Charles miró a Bianca y acto seguido dijo —Su nombre es Silena Rodríguez

Por un momento se hizo un silencio sepulcral en la sala mientras todos asimilaban esa noticia, no duró mucho, todos lo comprendieron.

—¡Tenemos una sobrina!— gritaron los Stoll al unísono y chocaron las palmas entre ellos

Hermes miró con diversión a su hijo Chris mientras este se ponía de varios tonos diferentes de rojo y evitaba ver a Clarisse a los ojos, incluso Luke le dio una mirada un poco burlona a su hermano, ¡Dioses! Chris solo esperaba que ninguno de sus hermanos fuera a decir algo.

Lamentablemente Ares también lo entendió —¡Tú, mocoso despreciable, te voy a convertir en un montón de cenizas!

Afrodita lo detuvo —Oh no, no vas a hacer nada, no seas sexista no hiciste lo mismo con el otro niño

Clarisse se sonrojó y les dio a todos una mirada de "si dicen algo los voy a matar", por el momento nadie dijo nada

Ares le dio una mirada indignada —Eso era asunto de Marte

Los demás dioses se voltearon a ver

—Sigue el ejemplo de Atenea o Hades y tomalo con calma y mantente callado— sugirió Hermes

—Gran ejemplo— se burló Apolo

—Qué incómodo— murmuró Charles

—Lo sé ¿Verdad?— dijo Bianca —ahora imagina presentar a 7 personas

—Comprendo tu punto

—Bueno ¿Cuántos años tiene esta niñita?— preguntó Apolo dios de no dejar que se quite la incomodidad del momento

—10— respondió Esperanza

—Está en la edad perfecta para aprender el arte de robar— dijo Connor

—Bueno, esta amiga suya...— comenzó Apolo

—Más de Sammy en realidad— añadió Bianca

Frank y Hazel se voltearon a ver con cierta sorpresa

—Esta es Bianca, amiga de todos— mencionó Esperanza

—Ya lo notamos— dijo Apolo

Antes de que alguien pudiera replicar o decir cualquier otra cosa aparecieron Zoé, Sammy y la nueva integrante (en realidad casi la tuvieron que arrastrar de vuelta a la Sala de Trono), conforme iban entrando todos se fueron callando

—Ya regresamos— anunció Zoé (un comentario un poco innecesario) se fueron acercando a los otros legados

—Bienvenidos— dijo Hermes, tratando de mantener la compostura ante la cara de terror de su hijo Chris —pues...

Zoé ¿Qué crees?— dijo Helena entusiasmada —Hermes dijo que Bianca Charles parecían un matrimonio

¡HELENA!— chillaron Charles Bianca al mismo tiempo

Hubo varias risitas y algunos ceños fruncidos alrededor de la sala,Zoé a pesar de sí misma se rió

—Todo esto está muy divertido— interrumpió Dionisio —pero yo me voy, creo que se deberían seguir incomodando entre ustedes

—Bueno ¿Lena?— comenzó Hermes

Silena— corrigió la mencionada un poco ferozmente

Clarisse y Chris se voltearon a ver y luego se sonrojaron, Ares le dio una mala mirada

—Ok Silena— dijo Hermes —si así lo quieres puedes quedarte en mi palacio

La niña le dio a Sammy una mirada de "no me dijiste sobre eso" y parecía que se quería largar de ahí lo antes posible, luego se volvió a hacer el silencio, los que pasaron por eso la primera vez se daban cuenta que estar del otro lado era un poco divertido

—No te preocupes, se pone un poco mejor después… Creo— susurró Esperanza a Lena

Ella le dio una mirada que decía que no le creía

—Bueno, realmente eso fue una GRAAAAN sorpresa— dijo Travis —y

—Cállate Travis— pidió Chris

—Bueno… Este...— murmuró Sammy porque en realidad no sabía cómo ayudar a su amiga, ni siquiera a estas alturas había tenido un conversación decente con sus padres, así que realmente no sabía que proseguía en esa presentación y de hecho nadie parecía saber cuál era el protocolo de actuación, bueno, si tomábamos en cuenta la primera vez estaban actuando exactamente igual

—Creo que todos deberían ir a tomar un poco de aire y cuando estén más calmados tal vez deberían… Hablar— comentó Hestia

Y Chris, Clarisse, Sammy y Lena parecían levemente aliviados

—Tal vez deberías enseñarle los alrededores a nuestra invitada— pidió Hestia sonriéndole a Sammy, el niño asintió y Silena se vio muy aliviada de salir de ahí

—Dioses— murmuró Chris ganándose unas cuantas miradas burlonas de sus hermanos

—Bueno ¿Quién lo diría?— dijo Katie levantado una ceja

—Bueno, bienvenidos al club— bromeó Leo

Los legados se sonrojaron y los demás se rieron con un poco de nerviosismo

—Tal vez deberíamos dejar solos a Chris y Clarisse— sugirió Afrodita

—¡De ninguna manera!— masculló Ares

—Simplemente vámonos— dijo Hermes arrastrando fuera a un no muy contento dios de la guerra

Varios empezaron a salir

—Helena— dijo Afrodita —ven querida

Jason y Piper intercambiaron una mirada, pero la niña obedeció

—Acompáñame, vamos a que me cuentes un poco más acerca de tus amigos Charles Bianca— dijo la diosa en voz baja mientras salían de la sala

En lo que no les ponían atención y Bianca charlaba con EsperanzaZoé se acercó a su hermano y le contó lo que le había dicho Silena en rápidos susurros

—¿Quieres seguir practicando con rayos?— preguntó Thalia a Thom

—Sí— asintió el niño entusiasmado

—¿Quieres practicar Luke?— preguntó Thalia burlona

—En realidad no estoy tan seguro— murmuró Luke

—Vamos, no me digas que le tienes miedo a un niño de seis años— replicó Thalia

—¿Cómo vas a tenerle miedo a un niño de seis años?— dijo Connor negando con la cabeza

—Bueno, Chris le tiene miedo a una de 10— argumentó Luke

—Golpe bajo— dijo Travis riéndose

Chris le dio una mala mirada (que realmente no fue tan mala por lo sonrojado que estaba)

—Vamos— suspiró Luke

—¿Quieres ir a ver que tan buena maestra es Thalia?— preguntó Piper a Jason

—De acuerdo— asintió Jason

Bianca di Angelo se había levantado dispuesta a hablar con su hermano y solucionar las cosas de una vez por todas, sin embargo la chica romana, Reyna llegó urgentemente con él y le dijo

—¿Podemos hablar?

Nico la miró con el ceño fruncido —Supongo

—Perfecto— dijo Reyna y se lo llevó de ahí antes de que alguien pudiera decir algo

—Ok— dijo Will

—Eso fue raro— señaló Rachel con una mueca

—Sip— asintió Will

—Bueno, supongo que tenemos que esperar a que acaben de hablar— dijo Rachel

—Supongo que sí— dijo Will

—Está bien— suspiró Charles —deja que yo se lo diga

—¿Estás seguro?— preguntó Zoé

—Ella haría lo mismo

Zoé asintió—Te acompaño

Charles se acercó un poco a Bianca. Esperanza se había ido segundos antes diciendo que iba a probar nuevos inventos en el palacio de Hefesto junto a Leo —Bianca, hay que salir de aquí, necesito hablar contigo

Los demás se estaban dispersando poco a poco en pequeños grupos y parejas

Bianca hizo una mueca —¿Que pasó? Porque en realidad necesito... —en ese momento vió que Reyna se llevaba a Nico de la Sala —ok, creo que tengo tiempo

—Vamos— dijo Zoé tomándola de la mano

Llegaron a un jardín un poco alejado de los palacios, se veía un poco abandonado en comparación a los demás, pero lucía tranquilo. Zoé se sentó en el pasto y sus compañeros la siguieron, después de un momento en silencio Bianca suspiró

—¿Qué fue lo que te dijo Silena? Por eso estamos aquí ¿No?

Zoé asintió

—¿Y bien?— preguntó Bianca

—Escucha— comenzó Charles —¿Recuerdas a Lena estando en el Campamento Mestizo el día del ataque?

—No en realidad— dijo Bianca —pero sería lógico que estuviera ahí

—Bueno, pues ella lo estaba— dijo Zoé —durante todo el ataque

Bianca frunció el ceño, ella y Esperanza fueron de las primeras en irse

Bianca se tardó un minuto en responder —¡¿Estás diciendo que ella sabe lo que pasó con todos?!... Lo que pasó… con mis… padres

—Sí— dijo Charles

Bianca contuvo la respiración —Bueno ¡Pues dime! ¿Sabes lo horrible que es estar sin saber lo que pasó?, lo siento, por supuesto que lo saben

—Y por eso mismo creemos que deberías tener la seguridad— suspiró Charles

—Bueno, pues si dices que Silena estuvo todo el ataque y sobrevivió supongo que más personas lo hicieron y no fue como nos dijeron las cazadoras y hay más personas que pudieron salir, mis padres pudieron salir

Bianca, no

—¿Qué quieres decir con "no", Charles?— dijo Bianca con el ceño fruncido

—Lo que nos dijeron las cazadoras fue cierto casi nadie pudo salir...— dijo Zoé

—Lena salió porque… Ella salió porque tu padre la sacó por un viaje sombra...

—Entonces él también salió— señaló Bianca interrumpiendo a Charles —si ella salió porque él la sacó entonces está bien…

Bianca, escucha, las personas que salieron… Niños, los niños que salieron salieron porque tu padre los sacó con viajes sombra— Charles suspiró y creyó que sería lo mejor decirlo todo de una manera rápida —tú sabes lo que significan los viajes sombra, más el desgaste de la batalla y todo lo que estaba sucediendo, lo siento muchísimo Bianca, lo último que Lena vio fue a los que quedaban rodeados por monstruos, Will y Calipso incluidos, más de los que podrían vencer cualquiera de ellos, Lena fue la última en salir gracias a Nico y luego él… Desapareció en las sombras.

Desapareció en las sombras era el término suave para decir que había muerto.

Bianca simplemente se quedó mirando a Charles, es cierto que lo sospechaba, pero es muy diferente el hecho de sospechar algo a el hecho de tener la certeza, la esperanza era una... , simplemente hacía el dolor peor.

—Él sacó a muchas personas Bianca, esos niños tienen una oportunidad— dijo Zoé suavemente y posó suavemente una mano en su amiga

Bianca se apartó —Eso no me importa de ninguna manera ¿Por qué tenía que hacerlo? ¡No es justo!— masculló furiosa

—Lo sé— dijo Charles —pero…

—¡No!— siseó Bianca —esto es una estupidez, no tenía por qué hacerlo ¡No tenían por qué abandonarme! No tenía por qué elegir a Silena antes que a mí, me lo prometió...

Sí, podía sonar egoísta y como una cría caprichosa ¿Y qué?

—Esto no es culpa de Silena— dijo Zoé suavemente

—Es culpa de los dioses— dijo Charles

—Por supuesto que es culpa de Silena y de los dioses y de toda esa maldita gente que decidió sacar y por supuesto que es culpa de él, decidió abandonarme, no le importó y simplemente me dejó...— Bianca terminó abruptamente su discurso y respiró temblorosamente

Bianca...— comenzó Charles

—No— dijo Bianca —simplemente no

Se alejó furiosa de ellos, mientras a su paso la hierba parecía marchitarse.

—¿No vas a ir con ella?— preguntó Zoé a su hermano limpiando lágrimas que ni siquiera se había dado cuenta que empezaron a caer

—No— dijo Charles —necesita un momento a solas, se lo daré y luego voy por ella. Sabes que lo que dijo no lo dijo en serio, solo está enojada, dolida.

Zoé asintió, su hermano parecía que tenía que defender a Bianca ante ella, él no necesitaba hacerlo, Zoé la entendía

—No sé si hicimos bien en decírselo— susurró Zoé

—Lo hicimos— dijo Charles —es peor la incertidumbre

Ambos se mantuvieron en silencio por un momento

ZoéBianca ya sabe lo que le pasó a sus padres… Los nuestros, los nuestros pudieron pasar por lo mismo…

—Lo sé— susurró Zoé

—¿Entiendes lo que significa?— no era tanto una pregunta —y no es su culpa

Zoé asintió con la cabeza, no confiando en sí misma para hablar en ese momento. Y en realidad lo entendía, demonios que lo hacía, por eso se prometió a sí misma no seguir perdiendo el tiempo mientras estuviera aquí.

Charles asintió —Yo no te voy a dejar, siempre voy a estar contigo, vamos a estar juntos.

—Vamos a estar juntos— repitió Zoé

Los hermanos Jackson se quedaron en ese lugar durante algunos momentos antes de decidir que Charles tenía que ir por Bianca y Zoé quería buscar a Silena para ver como estaba, recordaba su primer día y había sido bastante incómodo.

Le tomó algún tiempo a Charles dar con Bianca, la encontró sentada en el pasto de un jardín que jamás había visto y parecía que los colores danzaban ante sus ojos, Bianca no levantó la mirada cuando lo escuchó

—¿Quieres estar sola?— preguntó Charles

Ella negó con la cabeza, Charles se sentó a su lado

—Lo siento mucho Bi— susurró Charles pasándole torpemente una mano por el cabello

Bianca se acercó más a él y Charles hizo lo único que podía hacer en ese momento, la rodeó con un brazo y la sostuvo junto a él.

No supieron cuanto tiempo se quedaron así, lo suficiente para que se preocuparan por ellos en los respectivos palacios donde estaban.

Cuando Bianca llegó (tarde) al Palacio de Apolo, no miró a nadie de los que ya estaban ahí, simplemente caminó hasta su cama, Thom ya estaba dormido, Will y Jason intercambiaron una mirada, claramente dándose cuenta que ella parecía haber estado llorando, incluso Apolo frunció el ceño, pero nadie supo que decir.

I

Annabeth

Luego de la terriblemente deprimente y extraña tarde de ayer, los semidioses se dispusieron a desayunar para poder empezar la lectura del nuevo libro, el ambiente había estado más relajado con los legados (por supuesto, excepto por la última llegada) cuando por fin todos terminaron con el desayuno se reunieron en la sala de Trono poniendo un lugar a lado de Sammy para la nueva invitada

—Bueno— dijo Apolo—creo que todos sabemos sobre quién va a ser el próximo libro

Annabeth hizo una mueca

—Y también todos sabemos a quién le toca leerlo— asintió Afrodita encantada

—¿A quién?— preguntó Percy

Recibió unas cuantas miradas de ¡Duh!

—¿Tal vez a la persona con quien se va a reencontrar?— señaló Thalia

—Ah— murmuró Percy —tiene sentido

—En realidad yo pensé que le tocaría a Zoé o Charles— dijo Connor

—Dioses— murmuró Annabeth

—No, también nosotros creemos que no nos corresponde— dijo Zoé riendo

—Concuerdo— dijo Charles

—Bueno— murmuró Percy —ya que el punto está aclarado, voy a tomar el libro, capítulo I, Annabeth

Annabeth suspiró

—Espera— dijo Leo —ya sabes la tradición y ya que es el primer capítulo de tu parte necesitas decirnos tu frase

—Mas les vale que se mantengan callados— masculló Annabeth

—Sí, no creo que eso pase, pero que buena frase— dijo Leo

Hasta que se topó con la estatua explosiva, Annabeth creía que estaba preparada para cualquier cosa.

—No podríamos haber estado preparados para eso— dijo Piper

—Fue una total sorpresa— dijo Leo

—Aunque debí imaginarlo— murmuró Jason

Se había paseado por la cubierta de su buque de guerra volador, el Argo II,

—Ya sabemos a quién pertenecía el barco— bromeó Connor

—Yo lo construí— se quejó Leo

—Sí, gracias por construir el barco de Annabeth— dijo Piper riendo

—Excelente tu barco— dijo Rachel

—Bueno, al menos es mejor que las cosas queden claras de una vez— comentó Will

—Claro, no puede haber peleas por la custodia del barco— señaló Travis

comprobando una y otra vez las ballestas escorpión para asegurarse de que tenían el seguro puesto. Confirmó que la bandera blanca que indicaba que venían en son de paz ondeaba en el mástil.

—Es muy importante esa bandera— asintió Apolo

—Que queden claras las intenciones a pesar de ir en un buque de guerra— asintió Katie

—Por supuesto que sí— dijo Piper

Repasó el plan con el resto de la tripulación… y el plan de emergencia, y el plan de emergencia del plan de emergencia.

Los que iban en ese momento en el barco se voltearon a ver pensando que no habían tenido plan de emergencia para la verdadera emergencia.

Y lo más importante, se llevó a su belicoso guardián, el entrenador Gleeson Hedge, y lo animó a que se tomara la mañana libre y se quedara en su camarote viendo reposiciones de campeonatos de artes marciales.

—¿Él es el adulto responsable?— preguntó Poseidón

—Sip— asintió Percy

—Y vaya que lo necesitábamos— bromeó Leo

—Ninguno pensó que lo necesitaríamos hasta que una mañana te despiertas pensando en que tus amigos fueron secuestrados— comentó Piper

—¡Piper!— masculló Annabeth

—Sería una lástima que algo así viniera en el libro— dijo Leo negando con la cabeza

—Dioses— murmuró Percy sonrojado

Lo que menos necesitaban, volando en un trirreme griego mágico con rumbo a un campamento romano posiblemente hostil, era un sátiro de mediana edad vestido con ropa de deporte blandiendo una porra y gritando: « ¡Muerte!» .

—Sí, eso no les daría puntos a ustedes— dijo Hermes

—Y necesitan muchos puntos— asintió Perséfone

—Quién sabe si los puedan ganar— señaló Dionisio

—Tan positivo como siempre— comentó Hermes

Todo parecía en orden. Incluso el misterioso frío que llevaba notando desde que el barco había zarpado había desaparecido, al menos de momento.

—Eso no suena como algo bueno— dijo Apolo

—No, eso podría ser varias cosas malas— dijo Deméter

—Y juntar griegos y romanos no es precisamente algo que dé buena suerte— señaló Artemisa

—Bueno, aquí no se están peleando debe servir para algo— bufó Zeus

—Y los mocosos de allá estaban en ambos campamentos— masculló Hera señalando a los legados

Ellos le hicieron una mueca

El buque de guerra descendía entre las nubes, pero Annabeth no podía evitar darle vueltas al asunto. ¿Y si era mala idea? ¿Y si a los romanos les entraba pánico y les atacaban al verlos?

—Y tampoco entren en pánico ustedes y los ataquen— señaló Hermes

Se hizo un breve silencio

—¿Sabes? Los mortales dicen que a veces el silencio dice más que mil palabras, una frase sabia que adoptaron de mí, obviamente— comentó Apolo —y en este caso ese silencio podría decir mucho

—Espero que te equivoques— dijo Hermes

Desde luego el Argo II no parecía amistoso. Tenía sesenta metros de eslora, con el casco revestido de bronce, ballestas de repetición montadas en proa y popa, un llameante dragón metálico a modo de mascarón de proa

—Definitivamente no suena amistoso— señaló Apolo

—Pero llevan la bandera blanca— dijo Miranda

—Al menos podría servir de algo— asintió Grover

y dos ballestas giratorias en medio del barco que podían disparar proyectiles explosivos capaces de atravesar hormigón… Tal vez no fuera el medio de transporte más adecuado para saludar a los vecinos.

—Pero tampoco es que tuvieran otra opción— dijo Artemisa

—No— dijo Annabeth con una mueca

—Mientras todo esté bajo control, todo podría funcionar— señaló Deméter

—Mientras todo esté bajo control— murmuró Miranda en voz baja

Annabeth había tratado de avisar a los romanos. Le había pedido a Leo que enviara uno de sus inventos especiales —un pergamino holográfico— para advertir a sus amigos del campamento.

—Fue buena idea— dijo Rachel

—Supongo— dijo Annabeth

—Excepto por el hecho de que no me dieron mi cargo— dijo Leo

—Claro que sí, fue mozo de las reparaciones— señaló Piper

—Es el barco de Annabeth, ella da los cargos— comentó Thalia

Esperaba que hubieran recibido el mensaje. Leo había querido pintar un mensaje gigantesco en el fondo del casco —¿QUÉ TAL?, con una cara sonriente—, pero Annabeth había rechazado la idea.

—Era una idea increíble— se quejó Leo

—Su barco, sus reglas— dijo Piper riendo

—Basta— murmuró Annabeth

—Habría sido raro ver el barco con una cara sonriente— señaló Percy

—Definitivamente— dijo Frank

No estaba segura de que los romanos tuvieran sentido del humor.

—Tenemos sentido del humor— dijo Reyna

—Cariño, tengo que estar en desacuerdo contigo— dijo Apolo —lor romanos no tienen sentido del humor

—No— dijo Hermes

Los romanos hicieron una mueca

Ya era demasiado tarde para volverse atrás.

—Además estaba Percy, obviamente— dijo Perséfone

—Obviamente— asintió Piper

—Lo que había estado esperando por un largo tiempo— señaló Afrodita

Las nubes se separaron y dejaron a la vista el manto dorado y verde de las colinas de Oakland debajo de ellos. Annabeth cogió uno de los escudos de bronce alineados a lo largo del pasamanos de estribor. Sus tres compañeros de tripulación ocuparon sus puestos.

—Preparados para todo, menos para lo que pasó— murmuró Piper

Leo se sonrojó

—Nadie habría podido estar preparado para eso— comentó Jason

—De ninguna manera— dijo Hazel

—Sus actitudes a veces me confunden, chicos— señaló Apolo

En el alcázar de popa, Leo corría de un lado al otro como loco, comprobando los indicadores y luchando con las palancas. La mayoría de los timoneles se habrían contentado con un timón o una caña de timón.

—Eso no tendría nada de divertido— dijo Leo

—Pero habría sido más fácil para los simples semidioses que no sabíamos manejar el barco— señaló Piper

—Cierto— dijo Frank

—Pero eso habría sido aburrido y en mi barco nada iba a ser aburrido— dijo Leo

—El barco de Annabeth— corrigió Piper

—Bueno, ella sí sabía manejarlo— comentó Leo

En cambio, Leo también había instalado un teclado, un monitor, los controles de aviación de un reactor Learjet, una mesa de mezclas de dubstep y unos sensores de control de movimiento de una Nintendo Wii.

—Obviamente eso va a simplificar las cosas— dijo Apolo

—Pero realmente puede ser bastante funcional— señaló Hefesto mirando impresionado a su hijo y el gran barco que había construido, Leo se sonrojó

Podía girar el barco dándole al regulador, disparar armas sampleando un disco o izar las velas agitando muy rápido los mandos de la Wii. Incluso para un semidiós, Leo era un caso grave de trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

—Gracias— dijo Leo

—La verdad es que tiene un punto— comentó Calipso divertida

—Nena— se quejó Leo

Piper se paseaba de acá para allá entre el palo mayor y las ballestas, ensayando sus frases.

Bajad las armas —murmuraba—. Solo queremos hablar.

—No me lo recuerdes— murmuró Piper

—Si te hace sentir mejor tu discurso era bueno— comentó Annabeth

—Sí lo hace, muchas gracias— dijo Piper

—Parecen más relajados que en el desayuno, bueno, casi todos— susurró Hermes a Apolo y miró a su hijo y a Clarisse que todavía lucían incómodos el uno con el otro

—Casi todos— asintió Apolo, pero él volteó la mirada hacia Bianca que parecía no estar poniendo atención a la lectura, recordando el estado en que la chica había regresado al Palacio

Su embrujahabla tenía tal poder de persuasión que las palabras envolvieron a Annabeth, y a la chica la embargó el deseo de soltar su daga y entablar una larga y agradable conversación.

—Claro, cuando quieras— bromeó Piper

—Muchas gracias— dijo Annabeth riendo —lo tomaré en cuenta

—Espero la invitación— dijo Piper

—Con esa clase de poder de persuasión suponemos que nunca te desobedecen— bromeó Thalia señalando a los mellizos

Piper y Jason se sonrojaron

—No— dijeron los dos niños con una mirada angelical

—En realidad lo dudo— susurró Piper a Jason

—También yo— asintió Jason

Para ser una hija de Afrodita, Piper se esforzaba mucho por minimizar su belleza.

Piper se sonrojó

—Lo siento— dijo Annabeth

—Claro que lo hace— suspiró Afrodita

Ese día iba vestida con unos tejanos andrajosos, unas zapatillas gastadas y una camiseta de tirantes blanca con estampado de Hello Kitty. (Tal vez fuese una broma, aunque tratándose de Piper, Annabeth nunca estaba segura.)

—Quedaba genial— dijo Piper riendo

—Formalidad para conocer a los romanos ante todo— bromeó Rachel

—Por supuesto, eso no podía quedar atrás— dijo Piper

—Hello Kitty ha sido leyenda de formalidad— asintió Rachel

—Eso todos lo sabemos— dijo Leo

Llevaba su rebelde cabello castaño recogido en una trenza con una pluma de águila que le caía por el lado derecho.

Luego estaba el novio de Piper: Jason.

—Ay no— murmuró Annabeth

—Claro, todos vamos a saber lo que pensabas de nosotros— dijo Piper

—No creo que quieran— dijo Annabeth

—Bueno, a Piper no le fue nada mal— señaló Miranda

—No me está gustando esto— dijo Annabeth

—Lo sé— murmuró Percy

Se encontraba en la proa, sobre la plataforma elevada de la ballesta, donde los romanos podían verlo fácilmente. Agarraba la empuñadura de su espada dorada con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos. Por lo demás, parecía tranquilo para estar exponiéndose como objetivo.

—Claro— dijo Piper

—Bueno, después de todo debió ser raro regresar— dijo Katie

—Y que lo digas— murmuró Jason

—Fue una buena idea que fuera él en ese puesto— dijo Bianca

Por encima de los tejanos y de la camiseta de manga corta naranja del Campamento Mestizo, se había puesto una toga y una capa morada: los símbolos de su antiguo cargo de pretor.

—Eso también podría funcionar a su favor— dijo Hermes

—Al menos para que los romanos confíen en que van en son de paz— dijo Demeter

—Que los romanos se den cuenta que uno de los suyos confía en los griegos— asintió Poseidón

Con su pelo rubio revuelto por el viento y sus gélidos ojos azules, tenía un atractivo rudo y un aire de autoridad, como le correspondía a un hijo de Júpiter. Había crecido en el Campamento Júpiter, de modo que con suerte su rostro familiar disuadiría a los romanos de derribar el barco.

—Al menos tienen una esperanza de que no derriben el barco— dijo Apolo

—Habría sido mejor un letrero de "por favor, no derribar"— comentó Connor

—Claro, eso obviamente nos habría disuadido a un nivel mucho mayor— comentó Reyna con un poco de sarcasmo

—Claro que sí— dijo Miranda

Percy volteó a ver a Annabeth antes de leer lo que seguía

Annabeth intentaba ocultarlo, pero no se fiaba del todo de él.

—Empiezan las fuertes declaraciones al principio del libro— dijo Travis

—¿Por qué?— preguntó Thalia

Piper miró a Annabeth con una ceja enarcada, Zeus le dio una mala mirada, incluso los mellizos la voltearon a ver

Se comportaba de una forma demasiado perfecta, siempre respetuoso con las normas y honrado. Incluso su aspecto era demasiado perfecto.

—Lo haces sonar como si fuera malo— dijo Thalia

—Por supuesto que iba a seguir las reglas— masculló Zeus

—Pero por otro lado es comprensible— comentó Katie —no quiero decir que no confiamos en Jason porque sí lo hacemos…

—Bueno, gracias— murmuró Jason

—Pero cambiaron a Jason por Percy, obviamente era algo difícil de asimilar— continuó Katie

—Dioses— murmuró Annabeth —es por eso que los pensamientos deben ser privados

Una molesta idea le rondaba la cabeza: « ¿Y si es una trampa y nos traiciona? ¿Y si llegamos al Campamento Júpiter y él dice: "¡Hola, romanos! ¡Mirad qué prisioneros y qué barco más chulo os traigo!"» .

Jason frunció el ceño

—Tu imaginación también es bastante activa— señaló Thalia

—No haría algo como eso— dijo Jason —entiendo por qué no confías en mí, pero definitivamente no los entregaría de ninguna manera

Se hizo un breve silencio mientras Annabeth y Jason se contemplaban el uno al otro, como volviéndose a analizar, los hermanos Jackson y los mellizos se voltearon a ver

Annabeth dudaba que eso ocurriera. Aun así, no podía mirarlo sin notar un amargo sabor de boca. Él había formado parte del « programa de intercambio» forzoso de Hera para dar a conocer los dos campamentos.

—Como dijo Katie, realmente es comprensible— dijo Afrodita

—Bueno niños, este es el momento en que todos se vuelvan amigos de todos y dejen sus diferencias atrás— dijo Apolo

Hubo algunos ceños fruncidos por las pequeñas rencillas que había entre los chicos

—O si quieren seguir peleando pueden hacerlo— comentó Dionisio —de cualquier manera, simplemente háganlo divertido

Su cargante majestad, la reina del Olimpo,

—Por mí, ese es un buen nombre— murmuró Apolo

—Cállate Apolo— dijo Artemisa

Algunos de los presentes fueron más disimulados en su obvia diversión que otros

había convencido a los demás dioses de que los dos grupos de hijos —romanos y griegos— tenían que unir fuerzas para salvar al mundo de la malvada diosa Gaia, que estaba despertando de la tierra, y de sus horribles hijos los gigantes.

—Pues es lo que tenía que hacerse, niña— masculló Hera

Annabeth resopló

Sin previo aviso, Hera había secuestrado a Percy Jackson, el novio de Annabeth, le había borrado la memoria y lo había mandado al campamento romano. A cambio, Jason había acabado con los griegos.

—Espero que no todos vengan desde mi punto de vista— murmuró Annabeth

—Los anteriores han venido desde tres puntos de vista diferentes— comentó Thalia

—Va a ser toda una sorpresa ir adivinando a quién de los siete les va a tocar— dijo Rachel

—Genial— murmuraron los chicos de la misión

Jason no tenía culpa de nada, pero cada vez que Annabeth lo veía, se acordaba de lo mucho que echaba de menos a Percy.

—Awwwww— chilló Afrodita

—Por supuesto que sí— asintió Sally mirando a Percy y Annabeth con una sonrisa

—Cualquiera se habría sentido igual— dijo Perséfone

Percy… que ahora mismo estaba allí abajo, en alguna parte.

« Soy hija de Atenea —se dijo—. Tengo que ceñirme al plan y no distraerme» .

—Exacto, deberías enfocarte— resopló Atenea

—Tienes permitido distraerte— dijo Afrodita —estamos hablando que vas a ver a tu novio después de muchísimo tiempo

—Aun así no puede ser irracional— masculló Atenea

—A veces tienes que serlo, dejarte llevar por las emociones— contestó Afrodita

Piper y Annabeth se voltearon a ver pensando en lo mismo, cuando ambas tuvieron que dejarse llevar pos sus emociones

Volvió a notar aquel escalofrío familiar, como si un desquiciado muñeco de nieve se hubiera acercado a ella por detrás sin hacer ruido y estuviera jadeando en su nuca. Se volvió, pero no había nadie.

—Debes poner especial atención en eso— dijo Atenea

—Tal vez no sea nada— dijo Perséfone

Atenea rodó los ojos —Por supuesto que es algo, sobre todo si va con los… romanos— hizo una mueca de disgusto

Debían de ser los nervios. Incluso en un mundo de dioses y monstruos, a Annabeth le costaba creer que un buque de guerra nuevo estuviera embrujado.

—¿Y ahora qué piensas?— preguntó Piper

—Que probablemente debimos haber cobrado para esa atracción— comentó Annabeth

—Estoy completamente de acuerdo— dijo Leo

—Habría sido un buen negocio— asintió Percy

El Argo II estaba bien protegido. Los escudos de bronce celestial repartidos a lo largo del pasamanos habían sido hechizados para rechazar a los monstruos, y el sátiro que llevaban a bordo, el entrenador Hedge, habría olido a cualquier intruso.

—Esperemos que sea cierto— dijo Apolo

—Aunque hay monstruos que pueden pasar desapercibidos— señaló Artemisa

—Lamentablemente— coincidió Hestia

—Es por eso que no se debe dejar llevar solo por las emociones— masculló Atenea

Annabeth deseó poder pedir consejo a su madre, pero ya no era posible. No después de lo ocurrido el mes anterior, cuando había tenido un terrible encontronazo con ella y había recibido el peor regalo de su vida…

Todos voltearon a ver a Annabeth y Atenea con confusión. Atenea de hecho sabía cuál había ese peor regalo. Annabeth simplemente tomó la mano de Percy y no dió explicaciones.

El frío se cernía sobre ellos. Le pareció oír una débil voz en el viento riéndose. Todos los músculos de su cuerpo se pusieron en tensión. Estaba a punto de pasar algo terrible.

—Eso no suena nada bien— dijo Deméter

—Y en territorio romano— dijo Hermes

—Si algo sucede será culpa tuya— masculló Zeus mirando a sus esposa

Hera hizo una mueca de desagrado

Le entraron ganas de mandar a Leo que cambiara de rumbo. Entonces sonaron unos cuernos en el valle. Los romanos los habían divisado.

—Ya no pueden dar vuelta atrás— dijo Perséfone

—Además dudo que en realidad quiera hacerlo— comentó Afrodita

—Bueno, pues esperemos que esto no salga mal o al menos no tan mal— dijo Deméter

Annabeth sabía lo que podía esperar. Jason le había descrito con todo detalle el Campamento Júpiter. Aun así, le costó dar crédito a lo que vieron sus ojos.

—Lo sé— murmuró Percy

—Fue bastante impresionante— asintió Annabeth

—Vaya que sí— dijo Leo

Rodeado por las colinas de Oakland, el valle era como mínimo el doble de grande que el Campamento Mestizo. Un riachuelo serpenteaba por un lado y se curvaba hacia el centro como una G mayúscula, antes de desembocar en un resplandeciente lago azul.

—Sí, necesitamos más presupuesto— murmuró Connor

—Tal vez podríamos poner un puesto de limonada— señaló Travis —o el puesto de tacos de Leo

—Claro, nada más necesitamos presupuesto para los tacos— dijo Leo

—Es por eso que Piper nos va a ayudar a robar el banco— dijo Connor

Piper asintió de acuerdo

—¿No sería mejor robar el banco y con eso hacer las mejoras al Campamento simplemente?— preguntó Miranda

—¿Quién les ha dicho que robar un banco va a solucionar sus problemas?— comentó Apolo

—Pueden intentarlo— dijo Hermes

Justo debajo del barco, abrigada en una orilla del lago, la ciudad de la Nueva Roma relucía al sol. Reconoció algunos de los lugares destacados de los que Jason le había hablado: el hipódromo, el coliseo, los templos y parques, el barrio de las Siete Colinas con sus calles sinuosas, sus coloridas casas de campo y sus jardines en flor.

—La vista desde arriba era genial— comentó Leo

—Sí, se veía realmente increíble— dijo Piper

—Aunque en ciertas partes aún se veía la batalla que habíamos tenido— dijo Reyna

Vio evidencias de la reciente batalla de los romanos contra un ejército de monstruos. La cúpula de un edificio, que supuso era el senado, se había abierto resquebrajándose.

—Bueno, después de escuchar cómo estuvo la pelea lo comprendemos más— dijo Katie

—Ya vimos que fue bastante malo— asintió Rachel

—Aunque no tanto como pudo hacer sido— suspiró Reyna

La amplia plaza del foro estaba llena de cráteres. Algunas fuentes y estatuas se encontraban en ruinas.

Docenas de chicos vestidos con togas estaban acudiendo en tropel para ver mejor el Argo II.

—Realmente eso pondría nervioso a cualquiera— comentó Apolo

—¿Y si uno se tropieza con la toga?— preguntó Travis —causaría un horrible caos

—Y con un barco de guerra sobre ellos no acabaría bien ese tipo de caos— señaló Hermes

Más romanos salían de las tiendas y las cafeterías, mirando boquiabiertos y señalando con el dedo mientras el barco descendía.

—Supongo que fue todo un espectáculo— dijo Miranda

—Los entendemos, cuando lo vimos por primera vez tampoco lo podíamos creer— señaló Katie

—Fue una verdadera sorpresa ver ese barco de guerra— asintió Travis

—Incluso a nosotros nos sorprendió— dijo Piper.

—Lo hizo— dijo Annabeth

—Gracias, gracias— comentó Leo

—¿Así es siempre?— susurró Silena Sammy, él asintió de acuerdo

A unos ochocientos metros al oeste, donde sonaban los cuernos, una fortaleza romana dominaba una colina. Era idéntica a las ilustraciones que Annabeth había visto en libros de historia militar, con un foso defensivo con estacas, atalayas armadas con ballestas escorpión y altas murallas.

—Bueno, al menos habías leído sobre ello— dijo Thalia

—Sí bueno, ciertamente se ven más imponentes en vivo — dijo Annabeth

—Estoy de acuerdo— asintió Piper

En el interior, perfectas hileras de barracones blancos bordeaban la calzada principal: la Via Principalis. Una columna de semidioses salió por las puertas, dirigiéndose a toda prisa a la ciudad con sus relucientes armaduras y lanzas. En medio de sus filas había un elefante de combate de verdad.

—El elefante fue lo más sorprendente— bromeó Piper

—Fue un poco extraño verlo ahí en medio de todas esas armaduras y lanzas — dijo Annabeth

—Vaya que sí lo era— asintió Percy

Annabeth quería aterrizar antes de que esas tropas llegaran, pero el suelo estaba todavía cientos de metros más abajo. Escudriñó a la multitud con la esperanza de ver a Percy.

Entonces algo hizo ¡BUM! detrás de ella.

—No estábamos preparados para ese bum— dijo Leo

—Definitivamente no— dijo Annabeth

—Nop, creo que de cualquier manera no podríamos hacer mucho— comentó Piper

—Pero se intentó— dijo Leo riendo

La explosión estuvo a punto de arrojarla por la borda. Se giró y se encontró cara a cara con una estatua furiosa.

¡Inaceptable! —gritó.

—Bueno, nunca estás lo suficientemente preparado para eso— señaló Frank

—Es algo que realmente siempre te va a sorprender— dijo Jason

—Bueno, al menos no fue tan mal como pudo haber sido— dijo Piper

—Sí claro— masculló Annabeth

Al parecer, había aparecido con la explosión en plena cubierta. Un humo amarillo sulfuroso le caía por los hombros. Alrededor de su cabello rizado saltaban cenizas. De cintura para abajo no era más que un pedestal de mármol cuadrado. De cintura para arriba era una musculosa figura humana con una toga tallada.

—No vayan a decirle lo de las manos — murmuró Hazel

—¿Alguien lo dijo?— preguntó Leo —todo fue muy rápido

—Ni idea— dijo Piper encogiéndose de hombros

¡No pienso tolerar armas dentro de la línea del pomerio! —anunció con voz de maestro quisquilloso—. ¡Y desde luego no pienso tolerar griegos!

Jason lanzó a Annabeth una mirada que decía: « Lo tengo todo controlado» .

—O tal vez no— murmuró Jason

—No importa que no sepas lo que haces mientras haya actitud— señaló Apolo

—Ese es mi lema— asintió Leo

—Tú sí sabes de lo que hablas— dijo Apolo

Término —dijo—. Soy yo. Jason Grace.

¡Oh, me acuerdo de ti! —masculló Término—. ¡Pensaba que tendrías el sentido común de no asociarte con los enemigos de Roma!

—No somos enemigos de Roma— dijo Miranda

—Bueno, es un dios romano ¿Qué esperaban?— preguntó Bianca

—Que supiera que no somos enemigos de Roma— murmuró Katie

Reyna frunció el ceño

Pero no son enemigos…

Es cierto —intervino Piper—. Solo queremos hablar. Si pudiéramos…

¡Ja! —le espetó la estatua—. No intentes persuadirme, jovencita. ¡Y baja esa daga antes de que te la quite de un guantazo!

—Tenía que intentarlo— dijo Piper

—No creo que sirva precisamente para ponerlo de buen humor— señaló Apolo —es demasiado quisquilloso

—Lo noté— murmuró Piper

—Todos— asintió Leo

Piper miró su daga de bronce; al parecer se había olvidado de que la estaba empuñando.

Esto… Vale. Pero ¿cómo me la quitaría? No tiene brazos.

—En mi defensa yo no sabía lo de los brazos— señaló Piper

—¿Quién habrá dicho lo de los brazos?— preguntó Leo burlón

—Es que por otro lado, es una pregunta sumamente lógica— comentó Percy

—Por supuesto que sí— coincidió Piper

—Y ellos dos son el pegamento— murmuró Miranda

—Imagínense— bromeó Percy

¡Qué impertinente!

Hubo un brusco ¡POP! y un destello amarillo. Piper lanzó un grito y soltó la daga, que ahora echaba humo y chispas.

—Y así soltaste la daga— comentó Thalia

—Bueno, no me quedó mucha opción— dijo Piper

—Y así es como aprende por las malas sobre el no hablar de los inexistentes brazos de Término— dijo Leo

—Lamentablemente no tiene sentido del humor— suspiró Apolo

Tenéis suerte de que acabe de librar una batalla —anunció Término—. ¡Si estuviese en plenitud de facultades, ya habría derribado esta monstruosidad del cielo!

—¿Podría hacerlo?— preguntó Travis

—Pues es un dios, yo creo que sí— dijo Katie

—No lo sé, ese barco es bastante grande— dijo Miranda

—Bueno, al menos fue algo que no comprobamos— comentó Piper

Un momento —Leo dio un paso adelante, sacudiendo su mando de la Wii —. ¿Ha llamado monstruosidad a mi barco? Quiero creer que no ha dicho eso.

—Pues sonó a que lo dijo, a menos que Percy haya leído mal— dijo Connor

—Estoy 99% seguro que leí bien— dijo Percy

—Eso es una seguridad muy grande— asintió Leo —no puedo creer que haya llamado así a mi barco

—Nunca ha tenido la visión de la construcción— señaló Hefesto

La idea de que Leo pudiera atacar a la estatua con su aparato de videojuego bastó para sacar a Annabeth de su sorpresa.

—Sí, creo que no habría ayudado mucho— dijo Karie

—Que bueno, porque creo que Leo estaba a punto de hacerlo— señaló Piper

—Oye ¡Llamó monstruosidad a mi barco!— dijo Leo —nadie llama monstruosidad al Argo II

—¿Y pensabas atacar con un mando de Wii?— preguntó Will

—Es lo que tenía a la mano— dijo Leo

Tranquilicémonos —levantó las manos para mostrar que no tenía armas—. Supongo que es usted Término, el dios de las fronteras. Jason me ha dicho que protege la ciudad de la Nueva Roma, ¿verdad?

—Y mata gigantes a tiempo parcial— dijo Percy

—Un gran trabajo— dijo Frank

—Yo creo que le debe encantar su trabajo— dijo Leo con sarcasmo

—Pues hacer que las personas están sosteniendo sí debe disfrutarlo— murmuró Piper

Soy Annabeth Chase, hija de…

¡Ya sé quién eres! —la estatua le lanzó una mirada fulminante con sus inexpresivos ojos blancos—. Una hija de Atenea, la forma griega de Minerva. ¡Qué escándalo! Los griegos no tenéis sentido del decoro. Los romanos sabemos cuál es el lugar de esa diosa.

Atenea les lanzó una mirada de odio puro a los romanos, los romanos se miraron un poco avergonzados e incómodos ante la mirada de la diosa, Annabeth frunció el ceño.

—¿Por qué lo dice de esa manera?— preguntó Katie —como si fuera algo malo

—Bueno, los romanos no ven a Atenea de la misma manera que ustedes— comentó Deméter

Los romanos se miraron avergonzados. Incluso aunque Atenea no era una de sus diosas favoritas los hermanos Jackson fruncieron el ceño, incluso en su tiempo había quienes los veían de forma rara por eso, los romanos a veces eran difíciles acerca de cambiar su manera de pensar

Annabeth apretó la mandíbula. La estatua no la estaba ayudando a ser diplomática.

—Y así es como una estatua puede sacarte de tus casillas— dijo Rachel

—No era la estatua más amigable que he conocido— masculló Annabeth

—Sí, lo siento, no debió decir algo como eso— comentó Reyna

Atenea resopló con furia

¿Qué quiere decir exactamente con « esa diosa» ? ¿Y a qué viene el escándalo…?

¡Bueno! —la interrumpió Jason—.

—Tampoco habría sido bueno tenerte peleando con la estatua— comentó Piper

—Si yo no peleo con la estatua tú tampoco— bromeó Leo

—Muchas gracias— masculló Annabeth

—Bueno, es que sí no te podías pelear con la estatua— dijo Piper

—Claro que podía, que no debía era otra cosa — señaló Thalia

Hemos venido en misión de paz, Término. Nos gustaría que nos concediera permiso para aterrizar con el fin de poder…

¡Imposible! —chilló el dios—. ¡Deponed vuestras armas y rendíos!

¡Marchaos de mi ciudad inmediatamente!

—Esa estatua tiene que relajarse más— comentó Apolo

—¿Cómo puede relajarse si ni siquiera tiene brazos para tomarse una buena copa de vino?— suspiró Dionisio

—Eso es muy triste— señaló Hermes

¿En qué quedamos? —preguntó Leo—. ¿Nos rendimos o nos marchamos?

¡Las dos cosas! —dijo Término—. Rendíos y luego marchaos.

—Suena bastante lógico— dijo Miranda

—Claro que sí— dijo Katie

—Creo que también le teníamos que haber avisado a él sobre el barco— comentó Percy

—No creo que lo hubiera tomando mejor— dijo Jason

—Probablemente no— coincidió Percy

¡Te voy a dar un guantazo por hacer una pregunta tan estúpida, ridículo muchacho! ¿Lo has notado?

—Técnicamente era una pregunta bastante lógica— comentó Katie

—Lo sé— dijo Leo

—Y obviamente te dió el guantazo— dijo Connor

—Dolió mucho— asintió Leo

¡Uau! —Leo observó a Término con interés profesional—. Está usted muy tenso. ¿Tiene algún engranaje que necesite que le afloje? Podría echarle un vistazo.

—No creo que tampoco sea de ayuda— señaló Calipso

—Nena, tenía que ver qué era lo que estaba fallando— dijo Leo encogiéndose de hombros

—Claro que tenías que saberlo— dijo Hefesto

Cambió el mando de la Wii por un destornillador de su cinturón portaherramientas y dio unos golpecitos en el pedestal de la estatua.

¡Basta! —insistió Término. Otra pequeña explosión hizo que a Leo se le cayera el destornillador—.

—No sé qué daño podría hacer un destornillador— señaló Leo

— ¿En serio?— preguntó Calipso

—En buenas manos todo podría ser un arma— señaló Apolo

—¿No sería "en malas manos"?— preguntó Hermes

—Es relativo— dijo Apolo

No se permite llevar armas en suelo romano dentro de la línea del pomerio.

¿La qué? —preguntó Piper.

El perímetro urbano —tradujo Jason.

¡Y todo este barco es un arma! —dijo Término—. ¡No podéis aterrizar!

—En eso tiene un punto— comentó Hermes

—Una arma muy muy grande— dijo Connor

—¿Y entonces cómo van a aterrizar?— preguntó Travis

—Con una gran imaginación— dijo Piper sonriéndole a Annabeth

Annabeth le regresó la sonrisa

Más abajo, en el valle, los refuerzos de la legión se encontraban a mitad de camino de la ciudad. En el foro había ya más de cien personas. Annabeth escudriñó las caras y… Oh, dioses. Lo vio.

Percy se sonrojó y le dió a Annabeth una sonrisa ladeada

—¡Por fin!— chilló Afrodita

—La verdad es que no sé por qué el libro no inició con eso— se quejó Perséfone

—Ojalá que no les de un ataque o algo así— susurró Percy a Annabeth

—No lo creo, la llave de judo las va a detener— bromeó Annabeth

—Cierto— dijo Percy riendo

Iba andando hacia el barco, rodeando con los brazos a dos chicos como si fueran sus mejores amigos: un chico robusto con el pelo moreno cortado al rape y una chica con un yelmo de la caballería romana. Percy parecía muy a gusto, muy contento. Llevaba puesta una capa morada como la de Jason: la marca del pretor.

—¿Sorpresa?— dijo Percy

—Sí lo fue, aunque tal vez no debió serlo— comentó Annabeth

—Para mí sí lo fue— dijo Percy

—Pues no debería— dijo Annabeth —era lógico que lo lograras

—¿Pueden dejar de coquetear y ponerse a leer? Gracias— dijo Connor

A Annabeth le dio un vuelco el corazón.

Para el barco, Leo —ordenó.

¿Qué?

Ya me has oído. Déjanos donde estamos.

—Y pues si la capitana lo dice hay que hacerle caso— dijo Thalia —después de todo es su barco

—Por supuesto— asintió Piper

—Solo porque no le iba a llevar la contraria a Annabeth— murmuró Leo

—Y menos cuando está taan cerca de Percy— señaló Thalia —sería tu perdición

—Hay cosas que uno no se atreve a hacer— dijo Leo

—Para todo hay límites— coincidió Piper

Leo sacó el mando y dio un tirón hacia arriba. Los noventa remos se quedaron quietos. El barco dejó de descender.

Término, no hay ninguna norma que prohíba flotar sobre la Nueva Roma, ¿verdad? —dijo Annabeth.

—Lagunas en los contratos, me gusta eso— dijo Apolo

—Buen punto— dijo Artemisa

—La verdad es que no creo que te pueda refutar algo así— comentó Rachel

—Esperaba que no— dijo Annabeth

La estatua frunció el entrecejo.

Pues no…

Podemos mantener el barco en lo alto —dijo Annabeth—. Usaremos una escalera de cuerda para bajar al foro. De esa forma, el barco no tocará suelo romano. Por lo menos, técnicamente.

—Cierto— dijo Miranda

—Es una buena solución— dijo Artemisa —aunque bueno siguen estando en el perímetro urbano y no sé qué tan bueno sea eso

—¿Pero habrían podido aterrizar en otro lado?— preguntó Bianca

—Es un misterio que jamás vamos a resolver— dijo Leo

La estatua pareció considerar la propuesta. Annabeth se preguntó si se estaba rascando la barbilla con sus manos imaginarias.

—Es probable— dijo Apolo

—Lo bueno es que lo pensaste, no lo dijiste en voz alta como alta como otras personas— comentó Thalia

—No sé de qué estás hablando— dijo Percy

—Tampoco yo— dijo Piper encogiéndose de hombros

Me gustan los tecnicismos —reconoció—. Aun así…

Todas nuestras armas se quedarán a bordo del barco —prometió Annabeth —. Supongo que los romanos, incluidos esos refuerzos que marchan hacia nosotros, también tendrán que cumplir sus normas dentro de la línea del pomerio si usted se lo ordena.

—Claro— dijo Reyna

—Sí, no le gusta que se desobedezcan las reglas— dijo Hazel

—Eso está muy bien porque así no hay peligro de que de repente saquen sus armas y se ataquen— señaló Deméter

—Aunque siempre han encontrado una forma para atacarse— comentó Dionisio

¡Por supuesto! —dijo Término—. ¿Te parezco alguien que tolere a los transgresores de las normas?

Ejem, Annabeth… —dijo Leo—, ¿seguro que es buena idea?

—Pues de hecho era lo mejor que tenían— comentó Rachel

—No— murmuró Annabeth

—No sé por qué, pero pienso igual que tú— murmuró Leo

—Es un misterio— resopló Reyna

—Veanlo por el lado positivo, Annabeth se reunió con Percy— comentó Piper

—Dioses míos, tienes tus prioridades muy ordenadas— dijo Miranda

—Me parece una buena prioridad— asintió Afrodita

—A mí también— comentó Zoé

—Obviamente— dijo Leo riendo

—Bueno… Gracias— dijo Percy un poco sonrojado

Ella apretó los puños para evitar que le temblaran las manos. Seguía experimentando la sensación de frío. La notaba flotando justo detrás de ella, y desde que Término había dejado de gritar y de provocar explosiones, le parecía que podía oír a la presencia riéndose, como si se alegrara de las malas decisiones que estaba tomando.

Annabeth hizo una mueca

—Definitivamente eso no me gusta— dijo Hermes

—Definitivamente creo que eso va a salir mal— comentó Artemisa

—Son un dechado de optimismo— comentó Apolo

Pero Percy estaba allí abajo… muy cerca. Annabeth tenía que llegar hasta él.

—Por supuesto que sí— dijo Afrodita encantada

—Obviamente— dijo Thalia

—Todos esperábamos eso— asintió Katie

—En realidad lo hacíamos— dijo Travis

Todo irá bien —dijo—. Nadie irá armado. Podremos hablar pacíficamente. Término se asegurará de que cada bando obedece las normas —miró a la estatua de mármol—. ¿Trato hecho?

—Suena bastante bien— dijo Chris

—No debiste dejarte llevar por tus emociones— comentó Atenea — pueden meterte en un gran problema, debiste de haber estado más atenta

—Atenea, por favor cállate— masculló Afrodita

—Fue diplomática, te lo pidió por favor— comentó Perséfone

Atenea resopló

Término se sorbió la nariz.

Supongo. De momento. Podéis bajar con la escalera a la Nueva Roma, hija de Atenea. Procurad no destruir mi ciudad, por favor.

Los que iban en el barco en ese momento se sonrojaron

—No sé por qué, pero tengo la ligerísima sospecha de que eso no salió muy bien— comentó Apolo

—Espero que lo haya hecho— masculló Zeus —no necesitamos una guerra civil de momento

—¿De momento?— preguntó Apolo

Zeus desestimó la pregunta con un movimiento de mano —sabes lo que quise decir

—En realidad no— murmuró Apolo

II

Annabeth

Un mar de semidioses agrupados apresuradamente se abrió para dejar paso a Annabeth cuando atravesó el foro. Algunos parecían tensos, otros, nerviosos. Algunos estaban vendados después de su reciente batalla contra los monstruos, pero ninguno estaba armado. Ninguno atacó.

—Eso es una gran noticia— comentó Bianca

—Aunque tal vez pudieron a ver tenido ganas de atacarlos— dijo Hermes

—Es probable— asintió Reyna

—Bueno, esto va de maravilla— dijo Apolo

—Y obviamente fue de maravilla— murmuró Rachel

—Y que lo digas— resopló Reyna

Familias enteras se habían reunido para ver a los recién llegados. Annabeth vio a parejas con bebés, niños aferrados a las piernas de sus padres, incluso algunos ancianos vestidos con una combinación de túnicas romanas y ropa moderna.

—Bueno, pues al parecer en unos años todos estarán ahí— comentó Apolo

Todos los involucrados se sonrojaron

—Solo tú puedes volver un momento normal, en un momento sumamente incómodo— señaló Hermes

—Gracias, es mi talento— dijo Apolo

¿Eran semidioses? Annabeth sospechaba que sí, pero nunca había visto un lugar como ese. En el Campamento Mestizo, la mayoría de los semidioses eran adolescentes.

—Sí, también necesitamos subir el presupuesto de la edad— dijo Connor

—Definitivamente— dijo Miranda

—Claro, super fácil— señaló Katie

Si sobrevivían el tiempo suficiente para acabar la secundaria, tenían dos opciones: quedarse en el campamento como asesores o partir e intentar vivir lo mejor posible en el mundo de los mortales. Allí, en cambio, había toda una comunidad multigeneracional.

—Aunque con todos los enemigos que han hecho no estoy muy seguro que funcione el mundo de los mortales con ustedes— dijo Apolo

—Genial, gracias— dijo Percy

—Bueno ¿Funciona el mundo de los mortales?— preguntó Travis mirando a los legados

—A veces— respondió Esperanza

—Me conformo con eso— dijo Leo

Al fondo de la multitud, Annabeth vio a Tyson, el cíclope, y a la perra infernal de Percy, la Señorita O'Leary, que habían formado parte del primer grupo de exploradores del Campamento Mestizo que había llegado al Campamento Júpiter. Parecían exultantes. Tyson saludaba con la mano y sonreía. Llevaba puesto un estandarte con las siglas SPQR como un babero gigantesco.

—Estaba bonito ¿Verdad?— preguntó Tyson

—Lo estaba— asintió Annabeth

—Te veías muy genial, grandullón— dijo Percy

—Claro que lo hacías— asintió Hazel

Annabeth reparó en lo bonita que era la ciudad: los aromas de las panaderías, las fuentes borboteantes, las flores abriéndose en los jardines. Y la arquitectura… ¡Dioses!, qué arquitectura: columnas de mármol dorado, deslumbrantes mosaicos, arcos monumentales y casas de campo adosadas.

Percy le sonrió con un poco de burla

—Bueno, estamos leyendo sus pensamientos, raro habría sido que no viniera nada de eso— dijo Thalia

—En realidad era bastante lógico— dijo Luke

—Todos lo esperábamos en algún momento— comentó Piper

—Vaya que sí— dijo Connor

—Vamos a aprender arquitectura con los pensamientos de Annabeth— dijo Miranda

—Que nervios— dijo Travis

Annabeth rodó los ojos

Delante de ella, los semidioses cedieron el paso a una muchacha con una armadura romana y una capa morada. El cabello moreno le caía sobre los hombros. Sus ojos eran negros como la obsidiana.

Reyna.

—Esto va a ser interesante— dijo Afrodita con satisfacción

—Va a ser todo menos interesante— murmuró Reyna

—¿Tan mal fue?— preguntó Rachel en voz baja

—Algo y eso sin saber lo que Annabeth pensaba— comentó Reyna

Jason se la había descrito a la perfección. Y aunque no lo hubiera hecho, Annabeth la habría identificado como la líder. Tenía la armadura decorada con medallas. Y se movía con tal seguridad que los otros semidioses retrocedían y apartaban la mirada.

—Eso suele pasar cuando ven a un líder, obviamente— señaló Apolo

—¿En serio te ha pasado?— preguntó Hermes con burla

—La verdad es que yo lo dudo— dijo Artemisa

—Ustedes dos son taaan pesados— masculló Apolo

Annabeth advirtió otro rasgo en su cara, en la firmeza de su boca y la forma deliberada en que alzaba la barbilla, como si estuviera dispuesta a aceptar cualquier desafío.

—Probablemente sea así— dijo Rachel

—Bueno lo dice la chica que quiso participar en una carrera con dioses y semidioses— comentó Reyna con una pequeña sonrisa

Reyna estaba forzando una expresión de coraje, al mismo tiempo que reprimía una mezcla de esperanza, preocupación y miedo que no podía mostrar en público. Annabeth conocía esa expresión. La veía cada vez que se miraba al espejo.

Annabeth y Reyna se sonrojaron

—Lo siento, Reyna— dijo Annabeth

—Está bien, tú tampoco esperabas que leyeran tus pensamientos— dijo Reyna

Las dos chicas se observaron. Los amigos de Annabeth se desplegaron a cada lado de ella. Los romanos murmuraron el nombre de Jason, mirándolo asombrados.

—Pues sí, debió ser un gran evento— comentó Perséfone

—Como para la posteridad— dijo Hermes

—Pues creo que de hecho sí fue para la posteridad— dijo Perséfone señalando a los legados

—Tienes un punto— dijo Hermes

Entonces otra persona apareció entre el gentío, y la mirada de Annabeth se concentró en ella.

Se podía escuchar la sonrisa en la voz de Percy conforme leía

—Awwww— chillaron varios de sus amigos

—Por fin, este capítulo ya se había tardado demasiado para llegar a esto— dijo Afrodita

—Definitivamente— coincidió Perséfone

Percy le sonrió; aquella sonrisa sarcástica de pendenciero

—Oye— dijo Percy riendo

—Lo siento, pero es cierto— dijo Annabeth con una sonrisa

que la había fastidiado durante años, pero que había acabado resultándole entrañable.

—Awwww— chilló Afrodita

—Qué cliché que te guste el pendenciero— bromeó Thalia

—Oye, no seas grosera— dijo Percy

—¿Qué puedo hacer?— dijo Annabeth riendo

Sus ojos verde mar eran tan bonitos como los recordaba. Llevaba el cabello moreno peinado hacia un lado, como si viniera de dar un paseo por la playa. Estaba todavía más guapo que hacía seis meses: más moreno y más alto, más esbelto y más musculoso.

Percy se sonrojó

—Suena realmente sexy— suspiró Afrodita

—A esa descripción casi le salen corazones— dijo Piper

—La verdad me sorprende que no haya ningún corazoncito revoloteando por la sala— dijo Katie

—Continua cariño, sigue diciéndonos que te gusta de él— dijo Afrodita —él ya dijo mucho sobre lo que le gusta de ti

—Eso es cierto— dijo Percy riendo

Annabeth se quedó tan pasmada que fue incapaz de moverse. Tenía la sensación de que si se acercaba a él, todas las moléculas de su cuerpo podrían entrar en combustión.

Charles Zoé se sonrieron

—Que cursi te pones a veces Annie— comentó Thalia

—¡Oh por mí!— chilló Afrodita —esto es realmente encantador

—Son tan lindos— dijo Perséfone

—Realmente lo son— dijo Sally sonriendoles a ambos y haciendo que se sonrojaran aún más

—Afrodita, si no dejas de sonreír así probablemente se te trabe la mandíbula— señaló Apolo

—Oh cállate— masculló Afrodita

Percy miró a Annabeth con una sonrisa y le enseñó el libro para que viera lo que venía, se puso de 20 tonos de rojo diferente

—Puedes saltarlo si quieres— dijo Annabeth

—Ya sabes lo que dijo tu madre, es un sacrilegio saltarnos cualquier cosa de los capítulos— dijo Percy solemnemente

—¡Percy!— chilló Annabeth dándole un golpe juguetón

Había estado colada en secreto por Percy desde que tenían doce años.

Annabeth se sonrojó

—Así que a los 12, eh— dijo Percy con una gran sonrisa

—Eso parece— dijo Annabeth encogiéndose de hombros

—Uy, la que lo odiaba a los doce— bromeó Connor

—¡Dioses míos!— gritó Travis —esa es una declaración bastante fuerte

—¿En serio a alguien le parece sorprendente?— preguntó Thalia riendo

—¿Cómo no se iban a dar cuenta?— masculló Clarisse

—¡Te lo dije!— comentó Katie a su novio —pagame

—Esa apuesta fue hace años, Kat— dijo Travis

—¿Y? De cualquier manera la gané— dijo Katie

—Oh ¿Cómo no lo pudimos imaginar antes?— preguntó Grover —chicos, eran muy obvios

— Grover— se quejaron Percy y Annabeth al unísono

—En realidad es cierto— dijo Sally con una risita —era bastante notorio, solo ustedes no se daban cuenta

—Ah, por eso fingias que te caía mal— dijo Miranda riendo

—Por eso los mortales dicen que del odio al amor...— comentó Piper

—Dioses— murmuró Annabeth

—Pues…

Antes de que alguien dijera otra cosa Percy siguió con la lectura, pero casi al instante lo interrumpieron

El verano anterior se había enamorado locamente de él.

—Esto es tan hermoso— dijo Afrodita

—Qué cosas nos perdimos por no leer los pensamientos de Annabeth— dijo Thalia

—Thalia— masculló Annabeth

—Encuentra divertido molestar a las personas— dijo Percy

—Ya lo noté— resopló Annabeth

Habían sido una pareja feliz durante cuatro meses… y luego él había desaparecido. Durante su separación, las emociones de Annabeth habían experimentado un cambio.

—¿Bueno o malo?— preguntó Connor

—Espero que bueno— murmuró Percy

—No puede ser— murmuró Annabeth sumamente sonrojada, recordaba perfectamente los sentimientos y las cosas que había pensado

Se habían vuelto de una intensidad dolorosa, como si se hubiera visto obligada a dejar una medicina capaz de salvarle la vida. En ese momento no sabía qué era más insoportable: si vivir con aquella horrible ausencia o volver a estar con él.

—Suena tan poético— dijo Apolo —¡Me encanta!

—Lo siento— dijo Percy abrazándola

—No fue tu culpa— dijo Annabeth lanzándole una mirada asesina a Hera

La pretora Reyna se enderezó. Con visible reticencia, se volvió hacia Jason.

Jason Grace, mi antiguo compañero… —pronunció la palabra « compañero» como si fuera peligrosa—. Bienvenido a tu hogar. Con tus amigos…

—Lamento haber interrumpido tu bienvenida— dijo Annabeth

—No te preocupes, ahora entiendo— dijo Reyna

—Solo ellos dos interrumpen una bienvenida de esa manera— bromeó Piper

—Y vaya forma— dijo Hazel

No era lo que Annabeth pretendía, pero se abalanzó hacia delante.

—De hecho ya te habías tardado— bromeó Thalia

—En realidad— asintió Piper

—Dioses, siento que en este momento están peor que los Stoll— susurró Percy a Annabeth

—Y que lo digas, se están esforzando mucho— susurró Annabeth de vuelta

—Ya cállense y dejen que Percy lea— dijo Afrodita

Percy corrió hacia ella al mismo tiempo. La multitud se puso tensa. Algunos alargaron las manos para coger unas espadas que no llevaban encima.

—Awwww— chillaron todos sus amigos

—Bueno, es que la verdad fue un poco sorpresivo dado la tensión que se estaba viviendo— comentó Frank

—El amor es así— dijo Afrodita —sorpresivo

Percy la rodeó con los brazos. Se besaron y, por un momento, no importó nada más. Un asteroide podría haber chocado contra la Tierra y haber exterminado toda forma de vida, y a Annabeth le habría dado igual.

Afrodita chilló tan alto que probablemente lo escucharon en la otra punta del mundo

—Creo que nos dejaste sordos— murmuró Apolo

—¡VIVAN LOS NOVIOS!— gritó Leo

—¡Vivan!— gritaron varios de sus amigos

—En realidad es muy hermoso— dijo Perséfone

—Me alegra muchísimo que se hayan encontrado— dijo Sally sonriendoles a ambos

—Los besos de reencuentro son los mejores— dijo Afrodita emocionada

—Ay que bonito— comentó Katie —ustedes dos ya merecían volver a estar juntos

—En realidad— dijo Thalia

—Sí lo merecen— dijo Charles a su hermana, ella asintió con una gran sonrisa

—Que bueno que por fin pueden estarlo— dijo Poseidón con una sonrisa

—Son una hermosa pareja— dijo Afrodita

—Todos nos alegramos por ustedes— comentó Perséfone

En realidad, eso último no era tan cierto si se veían las expresiones de ciertos dioses

Percy olía a aire de mar. Sus labios estaban salados.

« Sesos de Alga» , pensó, aturdida.

Percy se apartó y escrutó su rostro.

Dioses, nunca pensé que…

Percy y Annabeth se sonrieron y pues como ya estaban en el momento y con una sonrisa realmente boba en la cara se besaron

—Afrodita ¿Estás llorando?— preguntó Apolo

—Por supuesto que no— dijo Afrodita —simplemente fue lo que los mortales llaman "una basurita"

—Claro— dijo Hermes

—¿Tú lo estás?— susurró Esperanza a Zoé

—También fue una pestaña o algo— susurró Zoé limpiándose "la pestaña" del ojo, Charles le tomó la mano y Sally que se había dado cuenta le sonrió con simpatía, Sally se sentía de la misma manera

Casi todos los chicos y algunos dioses los miraban con una sonrisa genuina, ellos dos merecían más que nada volver a estar juntos y cualquier cosa que dijeran no estaba a la altura de ese reencuentro

—Te quiero— susurró Percy a Annabeth

—Y yo a ti, sesos de alga— dijo Annabeth tomándolo de la mano

Annabeth le agarró la muñeca y lo lanzó por encima de su hombro. Percy se estrelló contra la calzada de piedra. Los romanos chillaron.

—Ajá, también esperábamos algo así— dijo Thalia

Varios soltaron una carcajada

—En realidad sí esperábamos algo así, bueno, más como un puñetazo o algo— dijo Miranda —pero sí

—Nooo, se hubieran seguido besando— dijo Afrodita quién obviamente no estaba llorando aún

—No habrían sido ellos mismos si todo hubiera sido romántico— señaló Perséfone

—Bueno, gracias— murmuró Percy —no merecemos un 10 por eso

—Lo hacemos— dijo Annabeth riendo

Algunos avanzaron a toda prisa, pero Reyna gritó:

¡Alto! ¡Retiraos!

—En ese momento no es una amenaza más que para su novio— dijo Perséfone

—Probablemente sí— dijo Annabeth

—A menos que alguien la quiera alejar de Percy, entonces probablemente sería un peligro para esa persona— dijo Piper

—Nadie sería tan tonto— dijo Leo

—Que bueno porque probablemente el peligro no solo sería Annabeth, sino Percy también— dijo Thalia

—Es probable— asintió Percy

Annabeth colocó la rodilla sobre el pecho de Percy. Le presionó la garganta con el antebrazo.

—Por mí— dijo Apolo —lo tenías que leer con tu mamá presente

Annbeth volteó a ver a Sally un poco avergonzada —Lo siento

—Está bien cariño, comprendo el sentimiento de querer abrazarlo y luego sacudirlo— comentó Sally

—Gracias a los dioses mi mamá no me hizo una llave de judo— dijo Percy riendo

Le daba igual lo que pensaran los romanos. Un nudo de ira abrasador estalló en su pecho: un tumor de preocupación y amargura con el que había estado cargando desde el otoño anterior.

—Comprensible— dijo Rachel

—Por supuesto que sí— dijo Sally

—Pero ahora estamos juntos listilla— susurró Percy

—Me alegra— suspiró Annabeth

—Y al parecer lo vamos a estar por mucho tiempo— señaló Percy mirando hacia Charles Zoé quienes también estaban sonriendo

—Me doy por avisada— murmuró Annabeth con una pequeña sonrisa

Como me vuelvas a dejar —dijo, notando un picor en los ojos—, juro por todos los dioses…

Percy tuvo el valor de reírse.

—Hay personas muy valientes en este mundo— bromeó Thalia

—Me quedó muy claro el punto— dijo Percy dándole una sonrisa brillante a Annabeth

—Estas advertido— dijo Annabeth

—Lo estoy— dijo Percy

De repente, el nudo de acaloradas emociones se derritió en el interior de Annabeth.

Me doy por avisado —dijo Percy—. Yo también te he echado de menos.

—Incluso saben hacer una llave de Judo romántica— comentó Perséfone

—Bueno, la verdad sí lo fue un poco— suspiró Afrodita —pero esperaba más dramatismo y besos

—Yo creo que estuvo perfecto— dijo Perséfone —es como los define a ellos

—Les agradecemos que les haya gustado— dijo Percy riendo

Annabeth también se rió

Annabeth se puso en pie y le ayudó a levantarse. Anhelaba desesperadamente volver a besarlo, pero logró contenerse.

—Lo hubieras besado— se quejó Afrodita

—Ese momento incómodo en el que tus amigos se reencuentran y los demás tienen que activar el modo planta— bromeó Connor

—Y vaya que sí— dijo Leo —solo nos quedaba mirarnos unos a otros

—Seeep —dijo Piper riendo

Jason se aclaró la garganta.

Bueno… Me alegro de haber vuelto.

Presentó a Reyna a Piper, quien estaba un poco disgustada porque no había tenido ocasión de pronunciar las frases que había estado ensayando,

—Oye, se la pasó practicando como una semana— bromeó Leo

—Es cierto, todos la escuchamos— asintió Miranda

—Gracias— dijo Piper

y luego a Leo, quien sonrió e hizo el símbolo de la paz.

Y esta es Annabeth —dijo Jason—. Normalmente no va por ahí haciendo llaves de judo.

—Lo que es una buena noticia— dijo Katie

—No gracias, podemos vivir sin que Annabeth vaya por ahí haciendo llaves de judo— dijo Travis

—Ya le tenemos suficiente miedo— murmuró Connor

A Reyna le brillaban los ojos.

¿Seguro que no eres romana, Annabeth? ¿O amazona?

Annabeth no sabía si eso era un cumplido, pero le tendió la mano.

—Lo era— dijo Reyna

—Gracias— dijo Annabeth

Solo ataco de esa forma a mi novio —prometió—. Encantada de conocerte.

—Que bueno que solo a su novio— dijo Miranda

—Sí, pero así se llevan al parecer— dijo Apolo

—Ya nos dimos cuenta— suspiró Perséfone

Reyna le estrechó con firmeza la mano.

Parece que tenemos mucho de que hablar. ¡Centuriones!

—Recuerden, hablar y no pelear— señaló Hermes

—Los griegos somos amigos, no comida— bromeó Travis

—Hay que ser diplomáticos ante todo— dijo Apolo recibiendo algunas miradas irónicas

Unos cuantos campistas romanos avanzaron a toda prisa: aparentemente, los oficiales de mayor rango. Dos chicos aparecieron al lado de Percy, eran los mismos que Annabeth había visto antes andando amigablemente con él.

—No te vayas a poner celosa porque son sus amigos— bromeó Thalia

Annabeth resopló —por supuesto que no

—Annabeth ni es celosa— bromeó Piper

El joven asiático robusto con el corte de pelo militar debía de tener unos quince años. Tenía el atractivo de un oso panda cariñoso y grandote.

—Bueno ¿Todos ustedes que tienen por los pandas?— preguntó Apolo

—Es que son muy lindos— dijo Zoé

—Son cariñosos y grandotes— asintió Percy

Zoé asintió completamente de acuerdo

Annabeth miró un poco avergonzada a Frank —Lo siento

—Está bien— murmuró Frank

La chica era más pequeña, de unos trece años, con los ojos ambarinos, la piel color chocolate y el cabello largo y rizado. Llevaba su yelmo de la caballería debajo del brazo.

—Bueno y así damas y caballeros es como los 7 de la profecía se conocen— anunció Apolo

—Pues está saliendo mejor de lo que esperaba este encuentro— señaló Hermes

—Se debió enmarcar ese momento o algo— dijo Apolo

—O tal vez no— murmuró Leo

Annabeth advirtió por su lenguaje corporal que se sentían unidos a Percy. Permanecían a su lado en actitud protectora, como si hubieran compartido muchas aventuras. Reprimió un acceso de celos. ¿Era posible que aquella chica…?

—La que no se iba a poner celosa de Hazel— bromeó Piper

—Dioses— dijo Hazel sonrojada

—Lo siento— murmuró Annabeth

Sammy hizo una mueca

No. La química que había entre los tres no era de ese tipo. Annabeth se había pasado toda la vida aprendiendo a interpretar a las personas.

—Otra que sabe leer a las personas— dijo Thalia negando con la cabeza

—Aún así se puso como cinco segundos celosa de Haz— señaló Piper

Annabeth rodó los ojos —Están peor que en los libros anteriores

—Gracias —dijeron thalia y Piper al unísono

Era una técnica de supervivencia. Si hubiera tenido que adivinarlo, habría dicho que el grandullón asiático era el novio de la chica, pero sospechaba que no llevaban juntos mucho tiempo.

—Dioses míos, esa técnica le funciona bien— dijo Piper

—Bastante al parecer— dijo Thalia

Había una cosa que no entendía: ¿qué miraba tan fijamente la chica? No paraba de fruncir el entrecejo en dirección a Leo y a Piper, como si reconociera a uno de ellos y el recuerdo le resultara doloroso.

—Ya siento la incomodidad y eso que es el primer capítulo— dijo Connor

—Y vaya que sí— susurró Piper a Jason

Leo y Hazel se sonrojaron. Sammy y Esperanza se voltearon a ver con horror

Mientras tanto, Reyna estaba dando órdenes a sus oficiales.

—… decidle a la legión que se retire. Dakota, avisa a los espíritus de la cocina. Diles que preparen un banquete de bienvenida. Y tú, Octavio…

¿Vas a dejar entrar a estos intrusos en el campamento?

—Y otra vez tenía que hablar— bufó Clarisse

—En serio, nos deberíamos saltar todas las partes donde hable— comentó Miranda

—No creo que eso sea de ayuda— comentó Apolo

—No, pero nos haría sentir mejor— dijo Travis

un chico alto con el cabello rubio lacio avanzó a codazos—. Reyna, los riesgos de seguridad…

No vamos a llevarlos al campamento, Octavio —Reyna le lanzó una mirada severa—. Comeremos aquí, en el foro.

—Pues sí podría ser mejor— dijo Apolo

—Es el primer encuentro, creo que es lo mejor que se puede ofrecer— dijo Deméter

—Pueden comer donde sea mientras no intenten matarse— masculló Zeus

Oh, mucho mejor —masculló Octavio.

Parecía el único que no trataba a Reyna como su superiora, a pesar de que era flaco y pálido y de que por algún motivo llevaba colgados tres osos de peluche del cinturón.

—Sí fue raro— admitió Leo

—Parecía muy subestimable y no lo era— dijo Percy

—Y que lo digas— murmuró Annabeth

Quieres que nos relajemos a la sombra de su buque.

Son nuestros invitados —Reyna separó claramente cada palabra—. Les daremos la bienvenida y hablaremos con ellos.

—Muy diplomático de tu parte— asintió Artemisa

—Esperemos que siga así— dijo Perséfone

Como augur del campamento, deberías ofrecer un sacrificio para dar las gracias a los dioses por traer a Jason sano y salvo.

Buena idea —intervino Percy—. Ve a quemar tus ositos, Octavio.

—Ve a ser el terror de los ositos de peluche— dijo Connor

—¿Pero los ositos que culpa tienen?— preguntó Katie

—Pues ninguna, pero es mejor que queme eso que otras cosas— dijo Miranda

—Cierto— murmuró Rachel

Pareció que Reyna hacía un esfuerzo por no sonreír.

Ya conocéis mis órdenes. Idos.

Los oficiales se dispersaron. Octavio lanzó a Percy una mirada de profundo odio.

—Creo que no le caes muy bien— señaló Travis

—Eso creo— asintió Percy

—Ni idea de por qué— señaló Connor

A continuación, echó un vistazo con reservas a Annabeth y se marchó con paso airado.

Percy cogió la mano de Annabeth.

No te preocupes por Octavio —dijo—. La mayoría de los romanos son buena gente, como Frank, Hazel y Reyna. No nos pasará nada.

—Eso suena más tranquilizante— dijo Hermes

—Algo así— murmuró Annabeth

Annabeth se sintió como si alguien le hubiera colocado un paño húmedo sobre el cuello. Volvió a oír aquella risa susurrante, como si la presencia la hubiera seguido desde el barco.

—Y eso ya no lo hace tranquilizante— señaló Apolo

Alzó la vista al Argo II. Su enorme casco de bronce brillaba al sol. Una parte de ella deseaba secuestrar a Percy en el acto, subir a bordo y largarse mientras todavía estuvieran a tiempo.

—No creo que cuente como secuestro si Percy no va a poner resistencia— señaló Thalia

—Tienes un punto en eso, cara de pino— comentó Percy

—Lo sé, soy genial— dijo Thalia

—Dioses, no la alientes— dijo Annabeth

Seguía teniendo la sensación de que algo iba terriblemente mal. Pero no pensaba arriesgarse a volver a perder a Percy bajo ningún concepto.

—Hay prioridades— asintió Afrodita

—Claro que sí— dijo Perséfone

Atenea rodó los ojos

No nos pasará nada —repitió, tratando de creérselo.

Estupendo —dijo Reyna. Se volvió hacia Jason, y a Annabeth le pareció que sus ojos tenían un brillo ávido—. Hablemos y reunámonos como es debido.

—Fin del capítulo— anunció Percy

—Gracias a los dioses, espero que el próximo no sea de mis pensamientos— comentó Annabeth

—Bueno, los otros libros fueron dos y dos— señaló Piper

—Estamos ansiosos por saber de quienes más van a venir los pensamientos— dijo Connor —hagan sus apuestas

—Bueno, si sigue siendo de Annabeth creo que ahora sí les toca leer a Charles o Zoé— dijo Travis