XXV

Percy

—Está bien— suspiró Percy —¿A quién le paso el libro?

—Dámelo a mí, cariño— dijo Sally

—Ehh... Yo creo que no sería una buena idea— dijo Percy —eso podría ser sobre mí

—Es sobre ti— señaló Thalia

Sally miró a su hijo con una ceja levantada

—Está bien— murmuró Percy no del todo convencido —te lo paso

—Gracias— dijo Sally, Percy le pasó el libro —capítulo XXV, Percy

Percy se sentía el semidiós más patético de la historia. El bolso era el insulto definitivo.

—Tienes que lucirlo sin quejas— dijo Leo

—Eso se luce con toda la actitud— señaló Connor

—Además te hace ver fabuloso— comentó Travis

—Lamento no saber cómo lucir un bolso— dijo Percy encogiéndose de hombros

Se habían marchado corriendo de la A.V.S.A.I., de modo que tal vez la intención de Iris al darle el bolso no había sido crítica.

—Por eso no pegaba con tu estilo— dijo Travis

—Necesitamos encontrar un bolso a tu estilo— bromeó Leo

—No sé si sería buena idea— comentó Percy

—Por supuesto que sería una buena idea— asintió Leo

—Está bien, pero que esta vez sea azul— dijo Percy riendo

Lo había llenado de pasteles enriquecidos con vitaminas, barritas de fruta deshidratadas, cecina macrobiótica y unos cuantos cristales para que les dieran suerte.

—Esos son muy importantes— asintió Apolo

—Porque no era suficiente con el bolso— murmuró Percy

—Los cristales te ayudan a mantener los chakras equilibrados— dijo Katie

—Y como nos dimos cuenta, eso es muy importante— asintió Rachel

Luego se la había puesto a Percy en las manos: « Toma, necesitaréis esto. Oh, te queda bien» .

—Fabuloso— dijo Leo —pero debes tener la actitud adecuada

—Yo creo que por eso no se me veía bien— comentó Percy

—Es probable, los bolsos son muy sentidos— asintió Leo

El bolso —perdón, el accesorio masculino tipo cartera—

—Obviamente— asintió Connor

—Eso nombre le quedaba mejor— asintió Percy

—Por supuesto que sí— dijo Connor

—De cualquier manera debemos admitir que los bol… las carteras masculinas son muy útiles— dijo Leo con una carcajada

—Claro que sí— dijo Percy —para la próxima intentaré ver las posibilidades de la cartera masculina

tenía un estampado multicolor, un símbolo de la paz cosido con cuentas de madera y el eslogan « Abraza el mundo entero» .

—Awwww que bonito bolso— dijo Miranda riendo

—Cartera masculina— señaló Travis

—Hasta con frases motivacionales— comentó Thalia

—Para estar a la moda— dijo Katie

Ojalá pusiera « Abraza el váter» . Percy se sentía como si el bolso fuera una apostilla de su enorme e increíble inutilidad. Mientras navegaban hacia el norte, colocó la cartera lo más lejos posible de él, pero el bote era pequeño.

—Lo más lejos de ti, era como un metro— señaló Travis

—Y vaya que sí— suspiró Percy

—Pero les puede ser de ayuda— comentó Perséfone

—Eso es cierto— asintió Hermes

No podía creer cómo se había venido abajo cuando sus amigos lo habían necesitado. Primero, había sido tan tonto que los había dejado solos al volver corriendo al bote,

—Tampoco es como que ellos hayan estado muy preocupados por tu partida— dijo Connor

—Pero el cereal secuestró a Hazel— señaló Percy

—Sí, pero se andaban coqueteando antes de que pasara eso— dijo Connor

—¡No nos estábamos coqueteando! —chillaron Frank y Hazel

—Hasta dicen las cosas al mismo tiempo— dijo Katie

—Es obvio que se estaban coqueteando— asintió Connor

y Hazel había sido secuestrada. Luego había visto al ejército marchando hacia el sur y había sufrido una especie de crisis nerviosa. ¿Si le daba vergüenza? Sí. Pero no había podido evitarlo.

—No te preocupes, a cualquiera de nosotros nos puede pasar— dijo Hazel

—Eso no hace que seas menos héroe de lo que eres— comentó Hestia

—Gracias— dijo Percy sonrojado

Sally le sonrió a su hijo

Cuando había visto a aquellos centauros y cíclopes malvados, le había parecido tan raro, tan contrario a lo normal, que había pensado que le iba a explotar la cabeza.

—Por supuesto que sí— dijo Artemisa

—Con todo lo que viste, es bastante lógico— asintió Apolo

—Y a cualquiera le hubiera podido dar una crisis nerviosa— comentó Will

Percy asintió, aunque eso todavía no lo hacía sentir mucho mejor

Y el gigante Polibotes... le había provocado una sensación opuesta a la que experimentaba estando en el mar. La energía de Percy le había abandonado y lo había dejado débil y febril, como si las entrañas se le estuvieran corroyendo.

—Es lo que pasa cuando uno de mis hijos está cerca de él— comentó Poseidón con una mueca

—Además del hecho de que todo lo que habías pasado tu mente y cuerpo lo resintieron— dijo Apolo

—Y es lo más inteligente que le he escuchado decir— dijo Artemisa

—Muchas gracias, hermanita— masculló Apolo

El té medicinal de Iris había contribuido a que su cuerpo se sintiera mejor, pero todavía le dolía la cabeza.

—Pero tampoco es que quisiera tomar té de germen de trigo otra vez— murmuró Percy

—Mejor encontrar otra manera de equilibrar los chakras— dijo Miranda

—Debe haber maneras mejores— coincidió Percy

Había oído historias de personas que habían perdido alguna extremidad y que sufrían dolores imaginarios en la zona donde habían tenido la pierna o el brazo desaparecido. Así notaba él su mente, como si le dolieran los recuerdos desaparecidos.

—Y que lo digas— suspiró Jason

—Port supuesto que sí, lo que viste agitó demasiado tu mente— dijo Will

—No me gusta mi mente agitada— refunfuñó Percy

Y lo peor de todo era que cuanto más avanzaba hacia el norte, más se desvanecían sus recuerdos. Había empezado a sentirse mejor en el Campamento Júpiter, donde había recordado nombres y caras al azar.

Percy hizo una mueca

—Eso era mejor que nada— murmuró Jason

—Y vaya que sí— suspiró Percy

Pero entonces hasta la cara de Annabeth se estaba volviendo cada vez más borrosa.

—Lo siento— murmuró Percy

—Está bien— susurró Annabeth —ahora estás aquí

—Siempre— dijo Percy

En la A.V.S.A.I., cuando había tratado de enviar un iris-mensaje a Annabeth, Fleecy había sacudido la cabeza con gesto triste.

—Por supuesto que no iba a funcionar— señaló Hera

—Por supuesto que no— resopló Poseidón dándole una mirada asesina a Hera, que obviamente la diosa ignoró como si Poseidón fuera solo un crío más

« Es como si estuvieras llamando por teléfono a alguien —dijo—, pero hubieras olvidado el número. O como si alguien estuviera interfiriendo en la señal. Lo siento, cielo. No puedo conectarte.»

—El número que usted marcó se encuentra fuera del área de servicio— dijo Leo

—Ojalá al menos hubiera saltado al buzón de voz— se quejó Percy

—¿Tenemos buzón de voz?— preguntó Travis

—No sé, pero estaría genial— señaló Percy

Le aterraba perder por completo la cara de Annabeth cuando llegara a Alaska. Tal vez un buen día se despertaría y ya no se acordaría de su nombre.

Annabeth hizo una mueca

—Esperen— dijo Miranda —¿Por qué está pensando en eso? ¿Por qué está empezando a perder el rostro de Annabeth? Se supone que el recuerdo está ahí por una razón ¿No?

Afrodita sonrió dándole una mirada de suficiencia a Atenea —Porque como decíamos antes de que alguien nos contradijera, el recuerdo estaba anclado a su alma

—Y el baño en el pequeño Tiber borró la maldición de Aquiles— terminó Piper por ella con incredulidad

—Exacto, esto es tan romántico— chilló Afrodita —hace mucho que no tenía una historia de amor de proporciones épicas ¡Me encantan!

Annabeth y Percy se voltearon a ver sonrojados, pero con una sonrisa

—Alguien calle a Atenea para que no arruine este momento— dijo la diosa del amor al ver que Atenea iba a replicar

Sally les sonrió a los chicos antes de seguir leyendo

Sin embargo, tenía que concentrarse en la misión. La imagen del ejército enemigo le había mostrado a lo que se enfrentaban. Era el 21 de junio muy de mañana.

—Simplemente perfecto— dijo Thalia

—Todo lo que les ha pasado y eso que iban casi en el principio de la misión— comentó Apolo

—De hecho— murmuró Percy intercambiando una mirada con Hazel y Frank

—No quiero imaginarme cómo va a estar la otra parte de la misión— suspiró Poseidón

Tenían que llegar a Alaska, encontrar a Tánatos, localizar el estandarte de la legión y regresar al Campamento Júpiter para la noche del 24 de junio. Cuatro días. Mientras tanto, al enemigo solo le quedaban varios cientos de kilómetros de marcha.

—Pero sin presiones— dijo Leo

—No me sentía presionado— dijo Percy

—Para nada— murmuró Frank

—¿Por qué lo estaríamos?— preguntó Hazel

Percy pilotaba el bote por las fuertes corrientes frente a la costa del norte de California. Soplaba un viento frío, pero resultaba agradable y le ayudaba a despejar la confusión de su mente.

—Un viento frío es la mejor opción— dijo Percy

—Para que te de gripe— dijo Leo

—No si llevas abrigo— comentó Percy

—No puedes discutir contra eso— señaló Rachel

Se empeñó en forzar el bote lo máximo posible. El casco traqueteaba a medida que el Pax se abría paso hacia el norte. Mientras tanto, Hazel y Frank intercambiaban anécdotas sobre los acontecimientos ocurridos en el establecimiento de Alimentación Sana Arcoíris.

—Una experiencia que tienes que vivir para entenderla— bromeó Percy

—Suenas como propaganda— dijo Travis riendo

—Excursiones Arcoíris— dijo Leo

—A la excursión que todos quisiéramos ir— asintió Miranda

Frank habló del vidente ciego Fineas que vivía en Portland y explicó que Iris le había dicho que podría decirles dónde encontrar a Tánatos.

—Pero eso es bueno ¿No?— dijo Katie

—Pues eso creo— dijo Percy un poco nervioso

A Poseidón no le parecía tan bueno, conocía a su hijo Fineas, además del hecho de que había revivido. Aunque claro si Percy y sus amigos lo ayudaban con las arpías puede que todo resultara bien. Eso esperaba.

Frank no reveló cómo había conseguido matar a los basiliscos, pero Percy tenía la sensación que guardaba relación con la punta rota de su lanza. Fuera lo que fuese lo que había pasado, Frank parecía tener más miedo de la lanza que de los basiliscos.

—Comprensible— dijo Connor

—Bastante lógico que pasara eso— asintió Piper

—A nosotros también nos dio miedo y eso que no estábamos ahí— dijo Katie

Clarisse rodó los ojos

Cuando hubo acabado, Hazel le habló a Frank del tiempo que había pasado con Fleecy.

Entonces ¿funcionó el iris-mensaje? —preguntó Frank.

—Depende como definas funcionar— murmuró Percy

—Porque hay tantas definiciones de funcionar— dijo Thalia con sarcasmo

—Sí, es cuestión de perspectiva— argumentó Percy

Hazel lanzó a Percy una mirada comprensiva. No mencionó que había sido incapaz de contactar con Annabeth.

—Eso quiere decir que no— dijo Leo

—Vaya, no nos lo hubiéramos podido imaginar— comentó Piper

—Lo sé, por eso lo dije— señaló Leo

Me puse en contacto con Reyna —dijo—. Se supone que tienes que tirar una moneda al arcoíris y pronunciar un conjuro en plan: « Oh, Iris, diosa del arcoíris, acepta mi ofrenda» . Solo que Fleecy lo cambió. Nos dio su... ¿cómo lo llamó?, su número directo.

—Servicio VIP— dijo Travis

—Ni con el servicio VIP funcionó— refunfuñó Percy

—El servicio VIP es muchas veces el que menos funciona— comentó Piper

—Genial, otro engaño más— dijo Connor

Así que tuve que decir: « Oh, Fleecy, hazme un favor. Muéstrame a Reyna en el Campamento Júpiter» . Me sentí un poco tonta, pero funcionó. La imagen de Reyna apareció en el arcoíris, como en una videollamada entre dos personas. Estaba en los baños. Se llevó un susto de muerte.

Reyna bufó

—Y ese es el problema de los mensajes Iris— señaló Apolo

—Lo noté— masculló Reyna

—Lo siento mucho— dijo Hazel sonrojada

—Nunca sabes cuándo será un mal momento para un mensaje Iris— dijo Hermes

—Bueno, muchas gracias— bufó Reyna

Unos cuantos chicos le dieron miradas divertidas a Reyna

Habría pagado por verlo —dijo Frank—. Me refiero a su expresión. No los baños, ya sabes.

—Dioses Frank— dijo Rachel

Reyna le dio a Frank una mirada asesina

—Y tan niño bueno que se ve— bromeó Travis

—Yo no... No me refería a eso— dijo Frank sonrojado

Hazel negó con la cabeza y Sammy se sonrojó

¡Frank! —Hazel se abanicó la cara como si necesitara aire. Era un gesto anticuado, pero en cierto modo encantador—.

—Te cuidado porque puedes poner celosa a Annabeth— dijo Thalia con burla

—O a Zoé— señaló Piper

—O ambas y así no creo que llegues al siguiente capítulo— bromeó Thalia

Annabeth rodó los ojos

—Ten cuidado, porque no creo que sea de las niñas que se quedan sin saber la información— dijo Connor mirando a Zoé —es solo un consejo

—Estoy de acuerdo con el consejo— dijo Apolo mirando a Bianca con una ceja alzada

Percy los miró con confusión. Zoé se sonrojó.

El caso es que le contamos a Reyna lo del ejército, pero como Percy dijo, ya lo sabía. Eso no cambia nada. Reyna está haciendo todo lo posible por reforzar las defensas. A menos que liberemos a la Muerte y devolvamos el águila...

—Maravilloso— dijo Miranda

—En cada momento se sentía menos la presión— asintió Percy

—Por supuesto que sí— dijo Frank con una mueca

El campamento no podrá resistir contra ese ejército —concluyó Frank—. Por lo menos sin ayuda.

Después se quedaron en silencio.

—No había mucho que decir después de eso— dijo Percy

—Como que se quitaron las ganas de platicar— dijo Connor

—Y vaya que lo hicieron— asintió Percy

Percy no paraba de pensar en los cíclopes y los centauros. Pensó en Annabeth, en el sátiro Grover y en su sueño del gigantesco buque de guerra en construcción.

« Has venido de alguna parte» , había dicho Reyna.

—Pues sí— asintió Travis

—Suena como algo que podría ser cierto— dijo Percy

Percy deseaba poder recordarlo. Podría pedir ayuda. Los miembros del Campamento Júpiter no tendrían que luchar solos contra los gigantes. Debía de haber aliados allí fuera.

—En esas intentábamos estar— dijo Leo

—Pero ya sabes, las cosas nunca suceden como las planeamos— dijo Piper

—Por supuesto que no— comentó Percy —eso sería demasiado pedir

Leo y Piper asintieron de acuerdo

Toqueteó las cuentas de su collar, la placa de probatio de plomo y el anillo de plata que Reyna le había dado. Tal vez en Seattle pudiera hablar con su hermana Hylla. Ella podría enviar ayuda... suponiendo que no matara a Percy al verlo.

—Un pequeño problemita— dijo Katie

—Super pequeño— dijo Percy

—Casi nada ¿Cuántas probabilidades hay de que eso suceda? — preguntó Rachel

—No creo que haya muchas— dijo Percy

Después de unas horas más de navegación, a Percy se le empezaron a cerrar los ojos. Temía desmayarse del agotamiento. Entonces tuvo un golpe de suerte. Una orca salió a la superficie junto al bote, y Percy mantuvo una conversación mental con ella.

—¿También podemos tener una orca en nuestro zoológico?— preguntó Zoé

—Es lo mismo que iba a proponer— asintió Katie —solo nos queda el problema de conseguir una orca

—Estoy muy seguro que lo resolverán— dijo Travis

No era exactamente como hablar, pero fue algo parecido a lo siguiente:

« ¿Podrías llevarnos al norte —preguntó Percy—, lo más cerca posible de Portland?» .

« Como focas —respondió la orca—. ¿Sois focas?»

—No nos parecíamos a focas— dijo Hazel

—Podrían ser focas raras— señaló Leo

—Somos focas de una nueva especie— bromeó Percy

—Todo podría suceder— señaló Leo

« No —reconoció Percy—. Pero tengo una cartera llena de cecina macrobiótica.»

La orca se estremeció.

« Prométeme que no me darás de comer eso, y os llevaré al norte.»

« Trato hecho.»

—Me parece un excelente trato— dijo Piper

—A mí también me lo pareció— comentó Percy

—Un trato como esos, muy pocas veces lo haces— dijo Thalia

—Fue el mejor trato del mundo— dijo Frank

Pronto Percy había preparado un arnés de cuerda improvisado y lo había sujetado alrededor de la parte superior de la orca. Se dirigieron a toda velocidad hacia el norte impulsados por la orca, y ante la insistencia de Hazel y Frank, Percy se echó una siesta.

—No es que me viera tan mal— dijo Percy

—Nooo, para nada— bromeó Connor

—Claro que no— dijo Frank con una sonrisa

Sus sueños fueron más inconexos y espeluznantes que nunca.

—Eso ya también fueron superados— murmuró Percy para sí mismo

Se imaginó a sí mismo en el monte Tamalpais, al norte de San Francisco, luchando en la antigua fortaleza de los titanes. No tenía sentido. No había estado allí con los romanos cuando habían atacado,

—Pues no, no estuviste con los romanos— dijo Thalia —pero sí estuviste ahí

—Lo que fue bastante confuso realmente— comentó Percy

—Nos lo podemos imaginar— dijo Thalia

pero lo vio todo claramente: un titán con armadura, Annabeth y otras dos chicas luchando al lado de Percy. Una de las chicas murió en la batalla. Percy se arrodilló junto a ella y contempló como se deshacía en las estrellas.

Zoë hizo una mueca. Luke se removió con incomodidad en su lugar.

Luego vio el gigantesco buque de guerra en su dique seco. El mascarón de proa del dragón de bronce brillaba a la luz de la mañana. Los aparejos y el armamento estaban terminados, pero algo no iba bien.

—¿Otra vez nos espiaste?— preguntó Leo

—Un poquito— dijo Percy

—No puedo creer que no exista privacidad— dijo Leo negando con la cabeza

—No la existe desde que estamos leyendo los libros— señaló Jason

—Y desde que nos espían en sueños— dijo Leo

—No fue con intención— dijo Percy —fue un accidente

La escotilla de la cubierta estaba abierta y salía humo de algún motor. Un chico con el pelo moreno rizado soltaba juramentos mientras golpeaba el motor con una llave inglesa.

—Esa es una solución efectiva a veces— dijo Leo

—Llega a funcionar— asintió Hefesto

—Además de que es relajante también— comentó Leo

—De acuerdo escuchen, nadie deje una llave inglesa cerca de Leo cuando haya gente alrededor— bromeó Connor

—Creo que podría ser un buen consejo— dijo Leo riendo

Otros dos semidioses estaban agachados a su lado, observando con preocupación. Uno era un adolescente con el pelo rubio corto. La otra era una chica de largo cabello moreno.

Ten presente que es el solsticio —dijo la chica—. Se supone que debemos zarpar hoy.

—Como si no fuera suficiente que Annabeth ya estaba desesperada— murmuró Leo

—Sí, todos nos acordamos de eso— dijo Travis —temíamos por tu vida

—Yo también temía por mi vida— asintió Leo

—Todos estábamos preocupados por ti— bromeó Rachel

Annabeth bufó —No iba a hacerle nada

—No sé, yo pensaría que sí ibas a hacer algo— dijo Piper riendo

¡Ya lo sé! —El mecánico de pelo rizado atizó el motor unas cuantas veces más—. Podrían ser los cohetes de rizo. Podría ser este cachivache. Podría ser que Gaia estuviera tocándonos las narices otra vez. ¡No estoy seguro!

Leo resopló

—Muchos problemas para tan poco tiempo— dijo Hefesto

¿Cuánto tiempo? —preguntó el chico rubio.

Dos o tres días.

Puede que no dispongan de tanto —advirtió la chica.

—No me gustan tus sueños que espían— dijo Leo

—Intentaré que mis sueños ya no sean espías— dijo Percy

—Eso estaría muy bien— asintió Leo

Algo le decía a Percy que se refería al Campamento Júpiter.

—Correcto— dijo Piper

—Un aplauso para él— dijo Travis

Entonces la escena cambió de nuevo. Vio a un chico y a su perro vagando por las colinas amarillas de California. Pero cuando la imagen se aclaró, Percy se dio cuenta de que no era un chico. Era un cíclope con unos tejanos raídos y una camisa de franela.

Tyson le sonrió, Percy le sonrió de vuelta

El perro era una montaña de pelo negro que se movía arrastrando las patas; perfectamente podía ser del tamaño de un rinoceronte.

—Y aun así no quieres tener un tiburón— dijo Connor negando con la cabeza

—Quiero tener un tiburón, pero no cabría en la bañera— señaló Percy

—Sí cabría uno chiquito— dijo Zoé

—¿Ves Percy? Todo es cuestión de que lo quieras hacer— dijo Leo riendo

El cíclope llevaba una enorme porra apoyada en el hombro, pero a Percy no le parecía un enemigo. No paraba de gritar el nombre de Percy, llamándolo... ¿hermano?

Huele más lejos —dijo el cíclope al perro, casi gimiendo—. ¿Por qué huele más lejos?

—Porque no siguió indicaciones— dijo Thalia

—Por otro lado ¿Cuán ha seguido indicaciones?— preguntó Nico

—Eso es cierto— dijo Miranda

—Oigan, no sean así con mi mamá presente— refunfuñó Percy

—Cariño, no es una sorpresa para mí— dijo Sally

¡GUAU! —ladró el perro, y el sueño de Percy volvió a cambiar.

—Esa fue una excelente respuesta— dijo Travis

—Sí lo fue— asintió Tyson

Vio una cadena de montañas nevadas tan altas que hendían las nubes. El rostro durmiente de Gaia apareció entre las sombras de las rocas.

« Qué peón más valioso —dijo en tono tranquilizador—. No temas, Percy Jackson. ¡Ven al norte! Tus amigos morirán, pero a ti te protegeré de momento. Tengo grandes planes para ti.»

—Eso de que te protegerá no me agrada— dijo Poseidón

—Tingi grindis plinis piri ti— masculló Percy

—Entonces… Eso fue lo que lo llevó a tomar la decisión acerca de la sangre— susurró Hazel a Frank

—Oyéndolo del libro es más entendible que lo que nos dijo— asintió Frank

En un valle situado entre las montañas había un enorme campo de hielo. El borde descendía hasta el mar, decenas de metros por debajo, y las capas de escarcha se desmenuzaban en el agua.

—Encantador— dijo Katie con sarcasmo

—Claro que sí, sonaba realmente maravilloso el ir— asintió Percy

—Nos podemos imaginar que sí lo hacía— dijo Chris

Sobre el hielo había un campamento de la legión: baluartes, fosos, torres, barracones, idéntico al Campamento Júpiter solo que tres veces más grande.

Los romanos hicieron una mueca

En el cruce de caminos a las afueras del principia, una figura vestida con una túnica oscura se hallaba sujeta con grilletes al hielo. Percy desplazó la vista más allá de él, hasta el cuartel general. Allí, en la penumbra, había un gigante todavía más grande que Polibotes.

—Perfecto— masculló Poseidón

—Bueno, lo fueron a buscar a él— señaló Apolo

—Eso no lo hace mejor— dijo Poseidón

Hades tampoco se veía muy satisfecho con la información

Su piel emitía destellos dorados. Expuestos detrás de él se encontraban los estandartes manchados y helados de una legión romana, incluida la gran águila dorada con sus alas desplegadas.

—Ya nada más falta que encuentren donde es— dijo Katie

—Una cosita de nada— dijo Percy

—Sobre todo por la forma en que lo encontramos— murmuró Frank

—¿Cómo lo encontraron?— preguntó Sally

—Con una gran cantidad de suerte— dijo Percy rápidamente

—Claro— asintió Frank

« Te esperamos —tronó la voz del gigante—. Mientras avanzas a tientas hacia el norte tratando de encontrarme, mis ejércitos destruirán tus preciosos campamentos, primero los romanos y luego los otros. No puedes vencer, pequeño semidiós.»

—Que motivante— bufó Leo

—Vaya que lo fue— resopló Percy

Percy se despertó de una sacudida bajo la fría y gris luz del día. La lluvia le caía sobre la cara.

Y yo creía que dormía profundamente —dijo Hazel—. Bienvenido a Portland.

—Eso es porque no habías conocido a Percy— dijo Thalia

—Me di cuenta— dijo Hazel

—Gracias— murmuró Percy

Percy se incorporó y parpadeó. La escena que le rodeaba era tan distinta de la de su sueño que no estaba seguro de cuál era real.

—También es bastante comprensible— dijo Miranda

—Y vaya que sí, luego de esos sueños…— dijo Connor

—Fue bastante extraño— dijo Percy

El Pax flotaba sobre un río negro como el hierro que atravesaba el centro de una ciudad. En el cielo había nubarrones bajos. La lluvia fría era tan ligera que parecía suspendida en el aire. A la izquierda de Percy había almacenes industriales y vías de ferrocarril.

—Se veía genial— dijo Percy

—Como para otra postal— dijo Rachel

—Por supuesto que sí— asintió Percy

A su derecha, una pequeña zona céntrica: un grupo de torres de aspecto casi acogedor entre las orillas del río y una hilera de colinas boscosas cubiertas de neblina.

—Le da mucho ambiente— dijo Connor

—Y obviamente todo debía tener mucho ambiente— dijo Leo

—Por supuesto que debería— dijo Piper

—Vaya que sí— coincidió Percy

Percy se espabiló frotándose los ojos con la manga.

¿Cómo hemos llegado aquí?

Frank le lanzó una mirada en plan « No te lo vas a creer» .

—Fue bastante raro, pero genial— dijo Hazel

—Otra cosa que describe parte de nuestras vidas— señaló Leo

—Y vaya que sí— dijo Piper

La orca nos llevó hasta el río Columbia. Luego le pasó el arnés a un par de esturiones de tres metros.

Percy creyó que Frank había dicho « centuriones» .

—¿Cómo podía ser eso posible?— preguntó Frank

—En nuestra vida es algo que podría pasar— dijo Thalia

—Por supuesto que sí— dijo Percy un poco avergonzado

Visualizó una extraña imagen de unos gigantescos soldados romanos con casco y penacho arrastrando el bote río arriba.

Los chicos se empezaron a reír

—Bueno, pues me acababa de despertar— argumentó Percy

—Ese es un increíble argumento— dijo Will

—Ni tanto, porque en otra ocasión se despertó y ya tenía inmovilizado al renacuajo— señaló Thalia

Nico rodó lo ojos, Percy se encogió de hombros sonrojado

Entonces cayó en la cuenta de que Frank se refería a unos esturiones, los peces. Se alegró de no haber dicho nada. Habría sido bastante embarazoso, siendo él el hijo del dios del mar y todo eso.

—Bueno, pero eso quiere decir que seas un libro de criaturas marinas— señaló Poseidón

—Son demasiadas como para que las conozcas todas— dijo Annabeth

—Eso es cierto— dijo Percy

El caso es que los esturiones nos arrastraron mucho tiempo. Hazel y yo nos turnamos para dormir. Entonces llegamos a este río...

El Willamette —intervino Hazel.

—Que esturiones tan buenos— dijo Leo

—Los mejores— asintió Hazel

—Era otro servicio VIP— bromeó Percy

Eso es —dijo Frank—. Después de eso, el bote tomó el mando y nos trajo aquí solo. ¿Has dormido bien?

—Y tú que te quejabas del bote— dijo Travis negando con la cabeza

—Fui muy malo por quejarme de ese excelente bote— dijo Percy

—Pues sí— asintió Leo —eso no se hace

Mientras el Pax se deslizaba hacia el sur, Percy les contó sus sueños. Trató de centrarse en lo positivo: un buque de guerra podía estar en camino para prestar ayuda al Campamento Júpiter.

—Lo que realmente no podría ser tan buena idea— dijo Artemisa

—¿Por qué?— preguntó Apolo

—¿Un buque griego de guerra llegando al Campamento romano? ¿En serio?— señaló Artemisa

—Pero puede que no acabe en desastre— señaló Apolo —velos, están en paz

Leo se removió incómodo. Griegos y romanos (de ese tiempo) se miraron entre ellos

Un cíclope amistoso y un perro gigantesco lo estaban buscando. No mencionó lo que Gaia había dicho: « Tus amigos morirán» .

—Eso habría quitado el ánimo— dijo Frank con una mueca

—Y teníamos mucho— asintió Percy

—Definitivamente lo teníamos— mencionó Hazel

Cuando Percy describió el fuerte romano sobre el hielo, Hazel puso cara de preocupación.

Así que Alcioneo está en un glaciar —dijo—. Eso no limita mucho las posibilidades. Alaska tiene cientos.

—Típico— dijo Leo

—Por eso van con Fineas para que sea más específico— resopló Atenea

—Espero que los quiera ayudar— dijo Perséfone

Percy asintió con la cabeza.

A lo mejor ese tal Fineas puede decirnos en cuál está.

—Genial— murmuró Percy, si su mamá se llegara a enterar, tal vez no lo tomaría tan mal y no lo castigaría por el resto de su vida ¿Cierto?

El bote atracó en un embarcadero. Los tres semidioses contemplaron los edificios del lloviznoso centro de Portland.

Frank se quitó la lluvia de su pelo cortado al rape.

Así que ahora tenemos que buscar a un ciego bajo la lluvia —dijo Frank—. Sí, señor.

—Excelente— dijo Leo

—Eso se ponía cada vez mejor— dijo Piper

—Y que lo digas— comentó Hazel mirando a Percy

XXVI

Percy

No fue tan difícil como pensaban. Los gritos y la desbrozadora fueron de ayuda.

—Por supuesto que sí— dijo Apolo

—Eso haría que encontraran a cualquiera— dijo Travis

—Una desbrozadora en un buen augurio— asintió Leo

—Me alegra mucho— dijo Percy

Habían llevado forros polares ligeros con las provisiones, de modo que se abrigaron contra la fría lluvia y recorrieron varias manzanas por las calles casi desiertas. Esa vez Percy fue listo y sacó la mayoría de sus provisiones del bote.

—Un aplauso por favor— dijo Leo

—Ya no vas a dejar que sigan coqueteando— señaló Katie

—Vas a hacer mal tercio— dijo Miranda

—Lo siento mucho, chicos— dijo Percy divertido mirando a Hazel y Frank

—No estábamos coqueteando— añadió Hazel

Incluso se metió la cecina macrobiótica en el bolsillo de la chaqueta, por si necesitaba amenazar a otra orca.

—¿Por qué habría una orca en las calles de Portland?— preguntó Rachel

—No lo sé, pero podría pasar— dijo Percy

—Ya sabemos que todo puede pasar— dijo Thalia

Vieron tráfico de bicicletas y a unos cuantos mendigos acurrucados en portales, pero la mayoría de los ciudadanos de Portland parecían estar en sus casas.

—Pues sí, estaba lloviendo— señaló Apolo —la gente sensata se encierra en sus casas

—O salen a saltar los charcos— comentó Esperanza

—Eso también es de gente muy sensata— asintió Leo

—¿No te estabas quejando de que el aire frío podría dar gripe? — preguntó Travis riendo

—No me estaba quejando— dijo Leo —solo señalé un hecho

Mientras avanzaban por Glisan Street, Percy miraba con anhelo a la gente que tomaba café y pastas en las cafeterías.

—El té no quita el hambre— dijo Percy

—Por supuesto que no— dijo Katie

Estaba a punto de proponer que pararan a desayunar cuando oyó una voz calle abajo gritando: ¡jA! ¡CHUPAOS ESA, ESTÚPIDAS GALLINAS!, seguida del ruido de un pequeño motor y muchos graznidos.

—Creo que lo encontraron— dijo Leo

—Eso parece— asintió Percy

—Suena como que podría ser— dijo Piper

Percy lanzó una mirada a sus amigos.

¿Creéis que...?

Probablemente —convino Frank.

Corrieron en dirección a los sonidos.

Percy se ponía más nervioso con cada frase del capítulo, esperaba que todavía no viniera esa parte, sobretodo porque su mamá estaba leyendo. Es más esperaba que de ninguna manera viniera.

Cuando recorrieron la siguiente manzana, encontraron un gran aparcamiento abierto con aceras bordeadas de árboles e hileras de camiones de venta de comida orientados hacia las calles en los cuatro lados.

—Ahí podría estar tu negocio de tacos— señaló Connor a Leo

—Sobre todo porque habría mucha gente buscando un loco que les grita a las gallinas — dijo Leo

—Tal vez ya no está — dijo Percy en voz baja

Percy había visto camiones de comida antes, pero nunca tantos en un mismo sitio. Algunos eran simples cajas metálicas blancas sobre ruedas, con toldos y barras para servir. Otros estaban pintados de azul o de morado,

—Y lo puedes pintar azul— dijo Percy

—Pero tu zoológico va a ser azul— señaló Leo

—¿Va a ser azul? — preguntó Katie

—Sí — dijo Zoé sonriendo

—Mejor pintamos el puesto de tacos de dorado — dijo Esperanza

—Ya tenemos color para el puesto y no es azul — dijo Leo dándole un guiño a Esperanza

o con dibujos de puntos, provistos de grandes letreros en la parte de delante, coloridos tableros con los menús y mesas como los cafés de autoservicio con terraza.

—Suena genial— dijo Leo

—¿Todo tu puesto va a ser dorado? — preguntó Rachel

—Por supuesto, para que ningún puesto brille más — asintió Leo

—Personalmente amo el dorado — dijo Apolo —así que estoy completamente de acuerdo en que el puesto sea dorado

Uno anunciaba tacos de fusión coreano-brasileña, un plato que parecía pertenecer a una forma de cocina radiactiva de alto secreto.

—Jamás había escuchado de ella— dijo Miranda

—Por eso es ultra secreta— señaló Connor

—Obviamente Miranda — dijo Katie rodando los ojos

Otro ofrecía pinchos de sushi. Un tercero vendía sándwiches de helado fritos en abundante aceite.

—Eso suena increíble— dijo Travis

—Sí, hace mucho que no como uno de esos — dijo Leo

—En realidad, no nos dio tiempo de comprar uno— comentó Percy

Hestia les sonrió y de repente aparecieron helados fritos para todos (para Frank el helado era a base de agua)

—Siiii— chillaron varios de los chicos y luego corearon un — gracias

El olor era increíble: docenas de cocinas distintas cocinando al mismo tiempo. A Percy le empezaron a rugir las tripas. La mayoría de los carritos de comida estaban abiertos, pero apenas había clientes. ¡Podían comprar lo que les viniera en gana!

—Eso es lo mejor de todo— dijo Miranda

—Aunque tal vez no para los puestos — señaló Piper

¿Sándwiches de helado fritos? Tío, eso sonaba mucho mejor que el germen de trigo.

—Muchísimo y lo confirmo — dijo Percy alzando su helado

—Todos estamos completamente de acuerdo — dijo Leo señalando con la cuchara de su helado

Los demás chicos asintieron de acuerdo

Lamentablemente, la comida no era la única actividad del lugar. En el centro del aparcamiento, detrás de todos los camiones, un viejo con bata corría de un lado al otro con una desbrozadora, gritando a una bandada de mujeres pájaro que trataban de robar comida de una mesa de picnic.

—Fue una visión bastante rara— dijo Percy

—Suena fabuloso para los negocios— dijo Connor

—Definitivamente vamos a poner el puesto ahí— dijo Leo riendo

Arpías —dijo Hazel—. Lo que significa...

Es Fineas —aventuró Frank.

—Perfecto— masculló Poseidón

—Bueno, lo encontraron. Eso está bien— dijo Apolo

—Aunque una desbrozadora y que esté espantando a las arpías no suena precisamente como era antes— señaló Artemisa

Cruzaron la calle corriendo y se apretujaron entre el camión de comida coreano-brasileña y un vendedor ambulante chino que ofrecía burritos de huevo duro.

—Jamás lo he probado, pero estoy abierto a nuevas opciones— dijo Leo

—También yo— asintió Travis

Las partes traseras de los camiones no eran ni mucho menos tan apetitosas como las delanteras. Estaban llenas de montones de cubos de plástico, cubos de basura llenos a rebosar e improvisadas cuerdas para tender de las que colgaban delantales y toallas mojadas.

—Sí bueno, es un poco obvio— dijo Leo

—No lo era para mí— dijo Percy

—Es hora de destruir tus ilusiones— señaló Thalia

El aparcamiento no era más que un cuadrado de asfalto agrietado cubierto de malas hierbas. En medio había una mesa de picnic con montañas de comida de los distintos camiones. El hombre de la bata era viejo y gordo.

Poseidón frunció el ceño

—Sí, definitivamente no suena como el que conocemos— señaló Hermes

—Te lo dije— señaló Artemisa con una mirada de suficiencia a su hermano

Estaba casi totalmente calvo y tenía cicatrices que le recorrían la frente y un cerco de pelo blanco fibroso. Su bata estaba salpicada de ketchup, y

—Todo un espécimen— masculló Zoë

—Y eso no era lo peor de todo— dijo Hazel con una mueca al acordarse de aquel tipo tan malo

—El cómo lucía era lo de menos— asintió Frank

no paraba de andar dando traspiés con unas zapatillas de conejitos rosa cubiertas de pelusa, blandiendo su desbrozadora de gas con intención de atacar a la media docena de arpías que planeaban sobre su mesa de picnic.

—Y se tuvo que librar de la maldición— bufó Zeus

—Era obvio que iba a pasar— señaló Poseidón

Era evidente que estaba ciego. Tenía los ojos de un blanco lechoso, y por lo general no acertaba a las arpías ni de lejos, pero las estaba rechazando con éxito.

¡Atrás, sucias gallinas! —rugió.

—Era un imbécil— masculló Hazel

—Definitivamente lo era— asintió Percy con una mueca, aun le costaba creer que estuviera emparentado con aquel tipo

Percy no sabía por qué, pero tenía la vaga noción de que las arpías solían ser rollizas.

—Porque has tenido experiencias con ellas— dijo Apolo

—Eso podría ser— asintió Percy

—Me parece que lo es— dijo Apolo

—Suena como una buena explicación— comentó Hermes

En cambio, aquellas parecían estar muriéndose de hambre. Sus rostros humanos tenían los ojos hundidos y las mejillas chupadas. Sus cuerpos estaban cubiertos de plumas mohosas, y sus alas tenían unas diminutas manos arrugadas en los extremos.

—Y como decíamos, las cosas han cambiado— dijo Poseidón

—Y vaya que lo hicieron— dijo Deméter

—Aún así espero que los ayude— comentó Perséfone

—Igual yo— dijo Poseidón

Llevaban unos andrajosos sacos de arpillera a modo de vestidos. Cuando se lanzaban en picado a por la comida, parecían más desesperadas que furiosas. A Percy le daban lástima.

—Fue horrible— dijo Hazel

—Y que lo digas— asintió Frank

¡ZAS! El anciano blandió su desbrozadora. Rozó las alas de una arpía. La arpía chilló de dolor y se marchó revoloteando, soltando plumas amarillas mientras volaba.

—Que horrible— dijo Katie

—Lo único que querían era un poco de comida— señaló Rachel con una mueca

—Pero ese tonto no lo entendía— resopló Hazel

Una arpía daba vueltas más alto que el resto. Parecía más joven y más pequeña que las otras, con alas de vivo color rojo.

—¿Ella?— preguntó Tyson

Percy asintió con una mueca

Buscaba con cuidado un hueco, y cuando el anciano volvió la espalda, se lanzó en picado sobre la mesa. Agarró un burrito con sus patas con garras, pero antes de que pudiera escapar, el ciego blandió su desbrozadora y le golpeó en la espalda tan fuerte que Percy hizo una mueca.

Tyson frunció el ceño

—Lo bueno, es que ahora Ella ya está segura— dijo Annabeth

—Debe de estar segura siempre— asintió Tyson

—Por supuesto que sí— asintió Percy

La arpía chilló, soltó el burrito y se fue volando.

¡Basta! —gritó Percy.

Las arpías lo entendieron mal. Miraron a los tres semidioses y huyeron de inmediato.

—No podían saber que no les decías a ellas— dijo Rachel

—Lo sé, pero me habría gustado que supieran que no era contra ellas— murmuró Percy

La mayoría se marcharon revoloteando y se posaron en los árboles que rodeaban el cuadrado, mirando despectivamente la mesa de picnic. La de las plumas rojas con la espalda herida se fue volando de forma inestable por Glisan Street y desapareció.

—Lo bueno es que ya va a estar bien— dijo Rachel

—Eso es muy importante— asintió Tyson

¡Ja!

El ciego gritó en tono triunfal y apagó su desbrozadora. Sonrió con gesto ausente en dirección a Percy.

¡Gracias, extranjeros! Agradezco mucho vuestra ayuda.

—Odio cuando ayudo a quien no quiero ayudar— masculló Percy

—Estoy completamente der acuerdo— dijo Leo — es de lo peor

—Sobretodo porque la mayoría de las veces son malas personas— dijo Percy

Percy contuvo su ira. No pretendía ayudar al anciano, pero se acordó de que necesitaban que les proporcionara información.

—Todavía no puedes hacerle nada— dijo Leo

—No, tendrán que esperar— dijo Thalia

—Pero si el anciano ya no necesita ayuda con las arpías ¿Cómo se van a ganar su favor? — preguntó Bianca

—Esa es una excelente pregunta— comentó Sally mirando a su hijo con interrogación

—¿Suerte? — ofreció Percy

No se merecen —se acercó al viejo, sin perder de vista la desbrozadora—. Soy Percy Jackson. Este es...

¡Semidioses! —dijo el anciano—. Siempre huelo a los semidioses.

—Perfecto— dijo Connor

—¿Qué perfume deberíamos usar para ese problema? — preguntó Leo

—Perfume, ambientador de carro— bromeó Percy

Hazel frunció el entrecejo.

¿Tan mal olemos?

—Esa es la pregunta del millón— dijo Travis

—No huelen mal, pero su olor es muy distintivo— dijo Hermes

—Bueno, genial— dijo Connor

El anciano se echó a reír.

Claro que no, querida. Pero os sorprendería lo mucho que se agudizaron mis otros sentidos cuando me quedé ciego. Soy Fineas. Y tú... no me lo digas... Alargó la mano para tocar la cara de Percy y le metió los dedos en los ojos.

—Súper higiénico todo— dijo Travis

—Obvio, una experiencia que quieres vivir más de una vez— asintió Percy con sarcasmo

—Por supuesto que sí ¿Por qué no querrías repetirla? — preguntó Piper

¡Ay! —se quejó Percy.

¡Hijo de Neptuno! —exclamó Fineas—. He olido el mar en ti, Percy Jackson. Yo también soy hijo de Neptuno, ¿sabes?

Todos los chicos voltearon a ver a Poseidón

—Larga historia que no les voy a contar— dijo Poseidón

—No queríamos saber, gracias— dijo Percy

Eh... sí. Vale.

Percy se frotó los ojos. Tenía que tocarle a él estar emparentado con aquel viejo mugriento.

—Y ti— dijo Percy señalando a Frank

—Gracias— masculló Frank

—Y a ustedes— dijo Percy señalando a Zoé y Charles

Ellos se vieron desconcertados por ser señalados

—Entonces voy a necesitar una desbrozadora— dijo Zoé

—Bueno, que bonita familia— dijo Thalia riendo

Esperaba que todos los hijos de Neptuno no tuvieran la misma suerte. Primero, empiezas llevando un bolso para hombre, y antes de que te des cuenta, estás corriendo de aquí para allá en bata y zapatillas de conejitos rosa, persiguiendo gallinas con una desbrozadora.

Zoé y Charles intercambiaron miradas divertidas

—¿Por qué esas miraditas?— preguntó Apolo

—No, por nada— dijo Zoé "seria"

—Por favor, reconocemos esas miradas, cuenten— dijo Apolo

—Es que…— comenzó Zoé tratando de no reírse y mirando a Percy —es que, sí tienes unas zapatillas de conejito

Todos los chicos soltaron una carcajada

Percy parpadeó —¿Por qué tendría unas zapatillas de conejito?

—En mi defensa, tenía tres años y era un regalo— dijo Zoé riendo

—Por favor, no se vayan a atragantar con el helado— pidió Apolo a los semidioses

—¿Y son rosas también? — preguntó Percy

—Blancas, y en realidad porque no las encontró azules, ni encontró la pintura azul— informó Charles

Zoé sonrió con inocencia

—¿Te conseguimos de una vez la desbrozadora o te esperas?— preguntó Leo riendo

—Yo creo que nos esperamos— dijo Percy —las zapatillas no son rosas

Fineas se volvió hacia Hazel.

Y aquí... Caramba, olor a oro y tierra profunda. Hazel Levesque, hija de Plutón. Y a tu lado... el hijo de Marte. Pero tu historia no acaba ahí, Frank Zhang...

Sangre ancestral —murmuró Frank—. El príncipe de Pilos. Bla, bla, bla.

—Que buena manera de resumir eso— dijo Leo

—Gracias— dijo Frank

—Cuando quieras— comentó Leo

¡Periclímeno, exacto! Oh, era un buen tipo. ¡Yo adoraba a los argonautas!

Frank se quedó boquiabierto.

Un... un momento. ¿Peri qué?

—Bastante raro el nombre— dijo Miranda

—Por otro lado, en ese entonces todos los nombres eran raros— comentó Will

—Gracias, hijo— masculló Apolo

Fineas sonrió.

No te preocupes. Sé lo de tu familia. ¿Y la historia de tu abuelo? En realidad, él no destruyó el campamento.

—Es bueno saberlo— dijo Hermes

—Bastante bueno en realidad— asintió Reyna

Vaya, qué grupo más interesante. ¿Tenéis hambre?

Frank se quedó como si lo hubiera atropellado un camión, pero Fineas ya había pasado a otros asuntos.

—Fue bastante raro— dijo Frank

—Y vaya que sí, de por si el tipo era bastante raro— dijo Percy —y sigo sin poder creer que esté emparentado con él— añadió en voz más baja

Señaló con la mano la mesa de picnic. En los árboles cercanos, las arpías chillaban con desconsuelo. Pese al hambre que Percy tenía, no soportaba la idea de comer siendo observado por aquellas pobres mujeres pájaro.

—Por supuesto que no— dijo Sally

—No sería justo, ellas solo estaban haciendo su trabajo— dijo Percy

Oiga, estoy confundido —dijo Percy—. Necesitamos información. Nos dijeron...

... que las arpías me estaban robando la comida —concluyó Fineas—, y que si me ayudabais, yo os ayudaría a vosotros.

—Básicamente— asintió Percy

—Y nos engañaron— dijo Frank

—Ya estamos acostumbrados— bromeó Percy

Algo por el estilo —admitió Percy.

Fineas se rió.

Eso era antes. ¿Tengo aspecto de no comer?

Se tocó la barriga, que tenía el tamaño de un balón de baloncesto demasiado hinchado.

—De ninguna manera— dijo Leo

—No lucía de esa manera, una lástima— dijo Connor

—Sobretodo para alguien tan horrible— dijo Katie

Pues... no —dijo Percy.

Fineas agitó su desbrozadora con un amplio gesto. Los tres se agacharon.

—No jueguen con desbrozadoras— aconsejó Percy

—Y menos si no pueden ver— señaló Leo

¡Las cosas han cambiado, amigos míos! —dijo—. Cuando recibí el don de la profecía, hace una eternidad, es cierto que Júpiter me maldijo. Envió a las arpías para que me robaran la comida. Yo era un bocazas,

—Se lo merecía— masculló Zeus

Varios de los dioses asintieron de acuerdo

¿sabéis? Revelaba demasiados secretos que a los dioses les interesaba guardar —se volvió hacia Hazel—. Por ejemplo, tú deberías estar muerta. Y tú... —Se volvió hacia Frank —. Tu vida depende de un palo quemado.

—Y por eso lo maldijeron— bufó Nico

—Ahora todo nos queda más que claro— comentó Thalia

—Y seguía sin ser una persona buena— dijo Apolo

Percy frunció el entrecejo.

¿De qué está hablando?

Hazel parpadeó como si le hubieran dado una bofetada. A Frank se le quedó la cara como si el camión hubiera dado marcha atrás y hubiera vuelto a atropellarlo.

—Estúpido camión— dijo Leo

—Ese camión debería tener más cuidado— señaló Percy

—No puedo creer todo lo que dijo— masculló Frank

—Y por eso es que es un imbécil— bufó Hera

Y tú —Fineas se volvió hacia Percy—, ¡tú ni siquiera sabes quién eres! Yo podría decírtelo, claro, pero... ¡Ja! ¿Qué gracia tendría?

—¿Qué gracia tendría?— masculló Percy

—Cuando no debe de decir las cosas, las dice y ahora que sí tendría que decirlo…— señaló Miranda

—Era un mar de incoherencias— dijo Percy

Y Brigid O'Shaughnessy disparó a Miles Archer en El halcón maltés.

—Bueno, ya nos hizo spoiler— dijo Katie

—Con razón nadie lo quiere— dijo Piper

—Eso explica muchas cosas— asintió Katie

Y Darth Vader es en realidad el padre de Luke. Y el ganador de la próxima Super Bowl será...

Entendido —murmuró Frank.

—Sip, en cada momento que pasan con él entendemos más y más por qué lo maldijeron— dijo Rachel

—Nosotros también lo entendíamos más— asintió Hazel

—Fueron de los momentos más horribles— dijo Frank

Hazel agarró su espada como si estuviera tentada de golpear al anciano.

—Lo estaba— admitió Hazel

—No se metan con Hazel— dijo Leo

—La verdad es que si tuviéramos la información, todos te habríamos ayudado— comentó Percy

—Vaya que sí— dijo Frank

Así que usted hablaba demasiado, y los dioses lo maldijeron. ¿Por qué le quitaron la maldición?

—Jamás se la quitaría— dijo Zeus

—Pues ya encontró la manera de quitársela él solo— señaló Hera

¡Oh, no me la quitaron! —El anciano arqueó sus cejas pobladas como diciendo: « ¿Os lo podéis creer?» —. Tuve que hacer un trato con los argonautas. Ellos también querían información, ¿sabéis?

—Los argonautas nos están causando muchos problemas— comentó Leo

—Es cierto— dijo Piper con una mueca

—Bueno, pero en la antigüedad también resolvieron algunos problemas— comentó Hermes

Les dije que si mataban a las arpías, colaboraría con ellos. Se llevaron a esas asquerosas criaturas, pero Iris no les dejó matar a las arpías. ¡Qué escándalo! Así que esta vez, cuando mi patrona me resucitó...

—Lógico— suspiró Poseidón

—La verdad es que no es una sorpresa para ninguno— dijo Apolo

—Obviamente le servía tenerlo de su lado— comentó Poseidón

¿Su patrona? —preguntó Frank.

Fineas le dedicó una sonrisa pícara.

Gaia, por supuesto. ¿Quién crees que ha abierto las Puertas de la Muerte?

Hades resopló

Tu novia sí que está al tanto. ¿Es Gaia tu patrona también?

Hazel desenvainó su espada.

Yo no soy su... Yo no... ¡Gaia no es mi patrona!

—No caerías tan bajo— dijo Katie

—Solo un idiota obedecería a quién quiere destruir el mundo— resopló Thalia

—Y nadie corrigió que técnicamente aún no son novios— señaló Miranda

—Miranda tiene las prioridades claramente ordenadas— señaló Chris dándole una mirada intencionada a Connor

Fineas parecía divertido. Si había oído el sonido de la espada siendo desenvainada, no parecía preocupado.

—Cree que de cualquier manera Gaia lo va a regresar, probablemente— señaló Poseidón

—Sí, probablemente no debía tener tanta confianza— murmuró Hazel en voz baja

Percy se removía incómodo en su lugar

Muy bien, si queréis ser nobles y quedaros con el bando de los perdedores, es asunto vuestro. Pero Gaia está despertando. ¡Ha reescrito las normas de la vida y la muerte! Yo vuelvo a estar vivo, y a cambio de mi ayuda (una profecía aquí, una profecía allá),

Apolo resopló —No puede ir dando profecías así como así

Zeus le lanzó una mirada exasperada —Tu oráculo lanzó esta profecía al instante

—Pero es diferente, padre— comentó Apolo

he visto cumplido mi deseo más ferviente. Las tornas se han vuelto, por así decirlo. Ahora puedo comer todo lo que me venga en gana, durante todo el día, y las arpías tienen que mirar y morirse de hambre. Encendió su desbrozadora, y las arpías gimieron en los árboles.

—Qué idiota— dijo Katie

—Es un completo imbécil— dijo Rachel

—Sí, pero siguen necesitando la información— dijo Bianca

¡Están malditas! —dijo el anciano—. Solo pueden comer de mi mesa, y no pueden marcharse de Portland. Y como las Puertas de la Muerte están abiertas, ni siquiera pueden morirse. ¡Es maravilloso!

—¿Y cómo es que Tyson conoce a Ella?— preguntó Poseidón

—La acompañé a un lugar seguro— dijo Tyson felizmente

—También se explica, yo creo— dijo Percy

¿Maravilloso? —protestó Frank—. Son seres vivos. ¿Por qué es tan malo con ellas?

¡Son monstruos! —dijo Fineas—. ¿Malo? ¡Esos demonios con cabeza de chorlito me atormentaron durante años!

—Porque tenían que hacerlo, no porque lo quisieran— dijo Rachel

—Además él estaba disfrutando del dolor de las arpías— dijo Zoë con una mueca —y ellas solo cumplían con su trabajo

Pero era su deber —repuso Percy, tratando de controlarse—. Júpiter se lo ordenó.

Oh, también estoy enfadado con Júpiter —dijo Fineas—. Con el tiempo, Gaia se asegurará de que los dioses reciban el castigo que se merecen.

Zeus masculló una maldición

Han hecho una labor horrible gobernando el mundo. Pero de momento me lo estoy pasando bien en Portland. Los mortales no me prestan atención. ¡Creen que solo soy un loco espantando a unas palomas!

—Bueno, lo de loco era cierto— dijo Percy

—Al menos en eso todos estamos de acuerdo— dijo Leo

—No podía ser de otra manera— señaló Jason

Hazel avanzó hacia el vidente.

¡Es usted terrible! —le dijo a Fineas—. ¡Debería estar en los Campos de Castigo!

Fineas se rió burlonamente.

De muerto a muerta, chiquilla. Tú no deberías hablar. Tú empezaste todo esto. ¡De no haber sido por ti, Alcioneo no estaría vivo!

Hazel se removió incómoda

—Hubiera encontrado la manera de hacerlo de todos modos— resopló Hades

Hazel retrocedió dando traspiés.

¿Hazel? —Frank abrió los ojos como platos—. ¿De qué está hablando?

¡Ja! —dijo Fineas—. Lo descubrirás dentro de poco, Frank Zhang. Entonces veremos si sigues siendo tan bueno con tu novia.

—Lo peor es que necesitan su ayuda— dijo Thalia

—Y que lo digas, de no ser por eso…— comenzó Percy

Pero no estáis aquí por eso, ¿verdad? Queréis encontrar a Tánatos. Está retenido en la guarida de Alcioneo. Puedo deciros dónde está. Desde luego que sí. Pero tendréis que hacerme un favor.

—Por supuesto— dijo Deméter

—No esperábamos menos después de escuchar como es— resopló Piper

—No se podía esperar demasiado— dijo Annabeth

Olvídelo —le espetó Hazel—. Usted trabaja para el enemigo. Deberíamos devolverlo al inframundo.

Podríais intentarlo —Fineas sonrió—. Pero dudo que siguiera muerto mucho tiempo. Verás, Gaia me ha enseñado el camino de vuelta rápido.

Frank, Hazel y Percy intercambiaron una mirada

¡Y ahora que Tánatos está encadenado, no hay nadie que me retenga! Además, si me matáis, os quedaréis sin mis secretos.

—Pequeño detalle— dijo Leo

—Y eso es horrible porque desencadenaría muchas cosas malas— comentó Percy

—Y las cosas malas son las que menos nos gustan— dijo Leo

Percy estaba tentado de dejar que Hazel usara su espada. De hecho, tenía ganas de estrangular al anciano él mismo.

—Se pueden turnar— sugirió Reyna

—Esa es una increíble sugerencia— asintió Nico

—Lo pensamos— dijo Percy

« El Campamento Júpiter —se dijo—. Salvar el campamento es más importante.» Se acordó de Alcioneo, provocándolo en sueños. Si perdían el tiempo buscando la guarida del gigante en Alaska, los ejércitos de Gaia destruirían a los romanos... y a los otros amigos de Percy, quienesquiera que fuesen.

—Bueno, muchas gracias— dijo Travis

—De nada— dijo Percy riendo

Apretó los dientes.

¿Cuál es el favor?

Fineas se lamió los labios ávidamente.

Hay una arpía más rápida que el resto.

Tyson hizo una mueca

La roja —aventuró Percy.

¡Estoy ciego! ¡No distingo los colores! —se quejó el anciano—.

—Ah— murmuró Percy

—Sí, normalmente los ciegos no distinguen colores— bromeó Connor

—Eso lo explica— asintió Percy

El caso es que ella es la única que me da problemas. Es astuta. Siempre se sale con la suya y nunca se posa con las otras. Ella es la que me hizo esto. Señaló las cicatrices de su frente.

—Se las merecía— dijo Hazel

—Y mucho más que eso— dijo Katie

Capturad a esa arpía —dijo—. Traédmela. La quiero atada donde pueda echarle el ojo... por así decirlo. Las arpías no soportan que las aten. Les provoca un dolor extremo. Sí, disfrutaré con eso. Tal vez incluso le dé de comer para que dure más.

—Vamos a pegarle con la porra— sugirió Tyson

—Grandullón, vamos a llegar muy tarde— dijo Percy

Percy miró a sus amigos. Llegaron a un acuerdo silencioso: jamás ayudarían a ese anciano repulsivo. Por otra parte, tenían que conseguir la información de la que disponía. Necesitaban un plan B.

—Y vaya que plan— murmuró Frank

—Por sus expresiones no estoy seguro de querer saber el plan— comentó Poseidón

—Pueden usar su ceguera como ventaja— señaló Annabeth

Percy le sonrió

Habladlo entre vosotros —dijo Fineas despreocupadamente—. No me importa. Pero recordad que, sin mi ayuda, vuestra misión fracasará. Y todos vuestros seres queridos morirán. ¡Y ahora largaos! ¡Traedme una arpía!

—Fin del capítulo— anunció Sally

—Esperemos que en el próximo nos digan cuál va a ser el plan B— dijo Leo

—Esperemos que no— murmuró Percy

Sally miró a su hijo con cierta sospecha —¿Quién quiere leer? — preguntó

Zoé no sabía por qué, pero recordó el primer día que se había quedado a dormir en otra casa que no era la suya y lo que eso había conllevado

Ese día Zoé se había quedado en la antigua habitación de Annabeth, al principio había sido increíble, al menos hasta que llegó en la noche y un escalofrío le subió por la espalda. Cuando se estaba quedando dormida empezó a escuchar los pasos susurrantes alrededor de la habitación, un olor dulzón en el aire pequeños ojos que la observaban y patas que se movían alrededor de ella. Zoé quería largarse de esa habitación, pero se acordó de lo que había pasado antes de llegar a la casa de su abuelo, se acordó de como habían ido a visitar a su abuelo Frederick, ya que casi no lo habían podido ver, todo había comenzado bien, hacía un día muy bonito para salir del Campamento Júpiter, sin embargo las cosas se pusieron raras justo antes de llegar a la casa del abuelo, pues se vieron atacados por un par de monstruos. Uno era un perro del infierno, muchísimo más grande y peligroso que la señorita O´Leary, además de una dracaena con patas desiguales, ella sonrió con un sonido siseante

Essste debe ssser mi día de ssuerte— dijo la mujer serpiente enseñando los colmillos —me encuentro con la familia felizzz

Su padre rodó los ojos —¿Tenemos que seguir con la charla ahorita? Ya vamos tarde

La dracaena le siseaba —Puedo dejarte libre y viviendo tu vida a cambio de esssos dosss crioss

Prueba de nuevo— dijo Percy, echándole una mirada rápida a Zoé y Charles, él estaba protegiendo a su hermana y ambos a su vez estaban tras Percy y Annabeth

La dracaena rió —No loss vass a poder proteger por sssiempre

Podemos averiguarlo— dijo Annabeth dando el primer golpe

Zoé y Charles sabían que hasta que tuvieran la edad suficiente ellos no podrían enfrentar a ningún monstruo. Es más si fuera por Percy y Annabeth, ellos no tendrían jamás que pelear contra los monstruos.

En realidad no se tardaron tanto en deshacerse de los monstruos, sus padres eran un torbellino de pura destrucción, a veces no estaba segura de por qué los monstruos se seguían apareciendo cuando nunca terminaba bien para ellos.

Aun así a pesar de todo, Zoé estaba llorando apretando contra su pecho al panda de peluche que nunca abandonaba, al contrario de au hermano que tenía una expresión firme a pesar de sus seis años, con una mano que hacía que Zoé retrocediera, su padre se volteó hacía ella y le dio una sonrisa tranquilizadora

Todo va a estar bien Zo-zo — dijo tomándola entre sus brazos

Ambos fueron muy valientes — dijo su madre con una pequeña sonrisa y tomando a Charles de la mano para poder seguir su camino

Zoé no se había sentido tan valiente, por eso es que a pesar de que quería irse de ese cuarto terrorífico, no lo hizo, quería demostrar que era tan valiente como su familia.

Al final, cuando no pudo soprtarlo más se encerró en el baño donde sin darse cuenta se quedó dormida en la bañera llevándose a Bob con ella, despertó cuando escuchó la voz de su mamá

Percy, sí está aquí

Zoé se frotó los ojos con la manga de su pijama (que era un traje completo de panda)

Por los dioses Zo-zo ¿Por qué te viniste a dormir aquí? — preguntó su padre

Había una araña — respondió Zoé

Su madre frunció el ceño —¿Una araña?

Muchas arañas — murmuró Zoé

Puede ser su imaginación — señaló su abuelo —es pequeña y los niños pueden tener mucha

No puede ser — masculló su madre, por un milisegundo Zoé temió que no le fuera a creer, sobre todo porque cuando la revisó no tenía ni una marca, ni nada que probara que decía la verdad

¿Me crees? — susurró la niña

Por supuesto — dijo su madre firmemente —pero no tienes que enfrentarte ni a las arañas, ni a ningún otro miedo tú sola ¿De acuerdo?

Zoé asintió enérgicamente

Ahora ve a desayunar, hay panqueques azules — dijo su padre

Cuando Zoé se dio la vuelta, Percy y Annabeth intercambiaron miradas preocupadas

Le está haciendo lo mismo que me hizo a mí de niña — oyó que su madre susurraba con enojo

¿Pero por qué solo aquí? — preguntó su padre —además... Nos deshicimos de ella ¿Tan pronto tenía que volver?

No sé si sea ella o sus hijos solamente — dijo su madre —pero no se les va a acercar

Por supuesto que no — dijo su padre con determinación —si no quiere volver al Tártaro, no se va a volver a acercar...

Lo peor, es que después de eso Zoé parecía encontrar arañas en cualquier lugar al que iba, en cierto modo, no se volvieron a acercar (bueno, solo si contabas a Sammy convertido en araña) no se acercaron durante los años siguientes. Pero, no podía dejar de pensar en aquel olor dulzón que percibió el día del ataque al campamento, el día 0, como un millar de patitas que la seguían justo cuando escapaba ¿Había sido verdad o esta vez había sido producto de su imaginación?