Los semidioses aparecieron riendo en la sala de trono, todos estaban felices después de aquel viaje, las risas y las pláticas no paraban, Hestia sirvió un banquete que los semidioses no tardaron en acabarse. Will, por su lado, le pidió a su padre el favor de aparecer las cajitas felices que le debía a Nico, el chico le dio una pequeña sonrisa que no pasó desapercibida por el dios de los muertos y le dio una mirada asesina a Will

Después de la cena los chicos se dirigieron al palacio de sus padres (o en el caso de Jason y Thalia, al de sus hermanos)

Al día siguiente después del desayuno balanceado que incluía muchos cereales, se acomodaron en sus respectivos asientos (aún seguía sin haber espacio para Will)

-El nuevo libro se titula Percy Jackson y el mar de los monstruos- leyó Hestia

Antes de que continuara, una luz brillante llenó la sala de trono, de ella salió un muchacho joven, alto, apuesto, de cabello rubio arena, ojos azules, con una cicatriz del ojo hasta la barbilla...

-Luke- susurró Annabeth

-Luke Castellan, hijo de Hermes- tronaron tres voces -ahora los dioses han conocido las razones para tu traición, ya te hemos explicado de que trata esto, has de seguir la historia a partir de aquí... Dioses, recuerden que no pueden dañar a nadie

Luke miraba a todos con los ojos abiertos y una mirada de culpabilidad, los ojos de Hermes brillaron, pero no se atrevió a acercarse a su hijo

-Percy, Annabeth- susurró, su mirada viajó -hermanos... Thalia- dijo con voz rota

Nadie sabía que hacer ni que decir, la tensión era palpable en la sala, Thalia se levantó de su lugar, caminó hacia él y le dio un puñetazo tan fuerte, que lo hizo retroceder

-Tú... Tonto... No- la voz le temblaba tanto que sus palabras no tenían coherencia

Luke sonrió un poco

Annabeth y Percy no sabían que hacer, así que no se movieron de su lugar, los Stoll estaban igual de asombrados

-Toma asiento- dijo amablemente Hestia, haciendo un gesto para que Apolo quitara todas las cosas, el dios hizo un puchero, pero obedeció

Luke se sintió tan incómodo como ellos, ni siquiera los dioses le pidieron una reverencia, se sentó a un lado de Rachel

Antes de que pasara el shock por la repentina aparición de Luke, la luz volvió a llenar la sala, esta vez salió una chica de ojos negros, cabello oscuro y piel oliva

-Bianca- susurró Nico, parándose tan rápido que casi tira a Will, corrió hasta su hermana y la envolvió en un fuerte abrazo

Bianca reía -Nico, me estas asfixiando

-¿Cómo estás aquí? Pensé que habías...

-No lo sé Nico, Las Moiras me trajeron y me contaron lo que intentan hacer

Nico la volvió a abrazar, incluso Hades se adelantó -¿Bianca?

La chica hizo una reverencia -Hola padre

Hades la abrazó, dejando asombrado a más de uno, luego se alejó

-Ven- dijo Nico con un poco del ánimo infantil que lo había caracterizado -quiero presentarte a alguien- se adelantó hasta Hazel -Bianca, ella es Hazel, es nuestra hermana

Hazel se levantó con timidez -Hola

-Hola- ambas chicas se dieron incómodo abrazo -me alegra que estés aquí

-A mí también

Percy también abrazó a Bianca e hizo las presentaciones necesarias

Nico sonreía, después de que Percy le presentó a todos, Nico dejó a sus hermanas en el mismo lugar y se fue al suyo, ver donde se sentaba Nico, dejó a Bianca completamente sorprendida

-¿Nico y ese chico Will...?- susurró Bianca a Hazel

Hazel se encogió de hombros -Aún no lo sabemos...

La luz volvió a llenar la sala, esta vez salieron de ella cuatro chicos...

Los chicos se dieron cuenta donde estaban e hicieron una reverencia

-¿Las Moiras les contaron su plan?- preguntó Hestia, los chicos asintieron -de acuerdo, entonces preséntense

-Reyna Ávila Ramírez-Arellano, hija de Belona

Atenea le dio una mirada asesina

-Toma asiento- dijo Hestia

Los semidioses la saludaron, tal vez no se acordaban de las misiones en sí, pero se acordaban de las personas

Reyna se acercó hasta donde estaba Nico, lo abrazó y charló un poco con él

Después de que Reyna tomara asiento, un adolescente hispano de cabello negro y ojos marrones se adelantó

-Chris Rodríguez, hijo de Hermes- hizo una reverencia, Hermes le sonrió

-Chris- susurró Luke

El chico lo oyó y volteó a verlo, el color se drenó de su rostro, luego se volteó hacía Clarisse

-Hola- sonrió y la abrazó

Ares echaba fuego por los ojos (esto no fue literalmente ¡Gracias a los dioses!)

-¡QUITA TUS SUCIAS MANOS DE MI HIJA!- gruñó el dios

Chris se separó con las manos en alto, se oyeron risitas por parte de los demás semidioses

-Tranquilo suegro- bromeó el chico

Ares estaba a punto de pararse de su trono, hasta que Afrodita le tomó el brazo

-Tranquilo querido, hacen linda pareja- suspiró

Hermes trataba de no reírse

-Aleja a tu engendro de mi hija

Hermes se encogió de hombros -Apoyo a Afrodita- le guiñó un ojo a su hijo

Chris se sentó a lado de Clarisse

-Por favor sigan con las presentaciones- dijo Afrodita mientras trataba de calmar a Ares

-Tyson, hijo de Poseidón

-Por supuesto que es tu hijo- se burló Zeus

Poseidón le sonrió a su hijo, los semidioses lo rodearon y saludaron, Tyson le dio un abrazo rompe huesos a Annabeth y Percy

-Hola grandullón, te he extrañado

-Yo también, hermano

Annabeth sonrió incómoda -Yo también te he extrañado, ven vamos a sentarnos

-¿Qué pasa?- susurró Percy al ver la actitud incómoda de su novia

-Percy, ¿Recuerdas cuál libro vamos a leer?

Percy la miró confundido -El mar de los mons... ¡Por los dioses!- dijo mirando a Tyson

-Exacto, me porté terrible con él- dijo apenada

Percy gimió -Creo que no se compara a lo que pensé yo sobre él

Annabeth lo miró fijamente -¿Qué...

-Ya lo descubrirás, creo que tengo que empezar a disculparme

Ambos chicos tomaron sus lugares, pensando en todas las disculpas que tendrían que dar en el próximo libro

Antes de que la última chica tuviera la oportunidad de hablar, Artemisa se adelantó y la abrazó, derramando un par de lágrimas

-¡Zoë! Thalia dijo que...

-Mi señora, Thalia tiene razón, pero Las Moiras me trajeron

-Me alegra tanto, vamos, vamos mi querida compañera, toma asiento

Los ánimos estaban en el punto más alto cuando nuevamente la luz apareció, dejando a un chico sonriendo como maniático que tomaba a una muchacha de la mano

-¡Leo!- gritó Piper corriendo hacia él, casi haciéndolo caer por la fuerza del abrazo, luego lo golpeó -estábamos preocupados

Los semidioses que lo conocían lo fueron a saludar y a golpear

Los dioses miraban a la chica asombrados -¿Calipso?- preguntó Zeus

La chica los miró fríamente, los chicos también saludaron a la muchacha, el saludo entre Percy y ella fue demasiado incómodo, todos saludaban, charlaban y reían, la felicidad se podía sentir en el ambiente, la única que se negó a saludar a la recién llegada, fue Annabeth, en realidad cuando la vio dio un paso atrás y regresó a su lugar

Annabeth sabía que Percy había estado en su isla cuando el monte St. Helen explotó, sin embargo esa no era la razón por la que no se presentó... La razón era que esa chica le trajo recuerdos: *Estaba en el mismo lugar oscuro de sus sueños, Percy estaba a su lado, pero estaban peleando contra algún monstruo, de repente, ella no lo veía más, en realidad no veía nada, luego Percy se alejaba de su lado, sentía en el pecho la opresión del abandono.*

Se dio cuenta que estaba temblando hasta que Percy la rodeó con sus brazos -¿Estás bien?

-Sí- mintió -prométeme que no nos vamos a separar

Percy la miró confundido, pero lo prometió

-Leo, ¿Recuerdas nuestra misión?- preguntó Jason

Leo lo miró -Sí, ¿Ustedes no?

Piper negó -¿Puedes contarnos?

Leo asintió -Estábamos en... Eh... Este...

-¿Qué pasa?- preguntó Jason

-No sé, lo tengo todo en mi cabeza, pero es como si las palabras no salieran ¿Les pasa?- ambos chicos negaron, Leo se encogió de hombros -Como sea, ya ni modo, yo quería contarles...

Cuando las charlas se apagaron un poco, Hestia habló

-Semidiós, preséntate por favor, Calipso, puedes tomar asiento, ya nos enteraremos después de cómo estás aquí

-Oh sí claro, Leo "sexy" Valdez, hijo de Hefesto, a sus órdenes- hizo una reverencia exagerada

Hefesto lo miró sorprendido

-Creí que sería hijo tuyo- susurró Apolo a Hermes

-Yo también- susurró de vuelta el dios

-Ya saben por qué están aquí, ahora les haremos un breve resumen- Apolo chasqueó los dedos y lo que había pasado en el primer libro apareció en la mente de los recién llegados

-¡Perfecto!- gritó Leo -vamos a leer los pensamientos de Ariel

Una ola lo empapó -Cállate Charmander

Jason estaba riendo

-¡Cállate Superman!- gritaron ambos chicos

Luego todos estallaron en carcajadas, Hestia veía a los chicos con una mirada cálida, como la diosa del hogar, ver la unión de estos chicos la hacía feliz, solo había un chico que parecía no pertenecer ahí "Luke Castellan" quien seguía mirando para todos lados con nerviosismo

-Dioses- tronaron tres voces a la vez -todos los semidioses que hemos enviado tienen que ver de un modo u otro con nuestra decisión, este será el último grupo... Por ahora

La sala quedó en silencio

-De acuerdo muchachos, tenemos que empezar a leer- dijo Hestia -¿Quién quiere hacerlo?

-Yo- dijo Bianca -Capitulo uno, mi mejor amigo de compras por un vestido de novia

Grover se sonrojó

-¡Pensé que yo era tu mejor amigo!- dijo Jason

-Tú eres mi bro- Percy le dio una mirada de cachorrito

Mi pesadilla empezaba así:

-Empezamos bien- dijo Poseidón con sarcasmo

Estaba en una calle desierta de un pueblecito de la costa, en mitad de la noche, y se había desatado un temporal. El viento y la lluvia azotaban las palmeras de la acera. Una serie de edificios rosa y amarillo, con las ventanas protegidas con tablones, se alineaban a lo largo de la calle. A sólo una manzana, más allá de un seto de hibisco, el océano se agitaba con estruendo.

« Florida» , pensé, aunque no estaba muy seguro de cómo lo sabía. Nunca había estado en Florida.

Luego oí un golpeteo de pezuñas sobre el pavimento. Me di la vuelta y vi a mi amigo Grover corriendo para salvar el pellejo.

Sí, he dicho « pezuñas» .

Grover es un sátiro.

-Gracias por la aclaración- dijo Leo

De cintura para arriba, parece el típico adolescente desgarbado con una pelusilla de chivo y un serio problema de acné. Camina con una extraña cojera, pero nunca adivinarías que hay algo en él que no es humano, a menos que lo sorprendieras sin pantalones (cosa que no te recomiendo). Unos tejanos holgados y unos zapatos con relleno disimulan el hecho de que tiene pezuñas y unos peludos cuartos traseros.

Grover había sido mi mejor amigo en sexto curso y había participado conmigo y una chica llamada Annabeth en nuestra aventura para salvar el mundo. Pero no lo había visto desde el mes de julio, cuando emprendió solo una peligrosa búsqueda de la que ningún sátiro había regresado vivo.

-Pero Grover es el mejor- dijo Percy

El caso es que, en mi sueño, Grover venía huyendo con la cola entre las patas y los zapatos en las manos, como hace siempre que necesita moverse deprisa. Pasó al galope frente a las tiendas para turistas y los locales de alquiler de tablas de surf, mientras el viento doblaba las palmeras casi hasta el suelo.

Grover estaba aterrorizado por algo que había dejado atrás. Debía de venir de la playa, porque tenía el pelaje cubierto de arena húmeda. Había conseguido escapar y ahora trataba de alejarse de algo.

Un rugido estremecedor resonó por encima del fragor de la tormenta. Detrás de Grover, en el otro extremo de la manzana, surgió una figura indefinida que aplastó una farola, que acabó estallando en una lluvia de chispas.

Grover dio un traspié y gimió de puro terror mientras murmuraba: « Tengo que escapar. ¡Tengo que avisarles!» .

-Fue la peor experiencia romántica de mi vida- dijo Grover

Clarisse asintió para sí misma

Yo no lograba distinguir quién o qué lo perseguía, pero oía a aquella cosa refunfuñar y soltar maldiciones. El suelo temblaba a medida que se aproximaba. Grover dobló a toda prisa una esquina y titubeó; se había metido en un patio sin salida, lleno de tiendas, y ya no tenía tiempo de retroceder. La puerta más cercana se había abierto con los embates del temporal. El letrero que coronaba el escaparate, ahora sumido en la oscuridad, ponía: « VESTIDOS DE NOVIA ST. AUGUSTINE» .

Grover entró corriendo y se ocultó tras un perchero repleto de vestidos de novia.

La sombra del monstruo pasó por delante de la tienda. Yo incluso podía olerlo. Era una combinación repugnante de lana mojada y carne podrida, con ese agrio olor corporal

-Ewww- Afrodita hizo una mueca

que sólo los monstruos son capaces de despedir; algo así como una mofeta que sólo se alimentara de comida mexicana.

Grover temblaba tras los vestidos de novia y la sombra pasó de largo.

Ya no se oía más que la lluvia. Grover respiró hondo. Quizá aquella cosa se había ido.

Entonces centelleó un relámpago y explotó la fachada entera de la tienda, mientras una voz monstruosa bramaba: « ¡Mííííía!» .

-Eso no suena nada bien- murmuró Piper

Me senté en la cama de golpe, tiritando.

No había tormenta ni ningún monstruo. La luz de la mañana se colaba por la ventana de mi dormitorio.

Me pareció atisbar una sombra a través del cristal: una forma humana.

Thalia le dio una sonrisa burlona a Annabeth

Annabeth le dio una mirada de "ni se te ocurra"

Enseguida oí que golpeaban mi puerta y a mi madre llamándome:

Percy, vas a llegar tarde. —La sombra de la ventana desapareció.

Tenía que ser mi imaginación.

-O un acosador- sugirió Leo

-O acosadora- habló Thalia

Percy y Annabeth se sonrojaron, Atenea veía a su hija con incredulidad

Era la ventana de un quinto piso, con una salida de incendios antiquísima y desvencijada... Era imposible que hubiera nadie ahí fuera.

-Los acosadores tienen su mañas- dijo Thalia seriamente

Vamos, cariño —insistió mi madre—. Es el último día de colegio.

¡Deberías estar entusiasmado! ¡Casi lo has conseguido!

Voy —logré decir.

Palpé bajo la almohada y para tranquilizarme agarré el bolígrafo con el que dormía siempre. Lo saqué de su escondite y examiné una vez más la inscripción en griego antiguo que tenía grabada a un lado: Anaklusmos. Contracorriente.

Zoë suspiró

Pensé en quitarle la tapa, pero algo me detuvo. ¡Hacía tanto tiempo que no recurría a Contracorriente...!

Además, mi madre, el día que destrocé su vitrina manejando una jabalina torpemente, me hizo prometer que no volvería a usar armas mortíferas en el apartamento.

-Fue un accidente, no tenía nada contra su vitrina- dijo Percy

Deposité a Anaklusmos en la mesilla y me arrastré fuera de la cama.

Me vestí lo más rápido que pude. Procuraba no pensar en mi pesadilla, ni en monstruos, ni en la sombra de la ventana.

« Tengo que escapar. ¡Tengo que avisarles!» .

¿Qué había querido decir Grover?

Con tres dedos formé una garra sobre mi corazón y la moví hacia fuera, como empujando: un gesto para ahuyentar males que me había enseñado Grover hacía mucho tiempo.

Aquel sueño no podía ser real.

Último día de colegio. Mi madre tenía razón, debería sentirme entusiasmado; por primera vez en mi vida, casi había logrado pasar un año entero sin que me expulsaran,

-¡Nuevo récord!- gritó Leo

sin accidentes extraños, sin peleas en clase, sin profesores que se convirtiesen de repente en monstruos decididos a acabar conmigo con una comida envenenada o me dieran tareas para casa con carga explosiva. Al día siguiente me iría hacia mi lugar preferido de este mundo: el Campamento Mestizo.

Un día más y ya estaba. Ni siquiera yo era capaz de estropearlo.

Como de costumbre, no tenía ni idea de lo equivocado que estaba.

-Claro, así de mala es tu suerte- dijo Poseidón derrotado

Mi madre había preparado gofres azules y huevos azules para desayunar. Ella es así, celebra las ocasiones especiales preparando comida de color azul. Supongo que es su manera de decir que todo es posible: Percy casi termina séptimo curso, los gofres pueden ser azules... Pequeños milagros por el estilo.

-Por ejemplo, una hija de Atenea saliendo con un hijo de Poseidón- rió Afrodita

Desayuné en la cocina mientras ella lavaba los platos. Iba vestida con su uniforme de trabajo: la falda azul con estrellas y la blusa a rayas rojas y blancas que se ponía para vender golosinas en Sweet on America, la tienda de caramelos donde trabajaba. Llevaba su largo pelo castaño recogido en una cola de caballo.

Los gofres estaban muy buenos, pero me temo que no los engullía como de costumbre, porque mi madre me miró y frunció el ceño.

¿Te encuentras bien, Percy?

Sí... perfecto.

Ella siempre se daba cuenta cuando algo me preocupaba. Se secó las manos y se sentó frente a mí.

¿Es el colegio, o es...?

No hizo falta que terminara la frase, yo sabía muy bien lo que me estaba preguntando.

Creo que Grover está metido en un aprieto —dije. Y le conté el sueño que había tenido.

Ella apretó los labios. No solíamos hablar de ese otro aspecto de mi vida. Procurábamos vivir del modo más normal posible, pero mi madre estaba al corriente de la situación de Grover.

Yo no me preocuparía, cariño —dijo—. Grover ya es un sátiro mayor; si hubiese algún problema, estoy segura de que nos habrían avisado desde el campamento... —Me pareció que tensaba los hombros al pronunciar esta última palabra.

¿Qué ocurre? —pregunté.

Nada. ¿Sabes qué vamos a hacer? Esta tarde iremos a celebrar el fin de curso. Os llevaré a Tyson y a ti al Rockefeller Center, a esa tienda de monopatines que os gusta tanto.

-Eso hubiera estado muy bien, hermano mayor- dijo Tyson

-Lo sé, grandullón- suspiró Percy

Uf, eso sí que era una tentación. Nosotros siempre íbamos muy justos de dinero. Entre las clases nocturnas de mi madre y mi matrícula en la escuela privada, no podíamos permitirnos ningún extra, como por ejemplo un monopatín. Pero algo en su voz me inquietaba.

Un momento —dije—. Creía que esta tarde íbamos a preparar mi equipaje para el campamento.

Ella empezó a estrujar el trapo que tenía entre las manos.

Ay, cariño, es que... anoche recibí un mensaje de Quirón.

El corazón se me encogió. Quirón era el director de actividades del Campamento Mestizo, y no se habría puesto en contacto con nosotros a menos que ocurriese algo muy grave.

¿Qué te dijo?

Considera que... ir al campamento ahora mismo podría ser peligroso para ti. Quizá tengamos que aplazarlo.

¿Aplazarlo? ¿Pero cómo va a ser peligroso, mamá? ¡Yo soy un mestizo! Es el único lugar del mundo seguro para alguien como yo.

Normalmente sí, cariño. Pero con los problemas que ahora tenemos... —¿Qué problemas?

Lo siento, Percy. Lo siento mucho. Iba a contártelo esta tarde, pero ahora no puedo explicártelo del todo. Ni siquiera estoy segura de que Quirón fuese capaz de hacerlo. Ha ocurrido todo tan de repente...

Me quedé atónito. ¿Cómo era posible que no pudiera ir al campamento? Quería hacerle un millón de preguntas, pero justo en ese momento el reloj de la cocina dio la media.

Mi madre casi pareció aliviada.

Las siete y media, cariño. Tienes que irte... Tyson debe de estar esperándote.

-Qué lástima, no más explicaciones, hora de la escuela- rió Travis

Pero...

Hablaremos esta tarde, Percy. Ahora vete a la escuela.

Era lo último que me apetecía hacer, pero mi madre tenía una expresión de fragilidad, una especie de aviso escrito en su mirada. Si la presionaba demasiado, se echaría a llorar. Además, lo que decía de mi amigo Tyson era cierto: no tenía que hacerle esperar en la estación del metro, eso lo disgustaba mucho, le daba miedo andar solo por lugares subterráneos.

-Hay demasiada gente- dijo Tyson

Recogí mis cosas y me dispuse a marcharme, pero todavía me detuve en el umbral.

Mamá... ese problema del campamento, ¿podría tener algo que ver con mi sueño sobre Grover?

No me miró a los ojos.

Ya hablaremos luego, cariño. Te lo explicaré todo... al menos, todo lo que pueda.

Me despedí de ella a regañadientes. Corrí escaleras abajo para pillar a tiempo el tren n.° 2.

No podía saberlo en aquel momento, pero no me sería posible mantener una charla con mi madre aquella tarde.

-Lo supuse- suspiró Poseidón

De hecho, ya no volvería a casa durante mucho, mucho tiempo.

Al salir a la calle, miré el edificio de piedra rojiza de enfrente. Por un segundo vi una sombra oscura, una silueta humana dibujándose contra la pared, una sombra que no parecía pertenecer a nadie.

Luego empezó a ondularse y se desvaneció.

-Ahí está otra vez el acosador- dijo Piper mirando fijamente a Annabeth -que lugar tan inseguro- rió

-Fin del capítulo- dijo Bianca -fue corto

-El drama viene más adelante- comentó Percy

-Yo quiero leer- dijo Calipso