HAZEL XXIX, XXX
Hazel
—Bueno, espero que el castigo les haya servido— dijo Sally —porque te queda mucho tiempo en reclusión, Percy
Percy asintió, tal vez el castigo no fuera tan malo después de todo.
Al día siguiente, Percy recibió algunas miradas curiosas, pues después de que se había ido con su mamá no lo habían vuelto a ver, varios se acercaron a preguntarle lo que había pasado, aunque no dio muchos detalles
—Hola— dijo Percy saludando a Annabeth con una sonrisa de lado y se sentó junto a ella
—Hola— respondió Annabeth —¿Qué fue lo que te dijo Sally?— preguntó, esperando a que Percy se diera cuenta del pequeño detalle del desayuno
—Qué estoy cast...— Percy frunció el ceño, volteó a ver a todos en la mesa y fijó su mirada en cierta nila que se estaba cambiando de lugar —¿Por qué no tengo comida azul? ¡Zoé sí tiene!
—Nos preguntábamos cuándo lo notarías y sin duda esperábamos esa cara — dijo Thalia del otro lado —Zoé tiene comida azul porque ella no hizo enojar a tu mamá
Annabeth asintió de acuerdo
—¡Pero ya estaba castigado!— argumentó Percy con una mueca, mientras veía a su mamá que le daba una pequeña sonrisa
—Nadie le iba llevar la contraria a tu mamá— señaló Thalia
—Bueno, pues gracias — se quejó Percy
—Míralo por el lado positivo, sesos de alga, ahí hay unos arándanos — dijo Annabeth sonriéndole
Percy se sentó mirando con tristeza la comida normal —No me gusta estar castigado
—Pues no hagas cosas para que te castiguen— señaló Thalia
Percy le sacó la lengua a Thalia y acto seguido empezó a charlar con Annabeth sobre el catigo del día anterior
En otra parte del comedor, Leo señalaba a Piper con un tenedor —¿Y entonces tú vas a ser el príncipe encantador?— preguntó con una carcajada
—El príncipe de la bella durmiente no se llama "encantador" — señaló Piper rodando los ojos
—Y los mellizos van a ser las hadas— dijo Jason riendo
—Estoy seguro que son tres hadas— comentó Leo, su tenedor ahora señalando a Jason
—Sí bueno, solo tenemos dos— dijo Piper encogiéndose de hombros
Justo en ese momento se escuchó la voz de Helena recorrer el comedor
—¡Esperanza sí quiere ser la otra hada!— gritó la niña
—Excelente — gritó Jason de vuelta, recibiendo miradas extrañadas alrededor de la mesa
Helena sonrió desde lejos
—Y ya no tenemos el problema de las hadas— dijo Piper riendo
—¿Cómo... Cómo logró que Esperanza aceptara?— preguntó Calipso
—Tal vez le gustan las hadas— dijo Leo
—O Helena la convenció— dijo Jason —como que tiene un don para eso
—¿Cómo embrujahabla?— preguntó Leo frunciendo el ceño
Piper negó con la cabeza —No, su voz no tiene encanto
—Tal vez solo sea... Encanto natural— comentó Jason
—Claro, ni siquiera sé para qué pregunté, teniendo en cuenta de quién es legado— señaló Leo
Jason y Piper se sonrojaron
—Como sea, vamos a ver que personaje tienen para ti — dijo Piper
—¿Quién les dijo que yo voy a participar?— preguntó Leo
Jason y Piper solo se voltearon a ver
En un lado un poco más alejado
—No puedo creer que en serio no te hayas dado cuenta que la barrera no te detenía — dijo Zoé riendo y comiendo su pastelillo azul
—Sí bueno, no se me ocurrió — se defendió Charles
—Te dije que debíamos mantener nuestra reputación— señaló Zoé —¿Qué van a pensar de nosotros?
—Lo dice la que los ha avergonzado dos veces en las lecturas— comentó Bianca
—Perdón por regañar a mi hermano— dijo Zoé rodando los ojos, pero divertida
—Oye, aquí la menor eres tú— señaló Charles
—Es cierto niñita, ahora cambiate de lugar y deja que los adultos hablemos— bromeó Bianca
Zoé estaba sentada en medio de Bianca y Charles se cambió al lugar de Bianca solamente porque ella había cumplido con su parte de preguntarle a Apolo (aunque no había conseguido nada)
—Es tu culpa por sentarte en el medio— señaló Sammy
—Lo sé —dijo Zoé mirando a los mellizos que parecían discutir un asunto de vida o muerte con Esperanza
—¿Qué te hizo la fruta para que sea apuñalada de esa manera?— preguntó Will divertido mirando a su novio
—No la estoy apuñalando— dijo Nico
—En realidad lo haces— señaló Will riendo. Se empezó a reír más cuando siguió la mirada de Nico hasta cierta chica que se había cambiado de lugar y también parecía discutir un asunto urgente con su compañero de a lado —Creo que deberíamos hablar con ella
Nico dejó de apuñalar su fruta —¿Qué? ¿Por qué?
—Porque me parece raro que ella de alguna manera nos conozca y nosotros a ella no— Will hizo una pausa —y además serviría para que amenaces y dejes de apuñalar tu fruta
Nico bufó —No sé de qué estás hablando
—Podemos hablar con ella en el palacio de mi padre— dijo Will
—No— dijo Nico
Will lo miró —tarde o temprano vamos a tener que hablar con ella
A pesar de que el desayuno había sido tranquilo, aún se sentía la tensión del capítulo anterior en la Sala de Trono, así que muchos a regañadientes tomaron asiento para poder seguir con la lectura
—Yo voy a leer— dijo Quirón tomando el libro —capítulo XXIX, Hazel
Antes de llegar al bote, a Hazel le entraron náuseas. No se quitaba de la cabeza la imagen de Fineas con humo saliendo de sus ojos y las manos convertidas en polvo.
Los chicos hicieron una mueca
—Sí, fue bastante interesante— dijo Leo
—Interesante es una forma suave de decirlo— comentó Piper
—Y que lo digan— murmuró Annabeth
Percy le dio una sonrisa inocente
Percy le había asegurado que ella no era como Fineas, pero se equivocaba. Ella había hecho algo todavía peor que torturar a unas arpías.
—No lo hiciste— dijo Frank
—Por supuesto que no— dijo Nico
—De ninguna manera— comentó Percy
—Gracias— dijo Hazel sonriéndole a los tres
« ¡Tú empezaste todo esto! —había dicho Fineas—. ¡De no haber sido por ti, Alcioneo no estaría vivo!»
—Eso no es cierto, habría encontrado la manera— señaló Hades
—Es cierto, ese tipo de cosas no se pueden retrasar— comentó Perséfone
—Supongo— murmuró Hazel sin estar del todo convencida
Mientras el bote avanzaba a gran velocidad por el río Columbia, Hazel trató de olvidar. Ayudó a Ella a preparar su nido con viejos libros y revistas que había robado del cubo de reciclaje de la biblioteca.
—Una excelente manera de obtener las cosas— asintió Connor
—Los libros no podían faltar en ese viaje— dijo Leo
—Le dio un nuevo estilo al barco— comentó Percy
—Fue un buen estilo— dijo Frank
Lo cierto era que no tenían pensado llevar a la arpía con ellos, pero Ella se comportaba como si el asunto estuviera decidido.
—Ella manda y ustedes obedecen— dijo Leo
—Así es, somos sus fieles lacayos— asintió Percy
—Lo que diga es ley— señaló Piper
—Y nosotros no somos nadie para contradecirla— dijo Percy riendo
—Amigos. Friends —murmuraba—. « Diez temporadas. De 1994 a 2004.» Los amigos han deshecho a Fineas y le dan cecina a Ella. Ella irá con sus amigos.
—Para eso son los amigos— asintió Miranda
—¿Para qué más iban a ser amigos?— señaló Travis
—No hay otro uso de los amigos— dijo Katie riendo
En ese momento estaba posada cómodamente en la popa, mordisqueando trozos de cecina y recitando frases al azar de Charles Dickens y Cincuenta trucos para enseñarle a su perro.
—Ya saben, para motivarlos— dijo Rachel
—Fue motivante saber los trucos que pueden aprender los perros— comentó Percy —lo usaré con la señorita O´Leary
—Cuando dejes de estar castigado— dijo Leo sonriéndole
—Muchas gracias— masculló Percy
Zoé y Charles intercambiaron miradas divertidas, claro que el capítulo anterior había sido aterrador, pero había cierto poder en ver a tus padres siendo regañados (o castigados) por sus padres.
Percy estaba arrodillado en la proa, conduciéndolos hacia el mar con los extraños poderes que le permitían controlar mentalmente el agua.
—Sí son medio extraños a veces— bromeó Thalia
—Mira quién lo dice— resopló Percy
—Yo solo lo confirmé, Hazel fue quién lo dijo— señaló Thalia
—A mi hermana no la metas— dijo Nico
—Ella se metió sola— respondió Thalia
—Se parecen demasiado a sus padres— dijo Deméter con una mueca
Hazel estaba sentada al lado de Frank en el banco central, tocándose mutuamente con los hombros, cosa que la ponía nerviosa como una arpía.
—¡Vivan los novios!— gritó Travis
—¡Vivan!— gritaron varios de los chicos, haciendo sonrojar a Hazel y Frank
—Los que no se gustaban— bromeó Miranda
—Imaginen si lo hubieran hecho— dijo Travis riendo
Se acordaba de cómo Frank la había defendido en Portland gritando: « ¡Ella es buena persona!» , como si estuviera dispuesto a enfrentarse a cualquiera que lo negara.
—Gracias a los dioses que nadie fue tan estúpido como para negarlo— señaló Katie
—Más les valía— asintió Percy
—No queremos imaginar lo que hubiera pasado— dijo Rachel
Recordaba su aspecto en la ladera de Mendocino, solo en un claro de hierba envenenada con la lanza en la mano, el fuego ardiendo a su alrededor y las cenizas de tres basiliscos a sus pies.
—No le podemos decir nada porque estaban en un viaje tranquilo por el mar, no como otros que tienen esos pensamientos en medio de la batalla— comentó Apolo
—¿Verdad Percy?— preguntó Thalia
—No sé de qué hablas— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Un completo misterio— dijo Thalia
Hacía una semana, si alguien hubiera insinuado que Frank era hijo de Marte, Hazel se habría echado a reír. Frank era demasiado dulce y encantador.
—Me encantan— dijo Afrodita
—¿Gracias?— murmuró Frank intercambiando una mirada con Hazel
Él siempre le había despertado un sentimiento protector debido a su torpeza y su facilidad para meterse en líos.
—Vaya, que romántico— dijo Katie
—Todos ustedes siempre tan románticos— suspiró Afrodita con una mueca
Se oyó un pequeño coro de "gracias"
Desde que se habían marchado del campamento, lo veía de forma distinta. Frank era más valiente de lo que ella creía. Él era el que cuidaba de ella. Tenía que reconocer que era un cambio bastante agradable.
—Awwww— chillaron los chicos
—Qué lindura— dijo Perséfone
Hazel se cubrió la cara con las manos
—¿Cómo es posible que ellos no molesten a nadie y sean los más molestados?— preguntó Rachel riendo
—No, también molestamos a Percy y Annabeth— señaló Travis
—Aquí nadie se queda atrás— dijo Connor
—Muchas gracias— dijo Percy
El río se ensanchó en el mar. El Pax giró hacia el norte. Mientras navegaban, Frank la animó contándole chistes tontos: « ¿Por qué cruzó el minotauro la carretera?» , « ¿Cuántos faunos hacen falta para cambiar una bombilla?» .
—¿Nos enseñas los chistes?— dijo Connor
—No lo sé— dijo Frank —estoy seguro que ustedes saben mejores
—Pero siempre es bueno saber más— señaló Connor
—Estoy de acuerdo— asintió Leo
Y le señalaba los edificios repartidos a lo largo del litoral que le recordaban lugares de Vancouver.
—Excelente servicio de guía— dijo Piper
—Y vaya que sí— asintió Percy
Hazel asintió de acuerdo
El cielo empezó a oscurecerse, y el mar se tiñó del mismo color de orín que las alas de Ella. El 21 de junio estaba casi encima de ellos. La fiesta de Fortuna tendría lugar por la noche, exactamente al cabo de setenta y dos horas.
—Pero todavía no nos sentíamos presionados— dijo Percy
—¿No?— preguntó Frank
—No mucho— bromeó Percy
—Eso es bueno— dijo Apolo
Finalmente Frank sacó comida de su mochila, refrescos y magdalenas que había recogido de la mesa de Fineas, y los repartió entre ellos.
—Terminaste comiendo de la mesa de Fineas— señaló Leo
—Sí, gracias por recordármelo— dijo Percy —lastima que no tenía comida azul
—Así como tú durante tu castigo— dijo Thalia riendo
Hubo varias risitas
—Eso es muy grosero de tu parte, cara de pino— señaló Percy sacándole la lengua
—Lo sé, gracias— dijo Thalia
—No te preocupes, Hazel —dijo en voz baja—. Mi madre solía decir que uno no debe cargar con los problemas solo. Pero si no te apetece hablar del tema, no pasa nada.
—Qué monada— suspiró Afrodita
—Eso es demasiado cierto— asintió Sally completamente de acuerdo. Charles se sonrojó
Hazel respiró entrecortadamente. Le daba miedo hablar, pero no porque le diera vergüenza. No quería desmayarse y retrotraerse al pasado.
Hazel hizo una mueca
—Al menos estás en el barco y no te pondrás en peligro— comentó Piper
—Eso es cierto— asintió Artemisa
—Tenías razón cuando dijiste que he vuelto del inframundo —contestó al cabo—. En realidad, soy… soy una fugitiva. No debería estar viva.
Se sintió como si una presa se hubiera roto. La historia brotó atropelladamente.
—Era lo mejor cariño, tus amigos no te iban a juzgar— dijo Hestia
—Por supuesto que no— dijeron Frank y Percy al mismo tiempo
—Gracias— susurró Hazel
Explicó que su madre había invocado a Plutón y se había enamorado del dios. Explicó que su madre había deseado todas las riquezas de la tierra y que eso se había convertido en la maldición de Hazel.
Hades se removió incómodo, aún después de tanto tiempo y a pesar de que ya lo sabía, seguía siendo extraño tener a su hija ahí
Describió su vida en Nueva Orleans; todo menos a su novio Sammy. Al mirar a Frank le faltó el valor para hablar de esa parte.
—Amo los dramas de amor— suspiró Afrodita con ensoñación
—Esto no puede ser— dijo Hazel sonrojada
Sammy frunció el ceño
—Creo que Sammy no ama los dramas de amor— señaló Apolo
Se escucharon varias risas
—No puede ser— murmuró Hazel abanicándose la cara
Frank y Sammy también se sonrojaron
Describió la Voz y cómo Gaia se había apoderado poco a poco de la mente de su madre. Explicó que se habían mudado a Alaska, que Hazel había ayudado a despertar al gigante Alcioneo y que había muerto hundiendo la isla de Resurrection Bay.
—Y acaba de empezar el capítulo— suspiró Hazel, y luego se acordó de que más había pasado en ese momento, hizo una mueca mortificada
—Tranquila, no creo que vaya a ser tan malo— murmuró Frank con una sonrisa de apoyo
Sabía que Percy y Ella la estaban escuchando, pero se dirigía principalmente a Frank.
—Que no estés de metiche, Percy— dijo Connor
—Era un barco pequeño— se defendió Percy
—Podías ponerte a hablar con un pez— señaló Leo
—No había peces— dijo Percy
Cuando hubo terminado, le dio miedo mirarlo. Esperó a que él se apartara de ella o le dijera que era un monstruo.
En cambio, Frank le tomó la mano.
—Y díganme por favor que se besaron— pidió Afrodita
—Spoiler, no lo hicieron— dijo Percy
—¡Percy!— chillaron Hazel y Frank al mismo tiempo
—Pero no se besaron— señaló Percy encogiéndose de hombros
—Te sacrificaste para impedir que el gigante despertara. Yo jamás podría ser tan valiente.
—¿Ves cómo sí es un buen chico, querido?— preguntó Perséfone en voz baja
—Hmp— murmuró Hades rodando los ojos
Ella notó que el pulso le palpitaba en el cuello.
—No fue valor. Dejé morir a mi madre. Ayudé a Gaia demasiado tiempo. Estuve a punto de dejar que venciera.
—Te enfrentaste a Gaia tu sola— señaló Piper
—Pero no la dejaste que venciera— dijo Jason —fuiste demasiado valiente
—Es cierto, podrías haberla dejado ganar, pero no lo hiciste y te enfrentaste a ella— comentó Artemisa
Hazel hizo hizo una mueca
—Hazel —dijo Percy—. Te enfrentaste a una diosa tú sola. Hiciste lo correcto… —Su voz se fue apagando, como si le hubiera asaltado un pensamiento desagradable—. ¿Qué pasó en el inframundo… después de que murieras? Deberías haber ido a los Campos Elíseos. Pero si Nico te resucitó…
Y sí, aún había personas que no habían conectado los hechos y miraron a Hazel con sorpresa
—¿Pero por qué?— preguntó Katie mirando con un poco de incomodidad a Hazel
—Creo que el libro lo va a decir— respondió Hazel con resignación
Frank la tomó de la mano
—No fui a los Campos Elíseos —tenía la boca seca como la arena—. Por favor, no preguntes…
Pero era demasiado tarde.
—Aquí vamos de nuevo— suspiró Hazel
—Que bien que estés segura en el barco— comentó Perséfone
De vez en cuando Nico veía a su madrastra como si le hubiera salido un tercer ojo
Recordó su descenso en la oscuridad, su llegada a las orillas de la laguna Estigia, y empezó a perder la conciencia.
Hades hizo una mueca, él también recordaba cuando se había enterado de que el alma de su hija estaba en su dominio y sobre todo cuando los jueces habían dictado su sentencia.
—¿Hazel? —dijo Frank.
—Se desvanece. Slip Sliding Away —murmuró Ella—. Single número cinco en las listas de Estados Unidos. Paul Simon. Frank, ve con ella. Simon dice: Frank ve con ella.
—¿Puedes ir con ella?— preguntó Katie
—Eso parece— asintió Frank
—¿Pero cómo podría ser posible?— preguntó Bianca
—No pienses mucho sobre cómo podrían pasar las cosas— dijo Apolo —solo te provocarás dolor de cabeza
—Y vaya que sí— asintió Percy
Hazel no tenía ni idea de lo que Ella estaba diciendo, pero se le oscureció la vista mientras aferraba la mano de Frank.
Se encontró de nuevo en el inframundo, y esa vez Frank estaba a su lado.
—Vaya— dijo Piper
Leo y Hazel intercambiaron una mirada, ambos recordando la experiencia que ellos dos habían compartido, esperaban que en los próximos libros no viniera eso.
Estaban en la barca de Caronte, cruzando la laguna Estigia. En las aguas turbias se arremolinaban desechos: un globo de cumpleaños desinflado, un chupete de niño, un novio y una novia de plástico de una tarta de boda; vestigios de vidas humanas truncadas.
Los chicos hicieron una mueca, todos pensando que algún día podría haber ahí algo que les perteneciera a ellos
—¿Do… dónde estamos?
Frank estaba al lado de ella, brillando con una espectral luz morada, como si se hubiera convertido en un lar.
—Era parecido— asintió Frank
—Y bastante— dijo Hazel
—Nos lo podemos imaginar— dijo Piper
—Y vaya que sí— murmuró Leo
—Es mi pasado —Hazel se sentía extrañamente serena—. Solo es un eco. No te preocupes.
El barquero se volvió y sonrió. Tan pronto era un atractivo hombre africano vestido con un caro traje de seda como un esqueleto con una túnica oscura.
—Genial— dijo Connor con sarcasmo
—Nuestro buen amigo— dijo Percy
—Al que le dijiste que le podrían dar un aumento— señaló Grover
Hades le lanzó una mirada asesina a Percy
—Y todavía seguimos sin entender qué hacían los tres en una bañera— comentó Apolo
—Ese misterio jamás será revelado— dijo Percy riendo
—Desde luego que no tienes que preocuparte —dijo con acento británico. Se dirigía a Hazel, como si no pudiera ver a Frank—. Te he dicho que te llevaría a la otra orilla, ¿no? No pasa nada si no tienes monedas. No estaría bien dejar a una hija de Plutón en la orilla equivocada del río.
—Sabe lo que le conviene— dijo Hades
—Bueno, al menos la dejó pasar y no la hizo esperar mil años— dijo Hermes
—Por supuesto que no— bufó Hades
Hazel se sonrojó
La barca arribó a una playa oscura. Hazel llevó a Frank a las puertas negras de Érebo. Los espíritus se apartaban de ellos, percibiendo que Hazel era hija de Plutón. Cerbero, el gigantesco perro tricéfalo, gruñó en la penumbra, pero les dejó pasar.
—Él les gruñe a todos— señaló Perséfone
—No si llevas una pelotita roja— recordó Apolo
—Estoy casi seguro que también nos gruñó en esa ocasión— dijo Grover
—Solo estaba jugando— señaló Annabeth
Percy y Grover intercambiaron miradas
Una vez dentro de las puertas, entraron en un gran pabellón y se situaron ante el estrado de los jueces. Tres figuras ataviadas con túnicas negras y cubiertas con máscaras doradas miraban a Hazel.
—Esto suena cada vez mejor— masculló Hazel recordando todo lo que le habían mostrado los jueces del inframundo
Frank se puso a gimotear.
Ares rodó los ojos
—Oye es lógico, a nadie le gusta estar en el Inframundo— dijo Apolo ganándose una mirada asesina de Hades
—Por supuesto que no— bufó Deméter
—No empecemos con eso— masculló Hades
—¿Quién…?
—Ellos decidirán mi destino —dijo ella—. Observa.
Todos los chicos voltearon a ver el libro como si através de él pudieran observar a los jueces del Inframundo (incluso algunos de ellos, recordándolos)
—Y uno de esos es Minos— bufó Nico
Todos voltearon a ver a Hades
—Un pequeño error de cálculo— dijo Hades —pero hacía bien su trabajo
Del mismo modo que antes, los jueces no le hicieron preguntas. Simplemente sondearon su mente, sacando pensamientos de su cabeza y examinándolos como si fueran una colección de viejas fotos.
—Yo… Yo creía que sí te hacían preguntas— murmuró Travis
—Pero así la gente puede mentir— dijo Bianca
Nico hizo una mueca
—También pensé que podrían darse cuenta de eso— dijo Travis
—No funcionaría de esa manera— señaló Hades
—Ah, vaya— murmuraron varios de los chicos con incomodidad
—Has frustrado los planes de Gaia —dijo el primer juez—. Has impedido que Alcioneo despierte.
—Pero antes resucitó al gigante —alegó el segundo juez—. Es culpable de cobardía y debilidad.
—Es joven —dijo el tercer juez—. La vida de su madre pendía de un hilo.
—¿Cómo pueden juzgarte así? Hiciste lo que tenías que hacer— señaló Miranda
—Bueno, ellos son los jueces del Inframundo— dijo Katie
—Sí, pero… No— murmuró Miranda
—Está bien, eso ya pasó— dijo Hazel
Hades hizo una mueca
—Mi madre —Hazel se armó de valor para hablar—. ¿Dónde está? ¿Cuál es su destino?
Los jueces la observaron, con unas horripilantes sonrisas congeladas en sus máscaras doradas.
—Tu madre…
Hazel suspiró —Espero que esto ya acabe pronto
—Todavía falta mucho— comentó Quirón
—Pero ya falta menos que cuando empezamos— señaló Leo
—No hay ni cómo discutir con esa lógica— dijo Piper
—No lo hay— dijo Hazel
La imagen de Marie Levesque relució encima de los jueces. Estaba congelada en el tiempo, abrazando a Hazel mientras la cueva se desplomada, cerrando los ojos apretándolos.
—Una pregunta interesante —dijo el segundo juez—. La división de la culpa.
Varios de los chicos miraron a Hazel con cierta incomodidad ya que muchos pensaban que no merecía la mitad de la culpa por lo que pasó, ella solo había sido utilizada, sin embargo nadie se atrevió a señalarlo ya que se trataba de la madre de Hazel
—Sí —dijo el primer juez—. La niña murió por una causa noble. Evitó muchas muertes retrasando la aparición del gigante. Tuvo el valor de enfrentarse al poder de Gaia.
—Eso es cierto— dijo Katie
—Por supuesto que lo es— asintió Rachel
Hazel hizo una mueca
—Pero actuó demasiado tarde —terció tristemente el tercer juez—. Es culpable de ayudar e instigar a una enemiga de los dioses.
—Pero eso no fue su culpa— dijo Miranda
—Pero creo que sí lo fue— murmuró Hazel
—No lo fue— dijo Frank firmemente
—La madre influyó en ella —dijo el primer juez—. La niña puede ir a los Campos Elíseos. Castigo eterno para Marie Levesque.
Los demás miraron el libro con una mueca. Hazel se había merecido los Campos Elíseos, pero que su madre fuera a parar a los Campos de Castigo debía ser duro para cualquiera
—¡No! —gritó Hazel—. ¡Por favor, no! No es justo.
Los jueces ladearon sus cabezas al unísono. Máscaras de oro, pensó Hazel. El oro siempre ha estado maldito para mí. Se preguntaba si el oro estaba envenenando sus pensamientos de forma que jamás recibiera un juicio justo.
—No, de ninguna manera funcionaría así— dijo Hades
—Pues mira, Minos no es muy imparcial que digamos— señaló Apolo
—No lo era con Dédalo— señaló Hades —normalmente no hacía un mal trabajo
Nico frunció el ceño
—Cuidado, Hazel Levesque —le advirtió el primer juez—. ¿Aceptarías toda la responsabilidad? Podrías descargar la culpa sobre el alma de tu madre. Sería razonable.
—No sería razonable— susurró Hazel
Frank le dio una pequeña sonrisa
Tú estabas destinada a grandes cosas. Tu madre desvió tu camino. Mira lo que podrías haber sido…
Otra imagen apareció sobre los jueces.
—Odio esto— dijo Hazel
—Qué poca privacidad tienen estos libros— dijo Piper
—Y vaya que sí— dijo Jason
—La privacidad se convirtió en un lujo— señaló Leo
—Perfecto— dijo Frank
—Tampoco me gusta eso— dijo Percy
Hazel se vio a sí misma de niña, sonriendo, con las manos cubiertas de pintura para pintar con los dedos. La imagen envejeció. Hazel se vio creciendo: su cabello se volvió más largo y sus ojos más tristes.
—Recuerda que si quieres que salgamos...— comenzó Frank
—Está bien— dijo Hazel —aunque si tú…
—No te preocupes por mí— dijo Frank —lo que pasó… Lo que vimos, está bien
—Gracias— dijo Hazel
Se vio en su decimotercer cumpleaños, cruzando el campo sobre su caballo prestado. Sammy se reía corriendo detrás de ella: « ¿De qué huyes? No soy tan feo, ¿no?» .
Hazel se sonrojó. Leo hizo una mueca, seguía siendo bastante raro oír hablar de Sammy sabiendo de quién se trataba
Se vio en Alaska, avanzando penosamente por Third Street en medio de la nieve y la oscuridad, volviendo a casa del colegio. Entonces la imagen envejeció todavía más. Hazel se vio a los veinte años.
—Vaya— murmuró Rachel
—No puedo creer esto— murmuró Hazel mortificada
Quirón miró a Hazel con simpatía antes de leer lo siguiente
Se parecía mucho a su madre, con el cabello recogido en unas trenzas y los ojos dorados brillando de diversión. Llevaba un vestido blanco: ¿un traje de novia? Sonreía tan afectuosamente que Hazel supo instintivamente que debía de estar mirando a alguien especial, alguien a quien amaba.
Todos voltearon a ver a Hazel con incredulidad, no porque no pudieran creer que se iba a casar si no porque era raro pensar en lo que había perdido.y que en realidad pudieron nunca haberla conocido.
Frank y Sammy hicieron una mueca
Hazel se removió con incomodidad, pidiéndole con la mirada a Quirón que por favor continuara la lectura antes de que alguien pudiera decir algo.
La imagen no le despertó rencor. Ni siquiera se preguntó con quién se habría casado. En lugar de ello pensó: « Mi madre podría haber sido así si se hubiera librado de la ira, si Gaia no la hubiera trastornado» .
—Eso es noble de tu parte— dijo Hestia
—Todos tienen su carga y solo tú decides que hacer al respecto— dijo Artemisa
—No podía permitirme mirar la imagen con rencor— dijo Hazel
—Perdiste tu vida —sentenció el primer juez—. Circunstancias especiales. Los Campos Elíseos para ti. El castigo para tu madre
—No —repuso Hazel—. No, no todo fue culpa suya. La engañaron. Ella me quería. Al final intentó protegerme.
—Hazel —susurró Frank—. ¿Qué estás haciendo?
—Aunque de cualquier manera eso ya no podía cambiar— murmuró Nico con una mueca
—No— dijo Hazel —pero fue lo correcto por hacer
Nadie tenía el valor de llevarle la contraria
Ella le apretó la mano, instándolo a callarse. Los jueces no le prestaron atención.
Finalmente, el segundo juez suspiró.
—No hay acuerdo. No es lo bastante buena ni lo bastante mala.
Y ahí todos entendieron donde estuvo Hazel durante tanto tiempo y muchos se veían sorprendidos y aunque fuera difícil también entendían por qué Hazel lo había hecho
—La culpa debe dividirse —convino el primer juez—. Las dos almas serán enviadas a los Campos de Asfódelos. Lo siento, Hazel Levesque. Podrías haber sido una heroína.
Hades miró el libro con el ceño fruncido. Él habría deseado que su hija fuera a los Campos Elíseos, pero los dioses no podían mostrar preferencias, en especial con sus hijos, una regla estúpida que los había regido durante mucho tiempo, sin embargo se alegraba que su hija tuviera una segunda oportunidad y un futuro
Ella atravesó el pabellón hasta unos campos amarillos que se extendían eternamente. Condujo a Frank a través de una multitud de espíritus hasta un bosquecillo de chopos.
—¿Renunciaste a los Campos Elíseos para que tu madre no sufriera? —dijo Frank asombrado.
—No lo merecía— dijo Hazel —Gaia la manipuló
—Es su especialidad— asintió Apolo
La mayoría de los chicos volteó a ver a Percy, recordando el capítulo de ayer. Percy se sonrojó ante las miradas
—Ella no se merecía el castigo eterno —contestó Hazel.
—Pero… ¿qué pasa ahora?
—Nada —dijo Hazel—. Nada… durante toda la eternidad.
—¿Y tú… lo recordabas?— preguntó Miranda
—Sí— asintió Hazel
—Es hija de Plutón, así que en realidad es lógico que lo haga— señaló Hermes
Deambularon sin rumbo. Los espíritus que les rodeaban parloteaban como murciélagos: desorientados y confundidos, incapaces de acordarse de su pasado o de sus nombres. Hazel se acordaba de todo.
—Ahí está tu respuesta— dijo Connor
—Ya me habían respondido— señaló Miranda
—Pues te responden de nuevo— dijo Connor
A pesar de las pequeñas pláticas y murmullos alrededor de la sala, muchos se preguntaban si ellos podrían acabar de esa manera
Tal vez se debiera a que era hija de Plutón, pero nunca se olvidaba de quién era ni de por qué estaba allí.
—Los recuerdos me hicieron más difícil la otra vida —le dijo a Frank,
—Por eso es que nadie recuerda— dijo Hades
—Solo tus hijos— dijo Apolo
—Y no siempre— señaló Hades
Los hijos de Hades hicieron una mueca
quien seguía flotando a su lado como un reluciente lar morado—. Cuántas veces intenté ir andando al palacio de mi padre… —Señaló un gran castillo negro a lo lejos—. Nunca podía llegar. No puedo salir de los Campos de Asfódelos.
Como decía Hades, no podía dar preferencia a sus hijos, a pesar de que muchas veces había pensado dejarla llegar al Palacio. Había sido bastante difícil.
—¿Volviste a ver a tu madre?
Hazel negó con la cabeza.
—Aunque la encontrara, ella no me reconocería.
—No, ella no tendría sus recuerdos como tú— señaló Hades
—Tal vez haya sido lo mejor— murmuró Hazel con tristeza
Esos espíritus… es como un sueño eterno para ellos, un trance eterno. Esto es todo lo que pude hacer por ella.
—Hiciste lo que creías correcto— asintió Deméter
—Y demostraste la gran persona que eres— dijo Hestia con una sonrisa
Hazel sonrió un poco
El tiempo carecía de sentido, pero después de una eternidad, ella y Frank permanecieron sentados bajo un chopo negro, escuchando los gritos de los Campos de Castigo.
—Tienen que mejorar esa primera cita— comentó Afrodita
—¡Afrodita!— masculló Hades
—¿Qué?— preguntó la diosa con inocencia —van a tener el tiempo de charlar y compartir, eso para mi es una cita
—Estás escuchando la historia ¿Cierto?— bufó Hades
—Y por eso estoy diciendo que tienen que mejorar la cita— señaló Afrodita como si Hades no estuviera poniendo atención
A lo lejos, bajo el sol artificial de los Campos Elíseos, las islas del Blest brillaban como esmeraldas en un chispeante lago azul. Barcos de vela blancos surcaban el agua, y las almas de grandes héroes disfrutaban en las playas en una dicha perpetua.
Por supuesto, los semidioses tampoco pudieron dejar de pensar si en algún momento terminarían ahí.
—No te merecías ir a los Campos de Asfódelos —protestó Frank—. Deberías estar con los héroes.
—Esto es solo un eco —dijo Hazel—. Despertaremos, Frank. Solo parece eterno.
—Y se sentía de la misma manera— dijo Frank —pero tuvimos tiempo para hablar
—Y vaya que lo tuvimos— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
—Su manera de encontrar tiempo para hablar es muy rara— señaló Apolo
—Gracias— dijo Frank
—¡No es eso! —protestó él—. Te arrebataron la vida. Ibas a crecer para convertirte en una mujer hermosa. Ibas…
Frank se sonrojó. Hazel se removió en su lugar
Su rostro se tiñó de un tono morado más oscuro.
—Ibas a casarte con alguien —dijo en voz baja—. Habrías tenido una buena vida. Y lo perdiste todo.
—Bueno querido, tiene una segunda oportunidad— dijo Afrodita guiñándole el ojo —y la aprovechó— agregó la diosa con una risita
—Afrodita, ya cállate— masculló Hades
Hazel reprimió un sollozo. La primera vez que había visitado los Campos de Asfódelos, cuando estaba sola, no había sido tan duro. Tener a Frank a su lado le hacía sentirse mucho más triste, pero estaba decidida a no enfadarse por su destino.
—Solo lograrás herirte más a ti misma— dijo Artemisa
—Y guardar un rencor que no mereces cargar— dijo Perséfone
Hazel pensó en la imagen de sí misma de adulta, sonriendo y enamorada. Sabía que no necesitaría mucho rencor para que su expresión se avinagrara y se volviera idéntica a la Reina Marie. « Me merezco algo mejor» , siempre decía su madre. Hazel no podía permitirse sentirse así.
—Cada quién decide cómo cargar con ese tipo de cosas— comentó Apolo
—Y no todos lo sobrellevan de una buena manera— señaló Artemisa
Luke hizo una mueca
—Lo siento, Frank —dijo—. Creo que tu madre se equivocaba. A veces compartir un problema no hace que sea más fácil cargar con él.
—Un problema sí se vuelve más fácil cuando compartes la carga— dijo Sally
Charles se sonrojó. Percy volteó a ver a su mamá con curiosidad
—Yo creo que sí —Frank se metió la mano en el bolsillo del abrigo—. De hecho… ya que tenemos toda la eternidad para hablar, hay algo que quiero contarte.
—No puede ser— murmuró Frank
—Lo siento— dijo Hazel
—No te preocupes, no es tu culpa— dijo Frank
Sacó un objeto envuelto en tela, aproximadamente del tamaño de unas gafas. Cuando lo desdobló, Hazel vio un trozo de madera medio quemado que emitía una luz morada. Frunció el entrecejo.
—¿Ves?— dijo Afrodita mirando a Hades —tuvieron mucho tiempo de charlar y compartir experiencias
—Básicamente toda la eternidad— asintió Frank
Hades resopló
—¿Qué es…? —Entonces la verdad la asaltó, fría y dura como una ráfaga de viento invernal—. Fineas dijo que tu vida depende de un palo quemado…
—Es cierto —dijo Frank—. Esta es mi línea de la vida, como suena.
Frank suspiró
—Creo que alguien le va a hacer caso a Iris— dijo Apolo
—Sí— asintió Frank
Hazel le sonrió
Le contó que la diosa Juno había aparecido cuando era un bebé y que su abuela había sacado el palo de la chimenea.
—Mi abuela me dijo que tenía un don: un talento que nos viene de nuestro antepasado, el argonauta.
—Y aquí vamos de nuevo— dijo Frank
—Lo sé— dijo Hazel —espero que ya acabe el capítulo, ha sido bastante largo
—Lamento ser portador de malas noticias, pero aún falta para acabar— comentó Quirón
—Genial— suspiró Hazel
Entre eso y que mi padre sea Marte… —Se encogió de hombros—. Se supone que soy muy poderoso o algo así. Por eso mi vida se puede consumir fácilmente. Iris dijo que moriría conservando esto, viendo cómo se quema.
Frank hizo una mueca pensando en las palabras de Iris. Sammy también miró el libro con el ceño fruncido, pues necesitaba saber que había pasado en el día 0 y si esas palabras de la diosa Iris se habían cumplido.
Frank giró el palo entre los dedos. Incluso bajo su fantasmal forma morada, tenía un aspecto muy grande y robusto. Hazel se imaginaba que sería enorme cuando se hiciera adulto, fuerte y saludable como un buey.
Hazel se sonrojó
—La romántica, le dicen— comentó Travis
—Yo no… No me refería— comenzó Hazel
—Está bien— dijo Frank
—La verdad sí necesitan practicar más su nivel de romanticismo— suspiró Afrodita
Le costaba creer que su vida dependiera de algo tan pequeño como un palo.
—Frank, ¿cómo puedes llevarlo por ahí contigo? —preguntó—. ¿No te da miedo que le pase algo?
—Pero sería peor dejarlo por algún otro lado— dijo Apolo
—Eso es cierto— asintió Hermes —nunca sabes lo que pueda pasar
—Y con ustedes siempre puede pasar de todo— dijo Apolo
—Gracias— dijo Frank
—Por eso te lo cuento —alargó el trozo de leña—. Ya sé que es mucho pedir, pero ¿me lo guardarías?
Afrodita soltó un gritito
—Acabas de decir que necesitan práctica más— señaló Apolo
—Sí, pero esto está mejor que lo anterior— señaló Afrodita
Dioses y chicos voltearon a ver raro a la diosa del amor. Ares esperaba que el chico supiera lo que estaba haciendo, no le entregas a alguien tu vida (literalmente) así como así.
A Hazel le empezó a dar vueltas la cabeza. Hasta ese momento había aceptado la presencia de Frank en su regresión. Lo había llevado de la mano, evocando aturdida su pasado, pues le parecía que lo mínimo que podía hacer era mostrarle la verdad.
—Son tan lindos— dijo Perséfone
Hades rodó los ojos
—Esa es la misma cara que pusiste en el desayuno— susurró Will a Nico
—Cállate— masculló Nico sonrojado, mientras Will se reía
Pero en ese instante se preguntaba si Frank estaba realmente compartiendo la experiencia con ella o si simplemente ella estaba imaginando su presencia. ¿Por qué le confiaría su vida?
—Porque eres la persona en la que más confío— dijo Frank
—Tú también— dijo Hael con una sonrisa
—Frank, sabes quién soy —dijo—. Son hija de Plutón. Todo lo que toco se estropea. ¿Por qué ibas a confiar en mí?
—Eres mi mejor amiga —le colocó el palo en las manos—. Confío en ti más que en nadie.
Se escuchó un pequeño coro de "awwww"
—Además no se estropea todo lo que tocas— dijo Frank
—Qué hermoso— suspiró Afrodita
Ella quería decirle que estaba cometiendo un error. Quería devolvérselo. Pero antes de que pudiera decir algo, una sombra cayó sobre ellos.
—Ha llegado nuestro transporte —aventuró Frank.
Ahora fue el turno de Nico de sonrojarse. Bueno Hades estaba deseoso por escuchar eso
—Genial— masculló Nico
—Al menos no viene desde tu punto de vista— señaló Will
—Gracias a los dioses— dijo Nico —aunque no tendría que venir de mi punto de vista, yo no fui parte de la profecía
Will lo miró con una ceja enarcada —Hasta donde sé fuiste fundamental para que se cumpliera la profecía
Nico hizo una mueca
Hazel casi se había olvidado de que estaba reviviendo su pasado. Nico di Angelo se alzaba por encima de ella con su abrigo negro y su espada de hierro estigio a un lado. No reparó en la presencia de Frank, pero miró fijamente a Hazel y pareció descifrar su vida entera.
—¿Descifras la vida entera?— preguntó Connor
—¿Quieres averiguarlo?— dijo Nico
—No gracias— respondió Connor
Sus hermanos miraron a Connor con cierta burla
—Eres distinta —dijo—. Una hija de Plutón. Recuerdas tu pasado.
—Sí —dijo Hazel—. Y tú estás vivo.
—Vaya— murmuró Katie
—Que manera de encontrarse— dijo Leo
Nico le dio a Leo una mirada que decía que más le valía que se callara
Nico la examinó como si estuviera leyendo un menú, decidiendo si pedir o no.
—Creo que sí pidió— dijo Travis
—No te veía como un menú— dijo Nico y le dio una mirada asesina a Travis
—Ella lo dijo, no yo— señaló Travis
—Técnicamente no lo dijo— comentó Piper
—Soy Nico di Angelo —dijo él—. He venido en busca de mi hermana. La Muerte ha desaparecido, así que he pensado… he pensado que podría traerla de vuelta y que nadie se enteraría.
Los hermanos di Angelo hicieron una mueca, tal vez ambos recordando que esa había sido una de las cosas que se gritaron en aquella pelea en que las cosas cambiaron
—¿De vuelta a la vida? —preguntó Hazel—. ¿Es eso posible?
—Debería —Nico suspiró—. Pero ya no está. Eligió volver a nacer en una nueva vida. Llego demasiado tarde.
Bianca volteó a ver a su hermano, pero este ya no estaba prestando tanta atención ya que Will le susurraba algo y Nico negaba vehemente con la cabeza, ella resopló.
Mientras cierto legado veía la actitud de ¿Su tía? con cierto asombro y se lo comentaba a los hermanos Jackson
—Lo siento.
Él alargó la mano.
—Tú también eres mi hermana. Te mereces otra oportunidad. Ven conmigo.
—Otro de los mocosos que desafían las reglas— bufó Zeus
—Cállate Zeus— mascullaron Poseidón y Hades al mismo tiempo
Zeus les dio una mirada asesina a ambos
—No vuelva a empezar— resopló Deméter
Los tres grandes se lanzaron miradas asesinas entre ellos
XXXHazel
—Hazel —Percy estaba sacudiéndole el hombro—. Despierta. Hemos llegado a
Seattle.
—Vaya, estuvieron demasiado tiempo fuera— dijo Miranda
—Demasiado— asintió Percy con una mueca
Ella se incorporó como atontada, entornando los ojos al sol de la mañana.
—¿Frank?
Frank gimió mientras se frotaba los ojos.
—Al menos ya regresaron— dijo Rachel
—Es lo importante— dijo Piper
—Sí porque a pesar de que me dijeron que lo hiciera, me estaba preocupando— comentó Percy
—¿Acabamos de…? ¿Me he…?
—Los dos os habéis desmayado —dijo Percy—. No sé por qué, pero Ella me dijo que no me preocupara. Dijo que estabais… ¿compartiendo?
—Compartiendo —convino Ella.
—Exactamente eso— asintió Will
—Sonaba bastante lógico— asintió Percy —mi error por no entenderlo
—Debes poner más atención para la próxima, porque esto también vendrá en el examen— dijo Travis
—Esto no va a venir en el examen— comentó Hazel
—Todo va a venir en el examen— señaló Apolo
Los legados intercambiaron una mirada un poco confundida, al principio de los libros escucharon algo sobre eso, pero no entendían si era una broma o no.
La arpía estaba agachada en la popa, arreglándose las plumas del ala con los dientes, lo que no parecía una forma muy efectiva de higiene personal. Escupió una pelusa roja.
—Bueno Percy, no puedes juzgar los hábitos de higiene de otras criaturas— dijo Leo negando con la cabeza
—Lo siento, no lo volveré a hacer— dijo Percy
—Compartir es bueno. Se acabaron los desmayos. Hazel ha compartido. Se acabaron los desmayos.
—Eso es genial— dijo Përséfone
—Definitivamente lo era— asintió Hazel con una pequeña sonrisa
Percy se rascó la cabeza.
—Sí… hemos estado manteniendo conversaciones por el estilo toda la noche. Todavía no sé de lo que está hablando.
—Fue una conversación… Interesante— dijo Percy
—La mejor conversación que has tenido en tu vida— señaló Leo
—Muy cerca— asintió Percy riendo —aunque no entendía mucho de lo que decía
Hazel pegó la mano al bolsillo de su abrigo. Palpó el trozo de leña envuelto en tela.
Miró a Frank.
—Estabas allí.
—Pues sí— dijo Connor
—No lo pudiste haber alucinado— señaló Apolo
—De poder claro que podría— comentó Hermes
Él asintió con la cabeza. No dijo nada, pero su expresión era clara: lo que había dicho iba en serio. Quería que ella guardara el palo. Hazel no sabía si eso le hacía sentirse honrada o asustada. Nadie le había confiado algo tan importante.
—Y por eso es aún más hermoso— chilló Afrodita
—Sí claro —bufó Hades
—Querido— dijo Perséfone con un suspiro
Will le volvió a dar una mirada divertida a Nico
—Espera —dijo Percy—. ¿Habéis compartido el desmayo? ¿De ahora en adelante vais a perder el conocimiento los dos?
—Porque eso sería malo— dijo Travis
—Sobretodo si no estamos en algún lugar calmado como un barco— señaló Percy
—A veces no son tan calmados— dijo Piper
—No —contestó Ella—. No, no, no. Se acabaron los desmayos. Más libros para Ella. Libros de Seattle.
—No le ponen atención a Ella— dijo Miranda negando con la cabeza
—Es que parecía demasiado bueno— dijo Hazel
—Ella sabe cosas— señaló Connor
Hazel contempló el agua. Navegaban por una gran bahía en dirección a un grupo de edificios del centro. Los barrios se extendían a través de una serie de colinas. En la más elevada se levantaba una extraña torre blanca con un platillo en lo alto, como una nave espacial de las antiguas películas de Flash Gordon que tanto le gustaban a Sammy.
Hazel se sonrojó —No digan nada— pidió la chica
—No lo íbamos a hacer— dijeron los Stoll en un tono inocente
—Más les vale— dijo Nico
« ¿Se acabaron los desmayos?» , pensó Hazel. Después de soportarlos durante tanto tiempo, le parecía demasiado bueno para ser cierto.
—Típico — dijo Leo
—Pero las cosas buenas también suceden— dijo Hestia
¿Cómo podía estar segura Ella de que se habían terminado? Y sin embargo, Hazel se sentía realmente distinta… más asentada, como si ya no intentara vivir en dos períodos de tiempo.
—Entonces si eso ayudó, ya tenemos una idea más clara de quien romperá tu maldición— dijo Apolo
—O ya la rompió— señaló Hermes
Cada músculo de su cuerpo empezó a relajarse. Se sentía como si por fin se hubiera quitado una chaqueta que había llevado puesta durante meses. De algún modo, la compañía de Frank durante el desmayo la había ayudado.
Perséfone le dió una mirada intencionada a su esposo que Hades decidió fingir no notarla
Ella había revivido todo su pasado hasta el presente. A partir de entonces solo tenía que preocuparse por el futuro… suponiendo que tuviera uno.
—Creo que sí lo tienes— dijo Afrodita dándole un guiño
—Dioses— murmuró Hazel sonrojada
Percy dirigió el bote hacia los muelles del centro. A medida que se acercaban, Ella se puso a rascarse nerviosamente en su nido de libros. Hazel también empezó a sentirse nerviosa.
—Percy también se estaba poniendo nervioso— dijo Percy
—Eso sí te pone nervioso ¿Pero que tal tomar sangre de Gorgona?— preguntó Leo
Sally resopló
—Uhhh — corearon los Stoll
—Lo que ´pasó en el capítulo pasado se queda en el capítulo pasado— señaló Percy
No estaba segura del motivo. Era un día radiante y soleado, y Seattle parecía una ciudad preciosa, con ensenadas y puentes, islas arboladas esparcidas por la bahía y montañas cubiertas de nieve elevándose a lo lejos.
—Y los lugares bonitos siempre traen cosas malas— dijo Leo
—Y vaya que sí— dijo Connor
—Es la maldición de los lugares bonitos— dijo Piper
Aun así, se sentía como si la estuvieran observando.
—Esto… ¿por qué paramos aquí? —preguntó.
Percy les mostró el anillo de plata que llevaba en el collar.
—Reyna tiene una hermana aquí. Me pidió que la buscara y le enseñara esto.
—Y que ojalá no te matara— señaló Leo
—Que hasta donde sabemos había altas probabilidades— dijo Thalia
—Gracias, ya lo sé— dijo Percy
—¿Reyna tiene una hermana? —preguntó Frank, como si la idea le aterrara.
Reyna le dio una mirada asesina
—Lo siento— murmuró Frank
Percy asintió con la cabeza.
—Por lo visto, Reyna piensa que su hermana podría enviar ayuda al campamento.
—Amazonas —murmuró Ella—. La patria de las amazonas. Mmm. Ella buscará librerías. No le gustan las amazonas. Violentas. Escudos. Espadas. Puntiagudas. Ay.
—Eso lo describió muy bien— dijo Percy
—Me encantan sus descripciones— asintió Frank
—No había mejor manera de decirlo— comentó Percy
—Nada puede superar esa descripción— dijo Leo
Frank alargó la mano para coger su lanza.
—¿Amazonas? ¿Quieres decir… guerreras?
—Sí quería decir eso— suspiró Frank
—Ay gracias por el spoiler— se quejaron los semidioses
—Eso de hecho era un poco obvio, no creo que cuente como spoiler— señaló Hermes
—Eso tendría sentido —dijo Hazel—. Si la hermana de Reyna también es hija de Belona, puedo entender por qué se unió a las amazonas. Pero… ¿estamos a salvo aquí?
—Define a salvo— dijo Leo
—No tomar sangre de Gorgona— dijo Thalia
—Dijimos que no lo ibamos a mencionar— señaló Percy
—Tú lo dijiste, nosotros no aceptamos— dijo Thalia
—Es cierto— dijo Leo
—Son muy groseros— dijo Percy
—No, no, no —respondió Ella—. Vamos a buscar libros. Nada de amazonas.
—Tenemos que intentarlo —dijo Percy—. Se lo prometí a Reyna. Además, el Pax no tira muy bien. Lo he estado forzando mucho.
—Y vaya que sí— dijo Hazel
—Me sorprende que haya aguantado tanto— dijo Poseidón
—Fue un poco difícil— comentó Percy
Hazel miró a sus pies. Se estaba filtrando agua entre las tablas.
—Oh.
—Sí —asintió Percy—. Tendremos que repararlo o buscar un bote nuevo.
—Lo que salga primero— dijo Leo
—Adivinen que salió primero— dijo Percy
—Con tu suerte, supongo que tuvieron que buscar un bote nuevo— señaló Thalia
—Eso es muy correcto— asintió Percy
Ahora mismo lo mantengo entero a fuerza de voluntad. Ella, ¿tienes idea de dónde podemos encontrar a las amazonas?
—Y… esto… —dijo Frank con nerviosismo—, no matarán hombres nada más verlos, ¿verdad?
—No nada más al verlos— dijo Apolo
—Eso nos hace sentir mucho mejor— dijo Connor
—Así que si un día las ven, tengan cuidado— dijo Hermes
—Si un día las ven es probable que no lo cuenten— comentó Apolo
—Y eso me hace sentir aún mejor— dijo Connor
Ella echó un vistazo a los muelles del centro, a solo unos cientos de metros de distancia.
—Ella buscará amigos más tarde. Ahora Ella se va volando.
Y eso hizo.
—Está bien que seamos amigos, pero no vamos a morir juntos— bromeó Travis
—Tampoco somos tan amigos— dijo Leo riendo
—Eso no lo hacen los amigos— comentó Percy
—Hay limites en esta amistad— dijo Travis
—Dejó claro los límites— dijo Percy riendo
—Bueno… —Frank cogió una pluma roja del aire—. Es alentador.
Atracaron en el muelle. Apenas les dio tiempo a descargar las provisiones antes de que el Pax se sacudiera y se hiciera pedazos.
—Creo que no va a funcionar eso de repararlo— dijo Piper
—Un pendiente menos— dijo Percy encogiéndose de hombros
Prácticamente toda la barca se hundió, y solo quedó una tabla con un ojo pintado y otra con la letra P meciéndose en las olas.
—Super alentador todo— dijo Leo
—Fue un motivación tras otra— asintió Hazel
—Nos podemos dar cuenta— dijo Rachel
—Supongo que no tendremos que repararlo —dijo Hazel—. Y ahora, ¿qué?
Percy se quedó mirando las empinadas colinas del centro de Seattle. —Esperemos que las amazonas nos ayuden.
—Y no te maten— dijo Katie
—También esperaba eso— dijo Percy
—No habría sido bueno y menos después de la sangre de Gorgona— señaló Leo
Percy le sacó la lengua
Exploraron durante horas. Encontraron un delicioso chocolate con caramelo salado en una tienda de dulces.
—Estuvo genial— dijo Percy
—Mejor comida que la sangre de Gorgona— dijo Thalia
—¿No van a dejar de molestar?— preguntó Percy
—No— dijo Thalia
Compraron un café tan cargado que Hazel empezó a notar la cabeza como si fuera un gong vibrando. Pararon en un bar con terraza y comieron unos estupendos sándwiches de salmón a la parrilla.
—Esos también estuvieron muy geniales —dijo Frank
—Ya no digan nada— pidió Percy
En una ocasión vieron a Ella pasar zumbando entre torres de pisos, sosteniendo un gran libro con cada pata.
—Se la estaba pasando bien— dijo Leo
—Lo disfrutó mucho al parecer— dijo Percy
—Así es como uno se divierte— asintió Travis
Pero no encontraron a ninguna amazona. Mientras tanto, Hazel era consciente de que el tiempo pasaba. Era el 22 de junio, y Alaska todavía quedaba muy lejos.
—Pero sin presiones aún— dijo Percy
—¿Hasta cuando van a estar presionados?— preguntó Connor
—Hasta el 24 de junio— respondió Percy
—Es bueno que tengan metas— dijo Apolo
Al final fueron paseando por el centro hasta una plaza rodeada de edificios de cristal y ladrillo más pequeños. Hazel empezó a notar un hormigueo nervioso. Miró a su alrededor, convencida de que la estaban observando.
—Esperamos que eso no sea nada malo— dijo Chris
—No sé, con ellos siempre es algo malo— dijo Hermes
—Bueno, muchas gracias— comentó Percy
—Allí —dijo.
El bloque de oficinas de la izquierda tenía una sola palabra grabada en las puertas de cristal: AMAZON.
—Pero eso solo son productos ¿No?— preguntó Miranda
—Eso es otra sorpresa— dijo Percy
—No me gustan tus sorpresas— dijo Miranda
—A nadie— dijo Travis
—Oh —dijo Frank—. Ah, no, Hazel. Es algo moderno. Es una empresa, ¿no? Venden cosas por internet. No son realmente amazonas.
—A menos…
—Que sí lo sean— dijo Connor
—Pero ¿No sería demasiado obvio?— preguntó Piper
—La mejor forma de tener algo oculto es a la vista de todos— señaló Apolo
Percy cruzó las puertas. A Hazel le daba mala espina aquel sitio, pero ella y Frank lo siguieron.
El vestíbulo era como un acuario vacío: paredes de cristal, un lustroso suelo negro, unas cuantas plantas simbólicas y prácticamente nada más.
—No suena como lo que esperaba de esa empresa— comentó Rachel
—Nunca nada es lo que parece— dijo Thalia
—Y que lo digas— asintió Rachel
Contra la pared del fondo, una escalera de piedra negra subía y bajaba. En medio de la estancia había una joven vestida con un traje de chaqueta y pantalón negro, con el cabello castaño rojizo largo y un auricular de vigilante de seguridad. En su placa de identificación ponía KINZIE.
Percy se sonrojó, recordando después de todo como había terminado la reunión con las amazonas
Tenía una sonrisa bastante afable, pero a Hazel sus ojos le recordaban a los policías de Nueva Orleans que solían patrullar por el barrio francés de noche. Siempre parecían mirar a través de uno, como si estuvieran pensando quién podía ser el siguiente en atacarles.
—O tal vez pensando en que te va a atacar— comentó Leo
—Eso podría ser cierto— asintió Travis
—Podría— bromeó Percy
—Claaaro— dijo Frank
Kinzie saludó a Hazel con la cabeza, sin hacer caso a los chicos.
—¿Puedo ayudaros?
—Esto… eso espero —dijo Hazel—. Estamos buscando amazonas.
—Todos muy directo— asintió Apolo
—No tenían tiempo para andar con rodeos— señaló Artemisa
—Pero ni siquiera saben que armas puedan tener— dijo Apolo
—Debímos ver qué armas tenían— comentó Percy
Hazel y Frank asintieron
Kinzie echó un vistazo a la espada de Hazel y luego a la lanza de Frank, aunque ninguna de las dos armas debería haber resultado visible a través de la Niebla.
—Entonces ya sabemos que no es una oficina normal— dijo Connor
—Bueno, eso no esperaba de esa compañía— dijo Katie
—Me siento engañado… De nuevo— dijo Connor
—Este es el campus principal de Amazon —dijo ella con cautela—. ¿Tenéis una cita con alguien o…?
—Hylla —la interrumpió Percy—. Estamos buscando a una chica que se llama…
—El que decía que debían esperar a ver que armas tenían— señaló Leo
—De todas maneras descubrimos sus armas— dijo Percy
—Una manera muy original de descubrirlas— murmuró Frank
Kinzie se movió tan deprisa que Hazel casi no pudo seguirla con la vista. Dio una patada a Frank en el pecho y lo envió volando hacia atrás a través del vestíbulo. Sacó una espada de la nada, derribó a Percy con la cara de la hoja y presionó con la punta por debajo de su barbilla.
—El cliente no es lo principal para ellas— dijo Percy
—Mete una queja a recursos humanos— señaló Leo
—Creo que lo haré— dijo Percy
—Los clientes hombres no, no son su prioridad— dijo Apolo
—También lo descubrimos— asintió Percy
Hazel alargó la mano para coger su espada demasiado tarde. Una docena de chicas vestidas de negro subieron en tropel la escalera empuñando espadas y la rodearon.
Kinzie lanzó una mirada asesina a Percy:
—Primera regla: los hombres no hablan sin permiso.
—¿Por qué?— preguntó Connor
—Porque dicen puras idioteces— bromeó Miranda
—Cierto— dijo Zoë
—Oye— se quejaron varios de los chicos
Segunda regla: entrar ilegalmente en nuestro territorio se castiga con la muerte. Conoceréis a la reina Hylla, eso seguro. Ella será la que decida vuestro destino.
—Y hasta ahí la pequeña esperanza de que no te mataran— dijo Apolo
—También lo pensé— admitió Percy
Las amazonas confiscaron las armas del trío y les hicieron bajar tantos pisos que Hazel perdió la cuenta.
—Fueron muchos— asintió Frank
—Como mil millones— bromeó Percy
Finalmente aparecieron en una caverna tan grande que podría haber albergado diez institutos, con sus campos deportivos incluidos.
—Vaya, sí era bastante grande— asintió Piper
—Y era bajo tierra— dijo Percy con una mueca
Austeros fluorescentes brillaban a lo largo del techo de roca. Cintas transportadoras serpenteaban a través de la sala como toboganes acuáticos, transportando cajas por todos lados.
—Esas cajas se deben de divertir— dijo Leo
—Creo que se lo pasaban fenomenal— asintió Percy —más que cualquiera ahí
—En ese momento sí, sobretodo con sus problemas políticos —dijo Frank
Pasillos de estanterías metálicas se extendían interminablemente, llenos de cajas de mercancías. Las grúas zumbaban y los brazos robóticos rechinaban doblando cajas de cartón, empaquetando remesas y colocando cosas en las cintas y retirándolas.
—Bueno, eso fue lo que esperaba ver cuando entraron a la oficina— señaló Katie
—Yo no lo esperaba— comentó Percy
—Eso suena más como una oficina que vende y entrega paquetes— dijo Rachel
Algunos estantes eran tan altos que solo eran accesibles con escaleras de mano y pasarelas, que recorrían el techo como los andamios de un teatro.
—Todo estaba genial— dijo Percy —lo hubiera podido disfrutar más si no fuera un prisionero
—Eso le amarga la visita a cualquiera— asintió Leo
—Sobretodo porque puede que Hylla te mate— señaló Apolo
—También por eso— asintió Percy
Hazel se acordó de unos noticiarios que había visto de niña. Siempre le habían impresionado las escenas de fábricas en las que se construían aviones y cañones para la guerra: cientos y cientos de armas que se fabricaban a diario.
—¿Ahí también fabricaban armas?— preguntó Travis
—No las vimos en producción— dijo Percy —pero no lo dudo
—Yo también creo que sí las hacen— dijo Frank
Pero eso no era nada comparado con lo que tenía delante, y casi todo el trabajo lo realizaban ordenadores y robots. Los únicos humanos que Hazel podía ver eran unas vigilantes vestidas de negro que patrullaban por las pasarelas y unos hombres con monos naranja,
—¿Son presos?— preguntó Connor
—Sí— asintió Percy
—Kinzie dijo que no— señaló Hazel
como uniformes de presidiario, que conducían carretillas elevadoras por los pasillos, entregando más palés con cajas. Los hombres llevaban collares de hierro alrededor del cuello.
—¿Tenéis esclavos?
—Eso me suena bastante a esclavos— asintió Leo
—Así que es verdad todo lo que los mitos dicen sobre ellas— comentó Annabeth
—Eso parece— asintió Percy
Hazel sabía que podía ser peligroso hablar, pero estaba tan escandalizada que no pudo contenerse.
—¿Los hombres? —bufó Kinzie—. No son esclavos. Simplemente saben cuál es su sitio. Vamos.
—Se cancela la visita a amazon— dijo Travis
—¿Íbamos a hacer una visita?— preguntó Percy
—Obviamente tú no porque estás castigado— señaló Leo
—También vamos a hacer otro viaje al mar, una carrera de carros griegos, vamos a ir al McDonalds, vamos a ir a un parque acuático y vamos a hacer un juego de captura de bandera— dijo Connor
—¿Y cuando lo organizaron todo?— preguntó Percy
—Ayer fue la reunión— dijo Thalia —lastima que no estabas
—Los que no estén castigados pueden apartar su boleto— dijo Leo riendo
Anduvieron tanto que a Hazel empezaron a dolerle los pies. Pensó que debían de estar llegando al final del almacén cuando Kinzie abrió unas grandes puertas de dos hojas y les hizo pasar a otra caverna tan grande como la primera.
—Y vaya que lo era— dijo Frank
—Fue bastante camino— asintió Hazel
—El inframundo no es tan grande —se quejó Hazel, una afirmación que probablemente no era cierta, pero a sus pies así se lo parecía.
—Además esa afirmación fue bastante buena para el momento— dijo Percy
—Y vaya que sí— asintió Frank
Kinzie sonrió con satisfacción.
—¿Admiras nuestra base de operaciones? Sí, disponemos de un sistema de distribución mundial. Nos costó muchos años y la mayor parte de nuestra fortuna construirlo.
—Nos podíamos dar cuenta— asintió Percy
—Pero bueno, con ese negocio pueden recuperar su fortuna rápidamente— dijo Hermes
—Y creo que de hecho lo hacen— dijo Hazel
Ahora, por fin, obtenemos beneficios. Los mortales no son conscientes de que están financiando el reino de las amazonas. Dentro de poco seremos más ricas que cualquier país de los mortales. Entonces, cuando los débiles mortales dependan de nosotras para todo, ¡empezará la revolución!
—Demonios— dijo Connor —¿Cómo cancelo un pedido?
—Yo creo que sí van a poder dominar el mundo— dijo Rachel
—Así es como se planea una dominación total— comentó Piper
A los dioses no les parecía tan divertido
—¿Qué vais a hacer? —masculló Frank—. ¿Anular los envíos gratuitos?
Una guardia le dio un golpe en la barriga con la empuñadura de la espada.
—No pueden anular los envíos gratis— se quejó Leo
—Sería demasiado trágico— dijo Piper
Percy trató de ayudarle, pero otras dos guardias le hicieron retroceder a punta de pistola.
—¿Pistola?— preguntó Rachel
—Sip— dijo Percy — fue bastante raro
Sally suspiró
—Así aprenderás lo que es el respeto —dijo Kinzie—. Los hombres como tú son los que han arruinado el mundo de los mortales. La única sociedad armoniosa es la gobernada por mujeres. Somos más fuertes, más sabias…
—Más humildes —dijo Percy.
—Te estaban apuntando con una pistola, Percy— señaló Annabeth
—Uno toma sangre de Gorgona y de repente ya no le teme a nada— dijo Leo riendo
—Te vuelves invencible— bromeó Percy
Sally miró a su hijo como si pensara cuantos días de castigo le iba a añadir
Las guardias intentaron golpearle, pero Percy se agachó.
—¡Basta! —dijo Hazel.
Sorprendentemente, las guardias le hicieron caso.
—Las mujeres sí tiene voz— dijo Reyna
—Pues vamos a ver como les va a estos chicos— dijo Apolo
—Hylla va a juzgarnos, ¿verdad? —preguntó Hazel—. Pues llévanos con ella.
Estamos perdiendo el tiempo.
Kinzie asintió con la cabeza.
—Puede que tengas razón.
—"Puede" no sonaba del todo convencida— dijo Miranda
—También fue parte de los problemas políticos— dijo Percy
—Y vaya que sí— dijo Frank
Tenemos asuntos más importantes de los que ocuparnos. Y el tiempo… el tiempo definitivamente es un problema.
—Lo era— dijo Hazel
—¿A qué te refieres? —preguntó Hazel.
Una guardia gruñó.
—Podríamos llevárselos directamente a Otrera. A lo mejor así se ganaban su aceptación.
Los dioses intercambiaron miradas. Ares especialmente interesado en eso
—¡No! —gruñó Kinzie—. Antes me pondría un collar de hierro y conduciría una carretilla. Hylla es la reina.
—Hasta esta noche —murmuró otra guardia.
—Un pequeño problema con la unidad del reino— dijo Hermes
—En cualquier lado pasa— dijo Apolo
—Problemas de todos los días— dijo Thalia
Kinzie cogió su espada. Por un segundo, Hazel pensó que las amazonas empezarían a luchar entre ellas, pero Kinzie pareció controlar su ira.
—Basta —dijo—. Vamos.
—Me alegró que no se pusieran a pelear ahí— dijo Frank
— A mí también— asintió Percy
Cruzaron un carril para el tráfico de carretillas elevadoras, recorrieron un laberinto de cintas transportadoras y se agacharon bajo una hilera de brazos robóticos que estaban recogiendo cajas.
—Porque nos habría podido confundir con esas cajas— dijo Percy riendo
—Claramente— asintió Leo
—Es obvio— dijo Travis
La mayoría de las mercancías parecían bastante corrientes: libros, componentes electrónicos, pañales… Sin embargo, contra una pared había un carro de combate con un gran código de barras en el lateral.
—¿Y esas cosas en donde las pido?— preguntó Travis
—En amazon— dijo Miranda
—Obvio Travis— dijo Connor rodando los ojos
—No hagas preguntas idiotas— dijo Chris riendo
Del yugo colgaba un letrero que rezaba: ÚNICO EN EXISTENCIAS. ¡DESE PRISA EN RESERVARLO! (PRÓXIMAMENTE, NUEVOS EJEMPLARES.)
—Ultimos modelos, pueden combinar los colores— bromeó Leo
—No creo que me alcance para comprarlo— dijo Katie
—A ninguno— dijo Percy
Por fin entraron en una caverna más pequeña que parecía una combinación de una zona de carga y descarga y una sala del trono. Las paredes estaban llenas de estanterías metálicas de seis pisos de altura decoradas con estandartes de guerra,
—Era bastante impresionante— dijo Hazel
—A pesar de que éramos prisioneros— dijo Frank
escudos pintados y cabezas disecadas de dragones, hidras, leones gigantescos y jabalíes. Montando guardia a cada lado había docenas de carretillas elevadoras modificadas para la guerra.
—Para que no se les vaya a ocurrir escapar— dijo Thalia
—¿Crees que eso los va a detener?— preguntó Rachel
—Probablemente no— dijo Thalia
Cada máquina estaba controlada por un hombre con collar de hierro, pero en la plataforma del fondo había una guerrerra amazona que manejaba una gigantesca ballesta. Los dientes de cada carretilla habían sido afilados y convertidos en hojas de espada de tamaño descomunal.
—Por un momento pensé que ibas a decir que las guerreras estaban azotando a sus esclavos— murmuró Katie
Todos la voltearon a ver con sorpresa
—¿Qué?— dijo Katie —podría pasar
En las estanterías de la sala había amontonadas cajas que contenían animales vivos. Hazel no podía dar crédito a lo que veían sus ojos: mastines negros, águilas gigantes, un híbrido de león y águila que debía de ser un grifo y una araña roja del tamaño de un coche utilitario.
—¿Cómo encargas ese tipo de cosas en Amazon?— preguntó Katie
—Ni idea, debe haber una sección especial o algo así— dijo Percy
—Si la hay no la hemos encontrado— dijo Leo
—Y mejor que no la encuentren— dijo Apolo
Observó horrorizada como una carretilla elevadora entraba volando en la sala, recogía una caja con un precioso pegaso blanco y se marchaba a toda velocidad mientras el caballo protestaba relinchando.
—Eso no está para el público en general— dijo Percy
—Bueno, dado que las cosas electrónicas se descomponen con nosotros, podemos ver por qué no podemos pedir ese tipo de cosas— dijo Jason
—¿Qué le vais a hacer a ese pobre animal? —preguntó Hazel.
Kinzie frunció el entrecejo.
—¿Al pegaso? No le pasará nada. Alguien debe de haberlo encargado.
—Vaya, no me imagino cuánto dinero se requiere para eso— dijo Chris
—El que jamás voy a conseguir en mi vida— dijo Miranda
—Concuerdo— corearon los semidioses
Los portes son excesivos, pero…
—¿Puedes comprar un pegaso por internet? —preguntó Percy.
—¿No has entendido que no debes hablar?— preguntó Thalia
—Nop— dijo Percy
Kinzie lo fulminó con la mirada.
—Evidentemente tú, no, hombre. Pero las amazonas sí. Tenemos seguidoras por todo el mundo. Necesitan suministros. Por aquí.
—Bueno, vaya dijo— Rachel
—Ese es un increíble dato— dijo Thalia
Reyna resopló
Al final del almacén había un estrado construido con palés de libros: pilas de novelas de vampiros, muros de thrillers de James Patterson y un trono fabricado con miles de ejemplares de algo titulado Los cinco hábitos de las mujeres agresivas.
—Ni siquiera sé que decir ante eso— dijo Leo
—Mejor no digas nada— recomendó Calipso
Al pie de los escalones había varias amazonas vestidas de camuflaje entablando una acalorada discusión mientras una joven —la reina Hylla, supuso Hazel— observaba y escuchaba desde su trono.
Los dioses miraron el libro como si através de él pudieran vislumbrar a la reina
Hylla tenía veintitantos años y era ágil y esbelta como una tigresa. Llevaba un mono de cuero negro y botas negras. No tenía corona, pero alrededor de su cintura se ceñía un extraño cinturón hecho de eslabones de oro entrelazados, como el dibujo de un laberinto.
—Por supuesto que sí— dijo Artemisa —era su posesión más preciada
—Claramente— dijo Ares satisfecho
Reyna miró el libro
Hazel no podía creer lo mucho que se parecía a Reyna: un poco más mayor, tal vez, pero con el mismo largo cabello moreno, los mismos ojos oscuros y la misma expresión dura, como si estuviera intentando decidir cuál de las amazonas que tenía delante merecía más la muerte.
—Eso es hasta que llegaron ustedes y Percy se ganó el premio— bromeó Piper
—Es probable— dijo Percy
—Eso me pareció— dijo Frank
Kinzie echó un vistazo a la discusión y gruñó disgustada.
—Las agentes de Otrera, propagando sus mentiras.
—¿Qué? —preguntó Frank.
Entonces Hazel se detuvo tan bruscamente que las guardias que la seguían tropezaron.
—Uno no se debe parar de esa manera— dijo Leo negando con la cabeza
—Lo siento— dijo Hazel —pero no pude reaccionar de otra manera
A escasa distancia del trono de la reina, dos amazonas vigilaban una jaula. Dentro había un precioso caballo; no era un ejemplar alado, sino un majestuoso y fuerte corcel con el pelaje color miel y la crin negra.
—Eso explica por qué esa parada repentina— asintió Apolo
—Él vale esa parada repentina— dijo Hermes
Deméter y Poseidón se sonrojaron reconociendo al caballo
Sus intensos ojos marrones miraban a Hazel, y ella habría jurado que el animal tenía una expresión de impaciencia, como si estuviera pensando: « Ya era hora de que llegaras» .
—Cuando quieras—dijo Leo —tenemos todo el tiempo del mundo
—Bueno, él sí lo tenía— comentó Hazel
—Buen punto— dijo Percy
—Es él —murmuró Hazel.
—¿Él, quién? —preguntó Percy.
Kinzie frunció el entrecejo irritada, pero cuando vio adónde estaba mirando Hazel, su expresión se suavizó.
—No puede estar enojada con el caballo— dijo Katie
—Pero podía intentarlo— comentó Percy
—Ah, sí. Precioso, ¿verdad?
Hazel parpadeó para asegurarse de que no estaba teniendo alucinaciones. Era el mismo caballo que había perseguido en Alaska. Estaba segura… pero era imposible. Ningún caballo podría vivir tanto.
—Él sí— dijo Deméter
—Fue una sorpresa agradable— dijo Hazel
—Algo así— murmuró Percy
—¿Está…? —Hazel apenas podía controlar su voz—. ¿Está en venta?
Todas las guardias se echaron a reír.
—Imagina el precio— dijo Connor
—Es Arión —dijo Kinzie pacientemente, como si comprendiera la fascinación de Hazel—. Es un tesoro real de las amazonas: solo nuestra más valiente guerrera lo puede reclamar, según la profecía.
—Y lo pudiste reclamar— dijo Piper —eso es genial
—Gracias— murmuró Hazel
—¿Profecía? —preguntó Hazel.
Kinzie adoptó una expresión de dolor, casi de vergüenza.
—Da igual. Pero no está en venta.
—No creo que eso la vaya a detener —dijo Perséfone
—Tampoco lo creo— dijo Apolo
—Entonces ¿por qué está en una jaula?
Kinzie hizo una mueca.
—Porque… es difícil.
—No lo es— dijo Hazel
Frank y Percy intercambiaron miradas
En el momento justo, el caballo golpeó con la cabeza contra la puerta de la jaula. Los barrotes metálicos vibraron, y las guardias retrocedieron con nerviosismo. Hazel deseaba liberar a ese caballo. Lo deseaba más de lo que había deseado nada en la vida.
—Lo deseaba más que liberarse de ahí— dijo Piper
—Es probable— comentó Hazel
Pero Percy, Frank y una docena de guardias amazonas la estaban mirando fijamente, de modo que trató de ocultar sus emociones.
—Solo preguntaba —logró decir—. Vamos a ver a la reina.
—Solo estoy viendo, gracias— dijo Leo
—Regreso en un rato— dijo Connor
—Voy a seguir viendo a ver que pasa— asintió Travis
La discusión que estaba teniendo lugar en la parte delantera de la sala aumentó de volumen. Finalmente, la reina reparó en que el grupo de Hazel se acercaba y soltó:
—¡Basta!
—De acuerdo, vamos a ver cuanto tiempo de tarda en reconocer a Percy— dijo Apolo
—No mucho— murmuró Percy
—Casi nada— dijo Hazel
Las amazonas que estaban discutiendo se callaron en el acto. La reina las rechazó con un gesto de la mano e hizo señas a Kinzie para que avanzaran
Kinzie empujó a Hazel y sus amigos hacia el trono. —Mi reina, estos semidioses… La reina se levantó de golpe.
—¡Tú!
Miró a Percy Jackson con una furia asesina.
—Y creo que sí te reconoció— dijo Piper
—Eso creo— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Aunque no te parecías nada al conejillo de indias que recordaba— dijo Thalia
—Oye— se quejó Percy
Annabeth y Reyna se rieron un poco
Percy murmuró algo en griego antiguo que con toda seguridad no les habría gustado a las monjas de St. Agnes que regañaban a Hazel por su lenguaje.
—Oye, no le enseñes esas cosas a Hazel— dijo Connor
—Hazel insultó a Octavio— señaló Katie
—Por otro lado, todos lo hicimos— comentó Miranda
—Carpeta —dijo—. Balneario. Piratas.
—Eso lo describe muy bien— dijo Leo
—Lo sé, gracias— dijo Percy
Aquello no tenía sentido para Hazel, pero la reina asintió con la cabeza. Bajó de su estrado de best sellers y sacó una daga de su cinturón.
—Ese trono no cualquiera lo tiene— dijo Apolo
—A Ella le habría gustado— dijo Frank
—Has sido increíblemente tonto viniendo aquí —dijo—. Tú destruiste mi hogar. Nos convertiste a mí y a mi hermana en exiliadas y prisioneras.
—Percy —dijo Frank con inquietud—. ¿Qué está diciendo la mujer de la daga?
—Que Percy destruyó su hogar— dijo Travis
Percy se sonrojó
—La isla de Circe —dijo Percy—. Lo acabo de recordar. La sangre de gorgona… tal vez esté empezando a curar mi mente.
—Al menos— dijo Thalia
—Era lo mínimo que esperábamos— dijo Travis con un tono de regaño
—Por supuesto que sí— dijo Sally
El mar de los Monstruos. Hylla… nos recibió en el puerto y nos llevó a ver a su jefa. Hylla trabajaba para la hechicera.
Annabeth y Percy intercambiaron miradas
Hylla enseñó sus perfectos dientes blancos.
—¿Me estás diciendo que has tenido amnesia? Puede que te crea, ¿sabes? ¿Por qué si no serías tan tonto de venir aquí?
—Bueno, eso puede tener muchas respuestas— dijo Thalia
—Cállate cara de pino— dijo Percy
—Venimos en son de paz —intervino Hazel—. ¿Qué hizo Percy?
—¿Paz? —La reina arqueó las cejas mirando a Hazel—. ¿Que qué hizo? ¡Este varón destruyó la escuela de magia de Circe!
—Técnicamente no fueron ellos, fueron los piratas— comentó Piper
—Detalles— dijo Apolo
—¡Circe me convirtió en un conejillo de Indias! —protestó Percy.
—Y no vamos a recordar eso— dijo Percy
—Pero fuiste tú el que lo dijo— señaló Thalia
—Te veías mu mono— dijo Annabeth
Percy estaba a punto de replicar, pero en lugar de ello dijo —Gracias
—¡No hay excusa que valga! —dijo Hylla—. Circe era una jefa sabia y generosa. Yo tenía alojamiento y comida, un buen seguro médico, cobertura dental, leopardos como mascotas, pociones gratis… ¡de todo!
—Pero yo no quería ser un conejillo de indias—dijo Percy
—Y yo una hechicera— murmuró Annabeth
Y este semidiós con su amiga, la rubia…
—Annabeth —Percy se dio unos golpecitos en la frente como si quisiera que sus recuerdos volvieran más rápido—. Es verdad. Estuve allí con Annabeth.
—Solo los dos podrían causar tales problemas— dijo Thalia
—Todos estamos de acuerdo en eso —dijo Piper
—Gracias— dijeron Percy y Annabeth
—Liberaste a nuestros cautivos: Barbanegra y sus piratas —se volvió hacia Hazel—. ¿Alguna vez te han secuestrado unos piratas? No es nada divertido. Redujeron a cenizas nuestro balneario. Mi hermana y yo fuimos sus prisioneras durante meses.
—Lo siento— dijo Percy
—Está bien— dijo Reyna
Por suerte, éramos hijas de Belona. Aprendimos a luchar rápido. De no haber sido así… —Se estremeció—. El caso es que los piratas aprendieron a respetarnos. Al final nos dirigimos a California, donde… —Vaciló como si el recuerdo le resultara doloroso—. Donde mi hermana y yo nos separamos.
Reyna hizo una mueca
Se acercó a Percy hasta que estuvieron frente a frente. Le deslizó la daga por debajo de la barbilla.
—No fue tan malo como me lo temí al principio— dijo Percy
—Imagina si hubiera sido malo— dijo Leo
—Por supuesto, yo sobreviví y prosperé. He llegado a ser reina de las amazonas, de modo que tal vez debería darte las gracias.
—De nada —dijo Percy.
—Ay Percy— dijo Katie
—No pude evitarlo— dijo Percy
La reina presionó con la daga un poco más.
—Da igual. Creo que te voy a matar.
—Y no era tan malo como lo temías— señaló Apolo
—¡Espere! —gritó Hazel—. ¡Reyna nos envía! ¡Su hermana! Mire el anillo que Percy lleva en el collar.
—Parecía que a Percy se le hubiera olvidado ese pequeño detalle— señaló Hermes
—Un poquito— dijo Percy
Hylla frunció el entrecejo. Bajó el cuchillo hacia el collar de Percy hasta que la punta se posó sobre el anillo de plata. Su rostro palideció.
—Explícame esto —lanzó una mirada asesina a Hazel—. Rápido.
—Tienes que terminar en menos de 10 segundos— dijo Connor
—Nadie podría hablar tan rápido— dijo Rachel
—Nunca lo sabes— señaló Connor
Hazel lo intentó. Describió el Campamento Júpiter. Les dijo a las amazonas que Reyna era su pretora y les habló del ejército de monstruos que marchaba hacia el sur. Y también les informó de su misión para liberar a Tánatos en Alaska.
—Espero que eso la convenza de no matarlos —dijo Hermes
—Nosotros esperábamos lo mismo— dijo Frank
—Todavía teníamos esperanzas— asintió Percy
—Que osado de tu parte— dijo Leo
—Gracias —dijo Percy
Mientras Hazel hablaba, otro grupo de amazonas entró en la sala. Una de ellas era más alta y más mayor que el resto, con el cabello plateado recogido en unas trenzas y una elegante túnica de seda como una matrona romana.
Ares levantó una ceja al reconocer a aquela guerrera
Las otras amazonas le dejaban paso, tratándola con tanto respeto que Hazel se preguntó si sería la madre de Hylla… hasta que se fijó en que Hylla y la mujer mayor se lanzaban cuchillos con los ojos.
—Gracias a los dioses eso no fue literal— dijo Percy
—¿Cómo se podrían lanzar cuchillos con los ojos?— preguntó Leo
—No sé, pero podría pasar— dijo Percy
—Así que necesitamos su ayuda —dijo Hazel, concluyendo su historia—. Reyna necesita su ayuda.
Hylla agarró el cordón de cuero de Percy y se lo arrancó del cuello, con las cuentas, el anillo y la placa de probatio incluidos.
—Gracias por eso— masculló Percy
—Reyna… esa chica insensata…
Reyna medio le sonrió al libro
—¡Vaya! —la interrumpió la mujer mayor—. ¿Así que los romanos necesitan nuestra ayuda?
Se echó a reír, y las amazonas que la rodeaban hicieron otro tanto.
—¿Cuántas veces luchamos contra los romanos en mi época? —preguntó la mujer—.
—Nadie le preguntó— dijo Leo rodando los ojos
—Pero aun así lo dijo— comentó Frank con una mueca
¿Cuántas veces han matado ellos a nuestras hermanas en la batalla? Cuando yo era reina…
—Otrera —la interrumpió Hylla—, estás aquí como invitada. Ya no eres reina.
—Ella era un verdadera molestia— dijo Apolo —aunque tal vez no para Ares
Ares le dio una mirada asesina, los que sabían el mito miraron a Ares con incredulidad, Clarisse hizo una mueca
La mujer mayor extendió las manos e hizo una reverencia burlona.
—Lo que tú digas… al menos, hasta esta noche. Pero digo la verdad, reina Hylla —pronunció la palabra como un insulto—. ¡La mismísima Madre Tierra me ha traído de vuelta!
—No esperábamos eso— dijo Hermes
—No podría ser de otra manera— comentó Artemisa
Traigo noticias de una nueva guerra. ¿Por qué deben obedecer las amazonas a Júpiter, el estúpido rey del Olimpo, cuando pueden obedecer a una reina?
Zeus resopló
Cuando yo asuma el mando…
—Si es que asumes el mando —dijo Hylla—. De momento yo soy la reina. Mi palabra es ley.
—Ya veo.
—Que bueno que la pusiera en su lugar— dijo Piper —no puede tener más revolución entre las amazonas
—Por lo menos no hasta la noche— dijo Percy
Otrera miró a las amazonas reunidas, quienes estaban muy quietas, como si hubieran acabado en un foso con dos tigres salvajes.
—¿Tan débiles nos hemos vuelto que escuchamos a semidioses hombres?
Todos los chicos de la sala fruncieron el ceño
¿Vas a perdonar la vida de este hijo de Neptuno, aunque en el pasado destruyera tu hogar? ¡Puedes dejar que también destruya nuestro nuevo hogar!
—Oh mis dioses— dijo Miranda —la puso en una mala posición
—Sí, pero lo manejó de una gran manera— dijo Hazel
—Por supuesto que lo hizo— asintió Reyna
Hazel contuvo el aliento. Las amazonas miraban a Hylla y a Otrera, buscando la más mínima señal de debilidad.
—Pronunciaré sentencia cuando conozca todos los hechos —dijo Hylla en tono glacial—. Así es como gobierno, con la razón, no con el miedo.
—Es bastante diferente a como gobernaba Otrera— dijo Apolo
Algunos de los chicos inconscientemente (o no tanto) voltearon a ver a Zeus
Primero hablaré con esta —señaló con el dedo a Hazel—. Es mi deber escuchar a una guerrera antes de sentenciar a muerte a ella o a sus aliados. Esa es la costumbre de las amazonas. ¿O los años que has pasado en el inframundo te han confundido, Otrera?
—Sí lo manejó de una buena manera— admitió Zoë a regañadientes
—No podía mostrar debilidad o habría sido peor— dijo Artemisa
La mujer mayor se rió con desdén, pero no intentó discutir.
Hylla se volvió hacia Kinzie.
—Llévate a estos varones a los calabozos. El resto de vosotras, dejadnos.
—No me gustan los calabozos— dijo Percy con una mueca
—Tampoco a mí— coincidió Frank
Otrera levantó la mano hacia la multitud.
—Haced lo que ordena nuestra reina. ¡Pero si alguna de vosotras quiere saber más sobre Gaia y nuestro glorioso futuro con ella, que venga conmigo!
Aproximadamente la mitad de las amazonas la siguieron fuera de la sala.
—Eso está bastante mal— dijo Apolo
—Todo estaba bastante descontrolado— dijo Artemisa
—Y se pondrá peor— señaló Atenea
Kinzie resopló indignada, y acto seguido ella y sus guardias se llevaron a Percy y a Frank.
Pronto Hylla y Hazel se quedaron solas, acompañadas únicamente de las guardias personales de la reina. A la señal de Hylla, ellas también se marcharon fuera del alcance del oído.
—Eso no está yendo precisamente bien— dijo Hermes
—Al menos no lo mató— dijo Leo
—Eso me agradó mucho— dijo Percy
La reina se volvió hacia Hazel. Su ira se desvaneció, y Hazel vio desesperación en sus ojos. La reina parecía uno de sus animales enjaulados mientras era arrastrado en una cinta transportadora.
—Lo siento— dijo Hazel ante la mirada de Reyna
—Bueno, ahora vamos a necesitar saber de que hablaron— dijo Apolo
—Y sobre todo cómo es que escaparon de ahí— dijo Hermes
—Esto también es muy importante— comentó Leo
—Debemos hablar —dijo Hylla—. No tenemos mucho tiempo. Lo más probable es que a medianoche esté muerta.
Reyna hizo una mueca
—Fin del capítulo— anunció Quirón
—Por fin— suspiró Hazel
—Aunque falta otro sobre ti— dijo Travis
—¿Quién quiere leer?— preguntó Quirón
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