-De acuerdo- dijo Zoë -el capítulo ya acabó ¿Quién lee?

-Yo- dijo Nico -una ladrona viene en nuestra ayuda

-Eso es bueno ¿No?- preguntó Apolo -con estos libros nunca se sabe

Percy trató de recordar a qué momento de la guerra se refería ese capítulo, no tardó mucho en hacerlo y cuando lo hizo le dio a Annabeth una mirada de horror, ella pareció comprender de inmediato e hizo una mueca, Clarisse miraba a ambos con las manos apretadas en puños, imaginando por la expresión de la parejita de qué se trataba

He aquí mi definición de la cosa menos divertida del mundo: volar en pegaso hacia un helicóptero fuera de control.

-Mi cosa menos divertida es estar atrapada en un helicóptero fuera de control- dijo Rachel con una mueca

-Y la cosa menos favorita de Annabeth es ir a salvarte- bromeó Connor

-¡Connor!- gruñó Annabeth

Si Guido no hubiese sido un virtuoso de las acrobacias aéreas, habríamos acabado cortados en pedacitos de confeti.

-Y hay veces que el confeti no me agrada mucho- dijo Percy

-Y menos confeti de Annabeth y Percy- dijo Leo

-Me agradaría aún menos- dijo Percy

-Ya lo creo- murmuró Leo

Oí a Rachel dando gritos en el interior del helicóptero. Inexplicablemente, ella no se había quedado dormida, pero al piloto sí lo vi derrumbado sobre los mandos y sacudido por los bandazos del aparato, que descendía dando tumbos hacia el flanco de un bloque de oficinas.

-Una experiencia que no quiero volver a repetir, gracias- dijo Rachel

-Mejor que no se repita- dijo Percy

-Y si piensas volver a viajar en helicóptero asegúrate de que el chofer no sé quedé dormido- dijo Travis con fingida seriedad

-Gracias es el mejor consejo que he recibido- dijo Rachel con sarcasmo

— ¿Alguna idea? —le pregunté a Annabeth.

Tú ocúpate de dirigir a Guido y de guardar las distancias —repuso.

-Y no estoy segura si eso de "guardar las distancias" se refiere al helicóptero o a otra cosa- dijo Piper tratando de parecer seria

Annabeth se sonrojó -¡Por los dioses, Piper!

-Son malvados- dijo Percy con un puchero

— ¿Y tú qué vas a hacer?

Por toda respuesta, gritó « ¡Arre!», y Guido se lanzó en picado.

— ¡Agáchate! —alcancé a oírla decir.

-Siento que no me voy a acostumbrar a sus ideas- masculló Poseidón

-Lo harás- dijo Apolo

-Todos lo hacemos- dijo Connor "seriamente"

Pasamos tan cerca del rotor que sentí como si la fuerza de las aspas me arrancara el pelo. Nos situamos a toda velocidad junto al helicóptero y Annabeth se aferró a la puerta.

-Genial, corte de cabello gratis- dijo Leo

-Realmente me agrada más el modo normal para cortar el cabello- dijo Percy

Entonces se complicaron las cosas.

¿Más?- preguntó Poseidón

-Oh sí, siempre pueden complicarse más- dijo Percy

-Y que lo digas- murmuró Annabeth

-Pero también te acostumbras- dijo Leo

Guido se golpeó un ala con la plancha del helicóptero y cayó conmigo a plomo, dejando a Annabeth colgada del aparato.

-Por los dioses- murmuró Thalia

-Qué horror- dijo Hazel con una mueca

-No lo intenten en casa, chicos- dijo Percy con una mueca

-Fue horroroso- dijo Annabeth

El terror me impedía pensar, pero mientras el pegaso se precipitaba al vacío llegué a ver a Rachel tirando de Annabeth para meterla en la cabina.

-Bueno, terminaron salvándose mutuamente- dijo Thalia

-A pesar de que no les hacía mucha gracia salvarse mutuamente- dijo Piper

-¡Ay, por los dioses!- masculló Annabeth

-Definitivamente son peores que los Stoll- dijo Percy

-No puede ser hermano, tendremos que esforzarnos más- dijo Travis con tono serio

— ¡Aguanta! —le grité a Guido.

« El ala —gemía—. La tengo machacada».

— ¡Puedes hacerlo! —A la desesperada, traté de recordar lo que Silena solía decirnos en las clases de equitación con pegaso—. ¡Relaja el ala! ¡Extiéndela y planea!

-A la muy desesperada- dijo Percy -pero funcionó, aunque no fue para nada agradable

-Lo hicieron muy bien- dijo Quirón

-Guido estuvo genial- dijo Percy

Caíamos verticalmente hacia el suelo, ya a menos de treinta metros. En el último momento Guido consiguió extender las alas.

-Gracias a eso, no nos hicimos sopa de semidiós con Pegaso- dijo Percy

-Lo cual me parece una excelente noticia- dijo Poseidón

Los centauros nos miraron boquiabiertos mientras recuperábamos la horizontal y recorríamos unos metros para aterrizar finalmente dando tumbos y rodar —pegaso y semidiós juntos— por la acera.

-Fue algo realmente increíble, muchacho- dijo Quirón

-Al menos no serás sólo una mancha en el pavimento- dijo Connor

-Eso me agrada- dijo Percy -me gusta ser un Percy entero

« Ay —gimió Guido—. Mis patas. Mi cabeza. Mis alas».

Quirón llegó al galope con su botiquín y empezó a curarle las heridas.

Quirón suspiró -La herida más grave era la del ala

-Creo que también le debo una caja de Donuts- dijo Percy

-Que sea dos- dijo Rachel

Me puse de pie penosamente. Al levantar la vista, se me subió el corazón a la boca: el helicóptero estaba a punto de estamparse contra el edificio.

-¡Por los dioses!- murmuró Hazel

-Fue algo aterrador- dijo Rachel

-Ni lo digas- dijo Annabeth con una mueca

-Verlas casi estrellarse sin saber lo que pasaba dentro también fue horrible- dijo Percy

Y entonces, milagrosamente, volvió a estabilizarse. Describió un círculo, se quedó suspendido en el aire y, lentamente, comenzó a descender.

Los chicos miraron entre asombrados y confundidos el libro

Pareció tardar una eternidad, pero por fin tomó tierra en medio de la Quinta Avenida con un golpe sordo. Atisbé a través del parabrisas y no di crédito: era Annabeth quien estaba a los mandos.

-Eso es genial- dijo Jason

-Algún día podrías darnos un paseo en helicóptero- comentó Piper

-No- dijo Annabeth riendo -no lo volveré a hacer

-Espera... ¿Quién te enseñó a pilotar un helicóptero?- preguntó Leo

-Su padre tiene una obsesión con la aviación- señaló Thalia

Annabeth rió -Básicamente eso y unas cuantas notas de Dédalo

Los chicos la miraban con incredulidad, Atenea la miraba con una ceja alzada y una pequeña sonrisa de orgullo

Me adelanté corriendo mientras los rotores aminoraban poco a poco. Rachel abrió la puerta lateral y arrastró fuera al piloto.

-Tampoco habría hecho daño que se quedara dentro- dijo Apolo

-Cierto- dijo Rachel -pero pensé que sería mejor sacarlo antes de cualquier otra cosa pasara

-Sabia decisión- dijo Bianca

Todavía iba vestida como si estuviera de vacaciones, o sea, con pantalones cortos, una camiseta y sandalias. Tenía el pelo enmarañado y la tez verdosa a causa de aquellas acrobacias imprevistas.

-No creo que pudiera estar de otra forma- dijo Perséfone

-Así que la lección es nunca volverse a subir a un helicóptero- bromeó Travis

-Lección aprendida-dijo Rachel

Annabeth fue la última en bajar.

La miré maravillado.

-Como siempre- dijo Thalia

-Definitivamente- dijo Afrodita con una sonrisa

-¡Thalia!- chillaron Annabeth y Percy

No sabía que pudieras pilotar un helicóptero.

Ni yo —contestó—. Pero mi padre está obsesionado con la aviación. Además, Dédalo tenía algunas notas sobre máquinas voladoras. Así que he manejado los mandos por deducción.

-Digna hija de Atenea- dijo Apolo

Annabeth sonrió

Me has salvado la vida —dijo Rachel.

Annabeth flexionó el hombro de la herida.

Sí, bueno... no vayamos a convertirlo en una costumbre.

-Sí mira, ahora que ya estás a salvo, puede volver a ponerse celosa- comentó Travis como si nada

-¡Travis!- masculló Annabeth

-Es la verdad- dijo el chico encogiéndose de hombros

Rachel se sonrojó

¿Se puede saber qué haces aquí, Dare? ¿No se te ocurre nada mejor que volar por una zona de guerra?

-No- bromeó Rachel -esa es mi idea de diversión

-Uhhhh sabes que estás en problemas cuando te habla por el apellido- dijo Leo negando con la cabeza

-En realidad no sé si ella está en problemas o Percy está en problemas- comentó Piper

-Por los dioses- masculló Annabeth rodando los ojos

Yo... —Rachel me echó un vistazo—. Tenía que venir. Sabía que Percy estaba en peligro.

-Como siempre- dijo Percy con una mueca

-Al menos tu vida no es aburrida- comentó Apolo

-Me gustaría que fuera aburrida- dijo Percy

Poseidón hizo una mueca

En eso acertabas —refunfuñó Annabeth—. Bueno, si me disculpáis, tengo algunos « amigos» heridos que cuidar. Me alegra que hayas podido pasarte por aquí, Rachel.

-Vaya, eres muy amable Annabeth- dijo Connor con voz fingida

-Yo sólo quiero saber quiénes eran esos "amigos" a los que supuestamente tenía que cuidar- comentó Travis con inocencia

-Sí, yo no recuerdo que estuvieras por la enfermería- dijo Will con inocencia

-¡Por los dioses!- masculló Annabeth sonrojada -basta

Annabeth... —murmuré.

Ella se alejó airada.

-Celosa, mejor dicho- comentó Perséfone

-Definitivamente- coincidió Afrodita

Annabeth rodó los ojos

Rachel se sentó en el bordillo, agarrándose la cabeza entre las manos.

Lo siento, Percy. No pretendía... Siempre lo complico todo.

-Un poquito nada más- bromeó Piper

-Vaya, eso me hace sentir mejor- dijo Rachel con sarcasmo

-Lo lamento- dijo Annabeth sonrojada

Rachel se encogió de hombros con una sonrisa

Resultaba difícil discutírselo, aunque me alegraba que estuviera bien.

-Gracias, supongo...- murmuró Rachel

Percy se sonrojó

Busqué a Annabeth con la vista, pero ya había desaparecido entre la multitud.

-Uy, se enojó- dijo Connor

Travis negó con la cabeza

-Son unos idiotas- masculló Annabeth sonrojada

No podía creerme lo que acababa de hacer: salvarle la vida a Rachel, aterrizar con el helicóptero y largarse como si no tuviera mayor importancia.

-Eh... ¿No es exactamente lo que tú haces?- preguntó Miranda con incomodidad -no le das importancia a tus actos, aunque sean grandiosos

-Punto para Miranda- dijo Connor

Miranda le sonrió

-Tiene razón- dijo Jason

Vamos... Bro- murmuró Percy

No pasa nada —le dije a Rachel, aunque sonaba falso—. Bueno, ¿cuál es el mensaje que debes entregarme?

-Sí, de hecho sí fue bastante falso- dijo Rachel

-Lo siento- dijo Percy sonrojado -gracias por ir a darme el mensaje

-Es lo que hacen los amigos- dijo Rachel con una sonrisa

Frunció el entrecejo.

— ¿Cómo lo sabes? —preguntó.

Por un sueño.

-Porque yo también te estaba espiando- dijo Travis con voz falsa

-Chicos, ¿No les han dicho que no es buena idea meterse con un oráculo?- preguntó Rachel con una ceja alzada

-Nop- dijeron los Stoll al unísono

-No es una buena idea meterse con un oráculo- dijo Apolo siguiéndole el juego a Rachel

Los Stoll fruncieron el ceño

No pareció sorprendida. Se alisó los shorts. Los tenía cubiertos de dibujos, cosa nada rara en ella, pero reconocí aquellos símbolos a primera vista: eran letras griegas, imágenes de collares de cuentas del campamento, bocetos de monstruos y rostros de dioses...

-Espero que me hayas dibujado en toda mi vida gloria- dijo Apolo

-Claro- contestó Rachel riendo

-Esta chica me agrada- dijo Apolo

-Ya nos dimos cuenta- comentó Hermes

No comprendía cómo podía conocer Rachel todo aquello. Ella nunca había estado en el Olimpo ni en el Campamento Mestizo.

-Ni yo no comprendía- dijo Rachel con una mueca

-Al menos ahora ya tiene más sentido- dijo Percy

-Tanto como esto puede tener sentido- dijo Thalia

-Que a veces no es mucho el sentido- comentó Leo

Yo también veo cosas últimamente —musitó—. No sólo a través de la Niebla. Es algo distinto. Me he dedicado a hacer dibujos y escribir algunas líneas...

En griego antiguo —observé—. ¿Sabes su significado?

Ahora sí- dijo Rachel

-Bueno, nunca es tarde para conocer el significado de algo- bromeó Travis

-Es lo mismo que digo- dijo Rachel riendo

-Por favor, no te vayas a unir también a ellos- dijo Percy

-Oye- se quejaron los Stoll

-Percy tiene razón - dijo Thalia -mejor moléstalos con nosotras

Annabeth rodó los ojos

-Y aquí te das cuenta que todos actúan como críos- dijo Apolo

-Miren quien habla- murmuró Artemisa

Hestia miró a los chicos con una sonrisa, normalmente en la vida de los semidioses no había mucho tiempo para actuar como críos y era algo bueno que pudieran disfrutarlo, aunque sea un momento

De eso quería hablar contigo. Confiaba... bueno, suponiendo que hubieras venido con nosotros de vacaciones, confiaba en que me ayudaras a comprender lo que me pasa.

-La verdad estaba tan confundido como tú- comentó Percy

Rachel sonrió

-En ese momento de la batalla, ya todos estábamos confundidos- dijo Katie

-Y que lo digas- comentó Travis

Me miró con aire suplicante. Tenía el bronceado de la playa y se le estaba pelando la nariz. Yo no lograba superar la impresión de tenerla allí delante, en carne y hueso.

-Menos después de sobrevivir a un helicóptero sin piloto- dijo Piper

-Y aún le falta a sobrevivir a Annabeth celosa- dijo Thalia

-Por supuesto -accedió Piper

-Definitivamente son peores que los Stoll- comentó Annabeth

-Lo sé- murmuró Percy

Había obligado a su familia a interrumpir sus vacaciones; había aceptado ingresar en una espantosa escuela para señoritas y había venido en helicóptero al centro de una batalla monstruosa... sólo para verme a mí. A su manera, era tan valiente como Annabeth.

-Todos los semidioses en esta sala son muy valientes- dijo Poseidón con una sonrisa Algunos de los chicos se sonrojaron

-Gracias- dijo Percy con una sonrisa

Pero lo que podía derivarse de todas aquellas visiones me asustaba de verdad.

Quizá les sucedía lo mismo a todos los mortales capaces de ver a través de la Niebla.

-No en realidad- dijo Apolo -son pocos los elegidos

-Sería algo muy malo para los mortales si a todos les pasará eso- dijo Poseidón

-Sí, hay veces que no es tan divertido mirar a través de la niebla- murmuró Rachel

Pero mi madre jamás me había hablado de nada parecido. Y seguían viniéndome a la cabeza las palabras de Hestia sobre la madre de Luke: « May Castellan fue demasiado lejos. Quiso ver demasiado».

Hermes hizo una mueca, las palabras resonando en su cabeza "May Castellan fue demasiado lejos. Quiso ver demasiado"

Ojalá lo supiera, Rachel —le dije—. Quizá deberíamos preguntárselo a Quirón...

Ella dio un respingo, como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

-Esa no es una buena señal- dijo Apolo

-Pésima señal en realidad- comentó Percy

Clarisse estaba tratando con mucho esfuerzo de mantener una expresión neutral

Algo está a punto de suceder, Percy. Una treta que desemboca en una muerte.

-Lo que faltaba- masculló Poseidón

— ¿Qué quieres decir? ¿La muerte de quién?

No lo sé. —Miró alrededor con nerviosismo—. ¿No lo percibes?

-No, lo semidioses no pueden percibirlo de la misma manera en que tú lo haces- dijo Apolo Rachel hizo una mueca

— ¿Ése es el mensaje que querías transmitirme?

No. —Titubeó—. Perdona. A lo mejor no tiene sentido, pero la idea me ha venido espontáneamente.

-Tienes que hacerle caso a tus instintos- dijo Apolo

-Suelen tener razón- dijo Percy

-Pero a veces es extraño- dijo Rachel

Los chicos asintieron de acuerdo

No: el mensaje que escribí en la playa era distinto. Tu nombre aparecía en él.

Perseus —recordé—. En griego antiguo.

Rachel asintió.

No entiendo lo que significa, pero sé que es muy importante. Decía:

« Perseus, tú no eres el héroe».

-Oh, esa es la mejor noticia que he escuchado desde que empezamos los libros- dijo Poseidón

-Al menos puedes respira tranquilo, al menos hasta que la nueva amenaza aparezca- dijo Apolo con una sonrisa

-Que por lo que dijo Rachel va a ser pronto- dijo Jason

Me quedé mirándola como si me hubiera dado una bofetada.

— ¿Has hecho miles de kilómetros para venir a decirme que no soy el héroe?

-Y tu hijo no lo tomó muy bien- dijo Apolo negando con la cabeza - yo creí que probablemente estuviera saltando de felicidad

Percy se encogió de hombros -Me gusta dar sorpresas

-Es que esa declaración le pegó en el ego- bromeó Thalia

-Cállate, cara de pino- dijo Percy sacándole la lengua

Es importante —insistió—. Influirá en lo que hagas.

— ¿Que no soy el héroe de la profecía, el héroe que derrotará a Cronos? ¿Qué quieres decir?

-Pues que no eres el héroe- dijo Connor

-Vaya ¿Cómo no pensé en eso antes?- dijo Percy riendo

-Para la otra piénsalo dos veces- dijo Connor guiñando el ojo

-Lo haré, gracias por el consejo- dijo Percy

Lo... lo siento, Percy. Es lo único que sé. Tenía que decírtelo porque...

-Porque eres muy buena amiga- dijo Apolo -y un genial oráculo

-Aunque a Percy no le haya gustado mucho la noticia- dijo Thalia

-Ya basta, cara de pino- murmuró Percy

— ¡Bueno! —Quirón llegó a medio galope—. Esta debe de ser la señorita Dare.

Habría deseado espetarle que se largase, pero no podía, naturalmente.

-¿Disculpa?- dijo Quirón alzando una ceja

-Lo siento- murmuró Percy sonrojado

-Ay Percy- dijo Leo negando con la cabeza

Procuré dominar mis emociones. Me sentía como si tuviera otro huracán personal girando alrededor.

-Y eso tampoco es demasiado conveniente- dijo Frank

-Y más si el huracán es parecido al que creaste- comentó Leo

-Se parecía mucho- estuvo de acuerdo Grover

Quirón, Rachel Dare —los presenté—. Rachel, mi maestro Quirón.

Hola —musitó ella. No parecía sorprendida por el hecho de que Quirón fuese un centauro.

-Se llega a un punto en el que ya nada te sorprende- dijo Rachel encogiéndose de hombros -Definitivamente- estuvo de acuerdo Frank

-Después de eso ya no hay vuelta atrás- dijo Piper

-Me alegra haber llegado a ese punto- comentó Rachel con una mueca

Usted no está dormida, señorita Dare —observó él—. ¿Es mortal?

Lo soy —asintió, como si fuera una idea deprimente—.

-Bueno al principio lo era- dijo Rachel

-Tanto tiempo con semidioses te da una nueva perspectiva- comentó Perséfone

-Algo así- dijo Rachel

El piloto se quedó dormido cuando sobrevolamos el río. No sé por qué no me he dormido también. Yo sólo sabía que tenía llegar aquí para advertir a Percy.

— ¿Advertir a Percy?

Ha visto cosas últimamente —expliqué—. Ha escrito frases y hecho dibujos inquietantes.

-Y lo más inquietante es que Percy la ha estado observado-dijo Travis

-¿Ahora cómo podemos vivir tranquilos sabiendo acerca de tus sueños espías?- preguntó Connor

-No son sueños espías- murmuró Percy sonrojado

-Son sueños acosadores- dijo Piper

Percy bufó

Quirón enarcó las cejas.

— ¿De veras? Cuénteme.

Rachel le explicó lo mismo que a mí.

Él se acarició la barba.

Señorita Dare... tal vez debiéramos hablar.

-Uhhhh estás en problemas- dijo Leo

-No estaba en problemas- dijo Rachel negando con la cabeza

-Bueno, depende de cómo lo veas- dijo Connor

-Eh- se quejó Apolo

Quirón —lo interrumpí. Había recordado bruscamente mi visión del Campamento Mestizo en 1990 y aquel grito desgarrador de May Castellan desde el desván—. Tú... ayudarás a Rachel, ¿no? Quiero decir, le advertirás que debe andarse con cuidado con estas cosas, ¿verdad? Sin ir demasiado lejos.

-¿Y cómo salió eso?- preguntó Leo

-Aunque no lo crean, Rachel es necia- dijo Percy

-Tiendes a tener amigos necios- dijo Jason

-Es como una especie de don- comentó Percy con una mueca

-Definitivamente, bro

Él sacudió la cola como hace cuando está inquieto.

Sí, Percy. Haré todo lo posible para comprender lo que pasa y aconsejar a la señorita Dare, pero puede llevar su tiempo.

-Y más si es tan necia como dices- comentó Miranda con una sonrisa

-No lo soy- murmuró Rachel negando con la cabeza

-Sí lo eres- comentó Percy

-Lo eres- dijo Annabeth con una ceja alzada

Entretanto, debes descansar. Hemos arrastrado el coche de tus padres a un lugar seguro.

-¡Gracias a los dioses!- dijo Hazel

-Pues no tuvimos mucho que ver, querida- comentó Apolo

El enemigo no parece con intenciones de moverse por ahora. Hay literas montadas en el Empire State. Aprovecha para dormir un poco.

Todo el mundo me manda a dormir —rezongué—. No necesito dormir.

-Todo el mundo te manda a dormir, porque es justamente lo que necesitabas hacer, sesos de alga- dijo Annabeth con una sonrisa

-Pero no tenía ganas de dormir- dijo Percy con un puchero

-Sí claro- murmuró Grover

-Bueno, tal vez sí tenía un poco de sueño- dijo Percy

Quirón esbozó una sonrisa.

— ¿Te has echado un vistazo?

Me miré la ropa. La tenía chamuscada, desgarrada y casi en jirones de tanto combatir a lo largo de la noche.

-De acuerdo- dijo Percy alzando las manos -sí me veía muy mal

-En realidad no eres el único- dijo Katie -pero sí eras el que más necesitaba dormir

-No sabes cuándo puedas volver a hacerlo- comentó Artemisa

Poseidón hizo una mueca

Estoy hecho un desastre —reconocí—. Pero ¿crees que voy a poder dormirme después de todo esto?

-Bueno de acuerdo, sí pude- dijo Percy -al menos en parte

-¿Por los sueños?- preguntó Will

Percy asintió con una mueca

Tal vez seas invulnerable en el combate —me reprendió Quirón—, pero eso sólo hace que te agotes más deprisa. Me acuerdo muy bien de Aquiles. Cuando el tipo no combatía, estaba siempre durmiendo. Debía echarse veinte siestas al día. Necesitas descansar, Percy. Quizá seas nuestra única esperanza.

-Al parecer no tomaste muy bien lo de no ser el héroe- dijo Nico con una ceja alzada, mientras miraba el libro

Percy se sonrojó -Fue como una cubetada de agua helada

-Por supuesto, ya se había sumergido en el Estigio- masculló Poseidón

-Y humillado a Hades- comentó Apolo

Hades le dio una mirada asesina

Quise replicar que yo no era su única esperanza. Ni siquiera era el héroe, según Rachel.

-Sabía que tenías tu ego, sesos de alga- dijo Thalia

-Es sólo por pasar tanto tiempo contigo, cara de pino- dijo Percy riendo

Pero por la mirada de Quirón comprendí que no aceptaría un no por respuesta.

De acuerdo —refunfuñé—. Hablad tranquilos.

-Oh, o sea que realmente te mandaron a dormir para que no estuvieras de chismoso- dijo Travis

-Necesitaba descansar- dijo Quirón

Me dirigí hacia el Empire State arrastrando los pies. Al echar un vistazo atrás, vi a Rachel y Quirón enfrascados en una conversación muy seria, como si estuvieran decidiendo los detalles de un funeral.

-Sí, básicamente no te querían chismoseando por ahí- dijo Connor

-Me siento traicionado- dijo Percy

En el vestíbulo, encontré una litera vacía y me desplomé sobre ella, convencido de que no me dormiría ni a tiros. Un segundo más tarde se me cerraban los ojos.

Percy sonrió con inocencia -Al parecer sí tenía sueño

-Sólo era la adrenalina la que te hacía creer que no lo tenías- dijo Poseidón

-Además tus sueños siempre son de ayuda- dijo Artemisa

Percy asintió poco convencido está vez

En mis sueños, me encontré otra vez en el jardín de Hades.

-Vamos de nuevo- mascullaron Hades y Nico al mismo tiempo

-De acuerdo, eso fue extraño- comentó Will

-Mucho- dijo Nico

El señor de los muertos se paseaba de un lado para otro con las manos en los oídos, mientras Nico lo seguía gesticulando y haciendo aspavientos.

— ¡Tienes que hacerlo! —insistía.

-¿En serio tenía las manos en los oídos?- preguntó Apolo riendo

Percy asintió

-Y los que actuamos como críos somos nosotros- dijo Hermes

-No estaba actuando como crío- gruñó Hades

-Para nada- dijo Apolo -es muy maduro caminar de un lado a otro tapándote los oídos mientras tu hijo te habla

-En realidad, mi papá sí lo hizo una vez en su palacio, hice algunas preguntas incómodas- susurró Will en tono confidencial hacia Nico

Nico trató de mantener una expresión seria

Deméter y Perséfone estaban sentadas más atrás, junto a la mesa del desayuno. Las dos diosas parecían aburridas. Deméter servía copos de cereal en cuatro cuencos enormes.

-Qué bueno que son de ayuda- masculló Hera

Perséfone transformaba mágicamente el ramo de la mesa, tiñendo las flores del rojo al amarillo y cubriéndolas luego de lunares.

-Vaya cariño, sí estabas aburrida- comentó Hades

Perséfone se sonrojó

— ¡No tengo que hacer nada! —clamaba Hades con ojos llameantes—. ¡Soy un dios!

Padre —decía Nico—, si cae el Olimpo, la seguridad de tu palacio ya no te servirá de nada. Tú también te desvanecerás.

-Leerme a mí mismo es raro- mencionó Nico

-Buena suerte con eso de hacerlo entrar en razón- dijo Poseidón

-La necedad también es de familia- dijo Apolo

-Genial- murmuró Will

— ¡Yo no soy un olímpico! —gruñía—. Mi familia me lo ha dejado bien claro.

Sí lo eres —insistía Nico—. Tanto si te gusta como si no.

-Punto para Nico- dijo Hermes

-Eres un dramático- bufó Zeus

-El dios de los dramáticos ha hablado- gruñó Hades

-No soy dramático- masculló Zeus

-Claro, y yo no soy el dios más sexy- murmuró Apolo

-En realidad, esa soy yo, querido- dijo Afrodita

-No puede ser- murmuró Artemisa

Ya viste qué le hicieron a tu madre —decía Hades—. Zeus la mató. ¿Y pretendes que los ayude? ¡Se merecen lo que les pase!

-Eh... Fue exactamente lo que hiciste con mi oráculo- chilló Apolo -¿Cómo esperabas que ella supiera de qué trataba la profecía?

Hades rodó los ojos

Perséfone soltaba un suspiro. Deslizaba los dedos por la mesa distraídamente, convirtiendo la vajilla de plata en ramos de rosas.

— ¿Podríamos abstenernos de hablar de esa mujer, por favor?

Perséfone suspiró, Hades se volvió a mirar incómodo

— ¿Sabes lo que le vendría bien a ese chico? —murmuraba Deméter con aire pensativo—. Trabajar en una granja.

Hades volteó a ver a Deméter con ironía -¿Por qué lo mandaría a trabajar a una granja?

-No lo sé- dijo Deméter -tal vez tú deberías irte a una granja, podría hacerte falta

-Madre...- murmuró Perséfone

Hades rodó los ojos

Perséfone ponía los ojos en blanco.

Madre...

Seis meses detrás de un arado. Lo mejor que hay para fortalecer el carácter.

-Definitivamente deberías ir a una granja- dijo Deméter mirando a Hades

-Sí... Nico no necesita ninguna granja- comentó Will

-No- estuvo de acuerdo Thalia -es suficiente así

Nico se plantaba ante su padre, obligando a Hades a mirarlo.

Mi madre comprendía lo que es una familia —decía—. Por eso no quería separarse de nosotros. No puedes abandonar a tu familia porque te hayan hecho algo horrible. Tú también les has hecho cosas terribles a ellos.

Bianca le dio una sonrisa orgullosa a su hermano

-Así se hace- dijo Hazel

-Es el mejor argumento que he escuchado en mi vida- sombritas- dijo Will dándole una sonrisa dulce

Nico se sonrojó

Pero ¡Maria murió por su culpa! —le recordaba Hades.

— ¡No puedes aislarte como si no tuvieras nada que ver con los demás dioses!

Llevo miles de años haciéndolo sin ningún problema.

Los dioses se removieron incómodos sobre su trono

Hades rodó los ojos -¿Podemos saltarnos toda esa conversación?

-Por favor- dijo Nico viendo el libro como si fuera radioactivo

-Uhhhh no, Atenea dijo que no podíamos saltarnos ninguna parte- dijo Apolo -lo siento

Hades le dio una mirada asesina

— ¿Y así te has sentido mejor? —Seguía Nico—. ¿De qué te ha servido maldecir al Oráculo? Guardar rencor es un defecto fatídico. Bianca me lo advirtió, y era cierto.

-Para los semidioses- dijo Hades -yo no soy un semidiós

-Algunas cosas nunca cambian- murmuró Nico recordando ese argumento que su padre había utilizado

— ¡Será cierto para los semidioses! ¡Yo soy inmortal y todopoderoso! No ayudaría a los demás dioses aunque me suplicaran; aunque el mismísimo Percy

Jackson me lo pidiera de rodillas...

-Siempre me meten en las peleas familiares- dijo Percy con un puchero

Poseidón sonrió -Así que debo asumir que la forma en que mencionaste a mi hijo es porque obviamente es una persona importante

Hades bufó

-Yo estaba a punto de decir lo mismo- señaló Apolo

-Lo que sea- masculló Hades

— ¡Eres un paria y un marginado como yo! —Gritaba Nico—. Deja ya de lado tu cólera y haz algo útil por una vez. ¡Sólo así te respetarán!

-Wow, eso es lo más genial que he escuchado- dijo Jason mirando a Nico

Nico medio sonrió

La palma de la mano de Hades se llenaba de fuego negro.

Adelante —decía Nico—. Fulmíname. Es lo que los demás dioses esperarían de ti. Demuestra que no se equivocan.

-Otro imprudente- suspiró Apolo

-Y por eso hace buena pareja con cierto chico que convirtieron en pavo real- dijo Afrodita con una sonrisita

Will y Nico se sonrojaron furiosamente

Sí, por favor —protestaba Deméter—. Ciérrale la boca de una vez.

Deméter se sonrojó (lo que fue raro para los chicos) ¿Qué demonios pasaba con ella? Pensó, definitivamente estar en los dominios de Hades no ayudaba precisamente a su actitud, además en el tiempo que llevaban ahí el muchacho le caía bien

Perséfone suspiraba.

Ay, no sé. Creo que preferiría combatir en la guerra antes que comerme otro cuenco de cereales. Qué aburrimiento.

-Los cereales son fuente importante de vitaminas y minerales- dijo Deméter -deberías tener eso en cuenta, pueden hacerte falta cuando estás allá abajo- dijo con una mueca

-Mamá...- suspiró Perséfone

Hades rugía de ira. Su bola de fuego se estrellaba contra el árbol de plata que Nico tenía a su derecha, convirtiéndolo en un charco de metal líquido.

-¡Hades!- regañó Hestia

-No le di a él- dijo Hades alzando las manos de manera inocente

-Ni siquiera tenías por qué amenazarlo con una bola de fuego- dijo Hestia de manera severa -Pero no le pasó nada- se defendió el dios

-El chico tenía buenas intenciones- siguió Hestia

Hades hizo una mueca, pero no dijo nada

-A ninguno nos gusta que Hestia nos regañe- dijo Hermes a los semidioses en tono confidencial

El sueño cambió repentinamente.

Ahora estaba frente a las Naciones Unidas, a un par de kilómetros al nordeste del Empire State. El ejército del titán había levantado su campamento en torno al complejo de la ONU.

-Vaya ironía- comentó Poseidón

-Déjalo en su delirio de grandeza- comentó Deméter

-Era un buen lugar de reunión, a pesar de todo, para estar al pendiente de lo que pasa- dijo Thalia

-No tanto como el de nosotros- dijo Travis

De los mástiles de las banderas colgaban como trofeos los cascos y armaduras de los campistas caídos.

Los chicos resoplaron

-Como si no hubiera sido suficiente con todo lo demás- comentó Artemisa

Percy asintió con una mueca

A lo largo de la Quinta Avenida se veían gigantes afilando sus hachas y telekhines reparando escudos en fraguas improvisadas.

-No es algo que pueda subir el ánimo precisamente- dijo Percy

-Ni un poco- estuvo de acuerdo Leo -pero podría ser peor

-Oh, no te preocupes se pone peor- dijo Percy

Cronos en persona se paseaba en lo alto de la plaza, balanceando la guadaña de tal modo que las dracaenae de su guardia debían mantenerse a distancia.

-Ni siquiera ellas son tan estúpidas- gruñó Clarisse dándole una mirada asesina a

Luke quién se removió incómodo

Ethan Nakamura y Prometeo permanecían algo más cerca, pero fuera del alcance de la hoja maligna. Ethan tamborileaba con los dedos sobre las correas de su escudo; Prometeo, con su eterno esmoquin, parecía tan tranquilo y sereno como de costumbre.

-Serenidad qué es irritante- masculló Zeus

-Pues no tendríamos ese problema si no hubiera sido tu hijito quién nos liberó- bufó Hades Zeus gruñó

Odio este lugar —gruñía Cronos—. « Naciones Unidas». Como si la humanidad fuera a unirse jamás. Recordadme que derribe este edificio cuando hayamos destruido el Olimpo.

-Eso tiene algo de cierto. Murmuró Rachel con incomodidad -no es como que la humanidad pueda unirse

-Si griegos y romanos están aquí sin causar ninguna masacre, yo creo que todo se puede lograr- dijo Apolo

-Ese es un buen punto- comentó Reyna

Apolo le guiñó un ojo

Sí, señor. —Prometeo sonreía como si encontrara muy divertida la cólera de su amo—. ¿Derribaremos también las cuadras de Central Park? Sé lo mucho que os irritan los caballos.

-Es bueno imaginar- dijo Leo

-Pues tenían mucha imaginación- dijo Percy

— ¡No te mofes de mí, Prometeo! Esos malditos centauros se arrepentirán de haberse metido en medio. Se los echaré de comer a los perros del infierno.

Empezando por ese hijo mío, el alfeñique de Quirón.

Quirón emitió un suspiro

-Como dije, tenían mucha imaginación- señaló Percy

-Su mente era más hiperactiva que la mía- dijo Leo -y eso ya es mucho decir

-Bastante- dijo Jason con una sonrisa

Prometeo se encogía de hombros.

Ese alfeñique destruyó con sus flechas una legión entera de telekhines — comentaba.

-Punto para Quirón- gritaron los Stoll al unísono

Quirón les dio una pequeña sonrisa

Cronos descargaba su guadaña y cortaba un mástil por la mitad. Los colores nacionales de Brasil caían sobre el ejército y una dracaena recibía un porrazo mortal.

-¿Y qué culpa tiene Brasil?- preguntó Leo

Percy se encogió de hombros -Lugar y momento equivocados ¿Tal vez? l

-La buena noticia es que hay dracaenae menos- dijo Piper

-Cierto reina de belleza, ya nada más faltan como 10,000- dijo Leo

— ¡Los aplastaremos! —Rugía Cronos—. Ha llegado la hora de soltar al drakón. Nakamura, encárgate tú.

Ahora sí, todos los griegos que estuvieron en la batalla, comprendían que era lo que se avecinaba y por qué la mirada tormentosa de Clarisse durante todo el capítulo

S... sí, señor. ¿A la puesta de sol?

No. De inmediato. Los defensores del Olimpo están malheridos. No esperan un ataque repentino. Además, sabemos que no pueden derrotar a ese drakón.

-Sería una lástima que alguien los estuviera espiando- dijo Bianca

-No espiaba- dijo Percy

-Acosaba, qué es diferente- señaló Leo

-Vaya, eso no ayuda- dijo Percy

Ethan parecía desconcertado.

— ¿Mi señor?

No hagas preguntas, Nakamura.

-Eh, que yo también tenía esa duda ¿Cómo es que no lo pueden derrotar?- preguntó Leo

-La respuesta no será tan buena- murmuró Percy

Cumple mis órdenes. Quiero ver el Olimpo en ruinas cuando Tifón llegue a Nueva York. ¡Destrozaremos a los dioses por completo!

-Sí bueno, yo quiero un unicornio- dijo Connor con sarcasmo

-En el campamento Júpiter tenemos unicornios- dijo Hazel

-No lo animes- murmuró Miranda

Pero mi señor... —insistía Ethan—, vuestra regeneración... Cronos lo apuntaba con un dedo y el semidiós se quedaba congelado.

-Y fue de manera literal- dijo Percy

-Bueno, supongo que cuando eres el señor del tiempo puedes darte ciertos lujos- dijo Jason -Y qué buenos lujos- dijo Percy -¿Sabes el trabajo que nos ahorraríamos?

-Y que lo digas, bro

— ¿Te parece que necesito regenerarme? —siseaba el señor de los titanes.

Ethan no contestaba (cosa más bien difícil cuando estás inmovilizado en el tiempo).

-Sí, supongo que no es muy cómodo- dijo Leo

-Y tampoco fácil de hacerlo- dijo Percy

Cronos chasqueaba los dedos y Ethan se desmoronaba.

Muy pronto —gruñía el titán— esta forma ya no será necesaria. No pienso descansar ahora que tengo la victoria tan cerca. ¡Muévete!

-Y por eso niños, nunca deben farolear ante los demás- dijo Leo en tono serio

-Todos admiren la ironía en ello- dijo Piper

-Me ofendes, reina de belleza- dijo Leo llevándose las manos al pecho de manera dramática

Ethan se alejaba renqueante.

Es peligroso, mi señor —le advertía Prometeo—. No seáis impaciente.

-Vaya, el señor del tiempo es un impaciente, que buena onda- dijo Travis

-Bueno, esa impaciencia también nos ayudó- comentó Katie

-De eso no me quejo- dijo Travis

— ¿Impaciente? ¿Después de tres mil años pudriéndome en los abismos del Tártaro me llamas impaciente? Voy a cortar en mil pedazos a Percy Jackson.

-¿Por qué siempre me dicen eso?- preguntó Percy con una mueca

-Porque aún no se les han ocurrido insultos mejores- comentó Connor

-Eres el enemigo público número 1- dijo Miranda encogiéndose de hombros

-Genial- murmuró Percy

Habéis combatido con él en tres ocasiones —señalaba Prometeo—. Y sin embargo, siempre habéis afirmado que combatir con un simple mortal no es digno de un titán.

-Por fin alguien puso en palabras lo que todos estábamos pensando- dijo Jason

-Aunque realmente no me lo esperaba de él- dijo Piper

Me pregunto si vuestro anfitrión mortal no ejercerá en vos cierta influencia, debilitando vuestro juicio.

Luke se removió en su asiento

Cronos volvía sus ojos dorados hacia el otro titán. — ¿Te atreves a acusarme de debilidad?

-No, para nada- dijo Travis con sarcasmo

-Nada más fue una frase el aire- dijo Leo

-Algo que obviamente no era para él- dijo Percy

-Por supuesto que no- coincidió Connor

No, mi señor. Sólo pretendía decir...

— ¿Acaso sufres un conflicto de lealtades? A lo mejor echas de menos a tus antiguos amigos, los dioses. ¿Te gustaría unirte a ellos?

-¿Y nosotros qué culpa tenemos?- dijo Thalia -ahí está muy bien

-Realmente no creo que pudiera ser de mucha ayuda- dijo Rachel

Prometeo palidecía.

Me he expresado mal, mi señor. Vuestras órdenes se cumplirán de inmediato. —Y volviéndose hacia los ejércitos, gritaba—: ¡Listos para la batalla!

-Y vamos de nuevo- masculló Poseidón

-La buena noticia- dijo Apolo -es que esto ya casi acaba

-¡Por fin!- dijo Percy

-No te hagas tantas ilusiones, sesos de alga- dijo Thalia señalando la otra pila de libros

-Mi suerte no es taaaan mala- dijo Percy

Las tropas se ponían en marcha.

Desde detrás del complejo de la ONU, un rugido salvaje sacudía la ciudad: así es como suena el despertar de un drakón.

-Oye, pero no imitaste el rugido- dijo Leo mirando a Nico, Calipso le dio un golpe

-No pretendo imitar ninguna cosa Valdez- manifestó Nico

El estruendo fue tan horrible que me despertó, y entonces caí en la cuenta de que también se oía a un par de kilómetros.

Clarisse hizo una mueca

Grover apareció a mi lado, hecho un manojo de nervios.

— ¿Qué ha sido eso?

Ya vienen. Y estamos en un buen aprieto.

-Y eso justamente lo que uno necesita oír cuando está hecho un manojo de nervios- comentó Grover

Percy le dio una sonrisa ladeada -Lo siento G-man, pero era la verdad

Grover suspiró -Lo sé

La cabaña de Hefesto se había quedado sin fuego griego. La de Apolo y las cazadoras andaban por ahí mendigando flechas.

-Y la mayoría de ellas ni siquiera estaban en buen estado- masculló Thalia

-Fue todo un caos- asintió Will

La mayoría habíamos ingerido tanto néctar y ambrosía que no nos atrevíamos a tomar más.

-No queríamos ayudar al ejército contrario- murmuró Katie

-Suficiente teníamos con los números- estuvo de acuerdo Miranda

-Y con todo lo demás- comentó Katie

Sólo quedábamos en condiciones de combatir dieciséis campistas, quince cazadoras y media docena de sátiros.

-Oh por los dioses, las cosas siempre se pueden poner peor- dijo Frank con una mueca

-Sip- dijo Percy -aunque no lo crean

-Ahora ya lo creemos- dijo Frank con una sonrisa tímida

Los demás se habían refugiado en el Olimpo. Los Ponis Juerguistas intentaban mantenerse en formación, pero no paraban de dar tumbos y soltar risitas, y todos apestaban a cerveza de raíces. Los de Texas les daban cabezazos a los de Colorado.

-Perfecto, como si no hubiera suficientes problemas- dijo Poseidón con una mueca

Quirón suspiró -Y me prometieron que no se sobrepasarían

-Es algo así como cuando Percy promete no meterse en problemas- dijo Leo

-Oye- se quejó Percy -espera, tienes razón

Y la sección de Missouri se había enzarzado en una discusión con la de Illinois. Había bastantes posibilidades de que acabaran peleándose entre ellos, en lugar de hacer frente al enemigo.

-Y aunque creo que sería una batalla épica no era el momento- dijo Travis seriamente

-Creo que nunca sería el momento- comentó Katie

-Puede que sí- dijo Travis con una sonrisita

Quirón se me acercó al trote con Rachel sobre su lomo. Sentí una punzada de irritación porque Quirón raramente llevaba a nadie montado, y desde luego nunca a un mortal.

-¡Ups!- murmuró Percy sonrojado

-Qué groseros son con Rachel- dijo Leo negando con la cabeza

-No vuelvo a ir a dar mensajes- bromeó Rachel

-Y menos en helicóptero- señaló Thalia

Tu amiga tiene intuiciones muy útiles, Percy —me dijo.

Rachel se sonrojó.

Sólo son cosas que he visto en mi cabeza.

-Y eso que al principio creí que me estaba volviendo loca- dijo Rachel encogiéndose de hombros

-Pero realmente fuiste de ayuda- comentó Apolo alzando sus pulgares

Un drakón —dijo Quirón—. Un drakón lidio, para ser exactos. El tipo más antiguo y peligroso.

-Típico, no podría ser un drakón del tipo dulce, amable y cariñoso- bufó Leo

-Ni siquiera creo que exista ese tipo- comentó Frank

-Puede que sí- dijo Leo mirando a Frank con una ceja alzada

Me quedé mirándola.

— ¿Cómo lo has sabido?

Ni idea. Pero ese drakón tiene un destino especial. Morirá a manos de un hijo de Ares.

-Já, sigan diciendo que mis hijos no son importantes- masculló Ares

-En realidad no dijimos eso, dijimos que son unos caprichosos que solo piensan en sí mismos- comentó Apolo

Clarisse hizo una mueca

Annabeth se cruzó de brazos.

— ¿Cómo es posible que sepas algo así? —preguntó.

Lo he visto, simplemente. No sé cómo explicarlo.

-Pero deben creerlo- dijo Apolo

-Pero están un poco escasos de hijos de Ares- comentó Piper

-Muy escasos de hechos- dijo Jason con una mueca

-Perfecto- masculló Poseidón

Bueno, esperemos que te equivoques —dije—. Porque andamos un poco escasos de hijos de Ares... —Entonces se me ocurrió una idea espantosa y solté un juramento en griego antiguo.

-No fue un juramento taaan malo- dijo Percy sonrojado al ver las miradas

-Para nada, sesos de alga- dijo Thalia con una sonrisa burlona -Annabeth los dice peores

Annabeth rodó los ojos

— ¿Qué pasa? —preguntó Annabeth.

El espía. Cronos ha dicho: « Sabemos que no pueden derrotar a ese drakón». El espía los ha mantenido informados. Cronos se ha enterado de que la cabaña de Ares no está aquí. Ha escogido adrede un monstruo que no podemos matar.

-Bueno, deben admitir que es una buena táctica- dijo Leo

Luke se removió incómodo

-Pues sí, cada vez reduce más y más sus números- dijo Bianca

-Pero mi hija fue a tratar de convencer a los chicos de Ares, una niña mía puede persuadirlos- dijo Afrodita con un tono un poco arrogante

Thalia frunció el entrecejo.

Como agarre a tu espía, te aseguro que se va a arrepentir. A lo mejor podríamos enviar otro mensaje al campamento...

Thalia apretó los labios en una delgada línea en realidad no parecía muy arrepentida de sus palabras

Ya lo he hecho —dijo Quirón—. Blackjack está en camino. Pero si Silena no ha logrado convencer a Clarisse, dudo mucho que Blackjack...

-Pueda hacer algo- completó Piper

-Los hijos de Ares son muy necios- dijo Apolo

-Di todo lo que quieras, pero sin mis hijos sus mocosos están perdidos- dijo Ares

Un rugido sacudió el suelo. Sonaba muy, muy cerca.

Rachel —dije—, entra en el edificio.

Quiero quedarme.

-Ni Rachel te hace caso- comentó Leo

-Oh, pero lo hará- bromeó Percy

-Solo porque no soy tan suicida- comentó Rachel

-Admiren ese "tan"- dijo Travis

Una sombra tapó el sol. Al otro lado de la calle, el drakón se deslizó por la fachada de un rascacielos. Soltó un rugido y un millar de ventanas se hicieron añicos.

Pensándolo mejor —dijo Rachel con una vocecita estrangulada—, esperaré dentro.

Rachel se sonrojó

-Bueno, meterse fue una buena decisión- dijo Reyna

-La mejor, los drakones a nadie le gustan- dijo con una mueca Apolo -volvemos a estar de acuerdo, cariño- dijo Apolo guiñando

-Oh, por los dioses- susurró Will a Nico un poco avergonzado

Os lo explicaré: una cosa es un dragón y otra un drakón.

-Sí, esa lección me gustaría- dijo Leo -tomaré nota, profesor Percy

-Esto vendrá en el examen- dijo Percy con voz seria -pongan atención

Los drakón son varios milenios más antiguos que los dragones y mucho más grandes. Tienen el aspecto de una serpiente gigante.

-Un verdadero encanto- dijo Apolo con Sarcasmo

-Perfectos para una guerra sangrienta- dijo Ares

Clarisse hizo una mueca

La mayoría carecen de alas y no arrojan fuego por la boca (algunos sí). Todos son venenosos.

-Estos monstruos se ponen peor con cada descripción- dijo Frank

-Se les agrega un nuevo atributo, como si no fueran lo suficientemente peligrosos- dijo Jason

-Y horribles- comentó Percy

Poseen una fuerza inmensa y sus escamas son más duras que el titanio. Sus ojos pueden dejarte paralizado;

-Esto es importante- dijo Percy con el mismo tono "serio"

-Claro profesor, estamos tomando notas- dijo Leo enseñando una libretita llena de garabatos

Los Stoll, Frank e incluso Jason asistieron

No con una parálisis estilo Medusa, del tipo te-convertiré-enuna-estatua-de-piedra, sino con una parálisis en plan ay-dioses-esa-serpienteespantosa-va-a-devorarme, que es prácticamente igual de nefasta.

-No había ni por cuál inclinarse- dijo Percy

-Definitivamente no- dijo Grover con un tono nervioso

En el campamento habíamos recibido clases para luchar con un drakón, pero la verdad es que no hay manera de prepararse frente a una serpiente de sesenta metros de longitud y del grosor de un autobús escolar,

-Por supuesto que no- suspiró Quirón -pero así es con la mayoría de los monstruos

Los chicos asintieron con una mueca

-Tampoco nada te prepara para enfrentarte con Medusa y hasta enviaste su cabeza al Olimpo- comentó Thalia

Percy se sonrojó

-Irrespetuoso- gruñó Hera

Que se desliza por la fachada de un edificio, con sus ojos amarillos reluciendo como dos reflectores y una boca repleta de colmillos afiladísimos capaces de mascar un elefante. Casi añoré a la cerda voladora.

-Al menos estaba un poco más bonita- dijo Grover

-Y no era tan peligrosa- dijo Percy

-Y no daba tanto miedo- asintió Grover

Entretanto, el ejército enemigo avanzaba por la Quinta Avenida. Nos habíamos esforzado en sacar los coches de en medio para no herir a los mortales, pero eso no había hecho más que facilitar el avance del enemigo.

-Que mueran todos- gruñó Ares

-Claro como tú no te tienes que hacer cargo- bufó Hades

-Por supuesto que no pueden dejar que salgan heridos- dijo Hestia de manera conciliadora -No- dijo Artemisa -aunque eso le dé acceso libre al enemigo

Los Ponis Juerguistas sacudían la cola, nerviosos.

-Nadie los puede culpar realmente- murmuró Annabeth con una mueca

Quirón galopaba de un extremo a otro de sus filas, arengándolos con gritos de ánimo para que se mantuvieran firmes y sólo pensaran en la victoria y la cerveza de raíces, pero a mí me daba la impresión de que saldrían despavoridos en cualquier momento.

-La cerveza de raíz no sería suficiente motivación- dijo Hermes con un tono afligido

-No- suspiró Quirón -pero es lo que teníamos

-Al menos les dará algo en lo que pensar- comentó Poseidón agarrando con fuerza su tridente

Quirón asintió

Yo me encargo del drakón. —Me salió una especie de gallo al decirlo. Volví a gritar con más fuerza—: ¡Yo me encargo del drakón! ¡Los demás haced frente al ejército!

-Casi no se notó el gallo- dijo Thalia riendo

-Gracias, eso me hace sentir mejor- dijo Percy

-Sabía qué dirías que te harías cargo del drakón- dijo Poseidón con resignación

Percy sonrió inocentemente

Annabeth se quedó a mi lado. Se había puesto su casco con forma de lechuza, pero vi que tenía los ojos enrojecidos.

Atenea le dio una mirada asesina a Percy

— ¿Vas a ayudarme? —pregunté.

Es lo que hago siempre —dijo con tono desolado—. Ayudar a mis amigos.

-Por los dioses- murmuró Annabeth sonrojada

-Uhhh alguien va a estar en serios problemas dijo Connor

-Ya estábamos en serios problemas- señaló Percy

-Buen punto- asintió Connor

Me sentí como un idiota integral. Me habría gustado llevarla aparte y explicarle que yo no esperaba que Rachel apareciese allí, que no había sido idea mía. Pero no quedaba tiempo.

-De acuerdo, de acuerdo- dijo Rachel -no vuelvo a ir a decir mensajes

-No es lo que quise decir, es que... Eh...

-Estoy bromeando Percy- dijo Rachel riendo

-Oh- murmuró Percy

Vuélvete invisible —le dije— y busca puntos débiles en su armadura mientras lo entretengo. Pero ten mucho cuidado.

-Awww son tan tiernos- dijo Afrodita -me encanta su drama

-Gracias- dijo Percy con un poco de sarcasmo

Afrodita le guiñó el ojo

Di un silbido:

Señorita O'Leary, aquí.

— ¡Guau! —Mi perra saltó una fila de centauros y me dio un beso que olía sospechosamente a pizza de salchichón.

Saqué la espada y nos lanzamos contra el monstruo.

-¿Qué mejor transporte que un perro del infierno?- dijo Jason

-Un dragón de bronce- dijo Leo con orgullo

-Un pegaso robado- bromeó Rachel

El drakón se encontraba tres pisos por encima de nosotros, reptando lentamente por el rascacielos mientras calibraba nuestras fuerzas. Allí donde miraba, dejaba a los centauros paralizados de terror.

-Y no nada más de los centauros- dijo Thalia -esa cosa era horrible

-Horrible es poco- comentó Percy

-Y que lo digas- murmuró Annabeth

Desde el norte, el ejército del titán arremetió contra los Ponis Juerguistas y rompió nuestras líneas. El drakón lanzó un ataque fulgurante y, antes de que pudiera acercarme siquiera, se tragó de golpe a tres centauros californianos.

Quirón suspiró

-No te acerques tanto para ser el siguiente- dijo Poseidón con preocupación

-Uhhh- murmuró Percy

-Creo que es un poco tarde- comentó Apolo

La Señorita O'Leary dio un gran salto por el aire, convertida en una sombra mortífera dotada de colmillos y garras.

-Suena adorable en vez de mortífera- dijo Hazel

-Y también se veía adorable- dijo Percy -en comparación con el drakón

Normalmente, un perro del infierno abalanzándose sobre una presa ofrece una estampa terrorífica; pero, al lado del drakón, la Señorita O'Leary parecía el peluche de un bebé.

-Un bebé muy grande- dijo Leo

-¿Dónde puedo conseguir un peluche así?- preguntó Connor

-No lo sé, pero definitivamente quiero uno- dijo Travis

Sus garras rechinaron sobre las escamas del monstruo sin causarle ningún daño. Y aunque le hincó los colmillos en la garganta, ni siquiera le hizo mella. Su peso, no obstante, bastó para arrancar al drakón de la fachada del rascacielos.

-¿Le estás diciendo gorda?- bromeó Connor

-No- dijo Percy negando con la cabeza

-Al menos ya no tendrán que estar peleando en la fachada del rascacielos- dijo Poseidón

-Claro, al menos es mejor pelear en tierra- dijo Apolo

Pues hay veces que no es mucho mejor- dijo Jason con una mueca

Agitándose torpemente, cayó sobre la acera con estruendo y se enzarzó en una violenta lucha con la perra del infierno. Ambos se retorcían y revolcaban enloquecidos. El drakón intentaba morder a la Señorita O'Leary, pero ella estaba demasiado cerca de sus fauces.

-Sí, sigo sin poder imaginármela como el gran monstruo feroz- dijo Will

-Tampoco yo- comentó Hazel

-Sigue siendo adorable- comentó Percy -es una buena chica

-Y de mucha ayuda además- dijo Annabeth

-Y vaya que sí- murmuró Poseidón

El veneno del reptil se derramaba por todas partes, fundiendo centauros a mansalva y también a más de un monstruo enemigo, pero la perra se movía en zigzag por su cabeza, arañándola y dándole bocados.

-Al menos lo mantienen ocupado- comentó Rachel

-Que de nada va a servir si los hijos de Ares no llegan- comentó Artemisa

Ares bufó

¡Yahaaaa! —Hundí mi espada hasta la empuñadura en el ojo izquierdo del monstruo y su resplandor se extinguió en el acto.

El drakón silbó rabioso y retrocedió para lanzarse sobre mí, pero me anticipé y rodé hacia un lado. Su brutal dentellada arrancó un pedazo de pavimento del tamaño de una piscina.

-Qué bueno que lo hiciste- dijo Poseidón palideciendo

-Hay una nueva piscina por ahí- dijo Percy

-Espero que al menos pongan cover- dijo Travis

-Exacto- dijo Percy

Luego se revolvió velozmente y me enfocó con su ojo sano. Desvié la mirada hacia sus colmillos para no quedarme paralizado.

-Una vista hermosa- dijo Percy con sarcasmo

-Bueno, es mejor que ver sus ojos- dijo Apolo -y más si parecen los de una serpiente

La Señorita O'Leary hizo un esfuerzo para distraer a la bestia. Saltó de nuevo sobre su cogote y se puso a arañarlo mientras gruñía con ferocidad. Parecía una peluca de pesadilla completamente furiosa.

-Nadie se mete contigo, sin que la señorita O'Leary le cobre- dijo Miranda

-Una peluca furiosa es el último grito de la moda- dijo Connor

-Cómprenla su tienda favorita- dijo Miranda

El resto de la batalla no iba bien. Los centauros se habían dejado ganar por el pánico ante la embestida de los gigantes y demonios. De vez en cuando se distinguía alguna camiseta anaranjada del campamento, pero enseguida desaparecía entre la multitud.

-Es en ese momento en donde agradecemos que las camisetas sean naranjas- dijo Travis

-Así nos podemos ver cuando estamos en la batalla- dijo Katie

-Y desde lejos- dijo Percy

Quirón sonrió

Silbaban las flechas y en ambos bandos estallaban bolas de fuego, pero la lucha se iba desplazando hacia la entrada del Empire State. Estábamos cediendo terreno.

-Eran demasiados para tan pocos campistas dijo Artemisa

-No pueden ceder más terreno- masculló Hera

-Oh sí claro, sólo es cuestión de que los chicos le digan al ejército enemigo que se retiren- dijo Poseidón con sarcasmo

De repente, Annabeth se materializó en el lomo del drakón. Se le había caído la gorra de invisibilidad justo cuando le hincaba su cuchillo de bronce en una rendija entre sus escamas.

-Que tampoco sirvió de mucho- dijo Annabeth con una mueca

-Sirvió para hacerla enfadar- dijo Thalia

-Claro, eso sirve de mucho- dijo Percy

El monstruo rugió, se enroscó sobre sí mismo con increíble agilidad y consiguió derribar a Annabeth.

La agarré en cuanto tocó el suelo y la saqué de en medio a rastras, mientras la serpiente aplastaba la farola junto a la que había caído unos segundos antes.

-Sí bueno, justo a tiempo- dijo Annabeth con una sonrisa

-Ya sabes- dijo Percy

-Son adorables- suspiró Afrodita

Atenea rodó los ojos

Gracias —dijo.

— ¡Te he dicho que tuvieses cuidado!

Ya, bueno... ¡Agáchate!

-Sí Annabeth te dijeron que tengas cuidado- dijo Thalia -y no lo tuviste

Ahora le tocó a ella salvarme.

-Bueno tal para cual- dijo Perséfone

-Y vaya que sí- chilló Afrodita

Me hizo un placaje justo cuando el drakón me lanzaba una dentellada que me pasó rozando por los pelos.

-Eso de hacer placajes es su actividad favorita- dijo Piper

Annabeth se sonrojó

-Es su especialidad- comentó Percy

-¡Sesos de alga!- masculló Annabeth

La Señorita O'Leary le aporreó la cabezota con todo su peso para distraerlo y nosotros rodamos para quitarnos de en medio.

Nuestros compañeros se habían replegado frente a las puertas del Empire State. El ejército enemigo los tenía rodeados y estrechaba el cerco.

-Pero sin presiones- dijo Travis con sarcasmo

-Ya estaba llegando a mi nivel máximo de pánico y de presión- dijo Katie

-De hecho- dijo Travis -pero llega un momento en el que ya lo aceptas

Katie asintió con una mueca

No teníamos salida. No iban a acudir más refuerzos. Annabeth y yo tendríamos que emprender la retirada antes de quedarnos aislados del resto de nuestras fuerzas y del monte Olimpo.

-Y mira que tú eras el único invencible- comentó Miranda

-Sí, no podía perderte la diversión- dijo Connor

-Me encanta divertirme- dijo Percy con sarcasmo

Entonces oí un sordo retumbo hacia el sur. No era un ruido demasiado habitual en Nueva York, pero lo reconocí en el acto: ruedas de carros.

— ¡Ares! —gritó una voz femenina, y una docena de carros de guerra vinieron a sumarse a la batalla.

-Ya era hora- dijo Apolo

Ares bufó -Deberían agradecer que mis hijos aparecieron

Iban tirados por parejas de caballos-esqueleto con crines de fuego, y en cada uno ondeaba un estandarte rojo con el símbolo de la cabeza de jabalí. Treinta guerreros de refresco con armaduras relucientes y ojos encendidos de odio pusieron sus lanzas en ristre todos a una, formando un muro erizado y mortífero.

-Y en ese momento no supe si me daba más miedo el drakón o los hijos de Ares- susurró Connor a Travis

-Y que lo digas, hermano

-Ahora sí, todos verán de lo que son capaces- gruñó Ares

— ¡Los hijos de Ares! —Dijo Annabeth, alucinada—. ¿Cómo lo sabía Rachel?

No tenía ni idea, pero en cabeza venía una chica con una armadura roja reconocible y un casco en forma de cabeza de jabalí.

-¿Ven? Y usted quejándose de que Rachel estaba ahí- dijo Leo negando con la cabeza, Calipso le dio un golpe en el hombro

-No nos estábamos quejando- dijeron Annabeth y Percy al mismo tiempo

-Qué adorables- dijo Thalia en tono burlón

Sostenía en alto una lanza que crepitaba, cargada de electricidad. Clarisse había venido en nuestra ayuda. Mientras la mitad de sus carros embestía al ejército de monstruos, ella se dirigió directamente hacia el drakón con los otros seis.

Ares le dio una mirada de aprobación, pero Clarisse desvió su mirada

La serpiente retrocedió y logró quitarse de encima a la Señorita O'Leary con un gesto brusco. Mi pobre mascota se estrelló contra un muro y soltó un gañido de dolor.

-En ese instante no creo que haya odiado tanto a algo- masculló Percy

-Pobre chica- murmuró Will

Corrí en su ayuda, aunque la bestia ya se había concentrado en la nueva amenaza. Incluso con un solo ojo, su mirada furibunda bastó para dejar paralizados a dos conductores, cuyos carros viraron y acabaron chocando con los coches aparcados junto al bordillo.

-Tienen que hacerlo mejor- gruñó Ares -demuestren su descendencia

-Cariño, apenas están empezando- comentó Afrodita

Ares bufó

Los otros cuatro siguieron adelante. El monstruo abrió las fauces para lanzar una dentellada y se tragó una lluvia de jabalinas de bronce celestial.

— ¡Ssssh! —silbó, lo cual en lengua drakón probablemente significa:

¡Aggggg!

-¿Ahora hablas idioma drakón?- preguntó Leo

-A veces puede llegar a ser eficiente- dijo Percy

— ¡Ares, a mí! —gritó Clarisse.

Su voz sonaba algo más chillona de lo normal, pero no era de extrañar teniendo en cuenta con quién se medía.

Percy se sonrojó. Clarisse tenía tan apretada la mandíbula que era un milagro que aún no se hubiera tronado los dientes

En la acera de enfrente, la llegada de seis carros alentó a los Ponis Juerguistas, que se reagruparon a las puertas del Empire State y consiguieron sembrar la confusión entre el enemigo, al menos momentáneamente.

-Bueno eso es mejor que nada- murmuró Hermes

-En esos momentos aceptábamos lo que se pudiera- dijo Connor

Luke se removió en su asiento

Los carros de Clarisse, entretanto, se habían dispuesto en círculo alrededor del drakón. Ahora le llovían lanzas desde todos lados, aunque se partían contra sus duras escamas. Los caballos-esqueleto echaban fuego y relinchaban.

-Saben- comentó Connor -esos caballos me encantan

-Creí que te daban miedo- dijo Miranda

-También, pero ¿Te imaginas todos los atracos que se podrían realizar con caballos como esos?

-Eso es hermano, piensa en grande- dijo Travis

Otros dos carros acabaron volcando, pero los guerreros saltaron como si nada, desenvainaron sus espadas y pusieron manos a la obra. Daban tajos buscando las junturas de las escamas y esquivaban ágilmente los chorros de veneno como si llevasen toda la vida entrenándose para ello (y así era, en efecto).

-Básicamente- murmuró Piper

-Y espero que demuestren que son los mejores- gruñó Ares

Clarisse bufó, pero tenía los puños tan apretados que se estaban poniendo de color blanco, Chris tenía una mano en su espalda

Nadie podría decir que los campistas de Ares no eran valientes. Clarisse se había plantado ante el monstruo y le clavaba la lanza en la cara, tratando de sacarle el otro ojo. Pero las cosas empezaron a ponerse feas.

-De acuerdo, no voy a seguir escuchando esto- interrumpió Clarisse parándose súbitamente de su asiento y salió de la sala apartando la mirada, sus ojos estaban rojos

Los dioses y algunos de los chicos miraron con confusión

-¿Qué esperas, querido?- preguntó Afrodita, al ver que Chris miraba con aprensión hacia la salida -las hijas de Ares pueden ser un poco violentas, pero ve con ella

Chris no necesitó que se lo repitieran, Ares gruñó, los demás seguían mirándose con confusión

El drakón se zampón un campista de Ares de un bocado, apartó a otro de un golpe y roció de veneno a un tercero, que salió despavorido mientras su armadura se fundía.

Tenemos que ayudarlos —dijo Annabeth.

-Mientras no se utilicen a sí mismos como carnada- masculló Poseidón

-Ya todos conocen lo suicidas que son- bromeó Thalia

-Es su legado- dijo Piper

-Y van de nuevo- masculló Annabeth

Tenía razón. Me había quedado allí de pie, paralizado por la sorpresa. La Señorita O'Leary intentó incorporarse, pero soltó otro gañido. Le sangraba una pezuña.

— ¡Quédate aquí, chica! —le dije—. Bastante has hecho ya.

-No podía dejar que siguiera arriesgándose- dijo Percy

Annabeth y yo saltamos sobre el lomo del monstruo y corrimos hacia su cabeza, tratando de distraerlo.

Los campistas de Ares seguían arrojando jabalinas y habían conseguido alojarle algunas entre los colmillos.

-Otro bonito accesorio de moda- comentó Piper

-Ese drakón puede empezar a diseñar su propia línea- dijo Leo

Piper y Leo chocaron los cinco

El drakón apretaba las mandíbulas para quebrarlas y su boca había acabado convertida en un amasijo de sangre verdosa, espumarajos venenosos y lanzas medio astilladas.

— ¡Vosotros podéis! —Gritó Clarisse—. ¡Un hijo de Ares está destinado a matarlo!

A través de su casco sólo le veía los ojos, pero me di cuenta de que algo no encajaba: sus ojos azules brillaban de miedo. Pero Clarisse nunca se asustaba. Y ella no los tenía azules.

-Por los dioses- murmuró Hazel con la voz estrangulada

-¿Pero entonces quién...?- preguntó Apolo

-Bueno, eso explica por qué la chica salió de esa manera- dijo Artemisa -si pudo hacerse pasar por ella es que la conocía y bien

— ¡Ares! —gritó de nuevo con aquella voz estridente. Puso la lanza en ristre y cargó contra la bestia.

— ¡No! —mascullé—. ¡Espera!

-No me di cuenta a tiempo- dijo Percy con una mueca

-Ninguno de nosotros lo hizo- dijo Annabeth -estábamos tan aliviados porque ellos habían aparecido, que no nos pusimos a pensar en los detalles técnicos

El monstruo la miró desde lo alto, casi con expresión de desdén, y le escupió veneno directamente en la cara.

Ella se vino abajo con un grito.

-¡Por los dioses!- dijo Bianca

Ares dio un resoplido

— ¡Clarisse! —Annabeth bajó de un salto y corrió en su ayuda, mientras los demás campistas de Ares trataban de defender a su líder caída.

Clavé a Contracorriente entre dos escamas y conseguí distraer al drakón un instante. La bestia se desembarazó de mí con un latigazo, pero caí de pie.

-Como los gatos- dijo Leo

-Gran manera de decirlo- comentó Percy

-Cuando quieras, estoy aquí para subir el ánimo- dijo Leo

Percy sonrió a medias

— ¡Vamos, estúpido gusano! ¡Mírame!

Durante los minutos siguientes, no vi otra cosa que hileras de colmillos. Retrocedí y esquivé el veneno, pero no conseguí herir al monstruo.

-De todas maneras no podrías haber hecho nada más- dijo Poseidón de manera conciliadora

-Lo sé- murmuró Percy con una mueca

De repente, un carro volador aterrizó en la Quinta Avenida. Enseguida, alguien se acercó corriendo. Una chica gritó angustiada:

— ¡No! Maldita sea, ¿por qué?

-Bueno, creo que de cierta manera es mejor que ella no esté aquí- dijo Connor con un tono anormalmente serio

-Tienes razón- dijo Miranda

Me atreví a echar un vistazo, pero lo que vi no tenía sentido. Clarisse continuaba tirada donde había caído, con la armadura humeante de veneno. Annabeth y los campistas de Ares intentaban desabrocharle el casco.

-Sin mucho éxito- suspiró Annabeth que había tomado la mano de Percy durante la lectura Percy le apretó la mano

Y arrodillada junto a ella, con la cara arrasada en lágrimas, había una chica con el uniforme del campamento... Clarisse.

La cabeza me daba vueltas. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? La chica con la armadura de Clarisse era mucho más delgada, y no tan alta.

-No era tan fácil darse cuenta- dijo Thalia

-Ninguno lo hubiéramos imaginado- dijo Annabeth

Pero ¿por qué se había hecho pasar por ella?

Me quedé tan pasmado que poco faltó para que el drakón me partiera en dos de un bocado. Hice un quiebro en el último segundo y la bestia empotró su cabeza en un muro.

-Quedarse pasmado no es una opción durante la batalla- dijo Apolo

-Definitivamente no- dijo Percy

— ¿Por qué? —repetía la verdadera Clarisse, sujetando a la otra chica en sus brazos, mientras los demás forcejeaban para sacarle el casco, corroído por el veneno.

Chris Rodríguez llegó corriendo también del carro volador.

Ares gruñó

-Oh querido- dijo Afrodita con voz melodiosa -tu hija está en buenas manos

-Sí claro- bufó Ares

Él y Clarisse debían de haber salido del campamento con aquel trasto en pos de los campistas de Ares, que habían seguido a la otra chica engañados, tomándola por Clarisse.

Pero aun así aquello no tenía sentido.

-Pues no, realmente no lo tenía- dijo Thalia -pero casi nada sobre esa batalla lo tenía

-Es una manera de decirlo- suspiró Annabeth

El drakón sacó la cabeza a tirones del muro de ladrillo y siseó enloquecido.

— ¡Cuidado! —gritó Chris.

En lugar de volverse hacia mí, la serpiente giró en redondo siguiendo la voz de Chris y mostró sus horribles colmillos al grupo de semidioses.

-Idiota- masculló Ares

-Sólo trataba de advertirle- dijo Hermes

-No le funcionó- dijo Ares

La auténtica Clarisse alzó la vista con una expresión de odio mortal. Yo sólo había visto una vez una mirada tan intensa como aquélla. Su padre, Ares, me había dirigido la misma mirada mortífera cuando me había enfrentado con él en singular combate.

Aunque Clarisse no estaba presente en la sala, Ares tenía una leve mirada de orgullo

— ¿Quieres morir? —Bramó Clarisse—. ¡Bien, adelante!

Tomó su lanza de las manos de la chica caída y, sin armadura ni escudo, se abalanzó sobre el drakón.

-Por los dioses- dijo Frank

-Eso hace un verdadero guerrero- gruñó Ares -ella sí demuestra de quien es hija

Intenté acercarme para echarle una mano, pero Clarisse fue más rápida. Se echó a un lado para evitar la acometida de la bestia, que pulverizó el suelo que acababa de pisar, y se encaramó de un brinco en su cabeza. Y mientras ésta se alzaba de nuevo, le clavó la lanza eléctrica en el ojo sano con tal fuerza que el mango se partió en pedazos, liberando de golpe todo el poder mágico del arma.

-Eso mocosa, así se hace- dijo Ares alzando el puño

-Eh... Ella no está aquí- señaló Apolo

-No importa- dijo Ares -esa mocosa está demostrando su valía

-En otras palabras, quiere decir que está orgulloso- dijo Apolo

Ares le lanzó una mala mirada

Un arco de electricidad se propagó por la cabeza de la criatura, convulsionando todo su cuerpo. Clarisse había saltado ya y rodaba a salvo por la acera, mientras al drakón le salía una columna de humo por la boca. Su carne se fue disolviendo por dentro, y en un abrir y cerrar de ojos sólo quedó de la bestia un túnel hueco de escamas blindadas.

-Clarisse estuvo fenomenal- dijo Connor -por supuesto, no repetiré esto delante de ella

-Y que lo digas- murmuró Travis

Todos miramos maravillados a Clarisse. Nunca había visto a nadie abatir a un monstruo tan descomunal, pero ella no pareció darle importancia. Corrió otra vez junto a la chica malherida que le había robado su armadura.

-Esa chica hizo lo que debería hacer- dijo Ares -así es cómo deben demostrar que son dignos de ser mis hijos

-Eso, en palabras de Ares es un gran cumplido- dijo Poseidón

-Esa niña sabe lo que hace- dijo Ares con una mirada un tanto arrogante

Annabeth había logrado por fin quitarle el casco. Nos agolpamos todos alrededor: los campistas de Ares, Chris, Clarisse, Annabeth y yo. La batalla continuaba con furia a lo largo de la Quinta Avenida, pero por un momento fue como si todo dejara de existir, salvo aquel reducido grupo y la chica tendida.

-Al menos deben tener un momento para estar con la chica- dijo Perséfone

-Aunque no pudo ser mucho- dijo Percy con un suspiro, apretando más la mano de Annabeth

-Lo sé, sesos de alga- murmuró Annabeth

Sus rasgos, antes hermosos, habían quedado abrasados por el veneno. Todo el néctar y la ambrosía del mundo no lograría salvarla.

Las palabras de Rachel volvieron a resonar en mis oídos: « Algo está a punto de suceder. Una treta que desemboca en una muerte».

-Lo siento- dijo Rachel -hubiera querido estar equivocada

-No fue tu culpa- dijo Apolo -sólo dices las cosas, más no puedes cambiarlas

Rachel suspiró

Ahora comprendí a qué se refería, y supe quién había arrastrado a la batalla

a la cabaña de Ares.

Bajé la mirada hacia el rostro moribundo de Silena Beauregard.

Afrodita emitió un grito ahogado -Oh no, mi pobre niña ¿Por qué lo hizo?

-Por los dioses- murmuró Piper

-El capítulo acabó- dijo Nico con una mueca -¿Debemos seguir leyendo?

-Creo que es lo mejor- dijo Will -ahora que no está Clarisse -ella no creo que debería volver a oírlo