PIPER XXXIX, XL
Piper
—Fin del capítulo— dijo Atenea —¿Quién quiere leer?
—Yo leo— dijo Bianca, Atenea le pasó el libro
—Pero sin trabarte como en la escuela— añadió Esperanza
—Yo quería decir eso— dijo Zoé
—Voy a golpearlas a las dos— advirtió Bianca —voy a leer, capítulo 39 Piper
Piper soñó que estaba en el tejado de la residencia de la Escuela del Monte.
Era una fría noche en el desierto, pero había llevado mantas y, con Jason a su lado, no le faltaba calor.
—¡Dioses, Piper! ¡Hay niños!— dijo Leo
—¡Leo!— chilló Piper
—Dioses, tenía que leerlo yo— murmuró Bianca
El aire olía a salvia y a mezquite quemado. En el horizonte asomaban las montañas Spring como puntiagudos dientes negros, con la tenue luz de Las Vegas detrás de ellas.
—Con todo el ambiente— dijo Travis
—Claro que sí— asintió Piper riendo
—Suena muy bien— dijo Katie
Las estrellas brillaban tanto que Piper había temido que no pudieran ver la lluvia de meteoritos. No quería que Jason creyera que lo había llevado allí arriba con un falso pretexto. (Aunque su pretexto había sido totalmente falso).
—Al igual que el recuerdo— murmuró Piper para sí misma
—Pero eso no quiere decir que él necesite saberlo— dijo Miranda
—Es cierto— asintió Katie —los pretextos falsos nunca se deben decir
—Ahora me pregunto cuántos de ustedes han usado esos pretextos falsos— comentó Hermes
—Hermes, todos hemos usado pretextos falsos— señaló Apolo con obviedad
—No necesitaba saber eso— murmuró Bianca
Zoé la miró con una ceja levantada a modo de burla. Bianca hizo lo que mejor se le daba, la ignoró.
Pero los meteoritos no les decepcionaron. Casi cada minuto uno cruzaba el cielo como un rayo: una línea de fuego blanco, amarillo o azul.
—Excelentes meteoritos— dijo Katie
—Los mejores del mundo— asintió Piper
—¿Qué clase de pacto hiciste?— preguntó Miranda
—La clase de pacto donde si no es real todo sale perfecto— murmuró Piper
Piper estaba segura de que su abuelo Tom sabía algún mito que explicaba su existencia, pero en ese momento estaba ocupada creando su propia historia.
—Awwwww— dijo Leo
—Que lindos— dijo Percy riendo
Jason se sonrojó, sobretodo porque sabía que ese era uno de los falsos recuerdos de Piper
Jason le cogió la mano —por fin— y señaló dos meteoritos que atravesaron la atmósfera y formaron una cruz.
—Vaya —dijo—. No puedo creer que Leo no quisiera ver esto.
—A Leo no lo invitaron— dijo Leo de brazos cruzados
—Pero si ni siquiera pasó— señaló Piper
—Eso no quita que no me hayas invitado— comentó Leo
—Lo siento, no volverá a pasar— dijo Piper riendo —espero
—En realidad, no lo invité —comentó Piper de pasada.
Jason sonrió.
—Ah, ¿no?
—No sé Leo, yo que tú los molestaría más— comentó Connor
—Tienes toda la razón— asintió Leo
—Leo— se quejó Piper
—Reina de belleza— imitó Leo
—No. ¿Alguna vez has tenido la curiosa sensación de que tres serían multitud?
—Sí —reconoció Jason—. Ahora mismo.
—Nueva regla, si no pasó no cuenta— dijo Piper
—Yo pongo las reglas, reina de belleza— dijo Leo —y no la apruebo
—Creo que debemos ponerlo a votación— bromeó Piper
—Creí que nosotros poníamos las reglas— comentó Apolo
—Es obvio que no— dijo Hermes
¿Sabes el lío en el que nos meteríamos si nos pillaran aquí arriba?
—Oh, me inventaría algo —dijo Piper—. Puedo ser muy persuasiva.
—Dioses Piper, escoges muy malas palabras— señaló Leo
—Dioses Leo— dijo Piper sonrojada
—¿Yo qué?— preguntó Leo —es el capítulo sobre ti
—Muy bien Leo, estamos muy orgullosos de ti— dijeron los Stoll al unísono
Bueno, ¿quieres bailar o qué?
Él se echó a reír. Tenía unos ojos increíbles, y su sonrisa era todavía mejor a la luz de las estrellas.
—Awwwww— volvieron a chillar Leo y los Stoll
—Voy a hacer que todos ustedes se golpeen— masculló Piper
—No si hacemos esto— dijo Connor tapándose los oídos
—Debes admitir que eso tiene lógica— dijo Miranda riendo
—No puedo hacer nada contra eso— comentó Piper riendo
—Sin música. De noche. En un tejado. Parece peligroso.
—Soy una chica peligrosa.
—Te creo.
—Te creemos— dijo Travis
—La más mala de todas— asintió Leo
—No se metan con ella— dijo Percy
Él se levantó y le ofreció la mano. Bailaron despacio unos cuantos pasos, pero rápidamente acabaron besándose.
—Dioses— murmuró Piper sonrojada —no entiendo por qué estas cosas tienen que venir
—Ninguno de nosotros lo entiende— comentó Leo
—Por eso en serio espero que el próximo libro sea sobre Annabeth— dijo Piper
—Vaya, muchas gracias Piper— masculló Annabeth
Piper casi no pudo volver a besarlo porque la sonrisa no desaparecía de sus labios.
Entonces el sueño cambió —o tal vez estaba muerta en el inframundo—, ya que se vio de nuevo en los grandes almacenes de Medea.
—Que forma de acabar un sueño— dijo Katie riendo
—Suponemos que te gustó más el otro sueño— comentó Thalia
—Todos sabemos que le gustó más el otro sueño— asintió Rachel
—Gracias, chicas— dijo Piper
—De nada— dijo Thalia riendo ante la expresión de su hermano
—Por favor, que sea un sueño —murmuró—, y no mi castigo eterno.
—Por favor— dijo Piper
—¿Por qué sería tu castigo eterno?— preguntó Travis
—No lo sé, ¿Por hacerlo explotar?— dijo Piper
—No, querida —dijo una voz dulce de mujer—. No es ningún castigo.
Piper se volvió, temiendo encontrarse con Medea, pero ante ella había otra mujer que estaba echando un vistazo a la percha de la ropa rebajada a la mitad.
—Obviamente, la ropa rebaja es lo mejor— asintió Apolo —puedes encontrar cosas increíbles
—Eso es muy cierto— dijo Afrodita —todo es cuestión de saber buscar
—¿Se irán de compras muy seguido ellos dos?— preguntó Piper en un susurró a Jason
—Yo creo que sí— susurró Jason de vuelta —deben ser buenos lidiando con las multitudes
Will y Piper intercambiaron miradas como si estuvieran pensando en lo mismo
Era una mujer guapísima: con el pelo hasta los hombros, un cuello grácil, unas facciones perfectas y una figura increíble enfundada en unos vaqueros y un top blanco como la nieve.
Los dioses miraron a Afrodita
—Y de nuevo, otra más que no respeta las reglas— masculló Zeus
—Nadie respeta las reglas absurdas— señaló Poseidón
—Eres el primero en no respetar lo que dices y todavía te quejas— bufó Hades
Zeus le dio una mirada asesina
Piper había visto a bastantes actrices en su vida —la mayoría de las citas de su padre eran despampanantes—, pero aquella mujer era distinta. Era elegante sin pretenderlo, refinada sin esfuerzo, deslumbrante sin maquillaje.
Afrodita sonrió encantada
—Al menos creo que ya se olvidó de su enojo— dijo Jason en el oído de Piper
—Perfecto— dijo Piper — que nadie se lo recuerde, ya fueron bastantes raros este par de días
Después de ver a Eolo con sus ridículos liftings y su maquillaje, aquella mujer le pareció todavía más increíble. No había nada artificial en ella. Sin embargo, mientras Piper miraba, la apariencia de la mujer cambió.
—Claro que sí cariño, eso siempre va a pasar— dijo Afrodita
Piper asintió
No podía distinguir el color de sus ojos, ni el color exacto de su cabello. La mujer se volvió más y más hermosa, como si su imagen se estuviera ajustando a los pensamientos de Piper, aproximándose lo máximo posible a su ideal de belleza.
—Es lo que hago, querida— dijo Afrodita con una sonrisita —pregúntale a Percy
—¿Por qué hay que meter a Percy?— preguntó Percy
—Querido, sabes perfectamente por qué— dijo Afrodita con una sonrisa
—Claro que lo entiende el "voy a la búsqueda por Artemisa"— señaló Leo
Sus amigos se empezaron a reír, incluso Sally se rió.
—Nunca había escuchado una mentira así— dijo Thalia
—Los odio— dijo Percy sonrojado, al igual que Annabeth
—Afrodita —dijo Piper—. ¿Mamá?
La diosa sonrió.
—Solo estás soñando, cielo. Si alguien pregunta, no he estado aquí. ¿Entendido?
Zeus bufó. Afrodita hizo un gesto para quitarle importancia
—Yo…
Piper quería hacerle mil preguntas, pero todas se agolpaban en su cabeza.
Afrodita sostenía un vestido color turquesa. A Piper le parecía imponente, pero la diosa hizo una mueca.
—Ah, el vestido turquesa— dijo Leo
—El vestido turquesa— asintió Piper
—Este color no me va, ¿verdad? Qué lástima, es precioso. Medea tiene cosas muy bonitas aquí.
—No podemos negar que ella tenía buen gusto— dijo Afrodita
—Para todo— asintió Apolo
—Definitivamente lo tenía— dijo Afrodita —claro, para ser una hechicera malvada
—Este… este edificio explotó —dijo Piper tartamudeando—. Yo lo vi.
—Sí —convino Afrodita—. Supongo que por eso todo está rebajado.
—Eso tendría sentido— dijo Connor —hay cosas que no se pueden dar a precio de nuevas
—Ustedes siempre dan las cosas a precio de nuevas— señaló Chris
—Porque son nuevas— dijo Connor seriamente
Ahora solo es un recuerdo. Siento haberte sacado del otro sueño. Ya sé que era mucho más agradable.
—Uy te pillaron— dijo Travis
Piper se sonrojó
—Notamos lo agradable que era— asintió Leo
—Por algo los sueños deben ser privados— murmuró Piper
—Es lo mismo que yo digo— comentó Percy
A Piper le ardía la cara. No sabía si estaba más furiosa o avergonzada, pero sobre todo se sentía vacía y decepcionada.
—No era real. Nunca pasó.
—Te ofrecería un abrazo, pero los rechazas— dijo Leo
—Yo te ofrecí un abrazo y dijiste que no— se defendió Piper
—Es lo mismo— dijo Leo haciendo un gesto con la mano para no darle importancia
Entonces, ¿por qué lo recuerdo tan vivamente?
Afrodita sonrió.
—Porque eres hija mía, Piper. Ves las posibilidades mucho más vívidamente que los demás.
—Vaya, ahora eso tiene más sentido para nosotros— dijo Katie
—También para mí— dijo Piper
—Claro que sí, querida— asintió Afrodita —las posibilidades siempre van a estar a tu alcance
Ves lo que podría ser. Y todavía puede ser; no te rindas.
—Y vaya que lo viste muy bien— dijo Thalia con una ceja alzada mirando a los mellizos
—Dioses Thalia— dijo Jason sonrojado
—Solo estoy señalando un hecho— comentó Thalia encogiéndose de hombros
—No puede ser— murmuró Piper sonrojada
Por desgracia… —La diosa señaló los grandes almacenes—. Tienes otras pruebas a las que enfrentarte primero. Medea volverá acompañada de muchos más enemigos. Las Puertas de la Muerte se han abierto.
Percy y Annabeth intercambiaron una mirada. Nico se estremeció y Will lo tomó de la mano.
Bianca intercambió una mirada con Charles y Zoé, pero los chicos lucían igual de confundidos que ella. ¿Por qué esa reacción ante ese tema?
—¿Qué quieres decir?
Afrodita le guiñó el ojo.
—Eres lista, Piper. Ya lo sabes.
Una sensación de frío la invadió.
—A veces siento que no es tan bueno saber— murmuró Piper
—El conocimiento siempre es bueno— dijo Atenea
Piper miró a Annabeth que estaba haciendo una mueca. Annabeth apreciaba el conocimiento, pero había ciertas cosas que sería mejor que uno no conociera
—La mujer durmiente, a la que Medea y Midas llamaron su patrona, ha conseguido abrir una nueva entrada en el inframundo. Está dejando que los muertos escapen y vuelvan al mundo.
Hades soltó una sarta de maldiciones en griego antiguo
—Voy a tomar nota— dijo Bianca —esas no las sabía
—Como si no tuvieras suficiente vocabulario— señaló Zoé
—Te creo— dijo Apolo —esta niña lo único que tiene de ángel, es el apellido
Nico se sonrojó furiosamente, su hermana Bianca rió, incluso Reyna sonrió
—Jamás me habían dicho algo así, pero gracias— dijo Bianca
—No era un cumplidfo— dijo Apolo
—Lo tomaré como uno— dijo Bianca con una sonrisa
No es que Nico lo fuera a decir en voz alta, pero entendía a lo que se refería Percy al sentirse como una de las vacas sagradas de Apolo, en estos momentos él se sentía de la misma manera. Dioses ¿Cómo no hacerlo?. Realmente él no había pensando mucho en eso de tener una familia ni nada por el estilo, no creía que fuera bueno en ello, que fuera adecuado para algo así y ahora ahí estaba la prueba viviente de que tal vez lo era. Hasta Will, Nico había pensado que vagaría solo por el mundo o por el inframundo tal vez cumpliendo misiones para su padre, eso sonaba como el mejor plan, dado que no se sentía bienvenido en ningún lugar. ¿Ahora? Bueno, al parecer sus planes daban de nuevo un giro inesperado y no tenía idea que hacer con eso.
—Sí, así es. Y no son unos muertos cualesquiera. Son los peores, los más poderosos, los que tienen más probabilidades de odiar a los dioses.
—Típico— dijo Apolo
—Por supuesto que sí— comentó Hermes — a esperar a ver quien es el siguiente
Los dioses se removieron en su lugar
—Los monstruos están volviendo del Tártaro de la misma forma —aventuró Piper—. Por eso no se desintegran.
—Alguien les tenía que informar que debían desintegrarse— dijo Percy
—Hubo una terrible falta de comunicación en eso— comentó Leo
—Pésima comunicación de hecho— dijo Percy
—Sí. Su patrona, como tú la llamas, tiene una relación especial con el Tártaro, el espíritu del foso
Y de nuevo esa reacción rara que Bianca había visto antes
—Afrodita levantó un top con lentejuelas doradas—. No…, esto me quedaría ridículo.
Piper se echó a reír con nerviosismo.
—¿A ti? Es imposible que algo no te quede perfecto.
—Es cierto— dijo Ares
—Gracias queridos, son un encanto— dijo Afrodita con una sonrisa
—Eres un encanto —dijo Afrodita—. Pero la belleza consiste en encontrar lo que más se ajusta a ti, lo que te queda más natural. Para ser perfecta, tienes que sentirte perfectamente contigo misma: evitar querer ser algo que no eres.
Piper suspiró
—Esa frase merece un premio o algo así— señaló Apolo
—Lo sé, es realmente increíble lo ingeniosa que soy— comentó Afrodita con una sonrisa
Para una diosa, eso es especialmente difícil. Nosotras podemos cambiar muy fácilmente.
—Eso es cierto— dijo Perséfone
Aunque a regañadientes, las diosas lucían de acuerdo
—Mi padre pensaba que eras perfecta —a Piper le temblaba la voz—. Nunca se olvidó de ti.
Afrodita sonrió
—No lo hizo— murmuró Piper con una mueca
La mirada de Afrodita se volvió ausente. —Sí… Tristan. Oh, era extraordinario. Dulce y amable, divertido y guapo. Sin embargo, tenía mucha tristeza dentro.
—¿Podemos hablar de él en presente, por favor?
—Por favor— murmuró Piper
—Lo siento, cariño. Yo no quería dejar a tu padre. Siempre es difícil, pero fue para bien. Si él hubiera descubierto quién era yo realmente…
—Espera… ¿Él no sabía que eras una diosa?
—Yo no haría eso— dijo Afrodita un poco indignada
—Lo siento— dijo Piper —es solo que en ese momento creí que él debía saberlo
—No querida— comentó Afrodita —no puedes ir por ahí diciéndoles a los mortales que se enamoraron de una diosa
Piper hizo una mueca
—Por supuesto que no —Afrodita parecía ofendida—. Yo no le haría algo así. Para la mayoría de los mortales, es demasiado difícil de aceptar. ¡Puede arruinarles la vida!
Muchos de los dioses miraron a la mortal que estaba entre ellos y en su momento se había enamorado de uno de ellos.
Pregunta a tu amigo Jason: un chico encantador, por cierto.
—Gracias— dijo Jason
—Ya tienes la aprobación, Jason— señaló Leo
—Oh, por supuesto que sí cariño— dijo Afrodita
—Gracias— repitió Jason sonrojado, mirando a Piper que se estaba riendo
Su pobre madre se quedó destrozada cuando se enteró de que se había enamorado de Zeus.
—Bueno, gracias por eso— murmuró Thalia
Zeus hizo una mueca de incomodidad
No, era mucho mejor que Tristan creyera que era una mujer mortal que lo dejó sin darle explicaciones. Es preferible un recuerdo agridulce que una diosa inmortal e inalcanzable.
—Por supuesto que es mejor— asintió Afrodita satisfecha consigo misma
—Además, por lo que hemos leído, a tu padre no le gustaria saber nada de este mundo— comentó Perséfone
Afrodita asintió de acuerdo
Lo que me recuerda un asunto importante…
Abrió la mano y mostró a Piper un frasco de cristal brillante que contenía un líquido rosa.
Piper suspiró, Afrodita sospechaba para qué era ese frasco rosa y se felicitó a sí misma por ser tan precavida
—Es una de las pócimas más suaves de Medea. Solo borra los recuerdos recientes. Cuando salves a tu padre, si puedes salvarlo, debes dárselo.
—Es una buena idea— dijo Perséfone
—Lo sé— asintió Afrodita —es lo mejor
Piper hizo una mueca
Piper no podía creer lo que estaba oyendo.
—¿Quieres que drogue a mi padre? ¿Quieres que le haga olvidar lo que ha pasado?
—Por su bien— asintió Afrodita —es difícil aceptarlo querida, pero es lo mejor para él
—Ahora lo entiendo— murmuró Piper
Afrodita levantó el frasco. El líquido emitió un brillo rosado sobre su cara.
—Tu padre actúa con seguridad, Piper, pero camina por una fina línea entre dos mundos.
—Y vaya que lo hace— comentó Apolo — aunque él no lo vea, sus raíces son fuertes
Ha trabajado toda su vida para negar las viejas historias sobre dioses y espíritus, pero teme que esas historias sean reales. Teme haber cerrado la puerta a una parte importante de sí mismo y que algún día eso acabe con él.
—Y no es difícil imaginar por lo pasó con ese secuestro— señaló Afrodita
—Es demasiado para los mortales— dijo Atenea
Ahora un gigante lo ha atrapado. Está viviendo una pesadilla. Aunque sobreviva, si tiene que pasar el resto de su vida con esos recuerdos, sabiendo que dioses y espíritus caminan por la tierra, quedará destrozado.
—Es verdad— suspiró Piper
—Por eso hiciste lo correcto— dijo Jason tomando su mano
—Ahora lo entiendo— dijo Piper con una mueca
Eso es lo que espera nuestra enemiga. Ella quiere destruirlo, y de ese modo destruir tu espíritu.
—¿Por qué siempre quieren destruir el espíritu?— masculló Leo
—Porque de esa manera creen que no representarán una amenaza— dijo Hestia —sin embargo les terminan dando más motivos para ser una amenaza— la diosa dijo esto último mirando a sus hermanos
Piper tenía ganas de gritar que Afrodita se equivocaba. Su padre era la persona más fuerte que conocía. Piper jamás le robaría los recuerdos como Hera se los había robado a Jason.
—Eso también fue por una buena causa— señaló Hera —aunque ustedes no lo quieran ver
Jason y Percy intercambiaron miradas
Sin embargo, por algún motivo no podía estar enfadada con Afrodita.
—Porque sabes que es lo mejor— señaló Afrodita
—Sí, creo que lo supe desde ese momento, pero la decisión era.. Difícil— comentó Piper
—Las grandes decisiones siempre lo son— dijo Afrodita
Se acordó de lo que le había dicho su padre hacía unos meses en la playa de Big Sur: « Si creyera en la Tierra de los Fantasmas, o en los espíritus animales, o en los dioses griegos… no creo que pudiera dormir por las noches.
—Y así lo que propone Afrodita no suena tan descabellado— comentó Apolo
—Por supuesto que no lo hace— dijo Afrodita
—bueno, para tu hija lo hacía— señaló Apolo
—Es porque aún no lo había entendido— dijo Afrodita
—Cierto— murmuró Piper
Siempre estaría buscando a alguien a quien culpar» .
Piper también necesitaba entonces alguien a quien culpar.
—Por favor— dijo Leo
—¿Quién es ella? —preguntó Piper—. La que controla a los gigantes.
Afrodita frunció los labios.
—Creo que ya lo sabes, querida— dijo Afrodita
—A veces no quería que lo supiéramos— se quejó Leo
—Sí, pero no— asintió Percy
—Esa es siempre la respuesta estándar— dijo Leo
Se dirigió a la siguiente percha, que sostenía una armadura abollada y unas togas rasgadas, pero ella les echó un vistazo como si fueran conjuntos de diseño.
—Lo importante, es siempre la actitud— dijo Afrodita
—Tienes una voluntad fuerte —comentó—. Nunca he tenido buena reputación entre los dioses. Mis hijos son objeto de burla. Se les rechaza por vanidosos y superficiales.
—Algunos lo son.
—Como Drew— señaló Miranda —y no sería tan malo si tratara bien a todos los demás
—Tienes razón— admitió Piper —sería aún más popular si lo hiciera
Afrodita se echó a reír.
—De acuerdo. Puede que a veces yo también sea vanidosa y superficial. Una chica debe mimarse.
—Claro que debe hacerlo— asintió Afrodita
—Estoy completamente de acuerdo— dijo Perséfone
Oh, esto es bonito —cogió un peto de bronce quemado y manchado y lo levantó para que Piper lo viera—. ¿No te lo parece?
—No —dijo Piper—.
—Por supuesto, si encontráramos la compañía adecuada, ese peto se vería increíble— comentó Afrodita —no importa que esté quemado y manchado, eso es lo de menos
—Claro— asintió Piper —solo que estoy casi segura que la mancha podría haber sido de sangre vieja
—Mejor aún, vas a imponerte ante tus enemigos— señaló Afrodita
—No voy a negar que tu madre tiene un punto, reina de belleza— dijo Leo
¿Vas a responder a mi pregunta?
—Paciencia, cariño —dijo la diosa—. Lo que quiero decir es que el amor es la motivación más poderosa del mundo.
Zeus recordó la advertencia de Las Moiras "El amor es una motivación muy grande para los actos, pero más lo son la ira y el rencor, y ustedes le han dado esa motivación a cada uno de esos chicos que están ahí, sobre todo a dos de ellos... ¿Qué pasaría si los que se supone les tienen que ayudar se ponen en su contra? Hazlo por tu preciado trono" eso y lo que dijo Hestia no lo tranquilizó precisamente, además, era ridículo ¿No?, estos niños solo eran eso "niños", ni que en realidad fueran a representar un gran peligro. Al menos eso decía para convencerse.
Mueve a los mortales a la grandeza. Sus actos más nobles y más valientes están hechos por amor.
Piper sacó su daga y observó su hoja brillante.
—¿Como cuando Helena provocó la guerra de Troya?
—Fue un leve efecto secundario— dijo Afrodita
—¿Leve efecto secundario?— repitió Artemisa con incredulidad
—Además eso fue hace siglos— dijo Afrodita
—Ah, Katoptris —Afrodita sonrió—. Me alegro de que la hayas encontrado. Recibí muchas críticas por esa guerra, pero, sinceramente, Paris y Helena formaban una bonita pareja.
Los dioses voltearon a ver a Afrodita con incredulidad
—Formaban una pareja realmente fabulosa— dijo Afrodita ante la mirada de los otros dioses
—¿Y por eso era necesario iniciar una guerra?— preguntó Artemisa
—Por supuesto que era necesario— dijo Afrodita —hay cosas que se tienen que hacer por el amor
Y los héroes de esa guerra son ahora inmortales: al menos en la memoria de los hombres. El amor es poderoso, Piper. Puede hacer que los dioses se arrodillen.
Los dioses se removieron con incomodidad. Afrodita los miró con altanería
Le dije esto mismo a mi hijo Eneas cuando escapó de Troya. Él pensaba que había fracasado. ¡Creía que era un perdedor! Pero viajó a Troya…
—Y se convirtió en el fundador de Roma.
—Así que fue obviamente alguien muy importante— dijo Afrodita
—Bastante importante— comentó Jason
Atenea resopló
—Exacto. Verás, Piper, mis hijos pueden llegar a ser muy poderosos. Tú también puedes ser muy poderosa porque mi linaje es único. Estoy más cerca del principio de la creación que cualquier otro olímpico.
Afrodita tenía una expresión orgullosa
—Nunca me había puesto a pensar en eso detenidamente— comentó Katie
—Claro que no, querida— dijo Afrodita —pero es simplemente la verdad
—Eso me hace reconsiderar el molestar a Piper— dijo Leo
—Sí claro— bufó Piper
Piper se esforzó por recordar el nacimiento de Afrodita.
—¿No… saliste del mar? ¿En una concha de mar?
—Ay no querida, por supuesto que no— dijo Afrodita con una risita
—He vivido engañada durante este tiempo— dijo Zoé
—Yo también— dijo Bianca —lo de la concha de mar tenía mucho sentido
—No ariño, de ninguna manera podría ser así— dijo Afrodita
La diosa se echó a reír.
—Botticelli tenía mucha imaginación. Nunca estuve en una concha marina.
—Me encanta la imaginación que tenían esos pintores— suspiró Afrodita encantada — como Bouguereau, capturaban a la perfección mi esencia
Pero sí, salí del mar. Los primeros seres que salieron del caos fueron la Tierra y el Cielo: Gaia y Urano. Cuando su hijo, el titán Cronos, mató a Urano…
—Cortándolo en pedazos con una guadaña —recordó Piper.
—Ah sí, esa historia nos encanta— dijo Connor
—Nuestra historia favorita de todas— dijo Katie
—¿Cómo no amarla?— preguntó Miranda con sarcasmo
—Obviamente un cuento perfecto para contarlo por la noche— dijo Leo
—Por favor no— murmuró Esperanza
Afrodita arrugó la nariz.
—Sí. Los pedazos de Urano cayeron al mar. Su esencia inmortal creó la espuma marina. Y a partir de esa espuma…
—Naciste tú. Ya me acuerdo.
—Esa sí es una buena historia— señaló Afrodita
Así que eres…
—La última hija de Urano, que era superior a los dioses y los titanes. Así que, por extraño que parezca, soy el dios del Olimpo más viejo.
Zeus no parecía demasiado complacido de que recordarán eso
Como he dicho antes, el amor es una fuerza poderosa. Y tú, hija mía, eres mucho más que una cara bonita.
Piper se sonrojó
—Eres peligrosa y valiente— asintió Jason
—Y violenta— señaló Leo
Por ese motivo ya sabes quién está despertando a los gigantes y quién tiene el poder de abrir puertas a los lugares más recónditos de la tierra.
—Y no me gustó la respuesta— murmuró Piper
—A ninguno de nosotros— dijo Leo con una mueca
—Qué pésima respuesta— comentó Percy
—Es lo que dicen los maestros cuando ven mis exámenes— dijo Connor
—También los míos— asintió Percy —pero mis respuestas no son tan pésimas como esa respuesta en especial
Afrodita permaneció a la espera, como si intuyera que Piper estaba reuniendo poco a poco las piezas de un rompecabezas que formaba una imagen terrible.
—El peor rompecabezas de la historia— dijo Leo
—Me gustan los rompecabezas donde muestran escenas felices— dijo Percy
—A mí también— asintió Leo
—Gaia —dijo Piper—. La propia Tierra. Esa es nuestra enemiga.
Todos los presentes en la sala hicieron muecas
Confiaba en que Afrodita dijera que no, pero la diosa no apartó la vista de la percha de la armadura abollada.
—Ha dormido durante una eternidad, pero se está despertando poco a poco.
—Me parece mejor que esté dormida— dijo Apolo
—A todos— asintió Artemisa —solo ve los problemas que ha causado y ni siquiera está despierta
Los chicos hicieron una mueca
Incluso dormida es poderosa, pero cuando se despierte… estaremos perdidos.
Debes vencer a los gigantes antes de que eso ocurra y adormecer otra vez a Gaia.
—Y por supuesto puedes lograrlo— dijo Afrodita confiada
—Gracias por la confianza— dijo Piper
Afrodita sonrió
De lo contrario, la rebelión no ha hecho más que empezar. Los muertos seguirán resucitando. Los monstruos se regenerarán cada vez más deprisa. Los gigantes asolarán el lugar de nacimiento de los dioses.
Los dioses se miraron entre ellos
—No estaba seguro si en verdad eso pasaría— suspiró Hermes
—Por supuesto que eso sucedería— resopló Atenea
Y si hacen eso, toda la civilización se consumirá.
—Pero… ¿Gaia? ¿La Madre Tierra?
—No la subestimes —le advirtió Afrodita—.
—Otra vez hemos sido engañados y durante todo este tiempo— dijo Percy
—Hemos vivido engañados con demasiadas cosas— señaló Leo
—Tenemos que hacer una lista para no seguir siendo engañados— dijo Percy
—Estoy de acuerdo— dijo Rachel
—Esa es la actitud RED— comentó Leo
—Genial, tenemos que buscar nuevos tipos de engaños— se quejó Apolo
Es una deidad cruel. Ella tramó la muerte de Urano. Ella le dio a Cronos la guadaña y lo animó a que matara a su padre.
—Bueno, poniéndolo así nos tuvimos que dar cuenta antes— dijo Leo
—No sé por qué no lo hicimos— dijo Percy negando con la cabeza
—Por el engaño— señaló Miranda
—Por eso— asintió Leo
Mientras los titanes dominaban el mundo, dormía tranquila. Pero cuando los dioses los derrocaron, Gaia despertó de nuevo con toda su ira y dio a luz a una nueva raza (los gigantes) para que destruyeran el Olimpo de una vez por todas.
—Esa historia no me gusta— dijo Apolo
—A ninguno de nosotros, realmente— señaló Hermes
—Y está ocurriendo otra vez —dijo Piper—. La rebelión de los gigantes.
Afrodita asintió.
—Ya lo sabes. ¿Qué vas a hacer?
—No— murmuró Piper
—Bueno, técnicamente ya lo sabes— señaló Leo
—Eso es cierto— dijo Jason
—¿Yo? —Piper apretó los puños—. ¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Ponerme un vestido bonito y camelar a Gaia para que vuelva a dormirse?
—Ojalá eso funcionara —dijo Afrodita—.
—Ojala funcionara— dijo Leo
—Ojalá lo hiciera— murmuraron los chicos de la misión
—Pero nunca puede ser tan fácil— dijo Percy
Pero no, tendrás que encontrar tus puntos fuertes y luchar por lo que amas. Como mis favoritos, Helena y Paris.
Como mi hijo Eneas.
—Esperen— dijo Travis —tiempo fuera
—¿Ahora que sucede?— resopló Dionisio
—Helena ¿Tiene ese nombre por Helena de Troya?— preguntó Travis mirando a los legados
—Sí— respondió Bianca —un favor de Afrodita o algo así
Afrodita chilló —Es un nombre bellísimo
Piper y Jason intercambiaron miradas
—Helena y Paris murieron —dijo Piper.
—Y Eneas se convirtió en héroe —replicó la diosa—. El primer gran héroe de Roma.
—No podemos decir que no sea un buen argumento— señaló Apolo
—Claro que lo es— dijo Afrodita
—No tienes manera de pelear contra ese argumento— dijo Thalia
—Ninguna— asintió Piper
El resultado dependerá de ti, Piper, pero te diré una cosa: hay que reunir a los siete mejores semidioses para vencer a los gigantes, y esa empresa no tendrá éxito sin ti.
—Somos geniales— dijo Leo
Cuando los dos bandos coincidan… tú serás la mediadora. Tú decidirás si todo acaba en una amistad o en una matanza.
—Dioses— suspiró Piper
—No te preocupes, no hay ninguna presión— dijo Travis
—Gracias— dijo Piper
—¿Qué dos bandos?
A Piper se le empezó a nublar la vista.
—Debes despertar pronto, niña —dijo la diosa—. No siempre estoy de acuerdo con Hera, pero ha corrido un gran riesgo, y estoy de acuerdo en que es algo que hay que hacer.
—Hasta que dices algo sensato— masculló Hera
Afrodita rodó los ojos —Te recuerdo que según esto fui yo la que le gritó a Zeus para que decidiera que Eolo ayudara a los chicos para que te pudieran rescatar
—Antes de la fiesta— murmuró Zeus
Afrodita y Hera le dieron una mirada asesina
Zeus ha tenido a los bandos separados demasiado tiempo. Solo juntos tendréis el poder para salvar el Olimpo.
—Pero tomenlo con calma— comentó Leo
—Es lo que todos hacemos cuando nos dicen algo así— comentó Percy
—Claro que sí, siempre mantenemos la calma— dijo Leo
—Claro que lo hacemos— dijo Piper
Y ahora despierta. Espero que te guste la ropa que he elegido.
—¿Qué ropa? —preguntó Piper, pero en ese instante el sueño se fundió a negro.
—Esa ropa— dijo Leo
—Te veías espectacular— dijo Piper
—No más que tú— señaló Leo
—No más que el entrenador— comentó Piper
—Ninguno de nosotros le ganaba al entrenador— señaló Leo —ni con años de práctica
XLPiper
Piper se despertó ante una mesa en la terraza de un café.
Por un instante creyó que seguía soñando.
—Era demasiado bueno— dijo Piper
—Definitivamente— dijo Jason —pero al menos era cierto
—Algo bueno por el momento— dijo Leo
Era una mañana soleada. El aire era fresco, pero no desagradable para sentarse fuera. En las otras mesas, una mezcla de ciclistas, hombres de negocios y universitarios charlaban y bebían café.
—Los universitarios se veían como si quisieran estar en cualquier otro lugar— comentó Leo
—Como estudiando para los exámenes— señaló Rachel
—Noo, nadie quiere estudiar para los exámenes— señaló Percy
—Nadie quiere estudiar para los exámenes— repitió Leo —son horribles
Atenea les dio una mala mirada. Bianca se dio cuenta de la mirada que Charles le dio a la diosa y negó con la cabeza
Olía a eucaliptos. Muchos peatones pasaban por delante de pequeñas tiendas pintorescas. La calle estaba bordeada de callistemones y azaleas en flor, como si el invierno fuera un concepto extraño.
En otras palabras, estaba en California.
—Eso es bastante bueno— dijo Thalia
—Ya no les falta tanto camino— dijo Rachel
—No, casi nada— murmuró Leo —nada más nos faltaba la montaña del terror
—Nada más— asintió Piper
Sus amigos estaban sentados en sillas a su alrededor: todos con las manos dobladas tranquilamente sobre el pecho, dormitando plácidamente. Y todos llevaban ropa nueva.
—A esa ropa se refieren— dijo Travis
—Precisamente a esa ropa— dijo Piper
Piper miró su atuendo y dejó escapar un grito ahogado.
—¡Madre mía!
Gritó más alto de lo que pretendía. Jason se sobresaltó y golpeó la mesa con las rodillas, y todos se despertaron.
—Esa no es forma de despertar— se quejó Leo
—Lo siento— dijo Jason
—Siento haberte sobresaltado— dijo Piper —hemos despertado de peores formas
—Como cayendo del cielo— asintió Jason
—Como pensando que nuestros amigos estaban secuestrados— dijo Leo de pasada
—Esa sí es una mala manera de despertar— dijo Piper riendo
—Y que lo digas —comentó Frank
—¿De nuevo?— masculló Annabeth
—Son unas horribles personas— dijo Percy
—No podía dejar pasar la oportunidad— dijo Leo encogiéndose de hombros
—¿Qué pasa? —preguntó Hedge—. ¿Contra quién hay que luchar? ¿Dónde?
—¡Me caigo! —Leo se agarró a la mesa—. No…, no me caigo.
—Pero al menos no te caiste— señaló Percy
—Genial, no me gusta despertarme mientras caigo— dijo Leo —es una experiencia que no recomiendo para nada
¿Dónde estamos?
Jason parpadeó, tratando de orientarse. Se centró en Piper y emitió un pequeño sonido ahogado.
—¿Qué llevas puesto?
—Dioses Jason, siempre tan sutil— bromeó Leo
—Lo siento— dijo Jason sonrojado
—Te faltaba gritarlo para que todos se enteraran— bromeó Connor
—Así como en el campamento— asintió Miranda
Piper debió de ruborizarse. Llevaba el vestido color turquesa que había visto en el sueño, con unas mallas negras y unas botas de piel del mismo color.
Afrodita sonrió
Tenía puesta su pulsera de plata favorita, aunque la había dejado en su casa de Los Ángeles, y el viejo forro polar de su padre, que combinaba sorprendentemente bien con el conjunto.
—Obviamente tenía que combinar— dijo Afrodita encantada
—Por supuesto que sí reina de belleza, no vas a andar por ahí sin combinar— señaló Leo
—Claro— dijo Piper —no se me ocurrió que no podía andar así
Desenvainó a Katoptris y, al evaluar su reflejo en la hoja de la daga, comprobó que también tenía el pelo arreglado.
—Tiene que ser todo, querida— dijo Afrodita —yo no hago nada a medias
—¿Gracias?— murmuró Piper
—No es nada —dijo—. Es mi… —Recordó que Afrodita le había advertido que no dijera que habían hablado—. No es nada.
—Como si no fuera realmente obvio eso— dijo Apolo
—No es obvio— comentó Afrodita —pude simplemente haber cambiado su atuendo sin dirigirle una sola palabra
—Como en el campamento— señaló Katie
—Como en el campamento— asintió Afrodita
—Es cierto— suspiró Piper
Leo sonrió.
—Afrodita contrataca, ¿eh? Vas a ser la guerrera mejor vestida de la ciudad, reina de la belleza.
—Como debe de ser— comentó Afrodita
Piper se sonrojó
—Oye, Leo —Jason le dio un codazo en el brazo—. ¿Tú te has visto últimamente?
—¿Qué…? Oh.
A todos les habían hecho un lavado de cara.
—Admito que eso nos hacía falta— dijo Leo
—También yo lo admito— dijo Piper
—Era más que necesario— asintió Jason
Leo llevaba unos pantalones de raya diplomática, unos zapatos de piel negros, una camisa blanca de cuello Mao con tirantes, su cinturón portaherramientas, unas gafas de sol Ray-Ban y un sombrero de copa baja.
—Qué buen estilo— dijo Apolo
—Lo sé— dijo Afrodita —me encantan
Leo y Piper intercambiaron miradas horrorizadas
—Dioses, Leo —Piper procuró no reírse—. Creo que mi padre llevaba lo mismo en su último estreno, menos el cinturón.
—¡Cállate!
—Grosera— dijo Leo
—Es que eso llevaba— dijo Piper riendo
—Eres horrible, reina de belleza— dijo Leo
—A mí me parece que está bien —dijo el entrenador Hedge—. Claro que yo estoy mejor.
—Obviamente, era el mejor— dijo Leo con sarcasmo
—Claro que lo era— dijo Jason —jamás había visto un estilo como el suyo
—Ni yo— dijo Piper
El sátiro parecía una pesadilla de tonos pastel. Afrodita le había dado un traje holgado de color amarillo canario con zapatos de dos tonos que le encajaban en las pezuñas. Llevaba un sombrero de ala ancha amarillo a juego,
—No todos se pueden vestir de amarillo y verse bien— señaló Apolo
—Es cierto, no todos pueden lucir el amarillo— dijo Afrodita
—Por supuesto a nadie le queda tan fabuloso como a mí— comentó Apolo — es MÏ color
—Claro que lo es— dijo Bianca
—Eso ha sonado a sarcasmo— dijo Apolo
Bianca sonrió
una camisa de color rosa, una corbata azul celeste y un clavel azul en el hojal, que Hedge olió y acto seguido se comió.
—Es que el clavel no le quedaba— dijo Leo
—El clavel sufrió las consecuencias— dijo Percy negando con la cabeza
—No, es simplemente que ese vestuario traía la comida integrada— señaló Connor
—Bueno —dijo Jason—, por lo menos tu madre me ha pasado por alto.
Afrodita miró a su hija con una sonrisita. Piper se sonrojó furiosamente
Piper sabía que eso no era del todo cierto. Al mirarlo, el corazón le bailó claqué. Jason iba vestido de forma sencilla con unos vaqueros y una camiseta morada limpia, como la que llevaba en el Gran Cañón.
—Claro— dijo Afrodita —el morado te queda muy bien
—Gracias— dijo Jason
Llevaba puestas unas zapatillas de deporte nuevas y tenía el pelo recién cortado. Sus ojos eran del color del cielo. El mensaje de Afrodita era claro: este no necesita mejora.
Jason se sonrojó
—Vaya gracias— dijo Leo
—Oye, a mí también me vistió— señaló Piper
—Oh querido, es solo que le tenía que mandar el mensaje a mi hija para que se diera cuenta— comentó Afrodita —pero si quieres puede mandar el mensaje en este momento contigo
—No, no, no es necesario que lo haga— se apresuró a añadir Calipso —así está bien, gracias
Leo le dio una mirada de agradecimiento
—Lo sabía— rió Afrodita
Piper estaba de acuerdo.
—En fin —dijo, incómoda—, ¿cómo hemos llegado aquí?
—Tenías que haberlo explicado, reina de belleza— dijo Leo
—Por supuesto que no— dijo Piper
—Ha debido de ser Mellie —dijo Hedge, masticando alegremente su clavel —. Creo que esos vientos nos han hecho atravesar medio país.
—Qué genial— dijo Travis
—Nuevo método de viaje preferido— comentó Leo
—Un increíble transporte— dijo Bianca
Nos habríamos partido la crisma al chocar, pero el último regalo de Mellie, una suave brisa, amortiguó la caída.
—Y la han despedido por nuestra culpa —dijo Leo—. Somos lo peor, tío.
—Lo somos— asintió Leo
—¿No habíamos quedado que ese no era trabajo para ella?— preguntó Jason
—Cierto, lo olvidé por un momento— dijo Leo
—No le pasará nada —dijo Hedge—. Además, no pudo evitarlo. Tengo ese efecto en las ninfas.
—Ya lo notamos— dijo Connor
—El entrenador iba con todo— dijo Leo
—Y vaya que sí— dijo Piper
Le mandaré un mensaje cuando hayamos acabado la misión y la ayudaré a encontrar una solución. Con esa aura podría sentar la cabeza y criar un rebaño de cabritos.
—Vaya— murmuró Katie
—Es lo mismo que dijimos— comentó Leo
—Voy a vomitar —dijo Piper—. ¿Alguien más quiere café?
—¡Café! —La sonrisa de Hedge estaba manchada de azul de la flor—. ¡Me encanta el café!
—No suena a buena idea darle café— murmuró Frank
—No era buena idea, pero ¿Quién le iba a decir algo?— preguntó Leo —tampoco soy tan suicida
Todos sus amigos lo voltearon a ver con incredulidad
—Dije "tan"— señaló Leo ante las miradas
—Ejem —dijo Jason—, pero… ¿y el dinero? ¿Nuestras mochilas?
Piper bajó la vista. Las mochilas estaban a sus pies, y todo parecía seguir allí.
—Lo que fue un poco raro si pensamos que nos transportó el viento— dijo Leo
—Fue una brisa suave— señaló Jason
—Pero sigue siendo viento ¿No?— dijo Leo
Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y palpó dos cosas que no esperaba encontrar. Una era un fajo de dinero. La otra, un frasco de cristal: la poción para la amnesia. Dejó el frasco en el bolsillo y sacó el dinero.
—Tu mesada— bromeó Travis
—Al menos uno de nosotros tiene mesada— dijo Connor
Leo lanzó un silbido.
—¿Dinero? ¡Piper, tu madre sí que mola!
—Gracias, cariño— dijo Afrodita
Leo sonrió
—¡Camarera! —gritó Hedge—. Seis cafés dobles y lo que quieran estos muchachos. Póngalo en la cuenta de la chica.
—¿Seis cafés? Dioses ¿Cómo alguien puede resistir tanto?— preguntó Hazel
—No lo sé sigue siendo un misterio para nosotros— dijo Piper
—El misterio más grande de todos— asintió Leo
No tardaron mucho en descubrir dónde estaban. En los menús ponía « Café Verve, Walnut Creek, California» . Y, según la camarera, eran las nueve de la mañana del 21 de diciembre, el solsticio de invierno,
—Ahí empieza nuestra aventura contra reloj— dijo Leo
—¿Ahí?— preguntó Piper
—Ahí— asintió Leo —no hay nada mejor que tener tres horas para cumplir el plazo
—Claro, eso es mucho mejor— dijo Percy
—Se siente la adrenalina— asintió Leo
—Claro que sí— dijo Piper
con lo que les quedaban tres horas hasta el plazo final de Encélado.
Tampoco tuvieron que preguntarse dónde estaba el Monte del Diablo. Podían verlo en el horizonte, justo al final de la calle.
—Qué buen servicio— asintió Leo
—El mejor servicio de todos— dijo Piper
—Obviamente— dijo Leo
Después de las Montañas Rocosas, el Monte del Diablo no parecía muy grande, ni estaba cubierto de nieve. Parecía realmente tranquilo, con sus surcos dorados veteados de árboles de color verde grisáceo.
—Sí, no era tranquilo— murmuró Piper
—Gracias por ese spoiler— dijo Travis
—No puede ser un spoiler teniendo un nombre como "Monte Diablo"— dijo Rachel
—Es cierto, el nombre lo dice todo— comentó Katie
Pero el tamaño era engañoso en las montañas, y Piper lo sabía. Probablemente era mucho más grande de cerca. Las apariencias también eran engañosas.
—Y vaya que lo son— dijo
Allí estaban —otra vez en California—, su supuesto hogar, con sus cielos soleados, su clima templado, su gente relajada y un plato de bollos con pepitas de chocolate y café.
—Como si fuéramos personas normales— dijo Leo
—Al menos intentamos serlo— dijo Jason
—Es cierto— dijo Piper — debe valer para algo
—Debería hacerlo— comentó Thalia
Mientras tanto, a pocos kilómetros de distancia, en algún lugar de aquella plácida montaña, un gigante superpoderoso y supermalvado estaba a punto de comerse a su padre como almuerzo.
—Un día muy normal— bufó Piper
—Cualquier día en nuestra vida— dijo Percy
—Lo de todos los días— asintió Leo
—Lo que callamos los mestizos— bromeó Connor
Leo sacó algo del bolsillo: el viejo dibujo hecho con lápices de cera que le había dado Eolo. Afrodita debía de considerarlo importante para trasladarlo por arte de magia a su nuevo atuendo.
—Bueno, Eolo dijo que es la clave de su éxito— comentó Afrodita
—Así que obviamente no podía faltar— señaló Hermes
—Qué bueno que no faltó— murmuró Leo
—¿Qué es eso? —preguntó Piper.
Leo volvió a doblarlo con cautela y lo guardó.
—Nada. Un dibujo de la guardería. No te pierdes mucho.
—No, casi de nada— dijo Piper con sarcasmo
—Nada más de lo más fabuloso de todo el mundo— señaló Percy
—En cualquier lado lo podemos conseguir— dijo Piper
—De acuerdo, ya entendí— dijo Leo
—Es más que eso —supuso Jason—. Eolo dijo que era la clave de nuestro éxito.
Leo negó con la cabeza.
—Hoy, no. Se refería a… más adelante.
—Por supuesto que sí— dijo Apolo
—Todo tiene un tiempo determinado— asintió Rachel
—¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó Piper.
—Créeme —dijo Leo—. Bueno, ¿cuál es el plan?
El entrenador Hedge eructó.
—Que buen plan— dijo Connor
—El mejor plan de todo el mundo— dijo Katie rodando los ojos
—No hay ningún plan como ese— comentó Leo
—De ninguna manera— dijo Percy
Ya se había tomado tres cafés y un plato de donuts, junto con dos servilletas y otra flor del jarrón de la mesa. Se habría comido los cubiertos si Piper no le hubiera dado una palmada en la mano.
—No habríamos podido pagarlos— dijo Leo
—Y habríamos terminado lavando trastes— asintió Jason
—Escalar la montaña —dijo Hedge—. Matar a todo lo que se mueva menos al padre de Piper y marcharnos.
—Gracias, general Eisenhower —masculló Jason.
—Se parece al plan de Annabeth con el gigante pequeño Caco— comentó Travis
—Fue la mejor estrategia del mundo— asintió Percy
—Calla— dijo Annabeth sonrojada
—¡Oye, solo es una idea!
—Chicos —dijo Piper—, hay algo más que tenéis que saber.
—No quería saberlo— dijo Leo
—Pero tenían que saberlo— señaló Piper
Fue difícil, ya que no podía mencionar a su madre, pero les dijo que había averiguado algunas cosas en sueños. Les habló de su enemiga real: Gaia.
Los semidioses resoplaron
—¿Gaia? —Leo sacudió la cabeza—. ¿No es la Madre Naturaleza? Se supone que tiene flores en el pelo, pájaros cantando a su alrededor y ciervos y conejos que le hacen la colada.
—Leo, esa es Blancanieves —dijo Piper.
—¿Por qué no podía ser Blancanieves nuestra enemiga?— preguntó Leo
—Porque en todo caso la enemiga sería la bruja malvada— señaló Percy
—Cierto, pero eso nos convertiría en princesas— bromeó Leo
—Pero yo soy Ariel— dijo Percy riendo
Leo y Percy chocaron los cinco
—Vale, pero…
—Escucha, yogurín —el entrenador Hedge se limpió el café de la perilla—. Piper nos está diciendo algo importante.
—Gracias— dijo Piper
—Así que pongan atención— dijo Travis
Gaia no es ninguna blandengue. Ni siquiera estoy seguro de que yo pudiera acabar con ella.
Leo lanzó un silbido.
—¿De verdad?
—Es bastante poderosa entonces— comentó Percy
—La peor de todas al parecer— dijo Leo
Hedge asintió con la cabeza.
—Esa Mujer de Tierra… Ella y su antigua pareja el cielo eran muy desagradables.
—Urano —dijo Piper.
—Bastante desagradable— dijo Apolo
No pudo evitar alzar la vista al cielo azul, preguntándose si tenía ojos.
—No exactamente— dijo Hermes
—Dioses, ahora no podemos caminar ni ver al cielo con tranquilidad— dijo Percy
—Bueno, gracias por eso— dijo Bianca —no viviré con tranquilidad
—Lo siento— dijo Percy con una sonrisa
—Exacto —dijo Hedge—. Urano no es un padre modelo. Arrojó a sus primeros hijos, los cíclopes, al Tártaro. Eso sacó de quicio a Gaia, pero esperó el momento idóneo. Luego tuvieron más hijos (los doce titanes),
—Tampoco eran agradables— señaló Deméter con una mueca
—Ninguno podría ser agradable— masculló Dionisio
y Gaia temió que también acabaran encerrados, así que acudió a su hijo Cronos…
—El grandullón malo —dijo Leo—. Al que vencieron el verano pasado.
—Así es— dijo Connor
—De acuerdo, gracias por confirmar mi información— dijo Leo
—De nada— dijo Connor
—Eso es. Y Gaia le dio la guadaña y le dijo: « Oye, ¿por qué no llamo a tu padre y mientras esté distraído hablando conmigo lo cortas en trocitos? Entonces tú podrías dominar el mundo. ¿A que sería estupendo?» .
—Sí, suena estupendo— murmuró Miranda con sarcasmo
—Suena como el sueño de todos— dijo Rachel con sarcasmo
Nadie dijo nada. A Piper ya no le parecía tan apetitoso el bollo con pepitas de chocolate. A pesar de haber oído la historia antes, seguía sin acabar de entenderla.
—No te preocupes, no eres la única— dijo Percy
—Gracias, me parece genial— dijo Piper
Intentó imaginarse a un chico tan confundido que fuera capaz de matar a su padre solo por poder. Luego se imaginó a una madre tan confundida que fuera capaz de convencer a su hijo de que lo hiciera.
—Definitivamente, no es Blancanieves —decidió.
—Nop— dijo Leo —pero me habría gustado que lo fuera
—A mí también— dijo Percy
—Tampoco es tan buena idea— comentó Katie —ella puede llamar a los animales del bosque
—No había pensado en eso— masculló Leo
—No, Cronos era malo —dijo Hedge—. Pero Gaia es la madre de todos los malos en el sentido literal de la expresión.
—Básicamente— asintió Apolo
—Como si no fuera lo suficientemente aterradora— dijo Percy
Es tan vieja y tan poderosa, tan enorme, que le cuesta estar del todo consciente. Se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, y así es como nos gusta que esté: roncando.
—Por favor— dijo Hermes
—Es un millón de veces mejor— dijo Apolo
—Pero habló conmigo —dijo Leo—. ¿Cómo puede estar dormida?
Gleeson se sacudió las migas de su solapa de color amarillo canario. Iba ya por su sexto café y tenía las pupilas grandes como monedas.
—No es bueno tanto café— dijo Piper
—No, nunca abusen del café— dijo Leo
—Incluso dormida, una parte de su conciencia permanece activa: soñando, vigilando y haciendo pequeñas cosas, como provocar la erupción de volcanes y la rebelión de monstruos.
—Muchas gracias— dijo Percy
—Tenemos tanto que agradecerle— masculló Thalia con sarcasmo
Ni siquiera ahora está del todo despierta. Créeme, no te interesa verla totalmente despierta.
—Pero ahora mismo está ganando poder —intervino Piper—.
—Genial— dijo Katie
—Lo que todos queríamos escuchar— dijo Apolo
Está haciendo que los gigantes se rebelen. Y si su rey vuelve… ese tal Porfirio…
—Reclutará un ejército para destruir a los dioses —intervino Jason—.
Empezando por Hera. Estallará otra guerra. Y Gaia se despertará del todo.
—Y sería el fin para todos— dijo Artemisa
—Hermanita, qué optimista eres— señaló Apolo
—Es la verdad Apolo— dijo Artemisa
Gleeson asintió.
—Por eso es buena idea que nos mantengamos apartados del suelo lo máximo posible.
—Pero tienen que escalar una montaña— comentó Zoé
—Era justamente lo que nos faltaba— dijo Piper
Leo miró con recelo el Monte del Diablo.
—Así que… trepar una montaña. Eso sería peligroso.
A Piper se le cayó el alma a los pies.
—A todos— dijo Jason —pero eso no nos iba a detener
—Por supuesto que no— dijo Leo
Primero le habían pedido que traicionara a sus amigos. Y en ese momento estaban intentando ayudarla a rescatar a su padre, aunque sabían que iban a caer en una trampa.
—Claro que íbamos a hacerlo— dijo Jason
—Una trampa no nos va a detener— dijo Leo
—Gracias chicos— comentó Piper con una sonrisa
La idea de luchar contra un gigante ya le daba bastante miedo, pero la idea de que estuviera detrás Gaia, una fuerza más poderosa que un dios o un titán…
—Chicos, no puedo pediros que lo hagáis —dijo Piper—. Es demasiado peligroso.
—Lo peligroso es nuestra especialidad— dijo Leo
—Y vaya que lo es— suspiró Piper
—¿Estás de guasa? —Gleeson eructó y les mostró su sonrisa color azul clavel —. ¿Quién está preparado para repartir estopa?
—¡Yo!— dijo Leo
—Fin del capítulo— dijo Bianca —¿Alguien más va a leer?
—Leemos uno más y podemos ir a comer —dijo Hestia
—Gracias— dijo Percy
Bianca no podía dejar de pensar que si los dioses no estuvieran ahí eso se podría parecer mucho a su antigua vida, donde todos pasaba demasiado tiempo juntos, no lo iba a negar extrañaba eso, extrañaba hablar con quien sea de lo que sea sin preocuparse de qué podía o no decir y por supuesto, esta situación también la llevaba a pensar en los últimos días antes de que apareciera en la sala de Trono.
El día 0 (así es como lo había empezado a llamar Zoé y pronto todos adoptaron el nombre) Bianca había estado en el Campamento Mestizo, había estado practicando con su Μπαμπάς** algunos movimientos con la espada, no era mala, pero tampoco era buena, de hecho por muy sorprendente que sonara, era buena con el arco, pero aún así tenía que practicar con la espada, nunca sabías lo que podría pasar.
Así que ahí estaba sudando, intentando hacer un buen movimiento cuando su Μπαμπάς se puso tenso y miró a las fronteras del Campamento
—Algo va mal— murmuró
—¡Nico!— gritó su padre desde la enfermería, gritó algo más pero ella no lo escuchó
—¡Levántate!— le gritó Nico
Ella lo hizo de inmediato, luego todo fue un caos, en ese momento no había entendido lo que pasaba, solo que algo estaba realmente mal, fue todo como un sueño, solo recordaba retazos de una conversación
—¡Escúchame, tienes que intentarlo! Lo hiciste bien la última vez y tienes que llevar a Esperanza contigo— decía Nico
¿Cuando demonios se había unido Esperanza a ellos?
—Pero no puedo— dijo Bianca
—Bianca, tienes que hacer el viaje sombra, toma a Esperanza de la mano. Te lo enseñamos muchas veces ya sabes a donde ir— gritó Nico —te veremos ahí, te lo prometo
Bianca no quería irse, pero su padre le daba esa mirada típica de él de "no voy a aceptar discusión sobre ese tema", además le daba un miedo atroz el viaje
—Te lo prometo— repitió Nico ante su negativa de irse
A su pesar hizo el viaje, llevando a Esperanza consigo, después todo fue un borrón de eventos, pero no hacía falta decir que la promesa no se había llevado a cabo
—¿Bianca?— susurró Charles trayendola al presente —¿Te encuentras bien?
Ella lo miró, él entendió y tomó su mano. Luego se dio cuenta que todos la estaban mirando con confusión.
—Entonces— murmuró Bianca —¿Quién va a leer?
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