SEMIDIOSES I
-¡Dioses!- tronaron tres voces al unísono
Una pequeña ráfaga de luz llenó la estancia dejando a Las Moiras en la sala de trono
-Mis señoras- contestaron los dioses
-Estamos al tanto de que han terminado los primeros cinco libros, esperamos que vayan aprendiendo algo de ellos
Algunos de los dioses hicieron una especie de asentimiento, otros realmente se veían como si no entendieran de lo que estaban hablando Las Moiras
-Les traeremos un nuevo grupo de semidioses, no pueden hacer daño a ninguno de ellos
Los dioses asintieron
-Y esperamos que esta vez todos logren aprender la lección, o…
Las Moiras dejaron la frase al aire y les dieron una especie sonrisa un poco espeluznante a los dioses
-Cuando acaben las presentaciones, nos veremos de nuevo- dijeron las tres al unísono y desaparecieron
Los chicos y dioses miraron con confusión el lugar donde unos instantes antes habían estado Las Moiras, casi al instante una gran luz aún más brillante que las demás apareció dejando tras de sí a siete chicos malheridos, parecían perdidos y totalmente desesperados, dos de ellos eran sostenidos por dos de los chicos (un chico y una chica) que parecían más grandes como si estuvieran esperando que algo o alguien los atacara, al menos hasta que se dieron cuenta de en donde estaban…
-¿Para qué nos han traído aquí?- gruñó uno de los chicos que parecía un poco mayor que los demás
-¡Papá!- gritó otra de las niñas, tratando de correr hacía Poseidón, a pesar de que con mucho trabajo se mantenía en pie.
Los semidioses se miraron confundidos, aquellos chicos les recordaban a alguien aunque no sabían muy bien a quien ¿Había sido obra de Las Moiras que se volvieron a meter con sus recuerdos?
-¿Tengo una hermana?- susurró Percy a Annabeth -creí que el "te voy a mandar a tus hermanos", era broma
Antes de que la chica pudiera llegar hasta Poseidón (que se veía muy confundido) la chica cayó de rodillas, el chico mayor corrió hacia ella, la sostuvo entre sus brazos y acunó su cabeza.
Poseidón se acercó
-¡Aléjate de ella!- gritó con el odio palpable en su voz -¡Todo esto es tu culpa!
-¡¿Cómo se te ocurre dirigirte a uno de nosotros de esa forma?!- bramó Zeus
-Padre, por favor- dijo Perséfone -la niña está herida
-Querido- dijo Afrodita dirigiéndose al chico mayor -tranquilízate, no sabemos qué está pasando, pero antes de explicarnos deja que Apolo se ocupe de ella.
Apolo asintió, hizo una señal para que Will ayudara con el otro pequeño, quitaron a Jason, Piper, Annabeth y Percy de sus lugares para poder utilizarlos como camillas para los heridos, Apolo apareció un poco de ambrosía y néctar, estaba a punto de dársela cuando ambos chicos mayores gritaron
-¡NO!
Apolo se detuvo, mirando confundido a los chicos como casi todos los demás
-¿Qué pasa?- preguntó el dios
-¿Es acaso que la quieres matar?- preguntó el chico mayor con los dientes apretados
-Oye- dijo la otra chica -creo que estos dioses no son los que conocemos, mira esto- dijo señalando el Olimpo -así no es cómo luce, no lo saben
El muchacho hizo una mueca de frustración
-¿Qué pasa?- preguntó Apolo de nuevo
-Ambos son mortales- dijo la chica
-¿Mortales?- preguntó Apolo con incredulidad -Las Moiras dijeron que eran semidioses
-Bueno, no es la primera vez que ingresa un mortal al Olimpo- señaló Afrodita mirando a Rachel y Sally -no es que me sorprenda realmente
-No son mortales exactamente- comentó el chico -pero mamá nunca se arriesgó a que entrara en combustión espontánea
-De acuerdo- murmuró Apolo confundido -serán curados con cánticos para los mortales ¿Los conoces?
Will asintió
Apolo y Will recitaron algunos cantos en griego antiguo durante unos minutos y las heridas comenzaron a sanar, Will se veía un poco pálido, así que Nico hizo que se apoyara en él
-Listo- dijo Apolo -solo necesitan un poco de descanso y estarán bien
-¿Todos ustedes son familia o algo por el estilo?- preguntó Poseidón
El chico le dio una mirada que habría podido congelar el mismísimo desierto
-Ella es mi hermana- dijo señalando a la chica que Apolo había curado
-¿Tú sí eres un semidiós?- preguntó Afrodita
-Todos los demás lo somos- masculló
-Y…- comenzó Hades
El chico lo interrumpió -Apolo, gracias por lo que hiciste por ellos, pero aun así, eso no cambia nada- su voz se fue haciendo cada vez más furiosa y debajo de los había un deje de dolor -¡Ustedes son los culpables por lo miserables que se volvieron nuestras vidas! Y de todas maneras ¿Para qué demonios estamos aquí? ¿Quieren seguir burlándose de nosotros?
-No somos…- empezó Poseidón
-¡Me importa un comino si no son los dioses que yo conozco! Por mí, pueden irse al Tártaro- gritó furioso el chico -si pudiera hacerlo, les juro que acabaría con ustedes…
-Oye tranquilo- dijo Percy
El chico se volvió hacia él -¿Tú quién eres? Mejor cierra la boca
Un ligero temblor empezó a sacudir el Olimpo
Annabeth miró a Percy
-Yo no lo hago- dijo Percy -eso él
Todos, incluyendo a los nuevos lo miraron con incredulidad
El chico dio unos pasos hacia el trono de Poseidón, pero Percy se interpuso
-Basta- dijo Percy -mira, no entiendo que…
-¿Los defiendes?- preguntó el muchacho con incredulidad -apártate, nunca dañaría a un semidiós, pero si es necesario
De acuerdo, esto se estaba descontrolado ¿Qué demonios había pasado? ¿Que habían pensado Las Moiras para traerlos? ¿Quiénes eran?
Percy estuvo a punto de sacar a contracorriente, pero el chico vio el movimiento, era rápido, empujó a Percy y en un abrir y cerrar de ojos puso la punta de su espada en la garganta de Percy.
Percy hubiera podido defenderse, obviamente lo habría hecho si no hubiera estado tan asombrado, y no, no era por la rapidez del chico…
Era porque la punta de la espada que tenía en su garganta, era la misma que él no había logrado sacar.
El chico de alguna manera empuñaba a contracorriente, lo más raro de todo era que Percy podía sentir su espada en el bolsillo.
Varios presentes ahogaron un grito, Sally se había puesto pálida
-Percy… ¿Cómo…?- empezó a preguntar Annabeth
Percy le dio una mirada que decía "No lo sé, no me pidas que hable mientras me amenazan con MI espada" era genial como se podía comunicar con ella
El chico frunció el ceño -¿Percy…?
-Querido, baja la espada- habló tranquilamente Afrodita -podrías lamentarlo- dijo como si ella pudiera entender algo que los demás no
Percy no sabía si la diosa había utilizado su encanto o simplemente el chico con su espada no la odiaba tanto como a los demás, pero bajó la espada.
Percy respiró
-Cariño- dijo Hestia amablemente, la mirada del muchacho se suavizó (perfecto, dos diosas menos a las que odiaba) -Empieza por decirnos quienes son sus padres divinos
El chico hizo una mueca -No tenemos padres divinos, somos legados… Hijos de semidioses.
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