PERCY LI, LII
Percy
—Bueno ¿Quién va a acabar el libro?
—Yo voy a leer— dijo Sally, Frank le pasó el libro
—Es el final espero que no sea peor de los que leyó anteriormente— murmuró Percy
—Esperemos que no— dijo Annabeth
La fiesta de Fortuna no tenía nada que ver con una tuna, cosa que a Percy le parecía bien.
—Muy bien— asintió Percy
—Pero ya te habían dicho que no tenía nada que ver con la tuna— dijo Travis
—Pero nada como verlo con tus propios ojos— dijo Percy seriamente
Campistas, amazonas y lares llenaban el comedor durante la suntuosa cena. Hasta los faunos estaban invitados, ya que habían ayudado a vendar a los heridos después de la batalla.
—Eso es muy bueno— dijo Katie
—Y vaya que sí— asintió Grover
Las ninfas del viento zumbaban por la sala, sirviendo comandas de pizzas, hamburguesas, bistecs, ensaladas, comida china y burritos, que volaban a velocidad terminal. A pesar de la agotadora batalla, todo el mundo tenía la moral alta.
—Algo bueno al menos— dijo Rachel
—Al menos tiene algo de paz— suspiró Hestia
Los semidioses se voltearon a ver porque la paz no había durado mucho
Había habido pocos heridos, y los pocos campistas que habían muerto hacía tiempo y habían resucitado, como Gwen, no se habían ido al inframundo.
—Esa es una mejor noticia— dijo Connor
—Era una increíble noticia— asintió Frank
—Lo era— dijo Percy
Quizá Tánatos había hecho la vista gorda. O quizá Plutón les había concedido un permiso, como había hecho con Hazel. Fuera cual fuese el caso, nadie se quejó.
—Qué bueno que nadie se quejó,habría sido un embrollo con el llenado de los papeles— bromeó Apolo
—Sí lo habría sido— dijo Hades con una mueca
—Entonces qué bueno que no se quejaron— dijo Leo
Los coloridos estandartes de las amazonas y de los romanos colgaban de las vigas unos al lado de los otros.
—Bueno, eso no se ve muy seguido— dijo Hermes
—Como nunca— dijo Apolo
El águila dorada recuperada se alzaba orgullosamente detrás de la mesa de los pretores, y las paredes estaban decoradas con cornucopias: cuernos de la riqueza que soltaban cascadas de fruta, chocolate y galletas recién horneadas.
—Eso suena aún más genial— dijo Connor
—La verdad lo era… Hasta que perdí mi cena— murmuró Percy
—Dioses, suena tan genial que me da hambre— dijo Leo
—Me dan ganas de bañar una galleta en chocolate— comentó Katie
—¿Les parece que lo hagamos en la cena?— preguntó Hestia con una sonrisa
Los chicos asintieron enfáticamente
—Genial, mocosos y fuentes de chocolate ¿Qué podría salir mal?— suspiró Dionisio
Las cohortes se mezclaban libremente con las amazonas, saltando de diván en diván a su antojo, y por una vez los soldados de la Quinta eran bien recibidos en todas partes. Percy cambió de asiento tantas veces que se olvidó de dónde había dejado su cena.
—Y eso fue muy triste— dijo Percy
—Demasiado— asintió Leo
—Lo más triste del mundo— comentó Travis
Sally le dió a su hijo una mirada divertida antes de seguir leyendo
Abundaban los coqueteos y los duelos de pulso, que parecían ser lo mismo para las amazonas.
—Interesante— dijo Connor
—Annabeth ¿Te parece interesante?— preguntó Thalia
—Mucho— asintió Annabeth mirando a Percy con una ceja enarcada
—Percy ya había pasado mucho tiempo sin meterse en problemas— señaló Travis
En un momento determinado, Percy se vio arrinconado por Kinzie,
Percy se sonrojó
—¿La amazona?— preguntó Bianca
—La misma— murmuró Percy
la amazona que lo había desarmado en Seattle. Tuvo que explicarle que ya tenía novia.
—Vas arrasando Percy— dijo Travis riendo
—Vaya Percy no hay ni un solo libro en el que no te metas en ese tipo de problemas— señaló Connor
Annabeth rodó los ojos
—¿Cuántos libros leyeron antes?— preguntó Zoé inocentemente
—10 respondió— dijo Connor
—¡¿10?!— dijo Zoé
—¡Connor!— masculló Percy
—Percy no habría sobrevivido a 10 libros— señaló Thalia riendo
—Oh por los dioses— resopló Annabeth
—Como son horribles con la niña— dijo Katie —fueron 5 libros
—Pero aún así cada uno…
—Yaa— se quejó Percy y le rogó con la mirada a su mamá que siguiera leyendo
Afortunadamente, Kinzie se lo tomó bien.
—Habría sido malo que no— dijo Miranda
—Y más porque es una amazona— dijo Piper
Ella le contó lo que había ocurrido después de su partida de Seattle: Hylla había vencido a su contrincante Otrera en dos duelos consecutivos a muerte, de modo que las amazonas llamaban entonces a su reina Hylla la Doble Matadora.
—Vaya— dijo Miranda
—Fue muy impresionante— dijo Percy
—Por supuesto que sí— asintió Reyna
—Otrera no resucitó la segunda vez —dijo Kinzie, pestañeando—. Tenemos que darte las gracias. Si alguna vez necesitas otra novia…
—Hay más de una dispuesta— asintió Afrodita —o uno
Annabeth resopló
Charles y Zoé hicieron expresiones igualmente horrorizadas
—No necesito ni quiero otra novia— dijo Percy
—Más te vale— comentó Annabeth
bueno, creo que te quedaría fenomenal un collar de hierro y un mono naranja.
—Ehhhh, paso— murmuró Percy
—Cariño, el naranja no sería tu estilo— comentó Sally
—De ninguna manera— dijo Percy
Percy no sabía si estaba bromeando o no. Le dio las gracias educadamente y cambió de asiento.
—Suena como lo mejor que podrías hacer— dijo Hermes
—Antes de que algo salga tremendamente mal— asintió Apolo
—Y muy probablemente salgas lastimado— dijo Hermes
Una vez que todo el mundo hubo comido y los platos hubieron dejado de volar, Reyna pronunció un breve discurso. Dio la bienvenida formalmente a las amazonas, agradeciéndoles su ayuda. A continuación, abrazó a su hermana, y todo el mundo aplaudió.
Reyna sonrió
Reyna levantó las manos para pedir silencio.
—Mi hermana y yo no siempre hemos estado de acuerdo…
Hylla se rió.
—Eso es quedarse corta.
—Típico de hermanos— asintió Apolo
—Cállate abuelo— dijo Hermes
Apolo lo miró indignado
—Típico de hermanos— asintió Artemisa riendo
—Ella se unió a las amazonas —continuó Reyna—. Yo me uní al Campamento Júpiter. Pero al echar un vistazo a esta sala, creo que las dos decidimos bien.
—Por supuesto que sí— dijo Deméter
—El destino es así— comentó Rachel
—Ya lo veo— dijo Reyna dándole una pequeña sonrisa
Por extraño que parezca, nuestros destinos han sido posibles gracias al héroe que todos habéis ascendido a pretor en el campo de batalla: Percy Jackson. Más vítores. Las hermanas brindaron por Percy y le hicieron señas para que se adelantara.
—Sigo diciendo que eso es realmente maravilloso ya que básicamente no llevaba mucho ahí— dijo Apolo
—Por supuesto que lo es — dijo Poseidón con un tono de "no podía ser de otra manera"
Percy se sonrojó
Todo el mundo pidió un discurso, pero Percy no sabía qué decir. Protestó diciendo que no era la persona más indicada para pretor, pero los campistas ahogaron sus palabras con aplausos.
—Les hubieras dado uno de tus famosos discursos— dijo Connor
—No tengo famosos discursos— murmuró Percy
—Por supuesto que los tienes— dijo Thalia
—Claro que no— comentó Percy
—Claro que sí— dijo Thalia
Reyna le quitó la placa de probatio que llevaba colgada del cuello. Octavio le lanzó una mirada asesina y acto seguido se volvió hacia el gentío y sonrió como si todo fuera idea suya.
—Dioses— masculló Bianca
—Y les preguntabas por qué les caía mal tu legado— señaló Hermes a Apolo
—Y por más cosas— dijo Miranda
Rasgó un oso de peluche y anunció buenos augurios para el año siguiente: ¡la Fortuna les sonreiría! Pasó la mano por encima del brazo de Percy y gritó:
—¡Percy Jackson, hijo de Neptuno, primer año de servicio!
—Si el oso de peluche lo dice hay que creerle— dijo Travis
—Pobre oso— dijo Katie
—Bueno, felicidades por tu primer año de servicio— señaló Bianca
—Gracias— murmuró Percy
Los símbolos romanos se grabaron a fuego en el brazo de Percy: un tridente, las siglas SPQR y una raya. Parecía como si alguien le hubiera pegado un hierro candente a la piel, pero Percy consiguió no gritar.
—Lo bueno es que ya había charlado con mi mamá sobre los tatuajes— bromeó Percy
—Y yo te dije que no— comentó Sally riendo
—Uhhh más días de castigo— dijo Connor
Octavio lo abrazó y susurró:
—Espero que te haya dolido.
Zoé soltó una maldición y todos la voltearon a ver con incredulidad
—Parece que a alguien la han dejado cerca de Arión— bromeó Apolo
Percy la miró con una ceja enarcada
—Lo siento— murmuró Zoé sonrojada
—Por otro lado, todos le queríamos decir lo mismo— señaló Thalia
Annabeth la miró negando con la cabeza
—Tú se la enseñaste ¿Verdad?— preguntó en un susurro Charles
—¿Crees que yo le podría enseñar algo así a tu hermana?— dijo Bianca
—Sí
—Era solo para confirmar, sí fui yo, pero no creí que fuera tan indiscreta— murmuró Bianca
—Bueno, yo opino que Zoé nos debería dar clases— bromeó Travis
—¡Travis!— se quejó Percy
Entonces Reyna le dio una medalla con un águila y una capa morada, los símbolos del pretor.
—Te los has ganado, Percy.
La reina Hylla le dio una palmada en la espalda.
—Y yo he decidido no matarte.
—Wow, esa es la mejor noticia de la vida— dijo Leo
—Me agradó esa noticia— dijo Percy
—Es la noticia que todos quieren recibir alguna vez— comentó Thalia
—Esto… gracias —dijo Percy.
Dio otra vuelta al comedor, ya que todos los campistas querían que se sentara a su mesa. Vitelio el lar lo seguía, tropezándose con su reluciente toga morada,
—Sigo diciendo que esas cosas pueden ser muy peligrosas— murmuró Travis
—Te podrías caer y pegarte de una forma muy horrible— dijo Leo
—Y acabaría muy mal— asintió Miranda
recolocándose la espada y diciéndole a todos que él había predicho el ascenso de Percy.
—¡Yo insistí en que se uniera a la Quinta Cohorte! —decía orgullosamente el fantasma—. ¡Enseguida vi su talento!
—Obviamente— asintió Percy
—Nos dimos cuenta de eso— dijo Frank
—Fue bastante obvio— comentó Hazel
—Lo fue— dijo Percy seriamente
Don el fauno apareció con un gorro de enfermera y un montón de galletas en cada mano.
—¡Enhorabuena y todo ese rollo, tío! ¡Alucinante! Oye, ¿tienes suelto?
—Hay que tener prioridades— asintió Miranda
—Por supuesto que sí— dijo Connor
—Obviamente— suspiró Grover con una mueca
Toda aquella atención incomodaba a Percy, pero se alegraba de ver lo bien que estaban siendo tratados Hazel y Frank. Todo el mundo los llamaba los salvadores de Roma, y se lo merecían.
—Gracias— dijeron Frank y Hazel al mismo tiempo
Percy les sonrió de vuelta
Incluso se habló de reincorporar al bisabuelo de Frank, Shen Lun, a la lista de honor de la legión. Al parecer, él no había sido el causante del terremoto de 1906.
—Eso también es muy bueno— dijo Apolo
—Sí lo fue— dijo Frank
Ares le dio una mirada contemplativa
Percy estuvo sentado un rato con Tyson y Ella, que estaban en la mesa de Dakota como invitados de honor. Tyson no paraba de pedir sándwiches de mantequilla de cacahuete y se los comía todo lo rápido que las ninfas podían servirle.
—Eso debería contar como un superpoder— dijo Leo
Tyson se sonrojó
—Deberías enseñarnos a hacerlo Tyson— comentó Travis
—Seríamos buenos estudiantes— dijo Leo
—Claro que lo seríamos— asintió Travis
Ella estaba posada en su hombro encima del diván y mordisqueaba furiosamente bollos de canela.
—Los bollos de canela son buenos para las arpías —decía—. El veinticuatro es un buen día.
—Parece buen día— dijo Leo
—Sí sonaba como un buen día— dijo Piper
—Y vaya que sí— comentó Frank
El cumpleaños de Roy Disney, la fiesta de Fortuna y el día de la Independencia de Zanzíbar. Y Tyson.
Lanzó una mirada a Tyson, se ruborizó y apartó la vista.
—¡Wow! Esa fue una declaración super fuerte— dijo Travis
—Vaya Tyson, vas con todo— dijo Katie sonriendo
—Ella es bonita— asintió Tyson sonrojado
—Lo bueno es que es correspondido— señaló Miranda
Después de cenar, a toda le legión le dieron la noche libre. Percy y sus amigos deambularon hasta la ciudad. Todavía no se había recuperado totalmente de la batalla, pero los fuegos estaban apagados, la mayoría de los escombros habían sido recogidos, y los ciudadanos estaban decididos a celebrar la victoria.
—Pues es buena idea— dijo Chris
—Para subir el ánimo aún más— dijo Piper
—Siempre es buen momento para festejar— dijo Dionisio —y más si las fiestas se salen de control
—Debo admitir que tiene un punto— comentó Hermes
En la línea del pomerio, la estatua de Término lucía un gorro de fiesta hecho de papel.
—¡Bienvenido, pretor! —dijo—. Si necesitas que le parta la cara a algún gigante cuando estés en la ciudad, avísame.
—Qué amable— dijo Apolo —casi me arrepiento de los chistes sobre él
—Casi— dijo Artemisa rodando los ojos
—Sería una lástima que alguien le dijera a Término sobre la palabra que cierta niña dijo sobre ti— comentó Hermes
—No te atreverías— dijo Apolo con dramatismo
Hermes simplemente se encogió de hombros
—Gracias, Término —contestó Percy—. Lo tendré en cuenta.
—Sí, bien. Tu capa de pretor te queda dos centímetros más corta en el lado izquierdo. Espera… Así está mejor. ¿Dónde está mi ayudante? ¡Julia!
—No podía faltar— dijo Hazel
—Obviamente que no— dijo Percy
Los legados hicieron una mueca
La niña salió corriendo de detrás del pedestal. Esa noche llevaba un vestido verde, y todavía tenía el pelo recogido en unas trenzas. Cuando sonrió, Percy vio que le estaban empezando a salir los incisivos.
—Esos dientes son muy importantes— asintió Leo
—Claro, no es lo mismo morder sin esos dientes— comentó Miranda
—Obviamente no— dijo Rachel —se siente raro
La pequeña sostenía una caja llena de gorros de fiesta.
Percy intentó declinar la oferta, pero Julia lo miró con sus grandes ojos llenos de adoración.
—Claro —dijo Percy—. Me quedaré la corona azul.
Thalia lo miró con burla y susurró —Solo puedo imaginarme los consentidos que están aquellos dos— señaló con la mirada a Charles y Zoé
Percy se sonrojó y le contestó en un susurro —No están consentidos
—¿Cómo lo sabes? Tienen caras de consentidos— señaló Thalia riendo
—¿Cómo son las caras de consentidos?— preguntó Percy
—Como las que tienen ellos— dijo Thalia con obviedad
—Eso no…
—¡A ver ustedes dos, los del fondo!— gritó Travis —cuentenos el chiste a todos
—Ni siquiera estábamos en el fondo— murmuró Percy
—De hecho hablábamos sobre...— comenzó Thalia
—Cállate cara de pino— dijo Percy
Sally tomó eso como una señal para seguir leyendo
La niña ofreció a Hazel el sombrero de pirata dorado.
—Cuando me haga mayor voy a ser Percy Jackson —le dijo a Hazel solemnemente.
—Gracias, pero lo debería reconsiderar— murmuró Percy
—Es una buena meta— dijo Sally sonriéndole
Hazel sonrió y le revolvió el cabello.
—Es un buen objetivo, Julia.
—Aunque ser Frank Zhang también estaría bien —dijo Frank, eligiendo un gorro con forma de cabeza de oso polar.
—Claro ¿Por qué no?— dijo Miranda
—Pues sí— dijo Chris
—Por otro lado, ese gorro de osos polar suena muy genial— dijo Travis
—Gracias— comentó Frank
—¡Frank! —dijo Hazel.
Se pusieron los gorros y siguieron hasta el foro, que estaba iluminado con faroles multicolores. Las fuentes emitían un brillo morado. Los cafés estaban haciendo su agosto,
—Y se volvieron ricos— dijo Leo
—Es probable— asintió Percy
—Fue un buen momento para el café— asintió Frank
y los músicos callejeros llenaban el aire con sonidos de guitarra, lira, zampoña y ruidos hechos con las axilas. (Percy no entendía estos últimos. Tal vez era una antigua tradición musical romana.)
—Pues mira, sí fueron muy populares— dijo Apolo
—¿En serio?— preguntaron varios de los chicos
—Oh, claro que sí, fiesta donde ibas, fiesta que tenía esos sonidos— dijo Apolo
—Cosas que todo el mundo debería saber— dijo Travis
La diosa Iris también debía de estar de humor festivo. Cuando Percy y sus amigos pasaron tranquilamente por delante del deteriorado senado, un deslumbrante arcoíris apareció en el cielo nocturno.
—Iris siempre ha sido voluble— comentó Apolo
—Y vaya que lo ha sido— bufó Hera
Recibió algunas miradas llenas de ironía
Lamentablemente, la diosa también envió otra bendición: una lluvia ligera de imitaciones de pastelito sin gluten, que Percy pensó que o bien harían la limpieza más difícil, o bien la reconstrucción más fácil. Los pastelitos serían unos ladrillos estupendos.
—Es depende de cómo lo veas— dijo Leo
—Siempre hay dos maneras de ver las cosas— asintió Percy
—Pues yo también opino que quedarían perfectos como nuevos ladrillos— dijo Frank
—Hubo quien lo dijo— admitió Reyna
Durante un rato, Percy deambuló por las calles con Hazel y Frank, que no dejaban de rozarse los hombros.
—O sea, estás haciendo mal tercio— dijo Piper
—Sip— asintió Percy
—Y uno debe saber cuando hace mal tercio— bromeó Travis
Hazel y Frank se sonrojaron
Finalmente dijo:
—Estoy un poco cansado, chicos. Adelantaos vosotros.
Hazel y Frank protestaron, pero Percy notaba que querían estar un rato solos.
—Así que solos eh— bromeó Connor
—Muy interesante— asintió Travis
—Oh por los dioses— murmuró Hazel
—No, no, no, no nos metas— dijo Apolo riendo
—Apolo— masculló Hades
Cuando regresaba al campamento, vio a la Señorita O'Leary jugando con Aníbal en el Campo de Marte. Por fin había encontrado un compañero de juego con el que podía pelear.
—Alguien que sí va a poder seguir su ritmo— dijo Travis
—Porque nosotros no pudimos— dijo Katie
—Pero que bueno que encontró a alguien que sí— comentó Rachel
—Es muy bueno— asintió Percy
Brincaban de acá para allá, chocándose uno contra el otro, rompiendo fortificaciones y, en definitiva, pasándoselo en grande. En las puertas de la fortaleza, Percy se detuvo y miró hacia el valle.
—Cómo escena de película— dijo Connor
—Me sentía un poco como escena de película— dijo Percy
—Solo le faltaba encontrar a su chica perdida— dijo Afrodita suspirando
—Técnicamente él es el perdido— señaló Apolo
—Detalles— dijo Afrodita con un gesto para quitarle importancia
Percy y Annabeth se voltearon a ver
Parecía que hubiera pasado una eternidad desde que había estado allí con Hazel, viendo el campamento por primera vez. Ahora le interesaba más mirar el horizonte del oeste. Al día siguiente, tal vez al otro, llegarían sus amigos del Campamento Mestizo.
—Es lo que todos estamos esperando— suspiró Afrodita
—Y ellos aún más— señaló Perséfone
—Claro que sí— dijo Piper
—Y vaya que sí— dijo Miranda
Pese a lo mucho que le importaba el Campamento Júpiter, estaba deseando volver a ver a Annabeth.
—Obviamente— asintió Perséfone
—No podíamos esperar otra cosa— dijo Afrodita
Atenea rodó los ojos
Añoraba su antigua vida —Nueva York y el Campamento Mestizo—, pero algo le decía que era posible que tardara en volver a su hogar. Gaia y los gigantes no habían terminado de dar problemas… ni de lejos.
—Por supuesto que no— dijo Annabeth con una mueca
—Solo esperemos que los próximos tres libros sean mejores— comentó Hermes
Los semidioses que estuvieron involucrados en la misión se voltearon a ver, dudaban que los próximos libros fueran mejores, aun así había cosas que nadie debería leer
Reyna le había ofrecido la casa del segundo pretor en la Via Principalis, pero en cuanto Percy miró dentro, supo que no podría quedarse allí. Era agradable, pero estaba llena de cosas de Jason Grace.
—Cosa obvia— dijo Miranda
—Un poco— asintió Jason
—Ahora me doy cuenta— dijo Percy
A Percy ya le inquietaba haber recibido el título de pretor de Jason. No quería recibir también su casa. Cuando Jason volviera la situación sería bastante incómoda,
—En la mesa— tosió Leo
Los tripulantes del Argo II (a excepción de Jason y Percy) se empezaron a reír, en ese momento no había sido tan divertido, pero ahora sí
—Dioses, no sé por qué no tuvimos algo para grabarlos— bromeó Piper
—Pipes— se quejó Jason sonrojado
—Hubiéramos podido recordar mejor ese momento— asintió Annabeth
—¡Listilla!— dijo Percy
—Fue demasiado incómodo— dijo Frank
—Sí, pero también fue divertido— dijo Leo —sus caras
—Sí lo fue un poco— asintió Hazel —aunque se resolvió bien
—¿Alguien nos quiere contar de qué estan hablando?— preguntó Travis por todos los demás que solos los miraban con confusión
—Nah— dijo Percy
—Que groseros— dijo Connor negando con la cabeza
y Percy estaba seguro de que llegaría a bordo del buque de guerra con la cabeza de dragón.
Percy regresó a los barracones de la Quinta Cohorte y subió a su litera. Se durmió en el acto.
Soñó que llevaba a Juno a través del Pequeño Tíber.
—Y yo creo que ahí le dio el puñetazo— murmuró Apolo
—Cállate Apolo— masculló Hera
Estaba disfrazada de vieja vagabunda chiflada, sonriendo y cantando una nana en griego antiguo mientras agarraba con sus manos curtidas el cuello de Percy.
—¿Todavía quieres darme una bofetada, querido? —preguntó.
—Sí— dijo Percy
—La honestidad ante todo— señaló Hermes
—Es un valor muy importante— comentó Apolo
—Callense— masculló Hera indignada y mirando a todos furiosa
Percy se detuvo en medio de la corriente. Soltó a la diosa y la tiró al río. En cuanto Juno cayó al agua, se esfumó y volvió a aparecer en la orilla.
Los chicos se empezaron a reír un poco disimuladamente.
—Vaya modales de estos mocosos— bufó Hera
—Bueno, tiene razón— dijo Poseidón
—Oh cállate— masculló Hera
—¡Vaya, eso no ha sido muy heroico por tu parte! —exclamó cacareando.
—Ocho meses —dijo Percy—. Me habéis arrebatado ocho meses de mi vida por una misión que ha llevado una semana. ¿Por qué?
—Porque es obvio que no se trataba de solo esa misión— resopló Hera
—No, pues muchas gracias— masculló Percy
Sally le dió a Hera una mirada asesina
Juno chasqueó la lengua en señal de desaprobación.
—Los mortales y vuestras breves vidas. Ocho meses no es nada, querido.
Todos los semidioses se le quedaron viendo como de "¿Es en serio?"
—¿Es en serio Hera?— bufó Poseidón
—Ocho meses no son nada— masculló Percy
—Ay por favor— resopló Hera
A mí me arrebataron ocho siglos; me perdí la mayor parte del Imperio bizantino.
Percy invocó el poder del río. La corriente se arremolinó a su alrededor, dando vueltas entre espuma blanca.
—¿Cómo demonios vas a comparar tu vida divina con la vida de los semidioses?— masculló Poseidón
—Ay basta, no sé pongan melodramáticos — bufó Hera —fue lo mejor que se podía hacer
Recibió varias miradas indignadas
—Venga, no te irrites —dijo Juno—. Si queremos vencer a Gaia, nuestros planes deben estar calculados a la perfección. Primero, necesitaba que Jason y sus amigos me liberaran de mi prisión…
—¿Prisión? ¿Estabais en prisión y os soltaron?
—Intenta detenerlos de que vayan a la misión— masculló Annabeth
—Siento que nos están mirando como si debiéramos ofrecer una disculpa— comentó Piper
—Es que la deberían ofrecer— señaló Thalia
—¡Thalia!— dijo Jason
—¿Ven lo que provocan con sus tonterías?— dijo Hera mirando a los dioses —que estos mocosos se pongan aún más irresponsables
—No lo hemos provocado nosotros— señaló Poseidón
—¡No te hagas el sorprendido, querido! Soy una anciana encantadora.
No hacía falta la charla entre los semidioses para decir que ninguno lo había creído.
En todo caso, no has hecho falta en el Campamento Júpiter hasta ahora, para salvar a los romanos en su momento más crítico. Los ocho meses intermedios… bueno, tengo otros planes en mente, muchacho.
Percy rodó los ojos. Annabeth le lanzó una mirada repleta de odio a la diosa del amor, la tensión parecía ir en aumento entre la diosa y los chicos.
Enfrentarse a Gaia, trabajar a espaldas de Júpiter, proteger a tus amigos… ¡Es un trabajo a tiempo completo! Si también hubiera tenido que protegerte de los monstruos y los planes de Gaia, y ocultarte de tus amigos del este todo ese tiempo…
—Entonces tal vez por eso no lo debiste hacer— señaló Poseidón
—Ya basta de eso, no quiero seguir escuchando sus tonterías— dijo Hera —deberíamos acabar estos libros de una buena vez por todas
No, era mucho mejor que echaras una buena siesta. Habrías sido una distracción, una bomba de relojería.
—Una distracción —Percy notó que el agua crecía con su ira,
—Lastima que solo sea un sueño— murmuró Thalia
—Lo sé, aunque se sintió un poco real— comentó Percy
—Al menos— dijo Annabeth
girando más rápido a su alrededor—. Una bomba de relojería.
—Exacto. Me alegro de que lo entiendas.
Percy lanzó una ola que cayó sobre la anciana, pero Juno simplemente se desvaneció y apareció más abajo en la orilla.
—Parece que no entendió— señaló Hermes
—Lo cuál era sumamente lógico— comentó Apolo
—Me están cansando— advirtió Hera
—Caramba, estás de muy mal humor —dijo—. Pero sabes que tengo razón.
Has llegado en el momento perfecto. Ahora confían en ti. Eres un héroe de Roma. Y mientras dormías, Jason Grace ha aprendido a confiar en los griegos.
—Si lo pones así suena bueno—señaló Miranda
—Al menos algo tenía qué sonar bueno— asintió Leo
Ellos han tenido tiempo de construir el Argo II. Juntos, tú y Jason uniréis los campamentos.
—¿Por qué yo? —preguntó Percy—. Vos y yo nunca nos hemos llevado bien. ¿Por qué ibais a querer una bomba de relojería en el equipo?
—Bueno, esa es una pregunta bastante obvia— señaló Apolo
—Pues es que como le dije bomba de relojería es un poquito difícil saber por qué— dijo Hermes
—En realidad no tanto— dijo Poseidón
—Porque te conozco, Percy Jackson. En muchos sentidos, eres impulsivo, pero en lo tocante a tus amigos, eres fiel como la aguja de una brújula. Eres totalmente leal, e inspiras lealtad. Eres el pegamento que unirá a los siete.
—Me encanta ser pegamento— dijo Percy
—Es un trabajo muy difícil— dijo Piper
Percy y Piper chocaron los puños
—Hay que hacer una fiesta de pegamentos—bromeó Percy
—Me parece una idea estupenda—asintió Piper
—Genial —dijo Percy—. Siempre he querido ser pegamento.
Juno entrelazó sus dedos torcidos.
—¡Los héroes del Olimpo deben unirse!
—Me siento famoso, como una celebridad—bromeó Leo
—Espero nos puedan regalar sus autógrafos— comentó Travis
—10 dracmas cada uno— dijo Leo —y las fotos se venden por separado
—Demonios vamos a tener que robar… Digo que conseguir esos dracmas— señaló Connor
Después de tu victoria sobre Cronos en Manhattan, me temo que Júpiter se habrá sentido herido en su autoestima.
—Porque yo tenía razón —dijo Percy—. Y él no.
Zeus resopló
—Básicamente— dijo Poseidón
—Cállate marisco— bufó Zeus
La vieja se encogió de hombros.
—Debería estar acostumbrado después de estar casado tanto tiempo conmigo,
—Tiene un punto— murmuró Hermes a Apolo
—Bastante razonable su punto— dijo Hades
—Es algo que en realidad todos sabemos— asintió Poseidón
Zeus les dió una mirada asesina
pero desgraciadamente mi orgulloso y obstinado marido se niega a volver a pedir ayuda a simples semidioses. Cree que se puede luchar contra los gigantes sin vosotros, y que se puede hacer dormir otra vez a Gaia.
Varios de los dioses rodaron los ojos
—Ignorar el problema no lo resuelve— comentó Atenea
—Por supuesto que podríamos hacerlo— masculló Zeus
—¿Has estado leyendo los mismos libros que nosotros?— preguntó Poseidón
Yo sé que no es así. Sin embargo, deberéis demostrar lo que valéis.
—¿Es en serio?— preguntó Hestia negando con la cabeza ante la actitud de sus hermanos
Solo viajando a las tierras antiguas y cerrando las Puertas de la Muerte convenceréis a Júpiter de que sois dignos de luchar codo con codo con los dioses. ¡Será la misión más importante desde que Eneas partió de Troya!
—Pero sin presiones— dijo Connor
—Gracias, no nos sentíamos presionados— dijo Percy
—Ni un poco— señaló Leo
—Por supuesto que no— dijo Piper
—Claro, les creemos — asintió Katie
—¿Y si fracasamos? —preguntó Percy—. ¿Y si los romanos y los griegos no nos llevamos bien?
—Entonces Gaia habrá vencido. Te diré una cosa, Percy Jackson. La persona que más problemas te dará es la más próxima a ti: la que más me odia.
—Es taaan difícil saber quién es la que más la odia— comentó Apolo
Atenea volteó a ver a Hera con el ceño fruncido
—¿Por qué ella es la que daría más problemas?— preguntó Artemisa
Nadie sabía que contestarle a la diosa o más bien que debían contestarle, pero Atenea estaba tenía una muy buena teoría y no le gustaba
—¿Annabeth? —Percy sintió que su ira aumentaba de nuevo—. A vos nunca os ha gustado. ¿Y ahora decís que es problemática? No la conocéis en absoluto. Es la persona en quien más confío.
—Awww— chilló Afrodita
—Cosa que se veía venir— señaló Perséfone —era obvio que iba a salir en su defensa
—Pero por supuesto que sí— dijo Apolo
—Todos lo sabemos— asintió Thalia
Los demás chicos asintieron de acuerdo
La diosa sonrió irónicamente.
—Ya veremos, joven héroe. A ella le espera una difícil tarea cuando llegue a Roma. Si estará a la altura… no lo sé.
Annabeth hizo una mueca. Los pocos que no sabían se le quedaron mirando a Annabeth con confusión y sí, definitivamente se iba comprobando cada vez más la teoría de Atenea
Percy invocó un puño de agua y golpeó con él a la anciana. Cuando la ola se retiró, había desaparecido. El río se arremolinó y escapó al control de Percy, quien se hundió en la oscuridad del torbellino.
Percy estaba mirando a Hera como si quisiera darle una vez más un puñetazo en su divina cara.
—Al menos el sueño ya terminó— comentó Thalia
—Con que no sea otro sueño peor— dijo Rachel
—¿Peor?— preguntó Annabeth ganándose una mirada asesina de la diosa
LIIPercy
A la mañana siguiente, Percy, Hazel y Frank desayunaron temprano y se dirigieron a la ciudad antes de la hora señalada para la sesión del senado. Como Percy había sido nombrado pretor, podía ir prácticamente adonde le viniera en gana y cuando le viniera en gana.
—Eso es muy bueno— dijo Hermes
—Al menos ahora pudiste desayunar, ya que en la noche perdiste tu cena— señaló Katie
—Me gustó poder desayunar— asintió Percy
De camino, pasaron por delante de las cuadras donde estaban durmiendo Tyson y la Señorita O'Leary. Tyson roncaba sobre un lecho de heno al lado de los unicornios, con una expresión de felicidad en el rostro como si estuviera soñando con ponis.
—O con Ella— dijo Connor
—Eso también podría ser posible— dijo Travis
—Estaba soñando con ponis— dijo Tyson
Percy sonrió —Por supuesto que sí, grandulón
La Señorita O'Leary se había tumbado boca arriba y se había tapado los oídos con las patas. En el techo de la cuadra, Ella dormía posada en un montón de viejos pergaminos romanos, con la cabeza metida debajo de las alas.
—Los pergaminos viejos sirven para eso precisamente— asintió Apolo
—Pues deben de ser muy cómodos— dijo Leo
—Supongo que sí, se veía muy cómoda— comentó Percy
Cuando llegaron al foro, se sentaron junto a las fuentes y observaron como salía el sol. Los ciudadanos ya estaban atareados recogiendo imitaciones de pastelitos, confeti y gorros de fiesta de la celebración de la noche anterior.
—Espero que haya sido una buena fiesta— suspiró Dionisio
—Son chicos, espero que no haya sido tan salvaje— comentó Deméter
—Precisamente por eso debió ser salvaje— señaló Apolo
—Tengo que estar de acuerdo con él— dijo Dionisio
El cuerpo de ingenieros estaba trabajando en un nuevo arco que conmemoraría la victoria sobre Polibotes. Hazel comentó que había oído que les iban a dedicar un triunfo formal —un desfile alrededor de la ciudad seguido de una semana de juegos y celebraciones —, pero Percy sabía que no tendrían ocasión de disfrutarlo. No tenían tiempo.
—Creo que no lo hicieron— murmuró Percy
—Creo lo mismo— asintió Piper
—Sí, también me suena lógico que no lo haya hecho— dijo Frank
—A mí igual— murmuró Leo sonrojado
Percy les explicó el sueño en el que había aparecido Juno.
Hazel frunció el entrecejo.
—Los dioses debieron de estar ocupados anoche. Enséñaselo, Frank.
—Y se supone que el Olimpo está cerrado— masculló Zeus
—Y todos sabemos que eso no debió ser, querido— comentó Hera
—Por supuesto que no— dijo Poseidón
Zeus los ignoró a los dos
Frank metió la mano en el bolsillo de su abrigo. Percy pensó que sacaría su trozo de madera, pero en lugar de ello extrajo un fino libro en rústica y una nota escrita en papel rojo.
—¿Quién escribe una nota en papel rojo?— preguntó Apolo
—Todos sabemos quién— señaló Hermes
Ares resopló
—Estaban encima de mi almohada esta mañana —se los pasó a Percy—. Como si me hubiera visitado el Ratoncito Pérez.
—Me gusta más cuando me dejan dinero— bromeó Connor
—Pero es más bonita el hada de los dientes— dijo Thom
—Por supuesto, el hada de los dientes que no e…
—Leo cállate— dijo Piper usando el encanto
—No seas grosero Leo— dijo Calipso dándole un pequeño golpe
—Y los malos somos nosotros— dijo Connor negando con la cabeza
El libro era El arte de la guerra, de Sun Tzu. Percy no había oído hablar de él, pero se imaginaba quién lo enviaba. La carta decía: « Buen trabajo, muchacho. La mejor arma de un hombre es su mente. Este era el libro favorito de tu madre. Léelo. P.D.: Espero que tu amigo Percy haya aprendido que me debe respeto» .
—¿Tú lees?— preguntó Apolo
—Más que tú— masculló Ares
—Por favor, ninguno de los dos sabe leer— resopló Artemisa
—Eso es cierto— dijo Atenea
—Vaya —Percy le devolvió el libro—. A lo mejor Marte no es como Ares. No creo que Ares sepa leer.
—Era algo legítimo de pensar— asintió Hermes
—Si incluso ellos mismos lo dicen yo creo que sí— murmuró Miranda
—Eso parece— asintió Katie
Frank hojeó el libro.
—Aquí se habla mucho del sacrificio y de ser consciente del precio de la guerra. En Vancouver, Marte me dijo que tendría que anteponer mi deber a mi vida o la guerra daría un vuelco. Yo creía que se refería a liberar a Tánatos, pero ahora… No sé. Sigo vivo, así que a lo mejor lo peor todavía está por llegar.
Los chicos hicieron una mueca
—Como siempre— dijo Leo
—Es demasiado probable— comentó Thalia
—Sí— suspiró Frank
Dirigió una mirada nerviosa a Percy, y a Percy le dio la impresión de que Frank se estaba callando algo. Se preguntaba si Marte le había dicho algo sobre él, pero no estaba seguro de querer saberlo.
—Y sigo sin estar seguro— dijo Percy
—Nos podemos imaginar— asintió Rachel
—Yo tampoco quisiera saber si los papás de mis amigos hablan sobre mí— señaló Travis
—Definitivamente no— dijo Will
Además, Frank ya había renunciado a bastantes cosas. Había visto incendiarse el hogar de su familia. Había perdido a su madre y a su abuela.
Frank hizo una mueca
—Has arriesgado la vida —dijo Percy—. Estuviste dispuesto a consumirte para salvar la misión. Marte no puede aspirar a más.
—Tal vez —dijo Frank poco convencido.
Hazel apretó la mano de Frank.
—¡Que escándalo!— dijo Connor
—Dioses míos— dijo Travis
—Ya se estaban tardando— comentó Piper
—Ya era hora— asintió Percy
—Percy, tú ni deberías hablar— bromeó Thalia
—Que molesta amaneciste hoy— señaló Percy
Esa mañana parecían más cómodos el uno en presencia del otro, no tan nerviosos ni inquietos. Percy se preguntaba si quizá habían empezado a salir. Esperaba que así fuera, pero le pareció mejor no preguntar.
—Pues a las pruebas me apego y yo creo que sí comenzaron a salir— dijo Apolo mirando a Sammy
—Sí, a mí también me parece que sí empezaron a salir— asintió Perséfone ganándose una mala mirada de Hades
—Creo que a todos nos queda bastante claro— dijo Piper
—Bastante— asintió Percy
—Dioses— murmuró Hazel
—¿Y tú, Hazel? —preguntó Percy—. ¿Alguna noticia de Plutón?
Ella bajó la vista. Varios diamantes brotaron del suelo a sus pies.
—No —reconoció—. Creo que me envió un mensaje a través de Tánatos. Mi nombre no estaba en la lista de almas que habían escapado, aunque debería haber estado.
—Sí, creo que de hecho ese fue el mensaje— comentó Chris
—Eso parece— asintió Hazel
—Bueno, es lógico— dijo Poseidón
—¿Crees que tu padre te ha concedido un permiso? —preguntó Percy.
Hazel se encogió de hombros.
—Plutón no puede visitarme ni hablar conmigo sin reconocer que estoy viva.
—No— dijo Hades haciendo una mueca
—Y realmente creo que sería todo un embrollo— señaló Perséfone
—Suena como que lo sería— murmuró Hazel
Tendría que hacer cumplir las leyes de la muerte y obligar a Tánatos a devolverme al inframundo. Creo que mi padre está haciendo la vista gorda. Creo… creo que quiere que encuentre a Nico.
—Eso me suena también bastante lógico— asintió Will
—Estoy de acuerdo— dijo Apolo
—Por supuesto que sí— dijo Hades como si de hecho no hubiera otra respuesta lógica
Nico se removió incómodo
Percy contempló el amanecer con la esperanza de ver un buque de guerra descendiendo del cielo. Hasta el momento, nada.
—Encontraremos a tu hermano —prometió—. En cuanto llegue el barco, zarparemos hacia Roma.
—Genial— suspiró Poseidón
—Supongo que el próximo libro va a tratar sobre ese viaje— dijo Artemisa
Hazel y Frank se cruzaron una mirada de inquietud, como si ya hubieran hablado del tema.
—Percy… —dijo Frank—. Si quieres que vayamos, cuenta con nosotros. Pero ¿estás seguro?
—Bueno chicos, ustedes son de los siete no es como que se pueda cambiar— dijo Apolo
—¿Pero qué tal si no formaramos parte de los siete?— preguntó Hazel
—Entonces ustedes no habrían ido a Alaska en primer lugar— señaló Apolo —por eso nuestra enemiga lo sabía
Quiero decir, sabemos que tienes muchos amigos en el otro campamento. Y ahora podrías elegir a cualquiera del Campamento Júpiter. Si nosotros no formáramos parte de los siete, lo entenderíamos…
—Pero obviamente tenían que ir — dijo Rachel
—Ya quedó entendido, gracias— asintió Frank
—¿Bromeas? —dijo Percy—. ¿Crees que dejaría a mi equipo? ¿Después de sobrevivir al germen de trigo de Fleecy, de huir de caníbales y de escondernos debajo de culos azules de gigantes en Alaska? ¡Venga ya!
—Así se fomenta la amistad— dijo Travis
—Por supuesto que sí, nada mejor para fomentar la amistad que eso— dijo Leo
—Es claro— asintió Percy
La tensión se rompió. Los tres se troncharon de risa, tal vez demasiado, pero era un alivio estar vivo,
—Pero solamente un poquito histéricos— dijo Percy
—Muy poco— asintió Frank
—Casi no se notó— señaló Hazel
mientras el cálido sol brillaba, y no tener que preocuparse —al menos de momento— por rostros siniestros que aparecían en las sombras de las montañas.
Hazel respiró hondo.
—Pues al menos disfrutamos ese poco tiempo— comentó Hazel
—Al menos— dijo Frank
—La profecía que dijo Ella, la de la hija de la sabiduría y la marca de Roma que arde a través de Roma… ¿Sabéis lo que significa?
—Tenemos que ver si significa lo que pensamos— comentó Artemisa mirando de reojo a Atenea
Annabeth hizo una mueca —Yo espero que en realidad no lo sepan— susurró
Percy recordó su sueño. Juno le había advertido que a Annabeth le aguardaba una difícil tarea y que entorpecería la misión. Le costaba creerlo, pero aun así le preocupaba.
—No estoy seguro —reconoció—. Creo que la profecía no acaba ahí. Tal vez Ella se acuerde del resto.
—Esa podría ser buena idea— dijo Apolo
—Pero que no la repita cerca del legado de Apolo— señaló Deméter
—No puede ser tan malo— dijo Apolo
Frank se guardó el libro en el bolsillo.
—Tenemos que llevarla con nosotros… por su propia seguridad. Si Octavio descubre que Ella ha memorizado los libros sibilinos…
—Pero probablemente tampoco esté segura con ustedes— dijo Artemisa
—Eso es cierto, el camino hacia Roma es muy peligroso— dijo Poseidón con una mueca
—Pero podría estar en el Campamento Mestizo con Tyson— comentó Hestia
Percy se estremeció. Octavio utilizaba las profecías para mantener su poder en el campamento. Como Percy le había arrebatado la oportunidad de convertirse en pretor, el augur buscaría otras formas de ejercer su influencia. Si le echaba el guante a Ella…
—Sería malo— dijo Hermes
—Creo que podrían estar exagerando— dijo Apolo
Los chicos le dieron una mirada que decía que no estaban exagerando
—Tienes razón —dijo Percy—. Tenemos que protegerla. Espero que podamos convencerla… —¡Tyson!
—Esa fue una forma muy abrupta de cortar la conversación— dijo Katie
—Lo sé— asintió Percy
—Pero no quedó mucha opción— dijo Frank
Tyson venía corriendo a través del foro seguido de Ella, que revoloteaba tras él con un manuscrito en las garras. Cuando llegaron a la fuente, Ella soltó el pergamino sobre el regazo de Percy.
—Ah claro, el pergamino— dijo Percy
—Por supuesto que no podía faltar el pergamino— dijo Leo
—No podía— suspiró Hazel incómoda
—Entrega especial —dijo—. De un aura, un espíritu del viento. Sí, Ella ha recibido una entrega especial.
—Ahora sabemos que las entregas especiales sí llegan a su destino— bromeó Piper
—Me alegra saberlo— asintió Leo
—Es una gran información— dijo Jason
—¡Buenos días, hermanos! —Tyson tenía heno en el pelo y mantequilla de cacahuete en los dientes—. El manuscrito es de Leo. Es pequeño y gracioso.
—Gracias— dijo Leo
—De nada— dijo Tyson alegremente
—Tyson te describió en menos de 5 palabras, es como un nuevo récord— señaló Piper
El manuscrito parecía corriente, pero cuando Percy lo desplegó sobre su regazo, una grabación en vídeo parpadeó en el pergamino.
—Obviamente— dijo Leo
—Porque la sutileza no es el estilo— bromeó Piper
—Por supuesto que no reina de belleza, todo tiene que estar en grande— dijo Leo
E—stoy de acuerdo con él— señaló Apolo
Un chico con una armadura griega les sonreía. Tenía una expresión traviesa, el cabello moreno rizado y ojos de desenfreno, como si se hubiera tomado varias tazas de café.
—Y eso que no le dimos ninguna— comentó Piper
—Ustedes no me la habrán dado, pero sé donde guardan el café— dijo Leo
—Les dije que el escondite era muy obvio— señaló Will
—Demasiado— asintió Leo
Estaba sentado en una habitación oscura con paredes de madera, como el camarote de un barco. Lámparas de aceite se balanceaban de un lado al otro en el techo.
Hazel contuvo un grito.
—Ay no— murmuró Hazel
—Lo bueno, es que ya se va a acabar el libro— comentó Percy
—Podría haberse acabado sin eso— susurró Hazel
—¿Qué? —preguntó Frank—. ¿Qué pasa?
Poco a poco, Frank se dio cuenta de que el chico del pelo rizado le resultaba familiar… y no solo de haberlo visto en sus sueños. Había visto esa cara en una vieja foto.
—¿Alguien nos va a explicar?— preguntó Connor
—Nop— dijo Percy
—Oye que grosero— se quejó Connor
—¡Hola! —saludó el chico del vídeo—. Saludos de vuestros amigos del Campamento Mestizo, etc. Soy Leo. Soy el… —Miró fuera de pantalla y gritó—:
—Tuvimos problema de producción— dijo Leo
—Es que eso no estaba ensayado— dijo Piper
—Lo borraste del guión— señaló Leo
—Pues si estaba borrado era para que no lo dijeras— mencionó Piper
¿Cuál es mi cargo? ¿Soy almirante o capitán o…?
Una voz de chica contestó:
—Mozo de las reparaciones.
—Eres una horrible persona— señaló Leo
—Gracias— dijo Piper riendo
—Muy graciosa, Piper —gruñó Leo. Se volvió de nuevo hacia la pantalla del pergamino—. Bueno, soy… esto… el comandante supremo del Argo II. ¡Sí, me gusta!
—Suena increíble— asintió Apolo
—¿Verdad que sí?— preguntó Leo
—Sí, obviamente— dijo Apolo
En fin, llegaremos a vuestro campamento en este gran buque nodriza dentro de aproximadamente, no sé, una hora. Os agradeceríamos que no nos dispararais al cielo ni nada por el estilo.
—No suena precisamente tranquilizante— comentó Bianca
—Es que los problemas de producción fueron hasta el diálogo— dijo Leo
—Y Annabeth nos ponía nerviosos para hacer el diálogo— asintió Piper —estaba un poquito impaciente
—Poquito— murmuró Miranda
—Lo imaginamos— dijo Thalia
¡Así que tranquilos! Si podéis avisar a los romanos… Hasta pronto. Saludos semidivinos y todo ese rollo. Nos vemos.
La imagen se fue del pergamino.
—No puede ser —dijo Hazel.
—¿No puede ser que vayan a llegar en un barco?— preguntó Miranda
—No, no se trata de eso— murmuró Hazel
—¿Entonces?— preguntó Rachel
—Creo que aquí lo explica— dijo Sally dándole una sonrisa de disculpa a Hazel
—¿Qué? —preguntó Frank—. ¿Conoces a ese chico?
Parecía que Hazel hubiera visto un fantasma. Percy comprendía el motivo. Se acordó de la foto que había visto en la casa abandonada de Hazel en Seward.
—Lo siento— dijo Percy
Varios comprendieron en ese momento y voltearon a ver a Hazel y Leo
El chico del buque era idéntico al ex novio de Hazel.
—Es Sammy Valdez —dijo—. Pero ¿cómo… cómo…?
Se hizo un pequeño silencio en lo que los demás procesaban la información, Hazel y Leo parecían quererse ir de la sala, Sammy y Esperanza se voltearon a ver confundidos…
—¿Cómo?— preguntó Connor
—A ver, un momentito— dijo Travis —¿Por qué Leo es igual a ese chico Sammy? El de allá, no el de aquí obviamente y si son tan parecidos y el chico es el ex de Hazel… No se coquetearon o algo así ¿Cierto?
—¡Iuuuu, que horror!— chilló Esperanza
—No pasó ¿Verdad?— preguntó Sammy con la misma expresión horrorizada de Esperanza
—¿Leo?— preguntó Calipso
—Nooo— dijo Leo demasiado rápido
Esperanza, Sammy y Calipso voltearon a ver de Leo a Hazel mientras ellos dos parecían querer estar en cualquier otro lado, Frank hizo una mueca
—No sé por qué, pero tengo la sensación de que el próximo libro va a ser incómodo— dijo Apolo
—No puede ser —dijo Percy—. Se llama Leo. Y han pasado setenta y tantos años. Tiene que ser una…
Quería decir « casualidad» , pero ni siquiera él se lo creía.
—Las casualidades no existen— dijo Apolo
—Creo que ya lo notamos— asintió Percy
—Sí— murmuró Hazel sonrojada
Durante los últimos años había lidiado con muchas cosas: el destino, profecías, magia, monstruos, el hado. Pero jamás se había tropezado con una casualidad.
—Nop— dijo Percy
—Y probablemente nunca lo hagas— dijo Hermes
—Genial—murmuró Percy
Unos cuernos sonaron a lo lejos y les interrumpieron. Los senadores entraron en el foro encabezados por Reyna.
—Es la hora de la sesión —dijo Percy—. Vamos. Tenemos que avisarles de la llegada del buque.
—Sobre todo un buque de guerra— comentó Deméter
—Sí, eso sería un gran problema— dijo Hermes
—Pero bueno, van en son de paz— dijo Hefesto
—Eso es bueno, para que no se empiecen a pelear entre ellos— asintió Poseidón
—¿Por qué debemos fiarnos de esos griegos? —estaba diciendo Octavio.
Había estado paseándose por el suelo del senado cinco minutos, hablando sin parar, tratando de responder a lo que Percy les había contado acerca del plan de Juno y la Profecía de los Siete.
—¿No podemos saltarnos todas las partes donde hable?— preguntó Travis
—Sería lo más recomendable— asintió Miranda
—Son demasiado groseros, niños— señaló Apolo
—Bueno, también ya vimos cómo es tu legado— masculló Poseidón
Los miembros del senado se removían inquietos, pero a la mayoría de ellos les daba miedo interrumpir a Octavio cuando estaba en pleno discurso. Mientras tanto, el sol subió en el cielo, brillando a través del techo destruido del senado y brindando a Octavio un foco natural.
—Legado de Apolo al final de cuentas— dijo Hermes
—Si es mi legado obviamente tiene que causar impacto— asintió Apolo
—Pues bueno, el impacto le causó— bufó Clarisse
El senado estaba abarrotado. La reina Hylla, Frank y Hazel estaban sentados en la primera fila con los senadores. Veteranos y fantasmas ocupaban las filas de atrás. Incluso habían permitido a Tyson y a Ella sentarse al fondo. Tyson no paraba de saludar con la mano y sonreír a Percy.
—Lo que fue de mucho apoyo— dijo Percy
—Me alegra— asintió Tyson con una sonrisa
Percy y Reyna ocupaban unas sillas de pretor idénticas en el estrado, cosa que cohibía a Percy. No era fácil parecer digno llevando puesta una sábana y una capa morada.
—Lo siento— dijo Percy mirando a los romanos —pero sí era un poquito incómodo
—Sobre todo si te llegaras a tropezar— dijo Travis
—Y con mi suerte...— murmuró Percy
—El campamento está a salvo —continuó Octavio—. ¡Yo seré el primero en felicitar a nuestros héroes por habernos devuelto el águila de la legión y tanto oro imperial! Verdaderamente nos ha sonreído la buena fortuna. Pero ¿para qué hacer más? ¿Para qué tentar al destino?
—Si algo va a pasar es por el destino, obviamente— dijo Apolo
—¿No hace rato lo estabas defendiendo?— preguntó Artemisa
—Pero es que como legado mío tiene que saber que el destino funciona así— dijo Apolo
—Pues se obsesionó mucho con eso del destino— murmuró Rachel
—Me alegro de que lo preguntes.
Percy se levantó, aprovechando la oportunidad que le brindaba la pregunta.
—¿Para qué pregunta?— dijo Percy
—Claro, si no quería que le respondieras no debió de preguntar— dijo Katie
E—so todos lo sabemos— dijo Chris
—No estaba… —dijo Octavio tartamudeando.
—… en la misión —terció Percy—. Sí, lo sé. Y haces bien dejando que me explique, pues yo sí que estaba presente.
—Esa manera de quitar la palabra fue sútil y sofisticada— dijo Hermes
—Y genial— dijo Leo
—Gracias— dijo Percy riendo
—Así se interrumpe de manera adecuada a alguien— dijo Thalia
Algunos senadores se rieron disimuladamente. A Octavio no le quedó más remedio que sentarse y procurar no mostrarse avergonzado.
—Lo lamenté mucho— dijo Percy con sarcasmo
—Nos dimos cuenta— dijo Frank
—Fue evidente— asintió Hazel
—Gaia está despertando —dijo Percy—. Hemos vencido a dos de sus gigantes, pero eso es solo el principio. La auténtica guerra tendrá lugar en la antigua patria de los dioses. La misión nos llevará a Roma y al final a Grecia.
—Un viaje bonito en otras circunstancias— dijo Perséfone
—Yo creo que las circunstancias deben ser muuuy diferentes— murmuró Piper
—Y vaya que sí— dijo Jason
Una oleada de inquietud recorrió el senado.
—Lo sé, lo sé —dijo Percy—. Siempre habéis considerado a los griegos vuestros enemigos. Y tenéis motivos para ello. Creo que los dioses han mantenido los dos campamentos separados porque cada vez que coincidimos nos peleamos.
—Básicamente— dijo Deméter
—Y esperamos que esta vez sea diferente— dijo Poseidón
—Pues bueno, debe serlo ¿No? Están aquí sin pelearse— señaló Deméter
—Por supuesto— dijo Travis
—Obviamente— dijo Chris
Pero esa situación puede cambiar. Tiene que cambiar si queremos vencer a Gaia. Eso es lo que quiere decir la Profecía de los Siete. Siete semidioses, griegos y romanos, tendrán que cerrar las Puertas de la Muerte juntos.
—Es lo más preocupante de la profecía— murmuró Hades
Percy y Annabeth hicieron una mueca
—¡Ja! —gritó un lar de la fila de atrás—. ¡El último pretor que intentó interpretar la Profecía de los Siete fue Michael Varus y perdió nuestra águila en Alaska! ¿Por qué íbamos a creerte ahora?
—Dioses ¿como no se pueden dar cuenta que la profecía ya empezó?— preguntó Bianca
—Bueno, debió ser difícil de entender después de lo que pasó con ese… Chico— comentó Zoë con una ligera mueca
Octavio sonrió con suficiencia. Algunos de sus aliados en el senado empezaron a asentir con la cabeza y a gruñir. Incluso algunos veteranos no parecían estar seguros.
—Bueno, es difícil hacer cambiar a los romanos de opinión— dijo Apolo —sin ofender chicos, pero son demasiado necios
Los romanos fruncieron el ceño
—Yo llevé a Juno a través del Tíber —les recordó Percy, hablando con la mayor firmeza posible—. Ella me dijo que la Profecía de los Siete se va a cumplir. Marte también se os apareció en persona. ¿Creéis que dos de los dioses más importantes aparecerían en el campamento si la situación no fuera tan grave?
—Un punto muy razonable— asintió Perséfone
—No habrían ido nada más porque sí— dijo Rachel
—Nada más porque no tenían nada mejor que hacer— dijo Hermes
—De alguna manera— murmuró Reyna
—Tiene razón —dijo Gwen desde la segunda fila—. Por una vez, confío en la palabra de Percy.
—Gracias— murmuró Percy
Puede que sea griego, pero ha restablecido el honor de la legión. Anoche lo visteis en el campo de batalla. ¿Alguno de los presentes se atrevería a decir que no es un auténtico héroe de Roma?
Nadie le llevó la contraria. Unos cuantos asintieron con la cabeza.
Percy se sonrojó
—Al menos en eso Hera tuvo razón, confían en ti por eso— dijo Poseidón
—Por supuesto que la tengo— masculló Hera
Reyna se puso en pie. Percy la miró con inquietud. Su opinión sería decisiva, para bien o para mal.
—Pausa dramática— dijo Apolo
—Apolo —masculló Artemisa —deja que siga la lectura
—Era el momento de una pausa dramática— dijo Apolo
—Afirmas que es una misión conjunta —dijo—. Afirmas que Juno pretende que colaboremos con ese… ese otro grupo, el Campamento Mestizo. Sin embargo, los griegos han sido nuestros enemigos durante eones. Son famosos por sus engaños.
—¿Nosotros?— preguntó Miranda
—Bueno, es lo que sabíamos— comentó Reyna
—Y para los griegos los que engañan son ustedes— señaló Dinisio
—¡Dionisio!— se quejaron varios dioses
—Puede —convino Percy—. Pero los enemigos pueden convertirse en amigos. ¿Hace una semana habríais pensado que romanos y amazonas lucharían codo con codo?
La reina Hylla se echó a reír.
—Tiene razón.
—Otro punto muy razonable— asintió Apolo
—Las cosas siempre ocurren cuando menos te lo esperas— dijo Perséfone
—Y vaya que sí— dijo Reyna
—Los semidioses del Campamento Mestizo ya han colaborado con el Campamento Júpiter —dijo Percy—. Solo que no nos hemos dado cuenta. Durante la guerra de los titanes del año pasado, mientras vosotros atacabais el monte Otris, nosotros defendíamos el monte Olimpo en Manhattan.
—Sigo diciendo que no me gustó la parte del trato que nos tocó— comentó Travis
—Y aún no hemos metido la queja— dijo Miranda
—Espero pronto lo hagamos— asintió Katie
Yo mismo luché contra Cronos.
Reyna retrocedió y estuvo a punto de tropezar con su toga.
—Así que las togas sí son peligrosas— dijo Rachel
—Cuando te dan noticias como esa en plena reunión, sí— dijo Reyna
—Comprendemos la reacción— dijo Piper
—¿Que tú… qué?
—Sé que es difícil de creer —dijo Percy—. Pero creo que me he ganado vuestra confianza. Estoy de vuestra parte. Estoy seguro de que Hazel y Frank están destinados a venir conmigo en la misión.
—Obviamente— dijo Apolo
—Era lógico— bufó Hera —por algo fueron elegidos
—Es el destino— dijo Apolo
Los otros cuatro vienen ahora mismo del Campamento Mestizo. Uno de ellos es Jason Grace, vuestro antiguo pretor.
—¡Venga ya! —gritó Octavio—. Se lo está inventando.
—¿Cómo se lo va a estar inventando?— resopló Miranda
—Ni siquiera mi imaginación diría todo eso— dijo Percy con el ceño fruncido
—¿Ya ves como sí cae un poco mal tu legado?— señaló Hermes
Reyna frunció el ceño.
—Nos pides que creamos lo increíble. ¿Que Jason vuelve con un grupo de semidioses griegos? ¿Dices que van a aparecer en el cielo en un buque de guerra fuertemente armado, pero que no debemos preocuparnos?
—Yo solo espero que en serio no salgan peleados— comentó Deméter —esto nunca se ha hecho
—Pero ya era momento de que se hiciera— dijo Hera
—Más te vale que no pase nada con los dos grupos— bufó Zeus
—Sí —Percy echó un vistazo a las filas de espectadores nerviosos e indecisos —. Dejadles aterrizar. Escuchadles. Jason confirmará todo lo que os estoy contando. Lo juro por mi vida.
—Percy— se quejó Poseidón
—Perseus ¿Por qué tenías que jurarlo por tu vida?— masculló Sally
—¿Por que era la única forma?— murmuró Percy con una pequeña sonrisita
—¿Por tu vida? —Octavio miró de forma significativa al senado—. Lo recordaremos si resulta ser una treta.
Los siete de la profecía se voltearon a ver
—No me gustó las miradas que se acaban de dar— señaló Apolo
En el momento justo, un mensajero entró corriendo en el senado jadeando como si hubiera venido corriendo desde el campamento.
—¡Pretores! Lamento interrumpir, pero nuestros vigías informan de que…
—¡Han llegado!— gritó Afrodita emocionada
—Afrodita, creo que dejaste a la mitad del país con sordera— comentó Apolo
—No me importa, esto es lo que estuve esperando durante dos libros— dijo Afrodita
—¡Barco! —dijo Tyson alegremente, señalando el agujero del techo—. ¡Viva!
Efectivamente, un buque de guerra griego salió de las nubes a unos ochocientos metros de distancia, descendiendo hacia el senado.
—Hicimos una magnífica entrada— dijo Leo
—Vaya que llamaron la atención— dijo Reyna
—Y vaya que sí— dijo Hazel
A medida que se acercaba, Percy pudo ver relucientes escudos de bronce a lo largo de los costados, velas ondeando al viento y un mascarón de proa de aspecto familiar con la forma de un dragón metálico.
Annabeth y Percy se sonrieron, obviamente recordaban cuando habían conocido al dragón juntos
En el mástil más alto, una gran bandera blanca de tregua chasqueaba al viento.
El Argo II. Era el barco más increíble que había visto en su vida.
—Gracias— dijo Leo
—De nada, es la verdad— dijo Percy
—¡Pretores! —gritó el mensajero—. ¿Cuáles son vuestras órdenes?
Octavio se levantó de golpe.
—¿Hace falta que lo preguntes? —Tenía la cara roja de ira. Estaba estrangulando a su oso de peluche—.
—Pobre osito —dijo Katie
—Dioses míos ¿Cómo es que alguien puede ser tan intransigente?— preguntó Bianca
—¿Qué hacía falta para convencerlo?— bufó Poseidón
¡Los augurios son terribles! Es una treta, un engaño. ¡Cuidado con los griegos que traen regalos!
Leo se sonrojó
Señaló a Percy con el dedo.
—Sus amigos nos están atacando en un buque de guerra. Él los ha traído aquí. ¡Debemos atacar!
—No —dijo Percy con firmeza—. Todos me habéis ascendido a pretor por un motivo.
—Eso es cierto, deberían confiar en él— dijo Deméter
—Pero el augur tiene más tiempo con ellos— señaló Hades —y sabe manipular a las personas, no va a ser fácil que él los deje y menos si por algún motivo no resulta como se espera
Lucharé para defender este campamento con mi vida. Pero esos no son enemigos. Propongo que estemos preparados, pero no que ataquemos. Dejémosles aterrizar. Dejémosles hablar. Si es una treta, lucharé con vosotros, como hice anoche. Pero no lo es.
—No sé por qué tienen esas expresiones, pero no nos tranquilizan chicos— dijo Apolo
—Lo bueno es que este libro ya va a acabar— murmuró Leo
Todas las miradas se desviaron hacia Reyna. La pretora examinó el barco que se acercaba. Su expresión se endureció. Si vetaba las órdenes de Percy… él no sabía lo que pasaría. Cundiría el caos y la confusión, como mínimo.
—Como mínimo— dijo Reyna
—Sería bastante catastrófico— dijo Jason
Lo más probable era que los romanos siguieran su ejemplo. Ella había sido su líder durante mucho más tiempo que Percy.
—No disparéis —dijo Reyna—. Pero que la legión esté preparada.
—Bueno, vamos bien— dijo Perséfone
—De alguna manera— asintió Hermes
Percy Jackson es vuestro pretor y ha sido elegido debidamente. Debemos confiar en su palabra, a menos que tengamos motivos claros para no hacerlo. Senadores, pasemos al foro y recibamos a nuestros… nuevos amigos.
—Siento que no quiso decir precisamente "amigos"— señaló Apolo
—No había otra manera de decirlo— comentó Reyna
Los senadores salieron en desbandada del auditorio; Percy no sabía si de emoción o de pánico. Tyson corría detrás de ellos gritando: « ¡Viva! ¡Viva!» , mientras Ella revoloteaba alrededor de su cabeza.
—Al menos tuvieron un buen recibimiento por parte de alguien— dijo Miranda
—Annabeth también tuvo un buen recibimiento— señaló Piper
—Obviamente— dijo Thalia
—Eso no se dudaba— comentó Katie
Octavio miró a Percy con indignación y acto seguido lanzó su oso de peluche y siguió a la multitud.
—Como una especie de rabieta— dijo Frank
—Vaya que lo parecía— dijo Hazel
Reyna permaneció junto a Percy.
—Yo te apoyo, Percy —dijo—. Confío en tu juicio. Pero por el bien de todos nosotros, espero que podamos mantener la paz entre nuestros campistas y tus amigos griegos.
—Así será —prometió él—. Ya lo verás.
—O no— murmuró Percy
Ella levantó la vista al buque. Su expresión se tornó un poco melancólica.
—Dices que Jason está a bordo… Espero que sea verdad. Lo he echado de menos.
—Dioses— murmuró Reyna sonrojada y avergonzada. Jason también se sonrojó
—Esto va a ser muy interesante— dijo Afrodita
—Mi sospecha del libro incómodo me parece cada vez más acertada— comentó Apolo
Salió resueltamente, dejando a Percy solo con Hazel y Frank.
—Están aterrizando directamente en el foro —anunció Frank nerviosamente —. A Término le va a dar un infarto.
—Sí, nos dimos cuenta— dijo Piper
—¿En serio?— preguntó Percy
—Vaya que sí —dijo Annabeth
—Percy, lo has jurado por tu vida —dijo Hazel—. Los romanos se toman esas cosas en serio. Si algo sale mal, aunque sea sin querer, Octavio te va a matar. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí— dijo Percy —pero obviamente nada va a salir mal
—Obviamente ¿Qué podría salir mal?— preguntó Piper
Leo se movió incómodo
—Por supuesto que no— murmuró Frank
Percy sonrió. Sabía que había mucho en juego. Sabía que ese día todo podía salir terriblemente mal. Pero también sabía que Annabeth estaba a bordo de ese barco.
—Por supuesto— dijo Afrodita encantada
—Eso es lo más importante— asintió Perséfone
Annabeth y Percy se sonrieron
Si las cosas salían bien, sería el mejor día de su vida.
Rodeó a Hazel con un brazo y a Frank con el otro.
—Vamos —dijo—. Os presentaré a mi otra familia.
—Awwww— chillaron los griegos
—Fin del capítulo y del libro— anunció Sally
—Debemos leer el otro— dijo Afrodita —necesito leer el encuentro de estos dos
—Al menos ya acabó este libro— dijo Percy
—Y ya se está iluminando la portada del otro— Apolo tomó el próximo libro e hizo una pausa, estoy seguro que el título no les va a gustar.
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