LEO XXXVII, XXXVIII
XXXVII
Leo
—Ya no nos falta mucho para acabar el libro ¿No están emocionados?— preguntó Apolo
—Sí, emocionadisimos —dijo Percy
—Bueno, pero ahora ¿Quién va a leer?— señaló Hermes
—Yo— dijo Esperanza
—Pero es sobre mí— se quejó Leo
—Ni modo, si ella quiere leer va a leer— señaló Piper
—¿Los mellizos saben leer?— preguntó Leo
—No— dijo Esperanza
—¡Sí sabemos!— replicaron los dos niños al unísono
—Bueno sí saben, más o menos, pero nos quedaríamos aquí hasta mañana en lo que logran leer una página— comentó Esperanza
Los niños la miraron con toda la indignación que podían juntar unas personitas de 6 años
—A mí me parece bien que no lean, están chiquitos— asintió Piper
—Completamente de acuerdo— dijo Jason
—A mí me parece una injusticia— masculló Percy
—Hay que hacer un motín— dijo Leo
—¿Para qué, enseñarlos a leer?— preguntó Apolo
—Ya dejen a los niños en paz… — comenzó Thalia
—Gra…
—Pueden encontrar otra manera de fastidiar a Jason y Piper— terminó Thalia
—cias, eres la mejor hermana— murmuró Jason
—Bueno, ya voy a empezar a leer— anunció Esperanza
Leo se quejó
Leo deseó no ser tan bueno. De veras, a veces le daba vergüenza.
—De acuerdo, pero necesito contexto de a qué te refieres— dijo Connor
—Esa es una nueva manera de empezar un capítulo— asintió Piper
—Lo sé, siempre hay que comenzar con frases fuertes como esa— coincidió Leo
—Obviamente— dijo Jason
Si no hubiera tenido tan buen ojo para las cosas mecánicas, puede que no hubieran encontrado el canal secreto, no se hubieran perdido bajo tierra y no hubieran sido atacados por criaturas metálicas. Pero no podía evitarlo.
—Ah, pues sí suena a que pasan muchas cosas por ser tan bueno— asintió Connor
—Bueno, se acabó el capítulo. Básicamente ya les dije lo que pasaría— comentó Leo
—No me gustan los capítulos que comienzan con spoilers— dijo Apolo
Parte de la culpa era de Hazel.
—¡Oye!— se quejó Hazel
—Pero sí lo fue— señaló Leo
—No lo fue— dijo Frank
—Obviamente dirías eso— mencionó Leo
—No lo fue— dijo Nico dándole una mirada asesina a Leo
—¡Ni siquiera estabas ahí!— se quejó Leo
—Ya dejen leer a la niña— dijo Rachel
Para ser una chica con supersentidos subterráneos, no era de mucha ayuda en Roma. No hacía más que darles vueltas y más vueltas por la ciudad, marearse y volver sobre sus pasos.
Hazel se sonrojó y dijo un poco a la defensiva —Bueno, era muy difícil ubicarse en un lugar con tantas cosas subterráneas
—Vamos a dejarlo en 60 y 40. 60 de culpa para Leo y 40 Hazel ¿Vale?— comentó Will
—70/30— dijo Nico
—65/35— dijo Esperanza
—Hecho— asintió Nico
—Gracias… Creo— murmuró Leo
—Lo siento —decía—. Aquí hay tantas capas subterráneas que me desbordan. Es como estar en medio de una orquesta e intentar concentrarte en un solo instrumento. Me estoy quedando sorda.
—Totalmente comprensible— asintió Apolo
—Entonces el GPS del inframundo falla un poco en Roma, anotado— dijo Travis
Nico y Hades le dieron una mirada asesina
—Pero no hay problema de que falle— murmuró Travis
Debido a ello, hicieron un recorrido por Roma. Frank parecía encantado de andar como un gran perro pastor (hum, Leo se preguntaba si podría convertirse en uno o, todavía mejor, en un caballo que él pudiera montar).
—Claro, cómo se llevan taaaan bien— dijo Connor
—Bueno, de alguna manera debe iniciar la amistad— bromeó Leo
—Sí, no de esa manera— masculló Frank
—Que bueno que no lo dijiste en ese momento— dijo Katie
Pero Leo empezaba a impacientarse. Le dolían los pies, hacía sol y calor, y las calles estaban atestadas de turistas.
—No me gustan las caminatas largas— dijo Leo —y menos con gente
—No sé por qué no rentaste Roma para que estuviera vacía cuando llegaras— comentó Travis
—Yo tampoco sé por qué no lo hice— suspiró Leo —habría ahorrado muchos problemas
—Claro— asintió Chris
El foro estaba bien, pero básicamente eran unas ruinas cubiertas de arbustos y árboles. Hacía falta mucha imaginación para verlo como el animado centro de la antigua Roma. Si Leo lo consiguió fue porque había visto la Nueva Roma de California.
—Bueno, pero no está como era antes— señaló Hermes
—Debemos admitir que antes era bastante grandiosa— dijo Apolo
—Sigue siendo grandiosa… Cuando no te están intentando matar la mayoría del tiempo— dijo Nico
—Concuerdo con eso— asintió Annabeth
Pasaron por delante de grandes iglesias, arcos que se sostenían solos, tiendas de ropa y restaurantes de comida rápida. Una estatua de un romano antiguo parecía estar señalando un McDonald's cercano.
—Excelente publicidad— dijo Piper
—Probablemente al romano antiguo no le guste eso— dijo Apolo
—Pero es increíble la imaginación de las personas— comentó Rachel —porque realmente creo que fue adrede
—Opino lo mismo— asintió Jason
En las calles más anchas, el tráfico de coches era un caos absoluto —y él pensaba que en Houston la gente conducía como loca—,
—Pero conducen peor en Roma, se los aseguro— asintió Leo
—Con razón Bianca conduce tan horrible— comentó Apolo
Bianca lo miró ofendida —No conduzco tan mal
—Depende a quién le preguntes— señaló Apolo —porque si le preguntas a los mellizos, ellos te van a decir que no
—Entonces todo es culpa de Italia— comentó Will
Bianca y Nico le mandaron miradas ofendidas
pero se pasaron la mayor parte del tiempo serpenteando por callejones y topando con fuentes y pequeños cafés en los que Leo no podía descansar.
—Eso no fue divertido— dijo Leo
—Estas viendo que están contrarreloj y quieres descansar— dijo Apolo negando con la cabeza
—Es que estábamos dando muchas vueltas— se quejó Leo
—Era para que conocieras la ciudad— señaló Piper
—Nunca pensé que llegaría a ver Roma —dijo Hazel—. Cuando estaba viva, o sea, la primera vez, Mussolini estaba en el poder. Estábamos en guerra.
—¿Mussolini? —Leo frunció el entrecejo—. ¿No era compi de Hitler?
—Pero sí ¿No?— preguntó Leo
—Pues sí, básicamente eran aliados— dijo Annabeth
—Entonces sí era su compi, fin de la discusión— dijo Leo
Hazel se lo quedó mirando como si fuera un extraterrestre.
—¿Compi?
—Da igual.
—Me encantaría ver la Fontana de Trevi —dijo.
—¿Qué es eso?— preguntó Katie
—Es la fuente más grande de Roma— respondió Nico
—Nada más— murmuró Katie impresionada —yo también quiero ir
—Hay una fuente en cada manzana —masculló Leo.
—O la plaza de España —dijo Hazel.
—¿Qué sentido tiene venir a Italia para ver la plaza de España? —preguntó Leo—. Es como ir a China a por comida mexicana, ¿no?
—Como que tienes una respuesta para todo— dijo Connor
—Es mi don— asintió Leo
—Ya nos dimos cuenta— resopló Hazel
—Es que eso se ve en visitas guiadas— asintió Leo —no en visitas para misiones potencialmente suicidas
—bueno, tiene un punto— dijo Connor
—No tienes remedio —se quejó Hazel.
—Eso me han dicho.
Ella se volvió hacia Frank y le cogió la mano, como si Leo hubiera dejado de existir.
—Pues es que también la estabas fastidiando por diversión— señaló Miranda
—Solo le estaba mostrando hechos lógicos— comentó Leo
—Y molestándola— asintió Miranda
—Vamos. Creo que debemos ir por aquí.
Frank dedicó a Leo una sonrisa de confusión —como si no supiera si regodearse o dar las gracias a Leo por ser tonto—,
—O ambas— asintió Katie
—Ambas pueden ser una buena opción— asintió Frank
—Vaya, gracias— dijo Leo
—Yo sabía que algo no iba a salir bien desde que les tocó inr juntos a estos tres— dijo Apolo
—Era bastante obvio— comentó Perséfone
pero dejó alegremente que Hazel lo arrastrara.
Después de caminar durante una eternidad, Hazel se detuvo delante de una iglesia. Al menos, Leo supuso que era una iglesia.
—Pues se parecía a una iglesia— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Si parece una iglesia y se siente como una iglesia, es una iglesia— asintió Connor
—Sí, supongo que estoy de acuerdo con eso— dijo Percy
—Tiene sentido para mí— coincidió Leo
La sección principal tenía un gran tejado abovedado. La entrada estaba coronada por un tejado triangular sobre unas típicas columnas romanas y una inscripción en la parte superior: M. AGRIPA no sé qué.
—Lo típico, supongo— dijo Travis
—Lo que claramente te encuentras en Roma— coincidió Miranda
—Pero bueno, al menos encontraron la entrada— dijo Travis
—¿« Menuda gripe» en latín? —especuló Leo.
—Esta es la mejor opción que tenemos —Hazel parecía más segura que en todo el día—. Dentro debería haber un pasadizo secreto.
—Fue tu culpa el pasadizo secreto— anunció Leo
—Ese es mi 35%— comentó Hazel
—Creí que tu 35% fue el hecho de que se perdieron— dijo Travis
—Bueno, ese fue un 15% el túnel fue el otro 20— dijo Hazel
En los escalones se apiñaban grupos de turistas. Lcos guías sostenían en alto carteles de colores con distintos números y daban información en docenas de idiomas, como si estuvieran jugando a una especie de bingo internacional.
—Y no sé quien iba ganado— dijo Leo
—Siento que se han de volver locos ahí— comentó Percy
—Un dia normal en Roma— dijo Apolo
—Y era peor antes— comentó Hermes
Leo escuchó al guía turístico español unos segundos y a continuación informó a sus amigos:
—Es el Panteón. Construido originalmente por Marco Agripa como templo dedicado a los dioses.
—Cada día se aprende algo nuevo— asintió Katie
—Bueno, ¿no saben que no deben meterse a un panteón?— preguntó Travis
—Teníamos al GPS del inframundo— señaló Leo
—No soy el GPS del inframundo— masculló Hazel
Cuando se incendió, el emperador Adriano lo reconstruyó, y ha estado en pie dos mil años. Es uno de los edificios romanos mejor conservados del mundo.
—Podrías ser guía de turistas— dijo Piper
—Sería mi sueño dorado si no hubiera gente— dijo Leo
—¿Como no va a haber gente si son turistas?— preguntó Miranda
—No sé, pero estaría bien, me cae mal la gente— dijo Leo
Frank y Hazel se lo quedaron mirando.
—¿Cómo lo has sabido? —preguntó Hazel.
—Tengo un talento innato.
—Obviamente— asintió Connor
—No cualquiera— dijo Katie
—Obviamente no— dijo Travis —solo los mejores
—Por supuesto, que bueno que lo entiendas— asintió Leo
—Y una caca de centauro —dijo Frank—. Ha escuchado a un guía.
—Pero lo supo— dijo Calipso
—Si no no hubieran tenido esa información— asintió Piper
—Buen punto— dijo Miranda
Leo sonrió.
—Puede. Venga, vamos a encontrar ese pasadizo secreto. Espero que este sitio tenga aire acondicionado.
Por supuesto, no había aire acondicionado.
—Era mucho esperar— dijo Rachel
—Lo sé, pero siempre me gusta esperar más— asintió Leo
—Pues no deberías— dijo Piper riendo
—Es tu culpa por esperar tanto— bromeó Percy
La parte positiva era que no había que hacer colas ni pagar para acceder al edificio, de modo que se abrieron paso por la fuerza entre los grupos turísticos y entraron.
—¿En serio sí fue por la fuerza?— preguntó Bianca
—Claro que no— dijo Leo —nosotros no somos capaces de hacer eso
—Sí lo son— dijo Piper
—Bueno, pero Hazel fue la más agresiva— dijo Leo
—No es cierto, yo sí dije "con permiso"— resopló Hazel
—Después de empujarlos— señaló Leo
El interior era impresionante, considerando que había sido construido hacía dos mil años. El suelo de mármol tenía un dibujo de cuadrados y círculos como un tres en raya romano.
—La verdad, sí era bastante impresionante— asintió Leo
—Aun así estabas criticando todo— dijo Hazel
—No, yo solo estaba criticando a los romanos— dijo Leo
—Nada más— resopló Frank
El espacio principal era una enorme estancia con una rotonda, como los edificios de los capitolios de Estados Unidos. Las paredes estaban llenas de distintos altares, estatuas, tumbas y demás. Pero lo que más llamaba la atención era la cúpula.
—Claro, porque habiendo todo eso es normal que te llame la atención la cúpula— asintió Apolo
—En realidad lo es— dijo Annabeth
—¿Verdad que sí?— preguntó Leo
—Por supuesto— dijo Annabeth —me imagino que debió ser magnífica
—Muchísimo— coincidió Leo
Toda la luz del edificio procedía de una abertura circular situada en lo alto. Un rayo de luz entraba oblicuamente en la rotonda y brillaba en el suelo, como si Zeus estuviera arriba con una lupa, tratando de achicharrar a los enclenques humanos.
—Cosa que no podemos descartar— comentó Apolo
—Eso suena increíble— dijo Annabeth
—¿Qué Zeus achicharre a los humanos enclenques?— preguntó Apolo
—No, la forma en que entraba la luz en ese lugar— comentó Apolo
—Porque no está bien achicharrar humanitos— dijo Leo
Leo no era un experto en arquitectura como Annabeth, pero podía apreciar la ingeniería del edificio. Los romanos habían construido la cúpula con grandes artesones de piedra, pero los habían ahuecado siguiendo un diseño de cuadrados inscritos dentro de otros cuadrados.
—La verdad es que suena impresionante… Al menos lo que entendí— dijo Rachel
—Realmente lo era— dijo Leo —pero no todos lo apreciaron
—Bueno, tú no estabas apreciando Roma— dijo Hazel
—Pero aprecié ese lugar— comentó Leo
Tenía un aspecto chulo. Leo también dedujo que hacía la cúpula más ligera y más fácil de soportar. No se lo comentó a sus amigos. Dudaba que les interesara, pero si Annabeth hubiera estado allí, se habría pasado el día entero hablando del tema.
—Y sí— asintió Percy
—Por supuesto que sí. Me habría encantado estar ahí— suspiró Annabeth
—Y probablemente no hubieran salido de ahí pronto— bromeó Thalia
—Es probable— asintió Leo
Al pensar en ello, Leo se preguntó qué estaría haciendo ella en su expedición tras la Marca de Atenea. Nunca pensó que se sentiría así, pero le preocupaba aquella inquietante chica rubia.
—¿Inquietante chica rubia?— preguntó Annabeth
—Te voy a decir que sí porque realmente no me vas a matar enfrente de los niños— comentó Leo
—Pero en cualquier momento vamos a tener un descanso— señaló Annabeth
Leo no supo si Annabeth estaba bromeando o no
Hazel se detuvo en medio de la estancia y dio una vuelta.
—Esto es increíble. Antiguamente, los hijos de Vulcano venían aquí en secreto a consagrar las armas de los semidioses. Aquí es donde se encantaba el oro imperial.
—Era un buen lugar— asintió Hefesto
—Deberíamos tener un lugar para consagrar armas secretas— dijo Travis
—Definitivamente no vamos a tener algo así— dijo Quirón
—Pero al menos se hizo el intento— suspiró Connor
Leo se preguntó cómo lo hacían. Se imaginó a un grupo de semidioses con túnicas oscuras tratando de meter una ballesta de escorpión sin hacer ruido por la puerta principal.
—No precisamente— dijo Hefesto —pero es una idea interesante
—Tampoco van a tener una ballesta de escorpión— dijo Quirón
—Ay— se quejaron algunos de los semidioses griegos
—Pero al menos las túnicas oscuras— dijo Connor
—No, con ropa oscura se camuflajean en el Campamento— señaló Quirón
—Buen punto— asintió Percy riendo
—Pero no estamos aquí por eso —supuso.
—No —dijo Hazel—. Hay una entrada: un túnel que nos llevará hasta Nico. Lo percibo cerca. No estoy segura de dónde está.
—Pero lo importante es que está cerca— asintió Apolo
—Ya cuando estés más cerca sabrás exactamente en donde— asintió Will
—Sí… Más o menos— murmuró Hazel
—Eso suena prometedor— comentó Perséfone
Frank gruñó.
—Si este edificio tiene dos mil años de antigüedad, tiene sentido que se haya conservado un pasadizo secreto de la época romana.
Fue entonces cuando Leo cometió el error de pasarse de bueno.
—Ay no puede ser, Leo— dijo Piper negando con la cabeza
—Ya acepté mi parte de la culpa— comentó Leo
—En realidad no lo había hecho— dijo Percy —lo hizo Esperanza por ti
—Bueno, pero es lo mismo. Está autorizada a ello— dijo Leo encogiéndose de hombros
Esperanza sonrió
Escudriñó el interior del templo pensando: « Si yo tuviera que diseñar un pasadizo secreto, ¿dónde lo pondría?» .
—Dinos, por si un día tenemos que buscar un pasadizo secreto— comentó Percy
—No sé, creo que de cualquier manera encontrarías el pasadizo— dijo Leo
—Hemos encontrado otros pasadizos— señaló Grover
—Buen punto— asintió Percy
A veces averiguaba el funcionamiento de una máquina posando las manos encima de ella. Había aprendido a pilotar un helicóptero de esa forma.
—Sobre la marcha es una buena forma de aprender—asintió Annabeth
—Sí, ustedes no le hagan caso— bromeó Percy mirando a Zoé y Charles
Varios de los chicos se empezaron a reír, Annabeth se sonrojó y le dio un golpe juguetón a Percy
—Bueno, pero no dijeron nada de aviones— mencionó Zoé
—Alguien va a ser abogada— señaló Apolo
—Tendremos que revisar los contratos con lupa— dijo Percy
Percy y Zoé se sonrieron
Había reparado a Festo el dragón de esa forma (antes de que Festo se estrellara y se incendiara). En una ocasión, incluso había reprogramado las vallas publicitarias electrónicas de Times Square para que lucieran el mensaje: TODAS LAS NENAS QUIEREN A LEO…
—Con razón me sonaba— dijo Rachel
—¿Verdad que se vio increíble?— preguntó Leo
—Fue bastante interesante— asintió Sally —sin duda llamó la atención
—Justo lo que esperaba— dijo Leo con una sonrisa
sin querer, por supuesto. Trató de detectar cómo funcionaba el antiguo edificio. Se volvió hacia una cosa con el aspecto de un altar de mármol rojo que tenía una estatua de la Virgen María encima.
—Por aquí —dijo.
—Bueno, pero de todas manera necesitaban seguir el pasadizo— dijo Hermes —aunque se perdieran
—No exactamente— murmuró Hazel
—¿Cómo que no exactamente?— preguntó Hades —¿No estaba tu hermano ahí?
—Sí Hazel, vas a estar castigada si no encuentras a tu hermano— bromeó Apolo
—Y estoy aquí— señaló Nico rodando los ojos
Se dirigió con paso resuelto al altar. Tenía la forma de una especie de chimenea, con un hueco abovedado en la parte inferior. En la repisa había un nombre inscrito, como en una tumba.
—El pasadizo está por aquí —dijo—. La última morada de este tío está en medio. Un tal Rafael.
—¿No es el nombre de una de las tortugas ninjas?— preguntó Percy
—Pues sí, pero no creo que se refieran a eso— comentó Jason
—¿El pintor?— preguntó Rachel con incredulidad
—Eso parecía— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Eso es realmente increíble— dijo Rachel y se volteó hacia Reyna y le dijo —¿Sabias que Rafael fue nombrado caballero por el Papa?
—No, no lo sabía— dijo Reyna asombrada por la emoción de Rachel
—Pues sí, además muchos dicen que Rafael y Miguel Angel eran rivales, pero en algunas obras de Rafael se muestra cierta influencia de Miguel Angel… —Rachel siguió diciendo algunas curiosidades mientras Reyna le prestaba atención
—Siento que aquí me estoy perdiendo algo— murmuró Percy
—Yo también— asintió Annabeth
Piper y Nico intercambiaron una mirada, ninguno de ellos había hablado directamente, pero ambos sabían. Cuando Rachel y Reyna terminaron su charla, recibieron muchas miradas curiosas
—Un pintor famoso, creo —dijo Hazel.
Leo se encogió de hombros. Tenía un primo que se llamaba Rafael, y no pensó demasiado en el nombre.
—Sí, pero no creo que sea de tu primo— bromeó Connor
—Tampoco yo— comentó Leo
—Sería un poco raro que fuera de tu primo— asintió Travis
—Sobretodo porque esa tumba tenía algunos años ya— dijo Leo
Se preguntó si podría sacar un cartucho de dinamita de su cinturón y hacer un trabajo de demolición discreto, pero se imaginó que los vigilantes no lo verían con buenos ojos.
—No creo que pueda ser muy discreto— dijo Perséfone
—Creo que aunque uno no quisiera se iban a dar cuenta— dijo Piper
—Sí, por eso se me ocurrió una idea aun mejor— señaló Leo
—Bueno, llevas todo el capítulo diciendo que no fue una buena idea— comentó Thalia
—Detalles— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Mínimos detalles— murmuró Frank
—Un momento…
Leo miró a su alrededor para asegurarse de que no los estaban vigilando. La mayoría de los grupos de turistas contemplaban boquiabiertos la cúpula, pero había un trío que inquietaba a Leo.
—Y con razón— murmuró Leo
—¿Qué te van a poder hacer unos cuantos turistas?— preguntó Bianca
—Bueno, es que a veces los turistas sí dan miedo— dijo Apolo —por ejemplo, las multitudes enardecidas de ellos
—Pero ahí solo eran tres— señaló Hermes
—Pero el tres puede ser un número muy bueno o muy malo— comentó Apolo
A unos quince metros de ellos, unos tipos gordos de mediana edad con acento estadounidense charlaban en voz alta, quejándose del calor. Parecían manatíes embutidos en ropa de playa:
Esperanza soltó una risita
—No seas grosero, Leo— dijo Calipso
Leo se sonrojó —Es que sí lo parecían
—Que cosas le enseñas a la niña— dijo Connor negando con la cabeza
Sus amigos negaron con la cabeza para molestar a Leo y este se sonrojó aun más
sandalias, bermudas, camisetas de turista y sombreros flexibles. Tenían unas piernas gruesas y pálidas llenas de varices. Se comportaban como si se murieran de aburrimiento, y Leo se preguntó qué hacían allí.
—¿Pues ser turistas como todos los demás?— preguntó Miranda
—Hay cosas muy admirables en Roma— comentó Reyna
—No lo dudo, pero no en ese lugar— dijo Leo —Bueno, la arquitectura era genial, pero ellos no se veían muy felices
No lo estaban mirando. Leo no estaba seguro de por qué le ponían nervioso. Tal vez simplemente no le gustaban los manatíes. Olvídate de ellos, se dijo.
—Mejor— dijo Travis
—O no— murmuró Frank
—Ojalá hubiera sido así de simple— comentó Leo
Rodeó sigilosamente el lateral de la tumba. Deslizó la mano por la parte trasera de una columna romana hasta la base. Justo en el pie había una serie de líneas grabadas en el mármol: números romanos.
—Obviamente— asintió Katie
—Sí, creo que tiene cierto sentido— comentó Percy
—Sí, también lo creo— dijo Leo
—Oh —dijo Leo—. No es muy elegante, pero es efectivo.
—¿Qué es? —preguntó Frank.
—La combinación de una cerradura.
—Vaya, ingenioso— dijo Jason
—Pero pudo ser más ingenioso— señaló Leo
—Ese día así se la pasó todo el rato— señaló Hazel
—Y que lo digas— suspiró Frank
Palpó un poco más la parte trasera de la columna y descubrió un agujero cuadrado del tamaño aproximado de un enchufe eléctrico.
—La placa de la cerradura ha sido arrancada, probablemente desvalijada durante los últimos siglos. Pero debería controlar el mecanismo interior si consigo…
—¿Si consigues que?— preguntó Bianca
—Hacer mi magia— dijo Leo —aunque ahora no sé qué tan bueno fue hacer mi magia
—Si van a encontrar a Nico, yo creo que bastante bueno— comentó Will
—Tú ya sabes donde me encontraron— susurró Nico
—Sí, pero ¿Y qué?— dijo Will encogiéndose de hombros
Leo posó la mano en el suelo de mármol. Percibió unos viejos engranajes de bronce bajo la superficie de piedra. El bronce normal se habría corroído y se habría vuelto inutilizable hacía mucho, pero esas piezas eran de bronce celestial: la obra de un semidiós.
—De los semidioses para el mundo— asintió Leo
—Para el mundo de los semidioses— dijo Chris
—Bueno, para un pedacito del mundo— dijo Leo
Echando mano de un poco de fuerza de voluntad, Leo hizo que se movieran usando los números romanos a modo de guía. Los cilindros giraron: « clic, clic, clic» . Y luego, « clic, clic» .
—Efectos especiales por Esperanza Valdez— anunció Apolo
La niña sonrió
Leo la miró, era la primera vez que escuchaba su nombre completo así… Obviamente sabía cómo se llamaba, pero nunca había escuchado el nombre la niña siendo anunciado de esa manera, sonrió para sus adentros, definitivamente era un gran homenaje para su mamá
En el suelo, al lado de la pared, una sección de las baldosas de mármol se deslizó debajo de otra y dejó a la vista una oscura abertura cuadrada cuyo tamaño apenas permitía deslizarse por ella.
—Los romanos debían de ser pequeños
—Aquí es donde te la pasas insultando a los romanos— comentó Hazel
—Pero no los insultaba, nada más decía la verdad— dijo Leo
—Sí lo hacías— señaló Frank
—Por supuesto que te vas a poner de lado de tu novia— argumentó Leo
—Por lo que la opinión está sesgada— asintió Apolo
—Leo miró a Frank evaluándolo—. Tendrás que convertirte en algo más fino para pasar por ahí.
—¡Eso no se dice! —lo regañó Hazel.
—¿Qué? Solo digo…
—Fue tu culpa estar de malpensada— señaló Leo
Hazel se sonrojó —¡No! Yo no…
—está bien— dijo Frank
—No te preocupes —masculló Frank—. Deberíamos ir a por los demás antes de explorarlo. Es lo que dijo Piper.
—Alguien se acordó de lo que dije— comentó Piper
—Sí, pero no importó mucho— bromeó Leo
Piper le dio una mirada asesina
—Y además estaban muy lejos— dijo Leo
—Y además tenían que buscar a Nico— comentó Bianca
—Exacto— asintió Leo
—Están en la otra punta de la ciudad —le recordó Leo—. Además, no estoy seguro de que pueda volver a cerrar esta compuerta. Los engranajes son muy viejos.
—Bueno, también tiene razón— dijo Chris
—Y también eso— señaló Leo
—Claro, entendido— dijo Piper
—Gracias, eres muy amable— asintió Leo
—Estupendo —dijo Frank—. ¿Cómo sabemos si ahí abajo no hay peligro?
—No lo saben, pero es parte de la diversión— comentó Travis
—No me gustó la diversión— dijo Frank
—Sí…— murmuró Leo —tengo que coincidir con él
—Estoy completamente de acuerdo— dijo Hazel
Hazel se arrodilló. Colocó la mano sobre la abertura como si estuviera comprobando la temperatura.
—No hay nada vivo… al menos en muchos metros de profundidad.
—Entonces Nico no está ahí— dijo Bianca
—Sí, pero a muchos metros de profundidad— señaló Connor
—Nada más el caso es que bajen— asintió Travis
El túnel baja inclinado y luego se nivela y avanza hacia el sur, más o menos. No percibo ninguna trampa…
—¿Cómo puedes saber todo eso? —preguntó Leo.
—También está haciendo su magia— dijo Connor
—Sí, ya después me di cuenta— asintió Leo
—Creo que era bastante obvio, GPS del Inframundo y todo eso— señaló Connor
Ella se encogió de hombros.
—De la misma forma que tú puedes forzar cerraduras en columnas de mármol, supongo. Me alegro de que no te dediques a robar bancos.
—Oh… Cajas fuertes —dijo Leo—. Nunca lo había pensado.
—Justo a la persona que estábamos buscando para el robo del banco— dijo Travis
—El destino te puso en nuestro camino— asintió Connor
—En realidad fue Hera— murmuró Leo
—Bueno, pero de todas maneras— dijo Travis
—Ya nada más nos falta saber que banco y quien va a manejar el coche de escape— coincidió Connor
—Casi nada— mencionó Leo
—Vale, olvida lo que he dicho —Hazel suspiró—. Mirad, todavía no son las tres. Por lo menos podríamos explorar un poco, intentar localizar la situación de Nico antes de ponernos en contacto con los demás. Vosotros dos quedaos aquí hasta que yo os llame.
—¿Crees que eso es una buena idea?— preguntó Katie
—Es probable que terminen peleando— coincidió Will
—Pero no podía llevar a ninguno conmigo— comentó Hazel
—Además no nos peleamos todo el rato— resopló Leo
—Por supuesto que no— dijo Frank
Quiero hacer unas comprobaciones y asegurarme de que el túnel tiene una estructura sólida. Cuando esté bajo tierra sabré más.
—Tiene razón— dijo Thalia
—Sí, definitivamente es la mejor opción— coincidió Zoë
—Jamás me han gustado las opciones de "bajo tierra", pero bueno— murmuró Grover
—Pero ya que muchas veces no queda de otra…— suspiró Hazel
Frank arrugó la frente.
—No podemos dejarte ir sola. Podrías resultar herida.
—Sé cuidar de mí misma, Frank —dijo ella—. Los espacios subterráneos son mi especialidad. Lo más seguro para todos es que yo vaya primero.
—Aunque tal vez no lo más seguro para ti— dijo Bianca
—Pero tal vez podría salir más fácil si se necesita— dijo Hazel
—Aunque no si encuentras otra cerradura— comentó Travis
—Que falta de positivismo— se quejó Katie
—A menos que Frank quiera convertirse en un topo —propuso Leo—. O en un perro de las praderas. La verdad es que esos bichos son la bomba.
—Cierra el pico —farfulló Frank.
—O en un tejón.
—Y se van a quedar solos— dijo Miranda negando con la cabeza
—Los hacen ver como si fuéramos una bomba de tiempo— se quejó Leo
—Porque lo son— asintió Piper
—Claro que no— dijo Frank
—Bueno, tal vez poquito— dijo Leo
Frank señaló a Leo a la cara con un dedo.
—Valdez, te juro que…
—Callaos, los dos —los reprendió Hazel—. Volveré pronto.
—Hasta que alguien los regaña se están quietos— dijo Piper
—Parecen niños pequeños— comentó Calipso
—Apuesto a que Sammy y Esperanza actúan peor— dijo Travis
—¡Claro que no!— dijeron los mencionados al mismo tiempo
—Sí, definitivamente eso lo confirma— asintió Piper riendo
Dadme diez minutos. Si para entonces no habéis tenido noticias mías… Da igual. No me pasará nada. Procurad no mataros mientras yo estoy abajo.
—Si no es mucha molestia— dijo Katie
—Pero no prometimos nada— dijo Leo
—Al menos— comentó Katie
—Porque no me gusta romper mis promesas— señaló Leo mirando con una sonrisa a Calipso, ella le devolvió la sonrisa
Esperanza asintió —Porque cuando rompes una promesa también rompes un corazón
—Esa frase es increíble— asintió Leo con una sonrisa
Descendió por el agujero. Leo y Frank la taparon lo mejor que pudieron. Permanecieron uno al lado del otro tratando de hacerse los despreocupados, como si fuera lo más normal del mundo que dos adolescentes frecuentaran la tumba de Rafael.
—Pueden ser unos amantes de sus pinturas— señaló Rachel
—Bueno, gracias a Rachel sabemos que sí se puede— asintió Connor
—Claro que se puede— asintió Rachel entusiasmada
Los grupos de turistas iban y venían. La mayoría no se fijaban en Leo ni en Frank. Unas cuantas personas los miraron con aprehensión y siguieron andando. Tal vez los turistas pensaban que les pedirían dinero.
—Hubiéramos extendido la mano a ver cuanto sacabamos— dijo Leo
—Sí, no creo que eso estuviera bien— dijo Frank
—Pero tendríamos dinero— comentó Leo
—Eso es cierto— coincidió Travis
Por algún motivo, Leo podía poner nerviosa a la gente cuando sonreía.
—Un completo misterio el por qué— dijo Piper
—¿Verdad que sí?— preguntó Leo
—Claro que sí, es muy misterioso— coincidió Piper
—Por supuesto— asintió Calipso
Los tres manatíes estadounidenses seguían en medio de la sala. Uno de ellos llevaba una camiseta de manga corta con la palabra ROMA, como si fuera a olvidarse de la ciudad en la que estaba si no la llevaba puesta.
—A lo mejor y sí— dijo Katie
—Hay gente que se extravía si no tiene camisetas del lugar donde está— asintió Rachel
—O llevan las camisetas por si se extravían— comentó Piper
—Pero tendría que llevar su nombre ¿No? No solo el lugar donde está— dijo Thalia
—Pero de algo a nada…— dijo Piper
De vez en cuando, miraba a Leo y a Frank como si su presencia no le resultara nada grata.
Había algo en aquel tipo que preocupaba a Leo. Deseaba que Hazel se diera prisa.
—Pero Hazel no se daba prisa— se quejó Leo
—Sí, lamento que el túnel estuviera tan enredado— resopló Hazel
—Está bien, quedas disculpada— dijo Leo
Hazel rodó los ojos
—Hazel ha hablado conmigo antes —dijo Frank bruscamente—. Hazel me ha dicho que sabes lo de mi salvavidas.
Leo se movió. Casi se había olvidado de que Frank estaba a su lado.
—Estaba disociando ¿Ok?— dijo Leo
—De acuerdo, yo no dije nada— comentó Frank levantando las manos
—Bueno— murmuró Leo
—Tu salvavidas… ah, el palo quemado. Sí.
Leo resistió el impulso de encender su mano y gritar: « ¡Ja, ja, ja!» . La idea era bastante divertida, pero él no era tan cruel.
—Pero no lo hice— señaló Leo
—Sabemos que no eres cruel— dijo Calipso con una sonrisa
—Por supuesto que no— dijo Jason
—Oye, tío —dijo—. No pasa nada. Nunca haría algo que te pusiera en peligro. Estamos en el mismo equipo.
—Por la fuerza, pero del mismo equipo— asintió Leo
—Es lo que importa— dijo Piper
—Pues sí, el equipo es lo importante— comentó Percy
—Obviamente— dijo Jason
Frank se puso a toquetear su insignia de centurión.
—Siempre he sabido que el fuego podía matarme, pero desde que la mansión de mi abuela se incendió en Vancouver… parece mucho más real.
Frank hizo una mueca
—Ay genial, vamos a eso— dijo Leo con una mueca
—Pensé que no iba a pasar— comentó Frank con una mueca
—También yo, pero era mucho pedir— se quejó Leo
Leo asintió con la cabeza. Sentía compasión por Frank, pero el chico no se lo puso fácil hablando de su mansión familiar. Era como decir: « He estrellado mi Lamborghini» y esperar que la gente contestara: « ¡Oh, pobrecito!» .
—¿Sabes cuánto cuesta un Lamborghini?— preguntó Travis
—No, pero creo que es mucho dinero— dijo Leo
—Yo quiero uno de esos— dijo Helena entusiasmada
—Yo creo que cuando tengas 20— dijo Jason
La niña hizo un puchero
Claro que Leo no le dijo eso.
—Tu abuela… ¿murió en ese incendio? No has dicho lo que le pasó.
—No… no lo sé. Estaba enferma, era muy vieja. Dijo que moriría cuando le llegara el momento, a su manera. Pero creo que escapó del incendio. Vi un pájaro que salía volando de las llamas.
—Y sigo sin saber qué pasó— murmuró Frank
—No te preocupes, las malas noticias son las primeras en saberse— dijo Apolo
—Sí, no creo que eso sea verdad— comentó Luke
—Sí, tampoco yo— susurró Will a Nico —tardamos mucho en enterarnos de la mala noticia de Bianca
—Y eso que aun no sabemos como— dijo Nico en el mismo tono
Leo pensó en ello.
—Entonces ¿toda tu familia tiene el poder de transformación?
—Supongo —respondió Frank—. Mi madre lo tenía. Mi abuela creía que era el motivo por el que había muerto en Afganistán, en la guerra.
—Y Sammy, Sammy también lo tiene— dijo Esperanza
—Gracias Esperanza— dijo Sammy incómodo
—Y Sammy— asintió Frank con una sonrisa, de hecho ya lo sabía, pero era buena la confirmación
Mi madre intentó ayudar a unos compañeros y … No sé exactamente lo que pasó. Hubo una bomba incendiaria.
Leo hizo una mueca, compadeciéndose de él.
—Así que los dos hemos perdido a nuestras madres en un incendio.
Ambos chicos hicieron una mueca
—No quería que viniera eso— se quejó Leo
—Sí, yo tampoco quería— dijo Frank con una mueca
Esperanza y Sammy se miraron con incomodidad
No había pensado hacerlo, pero le contó a Frank la historia entera de la noche en que Gaia se le había aparecido en el taller y su madre había muerto.
La voz de Esperanza se cortó un poco
—Odio esto— se quejó Leo
—Todos los hacemos— asintió Frank
A Frank se le pusieron los ojos llorosos.
—No me gusta que la gente me diga: « Siento lo de tu madre» .
—Nunca suena sincero —convino Leo.
—Pero yo siento lo de tu madre.
—Gracias.
La Sala de Trono se quedó en silencio durante un momento
Nico y Will intercambiaron una mirada, ahora que sabían algo de lo que había pasado era más fácil entender por qué las expresiones de los legados, y si todos tenían la misma expresión, significaba…
—Sip, tal vez deberíamos hablar con los demás— susurró Nico
—Supongo… La verdad no lo sé— susurró Will
No había rastro de Hazel. Los turistas estadounidenses seguían apiñándose en el Panteón. Parecía que se aproximaran más, como si estuvieran intentando acercarse sigilosamente a la tumba de Rafael sin que se notara.
—Ok, me empiezan a preocupar esos turistas— dijo Miranda
—Pero son turistas, no puede ser tan malo— dijo Travis
—O en realidad podría ser muy malo— comentó Apolo
—Esperemos que no lo sea— dijo Katie
—En el Campamento Júpiter —dijo Frank—, el lar de nuestra cabaña, Retículo, me dijo que tengo más poder que la mayoría de los semidioses al ser hijo de Marte y tener el don de la transformación por parte de mi madre. Dijo que por eso mi vida está ligada a un palo quemado. Es una debilidad tan grande que compensa bastante las cosas.
—Por supuesto— asintió Hera
—Debe de haber un equilibrio— masculló Ares
—Gracias— murmuró Frank
—Bueno, es un poco inteligente lo que dijo— señaló Hermes vlo más inteligente que ha dicho… Bueno, en toda su vida
Ares le lanzó una mirada asesina
Leo se acordó de su conversación con Némesis, la diosa de la venganza, en el Great Salt Lake. Ella le había dicho algo parecido sobre el deseo de equilibrar la balanza. « La buena suerte es una farsa. El auténtico éxito requiere sacrificio» .
Leo hizo una mueca acordándose de que tuvo que abrir la galleta para salir de aquel tunel con vida, y lo que la galleta conllevó después…O al menos lo que él creía
Su galleta de la suerte seguía en su cinturón portaherramientas, esperando a ser abierta. « Dentro de poco te enfrentarás a un problema que no podrás resolver, pero yo podría ayudarte… a cambio de un precio» .
—Genial, ya vamos a eso— murmuró Leo para sí mismo
—Otra cosa bastante interesante— resopló Frank
—Sí, con ustedes ya vimos cómo son las cosas "bastante interesantes"— asintió Apolo
—No estoy seguro si es un cumplido— dijo Leo
Leo deseó poder sacar ese recuerdo de su mente y guardarlo en su cinturón. Estaba ocupando demasiado espacio.
—Ojalá se pudiera hacer eso— asintió Piper
—Estaría muy bien— asintió Percy
—Ese invento generaría millones— coincidió Rachel
—Lo malo es que nadie va a querer ser parte del experimento— dijo Leo
—No si es probable que te explote la cabeza— dijo Hazel
—Todos tenemos puntos débiles —dijo—. Yo, por ejemplo. Soy terriblemente guapo y gracioso.
Frank resopló.
—Puede que tengas puntos débiles, pero tu vida no depende de un trozo de leña.
Frank hizo una mueca
—Mejor ya vamos a pasar a la acción, esto se está poniendo muy cursi— bufó Ares
—Cállate mejor— resopló Artemisa
—Estoy con Artemisa, sin dudarlo— señaló Perséfone
—No —admitió Leo. Si él tuviera el problema de Frank, ¿cómo lo resolvería? Prácticamente todos los defectos de diseño se podían reparar—. Me pregunto…
Miró al otro lado de la sala y titubeó.
—Pero que te preguntabas— dijo Piper
—Ni siquiera me acuerdo que me preguntaba— dijo Leo encogiéndose de hombros —interrumpieron mi hilo de pensamientos
—Es de lo peor cuando pasa eso— añadió Percy
—Y que lo digas— murmuró Leo
Los tres turistas estadounidenses venían en dirección a ellos; se acabó dar vueltas o moverse furtivamente. Estaban siguiendo una línea recta hacia la tumba de Rafael, y los tres lanzaban miradas feroces a Leo.
—¿Qué les hiciste?— preguntó Katie
—A lo mejor oyeron que los llamaste manatíes— señaló Rachel
—¿Por que coinciden en que yo hice algo?— preguntó Leo
—Porque dices que te estaban mirando a ti— dijo Katie
—Pero simplemente les pude caer mal por mi genialidad, no porque haya hecho algo— dijo Leo
—Ejem… ¿Frank? —dijo Leo—. ¿Han pasado diez minutos?
Frank siguió su mirada. Los norteamericanos tenían cara de enfado y de confusión, como si estuvieran paseándose dormidos en una pesadilla muy molesta.
—No es recomendable— dijo Will
—Pero concuerdo con eso de que las pesadillas son molestas— dijo Percy
—Ah, eso ni siquiera se discute— comentó Thalia
—Leo Valdez —dijo el hombre de la camiseta de ROMA, mirándolo. Su voz había cambiado. Era cavernosa y metálica. Hablaba inglés como si fuera su segunda lengua—. Volvemos a encontrarnos.
Los tres turistas parpadearon, y sus ojos se volvieron de oro puro.
—Ah, eso lo explica— dijo Bianca
—Ven, no fue por algo que yo hice— señaló Leo
—Bueno, es que si yo te escucho llamarme "manatí" definitivamente quisiera matarte— dijo Chris
—Exactamente— asintió Miranda
—Ya sé cómo no llamarlos— bromeó Connor, recibiendo un golpe de su novia
Frank gritó.
—¡Son eidolon!
Los manatíes cerraron sus puños carnosos. Normalmente, Leo no habría temido ser asesinado por unos gordos con sombreros flexibles,
—Pero siempre se pueden desbloquear nuevos temores— dijo Leo
—Claro que sí, esos están a la orden del día— asintió Percy
—Obviamente— dijo Thalia
—Pero no lo desbloqueen todos al mismo tiempo— murmuró Percy
pero sospechaba que los eidolon eran peligrosos incluso con esos cuerpos, sobre todo porque a los espíritus les daba igual si sus anfitriones sobrevivían o no.
—Buen punto— coincidió Jason
—Espero que esos mortales hayan sobrevivido— dijo Bianca
—Yo igual— asintió Hazel con una mueca
—Creo que sí los pudieron haber dejado en paz— señaló Leo —sobretodo por lo que pasó después
—No entrarán en el agujero —dijo Leo.
—De acuerdo —dijo Frank—. Bajo tierra suena genial.
—O tal vez no— murmuró Leo
—Pero ¿Están seguros que no pueden entrar?— preguntó Katie
—No, pero no teníamos otra alternativa— dijo Frank
Se convirtió en una serpiente y se acercó al borde reptando. Leo se lanzó detrás de él mientras los espíritus empezaban a gritar gimiendo:
—¡Valdez! ¡Muerte a Valdez!
—Obviamente a mí— dijo Leo
—Que groseros— comentó Esperanza
—Lo sé— dijo Leo —y no entiendo por qué me querían a mí, yo nada más alojé a uno de ellos
—No sé, les caiste mal— dijo Connor
XXXVIII
Leo
Un problema resuelto: la compuerta situada encima de ellos se cerró automáticamente y bloqueó a sus perseguidores. También bloqueó toda la luz, pero Leo y Frank podían lidiar con eso.
—Ese es el menor de los problemas— dijo Hefesto
—Bueno, no para Frank ya que van a necesitar fuego— dijo Apolo
—Pero no se pelearon tanto, no se van a seguir molestando— señaló Calipso
—Obvio no— dijo Leo
—Por supuesto que no— suspiró Frank
Leo solo esperaba que no tuvieran que salir por donde habían entrado. No estaba muy seguro de que pudiera abrir la baldosa desde abajo.
—Eso sería malo— asintió Leo
—Sí, ojalá que encuentren una forma más apropiada de salir— dijo Hermes
—Pues no sé si fue apropiada— murmuró Leo con una mueca
—Pero con que salgan, ya es ganancia— señaló Rachel
Por lo menos los manatíes poseídos estaban al otro lado. El suelo de mármol tembló sobre la cabeza de Leo, como si unos gruesos pies de turista lo estuvieran pateando.
—Lo que probablemente sí estaba pasado— asintió Leo
—No se descarta esa posibilidad— comentó Frank
—Es una nueva manera de descender así los túneles, con efectos especiales— dijo Percy
—Increíble manera— coincidió Leo
Frank debía de haber recuperado la forma humana. Leo le oía resollar en la oscuridad.
—Y ahora, ¿qué? —preguntó Frank.
—Vale, no te asustes —dijo Leo—. Voy a invocar un poco de fuego, solo para que podamos ver.
—Gracias por avisar.
—La cordialidad primero— asintió Piper
—Obviamente, yo soy la persona más cordial y diplomática del mundo— asintió Leo
Reyna resopló —Sí claro
—Eso quiere decir que no lo eres— señaló Piper
El dedo índice de Leo se encendió como una vela de cumpleaños. Delante de ellos se extendía un túnel de piedra con el techo bajo. Como Hazel había anunciado, el túnel descendía oblicuamente y luego se nivelaba y se dirigía al sur.
—Bueno genial, no puede ser tan malo bajo tierra— dijo Bianca
—Depende de como definas "no tan malo"— dijo Leo
—Con pocas probabilidades de morir— señaló Bianca
—Estás aprendiendo— asintió Will
—Dioses— murmuró Nico
—Bueno —dijo Leo—. Solo va en una dirección.
—Encontremos a Hazel —dijo Frank.
Leo no se opuso a la propuesta.
—No había manera de oponerme a eso— dijo Leo
—Bueno, obviamente tenían que hacerlo— dijo Apolo
—Por supuesto que sí— añadió Hades —porque se están quedando sin tiempo
Avanzaron lentamente por el pasillo; Leo iba delante con el fuego. Se alegraba de tener detrás a Frank, un chico grande, fuerte y capaz de transformarse en animales espeluznantes en caso de que los turistas poseídos atravesaran la compuerta, entraran y los siguieran.
—Lo que claramente podría pasar— comentó Miranda
—Y qué es lo que no queríamos que pasara— dijo Leo porque no sabemos qué tanto pueden pelear los animales contra espíritus malvados
—Una hipótesis que debemos de comprobar— dijo Travis
—No— dijo Frank negando con la cabeza
—¿Sammy?— preguntó Connor
—Por supuesto que no— dijeron varios de los chicos al mismo tiempo, Frank haciendo más enfásis
—Tenía que intentarlo— Señaló Connor encogiéndose de hombros
Se preguntaba si los eidolon podrían dejar atrás esos cuerpos, colarse bajo tierra y poseer a uno de ellos.
« ¡Mi ocurrencia del día!» , se regañó Leo a sí mismo.
—Pensamientos intrusivos, les llaman— dijo Rachel
—Pero no estás tan equivocado— dijo Hermes
—Sí, pero eso solo lo va a poner más nervioso— señaló Hefesto
—Eso es cierto— asintió Leo
Después de recorrer treinta metros aproximadamente, doblaron una esquina y encontraron a Hazel. Estaba examinando una puerta a la luz de su espada dorada de la caballería. Estaba tan absorta que no reparó en su presencia hasta que Leo dijo:
—Hola.
—Bueno, al menos medio le advertiste de tu presencia— dijo Rachel
—No sirvió de mucho— dijo Leo
—Es que no puede llegar así a un túnel que se supone está vacío— señaló Hazel
—Pero "hola" es una buena manera de comenzar— comentó Thalia
Hazel se dio la vuelta, tratando de blandir su spatha. Afortunadamente para la cara de Leo, la hoja era demasiado larga para manejarla en el pasillo.
—Ahorita sería un Leo a la brocheta— asintió Leo
—Por mi bien, que bueno que no— comentó Esperanza
—¡Exacto! Piensa en la niña Hazel— dijo Leo negando con la cabeza
—Claro, lo siento— dijo Hazel
—¿Qué hacéis aquí? —preguntó Hazel.
Leo tragó saliva.
—Lo siento. Nos hemos topado con unos turistas enfadados.
—Muy trágico la verdad— dijo Leo —no, en realidad sí fue muy trágico
—Nos podemos dar cuenta que en realidad sí es lo más trágico que les podría pasar— asintió Piper —al menos en ese momento
—Al menos en ese momento— coincidió Leo
—Genial— dijo Hades
Le contó lo que había sucedido. Ella lanzó un susurro de decepción.
—Odio a los eidolon. Creía que Piper les había hecho prometer que no se acercarían.
—Oh… —dijo Frank, como si acabara de tener su propia ocurrencia del día —. Piper les hizo prometer que no se acercarían al barco y que no nos poseerían a ninguno de nosotros.
—Maldita sea, lagunas en el contrato— masculló Piper
—Ahora no puedes decir nada sin que haya lagunas que se pueden usar— dijo Percy
—No puede ser, todo tendrá que ser cuidadosamente dicho— suspiró Piper
Pero si nos han seguido y han usado otros cuerpos para atacarnos, técnicamente no han roto su promesa…
—Genial —murmuró Leo—. Eidolon que también son abogados.
—La única manera de pelear con ellos es contratar un abogado— dijo Apolo
—Genial, pero no tenemos suficiente dinero para los abogados— comentó Leo
—Y a lo mejor si hacemos un trato con un abogado también encuentra lagunas— se quejó Piper
—Sí, parece probable que algo así pase— coincidió Percy
Ahora sí que tengo ganas de matarlos.
—Olvidaos de ellos por ahora —dijo Hazel—. Esta puerta me está poniendo histérica. Leo, ¿puedes probar tu técnica con la cerradura?
Leo hizo crujir los nudillos.
—Haz sitio al maestro, por favor.
—Serías un increíble ladrón— dijo Travis
—Lo sé, gracias— dijo Leo —pero mejor yo abro las cerraduras y ustedes roban
—Me parece que tenemos un plan— asintió Connor —porque Piper va a distraer a los guardias
—Por supuesto— asintió Piper
La puerta era interesante, mucho más complicada que la cerradura de combinación de números romanos de arriba. Toda la puerta estaba cubierta de oro imperial. Una esfera mecánica del tamaño de una bola para jugar a los bolos se hallaba incrustada en el centro.
—Eso suena bastante familiar— dijo Hefesto
—Y creo que lo era— dijo Leo
—Bueno, a ver que gran tesoro encontraron— señaló Apolo
—Uno increíble— suspiró Leo con ensoñación
Frank y Hazel intercambiaron una mirada que parecía decir que el tesoro no era tan increíble
La esfera estaba elaborada con cinco aros concéntricos, grabados con símbolos del zodíaco —el toro, el escorpión…— y números y letras aparentemente aleatorios.
—Estas letras son griegas —comentó Leo, sorprendido.
—Bueno, muchos romanos hablaban griego —dijo Hazel.
—Es cierto— dijo Hermes
—Un poco obvio que lo hicieran— dijo Perséfone
Atenea resopló
—Supongo —dijo Leo—. Pero este acabado…, sin ánimo de ofenderos a los del Campamento Júpiter, es demasiado complejo para ser romano.
Reyna rodó los ojos
Leo alzó las manos —Pero sí lo era
—Las cosas griegas siempre han sido más complejas— admitió Poseidón
—¿Lo ven?— señaló Leo encogiéndose de hombros
Frank resopló.
—A los griegos, en cambio, os encanta complicar las cosas.
—Oye —protestó Leo—. Lo único que digo es que este mecanismo es delicado y sofisticado.
—No como los romanos— completó Apolo
—Yo no lo dije— señaló Leo
—Pero lo diste a entender— dijo Apolo
—Lo hiciste— asintió Jason
Me recuerda… —Leo se quedó mirando la esfera, tratando de recordar dónde había leído u oído hablar de una máquina antigua parecida—. Es un tipo de cerradura más avanzada —concluyó—. Se alinean los símbolos de los distintos aros en el orden correcto, y la puerta se abre.
—Pero ¿Cómo vas a encontrar el orden correcto?— preguntó Bianca
—Con mi magia— dijo Leo
—¿En serio?— preguntó Lena hablando por primera vez en mucho tiempo y viéndose completamente escéptica
—Bueno no, no en realidad, pero sí es un tipo de magia— dijo Leo
—Aquí dice— comentó Esperanza
—Pero ¿cuál es el orden correcto? —preguntó Hazel.
—Buena pregunta. Esferas griegas… astronomía, geometría… —Leo notó una sensación agradable por dentro—. No puede ser… ¿Cuánto vale pi?
—Esa es una opción muy arriesgada— dijo Annabeth
—Lo sé, pero era mi mejor conjetura— comentó Leo —y por supuesto tendría sentido
Frank frunció el entrecejo.
—¿Cuánto vale el pis?
—Se refiere al número —dedujo Hazel—. Lo aprendí en clase de mates, pero…
—Se usa para medir círculos —dijo Leo—. Esta esfera, si está hecha por quien yo creo…
Hazel y Frank se miraron sin comprender.
—Ah, por supuesto que sí— suspiró Hefesto —supongo que si alguien iba a encontrarlo serías tú
Leo sonrió un poco cohibido
—Sí, y definitivamente no le seguíamos el ritmo— dijo Hazel
—Estaba hablando tan entusiasmado que en realidad era difícil— dijo Frank
—Da igual —dijo Leo—. Estoy seguro de que pi es 3,1415, bla, bla, bla. El número sigue eternamente, pero la esfera solo tiene cinco aros, así que debería bastar con eso, si estoy en lo cierto.
—Pero no tenia casillas infinitas— dijo Leo
—Esto es como una clase de matemáticas… Y no me gustan las clases de matemáticas— dijo Percy
—Y se pone peor— dijo Frank
—Vaya, gracias— resopló Leo
—¿Y si no lo estás? —preguntó Frank.
—Entonces Leo se caerá o explotará. ¡Vamos a averiguarlo!
—Top número uno de cosas que jamás quieres oir en tu vida— dijo Piper
—Definitivamente no nos dio mucha seguridad— dijo Frank
—Oye, yo era quien estaba sosteniendo la esfera— señaló Leo
—Tiene un punto— asintió Connor
Giró los aros, empezando por el exterior y avanzando hacia dentro. Hizo caso omiso de los signos del zodíaco y las letras, y alineó los números para que formaran el valor de pi. No pasó nada.
—Soy tonto —masculló Leo—. Pi se desarrollaría hacia fuera porque es infinito.
—Claro— murmuraron algunos chicos sin entender del todo
—Por supuesto y eso confundiría a las personas que quisieran hacerse con la esfera— dijo Annabeth
—Sí, porque es muy común olvidar cómo se desarrollarían los números infinitos— asintió Leo
Todos los chicos les dieron miradas raras
Invirtió el orden de los números, empezando por el centro y avanzando hacia el borde. Cuando hubo alineado el último aro, algo hizo clic dentro de la esfera. La puerta se abrió.
Leo sonrió a sus amigos.
—Vaya, que genial— dijo Katie
—Soy increíble— dijo Leo
—Eso fue bastante sorprendente— asintió Chris
—Así se hacen las cosas en el mundo de Leo, amigos míos. ¡Pasad!
—Odio el mundo de Leo —murmuró Frank.
Hazel se rió.
—Fue bastante raro el mundo de Leo— comentó Hazel
—Sí, entendemos por qué lo dices— asintió Miranda
—El mundo de Leo es genial, pero no lo ven personas de poca fe— dijo Leo
Dentro había suficientes cosas interesantes para mantener ocupado a Leo durante años. La estancia era aproximadamente del tamaño de la fragua del Campamento Mestizo, con mesas de trabajo con la superficie de bronce distribuidas a lo largo de las paredes y cestos llenos de antiguas herramientas para trabajar el metal.
—Vaya— dijo Tyson asombrado —me gusta el mundo de Leo
—He aquí un cíclope con cultura— señaló Leo
—Yo creo que no debes meter a mi hermano al mundo de Leo— comentó Percy
—Sí quiero entrar al mundo de Leo— dijo Tyson
—Y sí quiere— suspiró Percy ganándose algunas risitas
Docenas de esferas de bronce y de oro como balones de baloncesto en versión steampunk se hallaban en distintas fases de desmontaje. El suelo estaba lleno de engranajes sueltos y cables. Gruesos cables metálicos partían de cada mesa hacia el fondo de la estancia, donde había un desván revestido como la cabina insonorizada de un teatro.
—Bueno, también suena como a la fragua del Campamento Mestizo— dijo Connor
—Sí, pero era mejor. Era como un paraíso— dijo Leo
—Siento que te enamoraste de ese lugar— bromeó Piper
—No diré nada porque aquí está mi novia— dijo Leo riendo
—Puedo entenderlo— dijo Calipso
Unas escaleras subían al desván a cada lado. Todos los cables parecían ir hasta allí. Al lado de la escalera de la izquierda había una hilera de casillas llenas de cilindros de piel: probablemente, fundas de antiguos pergaminos.
—Así como en las películas— dijo Leo
—La verdad es que sí suena increíble— dijo Rachel
—Lastima que no puedes trasladar todo ese lugar al Campamento Mestizo— dijo Travis
—Ojala alguien inventara la manera de transportar lugares— asintió Leo
Leo estaba a punto de dirigirse a las mesas cuando miró a su izquierda y se llevó un susto de muerte. Flanqueando la puerta había dos maniquíes blindados, como espantapájaros esqueléticos hechos de tuberías de bronce y equipados con armaduras romanas completas, escudos y espadas.
—¿Están en el mundo del Mago de Oz, acaso?— preguntó Katie
—La verdad yo sí me sentía así— dijo Leo
—Sí, ya lo notamos— dijo Jason con una sonrisa
—Vaya, colega —Leo se acercó a uno—. Serían increíbles si funcionaran.
Frank se apartó muy despacio de los maniquíes.
—Esas cosas van a cobrar vida y a atacarnos, ¿verdad?
—Tú tuviste la culpa por invocarlos— dijo Leo negando con la cabeza
—¡Ya nos hiciste spoiler!— se quejó Percy
—Una disculpa, pero debía decirle a Frank que fue su culpa —señaló Leo
—Bueno, gracias— resopló Frank
Leo se rió.
—Ni de coña. No están completos —dio unos golpecitos en el cuello del maniquí más cercano, de debajo de cuya coraza sobresalían unos cables de cobre sueltos—. Mira, los cables de la cabeza están desconectados.
—A menos que sean como el muñeco Chuky— señaló Rachel
—Pero por lo que se entendió, esas cosas sí fueron como Chuky— dijo Thalia
—No me agrada Chuky— dijo Esperanza
—A nosotros tampoco nos agradó— dijo Leo
Y aquí, en el codo, el sistema de poleas de la articulación no está alineado. ¿Quieres que te diga lo que creo? Los romanos estaban intentando imitar un diseño griego, pero no tenían la habilidad suficiente.
—Los insultó sin insultarlos— dijo Hermes
—Una manera sofisticada de insultar— dijo Apolo
—No lo quería insultar, solo estaba señalando un hecho— señaló Leo
—Gracias— dijeron los romanos
Hazel arqueó las cejas.
—Supongo que a los romanos no se les daba bien ser complicados.
—Ni delicados —añadió Frank—. Ni sofisticados.
—Básicamente— asintió Leo
—Se lo tomaron muy personal— dijo Apolo
—¿Cómo lo íbamos a tomar?— preguntó Hazel
—Estaba hablando de los otros romanos, no de ustedes— comentó Hermes
—Exacto— asintió Leo
—Eso en realidad no es un gran argumento— señaló Reyna
—Eh, yo solo llamo las cosas por su nombre —Leo sacudió la cabeza del maniquí y le hizo asentir como si estuviera de acuerdo con él—. Aun así, es bastante impresionante. He oído leyendas que dicen que los romanos confiscaron los escritos de Arquímedes, pero…
—Los romanos arruinando todo— dijo Apolo
—¿Este es un capítulo para ver quien puede insultar más a los romanos?— preguntó Reyna
—Aquí lo importante es que encontraron lo que hizo Arquímedes— dijo Hefesto como si fuera una gran noticia
La mayoría de chicos y dioses se quedaron mirando al dios con confusión
—¡Dioses!— dijo Leo exasperado
—¿Arquímedes? —Hazel se quedó desconcertada—. ¿No fue un antiguo matemático o algo así?
Leo se rió.
—Fue mucho más que eso. Solo fue el hijo de Hefesto más famoso de la historia.
—Es como una leyenda en la cabaña 9— dijo Leo
—Y con razón— asintió Annabeth —sus aportaciones fueron realmente increíbles
—Alguien quien entiende la importancia de este descubrimiento— dijo Leo
—¿Cómo no? Sentó las bases para el cálculo integral, digo, el Principio de Arquimides no se llama así porque sí— dijo Annabeth
—Exacto, ayudó a resolver tantas cosas— comentó Leo —y…
Annabeth y Leo siguieron charlando alegremente sobre la vida de Arquímides
—Creo que ambos están enamorados de Arquímides— murmuró Percy
—Sip, eso parece— asintió Piper
—Oigan par de cerebritos, debemos seguir con la lectura— anunció Thalia
A regañadientes ambos se callaron y Esperanza pudo proseguir con la lectura
Frank se rascó la oreja.
—He oído ese nombre antes, pero ¿cómo puedes estar seguro de que este maniquí es un diseño suyo?
—¡Tiene que serlo! —contestó Leo—. Mira, lo he leído todo sobre Arquímedes. En la cabaña nueve es un héroe. Era griego, ¿vale? Vivió en una de las colonias griegas en el sur de Italia, antes de que Roma se convirtiera en un imperio y tomara el poder.
—E hicieran lo que los romanos saben hacer mejor— murmuró Leo
Atenea asintió completamente de acuerdo con Leo, los romanos hicieron una mueca
Al final, los romanos entraron y destruyeron su ciudad. El general romano quería perdonar la vida a Arquímedes porque era muy valioso (una especie de Einstein de la Antigüedad), pero un estúpido soldado romano lo mató.
Hefesto resopló
—Pero en ese entonces los romanos mataron a muchas personas— señaló Dionisio encogiéndose de hombros
—Otra vez —murmuró Hazel—. Las palabras « estúpido» y « romano» no siempre van juntas, Leo.
—Pero sí la mayoría del tiempo— bromeó Leo
Hazel le aventó un cojín
—¡Cuanta agresividad!— se quejó Leo
Frank asintió, gruñendo.
—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó—. ¿Hay algún guía turístico español por aquí?
—No, tío —dijo Leo—. No puedes ser un semidiós que se dedica a construir cosas y no saber de Arquímedes. Ese hombre se adelantó a su tiempo.
—Es cierto— asintió Annabeth
—Y habría podido hacer más si los romanos no lo hubieran matado— dijo Leo
—Pero en realidad no lo sabes— comentó Rachel —tal vez de cualquier manera se hubiera muerto
—Tiene un punto— asintió Apolo
Calculó el valor de pi. Hizo un montón de descubrimientos matemáticos que todavía usamos en la ingeniería. Inventó un tornillo hidráulico que podía mover el agua a través de tuberías.
Hazel frunció el entrecejo.
—Un tornillo hidráulico. Discúlpame por no saber nada de tan espectacular descubrimiento.
—En realidad es un increíble descubrimiento, todas las cosas que se han podido hacer gracias a eso— dijo Annabeth
—Claro— murmuró Percy —el tornillo hidráulico
—Es increíble las cosas que se han podido hacer con él— señaló Leo
—No creo que sea tan increíble si le das a alguien un tornillo hidráulico en San Valentín— comentó Percy
—Tiene un punto— dijo Piper riendo
—También construyó un rayo mortífero hecho con espejos que podía incendiar barcos enemigos —dijo Leo—. ¿Te parece lo bastante espectacular?
—A mí sí— dijo Connor
—Yo quiero uno de esos— asintió Travis
—Sería increíble— coincidió Leo
—Yo vi algo sobre eso por la tele —reconoció Frank—. Demostraron que no funcionaba.
—Ah, eso es porque los mortales modernos no saben usar el bronce celestial
—dijo Leo—. Ésa es la clave.
—Obviamente, pero está bien que no lo sepamos usar— dijo Rachel
—Estoy completamente de acuerdo— dijo Sally —creo que es mejor que no lo sepamos usar
Arquímedes también inventó una enorme garra que podía balancearse en una grúa y sacar barcos enemigos del agua.
—Eso sí que mola —admitió Frank—. Me encantan las máquinas con brazos que agarran cosas.
—A mí también— asintió Travis
—¿Ven por que es tan importante?— señaló Leo
—Voy a admitir que la máquina de garras es genial— dijo Miranda
—¿Lo ves? —dijo Leo—. En fin, no bastó con todos sus inventos. Los romanos destruyeron su ciudad. Arquímedes fue ejecutado. Según las leyendas, el general romano era un gran admirador de su obra, así que asaltó el taller de Arquímedes y se llevó un montón de recuerdos a Roma.
—Al menos lo admiraba— resopló Leo
—Hay bastantes admiradores muy raros por ahí— coincidió Apolo
—A veces es mejor no ser admirado entonces— señaló Will
Todos desaparecieron de la historia, pero… —Leo señaló con las manos los objetos que había sobre las mesas—. Aquí están.
—Lo que sería increíble poder estudiar— dijo Annabeth
—Sí, ojala se hubiera podido— suspiró Leo
—¿Balones de baloncesto metálicos? —preguntó Hazel.
Leo no podía creer que no supieran apreciar lo que estaban mirando, pero trató de contener su irritación.
—Perdón— dijo Hazel encogiéndose de hombros
—Está bien, solo son simples mortales— dijo Leo
Más personas le aventaron un cojín
—Chicos, Arquímedes construyó esferas. Los romanos no sabían cómo funcionaban. Creían que eran para dar la hora o seguir las constelaciones, porque estaban llenas de dibujos de estrellas y planetas. Pero eso es como encontrar un rifle y creer que es un bastón.
—Otra vez les dijo idiotas sin decirlo— comentó Apolo
—Tal vez no quería decir "idiotas" exactamente— señaló Leo
—Bueno, fue lo primero que se me ocurrió— dijo Apolo
—En realidad, en serio no quería insultarlos— dijo Leo
Los romanos lo miraron con escepticismo
—Leo, los romanos eran ingenieros de primera —le recordó Hazel—. Construy eron acueductos, carreteras.
—Armas de asedio —añadió Frank—. La sanidad pública.
—Sí, pero no compara con el tornillo hidráulico— señaló Percy
—Obviamente— dijo Hazel —fue tonto de nuestra parte creer que podíamos competir contra eso
—Claramente— dijo Frank
—Sí, de acuerdo —dijo Leo—. Pero Arquímedes no tenía igual. Sus esferas podían hacer todo tipo de cosas, solo que nadie tiene la seguridad…
De repente a Leo se le ocurrió una idea tan increíble que su nariz estalló en llamas.
—Debió ser una increíble idea— dijo Piper
—Una realmente increíble, es más, una de mis mejores ideas— asintió Leo
—eso lo explica— comentó Calipso
Las apagó lo más rápidamente posible. Cuando le pasaba eso era un corte.
Corrió hacia la hilera de casillas y examinó las marcas que había en las fundas de los pergaminos.
—¡Oh, dioses! ¡Eso es!
—No me digas que eso es…— comenzó Annabeth
—No te lo digo— bromeó Leo
—Ya esperen a que acaba el capítulo y siguen hablando del amor que le tienen a Arquímedes, gracias— dijo Hermes
Extrajo con cuidado un manuscrito. No era un especialista en la Grecia antigua, pero sabía que en la inscripción de la funda ponía « Sobre la construcción de esferas» .
—¡Chicos, este es el libro perdido! —le temblaban las manos—. Arquímedes lo escribió.
—Eso es increíble— comentó Hefesto —que alguien lo haya encontrado
—Pues algo así— murmuró Leo con una mueca
Describía sus métodos de construcción, pero todos los ejemplares se perdieron en la Antigüedad. Si puedo traducirlo…
Las posibilidades eran infinitas.
—Y vaya que sí— asintió Annabeth
—¿Va a agregar más matemáticas?— preguntó Percy —porque ya no quiero más de esas
—Es probable que lo hubiera hecho— asintió Leo
Para Leo, la misión había adquirido una dimensión totalmente nueva. Tenía que sacar las esferas y los manuscritos de allí sin que sufrieran ningún percance. Tenía que proteger esas cosas hasta que pudiera llevarlas al búnker 9 y estudiarlas.
—Sí, solo está el pequeño problema de cómo hacerlo— dijo Hermes
—Un pequeño detalle— asintió Apolo
—Pero creo que lo puedes resolver— señaló Hefesto
Leo hizo una mueca
—Los secretos de Arquímedes —murmuró—. Chicos, esto es más importante que el portátil de Dédalo.
—Tiene razón— admitió Annabeth —aunque habría sido genial que se pudieran combinar ambas cosas
—Creo que los resultados habrían sido increíbles— dijo Leo con nostalgia
Si los romanos atacan el Campamento Mestizo, estos secretos podrían salvarlo. ¡Incluso podrían darnos ventaja sobre Gaia y los gigantes!
Hazel y Frank se miraron con escepticismo.
—Semidioses faltos de fe— resopló Leo
—Sí ocupábamos uno de esos— dijo Miranda
—Claro que lo hacíamos— asintió Connor
—Vale —dijo Hazel—. No hemos venido aquí a por un manuscrito, pero supongo que podemos llevárnoslo.
—Suponiendo que no te importe compartir sus secretos con nosotros —añadió Frank—, unos romanos estúpidos y simplones.
—Creo que no le gustó que los insultaras— dijo Apolo
—Estaban muy sensibles— dijo Leo
—Claro— dijo Frank rodando los ojos
—¿Qué? —Leo se lo quedó mirando sin comprender—. No. Oye, no pretendía insultaros… Ah, da igual. ¡El caso es que es una buena noticia!
—La verdad no insulta— masculló Atenea
Los romanos hicieron una mueca
Por primera vez desde hacía días, Leo se sentía muy optimista. Naturalmente, entonces todo se torció.
—Obviamente— suspiró Hefesto
—Justamente era el momento— dijo Percy
—Por supuesto que tenía que serlo— suspiró Leo
En la mesa que había al lado de Hazel y Frank, una de las esferas emitió un chasquido y empezó a zumbar. Una hilera de patas largas y delgadas se extendieron desde su ecuador. La esfera se levantó, y dos cables de bronce salieron de la parte superior e impactaron a Hazel y Frank como los proyectiles de una pistola paralizante.
—¿Eso es lo que debían hacer? ¿Atacar a los romanos?— preguntó Luke
—Estoy casi seguro que no, aunque no creo que los romanos le gustaran mucho a Arquimides— dijo Leo
—Entonces no podemos descartar la idea de que podría pasar— señaló Connor
Los dos amigos de Leo se desplomaron al suelo. Leo se lanzó a ayudarles, pero los dos maniquíes que no se podían mover se movieron. Desenvainaron sus espadas y avanzaron hacia Leo.
—Sí son como Chucky— suspiró Miranda
—Sí, lo suponíamos por lo que dijeron anteriormente— dijo Katie
El de la izquierda giró su yelmo torcido, que tenía la forma de la cabeza de un lobo. Pese a carecer de rostro o de boca, una familiar voz cavernosa habló desde detrás de la visera.
—No puedes escapar de nosotros, Leo Valdez —dijo—. No nos gusta poseer máquinas, pero son preferibles a los turistas. No saldrás de aquí con vida.
—¡Ay, no puede ser!— se quejaron los chicos
—Se acabó el capítulo— anunció Esperanza con una mueca
—Bueno, todavía tenemos tiempo para leer más capítulos— dijo Piper
—Ah no, Ariadna me está esperando, yo me largo— dijo Dionisio
—Solo hemos leído un capítulo— señaló Hermes
—Sí, pero los libros van a seguir ahí mañana— dijo Dionisio saliendo de la Sala
—Supongo que entonces tienen el día libre, vayan y diviértanse o algo— dijo Apolo
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