LEO XXXIX, XL
XXXIX
LEO
La sala de juegos fue un completo éxito entre todos los chicos, con tantos juegos de mesa, videojuegos, alberca de pelotas, más toboganes ahora sí aptos para todos, los chicos casi querían quedarse ahí toda la noche, por supuesto no fue posible, los mellizos fueron los primeros en caer, y los demás tampoco tardaron mucho. Aún así la excitación era perceptible en todos los Templos.
El Templo de Hades no era la excepción, pero Sammy en poco tiempo se quedó dormido y ya que ni Hades ni Perséfone estaban, Nico y Hazel decidieron charlar en voz baja.
—En realidad fue muy buena idea esto de la sala de juegos— dijo Hazel
—Lo sé. Sammy es un muy buen rival de mitomagia— comentó Nico
Hazel asintió con una pequeña sonrisa —Pero, no han hablado con Bianca, ni siquiera quisiste unirte a las rondas de los juegos de mesa donde ella participó
Nico hizo una mueca y bajó más la voz —No creo que hubiera sido buena idea que lo hiciera, ella me odia
—Ella no te odia — dijo Hazel inmediatamente
—Ella lo hace— asintió Nico
Hazel lo miró, por el tono de Nico parecía que estaba seguro de eso.
—¿Sabes algo que yo no?— preguntó Hazel
Nico miró a Sammy quien seguía dormido, aún así no se atrevía a decirle a Hazel lo que Bianca había descubierto en la presencia del niño. Le hizo una seña a Hazel para que salieran del palacio
Cuando estuvieron fuera y seguros de que nadie los iba a escuchar, Nico comenzó a contarle lo que su hermana Bianca había descubierto
—... Lo que explicaría muchas cosas— finalizó Nico
Hazel lo miró con incredulidad, la verdad es que tenía ganas de llorar, saber que de alguna manera había pasado algo así
—Eso explicaría lo de Esperanza — dijo Hazel de repente
—¿Qué de Esperanza?— preguntó Nico
Y fue el turno de Hazel de contar lo que había pasado cuando intentó enseñarle a controlar la Niebla
—¿Entonces Bianca sacó a Esperanza del campamento?— preguntó Nico
—Bueno, eso es lo que entendí, creí que había sido una creación, pero ahora pienso que tal vez fue un recuerdo— dijo Hazel
—¿Y crees que todo esté conectado?— preguntó Nico de nuevo
—No lo sé — comentó Hazel con una mueca —pero tendría sentido, hubo una especie de ataque al campamento, dónde los chicos salieron, pero nosotros no, aunque ¿Qué pasa con el Campamento Júpiter?
—No lo sé. Si el Campamento Mestizo fue atacado el Campamento Júpiter pudo mandar refuerzos, pero eso no explicaría ¿Por qué ellos llegaron aquí en ese estado? Es como si hubieran estado viviendo en la calle
—A menos… A menos que el Campamento Júpiter también haya sido atacado— dijo Hazel con un escalofrío
Ambos se quedaron callados durante mucho tiempo
—Esto es algo grande — dijo Nico finalmente
—Y si estamos en lo cierto, no tiene mucho que pasó este ataque — murmuró Hazel con una mueca de tristeza — dioses
—Y eso explicaría por qué están tan renuentes con nosotros — señaló Nico
—Dioses, ni siquiera sé cómo podemos preguntarles o que hacer
—Ni yo, pero espero que pronto lo sepamos — dijo Nico
Cuando regresaron al palacio Sammy seguía sumamente dormido, Hazel lo miró con cierta simpatía.
Ni Hazel ni Nico durmieron bien esa noche.
A la mañana siguiente la excitación por la sala de juegos seguía, el desayuno era un caos. Había pocas personas que no estaban al tono con el humor.
En un lado Annabeth estaba platicando con Zoé sobre su estrategia para ganar en el monopoly, la niña se veía sumamente orgullosa al explicarla.
Los mellizos le contaban de nuevo a Jason la adrenalina de subirse al tobogán tan alto y como se aventaron una y otra vez.
Bianca y Charles estaban platicando sobre algo que parecía muy importante, mientras se agarraban de la mano y varios ya se habían dado cuenta.
Chris y Clarisse también estaban platicando en voz baja mientras miraban de reojo a Lena.
En las partes no tan emocionadas se encontraban Hazel quien les contó la conversación que había tenido con Nico a Will y Frank, ellos lucían preocupados.
Por otro lado, Nico estaba hablando con Reyna, sobre el mismo tema que hablaban Piper y Rachel en otro lugar. El beso entre la pretora y el oráculo de Delfos, hubo quien salió regañada.
Cuando todos terminaron su desayuno, pidieron poder leer en la sala de juegos, pero varios dioses se negaron ya que era demasiado ruidoso y de por sí no se podía controlar a los chicos.
Refunfuñando regresaron a la Sala de Trono a seguir la lectura.
—¿Puedes estar en el lugar de Rachel por hoy?— preguntó Piper a su novio
Jason la miró con incredulidad y preguntó para asegurarse —¿Quieres decir a lado de Reyna?
—Sí— dijo Piper
—Está bien — murmuró Jason e intercambió lugares con Rachel
Reyna hizo una mueca, pero no dijo nada. Los demás vieron el intercambio de lugares con curiosidad, pero bueno, no era raro que se cambiaran lugares.
—Yo voy a leer— dijo Afrodita cuando todos estuvieron de nuevo sentados —Leo XXXIX, XL
Leo estaba de acuerdo con Némesis en una cosa: la buena suerte era una farsa. Por lo menos cuando se trataba de la suerte de Leo.
—Y sí— murmuró Leo
—Bueno, le diremos a Némesis que le diste la razón— dijo Hermes
—Por favor no— comentó Leo
El invierno anterior había presenciado horrorizado como una familia de cíclopes se preparaba para asar a Jason y a Piper con salsa picante.
—Sí, no me gustó eso— dijo Piper con una mueca
—No es bonito el sentirse como un filete— dijo Jason
—Experiencia cero recomendable— señaló Piper
—No lo incluiremos en el tour "experiencias de semidiós"— dijo Connor
—¿Cuál tour?— preguntó Percy
—El que se me acaba de ocurrir— dijo Connor
Él había conseguido escapar gracias a su ingenio y había salvado a sus amigos sin ayuda de nadie, pero por lo menos entonces había tenido tiempo para pensar. En ese momento no disponía de él.
—Pésimo servicio— dijo Leo
—No sé por qué no dan el suficiente tiempo— dijo Percy
—Deberíamos meter una queja— señaló Piper
—Sindicato de semidioses— comentó Thalia
Los tentáculos de una bola poseída habían dejado fuera de combate a Hazel y a Frank. Y dos armaduras cabreadas estaban a punto de matarlo a él.
—Cosas que jamás pensé que me pasarían— dijo Leo
—Por la anécdota— dijo Connor
—Bueno, definitivamente hay anécdota ahí— dijo Leo
—Es lo importante— asintió Katie
Leo no podía lanzarles fuego. Las armaduras no sufrirían ningún daño. Además, Hazel y Frank estaban demasiado cerca. No quería quemarlos ni alcanzar sin querer el palo del que dependía la vida de Frank.
—Sí, lo tienes un poco complicado— dijo Miranda
—Pero recuerda que siempre puede ser peor— comentó Chris
—Y ese es un increíble nombre para mi tour— señaló Connor —"experiencias de semidiós: recuerda que siempre puede ser peor"
—Le veo potencial— dijo Hermes
A la derecha de Leo, la armadura con el yelmo en forma de cabeza de león hizo chirriar su cuello tieso y observó a Hazel y a Frank, que seguían inconscientes.
—Un semidiós y una semidiosa —dijo Cabeza de León—. Estos servirán si los otros mueren
—No pues gracias— resopló Frank
—Siempre tan amables— dijo Leo
—Que bueno que los monstruos sigan siendo así— dijo Percy —siempre con las palabras de ánimo perfectas
—su protector facial se volvió de nuevo hacia Leo—. No te necesitamos, Leo Valdez.
—¡Eh! —Leo intentó esbozar una sonrisa irresistible—. ¡Leo Valdez siempre es necesario!
—Bien, la fachada siempre es buena— asintió Apolo
—Por supuesto que sí— dijo Leo —lo importante es verte sereno y relajado
—Claramente comentó Apolo —me encanta tener a alguien que entienda mi filosofía de vida
—Apolo siempre queriéndose robar a los hijos de los demás— dijo Hermes rodando los ojos
Extendió las manos y confió en mostrarse eficiente y seguro de sí mismo, y no desesperado ni asustado. Se preguntaba si era demasiado tarde para escribir LEO, CAMPEÓN en su camiseta.
—Yo creo que sí, un poco— dijo Piper
—Sí, también creo que ahora sí te ganó el tiempo— asintió Jason
—Es que les digo, no dieron tiempo de nada— dijo Leo
—Y que lo digas— murmuró Hazel con una mueca
Desgraciadamente, las armaduras no eran tan fáciles de convencer como el Club de Fans de Narciso.
El del casco con cabeza de lobo gruñó:
—He estado en tu mente, Leo. Yo te ayudé a iniciar la guerra.
—Yi ti iyidi i iniciir li guirri— masculló Leo
—Espero que le hayas dado una buena lección— señaló Reyna
—Por supuesto, no creo que le quedaran ganas de iniciar otra guerra— asintió Leo
—Bien hecho— dijo Reyna
La sonrisa de Leo se desvaneció. Dio un paso atrás.
—¿Fuiste tú?
Entonces entendió por qué los turistas le habían incomodado enseguida y por qué la voz de ese ser le sonaba tanto. La había oído en su mente.
—Eso lo explica— coincidió Percy
—Sí, no fue un reencuentro que me gustara— dijo Leo
—Lo que es totalmente comprensible— dijo Jason con una mueca
—¿Tú me hiciste disparar la ballesta? —preguntó Leo—. ¿Llamas a eso ayudar?
—Conozco tu forma de pensar —dijo Cabeza de Lobo—. Conozco tus limitaciones. Eres pequeño y estás solo.
—No es buen terapeuta— dijo Leo
—Sí, nos podemos imaginar que no lo son— dijo Percy
—Pensar que ahí también están los que nos poseyeron a nosotros— comentó Jason con una mueca
—Lo sé, y sobretodo no poderles dar unos buenos golpes— señaló Percy
Necesitas amigos que te protejan. Sin ellos, eres incapaz de resistirte a mí. Juré que no volvería a poseerte, pero todavía puedo matarte.
—Para la próxima que también juren que no nos pueden intentar matar, por fa— dijo Leo mirando a Piper
—Lo siento, no sabía que aparte de todo eran abogados— comentó Piper
—Bueno, esto servirá de experiencia— dijo Percy
—Al menos ya sabemos que no hacer— asintió Leo
Los maniquíes con armadura avanzaron. Las puntas de sus espadas se situaron a pocos centímetros de la cara de Leo.
De repente, el miedo de Leo dio paso a una ira desmesurada.
—Suele pasar— asintió Jason
—Y es completamente comprensible— dijo Percy —invadió tu mente
—E inició una guerra— señaló Leo
El eidolon del yelmo de lobo lo había humillado, lo había controlado y lo había obligado a atacar la Nueva Roma. Había puesto en peligro a sus amigos y había echado a perder su misión. Leo echó un vistazo a las esferas inactivas que reposaban sobre las mesas.
—Pero aún están desactivadas— dijo Miranda
—Pero vamos a ver un truco que solo funciona una vez— señaló Leo
—No me gustan los trucos de solo una vez— comentó Frank
Consideró usar su cinturón. Y pensó en el desván que había detrás de él: la zona parecida a una cabina insonorizada. Voilà: había nacido la Operación Montón de Chatarra.
—Primero, tú no me conoces —le dijo a Cabeza de Lobo—. Y segundo, adiós.
—Unas increíbles palabras antes de la batalla— coincidió Apolo
—Lo sé, soy muy elocuente— asintió Leo
—Y humilde— dijo Calipso
—La humildad está sobrevalorada— señaló Apolo
Calipso resopló
Se lanzó hacia la escalera y subió dando saltos. Las armaduras daban miedo, pero no eran rápidas. Como Leo sospechaba, el desván tenía puertas a los dos lados: unas verjas metálicas de fuelle.
—Ah claro— asintió Travis sin comprender del todo en que iba a ayudar eso
—Siempre deben de poner puertas a los dos lados— dijo Leo
—¿Para qué?— preguntó Travis
—Por si pasa algo así— dijo Leo
Los operarios habrían querido protegerse en caso de que sus creaciones se volvieran locas… como entonces. Leo cerró la verja de un portazo, invocó el fuego con las manos y fundió los cerrojos.
—Pero solo te encerraste a ti— dijo Will
—Era un plan de varios pasos— señaló Leo
—El plan tenía algunos fallos— dijo Piper
—Es que era mucha presión para alguien tan pequeño como yo— se quejó Leo
—Tiene un punto— dijo Apolo
Las armaduras se acercaron por cada lado. Sacudieron las verjas, asestándoles tajos con sus espadas.
—Esto es absurdo —dijo Cabeza de León—. No haces más que postergar tu muerte.
—Postergar la muerte es una de mis aficiones favoritas.
Los otros seis lo miraron con ironía e incredulidad
—No me vean así ¿Qué van a decir nuestros invitados?— señaló Leo
—Ustedes son los invitados— respondió Dionisio
—Pero me entendieron— dijo Leo encogiéndose de hombros
Leo echó un vistazo a su nuevo hogar. El taller estaba dominado por una sola mesa que parecía un tablero de mandos. Estaba lleno de chatarra, pero Leo descartó enseguida la mayor parte: un diagrama de una catapulta humana que no funcionaría nunca;
—Bueno, no mucho— murmuró Leo
—Nunca sabes cómo podía ser— dijo Hefesto —los experimentos más incongruentes muchas veces son los primeros en funcionar
—Concuerdo— dijo Hermes
una extraña espada negra
Hazel hizo una mueca al recordar lo que había pasado
(a Leo no se le daban bien las espadas); un gran espejo de bronce (el reflejo de Leo era terrible); y un juego de herramientas que alguien había destrozado, ya fuese por frustración o por torpeza.
—Espero que por frustración— dijo Connor
—Y yo espero que haya sido por torpeza, imagínate si no puede controlar la frustración —comentó Miranda
—Bueno, claramente tienes un punto ahí— asintió Connor
—Definitivamente— dijo Percy
Se centró en el proyecto principal. En el centro de la mesa, alguien había desmontado una esfera de Arquímedes. Engranajes, muelles, palancas y bielas se hallaban esparcidos por la superficie. Todos los cables de bronce de la sala de abajo estaban conectados a una placa metálica situada debajo de la esfera.
—Sí, no entiendo como eso te puede ayudar— dijo Miranda
—Es una herramienta mágica que nos ayudará más tarde— comentó Leo
—No me gustan las herramientas mágicas que me dejan con la duda— se quejó Katie
Leo percibía que el bronce celestial recorría el taller como las arterias de un corazón: listo para conducir la energía mágica desde aquel punto.
—Un balón para gobernarlos todos —murmuró Leo.
—¿Para controlar a las armaduras?— preguntó Esperanza
—Tiene 9 años y lo captó antes que ustedes— dijo Leo sonriendo
—¿Nos acabas de decir tontos?— preguntó Thalia
—Yo no dije absolutamente nada de eso— dijo Leo
—Me gustaba más cuando solo insultaba a los romanos— comentó Apolo
Los romanos resoplaron
—Pero bueno, nos hiciste spoiler, Leo— señaló Apolo
—Fue porque ustedes no lo dedujeron primero— argumentó Leo
Esa esfera era el regulador principal. Se encontraba en el centro de control de la antigua Roma.
—¡Leo Valdez! —gritó el espíritu—. ¡Abre esta puerta o te mataré!
—¡Una oferta razonable y generosa! —dijo Leo, sin apartar la vista de la esfera—.
—Ofertas como esas no se encuentran todos los días— dijo Leo
—Ya sabes, tratan de darnos las mejores ofertas siempre. Aunque a veces no se puede— comentó Percy
—Pero me alegra que hayan hecho su mejor esfuerzo— asintió Leo
—Siempre se agradece— coincidió Percy
Déjame terminar esto. Una última petición, ¿vale?
Sus palabras debieron de confundir a los espíritus, porque dejaron de golpear momentáneamente las rejas con sus espadas.
—Son eidolones de valores— dijo Apolo
—Para eso, porque para lo demás, dejaban mucho que desear— comentó Leo
—Ya no hacen a los eidolones como antes— dijo Travis negando con la cabeza
—Lo sé, necesitan mejorar eso— asintió Leo
—Haz una solicitud y mandala— bromeó Connor —que sepan los puntos a mejorar
Las manos de Leo empezaron a moverse a toda velocidad sobre la esfera, montando de nuevo las piezas que faltaban. ¿Por qué habían tenido que desarmar los estúpidos romanos una máquina tan bonita?
—¿Otra vez llamando estúpidos a los romanos?— preguntó Apolo
—Bueno, ya nos llamó estúpidos también a nosotros— dijo Piper
—Yo no dije tal cosa. Solo señalé un hecho— comentó Leo
—No sé, yo sí sentí que nos llamaste de esa forma— dijo Percy
Los demás chicos asintieron de acuerdo
Habían matado a Arquímedes, le habían robado sus cosas y habían trasteado con un instrumento que jamás comprenderían. Por otra parte, al menos habían tenido la sensatez de guardarlo durante dos mil años para que Leo pudiera recuperarlo.
—Fueron muy amables— dijo Leo
—Ya sabes, no todas las cosas pueden ser malas— dijo Piper
—Al parecer— murmuró Leo
—Pero esperamos que te sirva— señaló Perséfone
Los eidolon empezaron a aporrear las verja otra vez.
—¡¿Quién es?! —gritó Leo.
—¡Valdez! —rugió Cabeza de Lobo.
—¿Valdez qué más? —preguntó Leo.
—Claro, esa es la mejor forma de ganar tiempo— asintió Connor
—Lo sé. Es que sus modales no me dieron el suficiente tiempo— dijo Leo
—Que mal que no lo hicieran, yo digo que sí metas la queja— dijo Percy
—Suena como una buena idea— coincidió Katie
Los eidolon acabarían dándose cuenta de que no podían entrar. Entonces, si Cabeza de Lobo conocía de verdad la mente de Leo, decidiría que había otras formas de obligarlo a colaborar. Leo tenía que trabajar más rápido.
—Pero sin presiones— dijo Travis
—No, para nada que me sentía presionado. Es algo de todos los días— dijo Leo
—Obviamente, todos los días encuentras artefactos super secretos que fueron fabricados por el héroe de tu cabaña— señaló Thalia
—No, pero casi— comentó Leo
Conectó los engranajes, pero se equivocó con uno y tuvo que volver a empezar. ¡Por las granadas de Hefesto, qué difícil era! Por fin colocó el último muelle. Los torpes romanos habían estado a punto de estropear el ajustador de tensión,
Varios chicos soltaron una risita al ver las expresiones de los romanos
—No se preocupen, ya estamos a mano con los insultos— dijo Travis
—Van como cincuenta veces que nos llama estúpidos y ustedes solo va una, creo que no estamos a mano— comentó Frank
—Pero esa una contó como cincuenta— señaló Chris
—Claro— dijo Leo
pero Leo sacó un juego de herramientas de relojero de su cinturón y realizó unas calibraciones finales. Arquímedes era un genio… suponiendo que aquella cosa funcionara.
—Genial, pequeño detalle— dijo Hermes
—¿Y si no funciona?— preguntó Bianca
—Bueno, entonces las cosas no van a acabar muy bien para nosotros— dijo Leo
—Al menos ustedes mismos son el spoiler de como acabó— dijo Hermes
—Definitivamente— comentó Hefesto
Dio cuerda a la bobina de arranque. Los engranajes empezaron a girar. Leo cerró la parte superior de la esfera y examinó sus círculos concéntricos, parecidos a los de la puerta del taller.
—¡Valdez! —Cabeza de Lobo golpeó la verja—. ¡Nuestro tercer compañero matará a tus amigos!
—Sí, debes trabajar más rápido— dijo Miranda
—Pero dijeron que sin presiones— se quejó Leo
—Bueno, eso era antes de que Cabeza de Lobo abriera la boca— dijo Rachel
—Exacto, ahora ya se pone más complicado— dijo Chris
Leo maldijo entre dientes. « Nuestro tercer compañero» . Miró hacia abajo a la bola con patas que había dejado sin sentido a Hazel y Frank. Había supuesto que el tercer eidolon estaba escondido dentro de ese cacharro, pero todavía tenía que adivinar la secuencia correcta para activar la esfera de control.
—Se pusieron muy inteligentes esos eidolones— dijo Leo
—Deberíamos hacer una cláusula de que eso no se puede permitir— dijo Percy
—Sí, creo que es suficiente con que invadan nuestras mentes— comentó Jason
—Definitivamente— coincidieron Leo y Percy
—¡Vale! —gritó—. Soy todo vuestro. Solo… solo un momento.
—¡Se acabaron los momentos! —chilló Cabeza de Lobo—. Abre la puerta ahora mismo o ellos morirán.
—Ay, qué groseros— resopló Connor
—Apuesto a que no esperaban tanta generosidad de su parte— dijo Leo
—No, realmente me sorprendieron— dijo Miranda
—Claro que sí— asintió Piper
La bola paralizante atacó con sus tentáculos y lanzó otra descarga a Hazel y Frank. Sus cuerpos inconscientes se estremecieron. Una cantidad de electricidad como esa podría haberles parado el corazón.
Hazel, Frank, y Sammy hicieron una mueca
—Sí, definitivamente no puede ser bueno para su salud— dijo Will
—Bueno, pero los semidioses son más resistentes que los humanos comunes— señaló Apolo
—Pero aún así una corriente eléctrica no es buena para nadie— dijo Perséfone
Leo contuvo las lágrimas. Aquello era demasiado difícil. No podía hacerlo.
Hefesto suspiró —¿El problema que no vas a poder resolver?
—Sí— murmuró Leo con una mueca
—Bueno, sabíamos que iba a llegar el momento de usar la galleta— comentó Rachel
—Aunque no quisiera— asintió Leo
Se quedó mirando la parte frontal de la esfera: siete anillos llenos de diminutas letras griegas, números y signos del zodíaco. La respuesta no sería pi. Arquímedes no haría lo mismo dos veces. Además, con solo posar la mano sobre la esfera, Leo percibió que la secuencia había sido generada al azar. Solo Arquímedes la sabría.
—Una pequeña complicación dado que está muerto— murmuró Chris
—Sí— resopló Leo —antes de morir debió dejar visible un libro con su código para que yo los pudiera encontrar
—Claro, no sé cómo no se le ocurrió esa grandiosa idea— dijo Thalia
—Los genios no pueden pensar en todo— dijo Piper
Supuestamente, las últimas palabras de Arquímedes habían sido: « No toquéis mis círculos» .
Nadie sabía lo que significaban, pero Leo podía aplicarlas a la esfera. La cerradura era demasiado compleja. Tal vez si Leo hubiera dispuesto de unos años, hubiera podido descifrar las marcas y averiguar la combinación, pero ni siquiera disponía de unos segundos.
—Lo que complicaba las cosas— dijo Leo
—De todas maneras ¿De que serviría que no tocaran sus círculos si de cualquier forma nadie los iba a poder activar?— preguntó Jason
—Sì, pero a nadie le gusta que toquen sus cosas— comentò Bianca
—Tiene un punto perfectamente razonable— señalò Thalia
—Completamente— dijo Annabeth
Se le había acabado el tiempo. Se le había acabado la suerte. Y sus amigos iban a morir.
« Un problema que no podrás resolver» , dijo una voz en su mente. Némesis… le había anunciado ese momento.
Leo hizo una mueca —Pero pensè que tal vez no iba a llegar el momento
—Claro, siempre va a llegar el momento— comentó Perséfone
—No es una advertencia al aire— dijo Apolo
—Lamentablemente— masculló Leo
Leo se metió la mano en el bolsillo y sacó la galleta de la suerte. La diosa le había advertido del elevado precio que le costaría su ayuda, tan elevado como perder un ojo. Pero si no lo intentaba, sus amigos morirían.
—O sea que de cualquier manera no tenías opción— dijo Thalia
—Definitivamente no— dijo Leo —al menos le puedo decir que no fue un ojo
Luke hizo una mueca
—Aunque también fue muy malo— murmuró Leo
—Pero ahí no está Nico— dijo Hades
—Necesito el código de acceso de esta esfera —dijo. Abrió la galleta rompiéndola.
—Bueno, vamos a ver que pone como precio— dijo Apolo
—Fue bastante alto— comentó Leo con una mueca
Algunos de los chicos miraron a Leo con confusión
—¿De qué estás hablando?— preguntó Percy
Leo los miró y tanto Percy como Annabeth entendieron
—¿Estás hablando de eso? ¿En serio? Eso no fue tu culpa por abrir la galleta— dijo Annabeth
—Definitivamente no, no fue el precio que puso Némesis— comentó Percy negando con la cabeza
—Bueno, creo que lo fue— dijo Leo
—No, no lo fue— dijo Annabeth en plan "no sé acepta discusión" —eso es algo completamente distinto que pasó y no fue tu culpa, no de ninguno
Los otros chicos del Argo hicieron una mueca
—¿De que están hablando?— preguntó Apolo
—¡De nada!— respondieron Percy y Annabeth
XL
Leo
Leo desenrolló la pequeña tira de papel. Rezaba lo siguiente:
¿ESA ES TU PETICIÓN? ¿DE VERDAD? (DALE LA VUELTA.)
—Uy no, a parte de todo te juzga— señaló Katie
—Imaginate— resopló Leo
—No me ha pasado que las galletas me juzguen, pero creo que no me gustaría— dijo Connor
—Definitivamente no es algo divertido— dijo Leo
En el dorso del papel ponía:
TUS NÚMEROS DE LA SUERTE SON: DOCE, JÚPITER, ORIÓN, DELTA, TRES, ZETA, OMEGA. (VÉNGATE DE GAIA, LEO VALDEZ.)
—No, nunca lo hubieras adivinado— dijo Calipso
—Nop, pero que buen mensaje te dejó la diosa— comentó Miranda
—Sí, era un código bastante difícil de adivinar— asintió Jason
—Pero bueno, lo importante también es que le hagas caso al mensaje— dijo Hermes
—Por supuesto— asintió Leo
Leo giró los aros con los dedos temblorosos.
Al otro lado de la verja, Cabeza de Lobo gruñó frustrado.
—Si tus amigos no te importan, tal vez necesites otro incentivo. Tal vez deba destruir estos manuscritos: ¡las inestimables obras de Arquímedes!
—Dejame adivinar, eidolon romano— bromeó Percy
—¡Percy!— se quejaron Frank y Hazel
—Sí también supongo que eran romanos— asintió Leo
—En eso creo que todos estamos de acuerdo— asintió Connor riendo
El último aro encajó. La esfera empezó a zumbar de la energía. Leo deslizó las manos a lo largo de la superficie y percibió que los pequeños botones y palancas aguardaban sus ó mágicos y eléctricos corrían por los cables de bronce celestial y atravesaban toda la sala.
—La verdad es que sigo sin entender de que te va ayudar eso— comentó Katie
—¿Qué acaso no escuchaste a Esperanza?— preguntó Travis
—Sí, pero sigo sin entender como— dijo Katie
—Bueno, ya que yo estuve ahí te puedo decir que no falta mucho para que lo sepas— dijo Leo
Leo nunca había tocado un instrumento musical, pero se imaginó que debía de ser algo parecido: conocer tan bien cada tecla o cada nota que no tenías que pensar lo que hacían tus manos. Simplemente te concentrabas en el sonido que querías crear.
—Por supuesto, aunque necesitas un poco más de pasión— dijo Apolo
—Pero más o menos así es— dijo Leo
—Pero claramente a quienes tienen poderes para conocer los instrumentos— comentó Rachel — a los demás nos cuesta un poquito más de trabajo
—Cierto— asintió Piper
Empezó a pequeña escala. Se centró en una esfera de oro razonablemente intacta que había en la sala principal. La esfera de oro vibró. Le salieron unas patas en forma de trípode y se acercó haciendo ruido a la bola inmovilizadora. Una diminuta sierra circular brotó de la cabeza de la esfera de oro y empezó a cortar el cerebro de la bola paralizadora.
—De acuerdo, eso es increíble— dijo Piper
—Yo soy increíble— comentó Leo
—Pobre cerebro de la bola paralizadora— dijo Travis
—Pero definitivamente se lo merecía— señaló Hazel
—Vaya que lo hacía— dijo Leo
Leo trató de activar otra esfera, pero estalló en un pequeño hongo de polvo de bronce y humo.
—Uy —murmuró—. Lo siento, Arquímedes.
—Ya te pareces a los romanos— dijo Connor negando con la cabeza
—Te convertiste en aquello que juraste destruir— bromeó Travis
—Te dejaste llevar por la influencia de los malvados romanos— dijo Hermes
—Pero al menos nada más fue una pequeña esfera— dijo Leo
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Cabeza de Lobo—. ¡Pon fin a esta insensatez y ríndete!
—¡Oh, sí, me rindo! —dijo Leo—. ¡Me estoy rindiendo!
Intentó controlar una tercera esfera, pero también se destruyó. A Leo le pesaba destrozar todos esos antiguos inventos, pero era una cuestión de vida o muerte.
—Supongo que Arquimedes no te lo va a reprochar— comentó Miranda
—Espero que no, pero si empiezo a ver su fantasma voy a estar muy enfadado por el reproche— dijo Leo
—Nico te puede cuidar de los malvados fantasmas— señaló Will
—No— dijo Nico
—Voy a tomar eso como que sí me vas a cuidar— mencionó Leo
Frank lo había acusado de preocuparse más por las máquinas que por las personas, pero entre salvar unas viejas esferas o salvar a sus amigos, la elección estaba clara.
—Awwww— chillaron varios de los chicos, haciendo sonrojar a Leo
—Son odiosos— masculló Leo
—Sí, ya lo sabemos— dijo Percy riendo —pero awww
El cuarto intento fue mejor. Una esfera con rubíes incrustados hizo saltar su parte superior, y unas paletas de helicóptero se desplegaron. Leo se alegró de que Buford la mesa no estuviera allí, porque se habría enamorado.
—Definitivamente— asintió Jason
—Habrían hecho una pareja encantadora— dijo Piper riendo
—Sí, creo que hubieran quedado bien juntos— comentó Leo
—Estamos de acuerdo— dijo Jason
—Ya será para la otra cuando Buford encuentre al amor de su vida— señaló Piper
La esfera de rubíes empezó a girar en el aire y fue directa hacia las casillas. Unos finos brazos dorados se extendieron de su parte central y recogieron las preciadas fundas de los pergaminos.
—¡Se acabó! —gritó Cabeza de Lobo—. Acabaré con los…
—¿Con los?— preguntó Travis
—Es que hubo problemas técnicos y ya no se pudo conectar— dijo Leo
—Esta tecnología como falla— dijo Miranda negando con la cabeza
Se volvió a tiempo para ver cómo la esfera de rubíes despegaba con los pergaminos. Atravesó zumbando la sala y planeó en la esquina opuesta.
—¡¿Qué?! —gritó Cabeza de Lobo—. ¡Mata a los prisioneros!
—Bueno, no sé a quién le habla, pero no creo que le vaya a hacer caso— dijo Chris
—Con su amigo, pero tampoco podía hacerle caso— dijo Leo
—La verdad eso es super genial y así ya es más entendible— comentó Katie
Debió de dirigirse a la bola paralizadora. Lamentablemente, la bola paralizadora no estaba en condiciones de obedecer. La esfera de oro de Leo estaba posada sobre su cabeza serrada, hurgando entre sus engranajes y cables como si estuviera vaciando una calabaza.
—Un terrible fin para la bola paralizadora— dijo Travis con fingida tristeza
—Guardemos un minuto de silencio por bola paralizadora— añadió Leo
—No pueden guardar un minuto de silencio por un objeto— masculló Dionisio
—Shhh estamos en minuto de silencio— señaló Hermes
Pasó el minuto
Gracias a los dioses, Hazel y Frank empezaron a moverse.
—¡Bah! —Cabeza de Lobo hizo un gesto con la mano a Cabeza de León, que estaba en la otra verja—. ¡Ven! Acabaremos con los semidioses nosotros.
—Bueno, aun tiene esperanzas— dijo Miranda
—Claro, dicen que eso es lo último que se pierde— dijo Bianca
—Pronto van a ver que ya no pueden hacer nada— comentó Leo
—Y espero aprendan la lección— señaló Piper
—Va a ser que no, chicos.
Leo se volvió hacia Cabeza de León. Manejó la esfera de control, y percibió una descarga que se desplazó a través del suelo.
—Bueno, adiós Cabeza de León— dijo Percy —te irá mejor electrocutado
—Nadie te va a extrañar por acá— dijo Leo
—Y mejor que no vuelva— comentó Jason
Cabeza de León se estremeció y bajó la espada. Leo sonrió.
—Bienvenido al mundo de Leo.
—Creo que a él tampoco le gustó el mundo de Leo— comentó Piper
—Todos se creen críticos— bufó Leo
—Pero a nosotros sí nos gustó el mundo de Leo— dijo Esperanza
—Sabes apreciar lo bueno— asintió Leo con una sonrisa
Cabeza de León se volvió y bajó la escalera como un huracán. En lugar de avanzar contra Hazel y Leo, subió con paso resuelto la otra escalera y se enfrentó a su compañero.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Cabeza de Lobo—. Tenemos que…
¡CLONC!
—Claro, tenían que hacer eso— asintió Percy
—Es lo que usualmente se hace— dijo Leo
Cabeza de León golpeó a Cabeza de Lobo en el pecho con su escudo. Aplastó el yelmo de su compañero con el pomo de su espada, y Cabeza de Lobo quedó aplastado, deforme y no muy contento.
—Una lástima— dijo Thalia
—Bueno, realmente se lo merecían— señaló Annabeth
—Todos estamos de acuerdo en eso— asintió Reyna
—Por supuesto que sí, porque lo que hicieron no fue divertido— dijo Leo
—¡Basta! —ordenó Cabeza de Lobo.
—¡No puedo! —dijo gimiendo Cabeza de León.
Leo le estaba cogiendo el tranquillo. Ordenó que las dos armaduras soltaran sus espadas y sus escudos y se abofetearan repetidamente.
Los chicos se empezaron a reír
—Pero eso sí fue muy divertido eso— dijo Leo
—Espectáculo 10/10— dijo Percy
—Definitivamente el mejor espectáculo que he presenciado en mi vida— asintió Leo
—¡Valdez! —gritó Cabeza de Lobo con voz gorjeante—. ¡Morirás por esto!
—¡Sí! —chilló Leo—. ¿Quién posee ahora a quién, Casper?
—Nos has vengado— dijo Percy
—Muchas gracias, Leo— dijo Jason
—Muchas de nada— comentó Leo riendo —Supongo que se dieron cuenta que se poseídos no es tan divertido
—Y que no lo vuelvan a hacer— dijo Percy
Los hombres máquina rodaron escaleras abajo, y Leo los obligó a danzar como bailarines de swing. Las otras esferas de la sala empezaron a estallar. Por la antigua instalación estaba circulando demasiada energía.
—Eso no suena como algo bueno— dijo Piper
—No, definitivamente no lo era— dijo Leo
—Pero al menos pudiste ver a esos eidolons poseídos, es algo que no todos pueden decir— comentó Apolo
—Creo que de hecho nadie lo podía decir, hasta Leo— dijo Perséfone
La esfera de control que Leo tenía en la mano se calentó de forma preocupante.
—¡Frank, Hazel! —gritó Leo—. ¡Poneos a cubierto!
Sus amigos todavía estaban aturdidos y miraban asombrados a los bailarines metálicos, pero captaron su advertencia.
—No los dejas ni despertar bien— dijo Travis negando con la cabeza
—Sí, pero era eso o no despertar nunca— señaló Leo
—Creo que esa opción no estaba tan bien— dijo Frank
Frank tiró de Hazel, la metió debajo de la mesa más cercana y la protegió con su cuerpo.
—Awww— volvieron a chillar los chicos, esta vez fue el turno de Frank de sonrojarse
Con un último giro de la esfera, Leo provocó una enorme sacudida en la instalación. Los guerreros acorazados volaron en pedazos. Barras, pistones y esquirlas de bronce salieron por los aires. En todas las mesas, las esferas estallaron como latas de refresco calientes.
—Y te quejabas de los romanos— dijo Connor
—Lo sé— se quejó Leo tapándose la cara con las manos
—La buena noticia es que al menos supiste usar sus artefactos y descubriste su lugar de trabajo— señaló Hefesto
—Y que salvó a sus amigos— dijo Afrodita
—Ah sí, también eso— asintió Hefesto
La esfera de oro de Leo se paró. Su esfera de rubíes voladora cayó al suelo con las fundas de los pergaminos. De repente la sala se quedó en silencio, interrumpido únicamente por unas cuantas chispas y chisporroteos. En el aire olía a motor de coche quemado.
—Bueno, pudo ser peor— dijo Hermes
—Yo siento que fue bastante malo— dijo Leo
—Pero están vivos— comentó Perséfone
Leo bajó la escalera corriendo y encontró a Frank y Hazel a salvo bajo la mesa. Nunca se había alegrado tanto de ver a esos dos abrazándose.
—¡Estáis vivos! —dijo.
Leo, al igual que Hazel y Frank se sonrojó
—Cualquier lugar es muy bueno para abrazarse a—sintió Connor
Hazel tenía un tic en el ojo izquierdo, seguramente debido a la descarga eléctrica. Por lo demás, parecía encontrarse bien.
—¿Qué ha pasado exactamente?
—Al parecer los eidolons fueron poseídos— dijo Katie
—Los estafadores resultaron estafados— asintió Travis
—El resumen de toda la aventura— dijo Leo
—Esas frases son perfectas para contar la historia— coincidió Percy
—¡Arquímedes no me ha fallado! —dijo Leo—. En esas viejas máquinas quedaba suficiente energía para una última función. Cuando tuve el código de acceso, fue fácil.
—El problema era el código— dijo Leo con una mueca
—Y al parecer, por su conversación anterior, un problema bastante grande— comentó Poseidón con una mueca
—Eso no tuvo nada que ver— dijo Percy
Dio unos golpecitos en la esfera de control, que echaba mucho humo. Leo no sabía si se podría arreglar, pero en ese momento estaba demasiado aliviado para preocuparse.
—¿Han desaparecido los eidolon? —preguntó Frank. Leo sonrió.
—Obviamente— dijo Leo —el gran Leo se ha hecho cargo de los eidolon malos
—Y a ti que no te gustaba el mundo de Leo— dijo Chris mirando a Frank
—Supongo que no fue tan malo el mundo de Leo— murmuró Frank
—Mi mundo es increíble— señaló Leo
—Mi última orden sobrecargó su sistema de emergencia. Básicamente bloqueó todos sus circuitos y fundió sus núcleos.
—¿En nuestro idioma? —preguntó Frank.
—Por favor— dijo Piper
—Pero ya lo escuchaste— argumentó Leo
—Pero también espero que la explicación sea sencilla— señaló Piper
—Atrapé a los eidolon dentro de la instalación eléctrica —explicó Leo—. Luego los fundí. Ya no volverán a molestar a nadie.
Leo ayudó a sus amigos a levantarse.
—Nos has salvado —dijo Frank.
—No era necesario sonar tan sorprendido— resopló Leo
—Que grosero, Frank— dijo Miranda
—Lo siento— murmuró Frank
—Bueno, no era como que se llevaran tan bien— comentó Dionisio encogiéndose de hombros
—Eso no quiere decir que lo va a dejar morir— señaló Poseidón
—No te hagas el sorprendido —Leo echó un vistazo al taller destruido—. Es una lástima que todas estas cosas se hayan destrozado, pero por lo menos he salvado los manuscritos. Si los llevo al Campamento Mestizo, tal vez aprenda a recrear los inventos de Arquímedes.
—Al menos algo— dijo Hefesto
—Mejor que nada— asintió Leo
—Pero Arquímedes no se va a enojar— dijo Percy
—A menos que alguien vaya y le diga— comentó Nico
—Nico, no— dijo Leo
Hazel se frotó un lado de la cabeza.
—Pero no lo entiendo. ¿Dónde está Nico? Se suponía que ese túnel nos llevaría hasta él.
Leo casi se había olvidado del motivo por el que habían bajado allí. Era evidente que Nico no estaba allí.
—No me digas— dijo Will
Bianca hizo una mueca, desde el principio por la espada que encontraron suponía que su padre no iba a estar ahí, pero ¿Entonces como lo iban a encontrar a tiempo?
—Creo que a estas alturas es bastante obvio que no estaba ahí— asintió Reyna
—Pero entonces ¿Por qué…?— comenzó Bianca
—Justo es lo que sigue en la lectura, querida— comentó Afrodita
Aquel sitio era un callejón sin salida. Entonces ¿por qué…?
—Oh —de pronto se sintió como si él también tuviera una esfera con sierra circular en la cabeza, sacándole los cables y los engranajes—. Hazel, ¿cómo estabas siguiendo exactamente la pista a Nico? Quiero decir, ¿podías percibir su presencia porque es tu hermano?
—Eso estaría muy cool— dijo Piper
—No— dijeron todos los que tenían hermanos
—Definitivamente nadie quiere eso— dijo Zoé
—Bueno, está bien. Mala idea— corrigió Piper
—Aunque en realidad podría ser útil a veces— dijo Artemisa
—Sí, definitivamente no— mencionó Apolo
Ella frunció el entrecejo, un tanto aturdida todavía debido al tratamiento de electrochoque.
—No… no del todo. A veces sé cuándo está cerca, pero, como dije, Roma es tan confusa, hay tantas interferencias con todos los túneles y cuevas…
—Sí, suena confuso— dijo Rachel
—Y se sentía peor— dijo Hazel
—Nos podemos imaginar— asintió Thalia
—Le seguiste la pista con tu capacidad para detectar metales —aventuró Leo—. ¿Su espada?
Ella parpadeó. —¿Cómo lo has sabido?
—Será mejor que vengáis aquí.
Hazel hizo una mueca —No sé cómo no me di cuenta antes. Tal vez así no tendríamos que haber pasado todo eso
—Pero tú esperabas encontrar la espada y al dueño de la espada, es fácil dejarla pasar de largo— dijo Rachel
—Por supuesto que sí— coincidió Nico
—Pero aun así— murmuró Hazel
—No fue tu culpa— dijo Nico en tono de que no se aceptaban réplicas
Llevó a Hazel y Frank a la sala de control y señaló la espada negra.
—Oh. Oh, no —Hazel se habría desplomado si Frank no la hubiera agarrado —. ¡Es imposible! La espada de Nico estaba con él en la vasija de bronce. ¡Percy la vio en el sueño!
—Sí estaba ahí— aseguró Percy
—Y sus sueños siempre han sido bastante exactos— señaló Artemisa
—Demasiado— dijo Poseidón con una mueca
—O el sueño no era exacto —dijo Leo— o los gigantes han traído la espada como señuelo.
—Así que era una trampa —dijo Frank—. Nos han atraído hasta aquí.
—Odio las trampas— dijo Leo
—Sí, creo que todos estamos de acuerdo en eso— dijo Percy
—Por supuesto que lo estamos— coincidió Hazel —y más en esas situaciones
—Y que lo digas— murmuró Thalia
—¡Pero ¿por qué?! —gritó Hazel—. ¿Dónde está mi hermano?
—Odie ese momento— murmuró Hazel
—Pero no fue tu culpa — dijo Nico
Hazel y Nico intercambiaron una mirada, ambos recordando su conversación de la noche anterior, ambos sabiendo que en algún futuro ya estaban rindiendo cuentas ante los jueces del Inframundo, Hazel por segunda vez.
Un sonido susurrante resonó en la cabina de control. Al principio Leo pensó que los eidolon habían vuelto. Entonces reparó en que el espejo de la mesa estaba echando humo.
—Cuando los espejos echan humo nunca es buena señal— dijo Apolo
—Sí, ya nos hemos dado cuenta— dijo Leo
—Mejor no hay que tener espejos— señaló Percy
—Ay no querido, los espejos son de gran ayuda— comentó Afrodita
—Pues ni tanto— dijo Piper
—Y menos los que echan humo— argumentó Frank
« Mis pobres semidioses.» El rostro dormido de Gaia apareció en el espejo. Como siempre, hablaba sin mover la boca, un detalle que solo habría dado más repelús si hubiera tenido un muñeco de ventrílocuo. Leo odiaba esas cosas.
—Concuerdo completamente, esos muñecos dan miedo— dijo Piper
—Y también cara de tierra hablando sin hablar— añadió Percy
—Sí, mínimo que se viera moviendo la boca o algo— dijo Leo
—Así no daría tantos escalofríos— coincidió Hazel
« Elegisteis libremente» , dijo Gaia. Su voz reverberó por la sala. Parecía que no solo procediera del espejo, sino también de las paredes de piedra. Leo se dio cuenta de que estaba por todas partes. Claro. Estaban en la tierra.
—Eso lo explicaría— asintió Travis
—Sí, cuando lo analizas te das cuenta de las cosas— dijo Leo
—Claro, ya tiene sentido— dijo Miranda
Se habían tomado las molestias de construir el Argo II para poder viajar por mar y por aire, y aun así habían acabado en la tierra.
—No es como que se pueda evitar mucho— dijo Jason
—A menos que pudiéramos volar— comentó Leo
—Puedo volar y de todas maneras terminamos peleando en tierra— dijo Jason
—Eso sería como ser como las chicas superpoderosa, volando mientras pelean— bromeó Percy
—Bueno sí, pero yo soy Bombón— dijo Leo
—Entonces soy Burbuja— señaló Percy
—¡Sí!— exclamó Zoé
—¿Eso me deja a Bellota entonces?— preguntó Jason
—Sip, decisión unánime — asintió Leo
—A mí me gusta mucho Bellota — murmuró Thom
—Nos quedamos con Bellota — dijo Jason
« Os ofrecí la salvación a todos —dijo Gaia—. Podríais haber vuelto atrás. Ahora ya es demasiado tarde. Habéis venido a las tierras antiguas donde soy más fuerte… donde despertaré» .
Los semidioses hicieron una mueca
—De cualquier manera no es como si hubieran tenido mucha opción— comentó Katie
—De hecho, si volvíamos atrás hubiera sido peor— dijo Piper
—Y que lo digas— suspiró Annabeth
Leo sacó un martillo de su cinturón. Golpeó el espejo. Como era de metal, simplemente vibró como una bandeja de té, pero fue agradable pegar un porrazo a Gaia en la nariz.
—Fue increíble— dijo Leo
—Pero no lo sintió— dijo Chris
—Pero yo sí y fue un sentimiento 10/10— señaló Leo
—Por si no te has enterado, Cara de Tierra —dijo—, tu emboscada ha sido un fracaso. Tus tres eidolon se han fundido en bronce, y estamos vivitos y coleando.
—O era una distracción— murmuró Atenea
—Si odio las trampas, odio aún más las trampas distractoras— se quejó Leo
—Son los peores tipos de trampas— comentó Piper
—Pero las más usadas— dijo Percy
Gaia se rió en voz baja. « Oh, mi querido Leo. Los tres os habéis separado de vuestros amigos. De eso se trataba» .
—Aquí pueden insertar la grosería que más les plazca— mencionó Leo
Varios de los chicos dijeron la grosería que más les gustaban
—Oigan, pero no era para que la dijeran en voz alta— señaló Leo y negando con la cabeza, agregó —tenemos niños pequeños
—Aumentan su vocabulario— bromeó Travis
La puerta del taller se cerró de un portazo.
« Estáis en mis garras —dijo Gaia—. Mientras tanto, Annabeth Chase se enfrenta a la muerte sola, asustada y lisiada, a manos de la mayor enemiga de su madre» .
Annabeth hizo una mueca.
—Y aún así no hay otro capítulo — dijo Zoé con inconformidad
—Pero lo hay, no seas desesperada — dijo Hermes
Zoé le dió una mirada de muerte
—Te lo dije — murmuró Percy a Annabeth
La imagen del espejo varió. Leo vio a Annabeth tumbada en el suelo de una oscura caverna, sujetando en alto su daga de bronce como si estuviera protegiéndose de un monstruo. Tenía el rostro demacrado.
—Genial— masculló Annabeth
—Obviamente tenía que decirles— bufó Artemisa —cuando no pueden hacer nada y simplemente desesperarlos
—Y funcionó— dijo Hazel
Charles y Zoé intercambiaron una mirada preocupada
Su pierna estaba envuelta en una especie de tablilla. Leo no podía ver lo que estaba mirando, pero estaba claro que era algo horrible. Quería creer que la imagen era falsa, pero tenía el mal presentimiento de que era auténtica y de que estaba teniendo lugar en ese mismo momento.
—Pues sí— masculló Annabeth —para que quería inventar una imágen falsa si lo que estaba pasando era más que suficiente
—Ojalá hubiera sido falsa— dijo Frank
Annabeth se encogió de hombros
« Los otros —dijo Gaia—, Jason Grace, Piper McLean y mi querido amigo Percy Jackson, perecerán en unos minutos» .
—¿Qué?— murmuraron los chicos —estaban en el barco
—¿Cómo salió todo tan mal?— preguntó Poseidón
—Quien sabe, tal vez si el Olimpo no estuviera cerrado…— comenzó Artemisa
—Tampoco sería de ayuda— resopló Zeus
La escena volvió a cambiar. Percy sostenía a Contracorriente y bajaba por una escalera de caracol, que se internaba en la oscuridad, por delante de Jason y de Piper.
—Ah, eso— dijo Percy
—Eso— asintió Piper
—Sigo sin entender— masculló Zoé
« Sus poderes les traicionarán —dijo Gaia—. Morirán en su propio elemento.
Jason, Percy y Piper intercambiaron una mirada de irritación
—Ok, esto es aún peor de lo que imaginaba— dijo Chris —¿Como por su propio elemento?
—Bueno, no queremos dar spoilers— dijo Percy
—Pero fue horrible — comentó Piper
Tenía la esperanza de que sobrevivieran. Ellos habrían sido un sacrificio mejor. Pero, desgraciadamente, tendré que conformarme con vosotros, Hazel y Frank. Mis seguidores os recogerán dentro de poco y os llevarán al antiguo palacio.
—Genial— masculló Frank
—Y todavía los insulta con "un sacrificio mejor"— señaló Connor
—El descaro— dijo Leo negando con la cabeza
—La osadía para hacerlo— añadió Percy
Vuestra sangre me despertará por fin. Hasta entonces, os permitiré ver cómo vuestros amigos perecen. Por favor, disfrutad de este último atisbo de vuestra misión fallida» . Leo no podía soportarlo. Su mano emitió un fulgor candente. Hazel y Frank retrocedieron cuando pegó la palma al espejo y lo derritió en un charco de bronce viscoso.
—Eso también fue satisfactorio— dijo Leo
—Pues sí, de nada servía que la siguieran oyendo— dijo Hefesto
—Simplemente iba a seguir desesperándolos— coincidió Perséfone
La voz de Gaia dejó de hablar. Leo solo oía el martilleo de la sangre en sus oídos. Respiró de forma entrecortada.
—Lo siento —les dijo a sus amigos—. Se estaba poniendo muy pesada.
—Demasiado— coincidió Frank
—Creo que queríamos hacer lo mismo, solo que te adelantaste— comentó Hazel encogiéndose de hombros
—Me alegra oír eso— asintió Leo
—¿Qué hacemos? —preguntó Frank—. Tenemos que salir y ayudar a los demás.
Leo echó un vistazo al taller, lleno de piezas humeantes de las esferas rotas. Sus amigos todavía lo necesitaban. Allí todavía mandaba él.
—Eso, demuéstralo— dijo Apolo
—La actitud ante todo— coincidió Afrodita
—Es mi lema— asintió Leo
Mientras tuviera su cinturón, Leo Valdez no iba a quedarse de brazos cruzados viendo el canal Muerte de Semidioses.
—Tengo una idea —dijo—. Pero vamos a hacer falta los tres.
Empezó a explicarles el plan.
—Fin del capítulo— anunció Afrodita
—Bueno, no sigue capítulo de Leo para saber el plan— dijo Apolo
—Sí, pero sigue un capítulo de Piper para saber que pasó porque necesito contexto— dijo Zoé —así que hay que leer
Percy disimuló una risa
—Así por las buenas…— dijo Apolo —bueno ¿Quién va a leer?
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