PIPER XXV, XXVI
XXV
Piper
—Yo— pidió Zoé
—Por fin— susurró Connor
—Permítanme que vuelva a encontrar la página— murmuró Zoé
—Ay Zoé — dijo Esperanza
—Cosas que también te podrían pasar a tí, sesos de alga— susurró Thalia divertida
—Lo sé — dijo Percy riendo
—Zoé no quiero que te asustes…— comenzó a decir Connor
Zoé levantó la mirada del libro, esa no era buena frase para empezar una oración , los demás también miraron con confusión
—No quiero que te asustes, pero tienes una araña enorme parada en el hombro— dijo Connor
Zoé lo miró con los ojos muy abiertos y acto seguido gritó, la parte racional de su cerebro le dijo que ese era el plan para que él obtuviera el libro, así que de hecho lo soltó, pero la otra parte de su cerebro dijo que era un buen momento para entrar en pánico. Charles le dio una mirada asesina a Connor, pero como se hizo un pequeño caos que Connor aprovechó y tomó el libro así que no la pudo ver. Annabeth también había palidecido y de hecho había recogido sus piernas para que estuvieran arriba del sofá.
La voz de Atenea resonó
—En el Olimpo no hay arañas— masculló la diosa fastidiada
—¿No?— preguntó Zoé
—Por supuesto que no— bufó la diosa
—Tiene sentido— murmuró Annabeth sonrojada
—Bueno si ya todos están en sus lugares voy a leer— dijo Connor y se volvió a armar un caos en lo que los demás le aventaban cojínes
Annabeth y Percy le dieron una mirada asesina también
—Estás en problemas— susurró Miranda
—Nah, no hay de que preocuparse— dijo Connor —capítulo 25, Piper
Piper tenía una nueva entrada en su lista de las diez ocasiones en que se había sentido más inútil.
—Empezamos con todo, reina de belleza— dijo Leo
—¿Y cuáles son las otras 9?— preguntó Thalia
—Tampoco me voy a humillar tan temprano en la mañana— respondió Piper
—Claro, eso se debe dejar un poco más para la tarde— coincidió Apolo
¿Luchar contra Gambazilla con una daga y una bonita voz? No había sido muy efectivo que digamos.
—Ninguna manera de luchar fue efectiva — señaló Annabeth
—Eso es cierto— dijo Percy
—Solo al increíble Leo se le ocurrió la maravillosa idea de usar fuego griego— comentó Leo
—Y que bueno que se te ocurrió— dijo Jason
Luego el monstruo se había hundido en las profundidades y había desaparecido junto con tres de sus amigos, y ella no había podido hacer nada para ayudarles.
—Tampoco yo y estaban en el mar— murmuró Percy
—Eso es peor— dijo Thalia
—Sí, muchas gracias— dijo Percy sacándole la lengua
—Tú lo dijiste primero— señaló Thalia
Después, Annabeth, el entrenador Hedge y Buford la mesa habían corrido de acá para allá reparando cosas para que el barco no se hundiera.
—Hicimos lo mejor que pudimos— dijo Annabeth
—Y no nos hundimos— bromeó Piper —entonces yo creo que sí estuvo bien
—También lo creo— dijo Annabeth
A pesar de estar agotado, Percy buscó a sus amigos desaparecidos en el mar.
—Sin éxito — dijo Percy
—Pero ahora ya sabes por qué— comentó Perséfone
—Pero tampoco me gustó— murmuró Percy
Jason, que también estaba agotado, voló alrededor de la jarcia como un Peter Pan rubio,
—Oye, sí es cierto— dijo Percy
Jason hizo una mueca —Gracias
—Yo quiero ser Campanita — pidió Helena
—¿Ves? Ya tiene a tu Campanita— señaló Leo
—Ahora solo necesitan un poco de polvo de hada— señaló Katie
Leo se empezó a reír —Es imagen mental es muy buena
Varios se imaginaron a Jason vestido como Peter Pan con Helena y lanzando polvos de hada, los chicos se empezaron a reír
apagando los fuegos de la segunda explosión verde que había iluminado el cielo justo por encima del palo mayor. Por lo que respectaba a Piper, lo único que podía hacer era mirar su daga Katoptris, tratando de localizar a Leo, Hazel y Frank.
—Cosa que tampoco era precisamente útil — resopló Piper
—Pero ¿qué esperabas?— preguntó Miranda —si Percy no los podía encontrar, ninguno de ustedes la tenía tan fácil
—Es cierto— asintió Poseidón
—Y vaya que sí— murmuró Percy
Las únicas imágenes que veía eran las que no quería ver: tres todoterrenos negros dirigiéndose hacia el norte desde Charleston, atiborrados de semidioses romanos, y Reyna sentada al volante del primer coche. Unas águilas gigantes los escoltaban desde las alturas.
—Eso suena bastante mal— dijo Apolo
—Y se pone peor— dijo Piper
—Como siempre— comentó Leo
—Definitivamente— coincidió Percy
De vez en cuando, brillantes espíritus morados montados en carros fantasmales salían de la campiña y formaban filas detrás de ellos, avanzando con estruendo por la interestatal 95 hacia Nueva York y el Campamento Mestizo.
—Hasta los fantasmas van por ustedes — dijo Apolo
—Somos muy populares— dijo Connor
—Pero del tipo de popularidad mala— señaló Chris
—No nos ayudes— dijo Travis
Piper se concentró más. Vio las imágenes de pesadilla que había visto con anterioridad: el toro con cabeza humana que salía del agua
—Eso suena peor aún — dijo Hermes
—¿No había un mito con él?— preguntó Miranda
—Definitivamente lo había— dijo Apolo
—Algo que ver con Hércules, creo— dijo Miranda
—Bueno, no nos vamos a hacer spoiler todavía— señaló Connor
y la estancia oscura con forma de pozo que se llenaba de agua negra mientras Jason, Percy y ella luchaban por mantenerse a flote.
—Y obviamente se pone peor — señaló Poseidón
—Pero Percy puede respirar bajo el agua— comentó Bianca
—No con agua negra— dijo Percy
—Bueno, ya nos hiciste spoiler— comentó Thalia
Envainó a Katoptris, preguntándose cómo Helena había podido mantener la cordura durante la guerra de Troya, si la hoja de esa arma había sido su única fuente de noticias.
—Y vaya que sí— coincidió Apolo
—Es un arma inusual, pero también puede ayudar— comentó Afrodita
—No me estaba ayudando— murmuró Piper con una mueca
—Bueno, de cierta manera sí te estaba ayudando, pero no de la forma que tú querías— comentó Rachel
—Ese es un buen punto— dijo Apolo
Entonces se acordó de que todas las personas del entorno de Helena habían sido asesinadas por el ejército invasor griego. Tal vez no había mantenido la cordura.
—Eso puede ser bastante exacto — comentó Deméter
—Pero sigue siendo una buena historia de amor— señaló Artemisa con sarcasmo
—¡Por supuesto que sí!— exclamó Afrodita —una buena historia de amor con tragedia incluída
Artemisa rodó los ojos
Cuando salió el sol, ninguno de ellos había dormido. Percy había explorado el lecho marino, pero no había encontrado nada. El Argo II ya no corría el peligro de hundirse,
—Al menos una buena noticia — dijo Bianca
—Hay que ver el lado positivo— coincidió Leo
—Así que las reparaciones funcionaron— dijo Percy
—Lo que me pareció genial o nos hubiéramos hundido— comentó Annabeth
—Pero lo habríamos hecho con clase— bromeó Percy
—Es lo importante— dijo Piper
pero sin Leo, no podían hacer reparaciones exhaustivas. El barco podía navegar, pero nadie propuso abandonar la zona sin sus amigos desaparecidos.
—Por supuesto que no — dijo Percy
—Porque Leo tenía que hacer las reparaciones— bromeó Piper
—Ay, tú también eres mi mejor amiga, reina de belleza— resopló Leo
—Muy linda que es la amistad— comentó Travis
Piper y Annabeth enviaron una visión onírica al Campamento Mestizo avisando a Quirón de lo ocurrido con los romanos en el fuerte Sumter. Annabeth explicó su conversación con Reyna.
—Muy bien, deben estar alerta— dijo Atenea
—Pero de cualquier manera deben de confiar en que el Campamento Mestizo se las arreglará— señaló Perséfone
—Pues nos las arreglamos— dijo Connor —más o menos
—Más o menos— asintió Rachel
Piper transmitió la visión de los todoterrenos dirigiéndose al norte que había contemplado en su daga. El rostro afable del centauro pareció envejecer treinta años durante el curso de la conversación, pero les aseguró que se ocuparía de las defensas del campamento.
—Por supuesto que sí — dijo Quirón
—Confíen en nosotros, nada más tenemos la cara de idiotas— comentó Travis
—Esa no es precisamente una buena defensa— señaló Katie
—Confiamos en ustedes— asintió Percy
Tyson, la Señorita O'Leary y Ella habían llegado sin ningún percance. En caso necesario, Tyson podía llamar a un ejército de cíclopes para que fueran a defender el campamento,
—Sí se puede— dijo Tyson con una gran sonrisa
—Esa es una buena noticia— dijo Hermes
—Esperemos que no tenga que llegar a eso— señaló Poseidón
y Ella y Rachel Dare ya estaban comparando profecías, tratando de recabar más información sobre lo que les deparaba el futuro.
—Y aunque lo intentamos, no obtuvimos mucho— dijo Rachel
—Pero al menos lo intentaron— comentó Apolo
—Sí y que bueno que Ella no cayó en las garras de tu molesto legado— señaló Artemisa
—Y vamos otra vez con que es molesto— dijo Apolo
—Pues es la verdad— dijo Hermes
El cometido de los siete semidioses a bordo del Argo II, les recordó Quirón, consistía en completar la misión y volver sanos y salvos. Después del mensaje de Iris, los semidioses se pasearon por la cubierta en silencio, mirando el agua y esperando un milagro.
—Si no es mucha molestia — dijo Piper
—Y pues luego hicimos una entrada fenomenal— comentó Leo
—Y vaya que lo hicieron— dijo Percy
—Todos sentimos mucho alivio de verlos— dijo Jason
—Sí, pero nadie le ganó al entusiasmo de Piper— señaló Leo
Piper se sonrojó
Cuando por fin se produjo —tres gigantescas burbujas rosadas salieron a la superficie a la altura de estribor y expulsaron a Frank, Hazel y Leo—, Piper se volvió un poco loca. Gritó de alivio y se lanzó de cabeza al agua.
—Un poquito nada más — dijo Leo —sabía que no podías vivir sin mí
—Ay cállate— dijo Piper rodando los ojos
—Que saludo tan entusiasta— comentó Thalia
—Es mejor a que lo hubiera golpeado— señaló Piper
—Tiene un punto en eso— asintió Leo
¿En qué estaba pensando? No cogió una cuerda ni un chaleco salvavidas ni nada parecido. Pero estaba tan feliz que se acercó nadando a Leo y le dio un beso en la mejilla, un gesto que a él le sorprendió un poco.
—Ay que bonita es la amistad — dijo Travis
—Pues sí, tu amistad consiste normalmente en golpearme— señaló Leo mirando a Piper
—¡Por supuesto que no!— se defendió Piper
—¿Me has echado de menos? —dijo Leo riéndose.
Piper se puso súbitamente furiosa.
—Lo bueno es que no tenía armas al alcance — señaló Leo
—Demos gracias que se lanzó al agua sin armas— dijo Thalia
—Me lancé al agua sin un salvavidas, que era más importante— comentó Piper
—Bueno, pero lo importante es que no se ahogaron— argumentó Rachel
—¿Dónde habéis estado? ¿Cómo habéis sobrevivido?
—Es una larga historia —dijo Leo. Una cesta de picnic emergió a la superficie al lado de él—. ¿Quieres un brownie?
—No le iba a decir que no a un brownie — señaló Piper
—Además estaban increíbles — dijo Percy
—Podrás estar enojada con Leo, pero un brownie arregla todos— asintió Rachel
—Por supuesto que sí — dijo Piper
Una vez que subieron a bordo y se pusieron ropa seca (el pobre Frank tuvo que pedir prestados a Jason unos pantalones demasiado pequeños),
—Pero pues al menos estás vestido — dijo Connor
—Exacto, hay que ver el lado positivo— coincidió aleo
Frank le dió una mala mirada
—Pues sí, habría sido peor que no te pudieras poner nada— comentó Travis
—Supongo— murmuró Frank
toda la tripulación se reunió en el alcázar para celebrar la ocasión con un desayuno, menos el entrenador Hedge, que se quejó de que el ambiente era demasiado afectuoso para su gusto y bajó a alisar a martillazos unas abolladuras del casco.
—Yo digo que estaba llorando en silencio, súper alegre de que hayamos aparecido — señaló Leo
—Opino lo mismo— coincidió Piper
—Y los martillazos tapaban cualquier ruido — argumentó Percy
—Ya todos descubrimos su secreto — comentó Leo
Mientras Leo se ocupaba de los mandos del timón, Hazel y Frank relataron la historia de los centauros pez y su campamento de entrenamiento.
—Increíble —dijo Jason—. Estos brownies están buenísimos.
—Tiene sus prioridades muy ordenadas— dijo Travis
Jason se sonrojó —Eran unos increíbles brownies
—Lo mejor de que aparecieran sus amigos, fueron los brownies— dijo Katie riendo
—Supongo que esos brownies no se podían comparar a nada— comentó Zoé
—No, al menos nada que hubiera comido— comentó Jason
—Entendemos la prioridad que se les daba— dijo Apolo
—¿Es lo único que tienes que decir? —preguntó Piper.
Él se quedó sorprendido.
—¿Qué? He oído la historia. Centauros pez. Sirenas y tritones. Una carta de presentación para el dios del río Tíber. Entendido. Pero estos brownies…
—¿Qué son todas estas cosas ante los brownies?— preguntó Miranda
—Obviamente, nada de esa información es tan relevante como el delicioso sabor de los brownies — asintió Leo
—Qué bueno que sepan dónde están sus prioridades — comentó Apolo
—Lo sé —dijo Frank, con la boca llena—. Pruébalos con la mermelada de melocotón de Esther.
—Qué asco —dijo Piper.
—Pásame el tarro, tío —dijo Jason.
—No puedes juzgar hasta que lo pruebes— señaló Jason
—Aplica para todo— asintió Apolo
—No sé si eso fue doble sentido, pero espero que no— comentó Perséfone —porque tenemos niños pequeños
—Cada quien piensa lo que quieran pensar — dijo Apolo encogiéndose de hombros
Hazel y Piper se cruzaron una mirada de profunda irritación. « Chicos» . Percy, por su parte, quiso oír todos los detalles sobre el campamento acuático. Siempre volvía al mismo punto:
—¿No han querido conocerme?
—Pues que no quisieron— dijo Percy
—Al menos alguien no estaba abducido por los brownies — señaló Thalia
—Pero sí con el hecho de que no quisieron verlo— comentó Annabeth
—Esa también es una gran prioridad — dijo Apolo riendo
—No es eso —dijo Hazel—. Simplemente… es la política submarina, supongo. Las sirenas y los tritones son territoriales. La buena noticia es que se van a ocupar del acuario de Atlanta. Y ayudarán a proteger el Argo II cuando crucemos el Atlántico.
—Me parecen buena noticias— dijo Sally
—A mí también, a pesar de que no quisieron verme— dijo Percy
Varios de los chicos se empezaron a reír
—Bueno, pero ya te explicaron por qué no te querían ver— comentó Poseidón con una pequeña sonrisa
Percy asintió con la cabeza distraídamente.
—Pero ¿no han querido conocerme?
Annabeth le dio un manotazo en el brazo.
—Grosera— dijo Percy
—Yo creo que Hazel y Piper también les debieron dar unos manotazos a sus respectivos novios por pensar solo en los brownies — comentó Thalia
—Gracias hermana — dijo Jason
—Típico amor de hermanos — señaló Miranda
—¡Venga ya, Sesos de Alga! Tenemos otras cosas por las que preocuparnos.
—Annabeth tiene razón —dijo Hazel—. Después de hoy, a Nico solo le quedan menos de dos días.
—Pues sí había cosas más importantes, pero no me quisieron ver— bromeó Percy
Will le aventó un cojín. Nico rodó los ojos
—Nada más porque no encontré algo más grande que un cojín— señaló Will
Percy se empezó a reír y levantó las manos en señal de rendición
Los centauros pez han dicho que tenemos que rescatarlo. De algún modo, es crucial para la misión.
Miró a su alrededor en actitud defensiva, como si estuviera esperando que alguien discutiera o cuestionara sus palabras, pero nadie lo hizo.
—No la podemos culpar— dijo Bianca
—Y Hazel ya casi sacaba su espada muy casualmente por si alguien se oponía — comentó Rachel
—Y Will todavía tiene más cojínes, así que qué bueno que nadie lo hizo— señaló Chris
—Así es— dijo Will —y no tengo miedo a usarlos
—Nadie se iba a oponer— murmuró Jason
—Aprendimos nuestra lección— dijo Leo
Piper trató de imaginarse lo que debía de estar sintiendo Nico di Angelo, atrapado en una vasija con dos granos de granada como único sustento, ignorando si lo rescatarían. La idea llenó de impaciencia a Piper por llegar a Roma,
Nico la miró con una mueca
—Bueno, pues esperemos que puedan pasar sin ningún problema— dijo Apolo
—No creo que lo hagan sin ningún problema— señaló Artemisa — recuerda por donde tienen que pasar
—Eres la viva de la imagen de la positividad— comentó Apolo
—Pero tiene razón— murmuró Piper
aunque tenía la terrible sensación de que se dirigía a su propia cárcel: una estancia oscura llena de agua.
—Eso no me gustó— dijo Percy
—A mí tampoco— dijo Piper
—A mí menos— comentó Jason
—Nico debe de tener información sobre las Puertas de la Muerte —dijo Piper—. Lo salvaremos, Hazel. Podemos llegar a tiempo. ¿Verdad, Leo?
—Si todo sale bien— dijo Hermes
—Lo que casi nunca les sale— señaló Dionisio
—Gracias— se quejaron varios de los semidioses
—Es la verdad— dijo Dionisio con un encogimiento de hombros
—¿Qué? —Leo apartó la vista de los mandos—. Ah, sí. Deberíamos llegar al Mediterráneo mañana por la mañana. Luego pasaremos el resto del día navegando hacia Roma, o volando, si consigo tener arreglado el estabilizador para entonces…
—Pero nada de presiones— dijo Leo
—Nada más vas a ver a Hazel con su espada mientras ejerce una presión silenciosa— señaló Travis
—No gracias, prefiero que mantenga su arma alejada— comentó Leo
De repente a Jason le cambió la cara, como si su brownie con mermelada de melocotón no supiera tan bien.
—Eso nos sitúa en Roma el último día posible para salvar a Nico. Veinticuatro horas para encontrarlo… como máximo.
—Pero recuerda al GPS del Inframundo — dijo Connor
Hazel hizo una mueca
—Suena un poco raro eso, me recuerda a la flor que les dio Perséfone para encontrar la espada— señaló Miranda
—Gracias— murmuró Hazel
—Oye, creo que tienes razón— dijo Percy con una sonrisa
—¿Vas a comportarte como la flor?— preguntó Katie
—No— dijo Hazel
—Qué lástima— dijo Travis
Percy cruzó las piernas.
—Y eso solo es parte del problema. También está la Marca de Atenea.
—Sí, otro pequeño detalle — comentó Apolo
—Y tenías que decirlo ¿Verdad?— señaló Annabeth
—Sí— dijo Percy con una sonrisa de lado
—También era una algo que discutir— comentó Thalia
A Annabeth no pareció entusiasmarle el cambio de tema. Posó la mano en su mochila, que siempre parecía acompañarla desde que habían partido de Charleston.
Annabeth hizo una mueca —Había muchos otros temas de conversación
—Pero ese tema de conversación también era importante— comentó Piper
Los demás chicos del Argo asintieron de acuerdo
Abrió el bolso y sacó un fino disco de bronce del diámetro de un dónut.
—Este es el mapa que encontré en el fuerte Sumter. Está… Se calló bruscamente, mirando la superficie de bronce lisa.—¡Está en blanco!
—Era de esperarse— dijo Apolo
—¿Por qué era de esperarse?— preguntó Bianca
—Porque así como solo los hijos de Atenea pueden encontrar la estatua también solo pueden ver las señales, es parte de la esencia de Atenea al final de cuentas— señaló Apolo
—Eso tiene sentido— dijo Chris
Percy lo cogió y examinó las dos caras.
—¿No estaba así antes?
—No serviría de nada que estuviera así ¿No?— comentó Thalia
—Pues no lo sé— dijo Percy —todo podría pasar
—Y más si se trata de ustedes— dijo Perséfone
—Aún más— coincidió Leo
—¡No! Lo estuve mirando en mi camarote y … —Annabeth murmuró entre dientes—. Debe de ser como la Marca de Atenea. Solo puedo verlo cuando estoy sola. No se muestra a los demás semidioses.
—Sería menos problema si se mostrara a los demás — señaló Hermes
—Le quitaría lo divertido— comentó Dionisio
—Cállate Dionisio— masculló Atenea
Frank retrocedió como si el disco fuera a explotar. Tenía un bigote naranja y una barba de migas de brownie, y a Piper le entraron ganas de darle una servilleta.
Frank se sonrojó —Lo siento
—Así se ve que disfrutaron los brownies— señaló Chris
—A la comida que más disfrutas no le pones cuidado en cómo deja tu apariencia— dijo Zoé
—Tiene un punto bastante razonable— convino Leo
—Estoy de acuerdo— dijo Percy
—¿Qué contenía? —preguntó Frank, nervioso—. ¿Y qué es la Marca de Atenea? Sigo sin entenderlo.
Annabeth cogió el disco de la mano de Percy. Le dio la vuelta a la luz del sol, pero seguía en blanco.
—Por fuerza de voluntad no se va a mostrar — comentó Thalia
—Podía intentarlo— dijo Annabeth
—Y solo te vas a cansar— dijo Thalia
—Genial— dijo Annabeth
—El mapa era difícil de interpretar, pero mostraba un punto en el río Tíber, en Roma. Creo que allí es donde empieza mi búsqueda… el camino que tengo que tomar para seguir la Marca.
—Muy probable— dijo Persefone
—Bueno, al menos ya sabes por dónde empezar— dijo Apolo
—Al menos— murmuró Annabeth
—Tal vez sea allí donde encuentres al dios Tiberino —dijo Piper—. Pero ¿qué es la Marca?
—La moneda —murmuró Annabeth.
—La verdad no te estábamos siguiendo — comentó Piper
—Lo sé y lo siento— dijo Annabeth
—Por eso tantas preguntas— comentó Percy
—También me di cuenta de eso— asintió Annabeth
Percy frunció el entrecejo. —¿Qué moneda?
Annabeth se metió la mano en el bolsillo y sacó un dracma de plata.
—Lo llevo encima desde que vi a mi madre en Grand Central. Es una moneda ateniense.
Annabeth hizo una mueca. Atenea seguía sin poder creer que su hija por fin hubiera encontrado la estatua, la hubiera llevado por fin a casa (a estas alturas era obvio que lo había hecho) o de lo contrario definitivamente no habría calma en la Sala de Trono ¿Qué tanto tuvo que pasar para lograrlo? Y realmente todavía seguía sintiendo rencor hacia los romanos.
Se la pasó y la fueron mirando uno detrás de otro. Mientras cada semidiós la observaba, a Piper le asaltó un ridículo recuerdo de ciertos ejercicios de primaria en los que los alumnos enseñaban un objeto y tenían que describirlo.
—Y si no la describen bien van a morir— dijo Connor
—Me gusta más el hecho de que si no la describimos bien solo reprobamos— comentó Piper
—Estoy de acuerdo con Piper— dijo Percy
—Claro, morir por un ejercicio de primaria no se me hace lo mejor— señaló Leo
—Todavía por un ejercicio de universidad— bromeó Rachel
—Suena mejor— dijo Piper
—Una lechuza —observó Leo—. Tiene sentido. Supongo que la rama es una rama de olivo. Pero ¿qué es esta inscripción, ΑΘΕ? ¿Área de efecto?
—¿Cómo?— preguntó Katie
—Es de un juego de estrategia— comentó Leo —y se abrevia igual, para mí tenía sentido
—Para mí todavía no tenía sentido nada— señaló Percy
—Tampoco para mí— dijo Piper
—Creo que los únicos que entendían eran Jason y Annabeth— dijo Hazel
—Definitivamente— asintió Frank
—Es alfa, theta, épsilon —explicó Annabeth—. En griego significa « De los atenienses» … o también se puede leer como « los hijos de Atenea» . Es una especie de lema ateniense.
Se oyó un coro de "ah"
—Creo que eso tiene más sentido que lo del juego— dijo Miranda
—Sí, ahora también ya lo creo— convino Leo
—Más vale tarde que nunca— dijo Chris
—Como SPQR para los romanos —supuso Piper.
Annabeth asintió. —La Marca de Atenea es una lechuza, como esa. Aparece en color rojo fuego. La he visto en sueños. Y por segunda vez en el fuerte Sumter.
—Genial— masculló Annabeth
—Y eso que todavía no es un capítulo sobre ti— señaló Thalia
—Peor aún— dijo Annabeth
—Pero ya sabes que en estos libros no hay privacidad— comentó Piper
Describió lo ocurrido en la fortaleza: la voz de Gaia, las arañas de la guarnición, la Marca que las quemaba. Piper notaba que le costaba hablar del asunto.
—Gracias— murmuró Annabeth
—De nada— dijo Piper con una pequeña sonrisa
—Qué bueno que no hay arañas en el Olimpo ¿No?— señaló Connor
—Cállate Connor— masculló Annabeth con una mirada asesina
Zoé se sonrojó
Percy le tomó la mano. —Debería haber estado contigo.
—Esa es la cuestión —dijo Annabeth—. Nadie puede estar conmigo. Cuando llegue a Roma tendré que partir sola. Si no, la Marca no aparecerá. Tendré que seguirla hasta… hasta su origen.
Charles y Zoé intercambiaron una mirada
—Pues sí— dijo Apolo
—Por nosotros, con esa elocuencia ¿No serás tú el dios de la poesía?— preguntó Hermes rodando los ojos
Los chicos se empezaron a reír lo que provocó que un poco de la tensión que ya se estaba acumulando se despejara
—Eres un dios horrible— señaló Apolo
Frank cogió la moneda de la mano de Leo. Se quedó mirando la lechuza.
—« El azote de los gigantes es pálido y dorado, obtenido con dolor en un presidio hilado» —alzó la vista a Annabeth—. ¿Qué es… lo que hay en el origen?
—La pregunta del millón— dijo Katie —aunque claro, ya lo sabemos
—Pero en ese entonces sí era la pregunta del millón— señaló Leo
—Lo dices como si hubiera pasado mucho tiempo— dijo Piper
—Por supuesto que sí, muuuchísmo— asintió Leo
Antes de que Annabeth pudiera contestar, Jason intervino.
—Una estatua —dijo—. Una estatua de Atenea. Por lo menos, eso es lo que yo creo.
Piper frunció el entrecejo. —Dijiste que no lo sabías.
—Pero tenía sentido— dijo Jason
—Además antes podía ser que todavía no fuera el momento para hablarlo— señaló Rachel
—Supongo que tienes razón— dijo Piper
—Pero bueno, ya van a poder hablar razonablemente— comentó Perséfone
—Y no lo sé. Pero cuanto más lo pienso, solo hay un objeto que coincida con la leyenda —se volvió hacia Annabeth—. Lo siento. Debería haberte contado mucho antes todo lo que he oído. Pero, sinceramente, tenía miedo. Si la leyenda es cierta…
—Comprensible— dijo Apolo
—Y sí, eso me da la razón— dijo Rachel con una sonrisa
—Claro, no sé cómo lo dudé— comentó Piper
—No lo vuelvas a hacer— dijo Rachel riendo
—Lo sé —dijo Annabeth—. Lo he descubierto, Jason. Te entiendo perfectamente. Pero si conseguimos salvar la estatua, griegos y romanos juntos… ¿No lo veis? Podría cerrar la brecha.
—Eso también— dijo Hermes
—Lo que de hecho sería muy importante— comentó Artemisa
—Sobretodo antes de que estalle la guerra propiamente dicha— dijo Hades
—Un momento —Percy hizo un gesto para solicitar tiempo—. ¿Qué estatua?
—A veces se les olvida que no todos somos genios y no sabemos— señaló Piper
—Lo he notado, créeme— asintió Percy —por eso pedí tiempo
—Los simples semidioses que no somos genios necesitamos que nos expliquen las cosas— dijo Piper
—Si no es mucha molestia— dijo Frank
—Por favor y gracias— murmuró Percy
Annabeth recuperó la moneda de plata y se la metió en el bolsillo.
—La Atenea Partenos —dijo—. La estatua griega más famosa de todos los tiempos. Medía doce metros de altura y estaba cubierta de marfil y oro. Estaba en medio del Partenón de Atenas.
—Vaya— dijo Bianca
—Yo llegué a pensar que solo era una ilustración y no existía— admitió Miranda
—Comprensible por qué lo creíste— dijo Perséfone —pero sí existe
—Mejor saberlo tarde que nunca— murmuró Miranda
El barco se quedó en silencio, interrumpido únicamente por las olas que lamían el casco.
—Está bien, me pica la curiosidad —dijo Leo por fin—. ¿Qué fue de ella?
—Desapareció —respondió Annabeth.
—¿Así nada más?— preguntó Katie
—¿Cómo desaparece una estatua de doce metros de altura?— dijo Chris
—Y que estaba en el Partenón— dijo Rachel
—Y en medio— señaló Thalia —lo podría entender un poco si hubiera estado al final o algo así
—Pueden preguntarle a los romanos— dijo Apolo
Todos voltearon a ver a los romanos como si en realidad tuvieran la respuesta
—Es un poco sorprendente, pero nosotros no habíamos nacido aún— comentó Reyna —y en realidad no es precisamente como que la leyenda lo diga
—Ah claro— dijo Rachel sonrojándose
Leo frunció el entrecejo.
—¿Cómo desaparece sin más una estatua colocada en medio del Partenón?
—Buena pregunta —dijo Annabeth—. Es uno de los mayores misterios de la historia.
—Muy misterioso— asintió Percy
—Bastante— coincidió Grover
—No me gustan mucho los misterios misteriosos— dijo Leo
—Habías dicho que sí— señaló Connor
—Pero en este momento no— dijo Leo
Hay quien cree que fue fundida para sacar el oro o destruida por los invasores. Atenas fue saqueada varias veces. Otros creen que se llevaron la estatua…
—Los romanos —concluyó Jason—.
—Lo que realmente suena más lógico— comentó Luke
—Pero pues también necesitaron muchas cosas para moverla ¿No?— señaló dijo Miranda —y en un solo momento
—Bueno, la legión puede construir un montón de cosas en solo un día— señaló Jason
—No nos hundas más , Jason— dijo Frank
—Lo siento— dijo Jason sonriendo y alzando las manos
Al menos, es una de las teorías, y coincide con la leyenda que yo oí en el Campamento Júpiter. Para desanimar a los griegos, los romanos se llevaron la Atenea Partenos cuando tomaron la ciudad de Atenas.
—Ah— murmuraron algunos de los chicos
—Pero sin rencores— señaló Leo
—No, para nada— comentó Hermes con sarcasmo
—Lo bueno es que ya todos somos amigos— dijo Connor —¿Verdad?
—Pues…— comenzó Reyna con una pequeña sonrisa
—¿Verdad?— interrumpió Connor riendo
La escondieron en un sepulcro subterráneo en Roma. Los semidioses romanos juraron que no volvería a ver la luz del día. Literalmente, robaron a Atenea para que no pudiera seguir siendo el símbolo del poder militar griego. Se convirtió en Minerva, una diosa mucho más dócil.
Atenea resopló
—Si yo fuera romano me quedaría callado en este momento— comentó Apolo
Los romanos se removieron con incomodidad
—Y sí se quedaron callados— susurró Percy
—Y los hijos de Atenea han estado buscando la estatua desde entonces —dijo Annabeth—. La mayoría no conocen la leyenda, pero la diosa elige a unos pocos miembros de cada generación. Se les entrega una moneda como la mía.
—Que buena forma ambos de contar la historia— señaló Perséfone
—¿Y por qué la cabaña de Atenea no conoce la leyenda?— preguntó Katie
—¿Cómo iban a saber de la leyenda sin saber del campamento romano?— señaló Clarisse
—Eso es cierto— dijo Will
—Además ya que los hijos de Atenea han iniciado casi todas las guerras civiles pues no creo que sea una gran idea contarles a todos— dijo Bianca
—Y en el campamento Júpiter solo era una leyenda entre pretores— señaló Reyna —tampoco todos la sabían
Siguen la Marca de Atenea…, una especie de rastro mágico que los conecta con la estatua… con la esperanza de encontrar la última morada de la Atenea Partenos y de recuperarla.
—Cosa que obviamente nadie ha hecho— señaló Apolo
—Creo que sería bastante obvio si alguien lo hubiera hecho— dijo Hermes
—Vas a empezar de nuevo— dijo Apolo rodando los ojos
Piper los miró a los dos —Annabeth y Jason— con silencioso asombro. Hablaban como uno solo, sin rencor ni culpabilidad. Nunca se habían fiado el uno del otro. Piper estaba lo bastante unida a los dos para saberlo.
—Eso es novedad para nosotros— dijo Connor
—La verdad era bastante obvio también— dijo Piper
—Y ambos lo sabían— señaló Percy
—Por supuesto que lo hacían— coincidió Piper
Ni Jason ni Annabeth lo negaron
Pero si podían hablar de un problema tan grave —el principal motivo del odio entre griegos y romanos— con tanta calma, tal vez todavía hubiera esperanza para los dos campamentos.
Percy parecía estar pensando lo mismo, a juzgar por su expresión de sorpresa.
—Sí lo pensé— admitió Percy —es que fue bastante increíble la forma en que hablaron
—Sobretodo hablando de un tema tan áspero como era ese— coincidió Will
—Bueno, tampoco iba a tomar mi daga y atacarlo— señaló Annabeth
—O lanzarle un rayo— comentó Jason
—Así empieza una bonita amistad— dijo Travis
—Sí, ahí vemos como se empieza a construir la esperanza para los campamentos— dijo Hestia con una sonrisa
—Entonces, si encontráramos…, o sea, si encontraras… la estatua, ¿qué haríamos con ella? ¿Podríamos moverla?
—No estoy segura —reconoció Annabeth—. Pero si pudiéramos salvarla, podría unir los dos campamentos.
—Sin presiones, pero recuerda que la legión se está moviendo — dijo Apolo
—Sí, eso no sirve para presionarla ni nada— comentó Artemisa rodando los ojos
—Es una motivación— dijo Apolo
—Gracias— masculló Annabeth
Podría curar el odio de mi madre separando sus dos facetas. Y tal vez… tal vez la estatua tenga algún tipo de poder que pueda ayudarnos contra los gigantes.
—Con su rayo láser o algo así — dijo Leo
—Yo sí esperaba un rayo láser— admitió Percy
—¿Por qué una estatua tendría un rayo láser?— preguntó Annabeth —una estatua de tiempos antiguos
—Porque ese podría ser un muy buen azote para los gigantes— señaló Percy
—Tiene un punto— asintió Connor
Piper se quedó mirando a Annabeth asombrada y empezó a apreciar la enorme responsabilidad que su amiga había asumido. Y Annabeth tenía intención de hacerlo sola.
Annabeth se sonrojó
—Esto podría cambiarlo todo —dijo Piper—. Podría poner fin a miles de años de hostilidad. Podría ser la clave para vencer a Gaia. Pero si no podemos ayudarte…
—Ok, lo siento. Obviamente eres increíble y podías hacerlo sola— dijo Piper
—Gracias— murmuró Annabeth
—Obviamente— señaló Percy —tengo la novia más increíble del mundo
Afrodita suspiró encantada
No terminó la frase, pero la pregunta se quedó flotando en el aire: « ¿Era posible salvar la estatua?» . Annabeth se puso derecha. Piper sabía que por dentro debía de estar aterrada, pero lo disimulaba muy bien.
—De nada servía no hacerlo— comentó Annabeth
—Eso es cierto, supongo que bastante nerviosos debían estar ya— dijo Zoë
—Mucho— asintió Piper
Los demás asintieron de acuerdo
—Debo tener éxito —dijo Annabeth simplemente—. El riesgo vale la pena.
—Tienes razón — dijo Artemisa
Sally hizo una mueca, el riego había sido mucho peor de lo que podrían haber imaginado y luego de todo lo que sabía que sucedería en el futuro, era mucho peor
Hazel se retorció el pelo pensativamente.
—No me gusta la idea de que arriesgues la vida sola, pero tienes razón. Nosotros vimos lo que supuso para la legión romana recuperar el estandarte del águila dorada.
—Cierto— dijo Frank
—Sí, ahora una estatua de doce metros que estuvo perdida por años, creo que puede causar una reacción impresionante— comentó Luke
—Aunque habría estado mejor que tuviera rayo láser— comentó Percy
Atenea le dio una mirada irritada
Si esa estatua es el símbolo más poderoso de Atenea jamás creado…
—Podría petarlo —propuso Leo.
—No precisamente la forma de expresarse, pero sí — dijo Hermes
—Pero pues tiene razón— asintió Apolo
—Creo que era la frase que mejor lo describía— señaló Leo
—Pues no precisamente— comentó Hazel
Hazel frunció el entrecejo.
—Yo no lo habría expresado de esa forma, pero sí.
—Solo que… —Percy volvió a tomar la mano de Annabeth— ningún hijo de Atenea la ha encontrado jamás. Annabeth, ¿qué hay allí abajo? ¿Qué es lo que la está vigilando? Si tiene que ver con arañas…
—Muchas preguntas, sesos de alga— dijo Annabeth
—Lo sé, lo siento— dijo Percy
—Pero pues es comprensible la curiosidad— señaló Perséfone
—Por supuesto que sí— suspiró Afrodita
Zoé se estremeció
—« Obtenido con dolor en un presidio hilado» —recordó Frank—. ¿Hilado, como las telarañas?
—En serio creo que eso no la va a ayudar — señaló Apolo
—También lo siento— murmuró Frank
—De nada sirve que la asusten más de lo que ya debía estar— comentó Deméter —no mientras todavía no hayan llegado al lugar donde debe de partir
—Ya después sí la pueden asustar— dijo Apolo
—¡Apolo!— masculló Deméter
Annabeth se puso pálida como el papel. Piper sospechaba que Annabeth sabía lo que le esperaba… o, como mínimo, tenía una idea muy aproximada. Estaba intentando contener una oleada de pánico.
Annabeth hizo una mueca
—¿Lo ven?— señaló Deméter
—En otras palabras, no estaban ayudando con sus preguntas— señaló Bianca
—Nos ocuparemos de eso cuando lleguemos a Roma —propuso Piper, infundiendo a su voz un poco de embrujahabla para calmar los nervios de sus amigos—.
—Gracias— dijo Annabeth
—De nada, para eso estamos las amigas— dijo Piper
—Sobretodo las amigas que pueden embrujahablar a los demás— señaló Thalia
—Sobretodo— asintió Piper con una sonrisa
Va a salir bien. Annabeth también lo va a petar. Ya lo veréis.
—Sí —dijo Percy —. Hace mucho tiempo que aprendí que no hay que apostar contra Annabeth.
—Awwwww— chillaron algunos de los chicos
—Todos los aprendimos— asintió Travis
—Pero recuerda que Hera, bueno, Juno te dio una advertencia— comentó Dionisio
—Tenían que arruinar mi momento— murmuró Percy
Dionisio resopló
Annabeth los miró a los dos agradecida. A juzgar por sus desayunos a medio comer, los demás todavía estaban inquietos, pero Leo consiguió sacarlos de su estado. Pulsó un botón, y un sonoro chorro de vapor estalló de la boca de Festo y los sobresaltó a todos.
—Una nueva forma de hacerlo— dijo Percy
—Estaba a punto de saltar tres metros desde mi asiento— comentó Piper
—Estoy de acuerdo, fue bastante sorpresivo— asintió Hazel
—Pero era mejor que quedarnos viendo a nuestros desayunos a medio comer— comentó Leo
—Bueno, puedes tener razón en eso— dijo Percy
—¡Bueno! —dijo—. Ha sido una interesante reunión, pero todavía quedan un montón de cosas por arreglar en este barco para que podamos llegar al Mediterráneo. ¡Por favor, presentaos ante el comandante supremo Leo para que os asigne vuestra súper divertida lista de tareas!
—No fue súper divertida— dijo Piper
—No— dijo Percy
—Ni modo, incluso las tareas no divertidas se tienen que hacer— comentó Leo
—Me gustan más cuando son tareas muy divertidas— señaló Percy
Piper y Jason se encargaron de limpiar la cubierta inferior, que había quedado desbarajustada durante el ataque del monstruo. Reorganizar la enfermería y asegurar con tablas la zona de almacenamiento les llevó la mayor parte del día, pero a Piper no le importó.
—Ahí está, y te atreves a quejarte— dijo Leo
—Mejor dicho, si dices que no te importó ¿Por qué te quejas?— preguntó Thalia
—Porque le gusta quejarse— respondió Leo
—Y molestarte— coincidió Piper
En primer lugar, le permitió pasar tiempo con Jason.
Sus amigos hicieron soniditos de burla. Piper se sonrojó
—Ojalá no te hubiera puesto con Jason, por quejumbrosa— comentó Leo
—Me hubiera quejado más— señaló Piper
En segundo, las explosiones de la noche anterior le habían infundido un saludable respeto por el fuego griego. No quería que ningún frasco suelto de aquella sustancia rodara por los pasillos en mitad de la noche.
—No gracias— dijo Jason
—Sería muy malo para nuestra salud — comentó Percy
—No quiero ser un pollo rostizado— dijo Leo
—Pero tú no lo serías— señaló Travis
—Pero tampoco quiero que mis amigos sean pollos rostizados— dijo Leo —me caen bien
—Gracias— dijeron Piper y Percy
Mientras arreglaban los establos, Piper pensó en las horas que Annabeth y Percy habían pasado allí sin querer.
Zoé y los mellizos se sonrojaron
—Así que digas que sin querer sin querer, no fue — bromeó Connor
—Ahí van de nuevo— dijo Percy sonrojado —sí fue sin querer
—No lo teníamos planeado— comentó Annabeth
—¿Alguien les cree?— preguntó Travis
Nadie alzó la mano
—Ni siquiera Zoé o Charles, y eso ya dice mucho— comentó Leo riendo
Piper deseó poder hablar con Jason toda la noche, acurrucarse en el suelo del establo y disfrutar de su compañía.
Los niños se sonrojaron aún más
—Que guardadito te lo tenías — dijo Thalia riendo
—¡Qué escándalo, reina de belleza!— gritó Leo
Afrodita soltó una risita
—Mira nada más como hiciste sonrojar a los niños, Piper— dijo Miranda negando con la cabeza
—Ellos ya estaban sonrojados desde antes— se defendió Piper
¿Por qué ellos nunca llegaban a infringir las normas? Jason no era así. Él estaba programado para ser un líder y dar ejemplo. Infringir las normas no era algo que le saliera de forma natural.
Jason se sonrojó
—Dioses Piper, como quieres corromper a nuestro Jason— dijo Leo negando con la cabeza
—¡Leo!— exclamó Piper
—Ay sí, quiere que infrinja las normas para que diga "solo nos quedamos dormidos"— bromeó Connor
—Ese es un clásico— asintió Apolo
Los chicos soltaron una carcajada. Charles y Zoé se veían entre divertidos e incómodos
Sin duda Reyna admiraba esa cualidad de él.
Rachel hizo una mueca.
—Sí— admitió Reyna —pero no del modo romántico, es una cualidad para ser pretor
—Lo sé— asintió Piper con una sonrisa un poco avergonzada
Piper también…, la mayoría de las veces.
—Ahora vamos con los siguientes problemas en el paraíso — comentó Connor amablemente
—Gracias— dijo Piper rodando los ojos
Jason hizo una mueca
La única vez que lo había convencido para que se rebelara había sido en la Escuela del Monte, la noche que habían subido a escondidas al tejado para contemplar una lluvia de meteoritos. Allí es donde se habían besado por primera vez.
—Ay dioses— murmuró Piper —Si quieren podemos saltar esas partes
—No queremos — dijo Connor y se tapó los oídos con ambas manos mientras recargaba el libro en sus piernas y gritó —lo hago porque no se vale embrujahablar a tus amigos
—Qué bueno que tomó sus precauciones — comentó Miranda
Lamentablemente, ese recuerdo era un engaño de la Niebla, una mentira mágica implantada en su cerebro por Hera. Piper y Jason estaban juntos en ese momento, en la vida real, pero su relación se basaba en una ilusión.
Jason hizo una mueca
—Eso sonó horriblemente mal— señaló Katie
—Y vaya que sí— asintió Thalia
—Sí— Piper se removió incómoda —lo siento Jason
—Está bien— murmuró Jason —era la verdad
Si Piper intentara que el auténtico Jason saliera a hurtadillas de noche, ¿qué haría él? Ella barrió el heno en montones. Jason arregló una puerta rota de un establo. La compuerta de cristal del suelo emitía un brillo procedente del mar: una extensión verde de luz y sombras que parecía descender sin fin.
—Bastante impresionante— dijo Piper
—Aunque también da un poquito de miedo que esa puerta se pudiera abrir así de la nada— comentó Frank
—Sí, pero se te olvida— bromeó Percy
—Gracias por la información— murmuró Zoé
Los chicos se empezaron a reír
—Pues claro, como no se te iba a olvidar— dijo Thalia riendo
—Bastante de acuerdo— dijo Afrodita
Piper no dejaba de mirar, temiendo que apareciera la cara de un monstruo o los caníbales del agua de las viejas leyendas de su abuelo, pero lo único que veía era algún que otro banco de arenques.
—¿Hay caníbales de agua?— preguntó Katie
—Sí— asintió Piper —al menos en la cultura cherokee
—Y en la griega algo así— murmuró Percy
—Eso no suena como a una buena noticia— dijo Rachel
—No lo es— contestó Jason
Mientras observaba cómo Jason trabajaba, admiró la facilidad con la que hacía cada tarea, ya fuese arreglar una puerta o engrasar sillas de montar. No eran solo sus fuertes brazos y sus diestras manos,
—El trabajo no se hace mirando a los compañeros— bromeó Leo
—Así sí vas a acabar muy pronto el trabajo— comentó Will
—Todos los demás estábamos trabajando y Piper mirando a Jason— dijo Percy negando con la cabeza
—Y aun así se atrevió a decir que la lista no le pareció súper divertida, si ni trabajó— dijo Leo
—Claro que sí trabajé— argumentó Piper
—Por supuesto, tener su mirada fija en Jason toma su trabajo— comentó Travis
—No le dan el suficiente crédito— dijo Thalia
que a Piper le encantaban, sino también el optimismo y la seguridad que mostraba. Hacía lo que hubiera que hacer sin quejarse. No perdía el sentido del humor, a pesar de que tenía que estar hecho polvo porque no había dormido la noche anterior.
—No, yo creo que ese trabajo ya no se va a terminar— dijo Miranda
—Eso explica por qué todo seguía regado— dijo Leo
—No es cierto— masculló Piper —todo estaba perfectamente ordenado
Piper entendía perfectamente que Reyna se hubiera enamorado de él.
Reyna resopló, los mellizos hicieron una mueca
—Ay dioses— dijo Piper y mirando a Rachel discretamente agregó —Todos sabemos que eso fue hace mucho tiempo
—Por supuesto que sí— coincidió Nico
—Gracias— murmuró Reyna
En lo tocante al trabajo y el deber, Jason era romano hasta la médula. Piper pensó en el encuentro para tomar el té que su madre organizó en Charleston.
—¿Todavía falta mucho para terminar?— preguntó Piper
—Sip— dijo Connor —realmente no creo que vayamos ni a la mitad del capítulo
—Bueno, genial— masculló Piper
—Lo bueno es que te disculpaste de antemano— dijo Leo
Se preguntaba qué le habría contado la diosa a Reyna hacía un año y por qué habría cambiado la forma en que Reyna trataba a Jason. ¿La había alentado Afrodita o la había disuadido en sus sentimientos hacia Jason?
—El capítulo ni siquiera se trata de mí— masculló Reyna
—Lo siento— gimió Piper —se supone que eso nadie lo debería de saber
—Como muchas otras cosas de los libros— comentó Annabeth
—Esto es bastante vergonzoso— murmuró Piper
—Y se pone peor— añadió Connor alegremente
Piper le dio una mirada afligida
Piper no estaba segura, pero deseaba que su madre no hubiera aparecido en Charleston. Las madres normales eran bochornosas. Las madres divinas y glamurosas que invitaban a tus amigas a tomar el té y hablar de chicos eran mortificantes.
Varios de los dioses se empezaron a reír. Afrodita le dio una mirada ofendida a su hija
—Sí, ahora entendemos por qué tu célebre frase fue "lo siento"— comentó Leo
—Eso explica muchas cosas— asintió Thalia
—Y todavía falta mucho— se quejó Piper
Afrodita había prestado tanta atención a Annabeth y a Hazel que había hecho sentirse incómoda a Piper. Cuando su madre se interesaba por la vida amorosa de alguien, normalmente era mala señal.
—Nos dimos cuenta desde el momento que Afrodita visitó a Percy— señaló Apolo
—Seeep— dijeron los chicos
—Pues también Percy que seguía diciendo que iba por Artemisa— comentó Afrodita rodando los ojos
—Claro, era para abrirle los ojos— asintió Katie
Percy se sonrojó
Significaba que se avecinaban problemas. O, como diría Afrodita, « vicisitudes» . Pero en el fondo Piper también estaba dolida por no poder contar con su madre. Afrodita apenas la miraba.
—Ya me exhibiste, Connor— murmuró Piper mortificada
—No, no, no, te exhibiste tú solita— dijo Conor
—No porque yo no estoy leyendo— dijo Piper
—Pero lo pensaste— señaló Connor
No había dicho una palabra sobre Jason. No se había molestado en absoluto en explicar la conversación que había mantenido con Reyna.
—Por supuesto que no— dijo Afrodita rodando los ojos —lo que sea que le haya dicho, es algo que le corresponde a ella
—Por supuesto— asintió Piper dándole una mirada intencionada a Rachel
—Y no nos vas a contar ¿Verdad?— preguntó Travis
—No— dijo Reyna
—Nada más era para confirmar— murmuró Travis
Era como si Afrodita ya no la considerara interesante. Piper ya había conseguido a su chico. Ahora dependía de ella que las cosas funcionaran, y Afrodita había pasado a un cotilleo más reciente con la facilidad con la que tiraría un viejo ejemplar de una revista del corazón.
—Eso puede que sea cierto— coincidió Hermes
—Cariño, uno no se queda estancado en los chismes viejos— señaló Apolo
—Ay, muchas gracias— murmuró Piper
—Bueno, gracias— dijo Jason
« Todas sois unas historias… —había dicho Afrodita—. Digo, unas chicas extraordinarias» .
Piper no lo había apreciado, pero una parte de ella había pensado: « Vale. Yo no quiero ser una historia. Quiero una vida buena y estable con un novio bueno y estable» .
—Casi no pides nada— comentó Apolo
—Y yo que creí que lo que pedía era lo mínimo— dijo Piper
—Pues ya ves que no— dijo Apolo
—Perfecto— suspiró Piper
—Bueno ¿Qué otra prueba quieres aparte de las dos de seis años que están aquí?— preguntó Katie
—Sí Piper, también tú— dijo Travis riendo
—No los conocía— murmuró Piper sonrojada
Si supiera cómo hacer que las relaciones funcionaran… Se suponía que era una experta, siendo la monitora jefe de la cabaña de Afrodita. Otros campistas del Campamento Mestizo acudían a ella para pedirle consejo continuamente.
—Pero es diferente las relaciones propias que las de los demás— señaló Afrodita
—Definitivamente lo es— coincidió Apolo
Piper había intentado hacerlo lo mejor posible, pero no tenía ni idea de qué hacer con su propio novio. Constantemente se estaba cuestionando, interpretando en exceso las expresiones de Jason, su humor, sus comentarios hechos a la ligera.
Jason hizo una mueca
—Yaaaa— se quejó Piper
—Oye, yo no tengo la culpa de que hayas pensado tantas cosas— comentó Connor
¿Por qué tenía que ser tan difícil? ¿Por qué no podía ser todo como el final de un cuento, donde los protagonistas vivían felices para siempre y se alejaban cabalgando hacia la puesta de sol?
—No puede ser— murmuró Piper sonrojada
—La imagen mental de eso es muy divertida— comentó Leo riendo
Los demás chicos asintieron también con una carcajada
—¿En qué estás pensando? —preguntó Jason.
Piper se dio cuenta de que había estado poniendo cara de pocos amigos. En el reflejo de las compuertas de cristal se vio como si se hubiera tragado una cucharada de sal.
—Tú solita te haces enojar— señaló Leo
—Me di cuenta— dijo Piper —pero no podía evitarlo
—En nada —dijo—. Quiero decir… en muchas cosas. Todas al mismo tiempo.
Jason se rió. La cicatriz de su labio casi desaparecía cuando sonreía. Considerando todas las cosas por las que había pasado, era increíble que pudiera estar de tan buen humor.
—De nada serviría que no lo estuviera— dijo Jason
—Eso es cierto— dijo Thalia
—No todos iban a poner caras mientras hacían sus tareas— señaló Leo
—Mientras se quedaba parada sin hacer sus tareas mejor dicho— bromeó Miranda
—Mejor dicho— asintió Leo
—Va a salir bien —prometió—. Tú lo has dicho.
—Sí —convino Piper—. Pero lo decía para que Annabeth se sintiera mejor.
—Gracias— resopló Annabeth
—Ay esa confianza— dijo Connor
—Sí le tengo confianza— comentó Piper —pero había muchas cosas fuera de nuestro control
—Y sí— murmuró Annabeth
Jason se encogió de hombros. —Aun así, es verdad. Casi hemos llegado a las tierras antiguas. Hemos dejado atrás a los romanos.
—Y ahora se dirigen al Campamento Mestizo para atacar a nuestros amigos.
—Pequeño detalle— dijo Miranda
—No les queda más que confiar en nosotros— señaló Travis —tenemos una Clarisse
Clarisse rodó los ojos
—Punto perfectamente lógico— asintió Hermes
—Por supuesto que sí— dijo Ares
Jason vaciló, como si le costara enfocar ese detalle de forma positiva.
—A Quirón se le ocurrirá una forma de entretenerlos. Los romanos podrían tardar semanas en encontrar el campamento y planear el ataque.
—Es cierto, el campamento mestizo está protegido ¿No?— preguntó Bianca
—Sí, pero también es cierto que aleja mortales y pues aunque sean romanos siguen siendo semidioses— señaló Apolo
—Aunque sean romanos— comentó Reyna
—Entiendes lo que quise decir— dijo Apolo
Además, Reyna hará todo lo que pueda para retrasar la marcha de las tropas. Está de nuestro lado. Lo sé.
—Te fías de ella.
—Apostamos a que en esos días te estuvieron zumbando los oídos— bromeó Travis
—Ahora entiendo que fue lo que pasó— dijo Reyna
Piper se sonrojó
—Creo que con tanto que te menciona ya vas a poder tener tus propio capítulo— dijo Katie
—Gracias, pero no gracias— comentó Reyna
La voz de Piper sonaba apagada, incluso para sí misma.
—Mira, Pipes. Ya te lo he dicho, no tienes motivos para estar celosa.
—Es guapa. Es poderosa. Es tan… romana…
Reyna rodó los ojos
—Ya quiero que esto se acabe— dijo Piper
Rachel hizo una mueca porque era la verdad, Reyna era todas esas cosas y más, y a pesar de lo que le dijo Piper, como romana que era Reyna respetaba las reglas, así como respetaba las tradiciones y por supuesto los votos ¿Qué pensaría Reyna si Rachel rompiera sus votos? Rachel hizo una mueca y trató separarse físicamente, olvidando por un momento que era un sillón individual y no había mucho para donde ir. Reyna la se dio cuenta del movimiento y la miró con una ceja alzada
Jason dejó el martillo. Le tomó la mano, y un hormigueo recorrió el brazo de ella. El padre de Piper la había llevado una vez al acuario del Pacífico para enseñarle una anguila eléctrica. Le había dicho que la anguila emitía impulsos que electrocutaban y paralizaban a su presa. Cada vez que Jason la miraba o le tocaba la mano, Piper se sentía igual.
—Te comparó con una anguila eléctrica— señaló Leo
—Ya me di cuenta— dijo Jason frunciendo el ceño
—Pero era en el buen sentido— comentó Piper
—El romanticismo la persigue, pero ella es más rápida— comentó Leo
—Cállate— masculló Piper
—Tú eres guapa y poderosa —dijo él—. Y no quiero que seas romana. Quiero que seas Piper. Además, tú y yo formamos un equipo.
—Awwww— chillaron algunos de los chicos
Jason se sonrojó
Ella quería creerlo. Hacía meses que estaban juntos. Aun así, no podía librarse de sus dudas, como Jason tampoco podía librarse del tatuaje con las siglas SPQR que llevaba grabado a fuego en el antebrazo.
—En realidad es lógico en una relación— dijo Afrodita encogiéndose de hombros
—Supongo— murmuró Piper
Rachel volvió a hacer una mueca
Encima de ellos, la campana del barco sonó y anunció la cena. Jason sonrió burlonamente.
—Será mejor que subamos. No queremos que el entrenador Hedge nos ate una campana al cuello.
—Como a los gatos— dijo Miranda riendo
—Creeme que sería capaz de hacerlo— dijo Piper
—Tendríamos unos bonitos collares— comentó Leo
—Con nuestros nombres grabados, por favor— dijo Percy
Piper se estremeció. El entrenador Hedge había amenazado con hacer eso después del escándalo de Percy y Annabeth para saber si alguien se escapaba a hurtadillas de noche.
—Como si no nos la pudiéramos quitar— señaló Percy riendo
—Qué pésimo ejemplo eres— dijo Leo con una carcajada
—Vean todo lo que provocan sus escapadas nocturnas— dijo Miranda negando con la cabeza
—Fue una sola escapada nocturna— señaló Annabeth
—Suficiente para que provocaran un escándalo— dijo Thalia
—Sí —dijo ella con pesar, mirando las compuertas de cristal situadas a sus pies—. Supongo que necesitamos cenar… y dormir bien.
—Obvio— dijo Connor
—No ves que ella también quería su escapada nocturna— dijo Travis negando con la cabeza
Jason se sonrojó
—Quiere llevarte por el mal camino— asintió Lec con una carcajada
XXVI
Piper
A la mañana siguiente Piper se despertó con el sonido de una bocina de barco distinta: un ruido tan estruendoso que literalmente la sacudió de la cama. Se preguntó si Leo les estaba gastando otra broma.
—Por supuesto que no— dijo Leo —¿Por quién me tomas?
—Por una persona que nos ha gastado bromas antes— señaló Piper
—Un par de veces nada más— dijo Piper
—Sí claro, un par de veces— dijo Jason
Entonces la bocina volvió a retumbar. Parecía que procediera de varios cientos de metros de distancia, de otro barco.
—Bueno, era bastante posible que se encontraran con más barcos— comentó Poseidón
—No lo habíamos considerado, pero sí— asintió Percy
—Nos tomó un poco por sorpresa— dijo Piper
—Poquito— dijo Frank
Corrió a vestirse. Cuando subió a la cubierta, los demás ya se habían reunido; todos se habían vestido apresuradamente menos el entrenador Hedge, que había hecho el turno de noche.
—Para que nadie más se escapara— dijo Miranda
—Por supuesto que sí— dijo Leo
—Todos sabíamos que fue por eso— asintió Piper
—También hay maneras de evadir a los turnos de noche— señaló Apolo
—Mejor ni se las vayas a enseñar— dijo Perséfone
—¿Por qué no?— preguntó Apolo —no seas envidiosa
La camiseta de los Juegos Olímpicos de Invierno de Frank estaba al revés. Percy llevaba unos pantalones de pijama y una coraza de bronce, una interesante combinación.
—Gracias— dijo Percy —es el último grito de la moda
—Claro que sí, la moda nunca debe faltar— dijo Connor
—Por supuesto que no— covino Afrodita
—Porque si vas a ver a un barco siempre hay que estar presentables— dijo Rachel
—Claro— coincidió Percy
Hazel tenía todo el cabello despeinado hacia un lado, como si hubiera atravesado un ciclón; y Leo se había prendido fuego sin querer. Tenía la camiseta chamuscada y hecha jirones. Sus brazos echaban humo.
—Porque cuando es demasiado temprano tiendo a prenderme fuego— dijo Leo
—Ah, bueno ahora ya lo sabemos— dijo Connor
—Sí, era demasiado temprano para controlar el fuego— asintió Leo
A unos cien metros a babor, un enorme crucero pasó deslizándose. Los turistas les saludaron con la mano desde quince o dieciséis hileras de balcones. Algunos sonreían y tomaban fotos. A ninguno parecía sorprenderle ver un antiguo trirreme griego.
—Así que estamos en las cámaras de algunos desconocidos— comentó Percy
—Tal vez ni siquiera salgamos— señaló Piper
—Pero si lo hacemos vamos a salir todos en pijama— dijo Leo
—Bueno, de todas maneras nadie nos va a conocer— dijo Percy encogiéndose de hombros
Tal vez la Niebla hacía que pareciera un barco de pesca, o tal vez los pasajeros pensaban que el Argo II era una atracción turística.
—Una muy rara— dijo Piper
—Con personas en pijama— dijo Travis
—Era también parte de la atracción— dijo Leo
—Por supuesto que sí— coincidió Percy
El crucero tocó su bocina otra vez, y al Argo II le entró un tembleque. El entrenador Hedge se tapó los oídos.
—¿Tienen que hacer tanto ruido?
—Solo están saludando —supuso Frank.
—Pero podían saludar con menos ruido— comentó Annabeth
—Exacto— asintió Leo
—No fue la mejor manera de levantarse— admitió Piper
—Y tan temprano— se quejó Percy
—¿QUÉ? —gritó Hedge.
El barco pasó lentamente por delante de ellos adentrándose en el mar. Los turistas siguieron saludándolos con la mano.
—Espero que se la hayan pasado genial— dijo Piper
—Por lo menos alguien que sí se la haya pasado genial— comentó Annabeth
—A menos que el mar se haya puesto violento, así ni los turistas disfrutan— señaló Apolo
—Lo dudo— dijo Poseidón
No dieron muestras de que les extrañara que el Argo II estuviera ocupado por unos chicos medio dormidos vestidos con armadura y pijama y por un hombre con patas de cabra.
—¡Adiós! —gritó Leo, levantando su mano humeante.
—Oye, había que ser educados— dijo Leo
—Te estabas quejando de que era temprano— señaló Jason
—Claro, pero no podíamos hacer que sospecharan— dijo Leo
—Buen punto— dijo Hazel
—¿Puedo manejar la ballesta? —preguntó Hedge.
—No —dijo Leo entre dientes mientras forzaba una sonrisa.
—Buena decisión— dijo Will
—Gracias, yo siempre tomo buenas decisiones— señaló Leo
—Es relativo— dijo Piper
Leo le sacó la lengua
Hazel se frotó los ojos y miró por encima de la reluciente agua verde.
—¿De dónde…? Oh… Vaya.
Piper siguió su mirada y ahogó un grito.
—Aquí vamos— dijo Piper con una mueca
—Ya no falta tanto— dijo Connor
—Pero para avergonzarme un poco más yo creo que sí— señaló Piper
—Bueno, en eso probablemente tienes razón— dijo Connor
Ahora que el barco no les tapaba la vista, divisó una montaña que sobresalía del mar a menos de un kilómetro hacia el norte. Piper había visto acantilados impresionantes. Había viajado por la autopista 1 a lo largo de la costa de California. Incluso se había caído por el Gran Cañón con Jason y había subido volando.
—Claro, eso te da cierta perspectiva— dijo Leo
—Sí, de hecho bastante— dijo Piper
—Es difícil competir contra eso— señaló Thalia
—Nos podemos dar cuenta— comentó Will
Pero no había visto nada tan asombroso como aquel enorme puño de deslumbrante roca blanca que hendía el cielo. Por un lado, los acantilados de piedra caliza eran casi totalmente verticales y descendían hasta el mar en una caída de más de trescientos metros, según los cálculos de Piper.
—Buenos cálculos— dijo Leo
—Gracias— dijo Piper
—Mejor que nadie se caiga por ahí— señaló Apolo
—Es cierto, con ellos nunca se sabe que podrían hacer— comentó Hermes
—Nos gusta sorprender a la gente— asintió Percy
Por el otro lado, la montaña se inclinaba de forma escalonada, cubierta de bosque, de modo que en conjunto a Piper le recordó una colosal esfinge, erosionada a lo largo de los milenios, con la cabeza y el pecho inmensos y blancos, y una capa verde sobre la espalda.
—Que genial suena— dijo Katie
—Sí se veía muy bonito en realidad— asintió Piper
—Realmente lo hacía— coincidió Annabeth
—Era bastante impresionante— convino Hazel
—El peñón de Gibraltar —dijo Annabeth, asombrada—. Está en un extremo de España. Y allí… —señaló al sur, a una extensión más lejana de colinas rojas y ocres—. Eso debe de ser África. Estamos en la boca del Mediterráneo.
—Sí y también están cerca de alguien más— dijo Apolo
—Sí, también lo sabemos— resopló Piper
—Sea quién sea ese alguien del que están cerca creo que no les cayó bien— señaló Miranda
—Para nada— dijo Piper
Era una mañana calurosa, pero Piper empezó a tiritar. A pesar de la ancha extensión de mar que tenían delante, se sentía como si se encontrara ante una barrera infranqueable. Una vez que entraran en el Mediterráneo —el Mare Nostrum—, estarían en las tierras antiguas.
—Lo de siempre— dijo Leo
—Preparados preparados no estábamos— dijo Piper
—Nop, pero tampoco nos quedaba de otra— señaló Percy
—Nuestras opciones eran limitadas— dijo Annabeth
Si las leyendas eran ciertas, su misión se volvería diez veces más peligrosa.
—Y ahora, ¿qué? —preguntó—. ¿Entramos sin más?
—¿Por qué no? —dijo Leo—. Es un gran canal de navegación. Entran y salen barcos a todas horas.
—Barcos normales— señaló Rachel
—Ciertamente— dijo Reyna
—Para ustedes probablemente esté preparado algo más— comentó Bianca
—Y vaya que sí— dijo Jason con una mueca
Pero no trirremes llenos de semidioses, pensó Piper. Annabeth contempló el peñón de Gibraltar. Piper reconoció la expresión pensativa del rostro de su amiga. Casi siempre significaba que esperaba problemas.
—Pues sí— dijo Annabeth
—Y con razón— masculló Artemisa
—No estábamos preparados para el problema— dijo Piper
Jason se sonrojó —No
—Antiguamente llamaban esta zona las Columnas de Hércules. Se suponía que el peñón era una columna. La otra era una de las montañas africanas. Nadie sabe con seguridad cuál.
—¿Van a conocer a Hércules?— preguntó Travis
—Heracles— dijo Miranda
Zoë hizo una mueca
—Pero hay semidioses griegos y romanos, yo creo que le pueden llamar como quieran— comentó Will
—Bueno, lo van a conocer, eso es un poco genial ¿No?— preguntó Connor
—No— dijeron Piper y Jason al mismo tiempo
Zeus resopló
—Conque Hércules, ¿eh? —Percy frunció el entrecejo—. Ese tío era como el Starbucks de la antigua Grecia: estaba en todas partes.
—Y vaya que sí— dijo Apolo
—Casi casi en cada esquina— asintió Hermes
—Yo diría que era más como una plaga— comentó Piper
Un « bum» atronador sacudió el Argo II, pero esa vez Piper no estaba segura de dónde venía. No veía ningún otro barco, y el cielo estaba despejado. De repente se le secó la boca.
—Entonces… las Columnas de Hércules ¿son peligrosas?
—Si no dicen nada erróneo puede que no— dijo Hermes
—Bueno, hay algo muy divertido sobre eso— murmuró Jason sonrojado
Piper le dio una mirada divertida, en ese momento había sido sumamente irritante lo que Jason había dicho, pero ahora que ya había pasado algo de tiempo sí podía verle el lado divertido
Annabeth seguía concentrada en los acantilados blancos, como si estuviera esperando a que la Marca de Atenea brillara.
—Para los griegos, las columnas señalaban el fin del mundo conocido.
—Bueno, genial— dijo Miranda
—Vamos a pasarla en grande— dijo Leo
—No, la verdad es que no— comentó Piper
Los romanos decían que en las columnas había inscrita una advertencia en latín…
—Non plus ultra —dijo Percy.
Annabeth se quedó pasmada.
—Sí. « No hay nada más allá» .
—Nada más tiene la cara— bromeó Thalia
—Oye, no seas grosera— dijo Percy aventandole un cojín
—No tienes vergüenza en decirlo frente a su mamá— señaló Piper
Thalia volteó a ver a Sally y se sonrojó —Lo siento
¿Cómo lo sabías?
Percy señaló con el dedo.
—Porque lo estoy viendo.
—Que tramposo— dijo Katie
—Pero yo no dije que lo sabía porque sí— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Eso es cierto— coincidió Leo
Justo delante de ellos, en medio del estrecho, había brotado una isla reluciente. Piper estaba segura de que allí no había habido ninguna isla antes. Era una pequeña masa de tierra montañosa cubierta de bosques y rodeada de playas de arena blanca.
—Suena demasiado bonito como para que no pase algo— comentó Miranda
—Ese también debería ser uno de nuestros lemas— dijo Percy
—Estoy de acuerdo— asintió Katie
—¿Todos a favor?— preguntó Connor
La mayoría de los griegos asintieron
No demasiado impresionante comparada con Gibraltar, pero enfrente de la isla, sobresaliendo de las olas a unos cien metros de la costa, había dos columnas griegas tan altas como los mástiles del Argo.
—Lo cual tampoco suena a buena noticia— dijo Chris
—A partir de ahora ya nada es buena noticia— dijo Piper —bueno, el rescate de Nico sí
—Ya nos hiciste spoiler— se quejó Connor
—Es que o te apuras a leer— bromeó Piper
—Pues no dejan de interrumpirme— dijo Connor
Entre las columnas, unas enormes palabras plateadas relucían bajo el agua; tal vez eran una ilusión o tal vez estaban grabadas en la arena: NON PLUS ULTRA.
—¿Doy la vuelta, chicos? —preguntó Leo con cierto nerviosismo—. O…
—No les va a servir de nada dar la vuelta— comentó Poseidón
—Si quieren pasar a fuera van a tener que enfrentarlo— asintió Apolo
—Que mala experiencia que lo conozcan— bufó Artemisa
Zeus se estaba empezando a irritar por todos los comentarios malintencionados de todos los demás
Nadie contestó, tal vez porque, como Piper, habían reparado en la figura que había en la playa.
Zoë hizo una mueca —Así que es hora de que lo conozcan
—Pero ni es la gran cosa— masculló Piper —le dan más crédito del que en realidad merece
—Cierto— coincidió Zoë
A medida que el barco se acercaba a las columnas, Piper vio a un hombre de pelo moreno con una túnica morada y los brazos cruzados que miraba fijamente al barco, como si los estuviera esperando.
—Pues sí, supongo que porque los estaba esperando— dijo Rachel
—Me parece bastante lógico— asintió Piper
—Pues sí, básicamente es el portero— dijo Apolo
Piper no distinguía mucho más del extraño desde tan lejos, pero a juzgar por su postura, no estaba contento.
—Tampoco es como que nos importara— bufó Piper
—Bueno, sí nos importaba— dijo Leo —porque si no nos dejaba pasar…
—Teníamos mucho que perder— coincidió Hazel
Frank inspiró bruscamente.
—¿Es posible que sea…?
—Hércules —dijo Jason—. El semidiós más famoso de todos los tiempos.
—Y lo más decepcionante del mundo también— dijo Jason
Zoë se sorprendió —No esperaba que precisamente vos, un hijo de Júpiter dijera eso
—Bueno, pues es la verdad— dijo Jason
El Argo II estaba ya a tan solo unos cientos de metros de las columnas.
—Necesito una respuesta —dijo Leo con tono apremiante—. Puedo girar o podemos despegar. Los estabilizadores vuelven a funcionar. Pero necesito saberlo rápido…
—Si no ya no podía hacer nada— dijo Leo
—Sí, pero de cualquier manera teníamos que pasar por ahí— dijo Annabeth
—Tenemos que seguir adelante —dijo Annabeth—. Creo que está vigilando el estrecho. Si de verdad es Hércules, huir por mar o por aire no serviría de nada. Querrá hablar con nosotros.
—Por supuesto que sí— resopló Zoë
—Pero no creo que con todos ustedes— dijo Apolo
—Por eso envíamos a nuestros pasajeros más diplomáticos— dijo Leo
—Sobretodo Jason— asintió Piper riendo
—Oye— se quejó Jason
—Lo siento, chispitas
Piper resistió el deseo de usar su poder de persuasión. Quería gritarle a Leo: « ¡Vuela! ¡Sácanos de aquí!» .
—No, no me embrujahables— dijo Leo
—Pues sí quería, pero uno no embrujahabla a sus amigos— dijo Piper
—Lo dice después de que me ha embrujahablado como cinco veces— bufó Leo
—¡Por tu bien!— exclamó Piper
—Me hiciste que me golpeara— señaló Leo
—Por tu bien— volvió a decir Piper
—Tu amistad con ella es muy rara— murmuró Calipso
—Lo sé— asintió Leo
Lamentablemente, tenía la sensación de que Annabeth estaba en lo cierto. Si querían entrar en el Mediterráneo, no podían evitar el encuentro.
—Lamentablemente— dijo Piper
—Pero bueno, lo importante es que logren su permiso para entrar— señaló Perséfone
—¿Y no estará Hércules de nuestro lado? —preguntó esperanzada—. Quiero decir… es uno de los nuestros, ¿no?
—No— dijo Apolo
—Y ahí se va tu pequeña esperanza— señaló Miranda
—No es mía, es de Leo— bromeó Piper
—Pues sí— dijo Esperanza
Leo se sonrojó
Jason gruñó.
—Era hijo de Zeus, pero cuando murió se convirtió en dios. Con los dioses, nunca se sabe.
Piper se acordó de su encuentro en Kansas con Baco: otro dios que había sido semidiós. La reunión no había sido precisamente favorable.
—Sí, nos acordamos— dijo Rachel
—Entonces no lleven a Percy— dijo Chris
—No quería ir— dijo Percy —admito que ese tipo me causaba cierta curiosidad, pero no suelo llevarme bien con los idiotas
—Ya nos dimos cuenta— dijo Apolo mirando a Ares
—Genial —dijo Percy —. Nosotros siete contra Hércules.
—¡Y un sátiro! —añadió Hedge—. Podemos vencerle.
—Se ven altas probabilidades— dijo Thalia
—¿Verdad que sí?— señaló Percy
—Claro— coincidió Thalia
—Tengo una idea mejor —dijo Annabeth—. Enviemos unos embajadores a tierra. Un grupo pequeño: uno o dos como mucho. Intentemos hablar con él.
—Razonablemente— dijo Leo
—O también le podríamos pegar con una piedra— bromeó Piper
—Habría estado bien, pero realmente no sé si pudieramos llegar— dijo Jason —digo, sea como sea es un dios
—Yo iré —dijo Jason—. Es hijo de Zeus. Yo soy hijo de Júpiter. Tal vez se haga amigo mío.
—O tal vez te odie —propuso Percy —. Los hermanastros no siempre se llevan bien.
Jason frunció el entrecejo.
—Gracias, don Optimista.
—De nada— dijo Percy —para eso estamos los amigos
—Para abrirte los ojos— asintió Leo
—Ya lo noté— dijo Jason
—Merece la pena intentarlo —dijo Annabeth—. Por lo menos Jason y Hércules tienen algo en común. Y necesitamos a nuestra mejor diplomática. Alguien a quien se le den bien las palabras.
—¿Así o más obvio?— preguntó Thalia
—Pero yo tampoco quería ir— dijo Piper
—Eso pasa por ser la diplomática del grupo— comentó Annabeth
—No me agrada eso— dijo Piper
Todos los ojos se volvieron hacia Piper.
Ella trató de no gritar y no huir saltando por la borda. Tenía un mal presentimiento.
—Ni modo, fue acuerdo unánime— dijo Leo
—Unánime es que yo también hubiera estado de acuerdo— señaló Piper
—Pero no dijiste que no— dijo Percy
—¿Habría importado?— preguntó Piper
—No, pero al menos lo habríamos sabido— dijo Leo
Pero si Jason iba a ir a tierra, quería estar con él. Tal vez aquel dios enormemente poderoso resultara ser amable. Alguna vez tenían que tener buena suerte, ¿no?
—No— dijo Piper
—Bueno— murmuró Connor
—Vale —dijo—. Pero dejad que me cambie de ropa.
—Velo a visitar en pijama— dijo Katie
—Eso no sería muy diplomático de se parte— dijo Rachel
—Pero sin duda sería bastante rebelde— bromeó Miranda
—No porque la pijama no es tan buena para pelear— dijo Piper
—Buen punto— dijo Chris
Una vez que Leo hubo anclado el Argo II entre las columnas, Jason invocó el viento para que los llevara a Piper ya él a tierra. El hombre de morado les estaba esperando.
—Aquí vamos de nuevo— dijo Piper
—Bueno, todos queremos ver cómo fue esa reunión— dijo Luke
—Más o menos, mal, mal y termina peor— resumió Piper
Piper había oído montones de historias sobre Hércules. Había visto varias películas y dibujos animados espantosos.
—Pero algunos con canciones buenísimas— bromeó Will
—Eso es cierto— admitió Percy —hay muy buenas canciones
—Sí, buen punto— dijo Piper —pero no le damos crédito a Hércules por eso
—Ah no, por supuesto que no— dijo Percy negando con la cabeza
Antes de ese día, si hubiera pensado en él, habría puesto los ojos en blanco y se habría imaginado a un ridículo treintañero melenudo con el pecho fuerte y una asquerosa barba de hippy, con una piel de león sobre la cabeza y un gran garrote, como un cavernícola.
—Pues sí— dijo Percy —antes también lo imaginaba un poquito así
Piper y chocaron los cinco
—Qué bueno que no fueron Piper y Percy para hacerla de diplomáticos— comentó Will
—Habría sido muy divertido— comentó Percy
Se imaginaba que olería mal, eructaría y se rascaría mucho, y que hablaría básicamente con gruñidos.
Los chicos soltaron una carcajada
—Bueno, también ¿En que año crees que existió?— preguntó Apolo
Piper se encogió de hombros
No se esperaba eso. El dios tenía los pies descalzos cubiertos de arena blanca. La túnica hacía que pareciera un sacerdote, pero Piper no recordaba qué cargo de la Iglesia vestía de morado. ¿Eran los cardenales? ¿Los obispos?
—Los obispos— dijo Bianca
—Gracias— dijo Piper
—Cosas que no sé por qué, pero siempre es bueno saber— señaló Apolo
¿Y el color morado significaba que era la versión romana de Hércules en lugar de la griega?
—De cualquier manera es un idiota, en ambas versiones— dijo Piper
—No cambia mucho— coincidió Jason
—Digo, por si a alguien todavía quería conocerlo— dijo Piper
—Admito que también siento curiosidad— dijo Katie —pero no
Llevaba una barba descuidada a la moda, como la del padre de Piper y sus amigos actores; una barba en plan « Casualmente hace dos días que no me afeito, pero sigo estando cañón» .
—Y sí— murmuró Jason
—No voy a negar que sí era bastante atractivo— dijo Piper —si te gustan los idiotas con el ego alto
—Sí me gustan… Algunos— comentó Apolo
Zoë se sonrojó un poco
—Perdón— murmuró Piper mirando a Zoë
—La diplomática— señaló Loe
Estaba fuerte, pero no era demasiado robusto. Llevaba el cabello negro muy corto, al estilo romano. Tenía unos llamativos ojos azules como los de Jason, pero su piel era cobriza, como si hubiera pasado toda la vida en una cama de bronceado.
—Vaya— dijo Katie
—Cosa que puede ser por el hecho de que estaba en ese lugar— reflexionó Piper
—O simplemente le gustaba ese look— señaló Jason
—También— dijo Piper
Y lo más sorprendente: aparentaba unos veinte años. Seguro que no era más mayor. Tenía un atractivo tosco, pero desde luego no el de un cavernícola.
—Si sigues así vas a empezar a babear— señaló Leo
—Por supuesto que no— dijo Piper rodando los ojos
Efectivamente poseía un garrote, que estaba tirado en la arena a su lado, pero parecía más un bate de béisbol demasiado grande: un cilindro de caoba pulido de un metro y medio de largo con un mango de cuero tachonado de bronce. Al entrenador Hedge le habría dado envidia.
—No se encuentran bates como esos— dijo Jason
—No, tiene suerte de tener uno así— dijo Piper
—Tal vez sí se lo robó a un cavernícola— señaló Percy
—Es probable— asintió Piper
—Se están pasando de la raya— masculló Zeus
Piper y Percy se miraron tratando de no reírse
Jason y Piper aterrizaron en la orilla de la playa. Se acercaron despacio, con cuidado de no hacer movimientos peligrosos. Hércules los observaba sin ninguna emoción en particular, como si fueran una forma de ave marina en la que no hubiera reparado nunca.
—A mí me gustaría ver un ave marina que nunca he visto— comentó Percy
—¿Y cómo vas a saber que nunca la has visto si no has visto a todas las aves marinas?— preguntó Leo
—Tu pregunta no tiene sentido— señaló Calipso
—No la entendí, pero yo creo que voy a saber si no la he visto— comentó Percy
—Hola —dijo Piper.
Siempre había que empezar con buen pie.
—Desarmalo con la elocuencia de tus palabras— dijo Leo riendo
Los chicos soltaron una carcajada
—Bueno ¿Pues que querían que dijera?— preguntó Piper sonrojada
—Había que empezar por el saludo— asintió Jason
—¿Qué pasa? —dijo Hércules.
Su voz era grave pero informal, muy moderna. Podría haberlos estado saludando en el vestuario del instituto.
—Y sería el típico chico que se cree inalcanzable— señaló Miranda
—Al que normalmente le dicen que es el badboy ¿No?— preguntó Katie
—Deberían de ir a mi instituto anterior, de esos abundaban— comentó Rachel con una mueca
—Ejem… poca cosa —Piper hizo una mueca—. Bueno, en realidad, muchas cosas. Yo soy Piper. Este es Jason. Nosotros…
—¿Dónde está la piel de león? —la interrumpió Jason.
—La prioridad— dijo Connor
—El otro diplomático— dijo Leo negando con la cabeza
—Era una pregunta justa— señaló Jason
A Piper le entraron ganas de darle un codazo, pero Hércules se mostró más divertido que molesto.
—Estamos a más de treinta grados —respondió—. ¿Por qué iba a llevar puesta la piel de león? ¿Llevas tú un abrigo de piel cuando vas a la playa?
—Ah, pues eso tiene sentido— dijo Travis
—Ya me di cuenta— asintió Jason
—Pero entonces no lo deberían de representar con esa piel en todos los dibujos— comentó Will
—Supongo que es lógico —Jason parecía decepcionado—. Pero en los cuadros siempre aparece con una piel de león.
—Jason en modo decepcionado— comentó Leo
—Y pensar que eso apenas empezaba— dijo Jason
—Se ve que va a ser toda una aventura— dijo Miranda
Hércules lanzó una mirada acusadora al cielo, como si quisiera tener una charla con su padre, Zeus.
—No te creas todo lo que oigas sobre mí. Ser famoso no es tan divertido como puedas pensar.
—En eso tenía un punto— admitió Piper a regañadientes
—Es increíblemente genial ser famosos— dijo Apolo
—Es cierto— coincidió Afrodita
—Ya te digo —dijo Piper suspirando.
Hércules fijó sus brillantes ojos azules en ella.
—¿Eres famosa?
—Mi padre… se dedica al cine.
Piper hizo una mueca
Hércules gruñó.
—No me hagas hablar del cine. Dioses del Olimpo, no se enteran de nada. ¿Has visto alguna película sobre mí en la que aparezca como soy ?
—Buen punto— dijo Piper
—Bueno, pero si son mortales los que las haces ¿Cómo van a saber en realidad como luce?— preguntó Katie
—O semidioses, digo, Piper se imaginaba a alguien salido de la caricatura de los cavernícolas— comentó Rachel
Piper asintió de acuerdo
Piper tuvo que reconocer que tenía razón.
—Me sorprende que sea tan joven.
—¡Ja! Ser inmortal ayuda. Pero sí, no era tan viejo cuando morí. No desde una perspectiva moderna.
—Ah bueno— dijo Connor
—Que buenísimo dato— dijo Travis
Durante mis años de héroe hice muchas cosas…, demasiadas, la verdad —su mirada se desvió hacia Jason—. Eres hijo de Zeus, ¿verdad?
—De Júpiter —dijo Jason.
—Nada más para aclarar— dijo Leo
—Por favor— dijo Jason
—No hay mucha diferencia —masculló Hércules—. Papá es un pesado en cualquiera de las dos versiones.
—Completamente de acuerdo— dijo Poseidón
—¿Qué decías de tu hijo predilecto?— se burló Hades
—Bueno, es que realmente son tal para cual— señaló Poseidón
Zeus les dio una mirada irritada
A mí me llamaron Heracles. Luego aparecieron los romanos y me llamaron Hércules. La verdad es que no cambié tanto, aunque últimamente, al pensar en ello, me entra un terrible dolor de cabeza…
—¿Y entonces por qué todos lo llamamos Hércules?— preguntó Katie
—Porque es más fácil de acordarse de ese nombre— dijo Connor
—Pero los griegos fueron primero que los romanos— señaló Miranda
—Sí, pero definitivamente en la televisión no se iba a ver bien que dijeran "las grandiosas aventuras de Heracles"— dijo Apolo
—Eso es cierto— dijo Esperanza
El lado izquierdo de su cabeza palpitó. Su túnica relució, se tiñó momentáneamente de blanco y, acto seguido, recuperó el color morado.
—En cualquier caso —dijo Hércules—, si eres hijo de Júpiter, lo entenderás.
Jason y Thalia hicieron una mueca
Estamos sometidos a mucha presión. Siempre quieren más. A uno se le pueden acabar cruzando los cables.
—Bueno— murmuró Miranda
—¿Se te han cruzado los cables?— preguntó Percy a Jason
—No, al menos espero que no— dijo Jason
Percy luego se volteó hacia Thalia —A ti ni te pregunto porque sé que sí
—Cállate— masculló Thalia
Se volvió hacia Piper. Ella se sintió como si mil hormigas le estuvieran trepando por la espalda. Había una mezcla de tristeza y oscuridad en los ojos de Hércules que no parecía del todo sana, y desde luego en absoluto inofensiva.
—Por supuesto que no— dijo Zoë
—Así que mejor andense con cuidado— dijo Hermes
—Si lo pueden pasar sin tantos problemas es mejor— comentó Afrodita
—Respecto a ti, cariño —dijo—, ten cuidado. Los hijos de Zeus pueden ser… Da igual.
Piper no sabía a qué se refería. De repente le entraron ganas de alejarse de aquel dios lo máximo posible, pero trató de mantener una expresión serena y cortés.
—Porque tú eres la diplomática— asintió Leo
—Y elocuente— dijo Percy
—Veo que nada más se están burlando de mí— masculló Piper
—Un poquito— admitió Leo
—Bueno, señor Hércules, estamos en una misión —dijo—. Nos gustaría que nos diera permiso para pasar al Mediterráneo.
Hércules se encogió de hombros. —Para eso estoy aquí.
—Genial— dijo Rachel
—No, entonces no había ninguna forma de que no fueran a hablar con él— asintió Will
—Lamentablemente no— dijo Piper
Cuando me morí, mi padre me convirtió en el portero del Olimpo. Yo pensé: « ¡Genial! ¡Trabajo de palacio! ¡Fiesta continua!» . Lo que no me dijo es que estaría vigilando las puertas de las tierras antiguas, sin poder moverme de esta isla el resto de la eternidad. Diversión a gogó.
—Detalles en el contrato— dijo Hermes
—Eso pasa porque no leen la letra pequeña del contrato— asintió Apolo
—Creo que deberían tener un dios de los abogados— murmuró Percy
Señaló las columnas que se elevaban por encima de las olas.
—Estúpidas columnas. Hay quien afirma que yo creé el estrecho de Gibraltar separando las montañas. Otros dicen que las montañas son las columnas. Menudo montón de estiércol de Augias. Las columnas son columnas.
—Obviamente— dijo Chris
—Pues sí— dijo Leo
—No sé cómo no nos dimos cuenta de eso— comentó Percy
—Es un completo misterio— murmuró Connor
—Naturalmente —dijo Piper—. Entonces… ¿podemos pasar?
El dios se rascó su barba.
—Bueno, tengo que advertiros de lo peligrosas que son las tierras antiguas. En el Mare Nostrum no puede sobrevivir cualquier semidiós.
—Más ánimos— dijo Leo
—Era justo lo que nos faltaba— dijo Piper
—Claro, siempre es bueno tener más ánimos— asintió Jason
—Completamente de acuerdo— dijo Percy
Por ese motivo, tengo que encomendaros que completéis una misión. Que demostréis vuestro valor, bla, bla, bla. Sinceramente, no le doy mucha importancia. Normalmente encargo a los semidioses algo sencillo, como ir de compras, cantar una canción divertida, ese tipo de cosas.
—Eso es bueno— dijo Miranda
—Pues sí lo era— dijo Piper
—Entonces me imagino que con ese tipo de pruebas cualquiera puede pasar— bufó Hera
Después de todos los trabajos que tuve que hacer para mi malvado primo Euristeo, no quiero ser como él, ¿sabéis?
—Se lo agradecemos —dijo Jason.
—¿Y luego que salió mal?— preguntó Luke
—Un palabra que no se debió mencionar— dijo Piper
—Una palabra— dijo Jason avergonzado
—No importa.
Hércules parecía relajado y de trato fácil, pero aun así ponía nerviosa a Piper. El brillo oscuro de sus ojos le recordaba un carbón empapado en queroseno, listo para arder en cualquier momento.
—Y no tardó mucho ese momento— comentó Piper
—Con que no sea de manera literal— dijo Frank
—Ojalá ni siquiera hubiera sido de manera metafórica— dijo Piper
—Eso ya era mucho pedir— dijo Leo
—Por cierto, ¿cuál es vuestra misión?
—Gigantes —dijo Jason—. Vamos a Grecia a impedir que despierten a Gaia.
—Tengan cuidado con lo que dicen— señaló Apolo
—Por lo que han dicho, creo que llega un poco tarde tu consejo— comentó Artemisa
—Un poco— admitió Piper
—Gigantes —murmuró Hércules—. Odio a esos tíos. Cuando y o era un semidiós… bah, da igual. ¿Qué dios os ha hecho hacer esto? ¿Papá? ¿Atenea? ¿Afrodita, quizá? —miró a Piper arqueando una ceja—. Con lo guapa que eres, supongo que es tu madre.
—¿Te estaba coqueteando?— preguntó Thalia
—Creo que sí— dijo Piper con una mueca horrorizada —la verdad no estoy segura, pero dioses
—Probablemente lo estuviera haciendo— asintió Apolo
Jason hizo una mueca
Piper debería haber pensado más rápido, pero Hércules le inquietaba. Tardó en darse cuenta de que la conversación se estaba convirtiendo en un campo minado.
Connorse autointerrumpió y volteó a ver a Jason negando con la cabeza
—Sí— dijo Piper —yo pensé lo mismo
—Bueno Connor, si pudieras leer un poco más rápido para saber qué es lo que dijo— pidió Miranda
—No es exactamente lo que dijo, sino quién dijo— comentó Connor
—Nos envía Hera —dijo Jason—. Nos ha reunido para que…
—Hera.
—Ay Jason— corearon la mayoría de los chicos
Jason se sonrojó furiosamente —Lo olvidé
—Mejor dile todo lo que piensas de él, creo que se hubiera enojado menos— señaló Apolo
Hera le dio una mirada asesina a Apolo
De repente la expresión de Hércules se volvió como los acantilados de Gibraltar: una capa de piedra sólida e implacable.
—Ya nos dimos cuenta lo que salió mal— dijo Chris
—Sí, un tantito mal— dijo Jason
—Nos sorprende mucho tu habilidad para la diplomacia— señaló Leo
—No, pues ya no lo van a poder arreglar— dijo Perséfone
—Nosotros también la odiamos —dijo Piper rápidamente. Dioses, ¿por qué no se le había pasado por la cabeza? Hera había sido enemiga mortal de Hércules
Hera resopló
—Entendible— dijo Thalia
—Es un idiota, pero sí— dijo Annabeth
—Mocosas irrespetuosas— bufó Hera
—Pequeñas dificultades familiares— comentó Hermes
—. No queríamos ayudarla. No nos dio muchas opciones, pero…
—Pero aquí estáis —dijo Hércules, sin rastro de cordialidad—. Lo siento por vosotros. Me da igual lo encomiable que sea vuestra misión. No hago nada que desee Hera. Nunca.
—Es que tiene un punto— dijo Apolo
—Sí, nos olvidamos de ese pequeño punto— dijo Piper
—Lo siento— dijo Jason incómodo
—Está bien chispitas, ya pasó— señaló Piper
Jason se quedó perplejo.
—Yo creía que se había reconciliado con ella cuando se había convertido en dios.
—Como ya he dicho —masculló Hércules—, no creas todo lo que oigas por ahí.
—Deberías ver las reuniones familiares— murmuró Hermes
—La verdad no es algo que recomiende si quieres conservar tu salud mental— dijo Apolo
—Nos podemos imaginar— asintió Percy con una mueca horrorizada
Si queréis entrar en el Mediterráneo, me temo que tendré que encargaros una misión superdifícil.
—Pero somos como hermanos —protestó Jason—. Hera también me arruinó la vida. Entiendo…
—No entiendes nada —dijo Hércules fríamente—. Mi primera familia murió.
—Bueno, él no es como que haya sido el ejemplo que como alguien debe comportarse— resopló Artemisa
Desperdicié la vida con ridículas misiones. Mi segunda esposa murió después de ser engañada para que me envenenara y me dejara morir de forma dolorosa. ¿Y qué compensación recibí?
—Que idiota— dijo Katie
—Se los dije— señaló Piper
—Y pensar que lo ponen como la gran cosa— resopló Thalia
—Por eso digo que fue bastante decepcionante— dijo Jason
Me convertí en un dios de segunda. Inmortal, así que jamás podré olvidar mi dolor. Sin poder moverme de aquí, haciendo de portero, de conserje, de… de mayordomo de los dioses del Olimpo.
—Bien pudo rechazar la inmortalidad— señaló Perséfone
—No es especialmente una víctima— masculló Artemisa
No, no lo entiendes. El único dios que puede entenderme un poco es Dioniso. Y por lo menos él inventó algo útil. Yo no tengo nada que enseñar, salvo malas adaptaciones cinematográficas de mi vida.
—Y eso es su culpa ¿No?— dijo Bianca
—Pues claro que lo es— coincidió Rachel —no es como que puedas culpar a alguien por las cosas que haces o no haces
—¿Todos se han dado cuenta de la idiota que es?— preguntó Piper
—Sí— respondieron todos los chicos
—Que bueno porque aún falta más— dijo Piper
Piper echó mano de su embrujahabla.
—Es lamentable, señor Hércules. Pero, por favor, no sea duro con nosotros. No somos malas personas.
—No intentes embrujahablar a un dios— aconsejó Apolo
—No, no es lo mejor que puedes hacer— dijo Perséfone
Piper pensó que lo había conseguido. Hércules vaciló. Entonces apretó la mandíbula y sacudió la cabeza.
—En el lado opuesto de esta isla, pasadas esas montañas, encontraréis un río. En medio de ese río vive el viejo dios Aqueloo.
—¿No es el que se enamoró de su segunda esposa o algo así?— preguntó Miranda
—Sip— dijo Piper —y eso todavía muestra más mi punto
—Es lo que vemos— dijo Chris
Hércules aguardó, como si esa información debiera hacerles huir despavoridos.
—¿Y…? —preguntó Jason.
—Y quiero que le partáis el otro cuerno y me lo traigáis.
—Qué grosero— dijo Tyson negando con la cabeza
—Sí, es un completo imbécil— dijo Piper
—¿El otro?— preguntó Bianca
—El otro— asintió Piper
—Tiene cuernos —dijo Jason—. Un momento… ¿El otro cuerno? ¿Qué…?
—Averiguadlo —le espetó el dios—. Toma, esto os servirá.
Pronunció la palabra « servirá» como si significara « dolerá».
—Puede que para él sea lo mismo— señaló Chris
—Lo estoy empezando a considerar seriamente— coincidió Piper
—También yo— dijo Jason
Hércules sacó un librito de debajo de su túnica y se lo lanzó a Piper. Ella lo atrapó por los pelos.
En la brillante portada del libro aparecía un montaje fotográfico de distintos templos griegos y monstruos sonrientes.
—No estuvo tan genial— dijo Piper
—Fue un proble trabajo— dijo Jason
—Hasta los mellizos lo podían hacer mejor— comentó Zoé
Los mellizos le sacaron la lengua
El minotauro estaba levantando el pulgar en un gesto de aprobación. El título rezaba: Guía hercúlea del Mare Nostrum.
—Traedme el cuerno para el anochecer —dijo Hércules—. Los dos solos.
—Los dos solos— masculló Piper
—Bueno, no resultó como esperábamos— dijo Leo
—Definitivamente no— dijo Jason
No os pongáis en contacto con vuestros amigos. Vuestro barco se quedará donde está. Si tenéis éxito, podréis pasar al Mediterráneo.
—¿Y si no? —preguntó Piper, segura de que no quería oír la respuesta.
—Pero esa pregunta me estaba carcomiendo— dijo Piper
—Y por supuesto que necesitabas saber la respuesta— señaló Thalia
—No nos quedaba de otra— asintió Piper
—Bueno, Aqueloo os matará, obviamente —dijo Hércules—. Y yo partiré vuestro barco por la mitad con las manos y daré a vuestros amigos una muerte prematura.
—¿Y no creen que lo puedan derrotar?— preguntó Bianca con genuina curiosidad
—Nada más somos siete— dijo Percy
—Y un sátiro— señaló Leo
—Sí pero, bueno has hecho muchas cosas de las que él hizo— señaló Bianca mirando a Percy
—Pero él es un dios— dijo Percy sonrojado
—También te has enfrentado a dioses y los has vencido— dijo Bianca
Ares resopló
—Yo creo que en realidad podrían tener buenas posibilidades— dijo Thalia
—Además serían los siete— dijo Bianca —creo que sí podrían hacerlo
—Yo también— asintió Zoé
Varias cabezas asintieron de acuerdo
Jason cambió el peso de un pie al otro.
—¿No podríamos cantar una canción divertida?
—Pues si alguien no hubiera mencionado cierto nombre— señaló Leo
Jason se sonrojó
—Bueno y de todas maneras ¿Qué canción le hubieras cantado?— preguntó Percy
—No sé, la de flor que da fulgor o algo— dijo Jason encogiéndose de hombros
—Te habría quedado, eres rubio— asintió Percy
—La de estrellita ¿Dónde estás?— comentó Helena
—La de las calaveras salen de su tumba— dijo Leo
—La de bajo el mar— comentó Zoé
—O la de un mundo ideal— dijo Esperanza
—Claro, opciones hay muchas— asintió Thalia
—Yo de vosotros me pondría en camino —dijo Hércules con frialdad—. Al anochecer. O vuestros amigos morirán.
—Sin presiones— dijo Percy
—Se acabó el capítulo— anunció Connor —y como les dije iba a volver a tener mi momento con el libro
—Con trampas— señaló Piper
—Si lo quieres creer así— murmuró Connor
Zoé le dio una mirada que parecía de advertencia —¿Ahora sí puedo leer yo?
—Vamos a hacer una pausa antes de la increíble aventura con Heracles y luego puedes leer tú, cariño— dijo Apolo
Connor y Miranda encontraron a Zoé poco después de que salieran de la sala
—Me alegra que hayas reaccionado tan bien a nuestro trato— dijo Connor
—Podías haberme avisado lo que me ibas a decir— murmuró Zoé
—Pero así no habría sido una reacción genuina— señaló Connor encogiéndose de hombros
—Y tampoco la mirada asesina que te dieron— comentó Miranda
—Lo importante es que Zoé soltó el libro— dijo Connor
—Supuse que era el plan, claro, después de gritar y entrar en pánico— murmuró la menor
—Bueno, no le daremos más vueltas al asunto. En el último libro antes de que ustedes llegaran nos dimos cuenta que Rachel y Percy traían un asuntillo por ahí
Zoé hizo una mueca
—Y se besaron— terminó Connor —los interrumpieron, pero se besaron
Zoé hizo un sonidito de protesta —¿Por qué?
—Pues no sé Zoé, las personas se besan cuando se gustan— dijo Connor encogiéndose de hombros
—Pero todavía no andaba con Annabeth— comentó Miranda
—Obviamente— dijo Connor
—Qué horror— masculló Zoé con una mueca de incredulidad
—Así es, pero recuerda que no puedes decirle a nadie que yo te lo dije
—No diré nada— prometió Zoé con el ceño fruncido
Su increíble conversación para obtener información terminó cuando Esperanza apareció buscando a su amiga
En una especie de gran casualidad casi todos los chicos se encontraban reunidos en el mismo jardín del Olimpo, la mayoría ya se sentía un poco más cómodo también con los legados, lo que era una buena noticia, iban por el camino poco a poco, pero lo iban logrando y eso era lo que más importaba. Incluso algunos dioses como Perséfone, Apolo y Hermes se encontraban ahí.
Nico y Will charlaban seriamente, probablemente sobre algún plan para acorralar a Bianca, digo, para poder hablar con ella. La mencionada se encontraba con Charles mientras le mostraba los avances que estaba obteniendo para poder disparar dos flechas al mismo tiempo (Apolo le había dicho que podía agarrar el arco cuando quisiera)
Zoé y Esperanza también platicaban animadamente, aunque la primera no dejaba de echarle miradas a Rachel.
Lena estaba con Travis y Connor quienes le estaban enseñando algo que parecía muuuy importante, Chris se encontraba con Clarisse un poco más alejados, ambos sí viéndose incómodos aún.
Calipso y Leo se encontraban con Hazel como tratando de hacer que les contara algo, pero Hazel decía que no lo entendía aún y que la esperaran un par de días. Piper, Annabeth, Percy y Jason se encontraban mirando a los mellizos que parecían estarles contando una especie de cuento de hadas con actuación y todo.
—¿Qué pasa?— preguntó Reyna a Rachel cuando se removió incómoda por segunda vez, elas se encontraban un poco lejos de los demás, pero aún en el mismo jardín
—Zoé me está mirando raro— señaló Rachel —como si hubiera pateado a su cachorrito
—¿Estás segura que no pateaste a su cachorrito?— preguntó Reyna
—No suelo patear cachorritos— dijo Rachel
—Solo te dedicas a aventarle cepillos al rey de los titanes— comentó Reyna
—Sí, suelo compaginarlo con mis otras actividades— bromeó Rachel
Reyna sonrió, pero luego se puso seria —¿Ya me vas a decir lo que está mal?
—Ya te lo dije, Zoé…
—No hablo de eso— señaló Reyna —hablo de qué pasó en la lectura, te alejaste
—No fue nada— dijo Rachel sonrojándose
Reyna la miró con una ceja arqueada
—Bueno… Es que, estaba pensando que tú también eres muy romana— murmuró Rachel
—No estoy segura de que eso sea un cumplido— comentó Reyna —y no soy tan romana, si supieras lo que he hecho— murmuró en voz suave, acordándose de su padre y lo que había hecho, ciertamente no era la mejor manera de ser romana con un crimen tan grave y era mentirse a sí misma si pensaba que no le importaba lo que Rachel pensaba ¿Cómo reaccionaría si se enterara de lo que le hizo Reyna a su propio padre? Pero agregó en voz alta —romana o no hay reglas que se pueden romper
—¿Y los votos?— preguntó Rachel, sin saber por qué lo había preguntado
—Por algo que valga la pena— asintió Reyna
Y ambas se quedaron un momento sumidas en sus pensamientos
Percy le había dicho a Charles que quería conocerlo más y él había aceptado, bueno, definitivamente aún no sabía como acercarse, pero había que empezar por algún lugar y tenía una buena idea de cómo. Actualmente el chico estaba viendo a Bianca lanzar una flecha tras otra y tratar de darle al blanco, incluso con dos flechas, el chico tenía una mirada de orgullo cuando ambas flechas daban al blanco,pero aunque Percy no dudaba que el chico estuviera pasándola bien, también se le veía una energía nerviosa como si quisiera pararse y derribar algo, así que Percy le dio un beso a su novia y fue hasta donde estaban los chicos.
—Hola— dijo Percy
—Hola— respondieron ambos, Bianca bajando el arco
—Ya te sale lo de las dos flechas— señaló Percy
—Mejor que cuando empecé— admitió Bianca
—¿Bromeas? Lo haces genial— señaló Charles
—Esos monstruos no tendrán oportunidad— dijo Percy
—Eso espero— dijo Bianca
—Bueno— dijo Percy —los estaba viendo y estaba pensando que si quieres entrenar conmigo, Charles
Charles y Bianca intercambiaron una mirada
—Si no quieres…
—No— interrumpió Charles —digo, sí quiero
Percy sonrió. Así que Bianca se hizo a un lado para que pudieran tener más espacio
—Podemos movernos— dijo Percy —no es necesario que dejes de practicar
—Está bien— dijo Bianca —quiero ver
Charles sacó a Contracorriente, a Percy le sorprendía cómo eso podía pasar, ambos con la misma arma, pero de nuevo, tampoco debería ser posible que los mortales entraran al Olimpo, que estuvieran en el pasado y por supuesto que Charles estuviera ahí.
Empezaron con movimientos básicos, pero a Percy le fue muy fácil de desarmar al chico y no era precisamente porque le faltara entrenamiento, se notaba que lo tenía, pero parecía…
—La espada te incómoda— dijo Percy dándose cuenta
Charles se sonrojó —Sí
—¿Por qué?— preguntó Percy
Esa era la gran pregunta, pero no sabía cómo decirle a Percy, tener la espada en sus manos era un significado que no podía decir, toda la pérdida y dolor que ella conllevaba y todo lo que había pasado, además estando ahí pues realmente Charles no sabía ni cómo sentirse, alguna vez había escuchado decir a alguien que Contracorriente era una espada maldita, tal vez lo era.
Charles hizo una mueca, Percy no esperó respuesta sabía que no la iba a conseguir… Aún.
—Tal vez puedas utilizar la espada de…
—Puedes utilizar esta espada— interrumpió Apolo que había escuchado todo —es de mi armamento para conquistar mortales
Bianca rodó los ojos
La espada se parecía a contracorriente solo que sin la inscripción y también daba algunos destellos dorados, el mago era de cuero y aunque no se sentía tan equilibrada al menos iba a cumplir su objetivo
—Servirá, gracias— dijo Charles
Apolo asintió. Así que Percy y Charles se pusieron otra vez en posiciones poco se habían dado cuenta de que varios de los chicos habían dejado lo que estaban haciendo para poder observar.
Charles se sintió más relajado, esta no era la primera vez que entrenaba con Percy. Desde que tuvo la edad suficiente le habían empezado a enseñar movimientos de lucha, incluso con espadas de práctica (una vez Bianca lo golpeó con una, pero era historia aparte) le habían enseñado a luchar lo que había estado bastante divertido cuando era más pequeño, ya que el mayor daño que podía hacer era dar unos cuantos tajos a las piernas y aunque le decían que eso también contaba, él no estaba tan había sido un entrenamiento extremadamente riguroso, pero si contaba con la mala suerte de encontrarse a un monstruo estando él solo al menos podría defenderse. Había probado varias armas para ver con cual se sentía más cómodo, pero definitivamente ganó la espada,era pésimo para el tiro con arco y las dagas no las podía maniobrar correctamente ¿Una lanza? Aún menos.
Percy dio el primer golpe y Charles tuvo que defenderse, al menos ya con esta espada no lo desarmaron en el primer intento.
—Eres bueno con la espada— dijo Percy tratando de hacer un movimiento de desarme
—Gracias— dijo Charles bloqueando el movimiento
—Que conste que me pusiste a Contracorriente en el cuello porque estaba muy confundido— bromeó Percy que ahora le tocó bloquear el golpe de Charles
El menor se sonrojó —Lo siento por eso, yo también estaba muy confundido
—No hay problema— dijo Percy —fue un buen movimiento
Charles se sonrojó recordando el momento, decir que estaba confundido era un eufemismo. Ambos seguían con el ataque y la defensa, solo se oía el rechinar de las espadas cuando chocaban, alejándose para tener un mejor alcance, en poco tiempo ambos estaban jadeando, sin darle oportunidad al otro.
Percy se dio cuenta que el chico era duro, así que tenía que estrechar un poco más el ritmo, contraatacar un poquito más duro.
Charles se dio cuenta del cambio y trató de hacer lo mismo. Por solo un segundo Percy se olvidó de que estaba entrenando, hizo un movimiento, desarmó a Charles y su espada quedó a milímetros del pecho del chico.
Charles respiraba con dificultad y tenía los ojos abiertos por la sorpresa. Los demás también miraban asombrados sobretodo Zoé y Bianca
—Lo siento— dijo Percy dándose cuenta y retiró la espada
Pero Charles se empezó a reír, a reír en serio. Percy lo miró con confusión.
—¡Eso fue genial!— exclamó Charles
—¿Qué te haya apuntado y desarmado con la espada?— preguntó Percy
—¡Sí!— dijo Charles —Nosotros… Nosotros hemos practicado antes ¡Siempre supe que no usabas toda tu fuerza conmigo!
—Ah— murmuró Percy —supongo que entonces ya lo puedes confirmar, lo siento
—No ¿Podemos hacerlo de nuevo?— pidió el chico menos —pero ahora que ya te lo dije no quiero que vuelvas a medir tu fuerza
Percy lo miró —Pero…
—Por favor
—Está bien— accedió Percy
Y volvieron a empezar.
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