BIARLES
—¿Así que cómo te has sentido?— preguntó Charles cuando el silencio con Bianca se prolongó, no era que el silencio fuera incómodo, pero le preocupaba su amiga
—Pues hay momentos mejores que otros— admitió Bianca —aunque la verdad sigo sin creer que algo bueno vaya a suceder con la lectura de estos libros, digo, es imposible que los dioses cambien
Charles asintió de acuerdo —Sin embargo…— murmuró el chico sin saber cómo seguir
Bianca lo miró atentamente, lo conocía demasiado bien —Estás dudando del plan
—No dudo de tu plan— dijo Charles —es un plan bueno si regresamos a ese infierno
—Cuando regresemos a ese infierno— corrigió Bianca —de cualquier manera, es un plan bueno, pero…
—Pero no creo ser capaz de matar al Taurofidio— dijo Charles sin rodeos
Bianca lo miró —Lo sé, y si no quieres hacerlo no te lo pediré. Al igual que si no quieres estar conmigo en esto
—Quiero estar contigo en esto, digo, si tenemos que estar… Pero en esa parte en especial— murmuró Charles
—Está bien —asintió Bianca y como si fuera lo más normal del mundo agregó— puedo hacerlo yo
Y no era que Charles no creyera en ella o en el plan, de hecho lo hacía, seguía muy enojado con los dioses por lo que hicieron y por supuesto que quería que pagaran, además el plan de Bianca no era tan malo, era esa parte en específico la que no lo convencía porque a pesar de todo el Taurofidio era una criatura del mar y le había enseñado un respeto por las criaturas. Para ser sincero, le asustaba que Bianca lo tomara tan bien y que dijera que ella lo hacía como si se tratara de hacer el desayuno y no de matar a una criatura marina. De nuevo, si él se sentía enojado con los dioses, ella debía sentirse peor porque ya tenía la certeza, cuando él supiera con certeza lo que le había ocurrido a sus padres ¿Cambiaría de opinión?
—¿Y qué tal si ninguno de los dos tenemos que hacerlo?— preguntó Charles
—Entonces supongo que podríamos vivir en paz— señaló Bianca encogiéndose de hombros
—Supongo que podríamos hacerlo mientras regresamos
—No podemos— dijo Bianca negando con la cabeza —yo no puedo. No puedo fingir que nada ha pasado, entiendo si tú y los demás quieren hacerlo, pero yo no soy tan fuerte, no podría soportar volver a perderlos cuando regresemos. No puedo crear algo y que luego se vuelva a romper
—¿Y si eso no pasa?
Bianca se rió sin humor —De cualquier manera nos vamos a ir de aquí, Charlie
Charles se quedó callado un momento, en realidad era cierto, para bien o para mal, al finalizar la lectura se iban a ir.
—Supongo que tienes razón— admitió el chico después de un largo momento —pero tal vez podamos pensar en otra cosa
Bianca alzó una ceja —¿Cómo en qué?
Charles la miró con una sonrisa y ella se sonrojó —Cómo lo que dejamos pendiente en casa antes de todo este desastre
—No recuerdo haber dejado algo pendiente más que tal vez mis deberes— comentó Bianca
—Oh claro que sí, ya sabes una charla muy importante
—No recuerdo que hayas dicho nada— señaló Bianca
—Nos vimos interrumpidos en ese momento— dijo Charles
—¿En serio estás haciendo esto?— preguntó Bianca riendo
—¿Por qué no? Estoy seguro que nadie nos va a interrumpir… A menos que no quieras que lo haga— argumentó Charles
—No, no, por favor continúa. En realidad sí quiero que continues
—De acuerdo, pero antes promete que nada de gritos del Inframundo— pidió Charles
—Bueno, fue cuando me besaste, no veo que me estés besando en este momento… Lo que está muy mal, pero te voy a dejar terminar— Bianca lo miró con una sonrisa y añadió —y además ese no fue un grito del Inframundo, en realidad es un poder de Apolo
—De acuerdo— dijo Charles con una sonrisa y luego de la manera más seria que pudo encontrar debido a la situación comentó —la verdad es que no tengo ni idea de cuando me empezaste a gustar
Bianca chasqueó la lengua —Eso no es muy romántico. Yo tengo anotado el día, la hora y el minuto en que me empezaste a gustar
Charles la miró con incredulidad —¿En serio?
—No— dijo Bianca, pero se había sonrojado y se rió, así que en realidad Charles no supo si estaba bromeando o no
—Bueno, pues sabes que eres mi mejor amiga, y siempre estás ahí. Me gustas mucho Bianca Solace y sería la persona más afortunada si pudiera ser tu novio
Bianca lo miró con una gran sonrisa —Generalmente la pregunta es "¿Quieres ser mi novia?"
—Lo sé, pero el privilegio de poder ser tu novio es mío
Bianca se puso de tres colores de rojo diferentes —Eres un cursi
—Y así te gusto… Al menos espero que te guste
—Sí, la verdad me gustas bastante— asintió Bianca, luego hizo una mueca pero si regresamos no quiero que esto termine, no después de todo
—No va a terminar— dijo Charles
—Pero si regresamos…
—Vale, vale. Yo sé que no quieres crear nada aquí, pero podemos intentarlo, al menos si lo demás no funciona esto sí podría hacerlo, al menos aquí— señaló Charles
—¿En serio lo vamos a hacer?
—Solo sí tú quieres— respondió Charles
Bianca lo miró por un largo momento, sí, podrían irse, y hacer que todo terminara. Sabían que probablemente si regresaban al lugar de donde venían no tuvieran un futuro juntos porque habría cosas más importantes, pero ¿Ahora? Bueno, solo deberían importar ellos dos por un momento, aunque sea uno solo
—Acepto que seas mi novio— dijo Bianca
Charles se acercó a besarla —Nada de gritos
—Nada de gritos— prometió Bianca
Y aunque técnicamente ese no era su primer beso, se sintió como si lo fuera.
Ambos se quedaron charlando durante un tiempo, intercambiando miradas y sonrisas bobas, por un momento solo ellos dos importaban.
Zoé interrumpió el momento —Adivinen que
Ambos la voltearon a ver —¿Qué?
Zoé los miró, no era gran cosa pero sabía que algo había cambiado, se veía en la cercanía de ellos dos —¡Ya era hora!
Ambos se miraron riendo
—¿Qué se te ofrece Zoé?— preguntó Charles
—No sé cómo, pero los mellizos engatusaron a Afrodita y a Hermes para poner una sala de juegos.
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