XXIII

Leo

Apolo dijo que esperaban las explicaciones, no hubo tales porque Zoé llegó de brazos cruzados

—No puedo dejarlos ni cinco minutos solos porque vean lo que pasa ¿Qué estaban haciendo? No, mejor no me digan… Se supone que no iba a usar sus poder cuando entrenaran y vean, no puede ser

La verdad era bastante divertido el hecho de que los estaba "regañando" como si no fuera más pequeña ella, tanto en edad como en estatura, Charles y Bianca también se dieron cuenta porque intercambiaron una sonrisa irónica, aunque todos los demás después también los dejaron a solas

En el palacio de Hades:

—Así que eso explicaría muchas cosas— señaló Will

—Eso creo también— asintió Bianca

Se hizo un silencio tenso

—¿Y el siguiente paso es…?— preguntó Will

—No tengo ni idea— dijo Nico negando con la cabeza

—Están más tranquilos de los que esperaba— admitió Bianca

Will y Nico intercambiaron una mirada

—Bueno— comenzó Nico —siento que es una buena noticia en sí misma que haya vivido tanto, ni siquiera creí llegar a los 18

—Triste, pero cierto— murmuró Will encogiéndose de hombros —lo único que lamento es que Bianca haya tenido que pasar por eso y quién sabe cuáles fueron las condiciones

—Bueno, no creo que podamos acorralarla y hablar con ella ¿Verdad?— preguntó Nico

Will y Bianca intercambiaron una mirada

—¿Verdad?— volvió a preguntar Nico

—¿Por qué no?— preguntó Will a su vez —reconozco suficiente de mí como para saber que no va a hablar con nosotros aunque quiera hacerlo

—Estás de broma— dijo Nico

—Yo digo que es un buen plan— dijo Will

—Yo creo que si ya esperaron tantos días pueden esperar otro poco en lo que ven que plan funcionaría mejor— señaló Bianca

Antes de que alguien más pudiera decir algo, Hazel entró al palacio, se quedó parada cuando vio a los tres reunidos —Lo siento si interrumpí algo

—Está bien—dijo Bianca —ya habíamos terminado, creo

—¿Estás bien?— preguntó Nico —parece que te hubieran echado un balde de agua fría

Hazel suspiró, no podía negar que la ¿Ilusión? ¿Recuerdo? que Esperanza le había mostrado la había sobresaltado, a los demás no les había dicho, solo explicó que la visión se había cortado de repente, en vez de responder Hazel dijo —Y por tu expresión parece que alguien pateó un cachorro

Nico se encogió de hombros, el palacio se mantuvo en silencio, Will regresó al palacio de Apolo y Bianca fue con las cazadoras. Nico y Hazel se quedaron a solas con sus pensamientos.

Poco después en el palacio de Apolo:

—He estado pensando— dijo Apolo —que a Bianca le hace falta relajarse

—¿Eh?— murmuró Will

—¿No te enteraste?— preguntó Jason

Will lo miró con confusión, así que Jason procedió a contarle la escena

—Vaya— dijo Will cuando Jason finalizó —ese poder suena bastante genial

—No lo es tanto si no sabes utilizarlo— dijo Apolo —en una batalla podría herir a sus aliados, así que para que se relaje un poco le voy a prestar el carro solar

—¿Qué?— Will intercambió una mirada con Jason —estás bromeando ¿No?

—William, yo nunca de los nunca bromeo cuando se trata de un paseo en el carro solar— señaló Apolo

—¿No estabas enojado con ella?— preguntó Will

—Eso es lo de menos— dijo Apolo —y ya que ustedes ya tuvieron su oportunidad solo voy a llevarlos a ellos, los que quieran ir obviamente

—Mayores de 10 años, obviamente ¿No?— preguntó Jason con una mueca

—Mayores de tres años—dijo Apolo con una sonrisa deslumbrante —tengo que ir a ver a unos cuantos chicos en el mundo mortal, nos vemos

Jason y Will se quedaron solos intercambiando una mirada horrorizada

En el palacio de Poseidón:

Cuando Charles llegó al palacio estaban todos los que se quedan ahí, excepto Poseidón y pues claramente lo miraron con curiosidad, era de dominio público lo sucedido con Bianca, no el beso, el beso se lo habían reservado para ellos dos, bueno, y para Zoé cuando dejó de regañarlos, realmente fue increíble besar a Bianca por primera vez, y espera no fuera debut y despedida

—Sobreviviste a Zoé— dijo Percy con una pequeña sonrisa

Charles asintió —A veces ella parece la hermana mayor

—Me lo imagino— dijo Percy, vaciló un poco antes de preguntar—¿Estás bien?

—Sí. No fue nada

Sally soltó una risita —Sí, he visto ese tipo de "nada"— comentó mirando a Percy

Percy se sonrojó —Ah, ese tipo de "nada"

Charles se sonrojó furiosamente

—Bueno— dijo Percy tratando de no reírse ante la expresión del otro chico —sé que no nos conocemos mucho, pero puedes contar conmigo para lo que necesites y también con Annabeth

—Gr…Gracias

—Y espero que podamos cambiar eso de "no nos conocemos"— dijo Percy un poco cohibido

Charles había aprendido un poco de su hermana y tal vez fuera un error porque cuando regresaran a su tiempo sufriría de nuevo la pérdida, pero dijo —Me encantaría

Al día siguiente el desayuno estaba lleno de ruidos y pláticas. Helena le estaba haciendo burla a Bianca gritando, Esperanza y Silena estaban tratando de convencer a Sammy de hacer quién sabe qué, Reyna y Rachel estaban sentadas juntas platicando animadamente, Nico y Will también platicaban y se besaban de vez en cuando y compartían sus intentos de plan, en fin un típico día desde que los primeros semidioses aparecieron en el Olimpo

Bianca— dijo Apolo —justo a quién estaba buscando

—Ay no— murmuró Will intercambiando una mirada con Jason —pensé que se le iba a olvidar, ya que ayer no le dijo nada

—Pues por lo visto no— dijo Jason

—¿Qué pasa?— preguntó Nico

—Se me olvidó contarte algo— dijo Will —en mi defensa, es tu culpa por besarme

Nico resopló

—¿Qué pasó?— preguntó Bianca a Apolo

—Voy a cumplir tu deseo, con la condición de quién quiera ir de tus amigos va a poder ir— dijo Apolo

Bianca lo miró sin comprender

—Te voy a prestar el carro solar— dijo Apolo y la mesa quedó en absoluto silencio

Nico volteó a ver a Will

—¿En serio?— preguntó Bianca más entusiasmada de lo que se le había escuchado en los últimos días

—Por supuesto, mañana a primera hora— dijo Apolo

—¡Sí!

—Y puede ir con nosotros quién quiera de tus amigos, los demás ya tuvieron su oportunidad, bueno Katie y Miranda también pueden ir si quiere y obviamente la encantadora Sally

Las hermanas Gardner asintieron, Sally agradeció, pero negó con la cabeza

La mayoría se le quedaron mirando con estupefacción al dios

Bianca se volteó inmediatamente a Charles, no se veía precisamente rebosante de alegría, pero asintió

Annabeth y Percy intercambiaron una mirada

—No sé a quién se parecerán— murmuró Percy negando con la cabeza

Zoé dijo que no, lo que no fue una sorpresa, no soportaba las alturas. Esperanza dijo que sí

—Pues no creo que sea tan malo ¿No?— preguntó Leo

—Estamos hablando de que los va a llevar Apolo— señaló Calipso

—Pero a nosotros también y regresamos bien

Lena y Sammy negaron con la cabeza, lo que provocó unos discretos suspiros de alivio, los mellizos fueron los segundos más entusiasmados que Bianca

—No puede ser— murmuró Piper

—Traté de que la edad fuera más, pero Apolo no quiso— dijo Jason

—Bueno, entonces mañana a primera hora en mi palacio, sigan desayunando.y los demás dejen de mirarme así, sus padres también me dieron esas miradas y tampoco les hice caso— señaló Apolo

Después de eso el desayuno pasó en una exitación nerviosa y todos se fueron a la Sala de Trono para continuar la lectura

—Yo voy a leer— dijo la diosa favorita de todos tomando el libro —capítulo 23, Leo

—Y aquí vamos de nuevo— suspiró Leo

Leo se merecía un capirote de tonto.

—Lo podemos conseguir si en serio lo necesitas— señaló Connor

—O lo podemos hacer, no es tan difícil— comentó Katie

—Ustedes siempre tan amables— dijo Leo —pero ya no lo necesito, gracias

—Bueno, pero si lo requieres puedes pedirlo con confianza— bromeó Travis

Si hubiera pensado con claridad, habría cambiado el sistema de detección del radar al sónar nada más salir del puerto de Charleston. Eso era lo que había olvidado.

Se oyó un murmullo de "ah"

—Te dijimos que en algún momento lo ibas a recordar— señaló Katie

—Sí, cuando ya nos estaban atacando— comentó Leo

—Pero lo recordaste— dijo Piper

—Qué positivos vinieron hoy— bromeó Leo

Había diseñado el casco para que resonara cada pocos segundos y enviara ondas a través de la Niebla para avisar a Festo de la presencia de monstruos en las inmediaciones, pero solo funcionaba en un modo determinado: agua o aire.

—Pues con razón— dijo Miranda

—Porque se intentó con los dos al mismo tiempo, pero fue un rotundo fracaso— comentó Piper

—Yo les dije que eso pasaría— señaló Leo —por eso solo puede ser uno u otro

—Nos dimos cuenta— dijo Jason

Se había puesto tan nervioso con los romanos, luego con la tormenta y más tarde con Hazel, que se había olvidado por completo.

—Es comprensible— dijo Katie

—Y nos habría podido pasar a cualquiera de nosotros— señaló Jason

—Definitivamente sí— dijo Annabeth

—Lo importante es que no hubo daños de gravedad— dijo Percy

—Bueno, fueron bastantes los daños— dijo Leo

—Pero no de gravedad— coincidió Piper

Ahora tenían un monstruo justo debajo de ellos.

—Chiquito— bromeó Percy

—No quiero saber como sería un monstruo grande— dijo Frank

—El típico monstruo que te encuentras todos los días— resopló Piper

—Obviamente— asintió Percy

El barco se ladeó hacia estribor. Hazel se agarró a la jarcia.

¡Valdez, ¿qué botón vuela monstruos por los aires?! —gritó Hedge—. ¡Coge el timón!

—Pues no, no teníamos uno tan así— murmuró Leo

—Claro, sería increíble poder volar a los monstruos con solo apretar un botón— dijo Miranda

—Sería como un sueño hecho realidad o algo así— dijo Percy

—Ojalá se pudiera conseguir— comentó Chris

Leo trepó por la cubierta inclinada y consiguió agarrarse al pasamanos de babor. Empezó a ascender de lado hacia el timón, pero cuando vio la superficie del monstruo, se olvidó de cómo moverse.

—Fue bastante impresionante— dijo Leo

—Como les decía, un monstruo super chiquito— dijo Percy

—Nos podemos dar cuenta de eso— comentó Thalia

—Y luego preguntan por qué existe la talasofobia— señaló Miranda

—Es bastante comprensible el por qué—dijo Connor

Aquella cosa era tan larga como el barco. A la luz de la luna, parecía un cruce entre una gamba y una cucaracha gigantes,

—Con lo que detesto a las cucarachas— murmuró Katie

—Esa es una combinación que jamás me imaginé— dijo Piper

—Era una combinación bastante horrible a mi parecer— dijo Leo

—En eso, todos estamos de acuerdo— coincidió Percy

con un caparazón córneo rosado, una cola de cangrejo plana y unas patas de milpiés que se ondularon de forma hipnótica cuando el monstruo pasó rozando el casco del Argo II.

—Suena bastante horrible— dijo Travis

—Y lo era— asintió Leo

—Algo que jamás de los jamases pensarías en encontrarte— comentó Percy

—Y si te la encuentras esperas que no vuelva a pasar— dijo Leo

—Definitivamente— dijo Annabeth

Su cabeza salió por fin a la superficie: la cara viscosa y rosada de un enorme siluro con unos ojos muertos y vidriosos, unas fauces abiertas sin dientes y un bosque de tentáculos que brotaban de cada fosa nasal,

—Todo un encanto— dijo Piper con una mueca

—Cada vez se pone peor esa descripción— dijo Bianca

—Y deja que avance el capítulo porque fue un monstruo bastante malo— señaló Percy

—De lo peor— confirmó Jason

formando la barba más poblada que Leo había tenido la desgracia de contemplar. Leo se acordó de las cenas especiales de las que él y su madre solían disfrutar los viernes por la noche en una marisquería de Houston. Comían gambas y siluro. El mero recuerdo le provocó ganas de vomitar.

—¿Es por eso que no comemos mariscos?— preguntó Esperanza con genuina curiosidad y fingiendo que ayer no había pasado nada

—Me parecería que es una buena razón— comentó Leo mirando de la misma manera curiosa a la niña

—Los mariscos son amigos, no comida— dijo Percy

—En realidad son comida— comentó Connor

Poseidón, Zoé, Percy y Charles le dieron una mirada como si hubiera cometido sacrilegio

—O bueno, si no quieren no— murmuró Connor

—Te imaginas que estuvieras en un campamento (otro campamento) y tuvieras que pescar tu comida y los peces te digan "por favor señor no me coma"— bromeó Leo

—Ay qué triste— dijo Zoé

—Qué… imaginación tan rara tienes— señaló Percy

—Gracias, voy a tomarlo como un cumplido— dijo Leo

¡Vamos, Valdez! —chilló Hedge—. ¡Coge el timón para que yo pueda ir a por mi bate de béisbol!

Un bate no va a servir de nada —dijo Leo, pero se dirigió hacia el timón.

—Ni el mejor bate de béisbol serviría contra eso— dijo Piper

—Pensé en uno de metal, pero definitivamente no serviría— dijo Percy

—Creo que probablemente terminaría todo doblado— asintió Piper

—Como casi termina el barco— dijo Jason

—Buen punto— convino Percy

Detrás de él, el resto de sus amigos subieron la escalera dando traspiés.

¡¿Qué pasa…?! —gritó Percy —. ¡Ah! ¡Gambazilla!

—Es el mejor nombre de la vida— dijo Travis

—Lo sé, me merezco un diez— dijo Percy riendo

—Realmente lo haces, ese nombre es super original— comentó Leo

—Gracias, cuando quieran— dijo Percy

—Si Percy nombrara las cosas, todo tendría un nombre super genial— señaló Katie

—Por supuesto que sí— dijo Connor

Frank corrió junto a Hazel. La chica estaba agarrada a la jarcia, aturdida todavía después de la regresión, pero indicó con la mano que se encontraba bien.

—Bueno, es algo— dijo Miranda

—Pero ni siquiera tuvieron tiempo de asimilar todo lo que les pasó— señaló Will

—Y que lo digas— murmuró Leo

—Mínimo se hubiera esperado el monstruo unos minutos— dijo Katie

—Era pedir mucho— dijo Leo

El monstruo volvió a embestir contra el barco. El casco crujió. Annabeth, Piper y Jason se desplomaron hacia estribor y estuvieron a punto de caerse por la borda.

—No es algo que recomiende— dijo Piper

—De ninguna manera— dijo Annabeth

—Era como una nueva atracción del barco— comentó Percy

—Claro, fue súper divertido— señaló Jason

—Nos podemos imaginar— dijo Miranda

Leo llegó al timón. Sus manos se movieron rápidamente sobre los mandos. Por el intercomunicador, Festo informó con ruidos y chasquidos de que había fugas bajo cubierta, pero el barco no parecía correr peligro de hundirse… al menos todavía.

—Es algo bueno al menos— dijo Chris

—Todavía, es la palabra clave— comentó Luke

—Y si nos seguía azotando con esa fuerza no tardaría mucho en hundirse— confirmó Leo

—Y quedaríamos varados en medio del mar— dijo Percy

—Y no sería tan bueno— señaló Piper —imagínate que toda la misión fracase por quedarnos en medio del mar

—Nos podíamos quedar en el campamento submarino— dijo Leo

Varios de los chicos le dieron miradas confundidas

Leo manipuló los remos. Se podían transformar en lanzas, cosa que debería bastar para ahuyentar a la criatura. Lamentablemente, estaban atascados. Gambazilla debía de haberlos desalineado,

—Si algo puede salir mal, va a salir definitivamente mal— dijo Thalia

—Todo se une para que salga mal— coincidió Annabeth

—Eso es bastante cierto— dijo Piper

—Todos estamos de acuerdo en eso— dijo Percy

y el monstruo se encontraba muy cerca, lo que significaba que Leo no podría usar las ballestas sin prender fuego también al Argo II.

¡¿Cómo se ha acercado tanto?! —gritó Annabeth

—Sobretodo para algo tan grande—coincidió Zoë

—Se supo esconder muy bien— dijo Leo

—El mar es un buen escondite— dijo Percy

—Por supuesto que lo es— asintió Poseidón

mientras se levantaba empleando uno de los escudos del pasamanos como apoyo.

¡No lo sé! —gruñó Hedge.

Buscó su bate, que se había ido rodando a través del alcázar.

—Ay pobre de su bate— dijo Miranda negando con la cabeza

—Sí, fue muy triste la manera en que se puso a rodar — asintió Leo

—Lo más triste del mundo— coincidió Percy

¡Soy tonto! —se regañó Leo a sí mismo—. ¡Tonto, tonto! ¡Me he olvidado del sónar!

El barco se inclinó más hacia estribor. O el monstruo estaba intentando abrazarlo o estaba a punto de hacerlos zozobrar.

—Espero que sea la primera— dijo Katie

—Claro, porque los quiere mucho — dijo Travis

—Éramos su barco favorito — asintió Percy

—Claro, de tanto amor que nos tenía Keto— comentó Annabeth

—Sí, se sentía el amor— coincidió Piper

—Obviamente— dijo Leo

¿Sónar? —preguntó Hedge—. ¡Por la flauta de Pan, Valdez! Si no te hubieras quedado haciendo ojitos y manitas con Hazel tanto tiempo…

—Uhhhh— corearon los Stoll

Calipso hizo una mueca

—Al entrenador le gusta ver el mundo arder — comentó Will

—Pero no arder en él — murmuró Frank

—Eligió las peores palabras— dijo Apolo

—Y estoy un 98% seguro que fue a propósito — señaló Leo

—Es probable— dijo Percy

¡¿Qué?! —gritó Frank.

¡Eso no es verdad! —protestó Hazel.

¡Da igual! —dijo Piper—.

—Noo porque el entrenador no tenía que haberlo dicho de esa manera— comentó Leo

—Pero lo pueden resolver después de que hayan derrotado al monstruo — dijo Perséfone

—Y que dejen de estar en peligro — dijo Poseidón

—Seria lo mejor— confirmó Hermes

Jason, ¿puedes provocar un rayo?

Jason se levantó con dificultad. —Yo… yo…

Solo consiguió negar con la cabeza.

—Es un avance que esté ahí de pie— señaló Apolo

—Pero había que intentarlo— murmuró Piper

—Sí, lástima que no haya podido hacer más — dijo Jason con una mueca

—Ninguno de nosotros en realidad — dijo Percy

Invocar la tormenta le había exigido demasiada energía. Leo dudaba que el pobre pudiera encender una bujía en el estado en que se encontraba

—No podía ni invocar una chispa— comentó Jason con una mueca

—Después de esa tormenta, sería un milagro que lo hicieras— señaló Poseidón

—Porque esa cosa nos tuvo que atacar en el peor momento— resopló Percy

—Parece que los monstruos tienen radar de "el peor momento"— dijo Leo

—Y que lo digas — murmuró Jason

¡Percy ! —dijo Annabeth—. ¿Puedes hablar con esa cosa? ¿Sabes lo que es?

El hijo del dios del mar negó con la cabeza, claramente desconcertado.

—Fue muy raro— dijo Percy

—Yo creo que entonces ya es momento para pánico — dijo Connor

—No te preocupes, llegó muy rápido ese momento — comentó Percy

Tal vez solo tenga curiosidad por el barco. Tal vez…

Los tentáculos del monstruo azotaron la cubierta tan rápido que a Leo ni siquiera le dio tiempo a gritar « ¡Cuidado!» .

—Sí, no creo que sea eso— comentó Miranda

—¿Por qué no podía ser simplemente curiosidad?— preguntó Percy

—Porque no sería divertido — señaló Leo

—Y porque no creo que Keto sienta curiosidad por ustedes— resopló Clarisse

—Eso también podría ser— dijo Grover

Un tentáculo golpeó a Percy en el pecho y lo lanzó rodando por la escalera. Otro envolvió las piernas de Piper y la arrastró, gritando, hacia el pasamanos. Docenas de tentáculos más se curvaron alrededor de los mástiles, rodearon las ballestas y arrancaron la jarcia.

—No me gustó bajar la escalera de esa forma— dijo Percy con una mueca —fue rápido, pero no efectivo

—Eramos como su máquina personal de juguetes— masculló Piper

—Nunca pensé que me sentiría de esa manera— dijo Leo

—Tampoco yo— murmuró Piper

¡Ataque de pelos de napia!

Hedge recogió su bate y entró en acción, pero sus golpes rebotaban en los tentáculos sin causar daños.

—Por supuesto que sí, esas cosas son bastante difíciles de manejar— comentó Poseidón

—No entiendo cómo es que sí bate pudo quedar entero— señaló Katie

—Pues yo lo ví medio doblado— dijo Leo

—Pero no podemos decir que no le echó ganas— dijo Piper

Jason sacó su espada. Trató de liberar a Piper, pero seguía estando débil. La hoja de oro atravesó los tentáculos sin problemas, pero antes de que pudiera cortarlos, otros zarcillos los sustituyeron.

—Algo así como una hydra marina— comentó Percy

—Hay unos corales que se llama hydra, sesos de alga— dijo Annabeth

—Bueno, pero era otra hydra — dijo Percy

—Una hydra mucho más grande— coincidió Leo

Annabeth desenvainó su daga. Atravesó el bosque de tentáculos, esquivando golpes y lanzando cuchilladas a cualquier objetivo que encontraba. Frank sacó su arco. Disparó por el costado del barco al cuerpo de la criatura y alojó flechas en las grietas de su caparazón, pero eso no hizo más que cabrear al monstruo.

—Y mucho, por lo que se pudo ver— dijo Percy

—Yo también me enojaría — comentó Travis

—Pero si no quieres flechas no ataques el barco de los demás — dijo Leo

—Hay que respetar los barcos ajenos— asintió Percy y luego se empezó a reír —a veces

Annabeth rodó los ojos

La criatura rugió y balanceó el barco. El mástil crujió como si se fuera a partir. Necesitaban más potencia de fuego, pero no podían utilizar las ballestas. Necesitaban provocar una explosión que no destruyera el barco.

—Casi suena a misión imposible— comentó Apolo

—Es nuestra especialidad — dijo Leo

—El tipo de misiones que nos gustan — accedió Percy

—Por supuesto que sí — resopló Piper

Pero ¿cómo? Leo fijó la vista en una caja de provisiones situada junto a los pies de Hazel.

¡Hazel! —gritó—. ¡Esa caja! ¡Ábrela!

Ella vaciló y, acto seguido, vio la caja a la que se refería. En la etiqueta ponía PELIGRO. NO ABRIR.

—No abrir a menos de una emergencia— señaló Leo

—Había que aclarar ese punto — comentó Hazel

—Pero pues era eso o nada— dijo Leo

—Eso es cierto — coincidió Percy

¡Ábrela! —gritó Leo otra vez—. ¡Entrenador, coja el timón! Gire hacia el monstruo o nos volcaremos.

—Y no nos queríamos volcar— dijo Piper

—No, tampoco me parecía una buena idea por el momento— comentó Percy

—Creo que a ninguno de nosotros— dijo Jason

—Entonces qué bueno que se abrió la caja que no se debía abrir— argumentó Leo

Hedge se abrió paso entre los tentáculos dando brincos con sus ágiles pezuñas de cabra y repartiendo golpes con entusiasmo. Se dirigió al timón dando saltos y tomó los mandos.

—Él se la estaba pasando genial— señaló Percy

—No hay como una buena batalla para pasarla genial— comentó Connor

—Obvio, sube la moral del grupo— dijo Miranda con sarcasmo

—Claro, es lo mejor que puede pasar— dijo Leo

¡Espero que tengas un plan! —gritó.

Uno malo.

—Son los mejores— dijo Percy

—Y los únicos que se nos ocurren en esos preciosos segundos — asintió Leo

—Ya nos hemos podido dar cuenta — convino Apolo

—Gracias, cuando quieran les damos clases — dijo Leo

Leo corrió hacia el mástil. El monstruo empujó contra el Argo II. La cubierta dio un bandazo y se situó en un ángulo de cuarenta y cinco grados. A pesar de los esfuerzos de todos los tripulantes, los tentáculos eran demasiado numerosos para luchar contra ellos.

—Y a cada momento habían más y más— dijo Annabeth

—Hydra marina— señaló Percy

—Tipico que eres superada en número por unos tentáculos — comentó Piper

—Lo de todos los días — confirmó Leo

Parecía que pudieran alargarse a su antojo. Dentro de poco tendrían el Argo II completamente enmarañado. Percy no había salido de abajo. Los otros luchaban por sus vidas contra los pelos de la nariz del bicho.

—Que asco, pero sí— dijo Piper

—Es que les digo que bajar las escaleras de esa forma no es una buena idea — murmuró Percy

—Y menos como estabas después de esa tormenta— señaló Annabeth

—Creo que también fue por eso— asintió Percy —y el suelo estaba cómodo

¡Frank! —gritó Leo mientras corría hacia Hazel—. ¡Intenta ganar algo de tiempo! ¿Puedes convertirte en un tiburón o en algo parecido?

—No creo que un tiburón les sirva de mucho— dijo Hermes

—Podría funcionar para distraerlo, aunque no por mucho tiempo — señaló Poseidón

Frank miró, frunciendo la frente, pero en ese momento un tentáculo se estampó contra el grandullón y lo derribó por la borda.

Frank hizo una mueca

—Bueno, pues yo creo que la idea del tiburón no va a pasar— comentó Apolo

—Si creías que era un mal plan solo debiste decir que no, no era necesario tirarte por la borda— bromeó Leo

—Eso es muy extremista — asintió Travis

Frank resopló

Hazel gritó. Había abierto la caja de provisiones y por poco se le cayeron los dos frascos de cristal que sostenía.

—Eso habría sido muy malo— dijo Leo

—Ya no habría dado tiempo para otro plan— comentó Piper

—Lo siento— dijo Hazel

—Lo importante es que no se cayeron— dijo Annabeth

Leo los atrapó. Eran del tamaño de una manzana, y el líquido que contenían emitía un venenoso brillo verde.

—O es un plan muy brillante o muy tonto— dijo Zoë

—Voy a ir porque fue un plan brillante— comentó Leo

—Acabas de decir que era un mal plan—dijo Katie

—Malo, pero brillante— dijo Leo encogiéndose de hombros

El cristal estaba caliente al tacto. Leo se sentía como si el pecho se le fuera a hundir de la culpabilidad. Acababa de distraer a Frank y posiblemente había provocado su muerte, pero no podía pensar en ello. Tenía que salvar el barco.

—Claro, porque si no, no pueden llegar a las tierras antiguas— señaló Connor

—Y todo el mundo como lo conocemos se habría acabado— dijo Chris

—Y me gusta el mundo como lo conocemos— dijo Leo

—Hay que cambiar algunas cositas, pero supongo que no está tan mal— comentó Grover

¡Vamos! —le dio a Hazel uno de los frascos—. ¡Podemos matar al monstruo… y salvar a Frank!

Leo confiaba en no estar mintiendo. Para llegar hasta el pasamanos de babor tuvieron que escalar, pero por fin lo consiguieron.

—Fue muy bueno que lo consiguieramos— dijo Leo

—Tal vez no para gamazilla— señaló Percy

—Bueno, pero lo demás si fue bueno— dijo Leo

—Y eso que sonaba como a misión imposible con todos esos tentáculos por ahí— dijo Will

—Pero te digo que las misiones imposibles son nuestra especialidad— dijo Leo

¿Qué es esto? —preguntó Hazel con voz entrecortada, abrazando el frasco de cristal.

¡Fuego griego!

Ella abrió los ojos como platos.

¿Estás loco? ¡Si se rompen, quemaremos todo el barco!

—Procura que no se rompan— señaló Apolo

—Un increíble consejo lleno de sabiduría— comentó Hermes rodando los ojos

—Lo sé, muchas gracias— dijo Apolo

¡La boca! —dijo Leo—. Tíraselo por…

De repente Leo se estrelló contra Hazel, y todo se ladeó. Mientras se elevaban en el aire, se dio cuenta de que los había envuelto un tentáculo.

—Creo que ya no va a ser tan fácil— comentó Perséfone

—Eso complica un poquito la misión imposible— dijo Thalia

—Nada que no se pueda resolver— dijo Leo

—Era como un juego de todo o nada— murmuró Hazel

—E íbamos por el todo— dijo Leo

Leo tenía los brazos libres, pero los necesitaba para sujetar el frasco de fuego griego. Hazel forcejeaba. Tenía los brazos inmovilizados, lo que significaba que el frasco atrapado entre los dos se podía romper en cualquier momento… y eso sería sumamente perjudicial para su salud.

—Muy muy perjudicial— coincidió Will

—Y también me gusta ser saludable— dijo Leo

—A mí también— asintió Hazel

—¿Sigue sin ser un problema que no se pueda resolver?— preguntó Bianca

—Por supuesto— dijo Leo

—Solo necesitábamos una idea ingeniosa— comentó Hazel

Se elevaron tres metros, seis metros, diez metros por encima del monstruo. Leo vio que sus amigos estaban librando una batalla perdida, chillando y lanzando estocadas a los pelos de la nariz del monstruo. Vio al entrenador Hedge luchando para evitar que el barco zozobrara.

—Casi me sentía en el Titanic— dijo Leo —nos íbamos a hundir como caballeros

—Y damas— dijo Piper

—Pero nos faltó la banda sonora— comentó Percy

—Y el último beso— señaló Apolo —siempre es muuy romántico el último beso

—Y también nos faltó la pose— señaló Leo

—Cierto— dijo Percy negando con la cabeza

—Bueno, para que lo recreen tal cual no hagan enojar a Poseidón— dijo Apolo

—Vamos otra vez— dijo Poseidón —ese día no fue especialmente bueno ¿De acuerdo?

—No— corearon varios de los dioses y chicos

El mar estaba oscuro, pero a la luz de la luna le pareció ver un objeto reluciente flotando cerca del monstruo: tal vez el cuerpo inconsciente de Frank Zhang.

—Dioses, cuánto ánimo— dijo Katie

—Lo sé, soy una persona muy positiva— asintió Leo

—Claro que sí— dijo Calipso

Leo… —dijo Hazel con voz entrecortada—. No puedo… Mis brazos…

Hazel —dijo él—. ¿Confías en mí?

¡No!

Yo tampoco —reconoció Leo—.

—Bueno, tienen eso en común— dijo Miranda

—No puede ser tan malo si hay algo en común— comentó Rachel

—Muchas gracias— dijo Leo

—De nada— dijo Rachel con una sonrisa

Cuando esa cosa nos suelte, contén la respiración. Hagas lo que hagas, procura lanzar el frasco lo más lejos posible del barco.

¿Por… por qué iba a soltarnos?

—Sí, yo tampoco confiaría—dijo Travis

—Ajá ¿Por qué iba a soltarlos?— preguntó Bianca

—Porque tenemos todavía un as bajo la manga— dijo Leo

—Y vaya as— murmuró Hazel

—Viéndolo bien no fue tan horrible— señaló Leo

—¿No?— preguntó Hazel

—No, pudo ser peor— comentó Leo

Leo se quedó mirando la cabeza del monstruo. Las posibilidades de éxito eran remotas, pero no tenía alternativa. Levantó el frasco con la mano izquierda. Presionó el tentáculo con la mano derecha e invocó el fuego con la palma; una llamarada candente y muy concentrada.

—Yo creo que por eso los va a soltar— señaló Will

—Imagínate, si duele quemarte mientras cocinas, duele más así directamente— comentó Piper

—Creo que el monstruo pensó lo mismo— asintió Leo

—Ya lo creo que sí— dijo Annabeth

Eso llamó la atención de la criatura. Un temblor recorrió el tentáculo a medida que su carne se llenaba de ampollas al contacto con Leo. El monstruo abrió las fauces, rugiendo de dolor, y Leo le lanzó el fuego griego por la garganta.

—Fu como una de esas películas de acción— comentó Leo

—Era un gambazilla al carbón— bromeó Percy

—Lo bueno es que ustedes no fueron cocinados también al carbón— señaló Apolo

—Nada más fue como un bronceado— dijo Piper

—Se podría decir— murmuró Annabeth

Después todo se volvió borroso. Leo notó que el tentáculo los soltaba. Se cayeron. Oyó una explosión amortiguada y vio un destello verde en el interior del cuerpo del monstruo, que con la luz parecía una gigantesca pantalla de lámpara rosa.

—Eso ya no suena tan bueno— dijo Hermes

—El tipo de lámparas que todos quisiéramos tener en casa— bromeó Leo

—Claro, me veo yendo por agua a mitad de la noche con una lámpara así— dijo Connor

—Lo último en modas— coincidió Percy

—Nos podemos dar cuenta— dijo Katie

El agua golpeó a Leo en la cara como un ladrillo envuelto en papel de lija, y todo a su alrededor se sumió en la oscuridad. Cerró la boca apretándola con fuerza, procurando no respirar, pero notó que perdía el conocimiento.

—Y eso suena aún peor— añadió Hefesto

—Si no saben respirar bajo el agua no recomiendo la experiencia— dijo Leo

—Tampoco yo— señaló Percy

—¿Y como sabes como se siente que te golpeen con un ladrillo envuelto en papel lija?— preguntó Connor

—Esa es una historia divertida— dijo Leo

Todos lo voltearon a ver con incredulidad

— ¿Es en serio?— dijo Connor

—¡Por supuesto que no!— dijo Leo riendo —pero es así como yo creo que se siente

A través del escozor del agua salada, le pareció ver la silueta borrosa del casco del barco en lo alto —un óvalo oscuro rodeado de una corona de fuego verde—, pero no sabía si el barco estaba realmente incendiado.

—Esperemos que no— dijo Apolo

—La especialidad de la casa "barco a la flamé"— bromeó Leo

—No me gusta esa especialidad— dijo Piper

—Lastima porque era la que había en ese momento— señaló Leo

Muerto a manos de una gamba gigante, pensó Leo con amargura. « Por lo menos deja que el Argo II sobreviva. Deja a mis amigos con vida» .

—Awwww— corearon algunos de los chicos

Leo se sonrojó

—Nosotros también te queremos— dijo Piper

—Y nos asustamos cuando no los podíamos encontrar— dijo Percy

—Fue bastante terrorífico— asistió Jason

Se le empezó a nublar la vista. Los pulmones le quemaban. Justo cuando estaba a punto de darse por vencido, un extraño rostro apareció flotando encima de él: un hombre parecido a Quirón, su entrenador en el Campamento Mestizo.

Casi todos los chicos miraron el libro con confusión

—¿Los hermanos de Quirón que tenían que encontrar?— preguntó Chris

—Sip— dijo Leo

—Por lo que puedo ver les fue bien, no siempre pasa eso— comentó Quirón

—Sí, nos podemos imaginar— dijo Leo

Tenía el mismo cabello rizado, la misma barba greñuda y los mismos ojos inteligentes: una imagen a medio camino entre un hippy extravagante y un profesor paternal, solo que la piel de aquel hombre era de color guisante.

—Bueno, pues estaba en el mar— señaló Connor

—Claro, no sé cómo no lo pensé antes— dijo Leo

—Se camuflajea mejor— asintió Poseidón

—Aunque estaría mejor que fuera azul— murmuró Percy

El hombre levantó silenciosamente una daga. Tenía una expresión seria de reproche, como si estuviera pensando: « A ver, quédate quieto o no podré matarte como es debido» . Leo se desmayó.

—Imagínense desmayarse después de esa expresión— comentó Leo

—Bastante terrorífico en mi opinión— dijo Percy

—No hace precisamente a la experiencia relajante— dijo Leo

Cuando se despertó, se preguntó si era otra vez un fantasma en una regresión, porque flotaba de forma ingrávida. Sus ojos se adaptaron poco a poco a la tenue luz.

Ya era hora.

—Hasta mañana si quieres— dijo Piper

—Pues habría estado muy bien— dijo Leo

—Por supuesto que no, nos habríamos tardado más tiempo— señaló Frank

—Eso es cierto y ya estábamos muy preocupados— dijo Percy

La voz de Frank tenía demasiado eco, como si estuviera hablando a través de varias capas de envoltorio de plástico.

—Cosa que no podemos descartar aún— dijo Apolo

—Bueno, podría ser ya que estas respirando bajo el mar y todo— dijo Miranda

—Sip, definitivamente no me quejaba por eso— comentó Leo

—Pues sí, supongo que para eso se acercó aquel hombre— dijo Katie

Leo se incorporó o, más bien, flotó erguido. Estaba bajo el agua, en una cueva del tamaño aproximado de un garaje con cabida para dos coches. El techo estaba cubierto de moho fosforescente, que bañaba la estancia de una luz verde y azul.

— Era una nueva manera de alumbrar— dijo Leo

—¿Dónde los consigo?— preguntó Travis

—Supongo que en el mar— dijo Percy con obviedad

—Obviamente Travis— dijo Katie negando con la cabeza

El suelo era una alfombra de erizos de mar sobre los que habría resultado incómodo andar, de modo que Leo se alegró de estar flotando.

—Sí, habría sido muy incómodo caminar sobre ellos— dijo Percy

—Y hay algunos que son venenosos— dijo Poseidón

—Eso lo habría hecho aún más incómodo— asintió Leo

—Sobrevivir a gambazilla para morir envenenado por un erizo no suena precisamente bien— señaló Thalia

—Definitivamente no— dijo Percy

No entendía cómo podía estar respirando sin aire. Frank levitaba cerca en posición de meditación. Con su cara mofletuda y su expresión malhumorada, parecía un Buda que había alcanzado la iluminación, aunque no se le veía muy entusiasmado.

—No se le veía muy iluminado, la verdad— dijo Leo

—Pues es que justo cuando despertaste iba a alcanzar la iluminación— señaló Miranda —y ya no lo dejaste

—Eso lo explica muy bien— comentó Leo

—Bueno, no había mucho para estar entusiasmado— comentó Frank

—No sé, yo creo que el que o hayan muertos es suficiente— dijo Katie

—Pero estaba con Leo— señaló Travis

—Vaya, muchas gracias— resopló Leo

La única salida de la cueva estaba bloqueada por una enorme concha de oreja de mar, cuya superficie emitía un brillo de color perla, rosa y turquesa. Si aquella cueva era una cárcel, por lo menos tenía una puerta alucinante.

—Excelente decoración— dijo Leo —yo sí le doy un 10

—Supongo que yo también— dijo Frank

—Aunque Frank habría preferido una cárcel aparte— señaló Connor riendo

—Todos nos podemos dar cuenta de eso— asintió Hermes

Frank se sonrojó

¿Dónde estamos? —preguntó Leo—. ¿Dónde están todos los demás?

¿Todos? —masculló Frank—. No lo sé. Que yo sepa, aquí abajo solo estamos tú, Hazel y yo.

—Esa puede ser una buena noticia— comentó Apolo

—Pues sí ¿Que acaso no estabas escuchando que los demás estaban preocupados?— señaló Artemisa

—Pero podían haber estado preocupados en otra celda— dijo Apolo

—Eso es bastante razonable— coincidió Perséfone

—Pero también se entendió que no fue así— dijo Atenea

Los caballos pez se llevaron a Hazel hará cosa de una hora y me dejaron contigo. El tono de Frank dejaba claro que no aprobaba esas medidas.

—Bueno, después de la discreción del entrenador pues creo que es razonable— señaló Miranda

—Si hubiéramos tenido tiempo de aclarar todo lo habríamos hecho— murmuró Hazel apenada

—Pero gambazilla no nos dio ni un minuto de ventaja— comentó Leo

—Todo es culpa de gambazilla— coincidió Percy

No parecía herido, pero Leo se fijó en que no tenía su arco ni su carcaj. Presa del pánico, Leo se tocó la cintura. Su cinturón portaherramientas había desaparecido.

—Obviamente— dijo Thalia

—Yo no aprobaba esas medidas— dijo Leo

—Que bueno que no te preguntaron— comentó Travis

—Además no creo que hicieran lo que ustedes quieran— dijo Chris

—No— murmuró Leo

Nos han cacheado —dijo Frank—. Nos han quitado todo lo que se pudiera usar como arma.

¿Quiénes? —preguntó Leo—. ¿Quiénes son esos caballos…?

Los caballos pez —aclaró Frank, lo que no era muy claro.

—Obviamente Leo— dijo Piper rodando los ojos

—¿Quién más si no?— preguntó Thalia

—claro, no sé por qué no me di cuenta que eso de los caballos pez tenía mucho sentido— dijo Leo encogiéndose de hombros

—Pero ahora ya lo sabes—comentó Percy

Debieron de agarrarnos cuando nos caímos al mar y nos arrastraron… aquí, sea lo que sea esto.

Leo recordó lo último que había visto antes de perder el conocimiento: la cara color guisante del hombre con barba que empuñaba una daga.

—Un momento muy malo para desmayarse— comentó Leo

—La verdad es que sí— dijo Percy

—Es que no he practicado mucho eso de desmayarme en el momento correcto— señaló Leo

—Creo que es el momento de empezarlo a hacer— dijo Percy

La gamba monstruosa. El Argo II… ¿está bien?

No lo sé —contestó Frank con tono enigmático—. Puede que los demás estén en apuros o heridos o… o algo peor. Pero supongo que te importa más tu barco que tus amigos.

—Eso fue injusto— señaló Calipso —él se preocupa por todos sus amigos

Leo le sonrió cariñosamente

—Lo sé— murmuró Frank sonrojado —lo siento

—Está bien— dijo Leo con un gesto para quitarle importancia —eso ya pasó

Leo se sintió como si el agua acabara de azotarle otra vez.

¿Qué tontería…?

Entonces se dio cuenta de por qué Frank estaba tan enfadado: la regresión.

—Creo que la palabra correcta sería "celoso"— dijo Connor

—Como decía, eso ya pasó— señaló Leo

—Sí, pero nos gusta molestar— dijo Katie

—Esto sería muy aburrido si no lo hiciéramos— comentó Travis

Los acontecimientos se habían producido tan rápido que Leo casi se había olvidado. El entrenador Hedge había hecho aquel estúpido comentario sobre Leo y Hazel, diciendo que habían estado haciendo manitas y ojitos.

—Y ni siquiera fue lo que pasó— resopló Hazel

—La verdad es que se pasó el entrenador con ese comentario— dijo Leo

—Un poquito— asintió Piper

—Pero ya saben que no fue así— dijo Leo —cosa que no habíamos aclarado

—No te preocupes, quedó completamente claro— dijo Jason

Y probablemente el hecho de que Frank se hubiera caído por la borda por culpa de Leo justo después del comentario no había contribuido a mejorar la situación.

—Pero no fue exactamente tu culpa— señaló Miranda

—No, no lo fue— dijo Frank

—Necesitabas la distracción para tu plan— comentó Bianca

—Aunque obviamente no fue bueno que pasara justo después del comentario del entrenador— dijo Rachel

De repente a Leo le costó mirar a Frank a los ojos.

Mira, tío… siento habernos metido en este lío. He metido la pata hasta el fondo —respiró hondo, algo sorprendentemente raro, considerando que estaba bajo el agua—.

—Pero te acostumbras— dijo Percy

—Si lo puedes hacer seguido yo creo que sí — comentó Leo —pero uno que lo hace una vez en su vida

—Bueno, puedes tener razón en eso— dijo Percy

—Todos creemos que tiene razón — dijo Katie

Lo de que Hazel yo estábamos haciendo manitas… no es lo que tú crees. Me pidió que la acompañara en una regresión al pasado para intentar descubrir qué relación tengo con Sammy.

La expresión de enfado de Frank empezó a relajarse, sustituida por la curiosidad.

—El chisme es más poderoso que los celos— bromeó Travis

—Como sea el chisme es el chisme— coincidió Apolo

—Los celos como sean, pero ¿El chisme?— dijo Connor riendo

—Pero era necesario que lo supiera — señaló Hazel

—Sí, pero sigue siendo chisme — comentó Leo riendo

—Bueno, gracias — murmuró Frank

¿Y lo… lo descubrió?

Sí —contestó Leo—. Bueno, más o menos. No tuvimos ocasión de hablar después por culpa de Gambazilla, pero Sammy fue mi bisabuelo.

—Y sigue siendo un poco raro— dijo Leo

—Un poco bastante — dijo Hazel

—Y que lo digan — murmuró Esperanza

—Y vaya que sí — asintió Sammy

—Nos podemos imaginar — comentó Chris

Le contó a Frank lo que habían visto. Todavía no se había percatado de lo extraño que era todo, pero entonces, al tratar de explicarlo en voz alta, apenas podía dar crédito.

—Por supuesto, no tuvieron tiempo de asimilarlo— dijo Perséfone

—Y aunque ya tuvimos tiempo sigue siendo extraño eso de cómo funciona el destino— comentó Leo

—Eso lo define todo muy bien— asintió Hazel

—Sí, pero todo ocurre por algo— dijo Apolo

Hazel había estado colada por su bisabuelo, un hombre que había muerto cuando Leo era un bebé.

Hazel se sonrojó

—Lo siento— dijo Leo alzando las manos —se supone que nadie lo sabría

—Desde que se inventaron estos libros se acabaron los secretos— señaló Percy

—Lamentablemente— dijo Leo

Leo no había atado cabos antes, pero recordaba vagamente que sus parientes más mayores llamaban a su abuelo Sam el Grande. Eso significaba que Sam el Grande era Sammy, el bisabuelo de Leo.

—Eso parece— dijo Piper

—Sí, me parecía lo mismo— asintió Leo

—Tampoco es como que los nombres estén súper cambiados— comentó Travis

—Pues no, pero no se relacionan entre sí— dijo Leo con una sonrisa

—Claramente— dijo Miranda

En algún momento, la tía Callida —la mismísima Hera— había hablado con

Sammy, lo había consolado y le había dejado entrever el futuro, lo que significaba que Hera había estado moldeando la vida de Leo incluso generaciones antes de que él naciera.

—Lo que me encanta— dijo Leo con sarcasmo

Hera resopló

—Podemos ver el encanto plasmado en tu expresión— dijo Apolo a Leo

—Como dijiste, todo pasa por algo— bufó Hera

—Por interferencia divina, por ejemplo— comentó Thalia

Si Hazel se hubiera quedado en la década de los cuarenta, si se hubiera casado con Sammy, Leo habría sido su bisnieto.

—Va-ya— dijo Connor —no lo había pensado de esa manera

—Habrías tenido un bisnieto muy cool— dijo Leo encogiéndose de hombros

Hazel se sonrojó

—Todavía lo puede tener— señaló Apolo mirando a Sammy

—Pero dentro de muchos muchos años— murmuró Frank

—Es un buen punto— coincidió Perséfone

—Pero sin presiones Sammy— dijo Esperanza riendo

—Me tendría que superar y eso es muy imposible— bromeó Leo y todos se empezaron a reír

Sammy estaba sumamente sonrojado

Jo, tío —dijo Leo cuando hubo acabado de contar la historia—. No me siento muy bien, pero te juro por la laguna Estigia que es lo que vimos.

—Y ya lo leíste, así que debes creer— dijo Hermes

—Sí lo creía— dijo Frank

—Es la verdad verdadera— asintió Leo

Frank tenía la misma expresión que la cabeza de siluro del monstruo: unos grandes ojos vidriosos y la boca abierta.

¿A Hazel… a Hazel le gustaba tu bisabuelo? ¿Por eso le gustas tú?

—Qué incómodo— dijo Katie

—Sí, gracias— dijo Leo

—Pero lo importante es que ya saben la razón— dijo Thalia —bueno, la razón por la que se parecen

—Al menos— dijo Hazel

Frank, ya sé que es raro. Créeme. Pero a mí no me gusta Hazel…, no de esa forma. Te aseguro que no estoy intentando ligar con tu chica.

—¿En serio? Porque parecía que sí— comentó Travis

Calipso resopló

—No—dijo Leo

—Ay por favor, nadie te cree— dijo Katie

—Ustedes no están siendo de ayuda para recordar que eso ya es pasado— señaló Leo

—No se supone que lo seamos— dijo Travis

Frank frunció el entrecejo.

¿No?

Leo esperaba no estar ruborizándose. Lo cierto era que no tenía ni idea de lo que sentía por Hazel.

Frank hizo una mueca

—Y tú solito eres el que no te ayudas— dijo Katie

—Son los libros los que no ayudan— murmuró Leo

—Sí claro, echale la culpa a los libros— dijo Travis

—Pues sí— murmuró Leo

Ella era maravillosa y guapísima, y Leo tenía debilidad por las chicas maravillosas y guapísimas, pero la regresión había complicado mucho sus sentimientos.

Leo se sonrojó

—Dioses, Leo— masculló Calipso

—Lo siento, nena— dijo Leo con una mirada de "por favor, paren con esto"

—Eso no va a ayudar así que digamos a que sean amigas— susurró Piper a Leo

—Lo sé, no me ayudas reina de belleza— murmuró Leo —íbamos tan bien

Además, su barco estaba en peligro.

« Supongo que te importa más tu barco que tus amigos» , había dicho Frank.

Eso no era cierto, ¿no?

—Por supuesto que no— dijo Jason

—Está bastante claro que no— comentó Annabeth

—Sabemos que no es cierto— coincidió Percy

El padre de Leo, Hefesto, había reconocido en una ocasión que no se le daban bien las formas de vida orgánicas. Y sí, Leo siempre se había sentido más cómodo con las máquinas que con las personas. Pero sí que le importaban sus amigos.

—Son molestos, pero sí me importan— dijo Leo

—Gracias, a nosotros también nos importas— afirmó Jason

—También eres molesto, pero sí— dijo Piper

Los demás asintieron de acuerdo

—Gracias, creo— dijo Leo con una sonrisa de lado

A Piper y Jason los conocía desde hacía más tiempo, pero los otros también eran importantes para él. Hasta Frank. Eran como una familia.

—Medio disfuncional, pero familia a fin de cuentas— bromeó Piper

—Un poquito nada más— dijo Percy

—Nada que no se pueda solucionar— dijo Jason

—Una familia de esas que se están gritando a los siete de la mañana y a las 10 preparan pastel— señaló Leo riendo

—Obvio— dijo Piper

—Todos lo somos— dijo Jason también mirado a Nico

—Parece que lo somos— dijo Annabeth

—Me parece una manera de resumirlo— dijo Hazel

Entre todos se sonrieron, los legados también intercambiaron una mirada divertida

El problema era que hacía tanto tiempo que Leo no tenía una familia que ni siquiera recordaba la sensación.

Leo hizo una mueca

—Echando a perder se aprende— dijo Hermes

—En realidad es como nuestro código— coincidió Apolo

—Y vaya que sí— dijo Poseidón

—Ya nos dimos cuenta— comentó Thalia

—Pero por otro lado, creo que te vas a acostumbrar a la sensación de una familia— dijo Apolo guiñandole el ojo

—Eso creo— murmuró Leo

Sí, el invierno anterior lo habían ascendido a monitor jefe de la cabaña de Hefesto, pero había pasado la mayoría del tiempo construyendo el barco. Le caían bien sus compañeros de cabaña. Sabía trabajar con ellos… pero ¿los conocía de verdad?

—De acuerdo, buen punto— dijo Thalia

—Siempre tengo buenos puntos— dijo Leo

Si Leo tenía una familia, estaba formada por los semidioses del Argo II, y tal vez por el entrenador Hedge, aunque Leo jamás lo reconocería en voz alta.

—Bueno, ya lo reconociste— señaló Percy

—No, en realidad no lo hice— dijo Leo

—Lo estabas reconociendo hace unos segundos— señaló Piper

—Pero no había agregado a todos los demás— dijo Leo

« Siempre serás un extraño» , le advirtió la voz de Némesis, pero Leo trató de

apartar esa idea de su mente.

Vale, entonces… —miró a su alrededor—. Tenemos que trazar un plan.

—Porque es lo mejor que pueden hacer— coincidió Hermes

—Aunque no creo que realmente les funcione— dijo Quirón —a menos que los dejen ir

—Eso es cierto— asintió Poseidón

—Y ojalá que los dejen ir sin problemas— comentó Bianca

¿Cómo estamos respirando? Si estamos debajo del mar, ¿no debería aplastarnos la presión del agua?

Frank se encogió de hombros.

La magia de los caballos pez, supongo.

—Tiene mucho sentido— asintió Percy

—Pues sí Leo ¿Por qué haces preguntas tan obvias?— preguntó Piper rodando los ojos

—Sí claro, obviamente fue una pregunta super obvia, igual que la de ¿Que son los caballos pez?— dijo Leo

—Pues son caballos pez, obviamente— dijo Percy

—sip, medio disfuncional su familia— dijo Apolo

Recuerdo que el tío verde me tocó la cabeza con la punta de una daga. Y luego pude respirar.

Leo observó la oreja de mar que hacía las veces de puerta.

—Quisiera una puerta así— dijo Percy

—Ve a preguntarles donde la compraron— dijo Leo

—No, porque no quisieron hablar conmigo— murmuró Percy

—Ah sí, es cierto, bueno pues que lastima— dijo Leo

¿Puedes sacarnos de aquí? ¿Puedes convertirte en un tiburón martillo o algo por el estilo?

Frank negó con la cabeza con aire taciturno.

Mi poder de transformación no funciona.

—Por supuesto que no— dijo Quirón

—Al menos lo intentamos— dijo Frank

—Es lo importante— coincidió Leo

No sé por qué. Puede que me hayan echado una maldición o puede que esté demasiado confundido para concentrarme.

Hazel podría estar en apuros —dijo Leo—. Tenemos que salir de aquí.

—Ustedes estaban más en apuros que yo— dijo Hazel encogiéndose de hombros

—La buena noticia es que no está en problemas— dijo Apolo

—Una noticia que me parece muy bien— señaló Hades

Nadó hasta la puerta y pasó los dedos por la oreja de mar. No palpó ningún tipo de pestillo ni ningún otro mecanismo. O la puerta se abría por arte de magia o requería fuerza bruta, y ninguna de las dos cosas era especialidad de Leo.

—Nop— dijo Leo

—Me voy por la teoría de la magia— comentó Katie

—También me pareció más pausible— asintió Leo —pero de nuevo, no podía hacer nada para abrirla

Ya lo he intentado —dijo Frank—. Aunque saliéramos, no tenemos armas.

Hum… —Leo levantó la mano—. Me pregunto…

Se concentró, y el fuego empezó a vacilar sobre sus dedos.

—Esa es una buena noticia— dijo Apolo

—No en realidad— dijo Atenea

—Algo así como cuando Percy prendió aquel encendedor en el río—comentó Miranda

—Casi, pero no tan casi— dijo Leo

Por una fracción de segundo, Leo se entusiasmó, pues no esperaba que fuera posible bajo el agua. Entonces su plan empezó a funcionar demasiado bien. El fuego le recorrió el brazo y todo el cuerpo hasta que quedó completamente envuelto en un fino velo de llamas. Trató de respirar, pero estaba inspirando calor puro.

—El fuego se alimenta del oxígeno y al estar en una burbuja iba a expandirse— señaló Annabeth

—Sí me di cuenta— murmuró Leo —no lo intenten en casa

—Ni en ningún lado— dijo Will

—Sobretodo si no son inmunes al fuego— dijo Rachel

—Y aunque lo sean, necesitan respirar— comentó Leo

¡Leo!

Frank se agitó hacia atrás como si se hubiera caído del taburete de un bar. En lugar de correr a ayudar a Leo, abrazó la pared para alejarse lo máximo posible.

Frank se sonrojó

—Eres inmune al fuego— dijo Chris

—Pero no a la falta de oxígeno— comentó Leo

—Pero es bastante comprensible que actuara así— dijo Bianca

Ares rodó los ojos

Leo se obligó a no perder la calma. Entendió lo que estaba pasando. El fuego propiamente dicho no podía hacerle daño. Apagó las llamas a fuerza de voluntad y contó hasta cinco. Respiró de forma superficial. Volvía a tener oxígeno.

—Y por eso es que nunca jamás lo debe intentar— dijo Leo

—Lección aprendida— murmuró Connor

—Muy bien, mi trabajo está hecho— dijo Leo

Frank dejó de intentar fundirse con la pared de la cueva.

¿Estás… estás bien?

Sí —masculló Leo—. Gracias por la ayuda.

—De nada— dijo Travis

—Cuando quieras— comentó Miranda

—La verdad es que ojalá no quieras— dijo Piper

—No, la verdad es que ya no quería— dijo Leo

—Buena decisión— asintió Piper

Lo… lo siento —Frank parecía tan horrorizado y avergonzado que a Leo le costó seguir enfadado con él—. Yo solo… ¿qué ha pasado?

Una magia muy ingeniosa —dijo Leo—.

—Les voy a poner un 10— dijo Leo

—Creo que se lo merece— asintió Percy

—Sí, definitivamente— coincidió Leo

—Lo podemos ver— dijo Will

Hay una fina capa de oxígeno alrededor de nosotros, como una segunda piel. Debe de regenerarse a sí misma. Así es como podemos respirar y mantenernos secos. El oxígeno ha servido de combustible al fuego, solo que el fuego también me estaba ahogando.

—Pequeño detalle— dijo Leo

—Un detalle casi insignificante— comentó Percy con sarcasmo

—Pero al menos teníamos fuego— dijo Leo

—Que no te iba a servir de nada si te ahogas— señaló Calipso

—Pero habría un antecedente de fuego en el mar— dijo Leo sonriendo con inocencia

La verdad es que no… —Frank tragó saliva—. No me gusta que invoques el fuego.

Frank empezó a ponerse otra vez cariñoso con la pared del fondo de la cueva.

—Ten cuidado Hazel— bromeó Connor

—Toma acciones contra esa pared— asintió Leo

Varios de los chicos se empezaron a reír

Leo no lo pretendía, pero no pudo evitar reírse.

No voy a atacarte, tío.

Fuego —repitió Frank, como si esa palabra lo explicara todo.

—Pues lo explicaba todo— dijo Frank

—En realidad no explicaba nada— dijo Leo —pero bueno

Leo recordó lo que Hazel había dicho: que su fuego ponía nervioso a Frank. Leo ya había visto antes la incomodidad reflejada en el rostro de Frank, pero no le había dado importancia. Frank parecía mucho más poderoso y temible que Leo.

—La verdad es que el miedo al fuego no es poco común— comentó Apolo

—Eso es cierto— dijo Leo

—Hay muchos miedos que se ven simples, pero si te das cuenta no son poco comunes— dijo Apolo

—Como el miedo al mar— asintió Poseidón

Bianca le dio a Charles una mirada de "te lo dije"

Entonces le pasó por la cabeza que Frank podía haber tenido una mala experiencia con el fuego. La madre de Leo había muerto en el incendio de un taller. Habían culpado a Leo de la desgracia. Había crecido escuchando cómo lo llamaban monstruo y pirómano porque cada vez que se enfadaba, ardían cosas.

Leo hizo una mueca

Siento haberme reído —dijo, y así era—. Mi madre murió en un incendio. Entiendo que dé miedo. ¿Te… te ha pasado algo así?

Frank parecía estar sopesando cuánto podía contar.

—Pues sí, suponemos que no les va a decir a todos lo del leño tan rápido— comentó Miranda

—Obviamente no, apenas están resolviendo sus diferencias— señaló Rachel

—Y además a Hazel también tardó en contarselo— dijo Will

Frank asintió

Mi casa… la casa de mi abuela… se incendió. Pero hay más… —se quedó mirando los erizos de mar del suelo—. Annabeth dijo que podía confiar en la tripulación. Incluso en ti.

Annabeth sonrió

—Pero no se dice el "incluso"— bromeó Piper

—Es de muy mala educación decir el "incluso"— dijo Leo

—Lo siento, lo dije sin pensarlo— comentó Frank —pero pues ya lo había dicho

—Ya ni para remediar— dijo Rachel riendo

Conque incluso en mí, ¿eh? —Leo se preguntó cómo habría salido eso a colación en la conversación—. Vaya menudo elogio.

—Fue un hermoso cumplido— asintió Leo —me encantó

—El cumplido que todos quisiéramos escuchar— dijo Percy

—Al menos ya sé cómo salió a colación— comentó Leo

—Es un avance— dijo Piper

Mi debilidad… —Frank se sobresaltó, como si las palabras le hicieran daño en la boca—. Hay un trozo de madera

La oreja de mar que servía de puerta se abrió.

—Salvado por el hombre guisante— señaló Leo

—Le debes una al hombre guisante— dijo Connor

—Supongo— dijo Frank

Leo se volvió y se encontró cara a cara con el Hombre Guisante, que, de hecho, no era en absoluto un hombre. Ahora que podía verlo con claridad, advirtió que el tipo era con diferencia la criatura más rara que había visto en su vida, lo cual era decir mucho.

—Imagínense— comentó Leo

—De hecho sí lo era— asintió Frank

—Una de ellas— accedió Hazel

—Pero bueno, ahora no hagan nada para que los quieran matar— dijo Travis

—La mayoría de las veces no hacemos nada— dijo Leo

—Excepto por los romanos— señaló Connor

—Sip, por eso dije la mayoría de las veces— murmuró Leo

De cintura para arriba, era más o menos humano: un tipo delgado con el pecho descubierto que llevaba una daga en el cinturón y una banda de conchas marinas a través del pecho como una bandolera. Tenía la piel verde, la barba castaña desaliñada, y llevaba el cabello largo recogido hacia atrás con un pañuelo de algas.

—Pero eso no era lo más raro— murmuró Frank

—Y ahora saben que las algas funcionan como un excelente accesorio de moda— dijo Leo

—Claro— dijo Percy

—Y las conchas marinas como bandoleras— dijo Zoé

—El último grito de la moda en el mar— dijo Apolo

Un par de pinzas de langosta le sobresalían de la cabeza a la manera de unos cuernos que giraban y chasqueaban aleatoriamente.

Leo concluyó que no se parecía mucho a Quirón.

—Definitivamente no— dijo Leo

—Bueno, los hermanos no siempre se tienen que parecer—dijo Artemisa

—Por supuesto que no, yo soy extremadamente más guapo que tú— señaló Apolo

—Son mellizos, por supuesto que se parecen— dijo Hermes rodando los ojos

—¡No nos parecemos!— dijeron los dos al mismo tiempo

—Peleas que probablemente algún día tengan nuestros mellizos— bromeó Zoé

Se parecía más al cartel que la madre de Leo tenía en su espacio de trabajo —el bandido mexicano Pancho Villa—, solo que con conchas marinas y cuernos de langosta.

—Y sí— dijo Leo

Vio varias caras de absoluta confusión

—Dioses, que falta de cultura— dijo Leo negando con la cabeza

De cintura para abajo, era más complejo. Tenía las patas delanteras de un caballo azul verdoso, como un centauro, pero hacia la parte trasera, el cuerpo de caballo se transformaba en una larga cola de pescado de unos tres metros de largo, con una aleta multicolor con forma de V.

—Ponis pez— dijo Tyson entusiasmado

—Exacto, hubiera tenido más sentido que Frank dijera ponis pez que caballos pez— asintió Leo

—Pero los ponis pez son otra cosa ¿No?— preguntó Frank confundido

—Pero es más entendible— señaló Leo

Tyson asintió de acuerdo

Entonces Leo comprendió a lo que se refería Frank al hablar de los « caballos pez» .

Soy Bitos —dijo el hombre verde—. Voy a interrogar a Frank Zhang. Tenía una voz serena y firme que no dejaba lugar al debate.

—Y tampoco me daban muchas ganas de debatir— dijo Leo

—Pero lo hiciste— señaló Frank

—Sí, pero sin muchas ganas— dijo Leo

¿Por qué nos habéis capturado? —preguntó Leo—. ¿Dónde está Hazel?

Bitos entornó los ojos. Su expresión parecía decir: « ¿Acaba de hablarme esta criatura diminuta?»

—¿Alguien tan chiquito me exige explicaciones?— bromeó Piper

—En lo que se ha convertido el mundo— dijo Travis riendo

—Que groseros son— dijo Leo, pero se estaba riendo

—Tú lo dijiste primero— señaló Piper

Tú, Leo Valdez, irás con mi hermano.

¿Tu hermano?

Leo se dio cuenta de que una figura mucho más grande se alzaba detrás de Bitos, con una sombra tan ancha que ocupaba toda la entrada de la cueva.

—Y no sé cómo no me di cuenta— dijo Leo

—Porque estabas ocupado exigiendo explicaciones— comentó Calipso

—Eso podría ser—asintió Leo

—La verdad es que sí fue sorprendente— dijo Frank

Sí —dijo Bitos con una sonrisa sardónica—. No hagas enfadar a Afros.

—Eso esperaba, no hacerlo enfadar— dijo Leo

—Mejor que hables con la verdad— dijo Quirón

—Esa siempre es una buena respuesta— comentó Poseidón

XXIV

Leo

Afros se parecía a su hermano, solo que era azul en lugar de verde y muchísimo más grande.

—Y pues se veía cool— dijo Leo

—Yo creo que sí — comentó Percy —el azul mola bastante

—Obviamente— dijo Thalia

Tenía los abdominales y los brazos de Arnold Schwarzenegger en el papel de Terminator y una cabeza cuadrada y tosca. Una enorme espada, a la que Conan habría dado el visto bueno, se hallaba sujeta con una correa a su espalda.

—Mejor no lo hagas enojar— comentó Travis

—No estaba en mis planes — dijo Leo

—Aunque no esté en tus planes puedes hacerlos enojar— señaló Piper

—Tienes un punto, reina de belleza — dijo Leo

—Y uno muy razonable— asintió Percy

Incluso tenía más pelo: una enorme esfera de rizos de color negro azulado, tan tupidos que sus pinzas de langosta parecían estar hundiéndose al intentar nadar hasta la superficie

—Era como si quisieran que las salvara— dijo Leo

—Probablemente lo querían — dijo Travis

—Yo también siento que sí lo querían — asintió Leo

¿Por eso te pusieron Afros? —preguntó Leo mientras se deslizaban por el sendero que partía de la cueva—. ¿Por el peinado afro?

Afros frunció el entrecejo.

¿A qué te refieres?

Nada —dijo Leo rápidamente.

—Mejor quédate callado— dijo Calipso

—Yo también pensé que era por eso— murmuró Esperanza

Leo le guiñó el ojo

Por lo menos no tendría problemas para identificar a cada hermano—. Bueno, ¿qué sois exactamente?

Ictiocentauros —dijo Afros,

—¿icqué?— preguntó Travis con el ceño fruncido

—Ictiocentauros— resopló Atenea —tampoco está tan difícil

—A menos que lo intenten decir después de una de mis bebidas especiales — dijo Dionisio

—Dionisio no— masculló Poseidón

—A mí me gustan las bebidas especiales— dijo Helena

—¿Ya ven?— dijo Dionisio

—¡Noooo!— resoplaron la mayoría de los dioses

—Te aseguro que esa no es una bebida especial que te vaya a gustar — dijo Jason mirando a Helena

Helena hizo un puchero

como si fuera una pregunta que estuviera cansado de responder.

¿Iquiqué?

Centauros pez. Somos medio hermanos de Quirón.

—Nos lo imaginábamos — dijo Connor

—Debemos tener una paleta por nuestros agudos sentidos a los que no se les escapa nada— comentó Travis

—Estoy de acuerdo — dijo Katie

¡Hombre, es amigo mío!

Afros entornó los ojos.

Eso ha dicho la que se llama Hazel, pero determinaremos la verdad.

A Leo no le gustaba cómo sonaba « determinar la verdad» .

—No suena a qué va a ser bueno para tu salud — señaló Will

—Así que entonces sí tienes que decir la verdad — dijo Chris

—Sip, no me quedaba mucha opción — dijo Leo con una mueca

—Para evitar problemas — asintió Will

Le hacía pensar en potros de tortura y atizadores al rojo vivo.

—No creo que empleen prácticas tan arcaicas— comentó Quirón

—Pero nunca se puede estar completamente seguro ¿No?— dijo Leo

—No— suspiró Quirón

—Mejor no arriesgarse— coincidió Piper

Siguió al centauro pez por un inmenso bosque de quelpos. Leo podría haber corrido hacia un lado y haber desaparecido fácilmente entre las plantas, pero no lo intentó. En primer lugar, supuso que Afros podría desplazarse mucho más rápido en el agua y que podría desactivar la magia que permitía a Leo moverse y respirar.

—Y me gusta moverme y respirar— asintió Leo —y ya que aparte de todo estaba en el agua pues no me iba a arriesgar

—Excelente decisión — dijo Percy

—Gracias, a veces tomo buenas decisiones — afirmó Leo

—Sí, nos damos cuenta — dijo Piper

Dentro o fuera de la cueva, Leo estaba igual de cautivo. Además, no tenía ni idea de dónde estaba. Flotaban entre hileras de quelpos, altas como bloques de pisos. Las plantas verdes y amarillas se balanceaban de forma ingrávida, como columnas de globos de helio.

—Como en la película de buscando a Nemo— señaló Percy

—¿Cuándo se pierde Dory?— preguntó Travis

—Creo que sí, hace falta volver a verla para estar seguro — dijo Percy

—Lastima que aquí todavía no se estrena — comentó Piper

—Demonios— murmuró Percy

En lo alto, Leo vio una mancha blanca que podría haber sido el sol.

Eso significaba que habían estado allí por la noche. ¿Se encontraba en buen estado el Argo II?

—Pues depende de cómo definas "buen estado"— señaló Piper

—Como que los daños se pudieran reparar y no nos dejara tirados en medio del mar— comentó Leo

—Entonces sí — dijo Piper

—Así también lo definimos nosotros — asintió Percy

¿Había seguido navegando sin ellos o todavía estaban buscándolos sus amigos?

—Obviamente— dijo Piper rodando los ojos

—¿Obviamente qué?— preguntó Miranda

—Obviamente seguimos navegando sin ellos— dijo Piper

Leo ni siquiera estaba seguro de la profundidad a la que se encontraban. Allí crecían plantas, de modo que no podía ser muy profundo, ¿no?

—A veces puede estar cerca de la superficie, pero esas algas también llegan a crecer hasta 200 metros de profundidad— dijo Poseidon

—¡Vaya!— dijo Leo —que bueno que no lo supe en ese momento, podría haber entrado en pánico

—Son muchos metros— asintió Katie

Aun así, sabía que no podría subir nadando a la superficie. Había oído casos de personas que habían ascendido demasiado rápido y habían acabado con burbujas de nitrógeno en la sangre. Leo prefería evitar la sangre con gas.

—Mejor— asintió Percy

—Me gusta mi sangre como está, gracias — dijo Leo

—Sea como sea, su única oportunidad de irse es que realmente los dejen — dijo Zoë —y para eso tienen que hacer un buen trabajo

—Y vaya que sí — murmuró Hazel

Avanzaron flotando a lo largo de un kilómetro más o menos. Leo estaba tentado de preguntarle a Afros adónde lo llevaba, pero la gran espada sujeta a la espalda del centauro no alentaba precisamente la conversación.

Finalmente el bosque de quelpos se abrió.

—Me sentía como Blancanieves en el bosque oscuro— comentó Leo —y no me gustó mucho

—Bueno, con que no consigas que un cazador quiera arrancarte el corazón— señaló Piper

—Exacto, porque suficiente tienes con los romanos— dijo Apolo

—Y también me gusta mi corazón dónde está— murmuró Leo

Leo se quedó boquiabierto. Estaban de pie (o nadando, lo que fuera) en la cima de una alta colina submarina. Debajo de ellos, en el lecho del mar, se extendía una ciudad entera de edificios de estilo griego.

—Fue impresionante — dijo Hazel

—Estoy completamente de acuerdo — asintió Frank

—Y yo también — añadió Leo —era muy cool

Los tejados estaban revestidos de madreperla. Los jardines, llenos de coral y anémonas marinas. En un campo de algas había hipocampos pastando. Un equipo de cíclopes estaba colocando el tejado abovedado de un nuevo templo, empleando una ballena azul a modo de grúa.

—¡Qué genial!— dijo Zoé entusiasmada

—La verdad es que sí suena bastante genial — asintió Percy —pero no lo pude ver

—Percy— dijo Annabeth negando con la cabeza

—Pero es que no lo pude ver— murmuró Percy con una mueca

Y nadando por las calles, rondando los jardines, practicando lucha con tridentes y espadas en la palestra, había docenas de tritones y sirenas: auténtica gente pez.

—¿Gente pez?— preguntó Calipso

—Pues sí, eran gente y también eran peces — comentó Leo

—Y eso los hace gente pez — coincidió Connor

Leo asintió de acuerdo

Leo había visto muchas cosas raras, pero siempre había pensado que los tritones y las sirenas eran ridículas criaturas de ficción, como los Pitufos o los Teleñecos.

—Pues no— dijo Poseidón

—Bueno, uno podría haber esperado que fuera así — dijo Leo encogiéndose de hombros

—Si existe un dios del mar ¿Por qué no iban a existir las sirenas y los tritones?— comentó Perséfone

—Pues no lo sé, pero no me sonaba lógico — murmuró Leo

Sin embargo, no había nada ridículo ni adorable en aquellas criaturas. Incluso de lejos tenían un aspecto feroz y para nada humano. Sus ojos emitían un brillo amarillo. Tenían dientes de tiburón y una piel curtida cuyos colores oscilaban entre el rojo coral y el negro intenso.

—O sea, que no son como en la Sirenita — señaló Esperanza

—Definitivamente no— dijo Leo

—Me siento estafada— dijo Esperanza

—Lo sé, me sentí de la misma manera — convino Leo

—Bueno, las verdaderas sirenas son peores— remarcó Apolo

—Y vaya que sí — dijo Percy, Annabeth le sonrió

Es un campamento de entrenamiento —comprendió Leo. Miró a Afros asombrado—. ¿Entrenáis héroes, como Quirón?

Afros asintió con la cabeza, con los ojos brillantes de orgullo.

—Vaya— corearon varios de los chicos

—Muchos campamentos y no conocíamos la existencia de ninguno— expresó Connor

—Los secretos mejores guardados — observó Apolo

—Ya nos dimos cuenta que sí lo son— dijo Katie

¡Hemos entrenado a todos los héroes del mar famosos! Di el nombre de un héroe del mar. ¡Seguro que lo hemos entrenado nosotros!

Claro —dijo Leo—. Como… ejem, ¿la Sirenita?

—A Nemo — asintió Percy

—A lo mejor también son responsables de Úrsula— señaló Travis

—Claro — asintió Leo —¿Por qué no?

—Y de Morgana— sugirió Helena

—Creo que es bastante lógico que podría pasar— coincidió Percy

—Pues no exactamente — dijo Poseidón

Afros frunció el entrecejo.

¿Quién? ¡No! ¡Como Tritón, Glauco, Weissmuller y Bill!

Los semidioses intercambiaron una mirada confundida

—Bueno al menos conocen a Tritón ¿No?— señaló Apolo

—El de la Sirenita — asintió Zoé

—Sí, pero no— dijo Apolo

—La verdad es que a nosotros tampoco nos suenan los nombres — afirmó Hermes —bueno, excepto por Tritón

Ah —Leo no tenía ni la menor idea de quién era aquella gente—.¿Entrenasteis a Bill? Impresionante.

¡Ya lo creo! —Afros se golpeó el pecho—. Yo mismo lo entrené. Un gran tritón.

—Obvio— dijo Leo

—Ay sí ¿Cómo nos pudimos olvidar de Bill?— preguntó Percy

—No tengo la menor idea, digo, ¡Se trata de Bill!— reconoció Leo

—Ojalá que el pobre de Bill no sepa que estamos hablando de él — mencionó Travis

—Esperemos que no — dijo Percy

Enseñas a combatir, supongo.

Afros levantó las manos, exasperado.

¿Por qué todo el mundo piensa eso?

Leo echó un vistazo a la enorme espada que el hombre pez llevaba a la espalda.

No lo sé.

—Un completo misterio — comentó Leo

—La espada es por si se atraviesa un filete de carne o algo así— dijo Connor —realmente podría pasar, nunca sabes

—De hecho sí — confirmó Leo

¡Enseño música y poesía! —dijo Afros—. ¡Conocimientos para la vida cotidiana! ¡Tareas domésticas! Cosas importantes para los héroes.

—¡Por fin alguien que lo entiende!— exclamó Apolo

—Vete a vivir con ellos si quieres — mencionó Artemisa

—No puedo librarte de mi increíble personalizado porque sé que estarías devastada sin mí — comentó Apolo con confianza

Artemisa resopló, pero no lo negó

Por supuesto —Leo trató de mantener la cara seria—. ¿Costura? ¿Repostería?

Sí. Me alegro de que lo entiendas.

—Pues yo sí ocupo clases de repostería — dijo Travis

—Yo también ¿Quién diría que es tan complicado hacer postres?— preguntó Miranda

—Sí, porque a mí me gustan mucho los postres y no los sé hacer— coincidió Will

—Sobretodo la decoración — comentó Leo

—Cuando quieran les puedo enseñar — dijo Sally

—¿En serio?— preguntó Travis entusiasmado

—Claro— asintió Sally con una sonrisa

—¡Genial!— corearon varios de los chicos, y le dieron una mirada a Percy que decía "te vamos a quitar a tu mamá"

Percy les sacó la lengua

Si no tengo que matarte, puede que luego te dé mi receta de brownie —Afros señaló detrás de él despectivamente—. Mi hermano Bitos es el que da clases de combate.

—¿Y entonces la espada es para cortar pasteles?— preguntó Katie

—Creo que puede cortar pasteles mientras también atraviesa un cuerpo— comentó Leo

—No lo dudes— argumentó Quirón

—Genial— dijo Percy

Leo no estaba seguro de si le aliviaba o le ofendía que el entrenador de combate estuviera interrogando a Frank, mientras que a Leo le tocaba el profesor de economía doméstica.

—La economía doméstica es muuuuy importante — señaló Hermes

—Claro, no vayan a estar luego como los Stoll que no saben administrar los recursos de la cabaña 11— comentó Chris

—¡Oye! Nosotros sabemos administrar— dijo Travis

Estupendo. Este es el Campamento… ¿Cómo lo llamáis? ¿Campamento Peztizo?

Afros frunció el entrecejo.

Espero de veras que eso sea una broma. Este es el Campamento

—Y no supe cómo era el nombre del campamento— dijo Leo

—Por supuesto que no, el nombre es solo para criaturas marinas— señaló Poseidón

—Eso explica por qué no lo pude entender— coincidió Leo

—Ahora lo sabes— asintió Percy .

Emitió un sonido compuesto de una serie de pitidos de sónar y siseos.

Qué tonto soy —dijo Leo—. ¿Sabes qué? ¡Me gustaría mucho probar esos brownies! ¿Qué tenemos que hacer para pasar a la parte en la que no me matas?

—Esa es la parte que más me gusta — dijo Leo

—Sí, suena como la parte especial de toda historia—dijo Piper

—Muy especial— coincidió Percy —a todos nos gusta esa parte

—Definitivamente sí— dijo Leo

Cuéntame tu historia —dijo Afros.

Leo vaciló, pero por poco tiempo. De algún modo, presentía que debía decir la verdad. Empezó por el principio: que Hera había sido su niñera y lo había puesto entre las llamas del fuego; que su madre había muerto por culpa de Gaia, quien había identificado a Leo como su futuro enemigo.

—Que bueno que decidiste decir la verdad— comentó Quirón

—Esa parte no me gustó tanto— dijo Leo —pero pues no podía hacer nada

—Más que hablar con la verdad y esperar que no te mataran— coincidió Rachel

—Exacto, así que sin presiones— dijo Leo

Le reveló que había pasado la infancia yendo de una casa de acogida a otra, hasta que Jason, Piper y él habían sido llevados al Campamento Mestizo. Le explicó la Profecía de los Siete, la construcción del Argo II y la misión destinada a llegar a Roma y vencer a los gigantes antes de que Gaia despertara del todo.

—Lo de siempre — dijo Travis

—Lo que haces en un fin de semana normal— asintió Percy

—Obviamente, no hay mejor forma de pasar el tiempo— dijo Piper

—No, para nada— masculló Annabeth

Mientras él hablaba, Afros sacó de su cinturón unos pinchos metálicos de terrible aspecto. Leo temió haber dicho algo inapropiado, pero Afros extrajo un hilo de algas marinas de su morral y empezó a hacer punto.

—Pero las agujas esas también son temibles — señaló Apolo

—Alguien te podría picar un ojo con esa cosa— asintió Bianca

—Mejor no meterse con alguien que sabe hacer punto— dijo Percy

—Por el bienestar general— coincidió Leo

Continúa —lo apremió—. No pares.

Cuando Leo le hubo explicado lo ocurrido con los eidolon, el problema con los romanos y todos los aprietos por los que había pasado el Argo II al cruzar Estados Unidos y zarpar de Charleston, Afros había tejido un gorro de bebé entero.

—Cuanta habilidad — dijo Miranda

—Y vaya que sí, yo no podría hacer ni la primera línea— comentó Leo

—Se llama cadena y es la base de todo— señaló Deméter —no es tan difícil

—Eso siempre es lo que se dice cuando sí es muy difícil— añadió Apolo

Leo esperó mientras el centauro pez guardaba sus artículos. Las pinzas de langosta que Afros tenía por cuernos no paraban de agitarse entre su tupido cabello, y Leo tuvo que resistir el deseo de intentar rescatarlas.

—Lo sentí mucho por ellas— dijo Leo

—Pero no creo que te lo hubiera agradecido Afros— dijo Calipso

—Yo tampoco lo creo, por eso no las rescaté— coincidió Leo

—Buena decisión— dijo Grover

Muy bien —dijo Afros—. Te creo.

¿Así de simple?

Se me da muy bien distinguir las mentiras. No te he oído ninguna.

—Genial— dijo Chris

—Vas por buen camino— dijo Rachel

—Ahora esperemos que no lo estropee— señaló Reyna

—Me encanta el voto de confianza— dijo Leo

Además, tu historia concuerda con lo que nos ha contado Hazel Levesque.

¿Está …?

Por supuesto —dijo Afros—. Está bien —se llevó los dedos a la boca y silbó; un sonido extraño submarino, como el chillido de un delfín—.

—Fue un poco raro— dijo Leo

—Es como suele ser la comunicación bajo el mar— comentó Poseidón

—Porque aparte de todo, tienen su lenguaje secreto— señaló Apolo

—Claramente— dijo Poseidón

Mi gente la traerá aquí dentro de poco. Debes comprender que nuestra ubicación es un secreto celosamente guardado. Tú y tus amigos habéis aparecido en un buque de guerra perseguidos por un monstruo marino de Keto. No sabíamos de qué lado estabais.

—Comprensible— dijo Thalia

—Sí, ahora ya lo entiendo— dijo Leo

—Claro, no iba a poner su campamento en peligro— coincidió Quirón

¿Está bien el barco?

Está dañado —respondió Afros—, pero no mucho. La escolopendra se retiró cuando recibió una bocanada de fuego. Bonito detalle.

—Que nombre tan raro— dijo Katie

—Me gusta mas gambazilla— comentó Percy

—Es más fácil de pronunciar— asintió Leo

—Y realmente suena más cool— dijo Travis

Gracias. ¿Escolopendra? Primera vez que oigo ese nombre.

Considérate afortunado. Son unas criaturas muy desagradables. Keto debe de odiaros a muerte.

—Eso creemos— asintió Percy

—No, no creo que nos odie tanto, nada más quería jugar—dijo Leo

—Claro, me encantaron los juegos de gambazilla— resopló Piper

—A todos— asintió Annabeth

En cualquier caso, cuando el monstruo se retiraba a las profundidades, os rescatamos a ti y a los otros dos de sus tentáculos. Tus amigos siguen arriba, buscándote, pero les hemos nublado la vista.

—Sí, nos dimos cuenta— confirmó Piper

—¿Incluso a Percy?— preguntó Bianca con incredulidad

—Incluso a mí— murmuró Percy con una mueca

—Era de suponerse— dijo Poseidón

—Vaya, no creí que se pudiera, pero mejor no estar en su lado malo— dijo Rachel

Teníamos que asegurarnos de que no suponíais una amenaza. De lo contrario, habríamos tenido que… tomar medidas.

—Y creo que no nos hubieran gustado esas medidas— comentó Leo

—Definitivamente nunca son buenas tales medidas— dijo Percy

—Yo también creía que no— convino Leo

Leo tragó saliva. Estaba seguro de que « tomar medidas» no significaba preparar brownies. Y si esos tipos eran tan poderosos que podían ocultar su campamento a Percy, quien tenía los poderes acuáticos de Poseidón, no era conveniente meterse con ellos.

—Ya sé— dijo Percy con una mueca

—Bueno, pero ya dijo que te creyó— señaló Will

—Nada más falta que los dejen irse sin objeciones— dijo Nico —porque nunca se sabe

—Es cierto— dijo Hazel —pero sí nos dejaron

Entonces… ¿podemos irnos?

Pronto —prometió Afros—. Primero tengo que consultarlo con Bitos. Cuando él haya terminado de hablar con tu amigo Gank…

—Bastante cerca— dijo Connor

—Le faltaron dos letritas— dijo Leo

Frank.

Frank. Cuando hayan terminado, os mandaremos de vuelta al barco. Puede que tengamos unas cuantas advertencias para vosotros.

—Genial— dijo Thalia

—-No me gusta cuando tienen advertencias para nosotros— dijo Leo con una mueca

—Tampoco a mí— dijo Percy negando con la cabeza

¿Advertencias?

Ah.

Afros señaló con el dedo. Hazel salió del bosque de quelpos escoltada por dos sirenas de aspecto agresivo que enseñaban los colmillos y siseaban.

—Eran unos buenos conversadores—dijo Hazel

—Y así es como uno se hace amigo de las sirenas—dijo Katie

—Realmente sí— coincidió Hazel —lastima que no se pueda seguir en contacto

—Aún— señaló Leo

—Aún— convino Hazel

Leo pensó que Hazel podía estar en peligro. Entonces vio que su amiga estaba totalmente relajada, sonriendo y hablando con sus escoltas, y se dio cuenta de que las sirenas se estaban riendo.

¡Leo! —Hazel nadó hacia él—. ¿No te parece increíble este sitio?

—La verdad es que sí— dijo Leo —aunque bueno, no nos podíamos quedar ahí

—Y quién sabe si podrían comer— señaló Miranda

—Miranda sabe lo que es prioridad en esta vida— asintió Connor

—Obviamente— asintió la mencionada

Los dejaron solos en la cumbre, lo que debía de significar que Afros confiaba realmente en ellos. Mientras el centauro y las sirenas iban a buscar a Frank, Leo y Hazel se quedaron flotando sobre la colina y contemplaron el campamento submarino.

—Lo que se hace todos los días— coincidió Percy

—bueno, tú no lo pudiste hacer porque no te invitaron— bromeó Leo

Percy le dio una mirada ofendida —Qué grosero eres

—Sí, ya lo sé— dijo Leo

—¿En serio Percy?— preguntó Annabeth

—Es que no me invitaron— dijo Percy con una mueca

Hazel le contó que las sirenas le habían tomado simpatía enseguida. Afros y Bitos se habían quedado cautivados con su historia, pues nunca habían conocido a una hija de Plutón. Además, habían oído muchas leyendas sobre el caballo Arión, y se quedaron asombrados de que Hazel se hubiera hecho amiga de él.

—Pues es que sí es motivo de asombro— asintió Apolo

—Claro que sí, ya había mordido a una amazona— señaló Rachel

—Y nadie más lo había podido montar— dijo Katie

—Y a ti no te maldice, o bueno, no mucho y en esos estándares, eso significa una amistad verdadera— comentó Percy

Hazel se sonrojó —Genial

Hazel había prometido volver de visita con Arión. Las sirenas habían escrito sus números de teléfono con tinta resistente al agua en el brazo de Hazel para que pudieran mantenerse en contacto.

—Esperamos que puedan tener esa salida— dijo Hermes

—Eso es genial— dijo Katie

—Sí lo fue— asintió Hazel con una sonrisa

Leo no quiso preguntar cómo tenían cobertura las sirenas en medio del Atlántico.

—Tienen mejor cobertura que nosotros— comentó Travis

—Sí, ya nos dimos cuenta— dijo Leo con una mueca

—También necesitamos algo así—dijo Percy

—Realmente como que les hace falta— coincidió Apolo —Hefesto, tienes trabajo por hacer

Hefesto resopló, lo que no se entendió si lo iba a hacer o no

Mientras Hazel hablaba, el cabello le flotaba alrededor de la cara formando una nube, como la tierra marrón y el oro en polvo en la batea de un minero. Parecía muy segura de sí misma y estaba muy guapa; nada que ver con aquella chica tímida y nerviosa del patio de recreo de Nueva Orleans, con la bolsa del almuerzo aplastada a sus pies.

Hazel se sonrojó

—Por supuesto que no— dijo Perséfone

—Pero está muy bien que las personas cambien siempre y cuando sea para bien—comentó Hestia

—Por supuesto que sí—asintió Hades —así lo pensarán dos veces antes de meterse contigo

Nico asintió de acuerdo

No hemos llegado a hablar —dijo Leo. Era reacio a sacar el tema, pero sabía que esa podía ser la única oportunidad que tuvieran de estar solos—. Sobre Sammy.

La sonrisa de ella se desvaneció.

Lo sé… Solo necesito un tiempo para asimilarlo. Es raro pensar que tú y él…

—Bastante raro— coincidió Leo

—Pues sí, el destino suele ser raro— dijo Apolo

—es lo que hemos podido notar— dijo Leo

—Se nota a kilómetros— coincidió Hazel

No hizo falta que acabara la frase. Leo sabía perfectamente lo raro que era.

No sé cómo puedo explicárselo a Frank —añadió—. Lo de que nos pillaran cogidos de la mano.

—Es que el entrenador y sus comentarios— dijo Piper negando con la cabeza

—Y tú no dejaste que Hazel explicara— señaló Leo

—Porque nos estaba atacando gambazilla— argumentó Piper

—Podría haber esperado— dijo Leo

—No creo que lo hiciera— dijo Piper

Evitaba mirar a Leo a los ojos. En el valle, la cuadrilla de cíclopes prorrumpió en vítores cuando el tejado del templo estuvo colocado.

He hablado con él —dijo Leo—. Le he dicho que no estaba intentando… ya sabes, provocar desavenencias entre vosotros.

—Claro— dijo Katie

—Al menos no esa vez— señaló Travis

—Y van de nuevo— dijo Leo

—Por supuesto, todavía no terminamos de molestarte— dijo Katie

—Ya no se deberían de molestar tanto— dijo Leo

—No es problema— expresó Travis

Ah. Bien.

¿Parecía decepcionada? Leo no estaba seguro, y tampoco estaba seguro de querer saberlo.

—Pero nosotros sí— dijo Apolo

Todos voltearon a ver a Hazel

—No estaba decepcionada— murmuró Hazel

—Obviamente no— dijo Leo

Frank… flipó bastante cuando invoqué el fuego. Leo le explicó lo que había ocurrido en la cueva. Hazel se quedó pasmada.

Oh, no. Eso debió de asustarle mucho.

—Pero no entendía por qué— señaló Leo

—Claro, si no entiende por qué no lo puede ayudar— dijo Bianca

—¡Exacto!— asintió Leo

Se llevó la mano a su cazadora tejana, como si estuviera buscando algo en el bolsillo interior. Siempre llevaba puesta esa cazadora, o una especie de chaqueta,

—Como que es de familia— comentó Connor

—Pero les queda— señaló Will

Nico rodó los ojos y Hazel se sonrojó

aunque hiciera calor. Leo había dado por sentado que lo hacía por pudor, o porque era mejor para montar a caballo, como una cazadora de motociclista. Pero empezaba a hacerse preguntas.

Su cerebro comenzó a funcionar a toda velocidad.

—Me di cuenta— dijo Hazel

—No podía seguir con esa duda— dijo Leo

—Y de cualquier manera era mejor que lo supiera para evitar cualquier tipo de percance— señaló Deméter

—Supongo— murmuró Hazel

Frank hizo una mueca

Recordó lo que Frank había dicho sobre su debilidad… un trozo de madera. Pensó en por qué aquel chico tendría miedo al fuego y por qué Hazel estaría tan sensibilizada con esas emociones. Leo pensó en algunas de las historias que había oído en el Campamento Mestizo.

—Siempre es bueno escuchar las historias— asintió Apolo

—¿Ya ven como si pongo atención?— preguntó Leo

—Ya nos dimos cuenta que sí— dijo Jason con una sonrisa

Por motivos obvios, acostumbraba a prestar atención a las leyendas sobre el fuego. Se acordó de una en la que no pensaba desde hacía meses.

—Por razones pedagógicas— asintió Leo

—Por supuesto que sí— dijo Hefesto

—No esperábamos menos— convino Piper

Había una antigua leyenda sobre un héroe —recordó—. Su vida estaba ligada al palo de un hogar, y cuando el trozo de leña se quemó…

La expresión de Hazel se tornó sombría. Leo supo que había descubierto la verdad.

—Hay que practicar la cara de póker— señaló Hermes

—Puede ayudarte a salir de muchas situaciones— dijo Apolo

—Pero no es tan fácil hacerla— comentó Hazel

—Pero para eso es la práctica— dijo Hermes

Frank tiene ese problema —aventuró—. Y el trozo de leña… —señaló la cazadora de Hazel—. ¿Te lo dio para que se lo guardases?

Leo, por favor, no… No puedo hablar de ello.

—Lo siento— dijo Leo encogiéndose de hombros

—También yo lo siento Frank— comentó Hazel

—Está bien— dijo Frank con un suspiró

El instinto de Leo como mecánico se activó. Empezó a pensar en las propiedades de la madera y el poder corrosivo del agua salada.

¿No corre peligro el palo debajo del mar? ¿La capa de aire que te rodea lo protege?

—O nada más es sensible al fuego— señaló Miranda

—Qué es lo más probable— asintió Apolo

—Dentro de las malas noticias, las buenas noticias— dijo Katie

—Sí, supongo— dijo Frank

Está bien —dijo Hazel—. La madera ni siquiera se moja. Además, está envuelta en varias capas de tela y plástico y … —se mordió el labio, exasperada —. ¡Y no puedo hablar del tema!

Hubo algunas risitas

—Que conste que yo nada más pregunté— dijo Leo

Hazel resopló y luego suavemente dijo —Lo siento de nuevo

—Está bien, de cualquier manera ya lo había descubierto— comentó Frank

Leo, lo importante es que si Frank parece asustado o incómodo contigo, tienes que entender…

Leo se alegró de estar flotando, porque debía de estar demasiado aturdido para tenerse en pie. Se imaginó en el lugar de Frank, cuya vida era tan frágil que se podía consumir literalmente en cualquier momento.

Frank hizo una mueca

Sammy también hizo una mueca pues desde el día 0 no había dejado de pensar en lo que habría tenido que pasar para que ese leño se quemara y si era sincero consigo mismo todavía tenía la diminuta esperanza de que tal vez no hubiera pasado

Se imaginó la confianza necesaria para entregar su vida —todo su destino— a otra persona.

Frank había elegido a Hazel, obviamente. De modo que cuando había visto a Leo —un chico que podía invocar el fuego a voluntad— coqueteando con Hazel…

Sammy Esperanza hicieron una mueca

—Ay, como odio estos capítulos— comentó Leo

—Pero no estabas coqueteando con ella— dijo Travis con una sonrisita burlona

—Ya, vamos a dejar esto atrás— dijo Leo

—Nosotros queremos, pero tú no colaboras— argumentó Travis

—Los libros son los que no colaboran— murmuró Leo

Leo se estremeció. No le extrañaba que no le cayera bien a Frank. De repente, la capacidad de Frank de transformarse en un montón de animales distintos no le pareció tan impresionante; no si tenía un inconveniente tan grande como ese.

—Buen punto— murmuró Katie

—Sí, a veces no está tan bien, pero te acostumbras— dijo Frank encogiéndose de hombros

—Supongo que sí— dijo Leo

Leo pensó en el verso que menos le gustaba de la Profecía de los Siete: « Bajo la tormenta o el fuego, el mundo debe caer» . Durante mucho tiempo había creído que Jason o Percy representaban la tormenta; tal vez los dos juntos.

—Porque si hablamos de tormentas, ustedes se llevan el premio— coincidió Piper

—Gracias— dijeron Percy y Jason al unísono

—Y luego dicen que no se parecen a sus padres— señaló Deméter

Leo era el chico del fuego. Nadie lo decía, pero estaba muy claro. Leo era impredecible. Si no hacía lo correcto, el mundo podía caer. No… debía caer.

—Pero sin presiones— dijo Leo

—Ni una sola presión— dijo Piper

—Para nada, tomatelo tranquilo— señaló Jason

Leo se preguntó si Frank y su palo tenían algo que ver con el verso. Leo ya había cometido algunos errores garrafales. No le costaría nada prender fuego a Frank Zhang.

—Pero no te voy a prender fuego— comentó Leo

—Bueno, gracias— dijo Frank

—De nada— dijo Leo —no voy prendiéndole fuego por ahí a todas las personas

—Nada más a las que se lo merecen— bromeó Piper

—Exacto— asintió Leo

¡Aquí estáis!

La voz de Bitos hizo estremecerse a Leo.

Bitos y Afros se acercaron flotando; Frank iba en medio de ellos, con aspecto pálido pero ileso.

—Bueno, ya son tres de tres— dijo Katie

—Lo que me parecía genial— asintió Leo

—Ya nada más que los dejen ir— dijo Rachel

—Detallito de nada— comentó Will

Frank observó detenidamente a Hazel y a Leo, como si estuviera intentando adivinar de qué habían estado hablando.

—Pues es que con ustedes ya no se sabe— bromeó Travis

—Oye, no seas grosero— dijo Leo

Hazel se sonrojó —Son unas horribles personas

—Sí, gracias— dijo Travis

Tenéis libertad para marcharos —dijo Bitos.

Abrió sus alforjas y les devolvió sus enseres confiscados. Leo nunca se había alegrado tanto de ceñirse su cinturón alrededor de la cintura.

—Estuvo bien bonito volverlo a tener— dijo Leo

—Ahora tú no te vayas a poner cariñoso con el cinturón— señaló Connor

—Pues sí necesitaba un momento a solas— bromeó Leo

—Te lo podemos dar ahorita si quieres— dijo Piper

—No, ya pasó— dijo Leo

Decidle a Percy Jackson que no se preocupe —dijo Afros—. Hemos captado el mensaje sobre las criaturas marinas encerradas en Atlanta. Hay que detener a Keto y a Forcis. Enviaremos una misión de héroes marinos para que los venzan y liberen a sus cautivos. A Ciro, por ejemplo.

—Eso me dejaba más tranquilo— dijo Percy —pero no quisieron hablar conmigo

—Pero bueno, ya se van a hacer cargo del acuario— señaló Apolo —eso es bueno

—Pues sí— murmuró Percy —pero aun así

O a Bill —propuso Bitos.

¡Sí! Bill sería perfecto —convino Afros—. En cualquier caso, agradecemos a Percy que nos lo haya hecho saber.

—Que dicen que gracias— dijo Leo

—De nada— dijo Percy

Deberíais hablar con él en persona —propuso Leo—. Aunque sea el hijo de Poseidón y todo eso.

Los dos centauros pez sacudieron las cabezas solemnemente.

A veces es preferible no interactuar con los hijos de Poseidón —dijo Afros

—Uhhhh— dijeron algunos de los chicos

—Son unos groseros— señaló Percy viendo a sus amigos

—Pero era mejor que no interactuaras con ellos— dijo Poseidón

. Por supuesto, somos amigos del dios del mar, pero la política de las deidades submarinas es… complicada.

—Y la verdad como no entiendo de política, así lo dejamos— dijo Percy

—Te estabas quejando hace menos de un minuto— señaló Thalia rodando los ojos

—Pero ya se me pasó— dijo Percy

Y valoramos nuestra independencia. De todas formas, dadle las gracias a Percy. Haremos lo que podamos para que crucéis el Atlántico sin ningún percance ni más intromisiones de los monstruos de Keto, pero quedáis avisados: en el mar antiguo, el Mare Nostrum, aguardan más peligros.

—Muchas gracias— dijo Leo

—Nos encantan los peligros— dijo Piper

—Obviamente, es lo que hacía a la misión aún mejor— murmuró Percy

Frank suspiró.

Naturalmente.

—Como siempre— dijo Jason

—No fue una gran sorpresa saberlo— dijo Annabeth

—Creo que todos lo sabíamos— suspiró Hazel

Bitos dio una palmada en el brazo al robusto chico.

No te pasará nada, Frank Zhang. Sigue practicando las transformaciones en animales marinos. La carpa está bien, pero intenta convertirte en una medusa.

—O un tiburón ballena—asintió Zoé

—Un tiburón ballena sería demasiado grande— reflexionó Frank

—Pero sería bonito— señaló Zoé

—Obviamente— dijo Percy

Recuerda lo que te he enseñado. Todo depende de la respiración.

Frank se quedó terriblemente avergonzado. Leo se mordió el labio, decidido a no sonreír.

Y tú, Hazel —dijo Afros—, vuelve de visita y trae ese caballo tuyo.

—El caso es que Arión quiera ir— comentó Hazel

—Si le prometes que habrá fiesta, yo creo que sí va a querer ir— dijo Apolo

—Es muy probable— coincidió Hermes

Sé que estás preocupada por el tiempo que habéis perdido pasando la noche en nuestro reino. Estás preocupada por tu hermano Nico…

Hazel hizo una mueca

—Y la regla era "si todo sale bien llegaremos justo a tiempo"— dijo Miranda —y nada les ha salido bien

—Ay gracias— dijo Leo —pero sí, ya nos habíamos dado cuenta que no nos salían bien las cosas

—Pero lo importante es que están aquí y bien— señaló Reyna

Hazel cogió su espada de la caballería.

¿Está…? ¿Sabéis dónde está?

Afros negó con la cabeza.

No exactamente. Pero cuando os acerquéis, deberíais percibir su presencia.

—Es como un GPS entre hermanos del inframundo— señaló Connor

Hazel, Biamca y Nico lo voltearon a ver como si estuviera loco

—Pero sí es— comentó Percy

—Cállate— masculló Nico

¡No temáis! Debéis llegar a Roma pasado mañana si queréis salvarlo, pero todavía hay tiempo. Y debéis salvarlo.

Sí —convino Bitos—. Él será crucial en vuestro viaje. No sé en qué sentido, pero presiento que es verdad.

Los dioses miraron a Nico

Sí, después de todo lo que habían leído Hades ya estaba bastante seguro del por qué su hijo sería tan crucial en la misión, miró a su hijo con una especie de mueca

Afros plantó la mano en el hombro de Leo.

Respecto a ti, Leo Valdez, no te separes de Hazel y de Frank cuando lleguéis a Roma. Presiento que tendrán… ejem, dificultades mecánicas que solo tú podrás superar.

—No me gusta como suena eso— comentó Hades

—A nosotros tampoco nos gustó cuando sucedió— murmuró Leo

—De ninguna manera— dijo Hazel

—Fue bastante horrible— añadió Frank

¿Dificultades mecánicas? —preguntó Leo. Afros sonrió como si tuviera una noticia estupenda.

¡Y tengo unos regalos para ti, valiente oficial del Argo II!

Me gusta considerarme el capitán —dijo Leo—. O el comandante supremo.

—Por favor— dijo Leo

—Depende de lo que diga la dueña del barco— señaló Piper riendo

—Claro, no se puede tomar ese tipo de decisión sin consultar a la dueña— asintió Thalia

Annabeth rodó los ojos

¡Brownies! —dijo Afros, orgulloso, poniéndole a Leo en los brazos una anticuada cesta de picnic. Estaba rodeada de una burbuja de aire, y Leo confió en que evitara que los brownies se convirtieran en natillas de agua salada—.

—Unos excelentes brownies— dijo Piper

—Los mejores que he probado en mi vida— coincidió Leo

—Estuvieron bastante geniales— asintió Jason

En la cesta también encontrarás la receta. ¡No te pases con la mantequilla! Ahí está el truco.

—Eso lo explica todo— asintió Katie mirando a su hermana

—Ojalá nos lo hubieran dicho antes— dijo Miranda

—Esa pasta rara que robamos el año pasado ¿Eran brownies?— preguntó Travis con una mueca

—Algo así— dijo Katie encogiéndose de hombros

Y te he dado una carta de presentación para Tiberino, el dios del río Tíber. Cuando lleguéis a Roma, vuestra amiga, la hija de Atenea, la necesitará.

—Bueno, gracias— murmuró Annabeth

Annabeth… —dijo Leo—. De acuerdo, pero ¿por qué? Bitos se rió.

Ella sigue la Marca de Atenea, ¿no? Tiberino puede guiarla en su búsqueda.

—Tiene razón— dijo Apolo —si quiere ayudarte

—Si quiere— coincidió Artemisa —esperamos que sí lo quiera

—Yo también lo esperaba— coincidió Annabeth

Es un dios viejo y orgulloso que puede ser… difícil, pero las cartas de presentación son muy importantes para los espíritus romanos. Eso convencerá a Tiberino para que la ayude. Con suerte.

—¿Para todo necesitan cartas de presentación?— preguntó Miranda con curiosidad

—No para todo, pero para la mayoría— dijo Reyna

—Si ellos pudieran coquetearían con cartas de presentación— bromeó Apolo y varios chicos soltaron una risita

Los romanos se sonrojaron

—Pues no estaría de más que las fueran haciendo ¿No?— preguntó Piper amablemente

—Estoy de acuerdo— asintió Nico, Reyna le dio una mirada asesina

Los demás solamente se limitaron a mirarlos confundidos, pero Nico y Piper intercambiaron miradas

Con suerte —repitió Leo.

Bitos sacó tres pequeñas perlas rosadas de sus alforjas.

¡Y ahora largaos, semidioses! ¡Buena travesía!

—Bueno, salieron vivos de ahí— dijo Apolo

—Y eso me alegró mucho— dijo Leo

—Fue una excelente manera de terminar esa visita— coincidió Hazel

Lanzó una perla a cada uno de ellos y a su alrededor se formaron tres relucientes burbujas rosa.

Empezaron a elevarse a través del agua. A Leo le dio el tiempo justo para pensar: « ¿Un ascensor con forma de bola de hámster?» .

—Porque sí me sentí como un hámster— dijo Leo

—Sí, es un poco así— asintió Percy

—Sentía que no faltaba mucho para que alguien me dijera "corre pequeño hamster"— bromeó Leo

Entonces ganaron velocidad y subieron como un cohete hacia el lejano brillo del sol.

—Fin del capítulo— anunció Hera

—¡Por fin!— exclamó Leo —y ya no quedan capítulos sobre mí

—Por ahora— señaló Thalia

—¿Quién va a leer?— preguntó Piper con una mueca, pues seguían sus capítulos

—Yo— pidió Zoé

—Por fin— susurró Connor