JASON XXV, XXVI
Jason
Los chicos asintieron, Esperanza lo entendió iría por fin al palacio de Hestia, el lugar donde al menos temporalmente, sería su hogar.
Esperanza y sus amigos se despidieron con cierta renuencia, cada uno dirigiéndose a diferentes palacios a excepción de Thom y Bianca que iban a estar juntos. Esperanza caminó en un silencio incómodo hacia el palacio de Lady Hestia
El palacio era grande y muy cálido, las camas estaban pulcramente ordenadas (de Reyna y Calipso), además de que sobre ellas había algunos juegos de ropa perfectamente doblados
—Bueno cariño, espero que aquí estés muy cómoda, cualquier cosa que necesites me la puedes pedir— dijo Hestia con una sonrisa, apareciendo una cama y un poco de ropa
—Gracias— respondió Esperanza con cierta timidez, sentándose en la orilla de la cama
Se hizo el silencio, de reojo vio que Reyna intercambiaba una mirada con Calipso, obviamente esperando que la otra dijera algo
—¿Quieres que trence tu cabello? Cuando llegaste lo traías justo de esa manera— preguntó Calipso, ya había hablado e incluso cocinado junto a la niña, no sabía porque se le hacía tan difícil iniciar una conversación, así que solo dijo lo primero que se le ocurrió
—Sí, por favor— dijo Esperanza
Calipso sonrió y se acercó a la niña, Reyna se sentó en el borde de su cama observandolas mientras Hestia sonreía
A la mañana siguiente durante el desayuno se escuchaban las charlas habituales, muchos tenían cosas que contar sobre los nuevos integrantes de los palacios
—Cómo te fue reina de belleza ¿Te sacaron del palacio de Afrodita?— preguntó Leo
Piper le dio una mala mirada —No
—¿Qué tal estuvo todo, Pipes?— preguntó Jason —en el palacio de Apolo las cosas estuvieron… Interesantes
—Me imagino— suspiró Piper —Afrodita me ignoró todo el tiempo, era como si yo ni siquiera estuviese ahí
—Bueno, ya sabes como es tu madre, no te preocupes, se le pasará— comentó Jason
—Sí, supongo— dijo Piper
—¿Y con Helena?— preguntó Jason sonrojándose
—Ciertamente es un encanto— dijo Piper —aunque mamá la acaparó todo el tiempo
Jason rió —Pipes ¿Estás celosa?
—No— dijo Piper sonrojándose
—Claro— dijo Jason riendo
Después del desayuno, la lectura continuó en la Sala de Trono
—Yo voy a leer— dijo Piper —capítulo 25, Jason
—Eso es como venganza, chispitas, porque tu leíste el capítulo de Piper— señaló Leo
—Sí, todos notamos esa intención— asintió Percy
Piper rodó los ojos
Jason soñó que estaba envuelto en cadenas y que colgaba boca abajo como un pedazo de carne.
—Lamento informarte que no fue un sueño— dijo Leo
—Y sí fuiste un pedazo de carne— dijo Travis
—Pero un pedazo de carne muy sexy— señaló Afrodita
Jason se sonrojó
—¡Mamá!— exclamó Piper
Afrodita la ignoró
Le dolía todo: los brazos, las piernas, el pecho y la cabeza.
—Y la dignidad— informó Percy
—Sobretodo— asintió Jason sonrojado
Sobre todo, la cabeza. Parecía un globo de agua demasiado inflado.
—Si estoy muerto —murmuró—, ¿por qué duele tanto?
—Pues tal vez porque no estás muerto— señaló Apolo
—Eso tiene sentido para mí— comentó Leo
—Sí, ahora también para mí— asintió Jason
—No estás muerto, mi héroe —dijo una voz de mujer—. Todavía no ha llegado tu momento. Ven, habla conmigo.
Los pensamientos de Jason abandonaron su cuerpo.
—Bueno, ya que no se puede hacer otra cosa...— dijo Leo
—No, no podía— murmuró Jason con una mueca
Oía chillidos de monstruos, gritos de sus amigos y explosiones de fuego, pero todo parecía estar pasando en otro plano de la existencia que quedaba cada vez más lejos.
—Sí, te perdiste la increíble batalla que dio Leo— señaló Piper
—No fue para tanto, reina de belleza— dijo Leo
—Leo, ya todos escuchamos lo que hiciste, sí fue para tanto— comentó Miranda
—Sí lo fue, estuviste genial— dijo Hazel
—Fue increíble— asintió Percy
Se vio en una jaula de tierra. Zarcillos de raíces y de piedra se arremolinaban entre ellos, encarcelándolo.
—Algo que no recomiendo— dijo Jason
—Gracias, no suena a algo que quisiera hacer— dijo Travis
—Es lo primero que no quieres hacer— señaló Katie
—Kat, es que si estoy encerrado no puedo hacer las cosas importantes, como robar— dijo Travis
—Tiene mucha razón— asintió Hermes
Al otro lado de los barrotes, vio el fondo de un estanque seco, con otra espiral de tierra que crecía en el otro extremo, y encima, las maltrechas piedras rojas de una casa incendiada.
—Suena como la casa de mis sueños— dijo Connor
—La verdad es que no me sorprende eso— dijo Miranda
—Gracias, lo tomaré como un cumplido— comentó Connor con una sonrisita
—Creo que lo era— bromeó Katie
Miranda le dio una mirada asesina
Junto a él en la jaula, había una mujer con ropa negra sentada de piernas cruzadas, con la cabeza cubierta por un manto.
Muchos de los dioses voltearon a ver a Hera, Hera resopló
Apartó el velo y dejó a la vista una cara orgullosa y hermosa…, pero también endurecida por el sufrimiento.
—Hera —dijo Jason.
—Wow, eres adivino— dijo Travis
—Rachel, otro que te quiere quitar el trabajo— dijo Leo
—No puede ser ¿Por qué todos quieren quitarme el trabajo?— preguntó Rachel con fingida indignación
—Qué personas tan groseras— dijo Leo negando con la cabeza
—Bienvenido a mi cárcel —dijo la diosa—. Hoy no morirás, Jason. Tus amigos te ayudarán… de momento.
—¿De momento? —preguntó él.
—Me encanta eso de "de momento"— comentó Percy
—A mí también me encantó— asintió Jason
—Claro, sonó muy motivante— comentó Leo
Hera señaló los zarcillos de su jaula.
—Quedan peores padecimientos. La tierra se agita contra nosotros.
—Sois una diosa —dijo Jason—. ¿No podéis escapar?
—Si pudiera escapar no seguiría ahí— señaló Atenea
—Obviamente Jason— dijo Connor con todo de ¡Duh!
—Sí claro, lo siento por eso— dijo Jason
—Está bien, te perdonamos esta vez— dijo Connor
—Bueno, gracias— murmuró Jason
Hera sonrió tristemente. Su silueta empezó a brillar hasta que su resplandor llenó la jaula de una luz dolorosa. La electricidad zumbaba en el aire mientras las moléculas se desintegraban como una explosión nuclear.
Piper resopló, Jason se sonrojó furiosamente
Jason sospechaba que si realmente hubiera estado allí en carne y hueso, se habría evaporado.
—¿En serio?— preguntó Leo
—Pues sí, eso parece— comentó Jason
—La ironía de la vida— bufó Leo
—Y que lo digas— masculló Piper
La jaula debería haber estallado en pedazos. El suelo debería haberse agrietado y la casa en ruinas debería haber quedado arrasada. Pero cuando el brillo se apagó, la celda seguía igual.
—Y por eso está encerrada— señaló Apolo
—Eso tiene más sentido— dijo Travis
—Bueno, todo el sentido que puede tener— dijo Leo
Nada había cambiado fuera de los barrotes. Solo Hera parecía distinta: un poco más encorvada y cansada.
—Algunas fuerzas son superiores a los dioses —dijo—.
—No nos gusta reconocerlo, pero es cierto— dijo Hermes
Zeus bufó
—Bueno, no necesitas recordarnoslo, gracias—comentó Apolo
Hermes rodó los ojos —Como ya te he dicho, no es algo que estos niños no sepan ya
No es fácil encerrarme. Puedo estar en muchos sitios al mismo tiempo. Pero cuando la mayor parte de mi esencia queda atrapada, se puede decir que es como un pie en una trampa para osos.
—Y las trampas de osos no son divertidas— señaló Apolo
—Y sí, lo dice por experiencia— dijo Artemisa
—Sí, gracias hermanita, no era necesario añadir eso— masculló Apolo
—Tal vez no lo era— dijo Hermes —pero no podemos negar que fue muy divertido
—¿Por qué una trampa para osos?— preguntó Zoé
—Porque una vez Apolo…
—No— interrumpió Apolo alzando una mano —te prohibo que le cuentes esa historia a mi pequeña aprendiz dramática
—Yo también quería saberlo— dijo Esperanza
—No, no pueden saberlo— dijo Apolo
No puedo escapar, y los otros dioses no pueden verme.
Solo tú puedes encontrarme, y cada día que pasa me debilito más.
Los dioses se vieron incómodos respecto a eso
—Entonces, ¿por qué vinisteis aquí? —preguntó Jason—. ¿Cómo os atraparon?
—Es la pregunta del millón— dijo Percy
—Tenemos muchas preguntas del millón— señaló Leo
—Es muy bueno tener muchas preguntas del millón— dijo Percy encogiéndose de hombros
La diosa suspiró.
—No podía quedarme de brazos cruzados. Tu padre, Júpiter, cree que puede alejarse del mundo y, así, hacer que nuestros enemigos vuelvan a dormirse.
—Es cierto— bufó Poseidón
—Por supuesto que no— gruñó Zeus
—Siempre aplicas la ley de "si no lo veo, no pasa"— señaló Hades con irritación
—Miren quien lo dice— masculló Zeus
—Cerraste el Olimpo— argumentó Poseidón —a pesar de todo lo que estaba pasando
—Ya dije que he de tener buenas razones— resopló Zeus
—Sí, podemos verlo— dijo Poseidón
Cree que los olímpicos nos hemos implicado demasiado en los asuntos de los mortales, en los destinos de nuestros hijos semidioses,
Algunos de los semidioses resoplaron
—Imagina que no se metieran en nuestros asuntos— masculló Annabeth en voz baja
—Sería un caos obviamente— dijo Percy en el mismo tono, pero con una sonrisa
sobre todo desde que accedimos a reconocerlos a todos después de la guerra. Cree que eso ha despertado a nuestros enemigos. Por eso cerró el Olimpo.
—¿Es en serio?— preguntó Artemisa
—Las mejores razones del mundo— comentó Poseidón con sarcasmo
—Es una muy buena razón— dijo Zeus con altivez
—No puedo creer que en serio lo digas— resopló Poseidón
—Nunca ha sido buena idea involucrarnos en los asuntos de los mortales— señaló Zeus
Todos los chicos miraron (no muy discretamente) a Zeus con incredulidad, igual que algunos de los dioses.
—Pero vos no estáis de acuerdo.
—No —dijo ella—. A menudo no entiendo los arranques de cólera de mi marido ni sus decisiones,
—Ninguno de nosotros, de hecho— masculló Poseidón
Zeus rodó los ojos
pero algo así parecía paranoico incluso viniendo de Zeus. No me explico por qué insistió tanto y por qué estaba tan convencido. Era… impropio de él.
—Eso es nuevo— dijo Apolo
—¿Más paranoico de lo que es?— preguntó Hades con incredulidad
—¿Eso siquiera es posible?— dijo Poseidón
Zeus les dio una mirada asesina
—A veces parecen niños pequeños— susurró Will a su novio
—¿A veces?— preguntó Nico en el mismo tono, con el ceño fruncido
Como Hera, podría haberme contentado con obedecer los deseos de mi marido.
Hera hizo una leve mueca
Pero también soy Juno —su imagen parpadeó, y Jason vio una armadura bajo su sencilla túnica negra y un manto de piel de cabra (el símbolo de los guerreros romanos) a través de su capa protectora de bronce—.
—Claro— murmuró Percy
—¿Qué?— preguntó Annabeth mirando a su novio
—Nada— dijo Percy
Juno Moneta, me llamaron en otro tiempo: Juno la que advierte. Yo era guardiana del estado, protectora de la Roma Eterna. No podía quedarme sin hacer nada mientras los descendientes de mi gente eran atacados.
Los romanos se miraron entre ellos
Percibía peligro en este lugar sagrado. Una voz… —Vaciló—. Una voz me dijo que viniera aquí.
—Adivino, la voz era una trampa— dijo Apolo
—Con razón eres el dios de la adivinación— dijo Hermes rodando los ojos
Apolo le dio una mala mirada
Los dioses no tenemos lo que se llama conciencia, ni tampoco sueños, pero la voz era algo parecido: suave e insistente, advirtiéndome de que viniera.
—Eso no suena nada bien— comentó Deméter
Los dioses se miraron entre ellos
De modo que, el mismo día que Zeus cerró el Olimpo, me escapé sin contarle mis planes para que no me detuviera.
Zeus bufó —Y ahora ves que era una trampa
—Querido, no podíamos quedarnos sentados sin hacer nada— señaló Hera
—Pues ese era el plan del paranoico— dijo Poseidón
—Al menos así no caemos en trampas— dijo Zeus
—¿Y si la trampa era precisamente cerrar el Olimpo?— preguntó Artemisa
Atenea asintió de acuerdo, Zeus no dijo nada más, pero no se veía muy contento
Y vine aquí a investigar.
—Era una trampa —aventuró Jason.
La diosa asintió.
—Otro que es dios de las profecías— bromeó Travis
—¡Oye!— se quejó Apolo
—Lo siento— dijo Travis con una sonrisa inocente
—No me di cuenta de lo rápido que se estaba agitando la tierra hasta que ya era demasiado tarde. Fui todavía más imprudente que Júpiter: una esclava de mis impulsos.
—No me digas— masculló Zeus
Hera suspiró
Está pasando exactamente lo mismo que la primera vez. Los gigantes me hicieron prisionera, y mi encarcelamiento inició la guerra.
—Oh sí ¿Cómo olvidar esa vez?— dijo Apolo
—Está muy marcada en la historia— asintió Hermes
—Ustedes dos— resopló Hera —siempre con sus tonterías
—Solo estábamos diciendo la verdad— señaló Apolo
Ahora nuestros enemigos se alzan de nuevo. Los dioses solo pueden vencerlos con la ayuda de los mejores héroes vivos.
Los semidioses hicieron una mueca
Y a la figura a la que sirven los gigantes… no se la puede vencer, solo mantenerla dormida.
—Y tampoco es que eso sea pan comido— suspiró Poseidón
—Y vaya que no— murmuró Leo y luego sonrió de manera inocente a sus amigos
—No lo entiendo.
—Pronto lo entenderás —dijo Hera.
Jason hizo una mueca
—Qué ya no quiere entenderlo, dice— bromeó Connor
La celda empezó a estrecharse y los zarcillos empezaron a apretarse girando en espiral. La figura de Hera tembló como una vela en la brisa.
—No puede ser— masculló Hera
—Creo que ya vemos que sí puede ser— señaló Perséfone
Hera resopló con irritación
Al otro lado de la celda, Jason vio unas formas reuniéndose en el borde del estanque: humanoides torpes con la espalda encorvada y la cabeza calva. A menos que le estuviera engañando la vista, tenían más de dos brazos.
—Genial— bufó Connor
—Claro es muy divertido cuando los monstruos tienen más de dos brazos— asintió Percy
—Por supuesto, no existe nada más divertido que eso— dijo Leo
También oyó lobos, pero no los lobos que había visto con Lupa. Por sus aullidos supo que pertenecían a otra jauría: más hambrienta, más agresiva, sedienta de sangre.
—Me gusta más cuando los lobos están sedientos de agua— dijo Travis
—Sí, obviamente— dijo Leo —a mí también me gustan más así
—Por supuesto— asintió Percy —¿Quién bebe sangre en estos días?
—Básicamente todos los monstruos— dijo Miranda riendo
—Deprisa, Jason —dijo Hera—. Mis guardianes se acercan, y estás empezando a despertarte.
—Lo que fue un alivio para nosotros— dijo Leo
—Y vaya que lo fue— aseguró Piper
—Gracias chicos— dijo Jason
No tendré suficientes fuerzas para volver a aparecer ante ti, ni siquiera en sueños.
—Perfecto, esto se pone peor— señaló Dionisio
—Y todos ustedes siguen con sus tonterías— masculló Hera con desdén
—Esperad —repuso él—. Bóreas nos dijo que habíais hecho una jugada peligrosa. ¿A qué se refería?
—A una jugada peligrosa, obviamente— dijo Hermes
—Obviamente Jason— dijo Travis rodando los ojos —¿A qué otra cosa creías que se refería?
—Sí claro, no sé en qué pensaba— dijo Jason
Los ojos de Hera adoptaron una mirada desenfrenada, y Jason se preguntó si realmente había hecho una locura.
—Un intercambio —dijo ella—. La única forma de traer la paz.
—Bueno— murmuró Katie —aunque hubo ciertas dificultades técnicas
—Gracias por el spoiler— dijo Apolo
—La verdad no es que sorprenda mucho esa información— dijo Artemisa —era obvio que habría dificultades por la posición en la que se encontraban
El enemigo cuenta con nuestras divisiones, y si estamos divididos, seremos destruidos. Tú eres mi prenda de paz, Jason: un puente para superar milenios de odio.
—Me encanta ser un puente— dijo Jason en voz baja
—Eres un buen puente— dijo Piper que lo había escuchado
—Gracias— dijo Jason con una leve sonrisa
—¿Qué? ¿No lo…?
—No puedo contarte más —dijo Hera—. Si has vivido tanto ha sido porque te quité la memoria.
Jason hizo una mueca
—Dale gracias a tu amnesia— dijo Percy con sarcasmo
Encuentra este sitio. Vuelve a tu punto de partida. Tu hermana te ayudará.
—¿Thalia?
—Tu otra hermana— bromeó Connor
—bueno, técnicamente tiene como 20 mil hermanos— señaló Apolo
Zeus le dio una mala mirada
—Gracias— murmuró Jason
La escena empezó a descomponerse.
—Adiós, Jason. Ten cuidado en Chicago. Allí te espera tu enemiga mortal más peligrosa. Si mueres, será a manos de ella.
—Genial— dijo Percy
—No fue tan genial— dijo Piper
Jason y Leo se sonrojaron
—¿Quién? —preguntó él.
Pero la imagen de Hera se desvaneció, y Jason se despertó. Sus ojos se abrieron de golpe.
—¡Cíclope!
—Que buena manera de despertar— dijo Leo
—Al menos no golpeó a nadie— dijo Rachel
—Fue un alivio— asintió Piper riendo
—Quieto, dormilón.
Piper estaba sentada detrás de él sobre el dragón de bronce, sujetándolo por la cintura para mantenerlo en equilibrio. Leo iba sentado delante, pilotando.
—Lo sé, soy genial— dijo Leo
—Lo eres— asintió Calipso con una leve sonrisa
Leo sonrió
Volaban plácidamente a través del cielo invernal como si no hubiera pasado nada.
—De… Detroit —dijo Jason tartamudeando—. ¿Hemos aterrizado? Creía que…
—Sí, pero no— dijo Percy
—Qué buena respuesta— dijo Jason
—Lo sé, es la mejor respuesta del mundo— asintió Percy
—Eso debería poder ponerse en los exámenes— dijo Miranda
—Sería una muy buena manera— asintió Esperanza seriamente
—Bueno, podrías ponerlo, que esté bien es otra cosa— señaló Zoé
—Ay, cálmate sirenita, como nunca te hace falta recurrir a eso en los exámenes— dijo Bianca
—Es cierto Zoé, tú no puedes opinar de esto— dijo Esperanza
Annabeth y Percy sonrieron levemente mirándose entre ellos
—¿Ves por qué todos deben de respetar a sus mayores?— preguntó Connor
—Tú no respetas a tus mayores— señaló Chris
—Esperanza sí debe respetar a sus mayores— asintió Zoé
—Esperanza no debe— dijo Esperanza
Hefesto no sabía a ciencia cierta que pensar de la pequeña forma de vida orgánica llamada Esperanza, aunque claro, tampoco es que se le diera de maravilla, esa niña tenía el aire divertido y un poco irreverente de su hijo, también tenía esa emoción nerviosa, aunque no se había visto muy emocionada de estar cerca de algunos dioses, él no era tonto, había visto la actitud de la niña y él figuraba entre los dioses que con los que no quería tener ni contacto
—Tranquilo —dijo Leo—. Hemos escapado, pero has sufrido una conmoción cerebral. ¿Cómo te encuentras?
—Como si hubiera tenido una conmoción cerebral— señaló Travis
—Claro ¿De qué otra manera podía sentirse?— preguntó Leo poniendo una mano en su frente
Jason tenía la cabeza a punto de explotar. Recordaba la fábrica, haber caminado por la pasarela y una criatura que se cernió sobre él —una cara con un ojo, un puño enorme—, y luego todo se volvió negro.
—Te perdiste la parte increíble, bro— dijo Percy
—Sí— masculló Jason —fue la parte más emocionante
—¿Cómo habéis… el cíclope…?
—Leo los destruyó —dijo Piper—. Estuvo increíble. Puede invocar fuego…
—No fue nada —dijo Leo rápidamente.
—Por favor— dijo Miranda —todos oímos lo increíble que fue
—Sí Leo, ya no hables sobre que no fue increíble— dijo Piper
Leo abrió y cerró la boca con el ceño fruncido
Piper se echó a reír.
—Cállate, Valdez. Voy a contárselo. Más vale que te hagas a la idea.
—Bueno— murmuró Leo
—Perfecto— dijo Piper con una sonrisa
—Así por las buenas sí— dijo Percy
—No tenía mucha opción— comentó Leo
—No, no la tenías— comentó Piper
Y eso hizo: le contó cómo Leo había vencido él solo a la familia de cíclopes; cómo habían liberado a Jason y luego se habían fijado en que los cíclopes estaban empezando a recomponerse;
—Sí, esa parte fue la que no me gustó— dijo Leo
—No podía salir todo perfecto— dijo Katie
—Qué pésimo servicio— bromeó Leo
—Le mandaremos una solicitud de inconformidad y lamentamos las molestias— dijo Percy
cómo Leo había cambiado los cables del dragón y había conseguido hacerles volar de nuevo en el momento en que los cíclopes empezaban a clamar venganza dentro de la fábrica.
—Era el momento indicado para irse— asintió Rachel
—Definitivamente— dijo Piper
—A veces sí sabemos cuándo irnos— dijo Leo
—A veces— dijo Piper riendo
—Eso tampoco me sorprende— dijo Apolo
Jason estaba impresionado. ¿Cargarse a tres cíclopes con tan solo un juego de herramientas? No estaba mal. Enterarse de lo cerca que había estado de la muerte no le asustó exactamente,
—No se puede evitar— señaló Jason ante las miradas incrédulas de sus amigos
—El chico tiene razón— dijo Perséfone
Hades asintió completamente de acuerdo
—Sí bueno, no hablemos de eso— dijo Piper
Esperanza intercambió discretamente una mirada con sus amigos, de la que solo Luke se dió cuenta
sino que le hizo sentirse fatal. Se había metido de cabeza en una emboscada y se había pasado toda la pelea sin conocimiento mientras sus amigos se defendían solos. ¿Qué clase de líder era?
—Pero no fue tu culpa, chispitas— dijo Piper
—No pudiste evitarlo— dijo Hermes
—Además ellos lo hicieron muy bien— señaló Apolo
—No debes sentirte mal, te tomaron por sorpresa— dijo Hestia
Cuando Piper le habló del otro chico al que los cíclopes aseguraban haberse comido, el de la camiseta morada que hablaba latín, Jason sintió que le iba a explotar la cabeza.
—Y no es algo muy agradable— dijo Jason
—Definitivamente no— dijo Percy
Un hijo de Mercurio… Jason sentía que debía de conocer a aquel chico, pero su nombre no le venía a la cabeza.
—Entonces, no estoy solo —dijo—. Hay otros como yo.
—Es la otra secta— asintió Connor
—No somos una secta— dijo Frank
—Nosotros sí— comentó Leo de manera solemne —es que a veces nos juntamos mucho con la cabaña de Hécate
—Recuerden que necesitaremos una veladora negra para el ritual de medianoche— dijo Travis
Algunos de los griegos asintieron "seriamente"
—Jason —dijo Piper—, nunca has estado solo. Nos tienes a nosotros.
—O sea sí, pero no— bromeó Travis
—Entendimos ese sí, pero no— dijo Leo
—Lo siento— dijo Jason sonrojado
—Ya… ya lo sé… pero Hera ha dicho una cosa. Estaba teniendo un sueño… Les contó lo que había visto y lo que había dicho la diosa dentro de la jaula.
—¿Un intercambio? —preguntó Piper—. ¿Qué significa eso?
Annabeth bufó
—Creo que ya todos nos hacemos una idea de lo que significa— masculló Poseidón con una mala mirada a Hera
Hera lo ignoró
Jason negó con la cabeza.
—La apuesta de Hera soy yo. Mandándome al Campamento Mestizo, tengo la sensación de que infringió una especie de norma, algo que podía tener consecuencias muy graves…
—Básicamente— asintió Apolo
—Eso lo resume bastante bien— dijo Percy
—Jason debería hacer los resúmenes de todas las misiones— señaló Travis
—Gracias, pero no gracias— dijo Jason con una sonrisa
—O salvarnos —dijo Piper esperanzada—. La parte de la enemiga dormida… suena a la mujer de la que nos habló Leo.
Leo carraspeó.
—No es que me agradara la visita— masculló Leo
—Típico hay visitas que nunca te agradan— dijo Miranda
—Es por eso que la cabaña de Ares pone minas alrededor— señaló Connor
—Y al parecer deberíamos poner más— dijo Clarisse
—Sí, necesitamos un nuevo desafío— dijo Travis sonriendo
Clarisse rodó los ojos
—Con respecto a eso… Se me apareció otra vez en Detroit, en un estanque con residuos de váteres portátiles.
Jason no estaba seguro de haber oído bien.
—Sí, sí lo hiciste— dijo Percy
—Es que nunca había escuchado que una visita apareciera en los váteres portátiles— dijo Jason
—Es solo para las visitas que no tienen mucha clase— señaló Apolo
—¿Has dicho… váteres portátiles?
Leo les habló de la cara grande que había visto en el patio de la fábrica.
—No sé si es imposible de matar —dijo—, pero no se le puede vencer con asientos de váter. Doy fe de ello.
—Bueno, pues muchas gracias por el consejo— dijo Katie
—De nada, ojalá lo hubiera sabido antes— dijo Leo con una sonrisa
—Todos aprendemos de la mala manera— bromeó Katie
—¡No nos exhibas Kat!— dijo Travis
Quería que os traicionara, y yo me puse en plan: « Sí, claro, voy a hacer caso a una cara que aparece entre líquidos de váter portátil» .
—Está intentando dividirnos.
—Divide y vencerás— dijo Thalia
—Es la regla no escrita— asintió Rachel
—Por supuesto que sí, es más fácil dejar que los enemigos se destruyan entre ellos— comentó Reyna
—Es cierto— dijo Thalia
Piper apartó los brazos de la cintura de Jason. Él notó su tensión sin necesidad de mirarla.
—¿Qué pasa? —preguntó.
—Sobretodo porque retiró los brazos de su cintura— dijo Miranda riendo
—Así como no se iba a dar cuenta— dijo Thalia
—Thalia— se quejó Jason
—Es la verdad, hermano— dijo Thalia encogiéndose de hombros
—Yo… ¿Por qué están jugando con nosotros? ¿Quién es esa mujer y qué relación tiene con Encélado?
—¿Encélado?
—Uhhhh— corearon los Stoll —te pillaron
Piper se sonrojó
Jason no creía haber oído ese nombre antes.
—Quiero decir… —A Piper le tembló la voz—. Es uno de los gigantes. Uno de los nombres de los que me he acordado.
—Seeeh claro— dijo Connor
—Por supuesto que sí— dijo Piper
—Vamos a suponer que te creemos— bromeó Leo
—Gracias, son muy amables— dijo Piper
—Claro, nosotros siempre— dijo Katie
A Jason le daba la impresión de que a Piper le preocupaban muchas más cosas, pero decidió no presionarla. Había pasado una mañana difícil.
—Y que lo digas— murmuró Piper
—Una manera leve de describirlo— dijo Rachel
Leo se rascó la cabeza.
—Vaya, no había oído hablar de Enchiladas…
—Ese sería un mejor nombre— señaló Percy
—Pero es que no podría aterrorizar a la gente con un nombre como enchiladas— dijo Leo
—Bueno, su nombre no es que de mucho miedo tampoco, no como el nombre de Apolo— señaló Apolo
—Claro— dijo Will
—Encélado —lo corrigió Piper.
—Como se llame. Pero Cara Váter mencionó otro nombre. Porcino o algo así.
—¿Porfirio? —dijo Piper—. Creo que era el rey de los gigantes.
—Genial— dijo Leo
—También está mejor el nombre de "porcino"— señaló Percy
—¿Pero qué culpa tienen los pobres porcinos?— preguntó Frank
Jason visualizó la espiral oscura en el antiguo estanque, aumentando de tamaño a medida que Hera se debilitaba.
—Voy a hacer una suposición —dijo—.
—Bastante buena tu suposición— dijo Piper
—Es su sexto sentido— dijo Leo
Jason suspiró
En los mitos antiguos, Porfirio secuestró a Hera. Fue el primer paso en la guerra entre los gigantes y los dioses.
—También nos acordamos de eso— dijo Apolo
—Fue una época un poco caótica— asintió Hermes
—Y ahora todo se vuelve a repetir— señaló Atenea
—Como siempre, pero de diferente forma— dijo Artemisa
—Creo que sí —respondió Piper—. Pero esos mitos son muy confusos y se contradicen entre ellos. Es como si nadie quisiera que esa historia sobreviviera.
—Es que la verdad no es la mejor historia— dijo Apolo —tenemos unas mucho mejores
—Eso es cierto, deberían saber de aquella vez, cuando hicimos una fiesta con los centauro y ninfas…
—¡Esa historia no, Dionisio!— exclamó Hermes —hay menores
Dionisio suspiró —Cierto
—Podemos contar la historia donde Hera se queda encadenada a su trono— señaló Hefesto —es mi favorita
Hera le dió una mirada asesina
—Yo quiero saber la historia de la trampa de oso— señaló Zoé
—No— dijo Apolo
—Por el momento mejor sin ese tipo de historias— dijo Artemisa
Me acuerdo de que hubo una guerra y de que los gigantes eran casi imposibles de matar.
—Los héroes y los dioses tenían que trabajar juntos —dijo Jason—.
—Y el Olimpo está cerrado— señaló Poseidón con irritación
—No empecemos de nuevo— bufó Zeus
Poseidón resopló
Es lo que me ha dicho Hera.
—Eso es bastante difícil de conseguir —gruñó Leo— si los dioses ni siquiera están dispuestos a hablar con nosotros.
Los chicos asintieron de acuerdo, los dioses se removieron con incomodidad en sus tronos
Volaron hacia el oeste, y Jason se quedó absorto en sus pensamientos, todos malos.
—Era momento para tener pensamientos malos— asintió Percy
—Cualquier momento es bueno para esos pensamientos— señaló Leo
—Sí, tienes razón— dijo Percy
No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado cuando el dragón bajó en picado por una abertura entre las nubes. Debajo de ellos, reluciendo al sol invernal, había una ciudad a orillas de un enorme lago.
—Hermosa ciudad— dijo Leo —cuando la visiten no se detengan a ver las tiendas
—¿Entonces para que visitaríamos la ciudad?— preguntó Travis
—Pues para poder ver otras cosas— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Claro, para eso— dijo Travis
Un semicírculo de rascacielos bordeaba la ribera. Detrás de ellos, extendiéndose hasta el horizonte al oeste, había una inmensa cuadrícula de barrios y calles nevados.
—Y otra vez más nieve— señaló Miranda
—Bueno, es que a Leo le gusta mucho la nieve— dijo Connor
—Chicos— se quejó Leo
—Chicago —dijo Jason.
Pensó en lo que le había dicho Hera en el sueño. Su peor enemiga mortal le estaría esperando allí. Si moría, sería a manos de ella.
—Que buena motivación— dijo Percy
—Era lo que necesitábamos para la misión— dijo Leo
—Sí, ahora lo veo— asintió Percy
—Sí claro— masculló Piper
—Un problema menos —dijo Leo—. Hemos llegado vivos. Ahora, ¿cómo encontramos a los espíritus de la tormenta?
Jason vio un movimiento fugaz debajo de ellos.
—Así— dijo Connor
—Ah, eso está muy bien por mí— dijo Leo —pero no para Festo
—Eso siempre pasa— comentó Percy —para uno sí, pero para otro no
—Claro que sí— dijo Connor
Al principio pensó que era un avión pequeño, pero era demasiado pequeño, demasiado oscuro y demasiado rápido.
—Spoiler, no era un avión— dijo Leo
—Ay, gracias por el spoiler —dijo Travis rodando los ojos
—De nada, estamos a sus ordenes— comentó Leo riendo
—Eres muy amable— dijo Travis
—Mi cuarto nombre es amabilidad— bromeó Leo
—eso tiene sentido— dijo Travis
El objeto se dirigía a los rascacielos trazando una espiral, zigzagueando y cambiando de forma… y, por un instante, adoptó la figura humeante de un caballo.
—¿Y si seguimos a ese y vemos adónde va? —propuso Jason.
—Me gusta ese plan— dijo Percy
—A mí también, un poco— comentó Jason
—A mí no, porque eran muy rápidos— señaló Leo
—Pero aún así, es su mejor opción— dijo Reyna
—Y opciones no teníamos muchas— dijo Piper
—Es más ¿Teníamos opciones?— preguntó Leo
XXVIJason
Jason temía que perdieran a su objetivo. El ventus se movía como…, en fin, como el viento.
—No me digas— dijo Miranda
—Sí, qué raro ¿No?— dijo Katie
—No pensé que un ventus se moviera así— dijo Percy riendo
—Broo...— se quejó Jason
—¡Más deprisa! —urgió.
—Colega, si me acerco más, nos verá —dijo Leo—. Un dragón de bronce no es precisamente un caza silencioso.
—Es cierto— asintió Hefesto
—No nos da exactamente el efecto sorpresa— dijo Leo
—A mí me gusta mucho el efecto sorpresa— dijo Percy —aunque no pasé taan seguido
—¡Más despacio! —chilló Piper.
El espíritu de la tormenta bajó en picado a la cuadrícula de calles del centro. Festo intentó seguirlo, pero sus alas eran demasiado anchas.
—No funcionó precisamente como queríamos— dijo Leo
—Estamos experimentando problemas técnicos— dijo Connor
—Uno, dos, tres, cuatro, probando— Leo hizo ruidos como si estuviera hablando por teléfono
El ala izquierda golpeó el borde de un edificio y cortó una gárgola de piedra antes de que Leo parara.
—Pobre gárgola— dijo Travis
—Una gárgola menos por si tienen que defender Chicago— señaló Percy
—Deberían cuidar mejor sus gárgolas— dijo Leo negando con la cabeza
—Ya no las hacen a prueba de dragones, como antes— comentó Percy
—Muy poco resistentes en realidad— dijo Leo
—Así no pueden defender la ciudad— suspiró Travis
—Ve por encima de los edificios —recomendó Jason—. Lo seguiremos desde allí.
—¿Quieres conducir tú este cacharro? —gruñó Leo, pero hizo lo que Jason le pidió.
—Pues no podía hacer otra cosa— dijo Leo
—Si maneja el dragón como su hermana manejó el carro solar, están perdidos— señaló Nico
—¡Oye!— dijeron Thalia y Jason al unísono
—Si no mal recuerdo, tú también casi nos matas— bromeó Percy
—Sí, pero iba a ser una muerte con estilo— señaló Will
Al cabo de unos minutos, Jason volvió a ver al espíritu de la tormenta recorriendo las calles a toda velocidad sin objetivo aparente:
—Sí, casi nunca lo tienen— dijo Hermes
—Quieren ser libres y que su cabello flote con el viento— dijo Apolo
—Ellos son el viento— señaló Hermes
—¿Tienen cabello?— preguntó Miranda
soplando sobre los peatones, agitando banderas, haciendo que los coches viraran bruscamente.
—Genial —dijo Piper—. Hay dos.
—Bueno, más fácil que los sigan— dijo Rachel
—Era la copia de seguridad— dijo Piper
—Claro, siempre es necesario una copia de seguridad— asintió Percy
—Solo ve a los mellizos— comentó Zoé riendo
—No puedo argumentar contra eso— dijo Esperanza
—Dioses, Zoé— murmuró Piper
Tenía razón. Un segundo ventus dobló la esquina del hotel Reinassance y se unió al primero. Se entremezclaron en una especie de danza caótica,
—Estaban jugando a las traes— señaló Connor
—¿Y quién ganó?— preguntó Percy
—Creo que fue un empate— dijo Leo
—Estuvieron muy parejos— asintió Jason
subiendo disparados a lo alto de un rascacielos, torciendo luego una torre de radio y volviendo a bajar en picado hasta la calle.
—Esos tíos no necesitan más cafeína —dijo Leo.
—Por favor no— dijo Piper
—Así serían los Stoll si fueran Ventus— bromeó Chris
—Gracias— dijeron los hermanos al unísono
—Supongo que Chicago es un buen sitio para salir —comentó Piper—. Nadie va a cuestionar a un par de vientos malos más.
—Más de un par —dijo Jason—. Mira.
—Genial— dijo Percy
—Más formas de seguirlos— señaló Zoë
—Pero también más peligro por si no están de humor esos ventus— comentó Thalia
—Nos encanta el peligro— dijo Piper
El dragón se puso a dar vueltas sobre una ancha avenida situada junto a un parque a orillas del lago. Los espíritus de la tormenta estaban reuniéndose: al menos había una docena, girando alrededor de un monumento artístico público.
—Era para hacer más visible el monumento— dijo Leo
—Los mortales no los ven— señaló Miranda
—Oh cierto, entonces no sé para qué era— dijo Leo encogiéndose de hombros
—¿Cuál creéis que es Dylan? —preguntó Leo—. Tengo ganas de tirarle algo.
—También yo— asintió Piper
Jason hizo una mueca al recordar "el aire de Dylan"
Pero Jason se centró en el monumento. Cuanto más se acercaban a él, más deprisa le latía el corazón. Era una simple fuente pública, pero le resultaba desagradablemente familiar.
—Así se empiezan las malas noticias— dijo Connor
—Vaya gracias— dijo Jason
Dos monolitos de cinco plantas se elevaban a cada lado de un largo estanque de granito. Los monolitos parecían construidos con pantallas de vídeo y emitían la imagen combinada de una cara gigantesca que arrojaba agua al estanque.
—Suena muy genial— dijo Miranda
—Mientras la cara gigantesca no se mueva o algo así— señaló Katie
—Bueno...— murmuró Leo —pues digamos que no era del todo buenas noticias
Tal vez solo fuera una coincidencia, pero parecía una versión aumentada y actualizada con alta tecnología del estanque en ruinas que había visto en sueños, con aquellas dos masas oscuras que sobresalían a cada lado.
—No lo que quería ver en realidad— murmuró Jason
—Tampoco yo— dijo Leo
—Ninguno de nosotros, de hecho— comentó Piper
—Sí, ya entiendo que no fueron buenas noticias— comentó Katie
Mientras Jason miraba, la imagen de las pantallas dio paso a una cara de mujer con los ojos cerrados.
—Leo… —dijo con nerviosismo.
—Leo ¡33-12!— gritaron los Stoll
—Es hora de correr en circulos gritando— dijo Leo
—Nos habríamos visto raros haciendo eso— señaló Piper — aunque tuviéramos ganas de hacerlo
—Pero sin duda habría estado genial— dijo Leo
—La veo —contestó Leo—. No me gusta, pero la veo.
Entonces las pantallas se oscurecieron. Los venti se arremolinaron en una sola nube con forma de embudo y pasaron rozando la fuente, donde levantaron una tromba casi tan alta como los monolitos.
—Que gran espectáculo— dijo Percy con sarcasmo
—Solo para nosotros— dijo Leo —no puedo con tanta amabilidad
—Nunca había visto que alguien se preocupara tanto— dijo Percy
—Ni yo, fue una absoluta sorpresa— comentó Leo
Llegaron al centro de la fuente, hicieron saltar una tapa de desagüe y desaparecieron bajo tierra.
—¿Se han metido en un desagüe? —preguntó Piper—. ¿Cómo se supone que vamos a seguirlos?
—¿Metiendote al desagüe?— preguntó Miranda
—Quería una opción menos asquerosa— señaló Katie —además de que es bajo tierra y la tierra no era precisamente una amiga cordial
—Pero como ya hemos dicho, no teníamos opciones— suspiró Piper
—A lo mejor no debemos seguirlos —dijo Leo—. Esa fuente me da mala espina. ¿Y no se supone que tenemos que guardarnos de la tierra?
Jason opinaba lo mismo, pero tenían que seguirlos.
—Tenían que hacerlo— dijo Artemisa
Los tres chicos hicieron una mueca
Era lo único que podían hacer. Tenían que encontrar a Hera, y solo les quedaban dos días para el solsticio. —Baja al parque —propuso—. Echaremos un vistazo a pie.
—Pues ya qué— dijo Leo —ese plan casi no me gusto
—Lo menos horrible fue el plan— dijo Piper
—No, no digan nada más. Sin spoilers— señaló Apolo
Hermes rodó los ojos
Festo aterrizó en una zona abierta entre el lago y el horizonte. En los letreros ponía Grant Park, y Jason se imaginó que debía de ser un sitio bonito en verano, pero entonces era un campo de hielo, nieve y aceras cubiertas de sal.
—Más nieve— dijo Connor
—Parecía seguirnos— asintió Piper riendo
—O seguir a Leo— señaló Katie
—Sí, eso también podría ser— dijo Piper
—¡Reina de belleza!— exclamó Leo
Las calientes patas metálicas del dragón emitieron un siseo al tocar tierra. Festo se puso a aletear con tristeza y lanzó fuego al cielo, pero no había nadie cerca que lo viera.
—Qué vanidoso— dijo Katie con una sonrisa
—Es por eso que dice que las cosas se parecen a su dueño— bromeó Percy
—Gracias Aquaman— dijo Leo
—De nada, siempre que quieras— mencionó Percy
El viento que venía del lago era de un frío gélido. Cualquiera con sentido común estaría dentro de casa.
—Pero no tenemos mucho de ese— dijo Leo
—Creeme, ya nos hemos dado cuenta— dijo Apolo
—Creo que se dieron cuenta desde hace cinco libros— señaló Percy riendo
—Solo lo hemos estado reafirmando— comentó Leo con una sonrisa
A Jason le picaban tanto los ojos que apenas podía ver.
Desmontaron, y Festo comenzó a patalear. Uno de sus ojos color rubí parpadeaba, de modo que parecía que estuviera guiñando el ojo.
—Les estaba coqueteando— bromeó Travis
—Hola guapo— dijo Miranda riendo
—Ahí te hablan Connor— dijo Travis
Se hizo un silencio bastante incómodo, mientras todos los demás les daba miradas divertidas
—¿Es normal? —preguntó Jason.
Leo sacó un mazo de goma del cinturón. Golpeó el ojo malo del dragón, y la luz volvió a brillar con normalidad.
—Golpear las cosas arregla casi todo— bromeó Leo
—Estoy de acuerdo con el mocoso— dijo Ares
—Por supuesto que lo estás— dijo Hefesto rodando los ojos
—Sí —dijo—. Pero Festo no puede quedarse aquí, en medio del parque. Lo detendrán por merodear. Si tuviera un silbato para perros… Se puso a hurgar en su cinturón, pero no sacó nada.
—Pero Festo no es un perro— señaló Connor
—Pero no existen los silbatos para dragones metálicos— comentó Leo
—Una lastima que a nadie se le haya ocurrido hacerlos— dijo Rachel
—Probablemente quebraría en dos días si lo hiciera— dijo Zoé
—¿Demasiado especializado? —aventuró—. Vale, dame un silbato de emergencia. En muchos talleres de máquinas los tienen.
Esta vez Leo extrajo un gran silbato de plástico naranja.
—Que buen silbato— dijo Percy
—Era mejor que nada— dijo Leo
—Eso fue un buen servicio de todos modos— señaló Percy
—¡Al entrenador Hedge le daría envidia! Está bien, Festo, escucha —Leo tocó el silbato. El sonido estridente probablemente llegó hasta el lago Michigan—.
—Probablemente— dijo Leo encogiéndose de hombros
Si oyes eso, ven a buscarme, ¿vale? Hasta entonces puedes volar por donde quieras, pero procura no achicharrar a ningún peatón.
—Uy así que chiste— dijo Connor
—Le quitas lo divertido— señaló Travis
—Pero no puede ir por ahí achicharrando peatones— dijo Leo
El dragón resopló; con suerte, en señal de conformidad. A continuación extendió las alas y se lanzó al aire.
Piper dio un paso e hizo una mueca. —¡Ah!
—Perfecto — dijo Thalia
—Bueno, no iba a durar para siempre— comentó Annabeth —pero al menos salieron de la guarida de los cíclopes
—Esa al menos fue una buena noticia— asintió Piper
—¿El tobillo? —Jason se sintió fatal por haberse olvidado de la lesión que se había hecho en la fábrica de los cíclopes—. Puede que se esté pasando el efecto del néctar que te dimos.
—Y sobretodo de la cantidad suicida de ambrosía que tomó— señaló Connor
—¿Cómo es posible que se pasará tan rápido el efecto?— preguntó Miranda
—Tal vez por toda la adrenalina— dijo Annabeth
—Estoy bien.
Piper se estremeció, y Jason recordó su promesa de conseguirle un nuevo forro polar. Esperaba vivir lo bastante para encontrarle uno.
—Awww— chillaron los Stoll
—Gracias— dijo Piper a Jason con una sonrisa
—Y con la suerte de Piper, consiguen el forro polar rosa chillón— bromeó Katie
Ella dio unos cuantos pasos más cojeando ligeramente, pero Jason advirtió que estaba intentando no hacer muecas de dolor.
Piper hizo una mueca
—Cobijémonos del viento —propuso.
—¿Nos metemos en el desagüe? —Piper estaba temblando—. Parece acogedor.
—Muy acogedor— dijo Leo
—Sí claro, un hotel cinco estrellas— asintió Piper
—La verdad es que pudo ser peor— comentó Jason
—Yo creo que fue un excelente servicio de drenaje— dijo Leo
—Fue el drenaje más genial que pudimos encontrar— asintió Piper
Se abrigaron lo mejor que pudieron y se dirigieron a la fuente.
Según la placa, se llamaba la Fuente de la Corona.
—Que nombre tan cool— dijo Percy
—Suena como de la realeza— señaló Travis
—Un nombre muy sofisticado— dijo Rachel con una sonrisa
—Oyes el nombre y tiemblas— comentó Connor
Toda el agua se había vaciado a excepción de unos cuantos charcos que estaban empezando a congelarse. De todas formas, a Jason no le parecía normal que la fuente tuviera agua en invierno.
—Nop, pero ¿Que es normal?— preguntó Leo
—Eso es muy cierto— señaló Percy
—Tenemos -0.5% de normalidad en nuestras vidas— dijo Leo
—¿Eso es posible?— preguntó Rachel
—Por supuesto que es posible, RED— comentó Leo seriamente
Por otra parte, aquellos grandes monitores habían emitido la cara de su misteriosa enemiga, la Mujer de Tierra. En aquel sitio nada era normal.
—Las grandes mentes piensan lo mismo— dijo Leo mirando a Jason
—Por supuesto que lo hacen— dijo Jason con una sonrisa
—Percy se va a poner celoso— bromeó Travis
—¡Oye!— gritó Percy
—Al menos no le dijo "bro"— señaló Connor
Percy rodó los ojos
Se dirigieron al centro del estanque. Ningún espíritu intentó detenerlos. Las gigantescas pantallas seguían oscuras. El agujero del desagüe era lo bastante grande para una persona, y una escalera de mantenimiento descendía hasta la oscuridad.
—Suena realmente bonito— dijo Miranda
—Por eso decíamos que era el drenaje más bonito— comentó Leo
—Y la decoración era estupenda— dijo Piper riendo
—Nunca había visto algo tan bonito en mi vida— dijo Leo
Jason fue primero. Mientras bajaba, se preparó para los horribles hedores de la alcantarilla, pero no olía tan mal.
—Al menos no tanto como esperaba— dijo Jason
—Uy, hasta con aromatizante y todo— bromeó Miranda
—Cien estrellas para ese drenaje— dijo Katie
—¿Recomendaría ese drenaje para próximas visitas?— preguntó Percy
—Definitivamente sí— dijo Leo
La escalera descendía hasta un túnel enladrillado que iba de norte a sur. El ambiente era caliente y seco, y tan solo había un chorrito de agua en el suelo.
—Con razón les agradó tanto ese lugar— mencionó Miranda
—Sí, sabemos escoger buenos drenajes— asintió Piper
—Ya lo notamos— dijo Miranda
Piper y Leo bajaron detrás de él.
—¿Todas las alcantarillas son tan agradables? —preguntó Piper.
—No —respondió Leo—. Créeme.
—Nop—dijo Leo
—¿Cómo estás tan seguro?— preguntó Hefesto mirando a Leo
—Bueno, hay lugares raros— murmuró Leo
Jason frunció el entrecejo.
—¿Cómo sabes…?
—Eh, tío, me he escapado seis veces. He dormido en algunos sitios raros, ¿vale? Bueno, ¿adónde vamos?
—Estos libros son muy indiscretos— refunfuñó Leo
Hefesto miró a su hijo con una mueca
—Bueno reina de belleza ¿Puedes continuar con la lectura?— preguntó Leo incómodo ante la mirada de su padre
Piper continuó la lectura
Jason ladeó la cabeza, escuchando, y señaló al sur.
—En esa dirección.
—¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó Piper.
—Es su sexto sentido— dijo Percy
—Sí, lo notamos— dijo Leo
—Hacia el sur sopla una corriente de aire —dijo Jason—. A lo mejor los venti han seguido la corriente.
No era una gran pista, pero nadie propuso nada mejor.
—No teníamos nada mejor— dijo Piper encogiéndose de hombros
—Además tu pista tiene sentido— comentó Perséfone
—Era mejor que nada— dijo Jason con una mueca
Por desgracia, en cuanto empezaron a andar, Piper se tropezó. Jason tuvo que cogerla.
—Yo creo que ese fue su plan desde el principio— bromeó Miranda
—Miranda, no me exhibas— dijo Piper riendo
—Todos notamos que ese era el plan— comentó Katie
—Y Jason súper sacrificado— dijo Leo
Jason y Piper se sonrojaron furiosamente
—Estúpido tobillo —maldijo.
—Descansemos —decidió Jason—. A todos nos vendrá bien. Llevamos un día viajando sin parar.
—Y hacía falta— asintió Leo —además del obvio problema del tobillo
Jason y Piper asintieron de acuerdo
Leo, ¿puedes sacar comida del cinturón aparte de caramelos de menta?
—Creía que no me lo ibas a preguntar nunca. ¡El chef Leo está en ello!
—A sus órdenes— dijo Leo
—Pero no quieres ser nuestro chef personal— señaló Apolo
—Nadie querría ser tu chef— mencionó Artemisa
—Todos quieren ser mis chefs— contradijo Apolo
Piper y Jason se sentaron en una repisa de ladrillo mientras Leo hurgaba en su mochila. Jason se alegró de poder reposar. Todavía estaba cansado y aturdido, y también tenía hambre.
—Y es muy importante comer— asintió Percy
—Por supuesto, es lo más importante del día— dijo Leo
—Y también de la noche, algunas veces— comentó Rachel
Pero, por encima de todo, no tenía prisa por enfrentarse a lo que les esperaba más adelante. Hizo girar su moneda de oro entre los dedos.
« Si mueres —le había advertido Hera—, será a manos de ella» .
—Sí, eso no suena muy bien— dijo Katie
—Era justo la frase que necesitabas en tu vida— señaló Percy
—Definitivamente— suspiró Jason
Quienquiera que fuera « ella» . Después de Quíone, la madre cíclope y la extraña mujer durmiente, lo último que Jason necesitaba era otra villana psicópata en su vida.
—Pero eso es exactamente lo que vas a obtener— señaló Travis
—Aquí no se trata de lo que tú quieras— comentó Leo riendo
—Sí, me he dado cuenta— asintió Jason
—No fue culpa tuya —dijo Piper.
Él la miró sin comprender.
—¿Qué?
—Que nos atacaran los cíclopes —dijo—. No fue culpa tuya.
—No lo fue— dijo Thalia
Jason se removió incómodo
Jason miró la moneda en la palma de su mano.
—Fui tonto. Os dejé solos y caí en una trampa. Debería haberlo sabido…
No terminó.
—No nos damos cuenta hasta que el peligro es inmediato— dijo Thalia
—Sí, pero aún así— murmuró Jason
Había demasiadas cosas que debería haber sabido: quién era, cómo luchar contra los monstruos, cómo los cíclopes atraían a sus víctimas imitando voces, ocultándose en las sombras y recurriendo a otros cientos de tretas.
Jason hizo una mueca
—Te entiendo, bro— dijo Percy
—Gracias, bro— dijo Jason con un suspiro
Se suponía que toda esa información estaba en su cabeza. Notaba las zonas donde debería estar como bolsillos vacíos.
—Como cuando vas a un examen con el único y valioso conocimiento de tu nombre— señaló Esperanza, no es que le haya pasado mucho, pero bueno algunas cosas son difíciles de recordar, sobretodo si no estudiabas por hacer otras cosas
—Me ha pasado— dijo Leo
—A mí también, más veces de las que voy a admitir enfrente de mi madre— dijo Percy riendo
Sally sonrió —Lo sé, cariño
Si Hera quería que triunfara, ¿por qué le había robado los recuerdos que podían ayudarle? Ella afirmaba que su amnesia lo había mantenido vivo, pero eso no tenía sentido.
—Bueno, pues es que sí lo tiene— dijo Apolo
—Pues sí, pero no— dijo Connor
—La verdad, sigo diciendo que esa debería ser una respuesta universal— comentó Leo
—Estoy completamente de acuerdo— dijo Connor
Estaba empezando a entender por qué Annabeth había querido dejar a la diosa en su celda.
Hera le dio una mala mirada
—Oye —Piper le dio un codazo en el brazo—. No seas demasiado duro contigo. Que seas hijo de Zeus no significa que seas como un ejército.
—Eso es cierto— dijo Rachel
—Por eso vas acompañado— señaló Artemisa
—No te tienes que hacer responsable de todo el mundo— comentó Hestia
Jason se sonrojó
A escasa distancia de ellos, Leo encendió una pequeña lumbre para cocinar.
Iba tarareando mientras sacaba provisiones de la mochila y el cinturón.
—Cuando quieran— dijo Leo
—Gracias, eres muy amable— comentó Percy
—Por supuesto que lo soy— asintió Leo
A la luz del fuego, parecía que los ojos de Piper danzaran. Jason llevaba días examinándolos y seguía siendo incapaz de determinar de qué color eran.
—Qué romántico— dijo Connor
—Nada es más romántico que esos pensamientos en medio del drenaje— dijo Katie riendo
—Oye, yo no te molesté cuando te besaste con Travis— dijo Piper
—Lo siento— dijo Katie
—Es que se está juntando mucho con Travis— señaló Miranda
—Lo sé— dijo Travis en tono orgulloso
—Sé que esto debe de ser un rollo para ti —dijo—. No solo la misión. La forma en que aparecí en el autobús, que la Niebla jugara con tu mente y te hiciera creer que yo era… ya sabes.
—Claro— asintió Thalia
—Por supuesto— dijo Piper sonrojada
Ella bajó la vista.
—Sí, bueno, ninguno de nosotros lo pidió. No es culpa tuya.
—No podemos hacer nada— dijo Piper encogiéndose de hombros
Piper tiró de las pequeñas trenzas que tenía a los lados de la cabeza. Una vez más, Jason pensó en lo mucho que se alegraba de que ella hubiera perdido la bendición de Afrodita.
Jason se sonrojó
—Lo bueno es que tú sí tienes un palacio para dormir— dijo Leo riendo
—Yo también tengo donde dormir, Leo— dijo Piper rodando los ojos
—Claro, en el comedor— argumentó Leo
Con el maquillaje, el vestido y el peinado perfecto, parecía una chica de veinticinco años, glamurosa y totalmente inalcanzable.
—Es cierto— asintió Katie
—Gracias— dijo Piper un poco sonrojada
Él nunca había pensado en la belleza como una forma de poder, pero eso es lo que le había parecido Piper: poderosa.
—Por supuesto que sí, querido— dijo Afrodita
Le gustaba más la Piper corriente: alguien con quien podía relacionarse. Pero lo más raro era que no podía quitarse la otra imagen de la cabeza.
—Fuertes declaraciones— gritó Travis
—No nos esperábamos una declaración de ese tamaño— dijo Leo
—Y tan serio que se ve— dijo Connor riendo
—Chicos— masculló Jason
No había sido una ilusión. Esa otra faceta de Piper también estaba allí. Ella simplemente hacía todo lo posible por ocultarla.
—Gracias— murmuró Piper
Jason sonrió
—En la fábrica ibas a decir algo sobre tu padre —dijo Jason.
Ella recorrió los ladrillos con los dedos, como si estuviera escribiendo un grito que no quería vocalizar.
—¿Cómo escribes un grito?— preguntó Travis
—Pues pones una "a", seguida de muchas "h"— señaló Zoé
—Obviamente ¿cómo más querrías escribirlo?— preguntó Percy
—Eso responde mi duda perfectamente, gracias— dijo Travis "seriamente"
—Ah, ¿sí?
—Piper, está en apuros, ¿verdad? —dijo él.
En la lumbre, Leo estaba removiendo pimientos y carne en una sartén.
—Para darle más ambiente— dijo Leo
—Vaya que funcionó— dijo Jason
—¡Sí, señor! Ya casi está.
Piper parecía al borde de las lágrimas.
—Jason… no puedo hablar de ello.
—Somos tus amigos. Deja que te ayudemos.
—Eso sería lo mejor— asintió Hermes
—Pero tiene miedo por su padre y es lógico— comentó Hestia
Piper suspiró
Eso pareció hacer que se sintiera peor. Respiró con aire trémulo.
—Ojalá pudiera, pero…
—¡Y bingo! —anunció Leo.
—¡Salvada por Leo!— gritó Connor
—Gracias Leo— dijo Piper
—¿Cual gracias? Son 50 dracmas— señaló Leo
—Yo cobraría 100, pero está muy bien— dijo Travis
Se acercó con tres platos apilados en los brazos como un camarero. Jason no tenía ni idea de dónde había sacado toda la comida,
—Es mi don— dijo Leo
ni de cómo la había preparado tan rápido, pero tenía un aspecto estupendo: tacos de carne de vaca y pimientos con patatas fritas y salsa.
—Oye, a nosotros no nos hiciste patatas fritas— se quejó Travis
—Lo siento— dijo Leo —es que tuvimos algunos problemas técnicos
—Y fue muy difícil resolver esos problemas técnicos— dijo Esperanza
—Será para la próxima… Si hay una próxima— comentó Calipso
—Leo —dijo Piper asombrada—. ¿Cómo has…?
—¡El Garaje de Tacos del chef Leo os ofrece un menú reparador! —dijo orgullosamente—.
—Que buen nombre para mi negocio— dijo Leo
—Y seríamos millonarios— dijo Esperanza entusiasmada
—¿O sea que no somos millonarios?— preguntó Leo de brazos cruzados —yo quería ser millonario
—Leo— dijo Calipso rodando los ojos
Esperanza rió, pues no, no eran millonarios, pero eso no evitaba que se la pasaran muy bien entre toda la familia
Y, por cierto, es tofu, reina de la belleza, no carne de vaca, así que no te asustes. ¡A papear!
—Gracias Leo, eso fue genial— dijo Piper —cuando abras tu negocio, no olvides ponerlo
—Y cuando seas millonario nos abres un negocio también a nosotros— dijo Percy riendo
—Zoé confunde la sal con el azúcar— señaló Esperanza —eso no puede ser bueno para el negocio
Zoé le dio una mirada ofendida
—Percy también las confunde, cariño. No te preocupes— dijo Sally
—¡Mamá!— se quejó Percy
Jason no estaba seguro con respecto al tofu, pero los tacos sabían igual de bien que olían. Mientras comían, Leo intentó relajar el ambiente y bromear un poco.
—Soy genial— dijo Leo
—Lo eres— dijeron Jason y Piper al unísono
Jason daba gracias de tener a Leo con ellos. Restaba un poco de intensidad e incomodidad al hecho de estar con Piper. Y al mismo tiempo, deseaba estar a solas con ella, pero se reprendía a sí mismo por pensar así.
—Awwww muchas gracias— comentó Leo con sarcasmo
—Eres el comodín— dijo Connor
—Lo sé— se quejó Leo —¿Pueden creerlo?
—Estos niños— dijo Connor negando con la cabeza
Cuando Piper acabó de comer, Jason la animó a que se acostara. Sin decir una palabra más, ella se acurrucó y colocó la cabeza en el regazo de él. A los dos segundos estaba roncando.
—No estaba roncando— se defendió Piper
—Sí estabas roncando— dijo Leo
—Pero era un ronquido muy lindo— dijo Jason
—Ronquido al fin de cuentas— señaló Leo
Piper le aventó un cojín
Jason alzó la vista hacia Leo, que estaba haciendo esfuerzos visibles por no reírse.
—Es que Piper ronca muy gracioso— dijo Leo
Permanecieron sentados en silencio unos minutos bebiendo la limonada que había preparado Leo con agua de la cantimplora y unos polvos.
—Está buena, ¿verdad?
—Sí— dijo Jason
—Es todo del increíblemente genial Leo Valdez— dijo Leo
Leo sonrió.
—Deberías montar un chiringuito —dijo Jason—. Te harías de oro.
Pero mientras contemplaba las ascuas del fuego, algo empezó a preocuparle.
—Leo…, eso del fuego que puedes hacer… ¿es verdad?
—Pues sí— dijo Leo
—Pues ya no podía decir que no era verdad— dijo Travis
—El secreto no duró mucho— señaló Bianca
La sonrisa de Leo vaciló.
—Sí, bueno…
Abrió la mano. Una pequeña bola de fuego se encendió y empezó a danzar sobre su palma.
—Eso es super genial— dijo Travis
—¿A qué ritmo danzaba?— preguntó Connor riendo
—No lo sé realmente, no le pregunté— dijo Leo
—Es alucinante —dijo Jason—. ¿Por qué no has dicho nada?
Leo cerró la mano y el fuego se apagó.
—No quería parecer un bicho raro.
Todos lo voltearon a ver con ironía
—¿Has estado conviviendo con las mismas personas que nosotros?— preguntó Miranda
Leo sonrió
—Yo tengo poderes que me permiten lanzar rayos y controlar el viento —le recordó Jason—. Piper puede volverse muy guapa y convencer a la gente para que le den un BMW. No eres más bicho raro que nosotros.
—O sea que todos somos unos bichos raros— dijo Percy
—Básicamente— dijo Katie
Eh, a lo mejor también puedes volar. Podrías saltar de un edificio y gritar: « ¡Llamas a mí!» .
—Sabíamos que pensabas igual que nosotros, Jason— dijo Connor
—Es que sí sería una buena idea— dijo Jason con una sonrisa
Leo resopló.
—Si lo hiciera, verías despeñarse a un chico en llamas, y gritaría algo más fuerte que « ¡Llamas a mí!» .
—Definitivamente— dijo Leo
—¿Y si Jason controlara los vientos mientras tú caes y te prendes fuego?— preguntó Travis
—Suena a una increíble idea— dijo Percy
—No, suena a una idea terrible— comentó Leo —y yo soy experto en ideas terribles, no gracias
Créeme, en la cabaña de Hefesto no ven con tan buenos ojos los poderes del fuego. Nyssa me dijo que son muy raros. Cuando aparece un semidiós como yo, pasan cosas malas. Muy malas.
Leo hizo una mueca
—A lo mejor es al revés —propuso Jason—. A lo mejor la gente con dones especiales aparece cuando pasan cosas malas porque es cuando más se les necesita.
—Bro, ese discurso motivante es lo mejor que he escuchado— dijo Percy
—Gracias, creo que también tengo mis momentos— dijo Jason
—Y vaya que los tiene— murmuró Nico
Leo retiró los platos.
—A lo mejor. Pero te lo aseguro: no siempre es un don.
Jason se quedó en silencio.
—Te refieres a tu madre, ¿verdad? A la noche en que murió.
Leo se removió incómodo
Leo no contestó. No hacía falta. El hecho de que se quedara callado, sin bromear, fue bastante elocuente para Jason.
Se hizo el silencio en la sala por un momento.
—Leo, tú no tuviste la culpa de su muerte. Pasara lo que pasase esa noche, no fue porque tú provocaras un incendio.
—El muchacho tiene razón— asintió Hefesto
Leo apretó las manos en puños
Durante años, la Mujer de Tierra, sea quien sea, ha estado intentando arruinarte la vida, minar tu seguridad, quitarte todo lo que te importa. Ahora está intentando hacerte sentir un fracasado, pero no lo eres. Eres importante.
—Por supuesto que lo eres— asintió Percy
—Gracias Aquaman— murmuró Leo
—Es la verdad— mencionó Hazel —eres muy importante
Leo sonrió un poco
—Eso es lo que dijo —Leo alzó la vista, con los ojos rebosantes de dolor—. Dijo que yo estaba destinado a hacer algo importante: algo que haría realidad o impediría la Gran Profecía de los siete semidioses.
Los chicos del Argo II sonrieron con orgullo
Eso es lo que me da miedo. No sé si estoy a la altura.
Jason quería decirle que todo iba a salir bien, pero habría sonado falso. No sabía lo que pasaría.
—No te preocupes, estuvo bien chispitas— dijo Leo —no podemos saber lo que pasará
—No— suspiró Jason
Eran semidioses, lo que significaba que a veces las cosas no terminaban bien. A veces uno acababa devorado por los cíclopes.
—Básicamente— dijo Percy
—O cosas peores— dijo Travis
Katie le dio un codazo
Si le preguntaras a la mayoría de los chicos: « ¿Te gustaría dominar el fuego, los rayos o un maquillaje mágico?» , les parecería fantástico.
—Todo sería muy guay, hasta que lo experimentas— susurró Zoé
—Lo sé, sirenita— susurró Bianca y suspiró
Pero esos poderes tienen sus desventajas, como estar sentado en una cloaca en pleno invierno, huir de monstruos, perder la memoria, ver a tus amigos casi asados y tener sueños que te advierten de tu propia muerte.
—Y ya no suena tan divertido— dijo Percy
—Se cancela todo— dijo Leo
Algunos de los dioses se miraron un poco avergonzados
Leo atizó los restos de la lumbre dando la vuelta a las ascuas candentes con la mano.
—Que presumido— bromeó Travis
—A veces es necesario hacerlo— dijo Leo con una sonrisa de lado
—¿Te has preguntado por los otros cuatro semidioses? Es decir, si nosotros somos tres de los semidioses de la Gran Profecía, ¿quiénes son los otros? ¿Dónde están?
—Pasando el rato— dijo Percy
Annabeth le dio una mala mirada, Percy sonrió con inocencia
Desde luego que Jason había pensado en ello, pero intentaba apartarlo de su mente. Tenía la terrible sospecha de que se esperaba que él guiara a los otros semidioses, y tenía miedo de fracasar.
Jason se removió en su lugar
« Os destruiréis los unos a los otros» , había asegurado Bóreas.
Jason había sido entrenado para no mostrar miedo nunca. Estaba seguro de ello después del sueño de los lobos.
—Pero a veces es imposible no demostrarlo— dijo Miranda
—Además no tiene nada de malo tener miedo, estarías muy loco si no lo tuvieras— señaló Hermes
Se suponía que debía mostrarse seguro, aunque no se sintiera así. Pero Leo y Piper dependían de él, y le aterraba la idea de fallarles.
—No lo hiciste, chispitas— dijo Piper con una sonrisa
—No lo hiciste, chispitas— repitió Leo
—Gracias, chicos— dijo Jason
Si tenía que liderar un grupo de seis semidioses —seis personas que tal vez no se llevaran bien—, sería todavía peor.
—Pero no estuvo mal— señaló Percy
—No, fue divertido ¿Cuando lo repetimos?— preguntó Leo
Le llovieron algunos cojines y unos cuantos dulces sobrantes
—Los dulces duelen— se quejó Leo
—No lo sé —dijo finalmente—. Supongo que los otros cuatro aparecerán cuando llegue el momento oportuno. ¿Quién sabe? Tal vez ahora mismo estén en otra misión.
—O tal vez están en un bar pensando lo bonito que es la vida mortal— bromeó Travis
—Habría estado genial— dijo Percy
—No tienen la edad para beber— señaló Zoë
Leo gruñó.
—Apuesto a que su cloaca es mejor que la nuestra.
—No sé, creo que su cloaca era mejor—dijo Percy
La corriente de aire se levantó, soplando hacia el extremo sur del túnel. —Descansa, Leo —dijo Jason—. Yo haré la primera guardia.
Era difícil medir el tiempo, pero Jason calculaba que sus amigos llevaban durmiendo unas cuatro horas.
—Las cuatro horas más divertidas de mi vida— dijo Leo
—Las cuatro horas más divertidas de Jason— dijo Rachel riendo
—fueron cuatro horas interesantes— dijo Jason con una sonrisa
A él no le importaba. Estaba descansado y no sentía la necesidad de dormir. Había dormido bastante en el dragón. Además, necesitaba tiempo para pensar en la misión, en su hermana Thalia y en las advertencias de Hera.
—Mucho que pensar— asintió Thalia
Tampoco le importaba que Piper lo utilizara de almohada. Tenía una bonita forma de respirar cuando dormía: inspirando por la nariz y expulsando un pequeño soplo por la boca.
Piper se sonrojó
—Que adorable— dijo Leo
—Para Jason sí— señaló Connor
—Sí— confirmó Jason
Casi se quedó decepcionado cuando ella se despertó. Finalmente levantaron el campamento y enfilaron el túnel.
El conducto serpenteaba, giraba y parecía no tener fin.
—No era de lo más recomendable— dijo Piper —así que por eso también creo que su cloaca era mejor que la nuestra
—Sigue sin convencerme eso— dijo Percy
Jason no sabía qué esperar al final: una mazmorra, un laboratorio de un científico loco o tal vez un depósito donde acababan todos los residuos de retretes portátiles, formando una cara malvada lo bastante grande para engullir el mundo.
—Sí,yo también esperaba eso— dijo Leo
—También yo— admitió Piper
—¿Cómo no esperarlo?— señaló Annabeth
En lugar de ello, encontró unas lustrosas puertas de ascensor metálicas, cada una con una M grabada en cursiva. Al lado del ascensor había un directorio, como en unos grandes almacenes.
—La M nunca es una buena letra— dijo Grover
—No, huyan lo más rápido que puedan— dijo Percy —y si les dicen que se tomen una foto, digan que no
—Gracias por el consejo, buen hombre— dijo Leo
—¿M de Macy's? —aventuró Piper—. Creo que hay uno en el centro de Chicago.
—Habría estado muy bien que fuera de Macy´s— suspiró Piper
—Nunca es lo que queremos— dijo Leo con un encogimiento de hombros
—¿O de Motores Monocle? —dijo Leo—. Leed el directorio, chicos. Está desordenado.
Aparcamiento,
Nivel de la
perrera y entrada alcantarillaprincipal
Muebles y café M
1
Moda femenina y artefactos mágicos
2
Moda masculina y armas
3
Cosméticos,
pociones, venenos 4
y artículos diversos
—Ah suena muy bien— dijo Miranda
—Como para unas compras de fin de semana— asintió Katie
—¿Para qué una perrera? —dijo Piper—. ¿Y qué clase de grandes almacenes tienen la entrada en una alcantarilla?
—¿Y por qué venden venenos?— preguntó Percy
—Porque es una tienda muy cool— dijo Leo
—Tal vez deberían dar la media vuelta— señaló Perséfone
—O venden venenos —dijo Leo—. ¿Qué significa « artículos diversos» , tío? ¿Ropa interior?
—Ojalá— dijo Piper riendo
Jason respiró hondo.
—Ante la duda, empecemos por arriba.
—Mejor no empecemos por ningún lado— dijo Leo
—Pero teníamos que hacerlo— dijo Piper con una mueca
Leo suspiró
Las puertas se abrieron en la cuarta planta, y en el ascensor entró una fragancia de perfume. Jason salió primero con la espada en ristre.
—Eso está muy bien para tratar de defenderse— asintió Apolo
—Sí, estaba bien al principio— murmuró Jason
—Chicos —dijo—. Tenéis que ver esto.
Piper se unió a él y contuvo el aliento.
—Esto no es Macy's.
—No— suspiró Piper
—No, no creo que ahí vendan venenos— dijo Rachel
Los grandes almacenes parecían el interior de un caleidoscopio. Todo el techo era un mosaico de vidrios de colores con los signos del zodíaco alrededor de un gigantesco sol.
—Lo que se veía un poco cool— dijo Leo
—Algo— asintió Piper
La luz del día que entraba a través lo bañaba todo de mil colores distintos. Las plantas superiores formaban un círculo de terrazas alrededor de un enorme atrio central, de forma que se podía ver hasta la planta baja.
—Eso suena bien para mí— dijo Katie
—También para mí, de momento— dijo Miranda
—"De momento" es la clave— señaló Piper
Las barandillas de oro brillaban tanto que costaba mirarlas.
Aparte del techo de vidrio y del ascensor, Jason no veía más ventanas ni puertas,
—Menos salidas de escape— dijo Reyna
—Y eso ya no suena tan bien— dijo Rachel
pero había dos escaleras mecánicas que recorrían los distintos niveles. El alfombrado era un espectáculo de color y dibujos orientales, y los estantes de productos eran igual de estrafalarios.
—Y vaya que sí— dijo Leo
—Bueno ¿Qué esperabas de una tienda que vende veneno?— preguntó Connor
—Un poco más de seriedad— dijo Leo
Había demasiadas cosas para asimilarlas a la vez, pero Jason vio artículos normales, como perchas de camisas y hormas de zapatos mezclados con maniquíes acorazados, camas de pinchos y abrigos de pieles que parecían moverse.
—Sí y eso casi no suena normal— dijo Percy
—Creo que nada en esa tienda era normal— dijo Jason
Leo se dirigió a la barandilla y miró abajo.
—Echad un vistazo a esto.
—Y aquí van las malas noticias— dijo Frank
—Así es— dijo Leo
En medio del atrio, una fuente rociaba agua a seis metros de altura y cambiaba del color rojo al amarillo y el azul.
—Era un buen espectáculo, al menos— dijo Piper
—Oye no todo podía ser malo— dijo Leo
—Solo como el 99,999999%— señaló Percy
—Pero sigue sin ser todo malo— comentó Leo
En el estanque relucían monedas de oro, y a cada lado de la fuente había una jaula dorada, como jaulas de canario de tamaño descomunal.
—Jaulas gigantes, lo que más me gusta— bromeó Connor
—Necesitamos una para meterte ahí— dijo chris —así no causas más problemas
—Oye, que grosero— refunfuñó Connor
Dentro de una de ellas, se arremolinaba un huracán y relampagueaban rayos. Alguien había encerrado a los espíritus de la tormenta, y la jaula vibraba como si intentaran salir.
—Pues sí, necesitan ser libres— dijo Travis —es por eso que se dice "corre como el viento"
—Nunca había escuchado argumento más lógico— dijo Thalia
En la otra, inmóvil como una estatua, había un sátiro bajo y musculoso que sujetaba una porra hecha con una rama de árbol.
—¡El entrenador Hedge! —exclamó Piper—. Tenemos que bajar.
—Entonces no fue tan mala idea que entraran— dijo Annabeth
—No, no del todo— comentó Piper
—¿Puedo ayudaros en algo? —dijo una voz.
Los tres dieron un salto atrás.
Una mujer acababa de aparecer delante de ellos.
—Definitivamente ahí van las malas noticias— dijo Percy
—No podíamos pasar más tiempo sin malas noticias— señaló Leo
Llevaba un elegante vestido negro y joyas de diamantes, y parecía una modelo retirada: debía de tener unos cincuenta años, pero su edad resultaba difícil de estimar para Jason.
—No confíen en ella— dijo Apolo
—Eso fue un poco difícil— dijo Leo con una mueca
Jason se sonrojó, Piper resopló
El largo cabello moreno le caía sobre un hombro, y tenía una cara hermosa al estilo surrealista de las supermodelos: delgada, altiva y fría, no del todo humana.
—Por supuesto que tendría que ser ella— bufó Afrodita
La gran mayoría de los dioses la reconocieron
—Espero que no sepa el nombre de Jason— señaló Hermes
Jason se sonrojó
—Y vaya que sí— dijo Leo
Con sus largas uñas pintadas de rojo, sus dedos parecían más bien garras.
Sonrió.
—Me alegro mucho de ver nuevos clientes. ¿En qué puedo ayudaros?
Leo lanzó una mirada a Jason como diciendo: « Toda tuya» .
—Gracias— dijo Jason
—De nada— dijo Leo de manera solemne
—Esto… —comenzó a decir Jason—, ¿es suya la tienda?
La mujer asintió.
—La encontré abandonada, ¿sabes?
—Ah, eso tiene sentido— dijo Miranda
—Por supuesto, uno va por ahí encontrando tiendas en el drenaje— dijo Rachel
Ya sé que hoy día hay muchas tiendas, así que decidí crear un sitio perfecto. Me encanta coleccionar objetos de buen gusto, ayudar a la gente y ofrecer artículos de calidad a un precio razonable.
—Sobretodo por lo de precio razonable— dijo Piper
—Es que debieron preguntar razonable para quién— comentó Katie
—Nuestro error— dijo Leo
Así que me pareció una buena…, ¿cómo decís?…, una primera adquisición en este país.
—Claro que sí— dijo Rachel
Hablaba con un acento agradable, pero Jason no acertaba a adivinar de dónde era. Sin embargo, estaba claro que no era hostil.
—Por supuesto— bufó Piper
—Eso mismo lo dijo Percy cuando se encontró con la otra "M"— señaló Travis
—Aprendan lo que no se debe hacer— dijo Percy
—No aprendieron— señaló Travis
Jason empezó a relajarse. La mujer tenía una voz sonora y exótica. Él tenía ganas de seguir oyéndola.
—No nos digas que te gustó por favor, Piper es muy celosa— dijo Connor
—No hay manera de defenderte Piper— dijo Thalia riendo
Piper bufó
—¿Así que es usted nueva en Estados Unidos? —preguntó.
—Soy… nueva —convino la mujer—. Soy la princesa de Colchis. Mis amigos me llaman Su Alteza.
—Yo quisiera que mis amigos me llamaran así— dijo Leo
—No va a pasar— dijo Travis
—Qué pésimos amigos— bromeó Leo
¿Qué estáis buscando?
Jason había oído hablar de los extranjeros ricos que compraban grandes almacenes en Estados Unidos.
—Pero extranjeros mortales y es obvio que ella no lo es— señaló Rachel
—Parece que nadie se lo dijo— comentó Piper
Por supuesto, en la mayoría de los casos, no vendían venenos, abrigos de pieles vivos, espíritus de la tormenta ni sátiros, pero aun así… con una voz tan bonita como aquella, la princesa de Colchis no podía ser del todo mala.
—Te comprendo, bro— dijo Percy
Piper y Annabeth rodaron los ojos
Piper le dio un codazo en las costillas.
—Jason…
—Ejem, claro. En realidad, Su Alteza… —Señaló la jaula dorada de la primera planta—. Ese de ahí es nuestro amigo, Gleeson Hedge.
—Bien por ustedes— dijo Connor fingiendo la voz de la alteza
—¿Quieren que les aplauda o qué?— dijo Travis
—Un aplauso habría estado bien— asintió Leo
El sátiro. ¿Nos lo puede… devolver, por favor?
—¡Por supuesto! —respondió la princesa inmediatamente—. Me encantaría enseñaros mi inventario. Pero primero, ¿puedo saber vuestros nombres?
—No es una buena idea— dijo Apolo —sobretodo con Jason
Jason vaciló. No le parecía buena idea decir sus nombres. En lo más recóndito de su mente se ocultaba un recuerdo: algo sobre lo que Hera le había advertido, pero parecía borroso.
—Si lo olvidas no es importante— bromeó Leo
—¿Toda mi vida?— preguntó Jason
Por otra parte, Su Alteza se disponía a colaborar con ellos. Si conseguían lo que querían sin luchar, sería mejor. Además, aquella mujer no parecía una enemiga.
—Pues no lucía como una— dijo Leo
—Pero cualquiera puede ser enemigo— señaló Thalia
—Pero si lo van a ser, que parezcan enemigos verdaderos— dijo Leo
—Parecía una enemiga verdadera— comentó Piper
Piper comenzó a decir:
—Jason, yo no…
—Esta es Piper —dijo él—. Y este, Leo. Yo soy Jason.
—A Jason no le importó lo que Piper quisiera decir—dijo Connor negando con la cabeza
Jason se sonrojó
La princesa clavó la vista en él y, por un instante, su cara brilló de verdad, resplandeciendo con tanta ira que Jason le vio el cráneo bajo la piel. A Jason se le estaba nublando la mente, pero sabía que algo no encajaba.
—Nos damos cuenta— dijo Miranda
—Nosotros no— dijo Leo —era muy amable
—No siempre te puedes dar cuenta— dijo Percy estando de acuerdo
Luego el momento pasó, y Su Alteza volvió a parecer una mujer elegante normal, con una sonrisa cordial y una voz tranquilizadora.
—¿Voz tranquilizadora como la de Piper?— preguntó Katie
—Precisamente— asintió Piper
—Ah, eso explica por qué no la veían como amenaza— dijo Miranda
—Eso explica todo— dijo Jason con una mueca
—Jason. Qué nombre más interesante —dijo, con una mirada fría como el viento de Chicago—. Creo que tendré que haceros un trato especial. Venid, niños.
Vamos de compras.
—¡No vayan!— gritaron los Stoll
—Ya fuimos— señaló Leo
—Fin del capítulo— dijo Piper —¿Quién quiere leer?
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