Después de que se dió la sugerencia de dejar la lectura para el día siguiente, Percy y Annabeth fueron a pasear a los jardines del Olimpo, la verdad es que hace mucho no estaban juntos y solos, en estos días la privacidad era un lujo en el Olimpo, lo que estaba bien, pero también eran buenos lo momentos a solas.

—Así que ya casi acabamos el libro— dijo Percy —lo que quiere decir que ya casi todos van a saber lo que pasó

Annabeth hizo una mueca —¿Crees que el que los dioses sepan eso vaya a ayudar a cambiar las cosas?

—No lo sé — admitió Percy —pero lo espero

—También yo— asintió Annabeth —pero ha sido difíciles los libros, realmente no quiero que venga todo lo que pasó en ese lugar. No quiero recordarlo

Percy rodeó a Annabeth con un brazo —Lo sé. Y también sé que va a ser terriblemente difícil porque lo que pasó ahí— Percy negó con la cabeza —pero lo vamos a superar, no vamos a dejar que esto vuelva a nosotros y nos derrumbe

Aunque en realidad ¿Eso en algún momento se había ido? La respuesta corta era no. sin embargo, había momentos sobre todo en los últimos días donde se podían relajar y se olvidaban de lo que habían pasado en ese lugar. Los sentimientos del Tártaro eran como la marea, algunas veces estaba tranquila, y a veces llegaba con todo el poder para arrasar, aun así trataban de no pensar en ello y de no hablar tampoco, preferían no concentrarse en eso y dejar que los afectara. Esperaban que con la lectura del libro pudieran seguir así.

Y bueno, mientras había dos problemillas a los que todavía había que enfrentarse. Bueno, no exactamente problemas, pero era algo que n Percy ni Annabeth habían resuelto.

—¿Crees que ellos sepan lo del Tártaro?— preguntó Percy

—No— dijo Annabeth con seguridad —mira, no sé cómo seremos en el futuro, pero no quisiera que se enteraran

—Tampoco yo— admitió Percy —pero eventualmente lo harán con estos libros— Percy se sonrojó y se movió incómodo —y me preocupa su reacción, de los dos, pero sobre todo de Zoé

Annabeth lo miró —¿Estás de broma? A mi me preocupa más Charles, ese chico es igual de imprudente que tú

—No soy imprudente— dijo Percy —no la mayoría del tiempo

—Él tampoco lo es la mayoría del tiempo— señaló Annabeth —y sí eres imprudente ¿Recuerdas que casi te enfrentas de nuevo a un dios con Hercules y su visita sorpresa?

—Bueno, pero él estaba coqueteando con Zoé ¡Con las dos!— exclamó Percy —se merecía más del golpe que le di

—No discuto eso, pero estamos en un lugar lleno de dioses— señaló Annabeth

—Ok, admito que Zoé es más tranquila, pero por lo que he podido ver es igual de explosiva que tú y por lo tanto la vuelve más impertinente— comentó Percy

—Yo no soy explosiva— resopló Annabeth

—¿No?— dijo Percy riendo —¿Recuerdas a la Esfinge, cómo le contestaste a Hera?

Annabeth se sonrojó —Recuerdo haber escuchado en la lectura que te gustaba

—Nunca dije que no lo hiciera— comentó Percy con una sonrisa de lado, por un momento ambos olvidaron la discusión que estaban teniendo. Percy se acercó a Annabeth y la besó, durante mucho tiempo, se tuvieron que separar cuando el aire ya era necesario.

—Entonces supongo que la mejor solución es estar preocupados por la reacción de los dos chicos— dijo Percy

—Supongo que sí— coincidió Annabeth

Ambos se quedaron callados por un momento, había estado hablando de Zoé y Charles con más naturalidad y justo eso era lo que querían, aunque aún no sabían cómo hacer que las cosas no se sintieran tan raras, más bien, aún había algo que los chicos escondían que se sentía como una barrera y esperaban que pronto cayera.

Percy rompió el silencio —¿Te has… Te has preguntado cómo será nuestra vida en el futuro del que ellos vienen?

Annabeth lo miró, intentaba no volverse a sonrojar. Si querían avanzar en esto tenían que charlar sobre ello con la mayor normalidad posible —Sí— admitió Annabeth —yo diseñé la casa donde vivimos

—Por supuesto que lo hiciste— dijo Percy —y probablemente te saltaste todas las reglas que Término tiene sobre la construcción

—Y tú probablemente pintaste la casa de azul— dijo Annabeth riendo

—Y tenemos un patio muy grande para la señorita OLeary— dijo Percy

—Dioses ¿Cuántas hectáreas de patio vamos a necesitar?— preguntó Annabeth

—Muchas— asintió Percy —y probablemente alguna vez tuvimos que pagar porque Zoé se quería robar un oso panda del zoológico

Annabeth se empezó a reír —¿En serio lo crees?

—Sí, definitivamente. También creo que Charles ha destrozado todo lo que pueda haber en la casa intentando aprender a manejar la espada

—Supongo que entonces nos la pasamos muy bien— dijo Annabeth

—Por supuesto que sí, porque estamos juntos — comentó Percy con unas sonrisa de lado

—Y hemos aprendido que eso es lo importante — dijo Annabeth

Esta vez fue Annabeth la que se acercó a besar a Percy, estuvieron agarrados de la mano durante mucho tiempo y luego volvieron al tema inicial

—No importa lo que vaya a pasar en en la Sala de Trono cuando se lea lo del Tártaro, lo vamos a enfrentar juntos— dijo Percy de manera firme

Annabeth asintió —Las cosas son más fáciles cuando estamos juntos— y no podía creer lo cursi que sonaba, pero era toda la verdad.

Si habían sobrevivido a todo y en especial a ese lugar fue porque estuvieron juntos en cada momento, de no haber sido así, la historia habría acabado muy diferente. De hecho, Annabeth se acordaba bastante bien de lo que había sentido cuando cayó en la maldición de las Arai, cuando pensó que Percy la había dejado, había sido realmente horrible, fue uno de los sentimientos más espantosos que tuvo durante su estadía en ese lugar y, aunque la parte racional de sí misma sabía que Percy nunca la dejaría, en realidad no había mucho razonamiento mientras enfrentaba la maldición.

Percy la miró y pareció entender lo que estaba pensando —Nunca de los nunca te voy a dejar

Annabeth lo miró —¿Cómo estás tan seguro?

Podía ser una pregunta tonta dada la situación, pero en realidad nada era seguro. Realmente ahorita y tal vez en el futuro de donde venían los legados estaban juntos, pero ¿Y si las cosas cambiaban con el libro? ¿Quién les iba asegurar que sus vidas se iban a volver a cruzar?

—De hecho tengo dos pruebas irrefutables de que vamos a seguir juntos— bromeó Percy

—Pero los libros…— comenzó Annabeth

—Y estoy seguro que si algo cambia con los libros, también vamos a estar juntos— mencionó Percy

—No puedes estar seguro— señaló Annabeth —hay demasiadas variables

—Claro que lo estoy ¿Has escuchado eso de que las almas gemelas se reconocen?— preguntó Percy

Annabeth se rió, no de burla, un sonido de felicidad —A veces eres tan cursi

—Sin embargo, es verdad lo de las almas gemelas

¿Y por qué no? Tal vez incluso si todo cambiaba podrán estar juntos, encontrarían la manera.

Tal vez incluso las almas gemelas sí existieran