-El capítulo acabó- masculló Arres -atrápalo- dijo lanzando el libro

Reyna lo atrapó en el aire

-Buenos reflejos, romana- dijo Ares

-Gracias- murmuró Reyna -de acuerdo, el capítulo se llama nos cargamos un puente

-Vaya con estos títulos- dijo Deméter

-No fue un puente nada más, fueron varios- dijo Katie

-Cierto, pero sería raro ponerle "nos cargamos muchos puentes"- dijo Percy

-Creo que siempre puede haber algo más raro- dijo Leo

Por suerte, Blackjack estaba de servicio.

-Un pegaso muy trabajador- dijo Connor

-Y que lo digas, podría haber pedido su permiso para descansar durante la guerra- bromeó Percy

Solté mi silbido más convincente y en pocos minutos divisé en el cielo dos formas oscuras volando en círculos.

-Tus silbidos muchas veces no son tan convincentes- dijo Travis

-Ya lo sé, pero al menos funcionó- dijo Percy

-Podrías ir con un hijo de Apolo ¿Has oído como silba esos chicos?- preguntó Connor

-Se oyeron como a diez mil kilómetros a la redonda- asintió Travis

-Exagerados- dijo Will -como si los demás fuera tan sutiles

Al principio parecían halcones, pero cuando bajaron un poco más distinguí las largas patas de los pegasos lanzadas al galope.

-Qué bueno, porque de ninguna forma necesitábamos halcones- dijo Apolo

-Las aves ya no, me agradan tanto- murmuró Leo

-Hey- se quejó Calipso

« Eh, jefe. —Blackjack aterrizó con un trotecillo, seguido de su amigo Porkpie—. ¡Los dioses del viento por poco nos mandan a Pensilvania! ¡Menos mal que he dicho que estaba con usted!».

-Pensilvania me agrada mucho- dijo Hermes

-Realmente no sé por qué les agrada tanto a los dioses del viento- dijo Apolo

-Tal vez porque ustedes no están ahí- dijo Artemisa

Gracias por venir —le dije—. Por cierto, ¿por qué galopáis los pegasos mientras estáis volando?

-Wow, esa es la pregunta del siglo- dijeron los Stoll al mismo tiempo

-Es la pregunta del milenio- corrigió Leo -¿cómo no se nos ocurrió ates?

Percy se sonrojó

-Lo cierto es que tiene sentido esa pregunta- dijo Piper

Blackjack soltó un relincho.

« ¿Y por qué los humanos balancean los brazos al andar? No lo sé, jefe. Te sale sin pensarlo.

-Esa no fue la respuesta del siglo- dijo Connor

Atenea suspiró -En los humanos los brazos se mueven para mantener energía porque los músculos no deben hacer tanto trabajo cuando se mecen, con los pegasos pasa lo mismo, es algo tan lógico

-Y no te molestaré solo porque tenía curiosidad por ver que respondías- dijo Apolo

Atenea rodó los ojos

¿Adónde?».

Hemos de llegar cuanto antes al puente de Williamsburg.

Will hizo una mueca

Blackjack negó con la cabeza.

« ¡Y que lo diga, jefe! Lo hemos sobrevolado al venir para aquí y no tenía buena pinta. ¡Suba!».

-Eso es decirlo de manera suave- dijo Will -era un caos

-Y que lo digas- murmuró Percy

-Y peor aún con ese monstruo al cual te tendrás que enfrentar... De nuevo- masculló Poseidón

De camino hacia el puente se me fue formando un nudo en la boca del estómago. El Minotauro había sido uno de los primeros monstruos que había derrotado.

-¿Por qué siempre te tocan los peores?- masculló Poseidón

Percy se encogió de hombros -Es lo mismo que yo me he estado preguntando

-Deberíamos llamar a la diosa de la suerte para que te dé un poco- dijo Apolo de forma "seria"

-Ni se te ocurra, no la quiero merodeando por aquí- dijo Hera -es odiosa

-Tú solo quieres coquetear con ella- señaló Artemisa

Cuatro años atrás, había estado a punto de matar a mi madre en la colina Mestiza. Aún tenía pesadillas.

-Es el que pero me cae- dijo Percy

-al menos el mocoso es invencible- dijo Dionisio

-Te empiezas a preocupar por él- molestó Apolo

Dionisio bufó -Ni en mis peores pesadillas

Había confiado en que el Minotauro seguiría muerto unos cuantos siglos más, pero debería haber sabido que mi suerte no iba a durar tanto.

-Definitivamente no tengo la mejor suerte del mundo- dijo Percy

-Nos hemos dado cuenta- asintió Piper

-Si existiera un río de la suerte, les aseguro que también me sumergiría en ese- dijo Percy

-Eso no es gracioso, sesos de alga- masculló Annabeth

Divisamos la batalla antes de tenerla lo bastante cerca como para identificar a los guerreros. Era plena madrugada ya, pero el puente resplandecía de luz.

-No fue una vista que quisiera volver a tener- murmuró Percy

-ni lo digas- dijo Will

-Al menos puede que la luz les ayude un poco- comentó Perséfone

Había coches incendiados y arcos de fuego surcando el aire en ambas direcciones: las flechas incendiarias y las lanzas que arrojaban ambos bandos.

-Nunca creí que pudiera odiar tanto una flecha incendiaria- dijo Will

-Tampoco son mis favoritos- dijo Apolo

-Por favor- murmuró Artemisa

Cuando nos acercamos para hacer una pasada a poca altura, advertí que la cabaña de Apolo se batía en retirada.

-Cobarde- masculló Ares

-¿Que esperabas? ¿Que se quedaran todos a morir así como tus hijos? Oh espera... ¡Tus hijos ni siquiera están ahí! Ahora sí, podemos hablar sobre cobardes- masculló Apolo

Clarisse se sonrojó (no estaba muy claro si por vergüenza o enojo)

-Cierra la boca- susurró Nico a Will

Will parpadeó -lo siento- susurró de vuelta - es que eso fue wow, otra faceta de Apolo

-Ni lo digas- susurró Nico -cada día veo algo nuevo en los dioses, aunque sea por un minuto

-Es extraño- asintió Will

-¡Mis hijos no son unos cobardes!- gruñó Ares

-Entonces cuenta ¿Porque no están ahí?

-Porque les tiene que enseñar a todos esos idiotas quien manda.- masculló Ares

-Me encantaría que ambos se pelearan, en serio, pero por si no se han dado cuenta ¡Estamos en algo impórtate! ¡Así que dejen de actuar como críos y compórtense!- masculló Artemisa

Se hizo un silencio incrédulo en la sala

-Continua leyendo, querida- pidió Afrodita

Corrían a parapetarse detrás de los coches para disparar a sus anchas desde allí; lanzaban flechas explosivas y arrojaban abrojos de afiladas púas a la carretera;

Apolo le dio una mirada a Ares que parecía decir "¿Ves? Eso es lo que iban a hacer, idiota", Ares le regresó una mirada asesina

Levantaban barricadas donde podían, arrastrando a los conductores dormidos fuera de sus coches para que no quedaran expuestos al peligro. Pero el enemigo seguía avanzando pese a todo.

-Ojala hubiera existido una barricada de bronce celestial o algo así- murmuró Percy

-Habría sido de ayuda- asintió Will

Encabezaba la marcha una falange entera de dracaenae, con los escudos juntos y las puntas de las lanzas asomando en lo alto.

-En serio, odio a las dracaenae- masculló Rachel

-Todos nosotros las odiamos, te lo aseguro- comentó Katie

-Y es peor cuando traen escudos que no dejan llegar las flechas-murmuró Apolo

De vez en cuando, alguna flecha se clavaba en un cuello o una pierna de reptil, o en la juntura de una armadura, y la desafortunada mujer-serpiente se desintegraba,

-Nadie las va a extrañar- dijo Leo

-Definitivamente no- murmuró Percy

-no son del tipo que le importen a alguien- dijo Thalia

Pero la mayor parte de los dardos de Apolo se estrellaban contra aquel muro de escudos sin causar ningún daño. Detrás, avanzaba un centenar de monstruos.

-Estúpidos monstruos- murmuró Leo

-Eso es lo que digo en cada momento- dijo Percy

-Eso definitivamente lo describe- comentó Jason

Los perros del infierno se adelantaban a veces de un salto, rebasando su línea defensiva.

-Pensar que no son tan lindos como la señorita O'Leary- dijo Hazel

-Lo sé- dijo Percy -trataba de recordar eso a cada momento

La mayoría caían bajo las flechas, pero uno de ellos atrapó a un campista de Apolo y se lo llevó a rastras. No vi lo que sucedió con él después.

Prefería no saberlo.

-Incluso yo no quería saberlo- murmuró Will -llevaba poco tiempo con nosotros

Luke se sonrojó y miró al piso con incomodidad

— ¡Allí! —gritó Annabeth desde el lomo de su pegaso.

En efecto, en medio de la legión invasora iba el Viejo Cabezón: el Minotauro en persona.

-Agradable sujeto- comentó Percy con sarcasmo -sujeto que en serio, espero no volver a ver

-Espero que no lo vuelvas a ver- dijo Poseidón

-No puedo creer que justo te vuelvas a enfrenar a él... Otra vez- dijo Deméter -¿Quieres cereales?

-Estoy bien por el momento, gracias- murmuró Percy

La última vez que lo había visto no llevaba nada encima, salvo los calzoncillos (unos blancos y ajustados).

-Gracias por la imagen mental- dijo Leo

-De nada- comentó Percy riendo

-no va a ser algo que pueda olvidar tan fácil- dijo Leo con una mueca

No sé por qué, quizá lo habían sacado de la cama para perseguirme. Esta vez, en cambio, sí venía preparado para la batalla.

-Pero realmente prefiero que vaya vestido- dijo Percy -no es divertido verlo en calzoncillos

-Pero ahora lleva una armadura- señaló Piper -no va a ser tan fácil

-Pero ahora Percy es invencible- dijo Leo

Percy se sonrojó

De cintura para abajo llevaba el equipo de combate griego normal, o sea, un delantal —tipo falda escocesa— de tirillas de cuero y metal;

-¿Falda escocesa o calzoncillos? ¿Con cuál se ve peor?- preguntó Connor

-definitivamente con los calzoncillos- dijo Percy- aunque la falda escocesa tampoco le va

-No sé qué es peor- murmuró Katie -si, que los Stoll estén molestando o que Percy les siga el juego

-Es peor aun cuando Leo se une- dijo Piper

-Vaya gracias, reina de belleza- murmuró Leo

Unas grebas de bronce que le cubrían las piernas y unas sandalias de cuero firmemente atadas.

-No creo que esas sandalias sean cómodas para pelear- comentó Leo

-Habiendo mejores zapatos- dijo Travis negando con la cabeza

-como dije- murmuró Piper -es peor cuando Leo se les une

De cintura para arriba, era puro toro: pelo, pellejo y músculos que ascendían hacia un cabezón tan enorme que debería haberse volcado sólo por el peso de sus cuernos.

-Y eso ahorraría bastante trabajo- dijo Percy -pero no, tiene que aguantar el peso de su cabeza

-Eso sería demasiado fácil- concedió Jason -¿cuándo toca algo fácil?

-Tienes razón, bro- dijo Percy

Parecía más alto que la otra vez. Ahora debía de medir tres metros al menos.

-como si no fuera suficiente todo lo demás- masculló Poseidón

-Su regeneración le dio altura, aunque no lo crean pasa seguido- comentó Apolo

-como si no fuera suficiente el hecho de que no pueden morir- masculló Thalia

Llevaba a la espalda un hacha de doble filo, pero era demasiado impaciente para molestarse en usarla.

-Prefiero que no la use- dijo Poseidón

Percy sonrió

En cuanto me vio sobrevolar en círculos el puente (o me olió, cosa más probable, porque tenía mala vista) soltó un bramido mayúsculo y alzó en sus brazos una limusina blanca.

-yo realmente ahora preferiría el hacha- comentó Connor

-En ese momento no supe que era peor- dijo Percy

-Ni lo digas- murmuró Annabeth

— ¡Baja en picado! —le grité a Blackjack.

« ¿Qué? —Dijo el pegaso—. Imposible, no va... ¡Santo cielo!».

-Imposible, no va... ¡Santo cielo!, es lo que define cada pelea con algún monstruo- dijo Leo

-no lo había notado, pero creo que tienes razón- dijo Percy

-Es una buena manera de describirlo- dijo Apolo

Debíamos de estar al menos a treinta metros de altura, pero la limusina venía hacia nosotros girando sobre sí misma como un boomerang de dos toneladas.

-Y nunca me han gustado los boomerangs- dijo Percy

-¿Por qué no? ¡Son geniales!- dijeron los Stoll al unísono

-sí, pero no uno de dos toneladas- dijo Chris

Annabeth y Porkpie hicieron un brusco viraje a la izquierda para esquivarla, pero Blackjack cerró las alas y se dejó caer a plomo.

-Podrían haberla esquivado igual que annabeth y Porkpie- dijo Piper

-Pero de todos modos debíamos bajar- dijo Percy

-Además de que el pegaso y el jinete están igual de locos- dijo Thalia

La limusina pasó casi rozándome la cabeza y no me dio por unos cuantos centímetros; se coló entre los cables de suspensión del puente sin tocarlos y se desplomó hacia las aguas del río Este.

Poseidón miró a su hijo como si estuviera loco

-Pero no me dio en la cabeza- dijo Percy con una sonrisa inocente

-Por unos cuentos centímetros- masculló Poseidón

-Y eso que la batalla apenas comienza- murmuró Deméter

Los demás monstruos soltaban gritos y abucheos, y el Minotauro tomó otro coche en sus manos.

-ahora sí, baja antes de que aviente el otro carro y te pase rozando por unos cuentos centímetros- dijo Poseidón

Déjanos detrás de las líneas de la cabaña de Apolo —le ordené a Blackjack

. No te alejes demasiado por si te necesito, pero ponte enseguida a cubierto.

« ¡No pienso discutir, jefe!».

-Y por primera vez no discutió- bromeó Percy

-En eso no se parece a ti- dijo Thalia riendo

-Cara de pino ha hablado- dijo Percy -la reina de las discusiones

-No tanto como tú- señaló Thalia

Descendió a toda velocidad y fue a posarse tras un autobús escolar volcado, donde había dos campistas apostados.

-Y eso se podía ver por todo el puente- murmuró Will -tratamos de hacer las barricadas lo más fuertes posibles, no era mucho

Annabeth y yo bajamos de un salto en cuanto los pegasos tocaron el suelo con sus cascos. Luego Blackjack y Porkpie desaparecieron en el cielo oscuro.

-Esa fue una buena entrada- dijo Leo

-Cariño, siempre hay que conservar el estilo- dijo Afrodita

Michael Yew corrió a nuestro encuentro. Era el líder más canijo que había visto en mi vida.

-Y que lo digas- murmuró Will con una sonrisa nostálgica

Tenía el brazo vendado y su cara de hurón tiznada, y apenas le quedaban flechas en el carcaj, pero sonreía como si lo estuviera pasando en grande.

-Todos en ese campamento están dementes- masculló Dionisio -y no puede ser que yo sea quien tiene que soportarlos

Me alegro de que hayáis venido —dijo—. ¿Y los demás refuerzos?

Por ahora, somos nosotros los refuerzos —repuse.

Entonces estamos apañados.

-Vaya voto de confianza- murmuró Leo

-Admito que también teníamisdudas- dijo Will

-Incluso yo tenía mis dudas- dijo Percy

-Vaya, eso me hace sentir mucho mejor- murmuró Will

— ¿Todavía tienes tu carro volador? —preguntó Annabeth.

No —dijo Michael—. Lo dejé en el campamento. Le dije a Clarisse que podía quedárselo.

-¿Entonces por qué la cabaña de Ares no está en el combate? preguntó Apolo -ya consiguieron lo que querían

-No va a ser cuando tus mocosos quieran- gruñó Ares -tus engendros no van a ofender su honor

-No puede ser- murmuró Artemisa

Qué más da, ¿entiendes? No valía la pena discutir más. Pero ella me contestó que ya era tarde. Que nunca más íbamos a ofenderla en su honor, o una estupidez por el estilo.

-Y definitivamente es su hija- dijo Apolo rodando los ojos

-Vaya, eso da escalofríos- murmuró Connor

-Cállate idiota- gruñó Clarisse, a su lado Chris trataba de no reírse

Al menos lo intentaste.

Se encogió de hombros.

Sí, bueno, le solté unos cuantos insultos cuando me dijo que aun así no pensaba combatir. Me temo que eso tampoco ayudó demasiado. ¡Ahí vienen esos adefesios!

-Sí, al parecer no ayuda demasiado- dijo Apolo

-¿Y así pretendes que estén el combate? Tus mocosos siguen insultando- gruñó Ares

-Porque es muy tonto que peleen por algo y cuando lo tiene ya no lo quieren- dijo Apolo

-Está muy divertida su manera de pelear- dijo Hermes -pero aunque sus cabañas estén peleadas, ustedes no

-Vaya, hasta que Hermes dijo algo con sentido- murmuró Atenea

Sacó una flecha y se la lanzó al enemigo. La saeta voló con un agudo silbido y, al estrellarse en el suelo, desató una explosión que sonó como una guitarra eléctrica amplificada por un altavoz brutal.

-Esas son mis flechas favoritas- dijo Apolo sonriendo

-Eran de gran ayuda- dijo Will

Los coches cercanos saltaron por los aires. Los monstruos soltaron sus armas y se taparon los oídos con muecas de dolor. Algunos echaron a correr; otros se desintegraron allí mismo.

-Y peor aún porque algunos de los monstruos tienen el oído muy sensible- dijo Apolo con una ceja alzada

-Realmente era muy buenas flechas- dijo Will

-Oh sí podríamos probarlas- dijo Apolo

-En realidad no soy muy bueno con el arco- murmuró Will

-Eso no es problema soy el mejor arquero...

-Sigue soñando- dijo Artemisa

-Como decía, soy el mejor arquero podemos perfeccionar tu técnica

Will miró a Apolo como si le hubiera salido un tercer ojo

Era mi última flecha sónica —comentó Michael.

— ¿Un regalito de tu padre, el dios de la música? —pregunté.

Apolo sonrió

Michael me miró con una sonrisa malvada.

La música a tope puede perjudicar la salud —dijo—. Por desgracia, no siempre mata.

-Es una verdadera lástima- comentó Apolo

-Por eso mismo tal vez deberías de dejar de escuchar la música a tope- comentó Hermes -Somos dioses- dijo Apolo -no pasa nada, además mi música mantiene el estilo del Olimpo

En efecto, la mayoría de los monstruos, una vez recuperados de su aturdimiento, empezaban a reagruparse.

-Bueno, hasta ahí llegó el poder de la música- comentó Artemisa

-Pero al menos volaron en pedazos algunos monstruos- dijo Apolo

Tenemos que retroceder —dijo Michael—. Tengo a Kayla y Austin colocando trampas un poco más abajo.

No —respondí—. Trae a tus campistas a esta posición y aguarda mi señal.

Vamos a mandar al enemigo de vuelta a Brooklyn.

-Eso sería un excelente plan si de hecho existiera algún plan- murmuró Leo

-No necesitamos planes- bromeó Percy

-A decir verdad, los planes de Percy no son muy buenos- dijo Grover

-Vaya, gracias -murmuró Percy

Michael se echó a reír.

— ¿Cómo piensas hacerlo? —preguntó.

Desenvainé mi espada.

-Así piensa hacerlo- murmuró Jason

Percy —dijo Annabeth—, déjame ir contigo.

-¿Desde cuándo eres razonable y le pides que te deje ir?'- bromeó Thalia

-Él era el invencible- dijo Annabeth -quería ver si necesitaba mi ayuda

-Era peligroso- dijo Percy

Demasiado peligroso. Además, necesito que ayudes a Michael a coordinar la línea defensiva. Yo distraeré a los monstruos.

-Perfecto, usándote a ti mismo como carnada de nuevo- masculló Poseidón

-Creo que ya deberías estar acostumbrado- murmuró Apolo

-Era necesario- comentó Percy

Vosotros agrupaos aquí. Sacad de en medio a los mortales dormidos. Luego podéis empezar a abatir monstruos a distancia mientras yo los mantengo ocupados.

-Y mantienes a los demás chicos en relativa seguridad- murmuró Hestia

Percy suspiró

Si hay alguien capaz de hacer todo eso, eres tú.

Muchas gracias —gruñó Michael.

-Sí, gracias por el voto de confianza a mi hijo- comentó Apolo

-Lo siento- murmuró Percy

Mantuve los ojos fijos en Annabeth, que asintió de mala gana.

-Wow, realmente no pensé que Annabeth le fuera a hacer caso- bromeó Piper

-¡Piper!- masculló Annabeth

-Sólo entre ellos se pueden controlar- dijo Thalia

-Vaya, gracias murmuró Annabeth

Está bien. En marcha —dije. Antes de que pudiera acobardarme, añadí—:

¿No hay un beso para darme suerte? Ya es una especie de tradición, ¿no?

-¡Por favor!- chilló Afrodita -hace mucho que no se dan un beso

Percy y Annabeth se sonrojaron

-En realidad, sería una muy buena manera de ir a la batalla- dijo Perséfone

-Vaya, Percy arriesgándose a que le den un puñetazo- dijo Thalia

-Es tan mono- le siguió el juego Piper

-Katie- dijo Percy -creo que ya encontré algo peor que los Stoll Leo y yo... A Piper y Thalia -Cuando quieras, sesos de alga

-¿Así nos vemos cuando peleamos?- preguntó Apolo a Hermes

-Ni lo digas- masculló Hermes

Temí que me diera un puñetazo. Pero lo que hizo fue sacar su cuchillo y mirar al ejército de monstruos.

Regresa vivo, sesos de alga. Entonces veremos.

-Y ahí está la motivación que necesitaba para regresar vivo- dijo Afrodita con un suspiro -es tan romántico

Pensé que era la mejor oferta que iba a sacar, de modo que salí de detrás del autobús escolar y caminé por el puente a la vista de todos, directo hacia el enemigo.

-Pero ya no le importó porque ahora está motivado- bromeó Leo

-Esto es bellísimo- dijo Afrodita suspirando

-Pero esperen Annabeth sabía que iba a regresar vivo porque ¡Es invencible!- dijo Piper -Annabeth si tenías ganas de besarlo sólo lo hubieras hecho

-Pero aun así le dio la motivación- dijo Thalia

-Lo bueno es que son nuestras amigas- dijo Percy a su novia

Cuando el Minotauro me vio, sus ojos llamearon de odio. Soltó un gran bramido, que era una combinación de chillido, mugido y eructo brutal.

-Qué asco- chilló Afrodita con una mueca

-Y es mucho peor estar ahí- murmuró Percy

Eh, Pedazo de Buey —le dije a voz en cuello—. ¿No te había matado ya?

-Y volvemos con los insultos malos- murmuró Connor negando con la cabeza -muy mal creí que ya estabas mejorando

-Por suerte nos tienes a nosotros, para poder entrenarte- dijo Travis

-Creo que así estoy bien- dijo Percy

Él le arreó un puñetazo al capó de un Lexus, que se arrugó como si fuese papel de plata.

-El pobre Lexus no tenía la culpa de nada- dijo Apolo

-Prefiero que se lo haga al lexus que a mi hijo- murmuró Poseidón

Varias dracaenae me lanzaron jabalinas en llamas que desvié con la espada.

-Sólo imaginarlo en medio del puente, frente al minotauro y haciendo ese sexy movimiento- dijo Afrodita de manera dramática

-Ay no puede ser- masculló Piper -¡Mamá!

Percy se sonrojó

Un perro del infierno saltó sobre mí y lo esquivé. Podría haberlo atravesado sin más, pero vacilé.

-No es la señorita O'Leary- dijo Poseidón

-Ese perro del infierno sí podría matarte- murmuró Apolo

-Lo sé- dijo Percy

« No es la Señorita O'Leary —me recordé—. Es un monstruo indómito que podría matarnos a mí y a mis amigos».

-Exacto, me alegra tanto que pienses como yo- dijo Apolo

Percy lo miró con una ceja alzada sólo ignóralo- dijo Poseidón

Volvió a saltar. Esta vez tracé un arco mortal con Contracorriente y el perro se desintegró en una nube de polvo y pelos.

-De lo más lindo- dijo Percy con sarcasmo

-Y que lo digas lo digas- murmuró Will -creo que ellos fueron los que nos dieron un poco más de problemas

Ya venía una nueva oleada de monstruos —serpientes, gigantes y telekhines —, pero el Minotauro les soltó un rugido y retrocedieron de inmediato.

-No puede ser- masculló Poseidón tomando como fuerza su tridente

-El lado positivo es que no tendrá distracciones por los demás monstruos- dijo Apolo

-No creo que haya un lado positivo en esto- masculló Poseidón

— ¿Uno contra uno? —grité—. ¿Cómo en los viejos tiempos?

-Tenías que decirlo- suspiró Poseidón

Percy le dio sonrisa ladeada

Las narices del Minotauro temblaban de rabia.

-Creo que no le caes muy bien- dijo Leo

-Lo noté- murmuró Percy

Debería haber llevado un paquete de pañuelitos de aloe vera en el bolsillo de la armadura, porque tenía las napias rezumantes, enrojecidas y decididamente asquerosas.

-Porque obviamente cuando estás a punto de volver a enfrentar al Minotauro eso es en lo primero que piensas- comentó Connor

-Siempre piensa cosas extrañas antes de enfrentar algún monstruo- dijo Rachel

Desató la correa del hacha y la blandió por encima de su cabeza con ademanes furiosos.

-Y ahora sí va usar el hacha- masculló Poseidón

-Y de doble filo- comentó Apolo

-Eso no ayuda en nada te das cuenta ¿Verdad?- dijo Artemisa

Era un arma preciosa, no podía negarse, en un estilo bestial del tipo voy-a destriparte-como-a-un-pescado.

-De acuerdo, necesitamos hablar sobre las diferentes definiciones que se le dan a la palabra "preciosa" y sobre cómo no puedes utilizarla para definir un arma que puede matarte- masculló Poseidón

-Es invencible- señaló Apolo

Cada una de sus hojas gemelas tenía forma de omega: Ω, la última letra del alfabeto griego (quizá porque aquella hacha era lo último que veían sus víctimas).

-Eso es casi poético- murmuró Apolo

-También tenemos que hablar sobre tu manera de definir poético- dijo Hermes

El mango, de bronce forrado de cuero, era casi tan alto como el Minotauro.

-Una muy buena arma- dijo Ares -qué lástima que no haya cumplido su objetivo

Poseidón le dio una mirada asesina

Atados en torno a la base de cada hoja había montones de collares de cuentas. Comprendí con un escalofrío que eran cuentas del Campamento Mestizo: collares arrebatados a los semidioses vencidos.

Luke cerró los ojos como si le doliera algo

-¿En serio?- murmuró Artemisa -eso es lo más ruin qué pueden hacer, el hecho de que usen los collares como algún tipo de burla

-Son monstruos- dijo Hera -no sé qué esperabas

-Aun así- dijo Apolo -eso es tan deplorable

-Eso es despreciable- dijo Poseidón con una mirada furiosa hacia Luke

Me puse tan furioso que mis ojos destellaron igual que los del bicharraco. Alcé la espada.

-Y en ese momento todos sentimos un poco de pena pobre por él- dijo Leo con sarcasmo -Nadie va extrañarlo- dijo Connor encogiéndose de hombros

-Ni un poco- murmuró Travis

El ejército de monstruos vitoreó al Minotauro, pero sus gritos se acallaron en seco cuando eludí su primer golpe con un quiebro y partí en dos el hacha, justo entre las dos hojas.

Poseidón le dio una mirada llena de orgullo a su hijo

-Jamás desconfíe de ti- dijo Apolo

Era una buena arma para un idiota que no sabía manejarla- gruñó Ares

— ¿Muuuuu? —gruñó.

-Lo dejaste sorprendido- dijo Frank

-Además creo que hay un tipo de insulto por ahí- dijo Grover

— ¡Ja! —Me volví y le arreé una patada en el hocico.

-El tonto monstruo debió haber sabido que no era buena idea volverse a meter con Percy- dijo Apolo

-Nunca has ido muy avispado- señaló Hermes

Él retrocedió tambaleándose, procurando no perder pie, y enseguida bajó la cabeza para embestir.

-Cosa que detesto- murmuró Percy

-Ahí podemos darnos cuenta de que ya se empezaba a desesperar- dijo Artemisa

No le dio tiempo: mi espada destelló en el aire, seccionándole un cuerno y luego el otro.

-Para los que después de 5 libros siguen subestimándote- dijo Poseidón mirando de manera arrogante a Zeus, Hera, Atenea, Ares etc. Aunque los dioses fingieron no darse cuenta

Casi todos los demás chicos miraron a Percy con una sonrisa, Leo alzó los pulgares en señal de aprobación

Intentó apresarme, pero rodé por el suelo y recogí la mitad de su hacha rota. Los otros monstruos retrocedieron atónitos, formando un círculo alrededor.

-Atónitos y todo, pero aun así no quieren dejarte ir- murmuró Piper

-Una muy mala decisión- dijo Jason

-Bro

El Minotauro aullaba rabioso. Nunca había sido muy avispado, pero ahora su cólera lo volvió todavía más imprudente.

-Y yo creí que no podía ser más imprudente, pero sí pudo- dijo Percy

-Para que veas que sí hay muchos niveles de imprudencia- dijo Thalia con una sonrisa

Arremetió contra mí a toda marcha y yo corrí hacia la barandilla del puente, abriéndome paso entre una hilera de dracaenae.

-¿Y eso para qué?- preguntó Leo

-Ya lo verás- dijo Percy

La bestia debió de oler la victoria. Creyó que trataba de escabullirme. Sus secuaces la aclamaron a gritos.

-Sé que no te estás escabullendo- dijo Rachel -pero realmente tampoco entiendo qué vas a hacer

-Algo imprudente dijo Percy riendo

Frené en el borde mismo del puente, me di media vuelta y apoyé el hacha en los barrotes de hierro para resistir mejor su embestida.

-Oh- murmuró Leo -esa fue una excelente estrategia

-Gracias- dijo Percy -fue un plan de último momento

El Minotauro ni siquiera redujo la marcha.

CRUNCH.

Los chicos lanzaron una exclamación y Leo y los Stoll vitorearon, Percy se sonrojó

Bajó la vista, sin poder creerlo, hacia el mango del hacha que le sobresalía por la coraza.

Gracias por participar —dije.

-Mejor suerte para lapróxima-bromeó Travis

-Realmente espero que no haya una próxima -dijo Percy

-También yo- dijo Poseidón

Entonces lo levanté por las patas y lo arrojé por encima de la barandilla. Se fue desintegrando a medida que caía, para convertirse en polvo y regresar otra vez al Tártaro.

-Espera... ¿Lo levantaste por las patas?- preguntó Bianca incrédula

-Sí- murmuró Percy

-Vaya eso es... Fascinante

-Gracias

Me volví hacia su ejército. Éramos aproximadamente ciento noventa y nueve contra uno. Yo hice lo más natural: me lancé sobre ellos.

-Eso es taaan natural- murmuró Apolo

-Sobre todo cuando son 199 contra uno- masculló Poseidón

Percy sonrió de manera inocente

Seguramente te preguntarás cómo funcionaba lo de ser « invencible», o sea, si esquivaba mágicamente las armas, o si éstas me daban sin hacerme daño.

-Pues por lo que hemos leído, las armas te dan, pero sin hacerte daño- dijo Jason

-Aunque supongo que en algún momento pudiste esquivar las armas "mágicamente"- dijo Piper

-Eso creo murmuró Percy

No lo recuerdo, la verdad. Lo único que tenía claro era que no iba a permitir que aquellos monstruos invadieran mi ciudad natal.

-Siempre debes de cuidar tu hogar- dijo Hestia amablemente

-Esos monstruos no la verán venir- dijo Leo

Rebanaba las armaduras como si fueran de papel. Las mujeres-serpiente explotaban y los perros del infierno se deshacían en sombras.

-Tampoco nadie los va a extrañar- dijo Travis

-Espero que hayan aprendido la lección- dijo Connor

-No lo creo- dijo Percy

Repartía tajos y estocadas, giraba y me revolvía, y creo que incluso me reí un par de veces: una risa loca que me dio tanto miedo a mí como a mis oponentes.

Percy se sonrojó furiosamente

Los chicos lo miraban con incredulidad al igual que algunos dioses

-Okay- murmuró Apolo -ya sabemos que sí hay alguien que se ríe durante la batalla

-Está bien- dijo Poseidón sorprendido -estabas bajo mucha adrenalina

-Realmente sí dio un poquito de miedo- murmuró Will -no estábamos lo suficientemente lejos para no oír, pero estuviste genial

Nico miró a Will con una ceja alzada

-Lo siento- murmuró Percy

-Está bien- dijo Annabeth tomándolo de la mano

Notaba el respaldo de los campistas de Apolo, que disparaban flechas desde atrás, impidiendo que los monstruos se reagruparan.

-Lo cual fue de gran ayuda- dijo Percy

Apolo sonrió

Y éstos, finalmente, dieron media vuelta y emprendieron la huida. Los que seguían vivos: unos veinte de doscientos.

-Debo admitir que fue sorprendente- dijo Piper

-No fue la gran cosa- murmuró Percy -además los chicos de Apolo ayudaron

Los perseguí corriendo, con los guerreros de Apolo pegados a mis talones.

-Y en ese momento no sé si está más loco tu hijo o los mocosos de Apolo- dijo Hades

-No podían dejar que se marcharan como si nada- dijo Apolo

-Pero si ya están en retirada sólo van a lograr que los semidioses se dispersen- masculló Atenea - también hay que saber en qué momento dejar la batalla

— ¡Sí! —aullaba Michael Yew—. ¡Así se hace!

Los empujamos por el puente hacia la orilla de Brooklyn. El cielo había empezado a clarear hacia el este y, al fondo, distinguí el peaje.

-Era el detalle que le hacía falta a la batalla- dijo Rachel con sarcasmo

-Y que lo digas- comentó Will

— ¡Percy! —Gritó Annabeth—. Ya los has puesto en fuga. ¡Vuelve atrás! ¡Nos estamos desperdigando!

-Exacto- masculló Atenea -tienen que reagruparse y salir de ahí es momento de hacerlo

En parte tenía razón, pero las cosas me estaban yendo tan bien que quería destruir hasta el último enemigo.

Atenea bufó

Entonces divisé a una multitud en la entrada del puente. Los monstruos en desbandada corrían directamente a reunirse con sus refuerzos.

-Y exactamente por eso tendrían que irse mientras podían- masculló Atenea

No parecía un grupo muy numeroso: unos treinta o cuarenta semidioses con armadura, montados en caballos-esqueleto. Uno de ellos llevaba un estandarte morado con la guadaña negra.

-No puede ser- masculló Poseidón

-Sí bueno, ahora sí es momento de la retirada- dijo Apolo

-Ya es tarde- murmuró Atenea

El jinete que iba delante avanzaba al trote. De improviso, se quitó el casco y reconocí en él al mismísimo Cronos, con aquellos ojos inconfundibles de oro fundido.

-Y tu suerte siempre puede ser peor- dijo Jason

-Definitivamente- murmuró Percy -siempre que pienso que no puede pasar algo peor... Pasa algo peor

Annabeth y los campistas de Apolo vacilaron. Los monstruos a los que habíamos perseguido alcanzaron las líneas del titán y fueron a engrosar sus filas.

-Ahora sí, ya es hora de que se retiren- dijo Apolo -y lo antes posible

-Tantos lugares y justo tenía que llevar a su ejército ahí- masculló Poseidón

Cronos miró en nuestra dirección. Estaba a unos quinientos metros, pero juraría que lo vi sonreír.

Luke se removió incómodo en su asiento

-Por tu propio bien, ni se te ocurradecir algo- gruñó Poseidón al ver que el Luke abría la boca

Ahora sí vamos a retirarnos —dije.

-Dudo mucho que vaya a dejar que se retiren tan fácil- comentó Artemisa

Los hombres del señor de los titanes desenvainaron sus espadas y se lanzaron a la carga. Los cascos de sus caballos-esqueleto atronaban en el pavimento.

-Como si no fuera suficiente la batalla con el Minotauro- masculló Poseidón

-Pero estamos hablando de la suerte de tu hijo- comentó Apolo -y al parecer también de los míos

Nuestros arqueros lanzaron una salva de flechas, derribando a unos cuantos enemigos, pero los demás siguieron al galope.

-Estos no eran tan fáciles como los primeros- murmuró Will -estaban mejor protegidos

-Y con caballos esqueletos- masculló Percy -esos tampoco me agradan mucho, además la mayoría eran semidioses

— ¡Retiraos! —Grité a mis amigos—. ¡Yo los distraeré!

-Ese plan no me gusta- masculló Poseidón

En cuestión de segundos los tuve encima.

Michael y sus arqueros emprendieron la retirada, pero Annabeth se quedó a mi lado,

-Qué romántico- chilló Afrodita

-No le veo lo romántico- bufó Atenea

-Una vez te hace caso, dos ya no- dijo Thalia

Annabeth y Percy intercambiaron miradas

Combatiendo con su cuchillo y su escudo mágico mientras retrocedíamos poco a poco hacia el otro lado del puente.

La tensión se sentía en la sala, dioses mirando con enojo a Luke, ver qué pasaba con Annabeth y Percy para entender cómo habían logrado librarla

La caballería de Cronos se arremolinó alrededor de nosotros, lanzando mandobles e insultándonos.

-Sus insultos eran peores que los tuyos- dijo Annabeth con una sonrisa ladeada

-Oye- se quejó Percy

El titán avanzó tranquilamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Cosa que no dejaba de ser cierta, dado que era el señor del tiempo.

-Cosa que me sorprende que pienses, ya que estás en medio de la batalla- dijo Jason

-Lo sé bro, pero era la verdad- murmuró Percy

Yo procuraba herir a sus hombres y no matarlos, lo cual me hacía ir más despacio, claro, pero aquéllos no eran monstruos, sino semidioses que habían sucumbido al hechizo de Cronos.

-Eso sólo te hace perder tiempo- gruñó Ares -son tus enemigos debes tratarlos como tal -Ellos fueron sus amigos alguna vez- señaló Hestia

-Pero ya no lo son- masculló Ares

-Todos nos hemos equivocado Ares- señaló Hestia de manera tranquila

Aunque no podía verles la cara, porque todos llevaban casco, seguramente algunos habían sido amigos míos. Lancé tajos a las patas de sus caballos para que se desintegraran.

-Hiciste lo correcto- dijo Hestia

-Gracias murmuró Percy

Y cuando unos cuantos semidioses cayeron de bruces, los demás optaron por desmontar y enfrentarse a pie conmigo.

-No les convenía quedarse más tiempo en los caballos- murmuró Leo

-Por otro lado también deben conocer las desventajas que tienen, si todos se lanzan contra ti al mismo tiempo- dijo Reyna

Annabeth y yo luchábamos hombro con hombro, mirando en direcciones opuestas.

-No pueden negar que hacen un equipo increíble- dijo Afrodita con un suspiro

Annabeth y Percy sonrieron, pero Percy luego frunció el ceño

Noté una sombra sobre mí y me atreví a levantar la vista. Eran Blackjack y Porkpie, que hacían rápidas pasadas, repartiendo coces a los cascos de nuestros enemigos, para alejarse enseguida como grandes palomas kamikaze.

-Y vaya que parecían palomas kamikaze- dijo Annabeth -los monstruos no tenían ni idea

-Lo sé, eso fue genial, tienen ideas muy descabelladas- dijo Percy

-Mira quién lo dice- murmuró Thalia

Reyna miró a Annabeth con una ceja alzada

Ya casi habíamos llegado a la mitad del puente cuando sucedió una cosa muy rara.

-Y tenía que venir- dijo Percy en voz baja

-Sabías que lo haría- murmuró Annabeth a su lado

Sentí un escalofrío en la espina dorsal: como si alguien caminara sobre mi tumba, según el viejo dicho.

-¡NO!- masculló Poseidón -tu punto débil

Poseidón examinó a su hijo

-Estoy bien- dijo Percy

A mi espalda, Annabeth soltó un grito de dolor.

— ¡Annabeth! —Me volví justo cuando se desplomaba y aún pude sujetarla del brazo. Junto a ella había un semidiós empuñando un cuchillo ensangrentado.

-¡Por los dioses!- murmuró Hazel volteando a ver Annabeth

Atenea miraba a su hija con incredulidad

Comprendí lo sucedido en una fracción de segundo.

-Explícanos- murmuró Leo

-Tal vez si dejaran que continúe leyendo- masculló Reyna

Era a mí a quien había tratado de apuñalar y, a juzgar por su posición, me habría dado justo (tal vez por pura chiripa) en la base de la columna: en mi único punto débil.

Annabeth había parado el golpe con su propio cuerpo.

-No vuelvas a hacerlo, me enfadaré muchísimo contigo- dijo Percy con voz temblorosa

-Eso ya pasó ¿Recuerdas?- dijo Annabeth -además habrías hecho lo mismo

-Gracias- murmuró Poseidón con incredulidad

Annabeth sonrió

Mientras tanto Atenea miraba a su hija con una mezcla de enojo y preocupación -No puedo creer que hayas sido tan insensata- masculló -¿Cómo se te pudo ocurrir parar un puñal con tu propio cuerpo? ¡¿En qué demonios estabas pensando?!

-Le habría dado en el punto débil a Percy- dijo Annabeth tratando de mantener la calma

-Esa no es una razón para ponerte en peligro a ti misma- gruñó Atenea

-Ya estaban en peligro- señaló Apolo

-Cállate- gruñó Atenea -y tú -dijo señalando a Percy -si se hubieran retirado cuando Annabeth te dijo, eso no es pasado

-Eso no es culpa de Percy, fue mi decisión- dijo Annabeth con una mirada un tanto desafiante

-De acuerdo- dijo Poseidón dándole una mirada a Percy, Percy la entendió de inmediato y atrajo la atención de Annabeth -Atenea, es mejor que te calmes de una buena vez y dejes que la chica continúe el libro

Atenea le dio una mirada asesina

-Atenea, hay que terminar con esto de una vez- masculló Zeus sigue leyendo

Pero ¿por qué? Ella no conocía mi punto débil. Ni ella ni nadie.

-Eso cariño, se llama amor- dijo Afrodita

Atenea le dio una mirada terrible que Afrodita prefiero ignorar

El guerrero y yo nos miramos. Sólo se le veía un ojo bajo el casco; el otro lo llevaba tapado con un parche. Ethan Nakamura, el hijo de Némesis.

-Te dije que no lo dejarás vivo- gruñó Ares

No sabía cómo, pero había sobrevivido a la explosión del Princesa Andrómeda. Con el puño de la espada, le di un golpe tan brutal en la cara que le abollé el casco.

-Ahora sí mátalo- gruñó Ares

-Oh cariño, basta con eso de matar lo más importante es su chica- dijo Afrodita

— ¡Atrás! —Blandí la espada a izquierda y derecha, obligando a los enemigos a apartarse de Annabeth—. ¡Que nadie la toque!

Qué interesante —dijo Cronos.

-En serio yo...- comenzó Luke

-Cállate- gruñeron la mayoría de los dioses

Se alzaba sobre mí en su caballo-esqueleto, sosteniendo la guadaña con una mano. Estudiaba la escena con los ojos entornados, como si intuyera que yo había estado muy cerca de la muerte (igual que un lobo es capaz de oler el miedo).

-No quedará satisfecho hasta que sepa qué fue lo que pasó en ese momento- gruñó Poseidón

Un bravo combate, Percy Jackson —prosiguió—. Pero ha llegado el momento de rendirse... o la chica morirá.

-Era tu amiga y ni siquiera te importó en absoluto- bufó Artemisa

Luke se sonrojó

No, Percy —gimió Annabeth. Tenía la camiseta empapada de sangre. Debía sacarla de allí cuanto antes. — ¡Blackjack! —grité.

-En serio no vuelvas a hacerlo- dijo Percy mirando con intensidad a su novia

-Estamos aquí sesos de alga ¿De acuerdo?- dijo Annabeth dándole un pequeño beso

-Son tan monos- dijo Perséfone

Raudos como la luz, los pegasos bajaron disparados y sujetaron con los dientes las correas de la armadura de Annabeth. Antes de que el enemigo llegara a reaccionar, alzaron el vuelo y se remontaron por encima del río.

-Esos pegasos me caen cada vez mejor- dijo Apolo

Cronos dio un gruñido.

Un día de éstos voy a hacerme una sopa de pegaso. Mientras tanto... — Desmontó del caballo; la hoja de la guadaña centelleaba a la luz del alba—. Mientras tanto me conformaré con otro semidiós muerto.

-Bueno, se quedó con las ganas- murmuró Bianca

Percy hizo una mueca

Paré su primer golpe con Contracorriente. El impacto sacudió el puente entero, pero me mantuve firme. La sonrisa de Cronos se evaporó.

-Vamos tú puedes salir de ahí- murmuró Poseidón

Percy le dio una sonrisa nostálgica

Con un alarido, le asesté una patada en las piernas y lo derribé. La hoja de la guadaña tintineó por el suelo. Lancé una estocada, pero él rodó hacia un lado y volvió a incorporarse de un salto. La guadaña voló a sus manos.

-Sí, fue una muy mala idea haber lastimado a su chica- dijo Afrodita -los actos más valientes se hacen por amor

-También los más idiotas- masculló Atenea

Annabeth hizo una mueca, Percy movió la cabeza y le dio una mirada de "déjalo pasar"

Bueno... —Me miró con una expresión ligeramente irritada—. Tuviste el coraje de visitar el Estigio. Hube de presionar a Luke de muchas maneras para convencerlo.

Hermes miró con preocupación a su hijo quien no se atrevía a levantar la mirada

Si hubieras sido tú quien me hubiera proporcionado un cuerpo... Pero no importa. Sigo siendo más poderoso de todos modos. ¡Soy un titán!

-Dramático- murmuró Zeus recibiendo algunas miradas irónicas

Golpeó el puente con la punta de la guadaña y salí despedido hacia atrás por una oleada de pura fuerza.

-Nada recomendable por cierto- murmuró Percy todavía teniendo la mano de Annabeth en la suya

Los coches se deslizaron por la calzada, escorándose peligrosamente, y varios semidioses —incluido alguno de Luke— fueron barridos de la superficie del puente. Los cables de suspensión daban latigazos mientras yo resbalaba hacia Manhattan.

-Llama de vuelta a tu pegaso- dijo Poseidón

-No podía hacerlo aún- murmuró Percy

Por fin, conseguí ponerme de pie. Los demás campistas casi habían llegado al final del puente. Todos salvo Michael Yew, al que vi encaramado en uno de los cables de suspensión a pocos metros de mí. Tenía preparada en el arco su última flecha.

Will emitió un suspiro triste, Apolo miró a su hijo con una mueca, Nico inconscientemente (O tal vez no tanto) se acercó a Will

— ¡Corre, Michael! —grité.

— ¡Percy, el puente! —me advirtió—. ¡Está flaqueando!

-Por supuesto- murmuró Poseidón -tienes que salir de ahí, ya

Al principio no lo entendí. Entonces bajé la vista y vi grietas en el pavimento. Había algunos trechos medio fundidos por el fuego griego. El puente había recibido una buena paliza entre el estallido de Cronos y las flechas explosivas.

-No va soportar mucho- dijo Jason -está demasiado dañada

— ¡Rómpelo! —Gritó Michael—. ¡Utiliza tus poderes!

Era una idea desesperada que no funcionaría, pero le hice caso y clavé a Contracorriente en el suelo.

-Debes dejar de creer que las ideas desesperadas no van a funcionar- dijo Poseidón

-Es cierto- dijo Leo -esas ideas son las que mejor salen

La hoja mágica se hundió hasta la empuñadura, como si el asfalto fuese de mantequilla, y de la rendija empezó a brotar agua salada a chorro, como de un géiser.

-Y no podía creer que hubiera funcionado- murmuró Percy

Al sacar la hoja, la fisura se ensanchó rápidamente. El puente se estremeció y empezó a desmoronarse. Caían bloques del tamaño de una casa al río Este. Los hombres de Cronos gritaban alarmados y retrocedían a gatas.

-Cobardes- gruñó Ares

-Son lo suficientemente fuertes para ir todos por dos semidioses sin refuerzos, pero ahora hasta retroceden a gatas- masculló Artemisa

-Recuerda que la mayoría eran semidioses- murmuró Perséfone

Algunos habían caído de bruces y no lograban levantarse. En cuestión de segundos, se abrió una sima de quince metros en el puente de Williamsburg entre Cronos y yo.

-Ahora es el momento de irse- dijo Piper

Las sacudidas se interrumpieron. Los hombres de Cronos se acercaron al borde y contemplaron el abismo de cuarenta metros que había hasta el agua.

-Con que ahora no intenten cruzarla-dijo Apolo

Sin embargo, no me sentía seguro. Los cables de suspensión seguían unidos y los enemigos podían llegar por allí a nuestro lado si reunían el suficiente valor. O tal vez Cronos dispondría de algún medio mágico para rellenar el hueco.

-No- dijo Artemisa -no se arriesgaría a perder más guerreros y tampoco perdería el tiempo tiene planes más grandes, es hora de que ustedes se reagrupen y estudien qué estrategia llevarán a cabo

El señor de los titanes parecía estudiar la situación. Miró a su espalda, al sol naciente, y luego me dirigió una sonrisa desde la otra orilla de la sima.

Hasta la noche, Jackson —dijo.

-Han ganado algo de tiempo- dijo Deméter. -ahora tienen que recuperarse

Dicho lo cual, montó en su caballo, hizo un caracoleo y partió al galope hacia Brooklyn, seguido de sus guerreros.

-Bueno, al fin terminó- dijo Leo

-Por ahora- dijo Piper

Me volví hacia Michael para agradecerle la idea, pero las palabras se me quedaron atascadas. A cinco metros, había un arco en el suelo. Su dueño no aparecía por ningún lado.

Will hizo una mueca, todos habían perdido en esa batalla, Michael había sido un buen jefe de cabaña y también un amigo genial

— ¡No!

Corrí a buscar entre los escombros de nuestro lado del puente y miré hacia el río. Nada.

-Lo lamento- murmuró Percy

-Hiciste lo que tenías que hacer- dijo Will

Apolo hizo una mueca, pero asintió de acuerdo con su hijo

Solté un aullido de rabia y frustración. El eco se prolongó una eternidad en la mañana inmóvil. Iba a silbar para que Blackjack me ayudara a buscar cuando sonó el móvil de mi madre.

-Eso no puede ser buena señal- dijo Piper

-Y que lo digas- murmuró Percy

Según decía en la pantalla, tenía una llamada de Finklestein y Asociados: probablemente un semidiós que me llamaba desde un teléfono prestado.

-Es lo más lógico- dijo Rachel -eso fue lo que acordaron

Percy asintió

Respondí, rezando para que fueran buenas noticias. Pero, naturalmente, me equivocaba.

-Como siempre- murmuró Percy

— ¿Percy? —Silena Beauregard sonaba como si hubiera estado llorando—. Hotel Plaza. Será mejor que vengas deprisa y que traigas a un sanador de la cabaña de Apolo. Se trata de... Annabeth.

-Insensata- masculló Atenea

-El capítulo ha acabado- dijo Reyna

-Y qué capítulo- murmuró Piper

-Definitivamente el capítulo que menos me ha gustado- dijo Percy mirando a su novia

-De acuerdo- dijo Hermes -los ánimos están muy subidos, tal vez deberíamos esperar...

-No- dijo Atenea -vamos a seguir leyendo