-Este será el peor libro- masculló Poseidón, de acuerdo será mejor que vayan a descansar

Los dioses salieron de la sala diciendo que esperarían a los chicos en sus respectivos palacios, ya que los chicos no parecían querer salir aún

-Ya quiero que esto acabe- se quejó Percy con un puchero

-Llevas diciendo eso desde el primer libro- dijo Thalia

-Porque desde el primer libro fue una tortura- dijo Percy

-Tranquilo, ya solo faltan muchos capítulos de este y la pila de allá- señaló Leo

-Eso me hace sentir mejor- dijo Percy con sarcasmo

-Esto sigue siendo tan extraño- murmuró Piper

-Tienes razón -dijo Will -¿Quién imaginaría que en algún momento íbamos a pasar tanto tiempo con nuestros padres?

-Es cierto- asintieron los chicos

-Es extraño, pero hay partes divertidas- comentó Connor

-Eso no te lo discuto, hermano- dijo Travis chocando los cinco con él

-Es muy rara su idea de diversión- dijo Katie

-y eso que no lo has visto todo- murmuró Rachel

-Cuando esos libros vengan desde su punto de vista, no les dará tanta gracia- dijo Percy

-eso no va a pasar- comentó Leo

-está muy interesante su plática- gruñó Clarisse -pero ya me he cansado de estar con ustedes, yo me largo- salió junto con Chris

-Se aburrió de nosotros, pero no de él ¡Que grosera!- dijo Connor con dramatismo

-Es mejor que nos vayamos- suspiró Annabeth -antes de que mande por nosotros...

Los chicos se quejaron un poco, pero desfilaron hacia los palacios de sus respectivos padres

Al día siguiente después del desayuno todos tomaron asiento en la sala

-De acuerdo, vamos a seguir este suplicio- se quejó Poseidón -¿Quién quiere leer?

-Yo- dijo Grover alzando la mano, le pasaron el libro -Incineramos un sudario metálico

Soñé con Rachel Elizabeth Dare;

-vaya, que forma de empezar el capítulo- dijo Connor

-Y que lo digas- murmuró Annabeth

Rachel y Percy se sonrojaron

Se dedicaba a lanzar dardos a un retrato mío.

-Percy...- murmuró Rachel sonrojada

-Eso es tan romántico- comentó Leo con sarcasmo

-¿y por qué tenía un retrato tuyo?- preguntó "amablemente" Connor

-No seas malo- dijo Miranda

-Es una artista- señaló Hazel

Estaba de pie en su habitación... Vale, rebobinemos un poco.

-Otro acosador en sueños- bromeó Thalia

-¡Cállate cara de pino!- gritaron Nico y Percy al mismo tiempo

-¡Ay, hablan al mismo tiempo!- se burló Thalia

Debo explicar primero que Rachel no tiene una habitación, sino toda la planta superior de la mansión de su familia, un edificio restaurado de piedra arenisca ubicado en Brooklyn.

-Eso sí es una gran habitación- dijo apolo

-no es gran cosa- murmuró Rachel

Su « habitación» es un inmenso desván con iluminación industrial y ventanales del suelo al techo.

-no es la gran cosa- repitió Apolo

-Eso sí es la gran cosa- dijo Travis impresionado

-Yo quiero una de esas- dijo Connor -¿saben todo el instrumento para bromas que cabría?

Es el doble de espacioso que el apartamento de mi madre.

-Es como dos o tres de nuestras cabañas- dijo Travis

-No es la gran cosa- volvió a decir Rachel

Un tema de rock alternativo rugía por un altavoz ultramoderno manchado de pintura. Por lo visto, la única norma de Rachel en materia musical era que no hubiese en su iPod dos canciones que sonaran igual.

-Eso también está muy bien- dijo Apolo -como el dios de la música apruebo eso, solo te faltarían algunas piezas tocadas por mí

-esa podría ser una mala decisión- dijo Hermes mirando a Rachel

-¡Oye!- se quejó apolo

Y que todas fueran extrañísimas.

-no son extrañas- se defendió Rachel -es arte

-son un poco extrañas- dijo Percy

-Claro que no- dijo Rachel

-Sí- dijo Percy

-no

-Sí

-¡Dejen de pelear como un par de enamorados!- gritó Thalia

Un cojín (cortesía de Percy) le dio en la cara

Ella iba con un quimono y tenía el pelo encrespado, como si acabara de levantarse. La cama estaba deshecha.

-Y no es acosador- murmuró Travis

Había una serie de caballetes de pintura tapados con sábanas, y por el suelo se veía ropa sucia tirada y envoltorios de barritas energéticas.

-¿En serio tuviste que ver todo eso?- murmuró Rachel

-No fue mi intención- se disculpó Percy

Pero, bueno, cuando tienes una habitación así de grande, el desbarajuste no produce tan mala impresión.

-Por eso necesito una de esas- dijo Connor

-Todos necesitamos una de esas, así no se nota el desorden- suspiró Travis -sería como un sueño hecho realidad

Artemisa rodó los ojos

Las ventanas mostraban el panorama nocturno de los rascacielos de Manhattan.

-Y ahora gracias a Percy todos conocemos tu habitación- dijo Piper

-Con eso ¿Cómo te sientes?- preguntó Leo con voz seria

-¿Qué opinas de que Percy te estuviera espiando?- preguntó Apolo -nada personal- dijo mirando a Percy -yo lo he hecho un par de veces...

-Al día- masculló Artemisa

El cuadro acribillado era un retrato en el que yo aparecía de pie sobre el gigante Anteo. Rachel lo había pintado un par de meses atrás.

-Tú lo pintaste ¿y aun así le lanzas dardos?- preguntó Hazel

Rachel se sonrojó -Estaba molesta

La expresión de mi rostro era feroz, casi inquietante, de manera que resultaba difícil saber si era el bueno o el malo, pero ella decía que aquél era exactamente mi aspecto después de una batalla.

-Eso no puedo discutirlo, bro- dijo Jason

Los chicos asintieron

-Me habría gustado ver el retrato- dijo Annabeth

-Lo tienes en vivo y a todo color, cariño- dijo Afrodita -eso es mil veces mejor

Semidioses —mascullaba con retintín mientras lanzaba un dardo al lienzo —. Ellos y sus estúpidas operaciones de búsqueda.

-nosotros no tenemos la culpa de las estúpidas operaciones de búsqueda- dijo Will

-Lo siento- dijo Rachel

-pero a veces son muy estúpidas- masculló Nico

Los dioses se removieron con incomodidad

La mayoría de los dardos rebotaban, pero varios se clavaban. Uno colgaba de mi mentón como una perilla.

-al menos no te aventó cepillos azules- comentó Hermes

-esos eran para cuando lo viera en persona- bromeó Rachel

-¿Quieres un cepillo en este momento?- preguntó Thalia

-Vaya gracias- murmuró Percy

Alguien aporreaba la puerta.

— ¡Rachel! —Era la voz de un hombre—. ¿Se puede saber qué demonios haces? Baja esa...

Rachel apagaba la música con el mando a distancia.

— ¡Adelante!

-¿Y si nos adoptas?- preguntaron los Stoll

-Sería la peor decisión de su vida- gruñó Clarisse

-La segunda peor decisión, la primera sería escuchar la música de Apolo- comentó Hermes

Katie y Miranda soltaron una risita

Su padre entraba enfurruñado y parpadeaba a causa de aquella luz tan cruda.

Rachel suspiró

Tenía el pelo rojizo, como Rachel, aunque un poco más oscuro y totalmente aplastado por un lado, como si acabara de perder una pelea con su almohada.

-eso lo describe bien- murmuró Rachel -aunque sigo sin poder creer que viste todo eso

Percy se sonrojó

Su pijama azul de seda llevaba bordadas en el bolsillo las iniciales « W.D.». La verdad, ¿quién se borda las iniciales en el pijama?

-Mi padre- dijo Rachel

-Zeus tiene una pijama con su nombre- comentó Hermes recibiendo una mirada asesina del dios

-Mi padre también tiene una así- murmuró Will

-Porque soy fabuloso- dijo Apolo

Pero ¿qué pasa aquí? —preguntaba airado—. Son las tres de la mañana.

-Las tres de la mañana es una excelente hora para oír música- dijo Apolo -pero como siempre, hay amargados que no te dejan hacerlo

-Eran las tres de la mañana y estabas "componiendo música" mientras intentabas declamar un haiku- masculló Atenea

-Eso es suficiente castigo para cualquiera- bufó Dionisio

-Me siento traicionado- dijo apolo -no entienden la creación de la música

No podía dormir —decía Rachel.

En ese momento uno de los dardos clavados en mi retrato caía al suelo.

-En el momento oportuno-dijo Afrodita

-Muy oportuno- masculló Rachel

Ella trataba de tapar el cuadro con el cuerpo, pero el señor Dare lo veía igualmente.

-Incómodo- canturrearon los Stoll

Vaya... ¿Así que tu amigo no va a venir a Saint Thomas?

Así era como me llamaba el señor Dare. Nunca « Percy». Sólo « tu amigo».

-Creo que no se sabía tu nombre- dijo Leo

-O no le interesó aprendérselo- bufó Dionisio

O « joven», si es que se dirigía a mí, cosa que raramente sucedía.

-O realmente no le gustas para amigo de su hija- masculló Atenea -y realmente no puedo culparlo

Rachel arqueaba las cejas.

No lo sé.

Salimos por la mañana —decía su padre—. Si no se ha decidido ya...

-Eres muy indeciso, Percy, muy mal, muy mal- dijo apolo

Seguramente no vendrá —replicaba Rachel con tono sombrío—. ¿Contento?

-Él posiblemente lo estaba- dijo Perséfone

El señor Dare se paseaba muy serio por la habitación, con las manos cruzadas a la espalda. Supongo que eso era lo que hacía en la sala de reuniones de su promotora inmobiliaria y lo que ponía más nerviosos a sus subordinados.

Rachel asintió -Dice que le da un aspecto más formidable

-Lo que se tiene que hacer cuando no son dioses- suspiró Apolo

— ¿Aún tienes pesadillas? —preguntaba—. ¿Y dolores de cabeza?

-yo no haría muchas preguntas mientras Rachel está sosteniendo los dardos- comentó Piper

Rachel tiraba los dardos al suelo.

-Así está mejor- comentó Piper

No debería habértelo contado.

-Es tu padre, se preocupa por ti- dijo Hestia

Rachel suspiró

Soy tu padre. Me preocupo por ti.

Más bien por el buen nombre de la familia —mascullaba su hija.

-el buen nombre de la familia es importante- masculló Hera

-Solo vean quien lo dice- bufó Hefesto -y admiren la ironía

El hombre no reaccionaba, quizá porque ya había oído ese comentario otras veces, o quizá porque era cierto.

Podríamos llamar al doctor Arkwright —sugería—. Él te ayudó a superar la muerte de tu hámster.

-Tenía seis años- murmuró Rachel

-Uno de esos terapeutas le hace falta a esta familias- masculló Hades

-Creo que el terapeuta se volvería loco- dijo Apolo

-Sobretodo contigo- dijo Artemisa

Entonces tenía seis años. Y no, papá, no necesito un terapeuta. Sólo... — Movía la cabeza con impotencia.

-Esa es una muy buena explicación- dijo Connor

-¿Por qué molestan a todo el mundo?- preguntó Miranda

-Porque es divertido- dijo Travis

-Su idea de diversión es muy rara- comentó Katie

-Se parecen a Hermes- bufó Deméter

Su padre se detenía junto a los ventanales. Observaba el horizonte de rascacielos como si fueran suyos, lo que no era el caso: sólo poseía una parte.

Te vendrá bien alejarte un poco —decidía—. Has estado sometida a influencias poco saludables.

-Creo que tú eres la influencia poco saludable- señaló Leo mirando a Percy

-y estoy completamente de acuerdo- bufó Atenea

-¿De nuevo con eso? Realmente deberías superarlo- dijo Afrodita

-Estás siendo muy amargada- dijo Perséfone

Atenea rodó los ojos

No pienso ir a la Academia de Señoritas Clarion —le espetaba Rachel—. Y mis amistades no son asunto tuyo.

-Y como he dicho, no se metan con Rachel- dijo Leo

-Se dan cuenta de que me han estado molestando ¿Cierto?- dijo Rachel

-Pero eso hacen los amigos- dijeron los Stoll con inocencia

Él sonreía, pero no con calidez, sino en plan: « Algún día comprenderás que eso son tonterías».

-Todos odiamos esa sonrisa- masculló Apolo

Procura dormir un poco —le sugería—. Mañana por la noche estaremos en la playa. Ya verás qué divertido es.

Muy divertido —resoplaba Rachel—. Divertidísimo.

-y otra más que es sarcástica- murmuró Will -bienvenida al club

Su padre salía de la habitación, dejando la puerta abierta.

Rachel contemplaba mi retrato. Luego se acercaba al caballete de al lado, cubierto con una sábana.

Ojalá sean sueños —decía.

-eso no pinta bien- masculló Poseidón -y yo que pensaba que iba a ser un capítulo tranquilo

-con tu hijo ningún capítulo es tranquilo- señaló Apolo

Destapaba el caballete para revelar un dibujo al carboncillo esbozado deprisa, aunque se notaba que Rachel era muy buena.

-Gracias- murmuró Rachel

Se trataba de un retrato de Luke de niño. Debía de tener unos nueve años y sonreía de oreja a oreja, todavía sin aquella cicatriz en la cara.

Luke miró a Rachel con el ceño fruncido

-Eso es raro- dijo Connor

-Es el oráculo- señaló Miranda

-Pero ahí no lo era- dijo Connor

-no, pero ya mostraba algunos signos- dijo Apolo

No se me ocurría cómo podía saber Rachel qué aspecto tenía Luke entonces, pero el retrato era tan fiel que me daba la sensación de que no era inventado.

-Wow, acosadora- bromeó Travis

Por lo que yo sabía de la vida de Luke, que no era mucho, aquel retrato lo mostraba justo antes de descubrir que era mestizo y escapar de casa.

Luke hizo una mueca

Rachel lo contemplaba largamente. Luego destapaba el siguiente caballete. Ese cuadro todavía era más inquietante:

-Le estabas dando un recorrido a tu arte sin siquiera saberlo- dijo apolo -deberías cobrarle

-Tiene razón- dijo Rachel -Percy, son cincuenta dólares

-¡Que sean cien!- gritaron los Stoll

-Y cien también para los que oyeron la descripción de mis cuadros- bromeó Rachel

-Esta chica me cae bien- dijo Hermes

-Sí, es MI oráculo- contestó Apolo

Una imagen del Empire State sobre un cielo plagado de relámpagos. A lo lejos se preparaba una gran tormenta y una mano gigantesca se insinuaba entre las nubes negras.

-si no fuera porque realmente me daba escalofríos ese cuarto, podría contemplarlo todo el día- dijo Percy

-Suena interesantes y tenebroso al mismo tiempo- comentó Perséfone

-y para colmo tiene que ver con mi hijo- suspiró Poseidón

Al pie del edificio se había congregado una multitud, pero no de turistas y peatones. Lo que se veían eran lanzas, jabalinas y estandartes: los símbolos de un ejército.

-la chiquilla tiene talento- gruñó Dionisio

Percy —murmuraba Rachel—, ¿qué está pasando?

-En ese momento tampoco lo sabía- murmuró Percy

El sueño se desvaneció, y lo último que recuerdo haber pensado fue que me gustaría poder responder a su pregunta.

-Habría sido de mucha ayuda- dijo Rachel

-Y que lo digas- comentó Percy

Quería llamarla a la mañana siguiente, pero en el campamento no había teléfonos.

-Podrías hacerlo con un mensaje iris- dijo Thalia o podrías pedirle prestado su teléfono a Annabeth- bromeó

-Y eso sería casi como adelantar la guerra- dijo Piper

Annabeth se sonrojó

-Los monstruos que atrajeras serían lo de menos- dijo Jason

-no te unas- se quejó Percy

-Lo siento, bro- dijo Jason riendo

A Dionisio y Quirón no les hacía falta una línea fija. Cuando necesitaban algo, les bastaba con enviar un mensaje Iris al Olimpo.

-es más práctico- dijo Quirón

-Pero podría haber asustado a Rachel- comentó Hestia

-La niña le dio con un cepillo a Cronos- comentó Deméter

Y en cuanto a los teléfonos móviles, cuando los usa un semidiós la señal alerta a todos los monstruos en cien kilómetros a la redonda. Viene a ser como lanzar una bengala: « ¡Aquí estoy! ¡Hazme una cara nueva, por favor!».

-No- dijo Afrodita -tú eres muy mono con esa cara

-tengo que estar de acuerdo con eso- dijo Perséfone

Hades gruñó

-Gracias- murmuró Percy sonrojado

Así que, incluso dentro de los límites de seguridad del campamento, es una clase de publicidad que preferimos evitar.

-suficiente publicidad con la que ya tienes- bufó Poseidón -no creo que sea necesaria más

Por este motivo, la mayoría de los mestizos, salvo Annabeth y algún otro, ni siquiera poseían su propio móvil. Y a ella, desde luego, no podía decirle: « Oye, déjame tu teléfono, tengo que llamar a Rachel».

Rachel, Annabeth y Percy se sonrojaron

-De poder, sí podías hacerlo- comentó Leo

-Creo que ni siquiera Percy es taaan suicida- dijo Leo

-de haber dicho eso ya no tendría que haberse preocupado por la profecía- dijo Apolo

En fin, para hacer la llamada tenía que salir del campamento y caminar varios kilómetros hasta el supermercado más cercano.

-y en realidad no es el mejor momento para exponerte aún más- dijo Poseidón

E incluso si Quirón me daba permiso,

-que probablemente no sucediera- dijo el centauro

Cuando llegase allí Rachel ya estaría volando hacia Saint Thomas.

Engullí un desayuno deprimente, sentado solo en la mesa de Poseidón.

-Odio eso- dijo Percy

-Es deprimente- estuvo de acuerdo Thalia

No quitaba la vista de la fisura del suelo de mármol por la que Nico había arrojado dos años atrás al inframundo a un puñado de esqueletos sedientos de sangre.

-deberías superar eso- murmuró Nico

Aquel recuerdo no contribuía precisamente a abrirme el apetito.

Después del desayuno, Annabeth y yo bajamos a inspeccionar las cabañas.

-y en ese momento su día mejoró- dijo Connor

-ya no era tan deprimente- dijo Travis

-bueno... No salió exactamente bien- dijo Percy

Annabeth se sonrojó

-¿Por qué no me sorprende?- preguntó Piper

Le tocaba hacer la inspección a ella. Mi tarea matinal consistía en clasificar informes para Quirón. Pero como los dos aborrecíamos nuestros respectivos trabajos, decidimos hacerlos juntos para que no resultaran tan insoportables.

-awwww- canturrearon los Stoll

-son tan lindos y tan ciegos- dijo Bianca

-Eso los describe- dijo Grover

Empezamos por la cabaña de Poseidón, que ocupaba sólo yo. Había hecho la cama esa mañana (bueno, más o menos)

-Más o menos- estuvo de acuerdo Annabeth

-no soy muy bueno ordenando cosas- murmuró Percy

-yo sí- dijo Tyson alzando la mano

-Deberías darle clases a Percy- bromeó Annabeth

-Síí- aplaudió Tyson emocionado

Y había colocado bien el cuerno de minotauro de la pared, así que me daba a mí mismo un cuatro sobre cinco.

-Que generosos- dijo Travis

-Lástima que tú no hicieras la inspección- bromeó Connor

Estás siendo muy generoso —dijo Annabeth con una mueca, mientras recogía con la punta de su lápiz unos pantalones sucios.

-Que romántico- dijo Thalia con sarcasmo

Percy se sonrojó adorablemente- fue incómodo

Se los arrebaté de un tirón.

Eh, dame un respiro. Este verano no cuento con Tyson para que ponga orden y arregle mis estropicios.

-Y son muchos- dijo Tyson

-Grandullón...- murmuró Percy

-Eso no se dice frente a su novia- dijo Leo "seriamente"

-Ya vio sus pantalones sucios- dijo Connor encogiéndose de hombros

Tres sobre cinco —sentenció Annabeth.

No me convenía discutir, así que continuamos.

-Nunca conviene discutir- murmuraron los Stoll

Eché una ojeada al montón de informes de Quirón mientras caminábamos. Había mensajes de semidioses, de sátiros y espíritus de la naturaleza procedentes de todo el país, que informaban sobre los últimos movimientos de los monstruos.

-Y vaya que había bastante movimiento- suspiró el centauro

Eran bastante deprimentes, y a mi cerebro aquejado de THDA (Trastorno Hiperactivo por Déficit de Atención) no le gusta concentrarse en las cosas deprimentes.

-Creí que eso era en lo que más le gustaba concentrarse- dijo Thalia

-Ya déjame, cara de pino- se quejó Percy

Había batallas menores por todas partes. El reclutamiento de efectivos para el campamento se había reducido a cero.

-Más y más problemas- se quejó Hazel

-Los problemas nunca vienen solos- dijo Zoë

A los sátiros les costaba muchísimo localizar a nuevos semidioses y traerlos a la colina Mestiza, debido a la cantidad de monstruos que pululaban por el país.

Grover hizo una mueca

De nuestra amiga Thalia, que dirigía a las cazadoras de Artemisa, no nos llegaban noticias desde hacía meses,

-a otra que también le gusta desaparecer- bromeó Percy

-No es gracioso, Perseus- dijo Annabeth

Percy sonrió con aire inocente

Y si Artemisa sabía lo que les había ocurrido, no parecía dispuesta a contárselo a nadie.

-No tendría por qué hacerlo- dijo Artemisa

Visitamos la cabaña de Afrodita, que, por supuesto, sacó un cinco sobre cinco.

Afrodita sonrió con suficiencia

Las camas estaban hechas a la perfección y la ropa guardada en baúles y ordenada por colores.

-Perfeccionistas- masculló Hermes

-cómo debe de ser- contestó Afrodita

Había flores frescas en los alféizares de las ventanas. Aunque yo quería quitarle un punto porque todo apestaba a perfume de diseño, Annabeth no me hizo caso.

-estaba demasiado bien arreglado para quitarle puntos- dijo Annabeth

-Pero apestaba a 'perfume de diseño- se quejó Percy

-a ves es demasiado el olor- asintió Piper

Afrodita la miró con una ceja alzada

Impecable como siempre, Silena —sentenció.

Silena asintió lánguidamente. La pared detrás de su cama estaba empapelada con fotografías de Beckendorf.

-Ay mi pobre niñita- suspiró Afrodita

Los chicos hicieron una mueca

Ella permanecía sentada con una caja de bombones en el regazo. Recordé que su padre tenía una tienda de chocolate en el Village (de ahí que Afrodita se hubiera fijado en él en su día).

-Es chocolate- dijo Hermes como si eso lo dijera todo

-Tienes buenos gustos- dijo Apolo

-Lo sé- contestó Afrodita

-no sé cómo nunca se me ocurrió salir con un dueño de una tienda de chocolate- dijo Apolo

-Ya somos suficientes- murmuró Will por lo bajo

— ¿Quieres un bombón? —preguntó—. Me los ha enviado mi padre. Ha pensado... que quizá sirvan para levantarme el ánimo.

-el chocolate siempre levanta el ánimo- dijo Hazel

-Cariño, eso no te lo puedo discutir- dijo Afrodita

— ¿Son buenos? —pregunté.

Ella negó con la cabeza.

Saben a cartón.

-yo no tengo nada en contra del cartón- dijo apolo

-Cartón con chocolate, lo más delicioso- comentó Hermes con sarcasmo

Yo no tenía nada contra el cartón, de manera que probé uno.

Apolo levantó los pulgares hacia Percy

Annabeth pasó.

-Ella sí tiene algo contra el cartón- murmuró Connor

Le prometimos a Silena que iríamos más tarde a verla y seguimos adelante.

Mientras cruzábamos la zona comunitaria, se desató una pelea entre las cabañas de Ares y Apolo.

-Y siguen con sus peleas- dijo Atenea rodando los ojos -como si no fuera suficiente la guerra que están viviendo

Varios campistas de Apolo provistos de bombas incendiarias sobrevolaron la cabaña de Ares con un carro tirado por dos pegasos.

Clarisse gruñó

Nunca había visto aquel carro, pero daba la impresión de ser cómodo y ligero. El tejado de Ares empezó a arder enseguida, y las náyades del lago de las canoas se apresuraron a echarle agua para apagarlo.

-Y las náyades lidian con sus peleas- murmuró Grover

Para sorpresa de muchos, Clarisse se sonrojó un poco

Entonces los de Ares les lanzaron una maldición y las flechas de los arqueros de Apolo se volvieron de goma. Éstos seguían disparando, pero las flechas rebotaban sin hacerles ningún daño.

-¡No!- gritó apolo

-sigan así mocosos- dijo Ares -demuestren quien manda

Dos arqueros pasaron corriendo por nuestro lado, perseguidos por un chico de Ares furioso que les gritaba en verso:

— ¿Maleficios contra mí lanzáis? ¡A pagar me las vais! ¡Días y noches os arrepentiréis! ¡Y a la rima despreciaréis!

-Muy bien- dijo Apolo -no hay nada más divertido que los niños de Ares gritando en verso

-Se me ocurre algo mejor- comentó Hermes -Ares gritando en verso

-Oh, ese sí es otro nivel- dijo apolo

Annabeth suspiró.

No, por favor. ¡Otra vez no! La última vez que Apolo le echó un maleficio a una cabaña, costó una semana que las víctimas dejaran de hablar en pareados.

-Que ahora sean dos semanas- dijo apolo

Me estremecí. Apolo no solamente era dios de los arqueros, sino también de la poesía, y yo lo había oído recitar en persona. Casi habría preferido que me clavaran una flecha.

Algunos dioses rieron

-Me siento traicionado- dijo Apolo

-tenemos que estar de acuerdo con Percy- dijo Hermes

-Lo siento- murmuró Percy

-Jamás los voy a volver a deleitar con mi hermosa voz y mis hermosos haikus, mueran como simples mortales y vivan con la desgracia de no volver a oírme- dijo Apolo con dramatismo

-¿Puedes empezar de una vez?- preguntó Artemisa

-Esperé que llegara este día desde hace mucho tiempo- dijo Hermes

Apolo les dio una mirada asesina

— ¿Por qué se están peleando? —pregunté.

Annabeth no me prestó atención mientras anotaba en un rollo de papiro su veredicto: uno sobre cinco para ambas cabañas.

-Ese día nos quedamos sin agua caliente para la ducha- masculló Will

-Estaban peleando- dijo Annabeth

-Nosotros también, gracias a ustedes- gruñó Clarisse mirando a Will

De pronto la miré fijamente, cosa bastante absurda porque la había visto un millón de veces. Ese verano, para mi alivio, teníamos prácticamente la misma estatura.

-Y dale con lo de la estatura- bromeó Thalia

-bueno, Prissy antes parecía un duende- masculló Clarisse

-disculpa, ese es mi puesto- dijo Leo

-al menos se lo toma bien- murmuró Hermes

Aun así, ella parecía mucho más madura. Resultaba incluso algo intimidante.

-¿A penas te das cuenta?- dijo Travis -luce muy intimidante

Annabeth rodó los ojos

-tengo que estar de acuerdo- dijo Katie -lo siento, Annabeth

O sea, sí, Annabeth siempre ha sido mona, pero ahora estaba empezando a ser guapa de verdad.

Percy y Annabeth se sonrojaron

Afrodita pegó un chillido

Finalmente, levantó la vista y dijo:

Por ese carro volador.

— ¿Qué?

Me has preguntado por qué se peleaban, ¿no?

Ah, sí.

-Ah sí, es que estaba pensando en lo guapa que estás- bromeó miranda

-en ese momento el cerebro de Percy hizo corto circuito- dijo Connor

-ahora se unen para molestarme- se quejó Percy

Lo capturaron la semana pasada durante un ataque en Filadelfia. Unos mestizos de Luke se habían presentado allí con el carro volador y los de la cabaña de Apolo se apoderaron de él durante la batalla. Pero el ataque lo dirigía la cabaña de Ares, así que llevan discutiendo desde entonces a quién le corresponde quedárselo.

-Pero los de Apolo lo obtuvieron, es su botín de guerra- comentó Hermes ¿O no?

Apolo no contestó

-Así que era en serio lo de no hablar...- murmuró Hermes

-No durará mucho- comentó Artemisa -por otro lado ¿Cómo es posible que esos chicos peleen por ese carro cuando están en el peor momento para los mestizos?

-El peor momento... Hasta ahora- comentó Atenea

-Eso no importa- dijo Ares -el carro les pertenecía a mis hijos ¡Tiene que reclamar lo que es suyo!

Nos agachamos bruscamente, porque Michael Yew pasaba lanzado con su carro para bombardear a un campista de Ares. Éste intentó clavarle la espada y le echó una maldición rimada.

-Debió ser un gran espectáculo- dijo Hermes

Estamos tratando de salvar nuestras vidas —dije—, y lo único que se les ocurre es pelearse por un carro estúpido.

Ya se les pasará. Clarisse acabará entrando en razón.

-¿conocemos a la misma Clarisse?- preguntó Travis

-Cállate idiota- gruñó Clarisse

A mí no me parecía tan seguro. Entrar en razón no iba demasiado con la Clarisse que yo conocía.

Percy y Travis chocaron los cinco

Seguí ojeando informes mientras revisábamos unas cuantas cabañas más. Deméter sacó un cuatro.

Katie y miranda se sonrojaron

Hefesto un tres justo, y seguramente le correspondía una nota más baja, pero con lo de Beckendorf les perdonamos un poquito.

Hefesto suspiró

Hermes se llevó un previsible dos. Todos los campistas que no conocían a su progenitor olímpico iban a parar a Hermes y, como los dioses son un poco olvidadizos, aquella cabaña estaba siempre repleta.

Los dioses se removieron con incomodidad

-aun así sacamos mejor calificación que los de Ares y Apolo- gritaron los Stoll y chocaron los cinco

-esa es la actitud- dijo Hermes

Llegamos por fin a la cabaña de Atenea, que se veía tan ordenada y pulcra como de costumbre. Los libros alineados en los anaqueles, las armaduras pulidas y relucientes, y las paredes decoradas con planos y mapas de batallas.

Atenea sonrió con suficiencia

Únicamente la cama de Annabeth estaba hecha una calamidad, con montones de papeles esparcidos por encima y con su portátil plateado abierto y en funcionamiento.

Annabeth se sonrojó

-A alguien se le olvidó la inspección- comentó Thalia

Vlacas —masculló Annabeth por lo bajini, que era como llamarse idiota a sí misma en griego.

-No digan nada- masculló annabeth mirando a Leo y los Stoll

Su lugarteniente Malcolm reprimió una sonrisa.

Eh... bueno, hemos limpiado todo lo demás. No sabíamos si sería prudente tocar tus notas.

-chico listo- comentó Percy

-Es hijo de Atenea- señaló Jason

-Bro, sabes que no me refería a eso- dijo Percy

Jason rió -Lo sé

-Nadie en su sano juicio tocaría las notas de annabeth- señaló Thalia

Una muestra de inteligencia por su parte. Annabeth tenía un cuchillo de bronce que reservaba para los monstruos más peligrosos y para la gente que se atrevía a tocar sus cosas.

-¡Percy!- chilló annabeth

-No se metan con Annabeth y sus cosas- anunció Percy -lo siento listilla, todos lo sabemos

Malcolm me sonrió.

Esperaremos fuera a que terminéis la inspección.

Todos los campistas de Atenea desfilaron por la puerta mientras Annabeth ordenaba y arreglaba su cama.

-Así que se van a quedar solos en la cabaña- dijo Connor -estos chicos de ahora no respetan las reglas6

Me paseé incómodo arrastrando los pies y simulando que revisaba varios informes más. Oficialmente, incluso durante una inspección, iba contra las normas del campamento que dos campistas permanecieran... hum, solos en una cabaña.

-Pudiste haber salido- masculló Atenea

-Como si lo fuera a hacer- dijo Afrodita

Quirón miró a ambos chicos con una ceja alzada

Esta norma había dado mucho que hablar cuando Silena y Beckendorf habían empezado a salir.

-Creo que podrían quitar esa norma- dijo Afrodita

-no- masculló Atenea

-no- dijo Deméter

Sí, ya sé, quizá estarás pensando: « ¿No son parientes todos los semidioses por su lado divino? ¿Cómo es posible que puedan salir juntos?».

-¿Ahora lees mentes?- preguntó Leo

-yo no estaba pensando eso- dijo Connor

-a ver ¿Que estoy pensando ahorita?- preguntó Travis

-¿En serio quieres que lo diga?- preguntó Percy mirando de Travis a Katie y viceversa

Travis se sonrojó

-Buena esa, Percy- apoyó Chris

Pero la cuestión es que el lado divino de tu familia no cuenta, genéticamente hablando, porque los dioses no tienen ADN.

-¿Esto vendrá en el examen?- preguntó Leo

-sí, tomen notas- dijo Percy

Aun así, a ningún semidiós se le ocurriría salir con otro que tenga el mismo progenitor divino. Por ejemplo, ¿dos miembros de la cabaña de Atenea? Imposible.

-Qué horror- mascullaron los chicos

En cambio, ¿una hija de Afrodita y un hijo de Hefesto? Perfecto, porque no tienen ningún parentesco.

-Eso es tan extraño, dogo, tenemos parentesco y al final no tenemos parentesco- dijo Miranda

-No lo pienses mucho, te dará dolor de cabeza- dijo Percy

En fin, no sé por qué me había puesto a pensar en todo eso mientras Annabeth ordenaba y cerraba el portátil, un regalo del inventor Dédalo el verano pasado.

-Quien sabe por qué- dijo Thalia

-Es un completo misterio- dijo Piper

-nunca lo sabremos- dijo Jason

Bueno —carraspeé—, ¿has sacado información interesante de ese trasto?

Demasiada. Dédalo tenía tantas ideas que podría pasarme cincuenta años tratando de entenderlas.

Ya —murmuré—. Menuda diversión.

-Divertidísimo- murmuraron los Stoll

Recogió sus papeles, la mayoría dibujos de edificios, y también un montón de notas manuscritas.

-Qué bueno que decidieron no tocar esas notas- dijo Piper

-Habría sido su fin- dijo Jason

Sabía que quería ser arquitecta, pero ya había aprendido que no debía preguntarle en qué estaba trabajando, porque se ponía a hablar de ángulos y paredes de carga y acababa mareándome.

Grover les dedicó una mirada divertida antes de seguir leyendo, ambos chicos se sonrojaron

— ¿Sabes? —Se recogió el pelo detrás de la oreja, como suele hacer cuando se pone nerviosa—. Toda esta historia de Beckendorf y Silena... da que pensar. Sobre las cosas importantes, me refiero. Cómo perder a las personas que te importan.

-¡Oh por los dioses!- dijeron Piper y Hazel al mismo tiempo

-Annabeth tomando la iniciativa- dijo Perséfone

-¿cuánto a que Percy no la capta?- preguntó Thalia

-Ya déjame, cara de pino- dijo Percy sonrojado

-¿Así o más claro?- preguntó Katie

Asentí. Mi cerebro, alarmado, empezó a buscar algún detalle insignificante al que aferrarse: cualquier cosa para distraerme.

La mayoría se veía sumamente divertido por las reacciones de Percy y annabeth

Por ejemplo, que aún llevara puestos los pendientes de plata con forma de lechuza que le había regalado su padre, un profesor de historia militar de San Francisco y una especie de genio estrafalario.

-No vayas a preguntar por ello- gritó la diosa del amor

-En mi defensa- dijo Percy -eso ya pasó

-¡Percy!- murmuraron algunos chicos

Ah, hum —balbuceé—. Y... ¿todo bien en tu familia? —Vale, sí, era una pregunta idiota, pero bueno, estaba nervioso.

-y así es como termina el momento romántico- bromeó Piper

-Chicos- suspiró Afrodita

-al menos te das cuenta que fue una pregunta idiota- dijo Thalia

Annabeth pareció decepcionada, pero asintió.

-Era el momento para contestar algo sumamente dulce- dijo Afrodita

Mi padre quería llevarme a Grecia este verano —dijo, melancólica—.

Siempre he deseado ver...

El Partenón —recordé.

Los chicos intercambiaron una mirada

Ella esbozó una sonrisa.

Sí.

No importa. Habrá otros veranos, ¿no?

Nada más decirlo, comprendí que era un comentario de lo más estúpido.

-¿cómo te diste cuenta?- preguntó Leo

-Un sexto sentido- contestó Percy con tono de broma

Se acercaba el momento que acabaría con mis días, según la profecía. En una semana, el Olimpo podía caer. Y si la Era de los Dioses llegaba a su fin, el mundo tal como lo conocíamos se sumiría en el caos.

Unos pocos le lanzaron miradas asesinas a Luke

Los semidioses serían perseguidos y exterminados. Ya no tendríamos más veranos.

-Definitivamente fue el fin del momento romántico- dijo Piper

-si se va a acabar el mundo, lo menos que podían hacer era confesarse su amor- dijo Afrodita -no hay nada más romántico que eso

Annabeth miraba fijamente el rollo de papiro con los resultados de la inspección.

Tres sobre cinco —murmuró entre dientes— por culpa de una líder desastrada. Vamos. Acabemos con los informes y vayamos a ver a Quirón.

-Eso fue justo- murmuró Atenea -aunque recuerda no volver a dejar tus notas tiradas

Annabeth asintió

De camino a la Casa Grande leímos el último. Estaba escrito a mano en una hoja de arce y procedía de un sátiro de Canadá. Aquel informe me deprimió todavía más.

-¿Y eso aún era posible?- preguntó Thalia

-Y son las mismas personas que le tratan de dar ánimos a Nico- comentó Will

« Querido Grover —leí en voz alta—. Bosques de Toronto atacados por un tejón gigante maligno. Intentado, como sugeriste, invocar el poder de Pan. Sin resultado. Muchas náyades de los árboles destruidas. En retirada hacia Ottawa.

Instrucciones, por favor. ¿Dónde estás? Gleeson Hedge, protector».

Los chicos intercambiaron una mirada un poco asombrada

Annabeth hizo una mueca.

— ¿No has tenido noticias de él? —preguntó—. ¿Ni siquiera con vuestra conexión por empatía?

Negué con la cabeza, desanimada.

-Lo siento- murmuró Grover

-Está bien, no fue tu culpa- dijo Percy -pero no lo vuelvas a hacer

-no- dijo Grover -no volverá a pasar

Desde el verano pasado, cuando el dios Pan había muerto, nuestro amigo

Grover había permanecido casi todo el tiempo alejado del campamento.

-y el niño cabras nos tenías preocupados- dijo annabeth

Grover sonrió con inocencia

El Consejo de Sabios Ungulados lo consideraba un apestado, pero Grover había seguido viajando por toda la costa Este para propagar el mensaje de Pan

-Muy bien- masculló Dionisio -aunque no será fácil convencerlos, muchos sátiros son necios por naturaleza

Y convencer a los espíritus de la naturaleza de que cada uno debía proteger su pequeña parcela de territorio virgen. Sólo había regresado unas cuantas veces para ver a su novia Enebro.

-el chico tiene prioridades- comentó Afrodita

Lo último que había sabido de él era que andaba por Central Park organizando a las dríadas, pero nadie lo había visto ni recibía noticias suyas desde hacía dos meses.

-y sigo sin poder creer que hayan pasado meses- murmuró Grover

Habíamos tratado de mandarle mensajes Iris, pero nunca conseguíamos comunicarnos.

-¿Qué pasó?- preguntó Hermes

-Un pequeño incidente- dijo Grover

-una forma sutil de decirlo- masculló Clarisse

Yo tenía una conexión por empatía con Grover, así que esperaba enterarme si llegaba a sucederle algo malo. Una vez me había dicho que si él moría, también podría morir yo a causa de la conexión.

-si no estás muerto deberías estar bien- dijo Hades

-Vaya consuelo- masculló Poseidón

Pero no sabía si aquello seguía en vigor.

-no es algo que tenga fecha de caducidad- dijo Atenea

Me pregunté si todavía estaría en Manhattan. Luego recordé mi sueño y el boceto de Rachel, con las nubes arremolinándose sobre la ciudad y un ejército reunido al pie del Empire State.

-no se lo vayas a contar y menos con aquello que te dijo en la cabaña- dijo Rachel -te meterás en un problema

-Ya pasó- murmuró Percy

Annabeth. —La detuve junto a la pista de voleibol. Sabía que me estaba metiendo en un lío, pero no se me ocurría otra persona en quien confiar.

-Al menos lo tienes claro- dijo Thalia

Además, yo siempre había contado con su consejo—. Escucha, he tenido un sueño, hum... con Rachel.

-Así es como se inicia una conversación con la chica que te gusta- dijo Connor

-Ahora ya saben el secreto- bromeó Percy

-Percy- murmuró annabeth

Y se lo conté todo, incluso lo del retrato de Luke de niño.

Ella se quedó en silencio. Luego se puso a enrollar el papiro de la inspección con tanta saña que acabó rasgándolo.

-Uhhhh- corearon los chicos

-Te lo dije- murmuró Rachel sonrojada

-alguien está en problemas- dijo Miranda

-Eso no pinta para nada bien- dijo Hazel

-Y termina peor- dijo Percy

-Lo siento- murmuró Annabeth sonrojada

— ¿Qué quieres que te diga? —me espetó al fin.

No lo sé. Tú eres la mejor estratega que conozco. Si estuvieras en la piel de Cronos planeando esta guerra, ¿cuál sería tu próximo paso?

Utilizaría a Tifón para distraer al enemigo. Y entonces, mientras los dioses permanecían en el Oeste, atacaría el Olimpo.

-Por supuesto- dijo Atenea -nos tiene justo donde quería

-Además del hecho de que Poseidón está librando su propia batalla- señaló Artemisa

Como en el cuadro de Rachel.

Percy —dijo con voz tirante—, Rachel es solamente una mortal.

-Gracias- dijo Rachel

Pero ¿y si lo que ha soñado es cierto? Los otros titanes dijeron que el

Olimpo sería destruido en cuestión de días. Y que nos tenían reservados otros desafíos. Y además está ese retrato de Luke cuando era niño... —Hay que estar preparados.

-Excelente consejo, no se me habría ocurrido uno mejor- masculló Hera

— ¿Cómo? —exclamé—. Mira el campamento. Ni siquiera podemos dejar de pelear entre nosotros.

-El chico tiene un punto- dijo Artemisa

Y se supone que mi estúpida alma habrá de acabar segada.

-¡Percy!- gritó Poseidón -no le des vueltas al asunto

Ella tiró el rollo de papiro con rabia.

Sabía que no debíamos mostrarte la profecía. —Sonaba dolida y contrariada—. Sólo ha servido para asustarte. Y tú sueles huir cuando estás asustado.

-Uhhhh ese fue un golpe bajo- comentó Travis

-Annabeth no está hablando sobre la profecía- señaló Afrodita

La miré, atónito.

— ¿Huir?, ¿yo?

Se puso delante de mí.

Sí, tú. ¡Eres un cobarde, Percy Jackson!

-Eso fue injusto- señaló Jason

-Lo sé- dijo Annabeth -lo siento- dijo mirando a su novio

-no pasa nada, listilla- dijo Percy atrayéndola hacia sí

-Podrá ser un poco ciego, pero no es un cobarde- dijo Thalia

-Gracias- murmuró Percy

Casi me rozaba con la nariz. Tenía los ojos enrojecidos y de repente comprendí que quizá no se refería a la profecía al llamarme cobarde.

-Exactamente- dijo Afrodita

Si no te convencen las posibilidades que tenemos —dijo—, quizá deberías irte de vacaciones con Rachel.

-Rachel ni siquiera estaba ahí y la meten en sus problemas- señaló Reyna

-era como la manzana de la discordia- dijo Hermes - sin ofender

Rachel se sonrojó

-Eso no fue gracioso Hermes- dijeron Atenea, Afrodita y Hera

Annabeth...

— ¡Si es que tanto te disgusta nuestra compañía!

— ¡Eso no es justo!

-Lo siento- murmuró Annabeth

Me dio un empujón y se alejó furiosa hacia el campo de fresas. Mientras cruzaba la pista de voleibol, la pelota se le puso a tiro y le dio tal patada que la mandó al quinto pino.

-Gracias por eso- murmuró Connor

-Íbamos ganando- dijo Travis

Me encantaría poder decir que el día mejoró a partir de ese momento. Pero no fue así, desde luego.

-como siempre- suspiró Percy

A primera hora de la tarde nos congregamos junto a la hoguera del campamento para incinerar el sudario de Beckendorf y decirle adiós. Incluso las cabañas de Ares y Apolo acordaron una tregua provisional para asistir a la ceremonia.

-Por fin- masculló Atenea -les da por actuar como críos caprichosos justo al borde de la guerra, esa pelea es una tontería

-no lo es- dijo Ares -tienen que pelear por su reconocimiento

El sudario de Beckendorf estaba hecho de eslabones metálicos, como una cota de malla. Yo no veía cómo podría arder, pero las Moiras debieron de echar una mano porque el metal se fundió sin problemas bajo el fuego, convirtiéndose en un humo dorado que se elevó hacia el cielo.

-Lo despidieron como un gran héroe- dijo Hefesto

-Se lo merecía- contestó Percy

Las llamas de la hoguera reflejaban siempre el estado de ánimo de los campistas, y esta vez ardían con un tono prácticamente negro.

Los chicos hicieron una mueca

Confié en que el espíritu de Beckendorf acabara en los Campos Elíseos.

-Lo hará- dijo Hades -murió como un héroe y llevó una buena vida

Aunque quizá eligiera volver a nacer y llegar a los Campos en tres vidas distintas para poder acceder a las Islas Afortunadas, que eran algo así como la sede de la fiesta más guay dentro del inframundo.

-una buena manera de describirlo- dijo Hades

-deberíamos poner ese slogan en la entrada- comentó Perséfone

-Claro cariño- murmuró Hades

Nadie lo merecía más que él.

Una vez terminada la ceremonia, Annabeth se alejó sin dirigirme la palabra.

-Vaya que la hiciste enojar- dijo Piper

-Es como el don de Percy- bromeó Thalia

La mayoría de los campistas se retiraron a sus respectivas tareas. Yo me quedé contemplando las llamas mortecinas. Silena permanecía sentada sollozando; Clarisse y su novio, Chris Rodríguez, procuraban consolarla.

-Lo instábamos, hasta que llegaste y lo arruinaste- masculló Clarisse

Finalmente, me armé de valor y me acerqué.

Silena, lo siento muchísimo —le dije.

Ella se sorbió la nariz mientras Clarisse me dirigía una mirada furibunda (aunque ella mira así a todo el mundo).

-Básicamente- dijo Travis

-No te lo tomes personal- dijo Connor -sabemos que en el fondo ella nos quiere

-Ni en mis peores pesadillas- gruñó Clarisse

Chris no se atrevía ni a levantar la vista. Había sido uno de los secuaces de Luke hasta que Clarisse lo rescató del Laberinto el verano pasado, y supongo que todavía se sentía culpable.

Chris se sonrojó, Ares gruñó

Me aclaré la garganta.

Ya sabes que Beckendorf llevaba encima una foto tuya —proseguí—. La miró justo antes de que entrásemos en combate. Significabas mucho para él.

Hiciste que este año fuera el mejor de su vida.

-Awww que lindo- dijo Afrodita

-fueron buenas palabras- dijo Hazel

Silena sollozó.

Bravo, Percy —masculló Clarisse.

No; está bien —dijo Silena—. Gracias... gracias, Percy. Ahora tengo que irme.

Clarisse dio una especie de suspiro

— ¿Quieres compañía? —preguntó Clarisse.

Ella negó con la cabeza y se alejó corriendo.

Es más fuerte de lo que parece —musitó Clarisse casi para sí—. Sobrevivirá.

Para eso podrías echarnos una mano —le dije—. Podrías rendir honor a la memoria de Beckendorf luchando con nosotros.

-Y como no tuvo suficiente con la pelea con annabeth, ahora va a enfrentarse a Clarisse ¿Quien dijo que no era un suicida?- dijo Nico

-Normalmente te diría que no fueras malo, pero esta vez tienes toda la razón- comentó Will

-Perfecto, otros que se unen para molestarme- se quejó Percy

Ella buscó instintivamente su cuchillo, pero ya no lo llevaba encima. Lo había dejado clavado en la mesa de ping-pong de la Casa Grande.

-Gracias a los dioses- murmuró Frank

Ares y Clarisse lo miraron con una ceja alzada

No es problema mío —refunfuñó—. Si mi cabaña no recibe honores, yo no lucho.

Advertí que ella no hablaba en verso.

-Hubiera estado genial que lo hiciera- dijo Connor -¿Se imaginan esos versos?

-Habría sido de lo más guay, hermano- asintió Travis

- masculló Clarisse

Quizá no andaba cerca cuando sus compañeros habían sufrido el maleficio, o quizá se las había arreglado para romperlo. Me pregunté con un escalofrío si podría ser la espía de Cronos en el campamento.

-No seas idiota, Prissy- gruñó Clarisse

¿Sería por eso por lo que mantenía a su cabaña apartada de la lucha? Pero, por mal que me cayera, la verdad era que espiar para los titanes no parecía propio de ella.

-entonces no pienses cosas estúpidas- dijo Clarisse

-Lo lamento- dijo Percy

-no pueden estar desconfiando entre ustedes- comentó Artemisa -eso solo los va a consumir, además del hecho de que ya hay fisuras entre ustedes

-Solo les queda ser cuidadosos- dijo Poseidón

Muy bien —le dije—. No quería sacarlo a relucir, pero me debes una. Si no fuera por mí, te estarías pudriendo en la cueva del cíclope del Mar de los Monstruos.

-Maldita sea, Prissy, tenías que sacarlo- masculló Clarisse

-no me diste otra opción- se defendió Percy

Ares gruñó

Ella apretó la mandíbula.

Pídeme cualquier otra cosa, Percy. Pero eso no.

-Esta vez no te llamó Prissy- dijo Connor -ya le estás cayendo mejor

-Es un logro- dijo Percy

-estoy orgulloso- dijo Travis

Clarisse bufó

La cabaña de Ares ha sido maltratada demasiadas veces. Y no creas que no sé lo que dicen todos de mí en cuanto les doy la espalda.

-cosas buenas, cosas buenas- dijo Travis

-Y sobre todo ustedes- masculló Clarisse

« Bueno, es la verdad», habría deseado responder, pero me mordí la lengua.

-¿Acaso querías morir?- preguntó Leo

-No, por eso no dije nada- murmuró Percy

Entonces... ¿vas a permitir que Cronos nos aplaste? —le pregunté.

Si tanto deseas mi ayuda, dile a Apolo que nos entregue el carro.

Sigues siendo una cría: grandullona pero cría.

-Creo que sí quería morir- dijo Connor

-Eres un idiota, Percy- gruñó Clarisse

Hizo el amago de echarse sobre mí, pero Chris se interpuso.

-Salvado- murmuró Jason

Vamos, chicos —dijo—. Oye, Clarisse, quizá tenga razón.

Ella lo miró con aire desdeñoso.

— ¿Tú también?

-Y así es como se provoca una pelea de novios- dijo Connor -sintonicen el próximo capítulo para aprender nuevas cosas

Se alejó furiosa y Chris fue detrás de ella.

— ¡Eh, espera! Yo sólo... ¡Espera, Clarisse!

-al menos fue tras ella- dijo Afrodita

-Después de eso acabaron besuqueándose en los campos de fresas- dijo Connor

Chris le aventó un cojín

Observé cómo se elevaban las últimas chispas de la hoguera de Beckendorf. Luego me encaminé hacia la arena de combate. Necesitaba un respiro, y quería ver a una vieja amiga.

-fin del capítulo- anunció Grover

-Ya era hora- dijo Percy -odio que lean mis pensamientos

-Ya lo sabemos, lo has dicho mil veces- comentó Thalia -cada vez falta menos

-Eso no es consuelo- murmuró Percy

-Es lo mejor que tenemos- bromeó Leo

-De acuerdo ¿Quien lee?- preguntó Grover