-De acuerdo- suspiró Hermes -¿Quién lee?

-Yo quiero leer- dijo Tyson alzando su mano

-Vale- dijo Miranda entregándole el libro

-Capítulo 20 ganamos premios fabulosos- leyó Tyson

Las tres Moiras en persona se llevaron el cuerpo de Luke.

Los dioses miraban el libro asombrados

-Eso no pasa seguido- masculló Hera

-Merecía ese honor- dijo Annabeth un poco a la defensiva, limpiando el resto de las lágrimas que surcaban sus mejillas

-Muy merecido- dijo Hera con sarcasmo

-Lo tenía merecido- dijo Hermes

Luke se removió incómodo

-Hera, no puede ser tan cruel- dijo Hestia

-Es sólo la verdad- dijo Hera con un gesto despectivo

No había visto a las viejas damas desde hacía mucho, desde que las sorprendí cortando un hilo de la vida en un puesto de frutas de carretera cuando sólo tenía doce años.

-Y ahora ya sabes que estaban presagiando- dijo Rachel

-Y vaya que lo entendí- suspiró Percy

-Ese día en el puesto de frutas casi me da un ataque- dijo Grover

-Lo recuerdo- asintió Percy

-Y me dejaste plantado- señaló Grover

-Me estabas asustando- dijo Percy

Entonces me habían dado pavor y ahora también me lo dieron:

-Que quede claro que algunas cosas nunca cambian- dijo Leo

-Es sensato estar asustado- dijo Poseidón -ni siquiera los inmortales queremos tener a Las Moiras como enemigas

-A veces somos sensatos- coincidió Apolo

Tres abuelas macabras con bolsos llenos de hilo y agujas de hacer punto.

-Algo que da más miedo que las armas- dijo Travis

Recibió miradas asombradas

-¿Que? ¿Nunca han intentado usar esas agujas?- preguntó Travis

-No- dijo Chris

-Bueno, pues no lo intenten- dijo Travis encogiéndose de hombros -son peores que las armas

Una de ellas me miró y, aunque no dijo una palabra, toda mi vida — literalmente— desfiló ante mis ojos en un fogonazo.

-Lo cual en verdad no recomiendo- dijo Percy -fue extraño

-Sí, justamente por eso creo que dan miedo- dijo Jason

-Eso es muy probable- murmuró Leo

-Y que lo digan- dijo Percy

De repente tenía veinte años. Luego fui un hombre de media edad. Y por fin me convertí en un viejo arrugado.

-La buena noticia, es que tienes una vida larga, bro- señaló Jason

-La verdad se me hizo demasiado bueno para ser cierto- dijo Percy

-¡Percy!- chilló Annabeth

-Lo siento- dijo Percy -pero con esto de las profecías...

Poseidón hizo una mueca

-Cállate, sesos de alga- dijo Annabeth

Toda la energía abandonó mi cuerpo y entonces vi mi propia lápida, una tumba abierta y un ataúd que descendía hacia el fondo. Todo eso en menos de un segundo.

-Tiempo récord- dijo Leo

-Claro, pero necesito que el ataúd sea azul- dijo Percy -porque el que vi no me gustó

-¡Perseus!- gritaron Annabeth y Poseidón al mismo tiempo, este último provocando un pequeño temblor

-Ouch- dijo Percy sobándose el brazo que Annabeth había golpeado

-Yo digo que le pegues más fuerte- dijo Thalia

Percy le sacó la lengua

Ya está —dijo.

La Moira sujetaba un trozo de hilo azul. Era el mismo que había visto cuatro años atrás: el cordón vital que yo les había visto cortar entonces. Había creído que era mi vida.

-No me lo recuerdes- masculló Poseidón

-Lo siento, yo también pensé lo mismo por algún tiempo- dijo Grover

-Era lógico que lo pensara- dijo Apolo -sin embargo, es bueno que eso no te quitara el sueño, muchos héroes sucumben por tratar de cambiar al destino

-Es lo más sensato que le he escuchado decir en este tiempo- dijo Artemisa

Apolo le dio una mirada indignada -Yo siempre digo cosas de sensatas

Ahora comprendía que no, que se trataba de la de Luke. Ellas me habían mostrado la vida que habría de ser sacrificada para arreglar las cosas.

-Era lo justo- murmuró Luke

-Hiciste lo correcto- dijo Thalia

-Más vale tarde que nunca ¿No?- dijo Luke con una risa rota

-Al final salvaste el Olimpo- dijo Annabeth

Luke la miró poco convencido

Se reunieron las tres junto al cuerpo de Luke, ahora envuelto en un sudario blanco y verde, y cargaron con él para sacarlo de la sala del trono.

Esperad —dijo Hermes.

Luke miró el libro con asombro, pensó que su padre no quería ni verlo después de todo el desastre que había causado, Hermes miró a su hijo como si pudiera estar leyendo sus pensamientos y quisiera darle algo de tranquilidad, como si le estuviera diciendo que todo estaría bien.

El dios mensajero iba vestido con su conjunto clásico, es decir, túnica griega, sandalias y casco alado (las alitas se agitaban mientras caminaba).

¿Por qué era necesario aclarar lo de las alitas?- preguntó Apolo

-No sé- dijo Percy encogiéndose de hombros

-¿Por qué las alitas se agitaban?- preguntó Leo

-Las alitas son como el galope de los pegasos- dijo Hermes -simplemente sucede cuando camino

Las serpientes, George y Martha, se enroscaban en su caduceo, murmurando: « Luke, pobre Luke».

-Al menos ahora no te pidieron una rata- dijo Luke con una pequeña sonrisa

-Es difícil conseguirlas- dijo Percy -son muy escurridizas

-¿Has intentado capturar una rata?- preguntó Calipso

Percy asintió

-¿Por qué harías algo así? Leo me enseñó algunas cosas antes de que apareciéramos aquí y no parecen unos animales peligrosos- dijo Calipso

-Pero lo son cuando se comen toda la comida de tu apartamento- dijo Percy -o cuando se mueren en tu apartamento

-Una explicación bastante razonable- dijo Luke

Percy asintió con fingida seriedad

Pensé en May Castellan, sola en su cocina, preparando galletas y sándwiches para un hijo que jamás volvería a casa.

Luke hizo una mueca -¿Ella sabía lo que pasaría?- preguntó Luke aunque no miraba a nadie en particular

-Creo- dijo Hermes -que por lo que hemos leído, es posible que hubiera visto retazos, sin embargo no creo que supiera lo que harías, que al final te sacrificarías por todos

-Ella me va a esperar- dijo Luke

Hermes hizo una mueca

Hermes le destapó la cara a Luke, le besó la frente y murmuró unas palabras en griego antiguo: una bendición final.

-Oh Luke- murmuró Hermes con una mueca -al final supiste lo que es verdaderamente correcto, eres un héroe hijo

-No me siento cómo tal- murmuró Luke, más para sí mismo que para los demás

Adiós —susurró. Luego asintió, dando su venía a las Moiras para que se llevaran el cuerpo de su hijo.

-Era lo menos que podía hacer- dijo Hermes también para sí mismo

Mientras salían, pensé en la Gran Profecía. Ahora todos los versos cobraban sentido.

-Siempre sucede eso con las profecías- dijo Apolo

-¿No podían traer una especie de instructivo o algo?- preguntó Leo

-Oh, eso nos ahorraría muchos problemas- dijo Piper

-Y eso estaría muy bien- dijo Apolo -pero así no es cómo funciona esto

-Lo siento chicos- dijo Rachel encogiéndose de hombros

« El alma del héroe, una hoja maldita habrá de segar». El héroe era Luke; la hoja maldita, el cuchillo que él mismo le había dado a Annabeth mucho tiempo atrás:

Annabeth miró el libro con tristeza, Percy le tomó la mano con fuerza.

Maldita porque Luke había quebrantado su promesa y traicionado a sus amigos. «

-Una promesa no se puede ir diciendo a la ligera- dijo Hestia -y no sólo lo digo por los chicos

Los dioses se removieron incómodos en sus asientos

-Cuando rompes una promesa también rompes un corazón- dijo Miranda

-Vaya Miranda, esa frase merece un premio- dijo Connor

-Gracias- dijo Miranda sonrojada

Una sola decisión con sus días acabará». Mi decisión había consistido en darle a él el cuchillo y creer —como Annabeth había hecho— que todavía era capaz de corregirse y arreglar las cosas.

-Gracias- dijo Luke

Annabeth le sonrió

-No hay de que, al final hiciste lo correcto- dijo Percy -y eso es lo que importa

« El Olimpo preservará o asolará». Al sacrificarse a sí mismo, él había salvado al Olimpo. Rachel tenía razón. Al final, no era yo el héroe. Era Luke.

-Tenías que saberlo- dijo Rachel

-Aunque casi le reclamaste cuando te lo dijo- comentó Thalia

-Eso no es cierto- dijo Percy

-Claro que sí- dijo Thalia

-Estoy de acuerdo con Thalia- asintió Rachel

Percy le dio una mirada traicionada -Bienvenida a nuestro lado- dijo Piper

Y entendí otra cosa también: al sumergirse en el río Estigio, Luke había tenido que concentrarse en algo importante que lo mantuviera unido a su vida mortal.

-Tienes razón- dijo Piper

-No lo había pensado así- dijo Jason

De lo contrario, se habría disuelto. Yo había pensado en Annabeth, y tenía la sensación de que él también.

Luke se sonrojó furiosamente, las miradas se centraron en él como esperando a que afirmara que había pensado en Annabeth, él no dijo nada

Luke se había imaginado la escena que Hestia me había mostrado: la imagen de sí mismo en los buenos tiempos, con Thalia y Annabeth, cuando él había prometido que formarían una familia.

Luke, Thalía y Annabeth se miraron entre sí, tal vez todos recordando los buenos tiempos donde había sido una pequeña familia durante algún tiempo

-Buenos tiempos donde estábamos a punto de morir como 10 veces al día- dijo Thalia con una muy pequeña sonrisa

-¿Sólo 10?- preguntó Annabeth

-Estoy de acuerdo, eran como 20 veces al día- murmuró Luke

-Que exagerados- dijo Thalia

Herir a Annabeth en el combate le había producido una conmoción y le había traído el recuerdo de su promesa.

-Lo siento-dijo Luke mirando a Annabeth

-Está bien, ya es pasado- dijo Annabeth

-Aun así...- dijo Luke

-Olvídalo- murmuró Annabeth

Era eso lo que había permitido que su conciencia mortal tomara el control y se impusiera a Cronos. Su punto débil —su talón de Aquiles— nos había salvado a todos.

-Fuiste un héroe- dijo Percy

Luke se sonrojó

Annabeth seguía a mi lado y de repente vi que se le doblaban las rodillas. Me apresuré a sujetarla, pero ella dio un grito de dolor y comprendí que la había agarrado por el brazo roto.

-Percy tratando de ayudar- dijo Leo

-Mejor no ayudes- bromeó Travis

-Para ese tipo de ayuda...- dijo Connor

-Cuándo quieres ayudar, pero eso también te sale mal- bromeó Thalia

-Qué groseros- dijo Percy -lo siento listilla

-No pasa nada, sesos de alga- dijo Annabeth con una sonrisa

— ¡Oh, dioses! —exclamé—. Perdona.

No pasa nada —musitó, y se desmayó en mis brazos.

-Oh qué romántico- chilló Afrodita

-No le veo lo romántico- masculló Atenea

-Eso es porque tú nunca ves lo romántico en nada- dijo Afrodita rodando los ojos

— ¡Necesita ayuda! —grité.

Déjame a mí —dijo Apolo, acercándose.

-El mejor dios de la medicina a tu servicio- dijo Apolo

-Pues en realidad no tenía más opción- dijo Artemisa

-Oye hermanita, te estás volviendo muy grosera conmigo, los hermanos menores deben alabar a los mayores- señaló Apolo

-Yo soy la mayor- dijo Artemisa

-Eso quisieras- respondió Apolo

-¿Podemos seguir la lectura o vana a seguir peleando?- preguntó Hermes

-De acuerdo- masculló Artemisa

-Vamos a seguir peleando- dijo Apolo

Su ardiente armadura brillaba tanto que hacía daño a la vista,

-Por supuesto- dijo Apolo -un dios siempre tiene que brillar

-Y es el dios del sol quién te lo dice- murmuró Hermes

-Claro que sí- dijo Apolo -yo soy quien le enseña al sol como brillar

-Oh por los dioses- murmuró Will con la cara entre las manos

Y sus RayBan a juego y su encantadora sonrisa le daban el aire de un modelo de ropa de combate—. El dios de la medicina a tu servicio.

-No le des ideas- dijo Artemisa

-Suficiente hemos tenido con sus ideas locas- dijo Hermes

-¡Me siento traicionado!- gritó Apolo

-Ustedes son peores que estos críos- masculló Hera

Le pasó a Annabeth la mano por la cara y pronunció un conjuro. Las magulladuras de su cuerpo desaparecieron en el acto.

-Necesitamos un conjuro así- dijo Will

-Ni se te ocurra- dijo Nico

-¿Por qué no?- preguntó Will

-Porque, si yo no puedo hacer viajes sombra tú tampoco vas a usar conjuros que te dejen más que exhausto- dijo Nico de brazos cruzados

-Pero sería muy útil-l argumentó Will -alguien dígale que sería útil- Will volteó a ver a los chicos y se dio cuenta de que todos los miraban con una sonrisita un poco burlona se cruzó de brazos en su asiento

Los cortes y cicatrices se borraron. Ella extendió el brazo y emitió un suspiro en sueños.

-Gracias- dijo Annabeth

-De nada querida, cuando quieras- dijo Apolo guiñándole el ojo

-Mejor que ya no lo vaya a necesitar- masculló Atenea

Apolo sonrió, satisfecho.

En unos minutos se habrá recuperado del todo. Me da tiempo para componer un poema sobre nuestra victoria: « Apolo y sus amigos salvan el Olimpo». ¿A qué suena bien?

-¿Es en serio?- preguntó Artemisa

-Pues claro- dijo Apolo -¿Que otro nombre podría ser?

Gracias, Apolo —dije—. Hum, la poesía la dejo en tus manos.

-De acuerdo la dejas en excelentes manos- dijo Apolo

-La dejas en las peores manos- masculló Dionisio

-La poesía será todo un éxito- dijo Apolo -es más podría componer un canción y ponerla de fondo en el elevador del Olimpo

Todos lo miraron horrorizados

Las horas siguientes forman una secuencia más bien confusa en mi memoria. Antes que nada, recordé la promesa que le había hecho a mi madre.

-Antes de que Sally entrara más en pánico- dijo Thalia

-Lo sé- dijo Percy -por un minuto horrible se me había olvidado la promesa

-Ay sesos de alga- dijo Annabeth

-Además si Sally no hubiera tenido noticias de tuyas, creo que habría sido capaz de encontrar una manera y subir hasta el monte Olimpo para encontrarte- dijo Thalia -por eso tu madre me agrada

-Es posible- asintió Percy -a veces creo que te agrada más ella que yo

-Es cierto- dijo Thalia

Zeus escuchó sin pestañear mi extraña petición, chasqueó los dedos y me comunicó que la cima del Empire State acababa de iluminarse de color azul.

-Se veía muy bien de esa forma el Empire State- dijo Travis

-Ojalá lo pusieran así todos los días- suspiró Percy

-Tú sólo quisieras toda la ciudad fuera azul- dijo Connor

-Sí- asintió Percy

La mayoría de los mortales no sabrían qué significaba aquello, pero mi madre lo entendería: había logrado sobrevivir. El Olimpo estaba salvado.

-También entendimos los que conocemos tu obsesión por la comida azul- dijo Katie con una sonrisa

-Genial- dijo Percy

Los dioses pusieron manos a la obra para restaurar la sala del trono, cosa que resultó asombrosamente rápida con doce seres sobrenaturales trabajando al mismo tiempo.

-Somos geniales- dijo Apolo

-Y era un poco raro verlos trabajar de esa forma- dijo Percy

-Fue asombroso- dijo Grover

-Me lo perdí- murmuró Annabeth

Grover y yo nos ocupamos de los heridos y, una vez que estuvo reparado el puente del cielo, dimos la bienvenida a todos los amigos que habían sobrevivido.

Los chicos que estuvieron en esa guerra se sonrieron con nostalgia

Los cíclopes habían sacado a Thalia de debajo de la estatua. Andaba con muletas, pero estaba bien.

-Al menos- masculló Thalia

Hera rodó los ojos -Ya te dicho que fue un accidente

-Un accidente dirigido a mi hija- masculló Atenea

-Oh, ahora no te pongas de tu parte también tú- bufó Hera -sus mocosos sólo tuvieron la mala fortuna de pasar por ahí mientras una estatua se caía, no es la gran cosa

Connor y Travis Stoll habían salido casi ilesos, aparte de algunas heridas menores. Me aseguraron que ni siquiera habían saqueado demasiado la ciudad.

Los Stoll chocaron los cinco

-Demasiado- señaló Miranda

-Eso es como un récord para ellos- dijo Chris -hasta merecen una felicitación

-Exacto- dijeron los Stoll al unísono

-Podrían dársela- dijo Leo mirando a Katie y Miranda, ellas se sonrojaron

Me contaron también que mis padres se encontraban bien, aunque a ellos no se les permitía subir al monte Olimpo.

-Pero estaban bien- dijo Annabeth con una sonrisa

-Lo cual me quitó un gran peso- dijo Percy

-Los hubieras visto luchar- dijo Nico -eran muy buenos, yo no haría enojar a tu madre

-Lo tendré en cuenta- dijo Percy

La Señorita O'Leary había logrado rescatar a Quirón de la montaña de escombros y se había apresurado a llevarlo al campamento. Los Stoll parecían preocupados por el viejo centauro, pero por lo menos estaba vivo.

-Gracias- dijo Quirón

-Por favor Quirón, no lo vuelvas a hacer- dijo Connor seriamente

-Lo intentaré, muchacho- dijo Quirón

-Estoy de acuerdo con Connor- dijo Percy

-Y yo- murmuraron los demás chicos

El centauro de sonrió

Katie Gardner me dijo que, nada más acabar la batalla, había visto a Rachel Elizabeth Dare saliendo a toda prisa del Empire State. Según ella, Rachel no parecía herida, pero nadie sabía adónde había ido, cosa que me inquietó.

-Casi empuja a todos fuera de su camino- dijo Katie

-No es cierto- dijo Rachel sonrojada -es que las personas simplemente se atravesaban

-Oh claro- dijo Katie con una sonrisa

-Tenía que salir rápido, porque tenía un pegaso al que secuestrar- dijo Percy

-¡No lo secuestré!- dijo Rachel -lo tomé prestado

-Claro, hay una gran diferencia en eso- señaló Travis

-Una diferencia muy importante- dijo Rachel

Nico di Angelo entró en el Olimpo como un héroe, escoltado por su padre, cosa excepcional porque se suponía que Hades sólo visitaba el Olimpo en el solsticio de invierno.

Hazel y Bianca sonrieron a Nico con orgullo, Nico se sonrojó adorablemente

El dios de los muertos se quedó patidifuso cuando los demás dioses se pusieron a darle palmaditas en la espalda. No creo que hubiese hallado nunca un recibimiento tan caluroso.

Los otros dioses se removieron por la incomodidad

-Vaya que era una cosa excepcional- dijo Hades

Clarisse apareció también, todavía tiritando por el rato que había pasado dentro del bloque de hielo, y Ares bramó:

— ¡Ésa es mi chica!

-Ella sí sabe lo que es luchar- dijo Ares

-Yo creo que Ares sí tiene una hija favorita- susurró Apolo a Hermes

-Y vaya que sí, aunque él lo niegue- dijo Hermes

-El terrible dios de la guerra tiene un favorito al fin- dijo Apolo

El dios de la guerra le alborotó el pelo y le aporreó la espalda, proclamando que era la mejor guerrera que había visto.

— ¿Acabar con un drakón de esa manera? ¡Eso sí es luchar!

-Así que las cosas no cambian mucho, eh- dijo Apolo

-Al parecer no- dijo Percy

-Hay que reconocer a un buen guerrero- masculló Ares -y esta chica es digna hija mía

Clarisse se sonrojó

Ella parecía más bien abrumada. Se limitaba a asentir, parpadeando, como si temiera que fuese a darle otra vez, pero al final se animó a sonreír un poco.

-Es lógico que se sintiera abrumada con ese padre- dijo Hefesto

-Cállate- masculló Ares -estaba abrumada por ser un témpano de hielo

Hera y Hefesto pasaron por mi lado: éste, algo enfurruñado por haberme atrevido a saltar sobre su trono, aunque consideró que, por lo demás, había hecho « un trabajo guay».

-No me volveré a subir a los tronos- prometió Percy

-Eso estaría muy bien- dijo Poseidón

-Así no acabarás convertido en cenizas- dijo Perséfone

Hera resopló con desdén.

Por ahora, supongo, no os destruiré a esa chica y a ti —dijo.

-Vaya, qué amable- masculló Poseidón -ellos salvaron el Olimpo

-Eso no quita que sean unos imprudentes- señaló Hera

-Tampoco quita el hecho de que arrojaste una estatua cuando intentaban ayudar- dijo Poseidón

-Supera el tema de la estatua- masculló Hera -éstos niños no tienen respeto alguno

Annabeth ha salvado el Olimpo —le dije—. Ella ha convencido a Luke para que detuviera a Cronos.

Hum.

-Respuesta muy madura Hera- masculló Poseidón

Hera le dio una mirada asesina

-Ellos salvaron el Olimpo- dijo Atenea -no hay que perder de vista eso

La diosa dio media vuelta, enojada, pero supuse que no corríamos peligro, al menos por un tiempo.

-Sí claro- murmuró Annabeth

-No corríamos peligro de ser incinerados- corrigió Percy -lo cual ya es algo

-No me convence- dijo Annabeth entre dientes

Dionisio aún tenía la cabeza vendada. Me miró de arriba abajo.

Bueno, Percy Jackson. Veo que Pólux ha salido vivo, así que deduzco que no eres del todo inepto. Todo gracias a mi entrenamiento, me imagino.

-Por supuesto- dijo Apolo con sarcasmo -eres el mejor maestro que los chicos han tenido

-Claro que sí- dijo Dionisio -¿O no es así Peter?

-Claro- murmuró Percy

-Deja de intentar fingir que no sabes su nombre- dijo Poseidón

Dionisio se encogió de hombros

Eh, sí, claro.

El señor D asintió.

En agradecimiento a mi valentía —añadió—, Zeus ha reducido a la mitad mi destierro en ese miserable campamento. Ahora sólo me quedan cincuenta años en lugar de cien.

— ¿Cincuenta años? —Traté de imaginarme lo que sería aguantar a Dionisio hasta hacerme viejo (suponiendo que viviera tantos años).

-Es horrible soportarlo- dijo Apolo -lo digo por experiencia

-Ni que soportarte a ti fuera mejor- masculló Dionisio

-Por supuesto que es mejor- dijo Apolo

-Sí claro- bufó el señor D.

No te emociones demasiado, Jackson —dijo, y entonces advertí que pronunciaba mi nombre correctamente—. Aún sigo decidido a hacerte la vida imposible.

-Sabemos que le caes bien- dijo Hermes

-Aunque lo niegue- dijo Poseidón

-Ya quisieras que tu mocoso me cayera bien- bufó Dionisio

-Sabes que lo hace- dijo Poseidón

No pude reprimir una sonrisa.

Desde luego.

Que te quede claro. —Se volvió y empezó a reparar su trono de vides, bastante chamuscado por el fuego.

-Por supuesto- dijo Poseidón con una sonrisa -debes tener cuidado con él

-Claro debes irte con muchísimo cuidado mocoso- dijo Dionisio

-Lo tendré en cuenta- asintió Percy

-Más te vale- asintió Dionisio

Grover permanecía a mi lado. De vez en cuando rompía a llorar.

Tantos espíritus de la naturaleza muertos, Percy... —sollozó—. Tantos...

-Hay que honrar sus memorias- dijo Hestia

-Es lo que intento- dijo Grover con una sonrisa afligida

-Y lo lograrás porque eres un sátiro muy valiente y un amigo leal- dijo Hestia con una sonrisa amable

-Gracias, Lady Hestia- dijo Grover sonrojado

Le puse un brazo sobre los hombros y le di un pañuelo para que se sonara la nariz.

Has hecho un gran trabajo, chico-cabra —le dije—. Nos recuperaremos de todo esto. Plantaremos árboles, limpiaremos los parques. Tus amigos se reencarnarán en un mundo mejor.

Grover sonrió -Gracias por tus palabras, Percy

-De nada, sabes cuentas con nosotros- dijo Percy

-Siempre y cuando no te vuelvan a secuestrar- masculló Annabeth en voz baja a su novio

-Esperemos que no- dijo Percy -pero por si las dudas podrías poner un chip localizador o algo- dijo Percy en voz baja

-Lo tendré en cuenta- susurró Annabeth

Él gimoteó, desalentado.

Sí... quizá. Pero no sabes lo que me costó reclutarlos. Yo sigo siendo un desterrado. A duras penas lograba que me hicieran caso cuando les hablaba de Pan. ¿Quién va a querer escucharme ahora? Los he arrastrado a una carnicería.

-Yo creo que querrán escucharte- dijo Hazel -fue malo lo que pasó, pero habría sido peor de no detener a Cronos

-Exacto, no nada más habría ido a tras los semidioses, habría ido por todos- dijo el Rachel -y eso habría sido mucho peor

-Gracias chicas- dijo Grover con una pequeña sonrisa

Te escucharán —le aseguré—. Porque te preocupas por ellos, porque te interesas por la Naturaleza más que nadie.

-Exacto- dijo Thalia -sesos de alga, a veces tienes buenos argumentos

-Qué amable eres, cara de pino- dijo Percy

-Lo sé- dijo Thalia

Trató de sonreír.

Gracias, Percy. Espero... que sepas que me siento orgulloso de verdad de ser amigo tuyo.

-Y yo tuyo- dijo Percy

-Oye Sirenita, ten cuidado que me voy a poner celoso- dijo Leo -o peor aún chispitas se va a poner celoso

-¡Leo!- chilló Jason

-Por los dioses, Leo- dijo Percy

Leo soltó una carcajada

Le di unas palmaditas en el brazo.

Luke acertaba en una cosa, chico-cabra: eres el sátiro más valiente que he conocido.

-Eres genial Percy- dijo Grover

-Tú también lo eres G-man- dijo Percy

Se puso rojo como la grana, pero, antes de que pudiera replicar, resonaron las caracolas y el ejército de Poseidón entró desfilando en la sala del trono.

-Sííí- gritó Tyson

-Un gran ejército- murmuró Grover -con tantos cíclopes

-Los cíclopes son muy buenos- dijo Tyson -golpean duro

-Es lo que me preocupaba- murmuró Grover

— ¡Percy! —gritó Tyson, y se abalanzó sobre mí con los brazos abiertos. Por fortuna, se había encogido hasta adoptar su tamaño normal. O sea, que su abrazo era como si te viniera encima un tractor, pero no la granja entera—.

-Vaya Percy, qué buena manera de decirlo- dijo Thalia

-¿Ves como sí serías un gran poeta?- dijo Apolo

-No creo que funcione- dijo Percy

¡No has muerto!

— ¡No! —corroboré—. ¿Increíble, verdad?

-Bravo- dijo Tyson

-Bravo- repitió Percy

Él aplaudió y se echó a reír alegremente.

Yo tampoco he muerto. ¡Yuju! Hemos encadenado a Tifón. ¡Eso sí que ha sido divertido!

-En serio, tus hijos tienen una idea muy rara de diversión- dijo Apolo

-Mira quién lo dice- dijo Poseidón

-Precisamente por eso deberías preocuparte- señaló Apolo

Detrás de él, otros cincuenta cíclopes con armadura sonreían satisfechos y chocaban esos cinco unos con otros.

-Lo cual fue un poco raro- dijo Percy -porque eran bastante grandes

-No me lo recuerdes- dijo Grover

— ¡Tyson nos ha comandado! —tronó uno—. ¡Es un valiente!

— ¡El más valeroso de los cíclopes! —bramó otro.

-Mi hermano menor- dijo Percy con una sonrisa de orgullo

-Sííí- dijo Tyson -y ninguno de los dos murió

-Lo cual agradezco- comentó Poseidón -ambos son muy valientes

Tyson se ruborizó.

No es para tanto.

— ¡Te he visto! —le dije—. ¡Has estado increíble!

-Fue genial- dijo Percy -esa forma de pelear contra Tifón era fabulosa

-Gracias- dijo Tyson sonrojado

-Eres increíble, grandulón- dijo Percy

Pensé que el pobre Grover iba a desmayarse. Le dan pánico los cíclopes.

Pero controló sus nervios y dijo:

Sí. Hum... ¡tres hurras por Tyson!

-¡Hurra!- gritaron los Stoll

Tyson se sonrojó

-Así se hace Tyson- dijo Rachel con una sonrisa

— ¡Hurra! —rugieron los cíclopes.

Por favor, no me comáis —murmuró Grover, aunque no creo que lo oyera nadie.

-No iban a comerte- dijo Tyson negando con la cabeza -son muy buenos

-Tal vez- dijo Grover -pero nunca está de demás ser precavido

-Esa lógica me gusta- asintió Frank

-Al menos sabemos que alguien no es tan imprudente- dijo Thalia

Las caracolas sonaron de nuevo. Los cíclopes abrieron paso y mi padre avanzó por la sala del trono con su armadura y su tridente, que fulguraba en sus manos.

-Marisco entrando en modo triunfa- dijo Apolo -por supuesto, yo le enseñé

-Sí claro- dijo Poseidón

-Y dice que no le gusta ser dramático- masculló Zeus

— ¡Tyson! —tronó—. Buen trabajo, hijo mío. Y Percy... —Adoptó una expresión muy seria y meneó un dedo con severidad.

-Te dije que tuvieras cuidado cuando te regañara- dijo Leo

-No me regañaron- dijo Percy

-Bueno Percy ¿No te han dicho que no des spoilers?- dijo Leo

Percy rodó los ojos

Por un instante temí que me fulminara—. Incluso te perdono que te sentaras en mi trono. ¡Has salvado al Olimpo!

-Estoy orgulloso de ti, Percy- dijo Poseidón

Percy se sonrojó -Gracias papá

Padre e hijo se sonrieron

Abrió los brazos y me estrechó contra su pecho. Caí en la cuenta, algo incómodo, de que nunca había recibido un abrazo de mi padre.

Hestia miraba a Percy y Poseidón con simpatía. Algunos de los dioses se preguntaron con algo de incomodidad si sus hijos tampoco habían sentido su cercanía, lo más probable era que no, porque por supuesto las reglas impedían a los dioses meterse, además muchos de ellos habían visto como una debilidad a sus hijos semidioses. Un dios todopoderoso no va por ahí demostrando cariño, eso era de los mortales, algunos de los chicos también tenían pensamientos similares, a su manera.

Resultaba cálido —como un humano normal— y olía a salitre y brisa marina.

Cuando me soltó, me examinó con una gran sonrisa.

-Eres un chico muy valiente, Percy- dijo Poseidón

Percy sonrió

Me sentí tan bien que se me escapó alguna lagrimilla, debo confesarlo. Supongo que hasta entonces no me había permitido reconocer lo aterrorizado que me había sentido en los últimos días.

Hestia, Perséfone, Afrodita, Apolo y Hermes veían a Percy con una sonrisa de simpatía, incluso Artemisa miró con algo de respeto a Percy, todos los héroes que ella había conocido siempre trataban de hacerse las fuertes y no demostrar lo aterrorizados que estaban o incluso lo felices que eran, le sorprendía en cada momento como Percy era diferente a ellos

Papá...

— ¡Chist! —dijo—. Ningún héroe está por encima del miedo, Percy. Y tú te has elevado por encima de todos los héroes. Ni siquiera Hércules...

Zeus rodó los ojos

-Está bien tener miedo, Percy. Todas las personas con sentido común lo tienen- dijo Hestia -pero tú nunca has dejado que el miedo te paralice y eso es lo que te hace alguien tan valiente

Percy sonrió, pero luego recordó que sí hubo una vez dónde su horror fue tanto que incluso soltó su espada, Annabeth pareció leer sus pensamientos y se acercó más a él

— ¡Poseidón! —clamó una voz atronadora.

Zeus ya había ocupado su trono y le lanzó una mirada fulminante, mientras los demás dioses ocupaban sus asientos.

-No vayan a empezar- dijo Deméter

-No después de todo lo que ha pasado- dijo Hestia

-Sería el colmo- dijo Artemisa

Incluso Hades estaba entre ellos, acomodado en una simple silla para invitados junto al hogar. Nico se había sentado a sus pies con las piernas cruzadas.

Hades miró a su hijo con una especie de sonrisa -Hiciste bien las cosas, Nico

Nico lo miró sorprendido -Gracias

Hazel le sonrió

— ¿Y bien, Poseidón? —Refunfuñó Zeus—. ¿Eres demasiado orgulloso para sumarte a nuestro consejo, hermano?

Pensé que mi padre se enfurecería, pero me miró y me guiñó un ojo.

Será un honor, señor Zeus —contestó.

Los dioses lo miraron asombrados en especial Zeus

-De acuerdo, eso no me lo esperaba- dijo Apolo

-Me sorprende su confianza- masculló Poseidón

-Tiene algo de razón- dijo Deméter

Supongo que existen los milagros. Poseidón caminó muy erguido hasta aquel asiento de barcaza y el Consejo de los Dioses dio comienzo.

-Soy un dios y ahora me doy cuenta que existen los milagros- dijo Apolo

-Para que veas que todo es posible- dijo Poseidón

-Ahora entiendo que sí, todo es posible- asintió Apolo

Mientras Zeus hablaba —un largo discurso sobre la bravura de los dioses, etcétera—, Annabeth entró y se situó a mi lado.

-Y ahí fue el momento justo donde dejó de poner atención- comentó Piper

-¿Cómo lo dedujiste?- bromeó Percy

-Creo que habrían podido decir que te iban a fulminar y ni te habrías dado cuenta- dijo Piper -Estoy de acuerdo en eso- dijo Jason

-Vaya gracias, pero tienen razón- dijo Percy

Annabeth le sonrió

Tenía muy buen aspecto teniendo en cuenta que se había desmayado hacía poco.

— ¿Me he perdido mucho? —susurró.

Nadie piensa matarnos por ahora —dije en voz baja.

-Lo que ya es ganancia- dijo Bianca

-Al menos- dijo Percy

-Pues no estaban ayudando precisamente- dijo Grover

Por primera vez en todo el día.

Poco me faltó para troncharme de risa, pero Grover me dio un codazo. Hera nos observaba con mirada aviesa.

-Así nos observa a todos siempre- dijo Apolo encogiéndose de hombros

Hera le dio una mirada furiosa -Quieres callarte de una buena vez

Apolo simplemente se encogió de hombros

En cuanto a mis hermanos —dijo Zeus—, estamos agradecidos —se aclaró la garganta, como si no le acabaran de salir las palabras—, hum, agradecidos por la ayuda de Hades.

-Oh eso te debió haber costado mucho trabajo- dijo Hades

-Ni te imaginas- masculló Zeus

-Ojalá Zeus hubiera leído esa parte- dijo Poseidón

-Ni lo sueñes- refunfuñó Zeus

El señor de los muertos hizo un leve gesto con la cabeza. Mostraba una expresión engreída, pero supongo que tenía derecho. Se lo había ganado.

Hades sonrió con arrogancia

Le dio unas palmaditas en el hombro a su hijo Nico. A éste se lo veía más feliz que nunca.

-Realmente se veía muy lindo- dijo Will

-¿Me viste?- preguntó Nico -¿Cómo?

-Recuerdas que el elevador se arregló y todos pudimos subir finalmente ¿Verdad, sombritas?

-Oh claro- murmuró Nico

-Bueno, pues todos estábamos en el Olimpo- dijo Will -solo te vi ahí sentado luciendo adorable

-Solace...- masculló Nico sonrojado

-Son tan monos- dijo Perséfone

Hades gruñó

Y naturalmente —prosiguió Zeus, aunque parecía que le estuvieran quemando los pantalones—, debemos... eh... darle las gracias a Poseidón.

Perdona, hermano —dijo el aludido—. ¿Cómo has dicho?

Poseidón le dio a su hermano una mirada un tanto arrogante, Zeus lo ignoró

-Bueno, al menos no están peleando- dijo Deméter -eso ya es ganancia

Debemos darle las gracias a Poseidón —refunfuñó Zeus—, sin cuya ayuda... habría sido difícil...

— ¿Difícil? —repitió Poseidón con aire inocente.

Imposible —dijo Zeus—. Imposible derrotar a Tifón.

-Gracias por aclararlo- dijo Poseidón riendo

-Sí bueno, que no se te vaya a subir a la cabeza- bufó Zeus -fue una ocasión extraordinaria

-Claro- dijo Poseidón

Los demás dioses rompieron en murmullos de asentimiento y golpearon el suelo con sus armas en señal de aprobación.

-Estuviste muy bien- dijo Hermes

-Así es como se hace, marisco- dijo Apolo

-Deja de llamarme así- masculló Poseidón

-Pero es un buen apodo- dijo Apolo

-Por supuesto que no lo es- dijo Poseidón rodando los ojos

Dicho lo cual —continuó Zeus—, ya sólo nos queda dar las gracias a nuestros jóvenes héroes semidioses, que tan bien han defendido el Olimpo... más allá de que mi trono haya sufrido algún que otro desperfecto.

-Al menos Percy no se subió también a tu trono- señaló Apolo

-No creo que hubiera sobrevivido a eso- dijo Jason

-Tampoco yo, bro- dijo Percy negando con la cabeza

-Qué bien que hayas mantenido las distancias con mi trono, sería una lástima que te tuviera que fulminar- dijo Zeus con sarcasmo

Primero llamó ante su presencia a Thalia, ya que era su hija, y le prometió que la ayudaría a cubrir las bajas que se habían producido en las filas de las cazadoras.

Thalia sonrió

-Te portaste a la altura Thalia, estoy orgullosa de ti- dijo Artemisa

-Gracias mi señora- dijo Thalia sonrojada

-Sabía que las cazadoras se quedaban en buenas manos- dijo Zoë -eres una líder muy buena

Artemisa sonrió.

Te has portado muy bien, mi lugarteniente —le dijo a Thalia—. Has logrado que me sintiera orgullosa.

Artemisa le dio a Thalia una mirada orgullosa

Y las cazadoras que han perecido a mi servicio jamás caerán en el olvido. Alcanzarán los Campos Elíseos, de eso estoy segura.

Le lanzó a Hades una mirada acerada y llena de intención.

-Probablemente así sea- dijo Hades

-¿Probablemente?- preguntó Artemisa

-En este tiempo realmente no puedo hacer nada- señaló Hades

-Espero que sí puedas hacerlo después- dijo Artemisa

Él se encogió de hombros.

Es lo más probable —comentó el dios.

Artemisa siguió mirándolo con ferocidad.

Está bien —rezongó Hades—. Agilizaré sus expedientes.

-Todos quieren mandar- refunfuñó Hades

-Gracias- dijo Artemisa

-Como sea- dijo Hades

Thalia sonrió orgullosa.

Gracias, mi señora.

Hizo una reverencia a todos los dioses, incluido Hades, y cojeó hasta situarse

Al lado de Artemisa.

-Thalia desbloqueado la habilidad para hacer reverencias en muletas- dijo Leo

-Sólo los mejores podemos desbloquear esa habilidad- dijo Thalia

-Entonces algún día podré hacerlo- asintió Leo

-Aunque en realidad no es algo que recomiende- comentó Thalia

— ¡Tyson, hijo de Poseidón! —tronó Zeus.

Tyson parecía nervioso, pero avanzó hasta el centro del consejo y Zeus soltó un gruñido.

Éste no se salta ni una comida, ¿eh?

-No- dijo Tyson negando con la cabeza -todas las comidas son muy importantes

-Tiene toda la razón- dijo Deméter -y más si la comida tiene muchos cereales

-Me gustan los cereales- asintió Tyson -son ricos

-Él me agrada- asintió Deméter

Musitó, como para sus adentros—. Tyson, por el valor demostrado en la batalla y por dirigir el ataque de los cíclopes, te nombramos general de los ejércitos del Olimpo.

-Bravo Tyson- dijeron los Stoll al unísono

-Bravo Tyson- dijo Percy

-Te lo mereces, hijo- dijo Poseidón con una sonrisa

-Gracias- dijo Tyson sonrojado

En adelante, comandarás a tus hermanos en la guerra siempre que los dioses lo requieran. Y te concedemos una nueva... hum... ¿Qué clase de arma te gusta? ¿La espada?

¿El hacha?

— ¡La porra! —dijo Tyson, mostrando su porra rota.

-La porra es una muy buena arma- asintió Poseidón

-La porra es genial- dijo Tyson -puedo golpear a los monstruos

-Imaginen cómo sería si tuviera una hacha- dijo Leo

-Nadie sería tan idiota para meterse con él- señaló Connor

-No, el hacha no hace buen juego con él- dijo Afrodita -no es un buen accesorio de moda

Muy bien —repuso Zeus—. Te concedemos una nueva, eh, porra. La mejor que pueda encontrarse.

— ¡Hurra! —gritó Tyson, y los demás cíclopes estallaron en vítores y se pusieron a darle porrazos en la espalda en cuanto se reunió con ellos.

-Así es cómo se hace una gran celebración- dijo Leo

-Con porrazos en la espalda- señaló Percy -Por supuesto ¿Que otra mejor manera existe?- preguntó Leo

-Creo que debimos golpearlo más fuerte cuando apareció- dijo Piper

-Creo que le hace falta- dijo Jason riendo

— ¡Grover Underwood, de los sátiros! —llamó Dionisio.

Grover se adelantó, nervioso.

En la sala, Grover lucía igualmente nervioso

-Relájate, no creo que te vaya a convertir en un montón de uvas- masculló Dionisio -dado que estás aquí

-Sí señor- murmuró Grover

Deja de mordisquearte la camisa —lo reprendió el dios—. En serio, no voy a fulminarte. Bien. Por tu bravura y sacrificio, bla, bla, bla,

-Vaya Dionisio, ese sí fue un discurso muy motivador- dijo Apolo

-Lo sé- dijo Dionisio -yo siempre doy discursos motivadores

-Claro- dijo Apolo -es tu manera de decir que los chicos te caen bien

-Eso quisieras- masculló Dionisio

Y dado que lamentablemente tenemos una vacante, los dioses hemos considerado oportuno nombrarte miembro del Consejo de los Sabios Ungulados.

-Bien hecho, Grover- dijo Bianca

-Gracias- dijo Grover sonrojado

Grover se desmayó allí mismo.

-¿Saben?- dijo Leo -yo siempre he querido hacer eso, es una manera muy dramática de recibir una noticia

-Oh por los dioses- murmuró Piper

-Este niño sí sabe de qué habla- dijo Apolo -también yo quiero hacerlo

-Tú sí lo has hecho Apolo- señaló Artemisa -unas miles de veces

-Siempre es buena una más- dijo Apolo

Fantástico —suspiró Dionisio, mientras varias náyades corrían a socorrer a Grover—. Bueno, cuando despierte, que alguien le explique que ya no está desterrado

-Eres increíble Grover- dijo Thalia

-Y valiente- dijo Annabeth

-Eres el mejor chico-cabra- dijo Percy

-Ustedes son unos amigos geniales- asintió Grover

Y que todos los sátiros, náyades y demás espíritus de la naturaleza lo tratarán en adelante como señor de la naturaleza, con todos los derechos, honores y privilegios, bla, bla, bla.

-En serio, eres muy elocuente con las palabras- dijo Afrodita

-Es mi don- dijo Dionisio -no todos tienen esa eficiencia con las palabras

-Una verdadera maravilla que no todos tengan ese don- murmuró Perséfone

Y ahora, por favor, sacadlo de aquí antes de que despierte y se ponga demasiado sumiso.

— ¡Comidaaaa! —gemía Grover en sueños, mientras los espíritus de la naturaleza se lo llevaban.

-Y así supimos que estaba bien- dijo Thalia con una sonrisa

-Eso nos dio esperanza- asintió Percy

-Sabíamos que no todo estaba perdido- bromeó Thalia

Percy y Thalia chocaron los cinco

Supuse que se recuperaría enseguida. Despertaría convertido en señor de la naturaleza y rodeado de los cuidados de un puñado de hermosas náyades. Qué vida más dura.

Grover se sonrojó -Oh no, claro que no, Enebro se pondría furiosa

-Y da miedo cuando se pone furiosa- asintió Percy

-Las dríadas siempre dan miedo cuando se ponen furiosas- dijo Apolo

-Pero eso no te ha detenido- señaló Artemisa

Apolo le dio una mirada indignada

Entonces alzó la voz Atenea:

Annabeth Chase, mi propia hija.

Annabeth me apretó el brazo; luego se adelantó y fue a arrodillarse a los pies de su madre.

Atenea le dio una mirada aprobatoria a su hija

-Vamos a ver qué dicen sobre tu premio, listilla- dijo Percy

Annabeth sonrió con orgullo

Atenea sonrió.

Tú, hija mía, has superado todas las expectativas —dijo—. Has empleado tu inteligencia, tu fuerza y tu coraje para defender esta ciudad y la sede de nuestro poder. Nos han llegado noticias de que el Olimpo está... en fin, destrozado.

-¿Y por qué no lo reparamos mágicamente?- preguntó Apolo -sería rápido

-También sería muy agotador- dijo Afrodita

-Y podría haber algunas peleas- señaló Hermes

-Y más destrucción- dijo Artemisa

-¿Y nos vamos a quedar con el Olimpo destrozado?- preguntó Apolo

-Tal vez sí dejarás que siguieran leyendo...- murmuró Artemisa

El señor de los titanes ha causado graves daños que habrán de ser reparados. Podríamos reconstruirlo todo mágicamente, desde luego, y dejarlo tal como estaba.

-Exacto- dijo Apolo alzando las manos

-Creo que ya entiendo por qué no lo haremos- dijo Atenea mirando Annabeth con una pequeña sonrisa

Annabeth se sonrojó

Pero los dioses creemos que la ciudad podría mejorarse. Vamos a tomarnos esta situación como una oportunidad. Y tú, hija mía, te encargarás de diseñar las mejoras...

-Oh, eso está muy bien, ¿Sabes? Necesitamos la visión fresca de esta niña siempre y cuando obviamente haya muchas fotos mías- dijo Afrodita

-De acuerdo, está bien- dijo Apolo -pero también quiero muchas estatuas y ahora que lo pienso, también voy a necesitar un corral para las vaquitas, rojas porque ese desagradable de Gerión...

-Yo quiero que haya cuadros de cereales- dijo Deméter

-De acuerdo- murmuró Annabeth confundida

Annabeth levantó la vista, totalmente pasmada.

— ¿Mi... Mi señora?

-En ese momento se le murió el disco- dijo Thalia

-Empezaba a preocuparme- asintió Percy

-Ojalá hubiéramos tenido una cámara, su expresión valía oro- dijo Thalia

-Vaya, gracias- dijo Annabeth

-Era una linda expresión- señaló Percy

Atenea sonrió con ironía.

Eres arquitecta, ¿no? Has estudiado las técnicas del mismísimo Dédalo. ¿Quién mejor para remodelar el Olimpo y convertirlo en un monumento que perdurará durante otro eón?

-Eso es genial Annabeth- dijo Piper sonriendo

-Eso es superguay- dijo Leo

-Felicidades Annabeth, res la mejor arquitecta- dijo Hazel

-Gracias- murmuró Annabeth sonrojada

Eso significa... ¿que puedo diseñar lo que quiera? —preguntó Annabeth.

Lo que te salga de dentro —contestó la diosa—. Constrúyenos una ciudad a la altura de los tiempos.

-Y estoy segura de que lo harás muy bien- dijo Atenea con una mirada de aprobación

-Lo intento- dijo Annabeth

-Las cosas que construyes, van hacer las mejores siempre listilla- dijo Percy

Annabeth lo besó

Siempre que haya muchas estatuas mías —añadió Apolo.

-Te puedo dar una lista de lugares donde sería increíble encontrar una estatua mía- dijo Apolo

-De acuerdo- murmuró Annabeth

-Muy bien- dijo Apolo alzando los pulgares

Y mías —asintió Afrodita.

-Y también podrías poner espejos, cariño y diseñar algunos lugares con más clase- dijo Afrodita

-Los de los espejos me gusta- asintió Apolo

-Es una idea grandiosa- dijo Afrodita

Eh, ¡y mías! —Gritó Ares—. Grandes estatuas con enormes espadas mortíferas y...

— ¡Muy bien! —Cortó Atenea—. Ha captado el mensaje. Levántate, hija mía, arquitecta oficial del Olimpo.

Los chicos de Argo II aplaudieron

-Estos chicos son una monada- dijo Perséfone -me encantan

-Son adorables- coincidió Afrodita

Annabeth se puso de pie y caminó hacia mí prácticamente en trance.

Enhorabuena —le dije, sonriendo.

Por una vez, se había quedado sin palabras.

-Imaginen su asombro- dijo Thalia también con una sonrisa

-Casi nada la deja sin palabras- dijo Piper -debía ser muy grande su asombro

-Lo era y sigue siendo- dijo Annabeth con una sonrisa

Tendré... tendré que empezar a hacer planos... Papel de dibujo, hum, y lápices...

-Y la hemos perdido- bromeó Piper

-Hasta aquí llegó el hacernos caso- dijo Thalia

-No la volveremos a ver salir de su cabaña- dijo Piper

-Yo en realidad me temía eso así- dijo Percy

-Lástima que un chico y una chica no puedan estar solos en la cabaña- dijo Afrodita

-Que dem...- murmuró Annabeth

-¡Afrodita!- chilló Atenea

— ¡Percy Jackson! —tronó Poseidón. Los ecos de mi nombre recorrieron la sala del trono.

Todos los murmullos se extinguieron y se hizo el silencio.

-Mi hermano mayor- dijo Tyson aplaudiendo alegremente

-Mi bro- dijo Jason con una sonrisa

-La Sirenita- gritó Leo

-Cállate Charmander- dijo Percy

Sólo se oía el chisporroteo de la hoguera. Todo el mundo fijó sus ojos en mí: los dioses, los semidioses, los cíclopes, los espíritus...

-Con lo mucho que le gusta llamar la atención- dijo Jason

-Exacto- dijo Percy alzando las manos -¿Por qué tenían que mirarme fijamente?

-Porque habías salvado el Olimpo ¿Tal vez?- preguntó Poseidón con una sonrisa

-Además ¿Quién no te miraría fijamente?- preguntó Afrodita

-Oh por los dioses- murmuró Hazel

Me adelanté hasta el centro de la sala. Hestia me dirigió una sonrisa tranquilizadora. Había adoptado nuevamente la apariencia de una niña, y parecía contenta y feliz por poder estar otra vez sentada junto al fuego. Su sonrisa me dio valor para seguir adelante.

Hestia le sonrió cálidamente

-Eres una monada- dijo Perséfone

Hades gruñó

-Gracias- murmuró Percy con un leve sonrojo

Primero me incliné ante Zeus. Luego me arrodillé ante mi padre.

Levántate, hijo mío —dijo Poseidón.

Me incorporé, vacilante.

-Oh, aquí vamos, era el momento que estaba esperando- dijo Connor

-El momento que todos esperábamos, hermano- dijo Travis

-Yo no lo esperaba- dijo Percy nervioso

-Oh, no te preocupes si no te fulminaron esa vez no lo harán ahora- bromeó Katie

-Eso me hace sentir mucho mejor- dijo Percy

Un gran héroe debe ser recompensado —proclamó—. ¿Hay alguien aquí dispuesto a negar los méritos de mi hijo?

Esperé a que alguien metiera baza. Los dioses nunca se ponían de acuerdo en nada, y a muchos de ellos seguía sin caerles bien, pero ni uno solo de ellos protestó.

-Hay cosas que simplemente no se puede negar- comentó Artemisa

-Mi hermanita tiene razón, además si lo negáramos ¿Cómo podría yo escribir la poesía?- preguntó Apolo

-Ah, claro- dijo Percy

El consejo está de acuerdo —dijo Zeus—. Percy Jackson, recibirás un don de los dioses.

Titubeé.

— ¿Cualquier don?

Percy se sonrojó

Zeus asintió muy serio.

Sé lo que vas a pedir. El mayor de todos los dones. Sí, si lo quieres, será tuyo. Los dioses no le han otorgado ese don a ningún héroe mortal desde hace muchos siglos.

-Espera, esto necesita música dramática- dijo Apolo sacando su lira

-No por favor- masculló Hermes

-Por supuesto que sí- dijo Apolo -esta escena necesita música dramática, aunque cierta rubia de ojos grises ya nos había hecho spoiler en un capítulo

- Lo siento- dijo Annabeth

-Está bien querida, ahora voy a tocar la música- dijo Apolo

-Empezó a tocar hasta que una ola lo empapó

-Lo siento- dijo Poseidón para nada arrepentido -Tyson, sigue leyendo hijo

Sin embargo, Perseus Jackson, si tú lo deseas, te convertirás en un dios. Inmortal. Indestructible. Serás el lugarteniente de tu padre durante toda la eternidad.

-Eso suena muy cool- dijo Leo

-Podría ser- dijo Percy encogiéndose de hombros

Me quedé mirándolo, alucinado.

— ¿Un dios?

-Discúlpenlo, es medio lento- dijo Thalia

-¿Medio?- preguntó Nico

-Oigan qué groseros- dijo Percy con un puchero

-Habrías sido un dios medio bobo, sesos de alga- dijo Thalia riendo

-No te preocupes, sólo ve a Apolo aún hay esperanza- comentó Hermes

-Hey- se quejó Apolo

-Puede que sea medio lento, pero sería un dios muy sexy- dijo Afrodita

-¿Gracias?- murmuró Percy

Zeus puso los ojos en blanco.

Un dios algo alelado, por lo visto. Pero sí.

-Un poquito alelado nada más- dijo Leo

-Muy poco- dijo Percy

-Lo normal- asintió Leo

Con el consentimiento del consejo en pleno, puedo hacerte inmortal. Y luego habré de soportarte toda la eternidad.

-Vaya, gracias- murmuró Percy

-No tendrías que pasar mucho tiempo con ellos, Percy- dijo Poseidón

-Una lástima, la verdad- dijo Afrodita

Ares gruñó -sí, que lastima

Hum —murmuró Ares, pensativo—. Eso significa que podré hacerlo papilla tantas veces como quiera, y que él seguirá volviendo para recibir la siguiente paliza. Me gusta.

-No estoy seguro de quien haría papilla a quien- dijo Hermes

-Es obvio que yo al mocoso- dijo Ares

-Lo dudo- dijo Poseidón

-Pues no deberías- masculló Ares

Yo doy mi aprobación también —dijo Atenea, aunque no apartaba la vista de Annabeth.

Eché un vistazo a mi espalda. Annabeth intentaba eludir mi mirada. Estaba pálida.

Annabeth se sonrojó

-Esto se está poniendo interesante- dijo Afrodita

-Estoy de acuerdo- dijo Piper

Jason le dio una sonrisa burlona

-¡Piper!- chilló Annabeth

Me vino un recuerdo de dos años atrás, cuando creí que ella iba a comprometerse con Artemisa y a convertirse en una cazadora.

-Era algún tipo de karma o algo así- masculló Annabeth -entendí perfectamente lo que sentiste, sesos de alga

-Y no ayudaba precisamente qué Thalia me lo recordará cada 5 minutos- dijo Percy

-¿Que podía hacer?- dijo Thalia -me hacías enojar cada 5 minutos

Yo había estado a punto de sufrir un ataque de pánico, sólo de pensar que la perdería. Ahora ella parecía exactamente en la misma posición.

-Realmente yo sí pensé que iba a tener un ataque de pánico- dijo Thalia

-Sentí que iba a tener un ataque de pánico- admitió Annabeth

-Lo sé- dijo Percy -me sentía exactamente igual, fue horrible

-Muy horrible- coincidió Annabeth

Pensé en las tres Moiras y recordé cómo había visto desfilar mi propia vida en un fogonazo. Todo aquello podía evitármelo. La vejez, la muerte, la tumba.

-Sí, eso dejaría de ser un incordio- dijo Apolo

-Al igual que las profecías- señaló Rachel

-Oye, esa es una forma de traición- se quejó Apolo

-Lo siento- murmuró Rachel

Podría ser un adolescente para siempre: en plena forma, poderoso, inmortal, trabajando al servicio de mi padre. Podía tener poder y una vida eterna.

-Y sería muy bueno- dijo Poseidón

-Tal vez...- dijo Percy con una sonrisa inocente

¿Quién rechazaría semejante oferta?

-Pues tú al parecer- masculló Dionisio

-Siempre dando sorpresas Percy- dijo Perséfone

-Siempre rechazando las buenas ofertas- bromeó Thalia

-Y lo siento, pero lo haría otra vez- dijo Percy

Annabeth le sonrió

Entonces volví a mirar a Annabeth.

-Awwww- chilló Afrodita

-Afrodita, creo que dejaste sordo a la mitad del país- señaló Deméter

-No importa- dijo Afrodita -esto es demasiado romántico

.-Oh por nosotros, creo que a ella es a quién le va a dar un ataque- dijo Apolo

Pensé en mis amigos del campamento: Charles Beckendorf, Michael Yew, Silena Beauregard y tantos otros que ahora estaban muertos. Pensé en Ethan Nakamura y en Luke.

Luke lo miró con una ceja alzada, Atenea miraba atentamente a Percy

Y comprendí lo que debía hacer.

No —dije.

-¿Cómo es que te atreves a rechazar tal oferta?- bramó Zeus

-¿Es que no lo ven?- dijo Afrodita -este chico es grandioso, sería sexy dios no lo niego, pero ¿Rechazar la inmortalidad pensando en sus amigos y mejor aún EN SU CHICA? Esto es tan hermoso

Annabeth y Percy se sonrojaron furiosamente

-Pero rechazó nuestro generoso regalo- bufó Zeus

-Este niño está muy loco- dijo Dionisio -mira que rechazar la inmortalidad...

El consejo enmudeció. Los dioses se miraban unos a otros frunciendo el entrecejo, como si no hubieran escuchado bien.

-Es que eso no suele pasar- dijo Hermes -la aceptan muy agradecidos

-Además ¿Quién no querría ser un dios?... Bueno obviamente aparte de Percy- preguntó Apolo

Los chicos se removieron incómodos

-Bueno, aparte de todos ustedes al parecer- dijo Apolo -¿Todo bien? Mira que rechazar la inmortalidad...

-No cualquiera- dijo Artemisa -y su expresión mostraba cierto respeto

— ¿No? —Balbució Zeus, incrédulo—. ¿Estás... rechazando nuestro generoso regalo?

Había un matiz peligroso en su voz, como una tempestad a punto de estallar.

-Qué malagradecido- bufó Hera

Poseidón resopló -No es malagradecido, le ofrecimos el don que él quisiera, no el que nosotros impusiéramos

-Pero ese es el mayor de los dones- masculló Zeus -y tu mocoso lo despreció

-Es su decisión- dijo Poseidón -aun así fue una gran falta de respeto, como las que siempre comete tu mocoso- masculló Hera

Me siento muy honrado y tal —añadí—. No vayáis a entenderme mal. Es sólo... que me queda aún mucho que vivir. Me parecería horrible haber alcanzado mi mejor momento en segundo de secundaria.

-Bueno, en eso tienes razón- dijo Leo

-Creo qué hiciste lo correcto Percy- dijo Poseidón -claro que hubiera sido muy bueno tenerte en mis filas, pero estoy orgulloso de que sepas quién eres y qué es lo que quieres

-Gracias- dijo Percy sonriendo

-¿Pero rechazar la inmortalidad? ¿En serio?- dijo Apolo

Los dioses me miraban airados, pero Annabeth se había tapado la boca con las manos. Sus ojos relucían. Y eso, para mí, lo compensaba todo.

Afrodita pegó un chillido

-Percy- dijo Annabeth abrazándolo

Atenea miraba la escena con una ceja alzada, tal vez, sólo tal vez habría de reconocer que el mocoso había hecho algo sorprendente y aunque había pensado en sus amigos sobre todo había pensado en su hija para tomar la decisión.

También había alguien más mirando la escena mientras tenía sus propias conclusiones: Calipso, Percy básicamente había rechazado dos veces la inmortalidad, uno al no querer quedarse en su isla y el regalo de los dioses, jamás pensó que un chico pudiera hacer algo así. Pero obviamente se había equivocado, eso solo la hacía sentir más culpable por la vez que lo maldijo, pero en realidad eso no había causado verdadero daño ¿No?

Quiero un don, sin embargo —proseguí—. ¿Prometéis concederme mi deseo?

-Aquí vamos- dijo Thalia

-Genial, otra vez estoy en peligro de ser fulminado- dijo Percy

-Eso siempre, sesos de alga- dijo Annabeth con una sonrisa

Zeus reflexionó un momento.

Si está en nuestras manos... —repuso.

Lo está. Y ni siquiera es difícil. Pero quiero que lo prometáis por el río Estigio.

-Este mocoso aprende bien- dijo Hades

-¿Y cómo no querías que aprendiera?- masculló Poseidón

-Deberías ser agradecido, le di una gran lección a tu mocoso- dijo Hades

-Muchas gracias- dijo Poseidón con ironía

— ¿Qué? —Gritó Dionisio—. ¿Acaso no te fías de nosotros?

Alguien me explicó una vez —dije mirando a Hades— que siempre hay que asegurarse un juramento solemne.

-Y vaya que lo entendió- dijo Perséfone

-Más vale tarde que nunca- asintió Percy

Hades se encogió de hombros.

Culpable.

— ¡Muy bien! —Gruñó Zeus—. En nombre del consejo, juramos por el río Estigio concederte tu razonable petición, siempre que esté en nuestro poder.

-Pues sí en una petición razonable- dijo Thalia

-Gracias, cara de pino- dijo Percy -mis peticiones siempre son razonables

-Sí claro- dijo Thalia

Los dioses asintieron con un murmullo. Estalló un trueno, que sacudió la sala del trono. El trato estaba cerrado.

De ahora en adelante, quiero que reconozcáis como es debido a los hijos de los dioses —dije—. A todos los hijos... de todos los dioses.

-Muy razonable- murmuró Ares frunciendo el ceño

-Sí es algo razonable- dijo Hestia -vean cómo fue la guerra

-Algo más razonable debía ser que dejaran andar tras los mortales- masculló Hera

-Pero así no tendría a quién hacerle la vida imposible- murmuró Apolo para sí mismo

Los olímpicos se removieron, incómodos.

Percy —dijo mi padre—, ¿a qué te refieres exactamente?

Cronos no podría haberse rebelado sin la ayuda de un montón de semidioses que se sentían abandonados por sus padres —expliqué—. Estaban furiosos, llenos de rencor, y tenían motivos.

-El chico tiene un punto- dijo Artemisa -si los chicos no hubieran estado llenos de rencor, quizás no se habrían unido a Cronos

-Y tampoco Luke habría pasado por eso- pensó Hermes

-¿Pero que un simple mestizo nos diga cómo actuar?- masculló Zeus

-Hicimos un juramento- señaló Artemisa

Zeus parecía a punto de echar fuego por la nariz.

Te atreves a acusar...

Se acabaron los hijos no reconocidos —declaré—.

-¿Cómo osas interrumpirme?- masculló Zeus

-Este mocoso en cada momento se vuelve más impertinente- dijo Hera

-Lo siento- dijo Percy -pero necesitaba terminar

Quiero que prometáis que reconoceréis a vuestros hijos, a todos vuestros hijos semidioses, cuando cumplan los trece años. Ninguno será abandonado a su suerte en el mundo, ni dejado a merced de los monstruos.

Los dioses se removieron incómodos

Quiero que sean reconocidos y llevados al campamento para recibir un entrenamiento adecuado y poder sobrevivir.

-¿Nada más?- bufó Ares

-Todavía le falta- dijo Clarisse

Ares gruñó

A ver, un momentito —terció Apolo, pero yo estaba lanzado.

Y- ya no lo podías parar- dijo Thalia

-Ni siquiera me dejaste hablar- se quejó Apolo

-Cuando está dando discursos no se le puede interrumpir- dijo Jason con una sonrisa

-Creo que ya todos lo notamos- dijo Frank

Y los dioses menores —proseguí—: Némesis, Hécate, Morfeo, Jano, Hebe, todos ellos merecen una amnistía general y un lugar en el Campamento Mestizo.

-No, son unos traidores- gruñó Zeus

-Debemos tenerlos de nuestro lado- señaló Atenea -es la mejor de las estrategias, nunca sabes qué es lo que pueda pasar después

Zeus frunció el ceño

Sus hijos no deberían ser menospreciados. Calipso y los demás vástagos pacíficos de la estirpe de los titanes también merecen que se los perdone.

-Lo hiciste- dijo Calipso

-Sí- asintió Percy -aunque no pude asegurarme de que se llevara a cabo- dijo Percy con una mueca

Eso no le pasó desapercibido a Poseidón ¿Por qué no había podido asegurarse que se cumpliera su deseo?

Y Hades... — ¿Estás diciendo que soy un « dios menor»? —bramó él.

-No estaba diciendo eso- dijo Percy

-Si tan sólo lo hubieras dejado terminar- masculló Poseidón

Hades rodó los ojos

No, mi señor —me apresuré a responder—. Pero vuestros hijos no deberían ser dejados de lado. Deberían tener su propia cabaña en el campamento. La experiencia de Nico lo ha demostrado.

-Es cierto- asintió Will

Nico frunció el ceño -Aunque no pensaba quedarme por mucho tiempo

-Cállate Di Angelo- masculló Will

Ya nunca más debiera haber semidioses no reconocidos apretujados en la cabaña de Hermes, preguntándose quiénes podrían ser sus padres. A partir de ahora tendrán sus propias cabañas, y las habrá para todos los dioses sin excepción.

-¿Algo más?- bufó Hera

-Todavía no acaba- señaló Tyson el libro -Vaya Percy, sí das discursos largos- dijo Hazel

-Eso pasa cuando está inspirado- dijo Thalia

Y se acabó el pacto de los Tres Grandes. Tampoco funcionó, de todos modos.

-Hubiera funcionado si estos dos cumplieran su palabra- masculló Hades

-Y que lo digas- dijo Hera -¿Cómo es posible que sólo al que obligaron a hacerlo cumpliera su palabra?

Zeus y Poseidón se removieron en sus tronos

Debéis dejar de intentar libraros de los semidioses poderosos. Al contrario: serán

Aceptados y entrenados como corresponde. Todos los hijos de los dioses serán bienvenidos y tratados con respeto. Ése es mi deseo.

-Un deseo bastante razonable- dijo Hestia Percy sonrió

Zeus resopló.

— ¿Nada más?

Percy —dijo Poseidón—. Pides demasiado. Estás abusando.

-No es tanto- dijo Hestia

-¿No qué estabas en total acuerdo con tu mocoso?- masculló Zeus

-Percy tiene un punto- señaló Poseidón

Debéis cumplir vuestro juramento —contesté—. Todos.

Recibí un montón de miradas aceradas. Sorprendentemente, fue Atenea la que tomó la palabra:

-Que no te sorprenda, ella siempre está hablando- gruñó Ares

Atenea resopló

El chico tiene razón. Hemos sido imprudentes al dejar de lado a nuestros hijos. Era una debilidad estratégica, como se ha demostrado en esta guerra, y, de hecho, poco ha faltado para que provocara nuestra destrucción.

-Tenemos que ser más cuidadosos- dijo Atenea -si no queremos que esto se vuelva a repetir

-Técnicamente para eso estamos aquí- señaló Artemisa

Atenea asintió

Percy Jackson, tenía mis dudas sobre ti, pero tal vez —miró a Annabeth y luego prosiguió como si le resultara muy desagradable pronunciar aquellas palabras—, pero tal vez estuviera equivocada. Propongo que aceptemos el plan del chico.

-Cuando la suegra ya te acepta- dijo Apolo

Algunas lechuzas lo atacaron, casi todos se empezaron a reír

-Por los dioses- dijo Annabeth tapándose la cara con las manos

-No te hagas ilusiones Perseus- masculló Atenea

Percy levantó las manos en señal de rendición, pero estaba completamente sonrojado

Hum —masculló Zeus—. Que una simple criatura nos diga lo que debemos hacer... Pero, en fin, supongo...

-Es lo mejor- dijo Hestia

Zeus rezongó un poco, Hera le dio una mirada malhumorada a Percy

Votos a favor —dijo Hermes.

Todos los dioses levantaron la mano.

Bueno, gracias —murmuré.

-No parezcas tan sorprendido- dijo Hermes

-El chico creía que lo íbamos a fulminar o algo así- señaló Apolo

-No tanto así- dijo Percy con una mueca

Me volví, pero, antes de que diera dos pasos, Poseidón gritó:

— ¡Guardia de honor!

Percy se sonrojó furiosamente

-Era algo que merecías- dijo Poseidón

Los cíclopes se adelantaron y formaron dos filas desde los tronos hasta la puerta: un pasillo para que yo lo atravesara al retirarme. Se pusieron todos firmes.

— ¡Salve, Perseus Jackson! —Clamó Tyson—. Héroe del Olimpo... ¡y mi hermano mayor!

-¡Salve!- gritaron los chicos

-Chicos...- murmuró Percy más sonrojado

-Fin del capítulo- dijo Tyson -¡Yuju!

-De acuerdo- dijo Atenea -leamos uno más antes de salir por aire

-O antes de que mates a Apolo- dijo Poseidón

-¿A quién le pasó el libro?- preguntó Tyson