JASON XLIII, XLIV
—Venga sirenita— dijo Bianca sacándola de su recuerdo —vayamos a comer
Zoé emitió un suspiro que sonó más como un sollozo, pero siguió a todos los demás al comedor
Todos tomaron asiento para poder disfrutar de la comida que Hestia había aparecido para todos, el ruido del comedor era bastante todos o casi todos estaban enfrascados en conversaciones distantes, hablando de cualquier tema que se les ocurriera. Sammy miró a sus amigos, los hermanos Jackson y Esperanza frente a él, Bianca a un lado y los mellizos al otro
Zoé miró a Charles —¿Crees que el tío Frank quisiera convertirse en panda para mí?— preguntó Zoé recargando la cabeza en el hombro de su hermano
—No lo sé, probablemente sí— respondió Charles mirando a su hermana con cariño y preocupación —¿Se lo querías pedir?
—No— dijo Zoé —me daría pena hacerlo, no te preocupes, está bien— murmuró sonrojada y miró a Sammy
—Lo siento— dijo Sammy —aun no lo controlo
Si Sammy pudiera controlar el don de su familia sería diferente y habría venido de maravilla los días anteriores a esto, pero lamentablemente aún no podía hacerlo, como todos en la familia (a pesar de ser mortales, como él) había recibido el don de cambiar de forma, aunque no era que sin saberlo usar sirviera de mucho
—No, no— dijo Zoé —no te lo iba a pedir, solo te iba a preguntar como te estaba yendo en el palacio de Hades
Sammy suspiró, cuando juntas a una persona tímida con otra persona tímida, bueno, las cosas avanzan muuy lentamente, así que les contó a sus amigos
Cuando Sammy llegó al palacio de Hades había un silencio sepulcral (tenía cierta gracia eso), realmente ninguno de los integrantes sabía que hacer o qué decir, lo que hizo el momento aún más incómodo. Hades le señaló el lugar donde iba a dormir y eso fue todo, suponía que eso era mejor que estar en el mismo palacio con Ares. Realmente el poco tiempo que llevaba ahí había sido así hasta esta misma mañana que fue la conversación más larga que habían tenido.
Sammy había despertado al último, Nico y Hazel se hallaban sentado en la cama de ella charlando en voz baja y con un paquete de cartas extendido sobre la cama, al parecer Hades y Perséfone habían salido un momento y Bianca había ido al palacio de Artemisa, sí, Bianca no pasaba mucho tiempo en donde dormía. Se levantó y enseguida las voces se callaron y lo miraron
—Hola— fue lo único que se le ocurrió decir
— Hola— respondieron Hazel y Nico al unísono, la última sonrojándose. De nuevo, el silencio se extendió demasiado tiempo, hasta que Sammy vio algo que le llamó mucho la atención y casi de manera inconsciente se acercó a la otra cama
—¿Son cartas de mitomagia?— preguntó — lucen diferente
— Sí— Nico intercambió una mirada con Hazel —es una colección especial de las que solo existe una
— ¿Puedo verlas?—
Nico asintió —¿Sabes jugar?
— ¡Por supuesto que sí!— dijo Sammy — mi papá me enseñó
— Por supuesto— dijo Nico. Obviamente, esto no lo sabía Sammy, pero Nico pensaba que había sido un terrible hermano si se hubiera reído de la expresión de terror que cruzó por la cara de Hazel, sobretodo porque probablemente esa había sido la misma expresión que él había puesto cuando Will le dijo que ya sabían a quién se parecía Bianca
—Bueno— dijo Nico — podemos ver que tan bien te enseñó
Hazel lo miró con una sonrisa
— De acuerdo— murmuró Sammy
Antes de que alguien dijera algo más Hades y Perséfone aparecieron en el palacio cortando cualquier otra conversación
Hades miró a los tres integrantes con una ceja alzada
— Querido, creo que interrumpimos algo— dijo Perséfone
—Bueno— dijo Zoé cuando Sammy terminó de contar la historia —ciertamente quiero estar presente cuando jueguen
—Yo también— asintió Bianca —yo iniciaré las apuestas
—Dioses— murmuró Sammy
—A ti ni te pregunto cómo te ha ido— señaló Zoé mirando a su hermano. Charles solo le dio la típica mirada de hermano mayor
Después de más charlas, uno o dos ahogamientos con la comida y unas cuantas amenazas, todos volvieron a la sala de Trono para continuar la lectura
—Yo voy a leer— dijo Apolo tomando el libro —capítulo 43, Jason
Cuando su lanza se rompió, Jason supo que era hombre muerto.
—Vaya manera de empezar un capítulo— dijo Connor
—Empezando en grande— asintió Leo
—Les dije que me estaba yendo pésimo— comentó Jason
—Eso suena peor que "pésimo"— dijo Percy
La batalla había comenzado bastante bien. Su instinto entró en acción, y algo dentro de él le dijo que ya se había batido antes en duelo con adversarios casi tan grandes.
—Si no fuera por la primera frase podríamos decir que eso iba de maravilla— dijo Leo
—Recomendación para la batalla, que no se rompa nunca su lanza— murmuró Jason
La estatura y la fuerza equivalen a lentitud, de modo que Jason solo tenía que ser más rápido: tener cuidado de no gastar toda su energía al principio, agotar a su rival y evitar acabar aplastado o chamuscado.
—Nada más— dijo Thalia
—Detalles menores— dijo Percy
—Lo de todos los días— asintió Jason
—Cosita de nada— señaló Leo
Esquivó la primera lanzada del gigante rodando por el suelo y le pinchó en el tobillo. La jabalina de Jason consiguió atravesar la gruesa piel de dragón, y por los pies con garras del gigante goteó icor dorado, la sangre de los inmortales.
—Por si no lo recordaban— comentó Jason
—Eres muy amable al recordarlo— comentó Travis
—Porque el examen se hará a final de los libros— señaló Leo
—Por supuesto, el examen— asintió Travis
Encélado rugió de dolor y le lanzó fuego. Jason se apartó con dificultad, rodando por detrás del gigante, y le atacó de nuevo detrás de la rodilla.
—Si sigues haciendo eso se dará cuenta demasiado rápido— señaló Atenea
Jason hizo una mueca
La pelea prosiguió de esa manera durante segundos, minutos; era difícil de calcular. Jason oía ruido de combate al otro lado del claro: máquinas de construcción chirriando, fuego rugiendo, monstruos gritando y rocas estrellándose contra metal.
—Fue… Interesante— dijo Leo
—Sí, me doy cuenta— dijo Jason
—Mi parte favorita de todo eso fue cuando Piper le cortó los brazos al terrígeno— comentó Leo
—La mía también— asintió Piper
Oía a Leo y a Piper gritando con tono desafiante, lo que significaba que todavía estaban vivos.
—Gracias a los dioses— dijo Piper
—No estamos haciendo mucho, pero de nada— comentó Hermes
Procuraba no pensar en nada de ello. No podía permitirse distraerse.
La lanza de Encélado no le alcanzó por un milímetro.
—Gracias a los dioses por ese milímetro— suspiró Thalia
—Agradezco mucho por ese milímetro— dijo Jason
Jason siguió esquivando los ataques, pero la tierra se le pegaba a los pies. Gaia se estaba volviendo más fuerte, y el gigante se estaba volviendo más rápido.
—No puede ser— dijo Apolo
—Creo que sí puede— señaló Hermes
—Siempre se puede— asintió Poseidón
Percy le sonrió de manera inocente
Puede que Encélado fuera lento, pero no era tonto. Empezó a prever los movimientos de Jason, y los ataques del mortal solo conseguían molestarle y enfurecerlo más.
Atenea le dio una mirada de "te lo dije". Zeus hizo una especie de mueca
—No soy un monstruo de pacotilla —bramó Encélado—. ¡Soy un gigante, nacido para destruir a dioses! Tu pequeño mondadientes de oro no puede matarme, muchacho.
Jason no malgastó energía contestándole.
—Porque a parte no se me ocurrió nada para decir— dijo Jason
—Sí, eso también suele pasar— dijo Leo —necesitamos una clase de "cómo contestarle de manera inteligente a los monstruos"
—Eso estaría muy bien ¿No es cierto, Quirón?— preguntó Connor
—No lo sé muchacho, creo que tienen comentarios bastante inteligentes— dijo el centauro
—Pero no es suficiente, Percy podría ser uno de los maestros— dijo Connor —y Clarisse y Leo
Clarisse bufó
—¿Y ustedes?— preguntó Leo
—Les damos ánimos— dijo Connor
—Y Nico también como maestro, pero tendrás que prometer no matar a los alumnos— dijo Thalia riéndose
Nico rodó los ojos —Si son como tú entonces será difícil
Thalia sonrió
—En ese entonces también agreguen a Bianca como profesora— señaló Apolo
Bianca se encogió de hombros —Me tendré que esforzar
Sammy hizo una mueca de horror, su prima a veces daba miedo
Ya estaba cansado. La tierra se le pegaba a los pies y le hacía sentirse como si pesara cincuenta kilos de más. El aire estaba lleno de humo que le ardía en los pulmones.
Jason hizo una mueca
—Yo creo que así es como se siente una mosca cuando se queda atrapada en las trampas con pegamento— comentó Leo pensativo
—No lo sé, nunca he sido una mosca— dijo Jason riendo
Leo volteó a ver a Frank
—No— dijo Frank negando con la cabeza
—Aburrido— dijo Leo
Todos los dioses (a excepción de Poseidón) y otros pocos de los presentes los miraron con confusión.
Sammy entendía y si fuera él tampoco quisiera saber cómo se siente una mosca atrapada
A su alrededor rugían distintos fuegos atizados por el viento, y la temperatura estaba alcanzando el calor de un horno.
—Y no sé cómo se siente un horno, pero me imagino que así— comentó Jason
—Le faltaba uno o dos grados, pero sí se siente así— dijo Leo
—Bueno, me alegra saber que mi metáfora funciona— dijo Jason
Levantó la jabalina para interceptar el siguiente golpe del gigante, pero fue un gran error. « No combatas la fuerza con fuerza» , lo reprendió una voz: la loba Lupa, que se lo había dicho hacía mucho tiempo.
Reyna hizo una mueca
—Ay Jason— dijo Leo negando con la cabeza
—Lo siento, fue lo único que se me ocurrió— murmuró Jason
—Y luego dices que no aprendes las cosas por las malas— señaló Leo riendo
—Vaya, gracias— dijo Jason
Consiguió desviar la lanza, pero le rozó el hombro, y el brazo se le entumeció.
Retrocedió y estuvo a punto de tropezar con un tronco encendido.
—Estúpidos troncos que quedaban en el lugar menos indicado— dijo Leo
—Ese tronco no tenía la decencia de estar en un mejor lugar— dijo Piper
—Fue muy horrible casi morir por un tronco encendido— comentó Jason
Tenía que hacer tiempo: mantener la atención del gigante centrada en él mientras sus amigos se enfrentaban al terrígeno y rescataban al padre de Piper. No podía fracasar.
—No lo hiciste— dijo Piper con una pequeña sonrisa
—Estuviste increíble, chispitas— asintió Leo
—Igual que ustedes— dijo Jason sonriendo
Se retiró, tratando de atraer al gigante hasta el linde del claro. Encélado podía percibir su cansancio. El gigante sonrió, enseñando los colmillos.
Jason bufó
—Porque también siempre son colmillos— masculló Percy
—Los hace ver más malos— dijo Leo
—El poderoso Jason Grace —dijo en tono de mofa—. Sí, sabemos de ti, hijo de Júpiter. El que encabezó el asalto al monte Otris. El que mató al titán Críos sin ayuda y derribó el trono negro.
—Pausa dramática— dijo Apolo
—Apolo— mascullaron los dioses
—Era necesario una pausa dramática— señaló Apolo —aquí descubrimos que el palacio del monte Otris no se derrumbó solo
—Pero ya lo sabíamos— comentó Will
—Pero nosotros no— dijo Apolo
—Per…— comenzó Will
—Que si sigues así vas a ser el próximo en dormir en el comedor— bromeó Connor
—¿Me prestan un pedazo de su comedor?— preguntó Will riendo, volteando a ver a Piper y Leo
—Claro que sí, nuestro comedor también puede ser tu comedor— asintió Leo
—Problema resuelto— dijo Will
—Y luego me preguntó por qué Bianca es como es— murmuró Apolo para sí mismo
A Jason le daba vueltas la cabeza. No conocía esos nombres, pero le provocaban un hormigueo en la piel, como si su cuerpo recordara el dolor que no recordaba su mente.
—Es probable que sea así— dijo Artemisa
Jason y Percy hicieron una mueca
—¿De qué estás hablando? —preguntó.
Se dio cuenta de su error cuando Encélado le escupió fuego.
—Esa es una forma muy fea de darse cuenta de un error— dijo Miranda
—Y una vez más volvemos a ver que tengo la razón sobre Jason aprendiendo cosas— comentó Leo
—Hermanito, ni como defenderte— bromeó Thalia —sobretodo porque así descubriste que las engrapadoras son malas
—Muchísimas gracias, Thalia— dijo Jason
—Bueno Thom también aprendió acerca de las grapadoras y Helena como controlar los vientos, tal vez sea genético— bromeó Zoé
—Me niego a que sea genético— dijo Thalia riendo
—Qué amables— resopló Jason sonrojado, mientras sus amigos se reían
Jason estaba distraído y se movió demasiado despacio. La llamarada no le dio, pero el calor le levantó ampollas en la espalda. Se desplomó al suelo con la ropa ardiendo.
—No lo intente si no son inmunes al fuego— dijo Jason
—Pero ahí vas a intentarlo— bromeó Leo riendo
—¿Ya ves por qué no debes ser buena persona, Jason?— preguntó Travis —tienes que molestarlo de la misma forma
—Tú solo quieres ver el mundo arder— dijo Katie riendo
—Lo siento, para la otra intentaré decirle al gigante que no lo haga porque no soy inmune al fuego— prometió Jason
Las cenizas y el humo lo cegaban y lo asfixiaban cuando intentaba respirar.
Retrocedió con dificultad mientras la lanza del gigante surcaba el suelo entre sus pies.
—Bueno, eso suena bastante mal— dijo Rachel
—Y no era parte del plan— dijo Jason con una mueca
Jason logró ponerse de pie.
Si hubiera podido lanzar un buen rayo…, pero se sentía agotado, y en ese estado, el esfuerzo podía matarlo. Tampoco sabía si la electricidad dañaría al gigante.
—No le haría mucho daño si no tienes a uno de nosotros a tu lado— señaló Atenea
—Pero el Olimpo está cerrado— añadió Apolo
—Pero podría intentar encontrar otra forma para comunicarse con un dios— dijo Atenea
« La muerte en la batalla es honorable» , dijo la voz de Lupa.
« Es muy reconfortante» , pensó Jason.
—Tendrás una buena vida, no larga, pero buena— bromeó Leo
—Me siento honrado— dijo Jason con una mueca
—Qué bueno que lo hagas— dijo Leo
Un último intento: Jason respiró hondo y atacó.
Encélado le dejó acercarse, sonriendo con previsión. En el último segundo, Jason fingió un ataque y rodó entre las piernas del gigante.
—Sonaba como una buena estrategia— murmuró Jason
—Sí suena como que podría salir bien— asintió Thalia
—Spoiler, no salió bien— señaló Leo
—Nos lo imaginabamos— comentó Miranda
Salió rápido, embistiendo con todas sus fuerzas, dispuesto a clavar la jabalina al gigante en la zona lumbar, pero Encélado previó la treta.
—Pues sí, anti-Atenea y todo eso— señaló Katie
—Pero eso es raro ¿No?— preguntó Zoé, y todos la voltearon a ver —digo, si fuera anti-Atenea ¿No tendría que ser lo contrario a ella? Hay algunos que son lo contrario ¿No?
Annabeth y Percy intercambiaron una mirada sus pensamientos llegando a un gigante en especial
—Ella tiene un punto perfectamente razonable— asintió Apolo
Atenea le dio una leve mirada de irritación, aunque si había sido para Zoé o para Apolo no estaba completamente claro —Es porque están hecho para pelear contra nosotros no para ser lo contrario a nosotros, ella lo sabe no puedes enfrentar inteligencia con estupidez— dijo con algo de altanería en su voz —es cierto que existe la excepción, pero eso es también porque debe haber un equilibrio, como en todo
—¿Satisfecha sirenita?— preguntó Bianca dándole una mirada a Charles
—Creo— murmuró Zoé
Se hizo a un lado con demasiada velocidad y agilidad para un gigante, como si la tierra le ayudara a moverse.
—Qué es más que obvia esa posibilidad— comentó Jason
—No podemos argumentar nada contra eso— dijo Percy
—Es un pensamiento demasiado razonable— dijo Perséfone
—Aún más con todo lo que ya habían pasado— señaló Hermes
—Y eso que aún no está despierta del todo— suspiró Afrodita
Movió la lanza de lado y esta chocó con la jabalina de Jason…, y, con un ruido seco como el disparo de una escopeta, el arma dorada se hizo añicos.
—Estúpido, mi lanza, idiota— dijo Connor
El calor de la explosión fue mayor que el del aliento del gigante y cegó a Jason con su luz dorada. El impacto lo derribó y lo dejó sin aliento.
—¿Quién diría que la explosión de un arma fuera tan fuerte?— preguntó Leo —esa es la otra lección de hoy
—Saber que un arma provoca daño cuando se rompe es un gran dato— señaló Chris
Cuando se recobró estaba sentado en el borde de un cráter. Encélado estaba en el otro lado, tambaleándose y confundido.
—Bueno, eso podría ser una ventaja— dijo Miranda
—Pues muy confundido no estaba— dijo Jason
—Se le pasó muy rápido la confusión— asintió Leo
—Habría estado bien que la confusión durara más— añadió Piper — o que la explosión del arma lo hubiera matado
—No creo que eso pase nunca con un gigante— comentó Reyna
La destrucción de la jabalina había liberado tanta energía que había abierto un foso con forma de cono perfecto de diez metros de profundidad, había fundido la tierra y la roca, y las había convertido en una sustancia vítrea y resbaladiza.
—Vaya— dijo Bianca con incredulidad
—¿Cómo es que no te sucedió nada?— preguntó Zoë
—No tengo la más mínima idea— comentó Jason
—Es un misterio— dijo Leo
Jason no sabía cómo había sobrevivido, pero su ropa despedía humo. Se había quedado sin energía. No tenía arma. Y Encélado seguía vivito y coleando.
—Ahí es cuando las cosas se ponen más mal— dijo Percy
—Siempre es divertido que las cosas se pongan más mal— dijo Leo con sarcasmo
—Obviamente que lo es— dijo Percy en el mismo tono
Intentó levantarse, pero las piernas le pesaban como si fueran de plomo. Encélado contempló la destrucción parpadeando y se echó a reír.
—¡Impresionante! Por desgracia, era tu último truco, semidiós.
—El mío, pero no el de mis amigos— dijo Jason con una sonrisa
—Gracias gracias, somos geniales— dijo Leo
—Además, realmente no era tu último truco— señaló Piper
—Y vaya con ese truco— comentó Leo con las cejas alzadas
Jason se sonrojó
Encélado saltó por encima del cráter de un solo brinco y plantó los pies a cada lado de Jason. El gigante levantó la lanza, y su punta se elevó casi dos metros por encima del pecho de Jason.
—Pensándolo bien ¿Qué ocurre contigo y las lanzas?— preguntó Leo
—No tengo ni idea— dijo Jason con una mueca
—¿Hay muchas lanzas en esta historia?— preguntó Apolo con una ceja alzada
—Tal vez— murmuró Jason incómodo
Zeus hizo una especie de mueca, que se fue muy rápidamente
—¡Y ahora —dijo Encélado—, mi primer sacrificio a Gaia!
—Ay, qué amable— dijo Leo rodando los ojos
—No se tenía que molestar— dijo Percy
—Pero sí se molestaron bastante— comentó Leo
XLIVJason
El tiempo pareció avanzar más despacio, lo cual era muy frustrante, ya que Jason seguía sin poder moverse.
—Es muy frustrante— asintió Percy
—Lo peor, es que cada que Percy dice algo es porque lo ha vivido— señaló Apolo
—Gracias— dijo Percy
Sally miró a su hijo con una mueca
Notaba que se iba hundiendo en la tierra como si el suelo fuera una cama de agua: algo cómodo que lo animaba a relajarse y a ceder.
—Pero no te relajes— dijo Hazel —ni se te ocurra hacerlo
Hades hizo una mueca. No estaba en su personalidad como Plutón, pero aún estaba consciente de que Hazel se enfrentaría de nuevo contra la tierra y después de lo que había pasado la primera vez…
Y luego también estaba el asunto de Sammy. Hades no iba a mentir, todavía tenía ganas de matar al mocoso de Marte y puede que hasta inventar un nuevo castigo para él, pero a pesar de eso era de cierta manera confortable saber que en su segunda oportunidad su hija tendría todo lo que perdió en la primera. Y luego estaba el mismo Sammy a penas y había dicho dos palabras cuando Hades está en el palacio, lo contrario a Bianca por lo que había escuchado, eran tan diferentes como sus propios hijos.
Se preguntaba si las historias del inframundo eran realmente ciertas. ¿Acabaría en los Campos de Castigo o en los Campos Elíseos?
—Es probable que acabes en los Elíseos— dijo Hades encogiéndose de hombros
—Gracias— murmuró Jason
—Piper, golpealo por todos nosotros— dijo Thalia
—De acuerdo— dijo Piper mirando a Jason con el ceño fruncido
—¡Ouch, Pipes!— se quejó Jason
¿Seguirían contando sus hazañas aunque no se acordara de ninguna? Se preguntaba si los jueces tendrían eso en cuenta o si su padre, Zeus, le escribiría una nota: « Por favor, perdonad la condenación eterna a Jason. Tiene amnesia» .
Jason se sonrojó, Zeus frunció el ceño
—Tiene visión— comentó Hermes
—No importa que tuvieras amnesia— señaló Hades —lo que hayas hecho sigue contando
—Es bueno saberlo— murmuró Jason
No notaba los brazos. Vio como la punta de la lanza se acercaba a su pecho a cámara lenta. Sabía que debía moverse, pero parecía incapaz de ello.
—¿Por qué las cosas malas sucederán a cámara lenta?— preguntó Leo a nadie en particular
—Para que tengas tiempo de ver tu vida pasar— señaló Percy
—Tiene sentido— asintió Jason
« Tiene gracia —pensó—. Tanto esfuerzo para seguir con vida y, de repente, zas. Te quedas tirado sin poder hacer nada mientras un gigante que escupe fuego te empala».
—No tiene gracia, Jason— chilló Piper
Muchos de sus amigos le aventaron cojines
—Lo siento— dijo Jason esquivando el último cojín
—¡Atención! —gritó la voz de Leo.
Una gran cuña de metal negra se estrelló contra Encélado con un sonoro ruido seco.
—Pues como no iba a llamar su atención— dijo Rachel
—Bueno, al menos no fue la manera suicida de llamar la atención a la que acostumbran— señaló Apolo
El gigante perdió el equilibrio, se resbaló y cayó en el foso.
—¡Levanta, Jason! —gritó Piper.
Su voz le dio energía y lo sacó de su estupor.
—Awwww— dijo Leo
Jason y Piper se sonrojaron
Se incorporó, aturdido, mientras Piper lo agarraba por debajo de los brazos y lo levantaba tirando de él.
—Es que el suelo estaba muy cómodo— señaló Leo
—Sí, lo estaba, un poco— dijo Jason
—No te mueras encima de mí —le ordenó—. Ni se te ocurra morirte encima de mí.
—Sí, señora.
—Bueno— murmuró Jason
Piper suspiró, tomándolo de la mano
Se sentía mareado, pero ella le pareció lo más hermoso que había visto en su vida. Su pelo estaba quemado. Tenía la cara manchada de hollín. Se había hecho un corte en el brazo, tenía el vestido roto y le faltaba una bota. Preciosa.
Piper se sonrojó. Afrodita dio un chillido
—Preciosa y salvaje— dijo Thalia riendo
—Sí lo estaba— asintió Jason sonrojado
—Gracias— dijo Piper
A unos treinta metros detrás de ella, Leo se encontraba sobre una máquina de construcción: un largo cacharro parecido a un cañón con un solo pistón y el filo partido.
—Era muy cool— dijo Leo
—Estoy de acuerdo— dijo Jason
—También yo— asintió Piper
Entonces Jason miró dentro del cráter y vio adónde había ido a parar el otro extremo del hacha hidráulica. Encélado estaba haciendo esfuerzos por levantarse, con el filo de un hacha del tamaño de una lavadora clavado en su peto.
—Vaya lugar para un hacha hidráulica— comentó Hermes
—Las hachas hidráulicas lucen genial donde sea— asintió Leo
—Tengo que estar de acuerdo con eso— comentó Hefesto
Sammy se dio cuenta de que esa era la razón por la que Esperanza adoraba las cosas peligrosas y los arrastraba a ellas.
Sorprendentemente, el gigante consiguió extraer el filo del hacha. Gritó de dolor, y la montaña tembló. Tenía la parte delantera de la armadura empapada de icor dorado, pero se levantó.
—Porque no podíamos pedir que se quedara ahí tirado por el resto de los días— suspiró Piper
—Por supuesto que no, reina de belleza— dijo Leo —eso sería mucho pedir
—Eso no ocurre— comentó Percy
Se inclinó con paso vacilante y recogió su lanza.
—Buen intento —el gigante hizo una mueca—. Pero soy invencible.
—Gracias por el increíble dato— masculló Leo
—Además no es invencible— señaló Rachel —saben la forma de matarlo
—Que les salga bien, es otra cosa— comentó Reyna
—Bueno sí, pero pueden hacerlo— dijo Rachel con una sonrisa
Mientras ellos miraban, la armadura del gigante se reparó sola y el icor dejó de brotar. Incluso los cortes de sus piernas escamosas, que tanto esfuerzo le había costado hacer a Jason, tan solo eran ya pálidas cicatrices.
—Me costaron mucho trabajo como para que se borraran tan rápido— masculló Jason
Leo se acercó corriendo a ellos, vio al gigante y soltó un juramento.
—¿Qué le pasa a ese tío? ¡Muérete ya!
—A ver a qué hora— dijo Katie
—Pues no veíamos llegar esa hora— comentó Leo
—Mi destino está predeterminado —dijo Encélado—. Los gigantes no podemos morir a manos de dioses ni de héroes.
—Solo de los dos juntos —dijo Jason.
—Y el Olimpo está cerrado— señaló Poseidón, a ver si ahora que su hijo era el que corría peligro, Zeus se daba cuenta de su error. Aunque realmente Poseidón no tenía mucha esperanza al ver la cara inescrutable de su hermano.
La sonrisa del gigante vaciló, y Jason vio en sus ojos algo similar al miedo—. Es cierto, ¿verdad? Los dioses y los semidioses deben colaborar para mataros.
—¡No viviréis lo suficiente para intentarlo!
—Voy a tomar eso como un sí— dijo Connor
—Nosotros también lo tomamos como un sí— dijo Piper
—Creo que era bastante lógico— asintió Katie
El gigante empezó a subir dando traspiés por la pendiente del cráter, resbalando en los lados vítreos.
—¿Alguien tiene un dios a mano? —preguntó Leo.
—Claro, lo tenían que sacar de su bolsillo— dijo Travis
—Los traíamos guardados— bromeó Leo
Algunos de los dioses le dieron una mala mirada
A Jason le embargó el miedo. Miró al gigante, que luchaba por salir del foso, y supo lo que tenía que pasar.
—¿Nos puedes explicar?— preguntó Leo
—Pero sí ya sabes lo que pasó— señaló Jason
—Pero quiero saberlo de nuevo— dijo Leo
—Leo —dijo—, si tienes una cuerda en ese cinturón, prepárala.
Y saltó sobre el gigante sin más armas que sus manos.
Los chicos miraron a Jason impresionados
—Hablando de decisiones suicidas— comentó Apolo
—Sonaba como una buena idea— dijo Jason
—¡Encélado! —gritó Piper—. ¡Detrás de ti!
Era una treta de lo más previsible, pero la voz que sonaba resultaba tan convincente que hasta Jason se lo creyó.
—Leo también le creyó— dijo Leo
—Era un poco difícil no hacerlo— comentó Jason
—Lo bueno, es que dijiste el nombre del gigante, querida, si no Jason también habría podido voltear— señaló Afrodita
El gigante dijo « ¿Qué?» y entonces se volvió como si tuviera una serpiente enorme en la espalda.
—A nadie le gustaría tener una serpiente— dijo Apolo con una mueca
Jason le placó las piernas en el momento idóneo. El gigante perdió el equilibrio. Encélado se estrelló contra el cráter y se deslizó hasta el fondo. Mientras intentaba levantarse, Jason le rodeó el cuello con los brazos.
Los chicos empezaron a vitorear a Jason
—¡Vamos!— dijo Percy
—Sí se puede— corearon los Stoll
Jason se sonrojó
Cuando el gigante logró ponerse de pie, Jason estaba montado en sus hombros.
—¡Quita de encima! —gritó Encélado.
—No por el momento— dijo Leo
—No, quitarme no figuraba en el plan— comentó Jason
Intentó agarrar las piernas de Jason, pero este forcejeó, retorciéndose y trepando por el pelo del gigante.
—Vaya— dijo Apolo
—Tal vez las trenzas sean para eso— reflexionó Jason —es fácil trepar por su pelo
—Es cierto— coincidió Percy —si no estuviera peinado sería un poco más difícil
—Han descubierto uno de los misterios del mundo— añadió Leo
« Padre —pensó Jason—, si alguna vez he hecho algo bueno, algo que te haya parecido bien, ayúdame ahora. Te ofrezco mi vida, pero salva a mis amigos» .
Los chicos hicieron muecas. Zeus miró a su hijo si era honesto y podía serlo ya que estaba hablando consigo mismo, no muchos de sus hijos pensaban en sus amigos antes que ellos mismos, quién sabe el por qué, pero así era.
De repente percibió el olor metálico de una tormenta. La oscuridad engulló el sol. El gigante también lo notó y se quedó paralizado.
—¿Te respondió?— preguntó Poseidón con incredulidad
Zeus le dio una mirada asesina, cómo si no pudiera creer el por qué Poseidón hacía una pregunta tan tonta si era obvio que lo hizo/haría
—¡Tiraos al suelo! —gritó Jason a sus amigos.
Y todos los pelos de la cabeza se le pusieron de punta.
¡Crac!
—Y ahí sabes que es mejor hacerle caso— dijo Percy —porque al menos él avisa
Thalia rodó los ojos
Un rayo recorrió el cuerpo de Jason, atravesó directamente a Encélado y llegó hasta el suelo. La espalda del gigante se quedó tiesa, y Jason salió despedido.
Hubo un silencio lleno de estupefacción. Luego algunos de los chicos volvieron a vitorear. Zeus le dio a su hijo una mirada de aprobación, Jason se sonrojó.
Cuando se recuperó, estaba deslizándose por un lado del cráter, y este se estaba abriendo. El rayo había partido la montaña. La tierra retumbó y se hizo pedazos, y las piernas de Encélado se deslizaron en el abismo.
—Por fin— dijo Katie
—¿Pero la tierra no le ayudaría?— preguntó Miranda
—Increíblemente no lo hizo— comentó Jason
Arañó en vano los lados herbosos del foso, y por un instante consiguió agarrarse al borde, con las manos temblorosas.
Clavó a Jason una mirada de odio.
—Lo de siempre— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Te acostumbras— asintió Jason
—Y que lo digas— murmuró Percy
—No has ganado nada, muchacho. Mis hermanos se están alzando y son diez veces más fuertes que yo. ¡Destruiremos a los dioses y sus raíces! Morirás, y el Olimpo morirá con…
—Sí, sí, ya cállate— dijo Leo —ya nos estaba aburriendo
—Sí era bastante notorio— asintió Connor
Al gigante se le escapó de las manos el borde del foso y cayó en la grieta.
La tierra se sacudió. Jason cayó en dirección a la fisura.
—¡Agárrate! —gritó Leo.
—Ahora tiene sentido el por qué pidió una cuerda— señaló Travis
—Sí lo tiene— asintió Leo
Jason tenía los pies en el borde del abismo cuando agarró la cuerda, y Leo y Piper lo subieron.
—Gracias— dijo Jason
—De nada, cuando quieras— dijo Leo
Permanecieron juntos, exhaustos y aterrados, mientras el abismo se cerraba como una boca furiosa. La tierra dejó de tirar de sus pies.
Por el momento, Gaia se había marchado.
—Bueno, al menos una buena noticia por el momento— dijo Artemisa
—Aunque todavía les falta otra difícil tarea— señaló Deméter
La ladera de la montaña estaba en llamas. El humo se elevaba en el aire en forma de nubes a decenas de metros de altura. Jason vio un helicóptero —tal vez los bomberos o reporteros— que venía en dirección a ellos.
—Bueno, después de todo el desastre que hubo en la montaña, sería raro si los mortales no llegaban— comentó Hermes
—Es cierto— dijo Jason
A su alrededor estaban los restos de la masacre. Los terrígenos se habían derretido formando montones y dejando únicamente sus proyectiles de roca y unos desagradables trozos de taparrabos,
—Que no debieron de haber dejado— comentó Leo
—Ojalá no los hubieran dejado— dijo Piper con una mueca
pero Jason se imaginó que no tardarían en regenerarse. Las máquinas de construcción habían quedado en estado ruinoso. El suelo estaba lleno de marcas y ennegrecido.
—Pero eso no los va a detener— dijo Rachel
—Al menos no por mucho tiempo— señaló Clarisse
El entrenador Hedge empezó a moverse. Se incorporó gimiendo y se frotó la cabeza. Sus pantalones amarillo canario eran ahora de color mostaza mezclados con el barro.
—El nuevo color para un buen estilo— dijo Leo
—Claro que sí— dijo Piper —le quedaba el color
—Era el traje más elegante que he visto— asintió Jason
Parpadeó y contempló la escena de la batalla.
—¿He sido yo?
—Claro que sí— dijo Connor
—Por supuesto que sí— dijo Piper con una sonrisa
Antes de que Jason pudiera contestar, Hedge cogió su porra y se levantó con paso tembloroso.
—Sí, ¿no queríais pezuña? ¡Pues tomad pezuña, yogurines! Quién es aquí la cabra, ¿eh?
—No se metan con él— advirtió Leo
—No lo haremos— dijo Travis
—No sería buena idea— dijo Frank
Nadie en su sano juicio quisiera meterse con el entrenador, porque aún podía dar miedo. Pensó Sammy
Hizo un pequeño baile, y Jason no pudo evitarlo: se echó a reír. Probablemente su risa sonó un poco histérica,
—Un poco nada más— dijo Leo
—Lo normal después de algo así— dijo Piper
—Las risas histéricas son mis favoritas— comentó Apolo
—Lo sabemos— suspiró Artemisa
pero estar vivo era un alivio tan grande que le daba igual.
Entonces un hombre apareció en el claro. Tristan McLean avanzó tambaleándose.
—Con la risa de maniaco no vas a ganarte al suegro— dijo Travis
—Oye, nosotros no te molestamos cuando estabas con Katie— dijo Piper sonrojada
Jason también se sonrojó
Tenía una mirada vacía, devastada, como la de alguien que acaba de atravesar un yermo nuclear.
—¿Piper? —dijo. Su voz se quebró—. Pipes, ¿qué… qué es…?
Piper suspiró
—Para él esa experiencia podría ser considerada como "atravesar un yermo nuclear"— asintió Perséfone
—Espero que pronto le des la poción— dijo Afrodita
No pudo acabar la frase. Piper se acercó a él corriendo y lo abrazó fuerte, pero parecía como si él no la conociera.
Piper hizo una mueca
Jason se había sentido de forma parecida aquella mañana en el Gran Cañón, cuando se había despertado sin memoria.
—Pero realmente no los conocías— dijo Miranda
—Problema contrario— suspiró Jason
—Y vaya que lo era— dijo Piper con una mueca
Pero el señor McLean tenía el problema contrario. Él tenía tantos recuerdos y tantos traumas que su mente no podía lidiar con ellos. Se estaba desmoronando.
Se hizo un momento de silencio en la Sala de Trono
—Tenemos que sacarlo de aquí —dijo Jason.
—Sí, pero ¿cómo? —dijo Leo—. No está en condiciones de andar.
Jason alzó la vista al helicóptero,
—Un helicóptero siempre es una buena opción— señaló Connor
—No lo sé, pregúntale a Rachel y Annabeth— dijo Miranda
—Teniendo un buen piloto es una buena opción— comentó Rachel
Annabeth asintió
—Para mí no suena como buena opción— dijo Percy
que ahora estaba dando vueltas justo encima de ellos.
—¿Puedes construirnos un megáfono o algo parecido? —preguntó a Leo—. Piper tiene que hablar.
—Es buena idea— dijo Thalia
—Fin del capítulo— anunció Apolo —Ahora ¿Quien de ustedes pequeños desastres quieren leer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario