-Recta final- cantó Apolo -¿Quién sigue?

-Yo- dijo Thalia

-Mi hermanita preferida- dijo Apolo

-Apolo...-murmuró Artemisa

-No te pongas celosa, hermanita- dijo Apolo -ella es mi hermana semidiosa preferida

Artemisa rodó los ojos

-El consejo se parte en dos- leyó Thalia

-Bueno, gracias por el spoiler- dijo Leo

Hubo demasiadas despedidas.

Aquella noche vi usar por primera vez en cuerpos reales las mortajas del campamento; algo que no deseaba volver a presenciar.

-Ni yo- dijeron los chicos

-Sea el Campamento Júpiter o Mestizo no es fácil despedirse de alguien- dijo Jason

Los chicos negaron con la cabeza

Entre los muertos se hallaba Lee Fletcher, de la cabaña de Apolo, que había caído bajo la porra de un gigante. Lo envolvieron en un sudario dorado sin ningún adorno.

Apolo hizo una mueca

Will dio un suspiro y Nico lo tomó tímidamente de la mano, Will sonrió

El hijo de Dionisio que había sucumbido luchando con un mestizo enemigo fue amortajado con un sudario morado oscuro, con un bordado de viñas. Se llamaba Castor.

El dio hizo una mueca, los semidioses casi siempre morían jóvenes y aunque no le gustaba que uno de sus hijos muriera, tampoco era como que pudiera sentir algo más si todavía no había conocido al muchacho

Me sentía avergonzado porque lo había visto por el campamento durante tres años y ni siquiera me había molestado en aprenderme su nombre.

-No te sientas así, es lógico que no puedas conocerlos a todos- dijo Hestia

-Pero lo había visto antes- dijo Percy

-Tuviste muchos problemas durante esos tres años- comentó Poseidón

Tenía diecisiete años. Su hermano gemelo, Pólux, trató de pronunciar unas palabras, pero la voz se le estranguló y tomó la antorcha sin más.

-Pobre muchacho- suspiró Hestia

Encendió la pira funeraria situada en el centro del anfiteatro y, en unos segundos, el fuego se tragó la hilera de mortajas mientras las chispas y el humo se elevaban al cielo.

-Pelearon valientemente- dijo Artemisa

-Se merecen los honores- suspiró Zoë

Nos pasamos el día siguiente atendiendo a los heridos, que eran prácticamente todos los campistas.

-Un día bastante ajetreado- murmuró Will

Los chicos que estuvieron en esa batalla asintieron de acuerdo

Los sátiros y las dríadas se afanaron en reparar los daños causados al bosque.

-Fue mucho trabajo, pero al final quedó casi igual- suspiró Grover

A mediodía, el Consejo de Sabios Ungulados celebró una sesión de urgencia en su arboleda sagrada.

-Vamos a ver que dicen esos sátiros- masculló Dionisio

Estaban presentes los tres viejos sátiros y también Quirón, que había adoptado su forma con silla de ruedas. Se le estaba soldando el hueso de la pata que se había roto y tendría que permanecer unos meses así, hasta que se le curase y pudiera soportar otra vez su peso.

-Tan embarazoso- murmuró nuevamente Quirón

-No te preocupes, no te juzgamos- dijo Travis con una sonrisa

La arboleda estaba atestada de sátiros, de dríadas e incluso de náyades que habían salido del agua, todos ellos —eran centenares— ansiosos por oír lo que había sucedido. Enebro, Annabeth y yo permanecimos junto a Grover.

-Gracias- dijo Grover

-No tienes ni que decirlo, niño cabra- dijo Annabeth

-Somos tus amigos- dijo Percy

Sileno quería desterrarlo inmediatamente, pero Quirón lo persuadió para que al menos oyera los testimonios primero.

-Sería lo lógico- murmuró Piper

-No puedes desterrar a alguien sin oír los testimonios- dijo Jason -al menos que tenga una buena oportunidad de defenderse

Así pues, le contamos a todo el mundo lo ocurrido en la cueva de cristal y lo que nos había dicho Pan.

-Después de eso grito de pánico ¿Cómo pueden todavía dudar?- preguntó Hazel

-Los sátiros nunca creyeron que Pan había desaparecido- dijo Deméter -por eso iniciaron las búsquedas, les es difícil creer que esta vez es cierto

Luego, numerosos testigos presentes en la batalla describieron el extraño sonido que Grover había emitido, provocando la retirada del ejército del titán.

Grover se sonrojó

Era pánico lo que sentían —insistía Enebro—. Grover consiguió convocar el poder del dios salvaje.

— ¿Pánico? —pregunté.

-Después de ver lo gentil que era Pan era un poco difícil de creer que pudiera causar pánico- dijo Percy con una sonrisa

Percy —me explicó Quirón—, durante la primera guerra entre los dioses y los titanes, el señor Pan soltó un grito horrible y el ejército enemigo huyó despavorido. Ese es... o era su mayor poder: una oleada de miedo que ayudó a los dioses a alzarse con la victoria. La palabra pánico proviene de Pan, ¿entiendes? Y Grover utilizó ese poder, sacándolo de sí mismo.

-La verdad no lo sabía, pero tiene sentido- dijo Connor

-Estoy de acuerdo- dijo Percy

-El dios era tan amable- suspiró Rachel

-Lo era- murmuró Grover

-Hacíamos las mejores fiestas- dijo Dionisio

— ¡Absurdo! —Bramó Sileno—. ¡Sacrilegio! Tal vez el dios salvaje nos favoreció con una bendición. ¡O tal vez la música de Grover era tan espantosa que asustó al enemigo!

-Se dice gracias- bufó Thalia

-Son muy difíciles de convencer- masculló Artemisa

No fue así, señor —intervino el acusado. Parecía mucho más calmado de lo que habría estado yo si me hubieran insultado de aquella manera—.

-Percy ya habría inventado como 20 insultos nuevos- bromeó Connor

-Claro que no- dijo Percy sonrojado

-Lo hubiera amenazado con su espada- dijo Leo

-Le habría arrojado el río entero- murmuró Thalia

-Lo pondría apodos malos- bufó Clarisse

-Por supuesto que no- murmuró Percy sacándoles la lengua

El dios nos transmitió su espíritu. Debemos actuar. Cada uno debe contribuir a renovar la vida salvaje y preservar la que aún queda. Hemos de propagar la noticia. Pan ha muerto. Sólo quedamos nosotros.

-Harás un buen trabajo con la vida salvaje- dijo Perséfone

-Gracias- dijo Grover

Después de dos mil años de búsqueda, ¿pretende que nos creamos eso? —Gritó Sileno—. ¡Nunca! Hemos de continuar buscando. ¡Destierro al traidor!

-¡Que necios!- exclamó Piper

Algunos de los sátiros más ancianos murmuraron su aprobación.

— ¡Votemos! —Exigió Sileno—. ¿Quién va a creer, además, a este joven y ridículo sátiro?

— ¡Yo! —exclamó una voz conocida.

Se oyó un coro de "y yo", Grover les dio una sonrisa y se sonrojó

Todos nos volvimos. Cruzando la arboleda a grandes zancadas, apareció Dionisio.

Apolo interrumpió a Thalia -Es momento de una pausa dramática

-¿En serio?- preguntó Artemisa rodando los ojos

-Claro que tu aparición- dijo Apolo dirigiéndose a Dionisio -habría estado mejor acompañada de una buena canción compuesta por mí por supuesto

Dionisio dio un bufido

Llevaba un traje negro muy formal, de modo que casi no lo reconocí, y también una corbata morada, una camisa violeta y su pelo rizado cuidadosamente peinado.

Los dioses lo miraron con una ceja alzada

Tenía los ojos inyectados en sangre, como de costumbre, y su rollizo rostro parecía algo sofocado, pero daba la impresión de hallarse bajo los efectos del dolor y no de la abstinencia forzada.

-Te recuerdo Peter Johnson que mi yo de esa época acababa de perder a un hijo- murmuró el dios

Percy se sonrojó

Todos los sátiros se levantaron en señal de respeto e inclinaron la cabeza cuando se acercó.

-Ellos sí son respetuosos- murmuró Dionisio

Dionisio hizo un gesto con la mano y surgió de la tierra otro asiento junto a Sileno: un trono hecho de ramas de vid.

-Con todo el estilo- dijo Apolo

-Por supuesto- dijo Dionisio

Tomó asiento y cruzó las piernas. Chasqueó los dedos. Un sátiro se acercó corriendo con una bandeja de queso y galletitas y con una Coca Light.

-Al menos- masculló el dios

El dios del vino contempló a la muchedumbre congregada a su alrededor.

— ¿Me habéis echado de menos?

Todos los sátiros se apresuraron a asentir y a hacerle reverencias.

-Eso es divertido- dijo Apolo

-No si estás del lado de los sátiros- murmuró Leo

-Que aburrido- dijo Apolo

— ¡Oh, sí! ¡Mucho, señor!

— ¡Pues yo no he echado nada de menos este lugar! —Les soltó el dios—. Traigo malas noticias, amigos míos. Pésimas noticias.

-¿Más malas noticias?- preguntó Poseidón

-Esto es sobre todas las malas noticias- comentó Apolo

-Como si no hubiera suficientes malas noticias- dijo Reyna

Los dioses menores están cambiando de bando. Morfeo se ha pasado al enemigo. Hécate, Jano y Némesis también.

-Esos diosecillos- gruñó Zeus

-Malagradecidos- bufó Hera

Zeus tonante sabrá cuántos más...

Un trueno resonó a lo lejos.

— ¡Peor todavía! —añadió—. Ni siquiera el mismísimo Zeus lo sabe.

-Eso está muy mal- dijo Apolo negando con la cabeza

Bueno, quiero oír la historia de Grover. Otra vez. Desde el principio.

-Ya van como 20 veces que la cuenta- dijo Hermes -dejen al pobre sátiro

Pero, ¡mi señor —protestó Sueno—, son sólo sandeces!

Los ojos de Dionisio relampaguearon con un brillo púrpura.

Acabo de enterarme de que mi hijo Castor ha muerto, Sileno. No estoy de humor.

Harías bien en seguirme la corriente.

-Harían bien estuvo de acuerdo Apolo -da miedo cuando se enoja

Dionisio rodó los ojos

Sileno tragó saliva y le hizo un gesto a Grover para que volviera a empezar.

Cuando concluyó, el señor D asintió.

-No vuelvas a decir que es momento para una de tus pausas- amenazó Artemisa

Apolo le dio una sonrisa traviesa -Lo acabas de decir

Da la impresión de que Pan habría hecho una cosa así. Grover tiene razón: esa búsqueda es agotadora. Debéis empezar a pensar por vuestra propia cuenta. —Se volvió hacia un sátiro—. ¡Tráeme unas uvas peladas, rápido!

-Al menos ahí no se fue y dejo a Grover a su suerte- susurró Hermes a Apolo

— ¡Sí, señor! —El sátiro salió corriendo.

— ¡Hemos de desterrar al traidor! —insistió Sileno.

-Y dale con lo mismo- murmuró Deméter

-Ni siquiera toma en cuenta que Dionisio le creyó- dijo Perséfone

-Y que Dionisio le crea no le pasa a cualquiera- dijo Apolo

Y yo digo que no —le replicó Dionisio—. Ese es mi voto.

Yo también voto que no —intervino Quirón.

-Bueno, dos a favor, esto ya va un poco mejor- murmuró Hermes

Sileno apretó los dientes con aire testarudo.

— ¿A favor de desterrarlo?

El mismo y los otros dos viejos sátiros alzaron la mano.

Tres a dos —sentenció Sileno.

-Se olvidan de que el voto de un dios vale por dos- masculló Dionisio

-Estoy de acuerdo- dijo Apolo

-Aun así, están empatados- comentó Artemisa

-Detalle menor- murmuró Hermes

Sí —dijo Dionisio—, pero, por desgracia para ti, el voto de un dios vale por dos.

Y como he votado en contra, estamos empatados.

-Lo siento, no lo siento- bromeó Connor

Sileno se puso de pie, indignado.

— ¡Esto es un escándalo! ¡El consejo no puede permanecer en semejante callejón sin salida!

Entonces, ¡disuelve el consejo! —Replicó el señor D—. Me tiene sin cuidado.

-Si no se pueden poner de acuerdo, entonces e s lo mejor- comentó Hestia -Grover no tiene por qué pagar por sus desacuerdos

Sileno le hizo una envarada reverencia y abandonó la arboleda con sus dos colegas. Unos veinte sátiros los siguieron. Los demás permanecieron en su sitio, murmurando con inquietud.

-A pesar de todo esos sátiros fueron valientes al retirarse aún en la presencia de Dionisio- comentó Hermes - suele ser muy temperamental

No os preocupéis —intervino Grover—. No necesitamos a un consejo que nos diga lo que debemos hacer. Eso podemos deducirlo por nuestra cuenta.

-Esas son las palabras de un buen líder- dijo Hestia con una sonrisa

Grover se sonrojó

Repitió otra vez las palabras de Pan: que debían contribuir a salvar la vida salvaje aunque fuese poco a poco.

-Que buen sátiro- dijo Deméter

-Eres un excelente líder- dijo Percy

-Gracias- murmuró Grover

Luego empezó a dividir a los sátiros en grupos: los que se ocuparían de los parques nacionales, los que debían salir en busca de los últimos rincones salvajes y los que habían de defender los parques de las grandes ciudades.

-Lo lograran- dijo Hestia -estoy segura de ello

-Poco a poco- dijo Grover con una sonrisa

Bueno —me dijo Annabeth—. Me parece que Grover se nos está haciendo mayor.

-Crecen tan rápido- dijo Percy fingiendo secar una lagrima

-Ya es todo un niño grande- dijo Travis dramáticamente

Aquella tarde me encontré a Tyson en la playa hablando con Briares. Este se había puesto a construir un castillo de arena con unas cincuenta manos.

-Eran castillos increíbles- dijo Tyson -Briares es increíble

-Lo es, grandullón- asintió Percy

En realidad, lo hacía sin prestar mucha atención, pero sus manos habían levantado por sí solas un recinto de tres pisos con muros fortificados, foso y puente levadizo.

Los Stoll silbaron con admiración

-Apuesto 100 dracmas a que Annabeth podría hacer un castillo así- dijo Travis

-No lo sé hermano, es bastante complicado- dijo Connor

-No voy a hacer un castillo para sus apuestas- dijo Annabeth

-Aburrida- dijo Travis

Tyson estaba dibujando un mapa en la arena.

Gira a la izquierda en el acantilado —le dijo a Briares—. Sigue directamente hacia abajo cuando veas el barco hundido.

-¿El Titanic?- preguntó Leo

Poseidón suspiró -No, hay muchos barcos hundidos ¿Por qué todos se acuerdan de ese?

-Estaban enamorados- comentó Afrodita

-No fue mi mejor día- admitió Poseidón -además eso fue hace mucho ¿Los mortales siguen sacando películas? Ya van muchas

-Sí- dijo Percy -aún lo hacen

-Son muy rencorosos- murmuró Poseidón

-Siempre he querido saber ¿Que fue lo que pasó?- dijo Piper

-No es momento para historias sobre el mal carácter del marisco- bufó Atenea

-Miren quien habla- dijo Poseidón

Thalia continuó la lectura

Luego, a un par de kilómetros hacia el este, pasada la tumba de la sirena, empezarás a ver las hogueras.

— ¿Le estás indicando el camino a las fraguas? —pregunté.

-Tomen apuntes, eso vendrá en el examen- dijo Leo

Tyson asintió.

Briares quiere echar una mano. Les enseñará a los cíclopes técnicas que habían caído en el olvido para fabricar armas y armaduras mejores.

-Eso suena realmente bien- dijo Leo

-En especial si no explotan- dijo Calipso

Quiero estar con los cíclopes —asintió Briares—. No quiero seguir solo más tiempo.

No creo que te sientas solo allá abajo —le dije, aunque con cierta melancolía, porque yo nunca había estado en el reino de Poseidón—. Te van a mantener ocupado.

-Pero eres necesario en el campamento- dijo Tyson

El rostro de Briares adoptó una expresión de felicidad.

— ¡Me gusta cómo suena! ¡Ojalá pudiera venir Tyson también!

Éste se ruborizó.

He de quedarme con mi hermano. Te irá bien, Briares. Gracias.

-Awwww chilló Afrodita -tus hijos son tan adorables

Percy y Tyson se sonrojaron

-Tan monos- suspiró Perséfone

El centimano me estrechó la mano unas cien veces.

Nos veremos de nuevo, Percy. ¡Lo sé!

Percy suspiró

Luego le dio a Tyson un abrazo de pulpo y empezó a internarse mar adentro. Nos quedamos observándolo hasta que su enorme cabeza desapareció entre las olas.

-Le fue bien- dijo Tyson

-Tú lo ayudaste mucho- dijo Poseidón a su hijo

Le di a Tyson una palmadita en la espalda.

Le has sido de gran ayuda.

Sólo hablé con él.

Creíste en él. Sin Briares, jamás habríamos derrotado a Campe.

-Su precioso campamento habría quedado destruido- masculló Ares

-Al final lograron salvarlo- comentó Artemisa

-Sí, con ayuda del sátiro- señaló Hera

Tyson sonrió de oreja a oreja.

— ¡Sabe tirar pedruscos!

Me eché a reír.

-Buenos pedruscos- dijo Leo

Sí, menudos pedruscos. Venga, grandullón, vamos a cenar.

Resultaba agradable cenar normalmente en el campamento.

-Lo más normal que se podía- dijo Percy

-Al menos durante un instante no hubo preocupaciones- dijo Annabeth

Tyson se sentó conmigo en la mesa de Poseidón. La perspectiva del crepúsculo sobre Long Island Sound era preciosa.

-Sabes admirar las cosas simples- dijo Deméter -tu hijo cada vez me cae mejor

Las cosas no habían vuelto a la normalidad ni mucho menos, pero cuando me acerqué al brasero y arrojé una parte de mi comida a las llamas como ofrenda a Poseidón, sentí que tenía muchos motivos para estar agradecido.

-Eres una lindura- dijo Perséfone

-Algún otro en tu situación habría dicho que no tendría nada que agradecer- comentó Artemisa

Algunas miradas indiscretas se posaron en Luke

Mis amigos y yo seguíamos vivos. El campamento estaba a salvo. Cronos había sufrido un revés, y al menos podríamos respirar un tiempo.

-Y esas son buenas razones para agradecer, bro- dijo Jason

-Gracias bro, era un alivio que estuviéramos vivos- dijo Percy

Mi único motivo de preocupación era Nico, que se había recluido entre las sombras del fondo del pabellón.

-Ay Nico, eso no se hace- dijo Travis "seriamente"

-No empiecen de nuevo- dijo Nico

Le habían ofrecido sitio en la mesa de Hermes, e incluso en la mesa principal, pero él lo había rechazado.

-Lo de la mesa de Hermes lo entiendo- dijo Will -podrían volver a quitarle su dinero

-Jamás le quitamos dinero- se defendió Connor

-Además no somos estúpidos- dijo Travis

-Claro- masculló Clarisse

-Como sea- dijo Will -pero ¿Por qué no te sentaste en la mesa principal?

-Todos me iban a ver- murmuró Nico

-Nico...- dijo Hazel

-¿Puedes seguir leyendo?- masculló Nico a Thalia

Después de la cena, todos los campistas se encaminaron hacia el anfiteatro, donde la cabaña de Apolo nos había prometido un espectacular recital a coro para levantarnos el ánimo, pero Nico dio media vuelta y se adentró en el bosque.

-¡¿No quisiste ir a escuchar cantar a mis hijos?!- preguntó Apolo dramáticamente

-Eso me ofende, sombritas- bromeó Will

-Will...- murmuró Nico

-¿Pueden creelo? ¡No quiso oír cantar a mis hijos!- se quejó Apolo

-Tiene sentido común- dijo Hades

-No puedo creerlo- dijo Apolo

-No seas dramático- dijo Artemisa

-¡No soy dramático!- gritó Apolo

-Eh... ¿Puedo seguir leyendo?- preguntó Thalia

-No hasta que resolvamos esto- dijo Apolo

-Sigue leyendo- dijo Artemisa

Pensé que sería mejor seguirlo.

Al deslizarme bajo las sombras de los árboles, me di cuenta de que se estaba haciendo muy oscuro.

-Te das cuenta de cómo suena eso ¿Cierto?- preguntó Travis

-Y van de nuevo- masculló Percy

-Para eso estamos- dijo Connor amablemente

Nunca había tenido miedo en el bosque, a pesar de que sabía que estaba plagado de monstruos.

-No hemos dado cuenta- dijo Piper

Aun así, pensé en la batalla del día anterior y me pregunté si algún día volvería a ser capaz de caminar por allí sin recordar los horrores de aquellos combates.

-Podrá hacerlo- dijo Poseidón -en algún momento

No veía a Nico, pero tras unos minutos caminando divisé un resplandor un poco más adelante.

Nico se sonrojó -Siempre llegando en el momento indicado- dijo con sarcasmo

-Lo siento- dijo Percy

Primero creí que Nico había encendido una antorcha. Al acercarme más, me di cuenta de que era el resplandor de un fantasma.

-Es el momento en que te das vuelta y dejas que los hermanos hablen- dijo Thalia

-Sí, eso no sucedió- dijo Percy

-Escuchar las conversaciones ajenas está mal- dijo Travis

Los chicos lo miraron con ironía

-Además no los escuché- dijo Percy

La forma temblorosa de Bianca di Angelo se alzaba en medio del claro, sonriendo a su hermano. Le dijo algo, le acarició la cara —o lo intentó— y luego su imagen se desvaneció por completo.

-¿Ven? No escuché nada- se defendió Percy

Nico se dio la vuelta y me vio, pero no pareció enfurecerse.

Estaba despidiéndome —explicó con voz ronca.

-Interrumpiendo, eso está muy mal- dijo Leo

-No interrumpí- dijo Percy

Te hemos echado de menos durante la cena —le dije—. Podrías haberte sentado conmigo.

-Que bueno que te quedaste donde estabas- bromeó Thalia

-¡Oye!- se quejó Percy -soy una buena compañía

-Lo es- afirmó Annabeth

-Tú no podrías decir otra cosa- dijo Afrodita con un guiño

No.

No puedes saltarte las comidas, Nico.

-Es lo que yo le digo- murmuró Will -pero sombritas es muy necio

Si no quieres quedarte en la cabaña de

Hermes, quizá puedan hacer una excepción y alojarte en la Casa Grande. Allí hay muchas habitaciones.

-Nosotros también somos buena compañía- dijeron los Stoll al mismo tiempo

-Siempre y cuando escondas tus cosas- agregó Chris

No voy a quedarme, Percy.

Pero... no puedes marcharte así como así. Es demasiado peligroso que un mestizo ande solo por ahí. Necesitas entrenarte.

-Eso es cierto- dijo Deméter -es muy peligroso estar solo, sobretodo con la reciente batalla

Yo me entreno con los muertos —replicó en tono tajante—. Este campamento no es para mí. Por algo no pusieron una cabaña de Hades.

-Él tiene un punto- masculló Hades

-Pero es un niño y pasa mucho tiempo en el inframundo, ese no es buen lugar- dijo Deméter

-Madre...- suspiró Perséfone

Él no es bienvenido aquí, como tampoco en el Olimpo. Yo no encajo en este lugar. Debo irme.

Los demás dioses se removieron incómodos

Habría deseado discutir, pero una parte de mí sabía que estaba en lo cierto. No me gustaba la idea, pero Nico tendría que encontrar su propio y oscuro camino.

-Eso suena muy lúgubre- dijo Leo

-Perfecto para un hijo del inframundo- dijo Travis -¡No es cierto!- gritó cuando una mano esquelética le tomó el tobillo

Me acordé de lo sucedido en la cueva de Pan; el dios salvaje nos había dirigido unas palabras a cada uno... salvo a él.

-Gracias por recordarlo- masculló Nico

— ¿Cuándo te vas? —le pregunté.

Ahora. Tengo toneladas de cuestiones pendientes. Como, por ejemplo, quién era mi madre.

Hades se removió incómodo, Perséfone mantuvo la expresión perfectamente neutral, no sabía cómo era ella en el futuro, pero en ese momento a querer o no, le gustaban los hijos de Hades, sobretodo Nico.

O quién nos pagaba el colegio a Bianca y a mí. O quién era ese abogado que nos sacó del hotel Loto. No sé nada de mi pasado. He de averiguarlo.

-Hay cosas que es mejor dejar en el pasado- masculló Hades con una mirada furiosa hacia Zeus

Zeus fingió no darse cuenta

Es lógico —reconocí—. Pero espero que no tengamos que ser enemigos.

Él bajó la mirada.

Lamento haberme portado como un mocoso.

-Eras un mocoso- bromeó Leo

Nico rodó los ojos

Debería haberte escuchado cuando pasó lo de Bianca.

Por cierto... —Me saqué una cosa del bolsillo—. Tyson encontró esto mientras limpiábamos la cabaña. Pensé que quizá lo querrías. —Le tendí una figurita de plomo de Hades:

Bianca le sonrió a su hermano -Era la que te faltaba

la estatuilla del juego de Mitomagia que Nico había dejado tirada cuando huyó del campamento el invierno anterior.

Él vaciló.

Ya no juego a esto. Es para críos.

-Uy, el adulto- dijo Leo

-Acéptala, todos sabes que quieres hacerlo- dijo Thalia

Nico se sonrojó

Tiene una potencia de ataque de cuatro mil —señalé en tono persuasivo.

-De cinco mil- dijo Frank -si tu ponente ataca primero

De cinco mil —me corrigió—, pero sólo si tu oponente ataca primero.

Hazle los miró con una sonrisa

-Ay Percy, debes investigar más- dijo Connor

-La acepté porque no podía permitir que Percy se la quedara si no sabía utilizarla- dijo Nico

-Claaro- murmuraron los chicos

Sonreí.

A lo mejor tampoco está mal volver a ser un crío de vez en cuando. —Le lancé la figurita.

Nico la estudió unos segundos y se la guardó en el bolsillo.

Gracias.

-Awwww que tiernos-. Bromeó Rachel

-¿Tú también?- preguntó Percy -listilla, no te rías

-Lo siento- dijo Annabeth

Le tendí la mano. Él me la estrechó de mala gana. Tenía la piel fría como un témpano.

He de investigar un montón de cosas —dijo—. Algunas... Bueno, si me entero de algo útil, te lo haré saber.

-Que amable- dijo Connor

No sabía muy bien a qué se refería, pero asentí.

Mantente en contacto, Nico.

-No te desaparezcas como sueles hacerlo- murmuró Will

Dio media vuelta y se alejó lentamente por el bosque. Las sombras parecían doblarse hacia él a medida que avanzaba, como si quisieran llamar su atención.

-Lo querían- dijo Nico

Una voz dijo a mi espalda:

Ahí va un joven muy turbado.

-¿En serio?- masculló Nico

-¿Quién fue el idiota que lo dijo?- preguntó Will

Percy negó repetidas veces con la cabeza para tratar de advertirle

Me volví y me encontré a Dionisio allí mismo, vestido aún con su traje negro.

-¡Por los dioses!- dijo Hazle viendo a Will enrojecer

-¿Decías?- masculló Dionisio con un brillo púrpura en sus ojos

-Lo lamento- dijo Will - no sabía que era usted

-¿Y crees que con eso es suficiente?- masculló el dios

-No es su culpa- dijo Nico

-Además no dijo nada que no fuera verdad- comentó Apolo

-Ese mocoso tuyo- masculló Dionisio

-Lo lamento- volvió a decir Will -lee por favor- le dijo a Thalia

Acompáñame —indicó.

— ¿Adonde? —pregunté, suspicaz.

A la hoguera del campamento. Estaba empezando a sentirme bien, así que se me ha ocurrido hablar un rato contigo. Tú siempre consigues ponerme de mal humor.

-Pues ya no es el único- masculló Dionisio

Ah, gracias.

Caminamos en silencio por el bosque. Advertí que en realidad Dionisio andaba por el aire: sus lustrosos zapatos negros se deslizaban a un par de centímetros del suelo. Supuse que no quería manchárselos.

-Caminar es para los mortales- bromeó Hermes

Hemos sufrido muchas traiciones —empezó—. Las cosas no pintan bien para el Olimpo. Pero tú y Annabeth habéis salvado el campamento. No estoy seguro de si debo darte las gracias.

-Normalmente es lo que se hace- murmuró Hestia para sí misma

Ha sido un trabajo en equipo.

Él se encogió de hombros.

A pesar de todo. Yo diría que ha sido un trabajo bastante competente el que habéis llevado a cabo. Y he pensado que debías saber... que no ha sido del todo en vano.

-Le empiezas a caer bien- canturreó Apolo

-Ni lo sueñes- dijo el dios del vino

Llegamos al anfiteatro y Dionisio señaló la hoguera. Clarisse estaba pegada a un corpulento chico hispano que parecía contarle un chiste. Era Chris Rodríguez, el mestizo que había perdido la razón en el laberinto.

Ares bufó

-Que adorables- dijo Afrodita

-¡Lo curaste!- dijo Hermes sorprendido

Me volví hacia Dionisio.

— ¿Vos lo habéis curado?

La locura es mi especialidad. Ha sido sencillo.

Pero... habéis hecho una buena acción. ¿Por qué?

-Yo tengo la misma duda- dijo Apolo

-Soy un dios bondadoso ¿Por qué crees que no convertí a tu mocoso despreciable en delfín?- masculló Dionisio

-Gracias- murmuró Will

Nico le dio una mirada un poco divertida y con un poco más de seguridad se acercó a él

Arqueó una ceja.

— ¡Porque soy bueno! Irradio bondad, Perry Johansson. ¿No lo has notado?

Eh...

-El más bondadoso- dijo Hera con sarcasmo

Los semidioses se miraron entre ellos

Tal vez me sentía apesadumbrado por la muerte de mi hijo. Tal vez pensé que ese tal Chris merecía una segunda oportunidad. En todo caso, parece haber servido para mejorarle el humor a Clarisse.

-¡Gracias!- gritaron los Stoll

Clarisse rodó los ojos

— ¿Y por qué me lo contáis?

El dios del vino suspiró.

Que me aspen si lo sé. Pero recuerda, muchacho, que una buena acción puede ser a veces igual de poderosa que una espada.

-Que frase tan inspiradora- dijo Apolo -podría usarla para uno de mis haikus

-Y así es como se arruina una buena frase- dijo Dionisio

Como mortal, nunca fui un guerrero, un atleta o un poeta muy destacado. Me dedicaba sólo a hacer vino.

-Pero era un vino excelente- dijo Hermes

-Estoy de acuerdo- dijo Afrodita

Los de mi pueblo se reían de mí. Decían que nunca llegaría a nada. Mírame ahora.

-Y luego los mató a todos- dijo Apolo

-¿En serio?- preguntó Rachel

-Por supuesto que no, niña ¿No oíste que soy un dios bondadoso?- masculló Dionisio

A veces las cosas más insignificantes pueden volverse muy grandes.

-Esa fue una buena reflexión- dijo Poseidón

Me dejó solo para que pensara en ello. Mientras contemplaba a Clarisse y a Chris cantando estúpidas canciones de campamento y tomándose de las manos en la oscuridad, donde creían que nadie los veía, no pude reprimir una sonrisa.

Clarisse pasó una mano por su cara -Prissy, siempre tan oportuno

Chris y Clarisse estaban sonrojados, Ares masculló una maldición

-De nuevo, no es mi culpa que sean mis pensamientos- dijo Percy -además se veían muy lindos

-Sesos de alga- dijo Annabeth divertida

Clarisse se levantó, pero Chris la retuvo por la cintura

-El capítulo acabó- anunció Thalia -solo queda uno

Percy y Annabeth intercambiaron una mirada

-Acabaremos el libro- dijo Atenea -¿Quien lee?