-Dejen de actuar como críos- dijo Hera -leamos otro capítulo para terminar con esto de una vez

-Me gusta actuar como crío- dijo Apolo

-Lo hemos notado, créeme- masculló Artemisa

-Bueno, sigan leyendo- dijo Hefesto pasándole el libro a Leo

-Mi tuno ya pasó- dijo Leo -y me gusta más molestar a Percy

-Gracias- masculló Per y

-Lean ustedes- dijo Leo señalando a los Stoll y pasando el libro

-No gracias dijo Connor -también me gusta molestar a Percy

-Solo lean- dijo Atenea

-Annabeth, toma el libro- dijo Travis pasando (casi aventando el libro)

Annabeth lo atrapó por reflejo

-Bueno Annabeth, ahora que lo tienes en las manos debes leer, conoces la regla- dijo Connor riéndose

Annabeth rodó los ojos -Son unos tontos- anunció

-Reglas son reglas- dijo Travis seriamente

Percy y los otros chicos trataron de no reírse

-Como sea- murmuró Annabeth -me doy el peor baño de mi vida

Annabeth miró a Percy quien sonrió con inocencia

-No puede ser- masculló Poseidón pasando una manos por su rostro

La espada reapareció por fin en mi bolsillo.

-Más vale tarde que nunca- comentó Apolo

-Al menos apareció- dijo Travis -es ganancia

-Ya no estarás tan aburrido- dijo Connor -cincuenta años son muchos

-No iban a ser ni cincuenta, minutos- masculló Percy

A buena hora, la verdad. Ahora podía asestarles a los muros tantos mandobles como quisiera.

-¿Ves? No te vas a aburrir- dijo Connor

-Ni siquiera creo que haya suficiente espacio para asestar mandobles- dijo Reyna

-Ese va a ser el problema- murmuró Frank

Mi celda no tenía barrotes ni ventanas, ni siquiera una puerta.

Poseidón le dio una mirada asesina a Hades

-Creo que se me olvidó un pequeño detalle- masculló Hades

-Detalle casi insignificante- comentó Hermes con sarcasmo

-No puedo hacerme cargo de todo- dijo Hades

Los guardianes-esqueleto me empujaron directamente a través de un muro que se volvió sólido en cuanto lo crucé.

-Debemos admitir que eso es cool- dijo Apolo -yo quisiera un lugar así

-Cuando quieras te puedo dejar encerrado ahí- dijo Hades

-Oh por favor, hazlo- dijo Hermes

Pensé que tal vez era una celda hermética, sin ninguna ventilación.

-Repite después de mí- dijo apolo -los mortales necesitan respirar

-Estaba respirando- dijo Hades

-¿Por cuánto tiempo?- masculló Poseidón

-al menos no estará cincuenta años encerrado- dijo Hades

-Oh cállate- bufó Poseidón haciendo que la tierra temblara

Probablemente. Los calabozos de Hades debían de estar pensados sólo para muertos, y éstos no respiran.

-Un terrible error de cálculo- dijo Hades con sarcasmo

-Hade es siempre el pero anfitrión- dijo Deméter

Así que mejor olvidarse de los cincuenta o sesenta años encerrado. Estaría muerto en cincuenta o sesenta minutos.

-Y eso dependiendo del tamaño del espacio donde estás encerrado, ya que si es muy pequeño el oxígeno se acabará mucho antes- dijo Atenea

Apolo rodó los ojos

Entretanto, si Hades no me había mentido, se iba a activar una trampa en Nueva York al final del día, y yo no podría impedirlo.

-Admiren el hecho de que puede tener cerca de cincuenta minutos de vida y se preocupa por eso- dijo Thalia

-Ya sabía que me quieres- dijo Percy -no eres tan terrible, cara de pino

-no te sientas especial, sesos de alga- dijo Thalia

Annabeth sonrió

Me senté en el frío suelo de piedra. Me sentía fatal.

-Bueno, al menos podías sentir algo, al menos por los próximos cincuenta o sesenta minutos- dijo Apolo -y no, no me importan tus cálculos, Atenea

Atenea bufó

-Eso no es gracioso- masculló Poseidón con una mirada asesina

No recuerdo haberme dormido. Pero, en fin, debían de ser las siete de la mañana, hora mortal, y me habían pasado tantas cosas que estaba agotado.

-Es justo- dijo Hermes

-Además puedes que tus sueños te puedan dar alguna respuesta- comentó Hestia

Soñé que estaba en el porche de la casa de verano de Rachel, en la playa de Saint Thomas.

Percy se sonrojó

-vaya Annabeth, escoges los mejores capítulos- bromeó Connor

-Yo no lo escogí- masculló annabeth

El sol empezaba a salir por el Caribe. Se divisaban docenas de islitas cubiertas de árboles y velas blancas que surcaban el mar perezosamente.

-Exactamente las vacaciones que necesitamos- comentó Travis

-Y que lo digas- murmuró Percy

-Y vaya que es un paraíso- suspiró Afrodita

El olor a salitre hacía que me preguntara si volvería a ver el océano.

-¿Estás dormido y tienes noción de donde estás? Definitivamente eso es extraño- dijo apolo

-Sí, creo que eso ya lo habíamos notado todos desde el primer libro- dijo Artemisa rodando los ojos

Los padres de Rachel estaban sentados a la mesa de la terraza mientras su chef privado les preparaba unas tortillas.

Rachel se sonrojó

-yo quiero un chef privado- dijo Connor

-Nosotros ya tenemos a Leo- sonrió Piper

-Leo sexy Valdez a tus órdenes- dijo Leo

El señor Dare, vestido con un traje de lino blanco, leía el Wall Street Journal.

-¿Por qué no salir a disfrutar las vacaciones en vez de leer?- preguntó Apolo

-Tal vez porque era de mañana- dijo Hermes

-Aun así- se quejó Apolo

La dama que había sentada enfrente debía de ser la señora Dare, aunque lo único que veía de ella eran sus uñas pintadas de rosa subido y la portada de Condé Nast Traveler. ¿Por qué le apetecía leer sobre viajes cuando ya estaba de viaje?

-Exactamente- dijo Apolo

Rachel se encogió de hombros -Así es la mayoría de las veces

-A veces no es tan divertido- dijo Piper con una mueca

Rachel se encontraba apoyada en la barandilla del porche y de vez en cuando suspiraba.

-Percy- masculló Rachel sonrojada

-Lo siento- murmuró Percy

Iba con bermudas y su camiseta de Van Gogh.

-¿Conoces a Van Gogh?- preguntó Thalia

-solo porque se cortó una oreja- dijo Percy

-Estoy casi seguro de que él fue uno de los míos- dijo Apolo

-Vaya- murmuró Will

(Sí, ella intentaba enseñarme un poco de historia del arte, pero no te dejes impresionar: sólo me acordaba del nombre del tipo porque se cortó una oreja).

-Es un dato muy interesante para aprenderse los nombres- dijo Leo

-Todo sería más fácil así- dijo Percy -los nombres no son lo mío

Annabeth miró a su novio con una ceja levantada

Me preguntaba si estaría pensando en mí.

-Vaya Percy, que preguntas- murmuró Piper

Rachel se sonrojó

-Annabeth siempre leyendo los mejores capítulos- bromeó Thalia

Annabeth rodó los ojos

O diciéndose que era un fastidio que no hubiera ido con ellos de vacaciones.

-dinos Rachel ¿Que estabas pensando?- preguntó Leo

-Vamos querida, dilo- dijo Afrodita

-Mejor no lo digas si quieres sobrevivir- dijo Piper al ver la mirada de Annabeth

Desde luego, era lo que yo estaba pensando.

-Al menos así no estarías encerrado en un calabozo por culpa de los numeritos dramáticos de Hades- gruñó Poseidón

Entonces la escena cambiaba. Ahora me encontraba en San Luis, en el centro de la ciudad, justo debajo del Gateway Arch.

Grover, Annabeth y Percy intercambiaron miradas

Ya había estado allí una vez. De hecho, me había faltado muy poco para matarme tras caer desde las alturas.

-cómo olvidarlo, seso de alga- murmuró Annabeth

-Ese fue un salto increíble Percy, pero no vuelvas a hacerlo- dijo Grover

Sobre la ciudad se cernía una gran tormenta eléctrica: una masa nubosa negra, densa como un muro, surcada de relámpagos.

-y todo porque el mocoso lo despertó- bufó Zeus

-Sabíamos que pasaría tarde o temprano- dijo Poseidón

-Pero se podría haber retrasado el momento- masculló Zeus

-Créelo si te hace sentir mejor- bufó Poseidón

-Ten cuidado como me hablas...- gruñó Zeus

Unas manzanas más allá, veía un enjambre de ambulancias y vehículos de emergencia con las luces parpadeantes. Una columna de polvo se elevaba de una montaña de escombros.

-No fue una muy buena época para los mortales- murmuró apolo

-Lo bueno es que existe la Niebla- murmuró Thalia

Un rascacielos desmoronado, deducía.

-espero que no haya victimas- dijo Hestia

Una periodista gritaba en su micrófono:

Las autoridades lo atribuyen a un fallo estructural, Dan, aunque nadie sabe si tiene alguna relación con el temporal.

-claramente tiene que ver con el "temporal"- bufó Ares

El viento azotaba su pelo. La temperatura descendía rápidamente: cinco o seis grados en el tiempo que llevaba allí.

-y después de conocer todo esto- dijo Rachel con un movimiento de mano -es que las cosas por fin comienzan a tener explicación

-y es cuando te das cuenta que somos geniales- dijo Apolo con una sonrisa brillante

Por fortuna, el edificio se encontraba vacío a la espera de ser demolido — añadía la periodista—.

-Gracias a los dioses- murmuró Hazel

-De nada- respondió Apolo

Pero la policía ha ordenado la evacuación de todos los inmuebles colindantes por temor a que el hundimiento pudiera provocar...

-al menos están tomando medidas- dijo Hades -no necesito más trabajo

-Al menos ellos sí están tomando medidas y no encerrando a mi hijo en una habitación sin ventilación- masculló Poseidón

-Ya supéralo- bufó Hades - tu mocoso está aquí

Se le quebraba la voz al resonar en el cielo un tremendo crujido. Un rayo estallaba en el centro de la oscuridad y la ciudad entera sufría una sacudida.

Zeus tenía una sonrisa engreída

Los pelos se me ponían de punta mientras se expandía por el aire un gran resplandor.

-Debemos admitir que esa arma es un poco genial- murmuró Apolo

El estruendo había sido de tal magnitud que sólo podía tratarse de una cosa: el rayo maestro de Zeus.

-Por supuesto- dijo Zeus -nada se compara con mi rayo

-no creo que haya servido de mucho- señaló Deméter

Tendría que haber pulverizado sin más a su objetivo, pero la nube oscura no se disolvía; sólo retrocedía bamboleándose.

-Es demasiado fuerte- dijo Artemisa

-Y debe estar muy enojado por tenerlo encerrado durante tanto tiempo- comentó Hermes

Entre la espesa masa negra surgía un puño de contornos difusos que le asestaba un golpe a otro rascacielos. El edificio entero se venía abajo como si fuese de juguete.

-Lo bueno es que ya no había mortales dentro- murmuró Hestia

-no creo que les haga mucha gracias encontrar todo destruido- dijo Afrodita con una mueca

-Es mejor eso, a que todos seamos destruidos- señaló Hera

La periodista no paraba de dar gritos; la gente corría por las calles; pasaban ambulancias y coches de policía con sus luces parpadeantes.

-no era un buen momento para los habitantes de ese lugar- dijo Leo

-Todo era un caos- murmuró Percy

Veía un trazo plateado en el cielo: un carro tirado por renos. Pero no era Papá Noel quien lo conducía, sino Artemisa,

-¿De dónde crees que surgió eso?- dijo apolo

Artemisa rodó los ojos

-siempre te dije que los renos no era un buena idea, hermanita- dijo apolo -pero nunca me escuchas

Que se abría paso entre la tormenta y lanzaba flechas de luz de luna hacia la oscuridad.

-al menos las flechas de luna sí son cool, aunque por supuesto no tanto como las mías- dijo Apolo

-Ya cállate- masculló Artemisa

Un dorado cometa ardiente pasaba a toda velocidad por su lado... quizá su hermano Apolo.

-en toda mi grandeza- dijo Apolo con aire dramático

Una cosa estaba clara: Tifón había llegado a la altura del río Misisipi. Había cruzado ya la mitad de Estados Unidos, dejando una estela de destrucción, y los dioses apenas lograban retrasar su avance.

-Se movió demasiado rápido- dijo Atenea -y aún creo que no debimos concentrarnos solo en él

-¿y que más podíamos hacer?- bufó Ares

-no podíamos dejar que llegara, teníamos que retrasarlo- dijo Zeus

-No lo estábamos logrando- dijo Atenea

La montaña de oscuridad se alzaba entonces sobre mí y de su espesor surgía un pie del tamaño del estadio de los Yankees. Iba a aplastarme cuando oía un suave susurro: « ¡Percy!».

-en el momento indicado- murmuró Hazel

-sí, solo que a alguien no le fue tan bien- dijo Percy sonrojado

Me lanzaba ciegas y sin pensarlo.

-Como siempre- dijo Thalia

-Y vas de nuevo a meterte conmigo, cara de pino- murmuró Percy

-¿Que puedo decir?- dijo Thalia encogiéndose de hombros

Annabeth miró el libro con un poco de sorpresa al leer lo siguiente

Antes de despertarme del todo, advertía que tenía inmovilizado a Nico en el suelo de la celda y que le había puesto en la garganta la punta de mi espada.

-Espera- dijo Thalia -¿Aún no te habías despertado y ya tenías inmovilizado al renacuajo?

-Deja de decirme así, cara de pino- gruñó Nico

Percy se encogió de hombros

-Vaya sesos de alga, no dejas de sorprenderme- dijo Annabeth

La gran mayoría en la sala lucía sorprendido

-Qué bueno que esa noche en los establos se quedó con Annabeth, si no quien sabe, podría inmovilizarnos a todos- dijo Leo

-¡Leo!- gritaron Percy y Annabeth

Poseidón le dio una mirada de orgullo, mientras que ciertos dioses lo miraron con recelo

Yo... venía a... rescatarte —decía él con voz estrangulada.

-Pero ya no porque tienes tu espada en mi garganta- dijo Connor con voz fingida

La rabia me despertó en el acto.

— ¿Ah, sí? —repliqué—. ¿Y por qué habría de fiarme de ti?

— ¿A lo mejor porque... no tienes... otro remedio? —farfulló.

-Punto para Nico- dijo Katie

Ojalá no hubiera dicho una cosa tan lógica.

-Ese fue el mejor argumento de toda la vida- bromeó Travis

-no tenía nada que decir ante eso- murmuró Percy

-Era un argumento bastante sólido- dijo Miranda

Nico rodó los ojos

Lo solté.

Nico se retorció hecho un ovillo emitiendo sonidos de arcadas.

-Lo siento-murmuró Percy

-Está bien- dijo Nico

-Y así chicos y chicas- anunció Leo -es como aprendimos que no hay que meterse con Percy ni aunque esté dormido

-No es para tanto- murmuró Percy sonrojado

Cuando se recuperó, se puso de pie echando ojeadas recelosas a mi espada. La suya seguía envainada.

-pues iba a rescatarte- dijo Will

Comprendí que si hubiera querido matarme podría haberlo hecho mientras dormía. Aun así, no me fiaba.

-Bueno, eso es justo- murmuró Connor

-al menos ya no tendrás que preocuparte por la falta de oxígeno- dijo Apolo

Debemos salir de aquí —dijo.

— ¿Para qué? —le espeté—. ¿Es que tu padre quiere hablar otra vez conmigo?

-Uhhhh- murmuraron los Stoll

-Van de nuevo- gruñó Nico

Él hizo una mueca.

Te juro por el río Estigio que no sabía lo que planeaba.

— ¡Ya sabes cómo es tu padre!

-Eso es cierto- masculló Poseidón -todos sabemos cómo es

-Hablé con él o ¿No?- dijo Hades -y por supuesto no te lo diría, si de por sí ya lo fuiste a liberar- bufó Hades mirando a Nico

-Y deberías dar gracias por eso- gruñó Poseidón

Me engañó. Me había prometido... —Alzó las manos—. Escucha... ahora tenemos que largarnos. He dejado dormidos a los guardias, pero el efecto no durará mucho.

-Wow y aquí es donde no sabes si Nico es hijo de Hades o de Hipnos- dijo Thalia

-Cállate cara de pino- masculló Nico

Todavía tenía ganas de estrangularlo. Pero, por desgracia, estaba en lo cierto. No había tiempo para discutir, y yo no podría escapar por mi cuenta.

-Nico tiene argumentos muy lógicos- dijo Leo

-No podría encontrar un argumento mejor- dijo Percy y me gusta cuando la gente tiene buenos argumentos, no puedo discutir con ello

-Sí lo haces- señaló Annabeth

Apuntó a la pared con un dedo y desapareció un tramo entero, mostrando un angosto pasillo.

Vamos —susurró, abriendo la marcha.

-Y así es como tu pequeño primo te rescata- dijo Piper

-Y que lo digas- susurró Thalia

Habría deseado tener el gorro de invisibilidad de Annabeth, pero resultó que tampoco hacía falta.

-Todos desearíamos el gorro de invisibilidad de Annabeth- dijo Thalia

-Era de mucha ayuda- dijo Percy

-Y vaya que lo era- murmuró Annabeth con una sonrisa nostálgica

Cada vez que veíamos a un guardia-esqueleto, Nico se limitaba a apuntarlo con un dedo y sus ojos llameantes se apagaban de inmediato. Por desgracia, cuanto más lo hacía, más extenuado quedaba.

-Eso suele pasar con los mestizos- dijo Apolo -eso no es tan cool

-No, no lo es- murmuraron los chicos

Atravesamos un laberinto de corredores plagados de guardias. Cuando llegamos a las cocinas, cuyos cocineros y criados eran todos esqueletos, prácticamente tenía que sujetar a Nico para que no se viniera abajo.

-Y cada que algo empieza a salir bien, pasa algo malo- murmuró Rachel

-como siempre- dijo Percy

-Es parte de nuestras vidas- suspiró Leo

Aún sacó fuerzas para dejarlos dormidos, pero poco le faltó para caer también él desmayado. Lo arrastré por la puerta de servicio y salimos a los Campos de Asfódelos.

-al menos ya casi salen- dijo Piper

Empezaba a sentirme aliviado cuando oímos gongs de bronce en lo alto del castillo.

Han dado la alarma —murmuró, adormilado.

-Y bueno, es momento para correr- dijo Hermes

-Hades no es muy amigable cuando se enoja- dijo Apolo

-¿alguna vez es amable?- preguntó Deméter

— ¿Qué hacemos?

Él bostezó y arrugó la frente, como tratando de recordar.

— ¿Qué tal... si corremos?

-Esa idea me gusta- dijo Connor

-Es una idea increíble- dijo Miranda

Correr con un hijo de Hades completamente soñoliento es como hacer una carrera a tres piernas con un muñeco de trapo de tamaño extra.

-Es una aventura extraordinaria, pero no lo intenten en casa- dijo Percy

-De todos modos no creo que Nico se preste para ello de nuevo- dijo Leo

-Por supuesto que no- bufó Nico

Lo arrastraba cómo podía y mantenía mi espada en ristre para abrirme paso. Los espíritus de los muertos se apartaban como si el bronce celestial quemara.

-No es algo que los espíritus estén acostumbrados a ver- dijo Nico

El sonido de los gongs reverberaba por los campos. Al fondo se alzaban amenazadoras las murallas del Erebo. Pero, cuanto más andábamos, más lejos parecían.

-Un efecto realmente agradable- suspiró Hades -te lo dije, querida, esas murallas lucirían amenazantes

-He de decir que fue un buen efecto, no creí que funcionaría- dijo Perséfone con una sonrisa

Estaba a punto de desmoronarme de agotamiento cuando oí un « ¡Guau!» conocido.

La Señorita O'Leary surgió de la nada dando saltos y empezó a correr alrededor de nosotros, por lo visto con ganas de jugar.

-Esa chica siempre aparece en el mejor momento- dijo Hazel

-Es una buena chica- anunció Percy

-Es tierna- murmuró Tyson

— ¡Buena chica! —dije—. ¿Puedes llevarnos al Estigio?

La palabra « Estigio» pareció estimularla.

-Debe estar muy emocionada por volver a ver a su nuevo amigo- dijo Bianca

Dio unos saltos, persiguió a su propia cola, como para mostrarle quién mandaba allí, y por fin se calmó un poco y pude acomodar a Nico en su lomo.

-Tampoco lo intenten en casa- bromeó Percy+

Nico rodó los ojos

Subí yo también y la perra echó a correr hacia las puertas. De un salto rebasó la fila de « MUERTE RÁPIDA», derribando a los guardias y disparando aún más alarmas.

-Perfecto- masculló Hades -más trabajo

-No lo tendrías si no hubieras encerrado a mi hijo- gruñó Poseidón

-Ustedes dos ¿Podrían dejar de discutir como si fueran niños?- masculló Hera - suficiente tenemos ya con sus mocosos

Cerbero empezó a ladrar, pero sonaba más excitado que colérico, como diciendo: « Yo también quiero jugar».

-Cerbero necesita que alguien pase más tiempo con él- dijo Perséfone -o una amiga

-Oh no querida, no tenemos suficiente espacio- dijo Hades -y ya es mucho trabajo

Por suerte, no nos persiguió, y la Señorita O'Leary continuó corriendo sin problemas río arriba. No se detuvo hasta que estuvimos bien lejos y perdimos de vista los fuegos del Erebo.

-Aun así no canten victoria- dijo Hermes

-Hades no dejará que escapen tan fácilmente- masculló Poseidón

Nico y Percy intercambiaron miradas

Nico bajó del lomo de la perra y se desplomó como un saco sobre la arena negra.

-Que buen espectáculo- bromeó Thalia

-Espero que en algún momento estos libros vengan desde tu punto de vista- gruñó Nico

-Yo también- dijo Percy

-Ja, sigan esperando- murmuró Thalia

Saqué un trozo de ambrosía: una parte de la reserva de alimento divino que llevo siempre encima. Estaba un poco deformada, pero Nico la masticó igualmente.

— ¡Uf! —masculló—. Ya estoy mejor.

-No iba a ponerse especial solo porque la ambrosía esté deformada- dijo Will

Tus poderes te consumen excesivamente —observé.

Él asintió, soñoliento.

Cuanto mayores son los poderes, mayor es la necesidad de dormir una siesta. Despiértame dentro de un rato.

-Wow, esa es una buena frase- dijo Connor

-Como para el slogan del campamento Mestizo- dijo Travis

-Estoy de acuerdo con eso- murmuró Miranda

-Todos ustedes están locos- masculló Nico

Eh, señor zombi. —Lo sujeté antes de que perdiera otra vez el conocimiento—. Estamos junto al río. Debes decirme qué tenemos que hacer.

-Estás avanzando con eso de los apodos- dijo Connor -estamos orgullosos de ti

-no están tan mal como al principio- dijo Clarisse -aun así te falta más entrenamiento

-¿Gracias?- murmuró Percy

-No era ningún cumplido- dijo Clarisse

Le di el último pedazo de ambrosía, cosa que entrañaba cierto peligro, porque es una sustancia que cura a los semidioses, pero que también puede reducirnos a cenizas si abusamos de ella. Por suerte, pareció funcionar. Nico sacudió la cabeza varias veces y se puso trabajosamente en pie.

-Gracias a los dioses que no lo redujo a cenizas- dijo Will

-No sería divertido para ti, cariño- dijo Afrodita

Mi padre vendrá pronto —dijo—. Tenemos que darnos prisa.

-Y aquí vamos- murmuró Poseidón tomando con fuerza los lados de su trono

La corriente del Estigio arrastraba objetos de lo más extraños: muñecas rotas, diplomas de universidad rasgados, ramilletes marchitos del baile de fin de curso... Todos los sueños que la gente había tirado por la borda al pasar de la vida a la muerte.

-La muerte no es algo dulce, pero sin duda hace que la vida de los mortales signifiquen algo- dijo Hades

Los chicos hicieron una mueca

Mirando aquellas aguas negras, se me ocurrían millones de sitios más agradables donde nadar.

-Millones- dijo Poseidón -te puedo llevar a miles de lados que son mejores para nadar, incluso en los mismos océanos... No lo hagas, aún estás a tiempo de desistir

Percy le sonrió con nostalgia

-si no lo hace, no tendrá oportunidad- señaló Artemisa -y al parecer todo saldrá bien

Entonces... ¿qué? ¿Me zambullo y ya está?

Debes prepararte primero —me explicó—. Si no, el río te destruirá.

Abrasará tanto tu cuerpo como tu alma.

Suena divertido —murmuré entre dientes.

-Percy...- murmuró Annabeth con la voz un poco entrecortada

-Tranquila listilla, eso ya pasó

No estamos para bromas —advirtió Nico—. Sólo hay un modo de permanecer anclado a tu vida mortal. Tienes que...

-¿Que tiene que hacer?- murmuraron los Stoll -no nos dejes con la duda

Miró a mi espalda y abrió los ojos como platos. Me volví en redondo y me encontré frente a frente con un guerrero griego.

Por un segundo lo tomé por Ares,

-Ni que fueras tan importante, pringado- masculló Ares

Porque el tipo tenía exactamente el mismo aspecto que el dios de la guerra: alto y fornido, con el rostro lleno de cicatrices y el pelo oscuro rapado. Llevaba una túnica blanca y armadura de bronce. Bajo el brazo sujetaba un casco de guerra con un penacho de plumas. Sus ojos, sin embargo, eran humanos, de un verde tan claro como un mar poco profundo.

-supongo que tenía que ir a dar la advertencia- gruñó Hades

-¿Quién es?- preguntó Leo

Luke hizo una mueca

-Creo que lo van a saber- dijo Percy también con una mueca

Debajo de la pantorrilla izquierda, a la altura del tobillo, tenía clavada una flecha ensangrentada.

Hubo un jadeo grupal al saber de quien se trataba

Siempre se me olvidan los nombres griegos, pero incluso yo recordaba al guerrero más grande de todos los tiempos, que había sucumbido por una herida en el talón.

Aquiles —dije.

-Sería el colmo que no supieran de quien se trataba- dijo Atenea

-Wow, incluso él te fue a advertir- murmuró Annabeth

-Sí- dijo Percy sonriendo inocentemente

-Ay, sesos de alga- dijo Annabeth

Thalia miraba a Luke quien se removía incómodo

El fantasma asintió.

Le advertí al otro que no siguiese mi camino. Y ahora te lo advierto a ti.

— ¿A Luke? ¿Hablaste con Luke? —pregunté.

Y las miradas fueron de Percy hacia Luke

No lo hagas —insistió—. Te volverá muy poderoso, pero también te hará más débil. Tu destreza en el combate superará la de cualquier mortal, pero tus debilidades y defectos se acrecentarán también.

-Todo poder conlleva una gran responsabilidad- dijo Atenea seriamente

-Piensa muy bien si lo harás- dijo Poseidón -no va a ser fácil

— ¿Quieres decir que tendré un problema en el talón? ¿Y no podría, no sé, llevar otra cosa en vez de sandalias? Sin ánimo de ofender.

Atenea bufó

-Oye no juzgues- dijo Apolo -las sandalias lucían fabulosas

Él se miró el pie ensangrentado.

El talón es sólo mi debilidad física, semidiós. Mi madre, Tetis, me sostuvo por él cuando me sumergió en el Estigio. Pero lo que realmente me mató fue mi propia arrogancia. ¡Te lo advierto! ¡Vuelve sobre tus pasos!

-Es cierto- dijo Afrodita -era un buen guerrero, muy guapo, pero fue arrogante

-aunque hagan las mismas acciones cada chico piensa diferente- dijo Hestia

Hablaba en serio. Percibí la amargura y el arrepentimiento en su voz. Realmente trataba de salvarme de un terrible destino.

Pero Luke también había estado allí, y él no se había echado atrás.

-Percy- gritaron Poseidón y Annabeth

Luke suspiró, estaba sumamente sonrojado

Por eso, ahora me daba cuenta, había sido capaz de albergar el espíritu de Cronos sin que su cuerpo se desintegrara. Así era como se había preparado, y de ahí que pareciera imposible derrotarlo. Se había bañado en el río Estigio y había incorporado los poderes del mayor héroe mortal, Aquiles. Era invencible.

-Por todo lo que tuviste que pasar- suspiró Hermes -para vengarte de mí

-no lo compadezcas- gruñó Hera -fue su elección, merece lo que le pase

-Hera por favor- dijo Hestia

Hera bufó

Debo hacerlo —dije—, o no tendré ninguna posibilidad.

Aquiles bajó la cabeza.

Los dioses son testigos de que lo he intentado.

-No- dijo Poseidón -no lo ha intentado lo suficiente, no lo hagas

-¿De veras crees que algo lo iba a hacer cambiar de opinión?- preguntó Artemisa

Escucha, héroe, si debes hacerlo, concéntrate en tu punto mortal. Imagina un punto de tu cuerpo que seguirá siendo vulnerable. Será por ese punto por donde tu alma anclará tu cuerpo al mundo. Ésa será tu mayor debilidad, pero también tu única esperanza.

La sala se sumió en un silencio angustioso

Ningún hombre puede ser del todo invulnerable. Si pierdes de vista lo que te sigue haciendo mortal, el río Estigio te abrasará y te hará cenizas. Cesarás de existir.

-El punto que faltaba para hacer esto más emocionante- dijo Percy

-Eso no es gracioso, Percy- murmuró annabeth haciendo una mueca

Supongo que no puedes revelarme cuál es el punto mortal de Luke...

-buen intento- dijo Nico

-No podía no intentarlo- dijo Percy encogiéndose de hombros

Me miró ceñudo.

Prepárate, necio muchacho. Tanto si sobrevives como si no, acabas de sellar tu perdición.

La sala de trono comenzó a temblar a causa de Poseidón

-Poseidón, asustas a los chicos- dijo Hestia -y tu hijo está en la sala

-Lo bueno es que Poseidón es inmortal- murmuró Apolo

Y con esa alegre declaración, se desvaneció.

Percy —me dijo Nico—, quizá tenga razón.

Esto ha sido idea tuya.

-no siempre tengo las mejores ideas- dijo Nico

-Eso también es de familia- dijo Apolo

Ya. Pero ahora que hemos llegado...

-Es demasiado tarde para echarse a tras- dijo Percy

-Y como dije, nada podría haberlo hecho cambiar de opinión- dijo Artemisa

Tú aguarda en la orilla. Si me sucede algo... Bueno, entonces tal vez Hades vea satisfecho su deseo y tú te conviertas en la criatura de la profecía.

-No- murmuró Poseidón -esto se pone cada vez peor, ni siquiera estoy seguro de poder acabar este libro

-Yo tampoco- murmuró Percy

No pareció muy contento con la idea, pero me daba igual.

Antes de que pudiera echarme atrás, me concentré en un punto diminuto del final de mi espalda, justo a la altura del ombligo.

Percy y annabeth se miraron perdidos en sus recuerdos durante un momento

Lo tenía bien defendido cuando llevaba mi armadura. Sería difícil que me golpeara en esa zona accidentalmente, y dudaba que a algún enemigo se le ocurriera herirme allí.

-bueno, hubo un poco de falla en esa lógica- dijo Percy

-Ni lo digas- dijo Annabeth con un suspiro

-No puede ser- masculló Poseidón

Ninguno era ideal, pero aquél me pareció adecuado y mucho más digno que, digamos, la axila.

Luke se removió con incomodidad

Annabeth miró a Percy con una ceja alzada

Imaginé un hilo, un cordón vital que me conectaba con el mundo desde mi región lumbar. Y me metí en el río.

La voz de Annabeth se cortó un poco, Poseidón estaba lívido mirando a su hijo con preocupación, tenía los dedos blancos de agarrar con tanta fuerza su tridente

Imagínate que te zambulleras en un pozo de ácido hirviendo. Y ahora multiplica ese dolor por cincuenta. Ni siquiera así llegarás a comprender la sensación de nadar en el Estigio.

-Multiplicado por cien- dijo Luke

-No tenías que hacerlo- dijo Poseidón -no volverás a salir del palacio

-Pero...- murmuró Percy

-Vamos marisco, no seas ridículo- bufó Zeus

Había pensado meterme despacio y con el aire valeroso de un auténtico héroe.

-Pero las cosas no suceden como las planeo

Pero, en cuanto el agua me tocó las piernas, se me aflojaron todos los músculos y caí de bruces en la corriente.

-no, no, no- dijo Poseidón -si ya estás ahí tienes que sobreponerte para poder salir

Poseidón se acercó a su hijo como si quisiera comprobar que de verdad estaba en la sala -no puedo creer todo lo que has tenido que hacer

-Está bien- dijo Percy -estoy aquí

Me sumergí por completo. Por primera vez en mi vida, sentí que no podía respirar bajo el agua. Por fin comprendía el pánico que provoca ahogarse.

-ni lo digas- murmuró Piper

-Es horroroso- estuvo de acuerdo Jason -no es algo que quisiera repetir

-Ni yo- murmuró Percy

Me ardía cada nervio del cuerpo. Estaba disolviéndome en aquel líquido. Vi algunos rostros —Rachel, Grover, Tyson, mi madre—, pero se desvanecían de inmediato.

Percy se sonrojó -no necesitan saber lo que pensé o vi en esos momentos

« Percy —decía mi madre—, te doy mi bendición».

« ¡Ten cuidado, hermano!», me suplicaba Tyson.

-no lo vuelvas a hacer- suplicó Tyson dándole un abrazo a su hermano

-no lo haré grandullón, pero me estás asfixiando- murmuró Percy

-Lo siento- dijo Tyson

« ¡Enchiladas!», gritaba Grover. No entendí a qué venía eso, y la verdad es que no me ayudaba mucho.

A pesar de que en la sala se vivía un ambiente de tensión, no pudieron evitar soltar una risa

-Vaya, me encantó esa frase motivacional- dijo Connor

Estaba perdiendo la partida. El dolor era excesivo. Mis manos y pies se disolvían en el agua; sentía que se me desgarraba el alma del cuerpo; ya no recordaba quién era.

Annabeth tomó la mano de Percy como para asegurarse que él seguía a su lado

El dolor que me había causado la guadaña de Cronos no había sido nada comparado con aquello.

« El cordón —dijo una voz conocida—. ¡Recuerda tu cuerda salvavidas, bobo!».

-Esas sí son frase motivacionales- dijo Thalia

-Lo son- dijo Percy sumamente sonrojado

Bruscamente noté una sacudida al final de mi espalda. La corriente tiraba de mí, pero ya no me arrastraba como antes. Imaginé que la cuerda me mantenía amarrado a la orilla.

Annabeth apretó la mano de Percy antes de leer lo siguiente

« Aguanta, sesos de alga. —Era la voz de Annabeth, ahora mucho más clara —. No te vas a librar de mí tan fácilmente».

-¡Por los dioses!- gritó Hazel

Annabeth se había quedado sin palabras

Afrodita pegó un chillido -¡ESO ES TAN ROMÁNTICO!

Incluso Poseidón sonrió un poco

-es tan lindo- chilló Perséfone

-Quédense con aquel que las use como su ancla de salvación cuando se sumerja en el Estigio- dijo Apolo -incluso yo tengo que admitir que eso es romántico

Percy se sonrojó -Eso era algo privado

-Sigue leyendo, querida, quiero saber todos los detalles- dijo Afrodita - a menos que te hayas quedado tan impresionada que quieras que alguien más lea

Annabeth pareció salir de su trance -No, yo seguiré leyendo

La cuerda se tensó.

Ahora veía por encima de mi cabeza a Annabeth, aguardando descalza en el amarradero del lago de las canoas. Me había caído de la canoa. Era eso. Ella me tendía la mano para sacarme del agua y parecía contener la risa. Llevaba la camiseta naranja del campamento y unos vaqueros. Tenía el pelo recogido bajo su gorra de los Yankees, cosa extraña porque eso debería haberla vuelto invisible.

-bobo- dijo Thalia con una sonrisa

« Eres tan idiota a veces... —Sonrió—. Ven. Agárrate de mi mano».

Los recuerdos fluyeron a mi memoria, ahora más vividos y llenos de colorido. Dejé de disolverme. Mi nombre era Percy Jackson. Saqué un brazo y me aferré a la mano de Annabeth.

-Percy...- dijo Annabeth soltando el libro y abrazando a su novio -eres un tonto- dijo con la voz entrecortada

-yo también te quiero_ dijo Percy

-no lo dijiste- susurró Annabeth

-No estábamos hablando mucho- bromeó Percy

-Eres un idiota sesos de alga- dijo Annabeth en un tono que era entre sollozo y risa

Alguien se aclaró la garganta

Percy y Annabeth se separaron al recordar que no estaban solos y estaban haciendo una escena

-Atenea- chilló Afrodita -arruinaste el momento

-Tiene que seguir leyendo- bufó Atenea

-Gracias al cielo que te recordó- dijo Poseidón con un profundo suspiro de alivio

Annabeth besó a su novio y le dio una cálida sonrisa, se recompuso antes de tomar el libro, lo puso en sus piernas y tomó la mano de Percy antes de seguir leyendo

Bruscamente, salí como despedido del río y me derrumbé en la arena. Nico retrocedió, sobresaltado.

— ¿Estás bien? —preguntó—. Tu piel... ¡Oh, dioses! ¡Estás herido!

-Y ahí es cuando Nico se da cuenta que tiene malas ideas- dijo Thalia

-Funcionó- dijo Nico

Tenía los brazos de un rojo intenso. Sentía como si cada centímetro de mi cuerpo hubiera sido asado a fuego lento.

Miré alrededor, buscando a Annabeth, aunque en realidad ya sabía que no estaba allí. Me había parecido tan real...

La mayoría de los chicos tenían sonrisas plasmadas al ver a la pareja

Estoy bien... Creo. —Mi piel iba recobrando su aspecto normal. El dolor se apaciguaba. La Señorita O'Leary se acercó y me husmeó, inquieta. Al parecer, era un olor muy interesante.

-Estás vivo, es lo único que importa- dijo Poseidón -aun así no volverás a salir del palacio

-Papá- se quejó Percy

— ¿Te sientes más fuerte? —preguntó Nico.

Antes de que pudiera averiguar lo que sentía, una voz bramó:

¡Allí!

-Dioses- masculló Jason -no 'puedes tener ni diez segundos de tranquilidad, bro

Se nos acercaba un ejército de muertos. Abría la marcha un centenar de esqueletos con aspecto de legionarios romanos, armados con lanzas y escudos.

Los romanos intercambiaron miradas

Le seguía un número idéntico de casacas rojas con las bayonetas caladas. En medio, Hades en persona conducía un carro negro y dorado tirado por unos caballos de pesadilla con crines y ojos de fuego.

-Esto va a ser interesante- dijo Nico

Percy lo miró con horror -Creo que después de esto no volveré a salir del palacio- dijo Percy con una mueca

Los chicos y dioses miraron con confusión

— ¡Esta vez no escaparás, Percy Jackson! —rugió—. ¡Destruidlo!

— ¡No, padre! —gritó Nico, pero ya era tarde. La primera línea de zombis romanos avanzó con sus lanzas en ristre.

-Hades, ya deja en paz a mi hijo de una vez por todas- gruñó Poseidón

La Señorita O'Leary dio un gruñido y se dispuso a saltar. Tal vez fue eso lo que me activó. No quería que hirieran a mi perra. Además, ya estaba harto de las fanfarronerías de Hades. Si tenía que morir, prefería hacerlo peleando.

-¿Que has dicho de mí, mocoso?- bufó Hades

Apolo soltó una carcajada -Este muchacho me cae cada vez mejor

Solté un alarido y el río Estigio explotó repentinamente. Una oleada negra se abatió sobre los legionarios. Las lanzas y los escudos volaban por todas partes mientras los zombis empezaban a disolverse, echando humo por sus cascos de bronce.

-Creí que eso no se podía hacer con el Estigio- murmuró Perséfone

-Hades solo lo dice para darse importancia- dijo Poseidón mirando orgulloso a su hijo

-no se metan con Percy- dijo Leo

-ningún, mocoso podrá derrotarme- bufó Hades

Los casacas rojas bajaron sus bayonetas, pero no esperé a que vinieran a mi encuentro y arremetí contra ellos.

Fue la cosa más estúpida que he hecho en mi vida.

-No, la cosa más estúpida fue nadar en el Estigio- dijo Thalia

-Cada vez me supero a mí mismo- dijo Percy

-ni lo digas- murmuró Annabeth apretando su mano

Un centenar de mosquetes me dispararon a bocajarro. Todos fallaron. Desbaraté sus líneas y empecé a repartir mandobles con Contracorriente. Me lanzaban estocadas de espadas y bayonetas, los mosquetes volvían a hacer fuego, pero nada me hería ni me tocaba.

Hades miró a Percy con enojo

-Definitivamente ya no me dejarán salir del palacio- murmuró Percy

Me revolví como un torbellino entre sus filas, dando tajos a los casacas rojas, que se deshacían uno a uno en un montón de polvo. Mi mente funcionaba en piloto automático: clava, haz una finta, corta, desvía el golpe, gira. Contracorriente ya no era una espada. Era un arco de pura destrucción.

-Y lo era- murmuró Nico -fue impresionante verlo

-No me sentí tan impresionante- dijo Percy

-Pero lo eres- dijo Annabeth -aún sin la maldición de Aquiles

-Awww- chilló Afrodita

Atravesé la línea enemiga y subí de un salto al carro negro. Hades alzó su vara de mando, de la cual salió disparado un rayo de energía negra, pero lo desvié con mi espada y me abalancé sobre el dios. Caímos los dos del carro.

La sala quedó sumida en un silencio asombrado

-Por los dioses- susurró Hazel

La mirada de Hades era peligrosa

-Vamos niña lee, no nos dejes con la duda- dijo Dionisio

Antes de que pudiera darme cuenta, me encontré con una rodilla plantada en el pecho de Hades. Con una mano lo agarraba por el cuello de la túnica real y con la otra mantenía la punta de la espada suspendida sobre su rostro.

Todos en la sala miraban con incredulidad a Percy

-como si no tuvieras suficientes enemigos, sesos de alga- dijo Thalia

-¿Cómo te atreves a faltarme al respeto de tal forma?- gruñó Hades -eres un mocoso imprudente...- Hades se levantó de su trono de manera amenazante

-Déjalo en paz- bufó Poseidón -tú fuiste quien lo atacó primero

-Tu mocoso es una amenaza- gruñó Zeus -sabía que esto no era una buena idea

"PROMETIERON NO LASTIMAR A NUNGUNO DE LOS CHCIOS" resonaron tres voces en la sala

-Ni siquiera tú quieres meterte con ellas- dijo Poseidón

-Qué falta de respeto, esto es insólito- bufó Hades

-Ese chico me cae muy bien- dijo Apolo

-Cállate- bufó Hades

Se hizo un completo silencio. Los miembros de su ejército no movían un dedo para defender a su señor. Miré de soslayo y comprendí por qué. No quedaba ni rastro de ellos: sólo armas tiradas en la arena, montones de polvo humeante y uniformes vacíos. Los había destruido a todos.

-Y espero que con eso aprendan a no meterse con mi hijo- dijo Poseidón

Los dioses resoplaron

-Lo bueno es que somos tus amigos- dijo Leo

Percy se sonrojó

Hades tragó saliva.

Bueno, Jackson, escucha...

-¿Miedo?- preguntó apolo

-¿De este mocoso? Por supuesto que no- bufó Hades

Era inmortal, no podía matarlo de ningún modo. Pero los dioses pueden resultar heridos, eso lo sabía, y supuse que una espada en la cara no le haría mucha gracia.

-No descuides tu espalda, mocoso- amenazó

Hades

-Oh vamos cariño, solo es un muchacho- dijo Perséfone -además tampoco puedes meterte con ellas

Sólo porque soy buena persona —gruñí—, voy a dejar que os vayáis. Pero primero habladme de esa trampa...

No pude terminar la frase, porque Hades se esfumó en silencio, dejándome con su negra túnica en las manos.

-A eso le llamo huir con estilo- dijo Apolo

-No estaba huyendo- gruñó Hades

-Nooo, solo tomabas precauciones- dijo Poseidón

Solté una maldición y me puse de pie, jadeante. Ahora que había superado el peligro, noté lo agotado que estaba. Me dolían todos los músculos del cuerpo.

-Derrotaste a un ejército tú solo- dijo Reyna impresionada -un poco de dolor es lo de menos

-no fue la gran cosa- dijo Percy incómodo, se distrajo con el cabello de Annabeth

Tenía la ropa desgarrada, hecha jirones y llena de agujeros de bala. Pero yo estaba bien. No me había llevado ni un rasguño.

Nico me miraba con la boca abierta.

Tú... con una espada... tú...

-Eso lo resume perfectamente bien- dijo Will

-Más que resumido- dijo Bianca

Me parece que esto del río funciona.

Vaya —respondió, sarcástico—. No me digas...

-¿cómo lo notaste?- dijo Thalia

-Un sexto sentido- dijo Percy

La Señorita O'Leary ladraba con alegría, meneaba la cola y saltaba de un lado para otro, husmeando uniformes y buscando huesos.

-El paraíso de la señorita O'Leary- dijo Frank

Alcé la túnica de Hades. Todavía se veían los rostros atormentados que temblaban en su tela irisada.

Me acerqué a la orilla del río.

Sed libres.

Hades soltó un par de maldiciones en griego

Arrojé la túnica al agua y miré cómo giraba sobre sí misma, arrastrada por la corriente, para disolverse y desaparecer.

Vuelve con tu padre —le pedí a Nico—. Dile que está en deuda conmigo por haber dejado que se marchara. Averigua qué va a ocurrir en el monte Olimpo y convéncelo para que nos ayude.

-Este niño sí que es imprudente- bufó Hera

-El chico tiene un punto- dijo Artemisa -necesitaremos toda la ayuda posible para defender el Olimpo

Él me miró fijamente.

No... No puedo. Ahora me odiará. Quiero decir... todavía más.

Hades buró

Tienes que hacerlo —insistí—. Tú también me lo debes.

-bien jugado- dijo Thalia

Nico masculló algo que no se pudio oír

Se sonrojó hasta las orejas.

Ya te he pedido perdón, Percy. Por favor... déjame ir contigo. Quiero luchar.

Serás más útil aquí abajo.

-Lo fuiste, renacuajo- dijo Thalia

-Ya cara de pino, te juro que si vuelves a decirme así...- masculló Nico

-Iguales a sus padres- se quejó Deméter

Quieres decir que ya no te fías de mí —repuso, compungido.

No respondí. Yo mismo no sabía qué quería decir. Aún estaba demasiado atónito por lo que acababa de hacer en la batalla para poder pensar con claridad.

-¿y quién no?- dijo Rachel -nosotros seguimos atónitos

Vuelve con tu padre —le dije, procurando no sonar muy duro—. Trata de convencerlo. Eres la única persona que tal vez pueda lograr que escuche.

Una idea más bien deprimente. —Suspiró—. De acuerdo. Haré todo lo que pueda. Además, todavía me oculta algo sobre mi madre. Quizá consiga averiguarlo.

Perséfone hizo una mueca que casi pasó desapercibida

-Es cierto- dijo Poseidón -Hades no escucha a nadie, pero tal vez tengas una oportunidad

-No lo creo- bufó Hades -ayudó a escapar al mocoso

Nico rodó los ojos

Buena suerte. Ahora la Señorita O'Leary y yo tenemos que marcharnos.

— ¿Adónde? —preguntó.

-¿A dónde más, sombritas?- bromeó Will

Miré la entrada del túnel y pensé en el largo ascenso que me esperaba para volver al mundo de los vivos.

A dar comienzo a esta guerra —repuse—. Ya es hora de que encuentre a Luke.

-Fin del capítulo- anunció Annabeth

-Y vaya capítulo- dijo Poseidón examinando a su hijo para cerciorarse de que estaba bien

-mi capitulo favorito- suspiró Afrodita -fue tan romántico

-Eres un bobo sesos de alga- dijo Annabeth dejando un beso en sus labios

-Te quiero- dijo Percy

-no vuelvas a hacer algo así- dijo Annabeth con una mueca

-no prometo nada- bromeó Percy

-Bueno, tomen un poco de aire para examinar a Percy y cerciorarse que efectivamente está bien fijo Hestia con una sonrisa amable -pronto seguiremos leyendo