LEO XXI, XXII
XXI
Leo
—Yo quiero leer— dijo Travis
—Pero no le pases el libro a Connor— dijo Leo —porque los capítulos son sobre mí
—No lo haré— prometió Travis
—Y así te dices mi hermano— masculló Connor
—Si tu hermano no te quiere dar el libro ¿Que te hace creer que Zoé te lo dará?— preguntó Miranda en un susurro
—Porque quiere información y yo tengo esa información— dijo Connor
Miranda rodó los ojos
Después de hacer una incursión en un museo lleno de fantasmas confederados, Leo no pensaba que el día pudiera ir peor. Estaba equivocado.
—Siempre puede ir peor— asintió Percy
—Que de eso no te quepa duda— dijo Thalia
—Ya lo noté y ya no me cabe duda— comentó Leo
—Es bueno que te hayas dado cuenta— dijo Thalia
No habían encontrado nada en el submarino de la guerra de Secesión ni en ninguna otra parte del museo; solo unos cuantos turistas viejos, un guarda de seguridad dormitando
—Lo que todos queremos hacer en un trabajo— asintió Travis
—Dormir y que nos paguen— dijo Connor — sería mi sueño hecho realidad
—Sí, pero también estaría genial la acción— dijo Leo
—Como la que tuvieron los guías turísticos en nuestro escape— señaló Jason
—Justo de esa manera— coincidió Leo
y —al intentar inspeccionar los artefactos— un batallón entero de zombis relucientes con uniformes grises. ¿Y la idea de que Frank controlara a los espíritus? Sí…, no había dado resultado.
Frank se sonrojó
—Pero de cualquier manera no encontramos nada— comentó Jason
—Encontramos fantasmas enojados— dijo Leo —y un submarino muy genial
Ares rodó los ojos
Cuando Piper envió un mensaje de Iris avisándoles del ataque de los romanos, ya estaban a mitad de camino del barco, después de haber sido perseguidos por el centro de Charleston por una panda de muertos furiosos de la Confederación.
—Ya saben, lo típico— dijo Leo
—Lo que pasa en una típica salida de chicos— mencionó Percy
—Definitivamente— murmuró Frank
—Esa es nuestra idea de diversión— asintió Leo
—Nos podemos dar cuenta— dijo Apolo
Entonces —¡vaya!— Leo tuvo ocasión de volar con Frank el Águila Amistosa para que pudieran luchar contra un grupo de romanos.
—¿Qué esperabas después de lo que hiciste?— preguntó Calipso
—Que no me soltara— murmuró Leo
—Pues deberías pensarlo antes de usar toda su ropa de cebo— comentó Calipso
—Pero no fue toda su ropa— dijo Leo
Debía de haber corrido el rumor de que Leo era el que había disparado sobre su pequeña ciudad, porque los romanos parecían especialmente deseosos de matarlo.
—Yo creo que sí— dijo Connor
—Me lo pareció— asintió Leo
—Creo que era bastante obvio— dijo Reyna
—Bueno, gracias— dijo Leo
¡Pero la cosa no acababa ahí! El entrenador Hedge los abatió a tiros; Frank lo soltó (no fue un accidente); y aterrizaron forzosamente en el fuerte Sumter.
—¡Sí fue un accidente!— se defendió Frank
—La verdad es que no lo habíamos pensado así, pero ahora que lo dices tiene sentido— comentó Miranda
—Pero eso te pasa por usar su ropa— bromeó Travis
—Fue un accidente— dijo Frank
—Tranquilo, nadie te culpa de que lo hubieras tirado— dijo Thalia
—¡Oye!— se quejó Leo
—Pero vamos a aceptar la versión del "accidente"— dijo Piper
En ese momento, mientras el Argo II surcaba a toda velocidad las olas, Leo tuvo que echar mano de toda su pericia para mantener el barco intacto. A Percy y a Jason se les daba demasiado bien provocar enormes tormentas.
—Y no es un cumplido— bromeó Leo
—Gracias— dijeron Jason y Percy al mismo tiempo
—Nosotros hemos dicho lo mismo de sus padres— resopló Deméter
En un momento dado, Annabeth se acercó a él y gritó contra el rugido del viento:
—¡Percy dice que ha hablado con una nereida en el puerto de Charleston!
—¡Bien hecho! —contestó Leo.
—Bueno, pues que diga hablando con las Nereidas— dijo Travis
—Que se entretenga—asintió Thalia
—No había terminado la idea— señaló Annabeth
—Y la interrumpiste— dijo Piper negando con la cabeza
Leo se encogió de hombros
—La nereida le dijo que debíamos buscar la ayuda de los hermanos de Quirón.
—¿Qué quiere decir eso? ¿Los Ponis Juerguistas?
—No precisamente— murmuró Leo
Quirón suspiró
—Que quede claro que yo nada más voy a leer los pensamientos del irrespetuoso de Leo— señaló Travis
—O te lo puedes saltar— comentó Leo
—No creo— dijo Travis
Leo no conocía a los parientes del chiflado centauro Quirón,
Quirón miró a Leo con una ceja enarcada —Bueno, muchas gracias señor Valdez
—No te conformas con meterte en problemas con tu novia ¿Verdad?— dijo Thalia
—Nop, no es mi estilo— comentó Leo
pero había oído rumores acerca de duelos con pistolas de agua, concursos de bebida de cerveza de raíz y escopetas de agua llenas de nata montada a presión.
—Y sí— dijo Connor
—Parece chiste, pero es anécdota— comentó Travis —definitivamente saben cómo divertirse
—Es cierto— asintió Percy
—Pues algo así esperaba— murmuró Leo
—No estoy segura —dijo Annabeth—. Pero tengo unas coordenadas.¿Puedes introducir latitudes y longitudes en este trasto?
—Puedo introducir mapas astrales y pedirte un batido, si quieres.
—Uy, pues perdón— dijo Travis
—Pues haberlo dicho antes, yo quería un batido de vainilla— dijo Piper
—Y yo uno de galleta— comentó Percy
—Pues no lo pidieron— señaló Leo encogiéndose de hombros
—Te voy a calificar con cero estrellas— dijo Percy
¡Pues claro que puedo introducir latitudes y longitudes!
Annabeth recitó de un tirón los números. Leo consiguió teclearlos mientras sujetaba el timón con una mano.
—Que habilidad— dijo Connor
—Y aun así no nos pudo pedir el batido— dijo Piper negando con la cabeza
—Todavía no desbloqueo la habilidad para leer mentes— comentó Leo rodando los ojos
—Técnicamente ya todos lo hicimos— comentó Miranda
—Puede que tengas razón— dijo Leo
Un punto rojo apareció en el monitor de bronce.
—Ese sitio está en medio del Atlántico —dijo—. ¿Tienen un yate los Ponis Juerguistas?
—Podría suceder— dijo Katie
—Pues no exactamente— dijo Poseidón
—Definitivamente no fue así— murmuró Frank
—Pero habría estado muy bien— comentó Leo
Annabeth se encogió de hombros con gesto de impotencia.
—¡Tú conserva el barco entero hasta que nos alejemos de Charleston! ¡Jason y Percy mantendrán los vientos!
—Cuando quieran— dijo Percy
—Claro, sobre todo por lo genial que fue después— comentó Annabeth
—Hubo unos pequeños detalles— admitió Jason
—Pero pequeñitos— coincidió Percy
—Sí claro, cosa de nada— resopló Piper
—¡Qué divertido!
A Leo le pareció una eternidad, pero por fin el mar se calmó y los vientos remitieron.
—Sí parecía una eternidad— comentó Hazel
—Y yo que creía que no duró mucho— dijo Percy
—Claro, fue casi nada— asintió Jason
Annabeth y Piper intercambiaron una mirada y rodaron los ojos
—Valdez —dijo el entrenador Hedge con sorprendente delicadeza—. Déjame ponerme al timón. Has estado dos horas pilotando.
—¿Dos horas?
—Y si sigues así puedes causar un accidente— señaló Connor
—Están en medio del océano— dijo Chris
—El Titanic también estaba en medio del océano— comentó Connor
—Pero eso fue culpa de Poseidón— señaló Hermes
—Y parece que nunca lo van a superar— bufó Poseidón
—Sí. Dame el timón.
—¿Entrenador?
—¿Sí, muchacho?
—No puedo aflojar las manos.
—Eso no es recomendable— dijo Leo
—Pues sí, después de dos horas creo que lógico— comentó Katie
—La verdad, nunca pensé que eso podría pasar en realidad— dijo Travis
—Tampoco yo, pero resulta que sí se puede— confirmó Leo
—Pues cada día se aprende algo nuevo— señaló Miranda
Era cierto. Leo tenía los dedos como si fueran de piedra. Le picaban los ojos de mirar fijamente al horizonte. Sus rodillas parecían de goma. El entrenador Hedge consiguió separarlo del timón.
—Y sin golpes— señaló Leo
—Que buena noticia— dijo Piper
—Podría haber usado el bate— asintió Percy
—Me alegra mucho que no hubiera tenido que llegar a esos extremos— coincidió Leo
—Una buena noticia— dijo Piper
Leo echó un último vistazo a la consola mientras escuchaba a Festo transmitirle un informe de estado con rechinos y zumbidos. Tenía la sensación de que se estaba olvidando de algo.
Leo hizo una mueca —Y sí
—Pero nos podría haber pasado a cualquiera— dijo Jason
—Es cierto— asintió Annabeth
Se quedó mirando los mandos, tratando de pensar, pero era inútil. Apenas podía fijar la vista.
—Siempre que se te olvida algo lo recuerdas hasta que ya es muy tarde— comentó Miranda
—O cuando lo dejas de pensar— asintió Zoé
—Cuando ya no lo necesitas— coincidió Thalia
—O cuando ya pasó lo que temías— murmuró Leo
—También puede ser— dijo Piper
—Busque monstruos —le dijo al entrenador—. Y tenga cuidado con el estabilizador dañado. Y…
—Lo tengo controlado —prometió el entrenador Hedge—. ¡Lárgate!
—Bueno— dijo Leo
—Así por las buenas pues también me iría— dijo Connor
—No puedes alegar nada ante eso— dijo Leo
—Nop, definitivamente tienes que irte— comentó Chris
Leo asintió con aire fatigado. Cruzó la cubierta tambaleándose en dirección a sus amigos. Percy y Jason estaban sentados con la espalda apoyada contra el mástil y la cabeza caída del agotamiento. Annabeth y Piper intentaban hacerles beber agua.
—Eso ya no fue tan divertido— comentó Percy
—Sí, nos pudimos dar cuenta— resopló Annabeth
—Pero realmente la tormenta fue genial— dijo Jason
—Claro chicos, acaben más seguido con sus energías— asintió Piper
—Bueno, pero que conste que tú lo dijiste— bromeó Jason
—Nosotros solo seguimos indicaciones— asintió Percy
Hazel y Frank estaban discutiendo fuera del alcance del oído, moviendo mucho los brazos y sacudiendo mucho la cabeza.
—Problemas en el paraíso— dijo Connor
Frank y Hazel se sonrojaron
—Solo te recuerdo que Nico es su hermano — señaló Rachel
—Pero espero que no vuelvas a necesitar recordatorio— dijo Nico
—Y tampoco su padre— masculló Hades
Frank palideció un poco, todos aquellos que alguna vez fueron amenazados por los padres de sus parejas le dieron una mirada de simpatía
—¿Y nos van a contar por qué estaban peleando?— preguntó Travis
—No— dijeron Frank y Hazel al mismo tiempo
Leo no debería haberse alegrado, pero una parte de él se alegraba. La otra parte se sentía mal por alegrarse.
Esperanza y Sammy lo voltearon a ver con muecas igualmente horrorizadas
—Dioses, no puede ni pasar una página antes de que tú solito te metas en problemas— dijo Travis negando con la cabeza
—Bueno, recordemos que eso fue hace mucho muuuuucho tiempo— dijo Leo mirando a Calipso un poco avergonzado
—¿Sí? ¿Hace cuánto tiempo?— preguntó Calipso con una ceja enarcada
—Uy no— dijo Katie riendo —alguien no va a llegar al próximo capítulo
—Pues mucho— respondió Leo a la pregunta de Calipso
—Voy a seguir leyendo, pero aún así no creo que ayude mucho— comentó Travis con una mirada burlona
La discusión se interrumpió bruscamente cuando Hazel vio a Leo. Todos se reunieron ante el mástil. Frank fruncía el entrecejo como si estuviera esforzándose por convertirse en un bulldog.
—Interrumpiste su discusión— señaló Miranda
—De nada, espero el mismo pago— bromeó Leo
Calipso rodó los ojos
—Ah no, aquí no nos metemos en discusiones de pareja— comentó Connor
—Y yo que creía que sí lo hacían— señaló Apolo
—No hay señales de que nos estén persiguiendo —dijo.
—Ni tierra a la vista —añadió Hazel.
—Pues mejor ¿No?— preguntó Travis
—No— dijo Hazel
—Pues también no los ataque algún monstruo marino— señaló Thalia
—Eres la alegría de la huerta— comentó Percy
—¿Me vas a decir que no los atacó nada?— preguntó Thalia
—Sí nos atacaron, pero ese no es el punto— dijo Percy
—Demasiado parecidos a sus padres— murmuró Deméter
Estaba un poco blanca, aunque Leo no estaba seguro de si se debía al balanceo del barco o a la discusión.
—O ambos— comentó Katie
—Eso también suena perfectamente lógico— dijo Rachel
—Lo peor de esto es que el capítulo ni siquiera es sobre mí— murmuró Hazel
—Y vaya que sí— dijo Piper
Leo oteó el horizonte. No había nada más que océano en todas direcciones. No debería haberle sorprendido. Se había pasado seis meses construyendo un barco que sabía que cruzaría el Atlántico.
—Que bueno que a nadie le da miedo el mar— señaló Thalia
—Habría sido un problema— asintió Percy
—Definitivamente— dijo Leo —era raro verse rodeado de tanta agua
—Y que lo digas— murmuró Hazel
Pero hasta ese día la idea de embarcarse en un viaje a las tierras antiguas no le había parecido real. Leo nunca había salido de Estados Unidos… salvo la vez que había realizado un rápido vuelo en dragón a Quebec.
—Sí, tampoco nos olvidamos de eso —dijo Jason
—Y creemos que tú tampoco lo olvidabas— dijo Travis riendo
Calipso resopló
—Yaaaaa— se quejó Leo —¿Por qué son así?
—Porque tú nos molestaste primero— señaló Katie
—He escuchado eso, pero ¿Qué fue lo que les hizo?— preguntó Esperanza con curiosidad
Los que estuvieron en ese momento se empezaron a reír
—Pues básicamente arruinó su primer beso gritándoles que les echaran agua— dijo Miranda entre risas
—Como a los cachorros— comentó Esperanza
Los chicos estallaron en carcajadas
—Esperanza— dijo Bianca negando con la cabeza
—No te preocupes, ya sabemos de dónde lo sacó— dijo Katie sonrojada
—Que mal ejemplo eres— dijo Travis a Leo —voy a seguir leyendo
Y allí estaban, en mitad del mar abierto, totalmente solos, navegando hacia el Mare Nostrum, de donde procedían los monstruos más horribles y los gigantes más repulsivos. Puede que los romanos no les siguieran, pero tampoco podían contar con ninguna ayuda del Campamento Mestizo.
—Sí, pequeño detalle— dijo Miranda
—Es una por otra— comentó Hera
—Sí claro— murmuró Percy
Leo se tocó la cintura para asegurarse de que seguía llevando su cinturón. Desgraciadamente, eso le trajo a la memoria la galleta de la suerte de Némesis, metida en uno de los bolsillos.
—Que esperemos no ocupes— dijo Katie
—Nosotros también, pero si se la dio fue por algo— dijo Apolo
—Lamentablemente— murmuró Leo
«Siempre serás un extraño —la voz de la diosa todavía le daba vueltas en la cabeza—. La séptima rueda» . Olvídala, se dijo. Concéntrate en las cosas que puedes arreglar.
—Es mejor— asintió Hefesto
—Ella siempre se mete bajo tu piel con ese tipo de cosas— comentó Hestia —pero no te debes agobiar por eso, solo lo hace peor
—Además no es cierto eso de que siempre serías un extraño— dijo Percy
Se volvió hacia Annabeth. —¿Has encontrado el mapa que necesitabas?
Ella asintió, pero estaba pálida. Leo se preguntó qué habría visto en el fuerte Sumter que le había afectado tanto.
—Ya lo sabemos, gracias— dijo Leo
—Pues que bueno porque no se los iba a decir— comentó Annabeth
—Pero como estos libros no tienen sentido de la privacidad…— murmuró Piper
—Y que lo digas— suspiró Percy
—Se quejan mucho— comentó Apolo
—Y probablemente nos vamos a quejar más— señaló Leo
—Tendré que estudiarlo —dijo ella, como para zanjar el tema—. ¿A qué distancia estamos de las coordenadas?
—A máxima velocidad de remo, a una hora más o menos —dijo Leo—.
—Y si todo sale bien, faltó agregar— comentó Chris
—Cierto, esa era la gran laguna para poder llegar en el tiempo establecido— dijo Leo
—Sobretodo porque nunca sale bien— dijo Piper
—Sobretodo por eso— coincidió Jason
—Nuestro más grande problema— asintió Percy
¿Tienes idea de lo que estamos buscando?
—No —reconoció ella—. ¿Percy ?
Percy levantó la cabeza. Sus ojos verdes estaban mustios e inyectados en sangre.
—Vemos que la tormenta no fue tan divertida al final— dijo Katie
—Pero al principio sí y eso es lo que importa— dijo Percy con una sonrisa
—Es que ustedes saben crear una buena tormenta— asintió Frank
—Muy buena, por eso tanto gasto de energía— comentó Poseidón
—Al menos nos salió bien— dijo Jason y chocó los puños con Percy
—La nereida dijo que los hermanos de Quirón estaban allí y querrían saber del acuario de Atlanta. No sé a qué se refería, pero… —se detuvo, como si hubiera consumido toda su energía diciendo esas palabras—.
—Era un poco difícil de hablar— admitió Percy
—Ya nos dimos cuenta— murmuró Sally
Percy le sonrió de manera inocente
—Bueno, tal vez ellos puedan ayudar con eso del acuario— dijo Poseidón
—Eso esperaba también— asintió Percy
También me advirtió que tuviéramos cuidado. Keto, la diosa del acuario, es la madre de los monstruos marinos. Aunque esté atrapada en Atlanta, puede enviar a sus hijos a por nosotros. La nereida dijo que debíamos contar con un ataque.
—Simplemente genial— dijo Bianca
—Claro, lo de todos los días— dijo Thalia
—Raro hubiera sido que no nos atacaran— añadió Percy
—Definitivamente— dijo Annabeth
—Estupendo —murmuró Frank.
Jason intentó levantarse, pero no fue buena idea. Piper lo agarró para impedir que se cayera, y volvió a deslizarse por el mástil.
—No fue muy recomendable— dijo Jason
—Y hace rato chocaron los puños por su increíble tormenta— comentó Thalia
—Pues es que el agotarnos las energías no le quita lo increíble— argumentó Percy
—Estoy totalmente de acuerdo— convino Jason
—Tienen razón, pero deben tener cuidado en no sobreexplotar sus poderes— señaló Poseidón
No sería bueno para su salud— coincidió Apolo
—¿Podemos elevar el barco? —preguntó—. Si pudiéramos volar…
—Sería genial —dijo Leo—. Pero Festo me ha informado de que el estabilizador aéreo de babor se hizo polvo cuando el barco barrió el muelle en el fuerte Sumter.
—Adiós a la opción de volar— dijo Thalia
—Pero de cualquier manera podría atacarlos algo en el aire, hay muchos monstruos que vuelan o tienen apéndices muy muy largas— dijo Hermes
—Es bueno saberlo— murmuró Connor
—Teníamos prisa —dijo Annabeth—. Intentábamos salvarte.
—Y es una causa muy noble —convino Leo—.
—Y me gustan las causas nobles— asintió Leo
—Suena como una causa bastante noble— dijo Rachel
—Muchas gracias chicos, mi bote es su bote para destruir— dijo Leo
—El bote de Annabeth— comentó Piper
—Compartimos la custodia— argumentó Leo
—¿Lo hacemos?— preguntó Annabeth
—De la derecha a la mitad es para Annabeth y de la izquierda a la mitad es de Leo—asintió Percy
—Un trato justo— dijo Leo
Solo digo que llevará un tiempo arreglarlo. Hasta entonces no podemos volar a ninguna parte.
Percy flexionó los hombros e hizo una mueca.
—Por mí, bien. El mar es bueno.
—Yo no tengo ningún problema en no volar— dijo Percy
—Yo sí— murmuró Hazel
—Mar bueno, aire malo— bromeó Travis
—No estoy tan de acuerdo— dijo Jason
—Yo sí lo estoy— comentó Tyson entusiasmado
—Yo no— dijo Helena y Jason le sonrió
—Pues yo no estoy de acuerdo— murmuró Bianca
Nico y Will intercambiaron una mirada
—Si tenemos en cuenta que para meterse al mar la tuvo que ayudar su amigo, es lógico— susurró Will
—Yo también estoy de acuerdo— dijo Zoé
—Hagan equipos de cinco y discutanlo— dijo Thalia
Connor alzó la mano —¿Se puede equipos de uno? Es que todos me caen mal— bromeó
—Le robaste la frase a Nico— señaló Percy y varios soltaron una risita
Nico rodó los ojos
—Habla por ti —Hazel echó un vistazo al sol vespertino, que casi tocaba el horizonte—. Tenemos que ir rápido. Hemos agotado otro día, y a Nico solo le quedan tres más.
—Podemos conseguirlo —prometió Leo.
—Hay que mantenerse positivo— dijo Apolo
—Y eso es lo que mejor hacemos— murmuró Leo
—Nos sale increíble— asintió Percy
—Por supuesto que sí— dijo Piper
Esperaba que Hazel le hubiera perdonado por no fiarse de su hermano (eh, a Leo le había parecido una sospecha razonable), pero no quería volver a abrir la herida—.
—Digo que otros tres párrafos antes de que se vuelva a meter en problemas— dijo Travis
—Sí, ya pasó mucho sin que se meta en problemas— coincidió Katie
—Ustedes son unos amigos geniales— dijo Leo
—Lo sabemos— corearon Katie y Travis
Podemos llegar a Roma en tres días… suponiendo, claro está, que no pase nada inesperado.
Frank gruñó. Parecía que siguiera empeñado en transformarse en bulldog.
—Bueno, estaba discutiendo con su novia— señaló Miranda
—Creo que eso tiene mucho que ver— dijo Apolo —cualquiera se pondría así después de discutir con su pareja
Frank frunció el ceño y Hazel se sonrojó
—¿Alguna buena noticia?
—La verdad es que sí —dijo Leo—. Según Festo, nuestra mesa voladora, Buford, volvió sana y salva mientras nosotros estábamos en Charleston, así que las águilas no la atraparon.
—Que buena noticia— asintió Katie
—Ay que bueno que estaba bien, nos preocupaba— asintió Miranda
—Quien sabe lo que esas águilas le podrían haber hecho— dijo Bianca
—Definitivamente nada bueno— comentó Reyna
Por desgracia, perdió la bolsa de la ropa con tus pantalones.
—De acuerdo, esa ya no fue tan buena noticia— dijo Katie
—Bueno, la ropa es importante, pero es un objeto inanimado y Buford es animado y debe estar a salvo— comentó Travis
—Poniéndolo de ese modo, tiene razón— dijo Chris
—Supongo— murmuró Frank
—¡Jopé! —gritó Frank, y Leo supuso que para él debía de ser una blasfemia muy grosera. Sin duda Frank habría soltado más juramentos —dando rienda suelta a los « cáspita» y los « repámpanos» —,
—Esas ya son ofensas más fuertes— asintió Connor —no se repiten cerca de los niños
—Y si vas a maldecir de esa manera permítenos taparles los oídos a los menores de 10— dijo Miranda
—Claro, o si no luego terminan maldiciendo como Bianca— comentó Apolo
—¿Gracias?— dijo Bianca
—Bueno, pero ella dijo que fue por culpa de Jason— señaló Leo
—No sé qué haya pasado, pero estoy un 95% seguro que no fue toda mi culpa— dijo Jason
pero Percy lo interrumpió, inclinándose y gimiendo.
—¿Se acaba de poner todo patas arriba? —preguntó.
Jason se apretó la cabeza con las manos. —Sí, y da vueltas.
—Creo que mejor se deberían ir a dormir o algo— dijo Rachel
—O comer, comer sirve para recuperar energías— dijo Zoé —además comer es muy genial
—Tiene dos puntos perfectamente válidos— comentó Piper
—Y me agradan esos puntos— asintió Percy
Todo se ha vuelto amarillo. ¿Se supone que es amarillo?
—No, no se supone que sea amarillo— dijo Leo
—Hubiera estado genial si hubiera sido azul— comentó Percy
—Sí claro, suponemos que eso le habría dado el toque— comentó Annabeth con sarcasmo
Annabeth y Piper se cruzaron miradas de preocupación.
—La tormenta ha agotado vuestras fuerzas —dijo Piper a los chicos—. Tenéis que descansar.
—Y esperemos que no los ataquen mientras descansan— dijo Poseidón
—Nosotros también lo esperábamos— murmuró Percy
—Y creo que esperamos demasiado— comentó Jason
—Bueno, genial— suspiró Poseidón
Annabeth asintió con la cabeza.
—Frank, ¿nos ayudas a llevar a los chicos abajo?
Frank lanzó una mirada a Leo, sin duda reacio a dejarlo solo con Hazel.
—Esto se va a poner interesante— dijo Afrodita con una risita
—Vele rezando al dios que quieras, Leo— comentó Travis
—Fue un gusto conocerte— dijo Piper
Hazel se sonrojó
—Tranquilo, tío —dijo Leo—. Procura que no se te caigan al bajar las escaleras.
—Porque eso sería malo para su salud— asintió Travis
—Creo que bastante malo— coincidió Percy
—Pero sin duda bajarían más rápido las escaleras— bromeó Thalia
—Esa sería una ventaja— dijo Percy
—Obviamente porque así es como uno debe bajar las escaleras— comentó Jason
Cuando los demás estuvieron abajo, Hazel y Leo se miraron con embarazo. Estaban solos a excepción del entrenador Hedge, que estaba otra vez en el alcázar cantando el tema musical de Pokémon.
—Hasta con ambiente musical y todo— bromeó Katie
—Pues no hubiera elegido Pokémon, pero bueno— dijo Connor
—Yo sí elegiría el tema musical de Pokémon— dijo Miranda
—Una relación debe ser 50 y 50— dijo Chris riendo
El entrenador había cambiado la letra original por « Acaba con todos» , y Leo no tenía ganas de saber el motivo.
—No es necesario saber por qué lo cambió— dijo Piper
—Aunque tampoco es que sea un completo misterio— comentó Jason
—Eso es cierto— dijo Leo
—Pero al menos la cantaba medio bien— dijo Hazel
—Eso era lo importante— dijo Percy
La canción pareció aliviar las náuseas de Hazel.
—Uf…
—Qué bueno que sea una canción curativa— dijo Apolo
—A pesar de su frase de acabar con todos— dijo Hermes
—Tal vez esa era la parte curativa— comentó Will
—Eso podría ser cierto— asintió Apolo
—Entonces supongo que debía agradecerle— murmuró Hazel
Se inclinó y se abrazó los costados. Tenía un bonito cabello: ensortijado y de color castaño dorado, como rizos de canela. A Leo le recordó un puesto de Houston donde preparaban unos churros deliciosos. La idea le dio hambre.
Varios chicos se empezaron a reír, Leo se sonrojó
—Suena perfectamente lógico eso— dijo Will
—Bueno, lógica de Leo— dijo Nico rodando los ojos
—No estoy seguro si debería de ofenderme— murmuró Leo
—Te lo dejo a tu criterio— comentó Nico
—No te inclines —le aconsejó—. No cierres los ojos. Solo empeora las náuseas.
—Ah, ¿sí? ¿Tú también te mareas?
—En el mar, no. Pero los coches me dan náuseas y …
—¿En serio?— preguntó Piper —pero ¿No estar de un dragón?
—Bueno, el dragón es más seguro— comentó Leo
—A menos que te caigas de él— señaló Piper
—En un coche puedes chocar— dijo Leo
Se interrumpió. Quería decir « hablar con chicas» , pero decidió omitir esa información.
—¿Coches? —Hazel se enderezó con dificultad—. Puedes gobernar un barco o volar en dragón, ¿y los coches te marean?
—¡Exacto!— exclamó Piper
—¿Y qué tiene?— preguntó Leo
—Que es bastante extraño— dijo Piper
—Yo lo llamaría "extraordinario"— comentó Leo
—Suena con toda la lógica del mundo— dijo Piper
—Lo sé —Leo se encogió de hombros—. Así de especial soy. Oye, mantén la vista en el horizonte. Es un punto fijo. Te ayudará.
—Y posiblemente termines con dolor de cabeza, pero sin mareos— bromeó Katie
—El dolor de cabeza es más fácil de manejar— asintió Rachel
—Bueno, pero tal vez te termines acostumbrando a estar en el barco— dijo Will
—Ese "tal vez" no fue muy reconfortante— murmuró Hazel
Hazel respiró hondo y se quedó mirando a lo lejos. Sus ojos eran de reluciente color oro, como los discos de cobre y bronce que había en el interior de la cabeza mecánica de Festo.
Leo se iba hundiendo poco a poco en su asiento
—Bueno, ahora o vayas a pensar algo que te meta en más problemas de los que estás— señaló Travis
—Según su expresión sí lo va a hacer— dijo Katie
—Son unas personas horribles— dijo Leo
—Si cae uno, caemos todos— bromeó Travis
—No está cool eljuego— murmuró Percy
—Paso, gracias— dijo Piper
—¿Mejor? —preguntó él.
—Un poco, quizá.
Parecía que lo dijera por cumplir.
—Suele pasar— asintió Will
—Era un poco mejor— dijo Hazel
—Eso es de ayuda— dijo Miranda
Mantenía la vista en el horizonte, pero Leo tenía la sensación de que estaba calibrando el humor de él, pensando qué decir.
—Frank no te soltó a propósito —dijo—.
—O tal vez sí— dijo Connor encogiéndose de hombros
—Pero es comprensible— dijo Thalia
—¡Oye!— se quejó Leo
—¡No lo solté a propósito!— se defendió Frank
Él no es así. Solo es un poco torpe a veces.
—Uy —dijo Leo, imitando la voz de Frank Zhang lo mejor posible—. Se me ha caído Leo encima de una brigada de soldados enemigos. ¡Córcholis!
Los chicos soltaron una carcajada
—Poniéndolo así…— dijo Miranda
—Sí suena como que lo soltaste— comentó Katie mirando a Frank
—Pero jugando la carta de abogado del diablo— bromeó Connor —Frank tendría que haber sabido que Jason iba a atrapar a Leo
—Cierto porque soltar a alguien por celos desde tantos metros de altura no es una buena idea— comentó Piper
—A veces sí lo es— dijo Apolo
—Tú no des consejos, Apolo— resopló Artemisa
Hazel trató de contener una sonrisa. Leo supuso que sonreír era mejor que vomitar.
—Supongo que sí— dijo Will
—Suena mejor— asintió Percy
—No seas muy duro con él —dijo Hazel—. Tú le pones nervioso con tus bolas de fuego.
—Ese tío puede convertirse en elefante, ¿y yo le pongo nervioso?
—Bueno, ya a ambos se lo dijeron y ninguno quiere hacer caso— dijo Apolo
—Tal vez si hablaran y no solo supusieran cosas— comentó Bianca
—Nah— dijo Leo —mejor solo suponemos cosas
—La diplomacia hecha persona— dijo Rachel
Hazel mantuvo la vista en el horizonte. Ya no parecía tan mareada, a pesar de que el entrenador Hedge seguía cantando la canción de Pokémon en el timón.
—Leo —dijo—, sobre lo que pasó en el Great Salt Lake…
—La verdad yo digo que ya deberíamos saltarnos el capítulo— señaló Leo
—Yo opino lo mismo— asintió Hazel
—Muy sospechoso— dijo Katie
—Como me encanta el drama amoroso— suspiró Afrodita
—A mí no— masculló Esperanza
Leo y Hazel se sonrojaron y casi todos los demás les dieron una mirada divertida
Ahí viene, pensó Leo. Se acordó de su encuentro con la diosa de la venganza Némesis. Notó que la galleta de la suerte y el cinturón empezaban a pesarle más.
—Y no me gustaba eso— dijo Leo
—Sobretodo porque se suponía que no debía hacerlo— masculló Hefesto
—Pero puede que al final de cuentas esa galleta sea de ayuda— comentó Rachel
—Digámoslo de alguna manera— murmuró Leo
La noche anterior, mientras volaban desde Atlanta, Leo se había tumbado en su camarote y había pensado en lo furiosa que había puesto a Hazel. Y había pensado formas de arreglar la situación.
—Bueno, pues era obvio que se iba a enojar— señaló Will
—Y aparte su disculpa no estuvo tan buena— comentó Travis
—Y bueno ¿Pensabas usar la galleta para encontrar a Nico?— preguntó Bianca
—Si era necesario— comentó Leo
—Gracias, supongo— dijo Nico
« Dentro de poco te enfrentarás a un problema que no podrás resolver, pero yo podría ayudarte… a cambio de un precio» . Leo había sacado la galleta de la suerte de su cinturón portaherramientas y le había dado vueltas entre los dedos, preguntándose qué precio tendría que pagar si la abría.
Leo hizo una mueca —Y vaya precio— murmuró
—¿Cuál fue el precio?— preguntó Deméter
Leo negó con la cabeza
Tal vez ese fuera el momento.
—Estaría dispuesto —le dijo a Hazel—. Podría usar la galleta de la suerte para encontrar a tu hermano.
—Aunque es muy noble de tu parte, no creo que ese sea precisamente el problema que no vas a poder resolver— señaló Perséfone
—No—masculló Hades —si los gigantes ya los están esperando los van a encontrar
—De cierta manera el problema de Nico tiene solución— asintió Apolo
Hazel se quedó perpleja.
—¿Qué? ¡No! O sea… yo no te he pedido que hagas eso, y menos después de lo que Némesis dijo sobre el precio que costaría. ¡Si apenas nos conocemos!
—Bueno, tiene un punto— asintió Katie
—Cierto— murmuró Leo
—Pero por otro lado así es cuando somos mestizos— señaló Thalia
—Ese también es un increíble punto— asintió Percy
—Declaramos empate— dijo Connor
A Leo le dolió un poco que sacara a colación el poco tiempo que hacía que se conocían, pero sabía que era verdad.
—Entonces… ¿no querías hablar de eso? —preguntó—. ¿Querías hablar de cuando nos cogimos las manos encima de la roca? Porque…
—Yo creo que no deberían hablar de eso— dijo Travis
—Lo que pasó en la roca se queda en la roca— asintió Miranda
—Bueno, en realidad ya todos lo escuchamos— comentó Rachel
—¿Puedes seguir leyendo?— preguntó Leo sonrojado
—No creo que te convenga que siga leyendo— señaló Travis
—Al parecer no tienes ni para donde hacerte— dijo Piper
Leo resopló
—¡No! —exclamó ella rápidamente, abanicándose la cara de la forma tan encantadora en que se abanicaba cuando se ruborizaba—.
—Si las miradas mataran— murmuró Miranda viendo de reojo a Calipso
—El drama siempre es una buena manera para poner interesantes las cosas— asintió Apolo
—Yo creo que no estoy tan de acuerdo en eso— dijo Leo —¿Le falta mucho a capítulo?
—Sip— asintió Travis
—Te prestamos los cojines que necesites para golpear a Leo, Calipso— señaló Piper
—Gracias— murmuró Calipso
—Eres una increíble amiga, reina de belleza— dijo Leo
No, estaba pensando en cómo engañaste a Narciso y a las ninfas…
—Ah, claro —Leo se miró tímidamente el brazo. El tatuaje de TÍO BUENO había desaparecido del todo—. En ese momento me pareció buena idea.
—Pues sí fue buena idea— dijo Apolo
—Lograron su propósito— dijo Perséfone
—Y en ese momento era lo más importante— coincidió Hermes
—Además la actuación también estuvo bien— comentó Apolo
—Estuviste increíble —dijo Hazel—. He estado dándole vueltas a lo mucho que me recordaste a…
—Sammy —aventuró Leo—. Ojalá me dijeras quién es
—Todos estamos de acuerdo porque estamos un poco confundidos— dijo Miranda
—Un poco bastante— asintió Connor
—Pues sí, en ese momento también nosotros estabamos confundidos— comentó Leo
—Por decirlo poco— señaló Hazel
—Quién era —le corrigió Hazel. El aire vespertino era cálido, pero se puso a tiritar—. He estado pensando… que podría mostrártelo.
—¿Te refieres a enseñarme una foto?
—No exactamente— señaló Percy
—No, creo que una foto no nos habría ayudado tanto— dijo Leo
—Nada más para ver el parecido— dijo Hazel —y no todo lo demás
—Precisamente— asintió Leo
—No. Sufro una especie de regresiones. Hace mucho tiempo que no experimento ninguna, y nunca he intentado provocar una a propósito. Pero una vez compartí una con Frank, así que he pensado…
—Podría funcionar— asintió Perséfone
—Así aclaran de una vez todo esto— dijo Hermes
—Porque no deben seguir celosos uno de otro— comentó Katie
—¿Podemos ya no usar esa palabra?— preguntó Leo
—¿Otro?— bromeó Katie
—La palabra con C— dijo Leo
—Nop, nos gusta la palabra con C— dijo Travis
Hazel lo miró fijamente a los ojos. Leo empezó a ponerse nervioso, como si le hubieran inyectado cafeína. Si Frank había compartido una de esas regresiones con Hazel…, bueno, o Leo no quería saber nada del tema o definitivamente quería intentarlo. No estaba seguro de por cuál de las dos opciones decidirse.
—Bueno, pero dejando a lado la competitividad, podría ser un buen método para saber qué va todo eso— señaló Chris
—Y así es como Leo toma decisiones— comentó Piper
—Gracias, reina de belleza— resopló Leo
—Pero lo bueno es que al fin todos vamos a entender qué es esto— dijo Bianca
—Y puede que ya se acaben los celos— dijo Piper
Leo le dió una mala mirada
—Cuando hablas de regresión… —tragó saliva—. ¿A qué te refieres exactamente? ¿Es peligroso?
Hazel alargó la mano.
—No te pediría que lo hicieras, pero estoy segura de que es importante.
—Eso es cierto— asintió Rachel
—Ya no se deben quedar con la duda— comentó Deméter
—Supongo— murmuró Leo
—Pues genial, creo que va a venir exactamente todo ¿Verdad?— suspiró Hazel
—Es probable— asintió Leo con una mueca
—Perfecto— dijo Hazel
Que hayamos coincidido no puede ser una casualidad. Si da resultado, tal vez por fin podamos entender el tipo de conexión que tenemos.
—Las casualidades no existen— señaló Apolo
—Como que ya nos dimos cuenta de eso— murmuró Leo
—Y vaya que sí— dijo Hazel
—Siempre que conocen a alguien es con un propósito— comentó Apolo
—Es lo mismo que yo digo— comentó Nico
—¿Desde cuándo?— masculló Reyna
—Desde ayer— respondió Nico
Reyna resopló y todos los demás los miraron con confusión y una expresión de "¿Que está pasando?"
Leo miró atrás, al timón. Seguía teniendo la molesta sospecha de que se olvidaba de algo, pero al entrenador Hedge parecía irle bien. Delante de ellos, el cielo estaba despejado. No había rastro de problemas.
—Eso quiere decir que va a haber problemas pronto— dijo Thalia
—Ese es el tipo de ánimos que necesitan— dijo Miranda
—Lo sé— asintió Thalia
—Claro— dijo Leo
Además, una regresión parecía algo muy breve. No perdía nada por dejar al entrenador al mando unos minutos más, ¿no?
—Si es que son unos minutos— comentó Hermes
—Bueno, cuando fue con Frank fue mucho más tiempo— señaló Percy
—Y que no los encuentre Frank, digo, uno no se tarda tanto en bajar las escaleras para dejar a sus amigos en sus camarotes— dijo Travis
—Eso es cierto— coincidió Hermes
Frank resopló
—Los odio— murmuró Leo
—Está bien —dijo, cediendo—. Muéstramelo.
Tomó la mano de Hazel, y el mundo se disolvió.
—Aquí vamos— suspiró Hazel
Leo hizo una mueca, a veces en serio odiaba estos libros, aunque por otro lado así ya se aclararía todo
XXII
Leo
Estaban en el patio de un viejo recinto parecido a un monasterio. Los muros de ladrillo rojo estaban cubiertos de vides.
—Una muy buena decoración— asintió Dionisio
—No creo que todos pensaran lo mismo— murmuró Hazel
—Pues que mal gusto tienen— señaló Dionisio
—Por supuesto que dirías algo así— comentó Apolo
—Es simplemente la verdad— comentó Dinisio
Grandes magnolias habían agrietado la calzada. El sol caía a plomo, y la humedad era de un doscientos por cien, más alta todavía que en Houston. En algún lugar próximo, Leo percibió un olor a pescado frito. En lo alto, el manto de nubes estaba bajo y lucía un color gris, surcado de rayas como una piel de tigre.
—Sí parecía un tigre— asintió Leo
—Supongo que en cierta manera tiene razón— dijo Hazel
—Era bastante caluroso el lugar— comentó Leo
—Y que lo digas— murmuró Hazel
El patio era aproximadamente del tamaño de una cancha de baloncesto. En un rincón había un viejo balón de fútbol deshinchado junto al pedestal de una estatua de la Virgen María. Las ventanas repartidas a lo largo de los lados de los edificios estaban abiertas.
—Vaya— murmuró Katie
—Con la humedad que dices que había, habría sido horrible que mantuvieran las ventanas cerradas— comentó Piper
—A veces lo hacían y sí, era horrible— dijo Hazel
—Vaya— dijo Miranda
Leo podía ver movimientos fugaces dentro, pero había un silencio inquietante. No vio rastro de aire acondicionado, lo que significaba que allí dentro debía de haber quinientos grados.
—Casi— dijo Hazel
—Pues sí se sentían como 500 grados— dijo Leo —estábamos a punto de ser cocinados al vapor
Hazel soltó una pequeña risa
—Y a mí me gustaría ser cocinado frito— añadió Leo
—Concuerdo— asintió Percy
—¿Dónde estamos? —preguntó.
—En mi antiguo colegio —dijo Hazel a su lado—. La Academia St. Agnes para Niños de Color e Indios.
—¿Qué clase de nombre…?
—Era demasiado común esa clase de nombres—comentó Hazel
—Por supuesto que sí, a los mortales les encanta separar lo que creen fuera de lo común— bufó Hades
—Pero los dioses tampoco se quedan atrás— murmuró Rachel
Los dioses hicieron una mueca y algunos le dieron una mirada irritada a Rachel
—Creo que deberías seguir leyendo— señaló Reyna a Travis
—Cierto— dijo Travis
Se volvió hacia Hazel y lanzó un grito. Ella era un fantasma: una silueta vaporosa en el aire húmedo y caluroso. Leo miró abajo y se dio cuenta de que su cuerpo también se había convertido en niebla.
—La verdad es que me sorprendió mucho— asintió Leo
—No te advirtieron de los efectos secundarios— señaló Connor
—No y la verdad es que también me dio un poco de miedo— dijo Leo
—Lo siento— dijo Hazel —pero lo bueno es que aprendiste sobre la marcha
—Eso es lo importante— asintió Will
Todo lo que les rodeaba parecía sólido y real, pero él era un espíritu. Después de haber sido poseído por un eidolon hacía tres días, no le hacía gracia la sensación.
—Pero nada más es por poco tiempo— dijo Katie
—No, ser poseído no está en mi top 5 de cosas que quiero que vuelvan a ocurrir— dijo Leo
—Sería raro que lo estuviera— señaló Thalia
—Sí, tampoco me parece que lo quiera repetir— dijo Percy
—Definitivamente no— convino Jason
Antes de que pudiera hacer preguntas, sonó un timbre en el interior: no un moderno sonido electrónico, sino el anticuado tintineo de un martillo contra el metal.
—Esto es un recuerdo —dijo Hazel—, así que nadie nos verá.
—Eso es un alivio— dijo Miranda
—Le pegarían un buen susto a los estudiantes— comentó Chris
—Había algunos que se lo merecían— murmuró Leo
—Pero no sería bueno para la Hazel del pasado— señaló Will
—Eso es cierto— coincidió Bianca
Mira, por allí vamos.
—¿« Vamos» , los dos?
—Pues ni modo que vaya ella sola— señaló Nico rodando los ojos
—¡Duh!— exclamó Piper
—¿Entonces para qué te llevó?— preguntó Will
—Me tomó con la guardia baja— se defendió Leo
—Debes estar más atento— dijo Thalia
—Claro, ahora ya sé lo que se debe hacer— dijo Leo
Docenas de niños salieron en tropel al patio por todas las puertas, gritando y empujándose. Eran en su mayoría afroamericanos, y varios de aspecto hispano; los más pequeños tenían edad de ir al jardín de infancia y los más mayores de cursar secundaria.
—Vaya— dijo Katie
—Eran como varias escuelas en una— dijo Leo
—Nos podemos dar cuenta— asintió Miranda
Leo no sabía si aquello tenía lugar en el pasado, porque todas las chicas llevaban vestidos y zapatos de piel con hebilla. Los chicos llevaban camisas blancas con cuello y pantalones sujetos con tirantes. Muchos lucían gorras como las de los jinetes de hípica.
—No tengo idea de que es eso, pero ajá— dijo Travis
—Pues jinetes de hípica— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Así y luego no quieres que te moleste— masculló Travis —¿Nadie me va a explicar?
—No, continúa leyendo— señaló Thalia
Travis resopló y siguió la lectura
Algunos llevaban almuerzo. Muchos no. Su ropa estaba limpia, pero gastada y descolorida. Algunos tenían agujeros en las rodillas de los pantalones o las suelas de los zapatos despegadas.
Unas cuantas chicas empezaron a saltar a la comba con un viejo trozo de cuerda para tender la ropa.
Hazel hizo una mueca ante el recuerdo, también empezaba a odiar los libros y lo peor del caso es que ¡el capítulo ni siquiera trataba de ella! Definitivamente habría sido mucho peor si fuera desde su punto de vista, pero aun así ¿Por qué los demás se tenían que enterar? No sabía en qué podía ayudar, pues solo le concernía a Leo y ella
Los chicos mayores lanzaban una andrajosa pelota de béisbol de acá para allá. Los chicos que tenían almuerzo se sentaron juntos y comieron mientras charlaban. Nadie se fijaba en los fantasmas de Hazel y Leo.
—Te acaba de decir que nadie los iba a ver— señaló Piper
—Pero apenas lo estaba comprobando— comentó Leo
—Creo que hubieras comprobado mucho antes si es que alguien los veía— dijo Annabeth
—Y tal vez no de una buena manera— dijo Apolo
—Me gusta comprobar las cosas de buena manera— asintió Leo
Entonces Hazel —la Hazel del pasado— salió al patio. Leo la reconoció sin problema, aunque parecía unos dos años más pequeña. Tenía el pelo recogido hacia atrás en un moño. Sus ojos dorados se movían por el patio con inquietud.
Hades hizo una mueca, cuando su hija había muerto, como Plutón había visto muchas de las cosas por las que su hija había tenido que pasar, su versión griega y romana cambiaban, pero no mucho realmente, había visto todo lo que se le había arrebatado, lo que había sufrido, pero ahora viéndola ahí sentada, emanaba una confianza que hace años no había tenido, se veía poderosa y también se veía feliz, no podía estar más orgulloso de Nico por poderle ofrecer una segunda oportunidad
Llevaba un vestido oscuro, a diferencia de las demás chicas, que iban vestidas de algodón blanco o con estampados de flores de color pastel, de modo que destacaba como una plañidera en una boda.
—Lo siento— dijo Leo
—Está bien, realmente destacaba— comentó Hazel
—¿Qué es una plañidera?— preguntó Thom
Piper volteó a ver a Leo —Vas explica, tú dijiste la palabra
—En realidad la dijo Travis— señaló Leo
—Pero solo porque tú lo dijiste primero— dijo Travis
—Era una mujer a la que se le pagaba por ir a los funerales a llorar— dijo Jason
—¿Ves? No era tan difícil de explicar— comentó Piper
—Tú no quisiste explicar porque tampoco lo sabías— dijo Leo
—¿Y por qué se les pagaba por eso?— preguntó esta vez Helena
—Porque hay una leyenda que dice que si a un espíritu no se le llora, no puede cruzar al otro mundo— dijo Rachel
—Esa parte no me la sabía— dijo Katie
—Hay muchos mitos que rodean a la muerte— comentó Hades
Sujetaba una bolsa de lona para el almuerzo y se desplazó a lo largo de la pared, como si se estuviera esforzando por no llamar la atención. No dio resultado. Un chico gritó: « ¡Bruja!». Se dirigió pesadamente hacia ella y la acorraló en un rincón.
—Qué tipo tan imbécil— masculló Zoë
—Realmente lo era— dijo Hazel —también la pudo pasar mal, pero eso no era motivo para que tratara de esa manera a los demás, no solo a mí
—Por supuesto que no— dijo Artemisa indignada
El chico podría haber tenido trece o catorce años. Era difícil saberlo porque era muy alto y corpulento; con diferencia, el chico más grande del patio de recreo. Leo supuso que le habían llevado la contraria pocas veces.
—Y que estaba acostumbrado a salirse con la suya— resopló Rachel
—Definitivamente y cuando no lo hacía, al final no iba muy bien— comentó Hazel
—El meterse con personas más pequeñas que él no lo volvía precisamente valiente— masculló Jason
—Pues no, al menos no te podías enfrentar con él por los métodos convencionales— dijo Hazel
Leo sonrió —No, se necesita un poco más que eso
Llevaba una camisa sucia del color de unos trapos viejos, unos pantalones de lana raídos (con el calor que hacía no podían ser muy cómodos) e iba con los pies descalzos. Tal vez a los profesores les daba miedo insistir en que el chico llevara zapatos o tal vez simplemente no tenía.
—O ambas— murmuró Bianca
—De hecho sí se enfrentó una o dos veces con los profesores— dijo Hazel
—¿En serio?— preguntó Miranda con incredulidad
—Sí, de cualquier manera tampoco es que a los profesores les hubiéramos importado mucho— dijo Hazel encogiéndose de hombros
—Ese es Rufus —dijo la Hazel Fantasma, indignada.
—¿Hazel fantasma?— preguntó Hazel
—Pues sí— dijo Leo
—¿No era más fácil decir "Hazel del pasado y del futuro"?— preguntó Katie
—Ehh… Nop— dijo Leo negando con la cabeza
—¿De verdad? Es imposible que se llame Rufus —dijo Leo.
—Vamos —dijo la Hazel Fantasma.
Se dirigió flotando al lugar del enfrentamiento. Leo la siguió. No estaba acostumbrado a flotar,
—Creo que nadie está acostumbrado a eso— dijo Miranda
—¿Cómo ibas a estar acostumbrado?— preguntó Percy
—No sé, pero ahí me di cuenta que no lo estaba— comentó Leo
—Más vale tarde que nunca— bromeó Piper
—Es lo que yo digo— asintió Leo
—Muy lógico todo— dijo Connor
pero en una ocasión se había montado en un patinete eléctrico Segway y se parecía un poco. Simplemente se inclinó en la dirección a la que quería ir y avanzó deslizándose.
—No fue tan difícil— dijo Leo
—Y tú que te quejabas porque no te avisaron— señaló Thalia
—Aunque te hubieran avisado lo tenías que aprender hasta ese momento— dijo Jason
—Es probable que sea verdad— dijo Leo
—Muy probable— dijo Hazel
Rufus, el chico grandullón, tenía unas facciones lisas, como si se hubiera pasado la mayor parte de su vida cayéndose de bruces en la acera. Llevaba el pelo cortado igual de liso en la parte superior, de tal forma que unos aviones en miniatura podrían haberlo usado de pista de aterrizaje.
—Y no es broma— dijo Leo
—Bueno, no lo había visto de esa manera— dijo Hazel
—Pero es verdad ¿No?— preguntó Leo
—Sí, supongo que sí— asintió Hazel
Calipso miraba todas las interacciones esos dos con ojos entrecerrados y los puños apretados
Rufus alargó la mano.
—El almuerzo.
La Hazel del pasado no protestó. Le dio su bolsa de lona como si fuera algo que le pasara todos los días.
—Pasaba todos los días— murmuró Hazel
—Ni siquiera una vez debió pasar— masculló Nico
—Por supuesto que no— resopló Percy
—Pero de cualquier manera eso ya pasó— dijo Hazel
Unas cuantas chicas mayores se acercaron para presenciar el espectáculo. Una se dirigió a Rufus riéndose como una tonta.
—Yo de ti no me lo comería —le advirtió—. Probablemente esté envenenado.
—Tienes razón —dijo Rufus—.
—¿Entonces para qué demonios lo hace?— bufó Katie
—Para molestar— señaló Chris
—Y para seguir siendo "el más fuerte"— asintió Leo
—Es un idiota— masculló Frank
—Definitivamente— coincidió Jason
¿Te lo ha preparado la bruja de tu madre, Levesque?
—No es una bruja —murmuró Hazel.
Rufus soltó la bolsa, la pisó y aplastó el contenido bajo su talón desnudo.
—Y para eso— señaló Leo
—Ese espécimen es una definición muy baja de hombre— resopló Zoë
Todos los chicos en la sala y algunos de los dioses se veían completamente indignados ante este hecho del pasado, casi se podía agradecer que ese niño (que ya no sería un niño) no estuviera presente en la sala
—Puedes quedártelo. Pero quiero un diamante. He oído que tu madre los saca por arte de magia. Dame un diamante.
—No tengo diamantes —contestó Hazel—. Lárgate.
Hazel hizo una mueca —Por más imbécil que hubiera sido no se merecía eso
—Que buena persona— dijo Apolo —a veces no es tan bueno serlo
—¡Apolo!— amonestó Hestia —ese es un terrible consejo para los chicos
—Pero tiene razón— dijo Bianca en voz baja
Rufus cerró los puños. Leo había estado en suficientes colegios y casas de acogida peligrosos para percibir cuándo las cosas estaban a punto de ponerse feas. Quería intervenir y ayudar a Hazel, pero era un fantasma. Además, aquello había ocurrido hacía décadas.
—Creo que por eso no se pudo— murmuró Leo
—Me parece posible que fuera por eso— asintió Percy
—Además si no te pueden ver tampoco los puedes tocar— dijo Miranda
—También eso suena bastante lógico— coincidió Piper
—Ya sabes, lo que pasa todos los días— dijo Leo
—Y que lo digas— convino Hazel
Entonces otro chico salió dando traspiés a la luz del sol. Leo contuvo la respiración. El chico era idéntico a él.
—¿Lo ves? —preguntó la Hazel Fantasma.
Sammy y Esperanza intercambiaron miradas confundidas
—Era un poquito difícil no verlo— dijo Leo
—¿Así identico identico?— preguntó Connor
—Bastante— dijo Leo —era como ver a un gemelo
—Eso lo explicaria, la verdad no pensamos que se fuera a parecer taaanto— comentó Katie
—De hecho, solo que tal vez se iba a parecer de la manera normal, no como gemelo— dijo Chris
El Falso Leo era de la misma estatura que el Leo Normal; es decir, bajo.
—Gracias por la aclaración— dijo Travis
—De nada, imaginense hasta en eso nos parecíamos— señaló Leo
—Una estatura común…— comenzó Connor
—Sé lo que sigue de eso y sí— interrumpió Leo —pero déjame ganarme algo de respeto— bromeó mirando a Esperanza
—De acuerdo, pero nada más un poquito— señaló Connor
Poseía la misma energía nerviosa que él: iba tamborileando con los dedos contra los pantalones, cepillándose su camisa de algodón blanca y ajustándose la gorra de jinete sobre su pelo castaño rizado.
—Vaya— dijo Piper
—Eso es bastante extraño— dijo Thalia
—Y eso que en realidad no lo vieron— señaló Leo
—Habrían quedado más sorprendidos— asintió Hazel
(La gente baja no debería llevar gorras de jinete de hípica a menos que fueran jinetes de verdad, pensó Leo.)
—Y lo sigo pensando—asintió Leo
—¿Y así planeas ganar respeto?— preguntó Connor
—Obvio— dijo Leo
—No tiene nada de lógica tu lógica— dijo Percy
—La lógica no debe de tener lógica— señaló Leo
—No puede ser— masculló Atenea rodando los ojos
El Falso Leo tenía la misma sonrisa pícara que saludaba al Leo Normal cada vez que se miraba a un espejo: una expresión que hacía gritar inmediatamente a sus profesores « ¡Ni se te ocurra!» y colocarlo en la primera fila.
—No sé por qué— comentó Leo
—Un completo misterio— asintió Percy
—Es que como que los maestros tienen un don para eso— dijo Travis
—Ay muchachos, no es tan difícil saber cuando están planeando algo— señaló Quirón
—¿Ven? Es como un don— dijo Travis
—Esperamos de todo corazón que tú no seas así— dijo Connor a Esperanza
—No— dijo Esperanza con una sonrisa inocente
—¿Alguien le creyó?— preguntó Zoé riendo
Se oyó un coro de "no"
—Que groseros— dijo Leo
Al parecer, el Falso Leo acababa de recibir una regañina de un profesor. Sostenía un capirote de cartón en el que ponía TONTO. Leo pensaba que esas cosas solo se veían en los tebeos.
—Pues no— dijo Hazel
—Yo también pensé que eso no se hacía— dijo Travis —Bueno, en las caricaturas siempre lo sacan, pero creí que era diferente
—Lo sé— asintió Leo —pero en serio lo llevaba
—Y te creemos— dijo Piper
Entendía por qué el Falso Leo no lo llevaba puesto. Bastante chungo era parecer un jinete. Con un cono en la cabeza, habría parecido un gnomo.
—Y pues no hubiera quedado con su estilo— murmuró Leo
—Claro— dijo Connor
—Además que bueno que no lo llevaba— dijo Percy —era como una mini protesta
—Definitivamente lo era— asintió Hazel
Algunos chicos retrocedieron cuando el Falso Leo apareció en la escena. Otros se dieron codazos y corrieron hacia él como si buscaran espectáculo.
—Cosa que probablemente hacían— dijo Hermes
—Todos estamos de acuerdo en eso— asintió Apolo
—Supongo que si es como tú los niños ya lo conocían y sabía que iba a pasar algo— comentó Piper
—Sorpresa— dijo Leo
Mientras tanto, Rufus Cabezalisa seguía intimidando a Hazel para que le diera un diamante, ajeno a la llegada del Falso Leo.
—Dioses, tú les pones apodos a todos— dijo Katie
—Es mi don— asintió Leo
—Ya nos estamos dando cuenta— dijo Miranda
—¿A penas?— preguntó Leo — se tardaron mucho
—Estoy de acuerdo— dijo Percy
—Vamos, chica —Rufus se alzaba amenazante por encima de Hazel con los puños cerrados—. ¡Dámelo!
Hazel se pegó contra la pared.
—Ese chico sufrirá mucho cuando llegue, sé que no le falta mucho— masculló Hades, así como sabía que a pesar de lo que había dicho Gaia a su hija, Sammy todavía no estaba en su reino, incluso en este tiempo
Perséfone lo miró con una ceja alzada
De repente, el suelo emitió un chasquido a sus pies, como si se hubiera partido una rama. Un diamante perfecto del tamaño de un pistacho relucía entre los pies de la chica.
Hazel cerró los ojos
—Demonios— murmuró Katie
Frank agarró suavemente la mano de Hazel —No te preocupes, ya casi acaba
—Eso espero— susurró Hazel
—Pero si en algún momento quieres salir— comentó Frank
—No, está bien, puedo aguantarlo— dijo Hazel en voz baja
—¡Ja! —gritó Rufus cuando lo vio.
Empezó a inclinarse, pero Hazel chilló: « ¡Por favor, no!» , como si realmente le preocupara aquel matón.
—Con eso sí— murmuró Hazel
—Pues no se lo merece, pero tú eres una buena persona— dijo Bianca
—Gracias— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
Nico les sonrió a ambas
Entonces el Falso Leo se acercó sin prisa. Ya está, pensó Leo. El Falso Leo va a hacer unas llaves de jiu-jitsu al estilo del entrenador Hedge y a solucionar la papeleta.
Hazel miró a Leo y su expresión fue un poco divertida —¿En serio?
—Pues sí— dijo Leo —habría estado realmente increíble
—Ese no era su estilo— dijo Hazel
—Ahora lo sé, pero en ese momento me permití soñar— comentó Leo
En cambio, el Falso Leo se llevó el capirote a la boca como si fuera un megáfono y gritó:
—¡CORTEN!
Casi todos los chicos miraron a Travis confundidos
—Así dice el libro— señaló Travis y les enseñó el libro
—Supongo que no lo dice para aplicar las llaves jiu-jitsu— comentó Chris
—¿No escuchaste lo que estaban diciendo hace un momento?— preguntó Luke
—Sí, pero aun así— señaló Chris
Lo dijo con tal autoridad que los demás chicos se quedaron momentáneamente paralizados. Hasta Rufus se irguió y retrocedió confundido.
—Pues sí, yo también me habría confundido— dijo Connor
—De hecho me confundí— asintió Miranda
—Sobretodo si alguien igual de bajo que él lo dice con tanta autoridad— dijo Leo
—Nos imaginamos— comentó Percy
Un niño dijo riéndose disimuladamente:
—Sammy el Payaso.
« Sammy … —Leo se estremeció—. ¿Quién demonios era aquel chico?»
—Pues es lo que todos queremos saber— comentó Rachel
—Y vaya que sí— murmuró Sammy
—Estoy de acuerdo— asintió Esperanza
Sammy /Falso Leo se acercó como un huracán a Rufus con el capirote en la mano y cara de enfado.
—Se veía muy enfadado— asintió Leo —nada más faltaba que fuera como en las caricaturas donde toda su cara se pone roja y se le inflan las mejillas
—Eso creo que habría servido al plan de Sammy— dijo Hazel
—Definitivamente— coincidió Leo
—Lastima que no sea como en las caricaturas— dijo Piper
—¡No, no, no! —anunció, agitando violentamente la mano libre en dirección a los otros chicos, que se estaban reuniendo para presenciar el espectáculo.
—Pues como no lo iban a hacer— señaló Connor
—Yo creo que atrajo la atención de toda la escuela— comentó Thalia
—Yo también lo creo— dijo Percy
—Es una buena táctica— asintió Connor
Sammy se volvió hacia Hazel. —Señorita Lamarr, su frase es… —Sammy miró a su alrededor, exasperado —. ¡Script! ¿Cuál es la frase de Hedy Lamarr?
—¿Cómo la actriz?— preguntó Hermes
—Me gusta la actriz que ha elegido— asintió Apolo
—También estoy completamente de acuerdo— dijo Afrodita
—Y creo que los chicos de ahí también—dijo Apolo —o lo hubieran dejado saber
—Supongo— murmuró Hazel
—« ¡No, por favor, villano!» —gritó uno de los chicos.
—Suena a una buena frase— dijo Travis
—Como que le daba dramatismo a la historia— asintió Leo
—Claro, con acción y música de fondo— dijo Piper
—Obviamente— dijo Leo
—¡Gracias! —dijo Sammy —. Señorita Lamarr, usted tiene que decir: « ¡No, por favor, villano!» . Y usted, Clark Gable…
Todo el patio de recreo estalló en carcajadas.s
—Te lo dije, cuando no gusta un personaje el público lo deja saber— señaló Apolo
—Además estamos de acuerdo que ese actor tenía su encanto ¿No es cierto?— preguntó Afrodita con una risita
—Estamos de acuerdo— asintió Apolo
A Leo le sonaba que Clark Gable era un actor clásico, pero no sabía mucho más. Sin embargo, parecía que la idea de que Rufus Cabezalisa fuera Clark Gable resultaba graciosísima a los chicos.
—Nos podemos imaginar— dijo Hermes
—No lo conozco aparte de unas cuantas cosas que he visto en el trabajo de mi papá, pero la verdad es que como describes al chico no me lo imagino como ese actor—dijo Piper
—Por supuesto que no— dijo Hermes
—Señor Gable…
—¡No! —gritó una chica—. Que sea Gary Cooper.
Más risas.
—Menos le queda— dijo Apolo
—Como que todos quería burlarse de él— señaló Percy
—Utilizaban esos momentos para hacerlo— coincidió Hazel
—Pues claro, no iba a desperdiciar la oportunidad— comentó Leo
—Las oportunidades no se desperdician— dijo Travis
Parecía que Rufus estuviera a punto de explotar. Cerraba los puños como si quisiera pegar a alguien, pero no podía atacar a todo el colegio. Saltaba a la vista que no le gustaba que se rieran de él, pero su pequeña y torpe mente no podía averiguar lo que tramaba Sammy.
—Pero sí le gusta molestar a otros— resopló Zoë
—A nadie le gusta que se rían de él— señaló Apolo
—Pues no debería reírse de otros para empezar— comentó Artemisa
—No sé cómo no lo pudo averiguar— dijo Connor—saltaba a la vista
—¿No lo escuchaste? Por su pequeña y torpe mente— dijo Miranda
Leo asintió en señal de aprecio. Sammy era como él. Leo había hecho cosas parecidas a los matones durante años.
—Es una buena manera— murmuró Leo
—Tiene sus ventajas— asintió Travis
—Si haces que se burle toda la escuela, no puede golpear a toda la escuela— señaló Leo encogiéndose de hombros
—Le encuentro mucho sentido— dijo Percy
—¡De acuerdo! —gritó Sammy imperiosamente—. Señor Cooper, usted dice: « ¡Pero el diamante es mío, mi querida traidora!» . ¡Y entonces recoge el diamante así!
—¡No, Sammy ! —protestó Hazel, pero Sammy cogió la piedra
Los chicos se quedaron viendo el libro con incredulidad. Hazel suspiró, pero antes de que alguien dijera algo Travis continuó la lectura
y se la metió en el bolsillo con un movimiento fluido. Se giró contra Rufus.
—¡Quiero emoción! ¡Quiero que las damas del público se desmayen! Damas, ¿el señor Cooper les ha hecho desmayarse?
—No —contestaron varias.
—No impresionó esa actuación— dijo Connor
—Todos se creen jueces de actuación— dijo Apolo negando con la cabeza
—Sí y la verdad si tuviera la paleta con calificaciones le pondría un 1 y nada más porque soy bondadoso— comentó Leo
—Pues yo creo que sí le pondría el cero, no soy bondadosa— dijo Piper
—¡¿Lo ve?! —gritó Sammy —. ¡A ver, desde el principio! —chilló por su capirote—. ¡Acción!
Rufus estaba empezando a recuperarse de la confusión. Se dirigió a Sammy y dijo:
—Valdez, te voy a…
—A ver, tiempo fuera, yo no estoy entendiendo— dijo Travis
—Pues no sé, tú tienes el libro tal vez ¡Tienes que seguir leyendo!— exclamó Katie
—Moderame tu tono— bromeó Travis ganándose un golpecito de su novia
—¿Es como tu vida pasada?— preguntó Connor
—O su pariente— dijo Thalia —lo que suena más lógico
—Y eso explicaría muchas cosas, como el parecido— asintió Chris
El timbre sonó. Los chicos se apiñaron en las puertas. Sammy apartó a Hazel mientras los pequeños —que se comportaban como si Sammy les pagara— se llevaron en manada a Rufus de forma que fue arrastrado al interior por una marea de niños en edad preescolar.
—Lo que ahora que lo pienso, fue un poco gracioso— dijo Leo
—Para que no subestimen a los niños en edad preescolar— señaló Apolo viendo a los mellizos
—No lo hacemos— prometió Zoé —pero ya no están tan en preescolar
—Lo niños de preescolar pueden dar miedo— dijo Connor
—Sobretodo su imaginación— coincidió Miranda
Pronto Sammy y Hazel se quedaron solos con los fantasmas como única compañía. Sammy recogió el almuerzo aplastado de Hazel, hizo ver que quitaba el polvo a la bolsa de lona y se la ofreció, dedicándole una reverencia, como si fuese su corona.
—Que mono— dijo Afrodita
—Bueno, pues es comida, casi casi yo la considero una joya de la corona— bromeó Connor
—Creo que la comida siempre se debería entregar así— asintió Leo
—De hecho, estoy completamente de acuerdo— dijo Apolo
—La verdad es que yo también, se le debe de hacer la reverencia adecuada— dijo Thalia
—Definitivamente— dijo Hazel
—Señorita Lamarr.
La Hazel del pasado cogió su almuerzo hecho papilla. Parecía que estuviera a punto de llorar, pero Leo no sabía si de alivio, de tristeza o de admiración.
—Yo creo que cualquiera de las tres puede resultar correcta— dijo Apolo
Hazel hizo una mueca
—Son demasiadas emociones para tan poco tiempo— comentó Perséfone
—Y vaya que sí— dijo Leo
—Sammy … Rufus te va a matar.
—Bah, sabe que no le conviene meterse conmigo.
—Ojalá haya aprendido la lección— dijo Connor
—Espero que sí— dijo Leo —pero realmente no lo creo
—Falta otra humillación antes de que pase— señaló Percy
—Dudo que sea una sola— comentó Leo
Sammy se colocó el capirote encima de su gorra de jinete. Se puso derecho y sacó pecho. El capirote se le cayó.
Hazel se echó a reír.
—Eres ridículo.
Hazel sonrió con tristeza, Sammy fue alguien muy especial para ella, y a pesar de que era un momento muy agridulce se alegró de que Sammy hubiera podido formar su familia y de que ella pudiera conocer a Leo, definitivamente por algo pasaban las cosas
—Vaya, gracias, señorita Lamarr.
—De nada, mi querido traidor.
La sonrisa de Sammy vaciló. El ambiente se llenó de tensión.
Igual que en la Sala de Trono, casi era como si todos estuvieran conteniendo la respiración. El Sammy de la sala se veía sumamente incómodo, mientras Lena como la buena amiga que era solo lo miraba un poco horrorizada.
Hazel y Frak estaban sonrojados, pero por motivos diferentes
—Yo creo que sería mejor que siguieras leyendo ¿No?— sugirió Hazel
—Bueno— dijo Travis —nada más porque me caes bien
Hazel se quedó mirando el suelo.
—No deberías haber tocado el diamante. Es peligroso.
—Venga ya —dijo Sammy —. ¡No para mí!
—Pero… Habías dicho que solo resultaba peligroso si lo gastaban ¿No?— preguntó Bianca
—Sí— dijo Hazel con una mueca
—Entonces todo debe estar en orden— coincidió Zoë
Hazel hizo una mueca
Hazel lo observó con cautela, como si quisiera creerlo.
—Podrían pasar cosas malas. No deberías…
—No lo venderé —dijo Sammy —. ¡Te lo prometo! Solo lo guardaré como muestra de tu precio.
—¿De tu qué?— preguntó Piper
—Travis, lee bien— masculló Miranda
—Oye, aquí dice "precio"— se defendió Travis
—En realidad dijo "precio"— confirmó Hazel
—Entonces sí estás leyendo bien Travis y sí te vamos a volver a dar el libro—dijo Katie
—Gracias— bufó Travis
Hazel forzó una sonrisa.
—Querrás decir como « muestra de mi aprecio» .
—¡Eso!
—Suenan parecidas— asintió Leo
—Pero no significan lo mismo— dijo Piper
—Pequeño detalle— dijo Leo encogiéndose de hombros
Deberíamos espabilarnos. Es hora de nuestra siguiente escena:
« Hedy Lamarr está a punto de morir de aburrimiento en clase de lengua» .
—Suena como una escena que nadie quiere vivir— comentó Leo
—Definitivamente no— dijo Percy
—Sería peor si fuera la clase de matemáticas— dijo Piper
—Tienes un punto muy razonable— comentó Percy
—A mí me gustan más las matemáticas— murmuró Leo —al menos más que la clase de lengua
Piper y Percy le dieron expresiones igualmente horrorizadas
Sammy le ofreció el codo como un caballero, pero Hazel lo apartó de un empujón con aire pícaro.
—Gracias por estar a mi lado, Sammy.
—¡Señorita Lamarr, yo siempre estaré a su lado cuando me necesite! —dijo él alegremente.
Los ojos de Hazel se llenaron de lágrimas y Frank le pasó un brazo por los hombros en un intento de consuelo
Los dos volvieron corriendo a la escuela. Leo se sintió más que nunca como un fantasma. Tal vez había sido un eidolon toda su vida, porque el chico que acababa de ver debería haber sido el auténtico Leo.
—Sonaba perfectamente razonable— murmuró Leo
—En realidad no— dijo Apolo —tú eres el auténtico Leo y él era el auténtico Sammy, por más que se parezcan son personas completamente independientes y claro que harían las mismas cosas, ambos tenían un destino completamente diferente
Artemisa lo miró con incredulidad —Eso… Eso es lo más sensato que te he escuchado decir en tres mil años
—Es por eso que deberías escucharme más seguido— resopló Apolo
Era más listo, molaba más y tenía más gracia. Sabía coquetear tan bien con Hazel que era evidente que le había robado el corazón.
Hazel se sonrojó —¡Leo!
—Perdón— dijo Leo levantando las manos
—Hablando de coquetear yo creo que sí hacen unas faltas sobre esa materia, coquetean horrible, chicos— señaló Apolo
—Un poco— coincidió Afrodita
—Ignorenlos— señaló Poseidón
No era de extrañar que Hazel hubiera mirado de forma tan rara a Leo cuando se habían conocido. No era de extrañar que hubiera dicho « Sammy » con tanto sentimiento. Pero Leo no era Sammy, como Rufus Cabezalisa tampoco era Clark Gable.
—Gracias a nosotros que ese niño no era Clark Gable— dijo Apolo
—Si no, no sabemos cómo habrían sido las cosas— comentó Hermes
—Probablemente malas para los actores con los que se juntaba— señaló Afrodita
—buen punto— dijo Apolo
—Hazel —dijo—, yo… yo no…
El patio de recreo se deshizo en otra escena. Hazel y Leo seguían siendo fantasmas, pero entonces estaban delante de una casa ruinosa situada al lado de una acequia llena de malas hierbas.
—No puede ser— murmuró Leo —no esperaba que pasara esto
—¿Por qué?—preguntó Calipso en voz baja
—Eso no es precisamente de Hazel— susurró Leo con una mueca
En el jardín había un grupo de plataneros encorvados. Sobre los escalones, una anticuada radio emitía música regional, y en el porche sombreado, sentado en una mecedora, un escuálido anciano contemplaba el horizonte.
Leo y Hazel intercambiaron una mirada nostálgica
—¿Sigue siendo sobre ustedes o el libro se equivocó?— preguntó Travis con confusión
—No creo que un libro mágico se pudiera equivocar— señaló Thalia
—Sí se sigue tratando de nosotros— murmuró Hazel
—¿Dónde estamos? —preguntó Hazel. Seguía siendo una figura vaporosa, pero su voz poseía un tono de alarma—. ¡Esto no es de mi vida!
—Yo me empezaría a asustar si la que me llevó al pasado me dice que no sabe dónde está— dijo Connor
—Pero acaba de decir que sí sigue siendo sobre ellos— comentó Jason
—Pero realmente no esperas una desviación en un viaje en el tiempo— dijo Leo
—No era precisamente un viaje en el tiempo— comentó Hazel
—Yo creo que sí— dijo Leo
Leo se sintió como si su yo fantasmal estuviera adquiriendo densidad, volviéndose más real. Aquel lugar le resultaba extrañamente familiar.
—Es Houston —comprendió—. Conozco este paisaje.
—Esto se pone cada vez más raro— murmuró Travis
—Ni lo digas— suspiró Leo
—Pero ya todo se va a clarar— suspiró Hazel
Esa acequia… Es el viejo barrio de mi madre, donde ella se crió. El aeropuerto de Hobby está por allí.
—¿Esta es tu vida? —dijo Hazel—. ¡No lo entiendo! ¿Cómo…?
—Por supuesto que sí, lo que los conecta— dijo Apolo
La mayoría de los chicos seguía viéndose confundidos
—¿Me lo preguntas a mí? —inquirió Leo.
De repente, el anciano murmuró:—Ah, Hazel…
—¿No que nadie los podía ver?— preguntó Katie
—Nadie nos podía ver— susurró Hazel
—¿Y cómo es que te conoce?— preguntó Grover
—Ya lo verás— suspiró Leo
Un escalofrío recorrió la columna de Leo. Los ojos del anciano seguían fijos en el horizonte. ¿Cómo sabía que estaban allí?
—Es una muy buena pregunta— dijo Miranda
—Que podríamos contestar si ya nadie hablara— señaló Travis
—Yo digo que mejor deberían seguir hablando— murmuró Leo
—Supongo que se nos ha acabado el tiempo —continuó el anciano de forma ensoñadora—. Bueno…
—No me gusta como suena esa frase— dijo Piper
—A nosotros tampoco— dijo Leo
—No—susurró Hazel
No terminó la frase. Hazel y Leo se quedaron muy quietos. El anciano no dio más muestras de haberlos visto u oído. Leo cayó en la cuenta de que el hombre había estado hablando consigo mismo. Pero entonces ¿por qué había pronunciado el nombre de Hazel?
—Es lo que queremos entender— coincidió Bianca
—Y si solamente estaba hablando consigo mismo lo hace aún más raro— señaló Luke
—Y vaya que sí— dijo Thalia
Tenía la piel curtida, el cabello blanco rizado y unas manos nudosas, como si se hubiera pasado toda la vida trabajando en un taller de máquinas. Llevaba una camisa amarilla clara, limpia e inmaculada, unos pantalones grises con tirantes y unos relucientes zapatos negros.
Algunos se empezaron a dar cuenta de quien podría ser, la vestimenta era demasiado parecida a la de Leo ¿Y trabajando toda la vida en un taller de máquinas? No parecía que sonara a una casualidad y bueno siendo de la primer vida de Hazel incluso la edad podría coincidir, sin embargo nadie se atrevió a hacer sugerencias todavía
A pesar de su edad, tenía unos ojos penetrantes y claros. Estaba sentado con una serena dignidad. Parecía en paz; divertido, incluso, como si estuviera pensando: « Caramba, ¿tanto he vivido? ¡Estupendo!» .
—Creo que yo también pensaría eso— dijo Miranda
—Definitivamente sí— confirmó Leo
—Suena a algo que todos haríamos— asintió Jason
—Concuerdo— dijo Will
Algunos de los dioses hicieron una mueca
Leo estaba seguro de que no había visto nunca a aquel anciano. Entonces ¿por qué le resultaba familiar? De pronto se dio cuenta de que el hombre estaba tamborileando con los dedos sobre el brazo de su silla, pero no daba golpecitos al azar.
—¿No?— susurró Hazel
Leo negó con la cabeza
Estaba usando el código morse, como la madre de Leo solía hacer con él… y el anciano estaba transmitiendo el mismo mensaje: « Te quiero» .
Hazel sollozó y Frank la abrazó mientras le murmuraba palabras tranquilizadoras, se empezaba a sentir en la sala como se iba llenando poco a poco con un sentimiento de tristeza
La puerta con mosquitera se abrió. Una joven salió. Iba vestida con unos tejanos y una blusa turquesa. Tenía el cabello moreno cortado a lo garçon. Era guapa, pero no delicada. Tenía los brazos musculosos y las manos callosas.
Leo suspiró de manera temblorosa
—¿Estás bien?— preguntó Calipso con preocupación
—No— susurró Leo —era mi mamá
—Oh, Leo— dijo Calipso acercándolo más a ella
Al igual que los del anciano, sus ojos marrones poseían un brillo de diversión. Tenía un bebé en brazos, envuelto en una manta azul.
Hefesto ya había adivinado por la expresión de su hijo quién era la persona en cuestión y obviamente de quién se trataba el bebé, miró a su hijo con una mueca no sabía qué decir o que hacer para tratar de ofrecer un poco de consuelo
—Mira, mijo —le dijo al bebé—. Este es tu bisabuelo. Bisabuelo, ¿quieres cogerlo?
Cuando Leo oyó su voz, sollozó. Era su madre: más joven de cómo él la recordaba, pero llena de vida.
Leo se limpió unas cuántas lágrimas. Esperanza miró el libro con incredulidad, por supuesto que ella nunca la había conocido y la verdad es que tampoco había tantas historias porque murió muy pronto, le habría encantado conocerla.
Leo miró a Calipso como si un pensamiento tardío se le hubiera ocurrido incluso después de todos los libros ya leídos —Pero si nosotros estamos aquí…
—No— interrumpió Apolo que se había dado cuenta de la expresión —si no están en la sala es por algo
—¿Por qué?— preguntó Leo con la voz cortada
—No lo sé— dijo Apolo —pero creo que La Moiras deben tener una razón, lo siento
—Pues no me parece justo— masculló Leo
Varios de los chicos hicieron una mueca, Percy volteó a ver a su mamá, siempre decía que tenía una suerte horrible, pero su mamá estaba con él y eso era lo que importaba, Sally le sonrió
—No estoy pidiendo quedarme con ella para siempre, solo verla unos minutos
—Leo—susurró Calipso
—¿Y no sería peor?— preguntó Apolo —no va a saber quién eres y luego la tienes que dejar ir
Leo murmuró algo que no se pudo entender, entre la bruma de emociones que había en la sala Bianca empezó a llorar, pero se limpió las lágrimas rápidamente, los demás legados también se veían como si les hubieran echado un balde de agua fría con las palabras de Apolo, Zoé se refugió en su hermano, los demás apartaron la mirada.
Travis continuó la lectura
Eso significaba que el bebé que tenía en brazos…El anciano sonrió de oreja a oreja. Tenía unos dientes perfectos, tan blancos como su pelo. Su cara estaba surcada de arrugas de reír.
—¡Un niño! ¡Mi bebito Leo!
—¿Leo? —susurró Hazel—. Ese… ¿eres tú?
—Eso parece— dijo Leo con la voz quebrada
Hazle sonrió con tristeza
El anciano cogió en brazos al Leo bebé, riéndose entre dientes con agradecimiento y haciendo cosquillas al pequeño en la barbilla, y el Leo Fantasma por fin comprendió lo que estaba viendo.
Para ese momento ya todos habían descubierto de qué se trataba todo y quién era quién, Hazel y Leo esperaban que el capítulo ya acabara de una vez por toda, había durado muchísimo
—Eso lo explica todo ¿No?— preguntó Esperanza en voz baja a Sammy
—Eso parece— asintió Sammy
—Tienes el nombre de mi tatarabuelo—señaló Esperanza
Sammy sonrió
De algún modo, el poder de Hazel para revisitar el pasado había hallado el único acontecimiento que conectaba sus vidas: donde la línea temporal de Leo coincidía con la suya. Aquel anciano…
—Así es como funciona el destino— asintió Apolo
—Vaya forma— murmuró Leo
—Y que lo digas—suspiró Hazel
—Oh… —Hazel pareció darse cuenta de quién era el hombre al mismo tiempo que él. Su voz se volvió muy aguda, al borde de las lágrimas—. Oh, Sammy, no…
—Lo siento— susurró Hazel a Frank mientras se limpiaba las lágrimas
—No tienes por qué— dijo Frank —él fue muy importante para ti, yo lo entiendo
—Eres el mejor— susurró Hazel
—Ah, pequeño Leo —dijo Sammy Valdez, bien entrado en los setenta—. Tendrás que ser mi doble en las escenas de riesgo.
—Es lo que intento— dijo Leo
—Y vaya con tus escenas de riesgo— dijo Jason con una pequeña sonrisa
—A los mejores actores nos dan las mejores escenas—suspiró Leo
Creo que se llama así. Díselo a ella de mi parte. Esperaba estar vivo, pero, ay, ¡la maldición no lo va a permitir!
—Oh— murmuraron varios de los chicos
Hades hizo una mueca al ver a su hija tan afligida, al menos sabía que eso que supo y encontrarse a ese chico Leo la podría ayudar a cerrar el círculo que aun había tenido pendiente con Sammy Valdez
Hazel sollozó.
—Gaia… Gaia me dijo que murió de un infarto en los años sesenta. Pero esto no es… esto no puede ser…
—Y por supuesto me mintió— dijo Hazel
—Es lo que mejor le sale— comentó Perséfone
Sammy Valdez siguió hablando con el bebé mientras la madre de Leo, Esperanza, miraba la escena con una sonrisa apenada, tal vez un poco preocupada por que el bisabuelo de Leo estuviera divagando, un poco entristecida por que estuviera diciendo cosas sin sentido.
—No era muy discreta para mirar a las personas cuando creía que están diciendo cosas sin sentido— comentó Leo con una risa cortada
—Debiste decir muchas cosas sin sentido— dijo Calipso suavemente
—Sí— murmuró Leo y luego añadió —¿Sabes? Me alegra que ella tenga su nombre
Ambos voltearon a ver a Esperanza
—A mí también— susurró Calipso
—Esa señora, doña Callida, me advirtió —Sammy movió la cabeza con gesto de tristeza—. Me dijo que yo no vería en vida el gran peligro que correría Hazel. Pero prometí que estaría a su lado cuando ella me necesitara. Tendrás que decirle que lo siento, Leo. Ayúdala si puedes.
Todos voltearon a ver a Hera
—No les voy a decir si ya lo hice o todavía no— masculló Hera con un gesto para quitar importancia —eso no es relevante ahora
Leo y Hazel le dieron una mirada asesina
—Bisabuelo, debes de estar cansado —dijo Esperanza.
La joven extendió los brazos para coger el bebé, pero el anciano lo abrazó un instante más. Al Leo bebé no pareció importarle en lo más mínimo.
—El bebé Leo parecía estar muy cómodo— dijo Leo
—Eso parecía— coincidió Hazel
—Dile que siento haber vendido el diamante, ¿vale? —dijo Sammy —. Rompí mi promesa. Cuando ella desapareció en Alaska… ah, hace mucho tiempo, usé ese diamante y me mudé a Texas como siempre había soñado.
—Pero al final de cuentas no fue la maldición— murmuró Bianca
—No— suspiró Hazel —no lo fue
—Aunque él siempre creyó que sí— susurró Leo
Fundé mi taller.¡Fundé mi familia! La vida me ha tratado bien, pero Hazel tenía razón. El diamante vino con una maldición, nunca la volví a ver.
La Sala quedó en silencio por un momento solo roto por los suaves sollozos de Hazel y las palabras murmuradas de Frank
—Oh, Sammy —dijo Hazel—. No fue una maldición lo que me mantuvo lejos. ¡Yo quería volver! ¡Me morí!
—¿Todavía falta mucho?— preguntó Hazel con voz ronca
—No— dijo Travis —creo que una hoja más o menos
—Gracias— suspiró Hazel
El anciano no pareció oírla. Sonrió al bebé y le besó la cabeza.
—Te doy mi bendición, Leo. ¡Mi primer bisnieto varón! Tengo la sensación de que eres especial, como lo fue Hazel. No eres un bebé normal. Tú continuarás por mí. Tú la verás algún día. Salúdala de mi parte.
Hazel y Leo intercambiaron una sonrisa afligida
—Creo que él estaría feliz porque somos amigos— dijo Leo
—Eso creo— murmuró Hazel
—Bisabuelo —dijo Esperanza, de forma un poco más insistente.
—Sí, sí —Sammy soltó una risita—. El viejo lobo habla sin parar. Estoy cansado, Esperanza. Tienes razón. Pero dentro de poco descansaré. La vida me ha tratado bien. Críalo bien, nieta.
Se hizo un momento de silencio nadie sabía que decir que los pudiera consolar y aunque ninguno había conocido a Sammy Valdez todos parecían de cierta manera afligidos
La escena se desvaneció. Leo estaba en la cubierta del Argo II, cogiendo la mano de Hazel. El sol se había puesto, y el barco estaba iluminado únicamente con lámparas de bronce. Hazel tenía los ojos hinchados de llorar.
—Bueno, ya se acabó— murmuró Leo
—Son los últimos párrafos— asintió Travis
Lo que habían visto era demasiado fuerte. El mar entero ascendía y descendía debajo de ellos, y por primera vez Leo se sintió como si estuvieran totalmente a la deriva.
—Hola, Hazel Levesque —dijo con tono serio.
—Hola, Leo Valdez— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
A ella le temblaba la barbilla. Se apartó y abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera decir nada, el barco dio un bandazo hacia un lado.
—¡Leo! —gritó el entrenador Hedge.
—Escuchas gritar al entrenador es algo que sí puedo manejar— murmuró Leo
—Definitivamente— coincidió Hazel
Festo rechinó alarmado y expulsó llamas al cielo nocturno. La campana del barco sonó.
—¡¿Te acuerdas de los monstruos por los que estabas preocupado?! —gritó Hedge—. ¡Pues uno nos ha encontrado!
—Genial— dijo Apolo
—Fin del capítulo— anunció Travis
—Por fin— suspiró Leo —ya no quiero seguir leyendo
—Tampoco yo— dijo Hazel
—Está bien— asintió Hestia —tomen la tarde libre
Así que después de ese capítulo tan emocionalmente fuerte para Leo y Hazel todos salieron a tomar un poco de aire, era mejor dar tiempo antes de poder continuar con la lectura, probablemente de aquí en adelante solo se pondría peor
—¡Hey— dijo Piper cuando por fin logró encontrar a Rachel
Tal vez no era su asunto y de ninguna manera debía entrometerse, pero a lo largo de la lectura había visto cambiar algo entre Reyna y Rachel y sabía exactamente qué y si ella se había dado cuenta era un hecho que su madre también lo había hecho, así que bueno, aquí estaba ahora y esperaba ser de ayuda
—Hola— dijo Rachel que estaba sentada recargándose en una pared del palacio de Artemisa y con un rotulador dibujaba algo en sus jeans
Piper se sentó a su lado y miró a Rachel dibujar garabatos durante un momento antes de decir —¿Sabes? Creo que deberías decirle a Reyna
Rachel se tensó y preguntó en voz baja como si alguien las pudiera escuchar —¿De qué estás hablando?
—Creo que ambas sabemos— dijo Piper con una pequeña sonrisa y de igual manera en voz baja
—Sería una locura— respondió Rachel luego de un momento
—¿Y qué? Mira sé que el dominio de mi madre no es especialmente benevolente, pero realmente, en este momento ¿Qué podrías perder?
Rachel la miró como si estuviera loca —Para empezar y creo que con eso es suficiente, soy el oráculo ¿Sabes lo que podrían hacer los dioses?
—Sip, pero ¿Por cuánto tiempo serás oráculo?— preguntó Piper
Rachel la miró con una mueca
—Digo, yo creo que todo lo que estamos leyendo va a cambiar nuestro destino para bien o para mal y es posible que cuando todo cambie tu vida vuelva a llevarte hacía el camino del oráculo o es posible que no ¿No crees que el tiempo que estés aquí puedas escoger que es lo que quieres? ¿No vale la pena el intento?
Rachel suspiró —No sé… No sé realmente ¿Y si todo es unilateral?
Piper sonrió —Lo dudo, pero preguntale a Reyna acerca de lo que le dijo mi madre en Charleston, creo que eso podría aclarar unas cuentas cosas
Piper se levantó y dejó a Rachel mientras tamborileaba con nerviosismo sobre su rodilla el marcador
Frank, Hazel, Leo y Calipso estaba sentados en una parte de los jardínes del Olimpo, los cuatro habían decidido hablar sobre lo que había pasado en el capítulo, claramente un tema sensible, pero eso significaba que Hazel y Leo se sentían unidos y Hazel no quería llevarse mal con Calipso, mientras que Leo tampoco quería que Calipso siguiera celosa de algo que no tenía por qué, no era exactamente que fueran amigas, pero no se sentía todo tan tenso como al principio
Después de una pequeña charla y unas lágrimas más, Hazel cambió de tema
—Esperanza y Sammy parecen unidos
—Lo hacen— asintió Leo, estar con personas lo hacía no sentirse tan afligido por su mamá —incluso con la otra niña, Silena
—¿Quién lo diría?— preguntó Frank con cierta incredulidad
—Definitivamente jamás lo hubiera pensado, bueno, nada de esto en realidad— dijo Calipso un poco sonrojada
—Y Esperanza sabe usar la Niebla, yo creo, creo que le podría ayudar si quiere y si ustedes quieren—murmuró Hazel
—Yo no tengo ningún problema— dijo Leo y miró a Calipso, a decir verdad ella no se veía muy convencida
—Mi magia realmente no ha sido lo mismo, supongo que está bien— comentó Calipso aunque lo último sonó a pregunta
Unos minutos después Leo encontró a Esperanza y ella accedió siempre y cuando sus amigos pudieran estar presentes. Hazel y Frank le dieron una sonrisa a Sammy y este se las regresó con un gesto tímido.
Así que Hazel empezó a explicar algunas de las bases para el uso de la Niebla, los demás se habían sentado a observar
—Sí, lo sé— dijo Esperanza —ya me lo habías enseñado
—¿yo?— preguntó Hazel
—Bueno sí, a veces me ayudabas
—Está bien, entonces vamos allá, a veces creo que utilizar algún lugar que conozcas bien puede hacer más estable la Niebla ¿Que tal si me muestras tu casa en Nueva Roma?
Esperanza vaciló, pero terminó aceptando. Todo iba bien, el recuerdo del lugar que conocía mantuvo la Niebla estable, a veces si querías era más fácil utilizar recuerdos para crear ilusiones.
La niña le estaba enseñando su casa, el gran jardín que tenían en la parte de atrás que tenía un montón de flores de distintos tamaños, colores y olores, de repente la Niebla vacilaba, pero Hazel la animaba a mantenerla de nuevo, al menos hasta que se oyó el grito, no fue un grito exactamente normal
—Eso sonó como cuando los hijos de Apolo se enojan— señaló Leo desde algún lugar, eso indicaba que la ilusión se estaba desvaneciendo
—Está bien si quieres dejar caer la ilusión ahora— dijo Hazel, pero Esperanza no pareció oírla
—Eso sonó como a Bianca— murmuró Esperanza
—De acuerdo ¿Quieres ir…?— pero antes de que Hazel pudiera terminar la pregunta la escena de la casa de Esperanza se desvaneció y en su lugar apareció el Campamento Mestizo, lleno de caos, apareció Leo, un Leo mayor, pero definitivamente era él, estaba con Nico "Que Bianca se lleve a Esperanza" se oyó en la ilusión. Hazel no entendía lo que estaba viendo, si era una ilusión era bastante tenebrosa ya que parecía que el campamento estaba siendo atacado y si no lo era…
Esperanza rompió la ilusión y miró a Hazel con sorpresa, antes de que pudiera decir algo, la niña se echó a correr. a los lados Sammy y Silena intercambiaron una mirada y fueron tras Esperanza, Frank, Leo y Calipso se veían igual de confundidos
—¿Qué pasó?— preguntó Calipso
—No lo sé— respondió Hazel
—Qué capítulo — murmuró Bianca
—Lo sé— asintió Charles —¿Estás bien? Después de lo que dijo Apolo
Bianca se encogió de hombros. Ambos estaban caminando por los jardines, sus amigos se habían dispersado por diferentes lugares y solo quedaban ellos dos, la compañía del otro
—Sé que todavía estás enojada— señaló Charles
—¿Y planeas hacerme enojar más?— preguntó Bianca
—¿Quieres hablar de ello?
—No en realidad— dijo Bianca
Se sentaron uno enfrente del otro y se quedaron en silencio por un momento
—Es que sí es injusto— dijo Bianca —todo esto, estamos aquí, pero de cualquier manera vamos a tener que regresar, los dioses va a seguir haciendo lo que quieren y mi padre no debió sacar a Silena y dejarme a mí
—Sabes que nada de eso es culpa de Lena— señaló Charles —no puedes seguir culpándola por algo que no es su responsabilidad
—Puedo intentarlo— masculló Bianca
—Ya sé que sí, pero no deberías seguirlo haciendo, los verdaderos culpables de todo esto son los dioses
Bianca suspiró —Ya lo sé, pero aún así siento que Silena me los quitó, si no hubiera sido por ella…
Bianca se secó las lágrimas furiosamente —¿Cómo es que puedes estar tan tranquilo? ¡A veces odio tu diplomacia!
Charles le sonrió —No soy diplomático y no estoy tranquilo, de hecho a veces también quiero echarme a llorar, me lo permití con mi abue… con Sally, pero Zoé me necesita y ella es primero
—Somos un desastre— dijo Bianca con cierta amargura
—Ya me di cuenta, pero tú más que yo— dijo Charles
Ambos se quedaron mirando al otro durante un momento, ambos sintiendo lo mismo por el otro, no se dieron cuenta quién fue el que se movió primero, pero de repente sus labios se estaban tocando, un suave roce como una caricia, su primer beso, pareció que duró toda una eternidad, se separaron y se sonrieron por lo que fue un segundo perfecto y luego las emociones desbordaron a Bianca.
Había estado guardando tanto y tanto y tanto, amargura, ira, tristeza, dolor, y este beso la hizo sentir demasiado y demasiado rápido, ella gritó.
El problema es que ella tenía ciertos poderes como un hijo de Hades, pero también algunos como si fuera hija de Apolo, las sombras se espesaron y el sonido de sus emociones fue amplificado, no lo suficiente para causar un gran daño, pero cuando vio a Charles cubriéndose los oídos y con un pequeño hilillo de sangre en sus oídos sabía que si no se controlaba podía causar un desastre.
—¡Charles! Lo siento, lo siento, lo siento— murmuró Bianca
—Está bien, pero si no querías que te besara con un no habría sido suficiente— dijo Charles un poco aturdido
—No seas idiota, fue genial— dijo Bianca —yo lo siento, no sé que fue lo que pasó
No se dieron cuenta cuando llegaron los demás, estaban Percy y Annabeth, Jason, Thalia, los mellizos y los Stoll.
Cuando Annabeth vio que Charles estaba sangrando dió un paso hasta adelante hasta que Apolo la detuvo
—Yo me encargo de esto— mencionó y se adelantó —de acuerdo vamos a poner reglas, si quieres practicar ese tipo de poder, lo debes hacer con maniquíes, es efectivo, pero solo si lo sabes manejar, si no podrías dañar a tus compañeros de batalla
—Apolo— Bianca se sorprendió
—Y parece que no es nada con ambrosía estarás bien— dijo Apolo a Charles
Bianca abrazó a Charles —Lo siento mucho
—Está bien Bianca, no pasó nada
—¿Me van a explicar por qué pasó?
Ninguno de los dos dijo nada
—Adolescentes— resopló Apolo —de cualquier manera espero que digan algo porque tienen público
Ambos por fin se dieron cuenta y se sonrojaron
—Bueno, esperamos la explicación— señaló Apolo
—Sabía que te iba a encontrar aquí, bueno a los dos— dijo Bianca di Angelo entrando al palacio de su padre
—Si aquí me suelo quedar— dijo Nico
—Yo no, pero aquí estoy— comentó Will encogiéndose de hombros
—¿Cómo está Hazel?— preguntó Bianca
—Está con Frank, así que espero que bien— dijo Nico
—¿Nos buscabas para algo?— preguntó Will
—De hecho sí— dijo Bianca —quería hablar con ustedes
—¿Sobre qué?— preguntó Nico
—Sobre Bianca, la otra Bianca
Nico y Will se sonrojaron
—Bueno, si vamos a hablar de eso, ella obviamente me odia— señaló Nico
—De eso precisamente y no, no te odia— dijo Bianca
—¿Cómo estás tan segura?— preguntó Will
—Intenté hablar con ella y pues… bueno, no sé cómo decirlo, estoy segura que lo deben saber, pero no sé cómo empezar
—¿Por qué fuiste a hablar con ella?— preguntó Nico
—Me da curiosidad conocerla y además — suspiró —me recuerda a ti
Nico hizo una mueca —¿Eso es algo bueno?
—En este sentido tal vez no, ella me recuerda a ti cuando… pues … cuando yo morí
—Oh— murmuró Nico
—Todo ese resentimiento, dolor y querer culpar a alguien y odiar que te haya abandonado
Nico la miró un poco con confusión, no le seguía la corriente
Will maldijo, él había entendido —Así que alguien importante en su vida ¿Murió? Y se siente abandonada
—No alguien importante, creo que las personas más importantes para ella— murmuró Bianca con pena
—Nosotros— dijo Nico que por fin la había captado
—Y creo que es por eso por lo que están aquí, todos ellos— coincidió Bianca
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