HAZEL VII, VIII
Hazel
—Bueno ¿Y quién quiere leer?— preguntó Will
—Pásame el libro, cariño. Yo voy a leer— dijo Perséfone, le entregaron el libro —capítulo VII Hazel
—No de nuevo— suspiró Hazel
—Sí de nuevo, son dos y dos— señaló Leo
Hazel hizo una mueca
En el camino de vuelta, Hazel tropezó con un lingote de oro.
Debería haber procurado no correr tan rápido, pero tenía miedo de llegar tarde a la revista.
—Eso es muy importante— dijo Will
—Nunca debes de llegar tarde a ningún lado— dijo Connor
—Puedes tener un elegante retraso de cinco minutos— comentó Apolo
—No creo que sea conveniente que llegue tarde— señaló Perséfone
La Quinta Cohorte contaba con los centuriones más agradables del campamento. Aun así, hasta ellos tendrían que castigarla si llegaba con retraso.
—Hay que ser una persona puntual— dijo Leo
—Lo tendrían que hacer— asintió Jason con una mueca
—Y realmente no querría que lo hicieran— comentó Hazel
Los castigos romanos eran severos: fregar las calles con un cepillo de dientes, limpiar los toriles del coliseo, ser metido en un saco cosido lleno de comadrejas furiosas y lanzado al Pequeño Tíber…
—Y nosotros somos los salvajes— murmuró Travis
—Nadie nos ha dicho salvajes— dijo Katie en un susurró
—Aún— señaló Travis —como sea, admitamos que esos castigos son horribles
Las opciones no eran prometedoras.
El lingote de oro salió repentinamente del suelo justo a tiempo para que su pie chocara contra él. Nico trató de cogerla, pero Hazel se cayó y se arañó las manos.
—Estúpido oro— masculló Hazel
—Nadie hubiera podido hacer nada contra ese oro que salió tan de repente— comentó Miranda
—Definitivamente no— suspiró Hazel
—¿Estás bien?
Nico se arrodilló a su lado y alargó la mano para coger el lingote de oro.
—A ver ¿Qué parte de lo anterior no entendiste?— preguntó Will
—Esa cosa era bastante interesante— dijo Nico
—Dioses, hay que cuidarse como niño chiquito— bromeó Thalia negando con la cabeza
—Callate, cara de pino— masculló Nico
—¡No! —le advirtió Hazel.
Nico se quedó paralizado.
—Vale. Lo siento. Es solo que… ¡Caray! Esa cosa es enorme.
—Hay que entenderlo, también— señaló Travis —es oro
—Él tiene un punto— asintió Leo
Nico se sonrojó
Sacó una petaca de néctar de su cazadora de aviador y le echó un poco a Hazel en las manos. Inmediatamente los cortes de las manos empezaron a curarse.
—Excelente nectar— dijo Connor
—Reserva especial— dijo Miranda
—Actuó muy bien esa reserva especial de néctar— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
—¿Puedes levantarte?
La ayudó a ponerse en pie. Los dos se quedaron mirando el oro. Era del tamaño de una barra de pan
—Vaya— murmuraron asombrados algunos chicos
—Y así todos entendemos por qué Nico quería tocar el oro que no debía tocar— señaló Travis
—Eso lo explica bastante bien— comentó Hermes
y tenía grabado un número de serie y las palabras TESORERÍA DE ESTADOS UNIDOS.
Nico sacudió la cabeza.
—¿Cómo Tártaros…?
—Eso también es lo que todos nos preguntamos— dijo Miranda
—Aunque realmente no podíamos tener una respuesta real— comentó Hazel
—Pero tu deducción es buena— comentó Perséfone leyendo lo que seguía
—No lo sé —contestó Hazel tristemente—. Podrían haberlo enterrado unos ladrones o haberse caído de un vagón hace cientos de años. Tal vez emigró de la caja fuerte del banco más cercano.
—Cierto, eso suena como una buena posibilidad— señaló Apolo
—Tiene sentido para mí— dijo Leo
—Y para nosotros— asintieron los Stoll
Cualquier cosa que haya en el suelo cerca de donde estoy simplemente sale. Y cuanto más valor tiene…
—Más peligrosa es —Nico frunció el entrecejo—. ¿No deberíamos taparlo?
—Y vaya que lo tapó— murmuró Nico
—Pero no tienen tiempo para excavar o algo, llega tarde a la reunión— señaló Zoë
—No excavamos— dijo Hazel un poco incómoda
Si los faunos lo encuentran…
Hazel se imaginó un hongo nuclear brotando del camino y unos faunos chamuscados saliendo despedidos por todos lados. Era una perspectiva demasiado horrible.
—Suena demasiado malo— dijo Grover
—Sí suena bastante mal— comentó Rachel
—Y vaya que sí— murmuró Hazel con una mueca
—Se supone que debería volver a enterrarse bajo tierra cuando me marche, pero por si acaso…
Había estado practicando ese truco, pero nunca con algo tan pesado y compacto.
Hazel se sonrojó
—Hay que tener en cuenta todas las posibilidades— asintió Thalia
—Sobretodo después de la perspectiva horrible de que los faunos salgan volando— comentó Miranda
—Sobretodo después de eso— asintió Katie
Señaló el lingote de oro y trató de concentrarse.
El lingote empezó a levitar. Hazel canalizó su ira, para lo que no tuvo que esforzarse mucho: odiaba ese oro, odiaba la maldición, odiaba pensar en su pasado y en todos sus fracasos.
—Pero no fracasaste Haz— susurró Frank tomándola de la mano —eso es lo que te trajo hasta aquí
—Gracias— murmuró Hazel sonriéndole
Los dedos le hormigueaban. El lingote de oro brillaba del calor.
Nico tragó saliva. —Estooo, ¿estás segura, Hazel…?
Ella cerró el puño.
—Qué sí estaba segura— señaló Leo
—Así que Hazel te puso nervioso, renacuajo— comentó Thalia
—Por supuesto, debiste haberla visto— dijo Nico
Hazel se sonrojó más
El oro se dobló como si fuera masilla. Hazel lo retorció hasta convertirlo en un gigantesco anillo desigual. A continuación, movió la mano rápidamente hacia el suelo. Su dónut de un millón de dólares se estampó contra la tierra.
—Y aquí aprendemos a que no hay que meterse con Hazel— señaló Will
—Es por eso que ninguno de nosotros se mete con Hazel— comentó Travis
—Aún— murmuró Connor en voz baja
Nico les dio una mirada como si supiera que estaban pensando. Ellos sonrieron de manera inocente
Se hundió tan profundamente que solo quedó una marca de tierra reciente.
Nico abrió los ojos como platos.
—Ha sido… aterrador.
—Lo fue— señaló Nico
—Dioses, si lo dice el señor rey de los fantasmas debemos creerle— comentó Will
A Hazel no le parecía tan impresionante en comparación con los poderes de un chico que era capaz de resucitar esqueletos y traer a personas de entre los muertos, pero era agradable sorprenderlo para variar.
—Te debes ganar un premio por sorprenderlo de esa forma— comentó Thalia
—Gracias— dijo Hazel
Dentro del campamento, los cuernos volvieron a sonar. Las cohortes estarían empezando a pasar lista, y Hazel no tenía el más mínimo deseo de que la metieran en un saco con comadrejas.
—No suena como algo divertido— comentó Katie
—No, no creo que la pasara bien— dijo Hazel
—De ninguna manera se podría disfrutar— dijo Katie
—¡Deprisa! —le dijo a Nico, y corrieron hacia las puertas.
La primera vez que Hazel había visto a la legión reunirse se había quedado tan intimidada que había estado a punto de escabullirse a los barracones para esconderse.
—Estoy de acuerdo— murmuró Percy
—También yo— asintió Frank
—Sí es bastante intimidante— comentó Jason
—Y vaya que sí— dijo Hazel
Después de nueve meses en el campamento, todavía le parecía un espectáculo impresionante.
Las primeras cuatro cohortes, cada una compuesta por cuarenta chicos, formaban filas delante de sus barracones a cada lado de la Via Praetoria.
—Suena impresionante— admitió Chris
—No podemos negar que sí lo hace— asintió Travis
—Todos estamos de acuerdo— dijo Miranda
La Quinta Cohorte se hallaba agrupada al final del todo, delante del principia, ya que sus barracones estaban metidos en la esquina trasera del campamento, al lado de las cuadras y las letrinas.
Algunos de los chicos hicieron una mueca. Ares resopló , no podía creer como ese chico estaba en la peor Cohorte del Campamento romano, era una burla
Hazel tenía que correr por el medio de la legión ya formada y llegar a su puesto.
—Eso suele pasar— dijo Connor
—Al menos una vez en la vida te tiene que pasar— asintió Rachel
—Para que sientas esa adrenalina— dijo Percy
—Te hace ver las cosas de distinta manera— señaló Connor
Los campistas estaban ataviados para el combate. Sus lustrosas cotas de malla y sus grebas relucían sobre sus camisetas moradas de manga corta y sus vaqueros. Dibujos de espadas y calaveras decoraban los yelmos.
—Con todo el estilo— asintió Leo
—Por supuesto que sí— dijo Jason sonriendo
—No necesitaban lucir más imponentes— murmuró Percy
Hasta las botas de piel resultaban feroces con sus tacos de hierro, estupendas para marchar por el barro o pisotear cabezas.
—Y eso suena mejor— dijo Clarisse
—¿Clarisse no será romana?— preguntó Connor en un susurro a su hermano
—Por los dioses ¡No!— susurró Travis —ellos tienen el dinero, nosotros tenemos a Clarisse, ella es griega
—Tienes un punto— asintió Connor
Delante de los legionarios, como una hilera de gigantescas fichas de dominó, estaban sus escudos rojos y dorados del tamaño de puertas de frigorífico. Cada legionario llevaba una lanza parecida a un arpón llamada pilum, un gladius, una daga y unos cincuenta kilos de pertrechos adicionales.
Los griegos intercambiaron miradas
—¿Saben? Cuando hacen eso siento que nos esperan malas noticias— comentó Apolo a los chicos
—Depende de que definamos como mala noticia— dijo Will
Algunos de sus amigos lo miraron con incredulidad
—Bueno, de cualquier manera que lo veas este super intercambio de miradas fue por una mala noticia— señaló Katie
—Suena a que van a estar fantásticos estos libros— masculló Poseidón
Si al llegar al campamento no estabas en forma, no tardabas en corregir ese aspecto. Solo caminar con la armadura puesta constituía una sesión de ejercicio completa.
—Eso tiene sentido— murmuró Travis
—Esa es una increíble manera de mejorar tu condición física— asintió Chris
—Y vaya que lo es— dijo Frank
Hazel y Nico avanzaron trotando por la calle mientras todos se ponían firmes, de modo que su entrada se hizo notar mucho.
—Una entrada siempre se tiene que notar— señaló Apolo
—No cuando la pueden castigar por llegar tarde— comentó Artemisa
—Pero de cualquier forma ya iba tarde, que llegue con estilo— dijo Apolo
Hazel hizo una mueca
Sus pisadas resonaban en las piedras. Hazel trató de evitar el contacto visual, pero pilló a Octavio sonriéndole con satisfacción en la parte delantera de la Primera Cohorte,
—Encantador tu legado al parecer— masculló Hades
—Cualquiera tiene algunos problemillas— dijo Apolo encogiéndose de hombros
—¿Cómo chantajear a mi hija?— preguntó Hades
—No puede ser— murmuró Will
—Esperemos que pronto se de cuenta— dijo Rachel
pagado de sí mismo con su yelmo con penacho de centurión y una docena de medallas prendidas al pecho.
A Hazel todavía le hervía la sangre al pensar en sus intentos de chantaje.
Hades le dio una mirada de "¿Lo ves?" a Apolo
—De acuerdo sí, hizo muy mal eso, pero tal vez sea un buen chico— señaló Apolo
—¿Crees que se vaya a dar cuenta?— preguntó Will a Rachel
—No— respondió Rachel
Aquel estúpido augur y su don de la profecía… De todas las personas que había en el campamento, ¿por qué tenía que ser él quien descubriera sus secretos?
—Porque las peores personas siempre son las primeras en descubrir cosas así— señaló Katie
—No sé— dijo Hermes —pero creo que tu increíble legado les cae mal, claro solo es una suposición
—Nadie entiende por qué solo sería una suposición— comentó Travis
Estaba segura de que la habría delatado hacía semanas si sus secretos no le hubieran interesado más como arma de presión. Hazel deseó haberse quedado el lingote de oro para poder pegarle con él en la cara.
—Ese es un excelente uso de los lingotes de oro— asintió Connor
—Mejor que comprar cualquier cosa con él— dijo Katie
—Sonaba tentador— murmuró Hazel
Frank asintió con comprensión
Pasó corriendo por delante de Reyna, que iba y venía a medio galope montada en su pegaso Scipio: apodado Skippy, como la marca de mantequilla de cacahuete, porque era del color de dicha crema.
Reyna hizo una mueca al recordar a su pegaso
Los perros metálicos Aurum y Argentum trotaban junto a ella. Su capa de oficial morada ondeaba en su espalda.
—Hazel Levesque —gritó—, qué alegría que te unas a nosotros!
—Sí Hazel, esa fue la entrada VIP— dijo Leo
—Muchas gracias— suspiró Hazel
¡Hazel sabía que no debía responder. Le faltaban la mayoría de los pertrechos, pero se dirigió apresuradamente a su sitio en la fila, al lado de Frank, y se puso firme.
—Casualmente a lado de Frank— bromeó Miranda
—Obviamente, todo es super casual— dijo Piper
—Sí era casualidad— dijo Hazel sonrojada
El primer centurión, un grandullón de diecisiete años llamado Dakota, estaba pronunciando su nombre: el último de la lista.
—Lujos que solo se pueden dar algunas personas— comentó Rachel
—Solo algunas personas somos las elegidas para eso— dijo Travis encogiéndose de hombros
—Y también el lujo de que puedes hacer la tarea que no habías hecho en lo que califican— señaló Leo
—Jamás he podido hacer una tarea— se quejó Rachel
—Vamos a guardar un minuto de silencio por las personas que sus apellidos son de la primera letra y no les da tiempo de hacer la tarea— dijo Leo
—Obviamente no contamos a Annabeth ya que a ella sí le da tiempo de hacer las tareas— dijo Piper
Annabeth rodó los ojos
—La J tampoco nos da mucho tiempo para hacer tareas — dijo Zoé a su hermano
—A Charles no le da tiempo, tú tienes las tareas como una semana antes— señaló Bianca
—Muchas gracias Bi— murmuró Charles
—¡Presente! —chilló ella.
Gracias a los dioses. Técnicamente, no había llegado tarde.
—Eso es tener buena suerte— dijo Apolo
—¿No acabas de escuchar que es tener ciertos lujos?— preguntó Hermes
—Claramente— dijo Apolo
Nico se fue junto a Percy Jackson, que se hallaba apartado con un par de guardias. Percy tenía el pelo mojado del baño. Se había puesto ropa nueva, pero seguía pareciendo incómodo.
Percy se sonrojó
—Lo cual era lógico con tantas personas ahí— dijo Bianca
—Eran demasiadas— dijo Percy
Hazel lo entendía perfectamente. Estaba a punto de ser presentado a doscientos chicos armados hasta los dientes.
—Eso puede poner incómodo a cualquiera— asintió Hermes
—Eran demasiadas y estaban armadas— completó Percy
—Ahora entendemos por qué tanta incomodidad— dijo Thalia
Los lares fueron los últimos en formar filas. Sus figuras moradas parpadeaban mientras maniobraban para conseguir sitio. Tenían la molesta costumbre de situarse en medio de las personas vivas,
—No hacían mucho para mantener el espacio personal— murmuró Frank
—Era inexistente el espacio personal— dijo Hazel
de forma que las filas parecían una fotografía borrosa, pero al final los centuriones los ordenaron.
—¡Colores! —gritó Octavio.
—Eso es como un tipo de código para ustedes o algo así ¿Cierto?— preguntó Rachel
—Sí, lo era— asintió Reyna
Los portaestandartes dieron un paso adelante. Llevaban capas de piel de león y sostenían unos palos decorados con los emblemas de cada cohorte. El último en presentar su estandarte fue Jacob, el aquilífero.
—¿El qué?— murmuraron algunos chicos
—Es la persona que lleva el estandarte del águila— dijo Hazel
—Ah, ahora sí tiene sentido— dijo Connor
Se suponía que el puesto era un gran honor, pero saltaba a la vista que Jacob lo odiaba. Aunque Reyna insistía en seguir la tradición, cada vez que el palo sin águila se levantaba, Hazel podía percibir la vergüenza que se extendía por la legión.
Incluso ahora, los romanos aún lucían levemente avergonzados por perder dos veces su águila
Reyna detuvo a su pegaso.
—¡Romanos! —anunció—. Probablemente os hayáis enterado de la incursión de hoy. Dos gorgonas fueron derrotadas y hundidas en el río por el recién llegado, Percy Jackson.
—Entrando con todo— asintió Leo
—Eso fue toda una entrada triunfal— dijo Apolo
—Te damos un 10— dijo Leo
—Bueno, muchas gracias— murmuró Percy
La mismísima Juno lo guió hasta aquí y lo proclamó hijo de Neptuno.
Hera sonrió satisfecha
Los chicos de las filas de atrás estiraron el cuello para ver a Percy. Él levantó la mano y dijo:
—Hola.
—Un saludo muy elocuente— bromeó Thalia
—Sabias palabras— dijo Leo
—Fue el mejor discurso del mundo— dijo Percy sonrojado
—Obviamente— asintió Jason
—Quiere unirse a la legión —continuó Reyna—. ¿Qué dicen los augurios?
—¡He leído las entrañas! —anunció Octavio, como si hubiera matado a un león con las manos en lugar de destripar a un oso panda de peluche—.
—Estás viendo que Percy todavía no lo supera y se lo recuerdas— dijo Leo negando con la cabeza
—Y ni lo superaré— dijo Percy
—Es que fue demasiado cruel— se quejó Zoé
—¡Exacto! Alguien sabio que lo entiende— dijo Percy sonriéndole
Zoé se echó a reír
Los augurios son favorables. ¡Está cualificado para prestar servicio!
Los campistas gritaron:
—¡Ave! ¡Salve!
—Dos veces que te gritan Salve— dijo Apolo —tú muy bien
—Gracias, supongo— dijo Percy
Frank pronunció su « ave» con un ligero retraso, de modo que sonó como un eco agudo. Los otros legionarios se rieron con disimulo.
—A cualquiera le puede pasar— dijo Percy
—Hay personas que no somos taan coordinadas— señaló Will
—Eso es muy cierto— asintió Apolo —he tenido ese tipo de problemas con los coros
Frank sonrió un poco
Reyna indicó con un gesto a los oficiales de rango superior que se adelantaran: uno por cada cohorte. Octavio, el centurión de mayor rango, se volvió hacia Percy.
—Recluta, ¿tienes las credenciales? —dijo—. ¿Cartas de recomendación?
—¿Cómo tártaros iba a tener cartas de recomendación?— masculló Poseidón
Percy se encogió de hombros
Hazel recordaba ese detalle de su propia llegada. Muchos chicos llevaban cartas de semidioses mayores que vivían en el mundo exterior, adultos que eran veteranos del campamento. Algunos reclutas tenían patrocinadores ricos y famosos.
—Bueno, tiene de patrocinadora a He… Juno— señaló Piper
—Y eso debería contar— masculló Hera
—Pues así que digas "uy ayudó mucho", pues no— murmuró Percy para sí mismo
Algunos eran campistas de tercera o cuarta generación. Una buena carta te podía conseguir un puesto en las mejores cohortes, a veces incluso cargos especiales, como el de mensajero de la legión, que te eximían del trabajo sucio de cavar zanjas o conjugar verbos en latín.
—Porque obviamente cavar zanjas y conjugar verbos en latín están al mismo nivel— señaló Hermes
—A veces— murmuró Hazel incomoda
—Hay verbos difíciles— coincidió Frank
Percy se movió. —¿Cartas? Pues… no.
Octavio arrugó la nariz.
« ¡No es justo!» , quería gritar Hazel. Percy había llevado a una diosa al campamento. ¿Qué mejor carta de recomendación se podía desear?
—Debería contar como una buena recomendación —asintió Deméter
—Hazel tiene un punto— dijo Katie
—Pero pues de todas maneras no podía hacer nada— dijo Percy encogiéndose de hombros
Pero la familia de Octavio había estado enviando chicos al campamento durante un siglo. A él le encantaba recordar a los reclutas que eran menos importantes que él.
—Es que su línea de ascendencia es realmente la mejor— comentó Apolo
Will hizo una mueca
—No tiene cartas —se lamentó Octavio—. ¿Algún legionario responde por él?
—¡Yo! —Frank dio un paso adelante—. ¡Me salvó la vida!
Los gritos de protesta en las otras cohortes no se hicieron esperar. Reyna levantó la mano para hacerles callar y fulminó con la mirada a Frank.
Frank se sonrojó
—Se nota que eres buena amenazando incluso solo con la mirada— susurró Nico a Reyna
—Gracias, puedes preguntarle a Will— dijo Reyna
—Y no lo habías amenazado— bufó Nico
—Frank Zhang, por segunda vez en el día de hoy, te recuerdo que estás en período de probatio —dijo—. Tu padre divino ni siquiera te ha reconocido aún.
Todas las miradas fueron a Ares
—Dejen de verme así— masculló el dios de la guerra —¿Cómo rayos voy a saber por qué no lo he reconocido?
Frank hizo una mueca
No cumples los requisitos para responder por otro campista hasta que te hayas ganado tu primera raya.
Parecía que Frank se fuera a morir de la vergüenza. Hazel no podía dejarlo tirado.
—Obviamente no— dijo Afrodita
—Bastante obvio que no— dijo Piper
—Se notaba a kilómetros— comentó Percy
—Gracias— murmuró Frank sonrojado
—Yo digo que para los próximos capítulos molesten a los demás— señaló Katie
—Estoy con ella— dijo Travis
Salió de la fila y dijo:
—Lo que Frank quiere decir es que Percy nos salvó la vida a los dos. Yo soy miembro de pleno de derecho de la legión. Responderé por Percy Jackson.
—Gracias— dijo Percy
—No tienes por qué agradecer— dijo Hazel con una sonrisa
Frank le lanzó una mirada de agradecimiento, pero los demás campistas empezaron a murmurar. Hazel apenas cumplía los requisitos. Había conseguido su raya hacía solo unas semanas,
—Pero la tenías, que es lo importante— señaló Jason
—Hay que ver siempre lo positivo— asintió Percy
Recibió miradas irónicas de parte de sus amigos
y el « acto de valor» que se la había valido había sido casi un accidente. Además, era hija de Plutón y miembro de la ignominiosa Quinta Cohorte. No iba a hacerle a Percy un gran favor dándole su apoyo.
—Claro que sí era un gran favor— dijo Percy
—Me alegra— dijo Hazel
Reyna arrugó la nariz, pero se volvió hacia Octavio. El augur sonrió y se encogió de hombros, como si la idea le divirtiera. ¿Por qué no?, pensó Hazel. Colocando a Percy en la Quinta, el recién llegado supondría una amenaza menor,
—Ajá— murmuraron algunos de los amigos de Percy
—Chicos...— dijo Percy sonrojado
—Ya leímos los libros, no nos puedes decir nada— señaló Leo
Percy se sonrojó aún más
y a Octavio le gustaba tener a todos sus enemigos juntos.
—Muy bien —anunció Reyna—. Hazel Levesque, puedes responder por el recluta. ¿Lo acepta tu cohorte?
Los miembros de las otras cohortes empezaron a toser, conteniendo la risa. Hazel sabía lo que estaban pensando: « Otro pringado para la Quinta» .
—Adivinamos, luego se arrepintieron de no tenerlo en su cohorte— dijo Katie
—Creo que es probable— asintió Hazel
—De hecho creo que lo hicieron— dijo Frank
Frank golpeó el suelo con su escudo. Los demás miembros de la Quinta siguieron su ejemplo, aunque no parecían muy entusiasmados. Sus centuriones, Dakota y Gwen, se cruzaron miradas de dolor, en plan: « Ya estamos otra vez» .
—Aquí vamos de nuevo— dijo Travis
—Adivino, eso dijeron ustedes cuando llegué al campamento— bromeó Percy
—¿Eres un oráculo o algo así?— preguntó Connor riendo
—Fue mi sexto sentido— dijo Percy
—Nada más un poquito— dijo Travis
—Mi cohorte ha hablado —dijo Dakota—. Aceptamos al recluta.
Reyna miró a Percy con lástima.
Reyna se sonrojó
—Enhorabuena, Percy Jackson. Estás en período de probatio. Se te entregará una placa con tu nombre y tu cohorte. Dentro de un año, o en cuanto lleves a cabo un acto de valor, te convertirás en miembro de pleno derecho de la Duodécima Legión Fulminata.
Annabeth hizo una mueca, aunque se llevaba bien con sus amigos romanos y entendía, aun le costaba creer que Percy estaba dentro del campamento romano, según el tatuaje era miembro en pleno derecho y había sucedido cuando no estuvo con él. Percy pareció seguir su línea de pensamiento y la acercó más a él.
Servir a Roma, obedecer las normas de la legión y defender el campamento con honor. ¡Senatus Populusque Romanus!
El resto de la legión repitió su aclamación.
Atenea resopló
Reyna apartó a su pegaso de Percy, como si se alegrara de haber terminado con él. Skippy desplegó sus bonitas alas. Hazel no pudo evitar sentir envidia. Habría dado cualquier cosa por un caballo como ese, pero eso jamás ocurriría.
—Bueno, jamás digas jamás— señaló Piper
—Lo acabas de decir, dos veces— dijo Leo
—Sabes a lo que me refería— respondió Piper
—Tienes que explicarte mejor, reina de belleza— dijo Leo
Los caballos eran solo para los oficiales o la caballería bárbara, no para los legionarios romanos.
—Bueno cariño, demuestrales que no siempre debe ser así— dijo Afrodita con una sonrisita
—Centuriones —dijo Reyna—, vosotros y vuestras tropas tenéis una hora para cenar. Luego nos reuniremos en el Campo de Marte. La Primera y la Segunda Cohorte defenderán. La Tercera, la Cuarta y la Quinta atacarán. ¡Buena fortuna!
—Ya quiero saber como fue en esos juegos— dijo Connor —no olvidamos la primera vez que él estuvo en nuestro equipo
—Tampoco yo, me encantó el plan— bromeó Percy
Annabeth se sonrojó —Lo siento
—No, en serio me encantó— dijo Percy riendo
—A Clarisse más— comentó Travis
—Idiota— masculló Clarisse
La multitud prorrumpió en una ovación mayor, por los juegos de guerra y por la cena. Las cohortes rompieron filas y corrieron al comedor.
—La comida siempre es un buen motivo para la ovación— dijo Connor
—Estoy completamente de acuerdo con eso— dijo Leo
—Yo igual— asintió Percy
Hazel saludó con la mano a Percy, quien se abrió paso entre el gentío acompañado de Nico. Para sorpresa de Hazel, Nico le estaba sonriendo.
—Vaya— dijo Thalia
Perséfone miró a Hazel con una sonrisa un poco divertida. Hazel se sonrojó
—Bien hecho, hermanita —dijo—. Le has echado valor respondiendo por él.
Era la primera vez que la llamaba « hermanita» . Hazel se preguntó si era así como llamaba a Bianca.
Hazel, Nico y Bianca se sonrojaron. Will miró a Nico "definitivamente estás en problemas"
—Típicos celos de hermanos— señaló Miranda
—¿En serio eso existe?— preguntó Rachel
—Sí— respondieron varios de los hermanos
—Y es horrible, creo que es hasta peor que los celos de pareja— bromeó Miranda
—Vaya— murmuró Rachel
—Y por eso agradezco ser hija única— dijo Bianca a sus amigos. Sammy y Esperanza asintieron de acuerdo
—A veces es divertido tener hermanos— dijo Zoé
—Muy muy a veces— comentó Charles
—Sí es divertido— dijeron los mellizos al unísono
Uno de los guardias había dado a Percy su placa de identificación como probatio. Percy la ensartó en su collar de cuero con las extrañas cuentas.
—Gracias, Hazel —dijo—. ¿Qué significa exactamente que respondes por mí?
—La otra pregunta del millón— dijo Leo
—Y vaya que sí lo era— dijo Percy
Hazel sonrió
—Que garantizo tu buen comportamiento —explicó Hazel—. Que te enseñaré las normas, responderé a tus preguntas y me aseguraré de que no deshonras a la legión.
—¿Y… si hago algo mal?
—Entonces me matarán contigo
—Entonces no hagas nada mal— dijo Rachel
—Más me valdría no hacerlo— dijo Percy riendo
—Sería lo mejor— asintió Katie
—respondió Hazel—. ¿Tienes hambre? Vamos a comer.
—Fuiste muy optimista— comentó Percy
—Gracias— dijo Hazel
VIIIHazel
Por lo menos la comida del campamento estaba buena.
—Muy bien, están aprendiendo que siempre hay que ver los puntos buenos— dijo Apolo
—Lo peor es que lo aprenden por las malas— comentó Hermes
—El único que aprende por las malas es Jason, gracias— dijo Leo
—No aprendo por las malas— se defendió Jason
—Hermanito, ya leímos ese capítulo— señaló Thalia
Espíritus del viento invisibles —aurai— servían a los campistas y parecían saber exactamente lo que quería todo el mundo. Hacían volar platos y tazas tan rápido que el comedor parecía un delicioso huracán.
—Una manera genial de describirlo— dijo Percy
—Fue lo único que se me ocurrió— dijo Hazel
—Pero lo describía a la perfección— asintió Percy
Si te levantabas demasiado deprisa, era probable que te mancharas de judías o de pollo asado a la cazuela.
—Siempre hay que levantarse con moderación— asintió Travis
—¿No fuiste tú el que chocó con otro campista que iba a la fogata por levantarte demasiado rápido?— preguntó Percy riendo
—Muchas gracias, Percy— dijo Travis
—Todos lo vimos— señaló Chris
—Bueno, pues aprendan a levantarse con moderación— dijo Travis
Hazel pidió sopa de camarones: su comida casera favorita. Le recordaba cuando era una niña en Nueva Orleans, antes de que cayera sobre ella la maldición y de que su madre se volviera tan resentida.
Hazel hizo una mueca
Percy pidió una hamburguesa con queso y un extraño refresco de vivo color azul. Hazel no lo entendía, pero Percy lo probó y sonrió.
—La comida azul no puede faltar— dijo Percy de manera solemne
—Por supuesto que no, cariño— dijo Sally con una sonrisa
—De ninguna manera— murmuró Zoé
—Esto me pone contento —dijo—. No sé por qué…, pero es así.
Por un instante, uno de los aurai se hizo visible: una chica con aspecto de duende que llevaba un vestido de seda blanco. Soltó una risita al llenar el vaso de Percy y desapareció en una ráfaga.
—Uhhhhh— corearon algunos de los chicos
—¿Bueno tú vas solo a ligar o qué?— preguntó Connor con una carcajada
Zoé y Charles se miraron con una mueca
Percy se sonrojó —Ella solo era amable
—Annabeth, por favor deja de mirarme de esa manera siento que me quieres atravesar con tu daga— murmuró Connor
Annabeth resopló
El comedor parecía especialmente bullicioso esa noche. Las risas resonaban en las paredes. Los estandartes de guerra susurraban desde las vigas de cedro del techo mientras los aurai iban y venían, manteniendo llenos los platos de todos.
—Con todo el ambiente— asintió Leo
—Y vaya que sí— suspiró Jason
Los campistas cenaban al estilo de los romanos, sentados en divanes alrededor de mesas bajas. Los chicos se levantaban continuamente y cambiaban de sitio, difundiendo rumores sobre a quién le gustaba quién y otros chismes.
Los chicos griegos intercambiaron miradas
—Los chismes siempre son importantes— dijo Connor
—No puedo discutir contra eso— dijo Miranda
—Son una parte vital— bromeó Katie
Como siempre, la Quinta Cohorte ocupaba el lugar menos honorable. Sus mesas estaban al fondo del comedor, al lado de la cocina. La mesa de Hazel siempre era la menos concurrida.
—Pero mientras menos gente, más oportunidad hay de charlar mejor— señaló Hermes
—Eso a veces es cierto— comentó Afrodita
Esa noche la ocupaban ella y Frank, como de costumbre, además de Percy, Nico y su centurión Dakota, quien se sentó allí, supuso Hazel, porque se sentía obligado a dar la bienvenida al nuevo recluta.
—Eso creo— dijo Percy
—Nos dimos cuenta de ello— asintió Frank
—Por supuesto, tenía que hacerlo— dijo Jason
Dakota se recostó con aire taciturno en su diván mientras echaba azúcar en su bebida y bebía a grandes tragos.
—No sé cómo alguien puede resistir tanta azúcar— murmuró Percy
—Es el gran misterio de esta vida— comentó Leo
—Creo que es bastante lógico por qué lo puede resistir— señaló Annabeth
Era un chico fornido con el pelo moreno rizado y unos ojos que nunca estaban del todo alineados, de forma que cada vez que Hazel lo miraba se sentía como si el mundo estuviera inclinado.
—Oye, no seas grosera— dijo Travis riendo
—Lo siento— dijo Hazel sonrojada —no era para que nadie más lo supiera
No era una buena señal que estuviera bebiendo tanto a una hora tan temprana de la noche.
Dionisio se interesó de repente
—Bueno —eructó, agitando su copa—. Bienvenido a la Percy, fiesta — frunció el ceño—. Fiesta, Percy. En fin.
—Es lo mismo— dijo Miranda
—El orden de los factores no altera el producto— dijo Connor
—Bueno, en ese caso sí lo alteró— señaló Leo
—Pero se entendió lo que quiso decir— dijo Connor
—Esto… gracias —dijo Percy, pero su atención estaba centrada en Nico—. Me preguntaba si podríamos hablar, ya sabes… de dónde he podido verte antes.
—Que no creas que se le va a olvidar— dijo Thalia
—Me di cuenta— masculló Nico
—Que no creas que se le va a olvidar al que no se acuerda de nada— bromeó Travis
—Claro —contestó Nico con demasiada rapidez—. El caso es que paso la mayor parte del tiempo en el inframundo. Así que a menos que haya coincidido contigo allí…
—-Debemos admitir que esa manera de salirse del tema es buena— dijo Thalia
—Inteligente y sofisticada— dijo Apolo
—Y tiene cierta verdad— señaló Will
—Nico nos debería dar clases a todos— dijo Miranda
Dakota eructó.
—Lo llaman el embajador de Plutón. Reyna nunca sabe qué hacer con este tío cuando viene de visita.
—Lo siento, de nuevo— dijo Reyna
—Y aún después de eso se siente como su hermana mayor— masculló Bianca para sí misma
Deberías haber visto la cara que puso cuando apareció con Hazel y le pidió que la acogiera. Sin ánimo de ofender.
—Fue una sorpresa— dijo Reyna
—Sí, tu cara reflejó toda la sorpresa— asintió Nico sonriéndole un poco
—Tengo que practicar mi cara de póker— dijo Reyna
—Tranquilo —Nico pareció alegrarse de cambiar de tema—. Dakota fue muy amable respondiendo por Hazel.
Dakota se ruborizó.
—Sí, bueno… Parecía una buena chica. Y no me equivoqué.
Hazel se sonrojó
El mes pasado me salvó de… ya sabes.
—Pues no, no sabemos— bromeó Leo
—Sí, yo tampoco sabía— dijo Percy
—¡Jo, tío! —Frank alzó la vista de su pescado con patatas—. ¡Deberías haberla visto, Percy! Así es como Hazel recibió su raya. Los unicornios decidieron salir en estampida.
—¿Los unicornios hacen estampidas?— preguntó Katie
Los romanos asintieron
—Y así quieres que tengamos unicornios— señaló Miranda
—Podemos tratar de evitar las estampidas— dijo Katie
—No fue nada —dijo Hazel.
—¿Nada? —protestó Frank—. ¡Dakota habría acabado pisoteado! Te plantaste delante de ellos, los espantaste y le salvaste el pellejo. En mi vida había visto algo parecido.
—Eso fue valiente— dijo Rachel
—No, no fue la gran cosa— dijo Hazel sonrojada
—No todas las personas se paran frente a una estampida de unicornios— señaló Rachel
Hazel se mordió el labio. No le gustaba hablar del tema, y la forma en que Frank contaba la anécdota, como si ella fuera una heroína, la incomodaba.
—Pero fuiste una heroína— dijo Frank
—Es cierto que lo fuiste, como dice Rachel no todos se paren frente a una estampida de unicornios— dijo Piper
—Gracias— murmuró Hazel
En realidad, lo que más había temido era que los unicornios se hicieran daño al dejarse llevar por el pánico.
—Eso también te hace una heroína— señaló Deméter
—También salvaste a los unicornios de lastimarse— dijo Katie
—Eso es muy cierto— asintió Perséfone
Sus cuernos eran de metal precioso —plata y oro—, de modo que había conseguido apartarlos concentrándose simplemente, conduciendo a los animales por los cuernos y guiándolos de vuelta a las cuadras.
—Eso es saber utilizar los recursos que tienes a tu alcance— señaló Rachel
—Eso no hace menos heroico lo que hiciste— comentó Nico
—Así que debes dejar de decir que no lo fue— dijo Frank
—Está bien— dijo Hazel con una pequeña sonrisa
Su intervención le había valido el puesto de miembro de pleno derecho de la legión, pero también había originado rumores sobre sus extraños poderes; unos rumores que le recordaban los malos tiempos. Percy la observó. Aquellos ojos verde mar la inquietaban.
Percy se sonrojó
—A todos— dijo Miranda
—A Annabeth no— señaló Thalia
—Bueno, pero es Annabeth— dijo Piper
—¿Tú y Nico crecisteis juntos? —preguntó.
—No —respondió Nico por ella—. No descubrí que Hazel era mi hermana hasta hace poco. Ella es de Nueva Orleans.
—No está mintiendo, está omitiendo información— señaló Leo
—¿Ven? Nico sí debería darnos clases— dijo Katie
Nico rodó los ojos
—Ya sabemos de quien sacaste esa parte— susurró Charles a Bianca
—Siempre lo supe— susurró Bianca riendo—pero hasta ahora lo confirmo
Eso era verdad, por supuesto, pero no toda la verdad. Nico dejaba que la gente creyera que se había tropezado con ella en el moderno Nueva Orleans y que la había llevado al campamento. Era más sencillo que contar la verdadera historia.
—Tendríamos que haber dado muchas explicaciones— dijo Nico
—Eso es muy cierto— suspiró Hazel
Hazel había intentado hacerse pasar por una chica moderna, pero no era fácil. Afortunadamente, los semidioses no usaban mucha tecnología en el campamento. Sus poderes acostumbraban a averiar los aparatos electrónicos.
Algunos de los chicos hicieron muecas
—El pequeño detalle de los semidioses y los aparatos electrónicos— dijo Chris
—Pequeñísimo detalle— dijo Piper
Pero la primera vez que fue de permiso a Berkeley estuvo a punto de darle un ataque. Televisiones, ordenadores, iPod, internet… Se alegró de volver al mundo de los fantasmas, los unicornios y los dioses, mucho menos fantástico que el siglo XXI.
Hazel se sonrojó
—No te entendemos, pero nosotros te podemos enseñar— dijo Connor
—Por lo menos hasta que se nos descomponga el aparato— dijo Travis
—Muchas gracias— dijo Hazel
—A tus ordenes— corearon los Stoll
—Solo preguntarles de dónde van a sacar esos aparatos— señaló Katie
Nico seguía hablando de los hijos de Plutón.
—No hay muchos de los nuestros —dijo—, así que tenemos que mantenernos unidos. Cuando encontré a Hazel…
—Vamos de nuevo— murmuró Hazel sonrojada
—¿Tienes más hermanas? —preguntó Percy, como si supiera la respuesta.
Hazel se preguntaba donde habrían coincidido él y Nico, y qué estaba ocultando su hermano.
—También nosotros queremos saber— dijo Miranda
—Esa falta de información nos tiene al filo del asiento— dijo Thalia
—No podemos vivir más tiempo sin esa información— dijo Connor
Nico rodó los ojos
—Una —reconoció Nico—. Pero murió. La he visto como espíritu varias veces en el inframundo, menos la última vez que bajé…
Para traerla de vuelta, pensó Hazel, pero Nico omitió esa parte.
Hades miró a Nico con una ceja enarcada. Nico se sonrojó. Los hermanos di Angelo se miraron por un momento, era como si aunque lo intentaran no pudieran estar del todo de acuerdo de lo que se trata ser hermanos
—Había desaparecido —la voz de Nico se volvió ronca—. Solía estar en los Campos Elíseos (como el paraíso del inframundo), pero eligió volver a nacer y llevar una nueva vida. No volveré a verla.
De nuevo el silencio se hizo en la sala
Tuve mucha suerte de encontrar a Hazel…
Nico le sonrió a Hazel. Hazel le dio una sonrisa tímida
en Nueva Orleans, claro.
—Obviamente— dijo Will
—Todos lo sabemos— asintió Rachel
Dakota gruñó.
—Siempre que no hagas caso a los rumores. No digo que sea mi caso.
—¿Rumores? —preguntó Percy.
—Pero de todas maneras mencionó los rumores— dijo Zoë
—No pudo olvidar esa mención— suspiró Hazel
—¡Hazel! —gritó Don el fauno desde el otro lado de la sala.
Hazel nunca se había alegrado tanto de ver al fauno.
—Salvada por el fauno— dijo Miranda
—Me alegré muchísimo de verlo— dijo Hazel
No se le permitía acceder al campamento, pero siempre conseguía entrar. Iba avanzando poco a poco hacia su mesa, sonriendo a todo el mundo, cogiendo furtivamente comida de los platos
—Eso es de muy mala educación— resopló Deméter
—Pero no es que podamos hacer nada realmente— dijo Hazel
Reyna hizo una mueca
y señalando con el dedo a los campistas:
—¡Eh, llámame!
—Lo digo en serio, llámame— bromeó Katie
—Bueno, yo si quisiera que él me llamara— dijo Piper con una carcajada —y obvio, también era el libro de Lacy
—Yo no entendí— dijo Travis
—Tampoco yo ¿Quién les va a llamar?— preguntó Jason
Katie y Piper soltaron una carcajada
Una pizza voladora le dio en la cabeza, y desapareció detrás de un diván. A continuación apareció otra vez, sonriendo aún, y se acercó.
—Una pizza voladora no lo va a detener— señaló Percy
—Una pizza voladora no detiene a nadie— dijo Leo
—Eso es tener motivación— asintió Percy
—¡Mi chica favorita! —Olía a cabra mojada envuelta en queso rancio. Se inclinó por encima de los divanes y miró su comida—. Dime, chico nuevo, ¿vas a comerte eso?
—Pues sí, sonaba a buena idea— dijo Leo
—La verdad es que sí me parecía buena idea eso de comer— bromeó Percy —lo estuve esperando todo el día
Percy frunció el entrecejo.
—¿Los faunos no sois vegetarianos?
—¡La hamburguesa no, tío! ¡El plato!
—Obviamente Percy— dijo Rachel
—Ay Percy, pues claro que es obvio que quería el plato— dijo Travis
—Olfateó el pelo de Percy—. Oye… ¿qué es ese olor?
—¡Don! —dijo Hazel—. No seas maleducado.
—Que grosero— dijo Connor
—No puedes ir preguntándole a la gente "que es ese olor"— dijo Miranda negando con la cabeza
—Pues él sí puedo— comentó Percy con una sonrisa
—No, colega, yo solo…
El dios doméstico Vitelio apareció titilante, medio incrustado en el diván de Frank.
—¡Faunos en el comedor! ¿Adónde iremos a parar?
—Con esta hiriente y absurda actitud— bromeó Leo
¡Centurión Dakota, cumple con tu deber!
—Estoy cumpliendo con él —masculló Dakota contra su copa—. ¡Estoy cenando!
—Tiene un punto— asintió Travis
—Es bastante razonable— dijo Rachel
Don seguía olfateando alrededor de Percy.
—¡Tío, tienes una conexión empática con un fauno!
—Sátiro, gracias— refunfuñó Grover
Percy se apartó de él.
—¿Una qué?
—¡Una conexión empática! Es muy débil, como si alguien la hubiera reprimido…
Annabeth resopló
—Sí también nos dimos cuenta— se quejó Grover
Percy sonrió con inocencia
—¡Ya sé lo que haremos! —Nico se levantó súbitamente—.
—El discreto, le dicen— bromeó Connor riendo
—Eso ya no fue elegante y sofisticado— comentó Apolo
—La discreción ante todo— dijo Will
Nico les dio una mirada indignada, que no fue atemorizante porque estaba sonrojada
Hazel, ¿qué tal si os damos tiempo a Frank y a ti para que ayudéis a Percy a orientarse? Dakota y yo iremos a visitar la mesa de los pretores. Don y Vitelio, podéis venir también.
—Un plan perfecto inventado en un momento de pánico— dijo Thalia
—Suelen ser los mejores planes— comentó Percy
Nico bufó
Discutiremos las estrategias de los juegos de guerra.
—¿Estrategias para perder? —murmuró Dakota.
—Hay que perder con estilo— señaló Leo
—Siempre hay que mantener el estilo y la dignidad aunque pierdas— dijo Afrodita
—Estoy de acuerdo en eso— asintió Apolo
—¡El Chico Muerte tiene razón! —convino Vitelio—. Esta legión pelea peor que nosotros en Judea, y fue la primera vez que perdimos el águila. Si yo estuviera al mando…
—¿Puedo comerme la vajilla primero? —preguntó Don.
—Hay que tener prioridades— dijo Travis
—La vajilla no podía esperar— dijo Percy
—¡Vamos!
Nico se levantó y agarró a Don y a Vitelio por las orejas.
—Qué bueno que nunca me porté tan mal— susurró Bianca a sus amigos
—¿Ah no?— preguntó Zoé
—Apuesto a que así querías agarrar al chico cuando abrazó a Bianca— susurró Reyna tratando de no reírse
—Reyna— masculló Nico —deja ese tema en paz
Will volteó a ver a Nico como si hubiera pensado lo mismo que Reyna. Nico se sonrojó
Solo Nico podía tocar a los lares. Vitelio farfulló indignado mientras se lo llevaba a rastras a la mesa de los pretores.
—Sí, yo también me habría indignado si me llevaran así— comentó Miranda
—Definitivamente lo hubiera hecho— asintió Apolo
—¡Ay! —protestó Don—. ¡Cuidado con el peinado, tío!
—El peinado es muy importante— dijo Leo
—No se pasó hpora y horas peinándose para que lo deshagas de esa manera— señaló Will
—¿Es en serio?— masculló Nico
Will se encogió de hombros
—¡Vamos, Dakota! —gritó Nico por encima del hombro.
El centurión se puso en pie de mala gana. Se limpió la boca, pero fue en vano, ya que estaba permanentemente manchada de rojo.
Y ahí a los que faltan ya no les quedó duda de quién es su padre
—Vuelvo enseguida.
Sacudió todo el cuerpo, como un perro intentando secarse. Luego se marchó tambaleándose, derramando el líquido de la copa.
—Nunca lo hubiéramos adivinado— comentó Apolo
—Sí, eso ya tiene más sentido— dijo Hermes
—claro que lo tiene— dijo Dionisio satisfecho
—¿A qué ha venido eso? —preguntó Percy—. ¿Y qué le pasa a Dakota?
Frank suspiró.
—Está bien. Es hijo de Baco, el dios del vino. Tiene un problema con la bebida.
—Pero espero que sea bebida apta para todas las edades— comentó Deméter
—Por supuesto que lo es— resopló Dionisio —al vino no le hechas azucar, es mejor su sabor natural
—Claaro— murmuró Hermes
Percy abrió mucho los ojos.
—¿Le dejáis beber vino?
—¡Dioses, no! —dijo Hazel—. Eso sería catastrófico.
—Y vaya que lo sería— comentó Reyna
—No nos lo queremos ni imaginar— dijo Frank
—de ninguna manera— dijo Jason
Está enganchado a un refresco rojo en polvo. Se lo bebe con el triple de azúcar necesaria, y tiene un trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Un día de estos le va a explotar la cabeza.
—No sé si eso es mejor o peor que el vino— comentó Deméter
—Es debatible— dijo Dionisio encogiéndose de hombros —pero su bebida lo hace feliz
Percy echó un vistazo a la mesa de los pretores. La mayoría de los oficiales de alto rango estaban enfrascados en una conversación con Reyna. Nico y sus dos cautivos, Don y Vitelio, permanecían en la periferia.
—No eran mis cautivos— dijo Nico rodando los ojos
—Esa forma en que te los llevaste hizo que parecieran tus cautivos— señaló Percy
—Un poco— asintió Frank
Dakota corría de un lado para el otro a lo largo de una hilera de escudos amontonados, golpeándolos con su copa como si fueran un xilófono.
—Déficit de atención con hiperactividad —dijo Percy—. No me digas.
—Casi ni se notaba— comentó Hazel
—Para nada— dijo Percy negando con la cabeza
Hazel trató de contener la risa.
—Bueno… la mayoría de los semidioses lo somos. O disléxicos. El simple hecho de ser semidioses significa que nuestros cerebros están conectados de forma distinta.
—Y eso explica muchas cosas— dijo Travis
—Y vaya que sí lo hace— dijo Leo
Los semidioses asintieron de acuerdo
Como tú, que dijiste que tenías problemas para leer.
—¿Vosotros también sois así? —preguntó Percy.
—No lo sé —reconoció Hazel—. Tal vez. En mi época, a los chicos como yo simplemente nos llamaban « vagos» .
—Ya te exhibiste— dijo Leo
Hazel resopló —Lo olvidé por un momento
Percy frunció el entrecejo.
—¿En tu época?
Hazel se maldijo.
—Sí puso atención a eso— señaló Rachel
—Aunque no lo creas pone atención a todo— dijo Thalia
—No estoy seguro si eso era un cumplido, cara de pino— dijo Percy
—Investigalo— respondió Thalia
Por suerte para ella, Frank intervino:
—Ojalá yo tuviera déficit de atención o fuera disléxico. Lo único que tengo es intolerancia a la lactosa.
—No puedes comer helado— dijo Travis con tristeza
—Lo sé— dijo Frank con una mueca
Percy sonrió.
—¿En serio?
Frank podría haber sido el semidiós más tonto de la historia, pero a Hazel le parecía adorable cuando hacía mohínes.
—Awwwww— chilló Afrodita
Y luego sus amigos siguieron el ejemplo para molestar a la parejita
El chico dejó caer los hombros.
—Y encima me encanta el helado…
—No había escuchado algo tan trágico desde que Percy dijo que le mataron a su panda— bromeó Miranda
—Y sigue siendo muy trágico— dijo Percy
—No comer helado también es trágico— asintió Frank
Percy se echó a reír. Hazel no pudo evitar reírse con él. Era agradable estar cenando y sentir que se encontraba entre amigos.
—Estábamos entre amigos— dijo Percy
—Es cierto— dijo Frank
—Bueno, decidme, ¿por qué es tan malo estar en la Quinta Cohorte? Vosotros sois geniales.
—Gracias— dijeron Frank y Hazel al unísono
El cumplido provocó un hormigueo a Hazel en los dedos de los pies.
—Es… complicado. Aparte de ser hija de Plutón, quiero montar a caballo.
—¿Por eso usas una espada de la caballería?
—Tiene sentido— asintió Thalia
Hazel asintió
Ella asintió con la cabeza.
—Supongo que es ridículo. Ilusiones. En el campamento solo hay un pegaso, el de Reyna. Los unicornios solo se crían por motivos médicos, porque las virutas de sus cuernos curan el veneno y cosas parecidas.
—¿Ven? Sí necesitamos unicornios— señaló Katie
—Debo de estar de acuerdo con Katie— comentó Will
—¡Al fin!— dijo Katie
—Nadie le va a sacar esa idea de los unicornios, lo siento Quirón— dijo Miranda
—Tendremos que ver que hacemos con eso de los unicornios— dijo Quirón
El caso es que los romanos siempre luchan a pie. A la caballería la desprecian un poco. Así que a mí también me desprecian.
—Ellos se lo pierden —dijo Percy—.
—Y tú te lo ahorras— dijo Miranda
—Es la mejor frase que he escuchado— dijo Leo
¿Y tú, Frank?
—Tiro con arco —murmuró él—. Tampoco les gusta, a menos que seas hijo de Apolo.
—Eso es porque soy genial— dijo Apolo
—O legado— murmuró Bianca para sí misma
Entonces tienes un pretexto. Espero que mi padre sea Apolo,
—Lo siento mucho por el padre que te tocó y que obviamente no es tan increíble como yo— dijo Apolo
—No sé ni por qué pensarías eso— resopló Ares
—Tal vez porque no lo has reconocido— señaló Artemisa
pero no lo sé. La poesía no se me da muy bien. Y no estoy seguro de querer ser pariente de Octavio.
—Muchas gracias— murmuraron Will y Bianca al unísono
—Parece que no les gustó mucho la idea— señaló Hermes
—Ya lo noté— dijo Apolo
—No me extraña —dijo Percy—. Pero el arco se te da de maravilla. A las gorgonas les diste de lleno. Olvídate de lo que piensen los demás.
—Me encantan los consejos motivacionales de Percy— dijo Katie
—A todos— asintió Chris
Percy se sonrojó
Frank se puso colorado como el refresco en polvo de Dakota.
—Ojalá pudiera. Todos creen que debería luchar con la espada porque soy grande y corpulento —se miró el cuerpo, como si le costara creer que fuera suyo—. Dicen que soy demasiado robusto para un arquero.
—Demuestrales que no es cierto y hazlo de maravilla— aconsejó Apolo
—Es lo mejor que puedes hacer, querido— asintió Afrodita
—Demuestrales tu fuerza— bufó Ares
A lo mejor si mi padre me reconociera…
Cenaron en silencio durante varios minutos. Cuando tu padre se negaba a reconocerte… Hazel conocía esa sensación. Intuía que Percy también podía identificarse con eso.
Los dioses se removieron incómodos y algunos de los chicos asintieron con comprensión.
—Has preguntado por la Quinta —dijo finalmente—. Por qué es la peor cohorte… En realidad, todo empezó mucho antes de nosotros.
Los romanos hicieron una mueca
Señaló la pared del fondo, donde estaban expuestos los estandartes de la legión.
—¿Ves el palo vacío del medio?
—El águila —dijo Percy.
—Y por eso es que todos se ponían incómodos cuando el chico pasaba adelante— comentó Bianca
—Eso lo explica— asintió Zoë
Hazel se quedó pasmada.
—¿Cómo lo has sabido?
—Entendemos ese sentimiento— murmuraron algunos de los chicos griegos
Percy se sonrojó
Percy se encogió de hombros.
—Vitelio habló de cuando la legión perdió el águila hace mucho…, la primera vez, dijo. Se comportaba como si fuera una desgracia terrible. Supongo que eso es lo que falta.
—Y lleva un día ahí— señaló Perséfone
—Pero es muy bueno para deducir las cosas— dijo Poseidón con orgullo
—Gracias— murmuró Percy
Y por la forma en que tú y Reyna hablabais antes, supongo que habéis perdido el águila por segunda vez, más recientemente, y que tiene algo que ver con la Quinta Cohorte.
—Y vaya que sí eres muy bueno deduciendo— dijo Hazel
—Supongo que a veces— dijo Percy
Hazel tomó nota mentalmente de que no debía subestimar a Percy Jackson.
—Eso se aprende rápido— dijo Annabeth
Percy le sonrió
Cuando había llegado, le había parecido un poco bobo por las preguntas que había hecho —sobre la fiesta de la tuna y todo lo demás—, pero estaba claro que era más listo de lo que aparentaba.
—Es que la fiesta de la tuna era importante— murmuró Percy sonrojado
—Lo siento— dijo Hazel
—No pasa nada— dijo Percy
—Sí —dijo ella—. Eso es exactamente lo que ha pasado.
—¿Y qué es el águila, por cierto? ¿Por qué es tan importante?
Frank miró alrededor para asegurarse de que nadie escuchaba.
—No habría sido bueno que lo hicieran— comentó Jason
—Por supuesto que no lo sería— dijo Reyna
Los romanos hicieron muecas de desagrado
—Es el símbolo de todo el campamento: una gran águila hecha de oro. Nos protege en la batalla e inspira temor a nuestros enemigos. El águila de cada legión les daba toda clase de poderes, y la nuestra venía del mismísimo Júpiter.
Zeus sonrió orgulloso
Supuestamente, Julio César apodó a nuestra legión « Fulminata» (armada con el rayo) por las cosas que el águila podía hacer.
—No me gustan los rayos —dijo Percy.
—A mí sí— dijo Thalia
—Sí, no tienes que recordármelo— dijo Percy
—Y a Jason también le gustan— señaló Piper riendo
—Nosotros nos dimos cuenta de eso— dijo Miranda
—A mí también me gustan— dijo Thom
—¿Sabes invocar rayos?— preguntó Thalia impresionada. El niño asintió —esto cada vez se pone mejor, te voy a enseñar las cosas que puedes hacer con los rayos
—Alguien por favor aleje al niño de Thalia— bromeó Rachel
Piper y Jason intercambiaron miradas
—Sí, bueno —dijo Hazel—, tampoco nos hizo invencibles. La Duodécima perdió el águila por primera vez hace muchísimo tiempo, durante la rebelión judía.
—Creo que he visto una película sobre el tema —dijo Percy.
—Existen muchas de esas— comentó Jason
—Como si necesitáramos que nos lo recordaran— dijo Reyna
Hazel se encogió de hombros.
—Podría ser. Se han hecho muchos libros y películas sobre legiones que pierden sus águilas. Por desgracia, ocurrió muchas veces.
—Y obviamente había que plasmarlo en libros y películas— señaló Apolo guiñandole un ojo a Reyna
El águila era tan importante… Bueno, los arqueólogos no han recuperado ni una sola águila de la antigua Roma. Cada legión protegía la suya hasta el último aliento porque estaba cargada del poder de los dioses.
—Wow— murmuraron algunos de los semidioses griegos
—Y tampoco tenemos uno de eso— se quejó Travis
—Y sí lo necesitamos— asintió Leo
—Y vaya que sí— murmuró Percy
Preferían esconderla o fundirla a entregársela a un enemigo. La Duodécima tuvo suerte la primera vez. Recuperamos el águila. Pero la segunda vez…
Los romanos se removieron con incomodidad
—¿Vosotros estabais allí? —preguntó Percy.
Los dos negaron con la cabeza.
—Yo soy casi tan nuevo como tú —Frank se tocó la placa de probatio—. Llegué el mes pasado.
Frank hizo una mueca, al recordar cuándo y el por qué había llegado. Hazel le dio una sonrisa de apoyo
Pero todo el mundo ha oído la historia. Incluso hablar del tema trae mala suerte. En los ochenta hubo una gran expedición a Alaska…
Los romanos se miraron entre ellos, todos conociendo esa historia
—¿Te acuerdas de la profecía en la que te fijaste en el templo —continuó Hazel—, la de los siete semidioses y las Puertas de la Muerte? Nuestro primer pretor era Michael Varus, de la Quinta Cohorte.
Jason resopló
—¿Él fue el que...— comenzó Piper
—Sí— respondió Jason con una mueca
En aquel entonces la Quinta era la mejor cohorte del campamento. Él pensó que la legión alcanzaría la gloria si resolvía la profecía y la hacía realidad: salvar al mundo de la tormenta y el fuego, y todo lo demás.
—Sí y es por eso que no deben intentar resolver las profecías— señaló Apolo
—Y no era salvar al mundo de la tormenta o el fuego— murmuró Leo
Habló con el augur, y el augur le dijo que la respuesta estaba en Alaska. Pero advirtió a Michael de que todavía no era el momento. La profecía no estaba destinada a él.
—No las pueden apresurar— dijo Rachel
—Siempre acaba muy mal cuando eso sucede— señaló Apolo
Charles intercambió una mirada con su hermana y con Bianca
—Pero fue de todas formas —aventuró Percy—. ¿Qué pasó?
Frank bajó la voz.
—Es una historia bastante larga y horripilante. Casi toda la Quinta Cohorte fue aniquilada.
Todos los chicos se quedaron en silencio un momento
La mayoría de las armas de oro imperial de la legión se perdieron, junto con el águila. Los supervivientes se volvieron locos o se negaron a hablar de lo que les había atacado.
—Debió ser bastante horrible— murmuró Chris
Los romanos asintieron de acuerdo con una mueca
Yo lo sé, pensó Hazel seriamente. Pero se mantuvo callada.
Hazel se removió incómoda
—Está bien— susurró Frank a su lado
—Desde que el águila se perdió —prosiguió Frank—, el campamento se ha ido debilitando. Las misiones son más peligrosas. Los monstruos atacan las fronteras más a menudo. La moral está más baja.
—Fue bastante malo— dijo Hazel
—Y se puso peor— dijo Reyna
Jason hizo una mueca
Desde el mes pasado más o menos, la situación ha empeorado mucho, y mucho más deprisa.
—Y la Quinta Cohorte ha cargado con la culpa —supuso Percy—. Así que ahora todo el mundo cree que estamos malditos.
—Básicamente— murmuró Hazel
—Genial, otra maldición— resopló Leo
—Y que lo digas— murmuró Percy
Hazel se dio cuenta de que la sopa estaba fría. Sorbió una cucharada, pero la comida no resultaba muy reconfortante.
—Hemos sido los marginados de la legión desde… desde la catástrofe de Alaska. Nuestra reputación mejoró cuando Jason se convirtió en pretor…
Jason se sonrojó
—Vaya hermanito, eso es muy bueno— dijo Thalia
—Gracias, lo hice lo mejor que pude— murmuró Jason
—Sabemos que sí— dijo Hazel sonriéndole
—¿El chico que ha desaparecido? —preguntó Percy.
—Sí —respondió Frank—. No llegué a conocerlo. Estuvo aquí antes que yo. Pero he oído que era un buen líder.
—Gracias— murmuró Jason sonrojado
Zeus le dio una mirada satisfecha y Hera lucía algo arrogante también
Prácticamente se crió en la Quinta Cohorte. No le importaba lo que la gente opinara de nosotros. Empezó a restaurar nuestra reputación. Y entonces desapareció.
—Si lo ponen así, sí suena como una maldición— señaló Apolo
—Es cierto— dijo Jason con una mueca
—Lo que nos ha dejado como al principio —dijo Hazel amargamente—. Parecemos otra vez unos malditos. Lo siento, Percy. Ahora ya sabes dónde te has metido.
Percy bebió un sorbo de su refresco azul y se quedó mirando pensativamente a través del comedor.
—A veces te concentras más cuando te quedas viendo fijamente a algún lugar— señaló Rachel
—Eso es cierto, te tratas de concentrar en una sola cosa— dijo Annabeth
—Aunque es muy raro que te quedes viendo a algún lugar fijamente— dijo Thalia
—Ni siquiera sé de dónde vengo… pero tengo la sensación de que no es la primera vez que estoy en una situación desfavorecida
—Cierto— murmuró Annabeth
—Y que lo digas— suspiró Percy
—se centró en Hazel y forzó una sonrisa—. Además, pertenecer a la legión es mejor que ser perseguido por monstruos en el monte.
—Eso es un punto muy razonable— dijo Leo
—Y optimista— señaló Thalia
—Gracias, soy optimista— dijo Percy
He hecho nuevos amigos. Tal vez juntos podamos dar la vuelta a la situación de la Quinta Cohorte.
Frank y Hazel le sonrieron a Percy
Un cuerno sonó al final de la sala. Los oficiales de la mesa de los pretores se pusieron en pie; incluso Dakota, con la boca roja como un vampiro debido a su refresco.
—Sí parece un poco vampiresco— murmuró Hazel
Los chicos que lo conocían asintieron de acuerdo
—¡Que empiecen los juegos! —anunció Reyna.
Los campistas prorrumpieron en vítores y corrieron a recoger sus pertrechos de los montones repartidos a lo largo de las paredes.
—Genial, ya queremos saber cómo fue ese huego— dijo Connor
—Tal vez si dejaran de interrumpir— masculló Hera
—Pero interrumpir es divertido— murmuró Connor para sí mismo
—Entonces ¿nosotros somos el equipo atacante? —preguntó Percy por encima del ruido—. ¿Es eso bueno?
Hazel se encogió de hombros.
—La buena noticia es que contamos con el elefante.
—Un elefante es algo bueno— asintió Travis —yo quiero uno
—Ya tenemos suficiente con Katie queriendo unicornios— señaló Miranda
—Pero los unicornios son por salud —dijo Katie
La mala…
—A ver si lo adivino —dijo Percy—. La Quinta Cohorte siempre pierde.
—Otro que te va a quitar el trabajo de oráculo RED— señaló Miranda
—No puede ser— dijo Rachel negando con la cabeza
Frank dio una palmada a Percy en el hombro.
—Me encanta este tío. Venga, amigo. ¡Vamos a sumar mi decimotercera derrota consecutiva!
—Y de nuevo, el 13 puede ser su número de suerte— señaló Leo
—Fin del capítulo— anunció Perséfone
—Por fin— murmuró Hazel
—Pero hay que seguir leyendo, todavía falta mucho ¿Quién quiere seguir leyendo?— preguntó Perséfone
Charles estaba pensando en la forma en la que algunos de los dioses miraban a sus hijos mientras leían, podía decir que algunos le tenían afecto a sus hijos y si eso fuera cierto ¿Cómo es que puedes hacerle algo así a alguien que quieres? O tal vez solo era una ilusión, el afecto no daña a las personas, simplemente no lo hace. Esa línea de pensamiento fue lo que lo llevó a recordar la última charla que había tenido con Thalia (con la Thalia de su época por supuesto)
Estaban sentados uno a lado del otro, recargados en un árbol, no hacía mucho que el ataque a los campamentos había sucedido y solo por buena suerte se habían encontrado con Thalia en el camino, ni siquiera sabía bien donde estaba, pero se había sentido aliviado de verla
—La iba a dejar ¿Sabes?— suspiró Charles —pensé que sería lo mejor para ella
—¿Dónde pensabas hacerlo?— preguntó Thalia
—En la casa de la abuela, creo que ahí estaría segura, estaría bien— respondió Charles —ella es mortal, no atraería a los monstruos
—¿Y tú?— preguntó Thalia
—No lo sé, no podría de ninguna manera quedarme ahí, sería demasiado arriesgado
—Por supuesto— dijo Thalia —¿Entonces qué fue lo que te hizo cambiar de opinión?
—No quiero dejarla, es mi hermana menor ¿Cómo podría hacerlo?— él dijo con una mueca —pero siento que soy egoista por pensar en lo que yo quiero, ella debe estar segura, debería ser lo más importante
—¿En serio crees que Zoé se quedaría como si nada?— preguntó Thalia con incredulidad —a la primera oportunidad se escaparía para ir a buscarte, eso se lo heredó a Percy
Charles sonrió con tristeza —Lo sé. ¿Crees que hago bien?
—Creo que estás haciendo lo mejor que puedes— suspiró Thalia —aunque sabes que no es necesario que dejen el campamento, sé que mis cazadoras no son muy amigables pero…
Charles negó con la cabeza —No, sabes que no podemos quedarnos. Tus cazadoras necesitan todo lo que estamos usando, necesitas tener todo lo necesario para ellas
Thalia suspiró —Me gustaría decirte que no, pero tienes razón ¿Los demás se irán contigo?
—No quiero obligar a los niños nada— dijo Charles —pero creo que ellos irán
—Podría quedarme con algunos de ellos, las cazadoras los aceptarían, pero ustedes son una familia y los mellizos...— Thalia suspiró de manera temblorosa
—Si quieren ir, los cuidaré— prometió Charles
—No puedes hacerte responsable del mundo, Charles— dijo Thalia
—No, pero sí de mi familia— respondió Charles —y cuando encuentre un lugar donde lo que queda de mi familia esté segura, iré tras ellos— dijo con convicción
Thalia suspiró —Aquí es donde yo debería decirte que soy mayor y entiendo las cosas pero aun así no deberías guardar rencor, pero ¿Sinceramente? si en este momento yo pudiera, iría también contra ellos
Ellos se quedaron en silencio un momento
—¿Cuándo se irán?— preguntó Thalia
—Dos días— dijo Charles
Y así fue, dos días después ellos se estaban despidiendo, Thalia le obsequió un arco a Bianca (arco que se perdió poco después), los mellizos se despidieron de su tía mientras trataban de no llorar
—Vamos a encontrar una forma de comunicarnos— prometió Thalia
Todos asintieron (aunque era posible que no la hubiera), la habían pasado mal intentando encontrar un lugar seguro y justo en el peor momento, habían aparecido en la Sala de Trono
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