FRANK XXI, XXII
XXI
Frank
—De acuerdo, se acabó el capítulo— dijo Miranda —¿A quién le paso el libro?
—A mí, por favor— pidió Tyson, Miranda le pasó el libro —capítulo XXI, Frank
Frank odiaba los pastelitos, odiaba las serpientes y odiaba su vida, no necesariamente en ese orden.
—Yo creo que primero irían las serpientes— dijo Travis
—No lo sé, yo pondría primero mi vida— señaló Connor
—Estoy de acuerdo— asintió Leo —luego probablemente las serpientes
—Yo creo que sí irían primero los pastelitos— comentó Piper
—No sé, creo que sería demasiado debatible esto— comentó Thalia —pero estoy de acuerdo con Leo
—Yo estoy de acuerdo con Travis— comentó Will
—Y yo creo que necesitan un psicólogo— murmuró Apolo
—Lástima que renunció hace años — dijo Hermes
—No me sorprendería — murmuró Bianca
—Y eso que ni siquiera te conoció a ti— señaló Apolo
—Yo no lo habría hecho renunciar tan pronto— dijo Bianca
—Lo dudo mucho— dijo Apolo
Mientras avanzaban penosamente por la colina, deseó poder desmayarse como Hazel: entrar en trance y revivir otra época,
Hazel lo volteó a ver con cierta incredulidad
—Lo siento— murmuró Frank
antes de ser reclutado para aquella descabellada misión, antes de descubrir que su padre era un sargento instructor divino con un problema de orgullo.
—No lo podrías haber dicho mejor— comentó Apolo
Ares le dio una mirada asesina al dios del sol y luego volteó a ver a su hijo con indignación
—Y es por eso que los pensamientos deberían ser privados— dijo Frank para sí mismo
El arco y la lanza le chocaban contra la espalda. También odiaba la lanza. En cuanto se la dieron, juró en silencio que nunca la usaría. « Un arma de un hombre de verdad.» Marte era imbécil.
—¿Cómo te atreves?— masculló Ares con los dientes apretados
—Uhhh otro que va a dormir en el comedor— señaló Connor
—Queda libre el extremo del lado derecho— dijo Leo
—Es cómodo cuando te acostumbras— bromeó Piper
—Solo necesitas traer tus cobijas y no te cobramos— asintió Leo
—Bueno, muchas gracias— dijo Frank
Tal vez había habido una confusión. ¿No existía algún tipo de prueba de paternidad para hijos de dioses?
—Lamento decepcionarte, pero no existe— dijo Apolo
Frank hizo una mueca
—Sip, definitivamente va a terminar durmiendo en el comedor— dijo Connor
—Es bueno que el comedor sea tan grande— señaló Chris
Ares miró a su hijo como si no pudiera entender como era capaz de pensar ese tipo de cosas, debería estar agradecido de ser su hijo
Quizá la enfermera divina había confundido sin querer a Frank con uno de los fuertes y peleones bebés de Marte.
—Eso, todavía podría pasar— comentó Hermes
—Las enfermeras divinas los pueden confundir— asintió Apolo
Los chicos se voltearon a ver entre sí
—Es una broma ¿Cierto?— preguntó Will
—Puede o no serlo— comentó Hermes
Era imposible que la madre de Frank se hubiera liado con aquel dios de la guerra fanfarrón.
« Era una guerrera nata —adujo la voz de su abuela—. No me extraña que un dios se enamorara de ella, teniendo en cuenta a nuestra familia. Sangre ancestral. La sangre de príncipes y héroes.»
—Entonces sí que podría— dijo Apolo
—Yo también creo que sería bastante lógico— señaló Perséfone
—Si analizas todos detenidamente, entonces yo creo que sí— asintió Leo
—Supongo— murmuró Frank
Frank apartó la idea de su mente. Él no era un príncipe ni un héroe. Era un patoso con intolerancia a la lactosa que ni siquiera sabía proteger a su amiga para que el trigo no la secuestrara.
—No eres un patoso— dijo Hazel
—Además, nadie se podría imaginar que el trigo fuera malvado— señaló Travis
—Es algo que simplemente no te enseñan en la escuela— comentó Zoé
—No podías estar preparado contra el trigo si no tenías idea de que podría pasar— dijo Rachel
—Además trigo iba con sus amigos— señaló Connor
Sus nuevas medallas tenían un tacto frío contra su pecho: la medialuna del centurión y la corona mural. Debería enorgullecerse de ellas, pero tenía la sensación de que si las había recibido había sido porque su padre había intimidado a Reyna.
Reyna se sonrojó, pero no negó ni afirmó lo que había pasado
Frank no sabía cómo sus amigos podían soportar estar cerca de él. Percy había dejado claro que odiaba a Marte, y a Frank no le extrañaba.
Percy se encogió de hombros
—Es mutuo chaval— gruñó Ares
—Déjalo en paz — dijo Poseidón
Ares le lanzó una mirada asesina
Hazel seguía observando a Frank con el rabillo del ojo, como si temiera que se convirtiese en un friki cachas.
—Eso no es lo que pensaba— murmuró Hazel
—Si ella hubiera pensado eso, habría aparecido en los capítulos— señaló Piper
—Piper tiene un punto muy cierto— asintió Rachel
—Tienen razón— dijo Frank
Frank se miró el cuerpo y suspiró. Rectificó: que se convirtiera todavía más en un friki cachas. Si realmente Alaska estaba situada más allá del alcance de los dioses, Frank podría quedarse allí.
—Ya hablamos de que esas intenciones no son buenas— señaló Apolo
—Pues ojalá lo fueran— comentó Calipso
—Pero no lo son — argumentó Apolo
No estaba seguro de tener algo a lo que regresar.« No lloriquees —le habría dicho su abuela—. Los hombres de la familia Zhang no lloriquean.»
—Tú sí lloriqueas — dijo Esperanza a Sammy
—Eso no es cierto— masculló Sammy
—Claro que lo es— señaló Esperanza
Leo y Frank se miraron, pero la mirada de Leo parecía dar el mensaje "¿Qué te puedo decir? Ella es fabulosa"
Ella estaba en lo cierto. Frank tenía un trabajo que hacer. Tenía que completar aquella misión imposible, y de momento pasaba por llegar al supermercado con vida.
—De momento eso suena bien— dijo Leo
—Lo que pase después ya es cuestión de suerte— dijo Percy
—Bueno, pero si hablamos de tu suerte...— comenzó Thalia
—Qué optimista— señaló Percy
—Gracias, lo sé— asintió Thalia
A medida que se acercaban, Frank temió que el supermercado se iluminara de golpe con el arcoíris y los volatilizara, pero el edificio siguió a oscuras.
—No queríamos brillar con colores bonitos— dijo Percy
—Pero sería brillar con estilo— señaló Leo
—Sería más que brillar— comentó Hazel
—Pequeño detalle— dijo Leo
Las serpientes que Polibotes había soltado parecían haber a unos veinte metros del porche cuando algo susurró en la hierba detrás de ellos.
—No desaparecieron del todo— dijo Thalia
—No, me habría gustado que lo hicieran— suspiró Frank
—Pero jamás pasa lo que queremos— se quejó Percy
—Tú también estás muy optimista hoy— dijo Thalia
—Un poco más que tú— asintió Percy
—Y siguen diciendo que no se parecen— comentó Jason
—¡Vamos! —gritó Frank.
Percy tropezó. Mientras Hazel le ayudaba a levantarse, Frank se volvió y colocó una flecha en el arco.
—Lo siento— dijo Percy
—No te preocupes— dijo Hazel —a cualquiera de nosotros le hubiera podido pasar
—Además estábamos para ayudarnos— señaló Frank
Disparó a ciegas. Creía haber cogido una flecha explosiva, pero solo era una bengala de señales. El proyectil se deslizó a través de la hierba, estalló en una llama naranja y emitió un silbido. Por lo menos iluminó al monstruo.
—Eso es mejor que nada— dijo Katie
—Al menos así verán que tan lejos estaba de ustedes— dijo Piper
—Hay que ver el lado positivo— asintió Leo
—Por supuesto que sí— dijo Percy
Posada en una parcela de hierba amarilla marchita se hallaba una serpiente de color lima de la longitud y el grosor del brazo de Frank.
—Un muy lindo espécimen— comentó Piper con sarcasmo
—Claro, la serpiente con la que todos nos quisiéramos encontrar en la vida — dijo Leo
—Es la mascota que todos quisiéramos — asintió Percy
—Claro que sí, suena genial — coincidió Rachel
Su cabeza estaba rodeada de una melena de puntiagudas aletas blancas. La criatura contempló la flecha que pasó silbando como preguntándose: « ¿Qué demonios es eso?» .
—También me habría sorprendido— dijo Connor
—Creo que la tomó desprevenida
—asintió Frank
—Nunca se podría haber preparado para eso — señaló Percy
Entonces fijó sus grandes ojos amarillos en Frank. Avanzó como una lombriz, encorvándose por la mitad. Allí donde tocaba, la hierba se marchitaba y moría.
—Cada vez suena más linda— bufó Miranda
—También necesitamos una así para el zoológico — comentó Katie
—El problema va a ser donde conseguimos otra serpiente de esas — señaló Percy
—Otro pequeño detalle — dijo Leo
Frank oyó que sus amigos subían la escalera de la tienda. No se atrevía a volverse y echar a correr. Él y la serpiente se miraron. La serpiente siseaba, lanzando llamas por la boca.
—Obviamente no podía faltar el hecho de que lanzara llamas— dijo Rachel
—Obviamente no, así no sería tan espectacular — señaló Will
—Por supuesto y tenía que ser espectacular— asintió Percy
—Definitivamente— dijo Hazel
—Bonito reptil asqueroso —dijo Frank, consciente de que llevaba el palo en el bolsillo del abrigo—. Bonito reptil venenoso escupefuego.
—Otra razón más para odiar a las serpientes— señaló Apolo
—Tampoco es que necesitemos muchas razones para odiarlas — comentó Leo
—Es fácil hacer eso — asintió Piper
—¡Frank! —gritó Hazel detrás de él—. ¡Vamos!
La serpiente se abalanzó sobre él. Surcó el aire tan rápido que a Frank no le dio tiempo a colocar una flecha en el arco. Blandió el arco y golpeó al monstruo colina abajo.
—Otro perfecto uso del arco— dijo Leo
—Hay que ver la mejor manera de usarlos— asintió Connor
—Creo que no fue tan buena manera para usarlo— comentó Frank
La serpiente desapareció dando vueltas y gimiendo: « ¡Criii!» . Frank se sintió orgulloso de sí mismo hasta que miró su arco, que estaba echando humo en la zona que había tocado a la serpiente. Observó con incredulidad como la madera se convertía en polvo.
—Adiós a un bonito arco— dijo Apolo
—Bueno, no puedo decir que sea una total sorpresa— dijo Miranda
—El hecho de que escupiera veneno debió darme una idea— comentó Frank
—Y que lanzara llamas— comentó Connor
—Y que marchitara la hierba — dijo Leo
Oyó un siseo de ultraje, al que respondieron otros dos siseos más abajo en la colina.
—Ya encontró a sus amigas— dijo Travis
—Ojalá no las hubiera encontrado— masculló Frank
—Los amigos siempre están juntos— señaló Leo
—Eso lo explica todo — dijo Frank
Frank soltó su arco mientras se desintegraba y corrió hacia el porche. Percy y Hazel le ayudaron a subir los escalones. Cuando Frank se volvió, vio que los tres monstruos daban vueltas en la hierba, escupiendo fuego y tiñendo la ladera de marrón con su contacto venenoso.
—Hermoso paisaje— dijo Percy sarcástico
—Por supuesto que sí, aunque claro, no se comparaba con el paisaje de antes— comentó Hazel
—Nada le podría haber ganado al paisaje de antes— comentó Percy
—Eso sonaba bastante difícil de superar— asintió Jason
No parecían capaces o dispuestas a acercarse al establecimiento, pero a Frank eso no le consolaba. Había perdido su arco.
—Estúpidas serpientes— dijo Connor
—Las peores serpientes de todos los tiempos— asintió Frank
—Bueno, eso también es cuestión de perspectiva— comentó Apolo —conozco serpientes peores
—Nunca saldremos de aquí —dijo con desconsuelo.
—Entonces será mejor que entremos.
—Suena a buena idea— asintió Rachel
—La mejor idea del mundo— dijo Leo
—No es como que nos quedaran muchas opciones tampoco— comentó Hazel
—Pero al menos todavía teníamos esa opción— dijo Percy
Hazel señaló el letrero pintado a mano que había sobre la puerta: ALIMENTACIÓN Y VIDA SANA ARCOÍRIS.
—Suena como slogan de un comercial— murmuró Leo
—Pues un comercial muy nutritivo— dijo Percy
—Y saludable— asintió Frank
—Y raro— murmuró Hazel
—Un poco, también— dijo Percy
Frank no tenía ni idea de lo que significaba, pero pintaba mejor que unas serpientes venenosas y llameantes. Siguió a sus amigos hasta el interior.
—Era mucho mejor que las serpientes— asintió Hazel
—Muchas cosas suenan mejor que las serpientes— dijo Piper con una mueca
—Y que lo digas— murmuró Annabeth
Cuando cruzaron la puerta se encendieron las luces. Una música de flauta empezó a sonar como si hubieran subido a un escenario.
—Recibimiento con todo el estilo— señaló Apolo
—Un recibimiento VIP— dijo Leo
—Estuvo increíble el recibimiento— asintió Percy
—Claro que sí— dijo Hazel
Los anchos pasillos estaban bordeados de cubos de nueces y frutas deshidratadas, cestas de manzanas e hileras de percheros con camisetas desteñidas y vestidos vaporosos. El techo estaba lleno de móviles de campanas.
—Siempre ha sido un poco extravagante— comentó Apolo
—Un poco extravagante— murmuró Percy intercambiando miradas un poco divertidas con Hazel y Frank
A lo largo de las paredes había vitrinas donde se exponían bolas de cristal, geodas, atrapasueños de macramé y un montón de cosas extrañas más. Debía de haber incienso encendido en alguna parte. Olía como si un ramo de flores se estuviera quemando.
—Suena cool— dijo Connor
—Lo era, de cierta manera— dijo Frank
—Pero definitivamente era mejor que afuera— señaló Hazel
—Definitivamente— asintió Percy
—¿Una tienda de adivinos? —preguntó Frank.
—Espero que no —murmuró Hazel.
—No habría sido muy bueno— murmuró Hazel
—Y por lo menos en esa tienda tuvimos un momento saludable— dijo Percy
—Fue bastante saludable— asintió Hazel
Percy estaba apoyado en ella. Tenía peor aspecto que nunca, como si hubiera sufrido una gripe repentina. La cara le brillaba del sudor.
—Necesito sentarme... —murmuró—. Agua.
Percy hizo una mueca, sus padres lo miraron con preocupación
—Sí —dijo Frank—. Vamos a buscarte un sitio para que descanses.
Las tablas del suelo crujían bajo sus pies. Frank pasó entre dos fuentes con forma de estatuas de Neptuno.
—Vaya, no creí que esas fuentes siguieran en existencia— comentó Apolo
—Probablemente las haya adaptado para adaptarse a ese tiempo, pero sí— dijo Poseidón
—Estaban geniales— asintió Percy —hasta que una fue decapitada
Frank se sonrojó
Una chica salió de detrás de los cubos de frutos secos.
—¿En qué puedo ayudaros?
Frank retrocedió tambaleándose y derribó una de las fuentes. Un Neptuno de piedra cayó al suelo con gran estruendo.
—Creo que ahora sí ya no estarán en existencia— señaló Hermes
—Probablemente ya no vaya a estar en el catálogo para la próxima compra— comentó Apolo
—Es probable— dijo Poseidón
La cabeza del dios del mar se fue rodando, y de su cuello empezó a salir agua que salpicó un perchero con carteras de caballero desteñidas.
—Al parecer no le caes muy bien al chico— dijo Apolo
—Lo siento— dijo Frank avergonzado
—Está bien— dijo Poseidón —algunas personas tienen problemas con las fuentes
—Percy asesinó a nuestra fuente— comentó Tyson
—Algunas personas tenemos problemas con las fuentes— asintió Percy
—¡Lo siento!
Frank se inclinó para limpiar los destrozos y estuvo a punto de clavarle a la chica la lanza en el trasero.
—Tampoco la chica le cayó bien— señaló Travis
Ares resopló con irritación haciendo que Frank se sonrojara
—¡Eh! —dijo ella—. ¡Espera! ¡No te preocupes!
Frank se enderezó despacio, procurando no causar más daños. Hazel estaba muerta de vergüenza. Percy adquirió un enfermizo tono verde al contemplar la estatua decapitada de su padre.
—Bueno, por supuesto que cualquiera se sentiría incómodo con eso — comentó Hermes
—Es algo que no me esperaba cuando entré a esa tienda— dijo Percy
—Por supuesto que no te lo podrías haber esperado— dijo Leo
—No sé, Percy debería esperar cualquier cosa— dijo Thalia
—Muchas gracias, cara de pino— comentó Percy
La chica dio una palmada. La fuente se deshizo en niebla. El agua se evaporó. La muchacha se volvió hacia Frank.
—En serio, no pasa nada. Las fuentes de Neptuno me sacan de quicio con esa cara de mal humor que tienen.
—A otra a la que no le caes bien — señaló Apolo
Poseidón resopló
—No la podemos culpar— comentó Hades
—No habría manera de hacerlo— dijo Zeus con una expresión burlona
A Frank le recordaba a las excursionistas de edad universitaria que a veces veía en el parque de Lynn Canyon detrás de la casa de su abuela.
Frank hizo una mueca ante el recuerdo de esa casa y ante la última vez que vio a su abuela
Era baja y musculosa, y llevaba unas botas con cordones, unas bermudas y una camiseta de vivo color amarillo en la que ponía A.V.S.A.I. Alimentación y Vida Sana Arcoíris. Parecía joven, pero tenía el pelo blanco y ensortijado, y le sobresalía a los lados de la cabeza como la clara de un gigantesco huevo frito.
—Le ha de hacer mucha gracia que la comparen con un huevo frito — dijo Connor
—Pero ella no lo sabe porque no lo escuchó— señaló Leo
—Además solo me refería a su cabello— dijo Frank
—Es diferente— asintió Travis
Frank trató de recuperar el habla. La chica tenía unos ojos que distraían mucho la atención. Los iris pasaban del gris al negro y luego al blanco.
—Vaya, eso suena un poco genial — comentó Katie
—Era genial y terrorífico al mismo tiempo— dijo Percy
—Eso lo define muy bien— asintió Frank
—Esto..., siento lo de la fuente —consiguió decir—. Solo queríamos...
—¡Ya lo sé! —dijo la chica—. Queréis curiosear. No hay problema. Los semidioses son bienvenidos.
—Eso es algo bueno — dijo Leo
—Lo que jamás había escuchado en mi vida— bromeó Percy
—Todos los días es una nueva aventura— asintió Travis
—Por supuesto que sí— asintió Percy
Tomaos el tiempo que queráis. Vosotros no sois como esos horribles monstruos. ¡Ellos solo quieren usar los servicios y nunca compran nada!
—Qué pésimos clientes — dijo Leo
—No puedo creer que alguien no le quisiera comprar— dijo Percy negando con la cabeza
—No veo el motivo por el que alguien no quisiera hacerlo— señaló Frank
—Es un completo misterio— dijo Hazel
—Claro que sí— asintió Percy
Resopló. Sus ojos relampaguearon. Frank miró a Hazel para ver si habían sido imaginaciones suyas, pero Hazel parecía igual de sorprendida.
—Fue bastante sorprendente — dijo Hazel
—Seep, definitivamente empezaron con todo esa misión— dijo Connor
—Por supuesto que sí— dijo Percy —así debe ser
—Claro— dijo Leo
Desde la parte trasera de la tienda, una voz de mujer gritó:
—¿Fleecy? No asustes a los clientes. Tráelos aquí, ¿quieres?
—¿Te llamas Fleecy? —preguntó Hazel.
—Eso no se pregunta — dijo Travis —hay personas con nombres raros
—Y fue menos raro que su nombre de verdad— dijo Percy
—Ni siquiera entendí su nombre de verdad— comentó Frank
—Tampoco yo— admitió Hazel —así ya no sonaba tan raro Fleecy
Fleecy se rió entre dientes.
—Bueno, en el idioma de las nebulae, en realidad es... —Emitió una serie de cacareos y soplidos que a Frank le recordaron una tormenta dando paso a un frente frío—. Pero podéis llamarme Fleecy.
—Suena mejor — dijo Miranda
—Definitivamente Fleecy como que le quedaba— dijo Travis
—No podemos argumentar nada contra ese nombre— dijo Leo
—Nebulae... —murmuró Percy, aturdido—. Ninfas de las nubes.
Fleecy sonrió.
—¡Eh, me gusta este! Normalmente nadie sabe quiénes son las ninfas de las nubes.
—Percy causando buena impresión — dijo Thalia
—Gracias— dijo Percy
—Por una vez en tu vida— señaló Thalia
—Lo que es aún mejor— dijo Percy riendo
Madre mía, no tiene muy buen aspecto. Venid a la parte de atrás. Mi jefa quiere conoceros. Pondremos a vuestro amigo como nuevo.
—Esperemos que eso salga bien — dijo Will
—Algo así— dijo Percy
—Nos esperábamos algo así— admitió Piper
—Nosotros también— dijo Frank
—Bueno, gracias— mencionó Percy
Fleecy los llevó por el pasillo de la verdura, entre hileras de berenjenas, kiwis, caquis y granadas. Al fondo de la tienda, detrás de un mostrador con una anticuada caja registradora, había una mujer de mediana edad con la piel color aceituna, largo cabello moreno, unas gafas sin montura y una camiseta de manga corta en la que ponía: « ¡La diosa está viva!» . Llevaba collares de ámbar y anillos de turquesa. Olía a pétalos de rosa.
—Sí es — señaló Apolo
—Ya nos habíamos dado cuenta desde hace mucho tiempo— señaló Artemisa
—Desde el capítulo pasado— dijo Hermes
—Bueno, por si alguien no lo había notado— resopló Apolo
—Sí lo habían hecho— dijo Artemisa
Parecía bastante simpática, pero había algo en ella que hacía sentir débil a Frank, como si tuviera ganas de llorar.
Frank hizo una mueca
Tardó un segundo en darse cuenta de lo que se trataba: la forma en que la mujer sonreía con una sola comisura de la boca, el cálido color marrón de sus ojos, la inclinación de su cabeza, como si estuviera considerando una pregunta. A Frank le recordaba a su madre.
—Oh vaya — murmuraron algunos de los chicos
—Sí— suspiró Frank recordando esa conversación con la diosa
—¡Hola!
La mujer se inclinó por encima del mostrador, que estaba lleno de docenas de estatuillas: gatos japoneses que movían la mano,
—Me gustan esas estatuillas — dijo Miranda
—Son geniales— asintió Rachel
—Pueden estar en la tienda de recuerdos del zoológico— asintió Katie
—Me parece una increíble idea— dijo Miranda
—A mí también — asintió Zoé
Budas meditabundos, san Franciscos que meneaban la cabeza y pájaros bebedores con sombrero de copa.
—Excelentes decoraciones — dijo Apolo
—Tiene algo de buen gusto— dijo Afrodita
—Me alegro mucho de que estéis aquí. ¡Soy Iris!
Hazel abrió mucho los ojos.
—¿No seréis Iris... la diosa del arcoíris?
—Suena un poco lógico — dijo Piper
—Sí lo sé— dijo Hazel —pero en ese instante no se me ocurrió otra cosa
—Es el efecto de juntarte con Percy— señaló Thalia
—Oye— se quejó Percy —has escuchado que somos iguales ¿No?
—Y ya dijimos miles de veces que no es cierto— señaló Thalia
Iris hizo una mueca.
—Bueno, ese es mi trabajo oficial, sí. Pero no me defino por mi identidad corporativa. ¡En mi tiempo libre regento esto! —Señaló a su alrededor orgullosamente—. La cooperativa A.V.S.A.I.: una cooperativa autogestionada que fomenta un estilo de vida alternativo y saludable y la comida biológica.
—Eso suena genial — dijo Rachel
—Siempre tuve curiosidad por la diosa— dijo Leo
—Desde que conocimos a Butch— señaló Piper
—Seep— dijo Leo
Frank se la quedó mirando.
—Pero ha lanzado pastelitos a los monstruos.
—Pero ella pone las reglas y puede lanzar pastelitos si quiere— dijo Connor
—El que pone las reglas tiene todo el derecho de cambiarlas— asintió Leo
—Es bueno saberlo— dijo Chris
—Oh, no son pastelitos —dijo Iris, horrorizada.
Rebuscó debajo del mostrador y sacó un paquete de pasteles recubiertos de chocolate idénticos a los de bollería industrial.
—Bueno, siguen sonando a pastelitos para mí— comentó Connor
—Y ciertamente se veían como pastelitos— dijo Percy
—Son imitaciones de pastelito a base de leche de cabra y algas, sin gluten ni azúcares añadidos, enriquecidos con vitaminas y elaborados con soja.
—¡Totalmente naturales! —intervino Fleecy.
—Otro engaño más — dijo Leo negando con la cabeza
—No puede ser— dijo Travis —¿Hasta cuándo dejarán de engañarnos tan cruelmente
?
—Es lo que todos nos preguntamos aquí— dijo Leo
—Rectifico.
De repente Frank se sintió tan mareado como Percy.
—Suena lógico — asintió Connor
—A nosotros también nos cuesta trabajo entenderlo— dijo Katie
—No es algo que escuches todos los días— señaló Chris
Iris sonrió.
—Deberías probar uno, Frank. Eres intolerante a la lactosa, ¿verdad?
—¿Cómo lo ha...?
—Vaya — dijo Travis
—Estoy al tanto de esas cosas. Como soy la diosa mensajera, me entero de muchas cosas al oír todas las comunicaciones de los dioses y demás
—No hay secretos en este lugar — dijo Leo negando con la cabeza
—Ni en ningún lugar al parecer— comentó Miranda
—Bueno, también ya estaban en edad de saberlo— dijo Apolo
—¿Cómo podremos vivir con esta información ahora? — preguntó Leo
—dejó los pastelitos sobre el mostrador—. Además, esos monstruos deberían alegrarse de comer tentempiés sanos. Se pasan el día atiborrándose de comida basura y de héroes. No son nada progresistas.
—Obvio, no somos nada nutritivos — dijo Connor
—Es un estilo de vida muy poco saludable— dijo Percy
—Deberían poner más atención a lo que comen— asintió Katie
—Y tener un mejor estilo de vida para que sean más felices— bromeó Rachel
No podía tolerar que se pasearan por mi tienda rompiendo las cosas y alterando el feng shui.
—Eso no se puede permitir — dijo Apolo
—El feng shui es muy importante— asintió Hermes
—Bueno, nos damos cuenta que en el futuro se pone aún más rara— comentó Afrodita —cosa que no creí que fuera posible
Percy se apoyó en el mostrador. Parecía que fuera a vomitar sobre el feng shui de la diosa.
Percy se sonrojó
—Oye, no puedes hacer eso— dijo Connor —el feng shui es muy importante
—En ese momento el feng shui no le importaba mucho a Percy— comentó Frank
—Es que mi feng shui no era el mejor en ese momento— bromeó Percy
—Entonces que bueno que llegaste al lugar indicado— dijo Leo
—Los monstruos marchan hacia el sur —dijo con dificultad—. Van a destruir nuestro campamento. ¿No podría detenerlos?
—Oh, soy estrictamente pacífica —dijo Iris—.
—No nos habíamos dado cuenta — dijo Percy
—Ni nosotros— dijo Leo
Puedo actuar en defensa propia, pero no pienso dejarme arrastrar a otra agresión olímpica. Muchas gracias, pero no. He estado leyendo sobre budismo. Y taoísmo. No me decido entre uno y otro.
Los dioses se voltearon a ver entre sí
—Pero... —Hazel parecía perpleja—. ¿No sois una diosa griega? Iris se cruzó de brazos.
—¡No intentes encasillarme, semidiosa! Mi pasado no me define.
—Eso tampoco se dice, Hazel — señaló Leo
—Qué falta de respeto— dijo Travis
—Lo siento— dijo Hazel —no pensé que tuviera un problema con ello
—Nosotros tampoco— dijo Katie
—Oh, vale —dijo Hazel—. ¿Podría al menos ayudar a nuestro amigo? Creo que está enfermo.
Percy alargó la mano a través del mostrador. Por un instante, Frank temió que quisiera los pastelitos.
—Tampoco estaba tan mal— bromeó Percy
—Existen límites— dijo Leo riendo
—Claro, mi error— dijo Frank —lo lamento
—Iris-mensaje —dijo—. ¿Podéis enviar uno?
Frank no sabía si había oído bien.
—¿Iris-mensaje?
—Una forma de comunicación muy cool— asintió Connor
—Altamente recomendada— dijo Miranda
—No me pareció muy recomendada— murmuró Reyna
Hazel se sonrojó
—Es... —Percy titubeó—. ¿No es lo que hacéis, señora?
Iris observó más detenidamente a Percy.
—Interesante. Eres del Campamento Júpiter, y sin embargo... Ah, ya veo. Juno está haciendo de las suyas.
—Todos se daban cuenta, menos nosotros— comentó Leo
—Quedamos como idiotas— dijo Percy
—¿Más? — preguntó Thalia riendo
—¡Oye! — se quejaron los demás semidioses
—¿Qué? —preguntó Hazel.
Iris lanzó una mirada a su ayudante, Fleecy. Pareció que mantuvieran una conversación silenciosa.
—Probablemente lo hicieron— dijo Hazel
—Lástima que no tenían a la reina de belleza para descifrar la conversación— dijo Leo
—Habría sido interesante saber que se dijeron— comentó Frank
—Luego la vamos a visitar— bromeó Piper
A continuación, la diosa sacó un frasco de detrás del mostrador y roció la cara de Percy con un aceite con olor a madreselva.
—Ya está, eso equilibrará tu chakra.
—Los chakras son muy importantes— asintió Percy
—Y vaya que te hacía falta equilibrarlos— dijo Apolo
—No pensé que fueran tan importantes, pero sí me hacía falta el equilibrio— dijo Percy
En cuanto a los iris-mensajes, son una antigua forma de comunicación. Los griegos los usaban. A los romanos nunca les gustaron: siempre confiaban en sus redes de caminos, sus águilas gigantes y todas esas cosas.
—No me gustaron las águilas gigantes— dijo Leo
—A mí ropa tampoco— murmuró Frank
Leo le dio una sonrisa inocente
Pero supongo que no hay problema... Fleecy, ¿podrías intentarlo?
—¡Claro, jefa!
Iris guiñó el ojo a Frank.
—No se lo digas a los otros dioses, pero ahora Fleecy se ocupa de la mayoría de mis mensajes.
—Adiós a su secreto— murmuró Frank
—Ups— dijo Percy —aquí no hay secretos para nadie
—Es una buena información— dijo Afrodita
—Bastante buena— masculló Hera
—No se meterá en problemas ¿O sí? — preguntó Percy a su padre
—Por supuesto que no— dijo Poseidón
Se le da de maravilla, y yo no tengo tiempo para contestar personalmente todas las peticiones. Altera mi wa.
—¿Su wa? —preguntó Frank.
—¿Qué es eso?— preguntó Leo
—Pues un wa— señaló Connor
—Obviamente Leo, parece que no estás poniendo atención— dijo Piper
—Tal vez si dejaras de mirar a Calipso todo el tiempo podrías poner atención— señaló Travis con una carcajada
Leo le aventó un cojín mientras se sonrojaba al igual que Calipso
—Sí. Fleecy, ¿por qué no te llevas a Percy y a Hazel a la trastienda? Dales algo de comer mientras te encargas de sus mensajes. Y en cuanto a Percy... sí, tiene la enfermedad de la memoria.
—Me encanta ser diagnosticado así— dijo Percy
—Es un increíble diagnostico— dijo Jason
—El mejor de la vida— asintió Percy
Me imagino que el viejo Polibotes... Encontrarse con él en un estado de amnesia no puede ser bueno para un hijo de P; es decir, de Neptuno.
—Es lo mismo, pero no es lo mismo— dijo Connor
—Básicamente— dijo Poseidón
—Lo resumía bastante bien— comentó Percy
Fleecy, dale una taza de té verde con miel biológica y germen de trigo, y un poco de mi polvo medicinal número cinco. Eso debería reponerlo.
—Suena genial— comentó Leo
—Pues no estuvo tan mal— dijo Percy
—A ver si aprendes a llevar un estilo de vida más saludable— señaló Leo
—No creo, pero no estuvo mal— bromeó Percy
Hazel frunció el entrecejo.
—¿Y Frank?
Iris se volvió hacia él. Ladeó la cabeza de forma burlona, como solía hacer su madre, como si Frank fuera la mayor incógnita de la sala.
—Bueno, tienes toda su atención— dijo Apolo
—Y después de lo de Marte, mucha suerte con eso— dijo Hermes
Ares resopló y les dio a ambos dioses una mirada indignada
—Oh, no te preocupes —dijo Iris—. Frank y yo tenemos mucho de qué hablar.
—Eso no suena muy bien— dijo Katie
—Pues tampoco estuvo tan mal— dijo Frank
—Lo bueno, es que no recurre a la violencia— señaló Rachel
—Eso me hacía sentir mejor— admitió Frank
—Fue una buena información— dijo Hazel
XXII
Frank
Frank habría preferido ir con sus amigos, aunque eso significara tener que soportar el té verde con germen de trigo.
—No lo sé, el té verde con germen de trigo fue raro— señaló Percy
—Sobre todo después de que vieron a Trigo y sus amigos— dijo Leo
—En realidad no me acordé mucho de Trigo en ese momento— dijo Percy
Sin embargo, Iris entrelazó su brazo con el de él y lo llevó hasta una mesa de café junto a una ventana salediza. Frank dejó su lanza en el suelo. Se sentó enfrente de Iris. Afuera, en la oscuridad, los monstruos con forma de serpiente patrullaban incansablemente la ladera, escupiendo fuego y envenenando la hierba.
—Una increíble vista— dijo Piper con sarcasmo
—Era para darle más ambiente— dijo Rachel
—Creo que teníamos bastante ambiente— murmuró Frank
—Siempre es bueno tener más ambiente— dijo Leo
—Frank, sé cómo te sientes —dijo Iris—. Me imagino que el palo medio quemado que llevas en el bolsillo te pesa más cada día que pasa.
—No era así como pensé que comenzaría esa conversación— comentó Hermes
—Tampoco yo— coincidió Frank
—Bueno, fue directa al grano— dijo Artemisa
—Pero mínimo hubiera dado una introducción o algo así— señaló Apolo
Frank no podía respirar. Se llevó la mano instintivamente al abrigo.
—¿Cómo lo...?
—Te lo he dicho. Estoy al tanto de las cosas.
—Ya nos dimos cuenta — murmuró Leo
—O sea que todo lo que decimos por mensaje Iris se va a saber siempre— murmuró Travis
—No te preocupes, tus conversaciones románticas se van a mantener a salvo— dijo Leo
Fui mensajera de Juno durante mucho tiempo. Sé por qué te dio un indulto.
—¿Un indulto?
Frank hizo una mueca
—Por supuesto que sí— dijo Hera, después de que supo cuál era el don del chico era bastante lógico que hiciera algo como eso
Frank sacó el trozo de leña y lo desenvolvió de la tela. A pesar de lo difícil de manejar que era la lanza de Marte, el palo era peor. Iris tenía razón. Le pesaba mucho.
—No puede ser — suspiró Frank
—Todos decimos eso en los capítulos— suspiró Percy
—Odio esto— dijo Frank
—Nosotros también— dijeron todos de los que se había leído algún capítulo
—Juno te salvó por un motivo —dijo la diosa—. Quiere que contribuyas a su plan. Si no hubiera aparecido aquel día cuando eras un bebé y no hubiera advertido a tu madre del palo, habrías muerto.
Hera tenía una mirada que parecía decir "deberían agradecerme". Algunos de los dioses rodaron los ojos.
Naciste con demasiados dones. Esa clase de poder acostumbra a consumir la vida de un mortal.
—Eso era algo que nos faltaba aprender — dijo Travis
—Como si no fuera suficiente el hecho de que los monstruos se pueden regenerar una y otra vez, nosotros no— masculló Thalia —y cuando alguien tiene más poder "necesita" un indulto
—Así deben ser las cosas— bufó Hera
Los semidioses hicieron una mueca
—¿Demasiados dones? —Frank notó que las orejas se le calentaban de la ira —. ¡Yo no tengo ningún don!
—Qué aún no lo supieras utilizar, no quiere decir que no lo tengas — bufó Ares
—Eso es lo más inteligente que le oído decir en miles de años— comentó Apolo
—Por lo menos he dicho algo inteligente, lo que no se puede decir de ti— masculló Ares
—Va a volver a empezar a pelear como críos— bufó Hera
—Eso no es cierto, Frank —Iris deslizó la mano por delante de ella como si estuviera limpiando un parabrisas. Apareció un arcoíris en miniatura—. Piénsalo.
—Tenía que venir — suspiró Frank
—Estos libros no conocen lo que es la privacidad— dijo Percy
—Definitivamente no— dijo Leo
Una imagen relució en el arcoíris. Frank se vio a sí mismo cuando tenía cuatro años, corriendo por el jardín de su abuela. Su madre se asomó por la ventana del desván, mucho más arriba, agitando la mano y gritando para llamarle la atención. Frank no debía estar en el jardín solo.
—Frank rompiendo las reglas desde pequeño — dijo Connor
—Eso no se hace Frank— dijo Percy negando con la cabeza
—Eso es terriblemente malo— señaló Travis
Todos les dieron miradas irónicas
No sabía qué hacía su madre en el desván, pero le dijo que se quedara en la casa y que no se alejara. Frank hizo exactamente lo contrario.
—Que puedes romper las reglas— dijo Travis mirando a Sammy
—Las reglas se hicieron para romperse — dijo Leo
—Estamos diciendo que romper las reglas es malo— señaló Percy —no puedes llevarnos la contraria
—Es muy malo romper las reglas— señaló Frank. Sammy se sonrojó
Chilló alegremente y corrió al linde del bosque, donde se encontró cara a cara con un oso pardo.
—Y eso ya no salió tan bien — dijo Frank
—Y por eso es malo romper las reglas— señaló Percy
—Percy, tú ni deberías hablar sobre esto— dijo Thalia
—Tú tampoco— dijo Percy
Hasta que Frank vio la escena en el arcoíris, el recuerdo había sido tan vago que pensaba que lo había soñado. En ese momento podía apreciar lo surrealista que había sido la experiencia.
—Eso quiere decir que es verdad — dijo Leo
—Por muy rara que suene esa lógica, es cierta— asintió Jason
—Muchas gracias, chispitas— dijo Leo
El oso contemplaba al niño, y costaba saber quién estaba más asustado. Entonces la madre de Frank apareció a su lado. Era imposible que hubiera bajado del desván tan rápido.
Ares miró el libro, impresionado. Sí con cada capítulo que contaba el chico se daba cuenta cada vez más el por qué la mortal le había llamado la atención a Marte
Se interpuso entre el oso y Frank y le dijo que corriera a casa. Esa vez Frank obedeció.
—Uno no desobedece dos veces — murmuró Frank
—Se desobedece tres o cuatro veces, nunca dos— dijo Leo
—Que tú también tienes permiso para desobedecer— señaló Travis mirando a Esperanza
—Es lo más increíble que he escuchado en toda mi vida— dijo Esperanza riendo
—Depende de cuales reglas— señaló Leo
Cuando se volvió en el porche, vio a su madre saliendo del bosque. El oso había desaparecido. Frank preguntó qué había pasado. Su madre sonrió. « Mamá osa solo necesitaba unas señas» , dijo.
—Vaya — murmuraron algunos chicos con incredulidad
—Eso es genial— dijo Connor
—Es impresionante— asintió Katie
La escena del arcoíris cambió. Frank se vio a los seis años, acurrucado sobre el regazo de su madre pese a ser demasiado mayor. Su madre llevaba su largo cabello moreno recogido. Estaba rodeándolo con los brazos.
Frank suspiró, Hazel lo tomó de la mano y le dio una sonrisa de apoyo
Llevaba las gafas sin montura que a Frank siempre le gustaba robarle y el jersey de lana gris velloso con olor a canela. Le estaba contando historias de héroes, fingiendo que todos estaban relacionados con Frank:
—Creo que no lo estaba fingiendo — murmuró Frank
—Eso es probable— dijo Apolo
—Y tú también estás en esa lista— susurró Hazel con una sonrisa
—Gracias— murmuró Frank sonriéndole de vuelta
uno de ellos era Xu Fu, que zarpó en busca del elixir de la vida. La imagen del arcoíris no tenía sonido, pero Frank recordaba las palabras de su madre:
« Él fue tu tataratatara...» .
Cada vez que decía « tatara» hacía cosquillas a Frank en la barriga, y lo hacía docenas de veces, hasta que el niño se reía sin poder controlarse.
Muchos de los semidioses recordaron a su propia mamá, así como los que también recordaban el haber querido tener ese tipo de felicidad con su propia madre. Percy y Sally se sonrieron.
Luego estaba Sung Guo, también llamado Seneca Gracchus, quien luchó contra doce dragones romanos y dieciséis dragones chinos en los desiertos del oeste de China.
« Era el dragón más fuerte de todos, ¿sabes? —dijo su madre—. ¡Por eso pudo vencerlos!»
—Eso suena increíble — dijo Travis
—Sobre todo porque lo del dragón es literal— dijo Katie
—¿Tú puedes ser un dragón? — preguntó Miranda con curiosidad
—Sí— admitió Frank un poco incómodo
—¿Y quieres ser un dragón? — preguntó Travis
—No en este momento— dijo Frank
—¿Pero en algú momento cercano? — dijo Travis
—Sí— dijo Frank
—Puedo conformarme con eso— dijo Travis
Frank no sabía lo que eso quería decir, pero parecía emocionante.
Luego le hizo cosquillas en la barriga tantas veces que Frank rodó por el suelo para escapar de ella.
Frank sonrió con tristeza, a pesar del tiempo que pudiera pasar, jamás se curaría del todo esa herida que había dejado la muerte de su madre.
« Y tu antepasado más lejano del que tenemos conocimiento... ¡fue príncipe de Pilos! Hércules luchó contra él una vez. ¡Fue una pelea muy reñida!» « ¿Ganó él?» , preguntó Frank.
Zeus resopló
Su madre se rió, pero había tristeza en su voz.
« No, nuestro antepasado perdió, pero no se lo puso fácil a Hércules. Imagínate que intentaras luchar contra un enjambre de abejas. Así fue la pelea.
—Un enjambre de abejas no es bueno para nadie — dijo Leo
—Probablemente se las merecía— masculló Piper
Zeus le dio una mirada indignada
¡Incluso a Hércules le costó vencerlo!»
El comentario no tenía ningún sentido para Frank, ni entonces ni en ese momento. ¿Su antepasado había sido apicultor?
—Bueno, es lógico que pensara eso — comentó Deméter
—Sería lo más normal a pensar— asintió Perséfone
Hacía años que Frank no pensaba en esas historias, pero entonces las recordó tan claramente como el rostro de su madre. Dolía volver a verla. Frank quería remontarse a aquella época. Quería ser un niño y acurrucarse sobre su regazo.
Frank apretó más fuerte la mano de Hazel.
En la imagen del arcoíris, el pequeño Frank preguntó de dónde era su familia.
¡Tantos héroes! ¿Eran de Pilos, o de Roma, o de China, o de Canadá?
—O de los tres lados — comentó Miranda
—Eso también podría ser posible— dijo Perséfone
—Aquí cualquier cosa es posible— dijo Hermes
Su madre sonrió, ladeando la cabeza como si pensara en la respuesta.
« De Li-Jien —dijo por fin—. Nuestra familia es de muchos sitios, pero nuestro hogar es Li-Jien. Recuérdalo siempre, Frank: tienes un don especial. Puedes ser cualquier cosa.»
—Ah bueno, esa frase tiene mucho sentido — comentó Katie
—Sí, ahora que lo sé sí tiene mucho sentido— dijo Frank
El arcoíris se deshizo y dejó solos a Iris y a Frank.
—No lo entiendo.
Frank tenía la voz ronca.
—Tu madre te lo explicó —dijo Iris—. Puedes ser cualquier cosa.
—Aunque en ese momento en realidad no explicaba gran cosa— comentó Frank
—Es que tomar esa frase en sentido literal es bastante complicado— dijo Perséfone
Parecía una de esas chorradas que los padres decían para estimular la autoestima de los hijos: un manido eslogan que podría estar impreso en las camisetas de Iris,
—La mayoría de las veces es verdad — asintió Apolo
—Bueno, gracias— dijo Will
—Cuando papá nos dice eso no es de manera literal— dijo Miranda
—Ya no podré escuchar esa frase igual, porque yo no puedo serlo— dijo Connor
—Ya no me va a dar autoestima— bromeó Percy
junto con « ¡La diosa está viva!» y « Mi otro coche es una alfombra mágica» .
—Esos slogans son increíbles— dijo Leo
—¿Las alfombras mágicas en realidad existen? — preguntó Esperanza
—Porque si es así, queremos 2— dijo Zoé
—Yo solo las he visto en las películas— dijo Percy
—No están en edad de saber una información tan peligrosa— señaló Apolo, ganándose algunas quejas
Por la forma en que Iris lo dijo, parecía un desafío.
—Probablemente lo era — dijo Piper
—Creo que de hecho lo era— dijo Frank
Frank pegó la mano al bolsillo de sus pantalones, donde guardaba la medalla al sacrificio de su madre. La medalla de plata estaba fría como el hielo.
Un continuo recuerdo de lo que había pasado, pero que de alguna manera incitaba a Frank a seguir adelante
—No puedo ser cualquier cosa —insistió Frank—. No tengo ninguna aptitud.
—¿Qué has intentado hacer? —preguntó Iris—. Querías ser arquero. Te las arreglabas bastante bien.
—Eso es cierto — asintió Apolo
—Después de lo que hiciste con aquellas gorgonas… Eso fue bastante genial y con dos flechas— dijo Percy
—Gracias— dijo Frank
—Y utilizaste dos flechas sin casi matar a alguien, no como otras— señaló Apolo mirando a Bianca
Bianca se sonrojó y miró con indignación al dios
Solo has rascado la superficie. Tus amigos Hazel y Percy están entre dos mundos: el griego y el romano, el pasado y el presente.
Hazel y Percy hicieron una mueca
Pero tú lo estás más que cualquiera de ellos. Tu familia es antigua: tienes la sangre de Pilos por parte de tu madre, y tu padre es Marte. No me extraña que Juno quiera que seas uno de sus siete héroes. Ella quiere que luches contra los gigantes y contra Gaia, pero debes pensar lo que tú quieres.
Hera miró el libro como si la hubiera ofendido —No puedo creer que en serio esté diciendo esas tonterías sobre todo con el peligro que corremos todos
—Lo mismo pensamos nosotros del hecho de que el Olimpo esté cerrado— masculló Poseidón
—No tengo elección —dijo Frank—. Soy el hijo de un estúpido dios de la guerra.
—Eso también es cierto — dijo Apolo
—Entonces… ¿Te apartamos el pedazo que queda del comedor? — preguntó Leo
—Tenemos que saber para ponerlo en la agenda— asintió Piper
—Yo creo que sí— murmuró Frank
Tengo que participar en esta misión y...
—Tienes —dijo Iris—. No quieres.
—Pues sí — asintió Leo
—Siempre— dijo Thalia
Antes yo pensaba así, pero un buen día me cansé de ser la criada de todo el mundo. Tenía que ir a buscar copas de vino para Júpiter. Entregar cartas para Juno. Enviar mensajes de un lado a otro a través del arcoíris para cualquiera que tuviera un dracma de oro.
Algunos de los chicos y dioses se veían algo avergonzados
—¿Un qué de oro?
—Una moneda muy especial — dijo Travis
—Solo las personas cool las tenemos— bromeó Connor
—Son muy increíbles— asintió Leo
—Claro que lo son— dijo Percy
—No importa. El caso es que aprendí a dejarme llevar. Monté la A.V.S.A.I. y ahora estoy libre de esa carga. Tú también puedes dejarte llevar.
—Eso suena bien — dijo Leo
—Suena fantástico— dijo Piper
—¿Dónde podremos encontrar a la diosa? — preguntó Leo
—Y luego se quejan de que duermen en el comedor— dijo Apolo
—Ninguno de ellos se quejó en realidad— señaló Hermes
Tal vez no puedas escapar del destino. Algún día ese palo se quemará. Preveo que lo tendrás contigo cuando eso pase, y tu vida terminará...
Sammy miró discretamente a sus amigos con una mueca, preguntándose si después de todo, eso es lo que había pasado…
Luke miró a Chris con una mirada intencionada
—Gracias —murmuró Frank.
—... ¡pero eso hace tu vida más valiosa! No tienes que ser lo que tus padres y tu abuela esperan de ti. No tienes que obedecer las órdenes del dios de la guerra ni de Juno. ¡Ve a tu aire, Frank! ¡Busca un nuevo camino!
—El mejor consejo que he escuchado en toda mi vida — dijo Thalia
—En el momento en que nos encontrábamos ese es el peor consejo de toda la historia— bufó Hera
Thalia resopló
Frank pensó en ello. La idea era emocionante: rechazar su destino, a los dioses y a su padre. Él no quería ser hijo del dios de la guerra. Su madre había muerto en una guerra. Frank lo había perdido todo por culpa de una guerra. Estaba claro que Marte no sabía nada en absoluto de él. Frank no quería ser un héroe.
—Tiene un punto bastante razonable — mencionó Perséfone
—Espero que esto ya acabe— dijo Frank
—Ya casi acaba— mencionó Tyson alegremente
—¿Por qué me contáis todo eso? —preguntó—. ¿Queréis que abandone la misión y deje que destruyan el Campamento Júpiter? Mis amigos cuentan conmigo.
—Sí, sonó un poco como eso — dijo Leo
—No que sonara mal, pero sí sonaba así— dijo Connor
—Y que lo digan— murmuró Frank
Iris extendió las manos.
—No puedo decirte lo que debes hacer, Frank. Pero haz lo que quieras, no lo que te digan que hagas. ¿Sabes adónde me llevó a mí el conformismo? Me pasé cinco milenios sirviendo a los demás,
Los dioses se removieron incómodos
y no descubrí mi propia identidad. ¿Cuál es mi animal sagrado? Nadie se molestó en darme uno. ¿Dónde están mis templos? No construyeron ninguno.
—Oh vaya — murmuró Katie
—Y suena como una diosa demasiado genial— dijo Rachel
—Tal vez excepto por la comida saludable, pero sí suena increíble— dijo Travis
—Los vamos a mandar a todo al comedor— dijo Apolo
—Y hacemos pijamada— bromeó Leo
¡Pues muy bien! En la cooperativa he encontrado la paz. Puedes quedarte con nosotros, si lo deseas. Puedes convertirte en AVSAIóptero.
—Sonaba muy bien hasta que dijo el nombre — dijo Connor
—No sonaba como algo que quisiera ser— dijo Leo
—¿En qué?
—La cuestión es que tienes dos opciones. Si sigues con la misión... ¿qué pasará cuando liberéis a Tánatos? ¿Será bueno para tu familia? ¿Y para tus amigos?
—Ese también es un punto muy lógico — asintió Miranda
—Un punto bastante preocupante— dijo Piper
—Y vaya que sí lo era— dijo Frank
Frank recordó lo que su abuela había dicho: que tenía una cita con la Muerte. A veces su abuela le sacaba de quicio, pero aun así era la única familia que le quedaba, la única persona viva que lo quería.
Frank suspiró
Si Tánatos seguía encadenado, Frank podría no perderla. Y de algún modo Hazel había vuelto del inframundo. Si la Muerte se la llevaba de nuevo, Frank no podría soportarlo.
—Awww— dijo Afrodita
—Es tan adorable— dijo Perséfone
—Awwww— también chillaron algunos de sus amigos, haciendo sonrojar a la parejita
Por no hablar del problema de Frank: según Iris, debería haber muerto cuando era un bebé. Lo único que se interponía entre él y la Muerte era un palo medio quemado. ¿Tánatos también se lo llevaría a él?
—No mientras el palo siga existiendo— señaló Apolo
—Eso es casi un alivio— murmuró Frank con una mueca
Frank trató de imaginar cómo sería quedarse allí con Iris, poniéndose una camiseta de la A.V.S.A.I., vendiendo cristales y atrapasueños a semidioses viajeros y tirando imitaciones de pastelitos sin gluten a los monstruos que pasaban.
—Viviendo un estilo de vida saludable— comentó Rachel
—Y equilibrando tus chakras— dijo Percy
—Y el feng shui— dijo Leo
Mientras tanto, un ejército que se negaba a morir invadiría el Campamento Júpiter.
« Puedes ser cualquier cosa» , había dicho su madre. « No —pensó él—. No puedo ser tan egoísta.»
—Este chico es una monada— comentó Perséfone
Hades no se veía tan convencido de eso
—Tengo que irme —dijo—. Es mi trabajo.
Iris suspiró.
—Me lo imaginaba, pero tenía que intentarlo. La tarea que te aguarda... no se la desearía a nadie, y menos a un chico tan simpático como tú.
—Eso suena taaan animado— comentó Thalia
—Casi sonaba mejor lo de la vida saludable— dijo Frank
—Casi, es la palabra clave— señaló Leo
Si debes irte, al menos deja que te dé un consejo. Necesitarás ayuda para encontrar a Tánatos.
—Bueno, eso suena mejor— dijo Rachel
—Ayuda que espero te dé— dijo Jason
—¿Sabéis dónde lo esconden los gigantes? —preguntó Frank.
Iris contempló pensativamente los móviles de viento que se balanceaban en el techo.
—No... Alaska está más allá de la esfera de control de los dioses.
—Y eso ya no fue tan bueno— señaló Piper
—Pero sí nos sirvió lo que dijo— comentó Frank
—Eso es un alivio— dijo Chris
No puedo ver el lugar, pero hay alguien que podría saberlo. Busca al vidente Fineas.
Percy masculló una maldición, sí, Percy tenía esperanza de que aquello no fuera aparecer en los libros
Está ciego, pero puede ver el pasado, el presente y el futuro. Sabe muchas cosas. Él puede decirte dónde está retenido Tánatos.
—Tiene razón— asintió Apolo
—Y por supuesto no se podía quedar muerto— masculló Poseidón
—Era claro que no lo iba a estar— bufó Atenea
—Fineas... —dijo Frank—. ¿No hay un mito sobre él?
Iris asintió a regañadientes.
—En la Antigüedad cometió crímenes horribles. Usó su don de videncia para el mal. Júpiter envió a las arpías para que lo atormentaran.
—Fue un imbécil— masculló Zeus
Varios de los dioses lo miraron con ironía
Los argonautas, incluido tu antepasado, por cierto...
—¿El príncipe de Pilos?
Iris vaciló.
—Sí, Frank. Aunque su don, su historia... deberás descubrirla por ti mismo.
—Eso también es cierto— asintió Rachel
—Genial, pero habría venido bien un extra— dijo Frank
—Pero al menos ya te había mostrado recuerdos que te podrían ayudar— señaló Reyna
Basta con decir que los argonautas ahuyentaron a las arpías a cambio de la ayuda de Fineas. Eso fue hace una eternidad, pero tengo entendido que Fineas ha vuelto al mundo de los mortales.
—Por supuesto que sí— masculló Zeus
Lo encontrarás en Portland, Oregón, que te pilla de camino hacia el norte. Pero debes prometerme una cosa. Si las arpías lo siguen atormentando, no las mates, por mucho que te prometa Fineas. Obtén su ayuda de otra forma. Las arpías no son malas. Son mis hermanas.
—Esa fue otra parte de la información que no sabía— comentó Travis
—Ella no es mala— dijo Tyson negando con la cabeza
—¿Quién es Ella? — preguntó Poseidón
—Una arpía bonita— respondió Tyson, ganándose miradas impresionadas
—Bueno, espero que nos platique en el palacio un poco más sobre Ella— dijo Poseidón mirando a Percy con una ceja enarcada. Percy se encogió de hombros y Tyson se sonrojó
—¿Vuestras hermanas?
—Lo sé. No parezco lo bastante vieja para ser hermana de las arpías, pero es cierto. Y, Frank, hay otro problema. Si estás decidido a marcharte, tendrás que quitar de en medio a los basiliscos de la colina.
—Obviamente— asintió Ares
—Claro, no podían irse en paz— dijo Leo
—Así no funciona esto, chaval— señaló Ares
—¿Os referís a las serpientes?
—Sí —contestó Iris—. Basilisco significa « pequeña corona» , un bonito nombre para algo que no es precisamente bonito.
—Las cosas más horribles tienen los nombres más bonitos— dijo Katie
Preferiría que no las mataras. Después de todo, son seres vivos. Pero no podrás marcharte hasta que hayan desaparecido. Si tus amigos intentan luchar contra ellas... preveo que pasarán cosas malas.
—Y no nos gustan las cosas malas— dijo Leo
—No son nuestras favoritas— dijo Percy
Solo tú tienes la habilidad de matar monstruos.
—Pero ¿cómo?
Ella miró al suelo. Frank se dio cuenta de que estaba mirando su lanza.
—Hora de que la aprendas a usar— dijo Ares
Frank hizo una mueca
—Ojalá hubiera otra forma —dijo—. Si tuvieras unas comadrejas, por ejemplo. Las comadrejas son mortales para los basiliscos.
—Se me han acabado las comadrejas —dijo Frank.
—Estábamos un poco escasos de esas— comentó Percy
—Las traían en sus bolsillos, pero se les escaparon— dijo Leo
—No las guardamos bien— señaló Percy
—Entonces tendrás que usar el don de tu padre. ¿Estás seguro de que no te gustaría vivir aquí? Preparamos una excelente leche de arroz sin lactosa.
—Cada vez suena mejor eso— dijo Connor
—¿Se podrá comprar en algún lugar? — preguntó Leo
—-Tal vez le podrías decir a Iris— señaló Apolo
Frank se levantó.
—¿Cómo uso la lanza?
—Tendrás que manejarla tú solo. Yo no puedo recomendar la violencia.
Ares resopló
Mientras tú estés luchando, yo vigilaré a tus amigos. Espero que Fleecy haya encontrado las hierbas medicinales. La última vez nos hicimos un buen lío... No creo que esos héroes quieran ser margaritas.
—Preferíamos no ser margaritas— dijo Percy
—Son increíbles, pero así está bien— dijo Hazel
—Ninguna planta para nosotros— comentó Frank
Varios de los chicos miraron a Nico recordando que él había sido un diente de león, Nico les dio una mirada asesina
La diosa se puso en pie. Sus gafas emitían destellos, y Frank vio su propio reflejo en los cristales. Tenía una expresión seria y adusta, nada que ver con el niño que había visto en las imágenes del arcoíris.
—Ve con todo, Frank— dijo Piper
—Ya era hora— masculló Ares
—Un último consejo, Frank —dijo—. Estás destinado a morir guardando ese palo y viendo cómo se quema. Pero, tal vez, si no lo guardaras tú... Tal vez si confiaras lo bastante en alguien para que te lo guardara...
—Eso podría funcionar— asintió Apolo
—Por supuesto que sí— dijo Frank
Los dedos de Frank se cerraron en torno a la yesca.
—¿Se está ofreciendo voluntaria?
—No creo que eso resultara bien— dijo Apolo
—Mejor no— dijo Hermes
Iris se rió dulcemente.
—Oh, no. Lo perdería en esta colección. Se mezclaría con uno de mis cristales, o lo vendería sin querer como un pisapapeles de madera.
—No creo que sea para nada buena idea— dijo Leo
—Para nada— dijo Frank —mejor así
No, me refería a un semidiós amigo. Alguien próximo a tu corazón.
Hazel, pensó inmediatamente Frank. No había nadie en quien confiara más.
—¡Qué monada!— chilló Afrodita
—Qué lindo— dijo Katie
—Eso es muy bonito— asintió Miranda
Los demás hicieron soniditos de arrullo. La mirada de Ares decía que no estaba tan convencido de que eso fuera una buena idea
Pero ¿cómo podía confesarle su secreto? Si reconocía lo débil que era, que toda su vida dependía de un palo medio quemado, Hazel jamás lo vería como a un héroe. Él nunca sería su caballero de la armadura.
—Son tan monos— dijo Perséfone
Hades bufó. Hazel y Frank se sonrojaron profundamente
¿Y cómo podía esperar que ella aceptara esa carga por él?
Envolvió la yesca y la guardó de nuevo en el abrigo.
—Gracias... gracias, Iris.
—Fue buena esa plática— dijo Frank
—Por supuesto que sí— asintió Hazel
Ella le apretó la mano.
—No pierdas la esperanza, Frank. Los arcoíris siempre significan esperanza.
—Por eso a todos nos gustan los arcoíris— dijo Katie
La diosa se dirigió a la parte trasera de la tienda y dejó solo a Frank.
—Esperanza —gruñó Frank—. Preferiría tener unas cuantas comadrejas.
—Oye, no seas grosero la frase era muy linda— señaló Connor
—Esa frase merecía un premio, Frank— se quejó Leo
—Lo siento por arruinar tan buena frase— resopló Frank
Recogió la lanza de su padre y salió a enfrentarse a los basiliscos.
—Fin del capítulo— anunció Tyson alegremente
—¿Quién quiere leer? — preguntó Apolo
—Nadie, queremos ver el vídeo que nos dijeron— pidió Esperanza
—Yo quiero leer— dijeron Jason y Leo al mismo tiempo
—Noooo— se quejaron los mellizos
—Pero todavía tenemos tiempo para otro capítulo— señaló Apolo
—Pero queremos ver el vídeo— dijo Bianca
—Síiiii— dijeron los mellizos, Zoé y Esperanza
Los que no hicieron el show, se empezaron a reír
—Por mí— dijo Apolo —la paciencia es una virtud que claramente no poseen
—Está bien— dijo Hermes encogiéndose de hombros —les mostraré el vídeo
Jason se sonrojó
—Fue un lindo show— señaló Piper tratando de no reírse
—Les iba a regalar palomitas, pero probablemente terminen atragantados así que mejor no— dijo Apolo —de acuerdo veamos el vídeo
Hermes hizo algunos arreglos, les explicaron a los legados por qué había sido ese show (los hermanos Jackson intercambiaron miradas impresionadas) y pronto empezó a correr el vídeo, lo primero que se vio fue a Apolo haciendo la presentación oficial
"¡Damas y caballeros! ¡Dioses y semidioses! ¡Tenemos un número especial para el cumpleañero! Que se oigan esos aplausos"
Jason, Frank y Leo estaban sumamente sonrojados mientras más corría el vídeo, mientras los demás al recordar se empezaban a reír
Jason salía a escena con su peluca roja, el corpiño morado y una cola de sirena
Los legados voltearon a ver a Jason con incredulidad, mientras Thom gritaba alegremente —¡LA SIRENITA!
—Ya vi por qué no nos regalaron palomitas— murmuró Bianca
Frank salía a escena vestido como cangrejo ,mientras Sammy trataba de no reírse, y Leo y los Stoll salían vestidos como peces y se fue la poca seriedad que quedaba entre todos los semidioses se evaporó y se empezaron a reír a carcajadas
—Lo sé, lo sé— dijo Leo —fui un pez increíble
El vídeo seguía mientras los chicos empezaban a cantar al ritmo de "bajo el mar"
—Esto es increíble— dijo Esperanza riendo
En el fondo del vídeo se escuchaba la voz de Piper pidiendo que los chicos bailaran con más ánimo y los chicos lo hicieron
—Piper— se quejó Jason negando con la cabeza, sumamente sonrojado
Esperanza, Helena y Zoé empezaron a corear la canción, mientras en el vídeo los chicos seguían bailando de un lado a otro por todo el escenario
—¿Le faltará mucho? — preguntó Frank con mortificación
—Eso parece— dijo Hazel riendo
"Nuevamente se escuchaba un grito al fondo del vídeo, esta vez por parte de Percy que gritaba –Ese es mi bro"
Leo finalizó con un "gracias mi público"
Para cuando acabó el vídeo muchos estaban luchando por respirar normalmente, los mellizos, Esperanza y Sammy voltearon a ver a los involucrados
—Sé lo que van a decir, que claramente fui el mejor pez— dijo Leo sonrojado
—Sí lo fuiste— asintió Esperanza divertida
—¡Oye! — se quejaron los Stoll
Leo se levantó para chocar los cinco con Esperanza, quién respondió alegremente
—Sebastián es un cangrejo muy genial— dijo Sammy tímidamente
—Gracias— dijo Frank con una pequeña sonrisa
Helena por otro lado, se acercó hasta a Jason
—¿Puedes volver a ser otra princesa? — pidió la niña —como… uh ¿Rapunzel?
Jason se sonrojó aún más
—Sí Jason, deberías ser Rapunzel— gritaron sus amigos
—No lo sé— murmuró Jason sin saber muy bien que responder
—Ya van a descubrir quién es la manipuladora del grupo— susurró Bianca a Charles
—Respóndele bien a la niña, Jason— dijo Travis riendo
Helena miró a Jason. No podía dejar de recordar lo que era su vida antes de llegar a la Sala de Trono, no, en realidad, antes del día 0.
Ella y su hermano adoraban a su padre, bueno, obviamente los adoraban a los dos, pero fuera de casa Jason siempre era demasiado correcto, demasiado responsable, había que seguir todas las reglas y nadie pensaría que él pudiera ser divertido o que pudiera ser tan flexible como lo era con ellos. Pero la verdad es que lo era, cuando estaban juntos nunca faltaban las risas, ni los juegos, obviamente había reglas, pero hacía que se sintiera divertido cumplirlas.
Y lo que Helena estaba pidiendo, de que Jason fuera otra princesa, lo habían hecho un montón de veces, les gustaba mucho pretender que eran princesas o súper héroes o cualquier cosa que se les ocurriera, nadie creía que él fuera capaz de cosas así, pero lo cierto es que lo hacía siempre por ellos.
Helena recordaba una vez en la que lo hicieron, Jason estaba vestido de Superman pero para su mala suerte Júpiter ¿O era Zeus? (en realidad no estaba muy segura) había decidido que necesitaba encargarle una misión a Jason, así que había aparecido sin más en la sala de su casa, mientras los mellizos pretendían ser villanos, la mirada que el dios le dio a Jason, era algo que jamás olvidaría, como si no pudiera creer que estaba haciendo cosas tan banales (pasar tiempo con los mellizos), como si eso no estuviera a su altura, simplemente le encargó la misión y se fue, sin otra mirada a los niños, poco después Jaso tuvo que salir a la misión, pero regresó el día de Navidad y ella y su hermano no se despegaron para nada de él.
Ahora, pensando en todo eso, no pudo evitar que recordara aquel terrible día, lo peor de todo es que ni siquiera lo pudo ver una última vez antes de todo, pues ellos estaban en el Campamento Júpiter y Jason se había ido unos días antes al Campamento Mestizo.
Helena no pensó lo que hacía, simplemente lo hizo y se acercó a Jason para poder rodearlo con sus pequeños brazos, ella trató de que las lágrimas no cayeran, pero no pudo evitarlo del todo. La sala quedó en silencio total.
Jason se quedó inmóvil por la sorpresa y volteó a ver a Piper con una expresión aterrorizada, Piper estaba igual de impresionada que él, así que Jason hizo lo único que podía haber hecho en ese momento, abrazó de vuelta a Helena.
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