-Creo que es lo mejor- dijo Will -ahora que no está Clarisse -ella no creo que debería volver a oírlo

-Bueno solecito...- Nico se aclaró la garganta -...Solace... Es tu turno

-Como quieras, sombritas- dijo Will tomando el libro -ocupo un asiento de alto voltaje

-Espero que eso no sea literal- murmuró Poseidón

-De tu hijo ya no me sorprendería- comentó Apolo

Percy se sonrojó

— ¿Qué pretendías, insensata? —Clarisse acunaba la cabeza de Silena en su regazo.

Los chicos miraron con incomodidad el lugar donde unos momentos antes había estado Clarisse

Ella intentó tragar, pero tenía los labios resecos y resquebrajados.

No me... habrías... escuchado. La cabaña sólo te... seguiría a ti.

-Eso es cierto- murmuró Miranda con incomodidad -sólo a ella la habría escuchado

Luke miraba el piso de la sala de trono como si fueran lo más interesante que había visto en su vida

Así que me robaste la armadura —comprendió Clarisse, aún incrédula—. Esperaste a que Chris y yo saliéramos a patrullar, te apropiaste de la armadura y te hiciste pasar por mí. —Miró furiosa a sus hermanos—. ¿Y ninguno se dio cuenta?

Los campistas de Ares experimentaron un repentino interés por sus propias botas.

Ares bufó -Esos mocosos me avergüenzan, en una guerra siempre tienes que darte cuenta de quién te lidera

Recibió algunas miradas irónicas de los dioses

-En realidad ninguno se dio cuenta y no es culpa- comentó Hermes

Ares gruñó -Ni siquiera conocen a su líder

No los culpes —dijo Silena—. Ellos querían... creer que eras tú.

Estúpida hija de Afrodita —gimió Clarisse—. ¿Y por qué te has enfrentado al drakón?

-Esa es la pregunta clave- murmuró Apolo -podría simplemente haber llevado a la cabaña para que se uniera a los demás campistas

-Si no hubiera luchado se habrían dado cuenta de que no era Clarisse- señaló Artemisa Afrodita hizo una mueca

Todo ha sido por mi culpa —admitió Silena, mientras una lágrima resbalaba por su rostro—. El drakón, la muerte de Charlie... el campamento amenazado...

— ¡Basta! —Exclamó Clarisse—. ¡No es cierto!

Will tenía una mirada entre nostalgia e incomodidad cuando sus ojos recorrieron el libro

-De acuerdo Solace, tira la bomba- murmuró Nico a su lado

-No quería ser yo quien diera la noticia- susurró Will -elegiste un mal capítulo, sombritas

-No pusiste mucha resistencia

-Chicos- interrumpió Apolo -la lectura

Will asintió incómodo -De acuerdo

Silena abrió la mano. En la palma tenía un brazalete de plata con un amuleto en forma de guadaña: la marca de Cronos.

Sentí un puño de hierro en el corazón.

Tú eras la espía —dije.

Afrodita ahogó un grito

-Vaya...- murmuró Leo

-Oh mi niña ¿Por qué lo hizo?- preguntó Afrodita a nadie en particular y clavó su mirada furiosa en Luke, (Para ser la diosa del amor, en realidad daba bastante miedo)

Los dioses miraron con incredulidad el libro... Y a la diosa

Silena intentó asentir.

Antes... antes de que me gustara Charlie, Luke me caía en gracia. Era... encantador. Apuesto.

Luke se sonrojó furiosamente

-En estos momentos yo no quisiera estar en sus zapatos- susurró Leo a Calipso

Calipso le dio un golpe -Leo, no es momento para eso

-Pero es la verdad, nena- susurró Leo

Thalia se limitó a mirar al frente con una cuidadosa neutralidad, Luke no se atrevió a levantar la mirada, la tensión en la sala iba en aumento, tanto que incluso se podría cortar con unas tijeras, se sentía la incomodidad, la nostalgia, enojo y muchas cosas más que aún no quedaban resueltas entre los semidioses

Más tarde quise dejar de ayudarlo, pero él me amenazó con contarlo todo. Me aseguró... que así salvaba vidas; que menos personas sufrirían daño. Me dijo que no le haría daño... a Charlie. Me mintió.

-¿Cómo se pudiste utilizarla de esa manera?- preguntó Afrodita

-Tampoco es totalmente su culpa- dijo Hermes -tu hija también tomó sus propias decisiones Afrodita le dio una mirada asesina -¿Acaso no has estado escuchando la lectura?

-Lo he hecho- dijo Hermes un poco a la defensiva -por eso no puedes culparlo del todo

Luke se veía un poco sorprendido ante la actitud de su padre

-Es su culpa- dijo Hera

-Esto es pasado para los chicos- dijo Hestia siendo la voz de la razón -debemos recordar que estamos aquí para evitar ciertos eventos

Hermes suspiró, Afrodita le dio a Luke una mirada amenazante

-Si yo fuera el que estuviera recibiendo esa mirada de Afrodita definitivamente tendría miedo- susurró Leo a Calipso

-¿De nuevo? Creí que habíamos quedado que no era un buen momento- susurró de vuelta Calipso

-Lo sé, pero la diosa del amor me pone nervioso- contestó Leo

Miré a Annabeth a los ojos. Estaba blanca como la cal. Daba la impresión de que le hubieran arrancado el suelo de los pies.

Annabeth se sonrojó

-Ese fue el momento exacto en que la amiga se dio cuenta- dijo Piper

-¡Piper!- chilló Annabeth

-Lo siento, pero no quería dejar pasar la oportunidad- dijo Piper un poco apenada

A nuestra espalda, la batalla proseguía.

Clarisse miró ceñuda a sus compañeros de cabaña.

Rápido, ayudad a los centauros. Defended las puertas. ¡Deprisa!

Echaron a correr para sumarse a la lucha.

-Ya era hora de que vean cómo se libra una guerra- dijo Ares con un brillo maniático

-Lo hubiéramos visto desde un principio, si tus hijos no fueran tan caprichosos- comentó Apolo

-No era un capricho, era honor- bufó Ares

-Repítelo hasta que te lo creas- dijo Apolo

Silena inspiró honda y dolorosamente.

Perdonadme.

No vas a morir —insistió Clarisse.

-Por los dioses- suspiró Hazel

A pesar de que muchos de los presentes en la sala no llegaron a conocer a Silena tenían una mirada nostálgica, la muerte de alguien siempre es algo trágico a pesar de lo que pudiera haber hecho

Charlie... —Los ojos de Silena miraban muy lejos, a millones de kilómetros—. Veo a Charlie...

Ya no volvió a hablar.

Clarisse la sostuvo, sollozando. Chris le puso la mano en el hombro.

Todos en la sala se quedaron un momento en silencio

Finalmente, Annabeth le cerró los ojos a Silena.

Tenemos que luchar —dijo con voz quebrada—. Ha dado su vida para ayudarnos. Debemos hacerlo en su honor.

-Y que lo digas- murmuró Percy

Annabeth asintió -No podíamos hacer otra cosa

-Yo lo...- comenzó a hablar Luke

-Ni siquiera lo intentes- masculló Afrodita

-Pero...

-¿Podemos volver a amordazarlo?- preguntó la diosa del amor

-NO/SÍ- dijeron Hermes y Apolo al mismo tiempo

Clarisse se sorbió la nariz y se secó las lágrimas.

Era una gran heroína, ¿entendido? Una heroína.

Asentí.

Vamos, Clarisse —le dije.

-Por supuesto que sí- dijo Percy suspirando

Los Stoll se sonrojaron al recordar que querían que Percy les contara lo que en verdad había pasado

Tomó una espada de uno de sus hermanos caídos.

Cronos lo va a pagar caro.

-Aquí es donde yo tendría miedo de ella- comentó Connor

-La verdad es que yo también le tendría miedo- dijo Travis

-En realidad, todos le tendríamos miedo- dijo Miranda

-Pero no se lo digan- dijo Katie

Me gustaría poder decir que expulsé al enemigo de los alrededores del Empire State. Pero la verdad es que Clarisse hizo todo el trabajo.

-Y vaya que sí- murmuró Thalia - fue algo alucinante

-Un poco terrorífico, pero muy alucinante- dijo Percy

-Eso mismo pensó el renacuajo cuando te dio derrotar a Hades- dijo Thalia

-En serio cara de pino ¡Deja de decirme así!- gruñó Nico

Incluso sin su armadura y su lanza, aquella chica era un verdadero demonio. Lanzó su carro directo hacia el ejército del titán y aplastó todo lo que fue encontrando a su paso.

-Esa mocosa sí sabe cómo se hace- dijo Ares

-Era un remolino de pura destrucción- dijo Percy

Annabeth asintió -Sabía que Clarisse era capaz de muchas cosas, pero eso fue muy asombroso

Su energía era tan contagiosa que hasta los centauros despavoridos empezaron a reagruparse.

-Vaya, eso es algo más qué sorprendente- dijo Poseidón

-Esa chiquilla sabe hacer las cosas- dijo Ares

-Pobre de aquel al que se le ocurra ponerse en su camino- dijo Apolo

Las cazadoras quitaban flechas a los caídos y lanzaban una salva tras otra al enemigo.

Artemisa sonrío

-Para completar la escena destructiva, hermanita- dijo Apolo con una sonrisa

Artemisa rodó los ojos

La cabaña de Ares repartía golpes y estocadas a mansalva, lo cual no dejaba de ser su ocupación favorita. Los monstruos optaron por retirarse hacia la Treinta y cinco Este.

-Básicamente defines así a los hijos de Ares- dijo Apolo

-Y a Ares- bufó Atenea

-Sin mis hijos, los suyos no la librarían- dijo Ares con un brillo en los ojos

Clarisse regresó junto a la carcasa del drakón y la enganchó al carro pasando un garfio por sus cuencas vacías. Luego fustigó a los caballos y salió disparada, arrastrando al drakón detrás como si fuera un dragón del Año Nuevo chino.

Ares rió como un maníaco -Así se hace

-Definitivamente su hija- dijo Apolo -creo que sólo le faltó a Clarisse reír como una maníaca -Claro- dijo Thalia -no hay nada mejor para completar una escena que la risa maníaca

Percy se sonrojó

-Estamos de acuerdo, cariño- dijo Apolo

Así cargó contra los enemigos en fuga, insultándolos y retándolos a enfrentarse a ella. Mientras proseguía su avance, advertí que resplandecía literalmente, rodeada de un aura de fuego rojo.

La bendición de Ares —dijo Thalia—. Nunca la había visto.

-Ni yo- murmuraron algunos de los chicos

-De hecho no es muy común- dijo Hermes

Ares bufó -Por supuesto que no, tienen que demostrar que valen la pena, sólo los mejores la reciben... Los que son dignos míos

Y viniendo de Ares ese era un gran cumplido, aunque por otro lado, se quedó mirando a Frank con una ceja levantada con una expresión de "¿Ves chaval? Así se hace"

En aquel momento, Clarisse era tan invencible como yo. Le arrojaban lanzas y flechas, pero ninguna la alcanzaba.

— ¡Soy Clarisse, la asesina del drakón! —gritaba enardecida—. ¡Os mataré a todos! ¿Dónde está Cronos? ¡Sacadlo de su escondrijo! ¿Acaso es un cobarde?

-Síp, definitivamente que Clarisse daba miedo- dijo Leo

-Más de lo normal- asintió Connor

-Muchísimo más- dijo Travis

— ¡Clarisse! —aullé—. Para ya. ¡Vuelve!

-No arruines la diversión, mocoso- dijo Ares

-No se va a enfrentar sola con él- dijo Perséfone

-Puede intentarlo- gruñó Ares

-Tiene que entender que hay un momento para dejar la batalla- dijo Atenea

-Nunca se debe dejar una batalla- dijo Ares -hasta que el último enemigo esté muerto

-Ay por favor, ya cállenlo- dijo Apolo

Ares le dio una mirada asesina

— ¿Qué te pasa, señor de los titanes? —decía—. ¡Da la cara!

Los enemigos no respondían. Empezaron a retroceder poco a poco tras una barrera de escudos de las dracaenae,

-Pues muy estúpidos no son- comentó Thalia

-Clarisse, capaz de actuar como una maniaca y espantar a los enemigos- dijo Travieso -Podría ser un gran lema para la cabaña 5- comentó Connor

-Si antes no los asesinan- dijo Katie

-Que al paso que van, lo están pidiendo a gritos- comentó Miranda

-Oye, eso nos ofende- dijeron los Stoll al unísono

Mientras ella describía círculos con su carro por la Quinta Avenida, desafiándolos a interponerse en su camino. El chasis de sesenta metros del drakón chirriaba sobre la calzada como un millar de cuchillos.

-La verdad, fue algo genial- dijo Percy

-Era como un trineo de Papá Noel muy extraño- dijo Leo

-Por los dioses, Leo- murmuró Piper

-siempre encuentra algo para hacer sus comparaciones- suspiró Jason

-Por supuesto- dijo Leo encogiéndose de hombros -sin mí, esto sería muy aburrido

-Eso es cierto- coincidió Percy

Entretanto, atendimos a los heridos y los trasladamos al vestíbulo del edificio. Mucho después de que el enemigo se hubiera perdido de vista, Clarisse continuaba recorriendo la avenida con su espantoso trofeo y exigiéndole a Cronos que saliera y le plantase cara.

-Y obviamente el cobarde no salió- gruñó Ares

-Lo cual debería ser una buena noticia- masculló Hefesto -tu chiquilla no debería enfrentarse con él

Yo la vigilo —dijo Chris—. Se acabará cansando. Ya me encargaré de que entre a descansar.

Ares gruñó -Ese mocoso tuyo

-Se está preocupando por ella- señaló Hermes

-No lo necesita- bufó Ares

— ¿Y el campamento? —le pregunté—. ¿Ha quedado alguien allí?

Chris negó con la cabeza.

Sólo Argos y los espíritus de la naturaleza. Y el dragón Peleo, que custodia el árbol.

-Pero no irá por el campamento...Aun- dijo Artemisa

-No, primero tiene que intentar destruirnos- dijo Apolo con una mueca

-Y a nosotros- dijo Connor

-Me encanta cuando nos quieren destruir- dijo Miranda con sarcasmo

-A mí también- dijo Connor

No aguantarán mucho. Pero me alegro de que hayáis venido.

Chris asintió tristemente.

Siento que haya sido tan tarde. Intenté hacerla entrar en razón.

-Es un poco complicado eso- dijo Apolo -como he dicho viene de familia

-Técnicamente tú también serías de su familia ¿No?- preguntó Will

-Sí, pero yo sí sé entrar en razón- dijo Apolo

-Sobretodo tú- dijo Artemisa

-Ese fue un buen chiste- dijo Hermes

Apolo los miró indignado

Le dije que no tenía sentido defender el campamento si vosotros moríais. Todos nuestros amigos están aquí. Lo que lamento es que haya sido necesario que Silena...

-El chico tiene un punto- dijo Perséfone

Afrodita analizaba a Luke como si estuviera decidiendo cual tipo de criatura le quedaría mejor para convertirlo

Mis cazadoras te ayudarán a montar guardia —le dijo Thalia—. Vosotros, Annabeth y Percy, deberíais ir al Olimpo. Me da la sensación de que os necesitan allá arriba. Para organizar la última línea defensiva.

-Perfecto- masculló Poseidón -lo único que faltaba

-En realidad, creo que aún te faltan muchas cosas- comentó Hades como si nada

-En realidad creo que sí- murmuró Percy con una sonrisa inocente

-La buena noticia es que ya casi acabamos el libro- dijo Rachel

-Excelente noticia- dijo Percy

El portero había desaparecido del vestíbulo. Su libro yacía boca abajo sobre el mostrador y su silla estaba vacía. El resto del vestíbulo, sin embargo, se encontraba abarrotado de campistas, cazadoras y sátiros heridos.

-Bueno, si yo fuera el portero también me habría ido- comentó Connor -con todos esos monstruos

-No es miedo, es precaución- bromeó Leo

-Es el sentido de la autopreservación- estuvo de acuerdo Percy

-El cual veces te falla- dijo Thalia

Percy le sacó la lengua

Connor y Travis Stoll, de la cabaña de Hermes, se nos acercaron junto a los ascensores.

— ¿Es cierto lo de Silena? —preguntó Connor.

Asentí.

Los Stoll se sonrojaron furiosamente y de repente estaban más interesados en las bacterias que pudiera haber en el suelo

Ha tenido una muerte heroica.

Travis se removió incómodo.

Eh, también he oído...

Nada más —insistí—. Fin de la historia.

-Lo sentimos- murmuraron los chicos y se ven veían realmente apenados

-Esto no se ve todos los días- dijo Miranda

-Es una de las cosas que jamás creí llegar a ver- dijo Katie

-Qué groseras- se quejó Connor

-Un poco de su propio chocolate- dijo Rachel

Vale —masculló Travis—. Escucha, suponemos que el ejército del titán tendrá problemas para subir en ascensor. Tendrán que hacerlo por turnos. Y los gigantes no cabrán ni en broma.

-Punto para nosotros- dijo Connor

-Pues podrían simplemente no subir a los gigantes y subir todos los demás- comentó Bianca

-Nop, esa es una muy mala idea- dijo Will -me gusta más la idea de que ninguno pueda subir

-No necesitábamos tantos problemas a la vez- dijo Thalia

Ahí está nuestra mayor ventaja —le dije—. ¿Hay alguna manera de inutilizar el ascensor?

Es mágico —respondió—. Normalmente, hace falta una tarjeta magnética, pero el portero se ha esfumado. Lo cual significa que nuestras defensas se desmoronan.

-Y eso ya no es un punto para nosotros- murmuró Connor

-Duró muy poco- dijo Miranda

-Y fue Travis el que quitó la esperanza- comentó Katie

-Eh, que yo solo dije la verdad- murmuró Travis

Ahora cualquiera puede meterse en el ascensor y subir directamente.

Tenemos que mantenerlos alejados de las puertas —dije—. Y en todo caso, estrangularemos su avance en el vestíbulo.

-Algo así- murmuró Travis

-Bueno, eso es mejor que nada- comentó Rachel

Necesitamos refuerzos —repuso Travis—. Ellos no pararán de enviar fuerzas. Y al final terminarán arrollándonos.

No tenemos refuerzos —se quejó Connor.

-¿Y ahora quién es el que quita la esperanza?- dijo Travis

-Es que estaba entrando en pánico, de nuevo- dijo Connor

-Eso tampoco lo oyes seguido- bromeó Percy

-Hey ¿Qué pasa ahora? Siento que te están metiendo mucho con nosotros- dijo Connor

-Es porque se están metiendo con nosotros- se quejó Travis

Miré a la Señorita O'Leary, que me esperaba fuera, pegada a las puertas de cristal, empañándolas con su aliento y llenándolas de babas.

Eso tal vez no sea del todo cierto.

-¿Entonces?- preguntó Leo

-Es una sorpresa- dijo Percy

-No me gustan tus sorpresas- dijo Frank

-A mí tampoco- bromeó Thalia

-Pero ESA era una buena sorpresa- dijo Percy

Salí de nuevo y le acaricié el hocico a mi mascota. Quirón le había vendado la pezuña, pero ella seguía cojeando. Tenía el pelaje salpicado de barro, hojas, porciones de pizza y sangre reseca de monstruo.

-Y muchas porciones de pizza- comentó Percy

-Bueno, alguien tenía que pasársela mejor- dijo Will

Percy asintió -Dentro de lo que se pueda

-Que no era mucho, la verdad- dijo Annabeth

Eh, chica —dije, procurando sonar animoso—. Ya sé que estás cansada, pero tengo que pedirte otro gran favor.

Me acerqué a su oreja y le susurré unas palabras.

-Y nos va a dejar con la duda- dijo Will

-Tiene que haber una pausa dramática antes de la revelación- dijo Apolo

-No me gustan las pausas dramáticas- dijo Poseidón

-Las pausas dramáticas siempre son lo mejor- dijo Apolo

Una vez que la Señorita O'Leary emprendió su viaje por las sombras, volví dentro a reunirme con Annabeth. Cuando nos dirigíamos a los ascensores, vimos a Grover arrodillado junto a un grueso sátiro malherido.

-Oh- murmuró Grover con nostalgia -ni me imaginaba que iba a llegar este momento

-Lo siento g-man, parece que estos libros traen absolutamente todo- dijo Percy con una muerta

Grover suspiró

— ¡Leneo! —exclamé.

El viejo sátiro ofrecía un aspecto deplorable. Tenía una lanza rota clavada en la barriga y sus peludas patas de cabra, retorcidas en un ángulo increíble.

Grover hizo una mueca

Se le habían amoratado los labios y, aunque trataba de enfocarnos con ojos vidriosos, creo que ya no nos veía.

— ¿Grover? —murmuró.

Estoy aquí, Leneo.

Grover tenía los ojos rojos -Tuvo mucha suerte al reencarnar

-La tuvo- asintió Percy -fue valiente

Grover asintió con un temblor en su barbilla

A pesar de todas las cosas horribles que el anciano había dicho de él, Grover parpadeaba para contener las lágrimas.

— ¿Hemos... vencido?

Hum, sí —mintió Grover—. Gracias a ti, Leneo. Hemos rechazado al enemigo.

Grover sonrío con tristeza

-Eso fue muy gentil- dijo Hestia con una pequeña sonrisa

-Gracias- murmuró Grover

Te lo dije —masculló el sátiro—. Un líder de verdad... Entonces sus ojos se cerraron definitivamente.

Tragando saliva, Grover le puso una mano en la frente y pronunció una antigua bendición.

-Una guerra nunca es amable- dijo Hestia con cierta tristeza -y víctimas inocentes siempre son los primeros

Los chicos asintieron de acuerdo, mientras los dioses y cierto hijo de Hermes se removían con incomodidad

El cuerpo del viejo sátiro se fue disolviendo hasta que sólo quedó un arbolito minúsculo en un montoncito de tierra fresca.

Un laurel —comentó Grover, sobrecogido—. Ah, qué buena suerte la de ese viejo sátiro.

-Vaya que sí- comentó a Apolo con una mueca

Todos se quedaron mirando al dios como si esperaran que en cualquier momento se echara a llorar, Apolo los miró indignado

-Will continúa la lectura- dijo Apolo

-Oh sí, lo siento- murmuró Will con un sonrojo

Recogió el arbolito con sumo cuidado.

He de plantarlo en los jardines del Olimpo.

Nosotros vamos para allá —le dije—. Ven con nosotros.

-Y volvemos a dónde empezamos- comentó Percy

-Pero ahora sí vamos contigo, sesos de alga- dijo Annabeth con una sonrisa

-Gracias a los dioses- dijo Percy

En el ascensor sonaba música ligera. Me acordé de la primera vez que había visitado el monte Olimpo, a los doce años. Annabeth y Grover no me habían acompañado en aquella ocasión. Me alegraba que ahora estuvieran conmigo.

-Nosotros igual, sesos de alga- dijo Annabeth

-Aunque sea en medio de una batalla devastadora- dijo Grover

-Bueno, de todos modos siempre estamos en problemas- dijo Percy

-Es verdad- murmuró Annabeth

Tenía la sensación de que aquélla podía ser nuestra última aventura juntos.

Percy —dijo Annabeth en voz baja—, tenías razón sobre Luke.

-Al menos ya se dio cuenta- bufó Hera

-Eso sonó tan parecido a lo que tú dijiste- susurró Jason en el oído de Piper

-Demonios...- murmuró Piper

Eran sus primeras palabras desde que había muerto Silena y las pronunció con los ojos fijos en el panel del ascensor, donde había empezado a parpadear la numeración mágica de las plantas superiores: 400,450, 500.

Luke se removió incómodo, pero ante la clara "petición" de Afrodita de que no volviera a hablar, se mantuvo callado

-Perfecto- suspiró Poseidón -¿Por qué tiene que funcionar tan rápido ese elevador?

-Porque a veces hay prisa- dijo Apolo aun así siempre escuchan buena música

-Define buena música- dijo Artemisa

Grover y yo nos miramos.

-Se miraron en pánico- dijo Thalia

-Sip- dijo Percy

Annabeth le dio un golpe en el brazo

-Y lo peor es que yo sé siempre estaba en el medio- se quejó Grover

-No es cierto- dijeron Annabeth y Percy al mismo tiempo

Annabeth —dije—, lo siento...

Intentaste decírmelo. —La voz le temblaba—. Luke es malvado. No quería creerte. Pero ahora que he sabido cómo utilizó a Silena... Ahora lo sé. Espero que estés contento.

-Lo siento- murmuró Annabeth

-Está bien, eso ya es pasado- aseguró Percy

No, eso no me pone nada contento.

Apoyó la cabeza en el tabique del ascensor, rehuyendo mi mirada.

-Bueno, eso era muy usual en ustedes- dijo Thalia

-¡Thalia!- chilló Annabeth

-En serio ¿Que les hemos hecho para que se metan con nosotros?- preguntó Percy

-Nada- dijo Thalia -simplemente son muy molestables

-Perfecto- masculló Annabeth

Grover sostenía en sus manos el minúsculo laurel.

En fin... es bueno estar otra vez juntos. Discutiendo. A punto de morir. Sintiendo un terror atroz. Mirad, ya hemos llegado.

-Sí, estuvo súper- comentó Percy

-Me encanta estar a punto de morir- dijo Grover

-Oh sí, es lo mejor de nuestras misiones- dijo Percy

-Por favor- murmuró Poseidón

Sonó la campanilla, se abrieron las puertas y salimos al sendero aéreo que ascendía entre las nubes.

« Deprimente» no suele ser un adjetivo muy adecuado para describir el monte Olimpo, pero así era el aspecto que presentaba ahora.

Los dioses miraron con incredulidad y cierta aprehensión el libro

-Sí, también fue una sorpresa verlo así- dijo Thalia con una mueca

-Y que lo digas- dijo Percy

No se veía fuego en los braseros ni luz en las ventanas. Las calles estaban desiertas; las puertas, atrancadas. Sólo se percibía movimiento en los parques, que habían sido habilitados como hospitales de campaña.

-Fue lo mejor que pudimos hacer- comentó Will -con tan poco tiempo y poco material, los heridos eran muchos

-Creo que eran casi todos- dijo Rachel

-Y tampoco había mucho apoyo para poder atenderlos mejor- dijo Will con una mueca

-De todos modos lo hiciste muy bien, Solace- dijo Nico

-¿Eso fue un cumplido, sombritas?- preguntó Will

-No- masculló Nico sonrojado

Will Solace y otros campistas de Apolo se afanaban de un lado para otro, ocupándose de los heridos. Las náyades y las dríadas procuraban ayudar, utilizando canciones mágicas naturales para curar las quemaduras y los efectos del veneno.

-Estuvieron geniales- dijo Will

-Las náyades y dríadas son muy buenas ayudantes de medicina- dijo Apolo -aunque no lo son tanto cuando se trata de un buen coro

-Para ti nadie es lo suficientemente bueno cuando se trata de un coro- señaló Artemisa

-Soy el dios de la música, debo ser exigente

Mientras Grover plantaba el laurel, Annabeth y yo nos dimos una vuelta, tratando de animar a los heridos.

Annabeth y Percy intercambiaron una sonrisa

Vi a un sátiro con una pata rota y a un semidiós vendado de pies a cabeza; también un cuerpo cubierto con el sudario dorado de la cabaña de Apolo. No sabía de quién era y prefería no averiguarlo.

Will se movió incómodo, pero no dijo nada acerca de quién se trataba

-No llevaba mucho tiempo con nosotros- fue lo único que dijo Will y siguió con la lectura

Nos esforzábamos en decir algo positivo, aunque yo sentía un peso terrible en el corazón.

— ¡En un abrir y cerrar de ojos estarás recuperado y combatiendo con los titanes! —le dije a un campista.

-Yupi, justo lo que me encantaría oír- dijo Leo

-De hecho -¿A quién le gustaría recuperarse para pelear con titanes?- preguntó a Rachel

-A Percy al parecer- dijo Thalia

Se te ve cada vez mejor —le comentó Annabeth a otro.

— ¡Leneo se ha convertido en un arbusto! —le explicó Grover a un sátiro quejumbroso.

-Y Grover se gana el premio a la mejor frase para subir el ánimo- gritó Connor

-Esas sí son frases para subir el ánimo- dijo Travis levantando los pulgares

-No sean groseros- dijo Katie

Me encontré a Pólux, el hijo de Dionisio, apoyado contra un árbol. Tenía el brazo roto, pero por lo demás estaba bien.

Aún puedo luchar con la otra mano —me dijo, apretando los dientes.

-Realmente eso no sería de ayuda- dijo Artemisa

-Además no queremos que Dionisio convierta Percy en un delfín o algo peor- dijo Apolo

-En un delfín loco- dijo Percy mirando significativamente a Frank

Frank se sonrojó, los demás chicos del Argo II soltaron una risita

No —respondí—. Bastante has hecho ya. Quiero que te quedes aquí, atendiendo a los heridos.

Pero...

Prométeme que te mantendrás a salvo —insistí—. ¿De acuerdo? Te lo pido como un favor personal.

-Yo quiero un favor personal así- se quejó Connor

-Para la próxima- bromeó Percy

-Mejor ya no quiero nada- murmuró Connor

Frunció el entrecejo, indeciso. No es que fuéramos amigos ni nada, pero yo no iba a explicarle que se trataba de una petición de su padre. No habría hecho más que avergonzarlo. Al final me lo prometió y, mientras se reclinaba otra vez contra el tronco, me pareció ver alivio en su expresión.

Dionisio arqueó las cejas

-Sí, habría sido un poco vergonzoso- dijo Apolo -aun así, aquí podemos ver el lado que no conocíamos de Dionisio

-Cállate Apolo- masculló Dionisio -deberíamos amordazarlo a él

-Soy demasiado sexy para ser amordazado- comentó Apolo

Annabeth, Grover y yo seguimos adelante, hacia el palacio. Era allí adonde se dirigiría Cronos. En cuanto se las arreglase para subir en ascensor —y no me cabía duda de que lo lograría—, se apresuraría a destruir la sala del trono: el centro del poder de los dioses.

-Perfecto- masculló Zeus

Las puertas de bronce rechinaron al abrirse. Nuestras pisadas en el suelo de mármol resonaron con fuerza. En el techo, las constelaciones destellaban fríamente. En el centro de la vasta estancia, la hoguera había quedado reducida a un débil resplandor.

-Eso no está nada bien- suspiró Hestia -pero era de suponerse que pasaría

Los dioses se removieron incómodos en sus tronos

-Esto se pone cada vez peor- dijo Poseidón con un suspiro

Hestia, con su apariencia de niña vestida con una túnica marrón, se acurrucaba temblando junto a las brasas. El taurofidio nadaba tristemente por su esfera de agua y al verme dejó escapar un mugido no demasiado entusiasta.

-Ni siquiera él podía ser entusiasta- dijo Hazel

-El vaca-pez estaba muy triste- murmuró Tyson

-No puedo culparlo- dijo Percy

A la luz de la lumbre, los tronos arrojaban sombras de aspecto maligno, como de garras retorcidas.

-Qué analogía tan grosera- dijo Apolo

-Lo siento- dijo Percy encogiéndose de hombros

Al pie del trono de Zeus, levantando la vista hacia las estrellas, se encontraba Rachel Elizabeth Dare con una vasija griega de cerámica en las manos.

-Demonios Rachel, eso sí que es bastante extraño- dijo Travis

-Y que lo digas- murmuró Rachel

— ¿Rachel? —dije—. Hum, ¿qué haces con eso?

Ella me miró como si despertase de un sueño.

La he encontrado. Es la jarra de Pandora, ¿no?

-Sí, la verdad es que empezabas a dar un poco de miedo- dijo Grover rascándose la cabeza -Lo siento- dijo Rachel sonrojándose -la verdad, fue demasiado extraño

Sus ojos brillaban más de lo normal, y me vino un mal recuerdo de sándwiches mohosos y galletas carbonizadas.

Deja la jarra, por favor.

Veo a la Esperanza dentro —musitó, recorriendo con los dedos los dibujos de su superficie—. Tan frágil...

Todos se quedaron viendo a Rachel hasta que ella volvió a sonrojarse

-De acuerdo eso fue raro ¿Podemos olvidarlo?- murmuró Rachel

-Estás pidiendo mucho RED- dijo Percy

— ¡Rachel!

Mi voz pareció devolverla a la realidad. Me tendió la jarra y la sujeté. Estaba fría como un témpano.

Grover —murmuró Annabeth entre dientes—. Vamos a registrar el palacio. Quizá haya reservas de fuego griego o de trampas de Hefesto.

-Fuego griego no creo, pero trampas de Hefesto siempre- comentó Hermes

-Siento que alguien va a volver a estar en problemas- dijo Piper

-Y ese alguien obviamente es Percy- dijo Thalia

-Ustedes dos están pasando mucho tiempo juntas- comentó Jason en tono burlón

-¡Por fin alguien lo ha dicho!- dijo Percy alzando las manos -gracias bro

-De nada bro, cuando quieras

Percy chocó los cinco con Jason y luego le hizo una mueca a Thalia

La mayoría veía la escena con una sonrisa

Pero...

Ella le dio un codazo.

— ¡Vale! —chilló—. ¡Me encantan las trampas!

-No es cierto, odio las trampas- se quejó Grover

Lo tomó del brazo y lo arrastró fuera de la sala del trono.

-Lo convenciste de una excelente manera- dijo Thalia

-Conozco mejores maneras- dijo Grover Annabeth se sonrojó -Lo siento, pero no debíamos quedarnos ahí

-Tú no querías quedarte ahí- señaló Thalia -Como sea- dijo Annabeth rodando los ojos

Junto al fuego, Hestia se arropaba con su túnica y se mecía sin cesar adelante y atrás.

Ven —le dije a Rachel—. Quiero presentarte a alguien.

Nos sentamos junto a la diosa.

Hestia los miró con una cálida sonrisa

Señora Hestia.

Hola, Percy Jackson —murmuró—. Cada vez hace más frío y resulta más difícil mantener el fuego encendido.

Lo sé. Los titanes se acercan.

-Esa es una frase que espero jamás volver a oír- dijo Poseidón

-Tampoco quiero volver a decirlo- dijo Percy con una mueca

Hestia se fijó en Rachel.

Hola, querida. Por fin has venido a nuestro Hogar.

Rachel pestañeó.

— ¿Me estaba esperando?

-De hecho creo que te esperaban más a ti que a alguno de nosotros- bromeó Miranda -Genial- murmuró Rachel

-Creo lo mismo- dijo Percy riendo

Hestia extendió las manos y las brasas cobraron un repentino resplandor. Distinguí en el fuego una serie de imágenes: mi madre, Paul y yo, cenando en la mesa de la cocina el día de Acción de Gracias; mis amigos y yo, alrededor de la hoguera del Campamento Mestizo, cantando y asando malvaviscos; Rachel y yo conduciendo por la playa el Prius de Paul.

-¿Es en serio?- preguntó Percy a nadie en particular

Annabeth miró a su novio con una ceja alzada

Rachel se sonrojó

-Me gustan esas expresiones- dijo Thalia -significa que viene algo bueno, bueno para nosotros, obviamente

-Cállate, cara de pino- dijo Percy

No sabía si Rachel veía las mismas imágenes, pero toda la tensión desapareció de sus hombros. El calor del fuego parecía difundirse por todos sus miembros.

Para reclamar tu puesto en el Hogar —le dijo Hestia— debes abandonar todas tus distracciones. Es la única manera de que sobrevivas.

-Todos entendimos eso, te dijeron distracción, sesos de alga- dijo Thalia

-Bueno, técnicamente es cierto- comentó Apolo

-Vaya, gracias- dijo Percy sonrojado

-Bueno Annabeth, ya no tienes de qué preocuparte- bromeó Connor

-Cállate- masculló Annabeth

Rachel asintió.

Comprendo.

Espera —le dije—. ¿Tú sabes de qué está hablando?

Rachel inspiró entrecortadamente.

-¿Por qué tenía que pasar esa conversación?- preguntó Rachel

-No lo sé- dijo Percy con una mueca -estos libros me odian

-También lo creo- murmuró Rachel sonrojada

Percy, cuando vine aquí... creía que venía por ti. Pero no era así. Tú y yo... —Meneó la cabeza.

-Uhhhh- corearon los Stoll

Percy les aventó un cojín

— ¿Cómo? ¿Ahora resulta que soy una « distracción»? ¿Es porque « no soy el héroe» o algo por el estilo?

-Y sigue obsesionado con el hecho de que no es el héroe- dijo Poseidón con un suspiro

-Es que le dio en el ego- comentó Thalia

-Claro que no- murmuró Percy sacándole la lengua

No sé si sería capaz de explicarlo con palabras. Me sentí atraída hacia ti porque... porque me abriste la puerta a todo esto. —Abarcó con un gesto la sala del trono—. Necesitaba comprender mi verdadera visión. Pero no era porque tú y yo... Nuestros destinos no están entrelazados. Y me parece que, en el fondo, tú lo has sabido siempre.

-Vaya, esa es una gran frase para rechazar a alguien- bromeó Piper

-Es la mejor frase que he oído- dijo Travis

-O sea que tampoco eres su tipo- dijo Thalia

-Thalia- chilló Nico sonrojado al igual que Rachel, los chicos se empezaron a reír

-No- dijo Percy -¡Annabeth, no te puedes reír de esto!- se quejó Percy

-Lo siento- dijo Annabeth tratando de mantener una expresión sería

-¡Papá!- murmuró Percy

-Lo siento, Percy- dijo Poseidón con una pequeña sonrisa

-Ustedes son tan malos- dijo Percy con un puchero

-No podíamos dejar pasar la oportunidad- dijo Miranda

La miré fijamente. Quizá yo no sea el tipo más avispado del mundo en asuntos de chicas, pero estaba seguro de que Rachel acababa de dejarme plantado, lo cual era más bien patético teniendo en cuenta que ni siquiera habíamos estado juntos.

-Ya háganlo- dijo Thalia

-¿Hacer qué?- preguntó Percy

-Rachel y Nico, choquen los cinco- dijo Thalia -ambos están en el club

-Te odio, cara de pino- dijo Percy

-Vamos, saben que quieren hacerlo- dijo Thalia mirando a Rachel y Nico

Rachel y Nico chocaron los cinco

-Estos niños son terribles- dijo Hermes

-Son tan horribles como tú cuando robaste mi ganado- comentó Apolo

O sea que... —musité—. « Muchas gracias por traerme al Olimpo y adiós muy buenas». ¿Es eso lo que me estás diciendo?

-Básicamente- asintió Bianca

Rachel no apartaba la vista del fuego.

Percy Jackson —intervino Hestia—. Rachel te ha dicho todo lo que podía decirte. Su momento se acerca, pero tu decisión se aproxima todavía con mayor rapidez. ¿Estás preparado?

-Hestia, salvando el momento antes de que se vuelva más incómodo- dijo Perséfone

Habría querido replicar que no, que no lo estaba ni remotamente.

Miré la jarra de Pandora y, por primera vez, sentí el impulso de abrirla. La Esperanza me parecía bastante inútil ahora mismo.

-¿Todo por qué Rachel te cortó? Eso está muy mal- dijo Travis

-No estábamos juntos- dijo Rachel

-En realidad sí son muy malos- señaló Hazel

-Podemos darte clases- dijeron los Stoll al unísono

-Ni se les ocurra- mascullaron la mayoría de los chicos y Hades

Muchos de mis amigos habían muerto. Rachel estaba cortando conmigo. Annabeth no quería ni verme.

-Estaba celosa, déjala- dijo Piper

Annabeth rodó los ojos

Mis padres seguían profundamente dormidos en la calle mientras un ejército de monstruos cercaba el edificio. El Olimpo se hallaba al borde del abismo. Y yo había presenciado un montón de crueldades perpetradas por los dioses.

-Bueno, poniéndolo de esa manera Percy tiene razón- comentó Calipso

-Pero eso no quiere decir que el señor del tiempo vaya a ser mejor gobernante- señaló Zoë

Había visto a Zeus destruir a María di Angelo; a Hades maldecir al último Oráculo, y a Hermes darle la espalda a Luke, pese a que sabía que su hijo se volvería un malvado.

Los dioses mencionados se removieron como incomodidad en sus tronos

« Ríndete —me susurraba al oído la voz de Prometeo—. De lo contrario, tu casa será destruida y tu precioso campamento arderá en llamas».

-Aunque te hubieras rendido, iba destruir el campamento y la ciudad- dijo Reyna

-Lo sé- murmuró Percy con una mueca

Miré a Hestia. Sus ojos rojos resplandecían con calidez. Pensé en las imágenes que había visto en su hogar: amigos, familiares... todos aquellos que me importaban.

Recordé una cosa que había dicho Chris Rodríguez: « No tenía sentido defender el campamento si vosotros moríais. Todos nuestros amigos están aquí».

Los chicos se sonrieron unos a otros

-Hablando de ese mocoso- gruñó Ares -ya se tardaron en regresar

-Ni siquiera iban a regresar- señaló Hermes -al menos no por ahora

Ares bufó

Y me acordé de Nico, plantándose ante Hades, su padre: « Si cae el Olimpo — había dicho—, la seguridad de tu palacio ya no te servirá de nada».

-Admito que el renacuajo fue valiente- dijo Thalia

-¿¡Quieres dejar de llamarme así!?- gruñó Nico

-No- dijo Thalia

-Eres insoportable- masculló Nico

-Soy tu prima favorita- dijo Thalia

-Sueñas- masculló a Nico

Oí pisadas. Annabeth y Grover volvieron a entrar en la sala del trono y se detuvieran al vernos. Yo tenía seguramente una mirada muy extraña.

-Muy extraña- asintieron Annabeth y Grover

— ¿Percy? —Annabeth ya no parecía enfadada conmigo: sólo preocupada—. ¿Tenemos que salir otra vez?

Súbitamente, noté como si me hubieran inyectado acero por dentro.

-Obviamente- dijo Afrodita con un suspiro -ya habías visto a tu chica

Comprendí lo que debía hacer.

Miré a Rachel.

No cometerás ninguna estupidez, ¿verdad? —le dije—. O sea... has hablado con Quirón, ¿verdad?

-Oye, eso es muy grosero- dijo Apolo

-Teniendo en cuenta lo que vio, su preocupación es fundamentada- dijo Artemisa

Ella sonrió débilmente.

— ¿Te preocupa que cometa una estupidez?

Bueno, quiero decir... ¿te mantendrás a salvo?

-Define "a salvo"- dijo Katie

-No hacer ninguna estupidez- dijo Travis

-Entonces jamás vamos a estar a salvo- comentó Connor

No lo sé —reconoció—. Eso más bien dependerá de si tú salvas el mundo, héroe.

-Para que ya no te obsesiones porque no eres el héroe- dijo Thalia

-Genial, gracias- murmuró Percy

-De nada- dijo Rachel

Tomé la jarra de Pandora. El espíritu de la Esperanza aleteaba dentro, tratando de caldear aquel recipiente helado.

Hestia —dije—. Te entrego esto como ofrenda.

La diosa ladeó la cabeza.

Soy la menos importante de los dioses. ¿Por qué habrías de confiarme una cosa así?

-Eso no es cierto- dijo Artemisa

-Nos caes mucho mejor de lo que nos cae Zeus- señaló Poseidón

-La verdad eres mejor hermana que estos dos- dijo Hades señalando a Poseidón y Zeus

Eres la última de los olímpicos —dije—. Y la más importante.

— ¿Y eso por qué, Percy Jackson?

Porque la Esperanza sobrevive mejor con el calor del hogar. Guárdamela y nunca tendré la tentación de darme por vencido.

-Esa frase merece un premio- dijo Frank

-Eso fue muy lindo- señaló Hazel

-Gracias, Percy- dijo Hestia con una cálida sonrisa

Poseidón sonrió -Bien hecho Percy

-Gracias- murmuró Percy sumamente sonrojado

La diosa sonrió, tomó la jarra en sus manos y ésta cobró un ligero resplandor.

El fuego ardió con más intensidad.

Bien hecho, Percy Jackson —dijo—. Ojalá los dioses te bendigan.

Estamos a punto de descubrirlo. —Miré a Annabeth y Grover—. Vamos, chicos.

Me dirigí hacia el trono de mi padre.

-Viendo de lo que eres capaz, temo por tu propia seguridad- comentó Poseidón

Percy sonrío inocentemente

-Tiene toda la razón señor Poseidón- comentó Grover

El trono de Poseidón se alzaba a la derecha del de Zeus, pero no era ni mucho menos tan majestuoso. Era un asiento de cuero negro moldeado, adosado a un pedestal giratorio, con un par de anillas de hierro para sujetar una caña de pescar (o un tridente).

-No será tan majestuoso, pero al menos es cómodo- dijo Poseidón

Básicamente, se parecía al asiento de una barca de pesca en el que te acomodarías si quisieras atrapar un tiburón o un pez espada o un monstruo marino.

-Sería pan comido- dijo Poseidón

-Vamos a atrapar monstruos marinos- dijo Travis

En su estado natural, los dioses miden unos seis metros, de manera que sólo llegaba al borde del asiento si extendía los brazos.

Ayudadme a subir —les dije a Annabeth y Grover.

-¡Percy!- gritó Poseidón -no puedes hacer eso

-Un poco tarde, marisco- dijo Hades

-Que falta de respeto- masculló Hera

— ¿Es que te has vuelto loco? —preguntó Annabeth.

Es probable —reconocí.

Percy —dijo Grover—, a los dioses no les gusta que la gente se siente en su trono. En el sentido de convertirte-en-un-montón-de-cenizas, ¿entiendes?

-Casi nunca miro quién se sube a mi trono antes de convertirlo en cenizas- dijo Poseidón -Teniendo en cuenta que Percy está aquí, creo que esta vez sí miraste- comentó Apolo

Necesito que me preste atención —repuse—. Es la única manera.

Ellos se miraron, inquietos.

Bueno —dijo Annabeth—, así seguro que lo conseguirás.

-Qué forma tan suicida de conseguir atención- dijo Thalia

-Son las únicas formas que conozco- bromeó Percy

Entrecruzaron los brazos formando un peldaño y me impulsaron hacia el trono. Arriba, con los pies tan por encima del suelo, me sentí como un bebé. Miré alrededor los otros tronos, vacíos y sumidos en la penumbra, y me hice una idea de lo que debía de ser sentarse en el Consejo Olímpico: tantísimo poder en tus manos, pero tantos conflictos también.

-No peleamos taaaaanto- dijo Hermes

-No, para nada- comentó Apolo -solo cada 5 minutos

Siempre con otros once dioses tratando de salirse con la suya. No debía de ser difícil volverse paranoico y cuidar sólo de tus propios intereses, sobre todo si eras Poseidón.

-¿Disculpa?- dijo Poseidón

-Te dijo paranoico- señaló Hades

-Y también egoísta- dijo Zeus

-Miren quiénes están hablando- masculló Poseidón

-Yo no me refería a eso- comentó Percy

Sentado en su trono, sentí como si tuviera el mar entero a mis órdenes: miles de kilómetros cúbicos de océano agitándose con todo su poder y misterio. ¿Por qué habría Poseidón de escuchar a nadie? ¿Por qué no debería ser él, y nadie más que él, el más grande de los doce?

Poseidón sonrió con algo de arrogancia

Sacudí la cabeza. « Concéntrate».

El trono retumbó. Una oleada de cólera semejante a un vendaval resonó en mi interior.

« ¡¿Quién osa...?!».

-Tu hijo el suicida- dijo Hades

La voz se apagó bruscamente. El vendaval amainó, lo cual era de agradecer, porque aquellas dos únicas palabras habían estado a punto de hacerme trizas el cerebro.

« Percy. —Mi padre aún sonaba irritado, pero parecía haber recuperado la compostura—. ¿Qué estás haciendo exactamente en mi trono?».

-Empieza a explicar o estarás castigado por toda la eternidad- dijo Leo -y sin comida azul

Percy hizo una mueca de horror -No puedes ser tan cruel

-Si tú puedes subirte al trono de un dios yo puedo castigarte sin comida azul

-No serías tan malvado, te voy a acusar con Jason- dijo Percy -Jason

-Leo, no puedes quitarle la comida azul a Percy... Percy, tienes que explicar tu plan suicida- dijo Jason en tono "serio"

-Creo que estos niños están más locos que nosotros- dijo Apolo

Perdona, padre —dije—. Tenía que conseguir que me prestaras atención.

« Has hecho algo muy peligroso. Incluso para ti. Si no hubiera mirado antes de fulminarte, ahora no serías más que un charco de agua marina».

-O un alga flotante- dijo Travis

-Qué lástima que se dio cuenta antes- masculló Zeus

Poseidón le dio una mirada asesina

Perdona —repetí—. Escucha, las cosas se están poniendo muy feas aquí.

Le expliqué lo que pasaba y luego le conté mi plan.

Permaneció en silencio largo rato.

« Percy, lo que pides es imposible. Mi palacio...».

Poseidón hizo una mueca -Creo que ya entiendo lo que querías conseguir

-Era la única forma- dijo Percy

Padre, Cronos envió un ejército contra ti a propósito. Quiere separarte de los demás dioses porque sabe que podrías inclinar la balanza.

« Sea como fuere, ataca mi hogar».

No es cierto. Yo sí estoy en tu hogar. En el Olimpo.

-Eso es cierto- dijo Artemisa

-Por supuesto que quería separarnos- dijo Atenea -sabía que no ibas a dejar tu palacio sólo

El suelo tembló, Una oleada de ira barrió mi mente. Creí que había ido demasiado lejos, pero luego el temblor decreció. En mi conexión mental, me llegaba de fondo un rumor de explosiones submarinas y el fragor de la batalla:

Los bramidos de los cíclopes, los alaridos de los tritones.

— ¿Tyson está bien? —pregunté.

-Me encanta la manera de Percy de cambiar de un tema a otro en menos de un segundo- dijo Katie

-Se necesita un gran don para seguirle la corriente- dijo Thalia

La pregunta pareció sorprenderlo.

« Está bien. Se porta mejor de lo que esperaba. Aunque, la verdad, "¡Pol mejillón!" me parece un grito de guerra muy raro».

-Lo siento- dijo Tyson

-Fue un gran grito de guerra, grandullón- dijo Percy

-Lo fue- dijo Poseidón

— ¿Le has dejado combatir?

« ¡No cambies de tema!

-Sí cambias mucho de tema- dijo Poseidón

-¿Se dan cuenta que el "no cambies de tema" sólo fue porque Poseidón no quería dar explicaciones sobre Tyson?- dijo Hermes

¿Te das cuenta de lo que me estás pidiendo? Mi palacio será destruido».

Y el Olimpo tal vez se salve.

« ¿Te haces una idea del tiempo que llevo remodelando este palacio? Sólo la sala de juegos me llevó seiscientos años».

-¡Poseidón!- gritaron algunos de los dioses

-Tienes una zona de juegos ¿Y no nos has invitado?- se quejó Apolo

Padre...

« ¡Está bien! Se hará como tú dices. Pero, hijo mío, reza para que funcione».

Ya estoy rezando. Hablo contigo, ¿no?

-Claro, eso tiene mucha lógica- dijo Miranda

-La tenía- dijo Percy

« Hum... sí. Buena observación. Anfitrite... ¡ya voy!».

El ruido de una tremenda explosión cortó la comunicación.

Me escurrí del trono y salté al suelo.

Grover me miraba muy nervioso.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó—. Te has puesto pálido... y has empezado a humear.

-Pasaste demasiado tiempo ahí- dijo Poseidón -aunque tu plan sea genial no vuelvas a hacerlo

-Intentaré no volver a hacerlo- dijo Percy

-Eso no me convence- masculló Poseidón

— ¡Anda ya!

Me eché un vistazo, por si acaso, y vi que me salían hilos de humo por las mangas y que tenía todo el vello chamuscado.

-Depilación gratis- bromeó Piper

-Genial- dijo Percy

Si hubieras pasado más rato ahí sentado —dijo Annabeth—, habrías entrado espontáneamente en combustión. Espero que la conversación haya valido la pena.

Muuuu —mugió el taurofidio en su esfera de agua.

-Dijo que también esperaba que valiera la pena- comentó Grover

-Todos lo esperábamos- dijo Annabeth

-Y que lo digas- murmuró Thalia

Pronto lo averiguaremos —respondí.

Justo entonces se abrieron las puertas de la sala del trono y apareció Thalia. Tenía el arco partido en dos y el carcaj vacío.

Debéis bajar cuanto antes —nos dijo—. El enemigo está avanzando. Y Cronos marcha al frente de las tropas.

-Vaya, cara de pino siempre dando las mejores noticias- dijo Percy

-Soy la vocera oficial- bromeó Thalia

-Fin del capítulo- anunció Will

-Vamos a leer otro antes de ir a cenar- dijo Deméter