JASON XXXI, XXXII
Jason
—Fin del capítulo— anunció Frank —¿Quién quiere leer?
—Yo— dijo Hestia, Frank le pasó el libro —Capítulo XXXI, Jason
Jason habría muerto cinco veces camino de la puerta principal de no haber sido por Leo.
—Y creo que cinco es ser optimistas— murmuró Jason
—No fueron tantas, chispitas— señaló Leo
—Sí fueron muchas— asintió Piper —también creo que cinco fue muy optimista
Primero fue la trampilla activada por movimiento de la acera, luego los láseres de la escalera, después el dispensador de gas nervioso de la barandilla del porche, los pinchos venenosos sensibles a la presión de la alfombra de la entrada y, por supuesto, el timbre explosivo.
—Y esas solo fueron las que pude contar— señaló Jason
—Obviamente, un timbre explosivo no podía faltar— dijo Connor
—Por supuesto que no— dijo Leo —¿A qué clase de mansión le faltaría un timbre explosivo?
—A ninguna mansión que se respete le puede faltar— asintió Connor
Leo los desactivó todos. Parecía que pudiera oler las trampas y sacara la herramienta adecuada de su cinturón para neutralizarlas.
—Es una forma de decirlo— dijo Leo encogiéndose de hombros
—¿A qué huele una trampa?— preguntó Travis
—Pues a… Trampa— dijo Leo
—Obviamente ¿A qué más podría oler?— dijo Travis —pregunta tonta de mi parte
—Eres increíble, tío —dijo Jason.
Leo frunció el entrecejo mientras examinaba la cerradura de la puerta principal.
—Sí, increíble —dijo—. No soy capaz de arreglar un dragón, pero soy increíble.
—Sí eres increíble, Leo— dijo Piper
—Sí lo eres— asintió Jason
—Eh, no fue culpa…
—La puerta no está cerrada con llave —anunció Leo.
Piper se quedó mirando la puerta con incredulidad.
—¿De verdad? ¿Todas esas trampas, y la puerta no está cerrada?
—¿Pues quién más podría pasar todas esas trampas? Además de ustedes, claro— dijo Apolo
—Pobres de los repartidores de folletos— murmuró Katie
—O de los repartidores de pizza— señaló Percy
—Si pides una pizza es tu obligación desactivar las trampas— dijo Leo
—Por el bien común— asistió Piper
Leo giró el pomo. La puerta se abrió sin problemas. Entró sin vacilar.
Antes de que Jason pudiera seguirlo, Piper lo agarró del brazo.
—Va a necesitar un tiempo para superar lo de Festo. No te lo tomes como algo personal.
Leo se sonrojó —No era personal
—Lo sé— dijo Jason con una leve sonrisa
—Sí —dijo Jason—. Sí, vale.
Pero aun así se sentía fatal.
—Otro al que no hay que decirle que hacer— dijo Travis
—Ya lo entendí, ya no les diré que hacer— dijo Piper
—Que amable eres reina de belleza— dijo Leo
—Gracias— dijo Piper
En los grandes almacenes de Medea, le había dicho cosas muy duras a Leo: cosas que un amigo no debía decir, por no hablar del hecho de que había estado a punto de atravesar a Leo con la espada.
—Sí, que bella es la amistad— bromeó Leo
—Cosas que hacen los amigos— dijo Percy
—No puedes decir que eres amigo de alguien si no lo has atacado con una espada— comentó Leo
—¿Lo ves? Sí somos amigos— susurró Bianca a Charles
—Nadie dijo que no lo fuéramos— susurró Charles de vuelta
—Aquí todos somos amigos— asintió Jason
—Tienen una noción muy rara de la amistad— dijo Apolo
—Ni siquiera estoy seguro de querer saber— dijo Poseidón
De no haber sido por Piper, los dos estarían muertos. Y Piper tampoco había salido bien parada de ese enfrentamiento.
Piper se removió incómoda
—Sí bueno, fue bastante horrible ese enfrentamiento— dijo Rachel
—Piper —dijo—, sé que en Chicago estuve atontado, pero eso de tu padre… Si está en apuros, quiero ayudar. Me da igual si es una trampa.
—Qué monada— dijo Afrodita con una sonrisa
Jason se sonrojó
—Claro que sí reina de belleza, ambos queríamos ayudar— comentó Leo
—Gracias chicos— dijo Piper con una pequeña sonrisa
Ambos chicos sonrieron
Los ojos de ella siempre eran de distinto color, pero en ese momento parecían devastados, como si hubiera visto algo a lo que no pudiera hacer frente.
—Sí— murmuró Piper
Afrodita la miró con una especie de mueca de preocupación
—No sabes lo que dices, Jason. Por favor, no me hagas sentir peor. Vamos, debemos mantenernos unidos.
Se metió en la casa.
—Unidos —dijo Jason para sí—. Sí, se nos está dando de fábula.
—Es lo que mejor nos salió en esa misión— dijo Leo
—Se nos estaba dando increíble— asintió Piper
—Claro que sí, chicos— dijo Jason
—Merecemos una estrellita por nuestra forma de permanecer unidos— dijo Leo
—Estoy completamente de acuerdo— asintió Piper
La primera impresión que a Jason le dio la casa fue de oscuridad.
—Pues sí Jason, las luces estaban apagadas— comentó Leo
—Supongo que fue por eso— dijo Jason
—Eso suele pasar mucho cuando las luces están apagadas— asintió Percy
Por el eco de sus pisadas supo que el vestíbulo era enorme, más grande todavía que el ático de Bóreas, pero la única iluminación existente era la de las luces del jardín. Un tenue brillo se filtraba a través de aberturas en las gruesas cortinas de terciopelo.
—Es la mansión de las películas de terror— señaló Connor
—Y vaya que sí— asintió Piper
—No podían caer en una mansión más normal— dijo Rachel
—Como siempre— dijo Leo
Las ventanas medían unos tres metros de altura. Espaciadas entre ellas a lo largo de las paredes, había estatuas metálicas de tamaño real.
Thalia hizo una mueca reconociendo ese lugar
—Las estatuas nunca son una buena señal— comentó Percy
—Eso es muy cierto— dijo Grover
—Bueno, no lo supimos en ese momento— dijo Jason
—Pero ahora lo saben— dijo Percy
A medida que los ojos de Jason se adaptaron, vio unos sofás colocados en forma de U en el centro de la estancia, con una mesita para el café en el centro y un gran sillón en el otro extremo.
—Suena cool— dijo Connor
—Estabas diciendo que parecía una mansión de película de terror— señaló Chris
—A veces las mansiones de las películas de terror son cool— dijo Connor encogiéndose de hombros
Una gigantesca araña de luces destellaba en el techo. A lo largo de la pared del fondo había una hilera de puertas cerradas.
—Y ahí es donde todos los monstruos están escondidos— dijo Travis
—Pero la buena noticia es que las puertas están cerradas— dijo Percy
—Ese es un punto bastante razonable— asintió Travis
—¿Dónde está el interruptor de la luz?
Su voz resonó de modo alarmante por la estancia.
—No veo ninguno —dijo Leo.
—Una super casa y no tienen un interruptor de luz— dijo Miranda
—Tal vez no lo necesitan porque son criaturas que pueden ver sin luz— señaló Connor
—Definitivamente has visto muchas películas— dijo Miranda
—¿Fuego? —propuso Piper.
Leo alargó la mano, pero no pasó nada.
—No funciona.
—¿Se te ha apagado el fuego? —preguntó Piper.
—¿En serio se puede?— preguntó Katie
—Pues en ese lugar sí— dijo Leo
—Bueno, si lo supiera…
—Vale, vale —dijo ella—. ¿Qué hacemos entonces? ¿Explorar?
Leo negó con la cabeza.
—¿Después de todas las trampas que había fuera? Mala idea.
—Pésima idea— asintió Percy
—Disculpen por tener esa pésima idea— dijo Piper rodando los ojos
—Está bien— dijo Leo —pero que no vuelva a pasar
Jason notaba un hormigueo en la piel. Detestaba ser un semidiós.
—Bueno, ya somos dos— dijo Percy
—Ya somos tres— dijo Piper
—No los quiero contar, pero estoy seguro que somos más de 20— comentó Leo
Miró alrededor, pero no vio ninguna habitación cómoda en la que pasar el rato.
—Qué pésimo servicio— dijo Travis
—Debería tener una habitación para semidioses que caen del cielo y allanan su casa— dijo Connor
—Claro— asintió Leo —eso es lo que jamás debe de faltar a una mansión, además del timbre explosivo, por supuesto
Se imaginó a crueles espíritus de la tormenta acechando entre las cortinas, dragones bajo la alfombra y una araña de luces hecha con pedazos de hielo letales, preparada para empalarlos en cuanto entraran.
—Dioses Jason— dijo Thalia
—Aunque con todo lo que habíamos pasado, era un poco razonable— dijo Leo
—Solo faltaba que pensaras en la pared de espinas— señaló Piper
—O en los fantasmas— recordó Miranda
—Leo tiene razón —dijo—. No vamos a volver a separarnos, como en Detroit.
—Oh, gracias por recordarme a los cíclopes —a Piper le tembló la voz—. Lo necesitaba.
—Sobretodo en la oscuridad— comentó Piper
—Qué mejor manera de recordarlo— resopló Leo
—Tienes razón, yo creo que solo nos hacía falta un plato de palomitas y podríamos hablar horas sobre los cíclopes— dijo Piper
—Las palomitas habrían estado bien— asintió Leo
—Faltan unas cuantas horas para que amanezca —calculó Jason—. Hace demasiado frío para esperar fuera. Metamos las jaulas y acampemos en esta sala. Esperaremos a que se haga de día; entonces decidiremos qué hacer.
—Es la idea menos horrible— dijo Percy
—Aunque no siempre sus ideas son las mejores— señaló Apolo
—Gracias— murmuraron los chicos
Nadie propuso una idea mejor, de modo que metieron las jaulas que contenían al entrenador Hedge y a los espíritus de la tormenta haciéndolas rodar, y luego se instalaron.
—Hotel cinco estrellas en la sala de una mansión de ricos— dijo Leo
—Una habilidad increíble para hacer un hotel de cinco estrellas a donde quieras que vayas— dijo Rachel
Afortunadamente, Leo no encontró almohadas venenosas ni cojines de ventosidades eléctricos.
—Gracias a los dioses— dijo Piper
—Fue un poco de ganancia, porque sí eran cómodos— comentó Jason
—Imaginen que habrían estado cómodos y envenenados, no gracias— dijo Leo
—No creo que les hubiera dado mucho tiempo para quejarse si hubieran estado envenenados— señaló Nico
Leo no parecía estar de humor para preparar más tacos. Además, no tenían fuego, así que se conformaron con raciones frías.
—Lo que fue mejor que nada— dijo Leo
—Eso es cierto— asintió Piper —además seguían estando buenos
Jason asintió de acuerdo
Mientras Jason comía, examinó las estatuas metálicas distribuidas a lo largo de las paredes. Parecían dioses o héroes griegos. Tal vez eran una buena señal. O tal vez los usaban para hacer prácticas de tiro.
—Lo que es más probable— dijo Percy
—Espero que esas esculturas, solo sean eso— dijo Bianca
—Consejo nuevo del día, siempre que vayan a un lugar con estatuas ¡Huyan!— añadió Leo
—Estoy totalmente de acuerdo con el consejo— asintió Percy
—Sí claro— dijo Annabeth
—En serio, listilla— admitió Percy de manera solemne —también tienen que huir de las estatuas de los museos, pasillos y parques, no solo de mansiones terroríficas
En la mesita para el café, había un servicio de té y un montón de folletos satinados, pero Jason no distinguía lo que ponían. El gran sillón del otro lado de la mesa parecía un trono. Ninguno de ellos intentó sentarse en él.
—Tampoco somos tan suicidas— señaló Piper
—Nooo, para nada— dijo Thalia —si casi rivalizan con el sesos de alga
—Mira quien habla cara de pino— dijo Percy —eres pero que yo
—Por supuesto que no, tú nos ganas a todo en esta sala— señaló Thalia
—No a Nico— bromeó Percy
—Y van de nuevo— masculló Nico
Las jaulas no contribuían a hacer el lugar menos horripilante. Los venti no paraban de agitarse en su prisión, susurrando y dando vueltas, y Jason tenía la desagradable sensación de que lo estaban observando.
—Y tenías razón— asintió Leo
—Me encanta tener razón— dijo Jason con sarcasmo
—Es super divertido— asintió Percy
—Bueno, para Annabeth sí es divertido— señaló Piper con una sonrisa —lo siento, tenía mucho tiempo sin molestarte
Annabeth rodó los ojos
Percibía su odio hacia los hijos de Zeus: el señor del cielo que había ordenado a Eolo que encerrara a los de su condición. A los venti, nada les gustaría más que hacer pedazos a Jason.
—Típico— comentó Thalia
Jaso hizo una mueca
En cuanto al entrenador Hedge, seguía congelado en pleno grito con la porra en alto. Leo estaba trabajando en la jaula, tratando de abrirla con varias herramientas, pero parecía que el cerrojo le estaba dando problemas.
—Bastantes— asintió Leo —estaba a puto de utilizar mis increíbles puños
—Claro, obviamente funcionarían mejor— dijo Travis
—Por supuesto que lo harían— asintió Leo
Jason decidió no sentarse junto a él por si Hedge se descongelaba de repente y se ponía en plan cabra ninja.
—Una increíble decisión— dijo Percy
—Gracias, a veces tomo buenas decisiones— dijo Jason
—Nunca es bueno estar en su camino cuando se pone en plan ninja— comentó Frank
A pesar de lo tenso que se sentía, una vez que tuvo el estómago lleno, empezó a dormirse. Los sofás eran muy cómodos —mucho mejores que el lomo de un dragón—,
—Lo eran— asintió Leo —aunque el lomo de Festo tampoco estuvo mal
—Lo único malo es que siempre que soñaba que se caían sí se caían de verdad— comentó Rachel
—Es que era el servicio completo— dijo Leo encogiéndose de hombros
y él había hecho las dos últimas guardias mientras sus amigos dormían. Estaba agotado.
—Razonable— dijo Bianca
Piper y Leo asintieron de acuerdo
Piper ya se había acurrucado en el otro sofá. Jason se preguntaba si de verdad estaba dormida o si estaba evitando una conversación sobre su padre.
—Yo voto por la segunda— dijo Leo
—Sí, creo que era la segunda— dijo Jason
—Ya estaba dormida— se defendió Piper
—No te puedes dormir tan rápido— señaló Leo
—Tú lo hiciste en el capítulo anterior— dijo Piper
Fuera lo que fuese a lo que se había referido Medea en Chicago al decir que Piper recuperaría a su padre si ella colaboraba, no sonaba bien.
—Suena super mal— dijo Katie
—Es de las peores cosas que se puede oír— comentó Miranda
—Y que lo digan— suspiró Piper
La posibilidad de que Piper hubiera arriesgado la vida de su padre para salvarlos hacía sentir todavía más culpable a Jason.
—Y a Leo— murmuró Leo
—No se preocupen chicos, eso ya pasó— dijo Piper sonriéndole a ambos
Leo y Jason le correspondieren la sonrisa
Y se les estaba acabando el tiempo. Si Jason llevaba bien la cuenta de los días, era la madrugada del 20 de diciembre, lo que significaba que el solsticio de invierno era al día siguiente.
—Siempre tiene que estar la adrenalina de "se te acaba el tiempo"— suspiró Percy
—Necesitábamos la experiencia completa— dijo Leo
—No puedes pasar por una misión sin la experiencia completa— asintió Percy
—Duérmete —dijo Leo, que seguía trabajando en el cerrojo de la jaula—. Te toca.
Jason respiró hondo.
—Leo, siento lo que dije en Chicago.
—¿Van a necesitar otro momento? Para que ahora sí nos salgamos— bromeó Thalia
—¡Thalia!— chilló Jason
—Ya tuvimos nuestro momento, gracias— dijo Leo
—Qué bueno que lo aclaras— comentó Thalia
No era yo el que hablaba. No eres un pesado y sí que te tomas las cosas en serio, sobre todo tu trabajo. Ojalá yo pudiera hacer la mitad de las cosas que haces tú.
—Awwwww— dijeron Percy y los Stoll
Leo rodó los ojos, Jason se sonrojó
Leo bajó el destornillador. Miró al techo y sacudió la cabeza como diciendo: « ¿Qué voy a hacer con este tío?» .
—Es justo lo que estaba pensando— asintió Leo
—¿Ahora lees mentes, Jason?— preguntó Connor
—Eso parece— asintió Jason
—Me esfuerzo mucho por ser un pesado —dijo Leo—. No insultes mi capacidad para hacerme el pesado. ¿Cómo se supone que te voy a tener envidia si vas por ahí pidiendo disculpas?
—Que horribles personas son— dijo Leo rodando los ojos, algunos lo miraron con confusión por el uso del plural, pero Percy sonrió —¿Cómo se supone que uno permanezca enfadado si van por ahí disculpándose?
—Ya me disculpé por disculparme— señaló Jason
—¿Me disculpo por intentar disculparme?— murmuró Percy
Soy un humilde mecánico. Tú eres como el príncipe del cielo, el hijo del señor del universo. Se supone que te tengo que envidiar.
—¿El señor del universo?
—Fue lo único que se me ocurrió— mencionó Leo
Zeus le dio a Leo una mirada de irritación
—Claro, eres… la repera. El hombre relámpago. « Mira cómo vuelo. Soy el águila que remonta el vuelo…» .
—Cállate, Valdez.
—No podemos negar que esos sobrenombres fueron buenos— señaló Connor
—Lo sé— dijo Leo —y todavía me faltaban
—Te creo— dijo Jason con una mueca
Leo logró esbozar una sonrisa.
—¿Lo ves? Sí que te parezco un pesado.
—Pido disculpas por disculparme.
—Gracias.
—Qué amable eres por disculparte— dijo Rachel
—Disculparse por disculparse— señaló Leo
—Ya dijeron mucho la palabra disculparse— se quejó Apolo
Volvió al trabajo, pero la tensión se había aliviado entre ellos. Leo todavía parecía triste y agotado, pero no tan enfadado.
—La terapia de pareja funcionó— dijo Travis
—No era terapia de pareja— dijo Jason
—No, esa la tomamos después— admitió Leo
—No digas eso o Percy se pondrá celoso— dijo Connor
—¡Oye!— se quejó Percy
Annabeth, Piper y Calipso rodaron los ojos
—Duérmete, Jason —le mandó—. Me va a llevar unas horas sacar a este hombre cabra. Todavía tengo que averiguar cómo construir una celda más pequeña para los vientos, porque no pienso arrastrar esta hasta California.
—Sería horrible— dijo Rachel
—Imaginen arrastrar esa cosa— dijo Leo con una mueca —y luego todavía estábamos algo lejos
—No llegaríamos nunca— dijo Piper
—Sí que arreglaste a Festo —dijo Jason—. Le diste otra vez un objetivo. Creo que esta misión fue el punto álgido de su vida.
Leo hizo una mueca
Jason temía haber metido la pata y haber sacado de quicio otra vez a Leo, pero este suspiró.
—Eso espero —dijo—. Y ahora duérmete, tío. Quiero estar un rato sin formas de vida orgánica.
—Qué forma de callarte— dijo Connor
—Sí, no necesité que me dijera nada más— comentó Jason
—Por supuesto que no, con esa forma tan sutil de decirlo fue suficiente— dijo Connor
Jason no estaba del todo seguro de a qué se refería, pero no le llevó la contraria. Cerró los ojos y durmió larga y plácidamente sin tener sueños. No se despertó hasta que empezaron los gritos.
—Obviamente, el especial del día era gritos de fondo para despertar— comentó Leo
—Y después de que el Olimpo era un lugar agradable, tenemos mucho de esos fondos— masculló Dionisio
—Dionisio— dijo Hestia en tono de regaño
—¡Ahhhggggggh!
Jason se levantó de un brinco. No sabía lo que era más irritante, si la plena luz del sol que entonces ya bañaba la sala o los gritos del sátiro.
—Qué buena alarma— asintió Travis
—Así nunca se te hará tarde para ir a la escuela— señaló Zoé
—Y llegas temprano, pero con un ataque— dijo Connor
—Bueno, no dije que era el plan perfecto— dijo Zoé con una sonrisa
—El entrenador se ha despertado —dijo Leo, un comentario un poco innecesario.
—Un poco, nada más— dijo Percy
—Por si no lo habían notado— dijo Leo
—¿Cómo no íbamos a notarlo? —preguntó Piper
—No lo sé, podría pasar— dijo Leo
Gleeson Hedge estaba haciendo cabriolas sobre sus peludos cuartos traseros, blandiendo su porra y gritando: « ¡Muere!» mientras hacía añicos el juego de té, aporreaba los sofás y embestía contra el trono.
—Espero que los dueños no vean eso— dijo Hermes
—Espero que los dueños sean mortales— señaló Afrodita
—No esperen mucho, en estos libros nunca pasa lo que uno quiere— dijo Poseidón
Percy sonrió
—¡Entrenador! —gritó Jason.
Hedge se volvió jadeando. Tenía tal mirada de loco que Jason temió que fuera a atacarle.
—Sí, yo también lo temía— dijo Piper
—Porque claramente podría haber pasado— asintió Jason
—Y que lo digas— comentó Leo
El sátiro seguía llevando su polo naranja y su silbato de entrenador, pero sus cuernos resultaban claramente visibles sobre su cabello rizado y sus cuartos traseros dignos de un toro eran sin duda de pura cabra. ¿Podía compararse una cabra con un toro?
—Vaya pensamientos, y eso que todavía no conocías a Percy— bromeó Leo
—Es que las grandes mentes pensamos lo mismo— dijo Percy
Jason y Percy chocaron los puños
Jason apartó aquel pensamiento de su cabeza.
—Tú eres el chico nuevo —dijo Hedge, bajando la porra.
—Al menos no te golpeó— dijo Frank
—Lo que era una superganancia— dijo Leo
—Algo nos tenía que salir bien— comentó Piper
—Tienes razón reina de belleza— dijo Leo
Miró a Leo y luego a Piper, que daba toda la impresión de acabar de despertarse.
Tenía el pelo como si hubiera servido de nido a un hámster amistoso.
Piper volteó a ver a Jason
—Uhhh— orearon los Stoll
—Al menos dijo que el hámster era amistoso— señaló Miranda
—Al menos ya no se parecía a un tejón muerto— señaló Leo
—Lo siento Pipes— dijo Jason sonrojado
—Valdez, McLean —dijo el entrenador—. ¿Qué ocurre? Estábamos en el Gran Cañón. Los anemoi thuellai nos estaban atacando y… —Centró su atención en la jaula de los espíritus de la tormenta,
—No quisiera ser esos espíritus de la tormenta— dijo Travis
—Nadie en su sano juicio querría— dijo Katie
—Y menos con la mirada que les dio el entrenador— comentó Piper
—Que como bien sabemos puede llegar a dar miedo— asintió Frank
y sus ojos adoptaron de nuevo una mirada de máxima alerta—. ¡Morid!
—¡Quieto, entrenador! —Leo le cerró el paso, lo cual fue muy valiente por su parte,
—Gracias— dijo Leo haciendo una ostentosa reverencia —les diría que cuando quieran, pero no pienso volver a tomar un riesgo como ese
—Bueno, al menos ya nos advertiste— dijo Piper
—Hay riesgos que no se toman dos veces— bromeó Leo
—Tienes razón— asintió Percy
aunque Hedge era quince centímetros más bajo—. Tranquilo. Están encerrados. Acabamos de sacarlo de la otra jaula.
—¿Jaula? ¿Jaula? ¿Qué está pasando? ¡Que sea un sátiro no quiere decir que no te pueda mandar a hacer flexiones, Valdez!
—Por si tenían la duda, sí, sí puede hacerlo— murmuró Leo
—No la teníamos, pero gracias— dijo Rachel
—Sobretodo no sé, si alguien se queda a dormir en los establos— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Sobretodo entonces— asintió Piper riendo
—¿Por qué alguien se quedaría a dormir en unos establos?— preguntó Zoé
Su pregunta solamente hizo los chicos del Argo II se rieran más, aunque había unos cuantos que los miraron confundidos
—Oh dioses— murmuró Hazel
—Está bien, yo voy a contar la historia— dijo Leo tratado de mantener la compostura
—La última vez que lo hiciste terminaron ahogados con su comida— señaló Apolo
—No vamos a hablar de esto— dijo Percy sumamente sonrojado
—Pero Zoé quiere saber— dijo Piper riendo
—Piper— masculló Annabeth —conocemos la manera de Leo de contar historia
—Gracias— dijo Leo
Jason se aclaró la garganta.
—Entrenador… Gleeson… comoquiera que prefiera que le llamemos. Nos salvó en el Gran Cañón. Fue usted muy valiente.
—¡Por supuesto que sí!
—Obviamente— dijo Connor
—Modestia aparte, obviamente lo fue— dijo Katie
—El equipo de extracción acudió y nos llevó al Campamento Mestizo. Creíamos que lo habíamos perdido. Luego nos enteramos de que los espíritus de la tormenta lo habían llevado con su… ejem, jefa, Medea.
—Un perfecto resumen de estos 30 capítulos— dijo Leo —sigue así y le vas a quitar el trabajo de hacer resúmenes a Piper
—No— dijo Piper —me gusta hacer los resúmenes
—No te preocupes, tu puesto no corre peligro— dijo Jason
—¡Esa bruja! Espera…, eso es imposible. Es mortal. Está muerta.
—Sí, bueno —dijo Leo—, pero ha conseguido dejar de estarlo.
—-Y no debería pensar mucho sobre ello, da dolor de cabeza— dijo Piper
—Sí, me faltó añadir eso— dijo Leo
—Leo, que para la próxima no se te olvide— dijo Percy
—Lo intentaré— dijo Leo
Hedge asintió, entornando los ojos.
—¡Bueno! Así que os mandaron en una peligrosa misión para rescatarme. ¡Excelente!
—Esto… —Piper se levantó, alargando las manos para que el entrenador Hedge no la atacara—.
—No quería ver esa porra de cerca— dijo Piper
—No, definitivamente de lejos se ve mucho mejor— asintió Frank —muy muy de lejos
En realidad, Glee… ¿Puedo seguir llamándolo entrenador Hedge? Gleeson suena mal.
—Es cierto— dijo Leo —además también suena raro
—Sí, lo hace— dijo Piper —mejor seguimos con lo de entrenador
—Incluso hasta suena formal— dijo Leo
Estamos en una misión por otro motivo. Lo encontramos por casualidad.
—Ah —el entrenador pareció desanimarse, pero tan solo un instante. Acto seguido, sus ojos volvieron a iluminarse—. ¡Pero no hay casualidades! No en una misión.
—Eso también es cierto— comentó Thalia
—Ni en nuestra vida— señaló Percy
—Definitivamente— dijo Piper
¡Esto estaba destinado a pasar! ¿Conque esta es la guarida de la bruja?
¿Por qué es todo de oro?
—¿Oro?
—O es una persona sumamente rica o es un monstruo— dijo Miranda
—¿No había un mito que tenía que ver con el oro?— preguntó Bianca
—Pero era un rey mortal— dijo Connor
—Igual que lo era la hechicera— señaló Miranda
—Cierto— murmuró Connor
Jason miró a su alrededor. Por la forma en que Leo y Piper contuvieron el aliento, se imaginó que ellos tampoco se habían dado cuenta todavía.
—Nop— dijo Leo —estábamos intentado que el entrenador no nos matara
—Eso consumía todos nuestros sentidos— añadió Piper
La estancia estaba llena de oro: las estatuas, el juego de té que Hedge había hecho añicos, el sillón que definitivamente era un trono. Incluso las cortinas — que parecían haberse descorrido solas al amanecer— daban la impresión de estar tejidas con fibra de oro.
—No conocen eso de "no llamar la atención"— señaló Travis
—Tú tampoco— dijo Katie
—No, pero yo no soy rico— comentó Travis
—No puedes argumentar nada en contra de su increíble razonamiento— dijo Miranda
—No, supongo que no puedo— dijo Katie
—Qué bonito —dijo Leo—. No me extraña que tengan tanta seguridad.
—Esta no es… —dijo Piper tartamudeando—. Esta no es la casa de Medea, entrenador. Es la casa de una persona rica de Omaha.
—Y siento que rica se queda corto— dijo Rachel
—Lo hacía— asintió Piper
Escapamos de Medea y aterrizamos forzosamente aquí.
—¡Es el destino, yogurines! —insistió Hedge—. Estoy destinado a protegeros. ¿Cuál es la misión?
—La misión del siglo— dijo Apolo
—No— mencionó Leo —la misión del siglo todavía no había llegado
—Es cierto— dijo Hermes —todavía no se unen los 7
Antes de que Jason pudiera decidir si quería darle explicaciones o volver a meter al entrenador Hedge en su jaula, se abrió una puerta en el otro extremo de la sala.
—La segunda opción era tentadora— bromeó Leo
—Más que tentadora, pero no creo que lo pudiéramos hacer— dijo Piper
—Probablemente no sin conocer la porra de cerca— dijo Jason
—Y eso no nos convenía demasiado— dijo Piper
Un hombre gordinflón con un albornoz blanco entró con un cepillo de dientes dorado en la boca. Tenía una barba blanca y uno de esos largos y anticuados gorros de dormir apretado sobre el pelo blanco.
Los dioses se miraron entre ellos, Deméter lucía un poco incómoda
Se quedó paralizado al verlos, y el cepillo de dientes se le cayó de la boca.
—Algo muy dramático, de hecho— comentó Leo
—Justo lo que uno haría si alguien se colara a su casa— señaló Chris
—Es un punto bastante razonable— dijo Will
Lanzó una mirada a la habitación que tenía detrás y gritó:
—¿Hijo? Lit, ven aquí, por favor. Hay unos extraños en la sala del trono.
—Creo que sí es— dijo Hermes
Deméter se sonrojó —No puede ser
—Sí puede— señaló Hermes
Deméter le dio una mala mirada
El entrenador Hedge hizo lo que se esperaba de él. Levantó su porra y gritó:
—¡Muere!
—Todos nos lo esperábamos— asintió Piper
—Era lógico que lo hiciera— dijo Clarisse
XXXIIJason
Hicieron falta los tres para retener al sátiro.
—¡Quieto, entrenador! —dijo Jason—. Baje un poco la porra.
—Fue valiente intentar detenerlo— dijo Frank
—Es lo menos que podíamos hacer después de allanar la casa de alguien— comentó Piper con sarcasmo
—Hay que tener modales aunque allanes una casa— asintió Travis
Un hombre más joven irrumpió en la sala. Jason se imaginó que debía de ser Lit, el hijo del viejo. Iba vestido con unos pantalones de pijama y una camiseta sin mangas en la que ponía CORNHUSKERS, los Deshojadores de Maíz
—Alguien estaba intentando dormir y lo interrumpieron— dijo Connor
—¿Qué dijimos de los modales, chicos?— preguntó Travis negando con la cabeza
—Pero fue su padre el que lo despertó— señaló Jason
que daban nombre a un equipo de fútbol americano de Nebraska, y llevaba una espada que parecía capaz de deshojar muchas cosas además de maíz.
—Espero que solo lo use con el maíz— comentó Rachel
—Sí, ese es un deseo muy optimista, RED— dijo Percy
—Olvidé que no hay deseos optimistas, lo siento— dijo Rachel
Sus brazos musculosos estaban llenos de cicatrices, y su cara, enmarcada por un pelo moreno rizado, habría sido atractiva de no haber estado también llena de cortes.
Lit se centró inmediatamente en Jason como si fuera la mayor amenaza
Jason se sonrojó
—Pues lo fuiste— señaló Piper
—Reina de belleza tiene razón— asintió Leo
y se dirigió hacia él con paso airado, blandiendo su espada en alto.
—¡Espera! —Piper se adelantó, tratando de adoptar su tono de voz más tranquilizador—. ¡Es un malentendido! Todo va bien.
—Es lo que dices cuando allanas una casa— asintió Travis
—También puede resultar la de "no es lo que parece"— dijo Connor
—O mi favorita "solo estoy aquí de paso"— dijo Travis
—Oh hermano, esa también es muy buena— dijo Connor
—¿Realmente las han usado?— preguntó Rachel
Los Stoll se encogieron de hombros sin responder realmente la pregunta
Lit se paró en seco, pero seguía teniendo cara de recelo.
No resultaba de ayuda que Hedge estuviera gritando:
—¡Yo los cogeré! ¡No os preocupéis!
—Le añadió más adrenalina al momento— dijo Leo
—¿Necesitaba más adrenalina?— preguntó Piper
—Por supuesto que la necesitaba— dijo Leo
—Claro que sí— bufó Jason
—Entrenador —le rogó Jason—, puede que sean amistosos. Además, nos hemos colado en su casa.
—Es cierto— dijo Hermes
—Aunque la verdad chicos, todo lo que hacen siempre termina en la guarida de algún monstruo— señaló Apolo —¿Y así piensan que pueden ser amistosos?
—Podrían ayudarlo— dijo Perséfone
—No alguien que tiene estatuas de héroes griegos en su casa— dijo Apolo —de acuerdo, ese argumento no funciona contigo
Perséfone le dio una mala mirada
—¡Gracias! —dijo el anciano del albornoz—. ¿Quiénes sois y por qué estáis aquí?
—Bajemos todos las armas —dijo Piper—. Entrenador, usted primero.
—Esa no es la mejor táctica, niña— dijo Ares —golpear antes, preguntar después
—Ares, por supuesto que no van a hacer eso— dijo Deméter
—Les ahorrará muchos problemas— señaló Ares
Jason, Leo y Piper se miraron, porque en cierto modo, el dios tenía razón
Hedge apretó la mandíbula.
—¿Solo un porrazo?
—No —contestó Piper.
—Le quitas lo divertido— dijo Connor
—Siento eso— dijo Piper
—¿Y si llegamos a un arreglo? Puedo matarlos primero, y si luego resulta que eran amistosos, me disculpo.
—Ese es un buen arreglo— dijo Clarisse
Ares miró a todos con una ceja enarcada como diciendo "se los dije"
—¡No! —insistió Piper.
—Bah.
El entrenador Hedge bajó la porra.
—Vamos de nuevo por el buen camino— dijo Apolo
—El buen camino es una estupidez— dijo Ares
—Era más divertido cuando no hablabas— comentó Apolo
Piper dedicó a Lit una sonrisa amistosa de disculpa. Incluso con el pelo revuelto y ropa de dos días, estaba muy guapa, y a Jason le dio un poco de celos que sonriera a Lit de esa forma.
No se hicieron esperar los soniditos de burla. Piper se sonrojó
—Para los que creían que Jason no era celoso— bromeó Miranda
—Así que saliste bastante celoso, hermanito— dijo Thalia riendo
—No— murmuró Jason
—Acabamos de escuchar la palabra "celos", así que definitivamente no lo puedes negar— dijo Thalia
Lit resopló y envainó su espada.
—Hablas bien, chica… por suerte para tus amigos, porque si no, los habría atravesado con mi espada.
—Habría sido muy malo— dijo Travis
—¿Entonces él cuenta como amigo porque quiere matarlos con la espada?— preguntó Connor
—No, solo cuentan los que te quieren matar de mentira— dijo Leo
—Ah vale, eso tiene mucho sentido— dijo Connor
—Te lo agradezco —dijo Leo—. Procuro que no me atraviesen antes de la hora de comer.
—Claro, hay que tener horarios específicos para eso— asintió Percy
—Por supuesto, uno tiene que comer antes de lo atraviesen— dijo Leo
—Tampoco puede ser a la hora de dormir— señaló Percy
El anciano del albornoz suspiró y dio una patada a la tetera que el entrenador Hedge había hecho pedazos.
—Bueno, ya que estáis aquí, sentaos.
—Ya que no nos queda de otra— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Así por las buenas— dijo Rachel
—No necesitó persuadirnos mucho— dijo Piper
Lit enarcó las cejas.
—Su Majestad…
—No pasa nada, Lit —dijo el anciano—. Nueva tierra, nuevas costumbres.
—Es cierto, antes no dejaba que nadie se sentara en presencia— comentó Deméter
—Lo que no hacía mucho por subir su reputación— señaló Hermes
Pueden sentarse en mi presencia. Después de todo, me han visto con la ropa de dormir. Es absurdo observar las formalidades
—Cuando ves a una persona en pijama, ya no hay vuelta atrás— dijo Connor
—Y más si usan pijamas de unicornio o conejitos— dijo Miranda
Katie le dio una mirada de irritación
—hizo todo lo posible por sonreír, aunque le salió un poco forzado—. Bienvenidos a mi humilde hogar. Soy el rey Midas.
—Sí era— comentó Apolo
—Ya lo habíamos descubierto— asintió Hermes —desde hace muchos párrafos
—Por si alguien no se había dado cuenta— dijo Apolo
—¿Midas? Imposible —dijo el entrenador Hedge—. Murió.
Estaban sentados en los sofás, mientras que el rey se reclinaba en su trono.
—Sí, ya nada es imposible— dijo Apolo
—Como si no tuviera ya suficientes cosas que hacer— masculló Hades
Era complicado hacerlo con un albornoz, y Jason temía que el anciano se olvidara y descruzara las piernas. Con suerte, llevaría unos calzoncillos dorados debajo.
—¡JASON!— se quejaron varios de los chicos
—No necesitábamos esa imagen mental— dijo Leo
—Lo siento, pero ¿Cómo iba a saber que alguien leería esto?— preguntó Jason
—Es lo mismo que yo decía— asintió Percy
Lit estaba detrás del trono, con ambas manos sobre la espada, mirando a Piper y flexionando sus musculosos brazos para fastidiar.
—Nunca imaginé que Jason celoso fuera tan divertido— dijo Travis riendo
—Tampoco yo— dijo Percy
—Bro— se quejó Jason —yo no te molesté
—Creo recordar que sí lo hiciste— señaló Thalia
—Eres mi hermana ¿De qué lado estás?— preguntó Jason
—De ninguno realmente— dijo Thalia riéndose —solo no puedo desechar la oportunidad
Jason se preguntó si él parecía tan fuerte sujetando una espada. Lamentablemente, lo dudaba.
—Chispitas, tú luces aún más fuerte— dijo Piper
—Gracias— murmuró Jason sonrojado
Afrodita dio un chillido
Piper se inclinó hacia delante.
—Lo que nuestro sátiro quiere decir, Su Majestad, es que sois el segundo mortal que conocemos que debería estar…, perdón…, muerto. El rey Midas vivió hace miles de años.
—Ustedes tienen como un nuevo record o algo así— dijo Apolo
—Gracias, nos llevamos el primer premio— dijo Leo —queremos un trofeo o algo así
—Solo tenemos estrellitas— dijo Travis
—Interesante.
El rey contempló el radiante cielo azul y el sol invernal a través de la ventana. A lo lejos, el centro de Omaha parecía un grupo de bloques de construcción de juguete: demasiado ordenada y pequeña para ser una ciudad normal.
—Parecía que alguien estaba jugando con esa ciudad— asintió Leo
—Probablemente fue tu padre— señaló Apolo
Hefesto le dió una mirada asesina
—Creo que estuve un poco muerto durante un tiempo —dijo el rey—. Es raro. Parece un sueño, ¿verdad, Lit?
—Un sueño muy largo, Su Majestad.
—Bastante largo— dijo Hermes
—Y habría estado genial que se quedara así— dijo Leo
—Al igual que la bruja de Medea— masculló Piper
—Y sin embargo, ahora estamos aquí. Me lo estoy pasando en grande. Me gusta más estar vivo.
—Pero ¿cómo es posible? —preguntó Piper—. ¿Por casualidad no tendréis una… patrona?
—La pregunta del millón— dijo Percy
—Sip, esa era nuestra pregunta favorita— asintió Leo
—Aunque la respuesta no era nuestra favorita— dijo Piper
—No, era la peor respuesta— dijo Leo
Midas vaciló, pero sus ojos tenían un brillo malicioso.
—¿Acaso importa, querida?
—Podríamos volver a matarlos —propuso Hedge.
—No creo que ese comentario ayude con lo del diálogo razonable— dijo Thalia
—¿Aunque cuántas veces ha ayudado el diálogo razonable?— preguntó Katie
—Eso es cierto— dijo Percy
—Entrenador, no está siendo de ayuda —dijo Jason—. ¿Por qué no sale y monta guardia?
Leo tosió.
—¿No es peligroso?
—Lo olvidé por un momento— dijo Jason
—Lo olvidaste justo cuando tenías amnesia— comentó Leo
—Sí, muchas gracias Leo— murmuró Jason
Tienen muchas medidas de seguridad.
—Oh, sí —dijo el rey—. Lo siento, pero son bonitas, ¿verdad?
—Algunas tenían cierto encanto— dijo Leo
—No puedo negar eso— dijo Piper —pero también eran aterradoras
—Y bastante extrañas— dijo Jason
Es increíble lo que se puede comprar todavía con oro. ¡Qué juguetes más extraordinarios tenéis en este país!
—Ojalá tuviéramos tanto oro— dijo Connor —solo imaginen lo que podríamos comprar
—Es por eso que Leo nos dará un espacio en su negocio de tacos— señaló Piper
—No sé, yo creo que lo voy a pensar— bromeó Leo
Sacó un mando a distancia del bolsillo del albornoz y pulsó unos cuantos botones: una contraseña, supuso Jason.
—Ya está —dijo Midas—. Ahora se puede salir sin peligro.
—Aunque realmente no sé si sea buena idea— dijo Bianca
—Espero que sea verdad eso de nuevas costumbres— señaló Apolo —porque si tiene las costumbres de su primera vida...
El entrenador Hedge gruñó.
—Bien. Pero si me necesitáis…
Guiñó el ojo a Jason de forma significativa. A continuación se señaló a sí mismo, señaló a sus anfitriones con dos dedos y se pasó un dedo a través de la garganta.
—¿Así o más discreto?— bromeó Travis
—Una indirecta muy sútil— asintió Percy
—No creo que se haya dado cuenta— dijo Leo
—Ya quisiera yo ese nivel de discreción— comentó Connor
—No te preocupes hermano, lo tienes— dijo Travis —es solo que a veces las personas no se dan cuenta
—Oye— se quejó Connor —somos nosotros dos contra ellos, no estás contra mí
Travis se encogió de hombros
Un mensaje en lenguaje de signos muy sutil.
—Sí, gracias —dijo Jason.
Una vez que el sátiro se hubo marchado, Piper intentó esbozar otra sonrisa diplomática.
—Espero que no te vuelvas a poner celoso— dijo Thalia
—No— dijo Jason
—No por ahora, es la clave— señaló Leo
—Gracias Leo— dijo Jason
—Entonces…, ¿no sabéis cómo llegasteis aquí?
—Oh, sí. Más o menos —respondió el rey. Miró a Lit entrecerrando los ojos, como recordando—. ¿Por qué elegimos Omaha? Sé que no fue por el clima.
—Porque no es tan bueno— dijo Leo
—Deja algo que desear— comentó Piper
—Además destruye dragones increíbles— masculló Leo
—Deberían meter una queja— dijo Percy
—Lo haré— dijo Leo
—El oráculo —dijo Lit.
—¡Sí! Me dijeron que había un oráculo en Omaha —el rey se encogió de hombros—. Por lo visto, me equivoqué.
Apolo frunció el ceño
Pero esta casa es bastante bonita, ¿verdad? Por cierto, Lit es la forma abreviada de Litierses (un nombre horrible, lo sé, pero su madre insistió).
—Es un nombre muy hermoso— dijo Deméter
—Espera— dijo Miranda y volteó a ver a su hermana —¿Estamos hablando del mismo? es nuestro…
—Sí— dijo Katie —Miranda ¿Estás poniendo atención?— preguntó con un poco de burla
—Estaba distraída— admitió Miranda
—Nos podemos imaginar en qué— comentó Katie —pero sí, es él
—Esa misma cara que está poniendo Miranda, es la que hizo Perséfone cuando las vio aquí— señaló Apolo
—Gracias— dijo Katie
Perséfone lo miró con irritación
Lit tiene mucho espacio para practicar el manejo de la espada. Es muy famoso por ello. En los viejos tiempos lo llamaban el Segador de Hombres.
—Ah —Piper intentó mostrarse entusiasmada—. Qué bien.
—Suena como un buen nombre— dijo Rachel con sarcasmo
—Claro que sí— dijo Leo —pero imaginen la burla que le harían sus compañeros de escuela
Deméter le dio una mirada asesina
La sonrisa de Lit parecía más bien una mueca cruel. Jason ya estaba completamente seguro de que aquel tipo no le caía nada bien
—Aparte de que estabas celoso, claramente— dijo Thalia
—Aparte de eso, por supuesto— asintió Percy
Jason rodó los ojos
y estaba empezando a arrepentirse de haber mandado a Hedge fuera.
—Seep— asintió Leo
—Se los dije— gruñó Ares
—Bueno —dijo Jason—. Todo este oro…
Los ojos del rey se iluminaron.
—¿Habéis venido por el oro, muchacho? ¡Por favor, coge un folleto!
—¿Tiene publicidad para su oro?— preguntó Bianca
—Sí, aunque no era tan buena publicidad— dijo Leo —dejaba mucho que desear
—Como que lo hizo muy deprisa— asintió Piper riendo
—Y por si se lo preguntan, sí somos expertos en publicidad ¿Verdad reina de belleza?— preguntó Leo
—Lo somos— dijo Piper
Jason miró los folletos de la mesita de café. El título rezaba « ORO: Invierta para la eternidad» .
—¿Vendéis oro?
—No, no —contestó el rey—. Lo hago.
—Eso tiene más sentido— dijo Percy
—Pues sí, dado que todo lo que toca se vuelve oro— dijo Thalia
—Supongo que por eso— dijo Percy
En épocas inciertas como esta, el oro es la inversión más sabia, ¿no crees? Los gobiernos caen. Los muertos resucitan.
Los gigantes atacan el Olimpo. ¡Pero el oro conserva su valor!
—¿O sea que de alguna manera te vendería dinero?— preguntó Connor
—Pero dijo que no lo vendía— señaló Miranda —lo hace
—Pero no te lo va a dar gratis— dijo Connor —no tendría ningún sentido hacerlo ¿Que ganaría?
—Pero no le afectaría— dijo Miranda —todo lo que de lo puede reponer
—Sí pero…
—¡Ya besense!— gritaron Leo y Travis interrumpiendo
Connor y Miranda se sonrojaron y luego les dieron una mala mirada
Leo frunció el entrecejo.
—Ya he visto antes ese anuncio.
—¡Oh, no te dejes engañar por imitadores baratos! —dijo el rey—. Os lo aseguro, puedo mejorar cualquier precio para un inversor serio.
—Suena tentador— dijo Travis
—Tendremos que checar su oferta— dijo Leo
—No me parecía tan buena— comentó Piper
Puedo crear un amplio surtido de artículos de oro en un momento.
—Pero… —Piper movió despacio la cabeza, confundida—. Su Majestad, renunciasteis al don de convertir en oro todo lo que tocáis, ¿verdad?
—Eso no pasó— dijo Apolo
—No me avisaron antes de quedar como estúpida— masculló Piper
—No quedaste así, para nada— dijo Jason
—No tanto— admitió Leo
El rey se quedó asombrado.
—¿Que renuncié a él?
—Os lo ofreció un dios…
—Dioniso —convino el rey—.
—Culpable— dijo Dionisio encogiéndose de hombros
Los chicos de la misión hicieron una mueca
Yo había rescatado a uno de sus sátiros, y a cambio, el dios me concedió un deseo. Elegí el don de convertir en oro todo lo que tocara.
—Había salvado a mi sátiro— dijo Dionisio —podía darle el don, si él aprendía o no, no me concierne
—Pero entonces convertisteis a vuestra hija en oro —recordó Piper—. Y os disteis cuenta de lo codicioso que habíais sido, así que os arrepentisteis.
—Sí claro— comentó Deméter
—Yo también creí que se había arrepentido— comentó Katie
—No, no lo hizo— dijo Piper —y ahora lo saben
—Muchas gracias— dijo Katie
—¡Me arrepentí! —El rey Midas miró a Lit con incredulidad—. ¿Lo ves, hijo? Te ausentas unos cuantos miles de años y toda la historia se tergiversa.
Querida muchacha, ¿en algún momento dicen esas historias que perdí mi don?
—No— dijo Piper con una mueca
—Es cierto, jamás lo mencionan— dijo Annabeth frunciendo el ceño
—Pues cualquiera diría que se habría arrepentido por convertir a su hija en oro— señaló Reyna
—Supongo que no. Solo dicen que aprendió a invertirlo con agua corriente y que resucitó a su hija.
—Todo eso es verdad. A veces todavía tengo que invertirlo.
—Al menos encontró como invertirlo— dijo Rachel
—Sí, como que el tratamiento de oro no les sienta bien a las personas— murmuró Leo
En esta casa no hay agua corriente porque no quiero accidentes —señaló sus estatuas—, pero decidimos vivir al lado de un río por si acaso. De vez en cuando, me olvido y le doy a Lit una palmada en la espalda…
—Debe ser horrible— dijo Miranda
—No le puede decir "dame esos cinco"— mencionó Percy
—Ni darle un abrazo— dijo Katie
—Eso sonó muy triste, Kat— dijo Travis
—Pero es cierto— señaló Katie
Lit retrocedió unos pasos.
—No lo soporto.
—Te dije que lo sentía, hijo.
—Al menos se disculpó— comentó Percy
—Disculpa por convertirte en oro— dijo Leo —eso refuerza la unión padre-hijo
—Claramente— asintió Percy
En todo caso, el oro es maravilloso. ¿Por qué iba a renunciar a él?
—Bueno… —Piper parecía verdaderamente perdida—. ¿No es ese el propósito de la historia? ¿Que aprendisteis la lección?
—Creo que esto no era como en las películas de hadas— dijo Katie
—No, no lo era— dijo Piper
—Oh, por eso dijiste que quedaste como estúpida— dijo Thalia
—Sí— dijo Piper —creí que al menos dejaban una lección
—No cariño, eso casi no ocurre— señaló Apolo
Midas se echó a reír.
—¿Puedo ver tu mochila un momento, querida? Lánzamela.
Piper vaciló, pero no deseaba ofender al rey.
—No habría sido conveniente— estuvo de acuerdo Annabeth
—Además por el momento no me apetecía el tratamiento del oro— dijo Piper
—¿Por el momento?— preguntó Afrodita, Piper asintió
Vació la mochila y se la arrojó a Midas. En cuanto él la cogió, la bolsa se volvió de oro, como escarcha esparciéndose sobre la tela. Seguía pareciendo flexible y blanda, pero decididamente era de oro.
—Pero se supone que el oro es duro ¿No?— preguntó Travis
—¿Qué acabas de escuchar Travis?— dijo Katie
—Qué raro es eso— dijo Travis con una mueca
El rey se la lanzó de nuevo.
—Como ves, todavía puedo convertir cualquier cosa en oro —dijo Midas—. Ahora esa mochila también es mágica. Adelante, mete dentro a tus enemigos, los espíritus de la tormenta.
—Eso suena un poco genial— comentó Percy
—La verdad, era bastante genial— admitió Leo
—No podemos negarlo— dijo Jason
—¿En serio?
Leo se interesó de repente. Le quitó a Piper la mochila y la acercó a la jaula.
—Lo siento, es que te estabas tardando reina de belleza— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Apenas estaba captando lo que había dicho el rey— masculló Piper
—Por eso te estabas tardando— dijo Leo
Tan pronto como abrió la cremallera, los vientos se agitaron y protestaron aullando. Los barrotes de la jaula empezaron a vibrar. La puerta de su prisión se abrió y los vientos fueron aspirados directamente por la mochila.
—Sí suena increíble— dijo Connor
—Lo sé, ojalá me hubiera puesto 10 para llevar— dijo Leo
Leo cerró la cremallera y sonrió.
—Lo reconozco. Mola.
—¿Has visto? —dijo Midas—. Mi don, ¿una maldición? Por favor.
—¿Y cómo puede comer?— preguntó Rachel
—Tal vez mete toda la cara en el plato— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Esa, definitivamente es una buena solución— dijo Leo
No aprendí ninguna lección, y la vida no es ningún cuento, muchacha.
—Sí, gracias por la lección— masculló Piper
—Debemos hacerle un sacrificio o algo por ser tan amable— dijo Leo con sarcasmo
—Eso funcionaria— dijo Piper
Sinceramente, mi hija Zoe era mucho más simpática convertida en estatua de oro.
—Hablaba mucho —comentó Lit.
—Qué bueno que nadie puede convertir en oro aquí— comentó Zoé
—Hace años que estarías convertida en oro— asintió Bianca
Realmente Zoé era la persona más habladora que ella conocía, que se estuviera conteniendo era como una especie de milagro
—No te preocupes cariño, nadie convertirá a mi pequeña aprendiz en oro— dijo Apolo
—Nadie iba a hacerlo de todas maneras— señaló Artemisa
—¡Exacto! Así que volví a convertirla en oro.
Midas señaló con el dedo. En el rincón había una estatua dorada de una chica con expresión de sorpresa, como si estuviera pensando: « ¡Papá!» .
—No debe ser divertido— comentó Miranda
—Y al menos la relación padre-hija no la fomentaría— señaló Percy
—¡Es terrible! —exclamó Piper.
—Bobadas. A ella le da igual.
—¿Cómo podría saber que le da igual?— preguntó Rachel
—Estaba loco, no podías esperar mucho de él— dijo Piper
Además, si hubiera aprendido la lección, ¿habría acabado con esto?
Midas se quitó su enorme gorro de dormir, y Jason no supo si echarse a reír o vomitar.
—O ambas— dijo Leo
—Ambas habría estado bien —asintió Jason
—Aunque tal vez y solo tal vez nos habría matado por hacer algo así— dijo Leo
Midas tenía unas largas orejas peludas que le sobresalían entre el pelo blanco, como las de Bugs Bunny, pero no eran orejas de conejo. Eran de burro.
—Vaya —dijo Leo—. No tenía necesidad de ver eso.
—Sí bueno, se lo merecía— dijo Apolo
—De acuerdo, eso suena a algo que nadie en su vida debería de ver— dijo Travis
—Nadie en su vida debería de verlo— dijo Leo
—Terrible, ¿verdad? —prosiguió Midas suspirando—. Unos años después del incidente del oro, hice de juez en una competición de música entre Apolo y Pan, y declaré vencedor a Pan.
—Y nadie diga una sola palabra— masculló Apolo
Era algo increíble, pero nadie dijo nada
Apolo, que tenía mal perder, dijo que yo debía tener orejas de burro, y voilà. Esta fue la recompensa que obtuve por ser sincero.
—Por supuesto que no lo fue— masculló Apolo
—Bueno, ciertamente...— comenzó Hermes
—Dije que sin una palabra— dijo Apolo
—Tú comenzaste— señaló Hermes
—Y se quejan de los mocosos— bufó Dionisio
Intenté mantenerlas en secreto. Solo mi barbero lo sabía, pero no pudo evitar chismorrear —Midas señaló otra estatua: un hombre calvo con una toga sujetando unas tijeras—. Es él. Ya no volverá a contar los secretos de nadie.
—Qué manera de callar a las personas— murmuró Miranda
—Me agradó más la manera de Leo de callar— dijo Percy —"quiero estar un rato sin formas de vida orgánicas". Eso como que merecía un premio o algo
—Gracias— dijo Leo
El rey sonrió. De repente, a Jason dejó de parecerle un hombre inofensivo con un albornoz. Sus ojos tenían un brillo alegre: la mirada de un loco que sabía que estaba loco, que aceptaba su locura y que disfrutaba de ella.
—Hora de correr— dijo Percy
—No podíamos todavía— dijo Jason
—Lo suponía— suspiró Percy
—Sí, el oro tiene muchos usos. Creo que por eso me trajeron de vuelta, ¿verdad Lit? Para financiar a nuestra patrona.
—Perfecto— suspiró Poseidón
—Porque claramente hasta un ejército de monstruos debe poderse financiar— dijo Travis
—Sí tiene— murmuró Luke
Lit asintió con la cabeza.
—Eso y mi mano con la espada.
Jason lanzó una mirada a sus amigos. De repente, el aire de la sala parecía mucho más frío.
—Es super raro como pasa eso— dijo Percy
—Y que lo digas— asintió Jason
—Así que tenéis una patrona —dijo Jason—. Trabajáis para los gigantes.
El rey Midas agitó la mano despectivamente.
—Bueno, los gigantes no me resultan simpáticos, por supuesto.
—A nadie— dijo Travis
—A los que lucha de su lado tal vez— dijo Rachel
—Pero solo tal vez— dijo Travis
Pero incluso los ejércitos sobrenaturales necesitan ser remunerados. Tengo una gran deuda con mi patrona. Intenté explicárselo al último grupo que vino, pero no eran nada amistosos. Se negaron en redondo a colaborar.
—Idiota— masculló Thalia
La gran mayoría volteó a ver a Thalia con sorpresa
Jason se metió la mano en el bolsillo y cogió la moneda de oro.
—¿El último grupo?
—Cazadoras —gruñó Lit—. Las condenadas hijas de Artemisa.
—Así que lo vieron— dijo Artemisa
—Sí— dijo Thalia —no fue una reunión muy buena
—Con alguien así no podía serlo— masculló Artemisa
Jason notó una chispa de electricidad —una chispa real— que le recorrió la columna. Percibió un olor a fuego eléctrico, como si acabara de derretir unos muelles del sofá.
Su hermana había estado allí.
—¿Cómo superaron las trampas?— preguntó Reyna
—No las tenía en ese momento— dijo Thalia —al menos no tantas
—Eso explica por qué tuvo que poner más— dijo Reyna
—¿Cuándo? —preguntó—. ¿Qué pasó?
Lit se encogió de hombros.
—¿Hace unos días? Por desgracia, no llegué a matarlas.
Artemisa resopló
—Una verdadera lástima— dijo Thalia rodando los ojos
Estaban buscando a unos lobos malvados o algo por el estilo. Dijeron que estaban siguiendo un rastro en dirección al sur. Un semidiós que había desaparecido… No me acuerdo.
—¿Quién será?— preguntó Percy
—Un completo misterio— dijo Leo
Percy Jackson, pensó Jason. Annabeth había dicho que las cazadoras lo estaban buscando.
—Oh, era yo— bromeó Percy
—Annabeth, tienes el permiso de todos nosotros para golpearlo— dijo Thalia riendo
—Mi listilla, no me va a golpear enfrente de mi mamá— dijo Percy riendo
—¡Percy!— dijo Annabeth
Sally sonrió antes las ocurrencias de los chicos
Y en el sueño de la casa incendiada entre las secuoyas, Jason había oído aullar a unos lobos enemigos. Hera los había llamado los guardianes.
Tenía que guardar alguna relación.
—Como siempre y como en todo— dijo Leo
—Y como siempre y como en todo nos damos cuenta hasta el final— señaló Piper
—Es para que haya diversión— dijo Leo
Midas se rascó las orejas de burro.
—Unas jovencitas muy desagradables, esas cazadoras —recordó—. Se negaron en redondo a que las convirtiera en oro.
—Gracias, no me gusta que me conviertan en oro en la primera visita— masculló Thalia
—Eso se deja para después— asintió Piper
—Claramente debe ser así— dijo Rachel
Gran parte de las medidas de seguridad de fuera las instalé para evitar que volviera a pasar algo así. No tengo tiempo para los que no son inversores serios.
—Bueno, gracias por las nuevas trampas— bromeó Piper
—De nada— dijo Thalia —ya saben, cuando quieran
Jason se levantó con recelo y lanzó una mirada a sus amigos. Ellos captaron el mensaje.
—Bueno —dijo Piper, esbozando una sonrisa—. Ha sido una visita estupenda. Bienvenido a la vida. Gracias por la mochila de oro.
—Esperamos que disfrute su estadía… ¡Hora de huir!— dijo Leo
—¡33-12! ¡33-12!— gritaron los Stoll
—Mecanismo de emergencia activado— dijo Percy
—¡Oh, pero no podéis marcharos! —dijo Midas—. ¡Ya sé que no sois inversores serios, pero no hay ningún problema! Tengo que reconstruir mi colección.
Lit estaba sonriendo cruelmente. El rey se levantó, y Leo y Piper se apartaron de él.
—Nuestra mejor decisión— dijo Leo
—No es que nos sirviera de mucho— murmuró Piper
—No hagas spoiler, reina de belleza— dijo Leo
—No os preocupéis —les aseguró el rey—. No tenéis por qué convertiros en oro. Siempre doy a mis invitados a elegir entre dos opciones: formar parte de mi colección o morir a manos de Litierses.
—Ni como negar esa super oferta— dijo Miranda con sarcasmo
—Era una gran decisión que no se podía tomar así como así— dijo Piper
—Y pues no la tomamos— masculló Leo
—Dijiste que no spoiler— dijo Piper
—Sí, pero ya lo habías dicho— señaló Leo
De las dos maneras está bien.
Piper intentó usar la embrujahabla.
—Su Majestad, no podéis…
—No va a funcionar— suspiró Afrodita —su don es poderoso
—Al igual que su presencia— asintió Apolo
Midas arremetió contra ella y la agarró de la muñeca más deprisa de lo que debería haber podido moverse cualquier anciano.
—¡No! —gritó Jason.
Todos miraron con sorpresa a Piper
—¡No puede ser!— masculló Afrodita mirando a Piper un momento, olvidando que técnicamente seguía enfadada con ella
Pero una capa de oro se esparció sobre Piper, y en un abrir y cerrar de ojos se convirtió en una estatua reluciente. Leo intentó invocar el fuego, pero se había olvidado de que su poder no funcionaba.
—Pequeño detalle— masculló Leo —ahora saben que en ese lugar no funciona, por si algún día se les ocurre ir
—Gracias, pero no gracias— dijo Frank
Midas le tocó la mano, y Leo se transformó en metal sólido.
Jason se quedó tan horrorizado que apenas pudo moverse. Sus amigos… acababan de morir. Y él no había podido impedirlo.
Hefesto miró a su hijo con una mueca
—Eso fue demasiado rápido— dijo Percy
—Y que lo digas bro— dijo Jason —y también fue bastante horrible
Midas sonrió como pidiendo disculpas.
—Me temo que el oro supera al fuego —señaló con la mano las cortinas y los muebles de oro—. En esta sala, mi poder anula al resto: el fuego… incluso la embrujahabla.
—Ah bueno, habría estado genial saberlo antes— bufó Leo
—Pero habría arruinado la diversión— dijo Connor
—Es cierto, y no hay nada más agradable que las sorpresas— dijo Leo con sarcasmo
—Claro— dijo Piper
Lo que me deja un solo trofeo más por conseguir.
—¡Hedge! —gritó Jason—. ¡Necesito ayuda aquí dentro!
Por una vez, el sátiro no irrumpió en la sala.
—Qué no va a ser cuando tú quieras— dijo Leo
—Sí también lo noté— suspiró Jason
Jason se preguntó si le habían alcanzado los láseres o si estaba en el fondo de un foso.
Midas se rió entre dientes.
—¿La cabra no viene al rescate? Qué pena.
—Sí, podemos ver su pena— masculló Piper
—No era necesario parecer tan afligido— dijo Leo
Jason resopló
Pero no te preocupes, muchacho.
No es nada doloroso. Lit te lo puede contar.
Jason se decidió por una opción.
—Elijo pelear.
—Era la menos horrible de las opciones— dijo Percy
—Tienes una ventaja— señaló Atenea aunque con una mueca de desagrado —tienes una técnica de pela diferente
Jason asintió de acuerdo
Habéis dicho que podía elegir luchar contra Lit.
Midas se quedó un poco decepcionado, pero se encogió de hombros. —He dicho que podíais morir luchando. Pero, cómo no, si lo deseas…
—Ay, cuánta amabilidad— dijo Travis
—Es muy agradable que respeten tus deseos— bufó Jason
—Es el mejor anfitrión que han tenido— dijo Connor
El rey retrocedió, y Lit alzó la espada.
—Voy a disfrutar con esto —dijo Lit—. ¡Soy el Segador de Hombres!
—Vamos, Deshojador de Maíz.
—Ese nombre suena mejor— asistió Leo
—Además de que no da tanto miedo— dijo Percy
Jason invocó su arma. Esta vez apareció como una jabalina, y Jason se alegró de contar con la longitud adicional.
—¡Oh, un arma de oro! —dijo Midas—. Muy bonita.
—Ojalá pudieras distraer su atención con el arma— dijo Miranda
—Pero no ayudaría si Lit no se distrae— señaló Katie —pero lo que vemos es que alguien aquí está muy distraída
—No sé de qué estás hablando— dijo Miranda
Lit atacó.
Era rápido. Comenzó a dar sablazos, y Jason a duras penas esquivaba los golpes, pero su mente estaba analizando pautas y aprendiendo el estilo de lucha de Lit, que consistía exclusivamente en atacar sin defenderse.
—Pero no podíamos decir que no le daba resultados— dijo Hermes
—Y vaya que lo hacía— masculló Hades
Jason contratacó, sin dejar de fintar y parar estocadas. Lit parecía sorprendido de que siguiera con vida.
—Pues sí, no tenía ese apodo nada más por moda— señaló Apolo
—Ojalá lo hubiera tenido solo por moda— dijo Leo —o por cualquier otra cosa que no fue la verdad
—¿Qué estilo es ese? —gruñó Lit—. No estás luchando como un griego.
—Entrenamiento de la legión —dijo Jason, aunque no estaba seguro de dónde había sacado la respuesta—. Es romano.
Los romanos se sonrieron entre ellos
—¿Romano? —Lit atacó de nuevo, y Jason desvió su espada—. ¿Qué es « romano» ?
—Noticia de última hora —dijo Jason—. Mientras estabais muertos, Roma venció a Grecia. Creó el imperio más grande de todos los tiempos.
Algunos chicos se miraron con cierta incomodidad
—Qué tenso se hizo ese silencio— murmuró Travis
—Mucho— dijo Leo
—Imposible —repuso Lit—. Nunca había oído hablar de ellos.
Jason se dio media vuelta, golpeó a Lit en el pecho con la empuñadura de la jabalina y lo lanzó al trono de Midas.
—No es divertido que te avienten a un trono— dijo Percy
—Lo siento, era lo que necesitaba hacer— dijo Jason
—Vaya —dijo Midas—. ¿Lit?
—Estoy bien —gruñó Lit.
—Más vale que lo ayudéis a levantarse —dijo Jason.
—¡No, papá! —gritó Lit.
—Que gran persona por quererlo ayudar— dijo Leo
—Una increíble persona— dijo Rachel
—Creo que ya sabemos quién es el hijo favorito— comentó Travis
—Lo supimos desde que a él no lo tenía todo el tiempo convertido en estatua— dijo Katie
Demasiado tarde. Midas posó la mano en el hombro de su hijo y, de repente, una estatua de oro con expresión muy airada apareció en el trono del rey.
—Pues sí, yo también estaría enojado su fuera una estatua de oro— comentó Percy
—No te da el mejor panorama para controlar tus emociones— dijo Leo
—No, ni una buena perspectiva— dijo Piper
—¡Maldición! —protestó Midas—. Eso ha estado muy feo, semidiós —dio una palmada a Lit en el hombro—. No te preocupes, hijo. Te llevaré al río después de cobrar mi premio.
—¿Ven? Hijo favorito— dijo Travis
Algunos de los chicos asintieron de acuerdo
Midas echó a correr hacia delante. Jason se hizo a un lado, pero el anciano también era rápido. Jason lanzó la mesita del café contra las piernas del rey de una patada y lo derribó, pero Midas no duró mucho en el suelo.
—Lamentablemente— masculló Jason
A continuación, Jason echó un vistazo a la estatua dorada de Piper. La ira se apoderó de él. Era el hijo de Zeus. No podía fallar a sus amigos.
—Uy pobre de ese rey— dijo Percy
—¡Vamos Jason!— gritaron algunos de sus amigos
—Casi siento pena por él— dijo Rachel
Jason se sonrojó
Experimentó una sacudida en las entrañas, y la presión atmosférica descendió tan deprisa que se le taponaron los oídos. Midas también debió de notarlo, porque se levantó tambaleándose y se llevó las manos a sus orejas de burro.
—Y no creo que fuera muy fácil taparlas— dijo Connor
—No, fue un movimiento un poco raro— dijo Jason —eran demasiado grandes
—¡Eh! ¿Qué estás haciendo? —preguntó—. ¡Mi poder es supremo en esta sala!
Un trueno retumbó. En el exterior, el cielo se oscureció.
—¿Sabéis otro buen uso del oro? —dijo Jason.
—No, pero iluminanos por favor— dijo Leo
—Conductor de electricidad— dijo Annabeth
Jason asintió con una sonrisa
Midas arqueó las cejas, súbitamente entusiasmado.
—¿Sí?
—Es un excelente conductor de electricidad.
—Así que niños, no se acerquen al oro— dijo Travis
—No tenemos oro al que acercarnos— comentó Esperanza
—Es cierto, pero de todas maneras no lo hagan— dijo Connor
Jason levantó la jabalina, y el techo estalló súbitamente. Un relámpago atravesó el tejado como si fuera una cáscara de huevo, alcanzó la punta de la lanza de Jason y lanzó unos arcos de energía que hicieron añicos los sofás.
Los chicos lo vitorearon, Jason se sonrojó furiosamente.
Zeus le dio al chico una mirada de aprobación.
Del techo cayeron pedazos de yeso. La araña de luces chirrió y su cadena se partió, y Midas gritó al verse inmovilizado por ella contra el suelo. El cristal se convirtió en oro al instante.
—Así es como se ve mejor el oro— dijo Jason
—Un aplauso para Jason— dijo Percy
Los chicos aplaudieron con entusiasmo
Cuando el estruendo cesó, una lluvia helada cayó dentro del edificio. Midas maldijo en griego antiguo, totalmente inmovilizado debajo de la araña. La lluvia lo empapó todo y convirtió de nuevo la araña de luces en cristal.
—Eso es bueno— dijo Travis
—Y que bueno que también hubo lluvia— dijo Katie
—Fue de lo mejor— dijo Jason
Piper y Leo también estaban transformándose poco a poco, junto con las otras estatuas de la sala.
—No me agradó el tratamiento de oro— dijo Leo
—A mí tampoco— dijo Piper —no lo recomiendo jamás
—¿Cómo calificaría su experiencia?— preguntó Percy
—Pésima, ninguna estrella— dijo Piper
Entonces la puerta principal se abrió de golpe, y el entrenador Hedge irrumpió en la estancia con la porra en ristre. Tenía la boca cubierta de tierra, nieve y hierba.
—¿Me he perdido algo? —preguntó.
—Nada más absolutamente todo— dijo Leo
—Poquito, entonces— dijo Travis
—¿Dónde estaba? —inquirió Jason. La cabeza le daba vueltas después de haber invocado el relámpago, y evitó desmayarse a duras penas—.
—Pero te gusta el truquito del relámpago— bromeó Leo
—Creo que incluso le gusta más que a Thalia— señaló Percy
—Creo que sí— dijo Thalia riendo
Le estaba pidiendo ayuda.
Hedge eructó.
—Tomando un tentempié.
—No podías interrumpirlo— dijo Percy
—Fue desconsiderado de mi parte— dijo Jason
Lo siento. ¿A quién hay que matar?
—¡A nadie! —dijo Jason—. Coja a Leo. Yo iré a por Piper.
—¡No me dejéis así! —protestó Midas.
—Y ahora quiere que lo ayuden— dijo Connor
—Típico, como si después de que te intentan matar quisieras poder ayudarlos— comentó Miranda
Alrededor del rey, las estatuas de sus víctimas estaban volviéndose de carne y hueso: su hija, su barbero y un montón de tipos enfadados con espadas.
—Nunca hagan enfadar a tipos que tiene espadas— dijo Leo
—Ojalá siguieras tu propio consejo— comentó Frank
—¿Cuando has visto que el entrenador juegue?— preguntó Leo
Frank rodó los ojos
Jason cogió la mochila dorada de Piper y sus provisiones. A continuación, lanzó una alfombra sobre la estatua dorada de Lit sentada en el trono.
Deméter hizo una mueca
Con suerte, eso impediría que el Segador de Hombres volviera a ser humano… al menos hasta después de que lo hicieran las víctimas de Midas.
—Casi siento lástima por él— dijo Leo —casi
—Pero esas personas no merecían ser estatuas— dijo Katie —peor aún tenía a su hija como estatua
—Larguémonos de aquí —le dijo Jason a Hedge—. Creo que estos tipos querrán estar a solas con Midas.
—Fin del capítulo— dijo Hestia
—Gracias a los dioses— dijo Jason
—De nada— dijo Apolo —hay que continuar con la lectura
Bianca miró a todos a su alrededor ¿No era raro cómo las cosas podían cambiar de un momento a otro? Digo, un día asediada por los monstruos, al otro día en el Olimpo con las personas que más te importan pero siendo muuy menores.
Todavía recordaba cómo la habían mirado todos cuando dio las impactantes noticias y lo incomoda que se había sentido al hacerlo, aunque anoche fue divertida la instalación en el palacio de Apolo. Ahí estaban obviamente Apolo, su tío Jason, su papá, Thom y ella mirándose incómodamente
—Bueno— había dicho Apolo —esta será tu cama y esta será la de Thom
—Gracias— murmuró Bianca
Luego, se hizo otro silencio incómodo. Bianca estaba tan nerviosa que no se dio cuenta que estaba apretando demasiado fuerte los hombros del pequeño Thom hasta que él se había quejado
—Como ninguno de ustedes parece querer hacer la pregunta, la haré yo— dijo Apolo y con el mismo tacto que ella ya conocía dijo —¿Cómo es que naciste?
—¡Papá!— se quejó Will con una voz bastante rara, pero igual la miró con curiosidad
—Si discutimos los detalles de mi nacimiento, también discutiremos el de Thom ya que también está aquí— dijo Bianca por supuesto que no iba a cumplir esa amenaza ¡Que horror!
—¿Puedo irme?— preguntó Jason
—No— dijeron Apolo y Will al mismo tiempo
—No fue algo tan raro— dijo Bianca —no sé todos los detalles, digamos que fui creada a partir de sus ADN, Afrodita intervino y Apolo y Hades… Y aquí tienen a un ángel como yo
La verdad es que sí sabía más cosas, pero no estaba segura de decirlas, no era que le diera pena o algo así, es el hecho de que muchas veces hubo personas estúpidas que la hicieron sentir mal porque no había nacido de la manera normal y también le habían hecho sentir que no era hija de sus padres. ¿Estúpido? Tal vez, pero de repente el pánico la llenó ¿Y si ahora se sentían así? Dioses ¡No! pero ¿Podrían?
Se volvió a hacer el silencio, pero antes de que alguien dijera algo más desvió la atención de la manera más sútil que encontró
—Entonces ABUELO fuiste muy gentil en ofrecernos tu palacio— dijo Bianca con una sonrisa inocente
—¡¿CÓMO TE ATREVISTE A LLAMARME?!— gritó Apolo
—Abuelo— repitió Bianca
—¡No! Definitivamente no, niña. Soy demasiado joven para que me llames así— dijo Apolo —puedes llamarme Apolo o su majestad, pero jamás de esa manera
—¿Por qué no, abue? —preguntó Bianca
—Creo que le va a dar un ataque— dijo Will en voz baja
—¿Los dioses pueden tener ataques?— preguntó Jason
—No quiero averiguarlo— dijo Will, pero ambos estaban tratando de no reír
—Eres una niña horrible— dijo Apolo
—Me lo has dicho— asintió Bianca —está bien, no te diré así delante de alguien más ¿Trato?
—No me dirás así, nunca— dijo Apolo
—Puedo decirlo enfrente de Afrodita— dijo Bianca tratando de no reírse
Apolo le dio una mirada indignada...
—Yo quiero leer— dijo la voz de Esperanza sacándola de sus pensamientos
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