No- dijo Atenea -vamos a seguir leyendo

-De acuerdo- dijo Hermes alzando las manos -ya que la jefa ha hablado vamos a seguir leyendo ¿Quién lee?

-Yo- dijo Chris, Reyna le pasó el libro -capítulo 12 Rachel hace mal negocio

-Rachel ni siquiera estaba ahí- señaló Piper

Percy se encogió de hombros

-¿Te refieres a lo de la escuela?- preguntó Rachel

Percy asintió

Me llevé conmigo a Will Solace, de la cabaña de Apolo, y les dije a los demás que siguieran buscando a Michael Yew.

Apolo le sonrió a su hijo -Fue una buena decisión llevarlo

-Gracias- dijo Will

Tomamos prestada la Yamaha de un motorista dormido y volamos hacia el hotel Plaza a una velocidad que le habría provocado un ataque a mi madre.

-No es muy divertido viajar con Percy a esa velocidad- dijo Will -en serio, no lo recomiendo Percy se sonrojó -Teníamos que llegar rápido

-Lo sé- dijo Will -pero casi me daba un ataque

Nico soltó una pequeña risa

-¿Ahora te burlas de mí, sombritas?- preguntó Will

-Lo siento- murmuró Nico -no creo que te agrade viajar por las sombras

-Eso sería diferente, porque sería contigo- dijo Will -pero que no sea algo que sobrecargue tus fuerzas

Nunca había conducido una moto, pero no era más difícil que montar en pegaso.

-Te acababas de subir conmigo en una moto- murmuró Annabeth

-Sí, respecto a eso lo lamento, pero no estuvo tan mal ¿O sí?- dijo Percy

-No, no fue tan malo- dijo Annabeth con una sonrisa

Por el camino me fijé en un montón de pedestales vacíos en los que normalmente había estatuas. El plan Veintitrés estaba funcionando, al parecer. Lo cual no sabía si era bueno o malo.

-Depende de si funciona como quieren- dijo Hefesto -pero con los autómatas siempre hay riesgo

-Pero por el momento es mejor su ayuda- dijo Piper

-Y eso es mejor que nada- asintió Annabeth

Sólo nos costó cinco minutos llegar al Plaza: un hotel anticuado de piedra blanca, con un tejado azul a varias aguas, en la esquina sudeste de Central Park.

-Y nos tomó cinco minutos porque esa moto casi voló- murmuró Will

-Estás pasando mucho tiempo con tu padre- susurró Nico

-Lo sé y sigue siendo raro- dijo Will

Desde el punto de vista táctico, el Plaza no era el mejor lugar para establecer el cuartel general. No era el edificio más alto de la ciudad y tampoco el más céntrico.

-¿Y entonces por qué están ahí?- preguntó Artemisa

-Esa pregunta tiene una muy buena respuesta- dijo Chris mirando el libro con una sonrisa

-La tiene- asintió Percy

Pero tenía cierto estilo de la vieja escuela y había atraído a lo largo de los años a un montón de semidioses famosos, como los Beatles o Alfred Hitchcock, así que pensé que estábamos en buena compañía.

-Muy buena respuesta- dijo Artemisa con sarcasmo

-Tiene estilo ese cuartel general- dijo Apolo -lo apruebo

-Qué buen cuartel general- dijo Leo

Percy se rió -Lo sé, era un buen lugar

Aceleré la Yamaha para subirme al bordillo y frené con un brusco viraje junto a la fuente que hay delante del hotel.

-No lo intenten en casa- dijo Percy

-Oh hombre y yo que quería ir a robar una motocicleta en este instante- murmuró Leo -Nosotros lo podemos hacer por ti- dijeron los Stoll al unísono

-Y no están bromeando- dijo Chris

Cuando Will y yo nos apeábamos, la estatua que había en lo alto de la fuente nos gritó:

— ¡Ah, perfecto! ¡Y supongo que también querréis que vigile la moto!

-Qué gran oferta, gracias- dijo Leo

-No le agradó mucho la idea- se quejó Percy

-Bueno, puedes conseguir otra- dijo Leo

Era una estatua de bronce de tamaño natural encaramada en una cazoleta de granito.

-Yo también habría estado de malas si estuviera encaramada ahí- dijo Travis

-Tampoco me había agradado la idea de cuidar una moto- dijo Will

-Para nada- murmuró Leo

No llevaba más que una sábana de bronce alrededor de las piernas, y sujetaba en sus manos una cesta de fruta metálica. Nunca le había prestado mucha atención.

Reyna frunció el ceño

-Su descripción suena como la de... ¿Pomona?- murmuró Jason

Reyna asintió -Eso parece

-Qué casualidad- murmuró Jason

Claro que ella tampoco me había hablado nunca... — ¿Se supone que eres Deméter? —le pregunté.

Una manzana de bronce pasó rozándome la cabeza.

-¿Por qué siempre me confunden con ella?- masculló Deméter -por supuesto que no nos parecemos en nada

-Lo lamento- dijo Percy

-Al menos ella no te aventó cereal- susurró Leo

-Eso ya es algo- dijo Percy

— ¡Todo el mundo me toma por Deméter! —se lamentó—. Soy Pomona, la diosa romana de la abundancia. Pero ¿por qué habría de importarte?

-No me agrada que la sigan confundiendo conmigo- masculló Deméter

-No tengo idea de por qué lo hacen- comentó Perséfone

-Ni idea- dijo Hades con sarcasmo

A todo el mundo le tienen sin cuidado los dioses menores. ¡Si os importáramos un poco más los dioses menores, no estaríais perdiendo esta guerra! ¡Tres hurras por Morfeo y Hécate!

-Ella tiene un punto- murmuró Leo

-Cuidado con lo que dices, mocoso- gruñó Zeus

-Pero el chico tiene razón- comentó Poseidón -si no...

-Los dioses menores son unos traidores y eso no tiene que ver con nosotros- masculló Zeus -No puedo creer que sigas tan ciego después de todo lo que hemos leído- murmuró Poseidón

Zeus prefirió ignorarlo

Vigílame la moto —le pedí.

-Ay Percy- murmuró Hazel negando con la cabeza

Percy le sonrió

Pomona soltó una maldición en latín y nos arrojó unas cuantas frutas más mientras Will y yo corríamos hacia el hotel.

-Tampoco es divertido que te arrojen frutas- murmuró Will

-En eso estoy totalmente de acuerdo- dijo Percy -no me gusta que me arrojen frutas

-Debió haberte arrojado cereales- murmuró Deméter

Nunca había estado en el Plaza.

-¿Nunca habías estado, estado pero aun así lo elegiste como cuartel general?- preguntó Artemisa

-Pero ya explicó sus razones- dijo Apolo -y a mí me parece que son muy buenas

-Por supuesto que te lo parecería- murmuró Artemisa

El vestíbulo resultaba impresionante con sus arañas de cristal y todos aquellos ricos desmayados, pero no presté demasiada atención.

-Sobre todo por el paisaje de aquellos ricos desmayados- dijo Leo

-Sí le daba un toque especial- murmuró Will

-No presté mucha atención, pero supongo que era un paisaje interesante- comentó Percy

Un par de cazadoras nos señalaron los ascensores y subimos a las suites del ático.

-Lo mejor para los mejores- dijo Apolo

-Las suites eran cómodas- dijo Connor

-Con razón a los ricos les encanta tanto ese hotel- dijo Travis

-Tiene sentido, hermano- asintió Connor

Los semidioses se habían adueñado de las plantas superiores.

-Realmente no creo que si se salva la ciudad eso vaya a causar problemas- dijo Apolo

-Ni siquiera sabrán que estuvieron ahí- dijo Leo

Había campistas y cazadoras tirados por los sofás, lavándose en los baños, arrancando colgaduras de seda para vendarse las heridas y sirviéndose con todo desparpajo refrescos y aperitivos de los minibares.

-Es que la batalla te da hambre- dijo Connor

-Lo sé, sobretodo porque no pudimos ingresar a la tienda de golosinas- dijo Travis

-No puedo creer que ustedes dos sigan con eso- murmuró Katie

-Parece que nunca lo van a superar- masculló Miranda

Un par de lobos bebían directamente del váter. Me alivió ver que tantos amigos habían salido vivos de aquella noche, aunque todos parecían hechos polvo.

-Creo que en ese momento fue un poquito mejor de lo que parecía- murmuró Katie -Y creo que la moral del grupo subió un poco al ver que muchas caras regresaban

-Era un alivio verlos- dijo Travis con un tono serio (Poco usual en él) -a pesar de todo

— ¡Percy! —Dijo Jake Mason, dándome una palmada en el hombro—.

¡Estamos recibiendo informes...!

Luego —lo corté—. ¿Dónde está Annabeth?

-Por fin- masculló Atenea

-No lo interrumpan- dijo Afrodita -tiene que ir a ver a su chica

Atenea rodó los ojos

En la terraza. Está viva, chico, pero... Lo aparté de un empujón y corrí hacia allí.

-Y así es como aprendemos que nunca se deben interponer en su camino cuando busca a Annabeth- dijo Connor

-Lección aprendida- dijo Leo

-Lo lamento- dijo Percy

-Oh no lo hagas, cariño, en ese momento era más importante ir con Annabeth- dijo Afrodita emocionada

En otras circunstancias me habría encantado la vista desde la terraza, directamente a Central Park.

-He conocido vistas mejores- dijo Annabeth con una sonrisa

-Eso definitivamente era mejor- dijo Percy -contigo

-Awww- chilló Afrodita

-¿Alguien tiene idea de que hablan?- preguntó Piper

Los chicos negaron con la cabeza. Percy y Annabeth se sonrieron, pero ninguno dijo nada

Era una mañana soleada y sin una nube: perfecta para un picnic o un paseo, o para casi cualquier cosa salvo combatir con monstruos.

-Los días perfectos suelen están empañados por monstruos- dijo Jason

-Es horrible, chispitas- dijo Piper con una sonrisa burlona -pero tienes razón

Jason le sonrió dulcemente

Annabeth se encontraba tendida en una tumbona, con la cara pálida y perlada de sudor. Estaba cubierta de mantas, pero tiritaba. Silena Beauregard le secaba la frente con un paño frío.

-No puede ser- masculló Atenea -el puñal estaba envenenado- dijo mirando a su hija con frustración

Annabeth hizo una mueca

Will y yo nos abrimos paso entre la aglomeración de campistas de Atenea. Will se apresuró a quitarle los vendajes a Annabeth para examinar la herida. Estuve a punto de desmayarme.

-Y es por eso que Percy no es un buen ayudante- dijo Will

-Lo lamento- murmuró Percy avergonzado

-Gracias por los ánimos, sesos de alga- murmuró Annabeth con una sonrisa

-Lo siento la enfermería no es lo mío

-Sí, créeme me di cuenta- dijo Will -aun así fuiste un gran apoyo moral

-Eso no se puede negar- dijo Afrodita

La hemorragia había cesado, pero el corte parecía muy profundo y la piel de alrededor tenía un espantoso tono verde.

-Se veía peor de lo que era- comentó Will

-Dolía peor de lo que era- dijo Annabeth

-Y las descripciones de Percy no ayudan- comentó Piper

Annabeth... —murmuré con voz apenada. Había recibido aquella puñalada para cubrirme, y yo no dejaba de hacerme reproches por haber permitido que ocurriera.

-No fue tu culpa sesos de alga- dijo Annabeth -fue mi decisión

-Pero no debí permitir que ocurriera- dijo Percy -debí haber estado más al pendiente -Estamos en medio de la batalla- dijo Annabeth -además eso ya pasó ¿Vale? Estamos juntos

Había veneno en el puñal —masculló—. Qué estúpida, ¿no?

-Sí- masculló Atenea

-Deja de ser tan pesada- murmuró Afrodita -¿No te das cuenta que se protegen el uno al otro? No puedo creer que sigas tan ciega

Will Solace suspiró, aliviado.

-Me sentía aliviado- murmuró Will

-Yo más- dijo Percy

No es tan grave, Annabeth. Unos minutos más y lo habríamos tenido complicado, pero el veneno aún no ha pasado del hombro. No te muevas. Que alguien me dé un poco de néctar.

-Gracias a los dioses- murmuró Hazel

-Al menos- masculló Atenea

Tomé una cantimplora. Will limpió la herida con la bebida divina mientras yo le sujetaba la mano a Annabeth.

-Awwww- chilló Afrodita -dígame si no son una pareja increíble

-Claro que lo son- dijo Perséfone con una sonrisa

-Por supuesto que no lo son- masculló Atenea

Afrodita rodó los ojos

Uf —masculló—. ¡Ay, ay!

Me agarraba con tanta fuerza que los dedos se me pusieron morados, pero se mantuvo inmóvil como Will le había pedido.

-Me estaba preocupando que tus dedos se pusieran de ese color- dijo Will

-Lo lamento- dijo Annabeth

-No fue nada- dijo Percy -después pasarían al color azul y el color azul me gusta

-Eres un bobo- dijo Annabeth con una sonrisa

Silena le susurraba para darle ánimos.

-Que linda- murmuró Afrodita

Will aplicó pasta de plata en la herida y canturreó unas palabras en antiguo griego: un himno a Apolo. Luego le cambió el vendaje y se incorporó tembloroso.

Apolo sonrió

-Hey, no hagas esa mirada- dijo Will mirando a Nico -esa mirada es mía

-No estoy haciendo nada, Solace- dijo Nico viendo para otro lado

La curación debía de haberle consumido un montón de energía. Estaba casi tan pálido como Annabeth.

-La curación conlleva una gran energía- dijo Apolo

-Y se queja de los viajes sombras- murmuró Nico

Con esto debería bastar —dijo—. Pero vamos a necesitar algunas medicinas mortales.

-Muy buena decisión- dijo Apolo -por el momento es lo mejor que pueden hacer para que la herida se mantenga sana

-Y más cuando estamos en guerra- murmuró Will

-Sobre todo así- dijo Apolo -me alegra conocer tus habilidades como curandero

Tomó una hoja del hotel, garabateó unos nombres y se la entregó a los chicos de Atenea—. Hay una farmacia Duane Reade en la Quinta.

Travis y Connor se dieron una sonrisa traviesa

-Fue un buen paseo a la farmacia- dijo Connor

-Y que lo digas- dijo Travis

Normalmente, no me atrevería a robar... —Yo sí —se ofreció Travis.

-Qué sacrificado- murmuró Katie

-Es lo que uno hace por los amigos- dijo Travis

-Vaya, gracias- murmuró Annabeth

Will le lanzó una mirada feroz.

Deja dinero o unos dracmas para pagar, lo que lleves encima, pero es un caso de urgencia. Y me temo que vamos a tener que tratar a mucha más gente.

-¿Dejaste los dracmas?- preguntó Will

-Por supuesto que los dejé- dijo Travis con una sonrisa que trataba de demostrar inocencia -¿En serio tenían que ir ellos?- preguntó Deméter

-Van a necesitar las medicinas- señaló Hermes

Nadie le llevó la contraria. Apenas había un solo semidiós que no hubiera resultado herido. Excepto yo.

-Pero tú eres invencible- dijo Piper

-Sí creo que pudo ser por eso- murmuró Percy

-Ya lo creo bro- dijo Jason

Venga, chicos —dijo Travis Stoll—. Démosle un respiro a Annabeth. Tenemos una farmacia que asaltar... digo, que visitar.

-¿En serio dejaste las monedas?- preguntó Will

-Es un misterio- dijo Travis

-No me sorprende- murmuró Katie

-A mí tampoco- dijo Will

-Gracias, estamos a sus órdenes- dijeron los Stoll al mismo tiempo

Los semidioses se retiraron lentamente. Jake Mason me agarró del hombro al marcharse.

-Todos sabíamos que teníamos que dejarlos a solas- dijo Travis

-Sí aunque tuvieran que darte noticias- dijo Connor

-Qué amables- dijo Percy

Luego hablamos, pero está todo controlado —me dijo—. Estoy usando el escudo de Annabeth para mantener la vigilancia.

-Sabía que sería de ayuda- dijo Atenea

-En serio, yo quiero uno de esos- dijo Leo

-También yo- murmuró Apolo

El enemigo se ha retirado al amanecer; no sé muy bien por qué. Tenemos un centinela en cada puente y cada túnel.

-Tal vez están guardando sus fuerzas para el gran ataque de la noche- murmuró Artemisa Atenea asintió pensativa -Es posible que tenga que descansar después de cada ataque, después de todo no está acostumbrado a su nueva forma

Gracias, amigo —contesté.

Asintió.

Tómate tu tiempo.

-Y no necesitó decirlo dos veces- dijo Thalia

Percy se sonrojó

-No estuvimos mucho tiempo- dijo Annabeth también sonrojada

Cerró las puertas de la terraza al salir, dejándome con Silena y Annabeth.

-Bueno, alguien se quedó haciendo mal tercio- murmuró Perséfone

Silena le aplicó otra vez un paño húmedo en la frente.

La culpa es mía —musitó.

-Por supuesto que no- dijo Afrodita -¿Por qué sería su culpa?

Los chicos se miraron con incomodidad, por supuesto nadie quería ni contestó la pregunta de la diosa

No —replicó débilmente Annabeth—. ¿Cómo va a ser culpa tuya, Silena?

Nunca he hecho nada útil en el campamento —murmuró—, como tú o

Percy. Si fuera mejor guerrera...

-Pero no siempre se tiene que ser una gran guerrera para hacer algo útil- dijo Artemisa -al menos ella está ahí con los suyos

Clarisse se sonrojó

Le temblaron los labios. No había hecho más que empeorar desde que Beckendorf había muerto y, cada vez que la miraba, no podía evitar sentirme rabioso por su muerte.

-Era justo- murmuró Hefesto

-Cada batalla trae muertes extremadamente injustas- dijo Hestia

Luke se sonrojó

Su expresión me hacía pensar que podía quebrarse como un cristal en cualquier momento.

-Era más fuerte de lo que parecía- murmuró Clarisse

-Lo sé- asintió Percy

Me juré que si llegaba a encontrar al espía que había provocado la muerte de su novio, se lo entregaría a la Señorita O'Leary para que lo usara como muñeco de goma.

Percy miró el libro con incomodidad

-¿Lo hiciste?- preguntó Apolo

-No- murmuró Percy con un suspiro

-¿Quién es?- preguntó Afrodita

Los chicos hicieron una mueca, los que no sabían historia miraron a los demás esperando que respondieran una de las más grandes interrogantes de todo lo que habían leído

-Al parecer los chicos aún no están listos para dar una respuesta sobre eso- dijo Poseidón -vamos a seguir leyendo y veremos qué pasa

Eres una gran campista —le dije a Silena—. La que mejor cabalga en pegaso. Y te llevas bien con todo el mundo. Créeme, una persona capaz de hacerse amiga de Clarisse ha de tener un gran talento.

-Idiota- masculló Clarisse

-Eso es cierto- dijo Connor

-Hay personas que tenemos grandes talentos- dijo Chris

Afrodita pegó un chillido, Clarisse se sonrojó y Ares le dio a Chris una mirada asesina

Se quedó mirándome como si le hubiera dado una idea.

-De haber sabido...- susurró Percy

-No lo hagas- dijo Annabeth

— ¡Exacto! —exclamó—. Necesitamos a la cabaña de Ares. Hablaré con Clarisse. Seguro que puedo convencerla para que nos ayude.

-Suerte con eso de tratar de convencer a un hijo de Ares- murmuró Apolo -son tan testarudos como su padre

-Tienen que serlo- dijo Ares

Uf, Silena. Aun suponiendo que pudieras salir de Manhattan, Clarisse es muy testaruda. Y cuando se enfada...

-Aún peor- completó Connor

-Corran por sus vidas- dijo Travis

-Son unos idiotas- dijeron Clarisse y Chris al mismo tiempo

-Nos lo han dicho- dijo Connor encogiéndose de hombros

Por favor —rogó ella—. Puedo ir con un pegaso. Estoy segura de que llegaré al campamento. Déjame intentarlo.

-Que valiente- dijo Afrodita con una sonrisa

Miré a Annabeth, que asintió levemente.

No me gustaba mucho la idea. No creía que tuviera ninguna posibilidad de convencer a Clarisse.

-Creo que era la que más tenía posibilidades de convencerla- murmuró Travis

-Ni Chris tenía tantas posibilidades- dijo Connor

-Gracias- masculló Chris

Aunque, por otro lado, Silena estaba tan trastornada que se iba a dejar herir fácilmente en la batalla. Tal vez aquella misión le proporcionara algo distinto en lo que concentrarse.

-Pues sí se lo dio- masculló Clarisse

-Trató de hacer lo correcto- susurró Chris a su novia, si alguien sabía sobre eso precisamente era él

Está bien —accedí—. No se me ocurre nadie mejor para intentarlo.

-Ni Chris lo hubiera hecho- dijo Connor

-Creo que ya quedó claro ese punto- dijo Miranda

-Pero es bueno recordarlo- señaló Connor

Silena me echó los brazos al cuello, pero al punto se apartó torpemente, lanzándole miradas a Annabeth.

-Todos se daban cuenta- dijo Afrodita con un suspiro

-Era muy obvio para todos- dijo Connor

-No eran muy discretos que digamos- dijo Will

-Y yo que creí que éramos los amos de la discreción- dijo Percy con un puchero

Annabeth negó con la cabeza -Al parecer fallamos, sesos de alga

-Y que lo digas, listilla

Eh, perdón —se disculpó—. ¡Gracias, Percy! No te fallaré.

-Al menos ella no te besó (en la mejilla) como las otras seis hijas de Afrodita- dijo Apolo

En cuanto se hubo marchado, me arrodillé junto a Annabeth y le puse una mano en la frente. Todavía estaba ardiendo.

-Era demasiado pronto- dijo Will -debes darle tiempo

-Lo sé- dijo Percy -sólo quería que estuviera bien

Annabeth sonrió

Te pones muy mono cuando estás preocupado —murmuró—. Casi se te juntan las cejas de tanto arrugar el entrecejo.

-Y cuando está celoso, cariño- dijo Afrodita

Percy se sonrojó

-Por el contrario, Annabeth celosa da miedo- bromeó Piper

-Lo hacen- dijo Rachel uniéndosele

Annabeth se sonrojó

No se te ocurra morirte mientras te debo un favor.

-Ustedes son el claro ejemplo de romanticismo- dijo Perséfone con sarcasmo

-Ni lo digas- murmuró Afrodita -ese era el momento perfecto para un buen beso

-Tonterías- masculló Atenea

¿Por qué paraste esa puñalada con tu cuerpo?

Tú habrías hecho lo mismo por mí.

-Ay son tan monos- chilló Afrodita pero ya deben de besarse

-A veces mi madre da un poco de miedo- susurró Piper a Jason

-Lo sé- dijo Jason con una mueca

Era verdad. Supongo que ambos lo sabíamos. Aun así, me sentía como si me estuvieran hurgando en el corazón con una barra helada de metal.

Percy se sonrojó

-Por supuesto que sí- dijo Perséfone -habían lastimado tu chica

-Y Perséfone no se queda atrás- susurró Jason a su novia

-Esto se pone cada vez más raro- susurró Piper de vuelta con una sonrisa

-Hey, ustedes dos- dijo Leo señalando a Piper y Jason -pueden hacer sus declaraciones de amor cuando acabemos el capítulo

-Leo- murmuró Calipso dándole un codazo

-No estábamos diciendo nada- murmuró Jason sonrojado

Afrodita les dio una sonrisa, mientras los demás les daban sonrisas burlonas sobre todo Percy y Leo

— ¿Cómo es que lo conocías? —pregunté.

— ¿El qué?

-Paraste una puñalada con tu propio cuerpo ¿Y ni siquiera conocías su punto débil?- masculló Atenea -sigo sin creer algo tan irresponsable de una hija mía

-No es irresponsable, querida- dijo Afrodita -para tu información, eso es el amor

Eché una ojeada alrededor para asegurarme de que estábamos solos.

Mi talón de Aquiles. Si no hubieras interceptado ese puñal, habría muerto.

-No me agrada que hayas salido herida- dijo Poseidón -pero gracias

-No hay de qué- dijo Annabeth

Adoptó una expresión distante. El aliento le olía a uva, tal vez por el néctar.

No lo sé, Percy. Sencillamente tuve la sensación de que corrías peligro.

Afrodita puso una mano sobre su boca -Esto es tan bellísimo, no había visto tal conexión desde hace muchísimo tiempo- dijo emocionada

Atenea rodó los ojos

-Son tan hermosos- dijo Afrodita -me encantan-Siento que le podría dar un ataque en cualquier momento- susurró Percy en el oído de su novia

Annabeth soltó una risa -Me estoy empezando a preocupar

¿Dónde... dónde tienes el punto débil?

Se suponía que no debía decírselo a nadie. Pero bueno, era Annabeth. Si no podía fiarme de ella, no podía fiarme de nadie.

-Vaya, gracias- murmuró Thalia

-Gracias- dijo Jason

-Eres muy amable- dijo Grover

-Chicos era sólo una expresión- murmuró Percy

En la base de la columna.

Alzó una mano.

— ¿Dónde? ¿Aquí?

Atenea rodó los ojos

-Son tan hermosos- dijo Afrodita -me encantan

Me tocó la espalda y sentí un hormigueo. Llevé sus dedos al punto que me mantenía atado a la vida mortal. Noté una descarga eléctrica de mil voltios por todo mi cuerpo.

-Y no estoy tan segura de que eso haya sido por tu punto débil- bromeó Thalia

Percy se sonrojó

-Creo que ninguno está seguro de que fuera por punto débil- dijo Apolo

Me has salvado la vida —le dije—. Gracias.

Ella apartó la mano, pero se la mantuve sujeta.

O sea, que me la debes —dijo débilmente—. Vaya novedad.

-Vaya con eso- murmuró Percy

-Creo que ya no es novedad- dijo Annabeth

-Eso es lo que hacemos- dijo Percy

-Perfecto- masculló Atenea

Observamos cómo se elevaba el sol sobre la ciudad. El tráfico debería haber sido muy denso para entonces, pero no se oían bocinazos ni el murmullo de la multitud inundando las calles.

-Pues no, porque todos estaban dormidos- dijo Leo

-Creo que eso tuvo que ver- dijo Percy

-Sí, tengo el presentimiento de que fue por eso- dijo Leo

A lo lejos, oí la alarma de un coche resonando por las calles. Un sinuoso penacho de humo negro ascendía hacia el cielo por la parte de Harlem.

-Y la vista ya no era tan genial- dijo Percy

-Y lo peor van a hacer todos los mortales que estén atrapados ahí- murmuró Piper

-Y todo se complica aún más- dijo Frank con un suspiro

Me pregunté cuántos hornos habrían quedado encendidos al desencadenarse el hechizo de Morfeo, y cuánta gente habría caído dormida mientras cocinaba la cena.

-Y pronto se pondrá peor- murmuró Hermes con una mueca -aunque claro si todo sale mal nada de eso va a importar

-Vaya, Artemisa te ha pegado lo pesimista- dijo Apolo

-Idiota- masculló Artemisa

-Yo sé que me amas, hermanita- dijo Apolo con un guiño

Pronto habría muchos más incendios. La población de Nueva York corría peligro. Y todas esas vidas dependían de nosotros.

-Pero sin presiones- dijo Connor

-Todo tranquilo y en calma- dijo Travis

Me preguntaste por qué Hermes estaba tan furioso conmigo —dijo Annabeth.

Eh, necesitas descansar...

-De hecho también quiero saberlo- murmuró Hermes

-Todos queremos saberlo- dijo Connor

Annabeth se sonrojó

No, quiero contártelo. Hace mucho que me atormenta. —Movió un poco el hombro e hizo una mueca—. El año pasado Luke vino a verme a San Francisco.

Luke se removió en su asiento, las miradas fueron de Annabeth a Luke y viceversa

— ¿En persona? —Me sentí como si me hubiera dado un martillazo—. ¿Estuvo en tu casa?

-Tranquilo celoso- dijo Perséfone con un guiño

Ocurrió antes de que bajáramos al Laberinto, antes de... —Se interrumpió, pero entendí perfectamente a qué se refería: antes de que se convirtiera en Cronos—. Vino con bandera blanca.

-Bueno, eso ya es algo- dijo Deméter

-Pero no lo suficiente- masculló Atenea -después todo lo que ya había provocado

Luke se sonrojó

Me dijo que sólo quería charlar cinco minutos. Parecía muy asustado, Percy. Me dijo que Cronos iba a utilizarlo para adueñarse del mundo. Me confesó que deseaba fugarse. Como en los viejos tiempos. Quería que me fuese con él.

Thalia miró a Luke con una ceja alzada, Luke se percató de la mirada de la chica y la miró a los ojos durante unos segundos, Thalia fue la primera en apartar la mirada, ese pequeño momento no pasó desapercibido por los chicos ni por los dioses

Pero tú no te fiaste.

Desde luego que no. Creí que era una trampa. Además... bueno, las cosas habían cambiado mucho desde los viejos tiempos.

-Y ese cambio tiene nombre y apellido- dijo Afrodita con un suspiro

-Y una rara obsesión por la comida azul dijo Jason

-Y cerebro de algas- dijo Piper riendo

-Vaya, gracias- murmuró Percy

Le dije que no podía ser. Se puso como loco. Me dijo... que ya podía luchar con él allí mismo, en ese caso, porque era la última oportunidad que se me presentaría.

Se podía sentir la incomodidad que emanaban Annabeth y Luke en la sala, Percy y Thalia (para el desagrado de cierta diosa) tampoco se veían muy cómodos con esa lectura

La frente se le volvió a humedecer de sudor. Aquella historia estaba consumiéndole demasiada energía.

Está bien —susurré—. Intenta descansar un poco.

-Lo necesitas- murmuró Will

No lo comprendes, Percy. Hermes tiene razón. Si me hubiera ido con él, quizá habría conseguido hacerle cambiar de opinión.

-Eso habría cambiado muchas cosas- murmuró Hermes

-No puedes en serio estar culpándola- masculló Atenea -aunque a veces no toma la decisión más sensata...

Annabeth rodó los ojos

-No puedes decir que ella tiene la culpa por algo que tu hijo claramente hizo sólo- masculló Atenea

O bien... Yo llevaba un cuchillo y él iba desarmado. Podría haberlo... — ¿Matado? Sabes que eso no habría estado bien.

Annabeth cerró los ojos

Cerró los párpados con fuerza.

Me dijo que él sería para Cronos « como un simple peldaño». Ésas fueron exactamente sus palabras. Cronos lo utilizaría y se volvería aún más poderoso.

-Y lo hizo- masculló Hermes -tenía una oportunidad

-No, no la tenía realmente- murmuró Luke

-Pero se habría podido evitar lo que pasó- dijo Hermes

-Aun así, Annabeth no tiene la culpa no tiene por qué sacrificarse sólo para arreglar las malas decisiones de tu hijo- masculló Atenea

-Y tampoco podía volver a fiarse de él así como así- dijo Artemisa

Es lo que hizo. Se adueñó de su cuerpo, lo poseyó.

Pero ¿y si el cuerpo de Luke es sólo un paso intermedio? ¿Y si Cronos tiene un plan para volverse todavía más poderoso? Yo podría haberlo detenido. La guerra se ha desatado por mi culpa.

-Si no era Luke habría sido alguien más- dijo Atenea

-Además el destino no se puede cambiar- dijo Apolo -no funciona así

Aquello me hizo sentir como si estuviera otra vez en el Estigio, disolviéndome lentamente.

Annabeth le tomó la mano a Percy, ambos se aferraban el uno al otro como si eso pudiera hacer que los recuerdos fueran menos dolorosos

Me acordé del pasado verano, cuando el dios de dos caras, Jano, le advirtió a Annabeth que habría de tomar una decisión muy importante; y eso había ocurrido después, no antes, de haber visto a Luke.

-Ahora lo entiendo- murmuró Piper

-Ya podemos empezar a unir los puntos- murmuró Leo

-Y que lo digas- dijo Percy con un suspiro

Pan también le había dicho algo: « Desempeñarás un gran papel, aunque tal vez no sea el que imaginas».

-Ahora tiene sentido- dijo Rachel

-Y quedará más claro- murmuró Annabeth con una mueca

Luke miraba al piso avergonzado

Quería preguntarle por lo que me había mostrado la visión de Hestia, sobre su vida en los viejos tiempos con Luke y Thalia. Estaba seguro de que tenía algo que ver con mi profecía, aunque no entendía cómo.

-Recuerda cuáles fueron las palabras de Hestia- dijo Poseidón -eso te ayudará a entenderlo

Percy asintió con una mueca

Antes de que me atreviera, se abrió la puerta de la terraza y apareció Connor

Stoll.

-Interrumpiendo el momento- dijo Travis negando con la cabeza -nosotros no hacemos eso -Tenía noticias- dijo Connor sonrojado

-Además, ustedes siempre interrumpen- masculló Chris

Los Stoll se sonrojaron

Percy. —Le echó una mirada a Annabeth, como si no quisiera hablar delante de ella, y deduje que no traía buenas noticias—. La Señorita O'Leary acaba de volver con Grover. Me parece que deberías hablar con él.

-Connor no es muy discreto con sus expresiones- dijo Annabeth

-Nunca lo ha sido- dijo Travis

-Tampoco tú- dijo Chris -son tan obvios, simplemente a veces las personas no se dan cuenta

Grover estaba tomando un bocado en el salón. Iba preparado para la batalla con una armadura hecha de corteza de árbol y alambre plastificado, y llevaba su porra de madera y sus flautas de junco colgadas del cinturón.

-Daba una clara imagen de "no se metan conmigo"- murmuró Travis

Grover se sonrojó

-Y por eso no nos metemos con él- dijo Connor

-Vaya, gracias-dijo Grover

La cabaña de Deméter había preparado un bufé completo en las cocinas del hotel. Había de todo: desde pizza hasta helado de piña.

Deméter sonrió -Mis hijos siempre han sido excelentes cocineros

-Aunque no tengan muchos modales en la mesa- dijo Apolo casi con indiferencia

-Hey- se quejaron Katie, Miranda y Perséfone

-Lo siento chicas es la verdad- dijo Apolo alzando las manos

-Por supuesto que no- masculló Perséfone

Por desgracia, Grover se estaba comiendo los muebles. Ya se había zampado el relleno de una lujosa silla y ahora estaba royendo el apoyabrazos.

-Lo siento- murmuró Grover -eran unos muebles muy ricos

-Tranquilo, nunca sabrán que fuiste tú- dijo Apolo

Compañero —le dije—, sólo estamos aquí de prestado.

— ¡Beee-bee! —Baló, con la cara cubierta de relleno—. Perdona, Percy. Es que... son muebles Luis Dieciséis. Deliciosos.

-Son fabulosos- suspiró Grover

-Pues lucían muy bien- dijo Percy. -eso no lo puedo negar

-Los muebles de los ricos son increíbles- dijo Grover

Además, siempre me como el mobiliario cuando me pongo...

Nervioso. Sí, ya lo sé. Bueno, ¿qué me cuentas?

-Pues no cosas muy buenas- dijo Grover -de hecho para nada buenas

-Cada vez se ponía peor- dijo Thalia

Golpeó el suelo con las pezuñas.

Me he enterado de lo de Annabeth. ¿Cómo...?

Se pondrá bien —lo tranquilicé—. Ahora está descansando.

Grover sonrío -Me tenía preocupado

-Estoy bien, niño cabra- dijo Annabeth

Inspiró hondo.

Estupendo. Yo he movilizado a la mayoría de los espíritus de la naturaleza de la ciudad. Bueno, a los que han querido escucharme.

-No fueron muchos, pero eran de gran ayuda- dijo Grover

-Y en ese momento, ayuda es lo que más necesitan- murmuró Artemisa

Se frotó la frente—. No sabía que las bellotas podían hacer tanto daño... En fin, estamos haciendo todo lo posible.

-Oh sí- dijo Apolo -las bellotas son muy dolorosas

-Ese día tú te lo buscaste- dijo Artemisa

-Sólo quería ser amable- se quejó Apolo

Me contó las escaramuzas que habían librado. Se habían ocupado sobre todo de cubrir las afueras, donde no contábamos con suficientes semidioses.

-Y eso fue de lo mejor- dijo Percy -no podíamos dejar puntos tan vulnerables

-Pero cada momento que pasaba se ponía un poco peor- murmuró Grover

Al parecer, habían surgido por todas partes perros del infierno que se colaban en nuestras líneas viajando por las sombras, pero las dríadas y los sátiros habían logrado ponerlos en fuga.

-Hicimos lo que pudimos- dijo Grover

-Gracias- dijo Percy -fue maravilloso

-Quisiéramos o no, también éramos parte de esa pelea- murmuró Grover

También se habían enfrentado en la zona de Harlem con un joven dragón. Lo habían derrotado, aunque perdiendo en la lucha a una docena de ninfas.

Grover suspiró -Fueron muy valientes

-Ya lo creo- dijo Percy con una sonrisa nostálgica

Mientras Grover hablaba, Thalia entró en la sala con dos de sus lugartenientes. Me saludó con un gesto lleno de gravedad y salió un momento a ver a Annabeth.

Thalia le sonrió a Annabeth

-Nos tenías preocupados- dijo Thalia

Enseguida regresó y esperó a mi lado a que Grover terminara su informe. Los detalles que me daba iban de mal en peor.

-Y que lo digas- murmuró Thalia

-Cada minuto se ponían peores- dijo Grover

-Y eso que apenas estábamos empezando- murmuró Thalia

Hemos perdido a veinte sátiros frente a un grupo de gigantes en Fort Washington —explicó con voz temblorosa—. Casi la mitad de mis hermanos. Al final los espíritus del río ahogaron a los gigantes, pero...

-Todos pierden en una guerra- dijo Hestia con tristeza -es por eso que no hay alguien que gane al cien por ciento

Los chicos negaron tristemente

Thalia se acomodó el arco sobre el hombro.

Percy, las fuerzas de Cronos siguen agrupándose en todos los túneles y puentes —dijo—. Y Cronos no es el único titán.

-Genial- masculló Poseidón -más buenas noticias

-Todos estos libros son acerca de buenas noticias- murmuró Apolo

Una de mis cazadoras ha divisado a un humano enorme con armadura de oro que estaba reuniendo un ejército en la costa de Jersey.

-Esto cada vez es más malo- dijo Leo

Poseidón soltó una maldición en griego antiguo

No estoy muy segura de quién es, pero el poder que irradia sólo puede proceder de un titán o de un dios.

-Cuando creo que las cosas no se pueden poner peor...- murmuró Frank

-Sí, siempre se pueden poner peor- dijo Percy

-Como todo en nuestras vidas, bro

-Lo sé, bro- dijo Percy negando con la cabeza

Me acordé del titán dorado de mi sueño: el que había discutido en el monte Othrys con Atlas y Crios para desaparecer entre llamaradas.

Magnífico —dije—. ¿Alguna buena noticia?

-Define buena noticia- murmuró Leo

-No lo sé- dijo Percy -la mínima cosa buena que pase

Leo se encogió de hombros -Esa definición funciona para mí

-Creo que es una buena definición- dijo Percy

Thalia se encogió de hombros.

Hemos sellado los túneles de metro que van a Manhattan. Mis mejores cazadoras se han ocupado de ello.

-Eso, es una buena noticia- dijo Zoë

-Es lo mejor que podíamos conseguir en esos momentos- dijo Thalia

-Pero es mejor que nada- dijo Artemisa

Otra cosa. Al parecer, el enemigo está aguardando para atacar esta noche. Creo que Luke —se mordió la lengua—, quiero decir, Cronos, necesita regenerarse después de cada combate.

-Tienes razón- murmuró Artemisa -después de todo, aún está tratando de adaptarse a su nueva forma

-Aun así con cada "regeneración" que pase se va a volver más poderoso- masculló Poseidón con una mueca

Aún no se encuentra a sus anchas con su nueva forma. Y ralentizar el tiempo en torno a la ciudad consume gran parte de su energía.

-Tiene sentido- dijo Atenea -así que la única forma de que lo puedan vencer es cuando no haya tomado el completo control de su forma

Grover asintió.

La mayoría de sus efectivos, además, son más poderosos de noche.

Volverán a la carga cuando se ponga el sol.

-Igual que en las películas de terror- murmuró Travis

-Creí que ambos dejarían de ver películas de terror desde aquel incidente- dijo Chris mirando a los Stoll

-¿Se asustan fácilmente?- preguntó Miranda

-Por supuesto que no- dijo Connor

Traté de pensar con claridad.

Está bien —asentí—. ¿Alguna noticia de los dioses?

Thalia meneó la cabeza.

Sé que la señora Artemisa estaría aquí si pudiera. Y también Atenea.

-Por supuesto- murmuraron ambas diosas al mismo tiempo

Pero Zeus les ha ordenado que sigan a su lado. Lo último que he sabido es que Tifón estaba destruyendo el valle del río Ohio. Alcanzará los montes Apalaches hacia mediodía.

-Qué bueno que estábamos progresando- dijo Artemisa

-Creí que lo hacíamos- dijo Hermes

En el mejor de los casos —comenté—, tenemos otros dos días antes de que llegue.

-Pero como nunca es el mejor de los casos...- murmuró Jason

-Debemos estar preparados- dijo Percy

-Siempre pasa- dijo Leo negando con la cabeza

-Y que lo digas- murmuró Piper

Jake Mason carraspeó. Había permanecido tan callado que me había olvidado de su presencia.

Una cosa más, Percy —dijo—. Cronos se presentó en el puente de Williamsburg como si supiera que te dirigías allí.

-Lo sabía- dijo Poseidón

-Recuerden al espía- murmuró Artemisa

-Pero podría ser cualquiera, todos estaban ahí- dijo Atenea

-Y por supuesto que quería ir al puente donde estaba Percy- masculló Poseidón

Y desplazó sus fuerzas a nuestros puntos más débiles. En cuanto nos desplegamos, cambió de táctica. Apenas se acercó al túnel Lincoln, donde se habían apostado las cazadoras. Se centró en nuestros flancos más expuestos, como si...

Como si tuviera información secreta —asentí—. El espía.

-Pero hasta que no descubran quien es no van a poder hacer nada- dijo Artemisa

-Es cierto- murmuró Hestia -pero tampoco se pueden poner a desconfiar de ustedes mismos

-Y menos en el medio de la batalla- dijo Apolo

-Se necesitan los unos en los otros- suspiró Hestia

— ¿Qué espía? —preguntó Thalia.

Le hablé del amuleto de plata que Cronos me había enseñado: el dispositivo de transmisión.

Eso es fatal —murmuró—. Desastroso.

-Y se me ocurren un millón de adjetivos más- dijo Apolo

-Muchísimos adjetivos más- murmuró Leo

-Ni qué decir- dijo Piper con una mueca

Podría ser cualquiera —dijo Jake—. Estábamos todos presentes cuando Percy repartió las órdenes.

-Y eso lo complica más y el espía no se dejará de ver tan fácilmente- dijo Atenea -y menos aún después de tanto tiempo

Pero ¿qué podemos hacer? —Dijo Grover—. ¿Cachear a cada semidiós hasta encontrar un amuleto con forma de guadaña?

-No, por supuesto que no podían hacer eso- dijo Afrodita

-Aunque tal vez esa podría ser la solución- dijo Dionisio con indiferencia

-Eso sería desconfiar de todos y lo que menos necesita es quebrar la confianza entre ellos dijo Hestia -y juntos son mejores

Todos me miraron, esperando una decisión. No podía permitir que se me notara el pánico, incluso si las cosas llegaban a ser críticas.

-Pues no se te notó el pánico- dijo Thalia -a veces no es tan malo con tu cara de póker, sesos de alga

-Gracias- dijo Percy con una sonrisa

Sigamos luchando —dije—. No nos obsesionemos con ese espía. Si empezamos a desconfiar unos de otros, nos haremos trizas nosotros mismos.

-Y eso le facilitaría muchísimo trabajo- masculló Poseidón

-Y eso es lo que menos necesitan en esos momentos- dijo Hestia amablemente

-Juntos son más fuertes- murmuró Zoë

Anoche estuvisteis todos increíbles. No podría pedir un ejército más valeroso. Vamos a establecer las rondas de vigilancia. Descansad mientras podáis. Nos espera una noche muy larga.

-Me encantan los discursos motivacionales de Percy- dijo Leo

-A mí igual- dijo Jason -sobre todo cuando dijo "griegos hagan cosas de guerra"

Percy se sonrojó -Hey, se fue mi mejor discurso- bromeó

-Lo sé, bro un discurso increíble

- Gracias bro

Los semidioses asintieron con murmullos y se dispersaron cada uno por su lado para dormir, comer o reparar sus armas.

Tú también, Percy —dijo Thalia—. Estaremos ojo avizor. Ve a echarte un rato. Te necesitamos en buena forma esta noche.

-Vaya, gracias por preocuparte- murmuró Percy

-Que no se te haga costumbre, sesos de alga- bromeó Thalia

-Muy tarde- dijo Percy con una sonrisa

Apenas discutí. Entré en el dormitorio más cercano y me derrumbé en una cama con dosel. En teoría estaba demasiado acelerado para dormirme, pero los ojos se me cerraron casi en el acto.

-Un día lleno de emociones- dijo Poseidón -además de que peleaste contra muchos monstruos en ese puente

En mi sueño, vi a Nico en los jardines de Hades. Estaba solo y había cavado un hoyo en un macizo de flores de Perséfone, cosa que —supuse— no pondría muy contenta a la reina.

-Y tenías que decirlo- masculló Nico -siempre los momentos oportunos

-Lo siento- dijo Percy

-¿Por qué en mi jardín?- masculló Perséfone

Vertía una copa de vino en el hoyo y entonaba un cántico:

Que los muertos prueben su sabor de nuevo. Que se alcen y acepten esta ofrenda. ¡María di Angelo, muéstrate!

-No la vas a poder ver- dijo Hades

Perséfone hizo una mueca

-¿En serio, Percy?- murmuró Nico

-No es mi culpa- se defendió Percy

-Y aún no sabemos por qué pasa eso- dijo Apolo

Percy se encogió de hombros

Se levantaba una nube de humo y empezaba a dibujarse una forma. Pero no era la madre de Nico, sino una chica de pelo oscuro y piel olivácea, con ropas plateadas de cazadora.

— ¡Bianca! —Exclamaba Nico—. Pero...

-Lo siento Nico- dijo Bianca -no debiste seguir intentando

-Necesitaba hacerlo- dijo Nico -no se puede pretender que no necesitaba conocer mi pasado

-Es cierto- murmuró Apolo

« No convoques a nuestra madre, Nico —le advertía ella—. Es el único espíritu que te está vedado contemplar».

— ¿Por qué? ¿Qué es lo que oculta nuestro padre?

-¿Es en serio?- masculló Hades -¿Tienes que mostrar eso justamente ahora?- preguntó dándole una mirada incómoda a Perséfone

-Tiene que ver con la historia- dijo Apolo

« Dolor —respondía Bianca—. Odio. Una maldición que se remonta a la Gran Profecía».

Hades le lanzó una mirada asesina a Zeus, pero el dios de los cielos simplemente lo miró con indiferencia

— ¿Qué quieres decir? —Insistía Nico—. ¡Tengo que saberlo!

« El conocimiento sólo te hará daño. Recuerda mis palabras: guardar rencor es un defecto fatídico para los hijos de Hades».

-Siempre en el momento oportuno- murmuró Nico mirando a Percy

-En serio lo siento- dijo Percy

Eso ya lo sé —decía él—. Pero no soy el mismo de antes, Bianca. ¡Deja de intentar protegerme!

-Pero aun así siempre se necesita la protección- dijo Hestia -es parte de los mortales, es saber que a pesar de todo no están solos

Nico suspiró

« No lo comprendes, hermano...».

Nico pasaba la mano a través de la niebla y la imagen de Bianca se disipaba.

Maria di Angelo —repetía—. ¡Háblame!

-No lo hagas- murmuró Hades -por algo no puedes ver su espíritu

-Pero no podía quedarme sin respuestas- dijo Nico

-Era lo mejor- masculló Hades

Entonces se formaba otra imagen. Era una escena, no un solo fantasma. En el espesor de la niebla, veía a Nico y Bianca de niños. Jugaban en el vestíbulo de un lujoso hotel, persiguiéndose alrededor de las columnas de mármol.

-No puede ser- masculló Hades por lo bajo

Muy cerca, sentada en un sofá, había una mujer con un vestido negro, guantes largos y un sombrero con velo oscuro, como una estrella de cine de los años cuarenta. Tenía la sonrisa de Bianca y los ojos de Nico.

Bianca y Nico intercambiaron una mirada

-En serio no quería meterme en algo privado- murmuró Percy

-Está bien- dijo Bianca -después de todo es parte de esta enredada historia

Nico hizo una mueca

En una silla, a su lado, había un tipo de aspecto empalagoso con un traje negro a rayas. Se trataba de Hades. Inclinándose hacia la mujer, hablaba y gesticulaba con enorme agitación.

-De acuerdo- murmuró Nico por lo bajo -esto se va a poner incómodo

Te lo ruego, querida —decía—. Debes venir al inframundo. ¡Me da igual lo que piense Perséfone! Allí os mantendré a salvo.

-Rayos... -murmuró Apolo

Deméter frunció el ceño, Hades se removía con incomodidad en su trono, Perséfone miraba el libro con una expresión cuidadosamente neutral, incluso Nico y Bianca estaban sonrojados

No, amor mío —respondía ella, con acento italiano—. ¿Criar a nuestros hijos en la tierra de los muertos? Ni hablar.

Escucha, Maria. La guerra en Europa ha puesto a los demás dioses contra mí.

-Eso no es novedad- murmuró Hera -en realidad se la pasan peleando como si fueran críos Hades le dio una mirada asesina

-Por supuesto que no lo hacemos- masculló Zeus

Se ha formulado una profecía y mis hijos ya no están a salvo. Poseidón y Zeus me han obligado a sellar un pacto. Ninguno de nosotros tres podrá volver a tener hijos semidioses.

-Y miren cuánto les duró- masculló Hades mirando a Percy y Thalia -tienen la idea fabulosa de hacer un pacto y ambos lo rompen

-Es increíble que hayas sido el único en cumplir- bufó Deméter

Pero tú ya tienes a Nico y Bianca. Seguro...

— ¡No! La profecía nos advierte sobre un niño cuando cumpla los dieciséis.

Zeus ha decretado que los hijos que tengo actualmente deben ser internados en el Campamento Mestizo para recibir el « entrenamiento adecuado», pero ya sé lo que significa eso.

-Pero esa es una buena apuesta ¿No?- murmuró Will -para que los entrenen mejor

-No te confundas mocoso, mis hijos nunca han sido bien recibidos en ese campamento- gruñó Hades -y por supuesto que no podía correr el riesgo de que cumplieran 16 años- gruñó

-De acuerdo- murmuró Will

En el mejor de los casos, estarán vigilados y encarcelados, y los volverán en contra de su padre. Lo más probable es que no quiera correr riesgos. No permitirá que mis hijos semidioses cumplan los dieciséis. Encontrará un modo de destruirlos. Así que no voy a darle esa oportunidad.

-No seas exagerado- masculló Zeus

-Si tú eres el peor de todos- gruñó Hades

-Solo porque me desafiaste de no haberlo hecho...- murmuró Zeus

-De no haberlo hecho habrías actuado exactamente de la misma manera- bufó Hades -tu único interés es conservar tu precioso trono

Certamente —contestaba Maria—. Seguiremos juntos. Zeus es un imbecile.

-Eso es cierto- dijo Poseidón

-Ten cuidado con lo que dices- masculló Zeus

Desde luego tenía valor, pero Hades dirigía una mirada nerviosa al techo.

María, por favor. Ya te lo he dicho, Zeus me ha dado el plazo de una semana para que entregue a los niños.

-Eran un gran peligro- masculló Zeus

-Eran niños- gruñó Hades

-Que podrían haber llegado a los 16- bufó Zeus

Su ira será terrible y no puedo mantenerte oculta eternamente. Mientras estés con los niños, también corres peligro.

Maria sonreía, y una vez más me resultaba espeluznante lo mucho que se parecía a su hija.

Bianca se sonrojó -Nunca lo había visto así

-Es cierto- dijo Nico -eres muy parecida

Hades asintió casi imperceptiblemente

Tú eres un dios, mi amor —decía—. Tú nos protegerás. Pero no voy a llevarme a Nico y Bianca al inframundo.

Perséfone se levantó de su asiento y salió de la sala sin decir una sola palabra, la expresión de la diosa había sido cuidadosamente neutral desde esa parte de la lectura, sin embargo una cosa era que tal vez por los días que llevaba conociendo esos niños les hubieras tomado un poco de afecto, pero era extraño e incómodo escuchar la forma de hablar de Hades y esa mujer, era un más incómodo que cuando su madre tenía hijos semidioses Hades se levantó de su trono dispuesto a ir con ella, pero Afrodita negó con la cabeza, Deméter le dio una mirada asesina

-De acuerdo ¿Podemos acabar con esto de una vez?- masculló Hades

Hades se retorcía las manos.

Hay otra posibilidad. Conozco un lugar en el desierto donde el tiempo se mantiene inmóvil. Podría enviar a los niños allí una temporada, por su propia seguridad, y nosotros permaneceríamos juntos. Te construiré un palacio de oro junto al Estigio.

-Una temporada- susurró Nico con sarcasmo

-Bueno- dijo Will. que lo había oído -por esa pequeña temporada te pude conocer- susurró en el oído de Nico

Nico se sonrojó

Maria di Angelo reía suavemente.

Eres muy amable, amor mío. Un hombre generoso. Los demás dioses deberían verte como yo, en lugar de temerte tanto. Pero Nico y Bianca necesitan a su madre. Además, sólo son niños. Los dioses no se atreverían a hacerles daño.

-Claaaaro- murmuró Leo por lo bajo mirando de reojo a Hera

— ¡Tú no conoces a mi familia! —decía Hades lúgubremente—. Por favor, Maria. No quiero perderte.

Ella le pasaba los dedos por los labios.

No vas a perderme. Espérame mientras voy a buscar el bolso. Vigila a los niños.

-De acuerdo Percy ¿Por qué siempre tienes en el lugar menos apropiado?- masculló Nico

Percy se encogió de hombros sonrojado

Le daba un beso al señor de los muertos y se levantaba del sofá. Hades la miraba mientras subía la escalera, como si cada paso que daba le causara un dolor inmenso.

Un instante más tarde, se ponía en guardia. Los niños dejaban de jugar, como si también hubieran percibido algo.

Nico y Bianca hicieron una mueca

-Es probable que lo presintieran- dijo Hestia con un suspiro

— ¡No! —gritaba Hades. Pero incluso sus poderes divinos resultaban demasiado lentos. Sólo tenía tiempo de levantar un muro de energía negra alrededor de los niños antes de que el hotel entero explotara.

Hades se levantó de su trono -Ella era inocente- gruñó

En la sala de trono empezaron a aparecer grietas de las que salían manos esqueléticas, la temperatura bajó de golpe y una densa oscuridad empezaba a hacerse presente en la sala de trono

-No debiste haberme desafiado- gruñó Zeus, también se levantó de su trono y el olor a ozono empezó a embargar la sala

-No tenías ningún derecho- bufó Hades, la oscuridad parecía hacerse más densa alrededor de Zeus, aunque se podían ver chispas de electricidad en el lugar de Zeus

Los chicos se removían en sus asientos

-De acuerdo- gruñó Poseidón -paren esto nuestros hijos están en la sala

-Poseidón tiene razón- dijo Hestia con voz tranquila -a los únicos que van a lastimar son a los semidioses

Zeus bufó

Poseidón tomó a Hades -Suéltame- gruñó Hades

Poseidón lo obligó a volverse a sentar, Zeus hizo lo mismo con aire arrogante

-Terminemos esto antes de que tengamos que sacar a los semidioses de aquí- murmuró Apolo

Los chicos veían la escena con sorpresa

La onda expansiva resultaba tan violenta que toda la imagen de la niebla se disipaba unos instantes.

Cuando volvía a enfocarse, Hades estaba de rodillas entre los escombros, con el cuerpo destrozado de Maria di Angelo en sus brazos. Aún estaba rodeado de llamaradas. En el cielo fulguraban los relámpagos y retumbaban truenos atroces.

-¡Por los dioses!- murmuró Hazel

Los pequeños Nico y Bianca miraban a su madre sin comprender nada. La furia Alecto se materializaba a su espalda, silbando espantosamente y agitando sus alas correosas. Los niños ni siquiera reparaban en su presencia.

Nico hizo una mueca

-No podía hacer nada más- masculló Hades

— ¡Zeus! —Hades alzaba el puño al cielo—. ¡Te aplastaré por lo que has hecho! ¡La devolveré a la vida!

No podéis, mi señor —le advertía Alecto—. Vos más que ninguno de los inmortales debéis respetar las leyes de la muerte.

Hazel se sonrojó furiosamente, a Hades no le pasó desapercibido

-Tranquila- murmuró Nico ofreciéndole una pequeñísima sonrisa de aliento, Hazel le devolvió la sonrisa

Hades resplandecía de rabia. Daba la impresión de que adoptaría su auténtica forma, volatilizando a sus propios hijos, pero en el último momento parecía recobrar el dominio de sí mismo.

Hades suspiró -No iba a volar a mis propios hijos

Llévatelos —le decía a Alecto, ahogando un sollozo—. Borra todos sus recuerdos en el Leteo y déjalos en el Casino Loto. Zeus no podrá hacerles daño allí.

-Eso no era lo acordado- masculló Zeus

-Ya habías hecho lo que querías ¿No?- gruñó Hades

-No de nuevo- murmuró Connor

Chris siguió leyendo antes de que alguien más tuviera oportunidad de ponerse a pelear

Como gustéis, mi señor. ¿Y el cuerpo de la mujer?

Llévatela también —decía con amargura—. Encárgate de que se le apliquen los antiguos ritos funerarios.

-No sé por qué tenía que venir todo eso- masculló Hades

La furia, los niños y el cadáver de Maria se disolvían en la sombra, dejando solo a Hades entre las ruinas.

Os lo advertí —decía otra voz.

Hades gruñó

-Creo que ella es una de las razones- dijo Apolo con una mueca

Hades se volvía. De pie junto a los restos carbonizados del sofá, había una chica con un vestido multicolor. Tenía el pelo corto y negro y una mirada triste. No pasaría de los doce años. No la conocía, pero me resultaba extrañamente familiar.

-Mi pequeño oráculo- suspiró Apolo

Los chicos miraron el libro con incredulidad

— ¿Cómo te atreves a presentarte aquí? —Rugía Hades—. Debería fulminarte.

No podéis. El poder de Delfos me protege.

-Es bueno saberlo- murmuró Rachel por lo bajo

Comprendía con un escalofrío que estaba viendo al Oráculo de Delfos cuando vivía y era joven. En cierto sentido, era más horripilante verla de aquel modo que en su estado momificado.

-Excepto cuando fue a dar aquel paseo- dijo Thalia

-Aún tengo pesadillas con eso- murmuró Percy -pero te salvó de aquellas toneladas de agua

-Eso quisieras, sesos de alga- dijo Thalia -te salvó de otro pequeño rayo

-Definitivamente se parecen a sus padres- murmuró Apolo

Ambos chicos se sonrojaron

— ¡Has matado a la mujer que amaba! —Tronaba Hades—. ¡Eso es lo que nos ha traído tu profecía! —Se alzaba amenazador ante la chica, pero ello no se arredraba.

-Ella no tuvo ninguna culpa- dijo Apolo -traté de decírtelo muchas veces, no es así cómo funcionan las profecías

Zeus ordenó la explosión para destruir a los niños —decía—, porque vos desafiasteis su voluntad. No he tenido nada que ver. Y os advertí que los ocultarais mucho antes.

Hades suspiró

— ¡No pude! ¡Maria no me dejó! Además ellos son inocentes.

Son hijos de vos, sin embargo, lo cual los vuelve peligrosos.

-Vaya, gracias- murmuró Nico

-Todos siempre han pensado eso- masculló Hades con amargura

Aun encerrándolos en el Casino Loto, no hacéis más que postergar el problema. Nico y Bianca nunca podrán regresar al mundo. De lo contrario, podrían llegar a cumplir los dieciséis.

Nico rodó los ojos recordando que Hades quería que fuera Nico quien cumpliera la profecía

Todo por tu supuesta Gran Profecía. Además, me has obligado a jurar que no tendré más hijos. ¡Me has dejado sin nada!

Yo preveo el futuro —contestaba la chica—. No puedo cambiarlo.

-Es lo que he estado diciendo- murmuró Apolo -pero nunca me escuchas

Los ojos del dios centelleaban con un fuego negro: algo terrible iba a suceder. Yo quería gritarle a la chica que se escondiera o echara a correr.

-Ni eso hubiera servido- dijo Artemisa

Percy hizo una mueca

Entonces, Oráculo, escucha las palabras de Hades —gruñía—. Quizá no pueda traer de vuelta a Maria, ni provocarte una muerte prematura, pero tu alma sigue siendo mortal y puedo maldecirte.

El cuerpo de Rachel se sacudió con un escalofrío

La chica abría los ojos, alarmada.

No os...

Juro —decía Hades— que mientras mis hijos sigan desterrados, mientras

Me vea oprimido bajo la maldición de tu Gran Profecía, el Oráculo de Delfos no volverá a tener otro receptáculo mortal.

-No lo merecía- dijo Apolo -ella era muy joven, no tuvo la culpa de la profecía que pronunció

Hades bufó

Jamás descansarás en paz. Nadie vendrá a ocupar tu puesto. Tu cuerpo se marchitará y perecerá, pero el espíritu del Oráculo permanecerá en tu interior. Y continuarás pronunciando tus amargas profecías hasta que te desmorones y regreses a la nada. ¡El Oráculo morirá contigo!

-Eso es escalofriante- murmuró Rachel

-Actuaste exactamente igual que Zeus- dijo Hestia -lastimaste a una inocente

-Ella se lo merecía- dijo Hades

Hestia negó con la cabeza

La chica daba un grito desgarrador y la neblina se deshacía en jirones. Nico caía de rodillas en el jardín de Perséfone, con el rostro completamente demudado por la conmoción.

-No podía estar de otra manera- murmuró Bianca -ojalá no hubieras tenido que verlo

-Tenía que hacerlo- dijo Nico

Ante él, irguiéndose con su túnica negra y mirando ceñudo a su hijo, se hallaba el Hades de verdad.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —le preguntaba a Nico.

-Desobedeciendo- murmuró Leo

Nico rodó los ojos

Una negra explosión inundó mis sueños. Luego apareció una escena distinta.

-Por fin- murmuró Nico -ya era hora

Rachel Elizabeth Dare paseaba por una playa de arena blanca. Iba con un bañador y una camiseta atada a la cintura. Tenía los hombros y la cara quemados por el sol.

-Genial, ahora va conmigo- bromeó Rachel

-No es mi culpa- murmuró Percy con una sonrisa

Se arrodillaba para escribir sobre la espuma con el dedo. Intenté descifrar las letras. Creía que mi dislexia me estaba dando más guerra de la cuenta hasta que advertí que escribía en griego antiguo.

-¿Sabes griego antiguo?- preguntó Leo

-No- dijo Rachel -lo cual me confundió mucho

Eso era imposible. Aquel sueño tenía que ser falso.

-Pero no lo era- dijo Rachel

Rachel terminaba de escribir unas palabras y murmuraba:

— ¿Qué demonios?

-Algo así dije yo- murmuró Percy

Yo sé leer griego, pero sólo identificaba una palabra antes de que el mar lo borrara todo: üepoeúq. Mi nombre: Perseus.

-De acuerdo eso es extraño- murmuró Connor

-Era su destino que empezaba a manifestarse con más fuerza- dijo Apolo

Rachel se incorporaba bruscamente y se apartaba del agua.

Oh, dioses —decía—. Eso es lo que significa.

-Realmente no estoy entendiendo nada- murmuró Leo

-No te preocupes, todo va a quedar más claro- dijo Percy

Daba media vuelta y echaba a correr, alzando nubecillas de arena con los pies mientras volaba hacia la mansión familiar.

Subía jadeante y con estrépito los peldaños del porche. Su padre levantaba la vista del Wall Street Journal.

-¿Por qué está leyendo cuando están de vacaciones?- murmuró Apolo

Rachel se encogió de hombros -Ellos realmente odian la playa

Rachel se le acercaba, muy decidida.

Papa, tenemos que volver.

Él torcía los labios, como tratando de recordar cómo se sonríe.

-Vaya eso es una nueva forma de verlo- dijo Rachel -pero creo que probablemente eso intentaba hacer, sólo lo veo sonreír para los medios

— ¿Volver? Pero ¡si acabamos de llegar!

Hay problemas en Nueva York. Percy corre peligro.

— ¿Te ha llamado?

No... No exactamente. Pero lo sé. Lo presiento.

El señor Dare doblaba el periódico.

Tu madre y yo llevamos mucho tiempo planeando estas vacaciones.

— ¡No es cierto! ¡Los dos odiáis la playa! Pero ¡sois demasiado testarudos para reconocerlo!

-Hay personas tan testarudas- dijo Leo negando

-La playa es genial- dijo Percy

-Por supuesto que lo es- dijo Poseidón con una sonrisa

Vamos a ver, Rachel...

— ¡Te digo que pasa algo en Nueva York! ¡En toda la ciudad...! Aún no sé de qué se trata, pero está sufriendo un ataque.

-Tu destino se estaba mostrando- dijo Apolo -y cada vez con más fuerza

Rachel asintió solemnemente

Su padre suspiraba.

Creo que una cosa así saldría en las noticias.

No —insistía Rachel—. Esa clase de ataque, no. ¿Has recibido alguna llamada desde que hemos llegado?

-Bien jugado- dijo Piper -Supongo que incluso él tiene que admitir que será raro el no haber recibido llamadas

-Exacto- dijo Rachel -más cuando es un hombre tan ocupado

Él fruncía el entrecejo.

No... Pero es fin de semana. Y en pleno verano.

Tú siempre tienes llamadas —observaba Rachel—. ¡Esto es muy raro, has de reconocerlo!

-Más que raro- dijo Piper

Su padre titubeaba.

No podemos irnos así como así —decía—. Hemos gastado un montón de dinero.

Escucha, papá. Percy me necesita. Tengo que entregarle un mensaje. Es cuestión de vida o muerte.

-Y no estaba exagerando- dijo Rachel

-Y que lo digas- murmuró Percy

Annabeth suspiró

— ¿Qué mensaje? ¿De qué diantre me hablas?

No te lo puedo contar.

Entonces no puedes irte.

Rachel cerraba los ojos, como armándose de valor.

-Eso es lo que estaba haciendo- dijo Rachel

-Gracias- dijo Percy

-No hay por qué- murmuró Rachel

Papá... deja que me vaya y haré un trato contigo.

El señor Dare se echaba hacia delante. Hacer tratos era lo que mejor se le daba.

-Y he de reconocer que lo hace bien- dijo Rachel

Te escucho.

La Academia para Señoritas Clarion. Iré... iré en otoño. Sin quejarme. Pero tienes que llevarme ahora mismo a Nueva York.

-Oh cariño eso es tan lindo- dijo Afrodita -Eres una gran persona, hacer eso para ir ayudar a tu amigo es admirable- dijo Hestia con una sonrisa

-Gracias- dijo Rachel sonrojada

-Ese es mi oráculo- dijo Apolo con una sonrisa

Él permanecía en silencio un buen rato. Finalmente, abría su móvil y hacía una llamada.

— ¿Douglas? Prepara el avión. Nos vamos a Nueva York. Sí, inmediatamente.

-Dio resultado- murmuró Piper

-Gracias por ayudarnos- murmuró Annabeth sonrojada al recordar su actitud

Rachel y Annabeth se sonrieron

Rachel lo rodeaba con sus brazos, lo cual parecía sorprenderlo, como si ella nunca lo hubiera abrazado.

-No lo había hecho desde hace muchísimo tiempo- admitió Rachel

— ¡Te lo compensaré, papá!

Él sonreía con expresión gélida. La miraba como si no estuviera viendo a su hija, sino a la joven damisela en que deseaba que se convirtiera, una vez que la Academia para Señoritas Clarion hubiera surtido efecto.

-¿Y cómo va eso?- preguntó Connor

-No como mi padre quisiera- admitió Rachel sonriendo n

-Ninguna escuela va a poder cambiar quién eres- dijo Apolo con una sonrisa

Sí, Rachel —asentía—. Ya lo creo que me lo compensarás.

La escena se difuminaba. Mascullé entre sueños:

— ¡No, Rachel!

-Sí bueno, lástima que no pudieras avisarme- dijo Rachel encogiéndose de hombros

-Lo sé- murmuró Percy

Aún seguía agitándome y revolviéndome en la cama cuando Thalia me sacudió para despertarme.

Vamos, Percy —dijo—. Ya es media tarde. Y tenemos visita.

-Espero que sea una buena visita- murmuró Poseidón

-Depende de que definamos como buena- dijo Percy

Poseidón suspiró

Me senté, desorientado. Aquella cama era demasiado cómoda, y no soporto dormir de día.

— ¿Visita? —pregunté confundido.

Thalia asintió, muy seria.

Ha venido a verte un titán con bandera blanca. Trae un mensaje de Cronos.

-Perfecto- masculló Poseidón

-Y con esa nota se termina el capítulo- dijo Chris

-Por fin- masculló Hades levantándose de su trono y saliendo de la sala

-Vaya capítulo- dijo Piper

-De acuerdo- dijo Hermes -Ahora sí, ha llegado el momento de tomar un respiro y que las emociones bajen un poco

Todos asintieron de acuerdo

-Continuaremos con la lectura pronto- dijo Atenea