-Fin del capítulo- dijo Calipso -¿Quién va a leer?

-Yo- dijo Zoë, Calipso le pasó el libro -capítulo 15 Quirón monta una fiesta

-Eso Quirón- dijo Apolo

El centro de la ciudad era un campo de batalla. Desde lo alto se veían pequeñas escaramuzas por todas partes. Un gigante iba destrozando árboles en Bryant Park mientras las dríadas lo acribillaban con nueces.

-Cómo de dicho, nunca se metan con una dríada- dijo Apolo -las nueces duelen

-Te lo buscaste- dijo Artemisa

-Sólo intentaba ser amable- se defendió Apolo

-Claro, ahora así se le llama- masculló Artemisa

-¿Hablan de la vez que Apolo llegó tan mal como si hubiera ido a una de las fiestas de Dionisio?- preguntó Hermes

-Sí- dijo Apolo -pero no fue mi culpa, la dríada solo me atacó

-Ay pobre- dijo Artemisa con sarcasmo

Delante del Waldorf Astoria, una estatua de bronce de Benjamín Franklin le atizaba golpes a un perro del infierno con un periódico enrollado.

-Suena cool- dijo Leo

-No se veía tan cool- dijo Percy -de hecho daba un poco de miedo

-Sigue sonando cool- dijo Leo

Un trío de campistas de Hefesto hacía frente a un escuadrón de dracaenae en medio del Rockefeller Center.

-Más simpáticas dracaenae- dijo Leo

-Como si no tuviéramos suficientes- masculló Thalia

-Ya he visto suficientes dracaenae como para el resto de mi vida- dijo Percy

-También yo- murmuró Travis

Me daban ganas de pararme a echar una mano, pero por el humo y el ruido deducía que el auténtico jaleo se había desplazado mucho más al sur. Nuestras defensas se venían abajo. El enemigo ya estrechaba el cerco al Empire State.

-Genial- masculló Poseidón

-No puede ser- masculló Hera

-Oh chicos, esto se está poniendo verdaderamente feo- dijo Apolo con una mueca

Hicimos un rápido barrido por los alrededores. Las cazadoras habían levantado una línea defensiva en la Treinta y siete, sólo tres manzanas al norte del Olimpo.

-Eso ya es demasiado cerca- murmuró Artemisa con preocupación

-Y todavía no llegaban las demás sorpresas- murmuró Thalia

-¿Todavía faltan más?- preguntó Poseidón con preocupación

-Sí- murmuró Percy con una mueca

Clarisse desvió la mirada

Hacia el este, en Park Avenue, Jake Mason y algunos campistas más de Hefesto dirigían a un ejército de estatuas contra el enemigo.

-Fue algo muy extraño- dijo Percy

-También es algo muy genial, claro mientras no se vuelvan locas e intenten matarlos a ellos- dijo Leo -y con las estatuas nunca se sabe

Hefesto asintió de acuerdo

Al oeste, la cabaña de Deméter y los espíritus de la naturaleza de Grover habían convertido la Sexta Avenida en una selva que entorpecía el avance de un escuadrón de semidioses de Cronos.

Katie sonrió

-Muy bien- dijo Deméter con una sonrisa

-Y como también he dicho, los hijos de Deméter son peligrosos- dijo Apolo

Deméter le dio una mirada asesina

El sur estaba despejado por el momento, pero los flancos de la fuerza enemiga empezaban a abarcarlo con una maniobra envolvente.

Unos minutos más y estaríamos completamente rodeados.

-Genial- masculló Apolo

-Como si no les faltarán problemas- comentó Perséfone

-Y los problemas aumentan antes de terminar- comentó Percy

-Y vaya que sí- dijo Annabeth

Hemos de aterrizar donde más nos necesiten —mascullé.

« Eso significa en todas partes, jefe».

-Lástima que no puedas estar en tantos lugares a la vez- dijo Jason

-Estaría muy bien poder hacerlo- dijo Percy Jason asintió -Podríamos asegurar que todos están bien

-Tú sí me comprendes, bro- dijo Percy

Divisé un estandarte con una lechuza plateada en la esquina sudeste de la contienda, en la calle Treinta y tres a la altura del túnel de Park Avenue.

Annabeth y dos de sus hermanos mantenían a raya a un gigante hiperbóreo. —Allí —le dije a Blackjack, que se lanzó directo al campo de batalla.

-¿Casualidad que donde lo necesitan es con Annabeth?- preguntó a Leo

-¿Estás seguro de que aterrizaste donde más te necesitaban?- preguntó Thalia con una sonrisa burlona

-Claro- dijo Percy

-Las cosas no estaban saliendo muy bien- dijo Annabeth

-Digamos que les creemos- dijo Piper

Salté de su lomo y aterricé en la cabeza del gigante; cuando éste levantó la vista, me deslicé por su cara, machacándole la nariz por el camino.

— ¡Uaurrrr! —El gigante dio un paso atrás tambaleándose, mientras le manaba sangre azul de la nariz.

-Qué asco- chilló Afrodita

-Pobre, eso debe doler- dijo Travis

-Bueno, ojalá que le sirva de lección- dijo Connor

Caí en la acera y eché a correr. El hiperbóreo exhaló una nube de niebla blanquecina y la temperatura descendió en picado. El punto donde había caído quedó revestido de una capa de hielo, y yo mismo me encontré cubierto de escarcha como un dónut de azúcar.

-Un donut azúcar muy sexy- dijo Afrodita

-Afrodita- gruñó Ares

-Ay cariño, no puedes negar lo evidente- dijo Afrodita con una sonrisa coqueta

Percy estaba sumamente sonrojado

— ¡Eh, mamarracho! —le gritó Annabeth. Confié en que estuviera diciéndoselo al gigante, y no a mí.

La sala estalló en carcajadas

-Por supuesto que no te lo estaba diciendo a ti, sesos de alga- dijo Annabeth tratando de no volverse a reír

-Menos mal, ya me estaba preocupando- dijo Percy

El Chico Azul dio un bramido y se volvió hacia ella, dejándome expuesta la parte posterior de sus piernas. Me lancé a la carga y le hinqué la espada en una corva.

— ¡Uaaaaaaa!

-Eso demuestra que no debes distraerte con los insultos- dijo Leo

-Lección aprendida- dijeron Percy y los Stoll al unísono y luego entre todos chocaron los cinco

El hiperbóreo se dobló. Aguardé a que se volviera, pero se quedó congelado. Literalmente: se convirtió en un bloque de hielo.

-Me gustan más cuando son bloques de hielo- comentó Apolo

-A mí igual, así no dan tantos problemas- dijo Percy

-Son más calmados- dijo Annabeth -y eso era justamente lo que necesitábamos

A partir del punto donde lo había ensartado, empezaron a surgir grietas por todo su cuerpo. Se hicieron cada vez más grandes y anchas y, finalmente, el gigante se desmoronó en una montaña de carámbanos azules.

-Bueno, uno menos faltan como un millón- dijo Travis

-Yei- dijo Leo -ya casi acaban con ellos

-Fue un avance- dijo Percy riendo

Gracias. —Annabeth hizo una mueca mientras trataba de recuperar el aliento—. ¿Y la cerda?

Hecha morcilla.

-Perfecto- dijo Apolo levantando los pulgares

-Así es como se ven mejor las cerdas voladoras- dijo Thalia

-¿Se dan cuenta de que ningún héroe la había derrotado?- preguntó Poseidón con un aire un tanto orgulloso

Percy se sonrojó furiosamente

-Es tan mono cuando se sonroja por sus actos- chilló Afrodita

Fantástico —dijo, flexionando el hombro. Obviamente, todavía le molestaba la herida, pero al ver mi expresión puso los ojos en blanco—. Estoy bien, Percy. ¡Vamos! Quedan un montón de enemigos.

-Son igual de testarudos- dijo Thalia -así que realmente no te puedes quejar

-Mira quién lo dice- dijeron Annabeth y Percy al mismo tiempo

Thalia les dedicó una sonrisa burlona

Tenía razón. De la hora siguiente sólo tengo un recuerdo borroso.

-Básicamente- comentó Annabeth

-Sí, esos momentos donde tu vida pasa demasiado rápido como para ponerle atención- dijo Percy

Los semidioses asintieron de acuerdo

Luché como nunca había luchado, abriéndome paso entre legiones de dracaenae, eliminando a docenas de telekhines con cada mandoble, destruyendo empusas y dejando fuera de combate a los semidioses enemigos. Pero, por muchos que yo abatiera, muchos más venían a ocupar su puesto.

-Eso era una gran motivación- dijo Katie con sarcasmo

-Era justo lo que necesitábamos- dijo Travis

-Sí, como si no tuviéramos suficiente presión con todo eso- murmuró Miranda -Justamente- comentó Connor

Annabeth y yo corríamos de una manzana a otra, tratando de apuntalar nuestras defensas. Muchos de nuestros amigos yacían malheridos por las calles, y muchos habían desaparecido.

Los chicos hicieron una mueca de nostalgia

Paso a paso, a medida que avanzaba la noche y la luna se elevaba en el firmamento, nos vimos forzados a ceder terreno hasta que por fin nos encontramos sólo a una manzana del Empire State en cualquiera de las direcciones.

-No puede ser- dijo Hermes con una mueca

-Ya están demasiado cerca- suspiró Artemisa

-Por supuesto, sabía que en algún momento los acorralaría cerca del edificio- comentó Atenea

A cierta altura vi a Grover junto a mí, atizando en la cabeza a las mujeres-serpiente con su porra. Luego se perdió entre la multitud y fue Thalia la que se situó a mi lado, mientras ahuyentaba a los monstruos con su escudo mágico.

Thalia y Grover le dieron una especie de sonrisa

-Todos ustedes hacen una gran equipo- dijo Afrodita con una sonrisa -me encantan

-De acuerdo- comentó Artemisa -no empieces con tus cosas

La Señorita O'Leary surgió dando brincos de la nada, agarró entre sus fauces a un gigante lestrigón y lo lanzó por los aires como si fuera un frisbee.

-Tal vez quería que fuera por él- reflexionó Percy

-Sí, las mascotas suelen hacer eso- dijo Chris

-A veces creo que nosotros somos sus mascotas- comentó Percy

-Probablemente- dijo Chris riendo

Annabeth usaba su gorro de invisibilidad para colarse tras las líneas enemigas. Cada vez que se desintegraba un monstruo con una mueca de sorpresa, sabía que Annabeth había pasado por allí.

Annabeth sonrió con nostalgia, extrañaba esa gorra

Sin embargo, no era suficiente.

— ¡Mantened vuestra posición! —gritó Katie Gardner desde algún punto situado a mi izquierda.

-Era un poquito difícil- dijo Travis

-Ya sé- dijo Katie -pero fue lo único que se me ocurrió, estaba bajo mucha presión

El problema era que nos faltaban efectivos para mantenernos firmes. La entrada del Olimpo quedaba a seis metros a mi espalda. Un semicírculo de semidioses, cazadoras y espíritus de la naturaleza defendían las puertas con bravura.

-Tienen que estar firmes- dijo Zeus

-Te das cuenta que ellos están tratando de frenar el ejército ellos SOLOS ¿Cierto?- masculló Poseidón

-Nosotros tenemos que pelear con Tifón, es nuestro mayor enemigo- masculló Hera -Lo cual era sólo una distracción- señaló Atenea

Yo seguía repartiendo tajos y estocadas a mansalva, destruyendo todo lo que encontraba en mi camino, pero empezaba a estar agotado y, además, no podía multiplicarme ni estar en todas partes al mismo tiempo.

-Lamentablemente- dijo Percy

-Eso estaría muy guay- dijo Connor

-Lo estaría, hermano- dijo Travis

Al este, a unas manzanas por detrás de las tropas enemigas, empezó a destellar una luz muy potente. Creí que ya salía el sol, pero enseguida comprendí que era Cronos, que venía hacia nosotros montado en su carro de oro.

-Fantástico- masculló Apolo -pero debemos admitir que el carro de oro tiene estilo

-Sí lo tenía- dijo Percy

Una docena de gigantes lestrigones portaban antorchas delante. Dos hiperbóreos llevaban sus estandartes de color negro y morado. El señor de los titanes parecía fresco y descansado, con sus poderes en plena forma. No se daba prisa en su avance, como si quisiera dejar que me agotara.

-Pues realmente es lo que quiere, así ya no tendrá que "gastar" sus fuerzas- dijo Artemisa

-Le gusta que las cosas sean simples- dijo Poseidón

Annabeth apareció a mi lado.

— ¡Tenemos que retroceder hacia las puertas! —exclamó—. ¡Y defenderlas cueste lo que cueste!

Atenea le dio una mirada de aprobación a su hija, Annabeth asintió con una pequeña sonrisa

Tenía razón. Estaba a punto de ordenar retirada cuando oí un cuerno de caza. Su sonido se impuso sobre el fragor de la batalla como una alarma de incendios. Y enseguida le respondió un coro de cuernos, cuyos ecos se propagaban en todas direcciones por las calles de Manhattan.

-Es el segundo sonido más hermoso que he escuchado- dijo Connor

Hermes le dio una mirada extraña -¿Un cuerno de caza te parece el sonido más hermoso? ¿Por qué?

-El segundo mejor- dijo Connor -porque significa que llegaron los refuerzos

Miré a Thalia, pero ella se limitó a fruncir el entrecejo.

Las cazadoras no son —me aseguró—. Estamos todas aquí.

— ¿Quién, entonces?

-Por favor que no sean más enemigos- dijo Poseidón

-¿No acabas de oír al chico decir que son refuerzos?- preguntó Apolo

-En realidad no- dijo Poseidón mirando el libro con el ceño fruncido

Los cuernos de caza sonaron con más fuerza. No sabía de dónde venían a causa de los ecos, pero daba la impresión de que se aproximaba un ejército entero.

Me temí que fueran más enemigos, pero las fuerzas de Cronos parecían tan desconcertadas como nosotros.

-Eso es una buena señal- dijo Leo -sólo por si aún quedaba la duda

-Ya nadie tenía dudas- comentó Calipso

-Oye nena, nunca se sabe- dijo Leo riendo

Los gigantes bajaban embobados sus porras. Las dracaenae siseaban. Incluso la guardia de honor de Cronos parecía un poco incómoda.

Entonces, a nuestra izquierda, un centenar de monstruos gritaron al unísono.

-Me equivoqué- dijo Connor -ese es el segundo mejor sonido que he escuchado

-Oye, ¿Y cuál es el primero?- molestó Chris

-Es un misterio- dijo Connor moviendo las manos exageradamente y observando de reojo a cierta chica despistada que susurraba algo a su hermana

Todo el flanco norte de Cronos avanzó como en una oleada. Pensé que estábamos perdidos. Pero no atacaron. Cruzaron a todo correr nuestras líneas y fueron a chocar con sus compañeros situados al sur.

-Una pena- dijo Travis con sarcasmo

-La verdad, en el momento fue muy raro, pero no me voy a quejar por eso- dijo Katie

-Ni yo- estuvo de acuerdo Travis

Un nuevo estruendo de cuernos de caza sacudió la noche, y el aire pareció estremecerse. En un movimiento fulgurante, como si hubiera surgido a la velocidad de la luz, apareció un cuerpo entero de caballería.

— ¡Sí, chicos! —Aulló una voz—. ¡Vamos de fiesta!

-¡Vamos!- gritaron Leo, Percy y los Stoll

-¡Por los dioses!- murmuró Annabeth

Percy le dio una sonrisa inocente

-A mí sí me gustan esas fiestas- comentó Dionisio

-No, ni se te ocurra- dijo Poseidón

Una lluvia de flechas trazó un arco por encima de nuestras cabezas y cayó sobre el enemigo, pulverizando a centenares de demonios. No eran flechas normales. Pasaban disparadas con un zumbido especial: algo como ¡ffzzzz!

-Esas flechas me gustan- dijo Apolo -necesito unas de esas

-Estuvieron geniales- dijo Miranda

Algunas tenían molinetes adosados; otras, guantes de boxeo en la punta.

— ¡Centauros! —exclamó Annabeth.

-Qué increíble- dijo Hazel

-¡Ponis!- gritó Tyson

-Y ellos saben armar una buena juerga- dijo Dionisio

El ejército de Ponis Juerguistas apareció allí en medio como una eclosión de colorido: camisetas teñidas, pelucas afro multicolores, gafas de sol gigantes y de marca con pinturas de guerra. Algunos tenían eslóganes garabateados en los flancos, del tipo « CABALLOS AL PODER» o « CRONOS AL HOYO».

-Eso es tener estilo- dijo Apolo

-¡Ponis!- volvió a gritar Tyson

-Necesito una camiseta de esas- dijo Percy

-Serían un buen negocio- opinó Travis -con frases igual de geniales

Había centenares de ellos inundando la manzana. Yo no conseguía procesar ni la mitad de lo que veía, pero tenía muy claro que si hubiera sido el enemigo, habría huido.

-Definitivamente- dijo Will

-Todos habríamos huido- comentó Katie

-Sí, huir habría sido una idea increíble- dijo Apolo -de haber estado en el lado contrario

— ¡Percy! —gritó Quirón entre aquella marea de centauros embravecidos. Llevaba una armadura de cintura para arriba y el arco en la mano, y sonreía satisfecho—. ¡Siento haberme retrasado!

Los griegos vitorearon el centauro, Quirón se miró un poco avergonzado

— ¡Chicos! —Aulló otro centauro—. Dejad la charla para luego. ¡Ahora acabemos con esos monstruos!

Apuntó y cargó su pistola de pintura de dos cañones y roció de rosa chillón a un perro del infierno.

-Eso es súper genial- dijo Leo riendo

-Aunque hay más variedad de colores- opinó Piper

-A los perros del infierno les va muy bien el rosa chillón- dijo Afrodita

-Y más si el rosa chillón los destruye- comentó Percy

La pintura debía de estar mezclada con polvo de bronce celestial, porque el monstruo soltó un gañido a las primeras salpicaduras y se disolvió en un charco negro y rosa.

— ¡Ponis Juerguistas de Florida! —gritó un centauro.

-Ellos sí saben cómo hacer una fiesta- dijo Apolo

-Sí y también saben cómo destruir todo a su alrededor ¿Recuerdan esa vez en la fiesta que organizó Dionisio?- preguntó Hermes

-Esa fue una fiesta increíble- dijo Dionisio con un suspiro

Y desde el otro lado del campo de batalla, una voz gangosa le respondió:

— ¡Sección de Texas!

— ¡Batallón de Hawai! —gritó un tercero.

-Eso es genial- dijo Frank

-Lo fue- dijo Connor

-Si fuera del equipo contrario, tendría miedo- dijo Miranda

-Definitivamente- dijo Connor

Fue lo más impresionante que he visto en mi vida. El ejército entero del titán dio media vuelta y salió huyendo, acosado por aquella legión armada con pistolas de pintura, flechas, espadas y bates de béisbol virtuales. Los centauros lo arrollaban todo a su paso.

-Para que tengan en cuenta, nunca meterse con los centauros- dijo Thalia

-Ya lo notamos, nunca más lo haremos enojar- dijo Travis

Quirón sonrió

— ¡Dejad de correr, idiotas! —Rugía Cronos—. Mantened la posición y... ¡aggg!

Un gigante hiperbóreo había tropezado hacia atrás, derrumbándose sobre él.

-Lástima...- dijo Hades

-Cronos buscando su dignidad- dijo Apolo

-La poca que aún tenía- dijo Poseidón

El señor del tiempo desapareció bajo un trasero azul gigantesco.

Los perseguimos varias manzanas hasta que Quirón gritó:

— ¡Alto! ¡Me lo prometisteis, alto!

Quirón suspiró -Son muy difíciles

-Pero fueron de gran ayuda- dijo Percy sonriendo

-Y estuvieron geniales- dijo Katie

No fue nada fácil, pero finalmente la orden se transmitió entre las filas de los centauros y todos empezaron a retirarse, dejando que el enemigo huyera.

-Mátenlos a todos- dijo Ares

-Ay cariño, tú siempre quieres que los maten a todos- dijo Afrodita con una mueca

-Creí que ya había quedado claro que no podía hablar porque sus hijos NO están ahí- dijo Apolo rodando los ojos

-Idiota- gruñó Ares

Quirón sabe lo que hace —dijo Annabeth, secándose el sudor de la frente —. Si los perseguimos, acabaremos dispersándonos. Debemos reagruparnos.

Pero el enemigo...

No está derrotado —admitió—. Pero ya se aproxima el alba. Al menos hemos ganado tiempo.

-Necesitan reagruparse- dijo Atenea

-Y tiempo es lo que necesitan en ese momento- dijo Artemisa

-Y mucho- dijo Apolo

No me hacía mucha gracia retirarme, pero sabía que tenía razón. Contemplé cómo se escabullía el último de los telekhines hacia el río Este. Luego di media vuelta de mala gana y desanduve el camino hacia el Empire State.

-Percy, enojado porque no puede perseguir a los enemigos- bromeó Leo

Percy se sonrojó

Establecimos un perímetro defensivo de dos manzanas, con el centro de mando en el Empire State.

-Es lo más inteligente- dijo Atenea

-Aun así están demasiado cerca- masculló Zeus

-¿Y que podían hacer?- gruñó Poseidón

Quirón nos explicó que los Ponis Juerguistas habían enviado destacamentos de casi todos los estados: cuarenta de California, dos de Rhode Island, treinta de Illinois... En total, unos quinientos habían respondido a su llamada. Pero incluso con tan elevada cantidad de refuerzos, no podíamos defender más que unas cuantas manzanas.

-A pesar de todo, su ejército sigue siendo muy pequeño- dijo Deméter con una mueca

-Y sobre todo con la gran cantidad de variedades de monstruos que contenía es ejército- dijo Rachel

-Con que ya no haya más sorpresas- comentó Poseidón

-Creo que eso es demasiado optimista- dijo Apolo -además se trata de tu hijo

Jo, colega —comentaba un centauro llamado Larry (su camiseta lo identificaba como « JEFAZO SUPREMO Y AUTORIDAD MÁXIMA SECCIÓN NUEVO MÉXICO») —. ¡Esto ha sido una pasada!, ¡mucho más divertido que nuestra última convención en Las Vegas!

-De acuerdo, debemos revisar su idea de diversión- comentó Apolo

-Es tan mala como tu idea de diversión- dijo Hermes

-Me ofendes, mi idea de diversión es magnífica- dijo Apolo

-Claro- murmuró Hermes

Sí —contestó Owen, de Dakota del Sur, que llevaba una chaqueta de cuero negro y un viejo casco de la Segunda Guerra Mundial—. ¡Los hemos machacado!

Quirón le dio unas palmaditas a Owen.

Habéis estado magníficos, amigos míos, pero no os confiéis —le dijo—. Nunca hay que subestimar a Cronos.

-No sería buena idea- dijo Hermes

Y ahora, ¿por qué no hacéis una visita al restaurante de la Treinta y tres Oeste y desayunáis un poco? Me han dicho que la sección de Delaware ha encontrado un alijo de cerveza de raíces.

-¿Por qué ellos pudieron ir y nosotros no?- preguntaron los Stoll al unísono

-Porque ellos ya eran mayores de edad- bromeó Katie

-Pero solo queríamos asaltar una tienda de dulces- dijo Travis -nadie se iba a dar cuenta

-Y por eso no los dejaron ir- dijo Katie

— ¡Cerveza de raíces! —exclamaron, y casi se tropezaron unos con otros al salir galopando.

Quirón sonrió. Annabeth le dio un fuerte abrazo y la Señorita O'Leary le lamió la cara.

Annabeth sonrió a Quirón

-La señorita O'Leary siempre tan elocuente- dijo Quirón con un suspiro

-Solo imaginen las babas de un perro del infierno- dijo Leo

-No son de lo más agradables- murmuró el centauro

Ay —refunfuñó—. Ya está bien, perrita. Sí, yo también me alegro de verte.

Gracias, Quirón —le dije—. Nos has salvado de una buena.

Él se encogió de hombros.

-Gracias- dijo Poseidón

Quirón miró al dios con sorpresa y le dio un pequeño asentamiento de cabeza

Siento haberme demorado. Los centauros viajan deprisa, ya lo sabes: podemos imprimir una curvatura especial a la distancia mientras corremos. Pero no ha sido fácil reunirlos a todos. Estos ponis no son muy organizados, que digamos.

-Creí que no te gustaba que los llamarán ponis- comentó Apolo

-En época de guerra eso es lo de menos- dijo Quirón -aun así, ya no los sigan llamando ponis

-Rayos...- murmuraron los Stoll

— ¿Cómo habéis atravesado las defensas mágicas que rodean la ciudad? — preguntó Annabeth.

Han ralentizado un poco nuestro avance —reconoció Quirón—, pero creo que están diseñadas sobre todo para mantener a raya a los mortales. Cronos no quiere que un montón de insignificantes humanos interfieran en su gran victoria.

Rachel refunfuñó

-Eso era estar muy seguro de sí mismo- dijo Apolo

-Y vaya que lo estaba- comentó Miranda

Entonces tal vez puedan atravesar la barrera otros refuerzos —observé, esperanzado.

-¿Cuáles refuerzos?- preguntó Piper

-Estaba tratando de ser optimista- dijo Percy con una mueca

-Pero no tenían más refuerzos- señaló Piper

-Ya sé- dijo Percy con un puchero

Quirón se atusó la barba.

Quizá. Pero queda poco tiempo. En cuanto Cronos reagrupe a sus fuerzas, atacará de nuevo. Y sin el elemento sorpresa de nuestro lado...

-Va a ser mucho peor- dijo Poseidón suspirando

-Ya estaba llegando a mí tope de miedo- dijo Percy encogiéndose de hombros

Comprendí lo que quería decir. Cronos no estaba vencido, ni mucho menos. Había albergado vagamente la esperanza de que hubiese sido aplastado bajo el peso del gigante hiperbóreo, pero en realidad sabía que no era así. Volvería a la carga. Aquella noche a más tardar.

-Era demasiado bueno para ser verdad- dijo Apolo

-Todos sabíamos que eso no lo iba a derrotar- dijo Jason

-Bro, no quería perder la esperanza- murmuró Percy

-Aunque habría sido muy bueno que así quedará derrotado- dijo Jason

— ¿Y Tifón? —pregunté.

-Otro de nuestros amigos- murmuró Hermes

-Mejores amigos- dijo Apolo con sarcasmo

El rostro de Quirón se ensombreció.

Los dioses se están agotando —murmuró—. Dionisio quedó ayer fuera de combate.

Dionisio bufó

-Te dije que sería uno de los primeros- dijo Apolo -me debes 50 dracmas

Poseidón bufó y le dio los dracmas a Apolo, Percy lo miró con sorpresa

-¿Apostaron a mi costa?- masculló Dionisio

-¿No es obvio?- preguntó Apolo

-¿Esto pasa seguido?- preguntó Will

-Me gusta apostar con Poseidón, es dinero fácil- dijo Apolo

-Vaya...- murmuró Percy

Tifón aplastó su carro y el dios del vino cayó por la zona de los Apalaches. Nadie ha vuelto a verlo desde entonces.

-Esas zonas ni siquiera me gustan- masculló el dios del vino

-Puedes encontrar una buena fiesta por ahí- señaló Hermes

-Eso espero- dijo Dionisio

Hefesto también está noqueado. Salió despedido con tal fuerza del campo de batalla que creó un nuevo lago en Virginia Occidental. Se curará, pero no a tiempo para echar una mano.

-Un nuevo lago, eso es cool- observó Leo

Hefesto lo miró con cara rara

Los demás siguen luchando. Han conseguido retrasar el avance de Tifón, pero no hay manera de parar a ese monstruo. Llegará a Nueva York mañana a estas horas. Y una vez que combine sus fuerzas con las de Cronos...

-Soy muy bello para morir- se quejó Apolo

-Cállate idiota- masculló Artemisa

-Hermanita, es la verdad soy el dios más cool y hermoso- dijo Apolo

-No cariño, esa soy yo- dijo Afrodita

— ¿Qué vamos hacer? —pregunté—. No podremos resistir otro día.

Tenemos que hacerlo —repuso Thalia—. Me encargaré de poner nuevas trampas alrededor del perímetro.

-Esa es la actitud de una cazadora- dijo Artemisa sonriendo

Thalia sonrió

Se la veía exhausta. Tenía la chaqueta manchada de mugre y polvo de monstruo, pero todavía se mantenía en pie y se alejó con paso vacilante.

Le echaré una mano —decidió Quirón—. Y voy a asegurarme de que mis hermanos no se pasen de la raya con la cerveza.

-Mejor- dijo Poseidón

-No queremos que alguien de nuestro lado salga lastimado- comentó Apolo

-No, no sería una buena idea- suspiró Quirón

-Pero no podemos negar que los centauros arman las mejores juergas cuando se propasan con la cerveza- dijo Dionisio

Iba a decirle que « pasarse de la raya» era la especialidad de los Ponis Juerguistas, pero él ya se había puesto en marcha a medio galope, dejándonos solos a Annabeth y a mí.

-Eso era planeado- bromeó Piper

-Mientras no se peleen como siempre- dijo Thalia

-No nos peleamos...- dijo Annabeth

-Mucho- dijo Percy riendo

Ella estaba limpiando su cuchillo con esmero. La había visto cientos de veces haciéndolo, pero nunca me había preguntado por qué le importaba tanto conservarlo.

Al menos tu madre está bien —dije.

-Vaya manera de iniciar una conversación- dijo Afrodita -y más cuando su madre no te quiere

-Awww le preocupas Atenea- dijo Perséfone

Percy se sonrojó, Atenea rodó los ojos

Suponiendo que luchar a la desesperada con Tifón sea estar bien. —Me miró a los ojos—. Percy, incluso con la ayuda de los centauros, empiezo a pensar...

-Por favor, no seas pesimista- dijo Thalia -eso déjaselo a Percy

-Estaba siendo realista- dijo Annabeth

-Oye- se quejó Percy

Ya. —Tenía el presentimiento de que aquélla podía ser nuestra última ocasión para charlar, y sentía que había millones de cosas que no le había contado—. Escucha, Hestia me mostró ciertas... visiones.

— ¿De Luke, quieres decir?

-Genial, ahora por favor no vayan a pelear de nuevo- dijo Perséfone

-Eso es mucho pedir- dijo Piper

-¡Piper!- gritó Annabeth

-Así se hace- dijo Thalia a Piper riendo

A lo mejor era sólo una suposición, pero me daba la impresión de que Annabeth sabía lo que yo me había estado guardando. Quizá también ella había tenido sueños por su parte.

-Algo así...- murmuró Annabeth

Sí —dije—. De ti, Thalia y Luke. Del día en que os conocisteis. Y de cuando os encontrasteis con Hermes.

Volvió a deslizar el cuchillo en su vaina.

-Ya puedes hablar con seguridad- dijo Leo

-Sí, estaba esperando que alejara su cuchillo- dijo Percy

Annabeth rodó los ojos

Luke prometió que nunca permitiría que me hiciesen daño. Dijo que formaríamos una nueva familia y que funcionaría mejor que la suya.

Annabeth suspiró, Luke la miró avergonzado

Su expresión me recordó a la chica de siete años del callejón: furiosa, despavorida y desesperada por encontrar un amigo.

-Lo siento- dijo Percy sonrojado

-Está bien, sesos de alga- dijo Annabeth suspirando

He hablado antes con Thalia —dije—. Ella teme...

Que yo no pueda hacerle frente a Luke —remató con tristeza.

-Qué chismoso- refunfuñó Thalia

-Tenía que decirle- murmuró Percy

Annabeth suspiró

Asentí.

Pero hay otra cosa que debes saber. Ethan Nakamura parece creer que Luke sigue vivo en el interior de su cuerpo: que está forcejeando incluso con Cronos para recuperar el control.

-Creí que no se lo pensabas decir- dijo Piper

-Si ya le contó nuestra conversación, también iba a terminar contándole eso- dijo Thalia

Percy se sonrojó

Annabeth intentó disimular, pero ya la veía barajando posibilidades mentalmente, tal vez acariciando cierta esperanza.

No quería contártelo —reconocí.

-Al menos es honesto- bromeó Thalia

-Podemos admirar eso- dijo Perséfone

Ella alzó la vista hacia el Empire State.

Percy, durante gran parte de mi vida me sentí como si todo cambiara continuamente. No tenía a nadie en quien confiar.

Asentí. Eso lo habrían entendido la mayoría de los semidioses.

-En eso se resume todo- dijo Leo

-Sí, es un buen resumen de nuestras vidas- dijo Percy

Los dioses se removieron incómodos

Me fugué a los siete años —prosiguió—. Luego creí haber encontrado una familia en Luke y Thalia, pero casi enseguida se vino abajo. Lo que quiero decir... es que no soporto que la gente me decepcione ni que las cosas sean sólo temporales. Es por eso, me parece, por lo que quiero ser arquitecto.

-Las cosas que construyes son las mejores- dijo Percy –tú eres la mejor

Annabeth lo abrazó

Para construir algo permanente —dije—. Un monumento que dure mil años.

Ella me sostuvo la mirada.

Supongo que suena como mi defecto fatídico.

-Un poco nada más- comentó Piper

-Casi nada- dijo Thalia

-Pero ya lo sabíamos- dijo Piper

Años atrás, en el Mar de los Monstruos, Annabeth me había dicho que su mayor defecto era el orgullo: creer que ella podía arreglarlo todo. Yo había vislumbrado su deseo más profundo cuando las sirenas se lo habían mostrado con su magia.

Annabeth suspiró, Percy le sonrió de manera reconfortante

Annabeth se había imaginado a su madre y su padre juntos, frente a un Manhattan reconstruido y diseñado por ella. Y Luke aparecía también: regenerado y dándole la bienvenida a casa.

Annabeth se veía incómoda en su lugar

-Ah sí, lo recordamos muy bien, fue cuando te pusiste celoso- comentó Travis

Percy se puso completamente rojo

Creo que comprendo lo que sientes —le dije—. Pero Thalia tiene razón. Luke te ha traicionado ya muchas veces. Era malvado incluso antes de Cronos. No quiero que te lastime más.

-Ay cariño- dijo Afrodita

-Qué lindura- dijo Perséfone

-Son tan adorables- dijo Afrodita

Annabeth frunció los labios. Me di cuenta de que estaba esforzándose para no enfadarse.

Comprenderás también que conserve la esperanza de que te equivoques — repuso.

-Ustedes y su relación de tira y afloja- murmuró Apolo

Annabeth y Percy se sonrojaron

Desvié la mirada. Me parecía que ya había hecho todo lo posible, pero eso no me hacía sentir mejor.

Al otro lado de la calle, la cabaña de Apolo había montado un hospital de campaña para atender a los heridos: docenas de campistas y un número no mucho menor de cazadoras.

-Fue duro- comentó Will -y peor que no teníamos demasiadas manos para ayudar con los heridos, estábamos a tope

-Lo hicieron muy bien- dijo Annabeth

Thalia asintió de acuerdo

Contemplé a los médicos trabajando y pensé en nuestras escasas posibilidades de mantener a salvo el monte Olimpo... Y de repente, ya no estaba allí.

-Genial- murmuró Percy al recordar a "dónde había ido"

-Esa expresión no me gusta- comentó Poseidón

Me encontré en un lóbrego bar de paredes negras, lleno de rótulos de neón y adultos de juerga. Sobre la barra había un cartel que rezaba: « FELIZ CUMPLEAÑOS, BOBBY EARL».

-Eso no parece muy bien- dijo Poseidón

-A mi madre tampoco le habría gustado mucho- comentó Percy

-Por algo será- dijo Poseidón

Percy asintió

Por los altavoces sonaba música country. El local estaba abarrotado de tipos fornidos con tejanos y camisas a cuadros. Las camareras pasaban con bandejas de bebidas y se hablaban a gritos. En fin, era exactamente el tipo de antro al que mi madre no me habría dejado ir.

-Por supuesto que no- dijo Poseidón -¿Quién fue el idiota que llevó a mi hijo a ese lugar? -Hagan sus apuestas- dijo Apolo

-Yo apuesto cien dracmas a...

-No Percy, tú no juegas- dijo Connor

Percy hizo un puchero

-Nada de apuestas, sigamos leyendo- dijo Artemisa

-Amargada- murmuró Apolo

Me encontraba apretujado en la parte trasera del local, al lado de los baños (que no olían muy bien) y de un par de máquinas recreativas del año de Maricastaña.

Ah, vaya, estás aquí —me dijo el hombre que jugaba con una de las máquinas—. Yo tomaré una Coca-Cola Light.

Percy hizo una mueca

Era un tipo regordete con una camisa hawaiana de leopardo, shorts morados, zapatillas de deporte rojas y calcetines negros. Todo lo cual no le ayudaba a pasar desapercibido. Tenía la nariz roja como un tomate y un vendaje alrededor de la frente, ciñendo su ensortijado pelo negro, como si se estuviera recuperando de una conmoción cerebral.

-Ahí está tu idiota- dijo Apolo

Dionisio bufó

Poseidón le dio una mala mirada a Dionisio

Parpadeé con incredulidad.

— ¿Señor D?

Él suspiró sin apartar la vista del juego.

-Genial- masculló Dionisio -tanto tiempo y aún no puedes reconocerme

La verdad, Peter Johnson —contestó—, ¿cuánto tiempo necesitas para reconocerme a simple vista?

Más o menos el mismo que a usted para recordar mi nombre —mascullé —. ¿Dónde estamos?

-Y así es como te pone en tu lugar- dijo Apolo -No sé por qué sigues diciéndole a los chicos los nombres incorrectos, cuando es obvio que sabes sus nombres

-Si los supiera no diría los nombres incorrectos- masculló Dionisio

En la fiesta de cumpleaños de Bobby Earl —dijo Dionisio—. En algún punto encantador de la América rural.

Creía que Tifón lo había mandado a la estratosfera. Dicen que tuvo que hacer un aterrizaje forzoso.

-Cuánta preocupación- bufó Dionisio

-Pues yo sí me preocupo, porque ya son dos menos y son muy joven para morir- dijo Apolo -Dramático- masculló Dionisio

Tu interés me conmueve. Tuve un aterrizaje accidentado, sí. Muy doloroso. De hecho, una parte de mí sigue enterrada bajo treinta metros de escombros en una mina de carbón abandonada.

-Uy qué mal- dijo Leo

-Lo que me faltaba- murmuró Dionisio -como si no fuera suficiente el castigo de estar con estos mocosos

Pasarán muchas horas aún antes de que reúna la energía suficiente para remendarme. Pero, entretanto, una parte de mi conciencia está aquí.

En un bar, jugando una partida de comecocos.

-Eso es saber invertir el tiempo- dijo Apolo con sarcasmo

-¿Y qué más podía hacer?- masculló Dionisio -por si no oíste, estoy bajo 30 metros de escombros

A tiempo parcial —precisó Dionisio—. Seguro que ya lo sabes. Allí donde se monta una juerga, mi presencia es invocada. Por este motivo, tengo la capacidad de existir en muchos lugares a la vez.

-Y no puedo negar que hacen las mejores juergas- dijo Apolo -y con los mejores invitados -Obviamente- dijo Dionisio

-La verdad, sí son muy buenas fiestas- dijo Hermes

El único problema ha sido encontrar una fiesta. No sé si te haces una idea de lo seria que se ha puesto la cosa fuera de la pequeña y tranquila burbuja de Nueva York... « ¿Pequeña y tranquila?».

-También debemos revisar esos conceptos- dijo Apolo

-Es necesario- asintió Poseidón

Dionisio bufó

... pero créeme, los mortales del corazón del país están despavoridos. Tifón los tiene aterrorizados. Muy pocos se animan a montar una fiesta. Bobby Earl y sus amigos, benditos sean, son un poco cortos de entendederas. Todavía no han captado que se acerca el fin del mundo.

-Podemos hacer una fiesta por el fin del mundo- dijo Leo

-Este mocoso me agrada un poco- dijo Dionisio

Entonces... ¿yo no estoy aquí realmente?

No. En un momento te enviaré de vuelta a tu insignificante vida normal, y será como si nada hubiera sucedido.

-Vaya, qué amable- dijo Hermes

-Lo mismo pensé yo- murmuró Percy

— ¿Y para qué me ha traído aquí?

Dionisio resopló con desdén.

Ah, no te quería a ti en particular. Me servía cualquier héroe de pacotilla.

Como esa chica, Annie...

Annabeth frunció el ceño

-Vaya manera de pedir algo- dijo Hestia

Dionisio se sonrojó

Annabeth.

La cuestión —prosiguió— es que te he invitado a esta fiesta para hacerte una advertencia. Estamos en peligro.

Vaya —dije—. Nunca me lo habría imaginado. Gracias.

-El conocimiento es poder- dijo Apolo riendo

-Ya mejor dile hasta mañana- masculló Hermes

Me miró furioso y se olvidó por un instante del juego. Su comecocos fue devorado por Blinky, el fantasma rojo.

— ¡Erre es korakas, Blinky! —Maldijo en griego—. ¡Te arrancaré el alma!

Hum... es un personaje de videojuego —apunté.

-No trates de razonar mientras está jugando- dijo Hermes

-Nunca es buena idea- dijo Apolo

— ¡Eso no es excusa! ¡Y me estás arruinando la partida, Jorgenson!

Jackson.

-No sé por qué te empeñas en decir los nombres incorrectos- dijo Poseidón -ya basta

-No voy aprender sus nombres sólo porque ustedes lo digan- refunfuñó Dionisio

Como sea. Ahora escucha: la situación es más grave de lo que imaginas. Si cae el Olimpo, no sólo se desvanecerán los dioses, sino que todo lo que tiene que ver con nuestro legado empezará a deshacerse. Los cimientos mismos de vuestra raquítica civilización.

-Sin presiones- murmuró Frank

-Era justo la noticia que me hacía falta- comentó Percy

La máquina emitió una musiquilla y el señor D pasó al nivel 254.

— ¡Ja! —gritó—. ¡Chúpate esa, demonio pixelado!

Hum... los cimientos de la civilización —lo animé a proseguir.

Poseidón negó con la cabeza -Lo bueno es que está tratando de ayudar

-Como he dicho- comentó Dionisio -soy un dios muy bondadoso

Sí, sí. Vuestra sociedad entera se disolverá. Quizá no de inmediato, pero recuerda mis palabras: el caos de los titanes significará el fin de la civilización occidental. El arte, la ley, la cata de vinos, la música, los videojuegos, las camisas de seda, los cuadros sobre terciopelo... ¡Todas aquellas cosas por las que merecía la pena vivir desaparecerán!

-Los vinos- dijo Dionisio

-Música- dijo Apolo

-Ropa- suspiró Afrodita

— ¿Y por qué no vuelven los dioses corriendo para ayudarnos? —dije—.

Deberíamos unir nuestras fuerzas en el Olimpo. Olvidémonos de Tifón.

-No podemos- dijo Hermes -también debemos derrotarlo

-Pero de nada serviría derrotarlo si de todas maneras Cronos destruye el Olimpo- señaló Artemisa

Dionisio chasqueó los dedos con impaciencia. —Te has olvidado de mi Coca Light.

— ¡Es usted insufrible, por los dioses!

-Siempre lo decimos- dijo Apolo

Algunos de los dioses asintieron de acuerdo, Dionisio rodó los ojos

Llamé la atención de una camarera y pedí su estúpido refresco. Lo apunté en la cuenta de Bobby Earl.

El señor D bebió un buen trago sin apartar los ojos del videojuego.

La verdad, Pierre...

Percy...

Poseidón rodó los ojos -Como su nombre es tan difícil

... los demás dioses nunca lo reconocerían, pero necesitamos a los mortales para preservar el Olimpo. Al fin y al cabo, somos manifestaciones de vuestra cultura. Si no tenéis el interés suficiente para querer salvar el Olimpo vosotros mismos...

-Y ahora todos lo saben- apuntó Apolo

Varios dioses le enviaron miradas asesinas a Dionisio

-Eh, que no es mi culpa que eso venga ahí- dijo el dios de los vinos

Como Pan —dije—, que ha dejado en manos de los sátiros la misión de salvar la Naturaleza.

Sí, exacto. Negaré que lo haya dicho, claro, pero los dioses necesitan a los héroes. Siempre los han necesitado. De lo contrario, no os preservaríamos con tanto cuidado, pandilla de impertinentes mocosos.

-Una verdadera lástima que ya no se pueda negar- dijo Will

-Oye ¿Tú quieres ser convertido en algo peor que un pavo real?- preguntó Nico

-Solo estoy señalando lo evidente, sombritas- dijo Will con una sonrisa deslumbrante

Me siento muy querido. Gracias.

Utilizad el entrenamiento que os he dado en el campamento.

— ¿Qué entrenamiento?

-¿Cuándo nos entrenó?- preguntó Travis a su hermano en un susurro

Connor se encogió de hombros

Ya me entiendes. Todas esas técnicas de los héroes y... ¡No! —Le dio un porrazo a la máquina—. Na pari i eychi! ¡El último nivel! —Me miró con un centelleo morado en los ojos—. Según recuerdo, una vez predije que te volverías tan egoísta como todos los héroes humanos. Bueno, ahora tienes la ocasión de demostrar que me equivocaba.

-¿Todavía tiene algo que demostrar?- preguntó Poseidón -creí que ya todo había quedado claro

-Gracias- murmuró Percy sonrojado

Zeus soltó un bufido

Sí, claro. Como si llevarle la contraria ocupara un lugar preferente en mis prioridades.

— ¡Debes salvar el Olimpo, Pedro! Deja a Tifón para los olímpicos y salva la sede de nuestro poder. ¡Debes hacerlo!

-¿Pedro? ¿En serio?- bufó Poseidón

-Eso ni siquiera se parece- dijo Apolo

-Es lo mismo- dijo Dionisio con un gesto de indiferencia

Fantástico. Una charla muy agradable. Y ahora, si no le importa, mis amigos se estarán preguntando...

Hay más aún —me advirtió—. Cronos no ha alcanzado todavía la plenitud de su poder. El cuerpo del mortal era sólo un instrumento provisional.

-Ya mejor dilo cuando acabe la guerra- dijo Apolo rodando los ojos

-Eres demasiado molesto- masculló Dionisio

-Me lo han dicho- comentó Apolo

Ya lo suponíamos.

— ¿También sabíais que, dentro de un día como máximo, Cronos abrasará ese cuerpo mortal y adoptará la verdadera forma del rey de los titanes?

Lo cual significaría...

-Qué es tiempo para... Pánico- dijo Leo

-Es tiempo para gritar y correr en círculos- bromeó Percy

Dionisio insertó otra moneda.

Ya sabes lo que pasa con la auténtica forma de los dioses.

Sí. Que no puedes mirarlos sin quedarte abrasado.

-Bueno, alguien puso a prueba esa teoría- dijo Leo

-Y ya descubrimos que la teoría resultó ser cierta- dijo Jason con inocencia

-Muy gracioso, chispitas- murmuró Piper

Cronos será diez veces más poderoso. Su sola presencia te convertirá en cenizas. Y cuando lo consiga, reforzará también el poder de los demás titanes. Son muy débiles ahora si se compara con el estado que asumirán enseguida, a menos que puedas detenerlos. El mundo se vendrá abajo, los dioses morirán y yo nunca obtendré una buena puntuación con esta estúpida máquina.

-Prioridades- dijo Hermes

-Alguien debe ordenarlas- dijo Apolo

-Y lo más rápido posible- dijo Hermes

Tendría que haberme sentido aterrorizado, pero la verdad es que ya había alcanzado mi nivel máximo de pavor.

-Llega un momento donde no puede ser peor- dijo Percy

-Es cierto- dijo Annabeth -llega el tiempo donde no crees que puedas sentir más miedo Percy asintió e intercambiaron una mirada significativa

— ¿Puedo irme? —dije.

Una última cosa. Mi hijo Pólux. ¿Está vivo?

Parpadeé.

La última vez que lo vi, sí —contesté.

Dionisio hizo una mueca no conocía su hijo, pero ya era el único que tenía

Te lo agradecería mucho si pudieras mantenerlo en ese estado. Perdí a su hermano Castor hace un año...

Lo recuerdo. —Lo miré fijamente, tratando de asimilar la idea de que Dionisio podía ser un padre cariñoso.

-Yo soy el dios más cariñoso, mocoso- dijo Dionisio

-Creo que se mordió la lengua- dijo Apolo

Me pregunté cuántos dioses olímpicos aparte de él estarían pensando en sus hijos semidioses en ese mismo momento—. Haré todo lo que pueda.

-Te sorprendería, pero supongo que pensábamos en ustedes... A nuestra manera- comentó Poseidón

La mayoría de los dioses asintió a regañadientes

Lo que puedas... —murmuró Dionisio—. Qué tranquilizador. Vete ya. Vas a tener que vértelas con algunas sorpresas desagradables. Y yo he de derrotar a Blinky.

— ¿Sorpresas desagradables?

Agitó una mano y el bar desapareció.

-¿Y no podías darle toda la información?- masculló Poseidón

-No- dijo Dionisio

Poseidón rodó los ojos

Me encontré de nuevo en la Quinta Avenida. Annabeth no se había movido de su sitio. Tampoco mostró el menor indicio de que yo hubiera desaparecido o algo así.

-Pues no habías desaparecido- dijo Annabeth encogiéndose de hombros -sólo estabas mirando fijamente

-Vaya- murmuró Percy

Me sorprendió mirándola fijamente y frunció el entrecejo.

— ¿Qué? —preguntó.

Eh... no, nada.

Annabeth sonrió

Oteé la avenida, preguntándome qué habría querido decir el señor D con « sorpresas desagradables». ¿Podían empeorar las cosas todavía?

-Sí, sí pueden empeorar- dijo Percy

-Y mucho- dijo Annabeth

Clarisse hizo una mueca

Me fijé en un coche azul hecho polvo, con el capó abollado de mala manera, como si hubieran pretendido hundirlo a martillazos. Sentí un hormigueo ¿De qué me sonaba aquel coche? Entonces caí en la cuenta de que era el Prius.

-¡Oh por los dioses!- dijo Hazel

-No puede ser- masculló Poseidón

Percy apretó los puños a recordar esa escena

El Prius de Paul.

Salí disparado calle abajo.

— ¡Percy! —Gritó Annabeth—. ¿Adónde vas?

-Yo no había visto el Prius- se defendió Annabeth ante las miradas -de hecho fue muy extraño

Thalia asintió -Lo fue

Paul estaba desmayado al volante. Mi madre roncaba a su lado. Me quedé de una pieza. ¿Cómo no los había visto antes? Llevaban más de un día allí, en medio del tráfico inmóvil y con la batalla librándose furiosamente alrededor, y yo ni siquiera me había fijado.

-Tenías muchas cosas que pensar- dijo Poseidón de manera conciliadora

-Pero debes admitir que sí es extraño que no lo hayan visto antes- dijo Artemisa

-Demasiado- dijo Apolo

Debieron... debieron de ver aquellas luces azules en el cielo. —Tironeé con furia de las puertas, pero tenían puesto el seguro—. Tengo que sacarlos.

Percy —dijo Annabeth con suavidad.

-Es tan tierna cuando habla con suavidad- bromeó Piper

-Debes aprovechar las pocas oportunidades- dijo Thalia

Annabeth rodó los ojos

— ¡No puedo dejarlos aquí en medio! —Me estaba poniendo histérico. Golpeé el parabrisas—. Tengo que apartarlos. Tengo...

-Era lógico- dijo Rachel

Percy... espera un momento. —Annabeth llamó con gestos a Quirón, que estaba hablando con unos centauros en la esquina—. Empujaremos el coche hacia una calle lateral, ¿vale? No va a ocurrirles nada.

-Fue horrible- dijo Percy con un nudo en la garganta

-Por supuesto que lo fue, pero estuvieron bien- dijo Annabeth

Percy asintió con un respiro tembloroso

Me temblaban las manos. Después de todo lo que había pasado en los últimos días me sentía débil y atontado, pero al ver a mis padres allí me entraron ganas de echarme a llorar.

-Por supuesto que sí, cariño- dijo Afrodita

-Estabas pasando por demasiado- dijo Poseidón -era lógico

Quirón se acercó al galope.

— ¿Qué...? Ay, cielos. Ya veo.

Seguro que iban a buscarme —dije—. Mi madre debió de olerse que algo andaba mal.

-No puedo creer que ninguno nos diéramos cuenta- murmuró Thalia

-Tampoco yo- dijo Percy

Es lo más probable —dijo Quirón—. Pero no les va a pasar nada, Percy. Lo mejor que podemos hacer es concentrarnos en nuestra misión.

-Era lo mejor- comentó el centauro

Todos asintieron de acuerdo

Entonces reparé en algo que había en el asiento trasero y di un respingo. Detrás de mi madre, y sujeta con el cinturón de seguridad, estaba aquella jarra griega de casi un metro de altura. Tenía la tapa asegurada con una correa de cuero.

-Lo que faltaba- masculló Jason

-Aparece en los momentos de mayor vulnerabilidad- dijo Poseidón -por eso es tan tentadora

No puede ser —mascullé.

Annabeth puso la mano en la ventanilla.

— ¿Cómo es posible? —preguntó—. ¿No la habías dejado en el Plaza?

-Ahí la dejé- dijo Thalia -no tenía idea de que podía hacer eso

-Bueno, ahora ya lo sabemos- dijo Percy

A buen recaudo en la caja fuerte —asentí.

Quirón vio la jarra y abrió los ojos como platos.

No será...

Sí. La jarra de Pandora —asentí.

-Un hermoso detalle- dijo Leo

-El presente que todos quisieran en su vida- dijo Connor con sarcasmo

-Y vaya que sí- masculló Miranda

Connor sonrió

Le conté mi encuentro con Prometeo.

Entonces la jarra es tuya —razonó Quirón, consternado—. Te seguirá a todas partes, tentándote para que la abras, sin importar dónde la hayas guardado.

Y se te aparecerá cuando más débil te encuentres.

-El mejor regalo de toda mi vida- dijo Percy con sarcasmo

-Lo notamos- dijo Thalia

« Como ahora», pensé, mirando a mis padres indefensos.

Me imaginé la sonrisa de Prometeo, siempre tan ansioso por ayudarnos a los pobres mortales. « Abandona toda esperanza, y yo sabré que te has rendido. Prometo que Cronos será clemente».

-Me alegra que le importemos tanto- dijo Rachel

-A mí también- dijo Percy -sólo imaginen que no fuera así, estaríamos perdidos

Tuve un acceso de rabia. Saqué a Contracorriente y rasgué la ventanilla del conductor como si fuese una película plástica.

Pongamos el coche en punto muerto —dije— y saquémoslo de en medio.

-Es lo más sensato- dijo Artemisa

-Estarán bien- dijo Poseidón

Percy asintió

Y llevemos esa estúpida jarra al Olimpo.

Quirón asintió.

Buena idea. Pero, Percy... —Se interrumpió bruscamente. A lo lejos sonaba el tableteo de un helicóptero que parecía acercarse.

-Oh demonios- masculló Rachel sonrojada

-¿Y ahora qué?- preguntó Perséfone

En una mañana normal de lunes en Nueva York, aquel sonido no habría tenido nada de particular. Pero tras dos días de silencio, un helicóptero mortal parecía la cosa más extraña que hubiera oído en mi vida.

-Definitivamente- dijo Annabeth

-Todos lo escuchamos- dijo Katie -fue un sonido tan raro, por un momento nos pusimos en guardia

Travis asintió -Creo que a todos nos pasó lo mismo

Unas manzanas más al este, el ejército de monstruos empezó a soltar gritos y abucheos en cuanto el aparato se hizo visible. Era un modelo civil rojo oscuro, con un logo verde —GED— pintado en un lado.

-Tiene estilo- comentó Apolo

-Algo así- dijo Rachel

Las letras de debajo eran demasiado pequeñas para leerlas, pero yo sabía lo que ponía: « GRUPO EMPRESARIAL DARE».

La mayoría de las miradas fueron hacia Rachel, su cara estaba igual de roja que su cabello

Me quedé sin habla. Miré a Annabeth y advertí que también había reconocido el logo. Estaba más roja que el helicóptero.

-Y no creo que haya sido exactamente por la alegría de verla- dijo Thalia

-¡Thalia!- masculló Annabeth

-Es la verdad- dijo Thalia alzando las manos

-Por los dioses- murmuró Percy

— ¿Qué demonios hace ella aquí? —me preguntó—. ¿Y cómo ha atravesado la barrera?

— ¿Quién? —dijo Quirón, perplejo—. ¿Qué mortal estaría tan loco...?

-En mi defensa, no sabía qué era lo que estaba pasando -dijo Rachel

-Mi pequeño oráculo me encanta- dijo Apolo con una sonrisa

De repente, el morro del helicóptero perdió altura.

— ¡El hechizo de Morfeo! —Exclamó Quirón—. El idiota del piloto se ha dormido.

-¡Por los dioses. Rachel!- murmuró Reyna

-No pensé que fuera a pasar eso- dijo Rachel

Miré horrorizado cómo el aparato se escoraba y caía hacia unos edificios de oficinas. Aun suponiendo que no se estrellara, seguramente los dioses del viento lo expulsarían de los cielos por acercarse tanto al Empire State.

-Está bien que quisieras entrar con estilo, pero eso es otro nivel- dijo Leo

-Es el nivel del oráculo- dijo Apolo

-Superen eso- bromeó Rachel

Estaba demasiado paralizado para moverme, pero Annabeth llamó a Guido de un silbido y el pegaso bajó en picado como surgido de la nada.

« ¿Ha pedido un caballo espectacular?», dijo.

Venga, Percy —refunfuñó Annabeth—. Tenemos que salvar a tu « amiga».

-Uy, pues si quieres no la salves- dijo Leo

-Oye- murmuró Rachel -sí quiero que me salven

-Aunque Annabeth no se vea muy feliz por hacerlo- dijo Piper

-Piper- masculló Annabeth ¿También tú?- preguntó Annabeth completamente sonrojada

-Te dije que Thalia y Piper eran peor que los Stoll- dijo Percy

-Oh, esto se puso muy dramático, me encanta- chilló Afrodita

-De acuerdo- dijo Zoë -el capítulo ya acabó ¿Quién lee?