FRANK IX, X
IX
Frank
—Pero hay que seguir leyendo, todavía falta mucho ¿Quién quiere seguir leyendo?— preguntó Perséfone
—Yo— dijo Miranda, le pasaron el libro —oh... Capítulo IX, Frank
—No— se quejó Frank
—Lo siento— dijo Miranda encogiéndose de hombros
—Y los dos acompañantes comparten la suerte de Percy— dijo Apolo
—Y a los acompañantes no les gustó— dijo Hazel
—Bueno, ya sabes la tradición ¿Algo que decir antes de empezar?— preguntó Leo
—Esto no puede estar pasando— suspiró Frank
—Esa frase me parece increíble —dijo Travis —super original
—Excelente frase— asintió Leo
—Entonces voy a empezar la lectura— dijo Miranda
Mientras marchaban a los juegos de guerra, Frank repasó mentalmente el día. No podía creer lo cerca que había estado de morir.
—Y que lo digas— murmuró Hazel
—Fue una entrada bastante atropellada— dijo Percy
—Así es como uno hace entradas hoy en día— comentó Leo
—Y vaya que sí— coincidió Percy
Estando de guardia esa mañana, antes de que Percy apareciera, Frank había estado a punto de contarle a Hazel su secreto.
—Arruinaste la revelación del secreto— señaló Connor
—Lamento mucho haber arruinado la revelación del secreto— dijo Percy
—Está bien, de cualquier forma creo que aún no era el momento— dijo Frank
Los dos habían pasado horas en medio de la fría niebla, observando el tráfico de la gente que iba en coche al trabajo en la autopista 24. Hazel había estado quejándose del frío.
—Daría cualquier cosa por estar caliente —dijo,
—Era para que la abrazaras— bromeó Travis
—Obviamente, todos estamos de acuerdo— asintió Katie
—Sí hacía frío— se defendió Hazel
—Pero también era para que te abrazara— dijo Piper riendo
—Cariño, todos sabemos que era para eso— señaló Afrodita
—Pero sí hacía frió— dijo Hazel sonrojada
mientras le castañeteaban los dientes—. Ojalá tuviéramos lumbre.
Incluso con la armadura puesta, estaba guapísima.
Sus amigos empezaron a hacer soniditos de burla
—Uy, los que no se gustan— dijo Connor con una carcajada
—Podemos ver a kilómetros que no se gustan— asintió Percy
—Obviamente, imagina si se gustaran— comentó Piper
A Frank le gustaba la forma en que su cabello de color tostado se rizaba alrededor de los bordes de su yelmo y el hoyuelo que se formaba en su barbilla cuando arrugaba la frente.
—Awwww— chillaron algunos de los chicos
—Chicos— murmuró Hazel sonrojada
—Lucen tan adorables— comentó Perséfone, ganándose una mala mirada de Hades
Era menuda comparada con Frank, lo que le hacía sentirse como un buey grande y torpe.
—Cariño, pero por supuesto que no luces así— señaló Afrodita
—Gracias— murmuró Frank sonrojado
—No, no luces así— dijo Hazel sonrojada
Deseaba rodearla con los brazos para darle calor, pero jamás lo haría.
—Ay chicos ¿Qué pasa con todos ustedes?— se quejó Afrodita
—Es un completo misterio— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Claro que lo es— dijo Frank
Probablemente ella le pegaría, y perdería a la única amiga que tenía en el campamento.
—No, no creo que ella te pegue— dijo Piper riendo
—En esta sala nadie cree que te vaya a pegar— comentó Katie
—Nunca apostaría por algo así— dijo Travis
—Tampoco yo, solo perdería mi dinero— dijo Connor
—Estoy completamente de acuerdo— asintió Hermes
Frank y Hazel se sonrojaron
« Yo podría encender un fuego impresionante» , pensó. Claro que solo duraría unos minutos y luego me moriría...
—¿¡Por qué dices eso!?— chilló Hazel
—Lo siento— dijo Frank — es que no lo dije
—Ya uno no puede tener sus pensamientos para sí mismos— dijo Leo negando con la cabeza
—Y que lo digas— murmuró Frank
El simple hecho de que lo considerara era espeluznante. Hazel ejercía ese efecto en él. Cada vez que ella quería algo, él sentía el impulso irracional de proporcionárselo.
—Es tan mono— chilló Afrodita
Frank se sonrojó —Gracias
—Sí es muy lindo— asintió Perséfone a Hades
—Perséfone no— masculló Hades
Quería ser el caballero chapado a la antigua que acudiera galopando en su rescate, una idea ridícula, pues ella era mucho más competente en todo que él.
—Eso no es cierto— dijo Hazel
—Tú eres demasiado competente— señaló Percy
—Mucho más que yo— asintió Hazel
—Por supuesto que no— dijo Frank negando con la cabeza
—Por supuesto que sí— dijo Hazel
—Siento que se están peleando y a la vez que se están coqueteando— bromeó Piper
Se imaginaba lo que diría su abuela: « ¿Frank Zhang galopando para rescatar a alguien? ¡Ja! Se caería del caballo y se partiría el pescuezo» .
Ares bufó
—Sabes que eso no es cierto— susurró Hazel —eres genial, Frank
Frank le sonrió
Costaba creer que solo hubieran transcurrido seis semanas desde que había abandonado la casa de su abuela: seis semanas desde el funeral de su madre.
Frank hizo una mueca
Desde entonces había pasado de todo: los lobos que habían llegado a la puerta de su abuela, el viaje al Campamento Júpiter, las semanas que había pasado en la Quinta Cohorte procurando no meter la pata hasta el fondo.
—Todos tenemos nuestros malos días— señaló Percy
—O semanas— dijo Frank
—O años— comentó Leo
Y en todo momento había conservado el trozo de leña medio quemado envuelto en tela en el bolsillo de su chaqueta. «No te separes de él —le había advertido su abuela—. Mientras esté a salvo, tú estarás a salvo.»
—Vaya— masculló Ares —así que ese es el secreto
—¿La leña es el secreto?— preguntó Katie con confusión
Frank asintió con una mueca
—¿Por qué?— volvió a preguntar Katie
—¿No hay un mito sobre eso?— dijo Bianca —recuerdo haber escuchado algo así
—No se preocupen, aquí lo explica un poco más— dijo Miranda
El problema era que ardía muy fácilmente. Recordaba el viaje hacia el sur desde Vancouver. Cuando la temperatura descendió por debajo de cero grados cerca del monte Hood,
—Por supuesto que ardería con facilidad— comentó Atenea
—Y vaya que lo hace— suspiró Frank
Hazel le dio una pequeña sonrisa de apoyo
Frank sacó el trozo de leña y lo sostuvo en sus manos, imaginándose lo agradable que sería tener una hoguera. Inmediatamente, una abrasadora llama amarilla empezó a arder en el extremo carbonizado.
—No fue divertido— murmuró Frank
—Sí, nos imaginamos que no fue nada divertido— dijo Percy
—De ninguna manera podría serlo— suspiró Hazel
La llama iluminó la noche y llenó a Frank de calor, pero notó que la vida se le escapaba, como si fuera él el que se estuviera consumiendo en lugar de la leña.
—Pues sería lo mismo— comentó Hera
Frank y Hazel hicieron una mueca
Lanzó la llama a un montón de nieve. Por un instante, siguió ardiendo. Cuando por fin se apagó, Frank dominó el pánico. Envolvió el palo y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, decidido a no volver a sacarlo. Pero no podía olvidarse de él.
—Por supuesto que no— dijo Piper —¿Cómo podías olvidarte de algo así?
—Es bastante difícil— admitió Frank
—Sí que lo sería— dijo Hestia dándole una pequeña sonrisa
Era como si alguien le hubiera dicho: « Hagas lo que hagas, no pienses en que ese palo se encienda» . De modo que no hacía otra cosa que pensar en ello.
—Eso es muy típico— dijo Leo
—Y es bastante horrible— dijo Frank
—Es que obviamente solo te puedes concentrarse en eso— asintió Percy
—Cuando no debería ser así— dijo Jason
—Lo que es muchísimo peor— murmuró Frank
Estando de guardia con Hazel, trataba de apartar la idea de su mente. Le encantaba pasar tiempo con ella.
—Ya nos dimos cuenta— asintió Katie
—Si no nos dices, ni cuenta nos damos— bromeó Connor mirando a Sammy
—No podríamos adivinar algo así— comentó Miranda
Hazel y Frank se sonrojaron al entender lo que querían decir
—Alguien les debió advertir que somos terribles personas— dijo Rachel riendo
—Creo que se darán cuenta— comentó Will
Le había preguntado por su infancia en Nueva Orleans, pero a ella le ponían nerviosa sus preguntas, de modo que charlaban de cosas intrascendentes. Intentaban hablar en francés entre ellos por pura diversión.
—El idioma del amor ¿Casualidad? No lo creo— bromeó Travis
—Estoy completamente de acuerdo con él— asintió Afrodita
—Pero eso no tenía nada que ver— murmuró Frank
—Las casualidades no existen— señaló Apolo
—Eso es cierto— asintió Rachel riendo
Hazel tenía sangre criolla por parte de madre. Frank había aprendido francés en el colegio. Ninguno de los dos dominaba bien el idioma, y el francés de Louisiana era tan distinto del de Canadá que resultaba casi imposible conversar.
—Un poco raras nuestras charlas— dijo Hazel sonriendo
—¿Un poco?— preguntó Frank
—Nos podemos imaginar que tan raro fue— dijo Piper
Cuando Frank le preguntó a Hazel qué tal se encontraba su carne de vaca ese día y ella contestó que su zapato era verde, decidieron dejarlo.
—Terminaríamos más confundidos— dijo Frank
—A ese nivel de rareza— comentó Will
—Falló la comunicación— dijo Katie
—Fue bastante difícil tratar de entendernos— asintió Hazel
Entonces llegó Percy. Cierto, Frank había visto a otros chicos luchar contra monstruos. Él mismo había luchado contra muchos en el viaje desde Vancouver. Pero nunca había visto gorgonas.
—Son realmente horribles— dijo Frank
—Estoy completamente de acuerdo contigo— asintió Percy —espero jamás volver a verlas, gracias
—Espero lo mismo— asintió Frank
Nunca había visto a una diosa en persona. Y la forma en que Percy había dominado el Pequeño Tíber... ¡Uau! A Frank le habría gustado tener poderes como esos.
Percy lo miró con incredulidad —Yo quiero tener poderes como los tuyos
—Por favor, lo dice el chico que puede crear su propio huracán— señaló Frank con una sonrisa
—Pero yo quiero ser un pez azul— dijo Percy — o un tiburón
—Eso es tener visión— asintió Leo
Los dioses los miraron con confusión
Todavía podía notar las garras de las gorgonas clavándose en sus brazos y podía percibir su aliento de serpiente con olor a ratones muertos y veneno. De no haber sido por Percy, aquellas grotescas arpías se lo habrían llevado.
—Pero ustedes también me salvaron— señaló Percy
—Esto es como una cadena de salvarse entre amigos— dijo Connor
—Ese tipo de cadenas me gustan— comentó Frank
—Son geniales— asintió Piper
Ahora sería un montón de huesos en la trastienda de un supermercado. Después del incidente que había tenido lugar en el río, Reyna había enviado a Frank al arsenal, lo que le había dado mucho tiempo para pensar.
—Eso pasa cuando estas solo y con tiempo libre— asintió Katie
—Por eso a veces es mejor no tener tiempo libre— señaló Leo
—Eso es cierto— asintió Chris
Mientras lustraba espadas se acordó de Juno, que les había advertido que debían liberar a la Muerte. Por desgracia, Frank estaba casi seguro de a lo que se refería la diosa.
—Vaya— murmuraron algunos de los chicos
—Sí y no me gustó mucho la conclusión— dijo Frank
—Creo que a mí me va a gustar menos— masculló Hades
Había intentado ocultar su sorpresa cuando Juno había aparecido, pero era exactamente como la había descrito su abuela, hasta en la capa de piel de cabra.« Ella eligió tu camino hace años —le había dicho su abuela—. Y no será fácil.»
—La verdad es que no me sorprende— dijo Apolo
—A ninguno de nosotros, de hecho— comentó Hermes
—Después de todo lo que hemos escuchado, era lógico— coincidió Perséfone
Frank suspiró
Frank miró su arco en el rincón del arsenal. Se sentiría mejor si Apolo lo reconociera como hijo.
—Por supuesto que sí, eso es lo más fabuloso que te puede pasar— dijo Apolo —lastima que no eres mío
—Es un poco dramático el reconocimiento— admitió Will
—Obviamente, deben tener un reconocimiento igual de genial que yo— dijo Apolo —en serio, lamento mucho que no seas mío
Ares bufó
Frank había estado convencido de que su padre hablaría en su decimosexto cumpleaños, que había pasado hacía dos semanas. Los dieciséis años eran un hito importante para los romanos.
Los romanos asintieron de acuerdo
Había sido el primer cumpleaños de Frank en el campamento, pero no había ocurrido nada. Entonces Frank esperaba que su padre lo reconociera en la fiesta de Fortuna, aunque a juzgar por lo que había dicho Juno, ese día estarían ocupados luchando por salvar sus vidas.
—Quien sabe, ha habido reconocimientos fuera de lo común— señaló Hermes
—Los reconocimientos fuera de lo común se recuerdan por siempre— dijo Apolo
—No si están en una batalla— dijo Artemisa rodando los ojos
—Van a necesitar salvar sus vidas— suspiró Poseidón
Los chicos hicieron una mueca
Su padre tenía que ser Apolo. El tiro con arco era lo único que a Frank se le daba bien.
—Me parece increíble que se te de bien— dijo Apolo —solo a los mejores se nos da
—Vaya, gracias— murmuró Will —me siento parte del club
—Claro, obviamente hay sus excepciones— dijo Apolo
—Me parece increíble— bromeó Percy —ahora soy parte del club
—Bueno Percy, tampoco a ese nivel de excepciones— comentó Leo riendo
—Que grosero— se quejó Percy
Hacía años, su madre le había dicho que el apellido de su familia, Zhang, significaba « maestro de arcos» en chino. Tenía que ser una pista relacionada con su padre.
Ares pensó que en algún momento había escuchado algo parecido
Frank dejó sus trapos para limpiar. Miró al techo.
—Por favor, Apolo, si eres mi padre, dímelo. Quiero ser un arquero como tú.
—Si quieres, te adopto— dijo Apolo
—Necesitaremos los papeles en regla— dijo Hermes
—Eres un idiota— señaló Ares mirando a Apolo
—Tal vez— dijo Apolo —pero tu hijo prefiere ser mío
—Uhhh eso debió doler— comentó Hermes
Mientras tanto los semidioses los miraban raro
—No, no lo quieres —murmuró una voz.
Frank saltó de su asiento. Vitelio, el lar de la Quinta Cohorte, brillaba detrás de él. Su nombre completo era Cayo Vitelio Retículo, pero los miembros de las otras cohortes lo llamaban Vitelio el Ridículo.
—Eso era un secreto a voces— comentó Jason
—Esos secretos son los que más me gustan— admitió Connor
—No nos podemos imaginar por qué lo llamaban "Ridículo"— dijo Leo
—Hazel Levesque me ha mandado a controlarte —dijo Vitelio, subiéndose el cinturón de la espada—. Y me alegro. ¡Mira el estado de este arsenal!
—No lo mandé a controlarte— dijo Hazel
—Lo mandó a ayudarte— señaló Percy
—Pero sólo si quería— dijo Hazel
—Y sí quiso— suspiró Frank
Vitelio no era el más indicado para hablar. Llevaba una toga ancha, la túnica apenas le tapaba la barriga, y la vaina de su espada se le caía del cinturón cada tres segundos, pero Frank no se molestó en señalárselo.
—No te habría hecho caso de cualquier forma— señaló Reyna
—A él nadie lo puede controlar— dijo Percy
—Y nadie se atrevería— comentó Hazel
—Los podría atravesar con su espada— comentó Frank seriamente
—¡Los arqueros son unos debiluchos! —dijo el fantasma—.
—¿Disculpa?— dijo Apolo ofendido
—Sí claro y decías que eran los mejores— bufó Ares
—Somos los mejores, él no sabe de lo que habla— señaló Apolo
—Tengo que estar de acuerdo en eso— asintió Bianca
En mi época, el tiro con arco era cosa de bárbaros. ¡Un buen romano debía luchar, destripar a su enemigo con la lanza y la espada como un hombre civilizado!
—Obviamente— murmuró Leo
—Los modales hacen al hombre— asintió Connor
—Y claro, no puedes destripar a las personas con arco y flechas— dijo Travis
—Sí puedes— dijeron Bianca y Apolo al mismo tiempo
—De acuerdo sí puedes— dijo Travis —pero se vería incivilizado
Así lo hicimos en las guerras púnicas. ¡Romanízate, muchacho!
Frank suspiró.
—Creía que estuviste en el ejército de César.
—¡Así es!
—Por supuesto que sí— dijo Hazel
—Todos sabemos que es cierto— dijo Jason
—Se notaba que era muy cierto— asintió Frank
—Vitelio, César vivió cientos de años después de las guerras púnicas. No pudiste vivir tanto tiempo.
—¿Estás poniendo en duda mi honor?
—Eso no se hace— dijo Leo negando con la cabeza
—Eso definitivamente no se hace— señaló Jason
—Tuve que aprenderlo por las malas— suspiró Frank
—Y vaya que sí fueron malas— dijo Miranda al leer lo siguiente
—Vitelio se puso tan furioso que su aura morada empezó a brillar. Desenvainó su gladius espectral y gritó—: ¡Toma esto!
Atravesó varias veces el pecho de Frank con la espada, tan mortal como un puntero láser.
—No puede ser, que terrible castigo— dijo Travis
—Para que te quede claro que no te puedes meter con él— señaló Will
—Quedó bastante claro— asintió Frank
—No puedo creer que hayas pasado por un castigo como aquel— bromeó Percy
—Es difícil de creer— comentó Rachel
—No lo hagan enojar— dijo Frank
—Ay —dijo Frank, por cortesía.
Vitelio se mostró satisfecho y guardó su espada.
—¡La próxima vez te lo pensarás dos veces antes de dudar de tus mayores!
—Tienes que respetarlos— dijo Connor
—Ya lo entendí— dijo Frank
Connor asintió —Siempre hay que respetar a nuestros mayores
—Tú no respetas a tus mayores— señaló Miranda
—Pero no lo decía por mí— argumentó Connor
A ver..., hace poco has cumplido dieciséis años, ¿verdad?
Frank asintió con la cabeza. No estaba seguro de cómo lo sabía Vitelio, pues Frank solo se lo había dicho a Hazel,
—Ellos saben cosas— dijo Leo
—Obviamente, son fantasmas— señaló Nico
—Deben tener cuidado con los secretos— bromeó Will
—Y vaya que sí— murmuró Frank
pero los fantasmas tenían formas de descubrir los secretos. Escuchar a escondidas debía de ser una de ellas.
—También eso podría ser— coincidió Percy
—Uno nunca sabe— asintió Leo
—Estaria super genial hacer eso— dijo Connor
—Pues muérete— dijo Nico
—Muchas gracias por ese consejo, pero no lo tomaré por ahora, gracias— dijo Connor
—Así que por eso eres un gladiador tan gruñón —dijo el lar—. Es comprensible. ¡El decimosexto cumpleaños es un día de madurez! Tu padre divino debería haberte reconocido, no hay duda, aunque solo fuera con un pequeño augurio.
—O con un marsupial en llamas— señaló Piper
—Afrodita, para la próxima reconoces a tus hijos con marsupiales en llamas— dijo Apolo
Afrodita hizo una mueca —Eso no tendría estilo
Tal vez pensaba que eras más pequeño. Pareces más pequeño, con esa cara mofletuda de bebé.
—Es que a veces se confunden las fechas— dijo Apolo encogiéndose de hombros
—Con tantos semidioses que somos tiene sentido— murmuró Will
—Podríamos regalarles unas agendas— comentó Leo riendo
—Espero que pronto venga otro párrafo en donde ustedes niñitos horribles sean incomodados— dijo Apolo
—Que irrespetuosos— bufó Hera
—Gracias por recordármelo —murmuró Frank.
—Sí, me acuerdo de mi decimosexto cumpleaños —dijo Vitelio alegremente —. ¡Un augurio maravilloso! Un pollo en mi ropa interior.
—¿Un pollo?— preguntó Rachel con incredulidad
—Sí, también lo dudé, pero sí leí bien— asintió Miranda
—¿Ven cómo sí hay reconocimientos fuera de lo común?— señaló Hermes
—Qué incómodo sería tener un pollo— dijo Leo
—No es como se lo están imaginando— dijo Frank
—Cualquier manera en que lo imaginemos no va a ser buena— comentó Travis
—¿Cómo?
Vitelio se hinchó de orgullo.
—¡Así es! Estaba en el río cambiándome de ropa para mi Liberalia. El rito de paso a la madurez, ya sabes.
—En realidad no sabía— murmuró Frank
—Pero ahora ya sabes— dijo Percy
—Más vale tarde que nunca— asintió Leo
—Supongo— murmuró Frank
En aquel entonces hacíamos las cosas como es debido. Me había quitado la toga de niño y estaba lavándome para ponerme la de adulto. De repente, un pollo inmaculado salió de la nada, se metió en mi taparrabos y se marchó corriendo con él.
—¿Así es como los reconocían?— dijo Miranda
—No todos— dijo Apolo —pero las señales eran bastante diferentes
—Extravagantes —señaló Artemisa
—Y creí que Piper no tenía razón con lo de su marsupial en llamas— comentó Rachel
—Ahora ves que sí— dijo Piper riendo
En ese momento no lo llevaba puesto.
—Qué bien —dijo Frank—. Si me permites decirlo, me has dado más información de la que necesitaba.
—Y a nosotros —dijo Leo
—Definitivamente— asintió Katie con una mueca
—Lo siento— dijo Frank
—Es que era una conversación entre dos— señaló Percy
—Hum —Vitelio no estaba escuchando—. Fue la señal de que descendía de Escolapio, el dios de la medicina.
Apolo asintió satisfecho. Hades le dio una mirada asesina
—Nunca pensé que así los reconociera— murmuró Piper
—Tampoco yo— dijo Jason
Apolo los miró con una ceja enarcada
Me puse mi segundo apellido, Retículo, porque significaba « prenda de ropa interior» para acordarme del feliz día en que un pollo me robó el taparrabos.
—Así que... ¿tu nombre significa Don Calzoncillos?
—Yo también entendí eso— asintió Percy
—¿Qué no aprendiste que hay que respetar a los mayores?— preguntó Leo
—Sobretodo después de aquel castigo con su espada— señaló Travis
—Pero a eso se traduce su nombre— dijo Frank
—No creo que a él le haga tanta gracia— señaló Hermes
—¡Alabados sean los dioses! Me hice cirujano en la legión, y el resto es historia —extendió los brazos generosamente—. No te rindas, muchacho. Tal vez tu padre lleve retraso.
—Mental, tal vez— tosió Apolo
—Miren quien habla— masculló Ares —el más imbécil
Los chicos trataban de no reírse
Claro que la mayoría de los augurios no son tan espectaculares como un pollo. Una vez conocí a un tipo al que le tocó un escarabajo pelotero...
—Gracias, Vitelio —dijo Frank—. Pero tengo que acabar de limpiar esta armadura...
—Gracias— corearon algunos de los chicos
—Ya no necesitábamos más imágenes mentales— dijo Katie
—Suficientes con las que tenemos— dijo Leo
—Tampoco necesitaba más imágenes así— coincidió Frank
—¿Y la sangre de gorgona?
Frank se quedó paralizado. No le había hablado a nadie de eso. Que él supiera, solo Percy le había visto guardarse los frascos en el río, y no habían tenido ocasión de hablar del tema.
Frank se sonrojó
—Uy te pillaron— dijo Connor
—Como les decía, los fantasmas saben cosas— dijo Leo
—Y que lo digas— suspiró Frank
—Vamos —lo reprendió Vitelio—. Soy curandero. Conozco las leyendas sobre la sangre de gorgona. Enséñame los frascos.
—¿Y esa es una leyenda cierta?— preguntó Katie
Frank, Hazel y Percy intercambiaron miradas, pero Apolo fue quien contestó
—Es cierta. Aunque por supuesto solo te debes arriesgar cuando estas seguro de a cual lado pertenece
Frank sacó a regañadientes los dos frasquitos de cerámica que había cogido del Pequeño Tíber. Cuando un monstruo se deshacía, a menudo quedaban botines de guerra: a veces un diente o un arma, o incluso la cabeza entera del monstruo.
—O un frasco de cerámica por lo que podemos escuchar— dijo Leo
—También son muy útiles— asintió Hazel
—Todo es útil si sabes como utilizarlo— comentó Travis
—O en su defecto, a quién vendérselo— dijo Connor
—Estoy bastante de acuerdo con ellos— dijo Hermes
Frank había sabido enseguida qué eran los dos frascos. Por tradición, le pertenecían a Percy, que había matado a las gorgonas, pero Frank no había podido evitar pensar: « ¿Y si pudiera usarlos?» .
Frank se sonrojó —Lo siento
—Está bien— dijo Percy —no pasa nada, de cualquier manera fueron útiles
—Y que lo digas— murmuró Hazel
—Por supuesto que sí— suspiró Poseidón
—Sí —Vitelio observó los frascos con aprobación—. La sangre tomada del lado derecho del cuerpo de una gorgona puede curar cualquier enfermedad, incluso devolver la vida a los muertos.
—Eso es demasiado interesante— dijo Miranda
Algunos de los chicos asintieron de acuerdo
—Y por eso ni quiera debe ser usada— masculló Hades
En una ocasión la diosa Minerva le dio un frasco de sangre a mi antepasado divino, Escolapio.
Hades bufó
—Ya supéralo— dijo Apolo
—Cállate— masculló Hades
Pero la sangre tomada del lado izquierdo de una gorgona resulta fatal al instante.
—En malas manos esa sería una información horrible— murmuró Katie
—Definitivamente— coincidió Rachel
—Por eso tienen que manejar esta información con responsabilidad— dijo Will
—Nosotros siempre— asintió Connor
—Claaaro— murmuró Katie
Y bien, ¿de qué lado es?
Frank miró los frascos.
—No lo sé. Son idénticos.
—Y eso es algo terriblemente malo— dijo Will
—Estamos completamente de acuerdo— asintió Hazel
—Ni siquiera estoy segura de saber cómo descubrieron cual era cual— dijo Sally
—Fue una historia muy divertida, mamá— asintió Percy con una sonrisa inocente
—¡Ja! Pero tienes la esperanza de que el frasco correcto resuelva tu problema con el palo quemado, ¿verdad? ¿Y que rompa tu maldición, tal vez?
—Pues sí— murmuró Frank
—¿Podría?— preguntó Rachel
—No se ha hecho— comentó Apolo
—No estoy segura de que funcionara de la misma manera— comentó Atenea
Frank se quedó tan pasmado que fue incapaz de hablar.
—No te preocupes, muchacho —el fantasma se rió entre dientes—. No se lo contaré a nadie. ¡Soy un lar, un protector de la cohorte! No haría nada que te pusiera en peligro.
—Eso está muy bien— dijo Rachel
—Pero te clavó una espada en el pecho— señaló Connor
—Qué no era muy peligrosa que digamos— dijo Apolo
—Me has clavado la espada en el pecho.
—Detalles menores— dijo Percy
—Cosas que ocurren todos los días— asintió Leo
—Por supuesto que sí— dijo Percy
—¡Confía en mí, muchacho! Siento pena por ti, cargando con la maldición del argonauta.
—¿La... qué?
—Eso es lo del leño quemado ¿Cierto?— dijo Bianca
—Precisamente eso— dijo Artemisa
—Alguien que sí está poniendo atención— señaló Apolo —ella sí va a pasar el exámen
Vitelio rechazó la pregunta con un gesto de la mano.
—No seas modesto. Tienes raíces antiguas. Griegas y romanas.
Los dioses (excepto Poseidón) miraron al chico como tratando de discernir de dónde había venido, en algunas ocasiones habían escuchado acerca de aquello, pero no estaban seguros si se trataba de lo mismo
No me extraña que Juno... —Ladeó la cabeza, como si estuviera escuchando una voz de arriba. Su rostro se demudó. Toda su aura emitió un parpadeo verde—. ¡He hablado demasiado!
—No me digas— bufó Hera
—Lo que probablemente solo dejó al chico con más preguntas— señaló Perséfone
—Y vaya que sí— suspiró Frank con una mueca
—Todo esto es sobre grandes preguntas— se quejó Leo
—Y vaya que lo es— asintió Jason
En cualquier caso, dejaré que decidas quién se queda con la sangre de gorgona. Supongo que a ese tal Percy, el recién llegado, también le vendría bien, con su problema de memoria.
—Lo lamento— volvió a decir Frank
—En serio, no te preocupes— dijo Percy con una sonrisa —eso ya pasó
Frank se preguntó qué había estado a punto de decir Vitelio y qué le había asustado tanto, pero le dio la impresión de que por una vez el lar iba a permanecer callado.
—Genial, justo cuando no necesitan que estén callados— comentó Chris
—Definitivamente— asintió Frank con una mueca
—Ya había dicho suficiente— señaló Hera
Miró los dos frascos. Ni siquiera había pensado que Percy los necesitara.
—Ese Percy para qué los iba a necesitar— bromeó Leo
—Ni idea para que le servirían— dijo Connor
—Un completo misterio para qué— dijo Percy riendo
Se sintió culpable por haber querido usar la sangre para él mismo.
—Sí, claro. Debería quedársela él.
—No lo hagas, la culpabilidad no te va a llevar a ningún lado— señaló Ares
—Lo lleva a ser una persona aún mejor— comentó Hestia
Ares hizo una mueca
—Pero si quieres que te dé un consejo... —Vitelio volvió a alzar la vista nerviosamente—. Los dos deberíais esperar a usar la sangre de gorgona. Si mis fuentes están en lo cierto, vais a necesitarla en vuestra misión.
—Yo tampoco estoy seguro de querer saber— dijo Poseidón
—Se van a divertir muchísimo cuando lo sepan— dijo Percy con una sonrisa inocente
—Sangre de gorgona y Percy Jackson me parece una combinación mala— comentó Apolo —sobretodo teniendo en cuenta que no sabemos de cual lado es
—Tal vez lo descubrieron— señaló Hermes —no creo que la vayan a utilizar sin conocer tan valiosa información
—¿Misión?
Las puertas del arsenal se abrieron de golpe.
Reyna entró como un huracán con sus galgos metálicos. Vitelio se esfumó. Puede que le gustaran los pollos, pero no le gustaban los perros de la pretora.
—Comparto el sentimiento— murmuró Percy
—Tal vez a ellos ustedes tampoco les gustan— señaló Nico
—Eso podría ser cierto— asintió Reyna
—Frank —Reyna tenía cara de preocupación—. Deja el arsenal. Ve a buscar a Hazel. Trae a Percy Jackson. Lleva demasiado tiempo allí arriba. No quiero que Octavio... —Titubeó—. Trae a Percy.
Algunos miraron a Reyna con cierta sorpresa
De modo que Frank había corrido hasta la colina de los Templos. Cuando volvían caminando, Percy le había hecho un montón de preguntas sobre el hermano de Hazel, Nico, pero Frank no sabía responderlas.
—Que chismoso eres, Percy— bromeó Leo
—Se llama curiosidad— dijo Percy sonrojado
—Ahora así le dicen— comentó Thalia
—Por supuesto que sí— dijo Percy de manera solemne
—Es legal —dijo Frank—. No es como Hazel...
—Obviamente— dijo Piper riendo
—Si le preguntamos a Will también va a decir que Nico no es como Hazel— señaló Rachel
—Tiene un punto— dijo Will
Frank, Hazel y Nico se sonrojaron
—¿A qué te refieres? —preguntó Percy.
—Esto... —Frank tosió. Quería decir que Hazel era más guapa y más simpática, pero decidió no decirlo—.
—Nos esperábamos esa respuesta— dijo Katie
—No nos sorprendió para nada— dijo Miranda
—Es como nuestro sexto sentido— asintió Travis
—Los pensamientos sí deberían ser privados— murmuró Frank
Nico es un poco misterioso. Pone nervioso a todo el mundo, con eso de que es hijo de Plutón.
—¿Y a ti no?
Frank se encogió de hombros. —Plutón mola.
—Eso no quiere decir que no piense en cómo torturarlo lentamente— masculló Hades a Perséfone
—Querido, pero el chico es una monada— susurró Perséfone
—Claro que no— dijo Hades —tendré una buena tortura preparada para él y ese mocoso insoportable de Apolo
—No creo que tus hijos estén de acuerdo— señaló Perséfone
—No les preguntaré— sentenció Hades
—¿Sabes?— susurró Leo a Calipso —si ellos no fueran dioses que me pueden incinerar les gritaría que dejaran de secretearse
—Mejor así— dijo Calipso
Él no tiene la culpa de gobernar el inframundo. Simplemente tuvo mala suerte cuando los dioses se dividieron el mundo, ¿sabes? A Júpiter le tocó el cielo, a Neptuno el mar, y a Plutón el pozo.
Hades bufó
—¿A ti no te da miedo la Muerte?
A Frank casi le entraron ganas de echarse a reír. « ¡Para nada! ¿Tienes una cerilla?»
—Frank— se quejó Hazel
—Lo siento, lo siento— dijo Frank sonrojado
—Si vuelves a decir o pensar algo así, te vamos a aventar cojines— dijo Percy
—Y caramelos de menta— señaló Leo
—Tú eres el único que tiene caramelos de menta— dijo Frank
—Y Connor— dijo Leo
Connor enseñó su caramelo
En lugar de eso dijo:
—Antiguamente, en la época de los griegos, cuando Plutón se llamaba Hades, era más bien un dios de la muerte. Cuando se convirtió en romano, se volvió más... No sé, respetable.
—Haciendole la barba al suegro— bromeó Travis
Hades le dio una mirada asesina, pero los chicos y algunos de los demás dioses se rieron de la broma del chico. Frank se sonrojó
También se convirtió en el dios de la riqueza. Todo lo que está bajo tierra le pertenece. Así que no me da mucho miedo.
—Espera y verás, mocoso— bufó Hades
—Querido— comenzó Perséfone
—Bueno, tal vez sí de miedo así— susurró Frank a Hazel
Will también volteó a ver a Nico con una ceja alzada, Nico rodó los ojos
Percy se rascó la cabeza.
—¿Cómo se convierte un dios en romano? Si es griego, ¿no debería seguir siendo griego?
—Es la pregunta del millón— dijo Travis
—Del billón mejor dicho, porque eso era muy confuso— dijo Leo
—Y lo sigue siendo— asintió Percy
—Y probablemente así seguirá— comentó Hermes
—Genial, gracias— dijo Travis
Frank dio unos pasos, pensando en ello. Vitelio habría dado a Percy una charla de una hora sobre el tema, probablemente con una presentación en PowerPoint, pero Frank lo hizo lo mejor que pudo.
—Estuvo muy bien, gracias— dijo Percy —no era necesaria una presentación
—Me alegra que te haya gustado la explicación— dijo Frank riendo
—Bastante— asintió Percy —gracias
—No hay de qué— dijo Frank
—Según los romanos, ellos adoptaron la cultura griega y la perfeccionaron.
Percy frunció el entrecejo.
—¿La perfeccionaron? ¿Como si tuviera algo malo?
—A ver, explícate jovencito— dijo Travis cruzados de brazo
Katie lo golpeó —No le hagas caso
—¡Oye!— se quejó Travis
—No, yo no me refería exactamente a eso— dijo Frank sonrojado
—No sé, todos entendimos eso— dijo Leo
—No seas grosero— masculló Calipso
Frank se acordó de lo que Vitelio había dicho: « Tienes raíces antiguas. Griegas y romanas» . Su abuela le había dicho algo parecido.
—No lo sé —reconoció—. Roma tuvo más éxito que Grecia.
Los chicos griegos miraron el libro con una mueca, los romanos se veían un poquito incómodos
Ellos crearon un enorme imperio. Los dioses se volvieron más importantes en la época romana: más poderosos y conocidos. Por eso todavía están presentes. Muchas civilizaciones se basan en Roma.
—Pero también están presentes siendo griegos— señaló Katie
—Básicamente ambas culturas fueron demasiado importantes— dijo Rachel —aunque sus semidioses no supieran unos de otros
—Así es, mi oráculo tiene toda la razón— dijo Apolo
Los dioses se volvieron romanos porque allí era donde estaba el centro del poder. Júpiter fue... más responsable como dios romano que cuando era Zeus. Marte se volvió más importante y disciplinado.
—Y ahí me di cuenta que tal vez sí había diferencias— susurró Percy a Annabeth
—¿Qué quieres decir?— preguntó Annabeth
—Marte lee— señaló Percy —sé que es muy difícil de creer, pero es cierto
—Y Juno se convirtió en una vieja hippy —observó Percy—. ¿Me estás diciendo que los antiguos dioses griegos se volvieron romanos para siempre? ¿No queda nada de los griegos?
—Debemos admitir que es un poco irónico eso— dijo Miranda
—Un semidiós griego preguntando si no queda nada de ellos— asintió Hermes
—Me encanta esa ironía en mi vida— dijo Percy
—Nos podemos dar cuenta— asintió Thalia
—Hummm... —Frank miró a su alrededor para asegurarse de que no había campistas ni lares cerca, pero las puertas principales estaban todavía a cien metros de distancia—. Es un tema delicado.
—Y vaya que sí— dijo Jason
—Delicado es una manera de describirlo— comentó Reyna
—Y que lo digas— murmuró Percy
Hay quien dice que la influencia griega sigue presente, como si siguiera formando parte de la personalidad de los dioses. He oído historias de semidioses que de vez en cuando se marchan del Campamento Júpiter.
—Esas historias también son secretos a voces— asintió Jason
—Casi se trataban como historias para no dormir— señaló Hazel
—Y funcionaban bastante bien— asintió Frank
—Sí, de hecho lo hacían— dijo Jason
Rechazan la formación romana y tratan de seguir las antiguas costumbres griegas, como ser unos héroes solitarios en lugar de trabajar en equipo como la legión.
—Esperen— dijo Connor —¿Alguno de ellos entonces podría llegar al Campamento Mestizo?
Todos los chicos griegos voltearon a ver a Quirón
—Es complicado— dijo el centauro incómodo —ellos nacen como romanos y que puedan encontrar el camino a nuestro campamento es terriblemente difícil sin nada que los guíe
En la Antigüedad, cuando se produjo la caída de Roma, la mitad oriental del Imperio sobrevivió: la mitad griega.
—Somos geniales— dijo Travis riendo
—obviamente hermano— dijo Connor
—Estamos de acuerdo— asintió Chris
Percy se lo quedó mirando.
—No lo sabía.
—Se llamaba Bizancio —a Frank le gustaba decir esa palabra. Sonaba guay
—Suena muy genial— asintió Percy
—Ese tipo de palabras que quisieras utilizar en todo— dijo Bianca
—Pero si se usaran tan seguido dejarían de ser especiales— señaló Zoë
—. El Imperio de Oriente duró otros mil años, pero siempre fue más griego que romano. Para aquellos como nosotros que siguieron la tradición romana, es un tema espinoso.
—Nos podemos imaginar— dijo Will
—Por eso que bueno que Percy no completó la profecía en griego antiguo— señaló Miranda
—A veces tomo buenas decisiones —dijo Percy
—Muy a veces— dijo Thalia
Por eso, independientemente del país donde nos instalemos, el Campamento Júpiter siempre está en la parte occidental: la parte romana del territorio. Se considera que la parte oriental trae mala suerte.
—Lo mismo, pero al revés— comentó Miranda
—De hecho eso lo explica bastante bien— dijo Connor
—Qué increíble explicación— asintió Katie
—Lo sé— dijo Miranda riendo
—Ah.
Percy frunció la frente.
Frank entendía que se sintiera confundido. A él también le daba dolor de cabeza el tema de griegos y romanos.
—Todos estamos totalmente de acuerdo en eso— asintió Leo
Todos los chicos asintieron
—Para eso sí se coordinan— señaló Apolo
—Para eso y para que les caiga mal tu legado— dijo Hermes
Llegaron a las puertas.
—Te llevaré a los baños para que te laves —dijo Frank—. Pero antes, respecto a los frascos que encontré en el río...
—Ese tema era importante— dijo Leo
—Sí lo era— asintió Frank con un suspiro
—Tal vez, pero solo un poco— dijo Percy
—Sangre de gorgona —dijo Percy—. Un envase cura. El otro es un veneno mortal.
Frank abrió mucho los ojos.
—¿Lo sabes? Oye, no iba a quedármelos. Simplemente...
—Los estaba inspeccionando— señaló Connor
—Estaban pasando por control de calidad— dijo Leo
—Claro que sí, todo debe ser 100% seguro— dijo Travis
—Me alegra que hayan pasado el control de calidad— asintió Percy
—Sé por qué lo hiciste, Frank.
—¿Lo sabes?
—Sí —Percy sonrió—. Si hubiera entrado en el campamento con un frasco de veneno, hubiera quedado mal. Intentabas protegerme.
—Obviamente— dijo Leo
Algunos de los chicos y un par de dioses miraron a Percy con una pequeña sonrisa, era un poco lindo lo que había pensado sobre los frascos y las razones de Frank, Percy se sonrojó ante las miradas
—Ah... claro —Frank se secó el sudor de las palmas de las manos—. Pero si averiguáramos qué frasco es bueno y qué frasco es malo, podría curarte la memoria.
—El pequeño problema es cómo saber cual es cual— señaló Will
—Es un detalle menor— bromeó Percy
—Sí, supongo que lo era— dijo Will
La sonrisa de Percy desapareció. Miró al otro lado de las colinas.
—Tal vez... Pero de momento deberías guardar esos frascos. Se avecina una batalla. Puede que los necesitemos para salvar vidas.
—Por supuesto que sí— dijo Sally dándole una sonrisa orgullosa
Percy le sonrió
Frank lo miró fijamente, un tanto asombrado. Percy tenía la oportunidad de recuperar la memoria, ¿y estaba dispuesto a esperar por si otra persona necesitaba más la pócima que él?
—Debíamos tener en cuenta a que nos enfrentábamos— dijo Percy
—Eres muy noble cariño— dijo Hestia
Percy se sonrojó y se removió incómodo —-No es para tanto, yo creo que cualquiera lo hubiera hecho
—No, no cualquiera lo hubiera hecho— murmuró Frank apenado
Se suponía que los romanos eran desinteresados y que ayudaban a sus compañeros, pero Frank no estaba seguro de que otra persona en el campamento hubiera hecho lo mismo.
—Yo creo que sí— dijo Percy
Muchos de los chicos negaron con la cabeza
—Entonces ¿no te acuerdas de nada? —preguntó Frank—. ¿Familia, amigos...?
Percy toqueteó las cuentas de barro de su collar.
—Solo destellos. Una novia...
—Awww— dijo Afrodita
—Son tan lindos— dijo Piper
—Piper— masculló Annabeth —¿En serio vas a empezar?
—Lo siento— dijo Piper riendo —necesitaba hacerlo
Pensaba que estaría en el campamento... — Miró con cautela a Frank, como si estuviera tomando una decisión—. Se llamaba Annabeth. No la conocerás, ¿verdad?
Frank negó con la cabeza.
—Tenía que preguntar— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Por supuesto que tenías que hacerlo, querido— asintió Afrodita
—Estamos de acuerdo en que tenías que hacerlo— dijo Perséfone
—No te podias quedar con la duda— dijo Sally
Annabeth le sonrió a Percy
—Conozco a todo el mundo en el campamento, pero no conozco a ninguna Annabeth. ¿Y tu familia? ¿Es mortal tu madre?
—Supongo... Probablemente estará muerta de preocupación.
Percy le sonrió a Sally con inocencia
—Eso era poco— masculló Sally
—Lo siento— murmuró Percy
Sally suspiró
¿Tu madre te ve a menudo?
Frank se paró en la entrada de los baños. Cogió unas toallas del cobertizo del material.
Frank se removió incómodo
—Murió.
Percy frunció el entrecejo.
—¿Cómo?
Normalmente Frank mentiría.
Leo miró a Frank con una mueca, él entendía eso. Se hizo un pequeño silencio en la sala
Contestaría que había sido un accidente y pondría fin a la conversación. Si no, perdía el control de sus emociones. No podía llorar en el Campamento Júpiter. No podía mostrar debilidad. Pero con Percy le resultaba más fácil hablar.
—Gracias— dijo Percy
—Percy tiene ese don— dijo Katie
—Y que lo digas— murmuró Thalia
—No creo que sea tanto como un don— dijo Percy
—Yo creo que sí— señaló Jason
—Murió en la guerra —dijo—. En Afganistán.
—¿Estaba en el ejército?
—Sí. Canadiense.
A pesar de lo delicado del tema, muchos miraron a Frank impresionados
—Adivino, no lo sabían— suspiró Frank
—Adivinaste bien— dijo Travis
—¿Canadá? No sabía...
—La mayoría de los estadounidenses no lo saben —Frank suspiró—. Pero sí, Canadá tiene tropas allí.
—Cada día se aprende algo nuevo— murmuró Katie
—Al menos ya lo saben— asintió Frank
—No me lo imaginaba— comentó Miranda
Mi madre era capitana. Fue una de las primeras mujeres que murió en combate. Salvó a unos soldados que se quedaron atrapados por el fuego enemigo. Ella... no sobrevivió. El funeral fue justo antes de que yo viniera aquí.
—Que mujer tan valiente— murmuró Ares para sí mismo
Frank hizo una mueca
Percy asintió con la cabeza. No le pidió más detalles, cosa que Frank agradeció. No dijo que lo sentía, ni hizo ninguno de los bienintencionados comentarios que Frank detestaba: « Pobre. Debió de ser muy duro para ti. Mi más sentido pésame» .
Leo y Frank intercambiaron una mirada de comprensión
—Esos comentarios son horribles— murmuró Leo
—Lo peor que pueda existir —asintió Frank
—Lo peor que toda la gente los sigue utilizando— masculló Leo
Era como si Percy se hubiera enfrentado a la muerte antes, como si supiera lo que era el dolor. Lo importante era escuchar. No hacía falta que dijeras que lo sentías.
Algunos de los chicos asintieron de acuerdo, comentarios del tipo "lo siento" siempre venían sobrando cuando se trataba de un dolor así, lo malo es que la gente no lo entendía y creían que hacían lo correcto.
Lo único que servía era seguir adelante.
—¿Qué tal si me enseñas los baños? —propuso Percy—. Estoy hecho un asco.
Frank forzó una sonrisa.
—Sí. Un poco sí que lo estás.
—Bastante en realidad— asintió Percy
—Pero no te lo quiso decir— dijo Travis
—Percy se lo dijo a sí mismo— señaló Miranda
—Era la verdad y esperaba que nadie lo dijera— comentó Percy
—Qué bueno que no lo dije— comentó Frank
Mientras entraban en la sauna, Frank pensó en su abuela, su madre y su infancia maldita, gracias a Juno y su trozo de leña. Casi deseaba poder olvidar su pasado, como había hecho Percy.
—Yo creo que todos los recuerdos, hasta los malos, forman parte de la persona que eres— murmuró Percy con una mueca
—Tienes toda la razón— suspiró Frank
—No puedo decir lo contrario, sesos de alga— murmuró Annabeth tomándolo de la mano
X
Frank
Frank no recordaba gran cosa del funeral propiamente dicho.
Frank hizo una mueca —No puede ser
—Es un poco irónico ¿No?— preguntó Leo a nadie en particular —es de los momentos que cambian tu vida horriblemente y ni siquiera lo puedes recordar como es debido
—Y que lo digas— murmuró Frank
Algunos de los chicos hicieron una mueca
De lo que sí se acordaba era de las horas previas, cuando su abuela había salido al jardín y lo había encontrado disparando flechas a su colección de porcelana.
—No se desquiten con la porcelana, no es buena idea— murmuró Frank
—Gracias por el consejo— asintió Connor
—Cuando quieras— dijo Frank
La casa de su abuela era una laberíntica mansión de piedra gris de casi cinco hectáreas en North Vancouver. Su jardín trasero llegaba hasta el parque de Lynn Canyon.
Hazel, Frank y Percy intercambiaron miradas, recordando el jardín, la casa y todo lo que había pasado durante el viaje para cumplir su misión
Era una mañana fresca y lloviznosa, pero Frank no notaba el frío. Llevaba un traje de lana negro y un abrigo negro que habían pertenecido a su abuelo. A Frank le había sorprendido y le había impresionado descubrir que le quedaban bien.
—Eso siempre es una impresión— dijo Leo
—Y vaya que lo fue— asintió Frank
—Nunca imaginarías que eso pudiera pasar hasta que te pruebas la ropa— dijo Travis
La ropa olía a bolas de naftalina húmedas y jazmín. La tela picaba pero abrigaba. Con el arco y el carcaj, debía de parecer un mayordomo muy peligroso.
—Y a la moda— suspiró Frank
—Eso es importante— asintió Leo
—Nadie se metería contigo— señaló Percy
—Eso me parecía bien— suspiró Frank
Había cargado parte de la porcelana de su abuela en un carrito y lo había llevado al jardín, donde había colocado los blancos sobre los viejos postes de la cerca situados en el límite de la finca. Había estado disparando tanto tiempo que los dedos se le estaban empezando a entumecer. Con cada flecha que disparaba, se imaginaba que eliminaba sus problemas.
—Ojala eso se pudiera— murmuró Charles para sí mismo. No quería ir a esa parte, pues recordar todo lo que pasó en el día 0 y después de eso, todavía era horrible y lamentablemente entendía de manera muy cercana los pensamientos de Frank. Lo peor de esas situaciones es que casi nunca te sentías triste, pero sí sumamente enfadado
Francotiradores en Afganistán. « Zas.» Una tetera estalló con una flecha por la mitad.
La medalla al sacrificio, un disco de plata con una cinta roja y negra concedida por la muerte en el cumplimiento del deber, entregada a Frank como si fuera algo importante, algo capaz de arreglarlo todo. « Paf.»
—Y realmente no arreglaba nada— dijo Frank
—Pero se sentía bien— señaló Leo
—Y vaya que lo hacía— suspiró Frank
Una taza de té fue a parar al bosque dando vueltas.
El oficial que vino a decirle: « Tu madre es una heroína. La capitana Emily Zhang murió intentando salvar a sus compañeros» . « Crac.» Un plato azul y blanco se hizo añicos.
Ares miró al libro un poco incómodo, pero aún así estaba sumamente impresionado por el valor que había demostrado la mujer, era simplemente increíble
El castigo de su abuela: « Los hombres no lloran. Y menos los hombres de la familia Zhang. Lo soportarás, Fai» .
—Bueno cariño, no tiene nada de malo llorar— dijo Hestia — a veces hasta es necesario
—Mi abuela no lo veía de la misma forma— susurró Frank
Hazel le tomó la mano
Nadie lo llamaba Fai salvo su abuela.
« ¿Qué clase de nombre es Frank? —lo regañaba—. Ese no es un nombre chino.»
—Pero tú no te pusiste tu nombre— comentó Travis
—Es lo peor— dijo Frank
—Bueno, tu nombre en algunos lugares significa "libre". Los nombres tienen poder, por algo te lo pusieron— señaló Apolo
—Vaya, no lo había visto de esa manera— dijo Frank
« Yo no soy chino» , pensaba Frank, pero no se atrevía a decirlo. Su madre le había dicho hacía años: « No discutas con la abuela. Eso solo la hará sufrir más» .
—Esa es una buena razón para no discutir— dijo Leo
—Era la mejor razón del mundo— asintió Frank
Ella tenía razón. Y ahora Frank no tenía a nadie más que a su abuela.
«Pam.» Una cuarta flecha impactó en el poste de la cerca y se clavó en él, vibrando.
—Me encanta ese increíble manejo del arco— asintió Apolo
—Gracias— dijo Frank sonrojado
—Creo que Apolo quiere adoptar a Frank— susurró Rachel a Will
—Yo también lo creo— asintió Will —¿Se podría?
—No tengo ni idea, pero ve despejando una cama en la cabaña— bromeó Rachel
—Fai —dijo su abuela.
Frank se volvió.
La mujer sujetaba con firmeza un cofre de caoba del tamaño de una caja de zapatos que Frank no había visto nunca.
Frank suspiró —Y no estaba seguro de querer verla
—¿Era donde tenía el leño?— preguntó Hazel en voz baja
—Sí lo era— suspiró Frank
Hazel le dio una sonrisa de apoyo
Con su vestido negro de cuello alto y su severo moño de cabello gris, parecía una maestra de escuela del siglo XIX.
—Sí lo parecía— murmuró Frank
—Nos podemos dar una clara idea de ella— asintió Hermes
—Claro que sí— dijo Connor
Su abuela contempló la carnicería: la porcelana en el carrito, los fragmentos de sus juegos de té favoritos esparcidos por el césped, las flechas de Frank sobresaliendo del suelo, los árboles, los postes de la cerca y una flecha en la cabeza de un sonriente gnomo de jardín.
—No le fue muy bien a ese gnomo— dijo Frank
—Estuvo en el lugar y en el momento equivocado— dijo Leo
—Igual que la porcelana de mi abuela— asintió Frank con una mueca
Leo asintió de acuerdo
Frank pensó que se pondría a gritar o que le pegaría con la caja. Él nunca había hecho algo tan grave. Nunca se había sentido tan furioso.
Frank suspiró recordando esos momentos, no entendía por qué debía venir todo eso en los libros, era una falta de respeto a la privacidad
La cara de su abuela rebosaba amargura y desaprobación. No se parecía en nada a la madre de Frank. Se preguntaba cómo su madre había salido tan simpática, siempre risueña y amable.
—Todas las personas ven las cosas siempre de diferentes maneras— comentó Perséfone
—Además no creo que tu abuela siempre haya sido así— señaló Artemisa
—Es un poco difícil de imaginar— murmuró Frank
Frank no se imaginaba a su madre creciendo con su abuela como tampoco se la podía imaginar en el campo de batalla, aunque probablemente las dos situaciones no se diferenciaban tanto.
Ares miraba con curiosidad el libro, todos los mortales tenía cierto grado de valentía, pero eran pocos los que se arriesgaban con otras personas y seguían manteniendo esa cara amable. Podía entender por qué la mujer había llamado la atención de su parte romana
Esperó a que su abuela estallara. Tal vez lo encerrara y no tuviera que ir al funeral. Quería hacerle daño por portarse tan mal continuamente, por dejar que su madre fuera a la guerra, por regañarlo para que lo superara. Lo único que a ella le importaba era su estúpida colección.
—Ahora sabes que no es cierto— susurró Hazel
—Lo sé— suspiró Frank —era su forma de demostrar las cosas
—Lo importante es que entiendes un poco más sus razones— murmuró Hazel
—Un poco— asintió Frank
—Deja ese ridículo comportamiento —dijo su abuela. No parecía muy irritada—. Es indigno de ti.
—Creo que lo dijo por compromiso— murmuró Frank
—Es probable— asintió Leo
Para gran asombro de Frank, apartó de una patada una de sus tazas de té favoritas.
—El coche llegará pronto —dijo—. Debemos hablar.
Frank suspiró —En serio ya quiero que el capítulo acaba
—Te entiendo— dijo Hazel
—Ya no falta mucho— comentó Miranda
—Aunque es probable que venga otro sobre mí ¿Verdad?— preguntó Frank a nadie en particular
—Sí— asintió Percy —al parecer son dos y dos
Frank se quedó mudo de asombro. Miró más atentamente la caja de caoba. Por un instante, se preguntó si contenía las cenizas de su madre, pero era imposible. Su abuela le había dicho que habría un entierro militar. Entonces ¿por qué sujetaba su abuela la caja con tanta cautela, como si el contenido le causara tristeza?
—Y ahora ya lo sé— suspiró Frank
Hazel le dio un suave apretón en la mano —Pero era importante que conocieras el contenido de esa caja
—Supongo que de cierta manera lo era— dijo Frank
—Por supuesto que sí— asintió Hazel
—Entra —dijo.
Sin esperar a ver si Frank la seguía, la mujer se volvió y entró en la casa.
—Hay personas que tienes que seguir aunque no lo quieras— comentó Apolo
—Y vaya que sí— asintió Leo
—Es un don de ciertas personas— dijo Rachel
—Un don muy útil— dijo Frank
—Es cierto— comentó Percy
En el salón, Frank se sentó en un sofá de terciopelo, rodeado de antiguas fotos familiares, jarrones de porcelana demasiado grandes para su carrito y banderas de caligrafía chinas. Frank no sabía lo que decía la caligrafía.
—Pero se veían bien— dijo Frank
—Sería muy malo que no se vieran bien— dijo Travis
—Por supuesto que sí, sobretodo para mi abuela— asintió Frank
—Nos imaginamos— dijo Connor
Nunca había tenido mucho interés por aprender. Tampoco conocía a la mayoría de las personas de las fotografías.
—Es importante que conozcas tu historia, chico— señaló Ares
Frank hizo una mueca, pero asintió
Cada vez que su abuela empezaba a sermonearlo sobre sus antepasados — cómo habían venido de China y habían prosperado en el negocio de la importación-exportación
—Vaya— dijo Hermes impresionado
—Eso es genial— asintió Chris
—Gracias— dijo Frank
—Y se pone más interesante— comentó Miranda
y cómo, con el tiempo, se habían convertido en una de las familias chinas más ricas de Vancouver—, era un rollo, la verdad.
—Tenías razón Miranda, eso es impresionante— dijo Connor
—Lo sé, suena super genial— asintió Miranda
—Todos estamos de acuerdo en eso— comentó Piper
—Gracias chicos— murmuró Frank
Frank era canadiense de cuarta generación. Le daban igual China y todas aquellas rancias antigüedades. Los únicos caracteres chinos que reconocía eran el apellido de su familia: Zhang. « Maestro de arcos.» Eso molaba.
—Estoy de acuerdo— asintió Apolo
—Tendré que preguntarle cual es su color favorito para preparar la cama para él— bromeó Will a Rachel
—Te lo dije, si sigue así Apolo lo adopta— asintió Rachel —espero que tengas espacio disponible
—Yo también lo espero— asintió Will
Su abuela se sentó a su lado, con una postura rígida y las manos dobladas sobre la caja.
—Tu madre quería que tuvieras esto —dijo con reticencia—. Lo guardaba desde que eras un bebé.
Frank hizo una mueca —Y aquí vamos
—Descuida, Miranda dijo que ya no faltaba mucho del libro— comentó Hazel
—Eso espero, creo que estuvo demasiado largo— señaló Frank
Hazel le sonrió
Cuando se marchó a la guerra, me lo confió a mí. Pero se ha ido, y dentro de poco tú también te irás.
A Frank se le revolvió el estómago.
—¿Me iré? ¿Adónde?
—Era la pregunta del millón— suspiró Frank —no sé cómo podemos tener tantas preguntas del millón
—Nosotros tampoco, pero de todos modos debemos tenerlas— dijo Percy
—Son importantes— asintió Jason
—Yo soy vieja —contestó su abuela, como si fuera un anuncio sorprendente —. Muy pronto yo también tendré una cita con la Muerte.
Frank, Hazel y Percy se miraron con una mueca
No te puedo enseñar las técnicas que necesitarás, y no puedo ocultar esta carga. Si le pasara algo, no me lo perdonaría nunca. Te morirías.
—Era mejor que te lo dijera— murmuró Hazel
—Por supuesto que sí— dijo Frank —aunque no lo quisiera
Hazel asintió
Frank no estaba seguro de haber oído bien. Parecía que hubiera dicho que su vida dependía de aquella caja.
—Más bien del contenido de la caja— dijo Frank
—Literalmente— dijo Leo
—Por eso no siempre me gustan las cosas literales— señaló Frank
Se preguntaba por qué no la había visto antes. Ella debía de haberla tenido encerrada en el desván: la única habitación en la que Frank tenía prohibido explorar. Ella siempre había dicho que guardaba sus tesoros más valiosos allí arriba.
—Eso podría ser— asintió Leo
—Tal vez por eso te tenía prohibida la entrada ahí— señaló Percy
—Creo que eso tendría sentido— comentó Frank
—La verdad es que suena bastante lógico— dijo Bianca
Le dio la caja. Él levantó la tapa con las manos temblorosas. Dentro, acolchado en forro de terciopelo, había un objeto aterrador, capaz de cambiar su vida e increíblemente importante: un palo.
—Si lo pones así, suena bastante mal— comentó Apolo
—Fue la primera impresión— murmuró Frank
—Las primeras impresiones son importantes— asintió Apolo
Frank hizo una mueca
Parecía madera de deriva: dura y lisa, tallada con una forma ondulada. Era casi del tamaño de un mando a distancia de televisión. Tenía la punta chamuscada. Frank tocó el extremo quemado. Todavía estaba caliente.
—¿Eso era posible?— preguntó Miranda
—Creo que ya no podemos decir que algo no sea posible— argumentó Zoë
—Eso es demasiado cierto— asintió Perséfone
—Y que lo digan— suspiró Poseidón
Las cenizas le dejaron una mancha negra en el dedo.
—Es un palo —dijo.
No entendía por qué su abuela estaba tan tensa y seria por algo
—Como les dije, la primer impresión no fue muy buena— comentó Frank
—Nos damos cuenta de ello— asintió Miranda
—Pero por otro lado, creo que cualquiera hubiera reaccionado de la misma forma— dijo Katie
Los chicos asintieron de acuerdo
A la mujer le brillaban los ojos.
—Fai, ¿sabes algo de profecías? ¿Sabes algo de dioses?
Las preguntas le incomodaron. Pensó en las ridículas estatuas doradas de inmortales chinos que su abuela tenía,
—Esa mujer me está cayendo muy bien— murmuró Ares
—Por supuesto que sí — dijo Frank
en sus supersticiones a la hora de colocar los muebles en determinados sitios y de evitar números que traían mala suerte.
—A veces debes de tener cuidado con esas cosas— señaló Apolo
—¿En serio?— preguntó Bianca
—Por supuesto que sí, todas esas creencias vienen de algun lado, más vale andarse con cuidado— asintió Apolo
Las profecías le hacían pensar en las galletas de la suerte, que ni siquiera eran chinas —en realidad, no—,
—¿Cómo? ¿Otro engaño?— preguntó Connor
—Sí, lo siento mucho— dijo Frank con una pequeña sonrisa
—No entiendo cual es el afán de engañarnos— dijo Connor
—La publicidad para los negocios, tal vez— señaló Annabeth
—Este engaño si me dolió— se quejó Connor
pero los matones del colegio le molestaban con chistes sobre frases estúpidas como « Confucio dice...» y todas esas chorradas.
—Que cliché— señaló Leo
—Estoy de acuerdo, que falta de imaginación— dijo Travis
—La verdad es que estoy de acuerdo con eso— asintió Frank —casi parecía que no sabían nada más
Frank nunca había estado en China. No quería tener nada que ver con ese país.
Pero, por supuesto, su abuela no quería oír eso.
—Por supuesto que no— dijo Frank
—De ninguna manera— dijo Percy con una pequeña sonrisa
—Un poco, abuela —contestó—. No mucho.
—La mayoría de la gente se habría burlado de la historia de tu madre —dijo ella—. Pero yo no. Sé de profecías y de dioses.
—Vaya— dijo Apolo —esa mujer también me está cayendo bien a mí
Ares resopló
Griegos, romanos, chinos... se cruzan en nuestra familia. Yo no puse en duda lo que me contó de tu padre.
—Espera... ¿Qué?
—Tu padre era un dios —dijo ella sin rodeos.
—Wow, normalmente le dan más vueltas a eso— dijo Hermes
—Te lo dijo sin una introducción ni nada— comentó Travis
—Creo que habría estado bien un aviso o algo— dijo Frank
—Un "y de ahora en adelante vienen cosas raras"— señaló Percy
—Eso es mejor— asintió Frank
Si su abuela hubiera tenido sentido del humor, Frank habría pensado que estaba bromeando. Pero su abuela nunca gastaba bromas. ¿Se estaba volviendo senil?
—¡Deja de mirarme con la boca abierta! —le espetó—. No estoy mal de la cabeza.
—Te contestó— señaló Travis
—Era como su sexto sentido— dijo Frank
—Qué sexto sentido tan genial— dijo Travis
—A veces— murmuró Frank
¿Nunca te has preguntado por qué tu padre no volvió?
—Estaba... —dijo Frank titubeando. Perder a su madre ya era bastante doloroso. No quería pensar también en su padre—. Estaba en el ejército, como mamá. Desapareció en combate. En Irak.
—Vaya— murmuraron algunos de los chicos
Frank hizo una mueca. Ares se veía un poco incómodo en su trono
—Bah. Era un dios. Se enamoró de tu madre porque era una guerrera nata. Era como yo: fuerte, valiente, buena y hermosa.
Y esas eran cualidades que por supuesto Ares ni su contraparte romana no podían pasar por alto
Fuerte y valiente, Frank no lo dudaba. Imaginarse a su abuela como buena o hermosa era más difícil.
—No seas grosero— dijo Leo
Frank se sonrojó —Era un poco difícil
—Eso no se dice— señaló Connor
—Pero no lo dijo— comentó Miranda —lo pensó
—Eso no se piensa— corrió Connor
Seguía sospechando que había perdido la chaveta, pero preguntó:
—¿Qué clase de dios?
—Un dios romano —respondió ella—. Aparte de eso, no sé nada.
—Aunque poniéndolo en contexto creo que era un poco obvio de quien se trataba— comentó Apolo
—Creo que sí— suspiró Frank
—Aunque sé que querías que fuera yo porque obviamente son fabuloso— dijo Apolo
—Repitelo hasta que te lo creas— masculló Ares
Tu madre no me lo dijo o quizá ella tampoco lo sabía. No me extraña que un dios se enamorara de ella, teniendo en cuenta a nuestra familia. Debió de descubrir que ella tenía sangre ancestral.
—De acuerdo, esto es interesante— dijo Atenea
Los dioses siguieron mirando a Frank como si eso pudiera develar todos sus secretos
—Espera... Somos chinos. ¿Por qué un dios romano querría salir con una canadiense china?
Los orificios nasales de su abuela se ensancharon.
—Si te hubieras molestado en aprender la historia de la familia, Fai, lo sabrías.
—Es por eso que debiste conocer tu historia— señaló Ares
—Pero ya la está aprendiendo, que es lo importante— comentó Deméter
China y Roma no son tan distintas, ni están tan separadas como podrías creer. Nuestra familia es de la provincia de Gansu, una ciudad antiguamente llamada Li-Jien. Y antes de eso..., bueno, como he dicho, sangre ancestral. La sangre de príncipes y héroes.
Muchos de los chicos miraron asombrados a Frank
—¿Y aún así no querías conocer tu historia?— preguntó Zoë
—Pero no lo sabía— señaló Bianca
—¿Me adoptas?— preguntó Connor
—¡Oye!— dijeron Hermes y Travis al mismo tiempo
Frank se limitó a mirarla fijamente.
Ella suspiró exasperada.
—¡Estoy desperdiciando saliva con este muchacho! Descubrirás la verdad cuando vayas al campamento.
—Tal vez no en cuanto vaya— murmuró Frank
—Pero en algún momento— asintió Hazel
—Por eso dicen que más vale tarde que nunca— señaló Leo
Tal vez tu padre te reconozca, pero de momento debo explicarte qué es el trozo de leña.
Señaló la gran chimenea de piedra.
—Poco después de que tú nacieras, una visita apareció en nuestro hogar.
—Vamos a adivinar quién era la visita— dijo Apolo
—Es lo más difícil que he hecho en toda mi vida— comentó Hermes
Hera rodó los ojos
Tu madre y yo estábamos sentadas aquí, en el sofá, en el mismo sitio donde tú estás sentado. Tú eras una criatura, envuelto en una manta azul, y ella te estaba meciendo en sus brazos.
—Qué lindura— dijo Perséfone, haciendo sonrojar a Frank
Parecía un recuerdo agradable, pero su abuela lo evocaba en un tono amargo, como si ya entonces supiera que Frank se convertiría en un zoquete grande y torpe.
—Ella no pensaba eso— señaló Hazel
—Creo que lo hacía, al menos un poco— dijo Frank
—Ella sabía que harías cosas muy importantes— dijo Hazel —y no se equivocaba
—Una mujer apareció entre el fuego —continuó—. Era una mujer blanca (una gwai poh), vestida de seda azul, con una extraña capa que parecía la piel de una cabra.
—Una cabra —repitió Frank aturdido.
—Es lo que más lo sorprendió— señaló Hermes
—Por supuesto era lo que más sonaba raro— dijo Apolo
—Más que alguien apareciendo entre el fuego— asintió Frank
—Es comprensible— dijo Leo
Su abuela frunció el entrecejo.
—¡Sí, límpiate las orejas, Fai Zhang! ¡Soy demasiado vieja para repetirlo todo dos veces! La mujer de la piel de cabra era una diosa. Yo siempre percibo estas cosas.
—Que increíble mujer— dijo Apolo
Hera estaba satisfecha de sí mismo por haber escogido ella misma a los héroes que serían necesarios para la misión
Sonrió al bebe, a ti, y le dijo a tu madre, en perfecto mandarín, nada menos: « Él cerrará el círculo. Devolverá a tu familia a sus raíces y te colmará de honor» .
Ares miró algo impresionado a su hijo, como si a pesar de todo aun no pudiera creer eso. La mirada del dios de la guerra hizo que Frank se removiera incómodo
Su abuela resopló.
—Yo no le llevo la contraria a las diosas, pero esta no veía el futuro con claridad. En cualquier caso, dijo: « Irá al campamento y allí restablecerá tu reputación. Liberará a Tánatos de sus cadenas heladas...».
Hades resopló
—Y eso suena realmente horrible— dijo Perséfone
—Y vaya que lo hace— masculló Hades con una mueca
—Y fue peor de lo que piensan— murmuró Hazel para sí misma
—Espera. ¿A quién?
—A Tánatos —dijo su abuela con impaciencia—. El nombre griego de la Muerte. ¿Puedo seguir sin que me interrumpas?
—Pero es divertido interrumpir— murmuró Travis
—Sí, ya nos dimos cuenta, ahora cállate— dijo Miranda
—¿Y si no quiero?— preguntó Travis
—Katie, cállalo— dijo Mirada
—¡A besos!— gritó Leo, haciendo sonrojar a Travis y Katie
—¿Por qué se desvían así del tema?— preguntó Apolo
Los chicos se encogieron de hombros
La diosa dijo: « La sangre de Pilos es abundante en el niño por parte de madre. Tendrá el don de la familia Zhang, pero también tendrá los poderes de su padre» .
Y ahí los dioses se dieron cuenta y se sintieron como idiotas por no descubrirlo antes
—Así que ese don— dijo Ares —¿Sabes manejarlo?
Frank asintió
—Perfecto. Impresionanos convirtiéndote en algo peligroso como una pantera o un dragón o algo por el estilo
—O un panda— agregó Zoé casualmente
Todos voltearon a ver a Frank. Frank lo pensó por un momento y finalmente aceptó, en su lugar pronto apareció un panda
— ¡Sí! — gritó Zoé levantándose de su lugar y yendo hacia él
—No era lo que esperaba, pero al menos lo sabe manejar— masculló Ares
—Es impresionante la forma en que Frank puede cambiar y la forma en la que Zoé se levantó, no creí que nadie pudiera hacerlo tan rápido— dijo Connor
—Es tan bonito— chilló Zoé — yo quiero uno así
Recibió algunas miradas divertidas, otras que parecían considerarla tierna y otras más que parecían no saber por qué actuaba de esa manera
—No sé, yo creo que Zoé podría secuestrar a Frank— susurró Percy a Annabeth
—Tiene doce años— murmuró Annabeth, Percy la miró — de acuerdo, puedes tener razón, Frank podría estar en peligro
—Zoe— comenzó Charles
— Un ratito más— se quejó Zoé — ¿Sí puedo?— preguntó a nadie en particular
El panda Frank asintió. Así que tuvieron que esperar pacientemente hasta que la chica se quiso separar de el, con alguno resoplidos por parte de ciertos dioses
De repente, la historia de la familia de Frank no resultaba aburrida. Ardía en deseos de preguntar qué significaba todo aquello: poderes, dones, sangre de Pilos. ¿Qué era ese campamento y quién era su padre? Pero no quería interrumpir otra vez a su abuela. Quería que siguiera hablando.
—Así ya no era tan divertido interrumpir— señaló Leo
—Aprendí la lección, gracias— masculló Travis
—No veo que la hayas aprendido— dijo Miranda
—Todo eso sobre dones es super genial— señaló Connor
Todos asintieron de acuerdo con él
—Todo poder se cobra un precio, Fai —dijo—. Antes de que la diosa desapareciera, señaló al fuego y dijo: « Será el más fuerte de tu clan y el más grande. Pero las Parcas han decretado que sea también el más vulnerable. Su vida será intensa y breve.
Sammy hizo una mueca
En cuanto este trozo de yesca se consuma (el palo que había en el borde de la lumbre), tu hijo está destinado a morir» .
Se hizo un momento de silencio en la sala
Frank apenas podía respirar. Miró la caja que tenía sobre el regazo y la mancha de ceniza de su dedo. La historia parecía ridícula, pero de repente el trozo de madera parecía más siniestro, más frío y más pesado
Frank suspiró
—Aunque suene ridícula es la verdad— señaló Hera —no habría ido a decirlo por nada
—En eso tiene razón —comentó Deméter
—Este... este...
—Sí, mi buey cabezón —dijo su abuela—. Ese mismo palo. La diosa desapareció, e inmediatamente cogí la madera del fuego. Lo hemos guardado desde entonces.
—Es bueno que hayan creído la historia por más rara que sonara— señaló Artemisa
—De no haberlo hecho... — comenzó Frank
—Habría sido malo— asintió Percy
—Si se quema, ¿me moriré?
—No es tan raro —dijo su abuela—. Romanos, chinos... A menudo los destinos de los hombres se pueden prever, y a veces hasta se pueden evitar, al menos por un tiempo.
—Eso es cierto— dijo Apolo —pero no por siempre
—Y tampoco pueden estar intentando evitarlo— señaló Artemisa
—Eso solo los consumiría— asintió Apolo
La madera está ahora en tus manos. Mantenla cerca. Mientras esté a salvo, tú estarás a salvo.
Frank suspiró
Frank sacudió la cabeza. Quería protestar diciendo que no era más que una estúpida leyenda. Tal vez su abuela estuviera intentando asustarle como venganza por romperle la porcelana.
—Sería una venganza bastante fuerte —comentó Rachel
—No creo que sea capaz de decir eso por una venganza— dijo Annabeth
—No sé que habría sido peor— murmuró Frank
Sin embargo, los ojos de la anciana tenían una mirada desafiante. Parecía estar retando a Frank: « Si no te lo crees, quémalo» .
—Mejor no la desafíes— dijo Will
—Yo creo que a veces no hay que desafiar así a las personas— comentó Percy, recibió algunas miradas irónicas
—Mejor no— coincidió Frank
Frank cerró la caja.
—Si es tan peligroso, ¿por qué no lo sellamos con algo que no arda, como plástico o acero? ¿Por qué no lo guardamos en una caja fuerte?
—Esa sería una buena idea ¿No?— preguntó Katie
—No, nunca sabes que es lo que podría pasar— dijo Apolo
—Y se sentiría más seguro teniendolo cerca— señaló Atenea
Frank asintió de acuerdo
—¿Qué pasaría si cubriéramos el palo con otra sustancia? —se preguntó su abuela—. ¿Te ahogarías tú también? No lo sé. Tu madre no correría el riesgo.
—Por supuesto que no— dijo Hestia
—Ese era un riesgo muy grande— dijo Deméter
—Creo que de alguna manera es mejor así— dijo Frank
Ella no soportaría participar en una cosa así por miedo a que algo saliera mal. Los bancos se pueden robar. Los edificios se pueden incendiar. Cuando alguien intenta engañar al destino, las cosas conspiran contra él.
—Esa mujer es muy sabia—coincidió Apolo
—Tu abuela causó gran impresión— señaló Hazel a Frank
—Vaya que lo hizo— dijo Frank
—Creo que después de todo era un poco lógico que lo hiciera— asintió Hazel
—Eso creo— murmuró Frank
Tu madre pensó que el palo solo estaría a salvo en sus manos, hasta que se fue a la guerra. Entonces me lo dio a mí.
—La persona con la que más estaría seguro— dijo Percy
—Claro que lo era— asintió Frank
Su abuela espiró con amargura.
—Emily fue una insensata yendo a la guerra, pero supongo que siempre he sabido que era su destino. Ella esperaba volver a encontrarse con tu padre.
Ares se veía un poco incómodo. Frank hizo una mueca
—¿Pensaba... pensaba que él estaría en Afganistán?
Su abuela extendió las manos, como si aquello le resultara incomprensible.
—Se fue. Luchó con valor. Creía que el don de la familia la protegería.
—Pero incluso los dones tienen sus límites —comentó Hestia con pensar
—Es cierto— asintió Frank con una mueca
Seguro que así es como salvó a esos soldados. Pero el don nunca ha mantenido a salvo a nuestra familia. A mí no me ha ayudado. Y ahora te has hecho hombre.
Debes seguir tu camino.
—No mantiene a nadie a salvo— murmuró Sammy para sí mismo
Se hizo un pequeño silencio en la sala, algunos de los chicos tenían una mueca en sus rostros
—Pero... ¿qué camino? ¿Cuál es nuestro don: el tiro con arco?
—Ese es un buen don— dijo Apolo
—Claro que lo es, pero aun así su don es impresionante— señaló Artemisa
—Eso no lo niego— dijo Apolo
—¡Tú y tu tiro con arco! Qué muchacho más bobo. Pronto lo descubrirás. Esta noche, después del funeral, debes ir al sur. Tu madre dijo que si no volvía del combate, Lupa enviaría unos mensajeros. Ellos te acompañarán a un lugar donde los hijos de los dioses son adiestrados para cumplir su destino.
Poseidón masculló una maldición y se levantó de su trono, todos voltearon a verlo
—¿Todo bien?— preguntó Hestia
—Hay un problema con mi palacio submarino— dijo Poseidón —tengo que irme
—¡Puedo ayudar!— exclamaron Percy y Tyson al mismo tiempo que se levantaban
Charles hizo una mueca. Sally suspiró
—Estoy seguro de que pueden— dijo Poseidón —pero no, es mejor que se queden aquí
—Pero...— comenzaron Tyson y Percy con tono de queja
—No, ya regreso— dijo Poseidón —terminen de leer el capítulo y cierren los ojos
Todos los chicos cerraron los ojos, cuando los abrieron Poseidón ya había desaparecido
—Gracias a los dioses que cerraste los ojos— dijo Leo mirando a Jason
Jason se sonrojó. Tyson y Percy volvieron a sus lugares con aire enfurruñado, recibieron algunas miradas divertidas
—Ehhh ¿Sigo leyendo?— preguntó Miranda
—Sí querida, después pondremos al corriente a Poseidón
Frank se sentía como si le estuvieran disparando con flechas y el corazón se le hubiera partido en fragmentos de porcelana. No entendía la mayor parte de lo que decía su abuela, pero una cosa estaba clara: lo estaba echando de casa.
—Pero lo estaba haciendo por tu bien— comentó Sally
Fran asintió con una mueca
—¿Me dejarías marchar sin más? —preguntó—. ¿Dejarías marchar a la única familia que te queda?
La boca de su abuela temblaba. Sus ojos parecían húmedos. A Frank le sorprendió darse cuenta de que estaba al borde de las lágrimas.
—Tampoco fue fácil para ella— señaló Deméter
—Tu abuela te estimaba muchísimo aunque no lo demostrara mucho— susurró Hazel
—Tienes razón, debió ser duro para ella— suspiró Frank
—Yo creo que sí lo fue— asintió Hazel
Había perdido a su marido hacía años, luego a su hija, y ahora estaba a punto de echar de su lado a su único nieto. Pero se levantó del sofá y se mantuvo firme, con una postura rígida y correcta como siempre.
—Sabía lo que era mejor para ti— dijo Hestia conciliadora
—Si no lo hacía podría ser peor— comentó Sally con una mueca
Percy le sonrió
—Cuando llegues al campamento —le mandó—, debes hablar con la pretora en privado. Dile que tu bisabuelo era Shen Lun.
Reyna suspiró
—Vaya— murmuró Jason
—¿Eso es bueno o malo?— preguntó Connor
—Ambas— dijo Frank
Han pasado muchos años desde el incidente de San Francisco. Con suerte, no te matarán por lo que él hizo, pero puede que te convenga pedir perdón por sus actos.
—Esto pinta cada vez mejor —masculló Frank.
—Sonaba muy optimista— dijo Leo
—Pedir perdón por algo que ni siquiera sabía— murmuró Frank
Reyna se sonrojó
—La diosa dijo que cerrarías el círculo de la familia —la voz de su abuela no tenía ni rastro de compasión—. Ella eligió tu camino hace años, y no será fácil.
—El camino de un héroe nunca es fácil— dijo Hera
Los chicos hicieron una mueca
—Los dioses saben que son sus mejores guerreros— señaló Travis
—Lo que nos faltaba— bromeó Leo
Pero ahora es el momento del funeral. Tenemos obligaciones. Vamos, el coche estará esperando.
Frank hizo una mueca, esperando que por fin ya acabara ese capítulo
La ceremonia transcurrió de forma confusa: caras solemnes, el tamborileo de la lluvia sobre el toldo junto a la tumba, el estallido de los rifles de la guardia de honor, el ataúd hundiéndose en la tierra.
—No sé por qué, pero todo parece como un gran torbellino de hechos— murmuró Leo
—Es cierto— dijo Frank —tampoco sé por qué
—Es un gran misterio— dijo Leo
Esa noche vinieron los lobos. Se pusieron a aullar en el porche. Frank salió a recibirlos. Cogió su mochila de viaje, su ropa de mayor abrigo, su arco y su carcaj. La medalla al sacrificio de su madre estaba metida en la mochila.
—Solo las cosas importantes— murmuró Frank
—Por supuesto que sí— dijo Perséfone sonriéndole
—Oye— dijo Frank en un susurro desviando el tema —creo que a tu madrastra le caigo bien
Hazel miró a Perséfone —¿Por qué no lo harías?
—No lo sé a tu padre no le caigo bien— dijo Frank encogiéndose de hombros
Hazel hizo una mueca
El palo chamuscado se hallaba cuidadosamente envuelto en tres capas de tela en el bolsillo de su chaqueta, cerca de su corazón.
Frank suspiró
Emprendió el viaje al sur: primero a la Casa del Lobo, en Sonoma, y finalmente al Campamento Júpiter, donde habló con Reyna en privado como le había mandado su abuela. Suplicó perdón por el bisabuelo del que no sabía nada.
—Super típico— dijo Travis
—Lo que has todos los días— asintió Frank
—Nos podemos dar cuenta— dijo Connor
—Pedir perdón y a desayunar— dijo Leo
Reyna le dejó unirse a la legión. No le contó lo que había hecho su bisabuelo, pero era evidente que lo sabía. Frank se percató de que era malo.
—Y vaya que sí— dijo Reyna
—Bastante— murmuró Jason con una mueca
Frank hizo una mueca al recordar lo que había descubierto en su misión
—Juzgo a la gente por sus propios méritos —le dijo Reyna—. Pero no menciones el nombre de Shen Lun delante de nadie más. Debe seguir siendo nuestro secreto, o te tratarán mal.
—Mejor no lo menciones— dijo Piper
—No lo hice— suspiró Frank
—Esa es una buena decisión— asintió Jason
Lamentablemente, Frank no contaba con muchos méritos. Su primer mes en el campamento lo pasó chocando y tirando hileras de armas, rompiendo carros y haciendo tropezar a cohortes enteras mientras estas marchaban.
—Un efecto dominó— asintió Travis —también lo he utilizado
—Además a cualquiera le podría pasar— dijo Katie
—Es cierto, muchos de nosotros incendiamos y tiramos cosas— señaló Connor
—O nos tropezamos delante de una cabaña entera— señaló Percy
—Siempre pasa— asintió Chris
Su tarea favorita era cuidar de Aníbal el elefante, pero también había metido la pata provocando una indigestión al animal al darle de comer cacahuetes. ¿Quién iba a saber que los elefantes podían ser intolerantes a los cacahuetes?
—Bueno, gracias por la lección— dijo Connor —cuando tenga un elefante no le daré cacahuates
—Nunca vas a tener un elefante— señaló Miranda
—Nunca digas nunca— dijo Connor —además ¿Por qué no? Si Zoé tuvo a su panda ¿Por qué yo no puedo tener un elefante?
—¿Es en serio?— preguntó Katie
—Puede tener uno de peluche— señaló Zoé
—No encuentro fallas en semejante lógica— dijo Miranda
Frank se imaginaba a Reyna arrepintiéndose de su decisión de dejarle unirse a la legión.
Reyna se sonrojó como si en algún momento lo hubiera pensado
Cada día se despertaba preguntándose si el palo se encendería y se quemaría, y si él dejaría de existir
—Mejor no hay que averiguarlo— dijo Percy
—Mejor —dijo Hazel
Frank les sonrió
Todo eso pasaba por la cabeza de Frank mientras se dirigía hacia los juegos de guerra en compañía de Hazel y Percy. Pensó en el palo envuelto dentro del bolsillo de su chaqueta y en lo que la aparición de Juno en el campamento significaba.
—Esas son muchas cosas para pensar— dijo Apolo
—Tenía mucho tiempo para hacerlo— dijo Frank
—Nos damos cuenta de ello— comentó Hermes
¿Estaba a punto de morir? Esperaba que no. Todavía no había honrado a su familia, eso estaba claro. Quizá Apolo lo reconociera esa noche y le explicara cuáles eran sus poderes y sus dones.
—Tal vez para la próxima— dijo Apolo
—Apolo— masculló Artemisa
—Bueno, si haces algo genial en los juegos tal vez ya te reconozcan— señaló Hermes
—Podría ser— dijo Ares
Frank hizo una mueca
Una vez que salieron del campamento, la Quinta Cohorte formó dos filas detrás de sus centuriones, Dakota y Gwen. Marcharon hacia el norte, rodeando las afueras de la ciudad, y se dirigieron al Campo de Marte: la parte más grande y más llana del valle.
Ares sonrió
La hierba estaba muy corta debido a todos los unicornios, toros y faunos sin hogar que pacían allí. La tierra estaba llena de cráteres de explosiones y surcada por trincheras de juegos anteriores.
—Sigo diciendo que ese lugar suena genial— comentó Clarisse
—Y yo sigo diciendo que estaríamos en peligro contigo y un lugar así— dijo Travis
—Eso es bastante cierto— asintió Connor
En la parte norte del campo estaba su objetivo. Los ingenieros habían construido una fortaleza de piedra con rastrillos de hierro, torres de vigía, escorpiones, cañones de agua y, sin duda, muchas otras sorpresas desagradables para que las usaran los defensores.
Los griegos miraron impresionados
—Dioses ¿Por qué los de Hefesto no nos hacen cosas así?— preguntó Connor
—Porque no nos pagan por ello— señaló Leo
—Pero es beneficio de todos— dijo Katie
—Pero nos beneficia más el dinero— bromeó Leo
—Hoy han hecho un buen trabajo —observó Hazel—. Eso no es bueno para nosotros.
—Espera —dijo Percy—. ¿Me estás diciendo que han construido esa fortaleza hoy?
—Sí, nosotros también nos impresionamos— dijo Miranda
—Casi me dejaba sin palabras— asintió Percy
—Nosotros también podríamos impresionar si cierta cabaña quisiera hacerlo— bromeó Travis
—Estamos dispuestos a hacerlo... Si nos pagan— dijo Leo riendo
Hazel sonrió.
—A los legionarios se les adiestra para construir. Si nos viéramos obligados, podríamos derribar todo el campamento y reconstruirlo en otra parte. Llevaría unos tres o cuatro días, pero podríamos hacerlo.
—Eso es aún más impresionante— dijo Chris
—A ver ¿Cuanto dinero tienen?— preguntó Travis a sus amigos griegos
—Tengo un dracma que le quité a Jason— dijo Connor
—Yo tengo dos— dijo Percy
—Yo también tengo uno— asintió Thalia
—Según mis cálculos, vamos a poder hacer eso en 50 años— bromeó Leo
Algunos de los chicos romanos se rieron de la manera en que los griegos estaban tomando eso
—Mejor no —dijo Percy—. ¿Así que atacáis una fortaleza distinta cada noche?
—No cada noche —contestó Frank—. Tenemos diferentes ejercicios de entrenamiento.
—Y no necesitamos imaginarlos, porque lo dice— comentó Miranda
—Excelente— dijo Leo
A veces, las bolas de la muerte..., que son como las bolas de pintura, solo que... con bolas de veneno, ácido y fuego.
—Eso suena genial— dijo Clarisse
—Claaaro— murmuraron algunos de los chicos
Otras veces hacemos competiciones de carros y gladiadores,
—Yo quiero otra competición de carros— comentó Connor
—Claro, para que perdamos— bufó Travis
—Qué poco optimista— dijo Connor
y otras, juegos de guerra.
Hazel señaló al fuerte.
—La Primera y la Segunda Cohorte guardan sus estandartes en algún lugar del interior. Nuestra misión consiste en entrar y capturarlos sin que nos descuarticen.
—¿Descuarticen, en sentido literal?— preguntó Katie
—Un poco sí— murmuró Hazel
—¿Ves? En cada momento suenan mejor esos juegos— señaló Clarrise a Chris
—Por supuesto que lo hacen— dijo Chris riendo
Si lo hacemos, ganamos.
A Percy se le iluminaron los ojos.
—Como el juego de capturar la bandera. Creo que me gusta.
—Siempre consigues los mejores planes para eso— dijo Travis
—Obviamente— asintió Percy riendo
Annabeth se sonrojó
—Bueno, sí... —dijo Frank riendo—. Es algo más difícil de lo que parece. Tenemos que esquivar esos escorpiones y los cañones de agua de los muros, atravesar el interior de la fortaleza luchando,
—Suena cada vez mejor— asintió Clarisse
—Y vaya que sí— asintió Thalia
—Vaya— murmuró Piper
al mismo tiempo que protegemos nuestros propios estandartes y a nuestras tropas y evitamos que los capturen. Nuestra cohorte compite con las otras dos cohortes atacantes.
—Tienen que ganar— dijo Ares
—Cállate que tú ni siquiera puedes tener los labios cerrados para ganar un juego— masculló Atenea
Afrodita se rió. Los que no estuvieron en ese juego miraron a los dioses con confusión
En cierto modo debemos cooperar, pero en realidad no es así. La cohorte que captura los estandartes se lleva toda la gloria.
—Obviamente —dijo Percy riendo
—Claro que sí, sesos de alga— dijo Annabeth rodando los ojos
—Como debe ser— dijo Piper
Jason la miró con el ceño fruncido
—Ya se acordó que lo embrujahablaste —señaló Rachel riendo
—¿No habíamos quedado en no hablar de algo en lo que Leo no estaba?— preguntó Leo
—Nop— dijo Piper
Percy tropezó, tratando de mantener el ritmo de la marcha.
—Así camino yo— dijo Percy sonrojado
—Se le atravesó una hormiga— bromeó Connor
—Y tuve que evitar pisarla— asintió Leo
Frank se solidarizó con el recién llegado. Él se había pasado las dos primeras semanas cayéndose.
—Alguien que me entiende— dijo Percy
Frank asintió —Por supuesto que sí
—¿Y por qué hacemos esta práctica? —preguntó Percy—. ¿Pasáis mucho tiempo asediando ciudades fortificadas?
—Me los imaginaba— admitió Percy
—Nos dimos cuenta por tu expresión— asintió Hazel
—Trabajo en equipo —respondió Hazel—. Rapidez de reflejos. Táctica. Técnicas de combate. Te sorprendería lo que se aprende con los juegos de guerra.
—Como quién te apuñalará por la espalda —dijo Frank.
—Eso es muy cierto— dijo Hermes
—Y que lo digas— murmuraron Hazel, Percy y Frank al mismo tiempo intercambiando miradas
Reyna hizo una mueca
—Sobre todo eso —convino Hazel.
Marcharon hasta el centro del Campo de Marte y formaron filas. La Tercera y la Cuarta Cohorte se reunieron lo más lejos posible de la Quinta.
—Se nota que les caen muy bien— murmuró Katie
—Por supuesto que sí— dijo Frank
Los centuriones del bando atacante se juntaron para debatir. En el cielo, Reyna daba vueltas a lomos de su pegaso, Scipio, lista para hacer de árbitro.
—Claro que sí— dijo Reyna —fueron juegos interesantes
—Definitivamente— asintió Nico
Media docena de águilas gigantescas volaban en formación detrás de ella, preparadas para ofrecer servicios de ambulancia aérea en caso necesario.
—Eso también suena genial— admitió Will
—Estoy completamente de acuerdo— asintió Apolo
La única persona que no participaba en el juego era Nico di Angelo, el « embajador de Plutón» , que había subido a una torre de vigilancia a unos cien metros del fuerte y debía de estar observando con unos prismáticos.
—Porque cuando eres embajador de Plutón te puedes dar ciertos lujos— señaló Travis
—Como las cosas deben ser— dijo Thalia riendo
—Por supuesto— dijo Nico
Frank apoyó su pilum contra su escudo y comprobó la armadura de Percy.
Todas las correas estaban abrochadas correctamente. Cada parte de la armadura estaba bien ajustada.
—Sí, yo también me sorprendí— bromeó Percy
—Tuvo que aprender o le íbamos a seguir haciendo burla cuando Annabeth ajustaba su armadura —comentó Travis
—Pero sí nos hacen burla— se quejó Percy
—Pero podría ser peor— señaló Travis
—Lo has hecho bien —dijo asombrado—. Percy, debes de haber participado en juegos de guerra antes.
—No lo sé. Tal vez.
—Ya nos dimos cuenta que sí— dijo Frank
—Y vaya que sí— dijo Hazel
Percy se sonrojó
El único elemento antirreglamentario era la reluciente espada de bronce de Percy, que ni estaba hecha de oro imperial ni era un gladius. Tenía forma de hoja, y la inscripción de la empuñadura estaba en griego. Frank se inquietó al mirarla.
—Te comprendemos— dijo Miranda —así nos sentimos con Jason
—Sobretodo cuando era una espada y de repente se vuelve lanza— señaló Connor
—La mía primero es espada y luego boligrafo— dijo Percy riendo
—Debió ser toda una sorpresa— dijo Katie
Percy frunció el ceño.
—Podemos usar armas de verdad, ¿no?
—Sí —asintió Frank—. Por supuesto. Es solo que nunca había visto una espada como esa.
—Era bastante peculiar— dijo Frank
—Gracias— dijo Percy
—¿Y si hago daño a alguien?
—Lo curamos —contestó Frank—. O lo intentamos. Los médicos de la legión saben emplear muy bien la ambrosía y el néctar, y las virutas de unicornio.
—Nadie muere —dijo Hazel—. Bueno, al menos normalmente.
—Y se tenía que poner mejor— dijo Clarisse
—En serio, no saben cuanto agradezco que no se pueda hacer sangre en el captura de bandera— dijo Travis
—Bueno, no normalmente, preguntale a Percy— dijo Miranda
—No normalmente— asintió Percy
Quirón suspiró
Y si se da el caso...
Frank imitó la voz de Vitelio:
—¡Son unos debiluchos! ¡En mi época, moríamos continuamente, y nos gustaba!
—Obviamente— dijo Apolo
—Fue una increíble imitación— dijo Percy
—Muchas gracias— dijo Frank riendo
Hazel se rió.
—No te separes de nosotros, Percy. Lo más probable es que recibamos la peor tarea y nos eliminen pronto. Nos mandarán a los muros primero para minar las defensas.
Ares bufó
Luego la Tercera y la Cuarta Cohortes entrarán y se llevarán los honores, si pueden abrir brecha en el fuerte. Sonaron los cuernos. Dakota y Gwen se apartaron del corrillo de los oficiales, con expresión adusta.
—No creo que pudieran tener otra expresión— dijo Rachel
—Sobretodo teniendo en cuenta lo que dijeron que siempre pierden— comentó Thalia
—Esa era una razón poderosa— dijo Piper
—¡Muy bien, el plan es el siguiente! —Dakota bebió un trago rápido de su termo de viaje con refresco—. Nos van a mandar a los muros primero para minar las defensas.
—Vaya, adivinaste Hazel— señaló Leo
—Otra que quiere mi puesto de oráculo— bromeó Rachel
—Debes tener cuidado— asintió Reyna
—Ya lo creo— dijo Rachel
Toda la cohorte se quejó.
—Lo sé, lo sé —dijo Gwen—. ¡Pero a lo mejor esta vez tenemos suerte!
Gwen era la optimista del grupo.
—Bastante optimista— bufó Ares
—Teniendo en cuenta todo, sí era optimista— dijo Apolo
A todo el mundo le caía bien porque se preocupaba por su gente y trataba de mantener alta la moral. Incluso podía controlar a Dakota durante sus ataques de hiperactividad.
—Debía recibir una medalla o algo así— murmuró Frank
—Es muy cierto— dijo Hazel
Aun así, los campistas gruñeron y se quejaron. Nadie creía en la suerte de la Quinta.
—La primera fila con Dakota —dijo Gwen—. Juntad los escudos y avanzad en formación de tortuga hasta las puertas. Intentad permanecer sanos y salvos.
—Eso suena bien— dijo Apolo
—Por un momento— dijo Ares —si hacen lo mismo cada vez, es obvio porque siempre pierden
—Te recuerdo que eres el menos indicado para hablar— masculló Atenea
Ares rodó los ojos
Atraed su fuego. La segunda fila... —Gwen se volvió hacia la hilera de Frank sin gran entusiasmo—. Los diecisiete, de Bobby en adelante, haceos cargo del elefante y de las escaleras. Intentad hacer un ataque de flanco en el muro oeste.
—Pero sin tener el apoyo de las otras cohortes eso no va a funcionar— señaló Artemisa
Tal vez podamos dispersar a sus defensores. Frank, Hazel, Percy... haced cualquier cosa.
—Vaya, esa suena como una gran misión— dijo Leo
—Fue una gran misión— dijo Percy
—Se notaba la confianza— señaló Miranda
—Creí que tal vez te usarían como cebo o algo así— comentó Travis
Annabeth le dio una mirada asesina
—Milagrosamente no lo hicieron— dijo Percy riendo
Enseñadle a Percy cómo funciona todo. Tratad de mantenerlo con vida
—Esa sí es una gran misión— señaló Thalia —que carga más pesada les tocó, chicos
—Mira quien habla— dijo Percy
—se volvió hacia toda la cohorte—. Si alguien salta por encima del muro, me aseguraré de que os den la corona mural. ¡Victoria para la Quinta!
La cohorte vitoreó sin demasiado entusiasmo y rompió filas.
—Se notaba el entusiasmo— dijo Frank
—Vaya que sí, jamás había escuchado algo tan entusiasta— dijo Percy
—Y que lo digas— murmuró Hazel
Percy frunció el entrecejo.
—¿« Haced cualquier cosa» ?
—Sí —dijo Hazel suspirando—. Todo un voto de confianza.
—Así es— dijo Leo
—Lo fue— asintió Percy
—Bueno, los están subestimando, pueden utilizar eso a su favor— señaló Artemisa
—¿Qué es la corona mural? —preguntó.
—Una medalla militar —contestó Frank. Le habían obligado a memorizar todos los posibles premios—.
—Vaya— murmuró Connor
—Eso es tener una buena memoria— dijo Katie impresionada
—Gracias— dijo Frank
Un gran honor para el primer soldado que abre brecha en un fuerte enemigo. Como podrás apreciar, en la Quinta nadie tiene una de esas.
—Perfecto— masculló Ares
Normalmente ni siquiera entramos en el fuerte porque estamos quemados o ahogándonos o... Titubéo y miró a Percy.
—Cañones de agua.
—Que vas a volver a ser parte de un increíble plan para ganar— dijo Travis
—Me encantan los increíbles planes para ganar— asintió Percy
—Todos sabemos que sí te encantan— dijo Miranda riendo
—¿Qué? —preguntó Percy.
—Los cañones de los muros extraen agua del acueducto. Hay un sistema de bombeo... Jo, no sé ni cómo funcionan, pero tienen mucha presión. Quizá... si pudieras controlarlos como controlaste el río...
—Vas a volver a hacer explotar un lugar— dijo Connor
—También me gusta explotar cosas— dijo Percy riendo
—Y a Clarisse le gusta muchísimo más que lo hagas— dijo Connor
—Eres un imbécil— masculló Clarisse
—¡Frank! —Hazel sonrió—. ¡Es una idea genial!
Percy no estaba tan seguro.
—No sé cómo lo hice en el río. No estoy seguro de que pueda controlar los cañones desde tan lejos.
—No sé, yo creo que sí podrías— dijo Apolo
—No lo sé— dijo Percy
—Pero bueno, mientras te acerquen a los cañones podrías hacer algo— comentó Thalia
—Eso sí— dijo Percy con una sonrisa
—Te acercaremos —Frank señaló el muro este del fuerte, donde la Quinta Cohorte no atacaría—. Allí es donde la defensa será más débil. No se tomarán en serio a tres chicos. Creo que podemos acercarnos mucho antes de que nos vean.
—Eso suena bien— dijo Annabeth
—Es un buen plan— admitió Atenea
—No lo arruinen— dijo Ares
—¿Acercarnos cómo? —preguntó Percy.
Frank se volvió hacia Hazel.
—¿Puedes volver a hacerlo?
—Lo siento— dijo Frank
—Está bien— dijo Hazel
Ella le dio un puñetazo en el pecho.
—¡Dijiste que no se lo dirías a nadie!
Frank se sintió fatal en el acto. Se había entusiasmado tanto con la idea...
—Eso pasa cuando tienes una idea muy buena— asintió Connor
—No te da tiempo de pensar en todo lo demás— dijo Leo
Hazel murmuró entre dientes.
—Da igual. No pasa nada. Percy, se refiere a las trincheras. El Campo de Marte se ha llenado de túneles a lo largo de los años.
—Y eso suena cada vez mejor— dijo Thalia
—Yo creo que sí lo van a lograr— dijo Will
—Hagan sus apuestas— dijo Connor
—¿En serio alguien creería que no lo van a lograr?— preguntó Travis
Los involucrados se sonrojaron
Algunos se han desplomado o están enterrados muy hondo, pero muchos siguen siendo transitables. Se me da muy bien encontrarlos y usarlos. Incluso puedo derrumbarlos si es necesario.
—No se metan con Hazel— dijo Travis
—Lección aprendida— dijo Katie
Hazel les sonrió un poco sonrojada
—Como hiciste con las gorgonas para retrasarlas —dijo Percy.
Frank asintió con la cabeza en señal de aprobación.
—Te dije que Plutón molaba.
Hades relajó un poco la mirada asesina que le estaba dando a Frank
Es el dios de todo lo que hay bajo tierra. Hazel puede encontrar cuevas, túneles, trampillas...
—Y era nuestro secreto —murmuró ella.
—Era— dijo Katie
—Aquí ya no hay secretos— dijo Miranda
—Que horrible— dijo Leo con una mueca
Frank notó que se ruborizaba.
—Sí, lo siento. Pero si podemos acercarnos...
—Y si podemos cortar los cañones... —Percy asentía con la cabeza, como si estuviera empezando a gustarle la idea—.
—Sí me gustaba la idea— asintió Percy
—Excelente idea, se merece un 10— dijo Piper
—Pero todavía no saben si funcionará— señaló Frank
—En realidad sí lo sabemos— dijo Rachel
¿Qué hacemos entonces?
Frank revisó su carcaj. Siempre se abastecía de flechas especiales.
—Excelente— dijo Apolo —me parece perfecto que lo hagas
—Gracias— dijo Frank
No había tenido ocasión de usarlas antes, pero tal vez esa noche fuera el momento. Tal vez por fin pudiera hacer algo que llamara la atención de Apolo.
—El resto es cosa mía —dijo—. Vamos.
—Yo quiero saber como acaba esto— dijo Travis
—Todos estamos de acuerdo— asintió Miranda
—Por supuesto que sí— dijo Hestia —pero tenemos que posponerlo y esperar a Poseidón
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