HAZEL XLI, XLII
XLI Hazel
—Bueno, te diré lo que pasó antes de que ustedes llegaran, ven siéntate...
Algunas horas después todos se volvieron a reunir en la Sala de Trono, se la habían pasado bastante bien sin leer pero por el grosor del libro se daba cuenta que se estaban acercando lentamente al final del libro y querían acabarlo.
Thalia entró con Thom mientras este se reía a carcajadas y le contaba una y otra vez como había lanzado aquellos rayos (por alguna extraña razón Luke parecía haber estado jugando con los rayos también) cada uno se fue a sentar a su lugar. Los demás llegaron poco a poco, los hermanos de Luke le dieron una mirada de interrogación, pero él solo se encogió de hombros. Por otro lado Leo se estaba quejado de que "el color de su traje no combinaba" mientras Piper argumentaba en su contra.
Casi al final llegaron Will y Bianca quienes seguían charlando en voz baja mientras cada uno tenía que ir a tomar su propio lugar, la chica negó un par de veces con la cabeza y miraba de reojo a Bianca di Angelo, luego se encogió de hombros le dio una sonrisa a Will y se fue a sentar junto a Charles que la miró con una ceja alzada. Cuando Will se fue a sentar a lado de Nico, Nico lo miró con interrogación, Will le guiñó el ojo.
El último en llegar fue Apolo —Nada como un buen mortal para animar a continuar la lectura
—¡Apolo!— masculló Artemisa
—Papá— se quejó Will
Apolo le sonrió —Bueno, ya que estamos todos reunidos ¿A quién le toca leer?
—Yo voy a leer— dijo Hades tomando el libro
Hazel hizo una mueca
—Capítulo XLI, Hazel— leyó Hades
—¡Tu arco! —gritó Hazel.
Frank no hizo preguntas. Soltó su mochila y cogió el arco que llevaba al hombro.
—No creo que a Percy le hubiera convenido que hicieran preguntas— señaló Leo
—Estuve bien sin las preguntas, gracias— dijo Percy
—De nada— dijo Frank
A Hazel se le aceleró el corazón. No había pensado en aquel suelo pantanoso desde antes de su muerte. Recordó demasiado tarde las advertencias que la gente de la zona le había hecho.
—Y Percy también te escuchó muy tarde— comentó Thalia
—Yo digo que es culpa de Percy— bromeó Connor
—Escuche demasiado tarde— dijo Percy negando con la cabeza
—Y no recordaste las propiedades de la tierra— señaló Leo
—Muy mal de tu parte no hacerlo— dijo Katie
El sedimento cenagoso y las plantas formaban una superficie que parecía totalmente sólida, pero era peor que las arenas movedizas. Podía tener seis metros o más de profundidad, y era imposible escapar.
—No fue agradable— dijo Percy
—No suena agradable— dijo Bianca
—La verdad es que yo siempre he querido saber que se siente caer en arenas movedizas— dijo Travis —de las de verdad
—Pero esas eran peor que las arenas movedizas— señaló Chris
Procuró no pensar en lo que ocurriría si era más hondo que la longitud del arco.
—Ojalá que no— dijo Katie
—Eso sería tener pésima suerte— dijo Thalia
—Y no siempre se debe tener mala suerte —comentó Percy
—Solo como el 99% del tiempo— dijo Leo
—Agarra un extremo —le dijo a Frank—. No lo sueltes.
Ella cogió el otro extremo, respiró hondo y saltó al terreno pantanoso. La tierra se cerró sobre su cabeza.
—Qué horror— murmuró Rachel
—Y se pone peor— suspiró Hazel
—Por supuesto que sí— dijo Hermes
Inmediatamente, un recuerdo la dejó paralizada.
« ¡Ahora no! —quería gritar—. ¡Ella dijo que se habían acabado los desmayos!»
« Tesoro, esto no es uno de tus desmayos —dijo la voz de Gaia—. Es un regalo de mi parte.»
—Peor aún— resopló Piper
—100 veces peor— asintió Hazel
—Para ese tipo de regalos...— murmuró Thalia
Hazel estaba otra vez en Nueva Orleans. Ella y su madre estaban sentadas en el parque cerca de su casa, desayunando al aire libre. Se acordaba de ese día. Ella tenía siete años.
Hazel hizo una mueca —Y aquí vamos de nuevo
Percy y Frank se miraron recordando lo que Hazel les había contado acerca de la visión que Gaia le había dado.
Su madre acababa de vender la primera piedra preciosa de Hazel: un pequeño diamante. Ninguna de las dos estaba todavía al tanto de la maldición de Hazel.
Hazel lo recordó como si en ese preciso instante volviera a ver aquella visión, como si en ese momento estuviera de nuevo bajo tierra, no quería que viniera todo ahí (pero sabía que lo haría) sobretodo, no quería que Frank se sintiera incómodo
La Reina Marie estaba de un humor excelente. Había comprado zumo de naranja para Hazel, champán para ella y buñuelos espolvoreados con chocolate y azúcar glasé. Hasta le había comprado a Hazel una caja de lápices de colores y un bloc nuevos.
—No puede ser— suspiró Hazel
—El champán es una bebida sofisticada, pero no tan buena como el vino— suspiró Dionisio
—Espero que ellos no sepan la diferencia entre champán y vino— comentó Deméter señalando a los semidioses
—Qué desperdicio— bufó Dionisio
Estaban sentadas una al lado de la otra; la Reina Marie tarareaba alegremente mientras Hazel dibujaba. El barrio francés estaba despertando a su alrededor, listo para el Mardi Gras. Las orquestas de jazz ensayaban. Las carrozas estaban siendo decoradas con flores recién cortadas.
—Bueno, vaya— murmuró Katie —suena genial
—En realidad se veía genial— asintió Hazel
—Por supuesto que nos lo podemos imaginar— dijo Miranda
Los niños reían y se perseguían unos a otros, engalanados con tantos collares de colores que apenas podían andar. El sol estaba saliendo y teñía el cielo de color oro rojizo, y el aire cálido y húmedo olía a magnolias y rosas.
—Suena demasiado lindo para ser verdad— dijo Katie
—Eso es porque no era verdad— dijo Travis
—Lo sé, pero o sea demasiado perfecto…
—Entiendo lo que dices— asintió Hazel
Había sido la mañana más feliz de la vida de Hazel.
—Podrías quedarte aquí.
Su madre sonreía, pero sus ojos eran de un blanco vacío. La voz era la de Gaia.
—Esto es falso —dijo Hazel.
—Por supuesto que sí— dijo Hades con una mueca
—Eso suena bastante como ella— dijo Poseidón
—Solo quería distraerte— asintió Hermes
—Pues sabía que debía decir— murmuró Hazel
Trató de levantarse, pero el suave lecho de hierba la embargaba de pereza y de sopor. El olor a pan horneado y a chocolate fundido era embriagador. Era la mañana del Mardi Gras, y el mundo parecía lleno de posibilidades. Hazel casi podía creer que tenía un brillante futuro.
—Por supuesto, no te podría enseñar algo que fuera malo— comentó Thalia
—Eso no sería conveniente para sus planes— asintió Hazel
—De ninguna manera— dijo Piper
—¿Qué es real? —preguntó Gaia, hablando a través del rostro de su madre—. ¿Acaso es tu segunda vida real, Hazel? Se supone que estás muerta. ¿Es real que te estás hundiendo en una ciénaga y te estás ahogando?
—Pues se sentía bastante real— murmuró Percy
—Y también suena bastante real— asintió Connor
—Y vaya que sí se sentía bastante real— suspiró Hazel
—¡Dejadme ayudar a mi amigo!
Hazel trató de volver a la realidad. Se imaginó su mano aferrada al extremo del arco, pero incluso eso estaba empezando a volverse borroso. Cada vez apretaba con menos fuerza.
—Dioses— murmuró Miranda
—Esto se está poniendo muy malo— dijo Rachel
—Y eso que todavía no llegan al destino de la misión— señaló Apolo
—Y nos gusta ponerle emoción al destino— comentó Percy
—Te creemos— asintió Apolo
El olor a magnolias y rosas era intensísimo.
Su madre le ofreció un buñuelo.
No, pensó Hazel. Esta no es mi madre. Es Gaia, que me está engañando.
—Es bueno que lo tengas claro para que no caigas en su juego— comentó Hermes
—No sé qué tanto estaba funcionando— murmuró Hazel
—Creo que funcionó bien si tú y Percy están aquí— señaló Hermes
—Quieres recuperar tu antigua vida —dijo Gaia—. Yo puedo ofrecértela. Este momento puede durar años. Podrás crecer en Nueva Orleans, y tu madre te adorará. Nunca tendrás que cargar con tu maldición. Podrás estar con Sammy…
—Eso fue un golpe sumamente bajo— se quejó Afrodita
Hazel hizo una mueca, igual que el Sammy de la sala
—Bueno ¿Qué esperabas de ella?— señaló Perséfone
—¡Es una ilusión! —dijo Hazel, atragantándose con el olor dulzón de las flores.
—Tú eres una ilusión, Hazel Levesque. Si has vuelto a la vida es porque los dioses tienen una tarea reservada para ti.
Hades levantó una ceja mientras miraba a su hijo y se disponía a leer lo siguiente.
Puede que yo te haya utilizado, pero Nico también te utilizó y te mintió. Deberías alegrarte de que lo haya atrapado.
—¿Atrapado? —Hazel empezó a sentir pánico—. ¿A qué os referís?
Los que no lo sabían voltearon a ver a Nico con absoluta incredulidad, Nico hizo una mueca, su hermana lo miró con preocupación
—¿Por qué pasó… O cómo?— preguntó Bianca igual de incrédula que los demás
—Es… Algo uhh ¿Complicado?— murmuró Nico sin saber cómo dirigirse a Bianca (lo que en realidad fue un poco adorable)
—No te preocupes, te contaremos esta noche— dijo Will
Nico lo volteó a ver con una mueca horrorizada —No— susurró
Bianca asintió de acuerdo
—No te preocupes— susurró Will —no vamos a contarle todo, solo lo necesario
Gaia sonrió, bebiendo un sorbo de champán.
—Debemos admitir que eso fue muy sofisticado— comentó Apolo
—Eso siempre lo hacen los villanos de las películas— señaló Connor
—Como que le quedó entonces— suspiró Hazel
—Ese muchacho debería haber sabido que no le convenía buscar las Puertas. Pero da igual… no es de tu incumbencia.
—Por supuesto que sí— masculló Hades —y supongo que las encontraste
Nico medio asintió, los que no sabían la historia se seguían viendo muy confundidos
Cuando liberes a Tánatos, serás arrojada otra vez al inframundo para que te pudras eternamente. Frank y Percy no lo impedirán. ¿Unos amigos reales te pedirían que entregaras tu vida? Dime quién miente y quién te dice la verdad.
Frank y Percy se removieron con incomodidad
—Pero ella tampoco te está ayudando ni nada por el estilo— señaló Deméter
—Solo quiere que no interfieras con sus planes— asintió Hermes
—Pero está tocando las teclas correctas— señaló Perséfone
Hazel rompió a llorar. La amargura brotó en su interior. Había perdido su vida una vez. No quería volver a morir.
—Así es —susurró Gaia—. Estabas destinada a casarte con Sammy.
Se hizo un breve silencio incrédulo en la sala antes de que Hades siguiera con la lectura, Hazel se removió incómoda en su lugar.
¿Sabes lo que le pasó después de que tú murieras en Alaska? Se hizo mayor y se mudó a Texas. Se casó y formó una familia. Pero nunca te olvidó. Siempre se preguntó por qué desapareciste. Ya está muerto: sufrió un infarto en la década de 1960.
Leo hizo una mueca. Hades miró el libro, él mejor que nadie sabía que eso era una mentira de Gaia, aunque no sabía precisamente la relación que podría haber tenido con su hija sí se hubiera dado cuenta de que el alma de Sammy había ido a parar a su reino (aunque los mortales vieran el reino de distinta manera)
Siempre estuvo obsesionado con la vida que podríais haber compartido.
—¡Basta! —gritó Hazel—. ¡Usted me la arrebató!
—Pero puedes recuperarla —dijo Gaia—.
—Por supuesto que no puede hacerlo— bufó Atenea
—Bueno, pero estando ahí supongo que sonaba bastante convincente— señaló Perséfone
—Y vaya que sí— murmuró Hazel
Te tengo a mi merced, Hazel. Morirás de todas formas. Si te rindes, por lo menos puedo hacer que te resulte agradable.
—No, pues muchas gracias— masculló Leo
—Suena tan confortable eso— dijo Katie
—Claro, se nota que tanto se preocupa por ti— dijo Thalia con sarcasmo
—Vaya que lo hacía— masculló Hazel
Olvídate de salvar a Percy Jackson. Él me pertenece. Lo mantendré a salvo en la tierra hasta que esté lista para utilizarlo.
—Lo mantendré a salvo— repitió Percy
—Serías como una especie de fertilizante humano— señaló Leo
—¡Lo sé!— dijo Percy vy no agradaba mucho la idea
—Sonaba bastante horrible— asintió Frank
—Y que lo digas— murmuró Percy con una mueca
Puedes gozar de una vida entera en tus últimos momentos: puedes hacerte mayor y casarte con Sammy. Lo único que tienes que hacer es dejarte llevar.
—Pero eso no sería realmente vivirlo— comentó Hestia con tristeza
—No, no lo sería— suspiró Hazel
Hazel apretó más fuerte el arco. Debajo de ella, algo la agarró de los tobillos, pero no se dejó llevar por el pánico. Sabía que era Percy, que se estaba ahogando y se aferraba desesperadamente a la oportunidad de sobrevivir.
—Habría sido muy malo que patearas— comentó Piper
—Gracias por no haberlo hecho— dijo Percy
—De nada— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
—Eso no serviría para fomentar la amistad— señaló Leo
—Estoy de acuerdo, así no harías buenos amigos— dijo Rachel
—Tienen razón— asintió Hazel
Hazel lanzó una mirada asesina a la diosa.
—¡Jamás colaboraré con usted! ¡DÉJENOS!
—Es lo mejor que podías hacer— comentó Hera
—Odio estar de acuerdo, pero lo estoy— susurró Apolo a Hermes
Hermes asintió de acuerdo .
La cara de su madre se deshizo. La mañana en Nueva Orleans desapareció en la oscuridad. Hazel se estaba hundiendo en lodo, con una mano en el arco y las manos de Percy alrededor de sus tobillos, sumidos en la oscuridad.
—Sí, eso no quedaba para una postal ni nada— dijo Percy
—De todas maneras no creo que las cámaras funcionaran— señaló Thalia
—Y eso podría ser un problema para sacar una postal— asintió Percy
—Suena como un problema para mí— dijo Travis
Hazel movía frenéticamente el arco. Frank la levantó con tanta fuerza que estuvo a punto de desencajarle el brazo.
—Lo siento— dijo Frank
—Nos sacaste de ahí— dijo Percy
—Claro Percy, como no era tu brazo— bromeó Will
—Es fácil decirlo cuando no es tu brazo— dijo Travis negando con la cabeza
—Con estos niños— dijo Leo rodando los ojos
Cuando abrió los ojos estaba tumbada en la hierba, cubierta de mugre. Percy yacía a sus pies, tosiendo y escupiendo barro.
—Que no es muy nutritivo, por cierto— dijo Percy
—Todos ya queríamos hacer la dieta del barro— señaló Connor
—Pues no la recomiendo— dijo Percy —no aporta las vitaminas ni minerales adecuados
—A lo mejor los minerales sí— señaló Katie
Frank se elevaba por encima de ellos, gritando:
—¡Oh, dioses! ¡Oh, dioses! ¡Oh, dioses!
—Eso lo describe perfecto— asintió Thalia
—No se me ocurría otra cosa— comentó Frank
—Todos entendimos perfecto tu expresión— asintió Piper
—Y vaya que sí— dijo Jason
Sacó ropa de sobra de su mochila y empezó a secarle la cara a Hazel, pero no sirvió de mucho. A continuación apartó a Percy del terreno pantanoso arrastrándolo.
—Antes de que se vuelva a hundir— dijo Thalia —porque todos sabemos como es Percy
—No seas grosera, cara de pino— dijo Percy
—No es grosería, es la verdad— señaló Thalia
—¡Habéis estado hundidos mucho tiempo! —gritó Frank—. Creía que no… ¡Oh, dioses, no me volváis a hacer algo así!
—No sean groseros— dijo Leo
—Eso no se hace, chicos— dijo Miranda
—Por otro lado, Percy se tomó un frasco con sangre de Gorgona, creo que es momento de acostumbrarse— señaló Connor
—Creí que ya no vamos a recordar eso— dijo Percy
—Creíste mal— comentó Connor
Dio a Hazel un abrazo de oso.
—No puedo… respirar —dijo ella, medio ahogada.
—¡Lo siento!
—Bueno, es mejor no respirar por un abrazo que no respirar porque te estás ahogando en un terreno fangoso— señaló Travis
—Hablando de ahogo ¿Eso cuenta como "ahogarte", por lo que dijo Ella?— preguntó Bianca
—Pero decía algo sobre un iceberg o u hilo o algo así ¿No?— comentó Zoë
—Hielo— murmuró Percy
Sally y Poseidón hicieron una mueca
Frank volvió a secarlos y a atenderlos. Finalmente los llevó al lado de la carretera, donde se sentaron, tiritaron y escupieron terrones de lodo.
—Y eso tampoco fue divertido— señaló Percy
—¿Qué parte? ¿La de sentarse, tiritar o escupir lodo?— preguntó Leo
—Ninguna de las tres— dijo Percy
—Estoy de acuerdo— dijo Hazel
Hazel tenía las manos entumecidas. No estaba segura de si tenía frío o si estaba conmocionada, pero logró explicarles qué era aquel terreno pantanoso y la visión que había tenido cuando estaba debajo.
—Una increíble experiencia— dijo Miranda con sarcasmo
—Claro— dijo Hazel con una mueca
Omitió la parte relacionada con Sammy —era demasiado dolorosa para pronunciarla en voz alta—, pero les contó que Gaia le había ofrecido una vida falsa y que la diosa había asegurado que había atrapado a su hermano Nico.
Nico hizo una mueca
—¿Y no podría de alguna manera estar mintiendo?— preguntó Apolo
Pero la cara de los tripulantes del Argo II y del mismo Nico le dieron la respuesta
Hazel no quería guardarse esa información. Temía que la desesperación la desbordara.
Percy se frotó los hombros. Tenía los labios amoratados.
—Me… me has salvado, Hazel. Te prometo que averiguaremos lo que le ha pasado a Nico.
Jason y Leo se voltearon a ver con incomodidad, recordando la sospecha que habían tenido hacía Nico y lo que le habían planteado a los demás chicos del Argo II, amos se sonrojaron.
Hazel entornó los ojos en dirección al sol, que entonces daba de pleno. El calor resultaba agradable, pero no impedía que ella temblara.
—¿No os parece que Gaia nos ha dejado marchar demasiado fácilmente?
—¿Eso fue demasiado fácil?— preguntó Hermes
—Sí fue demasiado fácil— asintió Poseidón con una mueca
—A lo mejor piensa que o tiene de que preocuparse para cuando lleguen hasta su hijo— comentó Artemisa
—Es probable— murmuró Frank
Percy se arrancó un grumo de barro del pelo.
—A lo mejor todavía le interesamos como peones. A lo mejor solo te ha dicho cosas para confundirte.
—Eso es cierto— dijo Apolo
—Le gusta jugar con los que cree que son sus peones— señaló Piper
—Y que lo digas— murmuró Hazel
—Sabía lo que tenía que decir —convino Hazel—. Sabía cómo persuadirme.
Frank le cubrió los hombros con su chaqueta.
—Esta es la vida real. Lo sabes, ¿verdad? No vamos a permitir que vuelvas a morir.
—Awwww— chilló Afrodita —son tan monos
Hades rodó los ojos
Parecía muy decidido. Hazel no quería discutir, pero no veía cómo Frank podía detener a la Muerte. Apretó la mano contra el bolsillo de su abrigo, donde el trozo de leña medio quemado de Frank seguía bien envuelto.
—Lo bueno es que todos lograron salir, incluido la leña— dijo Rachel
—Y vaya que sí— asintió Hazel
Se preguntaba qué habría sido de él si ella se hubiera hundido en el fango para siempre. Aunque tal vez eso lo habría salvado. El fuego no habría alcanzado la madera allí abajo.
—No lo sé, no se puede engañar al destino— comentó Apolo
—A veces no sé como sentirme con eso— dijo Leo — ya que aquí prácticamente estamos haciendo eso ¿No?
—Me molesta tu irritante lógica— dijo Piper
—Pero no lo están engañando— señaló Apolo —lo están intentando cambiar
—Eso en realidad no suena tan lógico— dijo Hermes
—Bueno, puedes darles una explicación mejor— dijo Apolo
Hades resopló y siguió con la lectura
Habría hecho cualquier sacrificio para mantener a Frank a salvo. Puede que no siempre hubiera estado tan convencida, pero Frank le había confiado su vida. Creía en ella. Hazel no podía soportar la idea de que sufriera algún daño.
—Qué monada— dijo Perséfone
—Perséfone— masculló Hades
—Ay querido, pero si lucen adorables juntos— dijo Perséfone y en voz más baja agregó —deberías dejar atrás esos celos de padre celoso, no sabes que ejemplo podrías estar dando— volteó a ver de manera intencionada a Nico
Hades no entendía de lo que Perséfone estaba hablando, había sido así desde que se había empezado a juntar con Afrodita, así que decidió seguir con la lectura
Echó un vistazo al sol… Se les estaba acabando el tiempo. Pensó en Hylla, la reina amazona de Seattle. Hylla debía de haberse batido en duelo con Otrera dos noches seguidas para entonces, suponiendo que hubiera sobrevivido. La amazona contaba con que Hazel liberara a la Muerte.
—Teníamos que cumplir la misión— dijo Hazel —había muchas personas que dependía de su éxito
—Cierto— murmuró Percy
—Y vaya que sí— suspiró Frank
Consiguió ponerse en pie. El viento que venía de Resurrection Bay era tan frío como recordaba.
—Deberíamos ponernos en marcha. Estamos perdiendo tiempo.
Percy miró carretera abajo. Sus labios estaban recuperando el color normal.
—Ese color no iba con mis labios— dijo Percy
—¿No que te gustaba el color azul?— bromeó Thalia
—Sí, pero no era azul, era más como morado… Creo— dijo Percy
—¿Hay algún hotel o algún sitio donde podamos limpiarnos? Quiero decir, hoteles donde acepten a gente cubierta de barro.
—Claro, porque de esos hay muchísimos— dijo Thalia
—Bueno pues en Alaska podría ser diferente— señaló Percy
—Podría ser— dijo Annabeth —ya que hay tantos terrenos pantanosos
—Exacto— dijo Percy sonriéndole a Annabeth
—No estoy segura —reconoció Hazel.
Al mirar la ciudad, le costaba creer lo mucho que había crecido desde 1942. El puerto principal se había trasladado hacia el este a medida que la ciudad se expandía.
—Era bastante sorpresivo— dijo Hazel
—Te creemos— asintió Katie
No conocía la mayoría de los edificios, pero la cuadrícula de calles del centro le resultaba familiar. Le pareció reconocer algunos almacenes repartidos a lo largo de la orilla.
—Puede que conozca un sitio donde podamos lavarnos.
Hazel volvió a hacer un ruidito de protesta —Creí que ya iba a ser todo
—Nunca es todo— dijo Percy
—Genial— suspiró Hazel
XLIIHazel
Cuando entraron en la ciudad, Hazel siguió la misma ruta que había tomado hacía setenta años: la última noche de su vida, cuando había vuelto a casa de las colinas y había descubierto que su madre había desaparecido.
—No me está gustando este libro— dijo Hazel
—Te comprendo— dijo Percy
—También te comprendo— asintió Frank
—Espero los próximos no vuelvan a ser sobre nosotros— dijo Hazel
Llevó a sus amigos por la Tercera Avenida. La estación de ferrocarril seguía allí. El gran hotel Seward de dos pisos todavía estaba abierto, aunque había aumentado el doble de tamaño.
—Se veía cool— dijo Percy
—Pero no se veía como el tipo de lugar que acepta personas cubiertas de barro— señaló Frank
—Eso es un buen punto— asintió Percy
Consideraron detenerse allí, pero a Hazel no le pareció que fuera buena idea entrar en el vestíbulo cubiertos de barro, ni estaba segura de si en el hotel ofrecerían una habitación a tres menores de edad.
—Sí, creo que eso sería un problema— comentó Rachel
—Sí, podría ser un problema grave — asintió Piper
—Además probablemente no nos alcanza el dinero que teníamos— dijo Frank
—Y ese serían un problema aún mayor — asintió Piper
Giraron hacia la línea de la costa. Hazel no podía creerlo, pero su antiguo hogar seguía allí, inclinado por encima del agua sobre unos estribos incrustados de percebes. El tejado estaba combado.
Todos los presentes de la sala voltearon a ver a Hazel, no sabían que sí había tenido que ir a su casa donde tantas cosas habían pasado. Hazel se sonrojó.
Las paredes estaban perforadas con agujeros como de perdigones. La puerta se hallaba entablada, y un rótulo pintado a mano rezaba: HABITACIONES — TRASTEROS — LIBRES.
—Vamos —dijo.
—¿Estás segura de que no hay peligro? —preguntó Frank.
—Depende de cómo lo veas— murmuró Percy
—Un peligro que nos quiera matar— dijo Frank
—Suena bastante lógico— asintió Leo
Hazel encontró una ventana abierta y trepó al interior. Sus amigos la siguieron. La habitación no se usaba desde hacía mucho tiempo. Sus pies levantaban polvo que se arremolinaba en los haces de luz que entraban por los agujeros.
—Bueno, es una suerte que hayan encontrado una ventana abierta— dijo Reyna
—Supongo que lo fue— murmuró Hazel
A lo largo de las paredes había amontonadas cajas de cartón enmohecidas. En sus etiquetas descoloridas ponía: « Tarjetas de felicitación, ejemplares de temporada variados» .
—Vaya— murmuró Katie
—¿Por qué alguien guardaría algo así?— preguntó Calipso
—No lo sé, los mortales son raros— dijo Apolo
—Muchas gracias— dijo Zoé
—Exceptuando a los presentes, obviamente— señaló Apolo
Hazel no tenía ni idea de por qué varios cientos de cajas de postales habían acabado reducidas a polvo en un almacén de Alaska, pero parecía una broma cruel: como si las tarjetas correspondieran a todas las fiestas que ella no había llegado a celebrar: décadas de Navidades, Semanas Santas, cumpleaños y días de San Valentín.
—La mejor festividad de todo el mundo— suspiró Afrodita
Muchos de los chicos la miraron como sí de repente le hubieran salido otro par de brazos.
—Sí claro— resopló Nico
—Por lo menos aquí se está más calentito —dijo Frank—. Supongo que no hay agua corriente. Puedo ir a comprar. No estoy tan sucio como vosotros. Podría buscaros algo de ropa.
—Y unas toallitas húmedas al menos— señaló Deméter
—O se bañan como los gatos— comentó Leo
—Suficiente con la dieta de barro que tuve, gracias— dijo Percy
—Bueno, era una opción— dijo Leo encogiéndose de hombros
Hazel le oyó solo a medias.
Se subió encima de una pila de cajas en el rincón donde antiguamente ella dormía. Un viejo letrero estaba apoyado contra la pared: MATERIAL PARA BUSCADORES DE ORO.
—Lo que todo el mundo necesita— dijo Travis
—Claro que sí— asintió Connor
—No lo sé, he escuchado que no funcionan del todo— dijo Chris
—Pero es mejor eso que un buscador de rayos como el que probablemente encontró Luke en las horas que no estuvimos leyendo— comentó Travis en tono inocente
—Cierto— dijo Chis
—Hay una historia detrás y queremos saberla— señaló Connor
Thom y Thalia se sonrieron
Pensó que detrás encontraría una pared vacía, pero cuando apartó el letrero descubrió que la mayoría de sus fotos y dibujos seguían allí clavados.
Hazel se sonrojó —No puede ser
Frank se removió incómodo en su lugar.
El letrero debía de haberlos protegido de la luz del sol y de los elementos. Parecía que no hubieran envejecido. Sus dibujos a lápices de colores de Nueva Orleans tenían un trazo muy infantil. ¿De verdad los había hecho ella?
—Bueno, obviamente no vi esos dibujos, pero tu arte es increíble— señaló Rachel
—Es cierto— asintió Will —eres genial
—Claro que lo eres— dijo Nico —eres realmente la mejor
Hazel se sonrojó —Gracias
Bianca miró la escena con una mueca casi imperceptible, sintió que alguien la miraba y se encontró con los ojos azules de cierto legado que le sostuvo la mirada hasta que Hades siguió leyendo.
Su madre la miraba fijamente desde una fotografía, sonriendo delante del rótulo de su negocio: GRISGRÍS DE LA REINA MARIE: VENTA DE AMULETOS, BUENAVENTURA SIN SECRETOS.
—Ahora entiendo esa miradita cuando cuando dijeron los de los dibujos— comentó Afrodita con una sonrisita —por supuesto que debe haber algo sobre Sammy
Hazel se sonrojó, el Sammy de la sala hizo una mueca
—Ay querido, lo siento mucho por tu nombre— dijo Afrodita que se había percatado de la expresión del niño
—¡Mamá!— masculló Piper
—¡Afrodita!— bufó Hades
Hazel y Frank se sonrojaron aún más, Sammy recibió miradas mitad comprensivas, mitad divertidas de sus amigos.
Estaba congelado en el tiempo con su sonrisa de chiflado, su cabello moreno rizado y aquellos ojos preciosos.
—IN-CÓ-MO-DO— dijo Connor
—Connor cállate— masculló Miranda —que puedas hablar no significa que siempre tengas que hacerlo
—Significa precisamente eso— señaló Connor
Se hizo un terrible ambiente de incomodidad
—Ay, me encantan— suspiró Afrodita
Si Gaia le había dicho la verdad, Sammy llevaba cuarenta años muerto. ¿De verdad se había acordado de Hazel todo ese tiempo? ¿O se había olvidado de la chica rara con la que solía montar a caballo: la chica a la que le había dado un beso
—Dioses míos, alguien va a estar en problemas y por primera vez no es Percy— dijo Travis
—Mas te vale que te calles— masculló Nico
—No siempre estoy en problemas— dijo al mismo tiempo Percy
Se empezaron a oír murmullos de varios de los chicos
—¿Sammy será tan celoso como Zoé?— preguntó alguien en cierto momento
—Yo no soy celosa— murmuró Zoé
—Esto es incómodo— susurró Sammy
Cuando los murmullos por fin se acabaron, Hades pido seguir con la lectura
y que había compartido un pastelito de cumpleaños con él antes de desaparecer?
Los dedos de Frank se acercaron a la foto.
—¿Quién…? —Vio que ella estaba llorando y retiró la pregunta—.
Frank se sonrojó
—En serio, ya quiero que esto acabe— dijo Hazel
—No creo que falte mucho— señaló Apolo
Lo siento, Hazel. Debe de ser muy duro para ti. ¿Quieres quedarte un rato…?
—No —dijo ella con voz ronca—. No, estoy bien.
—¿Es esa tu madre? —Percy señaló la foto de la Reina Marie—. Se parece a ti. Es muy guapa.
—Gracias— dijo Hazel
Percy le sonrió
Entonces Percy examinó la foto de Sammy.
—¿Quién es ese?
—Lo siento— dijo Percy
—Que chismoso, Percy— dijo Connor negando con la cabeza
—Yo lo llamo obtención de información mediante preguntas incómodas— comentó Percy
—Un nombre largo, pero adecuado— dijo Frank
Hazel no entendía por qué parecía tan asustado.
—Es… es Sammy. Era mi… hum… amigo de Nueva Orleans.
Tuvo que hacer un esfuerzo para no mirar a Frank.
—Dioses, por favor que ya acabe esto— murmuró Hazel —por favor
—Claro, todos hemos tenido amigos así— dijo Afrodita
—Afrodita, hay niños— dijo Deméter
—¿Algún día van a tener amigos así?— comentó Afrodita mirando sus uñas
Hubo bastante ceños fruncidos por parte de los chicos de los legados
—Lo he visto antes —dijo Percy.
—No es posible —repuso Hazel—. La foto es de 1941. Está… Probablemente ya esté muerto.
Percy frunció el entrecejo.
—Supongo. Aun así…
—¿Cómo lo íbamos a conocer?— preguntó Thalia
Percy se encogió de hombros —Todo puede suceder
— En serio ¿Cómo lo conoces? — preguntó Apolo
—No creo que sea su parte de la historia contarlo— comentó Sally
Movió la cabeza, como si le incomodara la idea.
Frank se aclaró la garganta.
—Escuchad, hemos pasado por delante de una tienda en la última manzana. Todavía nos queda un poco de dinero. ¿Qué os parece si voy a compraros algo de comida y de ropa y… no sé… cien envases de toallitas húmedas o algo por el estilo?
—Me parece una idea estupenda— asintió Deméter
—Antes de que eso se ponga más incómodo es mejor ir por toallitas húmedas— asintió Travis
—Y el tratamiento del lodo ya no me estaba gustando— dijo Percy
—A mí tampoco— dijo Hazel
—Pero les quedó una piel perfecta— bromeó Leo
Hazel colocó otra vez el letrero encima de sus recuerdos. Se sentía culpable solo con mirar aquella vieja foto de Sammy mientras Frank trataba de mostrarse tan dulce y comprensivo. No le sentaba nada bien pensar en su antigua vida.
—Todo eso debería ser privado— dijo Hazel incómoda
—Y que lo digas— murmuró Percy —solo podrían contar a grandes rasgos las misiones
—Pero no sería lo mismo— comentó Apolo —así los conocemos mejor
Los chicos que ya habían tenido algún capítulo de los libros, hicieron una mueca
—Sería estupendo —dijo—. Eres el mejor, Frank.
Las tablas del suelo crujieron bajo los pies de él.
—Bueno… de todas formas, soy el único que no está cubierto de barro. Enseguida vuelvo.
—No estar cubierto de barro suma puntos— asintió Miranda
—Claro que sí, nada como no estar cubierto de barro— asintió Piper
—Definitivamente— dijo Frank
Una vez que se hubo marchado, Percy y Hazel acamparon temporalmente. Se despojaron de las chaquetas e intentaron quitarse el lodo rascando. Encontraron unas mantas viejas en una caja y las usaron para limpiarse.
—En lo que llegaban las toallitas húmedas— dijo Percy
—Es muy buena manera de limpiarse— asintió Rachel
—Hay que improvisar— dijo Thalia
—Y vaya que sí— dijo Hazel
Descubrieron que las cajas de felicitaciones eran un buen sitio para descansar colocadas a modo de colchón.
—Excelente colchon— dijo Percy
—Las cajas de felicitaciones y las mil maneras de usarlas— comentó Leo
—Alguien debería escribir un manual sobre eso— dijo Percy
—Esa sería una excelente idea— asintió Piper
Percy dejó su espada en el suelo, donde brillaba con una débil luz broncínea. A continuación se estiró sobre una cama hecha de tarjetas en las que ponía « Feliz Navidad y próspero año 1982» .
—Gracias por salvarme —dijo él—. Debería habértelo dicho antes.
—Sí, un poquito antes— dijo Thalia
—Poquito nada más— dijo Rachel
—Lo siento— murmuró Percy
—No te preocupes, ni siquiera tenías que decirlo— comentó Hazel
Hazel se encogió de hombros.
—Tú habrías hecho lo mismo por mí.
—Sí —convino él—. Pero cuando estaba hundido en el barro, me vino a la cabeza aquel verso de la profecía de Ella: el que habla del hijo de Neptuno que se ahoga.
—Y quiero decirles que no fue divertido— dijo Percy
—Pero recuerda lo del hielo— señaló Hermes
—Qué sea hielo en vez de tierra no lo hace mejor— masculló Poseidón
Pensé: « Esto es lo que significa. Me estoy hundiendo en la tierra» . Estaba seguro de que me iba a morir.
Sally y los hermanos Jackson hicieron una mueca. Annabeth tomó la mano de Percy.
La voz le temblaba como el día que había llegado al Campamento Júpiter, cuando Hazel le había enseñado el templo de Neptuno. Ese día ella se había preguntado si Percy era la respuesta a sus problemas: el descendiente de Neptuno que, según Plutón, algún día le quitaría la maldición. Percy le había parecido muy intimidante y poderoso, como un auténtico héroe.
Percy se sonrojó
—Sí claro, recordamos cuando dijiste que parecía un dios— dijo Afrodita con una sonrisita
—Sí lo recordamos— asintió Apolo
—Lo bueno es que Annabeth no es celosa— dijo Thalia
Annabeth rodó los ojos
Sin embargo, ahora sabía que Frank también era descendiente de Neptuno. Frank no era el héroe con el aspecto más imponente del mundo, pero le había confiado su vida. Se esforzaba por protegerla. Incluso su torpeza resultaba entrañable.
—Gracias— susurró Frank con una pequeña sonrisa
—Awwww— dijo Perséfone —¿Ves cómo sí son adorables?— preguntó a su marido
—Lo único que veo es que has pasado demasiado tiempo con Afrodita, querida— respondió Hades
Hazel nunca se había sentido más confundida, y considerando que se había pasado toda la vida confundida, eso era decir mucho.
—Una frase que también resume mi vida— asintió Percy
—Y la mía— asintió Leo
—Creo que la de todos aquí— dijo Chris
—Suena probable— dijo Will
—Percy, puede que la profecía no estuviera completa —dijo—. Frank creía que Ella estaba recordando una página quemada. A lo mejor ahogarás a otra persona.
—No suena así— dijo Apolo
—Eso no ayuda demasiado— dijo Artemisa
—Pero en realidad no sonaba así— dijo Hermes
—Lo que no me agrada para nada— masculló Poseidón
Él la miró con cautela.
—¿Tú crees?
Hazel se sentía extraña tranquilizándolo. Él era mucho mayor y tenía mucha más autoridad.
—No tengo autoridad— dijo Percy
—Eso no se dice enfrente de ellos— comentó Apolo señalando a los hermanos Jackson
Los hermanos Jackson se sonrojaron
—Luego terminan como tú, sin temor por ninguna autoridad— bromeó Thalia a Percy
Percy la miró "ofendido"
—Bueno, eso no es tan cierto— comentó Leo —Percy no desafiaría a su mamá
—Ellos tampoco si saben lo que les conviene— señaló Thalia riendo
—¡Thalia!— masculló Annabeth sonrojada, Percy por otro lado se estaba riendo al igual que Sally
—Sí sabemos lo que nos conviene— susurró Zoé tratando de no reírse
Sin embargo, asintió con la cabeza con seguridad.
—Vas a volver a casa. Vas a ver a tu novia Annabeth.
Annabeth le dio una pequeña sonrisa a Hazel
—En serio necesito leer ese reencuentro— suspiró Afrodita
—Es que interrumpen mucho y no terminamos el libro— comentó Apolo
—Vamos a seguir interrumpiendo— murmuró Percy
—Tú también volverás, Hazel —insistió él—. No vamos a permitir que te pase nada. Eres demasiado valiosa para mí, para el campamento y, sobre todo, para Frank.
—Ya lo exhibiste, Percy— dijo Connor negando con la cabeza
—Para qué son los amigos sino para exhibirte— señaló Miranda
—Ese es el mejor uso de los amigos— asintió Piper
—Lo siento— dijo Percy
—Está bien— murmuró Frank
Hazel cogió una vieja tarjeta de San Valentín. El papel blanco como de encaje se deshizo en sus manos.
—Mi sitio no está en este siglo. Nico solo me trajo para que pudiera corregir mis errores y, con suerte, entrar en los Campos Elíseos.
—Bueno, dado que estás aquí y él está aquí— dijo Apolo señalando a Sammy —creo que sí puede estar en tu lugar ahí
Los chicos trataron en vano de no reírse ante la expresión de Hazel, Frank y Sammy
—Afrodita y tú deberían llevarse un premio por incomodar a los chicos— comentó Hermes
—¿Qué no los has visto cuando ellos solos se incomodan?— preguntó Apolo
—Tu destino no acaba ahí —dijo él—. Tenemos que luchar juntos contra Gaia. Cuando este día acabe, voy a seguir necesitándote a mi lado mucho más tiempo. Y Frank… ya ves que está loco por ti.
—¿Cómo es posible que te dieras cuenta de eso y con Annabeth te tardaras cuatro años?— preguntó Thalia
—¿Es un don?— respondió Percy
Annabeth rodó los ojos
Merece la pena luchar por esta vida, Hazel.
Ella cerró los ojos.
—Por favor, no quiero hacerme ilusiones. No puedo…
La ventana se abrió crujiendo. Frank entró, sujetando triunfalmente unas bolsas de compras.
—¡Ha habido suerte!
—Que bueno que llegaste, Percy te estaba exhibiendo— señaló Travis
—Sí, ya lo escuché— dijo Frank
—Qué excelente servicio de amigo— bromeó Connor
Les enseñó sus premios. En una tienda de caza había comprado un nuevo carcaj con flechas para él, algunos víveres y un rollo de cuerda.
—Eso es saber ir de compras— comentó Piper
—Claro que sí, una vez más, las ventajas de no estar cubierto de lodo— dijo Katie
—Sí tenía ventaja— asintió Frank
—Para la próxima vez que nos tropecemos con terreno pantanoso —dijo.
—Espero que no haya una próxima vez— murmuró Sally
—Esa es otra sorpresa— dijo Percy con una sonrisa inocente
—Como que alguien quiere seguir castigado— murmuró Leo
En una tienda para turistas había comprado tres conjuntos de ropa nuevos, toallas, jabón, agua embotellada y, sí, un envase enorme de toallitas húmedas.
—Fue un buen baño… O especie de baño— dijo Percy
—Claro, un baña express— dijo Connor
—El único tipo de baño que se podía conseguir— asintió Percy
No era precisamente una ducha caliente, pero Hazel se metió detrás de una pared de cajas de felicitaciones para limpiarse y cambiarse. Pronto se sentía mucho mejor.
« Este es tu último día —se recordó—. No te pongas demasiado cómoda.»
Hazel hizo una mueca
—No te preocupes, al parecer ya va a acabar— dijo Frank
—Gracias a los dioses— dijo Hazel
La fiesta de Fortuna: se suponía que toda la suerte de ese día, buena o mala, era un presagio del año entero que se avecinaba. De un modo u otro, su misión terminaría esa noche.
—Espero que sea Fortuna buena— dijo Apolo
—Pues con estos niños nunca se sabe— señaló Dionisio
—Gracias— corearon los chicos
Se metió el trozo de leña en el bolsillo de su nuevo abrigo. Tendría que asegurarse de que permanecía a buen recaudo, independientemente de lo que le pasara a ella. Podría soportar su propia muerte siempre y cuando sus amigos sobrevivieran.
—No, esa no era una opción— dijo Frank
—Por supuesto que no lo era— dijo Percy
—Gracias chicos— murmuró Hazel
—No —dijo—. Ahora tenemos que buscar un barco para ir al glaciar de Hubbard.
Trató de aparentar seguridad, pero no era fácil. Ojalá Arión siguiera con ella. Preferiría entrar en combate a lomos de aquel precioso caballo.
—Eso suena a la mejor idea del mundo— dijo Katie
—Sí lo era— asintió Hazel
—Sería de mucha ayuda— asintió Poseidón
—Y esa nos hacía falta— dijo Percy
Desde que habían partido de Vancouver había estado llamándolo mentalmente, con la esperanza de que la oyera y acudiera a su encuentro, pero eran ilusiones vanas.
—O a lo mejor todavía no lo necesitabas— dijo Rachel
—Eso también es muy probable— dijo Deméter
—Creo que sí— asintió Hazel
Frank se dio una palmadita en la barriga.
—Si vamos a luchar a muerte, quiero comer primero. He encontrado el sitio perfecto.
—Claro que sí, comer es primordial— dijo Connor
—Por supuesto, uno debe tener prioridades en la vida— asintió Percy
—Estoy completamente de acuerdo— dijo Leo
Frank los llevó a un centro comercial cerca del muelle, donde había un antiguo vagón de ferrocarril convertido en cafetería. Hazel no recordaba haber visto ese lugar en la década de 1940, pero la comida olía estupendamente.
—Así que en realidad no importaba mucho— dijo Hazel
—Bueno, siempre y cuando no sea como la vainilla— señaló Katie
—La vainilla es la mayor estafa de todo el mundo— dijo Zoé
—Cierto, huele estupendamente y sabe horrible— comentó Miranda
Mientras Frank y Percy pedían, Hazel fue deambulando hasta el puerto e hizo algunas preguntas. Cuando volvió estaba desanimada. Ni siquiera la hamburguesa con queso y las patatas fritas le levantaron la moral.
—Ay no ¿Ahora que sucede?— preguntó Rachel
—Lo de siempre— dijo Percy
—Malas noticias— comentó Thalia
—Tenemos un problema —dijo—. He intentado conseguir un barco. Pero… he calculado mal.
—¿No hay barcos? —preguntó Frank.
—Eso sería un problema— dijo Piper
—Malas noticias, por supuesto— dijo Rachel
—Y así esperan que la fortuna sea buena— resopló Dionisio
—Oh, el barco no es problema —dijo Hazel—. Pero el glaciar está más lejos de lo que pensaba. No podríamos llegar hasta mañana por la mañana ni siquiera a la máxima velocidad.
—Ese es un problema aún peor— dijo Thalia
—Pero todavía falta más del problema— comentó Frank
—Era lógico— dijo Chris
Percy palideció.
—Tal vez yo podría hacer que el barco fuera más rápido.
—Aunque pudieras, por lo que me han dicho los capitanes, es peligroso: hay icebergs y laberintos de canales por los que navegar —dijo Hazel—. Tendrías que saber adónde vas.
—Obviamente que se tenía que poner peor— dijo Rachel
—Obviamente— asintió Percy
—Claramente, después de todo lo que ha pasado en esa misión...— masculló Poseidón
—Y eso que es una misión chiquita para su misión más grade de los libros de allá— dijo Apolo
Los chicos del Argo II hicieron una mueca
—¿Un avión? —preguntó Frank.
Hazel sacudió la cabeza.
—Les he preguntado a los capitanes de los barcos. Me han dicho que podríamos intentarlo, pero que el campo de aviación es pequeño. Hay que reservar un avión con dos o tres semanas de antelación.
—Claro, obviamente tendríamos que saber la fecha del fin del mundo con antelación— asintió Travis
—Deberían tener un calendario para nosotros poder tener las fechas ya así hacer los preparativos— dijo Leo
—O para irte a vivir a Alaska donde nada te puede alcanzar— bromeó Connor
—Mejor aún— dijo Miranda riendo
Después de esa información comieron en silencio. La hamburguesa con queso de Hazel estaba de primera, pero no podía concentrarse en ella. Le había dado unos tres bocados cuando un cuervo se posó en el poste de teléfono que había encima y empezó a graznarles.
—Bueno, que excelente compañía— dijo Apolo
—Ojalá que este cuervo no les hable— dijo Piper
—Casi lo esperaba— comentó Hazel
Hazel se estremeció. Tenía miedo de que hablara con ella como había hecho aquel otro cuervo, hacía muchos años: « Esta noche. La última noche» . Se preguntó si los cuervos se les aparecían a los hijos de Plutón cuando estaban a punto de morir.
Nico hizo una mueca
—En realidad no— dijo Hades con una mueca
—Seria muy raro— dijo Perséfone
Esperaba que Nico siguiera vivo y que Gaia simplemente le hubiera mentido para ponerla nerviosa. Hazel tenía el mal presentimiento de que la diosa decía la verdad.
Nico bufó
Nico le había dicho que buscaría las Puertas de la Muerte desde el otro lado. Si había sido capturado por las tropas de Gaia, Hazel podía haber perdido al único familiar que le quedó mirando su hamburguesa con queso.
—Hay cosas que la hamburguesa con queso no cura— dijo Connor
—No están en el poder de la hamburguesa con queso— dijo Percy
—Hay veces que no es tan poderosa— suspiró Leo con dramatismo
De repente, los graznidos del cuervo se convirtieron en un gañido estrangulado. Frank se levantó tan rápido que estuvo a punto de volcar la mesa de picnic.
—Yo habría reaccionado de la misma forma— dijo Miranda
—Completamente de acuerdo— dijo Apolo —sobretodo porque los cuervos no me agradan
—Ni tú le agradas a ellos— señaló Artemisa
Percy sacó su espada. Hazel siguió las miradas de sus amigos. Posado en lo alto del poste donde había estado el cuervo, un grifo feo y gordo los miraba furiosamente. La criatura eructó, y de su pico cayeron unas plumas de cuervo.
—Todos estaban ahí para comer— dijo Leo
—Claro, no podíamos esperar menos de él— dijo Percy
—Nuestro error— asintió Frank
Hazel se levantó y desenvainó su spatha. Frank colocó una flecha en el arco. Apuntó, pero el grifo chilló tan fuerte que el sonido resonó en las montañas. Frank se sobresaltó, y el tiro se pasó de largo. —Creo que es una llamada de auxilio —advirtió Percy—. Tenemos que largarnos.
—Es la mejor idea que has tenido— dijo Thalia
—Gracias— dijo Percy
—Bueno, después de la sangre de Gorgona la vara quedó muy abajo— dijo Thalia riendo
—Eres demasiado grosera— señaló Percy
Corrieron hacia el puerto sin ningún plan definido. El grifo se precipitó detrás de ellos. Percy le lanzó sablazos, pero el grifo giró y se situó fuera de su alcance.
—Era inteligente— dijo Percy
—Pues claro, él también quería sobrevivir— dijo Katie
—Esa probable— asintió Percy
Tomaron la escalera al embarcadero más cercano y corrieron hacia el final. El grifo se lanzó en picado detrás de ellos, con las garras delanteras extendidas, listo para entrar a matar. Hazel levantó la espada, pero un muro helado de agua chocó contra el grifo y lo arrastró hasta la bahía.
—Bueno, sí lo puedes hacer en Alaska— señaló Thalia
—Lo que realmente me alegró mucho— dijo Percy
—Entonces sigue quedando la gran incógnita de ¿Por qué te ahogarías?— señaló Luke
—Bueno, supongo que lo va a decir en los capítulos siguientes— comentó Percy
El grifo se puso a chillar y a aletear. Consiguió subir al embarcadero, donde sacudió su pelaje negro como un perro mojado.
Frank gruñó.
—Genial, Percy.
—Sí —dijo—. No sabía si podría hacerlo en Alaska. Pero hay una mala noticia: mirad allí.
—Obviamente otra mala noticia— dijo Piper
—Obviamente, no era suficiente con dos malas noticias— dijo Percy
—Sería demasiado pedir— comentó Annabeth
Aproximadamente a un kilómetro y medio de distancia, sobre las montañas, se estaba arremolinando un nubarrón: una bandada entera de grifos, docenas como mínimo. No había forma de que pudieran enfrentarse a tantos, y ningún barco podría llevárselos lo bastante rápido.
—Que terrible noticia— dijo Rachel
—Y vaya que sí— dijo Percy
—Era bastante mala— asintió Frank
Frank colocó otra flecha en el arco.
—No pienso rendirme sin luchar.
Percy levantó a Contracorriente.
—Estoy contigo.
—
Entonces Hazel oyó un sonido a lo lejos, como el relincho de un caballo. Debían de ser imaginaciones suyas, pero gritó desesperadamente:
—¡Arión! ¡Allí!
—Me encanta ese caballo y su sentido perfecto del tiempo— dijo Connor
—Entonces no había acudido a ti porque todavía no lo necesitabas— comentó Katie
—Eso parece— asintió Hazel con una sonrisa
Una mancha color canela avanzó a toda velocidad por la calle hasta el embarcadero. El corcel apareció justo detrás del grifo, bajó sus cascos delanteros y redujo a polvo al monstruo.
—Aquí manda Arión— dijo Leo
—Nos quedó bastante claro— dijo Percy
—Muy muy claro— dijo Frank
Hazel no había estado tan contenta en su vida.
—¡Caballo bueno! ¡Caballo muy bueno!
Frank retrocedió y estuvo a punto de caerse del embarcadero.
—¿Cómo…?
—A alguien no le pareció un caballo muy bueno— comentó Miranda
Frank se encogió de hombros
—¡Me ha seguido! —Hazel sonrió—. ¡Porque es el mejor… caballo… DE LA HISTORIA! ¡Venga, montaos!
—¿Los tres? —preguntó Percy—. ¿Podrá con todos?
—Mi culpa— dijo Percy
—tu culpa— asintió Frank
Arión relinchó indignado.
—Está bien, no hace falta ser maleducado —dijo Percy, entendiéndolo—. Vamos.
Percy negó con la cabeza —Fue bastante grave lo que dijo
—Nos podemos imaginar— dijo Poseidón con una mueca
—Que bueno que no lo tradujiste— comentó Frank
—No iba a decir algo así— dijo Percy negando con la cabeza
Subieron al caballo; Hazel iba delante, y Frank y Percy mantenían el equilibrio precariamente detrás. Frank rodeó la cintura de Hazel con los brazos, y ella pensó que si iba a ser su último día en la tierra, no era una mala forma de acabar.
—¡Fuertes declaraciones!— gritó Travis
Sus amigos empezaron a hacer soniditos para molestar a la pareja
—Y lo vuelve extremadamente romántico— chilló Afrodita
—¡Corre, Arión! —gritó—. ¡Al glaciar de Hubbard!
El caballo salió disparado a través del agua, y sus cascos transformaron la superficie del mar en vapor.
—Acabó el capítulo— anunció Hades
—Por fin— suspiró Hazel
—Pero todavía faltan más capítulos— señaló Apolo
—Pero al menos ya casi se va a acabar— dijo Percy
—Yo no cantaría victoria— dijo Apolo —de cualquier forma ¿Quién quiere leer?
Bianca había descubierto algunas cosas muy interesantes en la plática que hubo en el Palacio de Apolo, aún no podía creer que el dios ni siquiera se hubiera molestado en avisarle ¡Qué estaba siendo escuchada por alguien más! Así que sí, definitivamente se sintió bastante avergonzada por estar preguntando cosas que probablemente no le correspondían, aun así no se arrepentía porque por primera vez había tenido una charla real con uno de sus padres (bueno, no era mucho, pero era un avance), aún así no sabía que pensar de todo eso, no tenía hermanos y no sabía como sería perder a un hermano, aunque claro, sabía lo que se sentía perder a las personas que amabas, casi inconscientemente frotó su collar entre los dedos, recordando todo lo que había sido su vida antes y después del día 0, como no quería seguir pensando y lamentándose por todo lo que había perdido se concentró en la forma de su collar, el relieve que marcaba el pequeño sol y pronto se encontró sonriendo al recordar la historia, —en realidad todo había empezado como una especie de juego entre Charles y ella.
Todo empezó cuando Charles se olvidó de su cumpleaños, ella iba a cumplir 6 años (en retrospectiva, fue un poco caprichosa por eso) pero ¿A qué niño le gusta que se olviden de su cumpleaños? ¡Sobre todo tratándose de su mejor amigo! Así que al último momento Charles consiguió un regalo para llevar a su fiesta de cumpleaños (un adorno de Halloween usado que probablemente había agarrado de la casa de su abuela Sally), de acuerdo, su cumpleaños era cerca de esa fecha ¡Pero eso era absurdo! Cuando Bianca lo vio, Charles terminó confesando que no tenía ni idea que era su cumpleaños.
Bianca conservó el regalo obviamente, pero se dijo que eso no se podía quedar así (era demasiado especial para una niña de 6 años), así que dos meses después, en Navidad se le ocurrió que podría hacer lo mismo, darle el peor regalo que pudiera encontrar en su casa, encontró ese regalo perfecto en un par de medias deshilachadas y que se veía realmente horribles. Recordaba vívidamente la cara de estupefacción de sus padres cuando se dieron cuenta que el verdadero regalo para Charles había sido cambiado y la cara de su amigo, valía oro puro (Bianca creía que sus papás le habían dado el regalo después, pero aun así) Lo peor es que eso no se quedó así, en la siguiente festividad Charles hizo lo mismo entregándolo el peor regalo que pudiera encontrar para ella, se habían convertido como en una especie de tradición (antes del día 0) aun lo seguían haciendo.
De cualquier manera, un año después ambos habían tenido la misma idea (lo cual pensándolo bien, era sumamente raro) ambos habían pensado en hacer collares para los otros, algo que probablemente no usarían porque sería demasiado vergonzoso. Bianca había optado por buscar un collar de una concha marina de un rosa que brillara con la luz, sabiendo que Charles era muy serio sabía que jamás usaría algo tan "escandaloso" y para rematar su brillante idea le mandó grabar un "B" para que la recordara, iba a ser un mal regalo ¿Qué persona usaría algo así? Sobre todo porque eran pequeños y los niños muchas veces podrían burlarse, aún así encontró el collar perfecto y gastó todos sus ahorros en él (había ahorrado mucho por no darle nada a su amigo).
Lo raro, es que Charles tuvo exactamente la misma idea, solo que él obviamente no compró un collar de concha marina, pero sí lo hizo con un sol y sí, obviamente también grabó una "Ch" en el reverso del sol, por supuesto ese collar era más discreto, de hecho era bonito, pero Bianca no solía usarlos porque una vez una vez un collar diferente se había atorado con su arco y no terminó de forma bonita ni para ella ni para el pobre collar, así que de cierta forma Charles sabía que no sería un regalo que fuera a usar.
Sin embargo, ambos se llevaron una completa sorpresa el día que vieron sus respectivos collares, se miraron estúpidamente durante un momento y se echaron a reír, recordaba al tío Percy decir
—¿Se compraron collares a juego?
—Por lo menos no se dieron medias sucias— comentó papá Nico
No habían entendido porque la satisfacción de los dos niños, pero Charles y Bianca sí que lo hacían y aunque ninguno de los dos pensaba usarlo, hicieron un acuerdo silencioso y no se volvieron a quitar aquellos collares, era como la prueba física de su amistad desde siempre, una prueba que había empezado como una broma, era raro, lo sabía, pero las cosas siempre habían sido así con Charles.
En la Sala de Trono Charles le llamó la atención a Bianca, él se dio cuenta de que tenía el collar entre sus manos y sonrió, los interrumpió el
—Yo quiero leer
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