XXXIII

Piper

—Yo quiero leer— dijo la voz de Esperanza sacándola de sus pensamientos, le pasaron el libro

—Espero que también sepas hacer unas increíbles pausas dramáticas— dijo Apolo

—No estoy segura— comentó Esperanza

—No te preocupes, ya que sigue un capítulo sobre mí, no es necesario que las hagas— comentó Piper

—Yo que quería hacerlo— dijo Esperanza encogiéndose de hombros

Piper se despertó helada y tiritando.

Había tenido un sueño horrible en el que aparecía un viejo con orejas de burro que la perseguía y gritaba: « ¡Te tocó!» .

—Bastantes raras tus pesadillas— dijo Percy

—Todos admiremos la ironía en eso— dijo Leo

—¡Oye!— se quejó Percy —tus sueños también son horribles

—Pero no más que los tuyos— argumentó Leo

Dios mío —le castañeteaban los dientes—. ¡Me convirtió en oro!

Ya estás bien

—Al menos— murmuró Piper —y no necesitaba el tratamiento del oro

—Yo tampoco, pero me quedó un cutis envidiable— bromeó Leo

—Hay que ver lo bueno en eso— asintió Percy

—Debió hacer un negocio así— dijo Leo

—No sé cómo no se le ocurrió— dijo Percy

Jason se inclinó y la abrigó con una manta caliente, pero ella seguía fría como un Boréada.

—Sí, nos diste un poco de problemas, reina de belleza— comentó Leo

—Es su especialidad— dijo Connor riendo

—Vaya, gracias— dijo Piper

—De nada, cuando quieras— respondió Connor

Parpadeó tratando de averiguar dónde estaban. Junto a ella ardía una fogata que volvía el aire acre debido al humo. La luz del fuego parpadeaba contra las paredes de roca. Estaban en una cueva poco profunda, pero no les brindaba mucha protección.

—Pero era mejor que nada— dijo Piper

—Fue lo mejor que encontramos— dijo Jason —sobretodo por la tormenta

—La tormenta era muy mala— asintió Leo —y no me gustan las tormentas malas

—¿Hay tormentas buenas?— preguntó Rachel

—Las que provocan Jason y Percy— señaló Leo

—Vaya gracias— dijo Percy

En el exterior, el viento aullaba. Soplaba nieve de lado. Podría haber sido de día o de noche. Estaba demasiado oscuro a causa de la tormenta para saberlo.

¿L… L… Leo? —logró decir Piper

—Ay, yo sabía que te preocupabas por mí— dijo Leo llevándose una mano al corazón

—Por supuesto que sí— dijo Piper rodando los ojos

Presente y desorificado —Leo también estaba envuelto en mantas. No tenía muy buen aspecto, pero parecía sentirse mejor que Piper—. Yo también he recibido el tratamiento del metal precioso —dijo—.

—Y la verdad, qué pésimo servicio— dijo Leo

—Acabas de decir que te quedó un cutis envidiable— señaló Miranda

—Oh sí, pero ya recordé que el tratamiento del oro provoca mucho frío y eso no no está bien— dijo Leo

—Argumento más lógico no vas a encontrar nunca— dijo Travis

Pero me he librado más rápido. No sé por qué. Tuvimos que meterte en el río para que volvieras del todo.

—Genial— dijo Piper

—No, entonces no sería buen negocio— dijo Katie

—Pero con Percy podemos llevar el río hasta las personas— señaló Leo

Percy lo miró como si estuviera loco

Hemos intentado secarte, pero… estás muy fría.

Tienes hipotermia —dijo Jason—. Nos hemos arriesgado a usar el máximo néctar posible.

—Estúpido rey— masculló Pïper

—No es muy buen anfitrión— dijo Leo

—¿Cómo podría serlo? Convirtió a su propia hija en estatua— señaló Rachel

El entrenador Hedge ha hecho un poco de magia natural…

Medicina deportiva —la fea cara del entrenador se cernió sobre ella—. Es una especie de hobby.

—Y vaya hobby— murmuró Nico

—Vaya hobby— asintió Reyna mirando con una mueca a Nico

Bianca los miró ¿Por qué demonios el hobby del entrenador era importante?

Puede que el aliento te huela a setas silvestres y bebida isotónica unos cuantos días, pero se te pasará. Probablemente no te morirás. Probablemente.

—Se sintió el ánimo— dijo Miranda

—Sí ahí supe que todo saldría bien— comentó Piper riendo

—Fue muy motivante— asintió Leo

Gracias —dijo Piper débilmente—. ¿Cómo habéis vencido a Midas?

Jason le contó la historia, intentando justificar la mayor parte como cuestión de suerte.

—Lastima que ya hayamos leído lo que pasó— dijo Percy

—Bro...— se quejó Jason

—Es la verdad, estuviste increíble bro— asintió Percy

—Otros que necesitan un momento— dijo Thalia

El entrenador resopló.

El chico está siendo modesto. Deberías haberlo visto. ¡Zas! ¡Golpe con la lanza! ¡Ruido de trueno!

—Vitoreo final y ganamos— dijo Leo

—Claro que sí, así pasan las cosas— comentó Percy

—Todos lo sabemos— asintió Connor

Entrenador, si usted ni siquiera lo vio —dijo Jason—. Estaba fuera comiendo hierba.

—Pero escuchó el ruido del trueno— señaló Travis

—Obviamente Jason— dijo Miranda

—No puedes esconder el ruido de un trueno— dijo Percy

—Así es como supo lo que realmente había pasado— asintió Leo

Pero el sátiro solo se estaba calentando.

Luego yo entré con la porra, y dominamos toda la sala. Después le dije:

« ¡Chico, estoy orgulloso de ti!» .

—¿Lo dijo?— preguntó Frank

—La verdad no estoy muy seguro— comentó Jason —todo fue muy rápido

Si trabajases la parte superior del cuerpo…

Jason se sonrojó —Gracias

—Tal vez un poquito, pero si no, no te preocupes aún así luces fenomenal, cariño— añadió Afrodita

—Gracias— volvió a decir Jason que parecía no saber cómo proceder con esa información

Entrenador —dijo Jason.

¿Sí?

Cállese, por favor.

Claro.

—Qué amable fue— dijo Leo —creí que te golpearía con su porra

—Yo también creí que me golpearía— asintió Jason

El entrenador se sentó ante la lumbre y empezó a morder su porra.

Jason posó la mano en la frente de Piper y le tomó la temperatura.

Leo, ¿puedes atizar el fuego?

Marchando.

—Excelente servicio de doctor— dijo Piper

—Y de atizador de fuego— dijo Leo

—Claro que sí— asintió Piper

Leo encendió un montón de llamas del tamaño de una bola de béisbol y las lanzó a la fogata.

¿Tan mala pinta tengo?

—Solo te veías como una gran paleta de hielo— comentó Leo —una de esas paletas que llevan semanas en el congelador

—Muchas gracias, Leo— dijo Piper rodando los ojos

—Tú preguntaste— señaló Leo —yo solo respondí

Piper estaba tiritando.

No —contestó Jason.

Mientes fatal —dijo ella—.

—No lo tenías— dijo Jason

—Tanto— señaló Leo —al menos no eras de las paletas que duran meses, solo semanas

—Gracias Leo, eso es muy motivante— dijo Piper

¿Dónde estamos?

En Pikes Peak —respondió Jason—. Colorado.

Thalia sonrió un poco

Pero eso está a…, ¿cuánto…?, ¿unos ochocientos kilómetros de Omaha?

—El tratamiento del oro te dio un buen golpe— dijo Apolo —te perdiste un buen viaje

—En la aerolínea espíritus de la tormenta, no es recomendable para personas sensibles— dijo Leo

—Esa suena a una aerolínea que quisiera conocer— dijo Travis

—600 dracmas el vuelo— dijo Leo —con Jason como piloto, pero no incluye seguro de vida

—Nos podemos imaginar por qué no— comentó Katie

Algo parecido —convino Jason—. Enganché a los espíritus de la tormenta para que nos trajeran hasta aquí. No les gustó: iban un poco más deprisa de lo que yo quería

—Es que no tiene controles de velocidad— dijo Leo encogiéndose de hombros —por eso no incluye el seguro

—Perfectamente razonable— asintió Travis —tengo que robar… Conseguir esos 600 dracmas

—Esta promoción no se da dos veces— bromeó Leo

y estuvimos a punto de estrellarnos contra la ladera de una montaña antes de que pudiera meterlos otra vez en la mochila. No pienso volver a intentarlo.

—Aunque les ahorraría mucho tiempo— señaló Rachel

—Pero nos gusta vivir la vida al límite— dijo Leo

—Es más divertido— asintió Piper

—Claro que sí— dijo Rachel riendo

¿Por qué estamos aquí?

Leo suspiró profundamente.

Eso mismo le he preguntado yo.

—Y estuvo bien cool su explicación— dijo Leo

—La mejor explicación que he escuchado en mi vida— comentó Piper

—Gracias chicos, son los mejores— murmuró Jason

—Cuando quieras, chispitas— dijo Leo

Jason contempló la tormenta como si estuviera esperando algo.

¿Os acordáis de la estela de viento brillante que vimos ayer? Todavía estaba en el cielo, aunque se había desvanecido mucho. La seguí hasta que dejé de verla.

—¿Y se perdieron?— preguntó Connor

—Eso o están donde necesitan estar— comentó Hermes

Luego… sinceramente, no estoy seguro. Simplemente sentí que este era el lugar idóneo para parar.

—Ah claro, eso suele pasar— asintió Connor

—Sí estuvo muy bien su explicación— asintió Percy —mucho mejor que las mías

—Percy— se quejó Jason

—Espero que si viene otro libro desde el punto de vista de Percy ahora sí lo molestes más Jason— dijo Connor

—Cuánta maldad existe en ti— dijo Percy

Claro que lo es —el entrenador Hedge escupió unas astillas de la porra—. El palacio flotante de Eolo debería de estar anclado encima de nosotros, justo en el pico. Este es uno de sus lugares favoritos para atracar.

—Usted ha llegado a su destino— dijo Leo

—¿Fue de su agrado el viaje?— preguntó Percy

—No lo sé, estaba bajo el tratamiento del oro— dijo Leo

—Estabas promocionando el viaje— señaló Travis

—Una cosa no tiene que ver con la otra— comentó Leo encogiéndose de hombros

A lo mejor fue eso —Jason lo dijo con el ceño fruncido—. No lo sé. Y también otra cosa…

Las cazadoras se dirigían al oeste —recordó Piper—. ¿Crees que están por aquí?

Thalia y Jason sonrieron

Jason se frotó el antebrazo como si le molestaran los tatuajes.

No sé cómo alguien podría sobrevivir ahora mismo en la montaña. La tormenta es muy fuerte.

—No las subestimes— dijo Zoë

—Es cierto, somos geniales— dijo Thalia

Artemisa sonrió

Es la tarde antes del solsticio, pero no tenemos muchas opciones salvo esperar aquí a que pase la tormenta. Teníamos que dejarte descansar un tiempo antes de intentar movernos.

—Pero lo bueno es que no te veías tan mal— bromeó Thalia

—Solo imagino que habría pasado si me viera mal— dijo Piper riendo

—Al menos no pasó— señaló Thalia

No hacía falta que la convenciera. El viento que aullaba fuera de la cueva le daba miedo y no podía dejar de tiritar.

—Era un viento horrible— dijo Piper —como en las películas antes de que pase algo malo

—Siempre debe estar el ambiente preparado por si pasa algo— asintió Percy

—La producción se lució— dijo Leo

—Estoy completamente de acuerdo— dijo Piper

Tenemos que hacerte entrar en calor —Jason se sentó junto a ella y alargó los brazos con un poco de torpeza—. Ejem…, ¿te importa que…?

—Qué sacrificado, Jason— dijo Leo riendo

—Jason sacrificándose por el equipo— bromeó Travis

—Vemos que le costó mucho— asintió Percy

Jason resopló

Qué va.

Ella intentó parecer despreocupada.

Jason la rodeó con los brazos y la estrechó. Se acercaron al fuego.

Piper y Jason se sonrojaron, mientras los demás hacían ruiditos de burla

El entrenador Hedge mordía su porra y escupía astillas al fuego.

Leo sacó unos artículos de cocina y empezó a freír hamburguesas en una pequeña sartén de hierro.

—El chef Leo a sus órdenes— dijo Leo

—Gracias— dijo Piper —el chef Leo es el mejor

—Exactamente, reina de belleza— asintió Leo —soy increíble

Bueno, chicos, ahora que estáis acurrucados, voy a explicaros una historia que quería contaros. Camino de Omaha tuve un sueño. Era bastante difícil de entender con las interferencias y las interrupciones de La ruleta de la fortuna

—Exactamente, la ruleta de la fortuna— dijo Percy

—La ruleta de la fortuna no podía faltar— comentó Leo

—No en tus sueños— dijo Percy

¿La ruleta de la fortuna?

Piper supuso que Leo estaba bromeando, pero, cuando levantó la vista de las hamburguesas, tenía una expresión totalmente seria.

—Porque a veces soy serio— señaló Leo

—"A veces" es la clave de esa oración— dijo Piper

—Es cierto, pero aun así soy increíble— dijo Leo

—No dije que no— señaló Piper

El caso es que mi padre, Hefesto, habló conmigo.

Leo les contó el sueño. A la luz del fuego, con el viento aullando, la historia era todavía más horripilante.

—Eso es tener ambiente para contar historias— dijo Travis

—Seeep, siempre tenemos el mejor ambiente— asintió Leo

—Es lo que veo— asintió Travis

—No lo ves, lo escuchas— señaló Katie riendo

Piper se imaginaba la voz del dios cargada de electricidad advirtiendo a Leo sobre los gigantes que eran los hijos de Tártaro y sobre la posibilidad de que perdiera a algunos amigos por el camino.

—Bastante horripilante, de hecho— dijo Piper

—Definitivamente— dijo Leo —daban ganas de recostarse y quedarse ahí

—Sí, eso sonaba como a buena idea— dijo Jason

—La mejor idea del mundo— asintió Leo

La verdad es que Bianca estaba completamente de acuerdo con eso, a veces recostarse y quedarse sin hacer nada sonaba demasiado bien

Intentó concentrarse en algo bueno: los brazos de Jason a su alrededor y el calor que se estaba extendiendo poco a poco por su cuerpo, pero estaba aterrada.

—Y con razón— dijo Katie

—Solo escucharlo suena realmente horrible— dijo Rachel

No lo entiendo. Si los semidioses y los dioses tienen que trabajar juntos para matar a los gigantes, ¿por qué los dioses se quedan callados?

—Era la pregunta del millón— dijo Leo encogiéndose de hombros

—Tenemos muchas preguntas del millón— señaló Percy

—Pero esa es la del millón millón— señaló Leo

—Claro, tienes razón— asintió Percy

Si nos necesitan…

Ja —dijo el entrenador Hedge—. Los dioses no soportan tener que necesitar a los humanos. Les gusta que los humanos los necesiten a ellos, pero no al revés.

Los dioses se removieron con incomodidad, algunos de ellos le lanzaron malas miradas a Zeus

La situación tendrá que empeorar mucho para que Zeus reconozca que cometió un error cerrando el Olimpo.

Zeus bufó —Todavía no veo el error

—¿No lo ves o no quieres verlo?— preguntó Poseidón

—Las cosas no estaban tan mal— señaló Zeus

Los dioses lo miraron como si estuviera loco

—Para que Zeus reconozca un error...— susurró Charles con los dientes apretados

—Lo sé— suspiró Bianca

Entrenador —dijo Piper—, eso casi ha sido un comentario inteligente.

Hedge resopló.

¿Qué? ¡Soy inteligente!

—Es inteligente en un estilo violento— señaló Leo

—No se me había ocurrido pensarlo de esa manera— dijo Piper

—Reconozco que es una increíble manera de verlo— comentó Frank

No me extraña que no hayáis oído hablar de la guerra de los gigantes. A los dioses no les gusta hablar de ello. Admitir que necesitaste a los mortales para vencer a un enemigo da mala imagen. Fue vergonzoso.

Los chicos miraron a los dioses con una mueca y se hizo un extraño y tenso silencio en la sala

Todavía hay más —dijo Jason—. Cuando soñé con Hera, dijo que Zeus estaba teniendo un comportamiento paranoico muy extraño.

—Debe ser horrible que sea más extraño de lo habitual— comentó Poseidón

—Basta Poseidón— masculló Zeus —no es necesario que animes a estos… Niños a ser aún peores

—¿Pueden ser peores?— preguntó Dionisio

—Es una pregunta, no se lo tomen como reto chicos— comentó Hermes al ver las expresiones de algunos semidioses

Y dijo que había ido a esas ruinas porque había estado oyendo una voz en su cabeza. ¿Y si alguien está influyendo en los dioses, como Medea influyó en nosotros?

Los dioses hicieron una mueca

Piper se estremeció. Ella había pensado algo parecido: que una fuerza que no podían ver estaba manipulando las cosas en secreto y ayudando a los gigantes.

—Como si esto no fuera suficientemente complicado— señaló Reyna

—Al parecer nunca son suficientes las complicaciones— dijo Thalia

—Estoy de acuerdo con cara de pino— asintió Percy

—¿Ves que no es tan difícil, sesos de alga?— preguntó Thalia

Percy le sacó la lengua

Tal vez esa misma fuerza estaba manteniendo a Encélado al tanto de sus movimientos e incluso había derribado a su dragón sobre Detroit. Tal vez la Mujer de Tierra de Leo u otro criado suyo…

Leo suspiró —La mujer de Tierra de Leo suena muy feo, yo no la quiero

—De acuerdo, la dejaremos solo en "Mujer de Tierra"— dijo Piper

—Gracias— dijo Leo

Leo colocó unos bollos sobre la sartén para que se tostaran.

Sí, Hefesto dijo algo parecido, como si Zeus se estuviera comportando de forma más rara de lo normal.

—Yo jamás me comporto de forma rara— masculló Zeus

Todos los presentes lo miraron con ironía, unos más que otros, pero quedó bastante claro el punto

Pero lo que me preocupó fue lo que mi padre no dijo. Como un par de veces que estaba hablando de los semidioses y de los hijos que tenía y todo eso. No sé.

—La verdad sí fue raro— dijo Leo

Hefesto se sonrojó un poco

—Sí, también nosotros lo encontramos muy raro— asintió Connor

Se comportó como si reunir a los semidioses fuera a ser casi imposible, como si Hera lo estuviera intentando, pero fuera una estupidez y hubiera un secreto que Hefesto no pudiera contarme.

—Básicamente— asintió Apolo

—Me parece increíble haberlo resumido tan bien— comentó Leo

—Fue una muy buena manera— dijo Hermes

Jason se movió. Piper notó la tensión en sus brazos.

Quirón actuó igual en el campamento —dijo—. Mencionó un juramento sagrado que prohibía hablar… de algo.

Quirón suspiró

—Qué misterio tan misterioso— dijo Travis

—Me gustan los misterios misteriosos— asintió Leo

—A mí también, son geniales— dijo Percy

—Son los mejores— asintió Zoé

Entrenador, ¿sabe usted algo sobre eso?

No. Yo solo soy un sátiro. A nosotros no nos cuentan las cosas jugosas.

—No nos lo cuentan— confirmó Grover

—Qué mal, estaría divertido que se los contaran— comentó Connor

Y menos a un viejo… Se interrumpió.

¿A un viejo como usted? —preguntó Piper—. Pero usted no es tan viejo, ¿no?

Tengo ciento seis años —murmuró el entrenador.

—Traten de no parecer sorprendidos— dijo Leo

—Fallamos estrepitosamente en eso— dijo Piper

—Seeep— asintió Leo —es que nos dio la información de golpe

—Claro, tendría que probarlos primero— asintió Travis

Leo tosió.

¿Qué?

Ten cuidado, procura que no se te quemen los calzoncillos, Valdez.

Leo se sonrojó, Esperanza hizo una mueca

Equivalen a cincuenta y tres años humanos. Aun así, me he ganado algunos enemigos en el Consejo de Sabios Ungulados.

—¿Quién no se ha ganado un enemigo o dos por ahí?— preguntó Apolo

—Tampoco tuviste infancia si no tuviste un enemigo en el Consejo de Sabios Ungulados ¿Verdad Percy?— preguntó Leo

—Verdad— dijo Percy

Grover asintió un poco

He sido protector durante mucho tiempo, pero empezaron a decir que me estaba volviendo impredecible. Demasiado violento. ¿Os entra en la cabeza?

Vaya —Piper procuró no mirar a sus amigos—. Cuesta creerlo.

—Jamás lo creería— dijo Percy

—¿Quién podría pensar semejante cosa de él?— preguntó Leo con una mano en el corazón

—Algo así no se puede pensar— dijo Piper

El entrenador hizo una mueca.

Sí. Y luego, cuando por fin empieza una guerra contra los titanes, ¿me ponen en las primeras líneas? ¡No! Me mandan lo más lejos posible: a la frontera de Canadá.

Frank frunció el ceño

¿Os lo podéis creer? Luego, después de la guerra, me destituyeron. La Escuela del Monte.

—Pero los encontró a ustedes— señaló Perséfone

—Así que estuvo genial que lo mandaran para allá— comentó Apolo

—Sí, así no nos mataron tan rápido— asintió Piper

¡Bah! Como si fuera demasiado viejo para ayudar porque me gusta jugar a la ofensiva. Todos esos recogeflores del consejo, hablando de la naturaleza…

—Creo que alguien se enojó— dijo Leo

—Creo que más que enojado estaba indignado— dijo Piper

—Yo estaría de la misma manera— comentó Frank

Creía que a los sátiros les gustaba la naturaleza —se aventuró a decir Piper.

Caracoles, me encanta la naturaleza —dijo Hedge—. ¡En la naturaleza, los animales grandes matan y se comen a los pequeños!

—Es cierto— dijo Grover

Los chicos asintieron de acuerdo

Y cuando eres un…, ya sabéis…, un sátiro de estatura menuda como yo, te pones en forma, coges un palo grande ¡y no aguantas tonterías de nadie! Eso es la naturaleza —Hedge resopló indignado—. Recogeflores.

—Sentimos su indignación hasta acá— asintió Miranda

—Y eso que solo es un libro— comentó Katie

—Siento que quería agarrar su porra y golpearla contra la cueva— dijo Piper

—Yo sentí lo mismo— dijo Leo

En fin, espero que tengas algo de comida vegetariana, Valdez. No como carne.

Sí, entrenador. No se coma la porra. Aquí tengo unas hamburguesas de tofu. Piper también es vegetariana. Las prepararé en un momento.

—Gracias— dijo Piper

—Porque yo soy el mejor en todo tipo de comidas— dijo Leo

—Todos estamos completamente de acuerdo en eso— asintió Rachel

Leo sonrió

El olor a hamburguesas fritas invadía el aire. Normalmente, Piper no soportaba el olor a carne cocinada, pero el estómago le hacía ruido como si quisiera amotinarse.

« Estoy perdiendo los papeles —pensó—. Piensa en brócoli. Zanahorias. Lentejas» .

—Eso puede ayudar— asintió Grover

—Sí, lo hizo, más o menos— comentó Piper

Su estómago no era lo único que se estaba rebelando. Mientras estaba tumbada junto al fuego abrazada por Jason, la conciencia de Piper actuaba como una bala caliente que se abría paso poco a poco hacia su corazón.

—Ay la conciencia— dijo Travis

—Estúpida conciencia— masculló Piper

—Pero era necesario Pipes— señaló Jason

Toda la culpabilidad que había estado reprimiendo durante la última semana, desde que el gigante Encélado le había enviado un sueño por primera vez, estaba acabando con ella.

Piper suspiró

Sus amigos querían ayudarla. Jason incluso decía que estaría dispuesto a caer en una trampa para salvar a su padre. Y Piper los había excluido.

—Nada más tantito— dijo Leo

—Casi nada— dijo Jason con una sonrisa

—Gracias chicos— comentó Piper

Puede que ya hubiera condenado a su padre al atacar a Medea.

Contuvo un sollozo. Tal vez había hecho lo correcto en Chicago salvando a sus amigos, pero no había hecho más que aplazar el problema.

—Tienes un punto en eso— dijo Apolo

—Pero ganaste tiempo para tener el apoyo de tus amigos— señaló Hestia

—Sí, es cierto— dijo Piper con una sonrisa

Jamás podría traicionar a sus amigos, pero una pequeña parte de ella estaba lo bastante desesperada para pensar: « ¿Y si lo hiciera?» .

Piper se sonrojó furiosamente —Lo siento

—No podemos culparte por ese pensamiento estamos hablando de la vida de tu papá— señaló Jason

—Es cierto, reina de belleza— dijo Leo —era demasiada presión

—Además por más que lo pensaras no lo hiciste— dijo Annabeth

Intentó imaginar lo que diría su padre. « Oye, papá, si un gigante caníbal te tuviera encadenado y yo tuviera que traicionar a dos amigos míos para salvarte, ¿qué debería hacer?»

—Es una cuestión que se plantea todos los días— dijo Piper con sarcasmo

—En la escuela mortal te enseñan a sumar 2 mas 2 y en la vida real te ponen ese tipo de problemas— se quejó Percy

—Alguna debe estar mal— dijo Piper

—La escuela mortal por supuesto— dijo Leo

Qué raro, esa nunca había aparecido en las tres preguntas cualquiera. Por supuesto, su padre no se habría tomado la pregunta en serio.

—Probablemente— asintió Rachel

—Solo habría pensado que tiene mucha imaginación— dijo Miranda

Probablemente le habría contado una de las viejas historias del abuelo Tom —algo relacionado con puercoespines brillantes y pájaros parlantes— y luego se habría reído como si le hubiera dado un consejo ridículo.

—Pero es mejor un consejo ridículo que ningún consejo— señaló Thalia

—Ella tiene un argumento de lo más razonable— dijo Apolo

A Piper le habría gustado acordarse mejor de su abuelo. A veces soñaba con aquella pequeña casa de dos habitaciones de Oklahoma. Se preguntaba cómo habría sido criarse allí.

—No sé, pero sí suena genial— dijo Katie

—Nos deberías llevar de vacaciones ahí— dijo Connor

—Somos demasiados para esa pequeña casa— dijo Piper

—No es necesario que nos lleves a todos— bromeó Connor

—Por ejemplo, puedes dejar a Connor— comentó Chris

Su padre pensaría que estaba loca. Él se había pasado toda la vida huyendo de aquel sitio, distanciándose de la reserva, interpretando cualquier papel menos de nativo americano.

—Pero es distinto para cada persona— dijo Deméter

Siempre le había dicho la suerte que tenía de haberse criado en la abundancia en una bonita casa de California.

Ella había aprendido a sentirse un poco incómoda con respecto a su ascendencia,

Piper se removió incómoda

—Oh querida, pero no tienes por qué hacerlo— señaló Afrodita —eso es parte de lo que te identifica

Piper sonrió un poco

como las viejas fotos de su padre de los ochenta, cuando llevaba plumas en el pelo y ropa estrafalaria. « ¿Puedes creer que hubo una época en la que llevaba esas pintas?» , decía.

—Esas "pintas" están geniales— dijo Apolo

—Estoy completamente de acuerdo con Apolo— dijo Hermes

—Y eso que hemos visto muchas modas a lo largo de los siglos— señaló Apolo

Ser cherokee era lo mismo para él: algo raro y ligeramente vergonzoso.

Pero ¿qué eran si no?

—Negar su ascendencia era negar una parte importante de él— dijo Hestia

—Espero que te hayas reconciliado con la idea— comentó Afrodita

—Algo así— murmuró Piper

Su padre no parecía saberlo. Tal vez por eso siempre era tan infeliz y siempre estaba cambiando de papeles. Tal vez por eso Piper empezó a robar cosas, buscando algo que su padre no podía darle.

—Odio estos libros— dijo Piper

—Yo también— dijo Leo

—Y yo— dijeron Jason y Percy al unísono

—Espero que el próximo no sea sobre nosotros— dijo Piper

—¿De quién más? Si estamos hablando de la profecía de los siete— preguntó Thalia

—De Annabeth— dijo Piper

Annabeth la miró como si se hubiera vuelto loca

—De Frank o Hazel— señaló Percy

—Gracias Percy— dijo Frank

Leo colocó las hamburguesas de tofu en la sartén. El viento seguía bramando. Piper se acordó de una vieja historia que le había contado su padre, una historia que quizá respondiera a algunas de sus preguntas.

—Queremos escucharla, tus historias son geniales— dijo Travis

—Es cierto, me gustó la de los puercoespines— dijo Katie

—Qué bueno, porque hay más— dijo Leo

Cuando estaba en segundo, un día había vuelto a casa llorando y le había preguntado a su padre por qué le había puesto de nombre Piper. Los chicos se burlaban de ella porque Piper Cherokee era un tipo de avión.

—No lo sabía, pero gracias por el dato— bromeó Leo

—Dato que no puede ni será usado en mi contra— dijo Piper

—Puede ser, o tal vez no— dijo Leo

Su padre se echó a reír, como si nunca se le hubiera pasado por la cabeza.

No, Pipes. Bonito avión.

—Excelente avión— dijo Connor

—Deberías demandarlo por tener tu nombre— dijo Travis

—Estoy segura que el avión llegó primero— comentó Piper

Yo no te llamé así. El abuelo Tom eligió tu nombre. La primera vez que te oyó gritar dijo que tenías una voz fuerte, mejor que la de cualquier flautista, y en inglés piper significa « flautista» .

—Bueno, eso suena mejor que "avión"— señaló Travis

—Definitivamente sí— asintió Piper

Dijo que aprenderías las canciones cherokees más difíciles, incluso la canción de las serpientes.

¿La canción de las serpientes?

—Oh vaya— dijo Percy

—Vaya— asintió Piper

—Eso explica muchas cosas— dijo Hazel

—Y mucho— dijo Leo

Su padre le contó la leyenda según la cual un día una mujer cherokee había visto una serpiente jugando cerca de sus hijos y la había matado con una piedra, sin darse cuenta de que era la reina de las serpientes de cascabel.

—Eso es tener muy mala suerte— dijo Leo

—Peor que la de Percy— señaló Nico

—¡Oye!— se quejó Percy

Las serpientes se prepararon para hacer la guerra a los humanos, pero el marido de la mujer intentó hacer las paces con ellas. Prometió que haría cualquier cosa para compensar a las serpientes de cascabel.

—Sí, no creo que una guerra con las serpientes de cascabel ayude mucho— señaló Katie

—Ganarían las serpientes porque son chiquitas y venenosas— dijo Travis

—Como Nico— señaló Percy

—Sesos de alga, no puedo argumentar nada contra tu lógica— dijo Thalia riendo

Thalia y Percy chocaron los cinco, mientras Nico les daba una mirada asesina

—No te rías Solace— masculló Nico en voz baja

—No me estaba riendo— dijo Will —estaba tosiendo

Sí, definitivamente Bianca creía que las cosas nunca cambiaban, ella intercambió una mirada con Charles que oh sorpresa, parecía un poco divertido

Las serpientes hicieron que cumpliera su palabra. Le dijeron que mandara a su mujer al pozo para que pudieran picarle y quitarle la vida a cambio.

—Ah— murmuró Connor —no tengo idea de que decir ante eso

—Yo tampoco— dijo Leo

El hombre estaba desconsolado, pero hizo lo que le pidieron. A las serpientes les impresionó que el hombre hubiera renunciado a tanto y hubiera cumplido su promesa.

—¿Lo hicieron pensando que no lo iba a hacer?— preguntó Rachel

—Es probable— asintió Piper

Le enseñaron la canción de las serpientes para que la cantaran todos los cherokees. A partir de entonces, si algún cherokee se encontraba con una serpiente y le cantaba la canción, la serpiente lo reconocía como amigo y no le picaba.

—Bueno, ahora eso tiene sentido— señaló Annabeth

—Sí— murmuró Piper —¿Quién lo diría?

—Estoy un poco confundido respecto a esto— dijo Apolo

—Lastima, dijiste que nada de spoilers— señaló Hermes

¡Qué horror! —dijo Piper—. ¿Dejó morir a su mujer?

Su padre abrió las manos.

Fue un duro sacrificio, pero esa vida sirvió para traer la paz entre las serpientes y los cherokees durante generaciones.

—Aún así es un poquito extraño ¿No?— preguntó Bianca

—Un poquito bastante— asintió Piper

—Pero al menos existe la paz con las serpientes, que es muy importante— dijo Leo

El abuelo Tom creía que la música cherokee podía resolver casi todos los problemas. Creía que tú aprenderías muchas canciones y serías el mejor músico de la familia. Por eso te llamamos Piper.

—Fue un buen nombre— señaló Jason

—Cuando tu nombre decide el destino del mundo— comentó Leo

—Es cierto— dijo Percy

« Un duro sacrificio» . ¿Había presentido su abuelo algo en ella ya de bebé?

—Probablemente— dijo Perséfone

¿Había intuido que era hija de Afrodita? Probablemente su padre le diría que era una locura. El abuelo Tom no era ningún oráculo.

—No, pero por lo que has dicho era un hombre sabio y es posible que le haya visto otro sentido a esas historias— mencionó Apolo

—Sí, creo que es verdad— dijo Piper —mi abuelo estaba muy conectado con esas historias

Pero aun así… ella había prometido que ayudaría en la misión. Sus amigos contaban con ella. La habían salvado cuando Midas la había convertido en oro. Le habían devuelto la vida. No podía compensarles con mentiras.

—Awwwww— chilló Leo llevándose una mano al corazón

Piper rodó los ojos, Jason sonrió

Poco a poco empezó a notar más calor. Dejó de tiritar y se acomodó contra el pecho de Jason. Leo repartió la comida. Piper no quería moverse, ni hablar, ni hacer nada que interrumpiera aquel momento, pero no le quedaba más remedio.

—A veces hay que interrumpir los buenos momentos— suspiró Piper

—Lamentablemente— dijo Jason —pero era necesario

Tenemos que hablar —se incorporó para poder situarse de cara a Jason—. No quiero esconderos nada más.

Ellos la miraron con la boca llena de hamburguesa.

—Una escena que se merecía ser grabada— comentó Piper

—Gracias— dijeron Leo y Jason al unísono

—¿Pueden recrearla para nosotros?— preguntó Percy

—No lo creo— dijo Leo

Ya era demasiado tarde para cambiar de opinión.

Tres noches antes de la excursión al Gran Cañón —dijo—, tuve una visión en un sueño: un gigante me dijo que mi padre había sido tomado como rehén.

Piper hizo una mueca

Me dijo que si yo no colaboraba, mi padre moriría.

Las llamas crepitaban.

Al fin, Jason dijo:

¿Encélado? Antes dijiste ese nombre.

—Enchilada— corrigió Leo

—Tienes que utilizar los nombres correctos— asintió Percy

—¿De acuerdo?— murmuró Jason

El entrenador Hedge soltó un silbido.

Un gran gigante. Escupe fuego. A mí no me gustaría que achicharrara a mi padre.

—A mí tampoco— murmuró Piper

—Creo que a nadie— dijo Percy

Jason le lanzó una mirada para que se callara.

Continúa, Piper. ¿Qué pasó luego?

Yo… intenté ponerme en contacto con mi padre, pero solo conseguí hablar con su ayudante personal, y me dijo que no me preocupara.

—Valiente ayuda— dijo Rachel

—Su ayuda y estar sin nada era lo mismo— masculló Piper

—La peor ayudante personal del mundo— dijo Leo

¿Jane? —recordó Leo—. ¿No dijo Medea algo de que la controlaba?

Piper asintió.

Para recuperar a mi padre, tendría que sabotear esta misión.

Los chicos hicieron una mueca

No sabía que participaríamos los tres. Luego, después de que empezáramos la misión, Encélado me hizo otra advertencia: me dijo que os quería muertos. Quiere que os lleve a una montaña.

—Y no creo que sea para un picnic— dijo Percy

—Demonios, ya tenía todo preparado— dijo Leo

—Tendrá que ser para la otra— dijo Percy encogiéndose de hombros

No sé exactamente a cuál, pero está en el Área de la Bahía: desde la cima vi el puente Golden Gate. Tengo que estar allí al mediodía del solsticio, es decir, mañana. Un intercambio.

—Pausa dramática— dijo Apolo

—¡Apolo!— dijo Artemisa

—Hermanita tenía que hacerlo, Esperanza no hizo la pausa dramática— señaló Apolo

—Pero me dijeron que no lo hiciera— argumentó Esperanza

—Pero a ella no tienes que hacerle caso— señaló Apolo

—Vale gracias— dijo Piper

Bianca miró a Apolo con una ceja levantada, el dios la miró de vuelta y se quedaron en una especie de duelo de miradas durante un segundo. Sabía que aun no le había perdonado que lo llamara "abuelo" (lo que no le sorprendió porque así había reaccionado en su tiempo), Apolo la miraba como evaluando qué era lo siguiente que se le ocurriría.

Apolo pensaba que esa niña era una combinación muy rara de su hijo, aun así la verdad era que le caía bastante bien y ella como todos los demás no parecía odiarlo, lo que era un gran punto a su favor, lo sabía, era fabuloso. Sobretodo porque había veces que la mirada de la chica era alarmante, como si quisiera reconstruir el mundo desde las cenizas que ella misma había provocado, lo que realmente era muy muy malo.

Era incapaz de mirar a sus amigos a los ojos. Esperó a que le gritaran o le volvieran la espalda o la echaran a patadas a la ventisca.

Leo y Jason se miraron con confusión

En cambio, Jason se deslizó junto a ella y la rodeó otra vez con el brazo.

Dios, Piper. Lo siento mucho.

—Awww— dijo Connor

—Poder de la amistad activado— dijo Leo

Piper y Jason rieron

Leo asintió con la cabeza.

¿Lo dices en serio? ¿Has estado cargando con eso toda la semana? Piper, podíamos ayudarte.

Ella los fulminó con la mirada.

¿Por qué no me gritáis o algo así?

—¿Querías que te gritaramos?— preguntó Leo

—Esperaba que lo hicieran— dijo Piper con una mueca

—¿Pero por qué lo haríamos?— preguntó Jason

—Pero si quieres te podemos gritar ahorita— dijo Leo

—Así está bien gracias— dijo Piper

Leo se encogió de hombros

¡Me han mandado que os mate!

Venga ya —dijo Jason—. Nos has salvado a los dos. Yo habría puesto mi vida en tus manos en cualquier momento.

—Es cierto— dijo Percy

Piper le sonrió

Lo mismo digo yo —convino Leo—. Yo también quiero un abrazo.

—No tuve un abrazo— dijo Leo cruzado de brazos

—¿Quieres que te abrace?— preguntó Piper

—No, hay muchas personas, tengo que mantener mi reputación— dijo Leo

—Tonto— dijo Piper aventándole un cojín

¡No lo entendéis! —repuso Piper—. Probablemente al contaros esto he matado a mi padre.

Lo dudo —el entrenador Hedge eructó.

—Para darle más credibilidad al punto— dijo Leo

—Claramente eso era lo que hacía falta— dijo Piper con sarcasmo

Estaba comiéndose la hamburguesa de tofu envuelta en el plato de plástico, masticándolo todo como si fuera un taco—. El gigante aún no ha conseguido lo que quiere, así que todavía necesita a tu padre para hacer presión.

—Es cierto— dijo Atenea —no le convendría haberlo lastimado, ya no tendría con qué retenerte

Piper hizo una mueca

Esperará hasta que pase el plazo para ver si apareces. Quiere que desvíes la misión a esa montaña, ¿no?

Piper asintió, indecisa.

Eso significa que Hera está encerrada en otra parte —razonó Hedge—.

—Por supuesto— asintió Apolo

—Tendría sentido— dijo Artemisa —por eso está tan deseoso de que los desvíe

Hera resopló

Y hay que salvarla el mismo día. De modo que tienes que elegir entre salvar a tu padre o rescatar a Hera. Si te decides por Hera, Encélado cuidará de tu padre.

—Mientras lo pueda seguir utilizando, lo hará— dijo Artemisa —así que de alguna manera tienes una ventaja ahí

Además, Encélado nunca te dejaría marchar aunque colaboraras. Eres una de los siete de la Gran Profecía.

« Una de los siete» .

—Bienvenida a la nueva secta— dijo Percy

—Esta nueva secta también es divertida— dijo Leo —tenemos de todo

—Esta secta me gusta— dijo Piper

—Me alegra porque ya no te puedes salir— señaló Leo

Ella ya había hablado antes del tema con Jason y Leo, y suponía que debía de ser verdad, pero le costaba creerlo. No se sentía tan importante. Solo era una estúpida hija de Afrodita. ¿Cómo era posible que engañaran y mataran por ella?

—Qué tú no te sientas importante no quiere decir que no lo seas— dijo Afrodita

—Si fuiste escogida como una de los siete eres importante— señaló Rachel

—Además fuiste muy importante en la misión— dijo Annabeth

Piper se sonrojó —Gracias

Entonces no tenemos alternativa —dijo con tristeza—. Tenemos que salvar a Hera o el rey de los gigantes quedará en libertad. Esa es nuestra misión. El mundo depende de ello.

—Típico— murmuró Percy con una mueca, pues a pesar del tiempo aun no olvidaba como se había sentido cuando tuvo que dejar a su mamá en el inframundo

Sally le sonrió

Y parece que Encélado tiene formas de vigilarme. No es tonto. Sabrá si cambiamos de rumbo y vamos por otro camino. Matará a mi padre.

No va a matar a tu padre —repuso Leo—. Lo salvaremos.

—Tú tranquila, yo nervioso— dijo Leo

—Eso no funcionó mucho— dijo Piper

—Entonces todos nerviosos ¿Mejor?— preguntó Leo

—Mejor— asintió Piper

¡No tenemos tiempo! —gritó Piper—. Además, es una trampa.

Somos cuatro amigos, reina de la belleza —dijo Leo—. No vamos a permitir que tu padre muera. Solo tenemos que pensar un plan.

—Lo más sencillo del mundo— dijo Leo

—Obviamente, lo de todos los días— asintió Travis

—Por supuesto que sí— dijo Leo

El entrenador Hedge gruñó.

Si supiéramos dónde está esa montaña, sería de ayuda. A lo mejor Eolo puede decírtelo. El Área de la Bahía tiene mala fama por sus semidioses.

—Sin ofender a los semidioses del Área de la Bahía, obviamente— dijo Connor

—Obviamente, eran otros semidioses de otra Área de la Bahía— dijo Leo

El antiguo hogar de los titanes, el monte Otris, se encuentra sobre el monte Tamalpais, donde Atlas sostiene el cielo. Espero que no sea la montaña que viste.

—No es un paseo que recomiende— dijo Percy

—Descartado de la lista de posibles destinos turísticos— dijo Leo

—Qué buena decisión— comentó Percy

Piper trató de recordar la vista del sueño.

Creo que no. Estaba en el interior.

Jason miró la lumbre con el entrecejo fruncido, como si estuviera intentando acordarse de algo.

—Como siempre— murmuró Jason

—Eso suele pasar cuando tienes amnesia— señaló Apolo

—Sí, supongo que fue por eso— suspiró Jason

Mala fama… No encaja. El Área de la Bahía…

¿Crees que has estado allí? —preguntó Piper.

Yo… —Parecía que estuviera a punto de hacer un progreso importante.

—Falsa alarma— dijo Leo

Jason hizo una mueca

Entonces la angustia regresó a sus ojos—. No lo sé. Hedge, ¿qué ha sido del monte Otris?

Hedge dio otro bocado de plástico y hamburguesa.

El verano pasado, Cronos construyó allí otro palacio.

—¿Área de la Bahía? ¿Nueva sede del reinado del mal? Qué sospechoso— dijo Travis

—Oye, ese ha sido un comentario inteligente— dijo Katie

—Tengo comentarios inteligentes, gracias— dijo Travis

Los chicos voltearon a ver a Luke

—No lo sé, simplemente sonaba como buena idea hacerlo ahí— dijo Luke —no supe todas las cosas

Un sitio grande y feo que iba a ser la sede de su nuevo reino y todo eso. Pero allí no hubo ninguna batalla. Cronos marchó sobre Manhattan e intentó conquistar el Olimpo.

—Oh sí, nos acordamos de eso— dijo Connor

—Como si hubiera sido ayer— asintió Travis

Luke se sonrojó

Si mal no recuerdo, dejó a unos titanes al cargo de su palacio, pero, cuando le vencieron en Manhattan, el palacio se vino abajo solo.

—Bueno, esa era la versión oficial— dijo Percy encogiéndose de hombros

—La versión oficial para nosotros al menos— dijo Annabeth

—Qué fáciles somos de engañar— comentó Miranda

No —dijo Jason.

Todo el mundo lo miró.

¿Cómo que no? —preguntó Leo.

—¿Hemos vivido engañados?— preguntó Connor

—Pero ya lo sabían— señaló Jason

—Pero vivimos engañados— dijo Connor

—Y podría haber seguido así— señaló Apolo

Eso no es lo que pasó. Yo… —Se puso tenso, mirando hacia la boca de la cueva—. ¿Habéis oído eso?

En un primer momento, Piper no oyó nada. Pero luego sí: unos aullidos desgarrando la noche.

—Lo único que les faltaba— dijo Rachel

—No, yo creo que todavía nos faltan más cosas— dijo Piper

XXXIV

Piper

Lobos —dijo Piper—. Suenan cerca.

Jason se levantó e invocó su espada. Leo y el entrenador Hedge se pusieron también en pie. Piper lo intentó, pero se le nubló la vista.

—Por supuesto que sí, tenías hipotermia— señaló Annabeth

—Prefiero hipotermia que lobos— dijo Piper

—No lo sé, los lobos serían más rápidos— dijo Connor

—Estoy segura que no lo serían— comentó Piper

Quédate aquí —le dijo Jason—. Nosotros te protegeremos.

Ella apretó los dientes. Detestaba sentirse impotente. No quería que nadie la protegiera. Primero, el estúpido tobillo. Ahora, la estúpida hipotermia.

—Qué estúpidos— dijo Travis

—Qué estúpidos por ser estúpidos— bromeó Leo

—Y que no se te olvide tu estúpida conciencia— señaló Connor

Quería levantarse y empuñar la daga.

Entonces, lejos de la luz de la lumbre, en la entrada de la cueva, vio un par de ojos rojos brillando en la oscuridad.

« Vale —pensó—. Tal vez me venga bien un poco de protección» .

—Claro— dijo Leo riendo

—Si no es mucha molestia— dijo Percy

—Nadie se tenía por qué enterar de eso— murmuró Piper sonrojada

—En este lugar no existe la privacidad— bromeó Percy

Poco a poco, más lobos penetraron en el límite de la luz de la lumbre: bestias negras más voluminosas que un gran danés, con el pelaje cubierto de hielo y nieve.

—Unos bonitos ejemplares al parecer— masculló Miranda

—Sí, también merecían estar entre los mejores animales del mundo— asintió Leo

—Me lo imagino— dijo Miranda

Sus colmillos relucían, y sus brillantes ojos rojos parecían tener una inquietante inteligencia. El lobo que estaba en primera línea era casi tan alto como un caballo y tenía la boca manchada, como si acabara de cazar una pieza.

—Cosa que realmente no queremos saber— dijo Leo

—Gracias, me puedo quedar con la duda— dijo Katie

—Sí, no es necesario dar más información— comentó Rachel con una mueca

Piper desenvainó la daga.

Entonces Jason avanzó y dijo algo en latín.

Piper no creía que una lengua muerta tuviera mucho efecto en unos animales salvajes, pero el lobo alfa hizo una mueca.

—Pues no fue mucho el efecto— dijo Jason con una mueca

—Poco, pero al menos hubo efecto— señaló Leo

—Al menos ganaste un poco de tiempo, tal vez nos habrían despedazado ahí mismo— comentó Piper

Leo asintió de acuerdo

Se le erizó el pelaje a lo largo de la columna. Uno de sus lugartenientes trató de avanzar, pero el lobo alfa intentó morderle en la oreja. Entonces todos los lobos retrocedieron en la oscuridad.

—Era la falsa sensación de calma— señaló Thalia

—Sí, lo descubrimos un poco tarde— dijo Piper

—La buena noticia es que lo descubrimos— dijo Leo

Tengo que estudiar latín, colega —a Leo le temblaba el martillo en la mano —. ¿Qué le has dicho, Jason?

Hedge soltó un juramento.

No sé qué le has dicho, pero no ha sido suficiente. Mira.

—Genial— dijo Rachel

Los chicos de la misión hicieron una mueca

Los lobos estaban regresando, pero el lobo alfa no les acompañaba. No atacaron. Permanecieron a la espera; al menos había ya una docena, formando un semicírculo desigual en el borde de la luz de la lumbre y cerrando la salida de la cueva.

—Y no estoy seguro de que quisieran jugar— comentó Leo

—Querían jugar "¿Lobo estás ahí?"— dijo Travis

—Lo peor es que sí estaban ahí— dijo Piper

—Era para hacer más realista el juego— señaló Travis

El entrenador levantó la porra.

Este es el plan: yo los mato a todos, y vosotros escapáis.

Le harán pedazos, entrenador —dijo Piper.

No, se me da bien.

—Pero no contra tantos lobos— murmuró Grover

—No creo que nadie sea capaz de enfrentarse contra tantos lobos— dijo Rachel

—Tal vez sí— comentó Nico intercambiando una mirada discreta con Reyna

Casi todos lo miraron con confusión

Entonces Piper vio como la silueta de un hombre cruzaba la tormenta y atravesaba la jauría de lobos.

No os separéis —dijo Jason—. Respetan los grupos. Y Hedge, nada de locuras.

—Arruinaste el plan A que era hacer locuras— dijo Leo

—A veces me gusta el plan A— comentó Percy

—¿A veces?— preguntó Annabeth con una sonrisa

—A veces— asintió Percy "seriamente"

No vamos a dejarle atrás, ni a usted ni a nadie.

A Piper se le hizo un nudo en la garganta. En ese momento, ella era el eslabón débil de su grupo. Sin duda, los lobos podían oler su miedo. Podría haber llevado perfectamente un cartel que pusiera COMIDA GRATIS.

—Y con una flecha de neón señalandote— bromeó Leo

—Me sentía como una hamburguesa— dijo Piper

—¿Los lobos comen hamburguesa?— preguntó Travis

—Hamburguesa de semidiós— asintió Leo

Los lobos se separaron, y el hombre entró en el foco de luz de la hoguera. Su pelo, grasiento y descuidado, era del color del hollín e iba tocado por una corona de lo que parecían huesos de dedos.

Nico y Reyna se miraron durante un momento

Vestía con pieles rasgadas de lobo, conejo, mapache, ciervo y varios animales más que Piper no pudo identificar. Las pieles no parecían curtidas y, por el olor, no eran muy recientes.

—Por si necesitaba un aspecto más horrible— dijo Katie

—No era necesario realmente— dijo Piper

—Estaban muy bien así— dijo Leo —además es algo que no se olvida

—Nunca— asintió Piper

Tenía un cuerpo ágil y musculoso, como el de un corredor de fondo. Pero su cara era lo más horrible de todo. Una piel fina y pálida se tensaba sobre el cráneo. Sus dientes eran puntiagudos como colmillos.

—Creo que eran colmillos, reina de belleza— señaló Leo

—Sí, creo que era eso— dijo Piper

Sus ojos emitían un brillo rojo como los de los lobos… y los estaba clavando en Jason con un odio absoluto. —Ecce —dijo—, filli romani.

—Y aquí todos fingimos que le entendemos— dijo Travis

—Es lo que mejor nos sale— dijo Connor

—No se preocupen, nosotros también fingimos que le entendimos— comentó Leo —bueno, menos Jason, él sí le entendió

¡Habla en nuestro idioma, hombre lobo! —rugió Hedge.

El hombre lobo gruñó.

Dile a tu fauno que tenga cuidado con lo que dice, hijo de Roma, o me servirá de aperitivo.

—Bueno, ahora siento que las señales eran bastante obvias— comentó Piper

—Sí lo eran— dijo Percy

Piper se acordó de que « fauno» era el nombre romano para referirse a un sátiro. No era una información precisamente útil.

—Pero al menos era algo— dijo Thalia

—Mejor pensar eso que pensar que puedes ser comida de lobos— señaló Katie

—Alguien más que se está volviendo muy optimista— dijo Miranda

Lo que sí le sería de utilidad sería recordar quién era ese hombre lobo en la mitología griega y cómo había que vencerlo.

—Cuando más necesitas la información, se va— dijo Percy

—Me puedo imaginar a la información corriendo por el cerebro— bromeó Leo

—Yo no lo hacía, pero gracias por la imagen— dijo Percy

—De nada Aquaman, cuando quieras— dijo Leo

—Eres muy amable— dijo Percy

El hombre lobo examinó al pequeño grupo. Sus orificios nasales se ensancharon.

Así que es verdad —reflexionó—. Una hija de Afrodita, un hijo de Hefesto, un fauno y un hijo de Roma, del señor Júpiter, nada menos. Todos juntos, sin matarse unos a otros. Interesante.

—Porque somos geniales— dijo Leo

—Porque Jason no tiene memoria— señaló Hermes

—Sí, eso también, pero seguimos siendo geniales— dijo Leo

¿Te han hablado de nosotros? —preguntó Jason—. ¿Quién?

El hombre soltó un gruñido; tal vez era una risa, tal vez un desafío.

—Tal vez ambos— dijo Rachel

—Ambos es una apuesta que podrías ganar— dijo Leo

—Sí, suena bastante lógico— dijo Rachel

Os hemos estado buscando por todo el oeste con la esperanza de ser los primeros en encontraros, semidiós. El rey de los gigantes me recompensará generosamente cuando se alce. Soy Licaón, rey de los lobos. Y mi jauría está hambrienta.

Zeus resopló

Los lobos gruñeron en la oscuridad.

Piper vio con el rabillo del ojo que Leo levantaba el martillo y sacaba otra cosa de su cinturón: un frasco de cristal lleno de un líquido transparente.

—Una herramienta que nos ayudaría, más o menos— dijo Leo

—Ayuda más o menos era justo lo que necesitábamos— asintió Piper

—Fue un increíble tipo de ayuda— asintió Jason

Piper se devanó los sesos tratando de ubicar el nombre del hombre lobo. Sabía que lo había oído antes, pero no recordaba los detalles.

—Te dije— señaló Percy

—Claro, la información corriendo— dijo Piper

—Pero atrapaste esa información— dijo Percy

Licaón miraba con furia la espada de Jason. Se movía de un lado al otro como buscando una brecha, pero el arma de Jason se movía con él.

—Pues sí, ni modo que el arma no se mueva— señaló Connor

—Obviamente Piper ¿Qué otra cosa esperabas?— dijo Leo negando con la cabeza

—Sí claro, fue una observación tonta— dijo Piper rodando los ojos

Marchaos —ordenó Jason—. Aquí no hay comida para vosotros.

A menos que queráis hamburguesas de tofu —propuso Leo.

Licaón enseñó los colmillos. Al parecer, no era aficionado al tofu.

—Qué crítico— dijo Leo

—Es que también prefiere la carne— dijo Travis —las hamburguesas no saben de la misma manera

—Saben mejor— dijo Piper

—Estoy con ella— asintió Grover

—Alto— dijo Apolo —no inicien esta pelea de nuevo

Si por mí fuera —dijo Licaón con pesar—, te mataría a ti primero, hijo de Júpiter. Tu padre me hizo lo que soy. Yo era el rey mortal más poderoso de Arcadia, con cincuenta hijos magníficos, y Zeus los mató a todos con sus rayos.

—Y con motivos— masculló Zeus

—Aunque no me guste tengo que darle la razón al dramático— dijo Poseidón —lo que intentó hacer fue repugnante

¡Ja! —exclamó el entrenador Hedge—. ¡Tenía un buen motivo!

Jason lanzó una mirada por encima del hombro.

Entrenador, ¿conoce a este payaso?

Yo sí que lo conozco —contestó Piper.

—Más vale tarde que nunca— dijo Rachel

—Qué en realidad no fue de mucha ayuda porque no teníamos nada que nos pudiera servir— comentó Piper

—Al menos sabes quien te va a comer— dijo Miranda

Recordó los detalles del mito: una breve y terrible historia de la que ella y su padre se habían reído mientras desayunaban. En ese momento no se reía en absoluto.

—Ya no tiene tanta gracia— murmuró Piper

—Es gracioso cuando no es real— dijo Percy

Piper asintió de acuerdo

Licaón invitó a Zeus a cenar —dijo—. Pero el rey no estaba seguro de que fuera realmente Zeus, y para poner a prueba sus poderes intentó darle de comer carne humana. Zeus se indignó…

¡Y mató a mis hijos! —aulló Licaón.

—Ni siquiera quiero saber lo que hizo para conseguir la carne humana— dijo Katie con una mueca

—Es repugnante— asintió Miranda —pero sus hijos no tenían la culpa

Zeus le dio una mirada asesina

Los lobos que tenía detrás también aullaron.

Y Zeus lo convirtió en lobo —dijo Piper—. A los hombres lobo se les llama « licántropos» por él, el primer hombre lobo.

—Ah, ahora eso tiene sentido— dijo Connor

—Me encantan las clases que estos libros nos dan— bromeó Leo

—Mejores que en la escuela— asintió Connor

El rey de los lobos —concluyó el entrenador Hedge—. Un chucho inmortal, apestoso y cruel.

—Y puede que con pulgas— señaló Leo

Licaón gruñó.

¡Te voy a hacer pedazos, fauno!

Ah, ¿quieres un poco de cabra? Pues yo te daré cabra.

—Esa fue una pelea bastante rara— dijo Piper

—Sí lo fue, creí que eran como niños pequeños que dan miedo— dijo Leo

—Lo bueno es que los mellizos no pelean así— comentó Zoé

—Es bueno saberlo— dijo Piper

—Lo hacen peor— señaló Bianca

Basta —dijo Jason—. Licaón, has dicho que querías matarme a mí primero, pero…

Lamentablemente, hijo de Roma, ya estás reservado.

—Muchas gracias— masculló Jason

Como esta —agitó sus garras en dirección a Piper— no te ha matado, debes ser entregado vivo en la Casa del Lobo. Una de mis compatriotas ha solicitado el honor de matarte personalmente.

—¿Quién podrá ser la psicópata?— preguntó Travis

—Lo siento, pero no damos spoilers— dijo Leo encogiéndose de hombros

¿Quién? —preguntó Jason.

El rey de los lobos se rió disimuladamente.

Una gran admiradora tuya. Al parecer, le impresionaste mucho.

—No quiero impresionar, gracias— murmuró Jason

—Pero lo haces— dijo Piper

Afrodita chilló

Ella se ocupará de ti dentro de poco, y la verdad es que no puedo quejarme. Derramar tu sangre en la Casa del Lobo servirá para marcar muy bien mi nuevo territorio. Lupa se lo pensará dos veces antes de desafiar a mi jauría.

Los romanos y Percy hicieron una mueca

A Piper por poco se le salió el corazón del pecho. No entendía todo lo que había dicho Licaón, pero… ¿una mujer que quería matar a Jason? Medea, pensó.

De algún modo, debía de haber sobrevivido a la explosión.

—¿Es ella?— preguntó Katie

—Sin spoilers— repitió Leo

—¿Cómo podré vivir con este misterio sin resolver?— preguntó Travis

—No lo sé, pero lo lograrás— dijo Leo

Piper se esforzó por levantarse. Se le nubló de nuevo la vista. Parecía que la cueva diera vueltas.

Vais a marcharos ahora mismo —dijo Piper— antes de que acabemos con vosotros.

—Tampoco funcionó, por si tenían la duda— dijo Leo

—No, no la teníamos, pero gracias— dijo Rachel

—Resuelves dudas que no tenemos, pero no las que sí tenemos— se quejó Travis

Intentó cargar de fuerza sus palabras, pero estaba demasiado débil. Tiritando entre mantas, pálida, sudorosa y apenas capaz de sostener un cuchillo, no debía de resultar muy amenazante.

—¿Quieres la verdad o seguimos siendo amigos?— bromeó Leo

—Seguimos siendo amigos— dijo Piper riendo

—Perfecto— dijo Leo

Los ojos rojos de Licaón se llenaron de arrugas de diversión.

Valiente intento, muchacha. Es admirable. Tal vez acabe contigo rápido.

—Qué amable— bufó Piper

—Un increíble trato— asintió Leo

—el mejor de mi vida— dijo Piper

Solo se necesita vivo al hijo de Júpiter. Me temo que el resto de vosotros seréis nuestra cena.

En ese momento Piper supo que iba a morir.

—Nos salió muy optimista— dijo Thalia

—Siempre soy optimista— asintió Piper

—Claro que lo eres— dijo Thalia

Pero como mínimo moriría en pie, luchando junto a Jason.

Jason dio un paso adelante.

No vas a matar a nadie, hombre lobo. Antes tendrás que pasar por encima de mí.

—¡Eso, Jason!— gritaron los Stoll

Jason sonrió

Licaón aulló y extendió sus garras. Jason atacó blandiendo su espada de oro, pero esta lo atravesó como si el rey de los lobos no estuviera allí.

—Claro, la espada es de oro y a ellos solo les afecta la plata— señaló Atenea

—Siempre tenemos que aprender eso de la manera mala— dijo Piper

—Es la manera que más nos gusta— señaló Leo

Licaón se echó a reír.

Oro, bronce, acero… ninguno de esos metales sirve contra mis lobos, hijo de Júpiter.

—Gracias por la información— dijo Percy

—Me habría encantado saberla antes— dijo Jason

—O tal vez lo sabías, pero no te acordabas— dijo Percy

—Podría ser— asintió Jason

¡Plata! —gritó Piper—. ¿No se hiere a los hombres lobo con la plata?

¡No tenemos plata! —dijo Jason.

—Perfecto— dijo Bianca

—Por si no era lo suficientemente complicado— dijo Rachel

Los lobos entraron en la luz del fuego con un brinco. Hedge arremetió gritando un eufórico « ¡Al ataque!» .

Pero Leo atacó primero.

—Leo es genial— dijo Leo

—Estuviste increíble— dijo Piper

Jason asintió de acuerdo

Arrojó el frasco de cristal, que se hizo añicos en el suelo y salpicó de líquido a los lobos: el olor inconfundible de la gasolina. Lanzó una ráfaga de fuego al charco, del que brotó un muro de llamas.

Los chicos vitorearon a Leo

Los lobos gañeron y se retiraron. Varios empezaron a arder y tuvieron que volver corriendo a la nieve. Incluso Licaón miraba con inquietud la barrera de llamas que ahora separaba a sus lobos de los semidioses.

—Pues nadie sería tan estúpido para atravesar un muro de llamas— señaló Rachel

—Sí eres a prueba de llamas no es estúpido— comentó Leo

—De acuerdo, tienes razón— dijo Rachel

Venga ya —protestó el entrenador Hedge—. No puedo darles si están lejos.

Cada vez que se acercaba un lobo, Leo lanzaba una oleada de fuego nueva con las manos, pero cada esfuerzo que hacía parecía cansarle un poco más, y la gasolina se estaba consumiendo.

Leo hizo una mueca

—No puede ser— se quejó Afrodita

—Vaya que puede serlo— dijo Poseidón con cierta comprensión

Hefesto hizo una mueca

¡No puedo conseguir más gasolina! —advirtió Leo. A continuación se le tiñó la cara de rojo—. Vaya, no ha salido bien. Me refiero a la combustión. El cinturón va a tardar un rato en recargarse.

—¿Esta es la parte donde todo vuelve a salir mal?— preguntó Percy

—Sí, pero no— dijo Leo —la respuesta estándar

¿Tú qué tienes, tío?

Nada —respondió Jason—. Ni una sola arma que funcione.

¿Rayos? —preguntó Piper.

Jason se concentró, pero no pasó nada.

—Genial— dijo Miranda

—¿Ya ven que hay veces donde las cosas sí pueden salir muy mal?— preguntó Percy

—Ya lo notamos— asintió Katie

Creo que la tempestad está interfiriendo o algo parecido.

¡Libera a los venti! —propuso Piper.

Entonces no tendremos nada que darle a Eolo —dijo Jason—. Habremos llegado hasta aquí para nada.

—Aunque no importaría si los lobos se los comen— señaló Travis

—Vaya, gracias— dijo Piper

—Al parecer están en una situación perder-perder— comentó Apolo

—Como siempre— dijo Jason

Licaón se echó a reír.

Puedo oler vuestro miedo. Unos cuantos minutos de vida más, héroes. Rezad a los dioses que queráis.

—Elijan a su favorito— dijo Connor

Zeus no tuvo piedad conmigo, y yo no la tendré con vosotros.

Las llamas empezaron a chisporrotear. Jason lanzó una maldición y soltó la espada.

—Jason me enseñó las mejores maldiciones— bromeó Leo

—No es cierto— dijo Jason

—A mí también— asintió Bianca

—Vaya— dijo Will —eso lo esperaba de Leo

—Yo también lo esperaba de mí— bromeó Leo

Charles miró a Bianca

—Que no se haya dado cuenta que yo estaba atrás cuando dijo todas esas maldiciones no quiere decir que no me las haya enseñado— susurró Bianca

—Y se las enseñaste a Zoé— susurró Charles de vuelta con una ceja levantada

—Y ni las utiliza, una pérdida de mi tiempo— dijo Bianca en voz baja

—Estoy a tu lado, puede escucharte— murmuró Zoé

Se puso en cuclillas como si estuviera a punto de librar un combate cuerpo a cuerpo. Leo sacó su martillo de la mochila. Piper levantó su daga: no era gran cosa, pero era lo único que tenía.

—Eso suena un poco deprimente— comentó Miranda

—Era deprimente— asintió Piper

El entrenador Hedge, que era el único que parecía entusiasmado con la idea de morir, alzó su porra.

Entonces un sonido parecido a un desgarramiento atravesó el viento, como un trozo de cartón al romperse.

—Espero que no sean más enemigos— dijo Katie

—No, no eran más enemigos— suspiró Piper

—Al menos— dijo Katie

Un palo largo brotó del pescuezo del lobo que tenían más cerca: el astil de una flecha de plata. El lobo se retorció y se derrumbó, antes de derretirse en un charco de sombra.

—Uno menos faltan como mil— dijo Connor

—Creo que esos cálculos son un poco exagerados— comentó Miranda

—No serán mil, pero se sentían como mil— dijo Connor

Más flechas. Cayeron más lobos. La jauría se dispersó presa de la confusión. Una flecha pasó como un rayo en dirección a Licaón, pero el rey de los lobos la atrapó en el aire.

—Demonios— dijo Miranda

—No podía ser tan fácil— suspiró Piper

Entonces aulló de dolor. Soltó la flecha, que le dejó un tajo carbonizado y humeante en la palma de la mano. Otra flecha le alcanzó en el hombro, y el rey de los lobos se tambaleó.

—Qué buenas personas son esos desconocidos— dijo Katie

—Sí, lo son— dijo Piper con una sonrisa

¡Malditos sean! —gritó. Gruñó a su jauría, y los lobos se volvieron y echaron a correr. Licaón clavó sus brillantes ojos rojos en Jason—. Esto no ha terminado, muchacho.

—Me lo imaginaba— murmuró Jason

—Nunca se ha terminado, pero aun así se van —dijo Percy

—Por eso no ha terminado— comentó Katie

El rey de los lobos desapareció en la noche.

Segundos más tarde, Piper oyó aullar a más lobos, pero el sonido era distinto: menos amenazador, más parecido al de unos perros de caza siguiendo un rastro.

—Es que hay de lobos a lobos— dijo Thalia

—Claro que los hay— asintió Jason

Un lobo blanco más pequeño irrumpió en la cueva, seguido de dos más.

¿Lo mato? —preguntó Hedge.

¡No! —contestó Piper—. Espere.

Los lobos ladearon la cabeza y observaron al grupo con unos enormes ojos dorados.

—Tal vez también los veían como comida— señaló Travis

—O tal vez querían jugar— dijo Connor

—Me agrada más la opción de jugar— dijo Leo

Un instante después aparecieron sus amas: un grupo de cazadoras vestidas de camuflaje invernal blanco y gris, al menos media docena. Todas portaban arcos y carcaj con relucientes flechas de plata a la espalda.

—Es muy complejo adivinar quienes eran— comentó Apolo

—Jamás podríamos adivinarlo— asintió Hermes

Artemisa rodó los ojos

Llevaban las caras tapadas con las capuchas de sus anoraks, pero estaba claro que todas eran chicas. Una, un poco más alta que el resto, se agachó a la luz de la lumbre y recogió la flecha que había herido a Licaón en la mano.

—Y esa, fue una entrada bastante triunfal— dijo Piper

—Como de película —asintió Leo

Ha estado muy cerca —se volvió hacia sus compañeras—. Phoebe, quédate conmigo. Vigila la entrada. El resto, seguid a Licaón. No podemos perderlo ahora. Luego os alcanzaré.

Thalia sonrió

Las otras cazadoras asintieron con un murmullo y desaparecieron tras la jauría de Licaón.

La chica de blanco se volvió hacia ellos, con la cara todavía oculta por la capucha.

—Para darle más dramatismo— dijo Apolo

—Fue bastante dramático— asintió Piper

—No lo fue— dijo Thalia rodando los ojos

Hace más de una semana que seguimos a esos demonios. ¿Está bien todo el mundo? ¿Han mordido a alguien?

Jason se quedó paralizado mirando a la chica.

—Y con la boca abierta— añadió Leo

—Sí chispitas, así fue— asintió Piper

—No lo fue— murmuró Jason

Piper se percató de que había algo en la voz de la joven que le resultaba familiar. Era difícil de identificar, pero el modo en que hablaba, el modo en que formaba las palabras, le recordaba a Jason.

—Vaya— dijo Thalia

—Por los dioses, tienes toda la razón— dijo Percy sorprendido

—Es el descubrimiento del siglo— dijo Leo

—Del milenio— asintió Percy

Thalia y Jason rodaron los ojos

Eres ella —aventuró Piper—. Eres Thalia.

La chica se puso tensa. Piper temió que cogiera el arco,

—¿Por qué iba a coger el arco?— preguntó Thalia

—Porque es lo que sueles hacer— asintió Percy

pero en lugar de ello se bajó la capucha. Tenía el pelo moreno de punta, con una diadema de plata sobre la frente. Su cara poseía un brillo extraordinariamente saludable, como si fuera sobrehumana, y sus ojos eran de un azul radiante.

—Lo de sobrehumana sí— dijo Percy

—Cállate Percy— dijo Thalia

Era la chica de la fotografía de Jason.

¿Te conozco? —preguntó Thalia.

—No, pero me conocerás— bromeó Piper

—Ahí empezó mi pesadilla— bromeó Thalia

Piper le aventó un cojín

Piper respiró.

Puede que esto te sorprenda, pero…

Thalia —Jason se adelantó, con la voz temblorosa—. Soy Jason, tu hermano.

—Fin del capítulo— anunció Esperanza

—Vaya manera dramática de acabar un capítulo— dijo Apolo —me encanta

—¿A quién le paso el libro?— preguntó Esperanza