XXIII

Leo

—Bueno, el capítulo acabó— mencionó Jason —¿Quién quiere leer?

—Yo voy a leer— dijo Hades, Jason le pasó el libro —Capítulo 23, Leo

Leo deseó que el dragón no hubiera aterrizado en los servicios.

—Empezamos con todo— dijo Percy

—Por supuesto, así debe ser— asintió Leo

—Claro, que mejor idea que el dragón caiga en los servicios— señaló Percy

De entre todos los lugares posibles en los que caer, su primera elección no habría sido una hilera de retretes portátiles.

—Ni la nuestra— dijo Travis

—Creo que la e ninguno de nosotros— comentó Rachel

—Alguien tiene un sentido del humor muy retorcido para que cayera ahí— señaló Chris

—Bastante— asintió Leo

En el patio de la fábrica había colocadas una docena de cajas de plástico azules, y Festo las había aplastado todas. Por suerte, no se usaban desde hacía mucho tiempo,

—Para que no digan que no tienen suerte— señaló Connor

—Eso es cierto, podría haber sido mucho peor— comentó Miranda

—Y que lo digas— dijo Leo con una mueca

y la bola de fuego del choque quemó la mayoría del contenido; aun así, se filtraron unas sustancias químicas repugnantes de los restos.

—De acuerdo, eso suena asqueroso— dijo Katie

—Pero seguimos diciendo que pudo haber sido peor— señaló Miranda

—Todavía eso no suena taaan mal— bufó Leo

Leo tuvo que abrirse camino cuidadosamente procurando no respirar por la nariz. Estaba cayendo una fuerte nevada, pero la piel del dragón seguía tan caliente que humeaba. Por supuesto, a Leo eso no le molestaba.

—Por supuesto— asintió Percy

—Entonces… ¿Cuando la comida está demasiado caliente, tampoco te molesta?— preguntó Travis con genuina curiosidad

—Ehh… No porque primero la enfrío antes de comerla— dijo Leo riendo

—Obviamente Travis ¿Qué clase de psicópata se come la comida demasiado caliente?— dijo Miranda

—Travis— comentó Katie

—Eso realmente no responde la pregunta— señaló Travis

—No lo sé, nunca lo había pensado— comentó Leo

—Sin embargo, no podemos decir que no sea una buena pregunta— señaló Zoé

—Supongo— murmuró Leo

—Siento que con cada día que pasa, ellos están más locos— comentó Apolo a Hermes

Después de trepar por el cuerpo inanimado de Festo durante unos minutos, Leo empezó a irritarse. El dragón parecía estar perfectamente.

—¿Y eso es lo que te irrita?— preguntó Rachel con incredulidad

—¿Habría estado mejor que estuviera mal?— preguntó Bianca

—Sí... Bueno no, pero al menos así me podría haber dado cuenta del error— comentó Leo

—Eso es cierto— asintió Hefesto

Sí, había caído del cielo y había aterrizado con un gran estallido, pero su cuerpo ni siquiera estaba abollado.

—Eso es algo bueno— comentó Zoë —al menos podrán seguir su viaje

—Y no por tierra, que es una malísima idea— dijo Apolo

Al parecer, la bola de fuego la habían provocado los gases acumulados dentro de los retretes, no el propio dragón. Las alas de Festo estaban intactas. Nada parecía estropeado. No había ningún motivo para que se hubiera detenido.

—Bueno, ya dijimos que puedes echarle la culpa a Piper— bromeó Travis

—Gracias— dijo Piper

—No creo que haya sido su culpa— señaló Thalia —con todo lo que se estaba removiendo...

No ha sido culpa mía —murmuró—. Festo, me estás haciendo quedar mal.

—Tu reputación— dijo Connor negando con la cabeza

—Es muy importante ¿Cómo voy a alardear entonces?— bromeó Leo

—Eso es demasiado cierto— asintió Apolo

Entonces abrió el panel de control situado en la cabeza del dragón y se le cayó el alma a los pies.

—Creo que no tan bien del todo— murmuró Leo

—Ahí está el error que querías encontrar— dijo Rachel

—Ya no lo quiero— comentó Leo

Festo, pero ¿qué demonios…?

El cableado se había congelado.

—Eso no suena bien— dijo Miranda

—Sobre todo con lo que acababan de pasar— dijo Reyna

—Y que lo digas— murmuró Piper

Leo sabía que el día anterior se encontraba perfectamente. Había trabajado muy duro para reparar los cables corroídos, pero algo había provocado un rápido congelamiento en el interior del cráneo del dragón,

—Diosa de la nieve— tosió Connor "disimuladamente"

Calipso le dio una mala mirada

donde debería haber hecho demasiado calor para que se formara hielo. El hielo había hecho que el cableado se sobrecargara y quemara el disco de control.

—Sí, eso no tiene mucho sentido— dijo Thalia

—Pero por otro lado, muchas de las cosas que nos pasan no tienen mucho sentido— señaló Percy

Los chicos asintieron totalmente de acuerdo

Leo no veía ningún motivo por el que pudiera haber pasado. Cierto, el dragón era viejo, pero aun así no tenía sentido.

—Creo que deberíamos hacer un nuevo slogan para el campamento— señaló Leo

—Ya tenemos como 20 slogan— dijo Miranda

—Que sean 21— dijo Leo

—Podemos poner uno diario— comentó Connor

Podía cambiar los cables. Ese no era el problema. Pero el disco de control quemado no servía.

—Eso suena como un problema muy grande— dijo Percy

—No solo sonaba— murmuró Leo

Las letras griegas y los dibujos que tenía grabados en los bordes, que probablemente contenían toda clase de magia, estaban borrosos y ennegrecidos. La única pieza del hardware que Leo no podía sustituir… y estaba dañada.

—Típico— comentó Percy

—¿Por qué siempre nos pasan cosas así?— preguntó Leo a nadie en particular

—No lo sé, porque somos geniales y nos ponen a prueba, tal vez— dijo Travis

—Ya no me gusta esto de ser genial— dijo Percy

Algunos dioses se removieron incómodos

Otra vez.

Se imaginó la voz de su madre: « La mayoría de los problemas parecen peores de lo que son en realidad, mijo. Nada es irreparable» .

—Eso es cierto— admitió Hefesto

—Ese es otro excelente lema— dijo Katie

—Lo es— asintió Leo con una sonrisa

Su madre podía arreglarlo prácticamente todo, pero Leo estaba seguro de que nunca había trabajado con un dragón de metal mágico que tenía cincuenta años.

—Bueno, pero aún así es una frase increíble— dijo Apolo

—Eso no lo voy a negar— dijo Leo

—Esa frase la podemos poner afuera de la cabaña de Hefesto— dijo Travis

—Sí, porque en nuestra cabaña todo es irreparable— señaló Chris

—Definitivamente sí— dijo Connor

Apretó los dientes y decidió que tenía que intentarlo. No iba a ir andando de Detroit a Chicago en medio de un temporal de nieve y tampoco iba a ser el responsable de que sus amigos se quedaran tirados.

—Gracias— dijeron Piper y Jason al unísono

—Para eso soy el increíble Leo Valdez— señaló Leo con una sonrisa

Está bien —murmuró, quitándose la nieve de los hombros—. Dame un cepillo de púas de nailon, unos guantes de nitrilo y un bote de ese disolvente limpiador en aerosol.

—Y más caramelos de menta— señaló Esperanza

—Por supuesto que sí, los caramelos de menta no pueden faltar— dijo Leo

—Sobretodo por si quieres coquetear con alguien— comentó Travis

Esperanza frunció el ceño, al igual que Calipso

—Eres una horrible persona— señaló Leo

—Me lo han dicho— asintió Travis de manera solemne

El cinturón portaherramientas obedeció. Leo no pudo por menos que sonreír al sacar los productos. Los bolsillos del cinturón tenían sus límites.

—Pero aún así es super genial— dijo Connor

—Lo es— dijo Leo —excelente bosque que me lo ofreció

—Que buen bosque, por preocuparse— dijo Miranda

No le daban artefactos mágicos, como la espada de Jason, ni objetos muy grandes, como una sierra mecánica. Había intentado pedir las dos cosas.

—¿Para qué querías una sierra mecánica?— preguntó Frank

—Para hacer reparaciones— dijo Leo con una sonrisa

—Leo y sierra mecánica es algo que nunca se debería juntar— bromeó Piper

Leo muy maduramente le sacó la lengua

Y si pedía demasiados objetos al mismo tiempo, el cinturón necesitaba un periodo de recuperación para volver a funcionar.

—Oye, pues también necesita un descanso— dijo Travis

—Sí, lo siento debí ser más considerado— dijo Leo con fingida tristeza

—Sí, debes serlo— asintió Travis

Cuanto más complicada era la petición, más largo era el periodo. Pero los objetos pequeños y sencillos, como los que se podían encontrar en un taller, solo había que pedirlos.

—Y los dulces— señaló Percy

—Y los dulces— admitió Leo

—Creo que desde que mencionaron la palabra "dulce", no han escuchado nada más de la lectura— dijo Hermes

—Es posible— mencionó Percy

—Es que los dulces son muy importantes— dijo Travis

—Pero no como los cereales— masculló Deméter

—La verdad es que nunca he comido cereales con dulces, pero suena bien— dijo Connor

—Está bien— dijo Hermes —tengan sus dulces

Apareció dulces para todos, Deméter le dio una mirada asesina

—A ver si ahora que tienen algo en la boca se callan— bufó Dionisio

Leo empezó limpiando el disco de control. Mientras trabajaba, se iba acumulando nieve en el dragón. Tenía que parar de vez en cuando para arrojar fuego y derretirla.

—Demos gracias de que la podías derretir— dijo Katie

—No se callaron— señaló Apolo riendo

Dionisio bufó

Pero, por lo general, puso el piloto automático, mientras sus manos trabajaban solas y sus pensamientos vagaban.

—Yo quisiera poder hacer eso— dijo Zoé —por lo general cuando lo intento…

—Algo termina destruido— completó Bianca

Zoé le dio una mirada indignada —No iba a decir eso

—Pero es la verdad— dijo Esperanza

—Eso me sorprende mucho— murmuró Leo

—A mí también— dijo Percy

No podía creer lo estúpido que había sido en el palacio de Bóreas. Debería haberse imaginado que una familia de dioses invernales lo odiarían de inmediato.

—Poniéndolo de esa manera, creo que era lógico— dijo Apolo

—No tuve mucho tiempo para analizarlo— dijo Leo —aunque sí, ahora suena lógico

Hefesto asintió de acuerdo

El hijo del dios del fuego entrando en un ático de hielo montado en un dragón que escupía fuego: sí, tal vez no había sido la mejor decisión.

—Solo tal vez— mencionó Leo

—Por supuesto, no era 100% seguro— dijo Percy

—Por supuesto que no— dijo Leo

Aun así, no soportaba sentirse como un marginado. Jason y Piper habían llegado a visitar la sala del trono.

—Aunque tampoco es como que nos haya ido mucho mejor— comentó Piper

—La verdad es que estuvo muy rara su conversación— señaló Miranda

—Creo que incluso la palabra "raro" se queda corto— dijo Thalia

—Es probable— asintió Piper

Leo había tenido que esperar en el vestíbulo con Cal, el semidiós aficionado al hockey con graves lesiones en la cabeza.

« El fuego es malo» , le había dicho Cal.

—Que gran conversación— dijo Connor

—Es la conversación más motivante que he tenido en mi vida— dijo Leo con sarcasmo

—Se nota— asintió Percy

Eso prácticamente lo resumía todo. Leo sabía que no podría ocultar la verdad a sus amigos mucho más.

—Pero sí, otro ratito— bromeó Leo

—Sí aguantan sin saber el secreto— dijo Rachel

—Teníamos qué— dijo Piper

Desde que habían salido del Campamento Mestizo, no había dejado de acordarse de un verso de la Gran Profecía: « Bajo la tormenta o el fuego, el mundo debe caer» .

—Qué buen momento para acordarse de esa profecía— murmuró Percy

—Sip— dijo Leo —siempre me acuerdo en los momentos más oportunos

—Es lo que vemos— dijo Piper

—No me gusta como suena eso— dijo Hefesto

Además, Leo era el chico del fuego, el primero desde 1666, cuando se había producido el incendio de Londres.

—Sí, cómo olvidarlo— dijo Hermes

—Vamos de nuevo— masculló Hefesto

—No, solo estoy diciendo que es imposible olvidar, pregúntale a Hades— señaló Hermes

—Imposible— bufó Hades

Si le contaba a sus amigos de lo que realmente era capaz —« Eh, ¿sabéis qué, chicos? ¡Podría destruir el mundo!» —,

—¡Que bien!— dijeron los Stoll —esa es la noticia que todos estábamos esperando

—La noticia para hacer esto aún más interesante— dijo Rachel

—Genial— dijo Leo

¿Por qué iban a recibirlo otra vez en el campamento?

—¿Por qué no?— preguntó Chris —tú no causaste el incendio de Londres

—Porque… No lo sé— dijo Leo

—El Campamento siempre estará abierto para todos ustedes— mencionó Quirón

—Y si alguien no te deja entrar dinos y mandamos a Clarisse a golpearlo— dijo Travis

Clarisse bufó

Leo tendría que volver a huir. Aunque ya sabía lo que tenía que hacer, la idea le deprimía.

—Noooo, no tendríamos a quien molestar— se quejaron los Stoll

—Gracias chicos, son muy amables— dijo Leo con sarcasmo, pero con una sonrisa

Por otra parte, estaba Quíone. Jo, aquella chica era muy guapa. Leo sabía que se había portado como un tonto de remate, pero no había podido evitarlo.

—No aprendes ¿Verdad?— preguntó Katie

—Al parecer no— murmuró Calipso

—Nena...— dijo Leo

Había encargado al servicio de lavandería en una hora que le limpiaran la ropa, lo cual le había venido de perlas, todo sea dicho.

—Lastima que no se pudo— dijo Travis

—Qué pésimo servicio a la habitación— dijo Miranda

Se había peinado el pelo —cosa que nunca resultaba fácil— e incluso había descubierto que podía conseguir caramelos de menta, todo con la esperanza de poder acercarse a ella. Naturalmente, no había tenido esa suerte.

—Naturalmente— dijo Connor riendo —y naturalmente, lo tiene que escuchar tu novia

—Naturalmente— dijo Katie

Calipso bufó

—La verdad, creo que estás peor que Percy— señaló Thalia

—¡Yo no estaba diciendo nada!— se quejó Percy

Siempre acababa excluido —la historia de su vida—, por sus familiares, los hogares de acogida, todo. Incluso en la Escuela del Monte,

Leo se removió con incomodidad

Leo había pasado las últimas semanas sintiéndose como si estuviera aguantando la vela mientras Jason y Piper, sus únicos amigos, se convertían en pareja. Se alegraba por ellos y todo eso, pero aun así le hacía sentir como si ya no lo necesitaran.

—Aunque ni siquiera pasó— señaló Miranda

—Gracias— dijo Piper

—De nada, cuando gustes— dijo Miranda

Cuando se había enterado de que toda la estancia de Jason en la escuela había sido una ilusión —una especie de lapso de la memoria—, en el fondo Leo se había entusiasmado.

—Qué indiscretos son estos libros— murmuró Leo

—Y creeme se pone peor— dijo Percy

—Me gustaría más que regresaramos a leer tu punto de vista— comentó Leo

—A mí no— dijo Percy —me parece que así está muy bien

Era una oportunidad de volver a empezar. Ahora Jason y Piper estaban convirtiéndose otra vez en pareja:

—Bueno, no funcionó el plan— bromeó Travis

—Pequeño detalle— dijo Piper riendo

saltaba a la vista por la forma en que se acababan de comportar en el almacén, como si quisieran hablar en privado sin tener a Leo delante. ¿Qué esperaba él? Había acabado siendo otra vez el raro.

Leo empezó a decir "te amo" en código Morse, una y otra vez. Sin ser del todo consciente y como era una tradición entre ellos Esperanza respondió en código "te amo más". Leo se quedó inmóvil y abrió los ojos (por supuesto, los demás no se dieron cuenta ya que no entendían bueno, tal vez annabeth sí lo captó por la forma en que los miró sorprendida)

Esperanza se sonrojó furiosamente, Leo la miró y por unos segundos Esperanza sintió como si estuviera en su vida normal.

Leo por supuesto se veía demasiado sorprendido, por supuesto, pero una lenta sonrisa se extendió por su cara.

Quíone solo le había dado de lado un poco más rápido que la mayoría.

Basta, Valdez —se reprendió a sí mismo—. Nadie va a tocar violines por ti solo porque no seas importante. Arregla este estúpido dragón.

—¿Por qué le dices estúpido?— se quejó Connor

—Porque fue lo primero que se me ocurrió— dijo Leo

—Le voy a decir a Festus— bromeó Travis

—Sip, sí puedes pasar las trampas— dijo Leo con una sonrisa enigmática

Se quedó tan absorto en el trabajo que no supo cuánto tiempo había pasado cuando oyó la voz.

« Te equivocas, Leo» , dijo.

—Eso no creo que vaya a ser algo bueno— comentó Miranda

—No lo era— masculló Leo apretando los puños

Cogió con torpeza el cepillo y se le cayó en la cabeza del dragón. Se levantó, pero no podía ver quién había hablado. Entonces miró al suelo.

—Lo que faltaba— señaló Apolo

La nieve y los residuos químicos de los retretes, incluso el propio asfalto, se estaban moviendo como si se estuvieran convirtiendo en líquido.

—Lo que no fue algo muy digno de ver— comentó Leo

—No fue una entrada espectacular, pero no podemos pedir mucho— dijo Apolo

—Fue una entrada bastante terrible— coincidió Leo

—Y repugnante al parecer— dijo Katie con una mueca

—Definitivamente— asintió Leo

En una zona de unos tres metros de ancho, se formaron unos ojos, una nariz y una boca: la gigantesca cara de una mujer durmiente. No hablaba exactamente. Sus labios no se movían.

—Añadiendo aún más rareza— dijo Bianca

—A veces crees que no puede haber nada más raro, y luego pasa algo más raro— dijo Percy

—Estoy totalmente de acuerdo con eso, Aquaman— asintió Leo

Pero Leo podía oír su voz mentalmente, como si las vibraciones atravesaran el suelo, entraran directamente por sus pies y resonaran por su esqueleto.

—Algo así— dijo Hermes

—Pues les aviso que no fue una experiencia maravillosa— comentó Leo —ni algo que quisiera volver a repetir

—Por favor no— dijo Percy

—Así estamos bien— dijo Frank

« Te necesitan desesperadamente —dijo—. En algunos aspectos, tú eres el más importante de los siete, como el disco del cerebro del dragón.

—Es cierto— dijo Percy

—Muuy cierto— asintió Piper

—Todos lo sabemos— dijo Jason

—Eres muy importante, Leo— asintió Hazel

—No se puede negar— comentó Annabeth

—Tiene razón— dijo Frank

—Chicos...— murmuró Leo sonrojado

Sin ti, el poder de los otros no significa nada. Ellos nunca me alcanzarán ni me detendrán. Y me despertaré del todo» .

—¿Alguien quiere explicar eso?— preguntó Apolo

—¿No dijiste que esto era cero spoilers?— señaló Artemisa

—Sí, pero ya no— dijo Apolo

—Vamos a seguir manteniéndolo como cero spoilers— dijo Hermes

Tú.

Leo temblaba tanto que no estaba seguro de haber hablado en voz alta.

Leo apretó los puños

No había oído esa voz desde que tenía ocho años, pero era ella: la Mujer de Tierra del taller de máquinas.

Tú mataste a mi madre.

Se hizo un silencio tenso en la sala

La cara se movió. La boca formó una sonrisa soñolienta, como si estuviera teniendo un sueño agradable.

« Pero yo también soy tu madre, Leo: la Primera Madre.

—Sí, bueno, pues puede ir y...— comenzó Leo

—Creo que sería mejor que o terminaras esa frase— dijo Rachel

—Pero todos nos imaginamos lo que quieres decir— informó Travis

No te opongas a mí. Márchate ahora. Deja que mi hijo Porfirio se alce y se convierta en rey, y aligeraré tu carga. Caminarás sin problemas por la Tierra».

—Claro— masculló Leo

—Eso es más falso que el "ya no vamos a tener hijos de estos dos"— masculló Hades señalando a Poseidón y Zeus

Los dioses mencionados se movieron con incomodidad. Thalia, Percy se sonrojaron, al igual que Sally

Leo cogió el objeto que encontró más cerca —el asiento de un retrete portátil — y se lo lanzó a la cara.

¡Déjame en paz!

—Me habría encantado lanzarle algo más, pero solo encontré eso— dijo Leo —incluso se me olvidó donde podría haber estado

—Es un arma muy peligrosa— dijo Miranda

—Aunque no sirvió de mucho— se quejó Leo

El asiento del inodoro se hundió en la tierra líquida. La nieve y el fango formaron ondas, y la cara se disolvió. Leo se quedó mirando el suelo, esperando a que la cara volviera a aparecer, pero no fue así. Quería creer que se lo había imaginado.

—Tienes mucha imaginación, pero no creo— comentó Apolo

—Yo tampoco creo, mi imaginación es muy rara, pero no para tanto— comentó Leo

Entonces oyó un estruendo procedente de la fábrica, como si dos volquetes se hubieran chocado. Un metal se abolló y chirrió, y el ruido resonó por el patio.

—Genial, más malas noticias— dijo Hermes

—Ya habíamos dicho que esto se trata todo sobre malas noticias— señaló Apolo

—Y que lo digan— masculló Poseidón

Hefesto tenía una mirada de preocupación, levemente vista antes en el dios

Inmediatamente, Leo supo que Jason y Piper estaban en apuros.

« Márchate ahora» , le había incitado la voz.

Ni de coña —gruñó Leo—. Dame el martillo más grande que tengas.

Jason y Piper le sonrieron, los Stoll levantaron los pulgares en señal de "ánimo"

Metió la mano en el cinturón y sacó una maza de un kilo con una cabeza de doble cara del tamaño de una patata cocida. A continuación saltó del lomo del dragón y echó a correr hacia el almacén.

—¡Vamos Leo!— gritaron los Stoll

—Sí se puede— dijo Percy

XXIV

Leo

Leo se detuvo ante las puertas e intentó controlar su respiración. La voz de la Mujer de Tierra seguía resonándole en los oídos, recordándole la muerte de su madre.

Leo hizo una mueca

Lo último que él deseaba era meterse en otro almacén oscuro. De repente sintió que tenía otra vez ocho años, solo e indefenso mientras alguien que le importaba estaba atrapado y en apuros.

—Y precisamente por eso se te apareció— señaló Deméter

—Es cierto si te hace sentir impotente, puede que te detengas en intentar salvar a tus amigos— señaló Atenea

Leo asintió con una mueca

« Basta —se dijo—. Así es como quiere que te sientas» .

Pero eso no le hizo sentirse menos asustado. Respiró hondo y se asomó dentro. Nada parecía haber cambiado.

—Solo que todo había cambiado— señaló tétricamente Leo

—Ahora sí, definitivamente era como una película de terror— dijo Connor

—Definitivamente sí lo era— dijo Piper con una mueca

La grisácea luz matutina se filtraba por el agujero del tejado. Unas cuantas bombillas parpadeaban, pero la mayor parte del suelo de la fábrica seguía entre tinieblas.

—Para darle más ambiente— dijo Miranda

—Todo debe confabularse— asintió Connor

—Y faltan los monstruos que salen de sorpresa— señaló Leo

—Uhhhh— dijo Connor moviendo las manos

Distinguió la pasarela en lo alto, las siluetas tenues de la maquinaria pesada a lo largo de la cadena de montaje, pero ningún movimiento. Ni rastro de sus amigos.

—No puede ser— dijo Rachel

—¿Leo los encontrará?— preguntó Travis

—Averiguenlo después de comerciales— dijo Percy

Estuvo a punto de gritar, pero algo hizo que se detuviera: una sensación que no podía identificar. Entonces se dio cuenta de que era un olor. Algo olía mal, como aceite para motores ardiendo y aliento agrio.

—No muy agradable— señaló Leo

—Eso también era para tener el mejor escenario— dijo Miranda

—Pues debo admitir que pusieron todo de su parte— dijo Leo

Algo que no era humano estaba dentro de la fábrica. Leo estaba seguro. Su cuerpo se puso en tensión, con todos los nervios vibrando.

—Sip, pusieron todo de su parte, esto se está poniendo muy tenso— dijo Katie

—Para que luego no digan que los monstruos no se esfuerzan— bromeó Percy

—Ya nos quedó claro— dijo Thalia

En algún lugar de la planta baja de la fábrica, Piper gritó:

¡Socorro, Leo!

Pero Leo se mordió la lengua. ¿Cómo podía haber bajado de la pasarela con el tobillo roto?

—Bueno, pues la suicida comió más ambrosía— señaló Travis

—Pero funcionó— añadió Piper

—¿Alguien más recuerda la parte del calor febril?— preguntó Travis

Muchos de los chicos alzaron la mano

—Fue el efecto secundario— dijo Piper riendo

Entró sigilosamente y se escondió detrás de un contenedor de carga. Poco a poco, aferrando el martillo, se dirigió al centro de la sala ocultándose detrás de cajas y de chasis de camión huecos.

—Un martillo puede venir muy bien para defenderse en esas situaciones— dijo Percy

—Y vaya que sí— dijo Luke

Annabeth se sonrojó

Finalmente, llegó a la cadena de montaje. Se agachó detrás de la máquina que tenía más cerca: una grúa con un brazo robótico.

—Creo que eso les podría servir— comentó Hefesto

—¿Cómo?— preguntó Hermes

Hefesto simplemente sonrió

La voz de Piper volvió a gritar:

¿Leo?

—No, es un gato— respondió Connor

—Me habría encantado responder eso, pero los gatos no hablan— dijo Leo

—O hablan, pero tú no les entiendes— dijo Katie

—Eso también es probable— asintió Travis

Esta vez menos segura, pero muy próxima.

Leo echó una ojeada alrededor de la maquinaria.

—Que buena maquinaria— dijo Leo

—Excelente presupuesto para la película de terror— dijo Percy

Colgando justo encima de la cadena de montaje, suspendido por una cadena de una grúa en el otro lado, había un enorme motor de camión: pendiendo a diez metros de altura, como si se hubiera quedado allí cuando la fábrica fue abandonada.

—Probablemente sea así— dijo Rachel

—O probablemente ahí vive el fantasma— dijo Connor

—Eso también podría pasar— dijo Percy

Debajo de él, en la cinta transportadora, había un chasis de camión y, apiñadas en torno a él, tres sombras oscuras del tamaño de carretillas elevadoras.

—Pero no tan buenas como las carretillas elevadoras— dijo Leo con una sonrisa

—Claro, las carretillas elevadoras suenan geniales— asintió Percy

Cerca de allí, colgando de cadenas en otros dos brazos robóticos, había dos formas más pequeñas: tal vez más motores, pero uno de ellos giraba como si estuviera vivo.

—Spoiler, no eran motores— murmuró Leo

—Gracias por el spoiler— se quejaron varios chicos

—De nada— dijo Leo

Entonces una de las siluetas de las carretillas se levantó, y Leo se dio cuenta de que era un humanoide de enorme tamaño.

Te dije que no era nada —rugió aquella cosa.

—Bueno, es mejor que sigan pensando eso— comentó Percy

—Aunque no dure mucho tiempo— asintió Frank

—Gracias señor don optimista— dijo Leo —hoy estás más optimista que Percy— dijo con sarcasmo

—Vaya, gracias— dijo Percy

Su voz era demasiado profunda y salvaje para ser humana.

Uno de los otros bultos del tamaño de carretillas elevadoras se movió y gritó con la voz de Piper:

¡Ayúdame, Leo…! ¡Ayúdame…!

—Fue raro— dijo Leo

—Ya lo creo— dijo Annabeth con una mueca

—Y vaya que sí— asintió Thalia

Entonces la voz varió y se convirtió en un gruñido masculino.

Bah, ahí fuera no hay nadie. Ningún semidiós podría estar tan callado.

—Eso es un poco cierto— dijo Percy

—Un poco nada más— asintió Leo

—Por supuesto que sí— dijo Percy

El primer monstruo se rió entre dientes.

Probablemente huyó si sabe lo que le conviene. O la chica mentía con respecto al tercer semidiós. Vamos a cocinar.

—¿Por qué dijiste lo del tercer semidiós?— preguntó Thalia

—Porque entré en pánico— dijo Piper con una mueca

—Muy razonable— dijo Annabeth

Un ruido seco. Una intensa luz anaranjada se encendió crepitando —una bengala de emergencia— y Leo quedó momentáneamente cegado.

—Lo bueno es que estás perfectamente bien escondido— señaló Hermes

—Soy muy bueno jugando a las escondidas— dijo Leo riendo

—No tanto como Percy— dijo Miranda

—Por supuesto que no— comentó Percy —yo soy muy bueno en ese juego

—Cállate, sesos de alga— dijo Annabeth rodando los ojos

—Percy...— suspiró Sally

Se agachó detrás de la grúa hasta que se le aclaró la vista. Entonces echó otra ojeada y vio una escena de pesadilla que ni siquiera la tía Callida podría haber soñado.

—Y eso es mucho decir— comentó Apolo

Hera le dio una mirada asesina

Las otras dos cosas que se balanceaban de los brazos de unas grúas no eran motores. Eran Jason y Piper.

—Rayos, la pasaron mal— dijo Miranda

—No es divertido estar así— dijo Piper

Jason bufó

Zeus se veía levemente preocupado, al igual que Hefesto y Afrodita aunque esta última aún se veía ofendida con Piper

Los dos colgaban boca abajo, atados por los tobillos y envueltos en cadenas hasta el cuello. Piper se agitaba, intentando liberarse. Estaba amordazada, pero por lo menos estaba viva.

—Lo que realmente es una increíble noticia— dijo Piper

—Ahora sí lo dice, pero qué tal con la ambrosía— bromeó Miranda

Piper se sonrojó

Jason no tenía tan buen aspecto. Colgaba sin fuerzas, con los ojos en blanco. Sobre la ceja izquierda tenía un verdugón rojo del tamaño de una manzana.

Jason murmuró algo que no se pudo entender del todo

En la cinta transportadora, la plataforma de carga de la camioneta sin acabar estaba siendo utilizada como foso de una hoguera.

—Con todo el estilo— dijo Travis con sarcasmo

—Que bueno que íbamos a ser cocinados con estilo— dijo Piper —no me quiero imaginar si no hubiera sido así

—No habría estado bien que no los cocinaran así— dijo Rachel

La bengala de emergencia había encendido una mezcla de neumáticos y madera que, por el olor que desprendía, había sido mojada con queroseno.

—Pero esperen, se pone más aterrador— mencionó Leo

—Muchas gracias por decirlo— dijo Katie

Una gran barra metálica se hallaba suspendida sobre las llamas: un asador, advirtió Leo, lo que significaba que era una lumbre para cocinar.

—Y no precisamente verduras o algo así— señaló Connor

—Me habría gustado más que fueran verduras— dijo Piper

—Quedarías muy bien con unas verduras al vapor— dijo Miranda

—Debo admitir que sí— dijo Piper riendo

Pero lo más aterrador eran los cocineros.

Motores Monocle: el logotipo del ojo rojo. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

—Ninguno lo hizo— comentó Jason

—Nunca te das cuenta de las cosas hasta que pasan— dijo Percy

—Es lo más sensato que ha dicho el sesos de alga— admitió Thalia

—Cállate, cara de pino— Percy le sacó la lengua

Tres enormes humanoides se encontraban reunidos alrededor del fuego. Dos estaban de pie, atizando las llamas. El más grande estaba agachado de espaldas a Leo.

—Y su espalda no es mejor que el frente— dijo Leo —por si tenían la duda

—No la teníamos, pero gracias— dijo Rachel

Los dos que se hallaban de cara a él debían de medir tres metros cada uno, tenían el cuerpo peludo y musculoso, y una piel que emitía un brillo rojizo a la luz del fuego.

—Genial— dijo Connor

—Para hacerlo ver aún más tétrico— dijo Leo

—Así debe ser— asintió Connor

Uno de los monstruos llevaba un taparrabos de cota de malla que parecía muy incómodo.

—Por eso es que los taparrabos de cota de malla ya no están a la moda— señaló Apolo

—No sé a quien se le ocurrió hacer semejante prenda de vestir— se quejó Afrodita —es horrorosa

—Estoy totalmente de acuerdo— asintió Apolo

El otro llevaba una toga andrajosa y vellosa hecha con material aislante de fibra de vidrio, un atuendo que Leo tampoco habría incluido precisamente en la lista de las diez mejores ideas de vestuario.

—Para nada— dijo Leo

—Entonces tienes buen gusto— dijo Apolo

Leo sonrió de lado

Por lo demás, los dos monstruos podrían haber sido gemelos. Cada uno de ellos tenía una cara ruda con un solo ojo en el centro de la frente. Los cocineros eran cíclopes.

Algunos chicos hicieron sonidos dramáticos

—Cíclopes malos— dijo Tyson negando con la cabeza

—Es que no todos pueden ser tan geniales como tú— señaló Percy con una sonrisa

Tyson le sonrió de vuelta

A Leo le empezaron a temblar las piernas. Hasta el momento había visto cosas raras: espíritus de la tormenta, dioses alados y un dragón metálico al que le gustaba la salsa tabasco. Pero aquello era distinto.

—Te comprendemos— dijo Percy

—Es horrible— asintió Piper

Leo asintió

Aquello eran monstruos de carne y hueso de tres metros de estatura que querían comerse a sus amigos para cenar. Estaba tan aterrado que apenas podía pensar.

—Y como no estarlo— dijo Katie

—Estarías loco si no estuvieras aterrado— dijo Perséfone

—Y tampoco lo estoy tanto— comentó Leo

—No, no mucho— dijo Piper con una sonrisa

Si tuviera a Festo… En esas circunstancias no le habría venido mal un tanque de casi veinte metros de largo capaz de escupir fuego. Pero lo único que tenía era un cinturón portaherramientas y una mochila.

—Típico— dijo Percy

—Porque todas las cosas deben de pasar cuando tengas pocas armas— dijo Thalia

—Pero también tienes tu increíble poder del fuego— dijo Travis

—Pero los cíclopes son inmunes al fuego— señaló Katie

Su maza de un kilo parecía terriblemente pequeña comparada con los cíclopes.

A eso se refería la Mujer de Tierra. Quería que Leo se marchara y dejara morir a sus amigos. Eso le convenció.

—¡Eso, Leo!— gritaron Percy y los Stoll

—Lo intentaré— dijo Leo dando una especie de reverencia

De ninguna manera iba a dejar que aquella mujer le hiciera sentirse impotente… Nunca jamás. Se quitó la mochila y empezó a abrir la cremallera sin hacer ruido.

—¿Se han dado cuenta que cuando intentas no hacer ruido es cuando más ruido haces?— preguntó Connor

—Sip— dijo Travis

—Definitivamente— asintió Percy

—Es como una maldición o algo así— comentó Leo

—Eso debe ser— dijo Rachel

El cíclope del taparrabos de cota de malla se acercó a Piper, que se retorció e intentó golpearle con la cabeza en el ojo.

Piper se sonrojó

¿Puedo quitarle ya la mordaza? Me gusta cuando gritan.

Lo preguntó al tercer cíclope, que parecía el líder.

—O sea que será el que más va a dar problemas— señaló Hermes

—Eso podría decirse— asintió Leo

—Y vaya que sí— dijo Piper

La figura agachada gruñó, y Taparrabos le arrancó a Piper la mordaza de la boca.

Ella no gritó. Respiró de forma temblorosa, como si estuviera intentando calmarse.

—No quería gritar y menos después de que dijera que le gustaba cuando gritamos— masculló Piper

—Muy bien, tú demuestra quien manda— dijo Thalia

—Aunque técnicamente el cíclope está mandando— señaló Annabeth

—Un detalle menor— dijo Thalia

Mientras tanto, Leo encontró lo que buscaba en la mochila: un montón de pequeños mandos a distancia que había cogido en el búnker 9. Al menos, eso esperaba que fueran.

—No sé para qué son, pero suena a un buen plan— dijo Travis

—Estuvo genial— dijo Piper con una sonrisa

—Gracias— dijo Leo

El cuadro de mantenimiento de la grúa robótica era fácil de encontrar. Cogió un destornillador del cinturón y se puso manos a la obra, pero tenía que ir despacio. El líder de los cíclopes estaba tan solo a seis metros por delante de él.

—Para añadirle adrenalina a esto— comentó Thalia

—¿Se necesitaba más?— preguntó Reyna

—Siempre es bueno más adrenalina— señaló Apolo

Era evidente que los monstruos tenían unos sentidos extraordinarios. Parecía imposible llevar a cabo el plan sin hacer ruido, pero no tenía muchas opciones.

—Y vaya que no— murmuró Leo

El cíclope de la toga atizaba el fuego, que ahora ardía con fuerza y expulsaba un nocivo humo negro hacia el techo.

—Tampoco lo recomiendo— dijo Leo

—Que bueno, porque de todas maneras eso no nos lo han dejado hacer— dijo Travis

—No vayas a creer que es una broma— suspiró Chris

Su colega Taparrabos miraba a Piper con el ojo entrecerrado, esperando a que hiciera algo divertido.

¡Grita, muchacha! ¡Me gustan los gritos graciosos!

—Claro, quería que fuera su bufón— masculló Piper

—¿Cuáles son los gritos graciosos?— preguntó Percy

—Esos que hacen los de la cabaña de Atenea cuando ven una araña— dijo Connor riendo

Annabeth le dio una mirada asesina

Cuando Piper habló por fin, lo hizo en un tono sereno y razonable, como si estuviera corrigiendo a una mascota traviesa.

Piper bufó

Señor Cíclope, usted no quiere matarnos. Sería mucho mejor que nos dejara marchar.

Taparrabos se rascó su fea cabeza.

—Intentando ver donde estaba el truco, probablemente— dijo Annabeth

—Sí, también lo creo— admitió Piper —ojalá solo hubiera estado él, habría sido más fácil

—Y que lo digas, reina de belleza— mencionó Leo

Se volvió hacia su amigo de la toga de fibra de vidrio.

Es bastante guapa, Torque. A lo mejor debería dejarla marchar.

—Sí debería— dijo Rachel

Torque, el de la toga, gruñó.

Yo la vi primero, Sump. ¡Yo la dejaré marchar!

Sump y Torque empezaron a discutir,

—Esta niña siempre provocando peleas— bromeó Travis

—Lo siento, seré más considerada para la próxima— dijo Piper

—Mejor que no haya próxima— comentó Jason

pero el tercer cíclope se levantó y gritó: —¡Idiotas!

A Leo por poco se le cayó el destornillador. El tercer cíclope era hembra. Medía varios centímetros más que Torque o Sump, e incluso era más fornida.

Frank y Percy intercambiaron una mirada

Llevaba una cota de malla cortada como uno de los vestidos saco que solía llevar la mezquina tía Rosa de Leo. La señora cíclope llevaba un vestido de andar por casa.

—La comodidad ante todo— dijo Miranda

—Por supuesto, además iba a comer— señaló Katie

—Claro— bufó Piper

Su cabello, moreno y grasiento, iba recogido en unas coletas enmarañadas, trenzadas con cables de cobre y arandelas metálicas.

—¿Lo ven? Siempre son trenzas— dijo Percy

—Sí tienes razón, pero no es porque sea un peinado fácil— comentó Piper

—Puede ser porque les da más estilo— señaló Katie

Su nariz y su boca eran gruesas y estaban aplastadas, como si se pasara el tiempo libre golpeándose la cabeza contra los muros, pero su ojo rojo emitía un brillo de una perversa inteligencia.

—Y vaya que sí— dijo Piper

La señora cíclope se acercó a Sump con paso airado, lo apartó de un empujón y lo arrojó sobre la cinta transportadora. Torque retrocedió rápidamente.

—Tampoco era tan imbécil— dijo Leo

—Tan— señaló Percy

La chica es hija de Venus —gruñó la señora cíclope—. Está utilizando la embrujahabla contigo.

Por favor, señora… —comenzó a decir Piper.

—No creo que funcione— dijo Apolo

—No— masculló Piper con una mueca

¡Grrr! —La señora cíclope agarró a Piper de la cintura—. ¡No intentes engatusarme, muchacha! ¡Soy Ma Gasket! ¡Me he comido a héroes más fuertes que tú para almorzar!

—Gracias por la información— dijo Frank con una mueca

—Que no era necesaria— dijo Leo

—Bueno, no toda al menos— señaló Piper

Leo temía que Piper acabara estrujada, pero Ma Gasket la soltó y la dejó colgando de la cadena. A continuación se puso a gritar a Sump lo estúpido que era.

—Si yo fuera Sump, me habría ido indignado— dijo Connor

—Pero siempre te dicen lo mismo— señaló Chris

—Sí, pero hay de estúpidos a estúpidos comentó Connor

—Claro— dijo Chris

Las manos de Leo trabajaban frenéticamente. Torcía cables y activaba interruptores, sin apenas pensar en lo que estaba haciendo. Acabó de conectar el mando a distancia.

—Y veremos el increíble plan— dijo Travis

—No fue tan increíble— dijo Leo

—Claro que lo fue— rebatió Piper —estuviste sensacional

Acto seguido se acercó sigilosamente al brazo robótico más próximo mientras los cíclopes hablaban.

¿… comérnosla la última, Ma? —estaba diciendo Sump.

—Mejor no comerla en absoluto— dijo Katie

—Me parece mucho mejor tu idea— asintió Piper

—Además no creo que seas muy nutritiva, bueno ninguno de los dos— dijo Miranda

—No lo somos— dijo Jason

¡Idiota! —chilló Ma Gasket, y Leo cayó en la cuenta de que Sump y Torque debían de ser sus hijos. De ser así, sin duda la fealdad les venía de familia —.

—Concuerdo— dijo Piper

Debería haberos echado a la calle cuando erais unas criaturas, como a los hijos de los cíclopes de verdad. ¡Maldigo mi corazón blando por haberme quedado con vosotros!

—Súper blando— comentó Leo con sarcasmo

—Claaaro que sí— bufó Piper

¿Corazón blando? —murmuró Torque.

¿Qué has dicho, ingrato?

Nada, Ma. He dicho que tienes un corazón blando.

—A eso le llamo yo, miedo— dijo Travis

—A eso yo lo llamo, hacer enojar a mamá— dijo Connor

—Y vaya que sí la hizo enojar— dijo Leo

Trabajamos para ti, te damos de comer, te limamos las uñas de los pies…

¡Y deberíais estar agradecidos! —rugió Ma Gasket—. ¡Y ahora atiza el fuego, Torque!

—A sus órdenes— dijo Connor con un saludo militar

Y tú, Sump, idiota, el bote de salsa está en el otro almacén. ¡No esperarás que me coma a estos semidioses sin salsa!

—Obviamente no— dijo Percy rodando los ojos

—Por supuesto que no, tendríamos un sabor terrible— dijo Piper

—Necesitan algo picante por supuesto, para que los disfrute mejor— dijo Travis

—Que repugnante— murmuró Rachel

Sí, Ma —dijo Sump—. Quiero decir, no, Ma. Quiero decir…

—Me suena tan familiar— bromeó Connor

Algunos chicos rieron de acuerdo

¡Ve a buscarlo!

Ma Gasket cogió el chasis de un vehículo que había cerca y se lo estampó a Sump en la cabeza.

—Para aplicar su disciplina— dijo Apolo

—Vaya, que buena disciplina— dijo Bianca

El cíclope cayó de rodillas. Leo estaba seguro de que un golpe como ese lo mataría, pero al parecer Sump recibía golpes de ese tipo a menudo.

—Con razón— dijo Piper

—Ahora eso explica por que es como es— dijo Leo

Consiguió quitarse el chasis de la cabeza, se levantó tambaleándose y corrió a por la salsa.

« Ahora es el momento —pensó Leo—. Mientras están separados» .

—¡Vamos Charmander!— gritó Percy

—Gracias Aquaman— dijo Leo

Terminó de conectar los cables de la segunda máquina y se dirigió a la tercera. Los cíclopes no lo vieron moverse a toda prisa entre los brazos robóticos, pero Piper sí. Su expresión pasó del terror a la incredulidad, y dejó escapar un grito ahogado.

—¡Piper!— se quejaron algunos de los chicos

—Lo siento— dijo Piper sonrojada —es que simplemente me sorprendió demasiado

—Está bien, te perdonamos esta vez— dijo Percy

—Gracias, son muy amables— asintió Piper

Ma Gasket se volvió hacia ella. —¿Qué pasa, muchacha? ¿Eres tan frágil que te he roto?

Por suerte, Piper pensaba rápido. Así que apartó la vista de Leo y dijo:—Creo que son las costillas, señora. Si me he roto por dentro, tendré un sabor terrible.

—Y no sería bueno para ellos— dijo Rachel

Ma Gasket se puso a rugir de la risa.

Muy buena. El último héroe que nos comimos… ¿Te acuerdas de él, Torque? Era hijo de Mercurio, ¿verdad?

Hermes hizo una mueca

Sí, Ma —dijo Torque—. Estaba muy rico. Un poco fibroso.

Intentó usar una treta parecida. Dijo que se estaba medicando. ¡Pero sabía muy bien!

—Bueno, gracias por la información que realmente no necesitábamos— dijo Chris

—Quisiera que dejaran de dar ese tipo de información— dijo Leo

—Sí, sería mejor si dejaran de hacerlo— asintió Percy

Sabía a carne de cordero —recordó Torque—. Camiseta morada. Hablaba latín. Sí, tal vez un poco fibroso, pero sabía bien.

Los chicos hicieron una mueca, los romanos se miran entre sí

Los dedos de Leo se quedaron paralizados en el cuadro de mantenimiento.

Por lo visto, Piper pensó lo mismo que él, ya que preguntó:

¿Camiseta morada? ¿Latín?

—Esa información todavía era un poquito mejor que la anterior— dijo Katie con una mueca

Estaba sabroso —dijo Ma Gasket afectuosamente—. ¡No somos tan tontos como la gente cree, muchacha! Los cíclopes del norte no nos tragamos esos estúpidos trucos y acertijos.

—Ya lo notamos— dijo Thalia

—Pero aún así no es que sea super inteligentes— comentó Hermes

—No— dijo Apolo —no sé quien les hizo creer eso

Leo se obligó a volver al trabajo, pero los pensamientos se agolpaban en su cabeza. Un chico que hablaba latín había sido atrapado allí… ¿con una camiseta morada como la de Jason?

Jason hizo una mueca

No sabía lo que eso significaba, pero tenía que dejar las preguntas a Piper. Si quería tener una oportunidad de derrotar a esos monstruos, tenía que actuar rápido antes de que Sump volviera con la salsa.

—Tic tac, tic tac— dijo Connor

—Gracias, era justo lo que necesitaba— bromeó Leo

—De nada, para que no se te pase el tiempo— dijo Connor

Alzó la vista al bloque del motor colgado justo encima del campamento de los cíclopes. Ojalá hubiera podido usarlo: habría sido un arma estupenda.

—Suena como un arma estupenda— dijo Bianca

—Sí— dijo Leo con una pequeña sonrisa

Pero la grúa que lo sostenía estaba al otro lado de la cinta transportadora. No había forma de que Leo llegara allí sin que lo vieran y, además, se le estaba acabando el tiempo.

—Perfecto— dijo Hermes

—Es genial estar perseguido por el tiempo— dijo Percy con sarcasmo

—Lo peor, es que habla literalmente— señaló Apolo

Poseidón bufó

—Yo no me refería a eso— dijo Percy

La última parte de su plan era la más difícil. Sacó unos cables, un adaptador de radio y un destornillador más pequeño del cinturón y empezó a construir un mando a distancia universal.

—Queremos uno de esos— dijeron los Stoll al unísono

—Sí, una lástima que no lo vayan a tener— dijo Chris

—Que grosero eres— dijo Travis

Por primera vez, dio las gracias en silencio a su padre —Hefesto— por el cinturón mágico. « Sácame de esta —suplicó—, y tal vez ya no me parezcas tan capullo» .

—Tan— señaló Ares

Hefesto le dio una mala mirada —Solo miren quien lo dice

Piper siguió hablando en tono elogioso.

¡Oh, he oído hablar de los cíclopes del norte! —Leo se imaginó que era mentira, pero sonaba convincente—. ¡No sabía que eran tan grandes y tan listos!

—Por supuesto— dijo Leo

—Obviamente, todos lo saben— dijo Miranda

—Esa noticia se corre de boca en boca— dijo Piper con sarcasmo

Los halagos tampoco te van a servir —dijo Ma Gasket, aunque parecía complacida—. Es verdad. Vas a ser el desayuno de los mejores cíclopes de la zona.

—Es un gran honor— dijo Connor con sarcasmo

—Muchas gracias por molestarse— masculló Jason

—No tendría que haberse tomado tantas molestias— dijo Piper

Pero ¿los cíclopes no son buenos? —preguntó Piper—. Creía que hacían armas para los dioses.

Yo soy muy buena. Soy buena comiendo gente. Soy buena dando mamporros.

—Fue un buen argumento— mencionó Apolo

—Sí, ya que no señalaste en que era buena— dijo Thalia

—Genial, ahora los cíclopes me toman el pelo antes de comerme— bufó Piper

Y, sí, soy buena construyendo cosas, pero no para los dioses. Nuestros primos, los cíclopes mayores, sí que lo hacen. Se creen muy superiores porque son unos cuantos miles de años mayores.

—El que sea mayor tiene derecho a creerse superior— bromeó Connor

—Bueno, gracias por ese dato— dijo Chris riendo

—Eso no aplica para ti, era para que a Zoé le quede claro que tiene que respetar a sus mayores— dijo Connor

—No dijiste nada de respetar— señaló Zoé —así que volví a ganar

—¡Ni siquiera habías ganado la primera vez!— dijo Connor

Zoé rió, pero no dijo nada más

Luego están nuestros primos del sur, que viven en islas cuidando ovejas. ¡Imbéciles! ¡Pero nosotros, los cíclopes hiperbóreos, el clan del norte, somos los mejores!

—Sí claro— dijo Leo

Fundamos Motores Monocle en esta vieja fábrica: ¡las mejores armas, las mejores armaduras, las mejores cuadrigas, los mejores todoterrenos de bajo consumo! Y sin embargo, nada. Tuvimos que cerrar.

—Una lastima realmente— dijo Katie

—Que tristeza, espero que no les haya ido tan mal— comentó Thalia con sarcasmo

Despedimos a la mayoría de nuestra tribu. La guerra acabó muy pronto. Los titanes perdieron. ¡Malas noticias! Ya no hacían falta las armas de los cíclopes.

—Es una muy triste noticia— dijo Miranda

—Las buenas noticias de unos son las terribles noticias de otros— dijo Rachel encogiéndose de hombros

—Y vaya que sí— dijo Katie

Oh, no —dijo Piper en tono compasivo—. Seguro que fabricaban armas increíbles.

Torque sonrió.

¡El martillo de guerra chillón!

—¿El qué?— preguntaron varios chicos

—Lo que oyeron— dijo Piper —no era una broma o algo así

Cogió un gran palo con una caja metálica que parecía un acordeón en la punta. Lo estampó contra el suelo y el cemento se agrietó, pero también se oyó un sonido como si alguien hubiera pisado el patito de goma más grande del mundo.

—Que arma tan genial— dijo Percy riendo

—Queremos 10— dijo Travis

—Creo que los descontinuaron por varias demandas de accidentes— bromeó Leo

Tremendo —dijo Piper.

Torque parecía complacido.

No es tan bueno como el hacha explosiva, pero este se puede usar más de una vez.

—No quisiera ver el hacha explosiva— dijo Rachel

—Gracias a los dioses esa no la vimos— suspiró Piper

¿Puedo verlo? —preguntó Piper—. Si pudieras soltarme las manos… Torque avanzó con entusiasmo, pero Ma Gasket dijo:

¡Estúpido! Te está engañando otra vez.

—La verdad no pensé que sí volviera a caer— dijo Leo

—Yo tampoco— admitió Piper

¡Basta de charla! Cárgate al chico primero antes de que se muera. Me gusta la carne fresca.

Jason bufó

« ¡No! —Los dedos de Leo se movían a toda velocidad conectando los cables del mando a distancia—. ¡Solo unos minutos más!»

—Por favor— dijeron varios de los chicos

También los dioses se empezaban a ver un poco tensos

Espere —dijo Piper, tratando de llamar la atención del cíclope—. Oiga, ¿puedo preguntarle…?

Los cables echaron chispas en la mano de Leo.

—¡No puede ser!— gritaron Percy y los Stoll

—Era justo lo que se necesitaba en ese momento— dijo Thalia

—Lo sé, fue bastante horrible— dijo Leo

Los cíclopes se quedaron paralizados y se volvieron en dirección a él. Entonces Torque cogió una camioneta y se la lanzó

—Nunca jueguen con una camioneta como si se tratara de una pelota, es peligroso— señaló Leo

—Gracias, tendremos en cuenta la lección— dijo Percy

Leo rodó por el suelo mientras la camioneta arrollaba las máquinas. Si hubiera sido medio segundo más lento, habría acabado hecho pedazos.

—Pero no— dijo Leo guiñando un ojo —soy increíble

—Lo eres— susurró Calipso

Se levantó, y Ma Gasket lo vio.

¡Torque, pedazo de inútil, ve a por él! —chilló.

Torque echó a correr hacia él. Leo accionó la palanca del mando a distancia.

—Sí, ya quiero saber que va a hacer— dijo Travis

—También yo— bromeó Leo

Torque estaba a quince metros. A seis metros.

Entonces el primer brazo robótico se encendió con un zumbido. Una garra metálica amarilla de tres toneladas golpeó al cíclope en la espalda tan fuerte que el monstruo cayó de bruces.

—¡Que increíble!— dijo Percy

—Excelente— dijo Travis —¿Se imaginan que todas las peleas pudieran ser a distancia?

—Solo si no descomponemos los artefactos— señaló Percy

Antes de que Torque pudiera recuperarse, la mano robótica lo agarró por una pierna y lo levantó.

¡AHHHHHH!

—Eso es más genial— dijo Connor

Torque salió volando en la penumbra. El techo estaba demasiado oscuro y demasiado alto para ver lo que había pasado exactamente, pero, a juzgar por el fuerte ruido metálico, Leo se figuró que el cíclope había chocado contra una de las vigas.

—Un minuto de silencio— dijo Travis

Por supuesto, nadie guardó el minuto de silencio

Torque no bajó. En cambio, cayó polvo amarillo al suelo. Torque se había desintegrado.

—1 menos, faltan 2— dijo Bianca

—Y ahí es cuando casi siempre se pone más difícil— dijo Thalia

Ma Gasket se quedó mirando a Leo, conmocionada.

Mi hijo… Tú… Tú…

En el momento justo, Sump apareció a la luz de la lumbre con un bote de salsa.

Ma, he traído la superpicante…

—Bueno, la superpicante está bien— comentó Connor

—Para que haya un mejor sabor— asintió Percy

—Si demoró tanto, entonces espero que la salsa sea de la mejor— comentó Leo

No llegó a acabar la frase. Leo giró la palanca del mando a distancia, y el segundo brazo robótico asestó un porrazo a Sump en el pecho. El bote de salsa estalló como una piñata,

—Ahora todo sabrá muy genial— bromeó Percy

—Lastima que no pudimos probar nada— dijo Leo negando con la cabeza

—Sí qué mal— dijo Percy negando con la cabeza

y Sump salió volando hacia atrás y se estrelló justo contra la base de la tercera máquina. Puede que Sump fuera inmune a los golpes de chasis, pero no a los brazos robóticos que podían ejercer más de cuatro mil kilos de fuerza.

—Una pena— dijo Rachel

—Debió de haberlo pensado antes de meterse con los brazos robóticos— dijo Percy

—Antes de meterse con Leo— señaló Piper

El tercer brazo de grúa lo estampó contra el suelo con tanta fuerza que estalló en forma de polvo como un saco de harina roto.

Dos cíclopes menos. Leo estaba empezando a sentirse como el Comandante Cinturón Portaherramientas

—A partir de hoy voy a solicitar que me llamen así— dijo Leo

—Me gustaba más Charmander— se quejó Percy

—No no, suena más genial el que yo dije— comentó Leo

—CCP para que no sea tan largo— dijo Travis

—De acuerdo, voy a aceptarlo— asintió Leo

cuando Ma Gasket le clavó la mirada. Agarró el brazo de la grúa que tenía más cerca y lo arrancó de su pedestal lanzando un rugido salvaje.

¡Te has cargado a mis chicos! ¡Solo yo puedo cargarme a mis chicos!

—Pues ya vio que no, señora— dijo Miranda

—Estaría muy decepcionada de que pase— dijo Rachel

Leo pulsó un botón, y los dos brazos que quedaban se pusieron en marcha. Ma Gasket cogió el primero y lo partió por la mitad. El segundo brazo la golpeó en la cabeza, pero eso solo pareció sacarla de quicio.

—Y eso no salió exactamente como lo planeé— dijo Leo

—No puede ser el plan de CCP está fallando— gritó Travis con dramatismo

—¿Logrará CCP remediar ese pequeño error?— preguntó Connor con voz de presentador

Lo agarró por las abrazaderas, lo arrancó y lo blandió como si fuera un bate de béisbol. No le dio a Piper y a Jason por unos centímetros.

—Gracias a los dioses por esos centímetros— dijo Jason

—De nada— dijo Apolo

A continuación, Ma Gasket lo soltó, haciéndolo girar hacia Leo. Él lanzó un grito y se apartó rodando mientras el brazo de la grúa arrasaba la máquina que tenía al lado.

—Ese fue el mejor grito de guerra del Comandante— señaló Leo

—Fue un buen grito de guerra— afirmó Piper

Empezó a darse cuenta de que una madre cíclope furiosa no era algo a lo que le convenía enfrentarse con un mando a distancia universal y un destornillador. El futuro del Comandante Cinturón Portaherramientas no parecía muy prometedor.

—Oh no, el Comandante Cinturón Portaherramientas— gritó Percy con dramatismo

—No puede ser ¿Qué será de nuestro héroe?— dijeron los Stoll

Y aunque Hefesto no dijo nada, se veía la preocupación en su rostro

La señora cíclope se encontraba ahora a seis metros de distancia de él, junto a la lumbre. Tenía los puños cerrados y enseñaba los dientes.

—Qué tampoco es que sea la mejor vista— señaló Leo

—Si no hubiera estado tan aterrada, posiblemente habría dado risa— dijo Piper

—A mí igual— asintió Leo

Estaba ridícula con su vestido de cota de malla y sus coletas grasientas, pero, considerando la mirada asesina de su enorme ojo rojo y el hecho de que medía más de tres metros y medio, a Leo no le hacía ninguna gracia.

—Por supuesto que no— dijo Apolo

—Esa señora es una cíclope muy grosera— dijo Tyson

—Sí, y tiene acorralado a nuestro héroe CCP— comentó Connor

¿Te queda algún truco más, semidiós? —preguntó Ma Gasket.

Leo alzó la vista. Si le hubiera dado tiempo a preparar el bloque de motor colgado de la cadena… Si pudiera conseguir que Ma Gasket diera un paso adelante…

—Esos son muchos "si"— dijo Katie

—Eran más de los que me gustaría— admitió Leo —pero no había mucho de dónde escoger

La cadena… aquel eslabón… Leo no debería haber podido verlo, sobre todo desde tan abajo, pero sus sentidos le decían que el eslabón padecía fatiga del metal.

—Por supuesto que sí— dijo Hefesto

—Eso es increíble— dijo Leo con una sonrisa

¡Ya lo creo que me quedan trucos! —Leo levantó el mando a distancia—. ¡Si das un paso más, te abrasaré con fuego!

Ma Gasket se echó a reír.

—Que eres muy divertido, dice— comentó Travis

—Gracias, me encanta ser su payaso— dijo Leo

Ah, ¿sí? Los cíclopes son inmunes al fuego, idiota. ¡Pero si quieres jugar con llamas, déjame echarte una mano!

Cogió unas ascuas al rojo vivo con las manos y se las lanzó.

—Pues sí, eso es parte de ser inmune al fuego— bromeó Katie

—Sí bueno, eso ahora tiene mucho sentido— dijo Leo

—Para todos lo tiene— asintió Percy

Cayeron alrededor de sus pies.

Has fallado —dijo él con incredulidad.

Entonces Ma Gasket sonrió y cogió un tonel que había junto a la camioneta. A

Leo le dio el tiempo justo a leer la palabra escrita en un costado —QUEROSENO

—Ups, no, no falló— dijo Rachel

—¿Quién diría que tendría tanta imaginación?— preguntó Leo

—Pensé que las ascuas eran todo su plan— dijo Connor —probablemente sería mi plan

— antes de que Ma Gasket lo lanzara. El tonel se rompió en el suelo delante de él y derramó combustible por todas partes.

Las ascuas echaban chispas. Leo cerró los ojos, y Piper gritó:

¡No!

—Awwww, yo sabía que te importaba, reina de belleza— dijo Leo

—Idiota— dijo Piper levantándose para golearlo en el brazo

Una tormenta de fuego estalló a su alrededor. Cuando Leo abrió los ojos, estaba bañado en llamas que se arremolinaban en el aire a seis metros de altura.

—Fue divertido— dijo Leo

—Otro que necesita una nueva definición de divertido— señaló Apolo

Leo sonrió brillantemente

Ma Gasket se puso a chillar de regocijo, pero Leo no sirvió de combustible para el fuego. El queroseno se consumió y se apagó hasta que solo quedaron pequeñas manchas de fuego en el suelo.

—El que ríe al último ríe mejor— dijo Katie

—Es cierto— dijo Hermes

Piper dejó escapar un grito ahogado.

¿Leo?

—Hasta ahí llegó el secreto— dijo Percy

—Adiós al secreto— dijo Leo negando con la cabeza

Ma Gasket se quedó pasmada.

¿Sigues vivo? —Entonces dio un paso adelante y se situó justo donde Leo quería—. ¿Qué eres?

El hijo de Hefesto —contestó Leo—. Y te he advertido de que te abrasaría con fuego.

Los chicos aplaudieron con entusiasmo, haciendo sonrojar a Leo

Señaló al aire con un dedo e hizo acopio de toda su voluntad. Nunca había intentado hacer algo tan concentrado e intenso, pero lanzó un rayo de llamas candentes a la cadena de la que colgaba el bloque de motor, apuntando al eslabón que parecía más débil.

—Pero te faltó gritar "llamas a mí"— se quejó Connor

—Disculpa, no lo pensé en ese momento— dijo Leo

—Bueno, entonces que por favor no se te olvide para la próxima— dijo Connor

Las llamas se apagaron. No pasó nada. Ma Gasket se echó a reír.

Un intento de lo más impresionante, hijo de Hefesto. Hacía muchos siglos que no veía a un especialista en fuego. ¡Serás un sabroso aperitivo!

—¿No sabrías como a gasolina?— preguntó Travis

—No lo sé— dijo Leo —nunca me había puesto a pensarlo

—O a fuego— señaló Percy

—¿Cómo sabría el fuego?— preguntó Connor

—Pues a caliente— dijo Percy

—Eso realmente no es una respuesta— dijo Connor riendo

Cuando el eslabón se calentó hasta superar su límite de tolerancia, la cadena se partió, y el bloque de motor se cayó, mortal y silencioso.

No lo creo —dijo Leo.

—Era parte del plan— dijo Leo

A Ma Gasket ni siquiera le dio tiempo a levantar la vista. ¡Pum! Adiós al cíclope: solo quedó de ella un montón de polvo bajo un bloque de motor de cinco toneladas.

Pero ¿no eras inmune a los motores, eh? —dijo Leo—. ¡Chúpate esa!

—Vaya, Leo— dijo Percy

Leo se sonrojó

—Y una vez más todo está bajo control gracias a nuestro héroe CCP— dijo Travis

—Gracias— dijo Leo — a sus ordenes

Entonces cayó de rodillas; le zumbaba la cabeza. Al cabo de unos minutos, se dio cuenta de que Piper lo estaba llamando.

—Eso también era parte del plan— dijo Leo

—Bueno, esa fue la parte más rara del plan— dijo Connor

—Sí, pero todo estaba fríamente calculado— dijo Leo

¡Leo! ¿Te encuentras bien? ¿Puedes moverte?

Se levantó tambaleándose. Nunca había intentado provocar un fuego tan intenso, y el esfuerzo le había dejado totalmente agotado.

—Estuvo fabuloso— dijo Miranda

—Aunque sigo diciendo que faltó gritar "llamas a mí"— señaló Connor

Tardó mucho rato en poder descolgar a Piper de las cadenas. Luego bajaron juntos a Jason, que seguía inconsciente.

Jason se sonrojó

Piper consiguió echarle unas gotas de néctar en la boca, y Jason gimió. El verdugón de la cabeza empezó a encoger, y recuperó un poco el color.

Sí, tiene el cráneo duro —dijo Leo—. Se pondrá bien.

—¡Oye!— dijo Jason

—Bueno bro, es cierto— dijo Percy

—Bro...— dijo Jason con una mueca

—Pero es bueno, porque así aguantas mas los golpes— asintió Percy

—Tiene razón— dijo Leo

Jason resopló

Gracias al cielo —dijo Piper suspirando. A continuación miró a Leo con algo que parecía miedo—. ¿Cómo has… el fuego… siempre has…?

—Sip, eso tiene mucho sentido— dijo Percy

—Fue lo más que pude pensar en ese momento— dijo Piper encogiéndose de hombros

Leo bajó la vista.

Siempre —contestó—. Soy un peligro. Lo siento, debería habéroslo dicho antes, pero…

¿Que lo sientes? —Piper le dio un puñetazo en el brazo.

—Otro puñetazo en el brazo— se quejó Leo

—Pero ese sí te lo merecías— señaló Piper —el primero no, pero fue solo un reflejo

—Vaya reflejo, reina de belleza— dijo Leo

Cuando él alzó la vista, estaba sonriendo—. ¡Ha sido increíble, Valdez! Nos has salvado la vida. ¿Por qué lo sientes?

—No sé— dijo Leo

—Eres un tonto, Leo— dijo Piper con una sonrisa

Leo parpadeó. Empezó a sonreír pero, al fijarse en algo que había junto al pie de Piper, la sensación de alivio se interrumpió.

—No puede ser— dijo Afrodita

Zeus bufó

Un polvo amarillo —los restos de uno de los cíclopes, tal vez de Torque— estaba moviéndose a través del suelo como si un viento invisible lo estuviera juntando de nuevo.

Hades soltó una maldición

—Vaya Hades, esa maldición no me la sabía, es muy buena— dijo Apolo

—Yo tampoco me la sabía— dijo Nico

Están recomponiéndose —dijo Leo—. Mira.

Piper se apartó del polvo.

No es posible. Annabeth me dijo que los monstruos se disipan cuando se mueren.

—Pues sí pasaba— masculló Annabeth

—Es que aún no nos habían actualizado que ya no pasaba— dijo Travis

—No nos lo informaron— dijo Katie

Entonces vuelven al Tártaro y no pueden regresar durante mucho tiempo.

Pues al polvo no se lo han dicho.

—No le avisaron— dijo Percy

—Se perdió la circular por algún lugar— dijo Miranda

—Ahora entiendo— dijo Leo

Leo observó como se acumulaba en un montón y luego se esparcía muy despacio, formando una silueta con brazos y piernas.

—Hora de salir de ahí— dijo Apolo

—Y lo más rápido que puedan— dijo Hermes

Oh, no —Piper palideció—. Bóreas dijo algo sobre esto: que la tierra albergaba más horrores. « Cuando los monstruos ya no permanezcan en el Tártaro y las almas ya no estén encerradas en el Hades» .

—Eso se va a poner muy mal para mí— masculló Hades

—y para los semidioses— señaló Artemisa

—Sí, también— asintió Hades

¿Cuánto tiempo crees que tenemos?

Leo pensó en la cara que se había formado antes en el suelo: la cara de la mujer durmiente, sin duda un horror de la tierra.

—El peor de todos— dijo Percy

No lo sé —respondió—. Pero tenemos que largarnos de aquí.

—Fin del capítulo— anunció Hades

—Genial, ya era mucho sobre mí— dijo Leo

—Pero estuviste genial— dijo Percy

—Por supuesto— asintió Leo —pero debo darle el lugar a alguien más para que cuente sus hazañas

—Claro que sí, pero...

Esperanza ya no escuchó lo que Percy decía, en esos momentos cuando todos estaban bromeando entre sí, o diciendose lo maravillosos que eran, le hacía recordar su casa en Nueva Roma o las veces que habían pasado en el Campamento Mestizo y no la hacían sentir tan fuera de lugar, el mejor ejemplo de esto la navidad de hace ¿Tres años o menos? No, eran tres años cuando fueron absolutamente toda su familia al Campamento Mestizo, Percy, Leo, Piper… Habían vivido en el mundo mortal antes y cuando la familia se hizo más grande celebraban las fiestas navideñas juntos, además de que a Calipso le encantaban.

Ese día habían hecho preparativos para estar en el Campamento Mestizo, Will, Nico, Bianca y toda la familia Jackson ya estaban allá desde hace unos días, los demás decidieron salir en el último momento. Esperanza no recordaba muy bien como había sido el viaje desde Nueva Roma, pero cuando llegaron al Campamento Mestizo, todo estaba cubierto por una ligera nevada (cortesía por supuesto del señor D.), los adultos habían hablado con el director del campamento para que permitiera que todos ellos estuvieran ahí y se pudieran quedar en el pabellón pasado el toque de queda ¿Que tuvieron que prometer a cambio? Ni idea, a los niños nunca les cuentan los secretos de los adultos

Como sea, ese día Esperanza ayudó en la cocina a sus padres, en el transcurso de la tarde vio muy poco a sus amigos, pero lo poco que vio es que los mellizos estaban pegados a Jason como pequeñas sanguijuelas, ya que él acababa de regresar de misión y ellos lo abrazaban como si no lo hubieran visto por años. Sí, sus padres seguían haciendo misiones.Sammy estaba intentando algunas poses de lucha o algo así con Frank y otros chicos de Ares. Los Jackson estaban tratando de cocinar algo que tenía pinta muy rara y obviamente era azul y también vio a Bianca suplicarle a Nico que usara un suéter extremadamente ridículo de navidad, mientras él negaba vehementemente con la cabeza. Total, era como un día cualquiera en su vida, luego llegó la noche. Casi todos los demás mestizos que había en el campamento ya se habían ido a sus respectivas cabañas, así que prácticamente tenían el comedor para ellos solos y empezaron a poner la comida, la comida con pinta rara de Zoé era nada más y nada menos que ensalada color azul, además de algunas galletas y algo que parecía carne, lo pusieron en la mesa mientras Annabeth negaba con la cabeza. Se dio cuenta de que el tío Nico había terminado por aceptar el ridículo sueter que le ofrecía Bianca y se veía resignado mientras Will reía. Por supuesto quemaron parte de la comida para los dioses, se sentaron e intentaron tener una cena normal… Digamos que funcionó durante cinco minutos, o puedes tener a 15 semidioses juntos y esperar que todo salga bien.

Esperanza estaba tan contenta que ni siquiera se fijó cuando había comenzado el fuego ¿Lo había comenzado su padre? ¿Uno de los mellizos que estaba cerca de la fogata? No lo sabía, pero ahí se descontroló todo, su tío Percy hizo lo que cualquiera hubiera hecho… Apagó el fuego… Con el agua del lago. Cuando el casi tsunami amainó, todos estaban mojados y la comida arruinada

Entré en pánico— dijo Percy

No me digas— bufó el tío Nico

Las galletas todavía sirven— dijo Percy y como para demostrar su punto tomó una y la comió, luego hizo una mueca —Zoé, creo que te equivocaste de azúcar

Efectivamente en su primer intento de cocina Zoé había echado sal a las galletas en vez de azúcar y aparte se había quemado

Jason intentó no reír —Bueno, creo que esto no está saliendo como lo planeamos, tal vez sería mejor si vamos de nuevo a las cabañas

Noooo— se quejaron todos los niños

Tengo una idea— dijo Bianca de repente y les contó el plan

Pronto entre Zoé y Charles sacaron algunas mantas de la cabaña de Poseidón, Esperanza y Leo fueron encargados de la misión más importante, ir con los de la cabaña de Hermes y conseguir algún tipo de bocadillos y refrescos, obviamente lo lograron en tiempo récord, y así casi 20 minutos después se encontraban haciendo picnic frente al lago mientras comían bocadillos chatarra y charlaban animadamente, todos riendo y disfrutando el rato como la familia que eran, no fue elegante ni fue lo planeado, pero de alguna manera, fue perfecto…

—...Y que se instalen— estaba diciendo Hestia cuándo Esperanza volvió a poner atención

Los chicos asintieron, Esperanza lo entendió iría por fin al palacio de Hestia, el lugar donde al menos temporalmente, sería su hogar.