HAZEL XXXI, XXXII
Hazel
—¿Quién quiere leer?— preguntó Quirón
—Yo— dijo Connor
—¡NO!— le gritaron casi todos los chicos
—¿Por qué no? Aquí puede leer quien quiera— se quejó Connor
—No después de la última vez que tuviste el libro en tus manos— señaló Percy
—Eso fue una especie de favor— dijo Connor, ganándose miradas irónicas de Percy, Annabeth, los hermanos Jackson y Reyna
—Claro— resopló Annabeth
—No nos creemos eso— masculló Reyna
—¿Cómo iba a saber lo que iba a decir el libro?— preguntó Connor
Percy se encogió de hombros
—Si no le quieren pasar el libro al chico, entonces leo yo— dijo Poseidón y le pasaron el libro
—No creo que vuelvas a obtener el libro— comentó Chris
—Tarde o temprano lo haré— advirtió Connor cruzado de brazos
Poseidón comenzó a leer —Capítulo XXXI, Hazel
Hazel consideró huir.
No se fiaba de la reina Hylla, y desde luego tampoco se fiaba de la otra señora, Otrera. Solo quedaban tres guardias en la sala. Todas se mantenían a distancia.
—Suena a que podrías tener buenas probabilidades— dijo Miranda
—Después de cómo peleó esa chica ¿Kinzie? No lo creo— señaló Clarisse
—Eso es cierto, son buenas luchadoras— dijo Thalia
Varios la voltearon a ver con sorpresa ya que no sabían que las había conocido
Hylla estaba armada solo con una daga. A tanta profundidad bajo tierra, Hazel podría provocar un terremoto en la sala del trono o desenterrar un gran montón de esquisto o de oro. Si pudiera crear una distracción, podría escapar y encontrar a sus amigos.
—Eso podría ser un buen punto— dijo Travis
—Pero tan grande como es eso le sería demasiado difícil encontrarlos— dijo Rachel
—Además no tienen armas— señaló Jason
—Lo que podría ser un problema— dijo Leo
Lamentablemente, había visto pelear a las amazonas. Aunque la reina solo tenía una daga, Hazel sospechaba que sabía usarla muy bien. Y Hazel estaba desarmada.
—Sí es un problema— dijo Piper
—Uno chiquito— dijo Percy
—Super chiquito— asintió Frank
—Claro, imagina cómo serían los grandes problemas— comentó Hermes
—Como por ejemplo tomar sangre de Gorgona— dijo Leo amablemente
—Quedamos que lo que pasó en el capítulo antepasado se va a quedar ahí— dijo Percy
No la habían registrado, de modo que afortunadamente no le habían sacado el palo de Frank del bolsillo del abrigo, pero su espada había desaparecido.
—Esa es una buena noticia, lo de la leña quemada— dijo Jason
—Al menos algo tiene que salir bien— dijo Percy
—Qué optimista— comentó Thalia
—Gracias, yo siempre— asintió Percy
La reina pareció leerle el pensamiento.
—Olvídate de escapar. Te respetaríamos si lo intentaras, por supuesto, pero tendríamos que matarte.
—Al menos te avisaron— señaló Thalia
—Qué modales, avisarte sobre eso...— dijo Leo
—No cualquiera— asintió Connor
—Supongo que les tendría que dar las gracias— dijo Hazel
—Pero al menos te vas a ganar su respeto— señaló Rachel
—Al menos— murmuró Hazel
—Gracias por avisarme.
Hylla se encogió de hombros.
—Es lo mínimo que puedo hacer. Creo que venís en son de paz. Creo que Reyna os ha enviado.
—Y aquí viene el "pero"— comentó Apolo
—Sí, un poco— dijo Hazel
—Ese no podía faltar— murmuró Frank
—Pero dado que están aquí, creo que pudieron completar su misión— señaló Artemisa
—No hagas spoiler, hermanita— dijo Apolo
Artemisa rodó los ojos
—Pero ¿no está dispuesta a ayudar?
La reina observó el collar que le había quitado a Percy.
—Es complicado —dijo—. Las amazonas siempre hemos tenido una relación inestable con los semidioses… sobre todo con los hombres.
—Lo podemos notar— dijo Leo
—Casi ni nos damos cuenta— dijo Travis
—Habría sido difícil notarlo— asintió Percy
Luchamos por el rey Príamo en la guerra de Troya, pero Aquiles mató a nuestra reina, Pentesilea. Años antes, Hércules robó el cinturón de la reina Hipólita: el mismo cinturón que yo llevo. Tardamos siglos en recuperarlo.
—Ese Hércules hizo de todo— dijo Connor
—Y que lo digas— masculló Piper —un gran héroe
Zeus frunció el ceño, porque la forma en que lo dijeron no sonó precisamente a un cumplido
Mucho antes, al principio de la nación de las amazonas, un héroe llamado Belerofonte mató a nuestra primera reina, Otrera…
—¿Se refiere a la señora…?
—… que acaba de marcharse, sí.
—Vamos a fingir sorpresa— dijo Leo
—Bueno, al principio sí fue una sorpresa— dijo Hazel —aunque ya no sé por qué
Otrera, nuestra primera reina, hija de Ares.
Los chicos que no lo sabían voltearon a ver al dios con sorpresa, Ares los miró como si fueran demasiado lentos
—Yo leí una vez que no era su hija era su es...— comenzó Katie —¿Saben qué? mejor olvidenlo, no quiero entrar en detalles
—Ares tampoco— dijo Apolo
Clarisse le frunció el ceño
—Hay muchas variantes en esa historia— masculló Ares sin realmente aclarar algo
—¿Marte?
Hylla adoptó una expresión avinagrada.
—No, Ares, sin duda. Otrera vivió mucho antes de la creación de Roma, en una época en la que todos los semidioses eran griegos.
—Bueno, genial— dijo Travis
—¿Y entonces no debería estar de lado de los dioses?— preguntó Bianca
—Eso me parecería lógico— dijo Travis
—A nosotros también— dijo Apolo
Lamentablemente, algunos de nuestros guerreros todavía prefieren las antiguas costumbres. Los hijos de Ares… son siempre los peores.
Ares bufó
—Estoy de acuerdo— dijo Connor
—Cállate— masculló Chris
—No sé como aún no te he matado— bufó Clarisse
—Porque soy tu cuñado favorito— señaló Connor riendo
Ares resopló y Clarisse rodó los ojos
—Las antiguas costumbres…
Hazel había oído rumores acerca de los semidioses griegos. Octavio creía que existían y que conspiraban en secreto contra Roma,
—Claaaro— murmuraron algunos de los chicos griegos
—Tenemos demasiado tiempo libre para hacerlo— bufó Travis
—Claro, deberíamos ocuparnos en otras cosas— dijo Miranda rodando los ojos
—Como todos los cambios que le vamos a hacer al campamento mestizo— dijo Leo
pero ella nunca lo había creído, ni siquiera cuando Percy había aparecido en el campamento. No le parecía un griego malvado y maquinador.
—Gracias— dijo Percy
—De nada— dijo Hazel con una sonrisa
—¿Quiere decir que las amazonas son una mezcla… griega y romana?
Hylla siguió examinando el collar: las cuentas de barro, la placa de probatio… Extrajo el anillo de plata del cordón y se lo puso en el dedo.
—Me hubiera podido dejar mi collar— murmuró Percy
—No habría tenido el mismo efecto— señaló Leo
—Le habría quitado dramatismo al asunto— asintió Apolo
—Y eso no habría estado bien— concordó Leo
—Claro, no sé cómo no lo pensé antes— comentó Percy
—Supongo que en el Campamento Júpiter no os enseñan nada de eso. Los dioses tienen muchas apariencias. Marte, Ares. Plutón, Hades. Al ser inmortales, suelen acumular personalidades.
—Básicamente— asintió Apolo
—Es una forma de verlo— dijo Hermes
—Es lo que pasa en realidad — señaló Artemisa
Son griegos, romanos, estadounidenses… una combinación de todas las culturas en las que han influido a lo largo de los eones.¿Lo entiendes?
—Nop— corearon los chicos
—Es bastante confuso— dijo Percy
—Y provoca un terrible dolor de cabeza — comentó Katie
—Y no creo que algún día lo podamos entender mejor— dijo Connor
—No… no estoy segura. ¿Son semidiosas todas las amazonas?
La reina extendió las manos.
—Todas tenemos sangre inmortal, pero muchas de mis guerreras descienden de semidioses.
—Qué genial— dijo Miranda
—Eso ciertamente cool— dijo Katie
Travis la volteó a ver —No voy a usar un mono naranja— le advirtió
—No me refería a eso — dijo Katie
—No sé Travis, recuerda que pensó que las amazonas azotaban a los hombres —comentó Leo riendo
—Alguien debe tener cuidado—dijo Chris
—Tergiversaron todo— murmuró Katie sonrojada
—Dioses, hay niños —señaló Connor negando con la cabeza —que mal ejemplo son
Algunas han sido amazonas durante innumerables generaciones. Otras son hijas de dioses menores. Kinzie, la que os trajo aquí, es hija de una ninfa.
—Vaya, esa era una información que no esperaba— murmuró Frank
—Es sorprendente— dijo Leo
—Las ninfas pueden ser violentas— comentó Apolo
—El experto habla— señaló Hermes
Ah… por ahí viene.
La chica con el cabello castaño rojizo se acercó a la reina e hizo una reverencia.
—Los prisioneros están bien encerrados —informó Kinzie—. Pero…
—Aquí vamos con otro "pero"— señaló Hermes
—Temíamos que eso pasaría — dijo Rachel
—Porque las cosas siempre se pueden poner más mal— asintió Miranda
—En eso todos estamos de acuerdo — dijo Leo
—¿Sí? —dijo la reina.
Kinzie tragó saliva como si tuviera mal sabor de boca.
—Otrera se ha encargado de que sus seguidoras vigilen las celdas. Lo siento, mi reina.
—Perfecto— masculló Poseidón
—Eso se está complicando cada vez más— dijo Hades
Hylla frunció los labios.
—No importa. Quédate con nosotras, Kinzie. Estábamos hablando de nuestro… problema.
—Otrera —aventuró Hazel—. Gaia la resucitó para meter a las amazonas en una guerra civil.
—Lo que parecía funcionar —dijo Percy
—Bueno pues es lógico, ella fue la fundadora de las Amazonas — dijo Artemisa con una mueca
—Aún después de tantos años por supuesto que va a tener seguidoras— señaló Atenea
—Era una buena estrategia — admitió Hazel
La reina suspiró.
—Si su plan era ese, está dando resultado. Otrera es una leyenda entre nuestra gente. Tiene pensado retomar el trono y llevarnos a la guerra contra los romanos. Muchas de mis hermanas la seguirán.
—Por supuesto que sí— dijo Ares
—Lo que no era bueno para el campamento Júpiter — comentó Frank
—Ni para el otro, no se conformarán solo con el campamento romano— señaló Dionisio con indiferencia
—Bueno, eso me hace sentir mejor— murmuró Connor
—No todas —masculló Kinzie.
—¡Pero Otrera es un espíritu! —repuso Hazel—. Ni siquiera es…
—¿Real? —La reina observó detenidamente a Hazel—.
Hazel hizo una mueca
—Es bastante real— comentó Apolo
—Y también puede hacer bastante daño — señaló Ares
—Lo que a nadie le conviene — masculló Poseidón
Trabajé muchos años con la hechicera Circe. Reconozco a un alma que ha vuelto del inframundo cuando la veo. ¿Cuándo moriste, Hazel? ¿En los años veinte? ¿En los treinta?
—En 1942 —dijo Hazel—. Pero… pero no me envía Gaia.
—Esa es la gran diferencia— señaló Piper
—Una diferencia bastante grande— asintió Leo
—Por supuesto que lo es — dijo Hades
He vuelto para detenerla. Esta es mi segunda oportunidad.
—Tu segunda oportunidad… —Hylla contempló las hileras de carretillas de batalla vacías—. Yo sé de segundas oportunidades. Ese chico, Percy Jackson, destruyó mi antigua vida.
Percy se sonrojó
—Pero ahora es reina de las Amazonas— señaló Miranda —lo que no es cualquier cosa
—Tiene todo un imperio— dijo Connor
—Era mejor que con los piratas— murmuró Reyna
No me habrías reconocido en aquel entonces. Llevaba vestidos y maquillaje. Era una secretaria con pretensiones, una puñetera muñeca Barbie.
Reyna hizo una mueca ante la mirada interrogativa de los demás que querían saber si ella se veía de la misma forma, pero Reyna los ignoró
Kinzie formó una garra con tres dedos sobre su corazón, como los gestos de vudú que su madre utilizaba para protegerse contra el mal de ojo.
—Es un gesto muy común —comentó Grover
—¿Por qué todos nos comparan con el vudú?— preguntó Apolo a nadie en particular
—Porque suena un poco lógico eso del vudú— dijo Leo
—Y la palabra suena cool— dijo Travis
—Al menos lo hace— dijo Apolo
—La isla de Circe era un lugar seguro para Reyna y para mí —continuó la reina—. Éramos hijas de la diosa de la guerra, Belona. Yo quería proteger a Reyna de toda esa violencia.
Reyna suspiró, recordando su estancia en la isla de Circe y un poco más atrás de eso
Entonces Percy Jackson liberó a los piratas, quienes nos secuestraron, y Reyna y yo aprendimos a ser duras. Descubrimos que se nos daban bien las armas. Durante los últimos cuatro años he deseado matar a Percy Jackson por lo que nos obligó a soportar.
Percy se sonrojó
—Sí nos dimos cuenta— comentó Frank
—Pero aún así fue menos malo de lo que pudo haber sido— dijo Hazel
—Y vaya que sí lo fue— asintió Percy
—Pero Reyna se convirtió en pretora del Campamento Júpiter —dijo Hazel —. Y usted se ha convertido en reina de las amazonas. Tal vez su destino fuera ese.
—Es muy probable— asintió Apolo
—El destino no se puede cambiar— dijo Hermes
—¿No estamos aquí precisamente por eso?— señaló Apolo
—Detalles— comentó Hermes
Algunos de los chicos se miraron como si aún no estuvieran muy seguros de poder cambiar el destino
Hylla toqueteó el collar en su mano.
—Puede que no siga siendo reina mucho tiempo.
—¡Usted triunfará! —insistió Kinzie.
—Lo que decreten los Hados —dijo Hylla sin entusiasmo—.
—Esperemos que triunfe— dijo Rachel
—Vaya que ese triunfo era muy esperado— murmuró Reyna
—Claro que sí— asintió Rachel
Verás, Hazel, Otrera me ha retado en duelo. Toda amazona tiene ese derecho. Hoy a medianoche lucharemos por el trono.
—Eso no suena bien— dijo Katie
—Nop, de ninguna manera— dijo Miranda
—Y se pone peor— señaló Hazel
—Claro que lo hace, son las Amazonas después de todo— dijo Perséfone
—Pero… usted es buena luchando, ¿verdad? —preguntó Hazel.
Hylla forzó una sonrisa sardónica.
—Sí, pero Otrera es la fundadora de las amazonas.
—Pequeño detalle— comentó Piper
—Detallito— dijo Leo
—Podría ser un problema— dijo Percy
—Es mucho más mayor. Y ha estado muerta tanto tiempo que tal vez no esté en forma.
—Espero que estés en lo cierto, Hazel. Porque es un combate a muerte…
—Oh demonios— mascullaron los chicos
—Sí se puso mucho peor— dijo Miranda
—Sobre todo porque de hecho Otrera no podría morir— comentó Annabeth
—Y eso se convierte en otro problema— dijo Thalia
—Como que los problemas nos siguen— comentó Percy
Esperó a que la chica asimilara la información. Hazel recordó lo que Fineas había dicho en Portland: que había vuelto de la muerte por un atajo gracias a Gaia. Y recordó que las gorgonas habían intentado volver a formarse en el Tíber.
—Aunque ganara Otrera volvería una y otra vez hasta que gane— dijo Atenea
—Pregunta— dijo Connor alzando la mano —¿Y no se podría usar eso a nuestro favor? Así como ¿Gwen? Que volvió de la muerte, Hylla podría hacerlo
—No tendría nada de sentido un combate a muerte en el que nadie puede morir— dijo Ares
Todos ignoraron a Ares
—Podría pasar, pero tendría que tener la suerte de ver la salida, así como Gwen— respondió Hades a regañadientes
—Aunque la mate, volverá —dijo Hazel—. Mientras Tánatos esté encadenado, no seguirá muerta.
—Exacto —convino Hylla—. Otrera nos ha dicho que no puede morir. Así que aunque consiga vencerla esta noche, regresará y volverá a retarme mañana.
—Eso suena cada vez mejor— resopló Piper
—Porque como dice nuestro dicho, cuando algo puede salir mal va a salir terriblemente mal— comentó Leo
—Esa frase nos define— asintió Percy
—Y vaya que lo hace— comentó Annabeth
No hay ninguna ley que impida retar a la reina en mútiples ocasiones. Puede empeñarse en luchar conmigo cada noche, hasta que por fin me agote. No puedo ganar.
—Deberían cambiar esa regla— dijo Rachel
—Sería lo mejor— dijo Thalia
—Pero no pueden hacerlo, las amazonas también respetan sus costumbres— comentó Reyna
Hazel contempló el trono. Se imaginó a Otrera sentada allí con su elegante túnica y su cabello plateado, ordenando a las guerreras que atacaran Roma. Se imaginó la voz de Gaia resonando en la caverna.
—Y eso sería horrible— dijo Piper
—Y no creo que tuvieran mucha oportunidad con Otrera al mando— señaló Ares
—¿De qué lado estás?— preguntó Hermes
—Tiene que haber una forma —dijo—. ¿Tienen las amazonas… poderes especiales o algo por el estilo?
—No más que otras semidiosas —contestó Hylla—. Podemos morir, como cualquier mortal.
—Se pone cada vez más difícil— dijo Miranda
—Y básicamente su trono y su vida depende de que ustedes completen su misión— dijo Artemisa
—Ahora sí ya podemos empezar a presionarnos— murmuró Percy
Hay un grupo de arqueras que siguen a la diosa Artemisa. A menudo las confunden con amazonas, pero las cazadoras renuncian a la compañía de los hombres a cambio de la vida casi eterna. Las amazonas preferimos vivir la vida al máximo. Amamos, luchamos y morimos.
—Vaya— murmuraron los chicos volteando a ver indiscretamente a las cazadoras en la sala
—Alguien dice algo— advirtió Thalia — y van a conocer mis flechas muy de cerca
—Casi tan de cerca cómo conociste la flecha de Bianca— bromeó Rachel
—No puede ser— murmuró Bianca sonrojada
—Esa fue una buena presentación de flecha— asintió Zoé
—Definitivamente así de cerca— dijo Will
—Dioses míos— masculló Thalia —¿Quién los ha estado mal influenciando?
—¿En serio hace falta que respondan eso?— preguntó Piper riendo
—Creía que odiaban a los hombres.
Hylla y Kinzie se echaron a reír.
—¿Que odiamos a los hombres? —dijo la reina—. No, nos gustan los hombres.
—Casi me engañan— dijo Travis
—No me puedo imaginar por qué creímos lo contrario— comentó Leo
—Un completo misterio— dijo Percy
Solo nos gusta demostrar quién manda. Pero eso no viene al caso. Si pudiera, reuniría a nuestras tropas y acudiría en ayuda de mi hermana. Lamentablemente, mi poder es escaso. Cuando me maten en combate, y es cuestión de tiempo que eso ocurra, Otrera será la reina.
Reyna hizo una mueca
—Primero tiene que poner las cosas en orden ahí— dijo Artemisa
—Espero que pueda llegar a ayudarlo— murmuró Poseidón
Ella marchará al Campamento Júpiter con nuestras fuerzas, pero no irá a ayudar a mi hermana. Irá a unirse al ejército del gigante.
—Perfecto— dijo Hermes
—Claramente— dijo Frank con una mueca
—Tenemos que detenerla —dijo Hazel—. Mis amigos y yo matamos a Fineas, uno de los sirvientes de Gaia en Portland. ¡Tal vez podamos ayudar!
La reina negó con la cabeza.
—No podéis interferir. Como reina, debo librar mis propias batallas.
—Eso es cierto— dijo Thalia
—Podría ser contraproducente que ustedes la ayudaran— comentó Jason
—Lo verían como una debilidad— dijo Reyna con una mueca
Además, tus amigos están encarcelados. Si los libero, quedaré como una débil. O bien ordeno que os ejecuten a los tres por intrusos, o bien lo hará Otrera cuando se convierta en reina.
—Bueno, no hay mucho de donde escoger— dijo Apolo
—Me encantaron esas opciones— dijo Percy con una mueca
—¿Y entonces cómo escaparon?— preguntó Hermes
—Creo que lo explicará un poco más adelante— dijo Hazel
A Hazel se le cayó el alma a los pies.
—Entonces supongo que las dos estamos muertas. Yo por segunda vez.
En la jaula del rincón, el corcel Arión relinchó airadamente. Se encabritó y golpeó los barrotes con los cascos.
—Que no lo ignores dice— señaló Leo
—Yo no estoy muy seguro de que haya dicho eso— dijo Percy —voto porque insultó a las amazonas
—Bueno, lo tienen encerrado— comentó Katie
—De cualquier manera no escatima en los insultos— murmuró Percy
—El caballo parece percibir tu desesperación —dijo la reina—. Qué interesante. Es inmortal, ¿sabes? Hijo de Neptuno y de Ceres.
Poseidón y Deméter se sonrojaron, mientras que sus hijos semidioses se voltearon a ver con una mueca horrorizada
Hazel parpadeó.
—¿Dos dioses han tenido un hijo caballo?
—Es una larga historia.
—Ah.
—Que no queremos saber— dijo Miranda
—De ninguna manera— dijeron Katie y Percy al unísono
Luego se voltearon a ver entre los tres con cierta aprehensión, al igual que Charles y Zoé
—Estamos bien así— asintió Percy
A Hazel se le encendió el rostro de la vergüenza.
Al igual que a los hijos de los mencionados y a ambos dioses
—Es el caballo más rápido del mundo —dijo Hylla—. Pegaso es más famoso, con sus alas, pero Arión corre como el viento por tierra y por mar. No hay criatura más rápida que él. Nos llevó un año capturarlo; es uno de nuestros premios más valiosos.
—Pero no deberían tratarlo como premio— dijo Rachel
—Pero también tenían una profecía que tenía que ver con él— dijo HAzel —eso las debió motivar más
—Por supuesto— dijo Apolo
Pero no nos ha servido de nada. El caballo no deja que nadie lo monte. Creo que odia a las amazonas. Y es muy caro mantenerlo. Come cualquier cosa, pero prefiere el oro.
—Pues a mí tampoco me agradarían las personas que me encerraron— señaló Leo
—No creo que te pudieran caer bien— dijo Piper
—No sería la forma de fomentar una amistad— dijo Thalia
Hazel notó un hormigueo en la nunca.
—¿Come oro?
Se acordó del caballo que la había seguido en Alaska hacía muchos años. Le había parecido que estaba comiendo las pepitas de oro que aparecían a su paso.
—Y estabas en lo correcto— dijo Apolo
—Comida de ricos— dijo Travis riendo
—Y vaya que lo es— asintió Miranda
Se arrodilló y pegó la mano al suelo. La piedra se agrietó enseguida. Un pedazo de mineral de oro del tamaño de una ciruela brotó de la tierra.
—Y creo que habrá más que eso— dijo Perséfone
—Definitivamente lo había— asintió Hazel
—Sobretodo tan abajo— dijo Hades
Hazel se levantó y examinó su premio. Hylla y Kinzie se la quedaron mirando.
—¿Cómo has…? —La reina se quedó boquiabierta—. ¡Ten cuidado, Hazel!
Hazel se acercó a la jaula del caballo. Introdujo la mano entre los barrotes, y Arión comió con cautela el pedazo de oro de su palma.
—Eso es bastante sorprendente— admitió Deméter
—Sí— murmuró Poseidón —no es precisamente el caballo más domesticado del mundo
—Ni tampoco el de mejor lenguaje— comentó Percy sonrojado
—Increíble —dijo Kinzie—. La última chica que intentó hacer eso…
—Ahora tiene un brazo de metal —concluyó la reina.
—Qué bueno que no te tuviste que preocupar por eso— dijo Piper
—Pero te verías super cool con un brazo de metal— dijo Leo
—Me gusta mi brazo, gracias— comentó Hazel
Observó a Hazel con un nuevo interés, como si estuviera decidiendo si debía seguir hablando o no—. Hazel… nos hemos pasado años buscando ese caballo.
—Aunque al caballo no les gusten mucho— dijo Miranda
—Así empiezan las buenas amistades— bromeó Percy
—Pero las buenas amistades no te dejan con un brazo de metal— dijo Miranda
Según la profecía, la guerrera más valiente de todas domesticará a Arión y lo llevará a la victoria, marcando el comienzo de una nueva era de prosperidad para las amazonas. Sin embargo, ninguna amazona puede tocarlo, y no digamos controlarlo.
Todos voltearon a ver a Hazel con asombro
—Si necesitaban otra razón para no meterse con Hael— dijo Travis
—No la necesitábamos— comentó Katie
Hasta Otrera lo probó y fracasó. Otras dos murieron intentando montarlo. Eso debería haber preocupado a Hazel, pero no se podía imaginar que aquel precioso caballo le hiciera daño.
—Claro— murmuró Leo
—Es como dicen, todo es cuestión de perspectiva— dijo Apolo
—La chica que tiene el brazo de metal probablemente no crea que sea tam amigable— señaló Hermes
Introdujo la mano entre los barrotes otra vez y acarició el hocico de Arión. El caballo le rozó el brazo, murmurando con satisfacción, como si estuviera preguntando: « ¿Más oro? Ñam, ñam» .
—Tal vez lo estaba— dijo Percy —con unas cuantas maldiciones más
—Sí, tiene un lenguaje… Interesante— comentó Poseidón
—Interesante es una forma de decirlo— murmuró Percy
—Te daría de comer más, Arión —Hazel señaló intencionadamente a la reina —. Pero creo que me espera una ejecución.
—Esa actuación merece un premio— dijo Connor
—Ahora imagínenlo con un tono triste y melancólico— señaló Apolo
—Tal vez habría estado mejor la actuación— murmuró Hazel
La reina Hylla desplazó la vista repetidamente de Hazel al caballo.
—Increíble.
—La profecía —dijo Kinzie—. ¿Es posible…?
Hazel casi podía ver como los engranajes de la cabeza de la reina daban vueltas, formulando un plan.
—Solo esperemos que sea un plan que les ayude— dijo Apolo
—Porque nunca se sabe— comentó Hermes
—Tienes valor, Hazel Levesque. Y parece que Arión te ha elegido. ¿Kinzie?
—¿Sí, mi reina?
—¿Has dicho que las seguidoras de Otrera están vigilando las celdas?
—Lo que no es de mucha ayuda— dijo Rachel
—Tal vez sí lo sean— dijo Piper — aunque no lo quieran
—Algo así— murmuró Hazel
Kinzie asintió con la cabeza.
—Debería haberlo previsto. Lo siento…
—No, no pasa nada —los ojos de la reina brillaban, como los de Aníbal el elefante cuando lo soltaban para que destruyera una fortaleza—.
Reyna frunció el ceño
—No la estaba comparando con un elefante, sino con que se alegrara de la destrucción… O algo así— murmuró Hazel
—Ninguno de nosotros dijo nada— señaló Travis
—Pero estaban a punto de hacerlo— dijo Percy riendo
—Gracias Percy— resopló Connor
Otrera pasaría vergüenza si sus seguidoras no cumplieran con su deber: si una intrusa las venciera y se produjera una fuga, por ejemplo.
—Por ejemplo— asintió Leo
—Podría pasar— asintió Piper
—Y sería muy malo— dijo Rachel
Kinzie empezó a sonreír.
—Sí, mi reina. Mucha vergüenza.
—Por supuesto, ninguna de mis guardias sabría una palabra del asunto — continuó Hylla—. Kinzie no divulgaría la noticia para permitir que se produjera la escapada.
—Por supuesto que no— dijo Katie
—¿Quién haría algo así?— preguntó Miranda
—Nadie, por supuesto— dijo Thalia
—Desde luego que no —convino Kinzie.
—Y no podríamos ayudarte —la reina arqueó las cejas mirando a Hazel—. Pero si de algún modo derrotaras a las guardias y liberaras a tus amigos… si, por ejemplo, cogieras una de las tarjetas de Amazon de las guardias…
—Casualmente— dijo Miranda
—Claaro que si eso pasara sería terriblemente humillante para Otrera y sus seguidoras— dijo Thalia
—Porque siempre pueden pasar cualquier tipo de cosas— asintió Rachel
Reyna sonrió
—Con opción de compra con un solo clic incorporada —dijo Kinzie—, lo que abriría las celdas con un solo clic.
—Esto me gusta cada vez más— dijo Piper
—Compra con un solo clic, eso suena realmente bien— dijo Leo
—Suena a un buen negocio— asintió Piper
—Si, los dioses no lo quieran, algo así ocurriera —continuó la reina—, encontrarías las armas y las provisiones de tus amigos en la garita que hay al lado de las celdas.
—Los dioses no lo quieran— dijo Rachel
—No lo queremos, sería terrible— dijo Apolo con una sonrisa
—Esperamos que no pase semejante tragedia— comentó Hermes
Y ¿quién sabe? Si volvieras a la sala del trono mientras yo estoy fuera preparándome para el duelo… Bueno, ya te he dicho que Arión es un caballo muy rápido. Sería una lástima que lo robaran y lo usaran para escapar.
—Estaría muy mal que pasara algo así— dijo Chris
—Nooo y aparte van a perde a Arión— dijo Connor con un tono un poco dramático
—Esto se está poniendo cada vez peor para las amazonas— dijo Miranda negando con la cabeza
Hazel se sentía como si la hubieran conectado a un enchufe. La electricidad recorría todo su cuerpo. Arión… Arión podría ser suyo.
—Y también podrías rescatar a tus amigos, eh— dijo Travis riendo
—¿Qué son los amigos en comparación con Arión?— preguntó Leo
—Ay, ni quien quiera amigos— comentó Katie riendo
Hazel se sonrojó
Lo único que tenía que hacer era rescatar a sus amigos y abrirse paso a la fuerza entre un país entero de guerreras sumamente adiestradas.
—Pero piensa en la recompensa… Arión— dijo Leo
—Sus amigos— dijo Miranda
—Arión— repitió Leo
—Reina Hylla —dijo—, no… no se me da muy bien luchar.
—Oh, hay muchas formas de luchar, Hazel. Tengo la sensación de que eres bastante ingeniosa. Y si la profecía es correcta, ayudarás al país de las amazonas a alcanzar la prosperidad.
—Así que esperemos que todo salga bien— dijo Hermes
—Con todas esas cosas hipotéticas que podrían pasar...— dijo Perséfone
Si tienes éxito en tu misión de liberar a Tánatos, por ejemplo…
—… Otrera no volvería si la mataran —dijo Hazel—. Usted solo tendría que vencerla… todas las noches hasta que tengamos éxito.
—Nada más— murmuró Thalia
—Podría lograrlo— dijo Atenea
—Veremos— comentó Ares
La reina asintió con la cabeza seriamente.
—Parece que a las dos nos aguardan tareas imposibles.
—Pero está confiando en mí —dijo Hazel—. Y yo confío en usted. Usted vencerá, por muchas veces que haga falta.
—Por supuesto— dijo Reyna
—Es una reina ingeniosa, lo va a lograr— comentó Apolo
Hylla alargó el collar de Percy y lo dejó caer en las manos de Hazel.
—Espero que estés en lo cierto —dijo la reina—. Pero cuanto antes tengáis éxito, mejor.
—Mejor— asintió Piper
—Así que no se vayan a tardar mucho— dijo Perséfone
—Lo intentabamos— asintió Percy
—Y vaya que lo hicimos— dijo Frank
Hazel se metió el collar en el bolsillo. Estrechó la mano de la reina preguntándose si era posible hacerse amiga de alguien tan rápido, sobre todo de alguien que estaba a punto de meterla en la cárcel.
—Ya ves, esas son las mejores maneras de hacer amigos— dijo Percy
—Las mejores amistades empiezan así— asintió Travis
—Es bastante claro— dijo Rachel
—Esta conversación no ha tenido lugar —le dijo Hylla a Kinzie—. Lleva a nuestra prisionera a las celdas y entrégasela a las guardias de Otrera. Y, Kinzie, asegúrate de marcharte antes de que pase alguna desgracia.
—Las desgracias pueden pasar en cualquier momento— asintió Connor
—Claro, es mejor que no esté— dijo Katie
No quiero que nadie responsabilice a mis fieles seguidoras de una fuga.
La reina sonrió con picardía, y por primera vez Hazel sintió envidia de Reyna. Ojalá ella tuviera una hermana como la suya.
Reyna sonrió y luego frunció el ceño —Tal vez excepto cuando te secuestra
—Suele pasar— murmuró Thalia
Hazel pensó en los primeros días de cuando conoció a Bianca di Angelo, se había llevado tan bien con ella y ahora a penas y se dirigían la palabra, le había gustado tener una hermana
—¿Por qué estás haciendo esa cara?— preguntó Charles en un susurro a su amiga Bianca
—No sé— respondió el legado mirando a Bianca di Angelo —no me gusta su actitud
—Ni siquiera la conoces— señaló Charles
—Y solo por eso no he dicho nada, pero parece que Hazel y mi pa… ¿ Will? Como sea, parece que no le agradan— dijo Bianca frunciendo el ceño —y no me gusta eso
—No lo sé— susurró Charles —tal vez estás equivocada
Bianca lo volteó a ver con una ceja enarcada
—O no, tal vez no estés equivocada— dijo Charles
—De cualquier forma, voy a averiguar que pasó— dijo Bianca
—Adiós, Hazel Levesque —dijo la reina—. Si las dos morimos esta noche… me alegro de haberte conocido.
—Y yo a ella— asintió Hazel
—Que buena amistad— dijo Piper
—Ahora solo tienes que idear un plan que te ayude a escapar junto con Arión— dijo Hermes
—Y sus amigos— señaló Apolo
XXXIIHazel
La jaula de las amazonas estaba en lo alto de un pasillo de almacenaje, a casi veinte metros en el aire.
—Genial— dijo Leo
—Las jaulas no cumplían con las normas de seguridad— comentó Percy
—Un servicio muy malo— dijo Frank
Kinzie hizo subir a Hazel por tres escaleras de mano distintas hasta una plataforma metálica y luego le ató las manos holgadamente a la espalda y la hizo avanzar a empujones por delante de unas cajas de joyas.
—Que increíbles personas— dijo Piper
—Solo por eso sí volveré a comprar en amazon, para ayudarlas con la dominación total— bromeó Miranda
—Eso suena bastante bien— asintió Piper riendo
Unos diez metros más adelante, bajo la fuerte luz de unos fluorescentes, una hilera de jaulas de tela metálica colgaban de unos cables. Percy y Frank estaban en dos de las jaulas, hablando en voz baja entre ellos.
—Estábamos diciendo que no íbamos a comprar en amazon— bromeó Percy —aunque Miranda sí las quiera ayudar con la dominación total del planeta
—Es como agradecimiento— comentó Miranda encogiéndose de hombros
—Como siempre les he dicho, las hijas de Deméter son las más agresivas— señaló Apolo
—Tengan cuidado— señaló Chris a los Stoll
A su lado, en la plataforma, tres amazonas con cara de aburrimiento se encontraban apoyadas en sus lanzas contemplando unas pequeñas tablillas negras que sostenían en las manos como si estuvieran leyendo.
—O recibiendo pedidos— comentó Leo
—Eso podría ser cierto— asintió Percy
—Cada pedido las acerca más a la dominación total del mundo, no se lo perdería por nada— dijo Connor
A Hazel las tablillas le parecieron demasiado finas para ser unos libros. Entonces cayó en la cuenta de que podían ser una especie de pequeños… ¿cómo los llamaba la gente moderna…? Ordenadores portátiles.
—Es probable que fuera de esos— asintió Piper
—¿Por qué a ellas no se les descomponen?— preguntó Percy en tono quejumbroso
—Porque si no no tendrían como dominar el mundo— señaló Rachel
Tal vez una forma de tecnología moderna de las amazonas. La idea le resultaba tan inquietante como la batalla de carretillas elevadoras de abajo.
—Estos niños de hoy en día— dijo Leo
Hazel se sonrojó
—En marcha, chica —ordenó Kinzie, lo bastante alto para que las guardias la oyeran.
Empujó a Hazel por la espalda con su espada.
—Nadie más se podía dar cuenta— dijo Miranda
—Fue convincente— dijo Hazel
—Y vaya que lo fue— asintió Percy
—Demasiado— dijo Frank
Hazel andaba lo más despacio que podía, pero los pensamientos se le agolpaban en la mente. Tenía que idear un plan de rescate brillante. Hasta el momento no se le había ocurrido nada.
—Pero estás bajo tierra y tienes ventaja— dijo Katie
—Lo olvidé por un momento— dijo Hazel
—Suele pasar sobre todo cuando estás bajo presión— asintió Piper
—Y también luego inventas los mejores planes— dijo Percy
Kinzie se había asegurado de que pudiera romper sus ataduras fácilmente, pero de todas formas estaría desarmada frente a tres guerreras adiestradas, y tenía que actuar antes de que la metieran en una jaula.
—Tiene que ser un plan perfecto— asintió Apolo
—Los planes siempre son perfectos— bromeó Leo
—Claro que lo son— dijo Thalia con sarcasmo
Pasó por delante de un palé de cajas con el rótulo ANILLOS DE TOPACIO DE 24 QUILATES y de otro con la etiqueta PULSERAS DE LA AMISTAD DE PLATA.
—Yo quiero de esas— dijo Travis
—Llevaremos 20— dijo Leo
—Creí que no querían ayudar con la dominación del mundo— señaló Percy
—No, pero las pulseras de la amistad les gustan a todos— dijo Travis
Sammy pensó en Silena a ella no le habrían gustado, aunque tal vez si él se lo hubiera planteado en algún momento ella la terminaría usando, así es como era… Es (no podía pensar de otra forma) Así es como es ella.
Sammy se dio cuenta de que Charles y Bianca se volteaban a ver como si compartieran un secreto (que en realidad no era un secreto) porque todos sabían que cuando Charles tenía 9 y Bianca 8 se habían regalado collares a juego que siempre usaban bajo su ropa y casi nunca se notaba.
Un visor electrónico situado junto a las pulseras de la amistad rezaba: « Los clientes que compraron este producto también compraron LÁMPARA SOLAR DE GNOMO DE JARDÍN Y LANZA LLAMEANTE DE LA MUERTE.
—Claro, tiene mucha lógica— asintió Connor
—Por si de repente dejan de ser mejores amigos por siempre— comentó Miranda
—Dioses Miranda— dijo Rachel riendo
—Claro, obviamente por eso— dijo Piper
¡Compra los tres y ahorra un 12 %!» .
—Lo importante es ahorrar— dijo Leo
—Y ahorrar un 12% es muy bueno— dijo Percy
—Claro así no te sentirás mal si dejas de tener amigos— asintió Piper
—Exacto, es ganar-ganar— dijo Leo
Hazel se quedó paralizada. Dioses del Olimpo, qué tonta era. Plata. Topacio. Concentró sus sentidos, buscando metales preciosos, y por poco le explotó el cerebro del exceso de información.
—Les dije, está en su territorio— señaló Katie
—Muy bien deducido, Kat— dijo Travis
Estaba al lado de una montaña de joyas de seis pisos de altura. Pero delante de ella, desde el punto en el que se encontraba hasta las guardias, no había más que jaulas.
—Un pequeño problema— dijo Miranda
—Pero han tenido problemas más grandes— dijo Rachel
—Siempre hay que ser optimistas— dijo Thalia recibiendo una mirada irónica de Percy
—¿Qué pasa? —susurró Kinzie—. ¡No te pares! Van a sospechar.
—Haz que vengan —murmuró Hazel por encima del hombro.
—¿Por qué…?
—Por favor.
—Esa es la respuesta clave— dijo Leo
—Los modales ante todo— dijo Connor
—Esos no pueden faltar— asintió Percy
Las guardias fruncieron el ceño en dirección a ellas.
—¿Qué estáis mirando? —les gritó Kinzie—. Traigo a la tercera prisionera. Venid a por ella.
La guardia más cercana dejó su tablilla.
—¿Por qué no andas otros treinta pasitos, Kinzie?
—Porque no se puede— dijo Travis
—Treinta pasos suenan muy cansados— dijo Piper
—Además ellas son las guardias, ellas deben ir por el prisionero donde quieran que estén— dijo Thalia
—Claramente— asintió Piper
—Hummm, porque…
—¡Uf! —Hazel cayó de rodillas y trató de adoptar su mejor cara de mareo —. ¡Tengo náuseas! No puedo… andar. Las amazonas me dan… mucho… miedo.
—Esa actuación estuvo mejor— dijo Travis
—Gracias— dijo Hazel
—Su actuación se merece un premio— dijo Connor
—Ya estamos —les dijo Kinzie a las guardias—. ¿Vais a venir a llevaros a la prisionera o tengo que decirle a la reina Hylla que no estáis cumpliendo con vuestro deber?
La guardia que estaba más cerca puso los ojos en blanco y se acercó pesadamente.
—Una es mejor que nada— dijo Leo
—Pero las otras dos podrían frustrar los planes— señaló Rachel
—¿No que eras la positiva del grupo?— preguntó Thalia
Rachel se encogió de hombros
Hazel pensaba que las otras dos guardias también vendrían, pero tendría que preocuparse por eso más tarde.
—Cuando esté en funcionamiento el plan— dijo Piper
—Si funciona— señaló Leo
—Otro optimista— dijo Thalia
La primera guardia agarró a Hazel por el brazo.
—Está bien. Me llevaré a la prisionera. Pero yo de ti, Kinzie, no me preocuparía por Hylla. No seguirá siendo reina mucho más tiempo.
—Ya veremos, Doris.
—Es un poco raro ese nombre para una amazona ¿No?— preguntó Miranda
—Un poco— asintió Katie —aunque tampoco es que nuestros nombres dieran miedo si fuéramos amazonas
—El de Annabeth sí da miedo— dijo Piper
—Concuerdo— dijo Thalia
—también estoy de acuerdo— dijo Percy dándole una sonrisa a Annabeth
—Por supuesto que no— dijo Annabeth rodando los ojos
Kinzie se volvió para marcharse. Hazel esperó hasta que sus pasos se alejaron por la pasarela.
Doris, la guardia, tiró del brazo de Hazel.
—¿Y bien? Vamos.
Hazel se concentró en el muro de joyas situado junto a ella: cuarenta grandes cajas de pulseras de plata.
—Casi me siento mal por ella— dijo Piper
—Casi— dijo Leo
—No… me encuentro bien.
—No irás a vomitarme encima, ¿verdad? —gruñó Doris.
—Lo averiguaremos— dijo Travis
—No lo iba a hacer— dijo Hazel con una mueca
—Todo podría pasar— señaló Travis
Trató de levantar a Hazel de un tirón, pero Hazel se dejó caer, como una niña a la que le da un berrinche en una tienda.
—Excelente berrinche— dijo Percy
—Un berrinche increíblemente bueno— dijo Piper
—Como los de Esperanza— comentó Zoé
Todos voltearon a ver a Esperanza y luego Leo y Calipso se voltearon a ver entre ellos
—Yo no hago berrinche— se defendió Esperanza
—En realidad no nos sorprende, Leo también hace muy buenos berrinches— dijo Piper
—Yo no hago berrinche— dijo Leo frunciendo el ceño
Piper lo miró con una ceja enarcada
A su lado, las cajas empezaron a temblar.
—¡Lulu! —gritó Doris a una de sus compañeras—. Ayúdame con esta flojucha.
¿Unas amazonas que se llamaban Doris y Lulu?, pensó Hazel. Vale…
—Pero… ¿Quienes somos nosotros para juzgar?— dijo Connor encogiéndose de hombros
—No todos los nombres dan miedo— dijo Percy
La segunda guardia se acercó trotando. Hazel se figuró que era su mejor oportunidad. Antes de que pudieran levantarla, gritó: « ¡Oooh!» y se tumbó contra la plataforma.
—No me fastidies… —empezó a decir Doris.
—Qué buen berrinche, ni Apolo los hace tan bien— dijo Hermes
—Cierto— dijo Artemisa
Apolo los miró ofendido, Bianca miró divertida a Apolo y él le dio una mirada que decía que se mantuviera callada
—No puede ser, tenemos muchas personas que hacen berrinche aquí— murmuró Travis
El palé de joyas entero explotó con un sonido como si mil tragaperras hubieran dado el premio gordo. Una ola gigantesca de pulseras de la amistad de plata se derramó sobre la pasarela y arrastró a Doris y a Lulu por encima de la barandilla.
—El ataque de las pulseras de la amistad— dijo Travis
—UIhhhh— corearon Leo y Connor como si estuvieran en una película de terror
—Ya nadie quiere pulseras de amistad— dijo Miranda
—No si me van a atacar de esa forma— dijo Percy
Habrían muerto de la caída, pero Hazel no era tan mala. Había invocado varios cientos de pulseras, que saltaron sobre las guardias, les rodearon los tobillos y las dejaron colgando boca abajo desde la plataforma, gritando como unas flojuchas.
—Nadie podría esperar que las pulseras atacaran de esa forma— dijo Piper
—Son malvadas— dijo Percy
Hazel se volvió hacia la tercera guardia. Rompió sus ataduras, que eran tan resistentes como el papel higiénico.
—Ojalá siempre fueran así— dijo Leo
—Desde nuestro ángulo se vio increíble como rompiste las ataduras— dijo Percy
—Fue genial— asintió Frank
—Pero solo fue porque Kinzie las dejó muy sueltas— dijo Hazel
—Sigue siendo genial— señaló Percy
Recogió una de las lanzas de las guardias abatidas. Se le daban fatal las lanzas, pero esperaba que la tercera amazona no lo supiera.
—Yo creo que no— dijo Apolo
—Esperemos que no lo averigue— dijo Thalia
—¿Tengo que matarte desde aquí? —gruñó Hazel—. ¿O me vas a obligar a acercarme?
La guardia se volvió y echó a correr.
—Pero va a avisar a las demás— dijo Thalia
—Aunque esperemos que algunas de ellas sean leales a Hylla— comentó Piper
Hazel gritó por el lado de la pasarela a Doris y Lulu.
—¡Las tarjetas de Amazon! ¡Pasádmelas, a menos que queráis que os quite esas pulseras y os deje caer!
Cuatro segundos y medio más tarde, Hazel tenía las dos tarjetas.
—Cuánta eficiencia— dijo Leo
—Cuatro segundo y medio es un nuevo récord— asintió Percy
—Fueron bastante rápidas— comentó Hazel
Se acercó corriendo a las jaulas y pasó una tarjeta. Las puertas se abrieron de golpe.
Frank se la quedó mirando asombrado.
—Hazel, ha sido… increíble.
—Te mereces un aplauso— dijo Miranda
Sus amigos aplaudieron con entusiasmo
Percy asintió con la cabeza.
—No volveré a ponerme joyas nunca.
—Menos esto —Hazel le lanzó el collar—.
—Eso sí— dijo Percy
—Y así niños y niñas es como Percy recuperó su collar— dijo Leo
—Me encantó recuperarlo— comentó Percy
Nuestras armas y provisiones están al final de la pasarela. Debemos darnos prisa. Dentro de poco… Las alarmas empezaron a sonar por toda la caverna. —Sí —dijo—, pasará eso. ¡Vamos!
—Exactamente eso— dijo Rachel
—No nos gustó que pasara eso— dijo Percy
—Para nada— comentó Frank
La primera parte de la huida fue sencilla. Recuperaron sus cosas sin problemas y empezaron a bajar por la escalera. Cada vez que un grupo de amazonas se arremolinaba debajo de ellos, ordenándoles que se rindieran, Hazel hacía explotar una caja de joyas y enterraba a sus enemigas bajo cataratas de oro y plata.
—Nunca hay que tener oro y plata cerca— dijo Connor
—Podrían ser tu perdición— asintió Travis
—Y de muchas maneras— comentó Chris
Cuando llegaron al pie de la escalera, se encontraron con una escena esperpéntica: amazonas atrapadas hasta el cuello en collares de cuentas, varias amazonas más boca abajo en una montaña de pendientes de amatista y una carretilla de combate enterrada bajo pulseras de la suerte de plata.
—Fue una visión extraña— dijo Percy
—Aún así no creo que eso las detenga mucho tiempo— comentó Thalia
—Y todavía les falta un gran camino— dijo Apolo
—Hazel Levesque —dijo Frank—, eres alucinante.
A ella le entraron ganas de besarlo allí mismo, pero no tenían tiempo.
Sus amigos empezaron a hacer soniditos de burla, Sammy sonrió un poco
—Lo hubieras besado— dijo Afrodita
Hazel y Frank se sonrojaron
—No tenían tiempo— resopló Hades
—Para un beso siempre hay tiempo— dijo Afrodita
—Ya vimos quien es la mala influencia ahí— dijo Katie riendo
—Hazel, nunca lo esperé de ti— dijo Piper con una carcajada
—Dioses míos, vas con todo Hazel— dijo Miranda
—Que atrevida es tu hermana— dijo Will a Nico riendo
—Dioses— murmuró Nico
—Señor Poseidón ¿Podría seguir leyendo?— preguntó Hazel avergonzada
—Claro— dijo Poseidón con una pequeña sonrisa
—Noo, queríamos seguir molestando— murmuró Connor
Volvieron corriendo a la sala del trono.
Se tropezaron con una amazona que debía de ser leal a Hylla. En cuanto vio a los fugitivos, se apartó como si fueran invisibles.
—Yo iba del otro lado— bromeó Travis
—Ah sí, el baño queda para el otro lado— dijo Miranda
—Camino equivocado— dijo Leo
—Pero ¿qué…? —dijo Percy.
—Algunas quieren que escapemos —le informó Hazel—. Te lo explicaré más tarde.
—Si no tuvo tiempo para besar a Frank no tiene tiempo para explicarte— dijo Piper riendo
—Claro— dijo Percy
—Obviamente— dijo Katie
La siguiente amazona que se encontraron no era tan amistosa. Estaba vestida con una armadura completa, bloqueando la entrada de la sala del trono. Giró su lanza a la velocidad del rayo, pero esta vez Percy estaba listo.
—Bueno, ya era hora— bromeó Leo
—Lo sé— asintió Percy
Sacó a Contracorriente y entró en combate. Cuando la amazona lo intentó atacar, Percy cortó el astil de la lanza por la mitad y le asestó un golpe en el yelmo con la empuñadura de la espada.
La guardia se desplomó.
—Marte Todopoderoso —exclamó Frank—. ¿Cómo has…? ¡Eso no era una técnica romana!
—Lo sabemos— dijo Connor
—Estamos muy orgullosos de él— asintió Travis
—Gracias— dijo Percy
Percy sonrió.
—El graecus sabe algunos movimientos, amigo mío. Después de ti.
—¿Así que tu memoria estaba volviendo?— preguntó Rachel
—Es otra sorpresa más— dijo Percy
—A ninguno de nosotros nos gustan tus sorpresas— señaló Apolo
—Para nada— dijo Sally
Percy le dio una sonrisa inocente
Entraron corriendo en la sala del trono. Según lo prometido, Hylla y sus guardias se habían ido. Hazel se acercó a toda prisa a la jaula de Arión y pasó una tarjeta a través de la cerradura. Inmediatamente el caballo salió y se empinó triunfalmente.
—Fue un salida triunfal— asintió Percy
—Obviamente— dijo Leo —no podías esperar que no lo fuera
Percy y Frank retrocedieron dando traspiés.
—Esto… ¿está domesticada esa cosa? —preguntó Frank.
—No lo creo— dijo Leo
—Desde que escuché que alguien terminó con un brazo de metal supe que no lo estaba— comentó Travis
El caballo relinchó airadamente.
—Creo que no —aventuró Percy—. Acaba de decir: « Te voy a matar a pisotones, estúpido hombrecito chino canadiense» .
Muchos de los chicos no pudieron evitar reírse, Frank se sonrojó
—Sí… A eso me refería con su lenguaje interesante— comentó Poseidón
—¿Hablas el idioma de los caballos? —preguntó Hazel.
—Sip— dijo Percy
—Confunde los géneros de los caballos, pero sí sabe el idioma— comentó Thalia
—Gracias— dijo Percy —y solo confundí a Blackjack una vez
—Una vez es suficiente— dijo Thalia
—¿« Hombrecito» ? —farfulló Frank.
—Hablar con los caballos es una facultad de Poseidón —dijo Percy—. Digo, de Neptuno.
—Poseidón— volvió a corregir Percy
—Claro, entendemos— dijo Hazel
—Entonces tú y Arión deberíais llevaros bien —dijo Hazel—. Él también es hijo de Neptuno.
Percy palideció.
—¿Cómo dices?
—Eso fue grosero —murmuró Percy
—Lo siento— dijo Hazel riendo
Varios se rieron ante la expresión de Percy y las hermanas Gardner
De no haber estado en una situación tan grave, la expresión de Percy podría haber hecho reír a Hazel.
—Fue divertida tu expresión— asintió Frank
—No vamos a tener esa conversación de expresiones cuando te enteras de un pariente de la mitología griega/romana ¿Vale?— dijo Percy
—Estoy de acuerdo, no tengamos esta conversación— dijo Miranda
—A ninguno nos conviene— señaló Katie
—El caso es que es rápido. Puede sacarnos de aquí.
Frank no parecía entusiasmado.
—Los tres no cabemos en un caballo, ¿no? Nos caeremos o lo retrasaremos o…
—Cuantos peros ponen, niños— dijo Leo negando con la cabeza
—Pero es que era un pensamiento lógico— dijo Frank
—Arión no lo tomó así— murmuró Percy
Arión volvió a relinchar.
—Uy —dijo Percy—. Frank, el caballo dice que eres un… Mira, no voy a traducir eso.
—Gracias por no traducirlo— dijo Frank
—De nada— dijo Percy alegremente —tampoco me habría gustado traducirlo
En fin, dice que hay un carro en el almacén y que está dispuesto a tirar de él.
—¡Allí! —gritó alguien desde el fondo de la sala del trono.
Una docena de amazonas entraron corriendo, seguidas de unos hombres con monos naranja.
—Eso se puede poner feo— dijo Katie
—Para ellas y ellos— señaló Thalia
Cuando vieron a Arión, retrocedieron rápidamente y se dirigieron a las carretillas de combate.
Hazel subió de un salto a la grupa de Arión. Sonrió a sus amigos.
—Recuerdo haber visto ese carro. ¡Seguidme, chicos!
—Lo bueno es que sí pudimos seguirte— dijo Percy
—Todavía no tenía mucho espacio para correr— dijo Hazel encogiéndose de hombros
—Gracias a los dioses— dijo Frank
Entró galopando en la caverna más grande y dispersó a un grupo de hombres. Percy dejó sin sentido a una amazona. Frank derribó a otras dos con su lanza. Hazel notó que Arión se esforzaba por correr. El animal quería ir a toda velocidad, pero necesitaba más espacio.
—Y vaya que corre— murmuró Leo
—Por supuesto que lo hace— dijo Poseidón
Tenían que llegar al exterior.
Hazel se lanzó como un rayo contra una patrulla de amazonas, que se dispersaron al ver el caballo. Por una vez, la spatha de Hazel resultaba de la longitud adecuada. Blandía el arma contra todo aquel que se ponía a su alcance. Ninguna amazona osaba desafiarla.
—Fue bastante impresionante— dijo Percy
—Y que lo digas— asintió Frank —estuviste fabulosa
—Gracias— sonrió Hazel
Percy y Frank corrían detrás de ella. Por fin llegaron al carro. Arión se detuvo junto al yugo, y Percy se puso manos a la obra con las riendas y los arreos.
—¿Lo has hecho antes? —preguntó Frank.
—Así es— dijo Percy sonriendo
—Y aún así no ganaste la carrera— dijo Rachel
—Que grosera eres, RED— se quejó Percy
Rachel y Reyna compartieron una sonrisa
—Y tampoco vas a ganar la que sigue porque estás castigado y no puedes participar— señaló Leo
—¿Era en serio?— preguntó Percy con tono de queja
—Obviamente— se dijo en la reunión— asintió Connor
Percy no tuvo que contestar. Sus manos volaban. En un abrir y cerrar de ojos, el carro estaba listo. Subió de un salto y gritó:
—¡Vamos, Frank! ¡Venga, Hazel!
—Ahora sí, un escape genial— dijo Apolo
—Pues no se sentía tan genial— dijo Percy
—Fue increíble— sonrió Hazel
Frank y Percy se miraron no muy convencidos de lo que decía Hazel
Detrás de ellos sonó un grito de guerra. Un ejército entero de amazonas entró como un huracán en el almacén. La mismísima Otrera iba montada a horcajadas en una carretilla de combate, con su cabello plateado ondeando mientras giraba la ballesta montada hacia el carro.
—¡Detenedlos! —gritó.
—Con Arión no creo que vaya a ser posible— dijo Hermes
—Que humillación para Otrera y sus seguidoras— dijo Apolo
—Una verdadera lástima— comentó Will
Hazel espoleó a Arión. Cruzaron corriendo la caverna, zigzagueando alrededor de palés y carretillas. Una flecha pasó silbando cerca de la cabeza de Hazel. Algo explotó detrás de ella, pero no miró atrás.
—Es lo mejor— dijo Apolo —tal vez no te gustara lo que veías
—Es muy probable— coincidió Percy
—¡La escalera! —gritó Frank—. Es imposible que este caballo pueda tirar del carro y subir tantos… ¡DIOSES MÍOS!
—Y creo que sí pudo— dijo Travis
—Sí y no me gustó— murmuró Frank
—Estaba siendo un viaje muy raro— dijo Percy
Frank asintió de acuerdo
Afortunadamente, la escalera era lo bastante ancha para el carro, porque Arión no redujo la velocidad. Subió disparado los escalones haciendo traquetear y chirriar el carro. Hazel miró atrás unas cuantas veces para asegurarse de que Frank y Percy no se habían caído.
—Todavía no— dijo Percy
—Y espero que no lo hagan, no creo que nadie pueda sobrevivir a una caída de esas— dijo Apolo
—Genial— dijo Percy — intentaremos no hacerlo
Los chicos tenían los nudillos blancos de agarrar los laterales del carruaje, y los dientes les castañeteaban como unas calaveras de Halloween a cuerda.
—No fue divertido— murmuró Frank
—Y todavía faltaba mucho para Halloween— dijo Percy
Por fin llegaron al vestíbulo. Arión cruzó con estrépito la puerta principal de la plaza y dispersó a un grupo de hombres con trajes de oficina.
—La sorpresa que deben haber sentido— señaló Leo
—Tuvieron algo que contarle a su familia cuando llegaran a casa— dijo Percy
—Aunque no creo que les creyeran— dijo Rachel
Hazel notaba la tensión en la caja torácica de Arión. Se volvía loco por correr al notar el aire fresco, pero Hazel le tiró de las riendas.
—¡Ella! —gritó Hazel al cielo—. ¿Dónde estás? ¡Tenemos que irnos!
—Esperemos que le gusten los paseos a caballo— dijo Travis
—Creo que le van a gustar más que quedarse con las amazonas— comentó Katie
Por un instante, temió que la arpía estuviera demasiado lejos para oírla. Podía haberse perdido o haber sido capturada por las amazonas.
—No lo creo, es demasiado inteligente— dijo Artemisa
—Sí lo es— asintió Tyson con una sonrisa
—Por supuesto que sí— dijo Percy
Detrás de ellos, una carretilla subió ruidosamente la escalera y atravesó con gran estruendo el vestíbulo, seguido de una multitud de amazonas.
—¡Rendíos! —gritó Otrera.
—No lo creo— dijo Leo
—No se va a poder— dijo Percy encogiéndose de hombros —tenemos un caballo súper rápido y no tememos usarlo
La carretilla levantó sus afilados dientes.
—¡Ella! —gritó Hazel desesperadamente.
Ella se posó en el carro en medio de un relumbrón de plumas rojas.
—Ella está aquí. Las amazonas pinchan. Vámonos.
—Esa fue una entrada triunfal— dijo Connor
—Y también lo describió perfectamente— dijo Frank
—¡Agárrate! —la avisó Hazel. Se inclinó hacia delante y dijo—: ¡Corre, Arión!
El mundo pareció alargarse. La luz del sol se curvó a su alrededor. Arión se alejó disparado de las amazonas y atravesó a toda velocidad el centro de Seattle.
—Y eso de "a toda velocidad" no es exagerado— dijo Percy
—Te creemos— dijo Leo recordando su propio viaje con Arión
Hazel miró atrás y vio una línea de calzada humeante en la zona del suelo que los cascos de Arión habían tocado. El animal se dirigió con gran estruendo al puerto, saltando por encima de coches y atravesando como un rayo intersecciones.
—Vaya, debió ser toda una aventura por sí misma— dijo Miranda
—Así es, sobretodo el agarrarte para no caerte— dijo Percy
—Y que lo digas— murmuró Frank
Hazel gritó a pleno pulmón, pero fue un grito de alegría. Por primera vez en su vida —en sus dos vidas— se sentía totalmente imparable. Arión llegó al agua y saltó directamente de los muelles.
—Ese caballo es genial— dijo Rachel
—Sí lo es— asintió Hazel con una sonrisa
A Hazel se le taponaron los oídos. Oyó un rugido que, como más tarde descubriría, era un estampido sónico,
—Vaya, no era una exageración la supervelocidad— dijo Chris
—Te dijeron que no lo era— señaló Connor
—Pero tal vez era rápido no super rápido— dijo Chris
y Arión atravesó embalado el estrecho de Puget, mientras el agua del mar se convertía en vapor a su paso y el horizonte de Seattle se alejaba detrás de ellos.
—Fin del capítulo— anunció Poseidón
—Excelente capítulo— dijo Connor —¿Ya puedo leer?
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