PERCY XXXI, XXXII
XXXI
Percy
—Yo voy a leer— dijo Jason
—Y todavía es sobre mí ¿Verdad?— preguntó Percy
—Sí— asintió Jason
Percy se quejó
Nada como un rotundo fracaso para generar grandes ideas.
—Claro que sí, es así cómo se generan grandes ideas— dijo Leo
—Es la fórmula clave de las grandes ideas— asintió Percy
—Todos estamos de acuerdo en eso— dijo Piper
Mientras Percy permanecía desarmado y vencido, el plan cobró forma en su mente.
—Entonces aún no estabas vencido— dijo Sally
—Es cierto, uno no está vencido mientras aún se pueda llevar a cabo una idea loca— dijo Perséfone
—Y las ideas locas son tu especialidad— coincidió Apolo
Estaba tan acostumbrado a que Annabeth le proporcionara información sobre leyendas griegas que se sorprendió bastante de recordar algo útil,
—Muy bien, sesos de alga— dijo Annabeth
—Gracias, gracias— dijo Percy —así empieza mi momento de idea loca
—Si la idea loca funciona pues entonces vale la pena— comentó Hermes
pero tenía que actuar con rapidez. No podía permitir que a sus amigos les pasara algo. No iba a perder a Annabeth… otra vez, no.
—Awwww— chillaron los chicos
Percy se sonrojó y Annabeth le sonrió
—Son tan monos— suspiró Afrodita
Crisaor era invencible. Al menos en un duelo. Pero sin su tripulación… tal vez fuera posible derrotarlo si bastantes semidioses le atacaban al mismo tiempo.
—Nada más es el detallito de quitar a su tripulación— dijo Miranda
—Un detalle mínimo— dijo Rachel
—Cosa de llevar a cabo una idea loca y ya— asintió Piper
—Por supuesto— dijo Percy
¿Cómo ocuparse de la tripulación de Crisaor? Percy unió las piezas: los piratas habían sido convertidos en hombres delfín hacía milenios al secuestrar a la persona equivocada. Percy conocía esa historia.
—¿Ah sí?— preguntó Connor
—Claro que sí— dijo Percy —la verdad no me acuerdo dónde la escuché, pero la conocía
—Al menos— masculló Dionisio
—A mí no me suena ninguna historia— comentó Katie
—Estos niños— masculló Dionisio rodando los ojos
De hecho, la persona en cuestión había amenazado con convertirlo a él también en delfín.
—Nunca pensé que ser amenazado en convertirme en delfín me iba a servir para algo— bromeó Percy
—Tampoco yo— murmuró Sally
—Pongan atención, todo puede servir— dijo Percy
—Genial— dijo Leo
Y cuando Crisaor había dicho que su tripulación no le temía a nada, uno de los delfines le había corregido con nerviosismo. « Sí —había dicho Crisaor—. Pero él no está aquí» .
—Vaya— dijo Bianca
Hubo varias expresiones que entendían a quién se referían, pero otras tantas aún se veían bastante confundidas.
Percy miró hacia popa y vio a Frank, con forma humana, asomado detrás de una ballesta, esperando. Percy resistió el impulso de sonreír. El grandullón decía que era torpe e inútil, pero siempre estaba en el sitio adecuado cuando lo necesitaba.
Frank se sonrojó
—La verdad es que fue un increíble plan— dijo Piper
—Tal vez faltó un poco más de producción, pero estuvo genial— asintió Leo
—Claro, para la otra también le ponemos más efectos especiales— asintió Percy
—Por supuesto— murmuró Frank
Las chicas… Frank… La nevera portátil. Era una idea absurda. Pero, como siempre, era lo único con lo que contaba.
—Pero las ideas absurdas suelen salir bien— dijo Leo
—La mayoría de las veces— señaló Percy
—Pero ojalá que esta sea una de esas veces— comentó Miranda
—Yo también lo esperaba— coincidió Percy
—¡Está bien! —gritó lo bastante alto para llamar la atención de todos—. Llévanos, si nuestro capitán te lo permite.
—Pero tienes que leerlo de manera teatral— señaló Apolo a Jason
—Sí Jason, que todos se lo crean— dijo Piper con una sonrisa
Percy asintió —Tú quisiste leer, te toca hacerlo bien
Jason hizo una mueca
—Sííí— dijo Helena
—Por favor— coincidió Thom
—Está bien— dijo Jason
—Otro que no va a saber decir que no— murmuró Thalia divertida
Jason volvió a leer —¡Está bien!—Jason gritó de manera teatral — Llévanos, si nuestro capitán te lo permite.
Crisaor giró su máscara dorada.
—¿Qué capitán? Mis hombres han registrado el barco. No hay nadie más a bordo.
Percy levantó las manos de forma teatral.
—Yo creo que también me merezco un 10 en actuación— dijo Percy
—Por supuesto que sí— asintió Annabeth riendo
—Oye Jason, pero también tienes que alzar las manos de manera teatral— señaló Connor
—Ustedes dijeron leer, no actuar— se quejó Jason
—El dios aparece solo cuando quiere, pero es nuestro líder. Dirige nuestro campamento para semidioses. ¿Verdad que sí, Annabeth?
Annabeth reaccionó rápido.
—Por supuesto que sí, tú entiendes mis planes, yo entiendo los tuyos— dijo Annabeth
—Si eso no es amor, no sé qué sea— comentó Miranda
—Quédate con quien entienda tus planes disparatados— bromeó Percy
—Lección número uno para elegir pareja, que entienda tus planes locos— comentó Apolo
—No se merecen menos— comentó Rachel riendo
—¡Sí! —asintió con la cabeza con entusiasmo—. ¡El señor D! ¡El gran Dioniso!
Una oleada de inquietud recorrió a los hombres delfín. Uno soltó su espada.
—Me alegra que sepan quien manda— dijo Dionisio
—Ah, era él— dijo Travis
—Acaban de decir que dirige el campamento— señaló Katie
—Bueno, pues no hice la conexión— dijo Travis encogiéndose de hombros
—¡Manteneos firmes! —rugió Crisaor—. En este barco no hay ningún dios. Están intentando asustaros.
—¡Deberíais estar asustados! —Percy miró a la tripulación pirata con compasión—.
—La verdad está siendo muy buena tu actuación— dijo Apolo
—Gracias— dijo Percy
—También estás leyendo muy bien Jason— asintió Apolo —me hacen sentir muy orgulloso
—Excelente servicio— asintió Connor
Dioniso se pondrá como un energúmeno con vosotros por haber retrasado nuestro viaje. Nos castigará a todos. ¿No os habéis fijado en que las chicas han caído en la locura del dios del vino?
—Claro, se veía bastante claro— dijo Miranda
—No para las chicas— dijo Percy
—Todavía no entendíamos el plan, perdón— comentó Piper
Hazel asintió —Estábamos tratando de entender qué decías
Hazel y Piper habían interrumpido sus ataques de convulsiones. Estaban sentadas en la cubierta, mirando fijamente a Percy, pero cuando él les lanzó una mirada cargada de intención,
—Se les olvidaron los papeles— comentó Percy
—A todas las grandes actrices se les ha olvidado alguna vez su papel— coincidió Apolo
—Lo importante es saber improvisar— dijo Rachel
—Yo creo que lo hicimos bastante bien— dijo Piper
—Cuando entendimos el papel— asintió Hazel
—Más vale tarde que nunca— dijo Thalia
empezaron a aporrearla otra vez, temblando y sacudiéndose de un lado al otro como peces. Los hombres delfín tropezaron unos con otros tratando de escapar de sus prisioneras.
—Ay que idiotas— dijo Connor
—¡JÁ!—exclamó Dionisio muy satisfecho
—No creo que les quedaran ganas de volver a atracar otro barco— dijo Poseidón
—Eso espero— dijo Percy
—Todos lo esperamos— mencionó Leo
—¡Impostoras! —rugió Crisaor—. Cállate, Percy Jackson. El director de tu campamento no está aquí. Fue llamado al Olimpo. Es de dominio público.
—¡Así que reconoces que Dioniso es nuestro director! —dijo Percy.
—Eso también fue bastante idiota — dijo Percy
—Sí— coincidió Annabeth —pero que bueno que no supo manejar la situación
—También me alegró mucho eso— dijo Percy
—Y todos estamos de acuerdo contigo— asintió Piper
—Lo era —lo corrigió Crisaor—. Todo el mundo lo sabe.
Percy señaló al guerrero dorado como si acabara de delatarse. —¿Lo veis? Estamos condenados. ¡Si no me creéis, mirad la nevera!
—¿Que tiene que ver la nevera?— preguntó Miranda
—Es mágica— dijo Percy
—Obviamente Miranda— comentó Connor
Percy se acercó como un huracán a la nevera mágica. Nadie intentó detenerlo. Levantó la tapa y hurgó entre el hielo. Tenía que haber alguna. Por favor. Se vio obsequiado con una lata de refresco roja y plateada. La blandió hacia los guerreros delfín como si fuera a rociarlos con repelente para bichos.
—Eso tiene que ver— señaló Katie a su hermana
—Gracias— dijo Miranda
—De nada, para eso estamos las hermanas— dijo Katie
—Claramente — dijo Travis
—¡Mirad! —gritó Percy —. El brebaje preferido del dios. ¡Temblad ante el horror de la Coca-Cola Light!
El pánico empezó a cundir entre los hombres delfín.
—Nunca pensé que la Coca-Cola Light pudiera causar ese pánico — dijo Hermes
—Los delfines "oigo el nombre y tiemblo"— dijo Percy riendo
—Nunca subestimen el poder de la Coca-Cola — señaló Apolo
—Por supuesto que no— dijo Dionisio
Estaban a punto de retirarse. Percy podía notarlo.
—El dios se apoderará de vuestro barco —advirtió Percy —. ¡Completará vuestra transformación en delfines, os volverá locos o puede que os convierta en delfines locos!
—Ay no— murmuró Frank. Hazel le dió una mirada divertida
Los demás chicos del Argo II se empezaron a reír
—Que buen plan, la verdad — dijo Leo
—Pero actúalo bien Jason— comentó Percy riendo
—Haré lo que pueda, dado que no lo ví — murmuró Jason
¡Vuestra única esperanza es marcharos nadando, rápido!
—¡Es ridículo!
—Un poco, pero ellos no lo saben— dijo Apolo
—Exacto y que bueno que lo usan en su ventaja— coincidió Artemisa
—Y vamos a confiar en que no se den cuenta de la treta— dijo Bianca
—Pero todavía falta más producción— comentó Percy con una sonrisa
La voz de Crisaor se volvió aguda. No parecía saber adónde apuntar con la espada: a Percy o a su tripulación.
—¡Salvaos! —advirtió Percy —. ¡Para nosotros ya es demasiado tarde!
—Oh no— gritaron Leo y los Stoll
—Giro dramático en los acontecimientos— dijo Apolo
—Jason, te faltó poner la mano en el pecho en modo dramático — comentó Percy
—Sí, lo hago en el siguiente párrafo — asintió Jason
A continuación se quedó boquiabierto y señaló al lugar donde se ocultaba Frank.
Jason puso una mano sobre su pecho y de la manera más dramática que encontró leyó —¡Oh, no! ¡Frank se está convirtiendo en un delfín chiflado!
No pasó nada.
—¡Producción, producción!— gritó Leo haciendo un altavoz con sus manos
—Tuvimos unos detalles técnicos — dijo Percy
—Es que no se ensayó lo suficiente— señaló Leo
—Lo sé, fue pura improvisación,pero la escena se queda— dijo Percy riendo
—Es que la magia del delfín chiflado tarda en hacer efecto— comentó Frank un poco avergonzado
—¡He dicho —repitió— que Frank se está convirtiendo en un delfín chiflado!
Frank salió de la nada dando traspiés, haciendo ver que se agarraba el cuello.
La mayoría de los chicos se empezaron a reír
—Oh no— gritaron varios chicos en la sala
—Oh, no —dijo, como si estuviera leyendo de un teleprompter—. Me estoy convirtiendo en un delfín chiflado.
—Hay que trabajar un poquito en tu actuación, pero tú muy bien — dijo Apolo
—Gracias— murmuró Frank sonrojado
—Que buena escena, con efectos especiales y todo— comentó Rachel
—Claro, debe de tener de todo— asintió Percy — y los efectos especiales eran lo primordial
Empezó a transformarse. Su nariz se alargó hasta convertirse en un hocico, y su piel se volvió gris y lustrosa. Cayó sobre la cubierta transformado en delfín, golpeando las tablas con la cola.
—Qué plan tan genial— dijo Katie
—Oh no, se transformó en un delfín chiflado— gritó Esperanza, haciendo que los chicos soltaran una carcajada
—Nooooooo— gritaron dramáticamente los Stoll
La tripulación pirata huyó en desbandada presa del terror, parloteando y emitiendo chasquidos mientras soltaban sus armas, se olvidaban de los prisioneros, hacían caso omiso de las órdenes de Crisaor y saltaban por la borda.
—Adoro los finales felices— dijo Travis
—Nada mal, sesos de alga— dijo Thalia impresionada
—Fue un muy buen plan— comentó Zoë y con una pequeña sonrisa agregó —bastante bien actuado, para un hombre
Percy se rió —Gracias
—Fue bastante impresionante— añadió Dionisio —te voy a amenazar más seguido, vemos que funciona bien
—Muy bien hecho, ese plan con esos efectos fue maravilloso— dijo Poseidón
—Todos actuaron muy bien— dijo Apolo levantando los pulgares
Atenea miraba al chico de Poseidón con una ceja levantada, no lo iba a admitir en voz alta, no le iba a dar esa satisfacción a Poseidón, pero el plan fue bastante impresionante, ese mocoso sabía hacer las cosas
En medio de la confusión, Annabeth se movió con rapidez para cortar las ataduras de Hazel, Piper y el entrenador Hedge. A los pocos segundos, Crisaor estaba solo y rodeado.
—Pues espero que se de cuenta que valió — dijo Connor
—Creo que sí— dijo Piper
—Parece que fuimos lo suficientemente persuasivos— comentó Annabeth
—A mí también me lo pareció— dijo Percy
Percy y sus amigos no tenían más armas que la daga de Annabeth y las pezuñas de Hedge, pero las expresiones asesinas de sus rostros convencieron al guerrero dorado de que estaba acabado.
—Al parecer solo resiste unas cuantas miradas asesinas — dijo Percy
—Sí, pues nos podemos imaginar las miradas asesinas de todos— comentó Bianca
—Claro, también hubiera dicho "ahí muere"— dijo Miranda
Retrocedió hasta el borde del pasamanos.
—Esto no ha terminado, Jackson —gruñó Crisaor—. Me vengaré…
Percy rodó los ojos —Deberían variarle, siempre dicen lo mismo
—Está rodeado, si es tan estúpido para quedarse no es como que pueda hacer algo— dijo Katie
—Amenazar, nada más— dijo Piper
—Pero sí deberían varias los discursos de villano— comentó Leo —parece que todos fueron a la misma escuela a aprender el mismo discurso
—Exacto, nada más como que tienen una línea de "ponga aquí el nombre de la persona que va a amenazar _"— bromeó Percy
Sus palabras se vieron interrumpidas por Frank, que había vuelto a cambiar de forma. Sin duda, un oso pardo de trescientos cincuenta kilos es capaz de detener una conversación al instante.
—Sí, eso suele pasar con los osos— dijo Hermes
—Así es como una conversación se detiene de manera eficaz— comentó Chris
—La manera más increíble de hacerlo— coincidió Percy
—Si algún día quieren detener una conversación incómoda, nada más necesitan encontrar un oso— dijo Leo
El animal golpeó de refilón a Crisaor y le quitó la máscara dorada del yelmo. Crisaor gritó, se tapó enseguida la cara con los brazos y cayó al agua.
—O es muy vanidoso o hay algo que quiere ocultar — dijo Miranda
—No me digas— comentó Katie
—Pues no sé, pero que bueno que se fue— murmuró Connor
Corrieron al pasamanos. Crisaor había desaparecido. Percy pensó en perseguirlo, pero no conocía esas aguas y no quería volver a enfrentarse a él solo.
—Mejor así — coincidió Poseidón
—Además solo perderías tiempo— dijo Artemisa —y no es como que tengan mucho de ese
—Eso es cierto— asintió Deméter
—¡Ha sido una idea genial!
Annabeth le dio un beso, cosa que le hizo sentirse un poco mejor.
—Ay que lindos — dijo Persefone
—Claro que sí, son una monada— suspiró Afrodita
—Ahí tienes la recompensa, sesos de alga— señaló Thalia
—Me encantó la recompensa— asintió Percy
—Ha sido una idea desesperada —la corrigió Percy —. Y tenemos que deshacernos de ese trirreme pirata.
—¿Lo quemamos? —preguntó Annabeth.
—Sí, definitivamente tu idea era mejor— dijo Annabeth
—Gracias, a veces tengo buenas ideas— dijo Percy
—Por supuesto que sí— comentó Annabeth
Percy miró la Coca-Cola Light que tenía en la mano.
—No. Tengo una idea mejor.
Dionisio miró al chico con una ceja levantada, tenía una muy buena idea de lo que iba a hacer, y lo aprobaba completamente
—Bueno, pero eso sí nos tomó algo de tiempo— dijo Leo
—Pero era necesario— dijo Percy y más bajito añadió —creo
Jason y Percy se voltearon a ver, tal vez el tributo era necesario, pero aun así les había hecho "demostrar sus habilidades"
Les llevó más tiempo de lo que Percy deseaba. Mientras trabajaban, no hacía más que mirar al mar, esperando que Crisaor y sus delfines pirata volvieran, pero no fue así.
—Al menos— dijo Rachel
—Sí, porque no creo nos volviera a salir tan bien la actuación— dijo Percy
—Y no creo que se la fueran a creer de todas maneras— señaló Rachel
—Creo que te siguen viendo de una manera muy rara— susurró Reyna a Rachel
Rachel miró discretamente hacía Zoé
—¿Ya sabes por qué?— preguntó Reyna divertida
—No exactamente, pero podría tener una idea— susurró Rachel —no te burles
—¿Cuál idea?
—Creo que de alguna manera se pudo haber enterado de que besé a Percy, es lo que lo explica, porque de otra forma parecería que le robé su juguete favorito y no le he robado ningún juguete— murmuró Rachel
Reyna se empezó a reír —Creo que hubiera sido menos malo que le robaras su juguete
—¡Oye! Además…
—Oigan ustedes dos— gritó Connor llamando la atención sobre las dos chicas —cuentenos el chiste para que todos nos riamos
—Bueno…— bromeó Reyna
—No vamos a contar ningún chiste— dijo Rachel sonrojada —¿Pueden seguir leyendo?
—Pues es que no dejan, nos distraen— bromeó Piper
—Además queríamos oír el chiste— replicó Nico
—¿Entonces leo?— preguntó Jason
—No— dijeron Piper y Nico
—Sí— dijo Rachel
Leo se recuperó gracias a un poco de néctar. Piper curó las heridas de Jason, pero no estaba tan gravemente herido como parecía. Sobre todo estaba avergonzado por haber sido vencido otra vez, un sentimiento con el que Percy podía identificarse.
—Ya había sido mucho— murmuró Jason
—Totalmente comprensible— dijo Percy
Zeus resopló ¿Por qué a su hijo lo tenían que vencer tan fácilmente? Era casi como una burla y siempre el mocoso de Poseidón terminaba siendo el héroe
Devolvieron las provisiones a los lugares adecuados y ordenaron el caos de la invasión mientras el entrenador Hedge disfrutaba de lo lindo en el barco enemigo, rompiendo todo lo que encontraba con su bate de béisbol.
—Ese es entretenimiento de primera— asintió Connor
—Es relajante— comentó Leo
—Sobretodo después de ser amordazado— dijo Piper
—Te da una nueva perspectiva— asintió Leo
Cuando hubo acabado, Percy cargó de nuevo las armas en el barco pirata. El pañol estaba lleno de tesoros, pero Percy insistió en que no tocaran nada.
—Mejor— dijo Katie
—Para evitar cualquier cosa— dijo Bianca
—Pues sí— murmuró Frank
—Percibo que hay oro por valor de unos seis millones de dólares a bordo — dijo Hazel—. Además de diamantes, rubíes…
—Con eso nos alcanza para las mejoras del campamento— dijo Travis
—Pero ¿Qué tipo de dolares?— preguntó Chris
—La verdad no lo sé— dijo Hazel
—¿Seis mi-millones? —dijo Frank tartamudeando—. ¿En dólares canadienses o estadounidenses?
—Déjalo —dijo Percy —. Es parte del tributo.
—Lastima que debía estar completo— murmuró Leo
—Pues sí— dijo Percy
—Pero podríamos haber dejado unos cinco millones— comentó Leo
—Pero nos arriesgábamos a que el tributo no funcionara— señaló Jason
—Y no estábamos para arriesgarnos— comentó Percy
—¿Tributo? —preguntó Hazel.
—Ah —Piper asintió con la cabeza—. Kansas.
—Exacto— asintió Percy
—Los demás fingimos que te entendimos— bromeó Leo
—Pero les contamos lo que sucedió en Kansas— dijo Piper
—Sí, pero ya sabes, estar poseído por un Eidolon también te cambia la perspectiva— dijo Leo
—Claro— dijo Jason
Jason sonrió. Él también había estado allí cuando habían conocido al dios del vino.
—Es una locura. Pero me gusta.
—Sí, pero las locuras son buenas— dijo Percy
—Sí, ya nos dimos cuenta— dijo Apolo
—Ese tipo de locuras sí me gustan— comentó Dionisio
—Vamos a grabar esta confesión para la posteridad— señaló Hermes
Dionisio rodó los ojos
Finalmente Percy subió a bordo del barco pirata y abrió las válvulas de inundación. Pidió a Leo que hiciera unos cuantos agujeros más en el fondo del casco con sus herramientas eléctricas, y Leo le complació encantado.
—Claro, fue súper divertido — comentó Leo
—Lo importante es también que se diviertan— asintió Apolo
—Pues en eso sí me divertí— dijo Leo
La tripulación del Argo II se reunió ante la barandilla y cortó las amarras de abordaje. Piper sacó el nuevo cuerno de la abundancia y, apuntando en dirección a Percy, formuló un deseo: que arrojara Coca-Cola Light.
—Ah, muy bien — dijo Dionisio complacido
—Debo admitir que verdaderamente es un buen tributo— dijo Apolo
—Ojalá que llegues a ayudar— señaló Poseidón
Dionisio se encogió de hombros —Puede que sí
Jason y Percy intercambiaron una mirada de irritación
La bebida salió con la fuerza de una manguera de incendios y mojó la cubierta enemiga. Percy pensaba que les llevaría horas, pero el barco se hundió extraordinariamente rápido, lleno de Coca-Cola Light y de agua marina.
—Así es como pueden hundir rápido a un barco— dijo Percy
—Claro, nada más necesitas que se vuelva un tributo— comentó Miranda
—Obviamente, nada más eso— asintió Leo
—Algo que se puede hacer diario— añadió Piper
—¡Dioniso! —gritó Percy, levantando en el aire la máscara dorada de Crisaor—. O Baco, lo que sea. Usted ha hecho posible esta victoria, aunque no haya estado presente. Sus enemigos han temblado al oír su nombre… o el de la Coca-Cola Light, o algo. Así que gracias.
Percy hizo una mueca
Los ojos de Dionisio brillaron con algo que los chicos no pudieron identificar, le dio a Percy una sonrisa engreída —Espero que esto también quede grabado para la posteridad
—Yo no lo espero— masculló Percy
—Aunque no lo hagan, todos lo escuchamos— dijo Dionisio
Percy rodó los ojos
—Parecen niños chiquitos— señaló Deméter
Eran unas palabras difíciles de pronunciar, pero Percy consiguió no atragantarse.
—Bastante difíciles— dijo Percy
—Pero las dijiste— señaló Dionisio
—Le ofrecemos este barco como tributo. Esperamos que le guste.
—Seis millones en oro —murmuró Leo—. Ya le puede gustar.
—Chis —lo reprendió Hazel—. El metal precioso no es tan maravilloso. Créeme.
—A mí sí me gustaría— dijo Travis
—Puede que no sea tan maravilloso, pero por eso mejor se cambia por dinero— señaló Connor
—Pues sí, no hay manera de argumentar contra eso— dijo Miranda riendo
—Tiene un punto— asintió Hermes
Percy lanzó la máscara dorada a bordo de la embarcación, que se estaba hundiendo todavía más rápido. Por las ranuras de los remos salía líquido gaseoso y marrón procedente de la bodega que teñía el mar de un marrón espumoso.
—Fue bastante raro— dijo Percy
—Pescado a la Coca-Cola— bromeó Travis
—Nooo— dijo Percy
—Que banquete tuvieron los tiburones— dijo Thalia
—Comida de ricos— comentó Chris
Percy invocó una ola, y el barco enemigo se hundió. Leo desvió el Argo II mientras el barco pirata desaparecía bajo el agua.
—¿No será contaminante? —preguntó Piper.
—Esa es una buena pregunta— dijo Katie
—Y ustedes burlándose— dijo Miranda
—Los tiburones "o sea que no hay comida de la cara"— dijo Connor con una carcajada
Los demás también se empezaron a reír
—Y eso que hoy no comieron tanta azúcar— señaló Apolo
—Yo no me preocuparía —le dijo Jason—. Si a Baco le gusta, el barco debería desaparecer.
—Entonces no es contaminante— señaló Miranda
—Pues no— dijo Bianca
—Pero ¿Y si no le gusta?— preguntó Rachel
—Entonces ahí sí sería contaminante— comentó Luke
—Sip— dijo Jason
Percy no sabía si eso ocurriría, pero sentía que había hecho todo lo que estaba en su mano. No tenía ninguna confianza en que Dioniso les oyera o se interesara por ellos,
—No te podemos culpar por ello— dijo Poseidón
—Yo creo que después de ese tributo ahora sí lo voy a tomar en consideración— dijo Dionisio
—Pues muchas gracias— masculló Percy
—Soy un dios muy generoso— asintió Dionisio
—Claro— asintió Percy rodando los ojos
y mucho menos en que les ayudará en su batalla contra los gigantes gemelos, pero tenía que intentarlo.
—Pues sí, no hay muchas opciones — dijo Apolo
—Sí, quién sabe por qué no habrá más opciones— comentó Percy
—Es un completo misterio— dijo Leo
—Definitivamente— coincidió Piper
Mientras el Argo II se internaba en la niebla con rumbo al oeste, Percy concluyó que al menos había sacado algo bueno de su duelo con Crisaor. Se sentía humilde, lo bastante para rendir tributo al tío del vino.
—Ligeramente insultante— dijo Apolo
—Pero no fue completamente insultante— señaló Percy
—Cierto— asintió Thalia —nada más lo suficiente
—Exacto— concordó Percy
Dionisio rodó los ojos
Después de su encontronazo con los piratas, decidieron volar el resto del trayecto a Roma. Jason insistió en que se encontraba lo bastante bien para hacer la guardia con el entrenador Hedge,
—Eso fue valiente — dijo Leo
—Había que hacer algo— dijo Jason
—Alguien se tenía que sacrificar por el equipo— bromeó Connor
—Además no estuvo tan mal— señaló Jason
que seguía tan lleno de adrenalina que cada vez que el barco entraba en una zona de turbulencias, blandía su bate y chillaba:
—¡Muerte!
—No estuvo tan mal— dijo Thalia
—No, ya saben, lo normal— dijo Jason
—Al menos no te pegó con el bate— señaló Percy
—Y estoy agradecido por eso— comentó Jason
Faltaban un par de horas hasta que amaneciera, de modo que Jason propuso a Percy que intentara dormir unas horas.
—Tranquilo, tío —dijo Jason—. Dale a otro la oportunidad de salvar el barco, ¿vale?
—Por favor y gracias — bromeó Piper
—Si no es mucha molestia— dijo Leo
—No te lleves todo— dijo Hazel con una sonrisa
Percy accedió, aunque una vez en su compartimento tuvo problemas para dormir.
—¿Tan pronto más sueños?— se quejó Percy
—No exactamente— dijo Jason —pensaste algo más antes de tener sueños
—Perfecto— resopló Percy —¿Y falta mucho para que se acabe el capítulo?
—Definitivamente sí— dijo Jason
Se quedó mirando la lámpara de bronce que se balanceaba en el techo y pensó en la facilidad con la que Crisaor le había vencido en el manejo de la espada.
Percy hizo una mueca
—Pero no siempre es necesario el manejo de la espada para derrotar a un enemigo, como bien lo demostraste— señaló Hestia
—Y al final nos salvaste a todos— dijo Hazel
—Y lo hiciste con un plan muy genial— asintió Annabeth
El guerrero dorado podría haberlo matado sin inmutarse. Si había mantenido a Percy con vida había sido porque otra persona estaba dispuesta a pagar a cambio del privilegio de matarlo más tarde.
—Nada como eso para subir el autoestima — murmuró Percy
—Bueno, velo del otro lado, a nosotros sí nos iban a matar y nadie iba a tener el privilegio de hacerlo más tarde— señaló Leo
—Eso es horrible, pero correcto— asintió Piper
—Unos ven el vaso medio lleno, otros medio vacío— comentó Apolo
Percy se sentía como si una flecha se hubiera colado por una rendija de su armadura, como si todavía gozara de la bendición de Aquiles, y alguien hubiera encontrado su punto débil.
—Ya quiero que esto se acabe— señaló Percy
—Pero en serio sí falta mucho— dijo Jason
—Jason leería más rápido si no lo estuvieran interrumpiendo— masculló Hera
—Pero es necesario interrumpir— dijo Leo
—Y ha sido así por casi 8 libros— señaló Apolo
Cuanto más may or se hacía y más tiempo sobrevivía como mestizo, más lo respetaban sus amigos. Dependían de él y confiaban en sus poderes. Hasta los romanos lo habían alzado sobre un escudo y lo habían hecho pretor, y solo había pasado con ellos un par de semanas. Sin embargo, Percy no se sentía poderoso.
Jason le dio una mirada de comprensión
Cuantas más hazañas heroicas vivía, más se daba cuenta de sus limitaciones. Se sentía como un farsante. « No soy tan bueno como creéis» , quería avisar a sus amigos. Sus fracasos, como el de esa noche, parecían corroborarlo.
—Pero eso no fue un fracaso— señaló Poseidón
—Pero se sentía así— murmuró Percy
—Todos estamos bien gracias a ese plan— dijo Piper
—Además es cierto, no a todos los enemigos los puedes derrotar con la espada— asintió Annabeth
Percy suspiró —Ahora lo sé
Tal vez por ese motivo le había cogido miedo a ahogarse. No era tanto el hecho de asfixiarse en la tierra o en el mar, sino la sensación de estar hundiéndose en un exceso de expectativas, unas honduras de las que no podía salir.
—Odio esto— se quejó Percy —puedes saltartelo, Jason
—Es mucho para saltar— señaló Jason
—Solo ve a la última página— dijo Percy mitad en broma
Vaya… cuando empezaba a pensar cosas así, sabía que había pasado demasiado tiempo con Annabeth.
—No estoy segura si eso es un cumplido, sesos de alga— comentó Annabeth
—Claro que lo fue— dijo Percy con una pequeña sonrisa
—Fue tan cumplido como cuando Piper dijo que Jason y tú empezaban a pasar tiempo juntos y empezaba a hablar como cerebrito— señaló Leo
Piper les dio una sonrisa un poco avergonzada —También fue un cumplido
Atenea le había revelado en una ocasión su gran defecto: supuestamente era demasiado leal a sus amigos. No tenía una visión global de las cosas. Salvaría a un amigo aunque supusiera la destrucción del mundo.
Percy se sonrojó
—Eso es lo que lo hace tan peligroso— masculló Atenea
En su día, Percy le había quitado importancia. ¿Cómo podía ser la lealtad algo malo? Además, el enfrentamiento con los titanes había tenido un final feliz. Había salvado a sus amigos y había vencido a Cronos.
—Pero ahora la situación es diferente— comentó Sally dándole una sonrisa de apoyo a su hijo —y por eso ahora son siete de ustedes
—Lo sé— murmuró Percy
Sin embargo, ahora empezaba a dudar. Se abalanzaría de buena gana sobre cualquier monstruo, dios o gigante para impedir que sus amigos resultaran heridos. Pero ¿y si no estaba a la altura de la tarea? ¿Y si tenía que hacerlo otra persona?
—¿Por qué todo tiene que decirlo este libro?— preguntó Percy con una mueca
—No tenemos ni la menor idea— dijeron los demás chicos del Argo
—Porque todo de alguna manera es importante— señaló Artemisa
Para él era muy duro reconocerlo. Ya le costaba hacer cosas sencillas como dejar que Jason se turnase con él para hacer la guardia. No quería que su protección dependiera de otra persona, alguien que podía resultar herido por su culpa.
—Es bastante complicado— asintió Jason con una mueca
—Pero no pueden estar protegiendolos todo el tiempo, ellos también son capaces y ustedes también necesitan de su ayuda— señaló Perséfone
Jason y Percy se voltearon a ver con una mueca
La madre de Percy había hecho eso por él. Había mantenido una relación nociva con un mortal vulgar porque pensaba que salvaría a Percy de los monstruos.
—Cariño, hay que hacer lo que sea por las personas que amas— dijo Sally y era cierto, ella pasaría de nuevo por lo mismo si eso implicaba que Percy estaba bien. Y después de lo que Percy y Annabeth le habían contado, era obvio que también lo creían. Por supuesto, no le gustaba la idea de que su hijo y Annabeth hubieran pasado por ese infierno, pero lo entendía.
Grover, su mejor amigo, había protegido a Percy durante casi un año antes de que Percy supiera que era un semidiós, y Grover casi había acabado muerto a manos del Minotauro.
—Era mi trabajo, bueno, ser tu amigo no era un trabajo, pero lo haría de nuevo y además no me morí— señaló Grover
—Ni siquiera sé cómo responder lo último— dijo Percy con una sonrisa
Percy ya no era un crío. No quería que ninguno de sus seres queridos se arriesgara por él. Tenía que ser lo bastante fuerte para asumir el papel de protector.
—¿Si tú te arriesgas por los demás por qué a los demás no nos dejas arriesgarnos por ti?— señaló Annabeth
—Porque no— dijo Percy con una excelente elocuencia en sus palabras
—Esa ni siquiera es una respuesta— dijo Annabeth
—Sí lo es— asintió Percy
Y ahora tenía que dejar marchar sola a Annabeth para que siguiera la Marca de Atenea, sabiendo que podía morir. Si tuviera que elegir —salvar a Annabeth o dejar que la misión tuviera éxito—, ¿podría elegir Percy la misión?
—Esa es una buena pregunta— dijo Apolo
—Ya que están aquí, creo que sí logró hacerlo— comentó Hermes
—Casi no— murmuró Percy
—Pero lo hiciste— dijo Annabeth —estoy orgullosa de ti
Percy le sonrió —¿Estás orgullosa? Tú fuiste la que rescató la estatua, sola
Por fin el agotamiento se apoderó de él. Se durmió y, en su pesadilla, el estruendo de los truenos se convirtió en la risa de la diosa de la tierra Gaia.
—Por supuesto que sí— se quejó Percy
—Ahora sí van los sueños— dijo Jason
—Ya duró mucho este capítulo— dijo Percy
—El libro entero, en realidad— dijo Leo
—Concuerdo— asintió Percy
—Y que lo digan— murmuró Annabeth
Percy soñó que estaba en el porche de la Casa Grande, en el Campamento Mestizo. La cara dormida de Gaia apareció en la ladera de la Colina mestiza; sus facciones estaban formadas con las sombras de las pendientes herbosas.
—No fue divertido— dijo Percy
—Nos podemos imaginar que no lo fue— dijo Apolo
—Y vaya que sí— comentó Reyna
Sus labios no se movían, pero su voz resonaba a través del valle. « Así que este es tu hogar —murmuró Gaia—. Echa un último vistazo, Percy Jackson. Deberías haber vuelto aquí. Por lo menos así podrías morir con tus compañeros cuando los romanos lo invadan.
Los griegos hicieron una mueca
—¿Por qué nadie cree que podamos ganar?— preguntó Miranda a nadie en particular —me ofende muchísimo
—La legión peleando es pura destrucción— señaló Reyna
—Sí, pero tampoco es como que estemos tan mal— dijo Chris
—"Tan", es la palabra clave— dijo Travis
—Aunque viendo todo lo que pasó, tal vez sí nos hubiera ido mal— comentó Will
—Vaya, que optimista— señaló Rachel
Ahora tu sangre se derramará lejos de tu hogar, sobre las piedras antiguas, y yo me alzaré» . El suelo tembló. En la cima de la Colina mestiza, el pino de Thalia estalló en llamas.
Thalia hizo una mueca
—Empezamos fuerte con este sueño— comentó Apolo
—Y se pone peor— dijo Percy con una mueca
—Lo suponíamos— asintió Leo
La desolación recorrió el valle: la hierba se convirtió en tierra, y el bosque se deshizo en polvo. El río y el lago de las canoas se secaron. Las cabañas y la Casa Grande quedaron reducidas a cenizas. Cuando el temblor cesó, el Campamento Mestizo parecía un yermo después de una explosión atómica.
—Vaya— murmuraron algunos de los chicos
—Les dije que se ponía peor— comentó Percy
—Ya nos dimos cuenta — asintió Will con una mueca
Charles y Bianca se tomaron levemente de la mano, eso había golpeado demasiado cerca de su realidad, en cómo había terminado el campamento en su futuro y cómo probablemente había terminado también Nueva Roma.
Lo único que quedaba era el porche en el que Percy estaba. A su lado, el polvo se arremolinó y se solidificó hasta formar la figura de una mujer. Tenía los ojos cerrados, como si fuera sonámbula. Su túnica era de color verde bosque, salpicada de tonos dorados y blancos como la luz del sol al moverse entre las ramas.
—Al menos tiene estilo para aparecerse— murmuró Percy
—Debemos ver el lado positivo— dijo Leo
—Pero que feo sueño — dijo Rachel
—Ya sé, no me gustan mis sueños — comentó Percy
—Y sí nos podemos dar cuenta del por qué no te gustan — asintió Piper
—Desde el primer libro— coincidió Thalia
Tenía el cabello negro como la tierra labrada. Su rostro era precioso, pero la sonrisa distraída que lucía en los labios le confería un aire frío y distante. A Percy le daba la sensación de que podría ver morir a semidioses y arder ciudades sin que esa sonrisa se alterara.
—Muy probablemente— dijo Leo
—No lo dudamos — dijo Piper
—Y le encantaría hacerlo — asintió Reyna
—Bueno, no es tan diferente a los dioses — murmuró Bianca a Charles
—Y que lo digas — suspiró Charles con una mueca
—Cuando reclame la tierra —dijo Gaia—, dejaré este sitio yermo para siempre para acordarme de vuestra especie y de que no pudisteis hacer absolutamente nada para detenerme. No importa cuándo caigas, mi precioso peón: ante Forcis, ante Crisaor o ante mis queridos gemelos.
—Con sus mejores deseos— dijo Percy
—Para Percy Jackson — completó Leo
—Ay sí, qué bonito todo lo que te desea — dijo Thalia con sarcasmo
—Ya sabes, lo de siempre— asintió Percy
Caerás, y yo estaré allí para devorarte. Solo te queda una cosa que elegir: ¿caerás solo? Ven conmigo voluntariamente; trae a la chica. Tal vez salve este sitio que tanto amas. De lo contrario…
—¿Y por qué cree que si se entrega va a llevar a Annabeth consigo?— preguntó Bianca
—A cambio del Campamento Mestizo — dijo Zoé
—O ese podría ser el "dejarías que el mundo se queme por salvar a alguien"— señaló Bianca
—Por supuesto que sí— suspiró Afrodita
Gaia abrió los ojos. Formaban un remolino verde y negro, profundos como la corteza de la tierra.
—No es algo que recomiende ver— dijo Percy
—Y tampoco es algo que quisiera ver— dijo Thalia
—Definitivamente hay cosas que no se deben ver— comentó Piper con una mueca
—Concuerdo totalmente contigo— asintió Leo
Gaia lo veía todo. Su paciencia era infinita. Tardaba en despertarse, pero una vez despierta, su poder era imparable. Percy notó un hormigueo en la piel. Las manos se le durmieron. Miró abajo y se dio cuenta de que se estaba convirtiendo en polvo,
—Y eso tampoco fue divertido— dijo Percy
—Ya nos podemos imaginar que no— dijo Rachel
—No entiendo que tiene con eso de "deshacerte en polvo"— señaló Reyna
—Tal vez porque técnicamente ella está hecha de polvo— dijo Will
como todos los monstruos que había derrotado.
—Que disfrutes del Tártaro, mi pequeño peón —susurró Gaia.
—¿Por qué te dijo eso?— preguntó Annabeth en un susurro
—No tengo idea— suspiró Percy —tal vez algo sabía
Zoé hizo la misma pregunta, pero en voz alta
—Tal vez solo está tratando de manipularlo, es lo que ella mejor hace y así solamente hacer que ellos vayan voluntariamente— dijo Artemisa
—Claro— asintió Apolo
Apolo y Artemisa intercambiaron una mirada que parecía de preocupación, ninguno de los dos creía realmente lo que Artemisa había dicho, sobretodo porque aun se acordaban que las Puertas de la Muerte tienen dos lados desde donde se deben cerrar
Un metálico CLANC, CLANC, CLANC arrancó a Percy de su sueño. Abrió los ojos de golpe. Se dio cuenta de que acababa de oír el tren de aterrizaje al bajarse. Llamaron a la puerta, y Jason asomó la cabeza. Los cardenales de su cara se habían borrado. Sus ojos azules brillaban de emoción.
—Era genial— dijo Jason
—Sí era bastante bonito— coincidió Piper
—Y la arquitectura de ese lugar era simplemente maravillosa— comentó Annabeth
—Estaba bastante genial— dijo Leo
—Y creo que nuestras palabras no le hacen justicia— dijo Hazel —a pesar de todo lo que pasó ahí
—Definitivamente— dijo Frank
—Eh, tío —dijo—. Estamos descendiendo sobre Roma. Tienes que ver esto.
El cielo era de un azul radiante, como si no hubiera hecho un tiempo de perros.
—Ahí no había mal clima— dijo Leo
—Ellos no conocían lo que era el mal clima— señaló Percy
—Nop, parecía que estuviera apartado de esas cosas mundanas como el mal clima— comentó Piper
El sol estaba saliendo sobre las lejanas colinas, de modo que todo lo que quedaba por debajo de ellos brillaba y relucía como si la ciudad entera de Roma acabara de salir de un túnel de lavado.
—Yo creo que sí tienen un túnel de lavado— dijo Percy
—No podemos rechazar esa idea— comentó Leo —todo relucía demasiado
—Sí, estoy a favor del túnel de lavado— dijo Piper
Percy había visto grandes ciudades antes. Después de todo, él era de Nueva York. Pero la inmensidad de Roma le impresionó y le dejó sin aliento. La ciudad parecía no tener ningún respeto por los límites geográficos.
—Eso también es cierto— dijo Piper
—Bueno, estamos hablando de Roma— dijo Hermes —siempre fue bastante magnífica
Atenea resopló —Sí, claro
—Era una ciudad muy bonita… A veces— comentó Apolo
Se extendía a través de montañas y valles, saltaba por encima del Tíber con docenas de puentes y seguía ensanchándose hasta el horizonte. Calles y callejones serpenteaban sin ton ni son a través de tapices de barrios. Había edificios de oficinas de cristal al lado de terrenos de excavación.
—La verdad es que era bastante increíble cómo combinaba tan bien todo— dijo Annabeth
—Aunque ya de más abajo era un poco horrible, la verdad, sobretodo con tantos turistas— comentó Percy
—Les hubieras pedido amablemente que te dejaran la ciudad para ti— señaló Nico
—No creo que hubieran querido— dijo Percy
Una catedral se levantaba al lado de una hilera de columnas romanas, que a su vez se levantaban al lado de un moderno estadio de fútbol. En algunos barrios, las calles de adoquines estaban atestadas de viejas casas de estuco con tejados de tejas rojas,
—Era como estar un poco en la antigüedad— dijo Piper
—Sí, casi te podías imaginar cómo eran las cosas antes— dijo Frank
—Pero en las épocas buenas— señaló Hermes
—Definitivamente porque luego hubo cada psicópata— murmuró Apolo con una mueca
Los romanos hicieron una mueca
de forma que si Percy se concentraba solo en esas zonas, podía imaginarse que estaba en la Antigüedad. Allí donde miraba había amplias piazzas y calles con atascos de tráfico. Los parques atravesaban la ciudad con una exagerada colección de palmeras, pinos, enebros y olivos,
—Creo que les gustan mucho los árboles— dijo Percy
—Está muy bien que les sigan gustando— dijo Perséfone
—Definitivamente— asintió Deméter
—Con todos esos olivos también se puede decir que les gusta mucho la pizza de olivas— comentó Percy
Annabeth rodó los ojos, aunque luego le sonrió divertida —Por supuesto que sí, ahí también
como si Roma fuera incapaz de decidir a qué parte del mundo pertenecía o creyera que todo el mundo seguía perteneciendo a Roma.
—Y vaya que sí— asintió Leo
—Yo creo que probablemente lo segundo— dijo Apolo
—Suena como un lugar de ensueño, pero también aterrorizante— dijo Rachel
—Eso lo describió perfecto— coincidió Piper
Era como si la ciudad estuviera al tanto del sueño de Percy protagonizado por Gaia. Como si supiera que la diosa de la tierra tenía intención de arrasar toda la civilización humana, y esa ciudad, que había estado en pie durante miles de años, estuviera diciéndole: « ¿Quieres destruir esta ciudad, Cara de Tierra? Inténtalo» .
—La ciudad le planta cara a Gaia— asintió Leo
—Definitivamente se veía algo así— dijo Hazel
—Y la verdad no quisiera ser cara de tierra cuando la ciudad le esté plantando cara— señaló Percy
En otras palabras, era el entrenador Hedge de las ciudades de los mortales… solo que más alta.
Los chicos soltaron una carcajada
—Vaya manera de describirlo— dijo Piper riendo
—Le voy a decir al entrenador— bromeó Leo
—Es un cumplido— señaló Percy
—Pues no sé, tus cumplidos luego no son tan cumplidos— argumentó Apolo
—Vamos a aterrizar en ese parque —anunció Leo, señalando un amplio espacio verde salpicado de palmeras—. Esperemos que la Niebla haga que parezcamos palomas grandes o algo por el estilo.
—Una paloma con un raro crecimiento— dijo Katie
—Es que le dieron de comer muchas verduras— comentó Leo
—Y cereales— dijo Deméter
Los mellizos negaron de manera vehemente para dar a entender que los cereales no eran una opción
Percy deseó que Thalia, la hermana de Jason, estuviera allí. Ella siempre sabía alterar la Niebla para que la gente viera lo que ella quería.
—Ya sé que no puedes vivir sin mí— dijo Thalia
—Nah, nada más porque sabes manipular la Niebla— dijo Percy
—Ay, que lástima que no lo sepas— comentó Thalia con falsa compasión
—¿Sabes volar?— preguntó Percy alzando las cejas
—No, pero tú tampoco— señaló Thalia
—Pero tú menos— dijo Percy
—Dioses— dijo Annabeth rodando los ojos
A Percy nunca se le había dado bien. Él simplemente pensó « No me miréis» y confió en que los romanos no se fijaran en el gigantesco trirreme de bronce que descendía sobre su ciudad en plena hora punta de la mañana.
—Elegimos la mejor hora para aparecer— dijo Percy
—Claro, a plena hora punta— señaló Connor
—Por supuesto que sí es la mejor hora— dijo Leo —nadie está en sus cinco sentidos tan temprano
—En eso tiene un punto— coincidió Piper
Pareció que dio resultado. Percy no vio que ningún coche se desviara de la carretera ni que ningún romano señalara al cielo y gritara: « ¡Extraterrestres!» . El Argo II se posó en el campo cubierto de hierba, y los remos se replegaron.
—Que bueno que no los vieron— dijo Miranda
—Estaría difícil rescatarlos del área 51— señaló Travis
—El área 51 es de aquí— comentó Leo
—Pues el área 51 romana— argumentó Travis rodando los ojos
El ruido del tráfico era omnipresente, pero el parque estaba tranquilo y desierto. A su izquierda, el césped verde descendía en pendiente hacia una hilera de árboles.
—Como en los cuentos— dijo Katie
—Pues los cuentos me mintieron porque intenté llamar a los animales para que me ayudaran a limpiar el barco— se quejó Leo
—Me duele que me hayan mentido en eso— dijo Percy
—Definitivamente— asintió Katie
—Bueno, podrían intentarlo hablando en el idioma de los animales y no de los humanos— señaló Grover
—Eso es algo que nunca pensé— admitió Leo
Una vieja casa de campo se hallaba abrigada a la sombra de unos pinos de extraño aspecto, con finos troncos curvados que se elevaban diez metros y luego retoñaban en abultados mantos de hojas.
—Y eso también suena como en los cuentos, pero la casa donde se comen a los niños— dijo Connor
—Sobretodo a los niños que no les gusta el cereal— señaló Deméter
—¡Deméter!— bufó Afrodita
—Ay no, bueno, fue un placer conocerlos— bromeó Zoé
Helena le sacó la lengua
A Percy le recordaron los árboles de los libros del doctor Seuss que su madre solía leerle cuando era pequeño.
Sally le sonrió y Percy le devolvió la sonrisa
A su derecha, serpenteando a lo largo de la cima de una colina, había un largo muro de ladrillo con ranuras en lo alto para los arqueros; tal vez fuera una barrera defensiva medieval o tal vez perteneciera a la antigua Roma. Percy no estaba seguro.
—O tal vez la quisieron poner ahí como decoración— dijo Rachel encogiéndose de hombros
—Sería una extraña decoración ¿No crees?— dijo Will
—Hay decoraciones más extrañas— señaló Rachel
—Eso es cierto— dijo Apolo
Al norte, aproximadamente a un kilómetro y medio de distancia entre los pliegues de la ciudad, la parte superior del Coliseo se alzaba por encima de los tejados, exactamente igual que en las fotos turísticas.
—Aunque de cerca se ve más imponente— dijo Percy
—Sobretodo cuando estas muy muy de cerca— comentó Jason
—Ni siquiera estoy seguro de querer saber el contexto de eso— suspiró Poseidón
—Aunque no quieras probablemente lo vas a saber— dijo Hermes
—Ya que en estos libros no hay privacidad— dijo Percy
Entonces a Percy le empezaron a temblar las piernas. Estaba realmente allí. El viaje a Alaska le había parecido muy exótico, pero en ese momento estaba en el centro del antiguo Imperio romano, territorio enemigo para un semidiós griego.
—Cierto— dijo Apolo
—Y había quienes nos veían así— dijo Percy
—Y que lo digas— murmuró Annabeth
En cierto modo, aquel sitio había determinado su vida tanto como Nueva York.
—Eso también es cierto— dijo Jason
—La de todos ustedes— coincidió Hestia
Hades miró a sus hijos Bianca y Nico, ese lugar básicamente le traía recuerdos
Jason señaló con el dedo la base de la muralla de los arqueros, donde había unos escalones que bajaban a una especie de túnel.
—Creo que sé dónde estamos —dijo—. Esa es la tumba de los Escipiones.
—¿De los qué?— preguntó Katie
—Escipiones, digámoslo así, fueron como políticos romanos— dijo Reyna
—Ah— murmuraron los chicos
Percy frunció el entrecejo.
—Escipión… ¿El pegaso de Reyna?
—No —intervino Annabeth—. Eran una familia noble romana y … Uau, este sitio es increíble.
—Y no nos dieron la explicación completa— dijo Piper
—Es que primero había que admirar Roma— dijo Frank
—Hay prioridades— asintió Percy
—Claro— dijo Piper
Jason asintió con la cabeza.
—He estudiado mapas de Roma. Siempre he querido venir aquí, pero…
Nadie se molestó en terminar la frase.
—Todos lo entendimos— asintió Leo
—Sí, no se necesitaba nada más— dijo Hazel
Al mirar las caras de sus amigos, Percy pudo apreciar que estaban tan asombrados como él. Lo habían conseguido. Habían aterrizado en Roma, la Roma original.
—Era bastante sorprendente— asintió Piper
—Y un poco aterrorizante— señaló Frank, haciendo que Ares resoplara
—Definitivamente sí lo era— coincidió Percy
—Era mucho para procesar y en tan poco tiempo— dijo Leo
—¿Planes? —preguntó Hazel—. Nico tiene hasta el anochecer, en el mejor de los casos. Y supuestamente esta ciudad va a ser destruida hoy.
—Así que sí hay presiones— comentó Will
—Y sí sentíamos las presiones— dijo Leo
Percy se sacudió el estupor.
—Tienes razón. Annabeth… ¿has localizado el sitio del mapa de bronce?
Los ojos grises de ella se volvieron oscuros como una tormenta, un detalle que Percy supo interpretar a la perfección: « Acuérdate de lo que te dije, colega. No le cuentes a nadie el sueño» .
—No lo iba a contar— dijo Percy
—Era para recordarte— dijo Annabeth
—Bueno, pero no te preocupes, no lo iba a hacer— comentó Percy y le dio una sonrisa
—Sí —dijo ella con cautela—. Está en el río Tíber. Creo que puedo encontrarlo, pero debería…
—Llevarme contigo —concluyó Percy —. Sí, tienes razón.
—Awwww completan las frases del otro— dijo Afrodita
—Yo no iba a decir eso— comentó Annabeth
—Claro que sí lo ibas a decir— bromeó Percy
—Por supuesto que no— dijo Annabeth
—Querías llevarme— dijo Percy encogiéndose de hombros
—No, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, iba a ser peligroso— señaló Annabeth
—Era más peligroso que fueras tú sola recorriendo Roma— dijo Percy
—Esto se siente como ese día que dice el libro— comentó Piper
—y vaya que sí— asintió Hazel
Annabeth lo fulminó con la mirada.
—Eso es…
—Peligroso —terció él—.
—Y esa es la técnica Percy Jackson para evitar que las personas hablen— bromeó Percy
Annabeth le dio un golpe juguetón
—Tu técnica está increíble— asintió Leo
—Usenla solo en caso de emergencia— dijo Percy
Una semidiosa recorriendo Roma sola. Iré contigo hasta el Tíber. Podemos usar la carta de presentación. Con suerte, conoceremos al dios del río Tiberino. Tal vez él pueda ofrecernos ayuda o consejo. A partir de allí podrás ir sola.
—De cualquier manera no iba a ganar— suspiró Annabeth
—Nop— dijo Percy alegremente
—Tal para cual— dijo Thalia
—Y luego todavía parecía que tuvieron una discusión mental— señaló Piper
—Era ver quien parpadeaba primero— bromeó Percy —y yo gané
—Es que a veces eres tan terco— resopló Annabeth
—Yo también te quiero— respondió Percy
Annabeth le sonrió
Mantuvieron un silencioso duelo de miradas, pero Percy no se echó atrás. Cuando él y Annabeth habían empezado a salir, su madre se lo había metido en la cabeza: « Es de buena educación acompañar a tu pareja a la puerta de su casa» .
—Eso es lo que se debe hacer— coincidió Sally
—Por supuesto que sí— dijo Apolo — ahí en la puerta de su casa es cuando puedes besar a tu pareja
—¡Apolo!— resopló Artemisa
—Ya escuchaste— susurró Zoé divertida a su hermano —tienes que llevar a tu pareja a la puerta de su casa, en este caso a la puerta del palacio donde se está quedando y la besas
—Estás de broma ¿Con Apolo ahí? El dios menos discreto— murmuró Charles
—¿Así que ya no niegas que es tu pareja?— preguntó Zoé
—No… O sea, yo… No somos
—Claro— dijo Zoé riendo
Si eso era cierto, tenía que ser de buena educación acompañarla al punto inicial de su épica misión en solitario.
—En este caso así es— dijo Sally
—O a los palacios— siguió Zoé
—Cállate— masculló Charles
—Los modales primero, aún en una épica misión— asintió Apolo
—Que monada— suspiró Afrodita
—Está bien —murmuró Annabeth—. Hazel, ahora que estamos en Roma, ¿crees que podrás localizar la situación de Nico?
Nico hizo una mueca
—Y sí, también hay presiones contigo— señaló Will
—Claro que sí— dijo Hazel
—Es momento de activar tus poderes de GPS— asintió Connor
Hazel parpadeó, como si estuviera saliendo de un trance después de presenciar el enfrentamiento entre Percy y Annabeth.
—Fue bastante interesante— dijo Hazel
—Sí, fue como ver un partido de tenis— dijo Piper
—Estábamos tan concentrados en ver quien ganaba que ni siquiera pudimos hacer apuestas de manera apropiada— señaló Leo
—Lamentablemente— dijo Piper
—Eh…, con suerte, si me acerco lo suficiente. Tendré que andar por la ciudad. Frank, ¿me acompañas?
Frank sonrió. —Por supuesto.
—Pero sin distraerse, por favor— dijo Will —no tenemos tiempo para sus distracciones
—Lo que él dijo— masculló Hades
—Sin distraerse o ustedes harán frente a Will quien es jodidamente aterrorizante cuando quiere serlo— señaló Katie
—Por supuesto que no nos vamos a distraer— dijo Hazel sonrojada
—Y, ejem… Leo —añadió Hazel—. Sería buena idea que tú también vinieras. Los centauros pez dijeron que necesitaríamos que nos ayudaras con algo mecánico.
—Sí, no hay problema —dijo Leo.
—Ok, ya no me preocupa la distracción— dijo Will
—O debería de preocuparte el doble— señaló Travis
Hades resopló
—Por supuesto que no, se trata de mi hermano— dijo Hazel
—Lo sabemos, no les hagas caso— masculló Nico
—Que sí les haga caso— dijo Hades
—Hades— resopló Afrodita
La sonrisa de Frank se convirtió en algo más parecido a la máscara de Crisaor. Percy no era ninguna lumbrera en materia de relaciones,
—Si no nos dices ni cuenta nos damos— comentó Thalia
—Cállate cara de pino— dijo Percy
—Así que ustedes nunca le vayan a hacer casos a los consejos amorosos de Percy— dijo Thalia mirando a Zoé y Charles
Zoé le dio una mirada muy expresiva a su hermano
—¿Por qué?— preguntó Percy mirando a Thalia
—Porque tus consejos amorosos no son los mejores— señaló Thalia con obviedad
—No, ¿Por qué van a necesitar consejos amorosos?— replicó Percy
—Sesos de alga— dijo Annabeth rodando los ojos
Varios se empezaron a reír
—Tiene un punto— señaló Jason
También Nico volteó a ver a Will como si estuviera de acuerdo con Percy
—Bastante claro el punto— asintió Leo
—Bueno ¿Qué tal si un día quieren tener un novio o una novia?— dijo Thalia muy divertida
—¿Para qué quieren tener un novio o novia?— dijo Percy
—Eso es cierto ¿Para que quieren tener un novio o una novia cuando pueden tener dos?— argumentó Afrodita
—Nooo— dijo Percy
—¡Mamá!— exclamó Piper
Bianca le dio a Charles una mirada de "ni siquiera lo pienses", y él la miró como si ni siquiera entendiera por qué era necesaria esa advertencia. Zoé por su lado estaba sonrojada, casi todos los demás estaban bastante divertidos
—Mejor voy a seguir leyendo— dijo Jason
pero hasta él percibía la tensión que había entre esos tres. Desde que habían llegado al Atlántico, se habían comportado de forma distinta. No se trataba solo de que los dos chicos compitieran por Hazel.
Calipso resopló
—¿Puedes seguir no siendo bueno en las relaciones? Gracias— dijo Leo
—Lo siento— dijo Percy
Era como si los tres estuvieran enredados, representando un misterioso crimen, pero todavía no hubieran descubierto cuál de ellos era la víctima.
—Que manera de verlo— murmuró Hazel
—Y que lo digas— comentó Frank
—¿Puedes seguir leyendo, Jason?— pidió Leo
Jason siguió la lectura.
Piper sacó la daga y la apoyó sobre el pasamanos.
—Jason y yo podemos vigilar el barco por ahora. Veré lo que me muestra Katoptris. Pero si localizáis a Nico, no vayáis solos, Hazel. Volved por nosotros. Haremos falta todos para luchar contra los gigantes.
—Bueno, si las cosas salen bien— dijo Hermes
—De lo que no podemos estar seguros—dijo Apolo
—Con ellos nunca estamos seguros de nada— señaló Perséfone
—Gracias— dijo Percy
No dijo lo que era evidente: que a menos que contaran con un dios de su parte, ni siquiera todos ellos juntos bastarían. Percy decidió no sacar el tema a colación.
—Qué amable — dijo Piper
—Pero todos nos acordábamos de cualquier manera— señaló Leo
—Sí, pero menos nadie lo dijo en voz alta
— comentó Jason
—No era tan necesario comentarlo en voz alta— dijo Percy
—Buena idea —dijo—. ¿Qué os parece si quedamos aquí a…? ¿Qué hora?
—¿Las tres de la tarde? —propuso Jason—. Será lo más tarde que podamos reunirnos si todavía queremos luchar contra los gigantes y salvar a Nico.
—Las tres es una hora perfecta— asintió Apolo
—Siempre el número tres es de buena suerte— dijo Hermes
—Pues esperemos que esta vez también lo sea— suspiró Hades, ya estaban bastante cerca de encontrar a su hijo,esperaba nada saliera mal
Si por casualidad hay un cambio de planes, intentad enviar un mensaje de Iris.
Los otros asintieron con la cabeza, pero Percy se fijó en que varios miraban a Annabeth. Otro detalle que nadie quería mencionar: Annabeth tendría un horario distinto.
—Creo que no era lo más recomendable mencionar— dijo Piper
—Igual que eso de que necesitamos de un dios a nuestro lado— asintió Leo
—Sí, hay cosas que mejor no se hablan en voz alta— dijo Hazel
—Y menos justo antes de una misión— dijo Jason
Ella podría estar de vuelta a las tres o mucho más tarde o nunca. Pero estaría sola, buscando la Atenea Partenos.
Annabeth hizo una mueca —Era lo que tenía que hacer
—Lo sé— suspiró Percy
El entrenador Hedge gruñó.
—Me dará tiempo a comer los cocos… digo, a sacar los cocos del casco del barco.
—Claro que se iba a comer los cocos— dijo Leo
—Por supuesto que sí— asintió Grover —sería un sacrilegio desperdiciarlos
—Obviamente— coincidió Miranda
Percy, Annabeth, no me gusta que vayáis los dos solos.
—¿Y si hubiera dicho que no iban los dos solos?— preguntó Katie
—La paz no habría sido una opción— dijo Percy
—Te creemos— dijo Piper —que bueno que no les dijo que no
—También el entrenador sabía de la importancia de esa misión y que efectivamente la paz no era una opción si no te hubiera dejado ir con ella— comentó Jason
—Definitivamente— dijo Percy
Recordad: portaos bien. Si me entero de que ha pasado algo raro, os castigaré sin salir hasta que la laguna Estigia se hiele.
—Ay como quisiera que el entrenador conociera a ellos dos— dijo Travis riendo y señalando a los hermanos Jackson
—Los castigaría de por vida— dijo Connor divertido
—Bueno, gracias— dijo Zoé riendo y un poco sonrojada
—Oigan si mi mamá no me castigó— señaló Percy
—Lo estoy considerando— dijo Sally a manera de broma
—Dioses— murmuró Annabeth
La idea de ser castigados cuando estaban a punto de arriesgar la vida era tan ridícula que Percy no pudo evitar sonreír.
—Es que sí fue ridículo— dijo Percy
—Definitivamente lo fue— asintió Annabeth
—Volveremos pronto —prometió. Miró a sus amigos, procurando no pensar que era la última vez que estarían juntos—. Buena suerte a todos.
Los chicos del Argo hicieron una mueca
—Bueno, genial— dijo Hermes
—Vamos a esperar que no sea la última vez— suspiró Poseidón
—Todos esperamos eso— dijo Afrodita
Leo bajó la plancha, y Percy y Annabeth fueron los primeros en desembarcar.
Percy y Annabeth se sonrieron un poco
XXXII
Percy
En otras circunstancias, pasear por Roma con Annabeth habría sido increíble.
—Bueno, fue increíble, pero no fue tan increíble— dijo Percy
—Es bastante comprensible— dijo Sally
—Sería mejor si no hubiera misiones épicas de por medio— asintió Annabeth
Recorrieron las sinuosas calles cogidos de la mano, esquivando coches y temerarios motociclistas de Vespa, abriéndose camino entre las multitudes de turistas y andando entre mares de palomas.
—Eso sí no estaba tan divertido— dijo Percy
—Ni los turistas ni las palomas— murmuró Charles
—Uy las palomas te van a comer— bromeó Zoé
—Habla la persona que ayer casi se pone a llorar porque le dijeron que tenía una araña— replicó Charles
El día se caldeó rápido. Cuando se alejaron de los gases de escape que expulsaban los coches en las calles principales, el aire olía a pan horneado y flores recién cortadas.
—Bastante romántico — suspiró Afrodita
—Como dijo Annabeth, lo hubiera sido si no hubiera misiones épicas de por medio— comentó Percy
—Sí— coincidió Apolo —eso puede arruinar el ambiente
Se fijaron como objetivo el Coliseo porque era un punto de referencia fácil, pero llegar resultó más complicado de lo que Percy preveía. Si la ciudad parecía grande y confusa desde arriba, lo era todavía más a ras del suelo.
—Mejor visitenla volando— bromeó Percy
—Claro, y si quieren un café o algo solo saltan con un paracaídas o algo— replicó Thalia
—Bueno, sí podrías volar sobre ella— señaló Jason
—Presumido— bromeó Rachel
Varias veces se perdieron en calles sin salida. Encontraron preciosas fuentes y enormes monumentos por casualidad. Annabeth hacía comentarios sobre la arquitectura, pero Percy estaba pendiente de otras cosas.
—O sea, pero también estaba pendiente de tus comentarios — dijo Percy con una sonrisa
—Claro— dijo Annabeth
—La mayoría de ellos, te lo prometo— dijo Percy
—Ya sé, sesos de alga, había muchas cosas de las que estar al pendiente— señaló Annabeth
En una ocasión vio un brillante fantasma morado —un lar— mirándolos airadamente desde un bloque de pisos. Otra vez vio a una mujer vestida de blanco —tal vez una ninfa o una diosa— que sostenía un cuchillo de aspecto peligroso deslizándose entre unas columnas en ruinas en un parque público.
—Muy casuales esos encuentros — dijo Connor
—Ya saben, lo que esperarías encontrar en Roma— asintió Percy
—Sí, super obvio que te vas a encontrar con cosas así— dijo Leo
—Claro— asintió Hermes
No sufrieron ningún ataque, pero Percy tenía la sensación de que los estaban observando y de que los observadores no eran amistosos.
—Menos si son griegos— dijo Apolo
—Cómo que lo noté— dijo Percy
—Aunque tampoco era una sorpresa— señaló Leo —bueno sí, pero no
—Sí, pero no— coincidió Percy
Por fin llegaron al Coliseo, donde una docena de hombres vestidos con disfraces baratos de gladiador estaban teniendo una refriega con la policía: espadas de plástico contra porras. Percy ignoraba el motivo de la riña, pero él y Annabeth siguieron andando. A veces los mortales eran todavía más raros que los monstruos.
—Conocí a un chico al que le gustaban ese tipo de cosas— murmuró Apolo
—¿Las espadas de plástico?— preguntó Percy
—No exactamente de plástico— dijo Apolo —me refería más como a las "fiestas de disfraces"
Se dirigieron al oeste, deteniéndose de vez en cuando para preguntar cómo podían llegar al río. El muy tonto de Percy no se había planteado que en Italia la gente hablaba italiano,
—No me digas — resopló Nico
—Fue un increíble descubrimiento— asintió Percy
—Supongo que sí— dijo Nico
mientras que él no lo hablaba. Sin embargo, aquello no resultó un problema. Las pocas veces que alguien los abordó en la calle y les hizo una pregunta, Percy se limitó a mirarlos confundido, y los extraños cambiaron de idioma.
—Sí, al parecer es mejor saber el idioma cuando viajas, aunque no indispensable — dijo Percy
—Mejor sí conozcan el idioma— aconsejó Rachel
—O nada más háganles mímica y que lo adivinen— bromeó Percy
—Eso puede funcionar— admitió Reyna
Siguiente descubrimiento: los italianos usaban euros, y Percy no tenía ninguno. Lo lamentó en cuanto encontraron una tienda de artículos turísticos en la que vendían refrescos.
—Como que se nos olvidaron los detalles mortales— comentó Percy
—Nos damos cuenta— dijo Apolo
—Pero es completamente lógico— dijo Poseidón —con todo lo que han pasado
—Es cierto— dijo Deméter
Para entonces era casi mediodía, hacía mucho calor, y Percy estaba empezando a desear tener un trirreme lleno de Coca-Cola Light. Annabeth solucionó el problema. Rebuscó en su mochila, sacó el portátil de Dédalo e introdujo unos comandos. Una tarjeta de plástico salió expulsada de una ranura en el lateral.
—Eso es genial — dijo Travis
—Sí lo era— dijo Annabeth
—Que increíbles cosas tiene esa computadora— dijo Hermes
—Era bastante genial— suspiró Annabeth
Annabeth la agitó triunfalmente.
—Una tarjeta de crédito internacional. Para emergencias.
—Creo que debemos los intereses de la tarjeta — comentó Percy
—Espero que no porque sería una fortuna y solo por unos refrescos— dijo Annabeth
—Tienen que fijarse mucho en las tasas de intereses— asintió Hermes
Percy se la quedó mirando asombrado.
—¿Cómo has…? Da igual. No quiero saberlo. Sigue sorprendiéndome.
—Por favor y gracias — dijo Percy
—Claro que sí, sesos de alga— dijo Annabeth con una sonrisa
Los refrescos les ayudaron, pero todavía tenían calor y estaban cansados cuando llegaron al río Tíber. En la orilla había un dique. Una mezcla caótica de almacenes, pisos, tiendas y cafés se apiñaban en el puerto.
—Al menos ya llegaron — comentó Apolo
—Lo que no era precisamente algo bueno— murmuró Percy con una mueca
—Pero de cualquier manera teníamos que llegar— señaló Annabeth
—Lo sé— suspiró Annabeth
El Tíber era ancho, lento y de color caramelo. Unos cuantos cipreses altos pendían sobre las orillas. El puente más cercano parecía bastante nuevo, construido con vigas de madera,
—Bueno, obviamente no iba a ser antiguo — dijo Connor
—Se habría visto bien— dijo Percy
—Pero sería bastante inseguro— comentó Annabeth
pero justo al lado había una hilera derruida de arcos de piedra que se detenía a mitad de camino a través del río: unas ruinas que podían remontarse a la época de los Césares.
—Uhg— murmuró Apolo
—No todos los Césares fueron malos— dijo Reyna
—Ay cariño, porque no los conociste— argumentó Apolo
—Hemos llegado —Annabeth señaló el viejo puente de piedra—. Lo reconozco por el mapa. Pero ¿qué hacemos ahora?
—Irnos— bromeó Percy
—Podría haber sonado como buena idea si no fuera todo lo de "el azote de los gigantes y unir a griegos y romanos"— comentó Annabeth
—Claro, esos pequeños detalles lo hacen más difícil— dijo Percy
—Mucho más difícil— dijo Annabeth
Percy se alegró de que hubiera hablado en plural. No quería dejarla todavía. De hecho, no estaba seguro de que pudiera hacerlo cuando llegara el momento. Las palabras de Gaia acudieron de nuevo a él: « ¿Caerás solo?» .
—Ya no quiero que haya capítulos de mí — se quejó Percy
—Creo que vamos como a la mitad del libro, probablemente sí haya más capítulos de ti— dijo Jason
—Pues nos los saltamos— dijo Percy
—Hasta ahorita no nos hemos saltado ningún capítulo— señaló Annabeth
—Pero podríamos empezar— dijo Percy
Se quedó mirando el río, preguntándose cómo se pondrían en contacto con el dios Tiberino. Lo cierto era que no tenía ganas de tirarse. El Tíber no parecía mucho más limpio que el East River,
—No, no se veía como una buena idea — dijo Percy
—Eso no cambia sea donde sea— dijo Miranda
—Lamentablemente no— murmuró Percy
—Por eso no podemos tener nada bonito— dijo Apolo
donde se había enfrentado demasiadas veces con malhumorados espíritus del río. Señaló un café cercano con mesas que daba al agua.
—Debe de ser la hora de comer. ¿Qué tal si volvemos a probar tu tarjeta de crédito?
—Que fue muy buena — dijo Percy
—Sí, definitivamente lo fue— dijo Annabeth —ya que se nos olvidaron los detalles mortales
—Para la próxima vez que viajemos no nos vamos a olvidar de esos detalles— señaló Percy
—Con que no viajen para una épica misión— suspiró Sally
A pesar de ser mediodía, el establecimiento estaba vacío. Escogieron una mesa del exterior situada junto al río, y un camarero se acercó a toda prisa. Parecía un poco sorprendido de verlos, sobre todo cuando dijeron que querían comer.
—Ahí se come mucho más tarde— señaló Nico
—Sí, creo que no le caímos tan bien — dijo Percy
—Pensé lo mismo— dijo Annabeth
—¿Estadounidenses? —preguntó, sonriendo apenado.
—Sí —dijo Annabeth.
—A mí me encantaría una pizza —dijo Percy.
—Oh miei dei, voi americani siete così prevedibili. La pizza italiana e quella americana sono diverse, non si può andare in Italia e non mangiare il loro cibo solo per la pizza— resopló Nico en un italiano rápido
Bianca asintió de acuerdo y les tradujo a sus amigos, mientras todos los demás veían sin entender
—No entendí, pero espero que no me haya insultado— dijo Percy —entendí pizza, así que voy a pensar qué dijo "la pizza italiana es lo mejor"
—No entendí nada, pero se oye muy genial el italiano— señaló Katie
—Y bastante sexy también— dijo Will
Todos lo voltearon a ver con sorpresa, sobretodo Nico, Will se sonrojó no pensaba decir eso en voz alta
—Vaya, ni siquiera sé qué decir, voy a seguir leyendo— dijo Jason
Will se aclaró la garganta —Por favor
El camarero puso una cara como si estuviera intentando tragarse una moneda de un euro.
—Desde luego que sí, signor. Y, a ver si lo adivino, ¿una Coca-Cola? ¿Con hielo?
—Increíble —dijo Percy.
—Bueno, supongo que deben estar hartos de los estadounidenses — dijo Apolo
—Sí, me parece que sí— dijo Percy
—Y con justa razón — comentó Bianca
No entendía por qué aquel tío le ponía una cara tan avinagrada. Ni que Percy hubiera pedido una Coca-Cola azul.
—Eso le habría dado el toque— comentó Piper
—Pero probablemente me habría corrido del restaurante— señaló Percy
—En eso tienen un punto— dijo Piper
—aunque claro que sí hubiera estado divertida su expresión— dijo Percy
Annabeth pidió panini y agua con gas. Cuando el camarero se hubo marchado, sonrió a Percy.
—Creo que los italianos comen mucho más tarde. No les echan hielo a las bebidas. Y solo preparan pizzas para los turistas.
—Yo creo que por eso no le cayeron bien — comentó Rachel —hicieron todo lo del típico turista
—Por lo menos en algún lugar tenemos que ser "típicos"— dijo Percy
—Yo no lo había visto así, pero ciertamente tienes razón— convino Annabeth
—Ah —Percy se encogió de hombros—. Es la mejor comida italiana que existe, ¿y no la comen?
—Yo no lo diría delante del camarero.
—Ciertamente hay mejores comidas — resopló Nico —además las pizzas italianas son diferentes
—Eso es cierto— dijo Percy
Se cogieron las manos por encima de la mesa.
—Awwww— chillaron sus amigos
—Fue una cita improvisada— dijo Percy
—Lo que es necesario antes de esa misión en solitario— dijo Afrodita
Percy se contentó con mirar a Annabeth a la luz del sol. Siempre le daba a su cabello un aspecto radiante y cálido. Sus ojos adquirieron el color del cielo y de los adoquines, a veces marrones y a veces azules.
—Que encanto — suspiró Perséfone
Annabeth se sonrojó —No sabía que mis ojos cambiaban de color
—Claro que sí— asintió Percy —a veces y dependiendo de la luz
—Debes ser muy observador para notar eso— dijo Afrodita
—Bueno, en uno de los libros dijo que todos los hijos de Atenea tenían ojos verdes— señaló Thalia
Se preguntaba si debía contarle a Annabeth el sueño en el que Gaia destruía el Campamento Mestizo. Decidió no hacerlo, considerando a lo que ella se enfrentaba.
—Creo que es una buena decisión— comentó Apolo
—Sí, también me parecía bastante sensato no hacerlo— dijo Percy
—Además no ayudaría en nada— comentó Artemisa
Annabeth asintió de acuerdo
Sin embargo, el asunto le daba que pensar… ¿Qué habría pasado si no hubieran ahuyentado a los piratas de Crisaor? Percy y Annabeth habrían sido encadenados y llevados con los secuaces de Gaia. Su sangre habría sido derramada sobre las piedras antiguas.
Percy y Annabeth hicieron una mueca
—Y lo pero es que de todas maneras pasó— murmuró Percy a Annabeth
—Sí, pero no por parte de un ritual de sacrificio— dijo Annabeth
—Bueno, fue a nuestra manera— comentó Percy en voz baja
Percy se figuraba que eso significaba que habrían sido llevados a Grecia para ser sometidos a un terrible sacrificio. Pero Annabeth y él habían estado juntos en muchas situaciones peligrosas. Podrían haber tramado un plan de huida, haber salido del apuro… y Annabeth no tendría que emprender su misión en solitario en Roma.
Varios de los dioses voltearon a ver a Percy con incredulidad
—Demandenme— murmuró Percy
—Podría quemar el mundo para salvarla— dijo Atenea
—Es romántico— dijo Afrodita
—Es peligroso— señaló Atenea
—¿En serio se están concentrando en eso? Atenea, enviaste a otro de tus hijos a una misión casi imposible y sin ninguna ayuda ¿Y te estás quejando por qué el chico se preocupa por ella? Y Afrodita, por supuesto que no es romántico, hemos hecho tan mal las cosas— bufó Artemisa —estos chicos deberían de estar teniendo nuestra ayuda y sin embargo el Olimpo está cerrado ¿Qué tan desesperado necesitaba estar para pensar algo así?
Se hizo un pequeño silencio mientras los dioses miraban a Artemisa con incredulidad y también varios de los chicos, Zeus le dio una mirada furiosa, pero ella no se echó atrás
—Sigue leyendo— ordenó Zeus a Jason
« No importa cuándo caigas» , había dicho Gaia. Percy sabía que era un deseo horrible, pero casi se arrepentía de que no los hubieran capturado en el mar. Por lo menos Annabeth y él habrían estado juntos.
Percy se sonrojó furiosamente. Y todavía resonaban las palabras de la diosa de la luna.
—No deberías avergonzarte —dijo Annabeth—. Estás pensando en Crisaor, ¿verdad? Las espadas no pueden resolver todos los problemas. Al final nos salvaste.
—Es lo importante — coincidió Hazel
—Por supuesto que sí— dijo Annabeth
Muy a su pesar, Percy sonrió.
—¿Cómo lo haces? Siempre sabes lo que estoy pensando.
—Bueno, no estabas pensando eso exactamente— dijo Annabeth
—No, pero sí me sentía avergonzado— dijo Percy
—Te conozco —dijo ella.
—Te lee la mente— señaló Travis
—Bueno, en estos momentos Jason lo está haciendo— dijo Miranda
« ¿Y te gusto de todas formas?» , quería preguntar Percy, pero se contuvo.
—Sí sesos de alga— dijo Annabeth y sonriendo agregó —¿Alguna otra pregunta idiota?
—Nada más esa— dijo Percy sonrojado
—Percy —dijo ella—, no puedes cargar con el peso de toda la misión. Es imposible. Por eso somos siete. Y tendrás que dejarme buscar la Atenea Partenos sola.
—Lo sé— dijo Percy —sobretodo porque no podía solo pensar en mí, digo, si no lo hubieras hecho también te habrías sentido culpable y enojada contigo misma
—Lo habría hecho— admitió Annabeth —pero igual no podía pensar en solo en mí cuando el destino de los campamentos estaba en esa estatua
—Te he echado de menos —confesó él—. Durante meses. Nos han robado un trozo muy grande de nuestras vidas. Si te volviera a perder…
—Awwww— chilló Afrodita
—No lo vas a hacer— dijo Annabeth tomándole la mano
—Jamás— dijo Percy
Mientras tanto, en el lado de los legados, los ojos de Zoé se habían llenado de lágrimas
La comida llegó. El camarero parecía mucho más tranquilo. Después de haber aceptado que eran unos estadounidenses que no se enteraban de nada, parecía que hubiera decidido perdonarles y tratarlos educadamente.
—Que amable fue— dijo Percy
—Bastante— asintió Annabeth
—La vista es preciosa —dijo, señalando el río con la cabeza—. Que disfruten. Una vez que se hubo marchado, comieron en silencio. La pizza era un cuadrado insípido y pastoso con muy poco queso. Tal vez por eso los romanos no la comieran, pensó Percy. Pobres romanos.
—Por eso no debiste pedir pizza— dijo Nico
—Yo creo que los estadounidenses no le caen tan bien a los italianos— dijo Apolo
—Pues Nico parece caerle muy bien Will— comentó Travis
—Obviamente, es hijo mío— dijo Apolo —no podía ser de otra forma
—Vaya— murmuró Will
—Tendrás que confiar en mí —dijo Annabeth. Percy casi pensó que estaba hablando con su sándwich, porque no lo miró a los ojos—. Tienes que creer en que vuelva.
—¿Por qué hablaría con mi sandwich?— preguntó Annabeth
—No sé ¿No te gusta jugar a que la comida habla?— preguntó Percy
—No— dijo Annabeth
Él tragó otro bocado.
—Creo en ti. Ese no es el problema. Pero ¿volver de dónde?
El sonido de una Vespa les interrumpió.
—Aquí vamos— suspiró Percy
—Está bien— murmuró Annabeth —estamos aquí, juntos
—Lo estamos— asintió Percy
Percy echó un vistazo a lo largo del puerto y tuvo que mirar dos veces. La moto era un modelo anticuado grande de color azul celeste. El conductor era un tipo con un traje gris de seda. Detrás de él iba sentada una joven con un pañuelo en la cabeza que rodeaba la cintura del hombre con las manos.
—Creo que llegaron a quienes estaban esperando— dijo Apolo
—Sí, con el suspiro de Percy de hace rato nos dimos cuenta— señaló Hermes
—Y el capítulo ya esta a punto de acabar— comentó Jason con una mueca
Zigzaguearon entre las mesas del café y pararon petardeando cerca de Percy y Annabeth.
—Hola —dijo el hombre.
Su voz era grave, casi ronca, como la de un actor de cine.
—El tipo de voz más sexy que hay— suspiró Afrodita
—Estoy de acuerdo contigo— dijo Apolo
—Genial— murmuró Piper
Will hizo una mueca
Tenía el pelo corto engominado y apartado hacia atrás de su cara hosca. Poseía el atractivo de los padres que salían en televisión en los años cincuenta. Hasta su ropa parecía anticuada. Cuando se bajó de la moto, la cintura de los pantalones le quedaba mucho más alta de lo normal, pero aun así conseguía parecer viril y elegante, y no un pringado.
—Solo unos cuantos lo pueden lograr— dijo Hermes
—Tú no eres uno de ellos— señaló Apolo
—Tampoco tú— resopló Hermes
—Parecen críos— dijo Deméter
A Percy le costaba calcular su edad: tal vez treinta y tantos, aunque el estilo y la actitud del hombre parecían dignos de un abuelo.
La mujer se deslizó de la moto.
—Hemos pasado una mañana maravillosa —dijo con voz entrecortada.
—Nosotros más o menos— dijo Percy
—Al menos alguien se la pasó bien— dijo Katie
—Por lo menos— comentó Hazel
Aparentaba veintiún años más o menos y también vestía con un estilo pasado de moda. Su falda anaranjada hasta los tobillos y su blusa blanca estaban ceñidas con un gran cinturón de cuero, que le formaba la cintura más estrecha que Percy había visto en su vida.
—No sé cómo podía respirar— murmuró Percy
—Hay maneras— dijo Afrodita
—Claro, si eres una diosa— dijo Miranda
—Pero lo importante es que se sientan cómodas, siempre recuerden eso— comentó Afrodita
Cuando se quitó el pañuelo, su cabello negro corto y ondulado rebotó y adquirió una forma perfecta. Tenía unos ojos oscuros y traviesos y una sonrisa radiante. Percy había visto náyades con menos cara de duende que aquella mujer.
Todos voltearon a ver a Percy
—Pues es que sí— murmuró Percy
—Que bueno que no lo dijiste en voz alta— señaló Hermes
—A veces me contengo— dijo Percy
A Annabeth se le cay ó el sándwich de las manos.
—Oh, dioses. ¿Cómo…? ¿Cómo…?
Parecía tan anonadada que Percy pensó que debía de conocer a aquellos dos.
—¿Por qué los conocías?— preguntó Piper
—Parecían actores de televisión— dijo Annabeth —una película que solía ver con mi padre
—Vaya— dijo Katie
—Me sonáis de algo —concluyó.
Pensó que debía de haber visto sus caras por televisión. Parecía que fueran de un antiguo programa, pero no podía ser. No habían envejecido en lo más mínimo. De todas formas, señaló al hombre con el dedo e intentó adivinar quién era.
—No está bien señalar— dijo Sally
Percy se sonrojó —Es que necesitaba que entendiera mi punto
—Ay Percy— dijo Leo negando con la cabeza
—¿Es usted el tío de Mad Men?
—¡Percy !
Annabeth se quedó horrorizada.
—¿Qué? —protestó él—. No veo mucho la tele.
—Prefiero no ver la tele, daña el cerebro— dijo Percy —y callate, cara de pino
—No iba a decir nada— se defendió Thalia
—No, en realidad no la veo porque a mí sí se me descomponen varias cosas— dijo Percy —solo ¡puff! explotan
—¡Es Gregory Peck! —Annabeth tenía los ojos como platos, y su boca no paraba de abrirse—. Y… ¡oh, dioses! ¡Audrey Hepburn! He visto la película. Vacaciones en Roma. Pero es de los años cincuenta. ¿Cómo…?
—¿Son los que utilizó el amigo de Hazel para su broma?— preguntó Miranda
—Sí, pero no eran exactamente ellos— dijo Annabeth
—Vaya, que genial— dijo Travis
—Y qué coincidencia— asintió Katie
—¡Oh, querida! —la mujer empezó a dar vueltas como un espíritu del aire y se sentó a su mesa—. ¡Me temo que me has confundido con otra! Me llamo Rea Silvia. Fui la madre de Rómulo y Remo hace miles de años.
—Ah— murmuraron los chicos
—El que fundó Roma ¿No?— preguntó Bianca
—Exactamente— dijo Perséfone
Pero eres muy amable quitándome años al pensar que soy de los años cincuenta. Este es mi marido…
—Tiberino —dijo Gregory Peck, tendiéndole la mano a Percy de forma varonil—. Dios del río Tíber.
—Vaya— dijo Rachel
—¿Cómo te tienden la mano de forma varonil?— preguntó Leo
—Pues como él lo hizo— comentó Percy
—Obviamente Leo— dijo Piper rodando los ojos
Percy le estrechó la mano. El hombre olía a loción para después del afeitado. Claro que si Percy fuera el río Tíber, probablemente también querría disimular el olor con colonia.
—Probablemente— dijo Apolo
—Otra cosa que al menos no dijiste en voz alta— dijo Hermes
—Hola —dijo Percy —. ¿Siempre parecen estrellas de cine estadounidenses?
—Era una pregunta justa— dijo Percy
—Definitivamente lo era— coincidió Annabeth
—Pero no creo que conozcan a las estrellas de quienes le hablan— señaló Perséfone
—¿Lo parecemos? —Tiberino frunció la frente y observó su ropa—. La verdad es que no estoy seguro. La migración de la cultura occidental funciona en los dos sentidos. Roma influyó en el mundo, pero el mundo también influye en Roma.
—Apenas voy aprendiendo algo y ya de repente me lo cambian— se quejó Travis
—Ya sé, es un dolor de cabeza— asintió Percy
—Imagínense para nosotros— señaló Hermes
Últimamente parece que Estados Unidos ejerce mucha influencia. He perdido la noción de los siglos.
—Vale —dijo Percy —. Pero… ¿han venido a ayudarnos?
—A ti no— dijo Thalia
—Bueno, pero dado que todavía estaba con Annabeth, me iba a agregar a la pregunta— dijo Percy
—Claramente— asintió Afrodita
—Mis náyades me han dicho que estabais aquí —Tiberino lanzó una mirada a Annabeth con sus ojos oscuros—. ¿Tienes el mapa, querida? ¿Y la carta de presentación?
—Ah…
—Y para eso era la carta de presentación— dijo Katie
Jason miró a Percy con una sonrisa antes de leer lo siguiente
Annabeth le dio la carta y el disco de bronce. Miraba tan fijamente al dios del río que Percy empezó a ponerse celoso.
Todos los chicos soltaron una carcajada
—¿Es en serio sesos de alga?— preguntó Annabeth medio divertida y medio irritada
—Poquito— murmuró Percy sonrojado
—El que no es celoso— señaló Thalia
—Yaaa— murmuró Percy
—Bueno, no tienes de qué preocuparte— dijo Annabeth tratando de no reírse
—En-entonces… —dijo ella tartamudeando—, ¿han ayudado a otros hijos de Atenea en esta misión?
—Hasta tartamudeas y luego preguntas por qué se pone celoso— dijo Piper riendo
—Sí, también tú Annabeth— dijo Thalia
—Ay no Annabeth— comentó Rachel negado con la cabeza
—¿Se acuerdan de la parte de "misión épica"?— señaló Annabeth
—No mientas, no tartamudeaste por la misión épica— dijo Apolo
—¡Oh, querida! —la hermosa mujer, Rea Silvia, posó la mano en el hombro de Annabeth—. Tiberino es muy atento. Salvó a mis hijos Rómulo y Remo y los llevó con la diosa loba Lupa.
—Vaya— dijo Katie
—Creo que un "vaya" lo describe perfectamente bien— asintió Apolo
Más tarde, cuando el vejestorio del dios Numitor intentó matarme, Tiberino se compadeció de mí y me convirtió en su esposa. Desde entonces he gobernado su reino fluvial a su lado. ¡Es un cielo!
—Suena como a una bonita historia de amor— dijo Miranda con sarcasmo
—La mejor— dijo Travis
—Bueno, también estamos hablando de dioses— señaló Katie
—Gracias— resopló Apolo
—Gracias, querida —dijo Tiberino sonriendo irónicamente—. Y sí, Annabeth Chase, he ayudado a muchos de tus hermanos… como mínimo a emprender su viaje sin ningún percance. Lástima que todos sufrieran una muerte dolorosa más tarde.
—No, pues que amable— murmuró Piper
—Los típicos ánimos que uno necesita antes de la misión— dijo Annabeth
—O de dejar ir a alguien a la misión— comentó Percy
Bueno, tus documentos parecen en orden. Deberíamos ponernos en marcha. ¡La Marca de Atenea nos espera!
Percy agarró la mano de Annabeth, tal vez un pelín más fuerte de lo necesario.
—Lo siento— dijo Percy —pero es que se pasó con lo que dijo
—Lo sé— asintió Annabeth —yo no me estoy quejando
—Tiberino, déjeme ir con ella. Solo un poco más.
—Ay— dijo Afrodita —me encanta
—Pero no puedes hacerlo— dijo Hestia
—No— murmuró Percy
Charles y Zoé intercambiaron una mirada
Rea Silvia se rió con dulzura.
—No puedes, tontorrón. Debes regresar a vuestro barco y reunir a tus otros amigos. ¡Tenéis que enfrentaros a los gigantes!
—Tiniis qui infritiris i lis gigintis— masculló Percy
—Sabíamos que no era mucho lo que podías acompañarme— dijo Annabeth
—Lo sé, pero aun así no me gustó— dijo Percy
—Pero había que hacerlo— suspiró Annabeth
El camino aparecerá en la daga de tu amiga Piper. Annabeth debe seguir otro sendero. Ella debe andar sola.
—Ya lo creo —dijo Tiberino—. Annabeth debe enfrentarse a la mismísima guardiana del templo.
Annabeth hizo una mueca
—No puedo creerlo— susurró Zoé con un estremecimiento
—Lo sé— murmuró Charles
Es la única forma. Además, Percy Jackson, tienes menos tiempo de lo que crees para rescatar a tu amigo de la vasija. Debes darte prisa.
—Obvio— dijo Thalia rodando los ojos
—Entonces olviden eso de que se ven a las tres— señaló Will
—Definitivamente todos los planes cambiaron— dijo Hazel
A Percy le sentó la pizza como un pedazo de cemento en el estómago.
—Pero…
—Tranquilo, Percy —Annabeth le apretó la mano—. Tengo que hacerlo.
—Sé que tenías que hacerlo, pero era difícil— dijo Percy con la voz un poco cortada por los recuerdos
—Lo sé, pero mira esto, griegos y romanos ahora estamos juntos— señaló Annabeth
Y era cierto, pero aún así, si todo era tan bueno entonces ¿Por qué estaban ellos ahí? Esa pregunta a veces hacía parecer que nada de lo que habían hecho valía la pena
Él empezó a protestar. La expresión de ella le detuvo. Estaba aterrada, pero estaba haciendo todo lo posible por ocultarlo… por él. Si Percy intentaba discutir, solo le pondría las cosas más difíciles.
—Definitivamente— dijo Artemisa
Annabeth hizo una mueca
—Lo siento por eso— dijo Percy
—Está bien, sesos de alga— murmuró Annabeth
O, lo que era peor, podría convencerla para que se quedara. Entonces ella tendría que vivir sabiendo que se había echado atrás ante su mayor desafío… suponiendo que sobrevivieran,
—Lo que era suponer mucho— dijo Bianca
—Y vaya que sí— dijo Piper
cuando Roma estaba a punto de ser arrasada y Gaia estaba a punto de alzarse y de destruir el mundo. La estatua de Atenea poseía la clave para vencer a los gigantes. Percy ignoraba el porqué o el cómo, pero Annabeth era la única que podía descubrirlo.
Annabeth le apretó la mano a Percy. Ambos sabían que los próximos capítulos serían sobre ella y Annabeth sabía que tampoco iban a ser fáciles, parecía que este era el último capítulo donde las cosas no serían tan malas
—Tienes razón —dijo, pronunciando las palabras con un enorme esfuerzo—. Ten cuidado.
Rea Silvia soltó una risita como si fuera un comentario ridículo.
—¿Cuidado? ¡Ya lo creo que lo necesitará! Pero así debe ser.
—No me estaba cayendo muy bien— comentó Percy
—Me di cuenta— asintió Annabeth
Vamos, Annabeth, querida. Te enseñaremos dónde empieza tu camino. Después, estarás sola.
Annabeth besó a Percy. Vaciló, como si estuviera pensando qué más decir.
—No creo que haya mucho que decir— dijo Apolo
—Creo que ambos entendieron todo— suspiró Afrodita
Percy tomó más fuerte la mano de Annabeth, como si quisiera asegurarse que estaba ahí a su lado, Annabeth lo tomó de la misma manera
A continuación se echó la mochila al hombro y subió a la parte de atrás de la moto. Percy no podía soportarlo. Habría preferido luchar contra cualquier monstruo del mundo. Habría preferido una revancha con Crisaor.
Se hizo un silencio en la sala. Por supuesto que a Atenea le preocupaba su hija, pero si estaba aquí es que había vencido ¿No es cierto? Tal vez no fue tan malo, al menos eso esperaba, Sally les puso una mano en el hombro a Percy y Annabeth y les dio una sonrisa de apoyo. Zoé se limpió rápidamente las lágrimas que corrieron por su mejilla.
Y todavía tenían que leer varios capítulos ¿Qué tan mal estaría?
Pero se obligó a permanecer en su silla y a mirar cómo Annabeth se alejaba en moto por las calles de Roma con Gregory Peck y Audrey Hepburn.
—Fin del capítulo— anunció Jason
La sala estaba en silencio
—Tal vez deberían ir a tomar aire un momento— dijo Artemisa —y luego regresamos
Algunos chicos asintieron, pero nadie se movió, al menos hasta que se oyó una voz desconocida para casi todos, Piper y Jason intercambiaron miradas de desagrado.
Zoé palideció —¿Qué está haciendo él aquí?
Y luego las puertas de la sala de Trono se abrieron.
Helena y Thom esperaban que no fuera cierto eso de que los monstruos se llevaban a niños que no comían cereales, porque definitivamente no les gustaban los cereales, pero sí les gustaba estar aquí, no era como su casa por supuesto, para nada como su tiempo, pero era mejor que nada, y eran demasiado pequeños, pero después de todo entendían que ese lugar era lo único que tenían, ya nada iba a ser como antes.
Cuando ellos nacieron, definitivamente Thom fue una sorpresa. Jason y Piper solo esperaban la llegada de Helena ni siquiera saben como no se dieron cuenta, pero definitivamente fue un shock recibir dos pequeños bebés envueltos en mantas, una niña sonrosada con los ojos de color azul electrico y un pequeño bebé casi identico, pero sus ojos parecían cambiar de color.
Era raro que los dioses se preocuparan por sus hijos o por alguna de sus descendencia, pero Afrodita lo hacía, si había alguna razón oculta nadie la sabía. Ella se encargó de arreglar la habitación de los mellizos y de que las cosas que tenían fueran al doble. Tal vez la razón oculta era que les pidió que le pusieran el nombre de Helena a la niña.
—¿Estás de acuerdo?— preguntó Piper.
—Claro, si a ti te gusta— dijo Jason
—Es solo que tal vez… ¿Tal vez quisieras usar el nombre de tu madre?— preguntó Piper
Durante muchos años había pensado en su madre, pero igual hace muchos años se dio cuenta en lo que ella se había convertido y había tratado de dejarlo en el pasado, aunque era más difícil de lo que creía
—No, no quiero usar su nombre— dijo Jason —me gusta el nombre de Helena y significa "bella como aurora" y definitivamente es la bebé más bonita que he visto
—Dices eso frente a nuestros amigos y se arma la tercera guerra mundial— bromeó Piper
Los mellizos eran los más chiquitos de todos.
—¿Y al niño?
—¿Que te parece si le pones el nombre de tu abuelo "Thomas"? Él fue importante para ti— dijo Jason, le gustaba el nombre de Thomas, su diminutivo como Thom, era un nombre bonito y podría llevar el nombre de alguien importante para Piper, si Jason tuviera alguien importante…. Bueno, ahora los tenía
Piper accedió y poco después todos fueron a conocer a los nuevos bebés. Charlie se había autoproclamado el guardián de los bebés, al igual que la pequeña Esperanza
—¿Cómo lo están llevando?— preguntó Annabeth cuando estuvieron solas
—Bien— dijo Piper —pero Jason me preocupa un poco
—¿No está haciendo lo que debe?— preguntó Annabeth como si quisiera golpear a Jason
—No, o sea, sí. De hecho está haciendo casi todo, es como si quisiera probar algo
—Por supuesto que sí— dijo Annabeth —Afrodita ha estado aquí casi todos los días
—Y que lo digas— murmuró Piper
—Tu padre te ha llamado— señaló Annabeth —Jason tiene a Thalia, pero a veces no puede ni venir. Yo sé que a los dioses no les importan sus hijos, al menos a la mayoría, pero es duro ¿Sabes? Zeus o Júpiter ni siquiera ha dado muestras de vida, como si fuera irrelevante y para los dioses lo es, pero tener aquí a Afrodita…
Annabeth se calló, Piper recordó que ella había pasado por lo mismo, luego cambiaron de tema.
Ese mismo día, pero en la noche Piper se levantó hacia el cuarto de los mellizos, donde Jason tenía las manos sobre la cuna y miraba fijamente a ambos bebés que dormían plácidamente, era cierto lo que le había dicho a Annabeth, Jason estaba súper al pendiente de ellos, absolutamente todo lo hacía él pero eran un equipo y Jason no debía llevarse toda la carga.
—Hey, vete a dormir, ni siquiera has descansado bien— dijo Piper
—Está bien— dijo Jason —se acaban de dormir
—Me puedo hacer cargo de ellos
—Te prometo que está bien— dijo Jason
—No es cierto, no está bien— murmuró Piper —dime que pasa ¿De qué tienes miedo?
Jason la volteó a ver, una expresión rota —No quiero que ellos no se sientan amados— dijo con franqueza —que piensen que no son suficientes para las personas
—Jason— murmuró Piper pasando sus manos para abrazarlo
—Ni siquiera quiero que tengan que ver o matar monstruos— dijo Jason con una risa rota —o que lleguen y no haya nadie en casa esperándolos, que juegue con ellos, que les diga que lo hicieron bien
—Ellos lo van a tener— dijo Piper —te van a tener y me van a tener
—Ellos no merecen sentirse insuficientes ante nadie— murmuró Jason
—Por supuesto que no— dijo Piper —pero no lo van a hacer, ellos va a ser felices, y tú no necesitas demostrarle nada a nadie, tu padre puede joderse
Las esquinas de la boca de Jason se levantaron —Estás en la habitación de los bebés
—Bueno, pueden aprender desde ya que Zeus es un imbécil, nunca es demasiado temprano para eso — contestó Piper —no lo necesitas, nunca lo has hecho, tú eres quien eres gracias a ti mismo, no porque seas hijo del "rey de los dioses", nosotros somos tu familia
—Y ellos van a ser felices, van a tener una familia, alguien que los apoye— afirmó Jason
Y fue cierto, al menos durante seis años.
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