JASON XXXVII, XXXVIII
Jason
El tiempo pasa muy rápido cuando te diviertes, así que obviamente pronto llegó la hora de que todos los chicos regresaran al respectivo palacio donde se quedaban, después de su tiempo libre.
En el palacio de Hades:
Nico llegó al palacio de su padre y ahí solo se encontraba su hermana Hazel acostada sobre su cama
—Nico— dijo Hazel levantándose
—Will me dijo que lo ayudaste— dijo Nico alzando las tarjetas de mitomagia que Will le había regalado
—¿Te gustaron? — preguntó Hazel con timidez —puedo cambiarlos si qui…
—Gracias— dijo Nico, en un acto que cada vez se volvía más familiar y más frecuente, nico la abrazó —me encantaron
Hazel sonrió regresandole el abrazo, se rompió cuando Hades y Perséfone entraron al palacio.
En el palacio de Apolo:
Will fue el último en llegar al palacio de su padre, Apolo lo miró con una sonrisa
—¿Te divertiste?— preguntó el dios del sol
—Papá —dijo Will sonrojado
—De acuerdo, de acuerdo— dijo Apolo —¿Lo encontraste?
Will asintió —Es maravilloso
—Me alegra— comentó Apolo —obviamente soy el mejor, y por eso no le puedes decir a nadie que yo te dije sobre él
—No lo haré— dijo Will
Todos los demás integrantes del palacio miraron la plática con confusión, Will se sentó en su cama y el silencio se extendió
Bianca lo miraba furtivamente de vez en cuando, todavía se sentía extraña. Se sentía como cuando en una ocasión había olvidado un discurso enfrente de toda la escuela y acabó diciendo pura tontería, esta vez era igual solo que con su vida, esa ocasión muchos chicos de la escuela se habían reído de ella… Hasta que los golpeó. Ahora no podía golpear a nadie y tenía que improvisar un nuevo discurso para todo lo que conocía.
Al día siguiente, después de un rico desayuno alto en vitaminas y cereales, se dispusieron a regresar a la sala de Trono para continuar la lectura
—Yo voy a leer— dijo Atenea —capítulo 37, Jason
Jason había encontrado a su hermana y la había perdido en menos de una hora.
—Es un nuevo récord— dijo Leo
—Nos gustan los nuevos récords— comentó Jason
—Nos encantan— asintió Thalia
—Debemos admitir que tienen buenos récords— señaló Miranda
—Gracias— dijeron Thalia y Jason al unísono
Mientras subían por los riscos de la isla flotante, no paraba de mirar atrás, pero Thalia había desaparecido.
—Pues sí, recuerda que ya no había puente— dijo Travis
—Obviamente es porque ya no había puente— asintió Leo —Jason, tienes que poner más atención
—Por supuesto— dijo Jason —lamento no haber puesto la atención necesaria
—Qué no ocurra para la próxima— dijo Leo
Aunque ella había dicho que volvería a verlo, Jason tenía sus dudas. Ella había encontrado una nueva familia en las cazadoras y una nueva madre en Artemisa.
Thalia se veía un poco incómoda con eso, Jason lucía avergonzado
Parecía tan segura y tan a gusto con su nueva vida que Jason no estaba seguro de si algún día él llegaría a formar parte de todo ello.
—Creo que ambos vamos por el buen camino— murmuró Thalia
Jason asintió
Y parecía decidida a encontrar a su amigo Percy. ¿Habría buscado a Jason con el mismo empeño?
Thalia palideció —Si yo hubiera sabido…
—Lo sé, lo sé— dijo Jason —eso fue injusto de mi parte, lo siento, tú… Tú no lo sabías
—Las cosas habrían sido muy diferentes si lo hubiera sabido— dijo Thalia
—Lo siento— dijo Jason
« No es justo —se dijo—. Ella creía que estabas muerto» .
Le costaba asumir lo que ella había dicho de su madre. Era como si Thalia le hubiera entregado a Jason un bebé —un bebé muy feo y chillón—
Jason hizo una mueca
y le hubiera dicho: « Toma, es tuyo. Carga tú con él» . No quería cargar con él. No quería mirarlo ni reconocerlo.
—Pero no puedes soltar al bebé feo y chillón— señaló Leo
—Pero quería hacerlo— dijo Jason
—Debes convivir antes con él— comentó Leo
Jason asintió de acuerdo
No quería saber que tenía una madre inestable que se había deshecho de él para contentar a una diosa. No le extrañaba que Thalia hubiera escapado.
Thalia hizo una mueca —Pero no eso no fue tu culpa
Entonces se acordó de la cabaña de Zeus en el Campamento Mestizo: aquel pequeño hueco que Thalia había usado como litera, fuera de la vista de la ceñuda estatua del dios del cielo. Su padre tampoco era un chollo.
Zeus le dio una mirada ceñuda, Jason se sonrojó furiosamente
—Tiene motivos para decirlo— señaló Hades
—Mira quien habla— bufó Zeus
Bianca rodó los ojos e intercambió una mirada con Charles que ambos entendieron perfectamente, es genial como a veces se pueden comunicar los amigos
Jason entendía por qué Thalia había renunciado también a aquella parte de su vida, pero seguía resentido.
—Pero no contigo— añadió Jason de manera apresurada —era más con la situación en general
Thalia asintió, diciéndole que entendía
No podía tener tanta suerte. Le había tocado cargar con el muerto.
Llevaba la mochila dorada con los vientos sujeta a los hombros. Cuanto más se acercaban al palacio de Eolo, más pesaba la bolsa.
—No creo que estén muy felices— dijo Connor
—Supongo que no les gustaba estar encerrados— dijo Leo
—A nadie le gustaría estar encerrado— señaló Rachel
—No pueden ser los espíritus de tormenta aterrorizantes que nacieron para ser— dijo Miranda
Los vientos forcejeaban, hacían ruido y se movían a tientas. El único que parecía de buen humor era el entrenador Hedge. No paraba de subir dando brincos por la resbaladiza escalera y de bajar trotando.
—La estaba pasando increíble— asintió Leo
—Al menos uno de nosotros la tenía que pasar bien— señaló Piper
—Es cierto— dijo Jason —le fue bastante bien en esa visita
—Y vaya que sí— dijo Piper con una sonrisa
—¡Vamos, yogurines! ¡Solamente quedan unos miles de escalones más!
—Nada más, sí se puede— dijo Percy
—Nada mejor que subir mil escalones para darte una nueva perspectiva de la vida— dijo Leo
—Nada te hace reflexionar tanto como subir los escalones— asintió Travis
—Un ejercicio bastante relajante— dijo Percy
Mientras ascendían, Leo y Piper dejaron a Jason sumido en el silencio. Tal vez percibían su mal humor.
—Era difícil no hacerlo— dijo Leo
—Gracias— murmuró Jason
—Además sabíamos que necesitabas tiempo— señaló Piper
—Sí, eso también— dijo Leo
Piper no paraba de mirar atrás, preocupada, como si hubiera sido él quien hubiera estado a punto de morir de hipotermia en lugar de ella. O tal vez iba pensando en la propuesta de Thalia.
—Ambas— dijo Piper
—Por supuesto que tenían que ser ambas— dijo Rachel
Le habían contado lo que Thalia había dicho en el puente —que podían salvar tanto a su padre como a Hera —, pero Jason no alcanzaba a entender cómo iban aconseguirlo
—Es una sorpresa— dijo Thalia
—Ese tipo de sorpresas sí me gustan— dijo Piper
—Ese tipo de sorpresas son las mejores— asintió Leo
—Por supuesto, hay de sorpresas a sorpresas— dijo Thalia
y no estaba seguro de si esa posibilidad había despertado a Piper más esperanza que inquietud.
—Pues sí— asintió Piper
—¿Cómo no iba a hacerlo?— preguntó Rachel
—Cualquier oportunidad era mejor que nada— dijo Piper
—Y vaya que sí— dijo Percy
Leo se daba manotazos continuamente en las piernas, comprobando que no tenía los pantalones en llamas. Ya no echaba humo, pero el incidente del puente de hielo había asustado mucho a Jason.
—Lo siento Superman— dijo Leo con una sonrisa
—Está bien, ya pasó— dijo Jason
—Pero por favor no te vuelvas a incendiar mientras cruzan un puente— añadió Piper
—No prometo nada, reina de belleza— dijo Leo
—No puede hacer ese tipo de promesas tan a la ligera— señaló Travis
No parecía que Leo se hubiera dado cuenta de que le salía humo de las orejas y de que tenía llamas en el pelo.
—Pero mi cabello se veía fabuloso con llamas ¿No?— preguntó Leo
—Un poco, sí— dijo Jason
—Con eso es más que suficiente para mí— dijo Leo
—Para qué queremos velas de cumpleaños si tenemos a Leo— bromeó Connor
—¡Oye!— se quejó Leo —no, espera… Es un buen punto
Si entraba en combustión espontánea cada vez que se excitaba, iban a pasarlo mal para llevarlo a cualquier parte.
—Gracias— murmuró Leo
—No si lo llevamos a un parque acuático— señaló Percy
—Dioses, no ¿Se imaginan el desastre que crearían?— preguntó Thalia
—Si sigues así no te vamos a invitar— advirtió Percy
—Además no crearíamos tanto desastre— señaló Leo intercambiando una mirada con Percy
—No lo haríamos — dijo Percy
Jason se imaginaba intentando pedir comida en un restaurante. « Quiero una hamburguesa con queso y… ¡Ahhh! ¡Mi amigo está ardiendo! ¡Traiga un cubo!»
—Pero solo imagina la cara de los mortales— comentó Travis
—Eso es cierto, sería demasiado divertido— dijo Connor —podemos decirles "necesito la mejor mesa de aquí o mi amigo se incendia" y de repente ¡Boom! Leo se incendia
—Debo admitir que jamás había escuchado una idea tan fantástica— dijo Leo riendo
—Podemos decir que tenemos que darnos prisa porque se está incendiando y nos tienen que dejar pasar primero y de repente que prenda en llamas— señaló Esperanza
—Dioses, olvida mi idea, esa es mucho mejor— dijo Connor —¿Te imaginas la fila que nos ahorraríamos?
—Pero si yo voy a ser el amigo que se incendia, necesito al menos una buena remuneración— dijo Leo
Sin embargo, lo que más preocupaba a Jason era lo que había dicho Leo. Jason no quería ser un puente, ni un intercambio, ni nada por el estilo.
—Me gustan los intercambios normales como tazas y chocolates, gracias— dijo Percy —sobretodo si son azules
—A mí también, aunque puede ser de cualquier color— dijo Jason
Solo quería saber de dónde había venido. Y Thalia se había quedado muy desconcertada cuando Leo había mencionado la casa incendiada del sueño: el lugar que según la loba Lupa era su punto de partida.
—Bueno, ahora ya tiene sentido— comentó Jason
—Como casi todo— señaló Leo
—Es cierto— dijo Jason
¿Cómo conocía Thalia ese lugar y por qué suponía que Jason podía encontrarlo?
—Porque podías encontrarlo— dijo Thalia
—Obviamente Jason ¿Por qué más?— dijo Leo negando con la cabeza
—Claramente por eso— comentó Jason
La respuesta parecía estar cerca, pero, cuanto más se acercaba Jason, menos colaboraba ella, como los vientos que llevaba a la espalda.
—Qué respuesta tan grosera— dijo Leo
—Así son siempre las respuestas— suspiró Percy
—Sobretodo si no recuerdas nada— murmuró Jason
Finalmente llegaron a lo alto de la isla. Unos muros de bronce rodeaban los jardines de la fortaleza, pero Jason no se imaginaba quién podría atacar aquel sitio.
—Nunca lo sabes— señaló Hermes
—Eso es cierto— asintió Apolo —siempre hay individuos que van a querer atacar
Ante ellos se abrieron unas puertas de casi diez metros de altura, tras las cuales había un camino de piedra púrpura pulida que conducía a la ciudadela principal:
—Estuvo increíble, recomiendo el paseo— dijo Leo
—¿10/10?— preguntó Travis
—8/10— contestó Leo —porque el final del paseo no me gustó
una rotonda con columnas blancas de estilo griego, como un monumento de Washington, D. C., salvo por el montón de antenas parabólicas y de torres de radio del tejado.
—Por supuesto, esas no pueden faltar— dijo Apolo
—Por supuesto que no— dijo Hermes
—¿Por qué antenas parabólicas?— preguntó Bianca
—Ya verás por qué— dijo Piper
—Y la respuesta te sorprenderá— asintió Leo
—Es muy raro —dijo Piper.
—Supongo que en una isla flotante no se sintoniza la televisión por cable — comentó Leo—. Jo, mirad el jardín que tiene el tío.
—Era un jardín increíble— asintió Piper
—Sí lo era— dijo Jason —aunque un poco inquietante
La rotonda se hallaba en el centro de un círculo que debía de medir unos cuatrocientos metros. Los jardines eran espectaculares de un modo inquietante.
—Inquietantemente genial— dijo Leo
—Los mejores jardines son así— suspiró Perséfone
—Y por sí tenían la duda, lo dice por experiencia— señaló Apolo
Estaban divididos en cuatro secciones, como grandes porciones de pizza, cada una de las cuales representaba una estación.
—Un jardín pizza, excelente— dijo Connor
—Todos necesitamos un jardín pizza— asintió Leo
—Suena a algo realmente genial— comentó Katie
—Sí lo era— asintió Piper
La sección de la derecha estaba compuesta de restos congelados, con árboles sin hojas y un lago helado. Los muñecos de nieve rodaban a través del paisaje cuando soplaba el viento, de modo que Jason no estaba seguro de si eran adornos o si estaban vivos.
—Esa pregunta no la podremos contestar— dijo Leo
—Creo que sería mejor si fueran adornos— dijo Rachel
—Por el bien de nuestra salud mental— asintió Leo
—Claramente— dijo Percy asintiendo con la cabeza
A su izquierda había un parque otoñal con árboles dorados y rojos. Montones de hojas volaban formando dibujos: dioses, personas, animales que se perseguían los unos a los otros antes de volver a dispersarse entre las hojas.
—Suena genial— dijo Katie
—Ojalá que hubiéramos pasado más tiempo en el jardín pizza— dijo Leo
—Pero no lo podíamos hacer— comentó Piper
—Pero sin duda habría sido divertido— señaló Leo
A lo lejos, Jason vio dos zonas más situadas detrás de la rotonda. Una parecía un prado verde con ovejas hechas de nubes.
—Para que vean que las ovejas sí pueden estar hechas de nubes— señaló Percy
—No Annabeth, no puedes argumentar nada contra eso— dijo Piper riendo —eran ovejas hechas de nubes
—No iba a decir nada— masculló Annabeth
—Todos vimos la intención— dijo Thalia
—Lo hicimos— asintió Piper
Piper y Percy chocaron los cinco
La última sección era un desierto donde las plantas rodadoras trazaban extraños dibujos en la arena como, por ejemplo, letras griegas, caras sonrientes y un enorme anuncio que decía: ¡VEA A EOLO TODAS LAS NOCHES!
—Eso sí es tener buena publicidad— dijo Apolo
—Necesitamos una publicidad así— asintió Hermes
—Nosotros también— dijo Connor —¿Se imaginan a la entrada del Campamento Mestizo?
—Mientras Leo se prende en llamas— señaló Percy
—Puedo visualizarlo y es fabuloso— asintió Leo
—Y Nico apareciendo esqueletos de la nada— dijo Percy —sip, ya todo está hecho
—¿Por qué yo?— preguntó Nico
—Porque eres el único que puede aparecer esqueletos— observó Percy
—A menos que vayas a estar sumamente ocupado encerrado en la enfermería— dijo Leo con aire inocente
—Oh dioses— susurró Bianca sonrojada
—Oh dioses, te atreviste— dijo Percy sorprendido
—No puedo creer que Leo me haya ganado a molestar al renacuajo— masculló Thalia
—Te voy a matar Valdez— gruñó Nico levantándose —no me vuelvas a decir de esa manera— dijo Nico viendo a Thalia
Un para de manos esqueléticas agarraron los tobillos de Leo, mientras casi todos los demás trataban de mantener expresiones serias
—Otra vez los esqueletos no— chilló Leo
—10 dracmas a Leo/ 10 a Nico— susurraban las voces de los Stoll
—Sombritas, no lo puedes matar— dijo Will —Esperanza me cae bien
Esperanza sonrió. Will hizo que Nico se volviera a sentar
—Muchas gracias— murmuró Leo
—Yo sí quería ver una pelea para saber quien ganaba— dijo Apolo
—Obviamente mi hijo— dijo Hades
Hefesto resopló —Sí claro
—No empiece ustedes —masculló Hera
—Yo también quería ver la pelea porque es obvio quien va a ganar— susurró Bianca a Charles
—No pienso dar mi opinión sobre esto— susurró de vuelta Charles —cualquier cosa que diga será mi perdición
—Oh por favor, no le temas a una niña de nueve años— bromeó Bianca
Esperanza miró a Bianca como si supiera de lo que estaba hablando y le sacó la lengua
—Una sección por cada uno de los cuatro dioses de los vientos —aventuró Jason—. Cuatro puntos cardinales.
—Un aplauso a Jason por esa deducción— dijo Leo
Los chicos aplaudieron
—Me encanta ese prado —el entrenador Hedge se lamió los labios—. Chicos, ¿os importa…?
—Adelante —dijo Jason.
—No nos íbamos a interponer entre él y su comida— argumentó Piper
—Nadie en su sano juicio lo haría— dijo Frank
—Y menos si aún lleva su porra— dijo Hazel
—No habría sido lo más indicado— comentó Piper
En realidad, se alegró de despachar al sátiro. Bastante difícil sería ya ganarse el favor de Eolo sin el entrenador Hedge agitando la porra y gritando: « ¡Muere!» .
—Eso es cierto— comentó Frank
Los demás chicos del Argo II asintieron de acuerdo
Mientras el sátiro se marchaba corriendo a atacar a la primavera, Jason, Leo y Piper recorrieron el camino hacia los escalones del palacio. Cruzaron las puertas principales
—Así como en las películas— asintió Leo —tal vez faltó una explosión detrás de nosotros o algo así, pero llegamos con toda la actitud
—Sí claro, toda la actitud— dijo Piper
—Toda la actitud, reina de belleza— dijo Leo
—Claro que sí— comentó Jason
y entraron en un vestíbulo de mármol blanco decorado con pancartas púrpura en las que ponía: CANAL METEOROLÓGICO DEL OLIMPO, y otras en las que simplemente ponía: CMO.
—Es un muy buen canal— dijo Deméter
—Oh, por eso es que tiene antenas parabólicas— comentó Bianca
—Así es— dijo Piper —un canal meteorológico bastante raro
—Y que lo digas— murmuró Leo
—¡Hola!
Una mujer se acercó a ellos flotando. Flotando en el sentido literal de la palabra.
—Fue un poco raro— dijo Piper
—Y vaya que lo fue— dijo Jason
Era guapa al estilo duende que Jason asociaba con los espíritus de la naturaleza del Campamento Mestizo: menuda, con las orejas un poco puntiagudas y un rostro sin edad que podría haber tenido lo mismo dieciséis años que treinta.
—Sí, eso suele pasar— comentó Apolo
—Bastante seguido en realidad— asintió Hermes
—Lo que es bueno saber— dijo Piper
Sus ojos marrones centelleaban alegremente. Aunque no soplaba viento, su cabello moreno se agitaba en cámara lenta.
—Fue un efecto muy bueno— dijo Leo
—Suena bastante increíble— asintió Miranda
—Debían tener los mejores efectos, obviamente— señaló Travis
—Por supuesto que debían— dijo Leo
Su vestido blanco ondeaba a su alrededor como la tela de un paracaídas. Jason no sabía si tenía pies, pero, de ser así, no tocaban el suelo. Tenía un ordenador táctil blanco en la mano.
—Siempre a la moda— dijo Travis
—Están en un canal meteorológico— señaló Katie
—Pero podrían no tenerlo— dijo Travis
—Aquí la pregunta es ¿Por qué ellos sí tienen aparatos electrónicos?— dijo Connor en tono quejumbroso
—Porque es para ser cool y hacerse notar— bromeó Miranda
—¿Es usted pariente del señor Zeus? —preguntó—. Le estábamos esperando.
Jason intentó responder, pero resultaba un poco difícil pensar con claridad, pues se había dado cuenta de que la mujer era transparente.
—Obviamente, eso nunca ayuda en la concentración— dijo Percy
—Definitivamente no— dijo Jason con una mueca
Su figura aparecía y desaparecía como si estuviera hecha de niebla.
—¿Es usted un fantasma? —preguntó.
Inmediatamente supo que la había ofendido.
—Ay Jason— dijo Leo negado con la cabeza
—Lo siento, pero era la deducción más lógica— comentó Jason
—No tanto, ya que están en el palacio de Eolo— dijo Apolo
La sonrisa de la mujer se convirtió en un mohín.
—Soy un aura, señor. Una ninfa del viento, como es lógico, y trabajo para el señor de los vientos.
—Como es lógico— señaló Leo
—De acuerdo, de nuevo, lo siento— dijo Jason
—Está bien, pero que no vuelva a pasar— dijo Leo
—Creo que ya sabré la diferencia— murmuró Jason
Me llamo Mellie. Nosotros no tenemos fantasmas.
—Y ahí está el entrenador, yo sí quiero saber esa historia— dijo Connor
—Todos lo queremos saber— asintió Miranda
—Qué entrometidos— bromeó Katie
—Oh calla, tú también quieres saberlo— dijo Miranda riendo
Piper acudió en su auxilio.
—¡No, claro que no! Mi amigo solo la ha confundido con Helena de Troya, la mortal más hermosa de todos los tiempos. Es un error lógico.
—Obviamente— asintió Leo
—Claro que sí— dijo Piper
—Gracias— dijo Jason
Vaya, qué bien se le daba. El cumplido parecía un poco exagerado, pero Mellie se ruborizó.
—Pero al menos funcionó— dijo Miranda
—Era justo lo que se necesitaba— asintió Leo —después de que Jason la ofendiera
—Ya dije que lo siento— murmuró Jason
—Oh…, si es así… De modo que es usted pariente de Zeus…
—Esto… —dijo Jason—, sí, soy hijo de Zeus.
—¡Excelente! Por aquí, por favor.
—Teníamos previa cita— asintió Leo
—Claro, se nota— dijo Percy —al menos ella fue amable
—Y vaya que lo fue— dijo Piper
Los condujo por unas puertas de seguridad hasta otro vestíbulo, consultando su ordenador mientras flotaba. No miraba adónde iba, pero al parecer no importaba, pues se deslizaba entre las columnas sin ningún problema.
—Eso sería increíble, así no te pegas con postes que salen de la nada— comentó Percy
—Ningún poste sale de la nada— señaló Annabeth
—Claro que salen de la nada— dijo Percy —te voy a enseñar ¿A quién de aquí le ha salido un poste de la nada?
Varios chicos alzaron la mano, entre ellos Zoé, Esperanza, y Sammy
—Salen de la nada— afirmó Percy
—Claro que sí— dijo Annabeth
—Ahora no estamos en horario de máxima audiencia, lo cual es bueno — comentó—. Puedo hacerles un hueco justo después de su espacio de las once y doce.
—De acuerdo —dijo Jason.
—Eso está muy bien— dijo Katie
—Lo bueno es que habían llegado con previa cita— bromeó Travis
—Se olvidaron de la cita— señaló Leo
—Por supuesto eso pasó— asintió Katie
El vestíbulo era un lugar muy molesto. Alrededor de ellos soplaban vientos de todo tipo, de modo que Jason se sentía como si se estuviera abriendo paso a empujones entre una multitud invisible.
—Es cierto— dijo Piper
—Y no me gustan las multitudes— dijo Leo —y menos las invisibles
—No creo que a alguien le gusten— señaló Rachel
—Hay gente rara— dijo Connor
Las puertas se abrían y se cerraban solas de un portazo.
Las cosas que Jason podía ver eran igual de raras. Aviones de papel de distintos tamaños y formas pasaban a toda velocidad,
—En su mini aereopuerto— asintió Leo
—Sería divertido ver ese mini aeropuerto— dijo Travis
—Necesitaríamos mini lucecitas para saber donde van a aterrizar— dijo Leo riendo
—Por supuesto, esas no podrían faltar— admitió Travis
y de vez en cuando otras ninfas del viento, aurai, los cogían, los desdoblaban y los leían, para luego arrojarlos de nuevo al aire, donde los aviones volvían a doblarse y seguían volando.
—Excelente manera de enviar mensajes— dijo Rachel
—Era genial— asintió Piper
—También necesitamos algo así en el campamento— dijo Miranda
—Concuerdo— dijo Connor
—También yo— asintió Percy
Una desagradable criatura pasó revoloteando. Parecía una mezcla de una anciana y un pollo atiborrado de esteroides.
—Lo era— dijo Leo
—Algo así— asintió Piper
—Era rara— murmuró Jason
Tenía la cara arrugada y el cabello moreno recogido en una redecilla, brazos humanos y alas de pollo, y un cuerpo gordo y cubierto de plumas con garras por pies. Era increíble que pudiera volar.
—Un milagro— asintió Piper
—Dado que están en el templo de un dios del viento, no es tan raro— comentó Apolo
—Bueno, no lo había visto de esa manera— dijo Leo
No paraba de moverse y de chocarse contra todo como un globo gigante de un desfile.
—¿No es un aura? —preguntó Jason a Mellie cuando la criatura pasó tambaleándose.
—Ni siquiera se parecen Superman— señaló Leo
—Pero era una pregunta justa— dijo Jason
Mellie se echó a reír.
—Es una arpía, por supuesto. Nuestras…, ejem…, hermanastras feas, como dirían ustedes.
—Eso tiene sentido— dijo Miranda
—Al menos no la volviste a ofender— señaló Piper
—Al menos— suspiró Jason
¿No tienen arpías en el Olimpo? Son los espíritus de las rachas violentas, a diferencia de nosotras, las aurai. Nosotras somos brisas suaves.
—Ya sabemos quienes se llevan las cosas de los mortales cuando hay viento— señaló Travis
—Deben de tener muchas cosas bonitas— dijo Katie
—Me imagino que las tienen— asintió Piper
Miró a Jason pestañeando.
—Claro —dijo él.
—Bueno —apuntó Piper—, nos llevaba a ver a Eolo.
—A lo que íbamos— asintió Leo
—No perdamos el tiempo que no tenemos mucho— dijo Connor
—Y vaya que no lo teníamos— dijo Piper
Mellie los condujo a través de una serie de puertas como las de una cámara estanca. Sobre la puerta interior, parpadeaba una luz verde.
—El verde es bueno— señaló Travis
—El rojo es malo— asintió Percy
—Tenemos unos minutos antes de que empiece —dijo Mellie alegremente—.
Probablemente no les mate si entramos ahora. ¡Vamos!
—Genial, me encantó eso de "probablemente"— dijo Leo
—A todos, fue justo el ánimo que necesitábamos— dijo Piper
—Oh sí, nunca pueden faltar es tipo de ánimos— señaló Percy
—Por supuesto que no, no sería conveniente— dijo Leo
XXXVIIIJason
Jason se quedó boquiabierto. La parte central de la fortaleza de Eolo era grande como una catedral, con un altísimo techo abovedado cubierto de plata.
—Era genial— asintió Piper
—Con razón todo lo demás está como una fortaleza— señaló Will
—Eso tiene sentido— dijo Jason
En el aire, flotaban al azar accesorios de televisión: cámaras, focos, decorados, plantas en tiestos. Y no había suelo. Leo estuvo a punto de caerse al abismo antes de que Jason tirara de él.
—Habría sido lindo que alguien me avisara que no había suelo— masculló Leo
—Tampoco nadie nos avisó— dijo Piper
—Pero no estuvieron a punto de caerse— señaló Leo
—Diversiones extremas en el palacio de Eolo— dijo Apolo —con razón nunca nos invita
—¡La madre que…! —exclamó Leo con un nudo en la garganta—. Oiga, Mellie, ¡la próxima vez podría avisar!
—Si no es mucha molestia— dijo Percy
—Y aunque lo sea— se quejó Leo —no me gustan ese tipo de experiencias extremas
Muchos de sus amigos le dieron miradas irónicas
Un enorme foso circular penetraba en el corazón de la montaña. Debía de tener casi un kilómetro de profundidad y estaba lleno de cuevas. Seguramente algunos de los túneles conducían al exterior.
—Muy probablemente— asintió Apolo
—Y serían de ayuda si pudieran volar— dijo Rachel
—Jason sí puede— señaló Leo —los demás lo animamos
Piper asintió riendo
Jason recordaba haber visto que salían ráfagas de viento de ellos cuando estaban en Pikes Peak. Otras cuevas estaban selladas con un material reluciente que parecía cristal o cera.
—Prohibido el paso— dijo Connor
—Y que tampoco quería descubrir qué era— dijo Jason
—No, no sería recomendable— dijo Percy
Toda la cavidad estaba repleta de arpías, aurai y aviones de papel, pero, para alguien que no pudiera volar, sería una caída muy larga y fatal.
—Dos palabras que tampoco me gustan juntas— comentó Leo
—Hay muchas palabras que nunca se deberían usar juntas— dijo Percy
—Demasiadas para mi gusto— confirmó Leo
—¡Caramba! —dijo Mellie con voz entrecortada—. Lo siento mucho — desenganchó un walkie-talkie del interior de su ropa y habló por el aparato—. Hola, ¿decorados? ¿Eres Nuggets? Hola, Nuggets.
—Su nombre me dio hambre— dijo Percy
—Acabamos de comer— señaló Annabeth
—¿Para que se llama nugget?— preguntó Percy
¿Podéis colocarnos un suelo en el estudio principal, por favor? Sí, uno duro. Gracias.
—Qué amable— dijo Leo
—Lamentamos las molestias que causamos por no saber volar— dijo Piper
—Sí lo lamentamos— asintió Leo de manera solemne
Segundos más tarde, un ejército de arpías salió del foso: aproximadamente tres docenas de diabólicas señoras pollo, todas cargadas con cuadrados de diversos materiales de construcción.
—Qué buen servicio— dijo Piper
—Aunque al principio dio bastante desconfianza— señaló Leo
—Eso es cierto, pero al menos no se cayó— dijo Piper
—No nos habría gustado que eso pasara— dijo Leo
Comenzaron a trabajar martilleando y pegando… y usando grandes cantidades de cinta aislante, cosa que no infundió mucha seguridad a Jason.
—Ni a nosotros— comentó Piper
—La cinta aislante es la cosa más poderosa que pueden usar— dijo Travis
—Ninguno de nosotros lo hubiéramos adivinado— dijo Piper
—Ahora sabemos el poder de la cinta aislante— añadió Leo
En un abrir y cerrar de ojos, había un suelo improvisado que salía sinuosamente del abismo. Estaba hecho de madera contrachapada, bloques de mármol, losetas, pedazos de césped… prácticamente de todo.
—Les falta obviamente el sentido de la decoración— señaló Apolo
—Todas las molestias que causan por no saber volar— señaló Percy
—Tú tampoco sabes volar— dijo Leo
—Pero yo no causé molestias— argumentó Percy
—Eso no puede ser seguro —dijo Jason.
—¡Oh, sí que lo es! —le aseguró Mellie—. Las arpías trabajan muy bien.
Para ella era fácil decirlo. Ella se deslizaba sin tocar el suelo,
—Cuando puedes flotar ves las cosas diferente— dijo Miranda
—Volar te cambia la perspectiva— dijo Connor
—Algo así— dijo Jason
pero Jason concluyó que era el que tenía más posibilidades de sobrevivir, ya que podía volar, de modo que salió primero.
—Si el que puede volar no lo pasa, nadie lo pasa— asintió Travis
—Básicamente— dijo Piper
Sorprendentemente, el suelo aguantó.
Piper le cogió la mano y lo siguió.
—Si me caigo, cógeme.
Los chicos hicieron ruiditos molestos
—Claro.
Jason confiaba en no haberse ruborizado.
—Sí lo hiciste— señaló Leo
—Bueno, gracias Leo— murmuró Jason
—De nada chispitas, para eso estoy— dijo Leo
Leo salió el siguiente.
—Cógeme a mí también, Superman. Pero yo no pienso cogerte la manita.
—Tengo novia, lo siento— bromeó Leo
—No te preocupes, no me interpondré entre ustedes— dijo Jason
Mellie los condujo hacia el centro de la sala, donde flotaba una amplia esfera de pantallas planas de vídeo alrededor de una especie de centro de control. En su interior, un hombre se hallaba suspendido en el aire comprobando monitores y leyendo mensajes en aviones de papel.
—Me gusta mucho esa idea— dijo Connor
—A todos— asintió Miranda
—¿Pero qué pasa si los aviones caen donde no deben?— preguntó Katie
—Por eso es magia Kat— dijo Travis —o algo así
—Pero cualquiera puede agarrar los aviones— señaló Katie
—¿Temes que se enteren de tus besuqueos con Travis?— bromeó Miranda
—Pero ya todos lo sabemos— dijo Connor
—Oye— se quejó Travis
Katie le dio una mirada indignada a su hermana
El hombre no les prestó atención cuando Mellie les hizo pasar. Ella apartó una pantalla Sony de cuarenta y dos pulgadas y los llevó a la zona de control.
Leo silbó. —Tengo que conseguir una sala como esta.
—¿Cuándo la cosigas nos las prestas?— preguntó Travis
—Si me dejan de molestar— dijo Leo
—Ya no te hemos molestado— dijo Travis
Las pantallas flotantes emitían toda clase de programas de televisión. Jason reconoció algunos —espacios nuevos, en su mayoría—, pero otros programas resultaban un poco raros:
—Lo eran— dijo Piper
—Y vaya que sí, pero supongo que tienen un rating— dijo Leo
—Es lo más probable— asintió Hermes
gladiadores luchando o semidioses peleando contra monstruos. Tal vez eran películas, pero más bien parecían reality shows.
—Me pregunto si alguna vez salimos ahí— murmuró Leo
—Esa duda no me dejará dormir— dijo Percy
—Técnicamente tu saliste en lo del túnel del amor— señaló Connor
—Pero en el canal de Hefesto, no sé si salí en el de Eolo— comentó Percy
—No sé cómo podremos seguir con esta duda— dijo Leo
—Yo tampoco— dijo Percy
En el otro extremo de la esfera había un telón de fondo de seda azul, como una pantalla de cine, con cámaras y focos de estudio flotando alrededor. El hombre del centro estaba hablando por un teléfono de auricular.
—También quiero uno de esos— dijo Leo
—Quieren muchas cosas— señaló Apolo
—Y ninguna la tenemos— se quejó Leo
Tenía un mando a distancia en cada mano y apuntaba con ellos a varias pantallas, aparentemente al azar. Llevaba un traje de oficina que parecía el cielo: azul en su mayoría, pero moteado con nubes que cambiaban, se oscurecían y se movían a través de la tela.
—Era un poco extraño— comentó Piper
—Eso es estar a la moda, reina de belleza— señaló Leo
—Suena al traje que todos quisiéramos tener— dijo Connor
—¿Donde lo podremos conseguir?— preguntó Percy
—No creo que nos lo quiera decir— dijo Leo
Aparentaba sesenta y tantos años, con el cabello blanco, pero llevaba mucho maquillaje encima y su cara tenía el aspecto terso propio de la cirugía estética, de modo que no parecía realmente viejo, ni joven, sino raro:
—Eso lo explica perfectamente— dijo Apolo
—Obviamente es la mejor explicación de mundo— comentó Thalia
—Pero sí era una buena explicación— dijo Jason
—Debemos definir eso de "buenas explicaciones", hermanito— añadió Thalia
como un muñeco de Ken que alguien hubiera dejado derretir a medias en un microondas.
—Tal vez pueda escucharte— dijo Hermes
—¿En serio?— preguntó Jason
—¿No escuchaste la parte de "todos los secretos llega al palacio de Eolo"?— preguntó Apolo
—Alguien está bastante distraído mirando a Piper— bromeó Thalia
Piper y Jason se sonrojaron furiosamente
Sus ojos se movían rápidamente de una pantalla a otra, como si estuviera intentando asimilarlo todo al mismo tiempo. Murmuraba cosas por el teléfono, y su boca no paraba de hacer muecas. Estaba entretenido o loco, o ambas cosas.
—Yo voto por ambas— dijo Leo
—Ambas me parece una apuesta razonable— asintió Travis
Mellie se dirigió hacia él flotando.
—Ejem, señor Eolo, estos semidioses…
—¡Espera! —Levantó la mano para hacerla callar y señaló una de las pantallas—. ¡Mira!
—Valía totalmente la pena ver eso— dijo Leo
—Fue bastante horrible— dijo Piper
—Pero nadie los obligó— señaló Leo
Era uno de esos programas de cazadores de tormentas en los que salían chiflados adictos a las emociones fuertes que perseguían tornados en coche.
—¿Por qué los mortales hacen cosas tan raras?— preguntó Apolo
—Porque a veces son divertidas… Creo— dijo Miranda
Cuando Jason miró, un Jeep se arrojó directo hacia una nube en forma de embudo y salió lanzado por los aires.
—A veces los mortales sí son muy extraños— dijo Hermes
—Gracias— murmuró Rachel
Eolo gritó de regocijo.
—El canal de Desastres. ¡La gente hace eso a propósito! —Se volvió hacia Jason con una sonrisa de loco—. ¿A que es increíble? Vamos a verlo otra vez.
—Creo que lo podría haber visto otras mil veces— señaló Leo
—Qué bueno que Mellie lo detuvo— suspiró Piper
—Ejem, señor —dijo Mellie—, este es Jason, hijo de…
—Sí, sí, me acuerdo —dijo Eolo—. Has vuelto. ¿Cómo te ha ido?
Algunos voltearon a ver a Jason con sorpresa
—Esa parte de la información no la sabíamos— comentó Travis
—Ni yo la sabía— suspiró Jason
Jason vaciló.
—¿Perdón? Creo que me confundís…
—No, no. Jason Grace, ¿no? Fue…, ¿cuándo…?, ¿el año pasado? Ibas a luchar contra un monstruo marino, creo.
Reyna y Jason intercambiaron miradas
—No… no me acuerdo.
Eolo se echó a reír.
—¡No debió de ser un monstruo marino muy bueno!
—Qué triste— dijo Percy
—Esos monstruos marinos— dijo Leo negando con la cabeza
Me acuerdo de todos los héroes que han acudido a mí en busca de ayuda. Odiseo… ¡Dioses, estuvo en mi isla un mes entero! Por lo menos tú solamente te quedaste unos días.
—A nadie le gusta que las visitas se queden tanto tiempo— bromeó Travis
—Es lo que yo digo, pero mirense aquí— suspiró Dionisio
—¡Dionisio!— mascullaron algunos dioses
—Gracias, me siento bienvenida— dijo Bianca
Will miró a Bianca, quería saber más sobre ella y sobre su vida, aunque (ya no era sorpresa para nadie) que no sabía cómo actuar, ni qué decir ante ella. Era cierto lo que le había dicho ayer a Nico mientras caminaban hacia su nuevo lugar, la chica era demasiado parecida a él, aunque por muy extraño que siguiera sonando, también la encontraba parecida consigo mismo. A pesar de lo que ella había contado sobre su nacimiento, también había visto su expresión al hablar de ello y la sutil manera de cambiar de tema, obviamente pensando que tal vez no la aceptarían, era ridículo, pero a la vez era bastante fundamentado su miedo, sinceramente él aún no entendía del todos sus sentimientos respecto a esto.
Mira este vídeo. Esos patos acaban absorbidos por…
—Señor —lo interrumpió Mellie—, dos minutos para salir al aire.
—¡Aire! —exclamó Eolo—. Me encanta el aire. ¿Qué tal estoy? ¡Maquillaje!
—Sería feo que no le gustara el aire— dijo Connor
—Sería como una especie de tortura— asintió Travis
Inmediatamente, un pequeño tornado compuesto de brochas, toallitas desmaquillantes y bolas de algodón descendió sobre Eolo. Formaron una nube de humo color piel sobre su cara hasta que adquirió un tono todavía más espantoso.
—Ese maquillaje no le quedaba— señaló Leo
—Ese tono no era el apropiado, definitivamente— bromeó Percy
—Nop, de ninguna manera — dijo Leo —espero que encuentre uno mejor
Una ráfaga de viento se arremolinó en su pelo y lo dejó de punta como un árbol de Navidad cubierto de escarcha.
—Señor Eolo —Jason se quitó la mochila dorada—. Os hemos traído estos espíritus de la tormenta revoltosos.
—Por favor no nos mate— añadió Leo
—Si es tan amable— dijo Miranda
—Spoiler, no fue amable— comentó Leo
—Agradecemos mucho el spoiler— dijo Katie
—Ah, ¿sí? —Eolo miró la bolsa como si fuera un regalo de un admirador:
algo que en realidad no quisiera—. Qué bien.
—Me ha pasado— dijo Apolo
—A mí igual— asintió Afrodita con una mueca
—El precio de ser bello— suspiró Apolo con aire dramático
Leo le dio un codazo, y Jason le ofreció la mochila.
—Bóreas nos mandó cazarlos para vos. Confiamos en que los acepte y deje…, bueno…, ya sabe…, de ordenar la muerte de los semidioses.
—Por favor y gracias— dijo Percy
—No podemos pagar tanta amabilidad— dijo Miranda
Eolo se echó a reír y miró con incredulidad a Mellie.
—La muerte de los semidioses. ¿He ordenado yo eso?
Mellie consultó su ordenador táctil.
—Sí, señor, el 15 de septiembre.
—Tres días antes de que a Percy se le olvidara su mes-aniversario— dijo Thalia
—¿Era necesario recordarlo?— preguntó Percy
—Por supuesto que era necesario— dijo Thalia —si no puedo molestar al renacuajo, te molestaré a ti
—No me digas así— bufó Nico
—Pero sí puedes molestar a Nio— dijo Percy —si quieres
—No puede— masculló Nico
—Esperaré a que se me ocurra algo— dijo Thalia
« Espíritus de la tormenta liberados por la muerte de Tifón. Responsabilizar a los semidioses» , etcétera… Sí, es una orden general de matarlos a todos.
—Porras —dijo Eolo—. Estaba de mal humor.
—Ya nos dimos cuenta— dijo Katie
—Esperamos que ese mal humor se le pase— dijo Miranda
Anula esa orden, Mellie. ¿Quién está de guardia… Teriyaki?
—¿Por qué tienen nombre como de comida?— preguntó Travis
—¿Ves? dijo— Percy volteando a ver a Annabeth —ellos tienen la culpa por tener nombre de comida
Teri, lleva estos espíritus de la tormenta al pabellón Catorce E, ¿quieres?
Una arpía apareció de la nada, agarró la mochila dorada y se lanzó al abismo.
—Porque ella sí puede volar— refunfuñó Leo
—Y a ella sí le avisaron que había un abismo— asintió Percy
—Exactamente— asintió Leo — es bueno que alguien lo entienda
Leo y Percy chocaron los cinco
Eolo sonrió a Jason.
—Lamento el asunto de la muerte sin previo aviso, pero estaba muy cabreado
—Ay no se preocupe, me encanta la muerte sin previo aviso— dijo Leo con sarcasmo
—Obviamente, es lo mejor— dijo Piper
—su rostro se oscureció de repente, al igual que su traje, cuyas solapas empezaron a relampaguear—. Ahora me acuerdo. Fue como si una voz me dijera que diera esa orden. Un ligero hormigueo en la nuca.
—Genial— suspiró Percy
—Así que fue por eso— dijo Apolo
—Sí— murmuró Jason
Jason se puso tenso. Un ligero hormigueo en la nuca… ¿Por qué le resultaba tan familiar?
—¿Como una… vocecilla dentro de la cabeza, señor?
—Todos odiamos a esa vocecilla molesta— señaló Leo
—Y que lo digas— comentó Percy
—Es cierto— dijo Chris
—Sí. Qué raro. ¿Deberíamos matarlos, Mellie?
—No, señor —contestó ella pacientemente—. Solo nos han traído los espíritus de la tormenta, lo que lo arregla todo.
—Bueno, gracias— dijo Leo
—Eso está saliendo bastante bien— dijo Rachel
—Es por eso que pronto empezará a salir mal— comentó Piper
—Claro —Eolo se echó a reír—. Lo siento. Mellie, manda a los semidioses algo bonito.
—Dinero estaría bien, gracias— dijo Travis riendo
Una caja de bombones, por ejemplo.
—¿Una caja de bombones a todos los semidioses del mundo, señor?
—No, es demasiado caro.
—Ay, yo quería mis bombones— se quejó Connor
—Yo también— dijo Leo con una mueca
—Yo quiero que sean azules— dijo Percy
—El oráculo también quería bombones— bromeó Rachel
Da igual. ¡Un momento, es la hora! ¡Estoy en el aire!
Eolo se fue volando hacia la pantalla azul mientras empezaba a sonar una música de noticiario.
—Con todo el ambiente— asintió Leo
—Obvio, no puede haber noticiero sin buen ambiente— dijo Percy
—Es cierto— asintió Leo
Jason miró a Piper y a Leo, que parecían estar tan confundidos como él.
—Mellie —dijo—, ¿siempre es… así?
Ella sonrió tímidamente.
—Eso es un sí— dijo Miranda
—Es un sí— asintió Piper
—Bueno, ya sabe lo que se suele decir. Si no le gusta su humor, espere cinco minutos. La expresión « en qué dirección sopla el viento» está inspirada en él.
—Pues claro— dijo Apolo
—Yo sabía que por algo se me hacía sumamente rara esa expresión— comentó Rachel
—Ahora ya lo sabes— dijo Apolo
—¿Y eso que ha dicho del monstruo marino? —dijo Jason—. ¿He estado aquí antes?
Mellie se ruborizó.
—Lo siento, no me acuerdo. Soy la nueva ayudante del señor Eolo.
—Él ha tenido miles de ayudantes— dijo Afrodita
—Sí, ahora entiendo porque nadie dura mucho en ese trabajo— comentó Piper
—Y vaya que sí— dijo Jason
Llevo con él más tiempo que la mayoría de ayudantes, pero aun así… no tanto.
—¿Cuánto suelen durar sus ayudantes? —preguntó Piper.
—Oh… —Mellie se puso a pensar un momento—. Llevo haciendo esto… ¿doce horas?
—Sí era bastante— dijo Leo seriamente
—Doce horas suena como toda una vida— admitió Percy
—Eso lo explica— dijo Miranda
Una voz sonó a todo volumen por los altavoces.
—¡Y ahora, el tiempo cada doce minutos! Con vosotros, el hombre del tiempo del Canal Meteorológico del Olimpo, el CMO: ¡Eolo!
—¿Cada doce minutos?— preguntó Katie —¿No es demasiado poco?
—No— dijeron Leo, Jason y Piper al mismo tiempo
—De acuerdo— murmuró Katie
Los focos brillaron sobre Eolo, que se encontraba ya delante de la pantalla azul. Su sonrisa era de un blanco antinatural, y parecía que hubiera tomado tanta cafeína que le fuera a explotar la cara.
Piper y Leo asintieron de acuerdo
—Ni siquiera yo me veo así— dijo Leo
—Eso es porque no tomas cafeína— señaló Calipso
—Podría ser por eso, nena— dijo Leo
—¡Hola, Olimpo! ¡Soy Eolo, el señor de los vientos, y os traigo el pronóstico del tiempo cada doce minutos! Hoy tendremos un sistema de baja presión desplazándose sobre Florida,
—Qué buena suerte de Florida— dijo Travis
—Por un momento— señaló Leo
de modo que es posible que haya temperaturas más suaves, ya que Deméter quiere favorecer a los agricultores de cítricos
Deméter sonrió —Los agricultores de cítricos son muy importantes
—Claro que lo son— asintió Perséfone
—señaló la pantalla azul, pero cuando Jason miró los monitores, vio que detrás de Eolo se estaba proyectando una imagen digital, de modo que parecía que se encontrara delante de un mapa de Estados Unidos con animaciones de soles sonrientes y nubarrones malhumorados—
—Estaba genial— dijo Leo —y hacía juego con su traje
—Eso es cierto— dijo Piper
—Pero seguía siendo raro— señaló Jason
A lo largo del litoral oriental… Un momento —se llevó la mano al auricular—. ¡Perdón, amigos! ¡Hoy Poseidón está enfadado con Miami, así que parece que volverá a helar en Florida! Lo siento, Deméter.
Deméter le dio una mala mirada a Poseidón
—Debieron hacer algo malo— señaló Poseidón con un leve encogimiento de hombros
—Siempre hacen algo— masculló Deméter
—No siempre— se defendió Poseidón —solamente muy seguido
¡En el medio este, no sé lo que ha hecho Saint Louis para ofender a Zeus, pero habrá tormentas invernales! El mismísimo Bóreas ha sido llamado para castigar la zona con hielo.
—Uhhhh— murmuraron algunos de los chicos
Zeus tenía una mirada de arrogancia
¡Malas noticias para Missouri! No, un momento. A Hefesto le sabe mal por el centro de Missouri, así que todos tendréis temperaturas mucho más moderadas y cielos soleados.
—Missouri tuvo mejor suerte— dijo Connor
—Vamonos a Missouri— bromeó Leo
—No siempre le va bien— señaló Hefesto
—¿Hay algún lugar al que le vaya bien?— preguntó Leo
—No realmente— dijo Hefesto
—Es bueno saberlo— murmuró Leo
Eolo siguió de esa forma: pronosticando el tiempo de cada zona del país y cambiando de predicción dos o tres veces a medida que recibía mensajes por el auricular; al parecer, los dioses ordenaban que hubiera distintos vientos y distinto clima.
—Un poco, sí— asintió Apolo
—Genial— dijo Percy
—Bueno, al menos ya sabemos que es lo que pasa— dijo Leo
—No puede ser correcto —susurró Jason—. El tiempo no es tan caprichoso.
Mellie sonrió de satisfacción.
—¿Con qué frecuencia aciertan los meteorólogos mortales?
—Tiene un punto— dijo Rachel
—Es bastante cierto— dijo Deméter
—Ya no podemos creerle a nadie— dijo Leo con aire dramático
Hablan de frentes, de presión atmosférica y de humedad, pero el tiempo les sorprende constantemente. Por lo menos, Eolo nos dice por qué es tan impredecible. Intentar contentar a todos los dioses a la vez es un trabajo muy difícil.
—Nos podemos imaginar— dijo Travis
—Tampoco es que nos cueste muuucho trabajo ponernos de acuerdo en algo— dijo Apolo
Todos los dioses le dieron miradas irónicas
Cualquiera se volvería… Su voz se fue apagando, pero Jason sabía lo que quería decir. « Loco» . Eolo estaba totalmente loco.
—Entendimos eso— asintió Leo
—No necesitaba completar la oración para que lo pudiéramos entender— dijo Piper
—Solo era cuestión de poner atención— dijo Leo
—Hasta aquí la previsión del tiempo —concluyó Eolo—. ¡Hasta dentro de doce minutos, porque seguro que cambiará!
—Seguramente— dijo Hermes
—Ahora entiendo porque cada doce minutos— dijo Katie — y veo que no es poco tiempo
Los focos se apagaron, los monitores de vídeo volvieron a emitir programas al azar y, por un instante, la cara de Eolo se descompuso de cansancio. A continuación, pareció acordarse de que tenía invitados y adoptó de nuevo una sonrisa.
—El show debe continuar— dijo Travis
—Y lo supo continuar— admitió Leo
—Y de una buena manera— dijo Piper on sarcasmo
—Fue la mejor manera— asintió Leo
—Así que me habéis traído unos espíritus de la tormenta revoltosos —dijo—. Supongo que debo daros las gracias.
—Supongo— murmuró Piper
—Con eso de quitar la orden de muerte es suficiente, gracias— dijo Leo
—Bueno, habría sido genial un poco más de ayuda— dijo Piper
¿Queréis algo más? Me imagino que sí. Los semidioses siempre queréis algo más.
—No sé si me debí sentir ofendido por eso— comentó Leo
Los semidioses hicieron una mueca
—Esto… señor, él es hijo de Zeus.
—Sí, sí. Lo sé. Ya he dicho que me acordaba de él.
—Pero, señor, son del Olimpo.
—Bueno, así del Olimpo Olimpo, pues no— dijo Leo
Eolo se quedó pasmado. Acto seguido se echó a reír tan súbitamente que Jason estuvo a punto de caerse al abismo.
—Al menos puedes volar— señaló Percy
—Es cierto, no debí de preocuparme— dijo Jason
—¿Quieres decir que esta vez has venido en nombre de tu padre? ¡Por fin!
¡Sabía que mandarían a alguien para renegociar mi contrato!
Zeus se removió incómodo
—¿Qué? —preguntó Jason.
—¡Menos mal! —Eolo suspiró de alivio—. Ya han pasado…, ¿cuánto…?, ¿tres mil años desde que Zeus me hizo señor de los vientos?
—El tiempo pasa tan rápido— comentó Apolo
—Claro, sobretodo para un ser inmortal, eso siempre pasa— murmuró Will
—¡Will!— exclamó Apolo
Will se sonrojó
—Tú no te puedes reír— dijo Apolo mirando a Bianca
—¿Por qué?— preguntó Bianca
—Porque no— dijo Apolo
—Lo siento Ab… Apolo— dijo Bianca divertida ante la expresión del dios
Jason y Will disimularon una risa
—Okay, estoy confundido ¿Alguien puede decirme lo que pasa aquí?— preguntó Leo
Casi todos lucían igual de confundidos, excepto Nico y los que vivían en el palacio de Apolo
—No— dijo Apolo —sigamos la lectura, mejor
—Ibas a usar la "palabra prohibida" ¿No es cierto?— preguntó Zoé divertida en un susurro
—Yo jamás— dijo Bianca con una sonrisa
¡No es que no esté agradecido, claro! Pero el caso es que mi contrato es muy impreciso. Obviamente, soy inmortal, pero « señor de los vientos» … ¿Qué significa eso?
—Significa lo que él quiera que signifique— bromeó Miranda
—No sé cómo no se nos ocurrió darle esa respuesta— masculló Leo —nos hubiéramos ahorrado muchas cosas
—Era la respuesta perfecta y no se nos ocurrió— dijo Piper negando con la cabeza
¿Soy un espíritu de la naturaleza? ¿Un semidiós? ¿Un dios? Quiero ser dios de los vientos porque me podría beneficiar de muchas más cosas. ¿Podemos empezar?
—Él puede ser lo que quiera ser— asintió Connor
Jason miró a sus amigos, desconcertado.
—Colega —dijo Leo—, ¿crees que hemos venido a darte un ascenso?
—Lamenté mucho quitarle la ilusión— dijo Jason
—Yo también— asintió Piper —pero teníamos que hacerlo
—Entonces, ¿es verdad? —Eolo sonrió. Su traje de oficina se volvió totalmente azul, sin una sola nube en la tela—. ¡Maravilloso! Es decir, creo que he demostrado bastante iniciativa con el canal meteorológico, ¿no?
—Eso es cierto— dijo Leo —y eso que solo vimos un programa
—Debo admitir que es un programa bastante interesante— dijo Perséfone
Y, por supuesto, aparezco en la prensa continuamente. Se han escrito muchos libros sobre mí: Aire muerto, Subir a por aire, Lo que el viento se llevó…
—Ejem, creo que esos libros no tratan de usted —dijo Jason,
—Por supuesto que tratan de él— dijo Katie con sarcasmo
—Obviamente— dijo Piper
—¿De que más podrían tratarse?— preguntó Miranda
—No habría nada mejor de lo que pudiera tratarse— confirmó Katie
antes de fijarse en que Mellie estaba sacudiendo la cabeza.
—Tonterías —repuso Eolo—. Mellie, son biografías mías, ¿verdad?
—Desde luego, señor —contestó ella con voz aguda.
—Claramente— dijo Miranda
—Ahora todos lo sabemos— dijo Leo
—También es bueno saberlo— dijo Percy
—¿Lo ves? Yo no leo. ¿Quién tiene tiempo? Pero es evidente que los mortales me quieren. Así que cambiaremos mi título oficial por el de dios de los vientos.
En cuanto al salario y el personal…
—Fue un poco incómodo— comentó Leo
—Y vaya que sí— dijo Jason
—Señor —dijo Jason—, no somos del Olimpo.
Eolo parpadeó.
—Pero…
—Ahí llegó la mala noticia— dijo Percy
—Tenía que dar esa mala noticia— dijo Jason con una mueca
—No nos quedaba de otra— comentó Piper
—Soy hijo de Zeus, sí —dijo Jason—, pero no estamos aquí para negociar vuestro contrato. Estamos en una misión y necesitamos vuestra ayuda.
—Sí bueno, creo que eso no va a salir bien— dijo Rachel
—Definitivamente no lo hará— dijo Thalia
Los chicos de la misión hicieron una mueca
La expresión de Eolo se endureció.
—¿Como la última vez? ¿Como cada vez que viene un héroe? ¡Semidioses! Siempre pensando en vosotros mismos, ¿verdad?
—Obviamente, es lo que siempre hacemos— dijo Thalia rodando los ojos
Algunos de los dioses miraron a los chicos con incomodidad
—Señor, por favor, no me acuerdo de la última vez, pero si me ayudasteis una vez antes…
—¡Siempre estoy ayudando! Bueno, a veces me dedico a destruir, pero sobre todo ayudo,
—No, pues muchísimas gracias— comentó Leo —ni como agradecerle
¡y a veces me piden que haga las dos cosas al mismo tiempo! Eneas, el primero de tu casta…
Afrodita sonrió
—¿Mi casta? —preguntó Jason—. ¿Os referís a los semidioses?
—¡Por favor! —dijo Eolo—. Me refiero a tu linaje de semidioses.
—Claro que sí— dijo Piper
—Bueno, más tarde que temprano lo entendimos, pero lo entendimos— dijo Leo
—Eso es lo importante— asintió Jason
Ya sabes, Eneas, hijo de Venus: el único héroe superviviente de Troya. Cuando los griegos incendiaron su ciudad, escapó a Italia, donde fundó el reino que acabaría convirtiéndose en Roma, bla, bla, bla. A eso me refiero.
—Obviamente— dijo Percy
—Claro, tiene mucho sentido— dijo Connor
—Como siempre— murmuró Percy
—No lo entiendo —reconoció Jason.
Eolo puso los ojos en blanco.
—¡El caso es que a mí también me metieron en mitad de ese conflicto!
—Ya estaba en medio de ello— señaló Poseidón
—Es cierto, no debería ser tan quejumbroso— dijo Hera con irritación
Juno me llamó y me dijo: « Oh, Eolo, destruye los barcos de Eneas por mí. No me gustan» . Luego Neptuno dijo: « ¡No, no lo hagas! Es mi territorio. Calma a los vientos» . Entonces Juno se puso en plan: « ¡No, hunde los barcos o le diré a Júpiter que te niegas a colaborar!» . ¿Crees que es fácil compaginar peticiones como esas?
—No— dijo Percy
Hera bufó —Estabas siendo necio Poseidón
—¿Yo? Era mi territorio, no debías decir que los hundieran— masculló Poseidón
—Oh por favor, era lo mejor— dijo Hera
—No —contestó Jason—. Supongo que no.
—¡Y no me hagas hablar de Amelia Earhart! ¡Todavía recibo llamadas de indignación del Olimpo para que la haga caer del cielo!
—Yo no entendí a que se refiere con eso— dijo Travis
—Fue la piloto más famosa pero su avión desapareció durante su último desafío, la vuelta al mundo— comentó Zoé luego como si no pensara en decirlo en voz alta, se sonrojóAtenea miró a la niña con una ceja alzada
—No podías dejar pasar la oportunidad ¿Verdad, sirenita?— preguntó Bianca con una sonrisa
—No me di cuenta que lo estaba diciendo en voz alta— murmuró Zoé
—Creo que tal vez impresionó a la diosa de la sabiduría— susurró Bianca
—Zoé sorprende a cualquiera— contestó Charles en un susurró—aunque no me parece buena idea que llame su atención
—Dioses, llamamos la atención desde que llegamos— señaló Bianca
—Solo queremos información —dijo Piper en el tono más tranquilizador del que fue capaz—. Hemos oído decir que vos lo sabéis todo.
—Esta niña sí sabe cómo adular— señaló Apolo
—Gracias— dijo Piper —era necesario hacerlo
—Por supuesto que lo era— dijo Leo
Eolo se alisó las solapas y pareció ligeramente calmado.
—Bueno…, eso es verdad. Por ejemplo, sé que este asunto —los señaló a los tres agitando los dedos—, este plan disparatado para reuniros, probablemente acabe en una matanza.
—Bueno, gracias— murmuró Connor —me agrada su fe en nosotros
—Bueno...— murmuró Miranda
—No, sin spoilers— dijo Katie
En cuanto a ti, Piper McLean, sé que tu padre está en un grave aprieto.
Alargó la mano, y un trozo de papel cayó revoloteando en ella. Era una foto de Piper con un hombre que debía de ser su padre.
Piper suspiró
Su cara resultaba familiar.
Jason estaba seguro de que lo había visto en alguna película.
—¿O sea que sí viste la película?— preguntó Miranda
—Lo tenías muy bien escondido— bromeó Leo —¡Maratón con películas del papá de Piper!
—Por supuesto que no— dijo Piper
Piper cogió la foto. Le temblaban las manos.
—Esto… esto es de su cartera.
—Sí —confirmó Eolo—. Todas las cosas que se pierden en el viento acaban viniendo a mí.
—Es bueno saberlo— murmuró Percy
—Definitivamente lo es— dijo Leo
La foto salió volando cuando el terrígeno lo atrapó.
—¿El qué? —preguntó Piper.
Eolo rechazó la pregunta y miró a Leo con los ojos entornados.
—Y tú, hijo de Hefesto… Sí, veo tu futuro.
—A Leo no le gusta que vean su futuro— murmuró Leo
Los chicos hicieron una mueca
Otro papel cayó en las manos del dios del viento: un viejo dibujo destrozado hecho con lápices de cera.
Leo lo cogió como si estuviera cubierto de veneno y retrocedió tambaleándose.
—De alguna manera— dijo Leo
—Pero fue el mejor dibujo de todo el mundo— señaló Piper
—Gracias— dijo Leo
—¿Leo? —dijo Jason—. ¿Qué es?
—Algo que… que dibujé cuando era niño —lo dobló rápidamente y se lo guardó en el abrigo—. No… no es nada.
Eolo se echó a reír.
—¿De verdad? ¡Solo la clave de vuestro éxito!
—El mejor dibujo, entonces— dijo Hazel
Los dioses los miraron un poco confundidos
Bueno, ¿por dónde íbamos? Ah, sí, queríais información. ¿Estáis seguros? A veces la información puede ser peligrosa.
Sonrió a Jason como si estuviera planteando un desafío.
—Pero necesitan la información— dijo Reyna
—Cierto— dijo Jason con un suspiro
—Y no es como que tuviéramos otra opción— añadió Piper
Detrás de él, Mellie sacudió la cabeza a modo de advertencia.
—Sí —dijo Jason—. Tenemos que encontrar la guarida de Encélado.
—Por favor y gracias— dijo Leo
La sonrisa de Eolo desapareció.
—¿El gigante? ¿Por qué ibais a querer ir allí? ¡Es terrible! ¡Ni siquiera ve mi programa!
—Qué grosero— dijo Percy —por eso nos cae tan mal
—Por supuesto— dijo Leo —es por eso que nadie lo quiere
Piper levantó la foto.
—Eolo, tiene a mi padre. Tenemos que rescatarlo y averiguar dónde está cautiva Hera.
—Pero eso es imposible —contestó Eolo—. Ni siquiera yo puedo verlo, y, créeme, lo he intentado.
Hera hizo una mueca y les lanzó una mirada de irritación a los demás dioses, porque a pesar de todo seguían sin aprobar su brillante plan
El paradero de Hera está cubierto por un velo de magia muy potente. Es totalmente imposible de localizar.
—Está en un lugar llamado la Casa del Lobo —dijo Jason.
—Nada más pedimos la ubicación exacta— dijo Leo
—Nada más— dijo Piper
—¡Espera! —Eolo se llevó la mano a la frente y cerró los ojos—. ¡Estoy captando algo! ¡Sí, está en un lugar llamado la Casa del Lobo! Por desgracia, no sé dónde está.
—Demonios— dijo Connor
—Eso no está saliendo como lo planeaban— dijo Reyna
—De ninguna manera— dijo Piper con una mueca
—Encélado sí que lo sabe —insistió Piper—. Si nos ayudáis a encontrarlo, podríamos descubrir el paradero de la diosa…
—Sí —dijo Leo al caer en la cuenta—. Y si la salváramos, os estaría muy agradecida…
—Y Zeus podría ascenderos —concluyó Jason.
Zeus miró a Jason con una ceja alzada
Eolo arqueó las cejas.
—Un ascenso… ¿Y lo único que queréis de mí es el paradero del gigante?
—Bueno, si también pudierais llevarnos allí —le corrigió Jason—, sería estupendo.
—Si no es mucha molestia— comentó Piper
—Y ahora sí, nada más— dijo Leo
—Creo que acabamos con las peticiones— dijo Piper
Mellie dio una palmada, entusiasmada.
—¡Oh, sí que puede hacerlo! Suele enviar vientos favorables…
—¡Cállate, Mellie! —le espetó Eolo—. Me dan ganas de despedirte por dejar entrar a esta gente con engaños.
—Pero no fue su culpa — señaló Katie
—Fue falta de comunicación de ambas partes— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Es cierto— dijo Piper
El rostro de ella palideció.
—Sí, señor. Lo siento, señor.
—No ha sido culpa suya —dijo Jason—. Y en lo referente a la ayuda…
—Por favor, se nos está acabando el tiempo— dijo Leo de manera dramática
—Espero que les dé una respuesta favorable— dijo Hazel
—Nosotros esperábamos lo mismo— suspiró Piper
Eolo ladeó la cabeza como si estuviera pensando. Entonces Jason se dio cuenta de que el señor del viento estaba escuchando voces por el auricular.
—Bueno… Zeus da su aprobación —murmuró Eolo—.
—Hasta que haces algo bueno— murmuró Poseidón
Zeus bufó —Vas de nuevo, marisco
Dice… dice que sería preferible que no la salvarais hasta después del fin de semana, porque tiene planeado celebrar una gran fiesta…
Hera le dió una mirada envenenada
—Las fiestas de fin de semana son las mejores— suspiró Dionisio
—Estábamos con el solsticio encima— dijo Artemisa rodando los ojos
¡Uy! Afrodita le está gritando y le está recordando que el solsticio empieza al amanecer.
—No recomiendo que Afrodita se ponga a gritar— dijo Apolo
Dice que yo debo ayudaros. Y Hefesto…, sí. Hummm. Es muy poco habitual que estén de acuerdo en algo. Un momento…
—Sí es raro que haya un acuerdo— dijo Hermes
—Yo se los dije— señaló Apolo —no nos cuesta tanto ponernos de acuerdo
Jason sonrió a sus amigos. Por fin tenían la suerte de su parte. Sus padres divinos estaban respaldándolos.
—Sí, qué suerte— murmuró Leo
—Vaya suerte la de nosotros— dijo Piper
—Y que lo digan— dijo Jason
Jason oyó un sonoro eructo procedente de la entrada. El entrenador entró en el vestíbulo andando como un pato, con restos de hierba por toda la cara. Mellie vio que atravesaba el suelo improvisado y contuvo el aliento.
—El entrenador levantando suspiros— dijo Leo —quise decirlo ese día, pero me daba miedo el entrenador
—Qué bueno que no lo dijiste —comentó Piper
—¿Quién es ese?
Jason reprimió una tos.
—¿Ese? Es el entrenador Hedge. Ejem, Gleeson Hedge.
—Vaya, el entrenador— dijo Connor —llegó con todo
—Y vaya que lo hizo— dijo Leo
Es nuestro… Jason no sabía cómo llamarlo: ¿profesor, amigo, problema?
—Nuestro guía.
—Es muy cabruno —murmuró Mellie.
—Ay que bonito es el amor— bromeó Travis
—Sí lo es— suspiró Afrodita
Detrás de ella, Piper hinchó los carrillos, fingiendo que vomitaba.
—La hija de la diosa del amor, no apoya el amor— señaló Miranda riendo
—Lo siento —murmuró Piper sonrojada
—¿Qué pasa, chicos? —Hedge se acercó trotando—. Vaya, bonito palacio. ¡Oh, losetas de césped!
—Entrenador, acaba de comer —dijo Jason—. Y estamos usando el césped de suelo.
—Me gusta usar el césped para evitar una caída mortal— dijo Leo
—A mí igual— asintió Piper
—No hay nada como eso— dijo Leo
Esta es Mellie…
—Un aura —Hedge le dedicó una sonrisa encantadora—. Hermosa como una brisa de verano.
Melie se ruborizó.
—El entrenador es bueno con sus cumplidos— dijo Frank
—Al menos no le gritó ¡Muere!— señaló Leo
—Y Eolo estaba a punto de ayudarnos —dijo Jason.
—Sí —murmuró el señor del viento—. Eso parece. Encontraréis a Encélado en el Monte del Diablo.
—Tenía que ser un lugar con un nombre tenebroso— asintió Percy
—Los lugares con nombres tenebrosos son nuestra especialidad— dijo Leo
—Cierto— suspiró Percy
—¿El Monte del Diablo? —preguntó Leo—. No suena bien.
—¡Me acuerdo de ese sitio! —dijo Piper—. Fui una vez con mi padre. Está al este de la bahía de San Francisco.
—Más Bahía de San Francisco— dijo Connor negando con la cabeza
—Claramente debía ser ahí— dijo Rachel
—¿Otra vez el Área de la Bahía? —El entrenador negó con la cabeza—. Me da muy mala espina.
—Bueno… —Eolo comenzó a sonreír—. En cuanto a lo de llevaros allí…
—Oigan, no les salió tan mal la plática— señaló Katie
—Todavía— dijo Leo
De repente, su cara se quedó flácida. Se inclinó y le dio unos golpecitos al auricular como si funcionara mal. Cuando volvió a erguirse, tenía una mirada desquiciada. A pesar del maquillaje, parecía un viejo: un viejo muy asustado.
—¿Ahí es cuando las cosas salen mal?— preguntó Percy
—Y ahí Katie, es cuando las cosas salen mal —asintió Leo
—Perfecto— dijo Katie
—Hacía siglos que ella no me hablaba. No puedo… Sí, sí, lo entiendo.
Tragó saliva, observando a Jason como si de repente se hubiera convertido en una cucaracha gigantesca.
—No me gustan las cucarachas— dijo Jason con una mueca
—Y menos de esas que vuelan— dijo Travis
—¿A quién se le habrá ocurrido semejante invento?— preguntó Apolo
—Es un misterio ¿Verdad Hefesto?— comentó Hermes
—Lo siento, hijo de Júpiter. Nuevas órdenes. Todos tenéis que morir.
—Bastante mal la situación— dijo Miranda
—Pésima situación— dijo Piper
Mellie lanzó un chillido.
—¡Pero… pero señor…! Zeus ha dicho que les ayude. Afrodita, Hefesto…
—¡Mellie! —le espetó Eolo—. Te expones a perder tu puesto.
—De doce horas— señaló Travis
—Creo que Mellie hizo un nuevo récord— comentó Piper
—Es probable— dijo Thalia
Además, hay órdenes que sobrepasan los deseos de los dioses, sobre todo cuando se trata de las fuerzas de la naturaleza.
—Perfecto— masculló Afrodita
Los dioses hicieron una mueca
—¿De quién son las órdenes? —preguntó Jason—. ¡Zeus os despedirá si no nos ayudáis!
—Lo dudo.
—¿Lo vas a despedir?— preguntó Apolo a Zeus
—Aún no lo ha hecho— masculló Zeus
Eolo hizo un movimiento rápido de muñeca y, muy por debajo de ellos, la puerta de una celda se abrió en el foso. Jason oyó que unos espíritus de la tormenta salían gritando, subían vertiginosamente y aullaban sedientos de sangre.
—Ya habíamos tenido suficiente de espíritus tormenta— se quejó Leo
—Pues para él no habíamos tenido suficiente— señaló Piper
—Incluso Zeus entiende el orden de las cosas —dijo Eolo—. Y si ella está despertando, por todos los dioses, es algo que no se puede pasar por alto. Adiós, héroes.
—Que mal— dijo Connor
—Nuestra suerte nunca puede durar mucho tiempo— dijo Leo
—Claro que no— murmuró Percy
Lo siento mucho, pero tendré que hacerlo deprisa. Dentro de cuatro minutos vuelvo a estar en antena.
—Claro, es lo más importante— asintió Leo
—No podíamos interrumpirlo— dijo Piper
Jason invocó su espada. El entrenador Hedge sacó su porra. Mellie gritó:
—¡No!
—Mellie es genial— dijo Jason
—Sí lo es— asintió Piper
Se lanzó a los pies de ellos en el mismo instante en que los espíritus de la tormenta atacaron con la fuerza de un huracán, volando el suelo en pedazos y haciendo saltar los trozos de alfombra, mármol y linóleo
—No es nada recomendable— dijo Leo
—Y nosotros que queríamos probar esa atracción extrema— dijo Connor
—Eso es demasiado extremo— dijo Leo
en lo que habrían sido proyectiles letales si Mellie no hubiera extendido su túnica como un escudo y hubiera amortiguado la peor parte del impacto.
—Le debemos mucho a Mellie— dijo Jason
—Y vaya que sí— suspiró Piper
Los cinco se cayeron al foso, y Eolo gritó por encima de ellos:
—¡Mellie, estás despedida!
—Es genial e hicimos que la despidieran— dijo Piper
—Pero ese no era un trabajo lo suficientemente genial para ella— comentó Leo
—Eso es cierto— dijo Jason
—Rápido —chilló Mellie—. Hijo de Zeus, ¿tienes poder sobre el aire?
—¡Un poco!
—¡Entonces ayúdame o moriréis todos!
—Mejor ayudala— asintió Percy
—Ayudarla suena como una buena idea— dijo Rachel
—Suena como buena idea para mí— dijo Leo
—Para mí también— asintió Piper
Mellie lo agarró de la mano, y una descarga eléctrica recorrió el brazo de Jason. Entonces entendió lo que ella necesitaba. Tenían que controlar la caída y dirigirse a uno de los túneles abiertos.
—Los cerrados no serían buena idea— señaló Leo
—Claro que no lo serían— dijo Piper —ni aunque los demás pudiéramos volar
Los espíritus de la tormenta los estaban siguiendo; se acercaban rápido y traían con ellos una nube de metralla mortal.
Jason cogió a Piper de la mano.
—¡Abrazo de grupo!
—Abrazo grupal— gritó Leo
Hedge, Leo y Piper intentaron formar una piña, agarrándose a Jason y Mellie mientras caían.
—¡Esto NO VA BIEN! —gritó Leo.
—Por si tenían la duda— dijo Leo
—No la teníamos, podemos escuchar que va terrible— dijo Katie
—¡Os estoy esperando, fantasmas! —gritó Hedge a los espíritus de la tormenta—. ¡Os voy a machacar!
—Es magnífico —dijo Mellie suspirando.
—Y así es como seguramente empieza una linda historia de amor— suspiró Afrodita encantada
—Concéntrate —le apuntó Jason.
—¡Claro! —dijo ella.
Encauzaron el viento para descender en la siguiente cavidad.
—Va casi bien— murmuró Thalia
—Casi, es la palabra clave— dijo Piper
Aun así, se estrellaron contra el túnel y cayeron rodando unos encima de otros por un empinado conducto de ventilación que no había sido diseñado para personas. No podían parar de ninguna forma.
—Túnel malo— dijo Tyson
—El peor túnel del mundo— asintió Leo de acuerdo
—Es cierto, de los peores túneles— dijo Piper
La túnica de Mellie se hinchó a su alrededor. Jason y los demás se aferraron a ella desesperadamente y empezaron a reducir la velocidad, pero los espíritus de la tormenta entraron gritando en el túnel detrás de ellos.
—Obviamente no podían faltar— dijo Leo
—Obviamente, dado que por ellos tuvimos que hacer todas esas maniobras— comentó Piper
—No puedo… aguantar… mucho —advirtió Mellie—. ¡No os separéis! Cuando los vientos ataquen…
—Lo estás haciendo estupendamente, Mellie —dijo Hedge—. Mi madre era un aura,
—Ese es un dato excelente— dijo Katie
—Los datos excelentes son parte de estos libros— asintió Percy
—Si ya nos están exhibiendo, mínimo tenemos que aprender algo— dijo Leo
—Muchas gracias— dijo Katie
¿sabes? Ella no lo habría hecho mejor.
—¿Me mandarás un mensaje de Iris? —rogó Mellie.
—No hay mejor momento para coquetear que cuando estás en peligro— bromeó Leo
—Lo dice el experto— dijo Travis riendo
—¡Hey!— se quejó Leo
Calipso le dio una mirada asesina a Travis
Hedge guiñó el ojo.
—¿Podéis quedar más tarde? —gritó Piper—. ¡Mirad!
Detrás de ellos, el túnel se estaba oscureciendo.
—Si no quedan en ese momento, no pueden hacerlo después— señaló Miranda
—Es cierto Piper, tienes que ser más considerada— dijo Leo negando con la cabeza
—Claro, lo siento— masculló Piper
Jason notó que los oídos se le taponaban a medida que aumentaba la presión.
—No puedo contenerlos —advirtió Mellie—. Pero intentaré protegeros como
un favor más.
—Es genial— asintió Leo —debimos darle una caja de chocolates o algo
—Cierto, pero no se nos ocurrió antes— dijo Jason
—Las grandes ideas se nos ocurren muy tarde— dijo Leo
—Gracias, Mellie —dijo Jason—. Espero que consigas otro trabajo.
Ella sonrió y acto seguido desapareció envolviéndolos en una cálida y suave brisa.
Los chicos de la misión se sonrieron entre sí
Entonces los vientos de verdad atacaron, lanzándolos al cielo tan rápido que Jason se desmayó.
—Fin del capítulo— dijo Atenea —¿Quién quiere leer?
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