó—. ¿Quiere decir que no me… que no va a…?
—¿A cobrarme tu vida? —preguntó Tánatos—. Vamos a ver…
—Dioses Hazel, estás como él cuando estaban por rescatarlo— comentó Miranda
—Tú tómalo sin preguntar— dijo Katie
—Aunque por otro lado sí era una pregunta justa— comentó Rachel
—Sí, pero aún de esa manera— dijo Katie
—Sí claro, lo siento— dijo Hazel
Sacó un iPad negro de la nada. Pulsó la pantalla varias veces, y Frank pensó: « Por favor, que no haya ninguna aplicación para recolectar almas» .
—¿Para qué crees que está la tecnología?— bromeó Connor
—Obviamente, siempre hay que estar progresando— asintió Leo
—La Muerte tiene que estar al día con ese tipo de cosas— dijo Travis
—Por supuesto— dijo Percy
—Como debe de ser— dijo Leo
—No te veo en la lista —dijo Tánatos—. Verás, Plutón me da órdenes precisas para las almas que se escapan. Por algún motivo, no ha ordenado tu detención.
—Quien sabe por qué— dijo Apolo
—Un completo misterio— dijo Hermes
—Era bastante lógico que lo hiciera o no lo hiciera, en este caso— señaló Poseidón
Hades asintió satisfecho consigo mismo
Tal vez considera que tu vida todavía no ha acabado, o podría ser un descuido. Si prefieres que llame y pregunte…
—¡No! —gritó Hazel—. Así está bien.
—Muchas gracias, no se moleste— dijo Leo
—No, no se tenía que molestar— dijo Hazel
—Nada más era una pequeña duda— comentó Travis
—Pequeñísima— asintió Hazel
—¿Estás segura? —preguntó la Muerte amablemente—. Tengo habilitada la videoconferencia. Tengo una dirección de Skype en alguna parte…
—Hay que modernizarse— dijo Hermes
—Creo que alguien tiene salario más alto que Caronte— comentó Leo
—Parece que sí— asintió Percy Hades resopló
—No, de verdad —parecía que a Hazel acabaran de quitarle miles de kilos de peso de los hombros—. Gracias.
Hades le dió una especie de sonrisa y Hazel le sonrió de vuelta, sabía que la segunda oportunidad de su hija no podía ni debía ser tan corta.
—Ugh —masculló Alcioneo.
Frank le dio otro golpe en la cabeza.
La Muerte alzó la vista de su iPad.
—En cuanto a ti, Frank Zhang, tampoco es tu momento.
—Van dos buenas noticias, ahora solo falta que alguien salga del glaciar— dijo Travis
—Ese alguien se está tardando mucho— dijo Miranda
—A lo mejor ese alguien estaba disfrutando su estadía en el agua del glaciar— bromeó Percy, pero luego hizo una mueca porque en realidad no la disfrutó
—Lo podemos creer de ese alguien— dijo Thalia
Todavía te queda un poco de combustible por consumir. Pero tampoco creas que te estoy haciendo un favor. Volveremos a vernos en circunstancias menos agradables.
—Típicos ánimos— dijo Miranda
—Bueno, pero al menos ya los dejó ir, hay que ver el lado positivo— dijo Chris
—Era un buen lado positivo— dijo Hazel
—Nada más faltaba que Percy saliera del glaciar— señaló Frank
—Todo estaba bien— dijo Percy
—Señora Jackson ¿Le va a agregar más días de castigo a Percy?— preguntó Thalia
—Me parece que sí— asintió Sally
Percy miró a Thalia con una mueca —Grosera
El acantilado seguía desplomándose; el borde estaba ya a solo seis metros de distancia. Arión relinchaba impacientemente. Frank sabía que tenían que marcharse, pero le quedaba una pregunta por hacer.
—Bueno, no era una— dijo Frank
—Pero a veces si dices que es más de una no te las contestan— señaló Apolo
—Ese es un buen punto— asintió Leo
—¿Y las Puertas de la Muerte? —dijo—. ¿Dónde están? ¿Cómo las cerramos?
—Ah, sí, claro —una expresión de irritación cruzó el rostro de Tánatos—. Mis puertas.
—Claro— dijo Rachel
—Obviamente, sus puertas— dijo Miranda
—El pequeño detallito— comentó Travis
—Pequeñísimo— masculló Nico
Cerrarlas estaría bien, pero me temo que eso no se encuentra dentro de mis posibilidades. No tengo ni la más remota idea de cómo podríais hacerlo.
—Pero son sus puertas— dijo Katie
—Pues como que no ayudó mucho que fueran sus puertas— comentó Percy
—Bueno genial, que ni siquiera él sepa dónde están las puertas— dijo Bianca
—Eso dice mucho— murmuró Zoë
Percy y Annabeth se voltearon a ver con una mueca
No puedo deciros exactamente dónde están. Su situación no es… bueno, no es un lugar del todo físico. Deben de ser encontradas a través de la búsqueda. Puedo recomendaros que empecéis vuestras pesquisas en Roma, la Roma original.
—Bueno, gracias— comentó Chris
—Fue lo mejor que iba a obtener— dijo Hades
Hazel y Nico hicieron una mueca
—Algo es algo— dijo Travis
Necesitaréis la ayuda de un guía especial. Solo un tipo de semidiós puede interpretar las señales que os acabarán llevando a mis puertas.
—¿Que tipo de semidiós?— preguntó Connor
—Vamos a dejar esa pregunta para más tarde— dijo Percy
—De cualquier manera creo que es bastante obvio que lo vamos a saber— dijo Hermes
Aparecieron unas grietas en el hielo bajo sus pies. Hazel acarició el pescuezo de Arión para impedir que se desbocara.
—¿Y mi hermano? —preguntó—. ¿Está vivo?
Nico hizo una mueca, Bianca miró a su hermano con preocupación
Tánatos le lanzó una extraña mirada: posiblemente de compasión, aunque no parecía una emoción que la Muerte entendiera.
—Algunas veces la Muerte puede ser más compasiva que otras cosas— comentó Hades
Varios de los chicos hicieron una mueca
—Hallarás la respuesta en Roma. Y ahora debo irme volando hacia el sur, a vuestro Campamento Júpiter. Tengo la sensación de que dentro de muy poco habrá muchas almas que recolectar.
—Esa es la mejor manera de despedirse— comentó Rachel
—Claramente— asintió Will
—Sí, fue una manera que jamás olvidarás— comentó Frank
—Por supuesto que no— dijo Hazel
Adiós, semidioses. Hasta la vista.
Tánatos se disipó en humo negro.
—Se fue y no se llevó a Percy— dijo Travis
—Dado que Percy está aquí creo que eso es bastante obvio— comentó Miranda
—Yo no daría nada por sentado— señaló Travis
—Chicos por favor, solo vean a Zoé y a Charles creo que es bastante entendible que no pasó nada— comentó Piper
—Gracias— murmuró Percy
—De nada— dijo Piper
Las grietas se extendieron en el hielo bajo los pies de Frank.
—¡Deprisa! —le dijo a Hazel—. ¡Tenemos que llevar a Alcioneo a unos quince kilómetros al norte!
—Pero… ¿No iban a bajar al agua?— preguntó Zoé
—No sé, siento que Zoé tiene ganas de pegarles— bromeó Thalia
—Yo opino lo mismo— asintió Leo
—Si no viéramos que es tan tranquila creo que todos nos cuidaríamos— señaló Connor
—Tranquila— se burló Bianca
—No nos desviemos del tema— dijo Zoé
—Ello no podían respirar bajo el agua— dijo Percy "diplomáticamente"
—Técnicamente Frank sí podría— dijo Leo
—Bueno, sí, pero no— dijo Percy —había un gran gigante
—Si no hubiera sido por el gigante bajaríamos al agua— asintió Frank
Trepó al pecho del gigante, y Arión alzó el vuelo, corriendo a través del hielo y arrastrando a Alcioneo como el trineo más feo del mundo.
—Sí suena como un horrible trineo— dijo Leo
—Pésimo trineo en realidad— asintió Hazel
—Lo peor que pudo existir— dijo Frank
Fue un viaje breve.
Arión recorrió el glaciar como si fuera una autopista, zumbando a través del hielo, saltando grietas y deslizándose por pendientes que habrían hecho que a un aficionado al snowboard se le iluminaran los ojos.
—Thalia como que no es muy fanática— recordó Percy
—Solo a un loco se le ocurriría eso— comentó Thalia
—Es que como ustedes lo practicaron fue muy extremo— dijo Bianca
—Demasiado— murmuró Thalia
—Fue divertido— dijo Percy
—No me gusta tu definición de divertido— comentó Thalia
—Tampoco la tuya, todos sabemos que hiciste que Thom le aventara rayos a Luke— susurró Annabeth
—Fue práctica— respondió Thalia
Frank no tuvo que dejar sin sentido a Alcioneo muchas veces, ya que la cabeza del gigante no paraba de rebotar y golpear contra el hielo.
—Menos trabajo— dijo Travis
—Lo que en realidad estaba muy bien— dijo Frank
—Agradezcamos a esas rocas— dijo Piper
Mientras avanzaban a toda velocidad, el semiconsciente Chico de Oro mascullaba una melodía que recordaba un villancico navideño.
A pesar de todo los chicos se empezaron a reír
—Obviamente eso es lo que pasa cuando te pegan tantas veces en la cabeza— dijo Connor
—Lo dice por experiencia— asintió Chris
—Eso no era necesario que lo dijeras— murmuró Connor
Frank también se sentía bastante aturdido. Acababa de convertirse en un águila y en un oso. Todavía notaba que la energía fluida le recorría el cuerpo, como si estuviera a medio camino entre el estado sólido y el estado líquido.
—Suena raro, lo sé— comentó Frank
—Bueno, tú lo dijiste, no nosotros— señaló Leo
Varios asintieron de acuerdo
Y no solo eso: Hazel y él habían liberado a la Muerte, y los dos habían sobrevivido. Y Percy… Frank se tragó su temor. Percy se había despeñado por el abismo del glaciar para salvarlos.
« El hijo de Neptuno ahogo encuentra.»
Los hermanos Jackson hicieron una mueca
—Vamos a recordar de nuevo que eso ya pasó ¿Vale?— dijo Percy
—¿No decías que no importaba que ya hubiera pasado?— comentó Piper
—Nop— dijo Percy
No. Frank se negaba a creer que Percy estuviera muerto. No habían llegado hasta allí para perder a su amigo. Frank lo encontraría, pero primero tenían que ocuparse de Alcioneo.
—¿Ven? Sigue teniendo esa mirada de querer golpear a alguien— dijo Thalia señalando a Zoé
—No la tengo— dijo Zoé sonrojándose
—¿Crees que le podría pegar a alguien?— susurró Percy
—Sí— dijo Annabeth
Visualizó el mapa que había estado examinando en el tren desde Anchorage. Sabía más o menos adónde iban, pero en lo alto del glaciar no había letreros ni indicadores. Tendría que intentar calcularlo lo mejor posible.
—Mejor que lo calculen bien— dijo Atenea
—Sería lo adecuado— asintió Apolo
—Imagínense pasar por todo eso para que no calculen bien— comentó Rachel
—Sería de lo peor— dijo Frank
—Eso sería pésima suerte— dijo Piper
Al final Arión pasó zumbando entre dos montañas y entró en un valle de hielo y rocas, como un enorme tazón de leche helada con cereales bañados de chocolate.
—Siempre es buen momento para pensar en comida— dijo Travis
—Claro que sí— asintió Leo
—Jamás se puede dejar de pensar en la comida— señaló Percy
—Por supuesto que no— dijo Connor
La piel dorada del gigante palideció como si se estuviera convirtiendo en latón. Frank notaba una ligera vibración en el cuerpo, como si tuviera un diapasón pegado al esternón. Sabía que había entrado en territorio amistoso, su territorio.
—Genial— dijo Rachel
—Bueno, creo que sí calcularon bien— dijo Miranda
—Eso parece— asintió Piper
—¡Allí! —gritó Frank.
Arión giró a un lado. Hazel cortó la cuerda, y Alcioneo pasó por delante deslizándose. Frank saltó justo antes de que el gigante chocara contra un canto rodado.
—Eso habría opacado tu entrada triunfal— dijo Percy
—Y eso no habría estado bien— dijo Piper
—Por supuesto que no, siempre debes de tener una entrada triunfal— dijo Apolo
—Estoy de acuerdo— coincidió Afrodita
Enseguida Alcioneo se levantó de un salto.
—¿Qué? ¿Dónde? ¿Quién?
Tenía la nariz torcida. Sus heridas se habían curado, pero su piel dorada había perdido parte de su brillo.
—Bueno, una lástima— dijo Leo
—Sentimos tanta pena por él— dijo Piper con sarcasmo
—Uy sí, pobre de él— dijo Thalia
Buscó su bastón de hierro, que se había quedado en el glaciar de Hubbard. A continuación, se dio por vencido e hizo pedazos de un puñetazo el canto rodado más cercano.
—Alguien se enojó— dijo Percy
—No sabe controlar su temperamento— comentó Frank
—Debería intentarlo más —dijo Leo
—¿Osas usarme como trineo? —Se puso tenso y olió el aire—. Ese olor… a almas extinguidas. Tánatos está libre, ¿verdad? Bah, no importa.
—¿Almas extinguidas?— preguntó Katie
Frank se encogió de hombros
—Como para un desodorante o algo así— dijo Connor
—En el Inframundo— susurró Travis
Gaia controla las Puertas de la Muerte. ¿Por qué me has traído aquí, hijo de Marte?
—Para matarte —contestó Frank—. ¿Siguiente pregunta?
—Rapidito que no van a conversar mucho— dijo Leo
—No, no pensábamos entretenernos demasiado con él— dijo Frank
—Por supuesto que no— dijo Hazel
Los ojos del gigante se entornaron.
—En mi vida he conocido a un hijo de Marte que pudiera cambiar de forma, pero eso no quiere decir que puedas vencerme. ¿Crees que tu estúpido padre te dio la fuerza para enfrentarte a mí cara a cara?
—Por supuesto que sí— resopló Ares
—Al menos le ayudaste en algo— dijo Hermes
—Claro— dijo Ares
Hazel desenvainó su espada.
—¿Qué tal dos contra uno?
—Me parece buena idea— dijo Piper
—La mejor idea de todo el mundo— dijo Thalia
—Sí sonaba fantástico— asintió Rachel
El gigante gruñó y embistió contra Hazel, pero Arión se apartó ágilmente. Hazel le dio una cuchillada en la pantorrilla con la espada. De la herida brotó petróleo negro.
—Arión es el mejor— dijo Hazel
—Nos podemos dar cuenta— asintió Katie
—Y vaya que sí— dijo Miranda
Alcioneo se tambaleó.
—¡No podéis matarme, con Tánatos o sin él!
Hazel hizo un gesto como si agarrara algo. Una fuerza invisible tiró del cabello incrustado de joyas del gigante hacia atrás.
—Creo que ahí se dió cuenta que no le convenía llevar joyas— señaló Rachel
—Aprende por las malas, igual que Jason— dijo Leo
—Creí que ya habíamos superado eso— comentó Jason
—Por supuesto que no, chispitas— dijo Piper
—Nunca— dijo Leo
—Genial— murmuró Jason
Hazel se acercó corriendo, le dio una cuchillada en la otra pierna y se marchó a toda prisa antes de que el gigante recuperara el equilibrio.
—Una pena— dijo Piper
—Sí claro, pobre de él— dijo Leo
—Debió ser muy feo— dijo Percy
—¡Basta! —gritó Alcioneo—. Esto es Alaska. ¡Soy inmortal en mi tierra natal!
—Lo cierto es que tengo malas noticias para ti —dijo Frank—. Verás, mi padre me dio más cosas que su fuerza.
—No es como que tenga mucho que ofrecer— comentó Apolo
—Cállate idiota— masculló Ares
—Es la verdad— dijo Apolo
—Apolo ya— resopló Artemisa
—Hermanita, solo digo la verdad— dijo Apolo con un gesto de indiferencia
El gigante gruñó.
—¿De qué estás hablando, mocoso guerrero?
—De tácticas —dijo Frank—. Es un don que he heredado de Marte.
Ares se vió satisfecho de sí mismo o al menos de su parte romana y le dio un pequeño asentimiento de cabeza a Frank
Eligiendo el terreno adecuado es posible vencer en una batalla antes incluso de librarla — señaló por encima del hombro—. Hemos cruzado la frontera varios cientos de metros más atrás. Ya no estás en Alaska.
—Uhhh— corearon los semidioses
—Yo creo que en ese momento empezó a temer— dijo Connor
—Me parece que sí— dijo Frank
—Que bueno que lo hizo— dijo Miranda
¿No lo notas, Al? Si quieres ir a Alaska, tendrás que pasar por encima de mi cadáver.
Poco a poco, ese descubrimiento se reflejó en los ojos del gigante. Se miró con incredulidad las piernas heridas. El petróleo seguía saliéndole de las pantorrillas y tiñendo el hielo de negro.
—Debió lamentarlo mucho— dijo Leo
—Creo que debió escoger otro lugar donde, no sé, fuera más difícil salir o algo— dijo Miranda
—O poner más protección— dijo Connor
—¿De qué lado están?— preguntó Chris
—Solo era una sugerencia— dijo Conor
—¡Imposible! —rugió el gigante—. Yo… yo… ¡Grrr!
Embistió contra Frank, decidido a llegar a la frontera internacional. Por un instante, Frank dudó de su plan.
—No dudes chico, lo has estado haciendo bien— dijo Ares
Varios de los chicos y dioses voltearon a ver a Ares con incredulidad, Ares rodó los ojos
Si no podía volver a usar su don, si se quedaba paralizado, estaba muerto. Entonces se acordó de las instrucciones de su abuela.
« Resulta de ayuda si conoces bien a la criatura.» Vale.
Frank se sonrojó
—Fue una buena idea— dijo Hazel
—Gracias— murmuró Frank
« También si estás en una situación de vida o muerte, como el combate.» Vale.
El gigante seguía avanzando. Veinte metros. Diez metros.
—¡Frank! —lo llamó Hazel con nerviosismo.
Frank se mantuvo firme.
—Lo tengo controlado.
—Es que se acercaba demasiado rápido— dijo Hazel
— Estaba todo controlado— dijo Frank
—Me alegra que siempre tienen todo controlado— señaló Apolo
Justo antes de que Alcioneo se estrellara contra él, Frank se transformó. Siempre se había sentido demasiado grande y torpe. En ese momento aprovechó esa sensación. Su cuerpo se hinchó hasta adquirir un tamaño enorme.
—Bueno, seguramente eso lo va a detener— dijo Rachel
—Suena probable— asintió Reyna
—De hecho lo hace— asintió Jason
Su piel se volvió más gruesa. Sus brazos se convirtieron en unas fuertes patas delanteras. De su boca asomaron unos colmillos, y su nariz se alargó. Se convirtió en el animal que mejor conocía: al que había cuidado, había alimentado, había bañado e incluso había provocado indigestión en el Campamento Júpiter.
—Para mí suena como buena idea eso— dijo Connor
Los demás recordaban los capítulos anteriores, así que de sobra sabían en que se había convertido Frank
—Eso va a ser un golpe fuerte— dijo Piper
—Y vaya que sí— asintió Rachel
Alcioneo se estrelló contra un elefante adulto de diez toneladas. El gigante se tambaleó de lado. Gritó de frustración y chocó de nuevo contra Frank, pero el animal le superaba ampliamente en peso. Frank le dio un cabezazo tan fuerte que Alcioneo salió volando hacia atrás y cayó despatarrado en el hielo.
—Yo tampoco quisiera enfrentarme a un elefante— dijo Travis
—No, de ninguna manera— dijo Miranda —creo que cuando se lo proponen pueden dar mucho miedo
—Estoy de acuerdo— dijo Frank
—No… puedes… matarme —gruñó Alcioneo—. No puedes…
—Yo creo que sí— dijo Piper
—Creo que de hecho sí se pudo— dijo Thalia
—Lo sentimos mucho por él— dijo Piper
—Muchísimo— asintió Percy
Frank recuperó su forma normal. Se acercó al gigante, cuyas heridas llenas de petróleo estaban echando humo. Las piedras preciosas se cayeron de su cabello y chisporrotearon en la nieve. Su piel dorada empezó a corroerse, haciéndose pedazos.
—Qué horror— dijo Rachel
—Estaba siendo bastante horrible— coincidió Hazel
—Nos podemos dar cuenta— comentó Katie
Hazel desmontó del caballo y se situó al lado de Frank empuñando la espada.
—¿Puedo?
—Por favor— dijo Piper
—Nadie te va a detener— dijo Will
—Gracias— dijo Hazel
Frank asintió con la cabeza. Miró a los furiosos ojos del gigante.
—Un consejo, Alcioneo. La próxima vez que elijas el estado más grande como hogar, no te establezcas en la parte que mide solo dieciséis kilómetros de ancho. Bienvenido a Canadá, idiota.
—Imbécil— masculló Clarisse
—Espero que eso haya sido para el gigante— comentó Travis
—Voy a pensar que era para el gigante— murmuró Frank
Clarisse rodó los ojos
La espada de Hazel cayó sobre el cuello del gigante. Alcioneo se deshizo en un montón de piedras carísimas.
—¡Así se hace!— gritaron varios de los chicos
—Estuvo genial— asintió Apolo
—Lo hicieron muy bien— dijo Hades mirando con cierto orgullo a su hija
Ares asintió de acuerdo, Sammy sonrió
Hazel y Frank permanecieron el uno al lado del otro durante un rato, observando como los restos del gigante se derretían en el hielo. Frank recogió la cuerda.
—Un espectáculo genial— dijo Miranda
—Era para asegurarnos— comentó Frank
—Cierto— dijo Hazel
—¿Un elefante? —preguntó Hazel.
Frank se rascó el cuello.
—Sí. Me pareció buena idea.
—Yo creo que fue buena idea— dijo Travis
—Yo también lo creo— dijo Jason
—Todos estamos de acuerdo en eso— dijo Piper
—Sí, estoy de acuerdo— dijo Hazel
La expresión de ella era indescifrable. Frank tenía miedo de haber hecho algo tan raro que Hazel no quisiera volver a acercarse a él. Frank Zhang: patoso, hijo de Marte, paquidermo a tiempo parcial.
—¿En serio, cariño?— dijo Afrodita arqueando una ceja —creo que eso no es del todo cierto ¿No?
Frank y Hazel se sonrojaron al recordar
—Esas expresiones dan mucho que pensar— bromeó Travis
—Y vaya que lo dan— coincidió Afrodita
Entonces ella le dio un beso; un beso en los labios de verdad, mucho mejor que el que le había dado a Percy en el avión.
—Eres increíble —dijo—. Y un elefante muy guapo.
Sus amigos empezaron a hacer soniditos de burla
—Dioses, no puedo creerlo— masculló Connor entregándole dinero a su hermano —creí en ti Frank
—¿Apostaron?— preguntó Frank
—Poquito— dijo Travis —muchas gracias Hazel
—¿De nada?— murmuró Hazel
—Un minuto para admirar el hecho de que Hazel lo besó —dijo Piper
—¡Piper!— dijo Hazel abanicándose con una mano
—Así se hace— dijo Annabeth con una pequeña risa
—¡Me encantan!— chilló Afrodita
Hades resopló
Frank se puso tan nervioso que creyó que las botas se le derretirían a través del hielo. Antes de que pudiera decir algo, una voz resonó a través del valle. « No habéis vencido.»
—Tenían que arruinar el momento— masculló Afrodita
—Eso suele pasar y muy seguido— comentó Perséfone
—Demasiado— asintió Percy
Frank levantó la vista. Unas sombras se movían a través de la montaña más cercana, formando el rostro de una mujer dormida.
—Perfecto— masculló Hades que no se veía muy feliz porque su hija hubiera besado al mocoso de Marte
—No pueden tener ni un poco de paz— dijo Deméter
—Al parecer no— dijo Hermes
Los chicos se miraron entre ellos
« No llegaréis a casa a tiempo —dijo la voz de Gaia en tono burlón—. Ahora mismo Tánatos está asistiendo a la muerte del Campamento Júpiter, la destrucción definitiva de vuestros amigos romanos.»
—No puedo creer que no tengan ningún momento— se quejó Afrodita
—Por las miradas que se lanzaron, creo que ellos tampoco— señaló Apolo
—En realidad lo creemos— dijo Piper
La montaña retumbó como si toda la tierra se estuviera riendo. Las sombras desaparecieron. Hazel y Frank se miraron. Ninguno de los dos dijo una palabra. Montaron a Arión y regresaron a toda velocidad hacia la bahía del glaciar.
—A ver si ese alguien ya está fuera del glaciar— dijo Leo
—Era mi playa personal— bromeó Percy
—Es bueno saberlo— murmuró Sally
Percy sonrió inocentemente
XLVIIIFrank
Percy los estaba esperando. Parecía enfadado.
—Ya puedes quitar la mirada asesina Zoé, gracias— bromeó Connor
—Todos te vamos a agradecer que la quites— asintió Travis
—No tengo ninguna mirada asesina— dijo Zoé
—Ya dejen de molestarla— dijo Miranda rodando los ojos
—Creo que les va a salir peor a ustedes si le siguen diciendo— comentó Percy
Zoé se volvió a sonrojar
Estaba en el borde del glaciar, apoyado en el bastón con el águila dorada, contemplando la destrucción que había sembrado: varias decenas de hectáreas de mar recién abierto con icebergs y restos del campamento destruido.
—Ups— murmuró Percy
—Se descontroló un poco— dijo Leo
—Poquito nada más— asintió Percy
Los únicos vestigios del glaciar eran las puertas principales, que se hallaban inclinadas, y una bandera azul hecha jirones tirada sobre un montón de ladrillos de nieve.
—Vaya que sembraste un buen caos, sesos de alga— dijo Thalia
—No mucho— murmuró Percy
—No mucho— dijo Travis —no me quiero imaginar cuando sí sea mucho
Cuando se acercaron a él corriendo, Percy dijo: « Hola» , como si simplemente hubieran quedado para comer o algo parecido.
—Super casual— dijo Miranda
—Es que era la mejor manera de saludarlos— comentó Percy encogiéndose de hombros
—Por supuesto que sí— dijo Frank
—¡Estás vivo! —exclamó Frank asombrado.
Percy frunció el entrecejo.
—¿Lo dices por la caída? Tranquilo, no ha sido nada. En el arco de St. Louis me caí del doble de altura.
—Pero tampoco pasó nada— dijo Percy rápidamente
Sally negó con la cabeza
—Claro— resopló Grover
—¿Que hiciste qué? —preguntó Hazel.
—Da igual. Lo importante es que no me he ahogado.
—Era lo importante— asintió Percy —hay que ver todo el lado positivo ¿De acuerdo? Como por ejemplo, no pasó nada, ya no más castigo
—Suena como a buena idea, pero probablemente no pase— dijo Sally con una sonrisa
—Debía intentarlo— murmuró Percy
—¡Entonces la profecía no estaba completa! —Hazel sonrió—.Probablemente decía algo en plan: « El hijo de Neptuno ahogo encuentra para un montón de fantasmas» .
—Podría ser— dijo Apolo
—¿Los fantasmas se pueden ahogar?— preguntó Connor
—No vamos a entrar de nuevo en la discusión de "están muertos" ¿Vale?— dijo Leo
Percy se encogió de hombros. Seguía mirando a Frank como si estuviera disgustado.
—Sí lo estaba— dijo Percy cruzado de brazos
—¿Por qué?— preguntó Piper
—Querida, aquí lo dice— comentó Afrodita
—Tengo un asunto que tratar contigo, Zhang. ¿Puedes convertirte en un águila? ¿Y en un oso?
—Y en un elefante —dijo Hazel con orgullo.
—No se te olvide— dijo Rachel
—No lo sabía, pero ya no se me olvida— dijo Percy
—Eso es bueno— dijo Piper
—Pero solo porque yo no puedo ser un elefante— murmuró Percy
—Un elefante —Percy movió la cabeza con incredulidad—. ¿Ese es el don de tu familia? ¿Puedes cambiar de forma?
Frank arrastró los pies.
—Esto… sí.
—Eso parece— asintió Travis
—Suena como que es cierto— dijo Connor
—A todos nos suena lógico— dijo Miranda
Periclímeno, mi antepasado, el argonauta, podía hacerlo. Él transmitió la facultad a la familia.
—Y recibió el don de Poseidón —dijo Percy—.
—Parece que Poseidón va a estar en problemas— comentó Apolo
—Pero puedes hacer muchas otras cosas— dijo Poseidón
—No lo sé— murmuró Percy
—¿No lo escuchaste? No puede ser un pez azul— señaló Apolo
—Eso no ayuda Apolo— dijo Poseidón
Es totalmente injusto. Yo no puedo transformarme en animales.
—Sí lo es— se quejó Percy
—Creas huracanes— dijo Frank
—Pero no es lo mismo— dijo Percy
—Sí tanto quiere convertirse en animal hay que ayudarlo— comentó Dionisio
—Dionisio, cállate— masculló Poseidón
—No es muy divertido— murmuró Will
Frank se lo quedó mirando.
—¿Injusto? Tú puedes respirar bajo el agua y volar glaciares e invocar huracanes. ¿Y te parece injusto que yo pueda ser un elefante?
Percy lo consideró.
—Está bien. Supongo que tienes razón.
—Supones— señaló Miranda
—Supongo— asintió Percy —todavía no estoy del todo seguro y probablemente no lo esté en un tiempo
—Gracias por la advertencia— dijo Connor
Pero la próxima vez que diga que eres bestial…
—Cállate —dijo Frank—. Por favor.
—Percy tiene un punto— dijo Travis
—Genial, gracias— suspiró Frank
Percy sonrió.
—Si ya habéis acabado, tenemos que marcharnos —dijo Hazel—. El Campamento Júpiter está siendo atacado. No les vendría mal el águila de oro.
—Si no es mucha molestia— bromeó Connor
—Y entre más rápido, mejor— dijo Rachel
—Lo bueno es que tienen consigo al caballo más rápido del mundo— dijo Miranda
—Eso es algo muy bueno— dijo Percy
Percy asintió con la cabeza.
—Pero antes una cosa. Hazel, ahora hay una tonelada de armas y armaduras de oro imperial en el fondo de la bahía, además de un carro muy bonito. Apuesto a que serían muy útiles…
—Y vaya que sí— dijo Reyna
—Nos podemos imaginar que sí— dijo Piper
Les llevó mucho tiempo —demasiado—, pero todos sabían que esas armas podían marcar la diferencia entre la victoria y la derrota si las llevaban al campamento a tiempo.
—Por lo que parece, fue una buena decisión— comentó Rachel
—Sí lo fue— asintió Reyna
—Valió la pena el tiempo— coincidió Percy
—Bastante— dijo Frank
Hazel empleó sus facultades para hacer levitar unos objetos del fondo del mar. Percy se sumergió y sacó más. Incluso Frank colaboró convirtiéndose en foca, lo que moló bastante, aunque Percy dijo que le olía el aliento a pescado.
—Estaba celoso— dijo Thalia
—No es cierto— dijo Percy
—Claro que lo estabas, sesos de alga— señaló Thalia
—Todos lo sabemos— asintió Leo
—No es cierto— repitió Percy
Fue necesaria la fuerza de los tres para levantar el carro, pero por fin consiguieron extraerlo todo y llevarlo a una playa de arena negra que había cerca de la base del glaciar.
—Pero ¿No es mucho peso?— preguntó Katie
—Qué bueno que no está Arión aquí— dijo Percy
—Esa pregunta lo ofende— dijo Frank
—Gracias por decírmelo— dijo Katie —si algún día lo conozco jamás preguntaré eso
—No lo hagas— dijo Percy
No pudieron meterlo todo en el carro, pero usaron la cuerda de Frank para sujetar la mayor parte de las armas de oro y las mejores piezas de armadura.
—Parece el trineo de Santa Claus —dijo Frank—. ¿Podrá Arión tirar de tanto peso?
Arión resopló.
—Creo que lo subestiman— dijo Travis
—Ya me di cuenta— dijo Katie
—También yo lo hice— asintió Frank
—Lección aprendida— dijo Katie
—Después de que parece que usó un insulto muy fuerte— dijo Leo
—Muy fuerte— asintió Percy
—Hazel —dijo Percy—, en serio, voy a lavarle la boca con jabón a tu caballo. Dice que sí, que podrá tirar de todo, pero que necesita comida.
—Sí necesitaba jabón— dijo Percy
—Te creo— dijo Frank
—También yo, pero aún así es increíble— comentó Hazel
Hazel recogió una vieja daga romana, un pugio. Estaba torcida y roma, de modo que no serviría de gran cosa en el combate, pero parecía de oro imperial puro.
—Ten, Arión —dijo—. Combustible de alto rendimiento.
—Esas sí son buenas comidas— bromeó Leo
—Comida de rico— dijo Travis
—No cualquiera se puede dar el gusto— asintió Connor
—No cualquiera podría comerla— bromeó Miranda
El caballo cogió la daga con los dientes y la masticó como si fuera una manzana. Frank juró para sus adentros no acercar jamás la mano a la boca del caballo.
—Solo recuerda a la amazona que lo hizo— señaló Piper
—Mejor no lo hagas— dijo Hermes —a menos claro que te quieras ver rudo con una mano metálica
—Creo que no quiero verme rudo— murmuró Frank
—No dudo de la fuerza de Arión —dijo con cautela—, pero ¿aguantará el carro? El último…
—Este tiene las ruedas y el eje de oro imperial —dijo Percy—. Debería aguantar.
—En teoría— dijo Jason
—Esperemos que aguante— dijo Bianca
—Si no aguanta, va a ser un viaje breve —dijo Hazel—. Pero se nos acaba el tiempo. ¡Vamos!
—Ese es el pequeño detalle— dijo Leo
—Pero el caballo es super rápido, creo que sí llegan a tiempo— dijo Katie
—Pronto lo descubriremos— bromeó Leo
Frank y Percy subieron al carro. Hazel se montó a la grupa de Arión.
—¡Arre! —gritó.
—Y van de regreso después de una peligrosa misión— comentó Hermes
—Una horrible misión— dijo Poseidón
Hades asintió de acuerdo
El estampido sónico del caballo resonó a través de la bahía. Se dirigieron a toda velocidad hacia el sur, provocando avalanchas en las montañas a su paso.
—Se acabó el capítulo— anunció Afrodita
—Ahora sí, sólo quedan dos para acabar el libro ¿Están emocionados?— preguntó Apolo
—Porque por fin se va a acabar sí, por empezar otro no— dijo Percy
—Puede que no venga desde tu punto de vista— dijo Thalia —podría venir desde el de Annabeth
—Espero que no— resopló Annabeth
—Yo solo quiero leer el encuentro de estos dos— suspiró Afrodita señalando a Percy y Annabeth
Atenea rodó los ojos
—Vamos a acabar ¿Quién sigue?— preguntó Hermes
No hay comentarios:
Publicar un comentario